Enrrique Del Acebo-Sociologia Del Arraigo

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ENRIQUE DEL ACEBO IBEZSocilogo por la Universidad de Buenos Aires, Master en Sociologa del Desarrollo y Doctor en Sociologa por la Universidad Complutense de Madrid, Enrique del Acebo Ibez es profesor en la Universidad de Buenos Aires yen la Universidad del Salvador. Ha publicado artculos y libros en Argentina yen el exterior, y dictado seminarios en las universidades de Notre-Dame, UCLA., y University of Southern California (EE.UU.), y en la Universidad Carlos III de Madrid (Espaa); durante el ao acadmico 1993-94 se desempe como Fulbright Professor en el Bergen Commuoity College (New Jersey, EE.UU.). Actualmente se desempea como Investigador Cientfico Independiente en el Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcnicas de Argentina (CONICET). Ha desarrollado tareas de investigacin y consultora, para el sector pblico y privado, en las siguientes reas: Diagnstico y desarrollo de comunidades locales; Sociologa y psicosociologa de la vida urbana y granurbana; Migraciones, marginalidad y desarraigo; Evaluacin de impacto ambiental de emprendimientos socioeconmicos; Sociologa y psicosociologa de las organizaciones; y Estudios actitudinales.

SOCIOLOGA DEL ARRAIGO

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zFMI ISBN 50-620-108-0

UNA LECTURA CRTICA DE LA TEORA DE LA CIUDAD

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ENRIQUE DEL ACEBO IBEZ

316.334.56 Acebo Ibez, Enrique del Sociologa del arraigo: una lectura crtica de la teora ACE de la ciudad. 1 ed. - Buenos Aires: Claridad, 1996. 228 p.; 24 x 17 cm. - (Hombre y Ciudad) I.S .B.N. 950-620-108-0I. Ttulo - 1. Sociologa urbana

SOCIOLOGA DEL ARRAIGOUNALECTURA CRTICA DE LA TEORA DE LA CIUDAD

FOTOCOPIAR. ES DELITO

I.S.B.N.: 950-620-108-01996,

Editorial Claridad S.A.

Distribuidores exclusivos: Editorial Heliasta S.R.L., Viamonte 1730, 1 Piso, (1055), Buenos Aires, Argentina. Tels. 371-5546/6402 476-1843 Fax (54-1) 375-1659

Queda hecho el depsito que establece la Ley 11.723 LIBRO DE EDICIN ARGENTINAQueda reservado el derecho de propiedad de esta obra, con la facultad de disponer de ella, publicarla, traducirla o autorizar su traduccin, as como reproducirla total o parcialmente, por cualquier sistema o medio. No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistema informtico, ni su locacin, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico, mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos, sin el permiso previo y escrito de los titulares del copyright. La violacin de ese derecho har pasible a los infractores de persecucin criminal por incursos en los delitos reprimidos en el artculo 172 del Cdigo Penal argentino y disposiciones de la Ley de Propiedad Intelectual.

La Sociologa se ubica junto a las ciencias que tratan del hombre en cuanto hombre; o sea, que en ese sentido especfico constituye una disciplina humana. Una consecuencia importante de esta concepcin reside en que la Sociologa debe desenvolverse en dilogo permanente con la Historia y la Filosofa, y . , si as no sucede, pierde su propio _ objeto de investigaciKEste objeto es la sociedad como parte del mundo humano, hecho por hombres, habitado por hombies y que, a su vez,7orma hombres en un proceso histrico continuo. No es el fruto insignificante de una sociologa humanista volver a despertar nuestro asombro ante este prodigioso fenmeno.

Peter Berger y Thomas Luckmann

Para cada uno, slo las formas de vida de sus padres y abuelos pasan a ser elementos de la suya propia. Los sepulcros y los recuerdos no pueden ser transferidos ni conquistados.

Mfred Schutz

AGRADECIMIENTOS

Este libro ha sido fruto de sucesivas etapas, cada una de las cuales es tributaria de distintas personas e instituciones. As, de Enrique Martn Lpez, catedrtico de Sociologa de la Comunicacin Humana y Director del Departamento de Teora Sociolgica de la Universidad Complutense de Madrid, me he nutrido de su amistad y de su apoyo intelectual durante mis estudios en Espaa. Asimismo, los aportes de Jean Remy, catedrtico de la Universidad de Louvain-la-Neuve, en oportunidad de mi estada en Blgica como becario del Fonds L. Bekaert y de la Agencia de Cooperacin para el Desarrollo, del Ministerio de Asuntos Exteriores belga. Quiero agradecer especialmente a Kingsley Davis y a su esposa Martha Seoan porsus comentarios crticos a algunas categoras sociolgicas involucradas directa o indirectamente en este libro. Result para m de extraordinaria importancia la estada como Visiting Scholar en el Popularion Research Laboratory de la University of Southem California, en Los ngeles, durante el segundo semestre de 1990 invitado precisamente por el Dr. K. Davis a travs de la Organizacin de los Estados Americanos; all recib el respaldo acadmico e intelectual de los socilogos David Heer y Maurice Van Arsdol Jr., lo que me permiti poner a prueba varias de las categoras analticas propuestas en este libro a travs de una investigacin socioantropolgica que llev a cabo sobre los aspectos socioculturales de la inmigracin mexicana en California.

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INTRODUCCIN

La ciudad es un lugar construido secularmente por la comunidad, asumiendo una intransferible impronta sociocultural a travs de un ir-haciendo-la-Ciudad-a-travs-de-la-vida-en-ella, tarea individual y comunitaria al mismo tiempo, pero nunca exterior a sus verdaderos protagonistas. ----Tan protagnico es el papel del ser humano en su interrelacin con el espacio en nuestro caso, el espacio urbano que bien podemos afirmar que es a travs del habitar como el hombre accede al ser de las cosas, tomando as un contacto verdadero con la realitas. Enraizamiento vital del hombre en un mbito de convivencia que, como el urbano, determina_su arraigo es-

pacio-socio-cultural.A partir de un anlisis terico-sistemtico, centrndonos en cmo ha sido la reflexin respecto del "ser" de la ciudad y de la relacin entre hom-

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bre y espacio, se realizar una nueva lectura de la Teora de la ciudad a la luz del concepto arraigo. Por qu la ciudad se constituy, y se constituye, en objeto de anlisis de la teora sociolgica? La ciudad sobrepasa las formas arquitectnicas e infraestructurales que le dan soporte, para constituirse en un fenmeno de alta significacin sociolgica: en tanto espacio vivido_y sobre todo, convivido, emerge como espacio social. Merced a esa suerte de implosin urbana en trminos de Mumford y, en cuanto tal, tambin implosin sociocultural, la ciudad supone un cambio cualitativo en las formas de convivencia adoptadas por la especie humana. Fuerzas centrpetas de variado orden generan una gran densidad tanto a nivel demogrfico como a nivel de produccin e intercambio de productos y smbolos. Implosin y centripetalidad que estn suponiendo a la ciudad como "centro". Centralidad que no supone necesariamente homogeneidad sino, muy al contrario, la existencia de elementos estructurales y coyunturales heterogneos. Heterogeneidad que, paradjicamente, sirve para arribar a una aproximacin definicional de la ciudad como un todo fcilmente identificable. De ah que la ciudad se haya constituido, y se constituya, en objeto de anlisis de la teora sociolgica. Si bien la ciudad y la civilizacin occidental se encuentra en crisis, ello supone tambin la crisis de quien la habita, el hombre. El modo como el habitante se vincula ms especficamente a la ciudad como a todo otro espacio es, a nuestro entender, el arraigo (con su contrapartida, el desarraigo, especialmente con el desarrollo de las grandes concentraciones metropolitanas actuales). Es por ello que proponemos una nueva lectura de los aportes realizados por la teora sociolgica al fenmeno de la ciudad, a partir de la consideracin del habitar humano como arraigo espacio-socio-cultural. Nueva lectura como intento de superacin de la oposicin entre los tericos de la ciu- 1 dad como "cultura urbana", y los tericos conflictualistas de una sociologa crtica de lo urbano. Ello supondr tener siempre presente al hombre que habita y da contenido a las formas urbanas. Nueva lectura de autores como Marx, Engels, Weber, Tnnies, Simmel, Spengler, Lefebvre, en tanto tericos que a partir de una concepcin filosfico-histrica determinada se aproximan a la ciudad como objeto de

anlisis donde las tendencias histrico-sociales adquieren virtualidad ejemplar; y de autores como Park, Burgess, McKenzie, Wirth, en tanto tericos que se allanan a un anlisis ms emprico de la ciudad moderna occidental; incluso de socilogos que hacen significativos aportes a nuestros efectos, an sin referirse explcitamente a la "forma urbana" perb detenindose en los contenidos sociales que le corresponden, como es el caso de Durkheim y Knig. Todo ello nostabr de permitir descubrir y/o reinterpretar algunas categoras de anlisis presentes en estas teoras sociales a propsito del fenmeno raigal.3. El arraigo es un fenmeno total que, sin embargo, presenta una tridimensionlidad. As; podemOS hablar de arraigo espacia z, arrailo' social y arraigo cultural.

En el primero de los casos el arraigo espacial, estamos frente a ese "iniperativp" .territorial, presente incluso en el reino animal, que hace queel hombre tienda a"Lfilrse" localmente en un espacio que lo conforma en su uniformidad. gonformacin que contina vigente an en los momentos en cLue el sujeto no est "fsicamente" en l: puede no, ocupar ese espacio,.pero lo lleva dentro, sabequeel mismo sigue estando yiepertenece,,al menos en un sentido metafsico. El hombre se arraiga socialmente cuando hay pertenencia a grupos y organizaciones que lo involucran ntimamente: all importa el sujeto en tanotn-3 - to persona no intercambiable, ms que la eficacia en las funciones cumpli- ,-2 das. Pero tar_n_bin hay arraigo social ligado al modo en que el sujeto partici- ri s.s n W=. . p; participacin que puede ser pasiva (acceso a bienes y servicios) y tambin activa (intervencin en los asuntos de la comunidad local v de la sociedac 111212alsiet .e_p_:tenencia). En este ltimo caso la estructura social-poltica podr condicionar positiva o negativamente esta potencialidad participativa, aunque no determinarla: tanto se podr dar el caso de individuos que buscan recnditos campos intersticiales de participacin en sociedades opresivas, como sujetos que a pesar de contar con estructuras participativas en su mundo sociocultural de pertenencia, optan porno hacerlo, se autolimitan y cercenan infinitud de posibilismos de realizacin y autorealizacin. Por ltimo, el hombre se arraiga culturalmente en la medida en que siente como propias las normas y valores vigentes globalmente; en las antpodas de lo anmico, el hombre ser libre, responsable y simblico se identifica crtica y creativamente con el marco normativo-axiolgico del

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mundo sociocultural no esttico, sino en crecimiento que lo conforma y, a la vez, que l ayuda a conformar. Abreva en una Weltanschauung que lo ampara y fortifica, mbito frtil de sentidos compartidos, marco y formas del habitar humano que no hacen sino propender y facilitar un nutricio arraigo. Hablamos, pues, de tres dimensiones de un fenmeno total cual es el arraigo, caracterizado por la interdependencia de sus partes: lo que acaece en uno de sus componentes o dimensiones repercute en los restantes. 4. El arraigo se ha ido dando, a lo largo de la historia del hombre y de la ciudad, a travs de distintas formas espaciales, sociales y culturales. El hombre del Paleoltico, arraigado socialmente en pequeas comuni) dades, era, sin embargo, nmade. Estaba presente el lazo de la sangre, no as '1 el de la localidad, unidos por una solidaridad mecnica (Durkheim) y por ,

La ciudad se convierte gradualmente en mbito de permanencia y estade re-unin, de mestizaje cultural y de atraccin demogrfica. La urbe se va transformando de locus con predominio de la "adscripcin" local a un espacio fsico y social con fuerte vigencia de roles y status "adquiridos". Una mayor concentracin de mano de obra, una mayor divisin del trabajo y la aparicin de un excedente econmico habran de acelerar y afirmar este proceso de urbanizacin. El factor unitivo y potenciador de todas las fuerzas econmicas y socioculturales incluidas en "lo urbano" lo constituye, para Mumford, la capacidad que demostraba la ciudad para transmitir en formas simblicas y pautas humanas una cultura determinada. Marco renovado de un equilibrio bitico y social (Park), ilsiudad se convirti en un mbito de arraigo geo-socio-cultural de dimensiones y potencialidades hasta entonces inditas.

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profundas races en lo sacro, en lo mgico-ritual. A partir de la revolucin agrcola el hombre del Neoltico comenzar I un lento pero continuo proceso de sedentarizacin. La capacidad de "produ\\' ,, n-' ' ) cir" alimentos, obviando as la perentoriedad de salir en busca de ellos, proInv ducen una fijacin y arraigo espaciales inditos. La aldea neoltica emerge, `) en ese sentido, como comunidad, pero como comunidad local. As, este comn asentamiento fijo, sumado a su perduracin en el tiempo, da lugar a un lk fenmeno que bien podramos denominar como proto-vecinal. El cada vez mayor grado de centripetalidad geo-socio-cultural generado y representado por estos asentamientos dar lugar a una virtual "implosin urbana" (Mumford): aldea, fortaleza, mercado, santuario se concentran ahora en un mbito espacial determinado, con lmites propios. Surge la ciudad, en tanto sntesis creadora y de nuevo cuo cualitativo. El paso de las familias a la fratra, de stas a la tribu, de la tribu a la aldea y de sta a la ciudad supone un marco raigal y aglutinante de fuerte peso: lo sacro (F. de Coulanges, Durkheim). Religin comn y fuego sagrado compartido emergen como elementos unitivos y socigenos de eficacia indiscutible. Si bien el elemento religioso-csmico estaba ya presente en el nmadecazador del Paleoltico as como en el aldeano-agricultor del Neoltico, la nueva "forma" representada por la ciudad le da a "lo sacro" una fuerza cen-trpeta y centrfuga de fuerza inusitada

La polis griega surge en Occidente corno un portentoso ensayo urbano Gi2JE a escala humana. A diferencia de las ciudadesal-Q,A tamente la_presencia de remes y, por ende, funda- tioatdes Hisop mentalmente ciudades-templo, la polis, en cambio, contiene en forma no ex- Td r8i CAS cluvente el componente religiosp La ciudad pas a ser un mbito comunitario que le concerna a todos los ciudadanos. La primigenia "implosin urbana" daba ahora lugar a una "implosin intelectual" cuya resonancia an escuchamos. El horno theoreticus emerge, as, como prototipo del ciudadano helnic: ste crea espacio, pero fundamentalmente espacio intelectual a travs de la aprehensin teortica de la realidad. A travs de esta "contemplacin" el hombre griego "hecha races" en la realitas y sienta las bases del pensamiento racional occidental. La polis en tanto comunidad local ve constituirse al gora como eje de la actividad ciudadana centro social y poltico y no slo mercado. No obstante, esta vida pblica no va en detrimento de la vida privada, representada por la comunidad de base familiar. En efecto, la casa y el "hogar" domstico mantienen rea vigencia, constituyendo un mbito de arraigo complementario del representado por la polis propiamente dicha. Vida pblica y vida privada encuentran armona y sntesis en la ciudad-estado griega. La comunidad local alcanza, en Grecia, el punto ms significativo dentro dl mundo antiguo. All se da y reconoce por vez primera el carcter

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"global" de dicha comunidad local, esto es: todos los fenmenos sociales y culturales que se dan dentro de la comunidad tal el caso de las formas grupales con base sangunea y familiar no desdibujan, sino al contrario, el carcter entitativamente nico del fenmeno comunitario local. Heredero de Grecia, elhombre romano tendr una mentalidad, sin emteortica: mientras el hombre griego era un ser que bargo, ms contemplaba, el romano es un ser que hace. En la civitas romana prima el trazado geomtrico y la regularidad con una monumentalidad ntimamente vinculada a los criterios militares e imperiales dominantes. El imperio se va expandiendo cada vez ms: de la urbe romana se tiende al dominio del orbe, a un orden poltico universal. Surge as la Pax Romana o Augusta. El romano, fundamentalmente homo conditor, reconoce en lo fundacional una de las caractersticas ms importantes de su idiosincrasia. As, cada ciudad que se fundaba constitua un eje o punto de rotacin (Simmel) sociocultural, difusor del ideal de vida romano: la romanitas. Este ideal de vida se ve impregnado de una mentalidad "agrcola". La a travs t4,4-. 1 7rc, (-44 de la labor improbus el agricultor entrega su humanitas; la Mater Tellus, por 0:41AP- suparte, hace que este hombre se purifique a travs de la cathar_si,y lio) y se arraigue.P6-10.1Coa.94 agricultur,a, en efecto, es considerada tambin una labor del espritu: E:1241.)

La estructura romana, en su unidad econmica y cultural, sobrevivira a su desintegracin poltica. A ello debe agregarse el radicalmente importante papel desempeado por el cristianismo en tanto factor aglutinante y sintetizador de los componentes romano y germnico. As, la Roma cristiana funda una nueva capital, "la Ciudad Celestial", y un nuevo vnculo cvico, "la comunin de los santos" (Mumford). Los lmites espaciales de la ciudad pierden gradualmente importancia a favor de una "ilimitacin espiritual". La universalidad poltica del imperio romano debe sumarse a la universalidad teortica del corpus filosfico griego, pilares sobre los cuales emerge el universalismo religioso propuestopor el cristianismo (Moya Valgan). Debilitada la fuerza interior de las urbs romanas hecho agravado por la dispersin poblacional generada por las invasiones brbaras ir emer- giendo cada vez con ms fuerza una nueva institucin: el monasterio. Esta nueva "fijacin local" que constituye el monasterio desempeara el papel de "punto o eje de rotacin" (Simmel) desde el punto de vista sociolgico y cultural, lo que habra de generar, especialmente entre los siglos V y XI, una centripetalidad fundamentalmente cultural de cada vez mayor importancia. El perodo histrico del monasterio y el romnico nos muestra al claustro como clula matriz de la sociedad, como eje raigal de significativa eficacia y perduracin. Afianzada su presencia y vigencia social y cultural, el monasterio se 41_ CnE.,2rlis.1 convertira, con el tiempo, en virtual "cuna de ciudades", a punto tal que 14341,10 (>1( bien puede decirse que la fundacin de monasterios se constituy, prctica- motj ps. mente, en una rama de la planificacin territorial (Braunfels). Asimismo, el germen del municipio se hilba latente, en cierta forma, en aquellas comunidades agrupadas en torno a los conventos. La Europa ruralizada una vez desmembrado el imperio carolingio y ante nuevas oleadas brbaras hubo de dar nacimiento al feudalismo, rgimen socio-econmico y poltico que se extender especialmente durante los siglos IX a XI. El feudo, latifundio propiedad del "seor", emerge como verdadera unidad social, poltica y econmica. Sociedad sta caracterizada por estrictos criterios jerrquicos y estamentales, reafirmados por un ethos religioso intensamente vivido. La unidad de esta sociedad medieval viene dada, precisamente, por la vivencia y vigencia de esta estructura social estamental, en concordancia1..tb c.v2.11

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Tierra, mbito ciudadano, dioses protectores: he ah los elementos7,>,10,1 constitutivos del arraigo vivenciado por el romano, quien halla sentido a la

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existencia en el mismo acto de "fundar". As como el agricultor "impera" sobre sus campos, el romano, en tanto homo politicus, funda tambin ciudades fundaciones en las cuales se est en presencia no de un mero hecho externo sino que dicho acto tambin involucra al hombre en su propia mismidad, en una actitud de raigal unin a la tellus; Es entonces cuando el imperium se torna ya poltico, en tanto unin concorde de las urbes en el orbe romano. La existencia de una comunidad de creencias, de leyes y de mentalidad facilitar hilvanar todo el rosario de civitas romanas, a pesar de las distintas geografas e idiosincrasias. A travs del imperium el romano busca organizar el espacio poltico, en "co-operacin" con los dioses (Di Pietro). Cadas sus "murallas interiores" (Herclito) por las discordias y la propia decadencia de la vida urbana y ciudadana, el Imperio romano se ubic ya muy cerca de su fin.

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con la organizacin jerrquica de la Iglesia. De ah la incardinacin del ethos caballeresco dentro del orden religioso imperante. El sistema feudal representa un marco raigal no slo a partir y en funcin de lo sacro que impregna las estructuras sociopolticas as como cada accin que el hombre lleva o pretende llevar a cabo sino tambin en relacin con un arraigterritorial, en virtud del cual los sbditos se hallan, con respecto a la propiedad una suerte de "estrecho territorial ms modo de nacionalidad" (Marx). La tierra no tiene, an, un claro valor de "mercanca". A partir de los siglos X y XI se produce un resurgimiento urbano: la urbe se constituye cada vez ms eri un factor de atraccin poblacional, econmico y cultural, dentro de una sociedad burguesa en expansin. Prohijada por la ciudad medieval, la burguesa habra, por su parte, de fomentar y favorecer de modo altamente significativo el desarrollo y crecimiento urbanos. Ante la consistencia cada vez mayor adquirida por sus instituciones poltico-administrativas y as como por una actividad econmica organizada y eficaz, la ciudad medieval representa, ya, un mbito de indiscutible poder. La urbe es nuevamente un todo integrado, fruto de un rico entramado relacional que redunda en su riqueza y complejidad en tanto unidad socio-poltica. El hombre medieval es individual y social al mismo tiempo; sus niveles e disminuir su individualidad, la conforman. de pertenencia Los factores de arraigo social se ven incrementados, generando una centripetalidad que redundar positivamente en el entramado social y urbano del Medioevo. El individualismo burgus cohabita sin inconvenientes con una intensa vida corporativa. La Iglesia, mbito raigal amplio e inclusivo, enmarca dentro de s. en tanto "comunidad global" (Kdnig), no slo los individuos cualificados por su relacin "personal" con lo trascendente sino tambin a los propios grupos comunitarios en los que aquellos se hallaban adscriptos. El hombre medieval 'ertenece a una comunidad de fe ue cualifica condiciona sus otras pertenencias comunitarias. As, familia, vecindario, gremio, municipio, urbe, regin, comunidad eclesial representaban mbitos interrelacionados e inclusivos de intenso arraigo geo-socio-cultural. Mientras, de una parte, las corporaciones medievales eran "la ciudad en su aspecto econmico", y la ciudad "las corporaciones en su aspecto social

y poltico" (Mumford), la comuna emerge como la "forma sociolgica" de la urbe as como la municipalidad lo hace en tanto "forma poltica" (Ledrut). La comuna se edifica a partir de las corporaciones, verdaderos ejes comunitarios y de control social. El hombre medieval piensa y acta en trminos corporativos, sociales, y la ciudad representa un mbito de adscripcin y arraigo, inclusivo de todas " las pertenencias grupales de sus habitantes. En lo que hace al urbanismo propiamente dicho, las ciudades medievales, an cuando no respondan a un estricto plan racional preestablecido, no dejan de poseer, en toda su morfologa, un sentido subyacente y una concepcin jerrquica del espacio. Sentido que hace al pulso vital que late y da savia a formas y contenidos, a espacios y volmenes arquitecturales. Sentido subyacente que responde a una explcita cosmovisin trascendente y teocntrica: la vida individual est referida, de una u otra forma, a lo divino, a una concepcin creacionista de la existencia. A fines del siglo XIV, y hasta el siglo XVI, Europa asiste a una gradual modificacin cosmovisional y estructural que culmina con el Renacimiento, etapa de transicin entre el mundo medieval y el mundo moderno. En tanto movimiento cultural y artstico, el Renacimiento pone su mira en el mundo antiguo: Grecia y Roma resurgen como modelos de lo humano. Del mundo teocntrico de la etapa anterior, se pasa ahora a una concepcin antropocntrica de la realidad. El hombre pasa a ser "la medida de todas las cosas". Mientras en el Medioevo el arquetipo del hombre lo constitua el "santo", con el Renacimiento lo ser el "genio". El hombre y la sociedad dejan de estar vivencialmente vinculados a ejes raigales de intensa vigencia, sin embargo, durante la Edad Media: tradicin, religin, lazos de sangre, pertenencia corporativa. Ahora el ethos burgus ha asumido un papel preponderante dentro del mundo sociocultural occidental y, con l, el capitalismo comienza a desarrollarse en continua expansin: mientras en el Medioevo produccin y consumo directo se encontraban en correspondencia (Sombart) ahora la burguesa comienza a dominar al influjo de una economa monetaria y expansionista por definicin. El dinero emerge,g, como verdadero factor de desarraigo, minando las estructuras raigales comunitarias tpicas de la ciudad y sociedad medievales. El dinero "emancipa" al individuo de todo intenso lazo vinculante con la realidad social y cultural. La tierra es, ya, bien de cambio, mercanca, y el,rILDsoG>J5

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trabajo asume la forma de un contrato libre. Los vnculos interpersonales tienden a objetivarse en el mercado ante la nivelacin sistemtica e implacable ejercida por el dinero. Se est en presencia de una estructuracin racional de todos los vnculos sociales, a diferencia del arraigo social vigente en el perodo anterior. En esta misma lnea se inscribe la ciudad renacentista en s misma, dentro de una concepcin del espacio como "sistema de magnitudes", ya no como "jerarqua de valores" (Mumford), como suceda en la ciudad medieval. Slo un espacio baado de racionalidad es legible para este perodo que analizamos; la "racionalidad cientfica" permitir se dice acceder a un espacio sistmico, creado ex nihilo, aunque a veces lo sea en detrimento de un espacio orgnico, autnticamente vivido. La tratadstica urbanstica renacentista reflotadora de "lo clsico" especialmente a travs de Vitrubio, tender en ltima instancia a una virtual utopa racionalista. Leone Battista Alberti, Antonio Averlino "Filarete" y Francesco Di Giorgio Martini se constituyen en pilares tericos de una reformulacin metodolgica de "lo urbano", donde la concepcin antropomrfica y antropocntrica del cosmos adquieren presencia indiscutible. De la ciudad medieval, con una fuerte y vigente institucin municipal, la Europa del siglo XVII da lugar, en lo poltico, al absolutismo monrquico y al surgimiento de un nuevo mbito espacial unificador: la nacin. Surge el concepto de ciudad-capital, verdadera manifestacin espacial del proceso de centralizacin del poder. Los lazos comunitarios van perdiendo, con la ciudad barroca, cada vez ms preeminencia, cediendo paso al individualismo, continuacin de un proceso iniciado ya en el Renacimiento. Perdido su sentido de vnculo estrecho con los cuerpos sociales intermedios, el individuo queda aislado, se atomiza, se desarraiga socialmente y, por ende, se torna, paradojalmente, ms manipulable por un poder centralizado. El hombre, desimbricado de sus mbitos de pertenencia se transforma en un nmero ms, fcilmente planificable, susceptible de sufrir mayores controles sociales. La participacin del hombre de la ciudad barroca adquiere s un carcter eminentemente esttico. No estamos ya ms ante el horno theoreticus griego ni el horno politicus et conditor romano. Es el homo oestheticus quien toma ahora carta de ciudadana. Este hombre del siglo XVII, afirmado en el mundo luego del triunfalismo renacentista, se dirige hacia la realidad

con el objeto de lograr goce con ella. El hombre barroco busca el disfrute de las cosas, una vez que ya logr dominarlas. Del mismo modo, la participacin del habitante urbano se da, principalmente, a travs del goce esttico de una ciudad concebida, ahora, como un gran decorado. "Teatralidad" de la vida y de la ciudad barrocas_consecuencia de la secularizacin del mundo: la ascesis religiosa dio paso a la ascesis sensual (Ledrut). La ciudad es ahora concebida como vista. A pesar de esta suerte de espacial vigente en el barroco, la ciudad queda vctima de su propia inmanencia. A diferencia de la ciudad medieval, no buscar ms all de s misma su fin y su sentido. El Evangelio cristiano fue cada vez ms dejado de lado por otro evangelio: el del progreso indefinido, lo cual tomara frtil el campo donde desarrollarse la Revolucin Industrial. Ese gran desarrollo industrial presente en Europa en el siglo XVIII ser un importante condicionante del proceso de urbanizacin consiguiente. La industrializacin en gran escala producir cambios de tal magnitud en la estructura socioeconmica que rompern incluso con un marco urbano ya prescripto para esta nueva teleologa, signada por el utilitarismo y el progresismo. Distintos fenmenos contribuirn al surgimiento de esta ciudad industrial: la descomposicin de las estructuras sociales agrarias y la consecuente migracin campo-urbe, vinculada a la necesidad de mayor mano de obra para la actividad fabril; asimismo, el paso de una economa domstica a otra economa primero manufacturera y luego industrial; el desarrollo de los medios de transporte; la expansin de los mercados; la produccin en masa; etctera. Todos ellos, fenmenos que se retroalimentan entre s generando un espacio urbano en donde la fbrica se erige como el eje en derredor del cual gira la vida de la ciudadindustrial. Ya no "impera" el hombre sobre el espacio urbano, como suceda con la civitas romana: ahora lo hace, despticamente,TadividadlabnI. Efhombre, de "fin", se convierte en mero "medio" de una teleologa que no lo tiene en cuenta. La ciudad industrial se convierte en el mbito adecuado para el horno faber, hombre que se ve cercenado en punto a un desarrollo personal cabalmente integral. El artesano deviene obrero proletario. El trabajo ya no involucra al "hombre-todo". Se produce una cada vez mayor disociacin entre obrero y producto, paralelamente con una creciente divisin del trabajo. El

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hombre de la ciudad industrial se transforma en un ser alienado, alienacin que no slo involucra el mbito laboral sino tambin a la familia y la vida vecinal y urbana (Engels). El legado histrico-cultural pierde dimensin en la misma proporcin que la gana la actividad econmica e industrial y la especulacin financiera. De la ciudad como mbito de arraigo geo-socio-cultural se pasa ahora a un espacio de explotacin y dominio. Lejos se est ya de un espacio vivido y convivido, generador de arraigo y pertenencia. La lgica del espacio como bien de uso se ve ahora explcitamente suplantada por la lgica de la mercanca (Lefebvre). El surgimiento de la metrpolis supone, en la historia de la ciudad occidental, el acceso a un estadio revolucionario respecto de la ciudad tradicional. De manos del industrialismo, el proceso evolutivo secular de la ciudad sufri modificaciones cualitativas de magnitud merced a un doble movimiento Centrpeto y centrfugo, de concentracin y difusin urbanas. Esta expansin urbana va unida a la expansin de una economa predominantemente de consumo, a un macro-desarrollo no slo espacial sino tambin cultural, deviniendo, en este ltimo caso, "cultura de masas". Destruidos en gran parte los orgenes tradicionales, profesionales y sociales de la cultura, con la moderna civilizacin industrial irrumpe una escala axiolgica elaborada centralmente y no ya al nivel de la experiencia vivida individualmente (Touraine). Este centralismo genera dos fenmenos distintos pero unidos en un origen comn: el individualismo a ultranza y la masificacin, que surgen como formas de desarraigo social. Frente a un todo metropolitano cada vez ms autoritario y agobiante, el habitante reacciona con un individualismo extremo (Simmel), a modo de salvar su ms propia e ntima personalidad, en una suerte de huida de la masificacin. pero que en su exageracin colisiona con la propia dimensin social del hombre. L merma (y casi desaparicin) del protagonismo del hombre en este hbitat del siglo XX genera desarraigo, patologa, tanto en el propio nivel individual como en el todo social. Fuera de todo mbito decisional, desvinculado de lazos comunitarios j fuertes y duraderos as como de un "orden moral" (Durkheim, Park) clara) mente inclusivo e involucrante, el hombre se transforma en un desarraigado, un ser sin races.

La vida pblica se torna aparente, mientras que la vida privada se empobrece a travs del aislamiento individual (Bahrdt)'. El racionalismo emerge como otra de las caractersticas de la vida metropolitana. Cuando todo el sistema social es inundado por la racionalidad como finalidad en s misma, y la sociedad opulenta hace expansionar y es expansionada por la tecnologa desarrollada, todo el territorio del sistema social se transforma en metrpolis (della Prgola). La acedia o hasto (Simmel), finalmente, constituye otro de los indicadores ms relevantes de la vida metropolitana. La acedia, virtual desarraigo existencial, representa una consecuencia de la racionalizacin, de la aceleracin histrica y del hiperactivismo pragmtico del mundo moderno, todo lo cual ha ido atrofiando la capacidad humana de asombro, de encuentro admirativo con lo real, reduciendo su inteligencia a la faceta fabricadora, olvidando su radical e insustituible actitud terico-especulativa. La acedia es la virtual renuncia a una vocacin plenamente humana por parte del sujeto. Es una huida, de s mismo, hacia la masificacin, en traicin a la propia vocacin y circunstancias. El hasto no permite echar races: el hombre acdico es un ser substancialmente desarraigado, marcado por un hiperactivismo desenfrenado, exteriorizante y evasivo. El habitante urbano, de esta manera, se ve cada ve ms impedido de habitarse, habitacin existencial que constituye, precisamente, la causa y efecto de toda forma de arraigo.

1 Vase al respecto el interesante libro de Helena Bjar: El mbito ntimo. Privaci, dad, individualismo y modernidad, Alianza Universidad, Madrid, 1990; asimismo, de la misma autora, La cultura del yo. (Pasiones colectivas y afectos propios en la teora social), Alianza Universidad, Madrid, 1993.

Die bog lidre Reudgunalt IGnmar

Am Itstbael Ideriam Torngrapitig lwmp.e eu. 1630

Captulo 1 MAX WEBER

Sociedad y racionalizacin

Es ya clsico el sugerente y erudito trabajo de Max Weber sobre la ciudad, publicado originariamente en el Archivfiir Sozialwissenschaft und Sozialpolitik y luego incluido en Wirtschaft und Gesellschaft. All Weber hace un anlisis de cmo se fue dando esa urdimbre de fuerzas que constituyen la ciudad a lo largo de la historia fundamentalmente la occidental, a travs del mtodo histrico comparativo y tambin de sus1 T. 47, 1921, pp. 621 ss.

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caractersticos "tipos ideales". Ciudad, en el sentido que Weber le da a esta palabra, no existe sino en Europa Occidental. Esto lo realiza a travs de sucesivas aproximaciones y teniendo en cuenta que el fenmeno urbano se inscribe en Occidente, dentro de un proceso tpico de racinalizacin o racionalidad. La racionalizacin de que habla Weber no consiste esto lo aclara muy bien J. Freund2 en una racionalidad inmanente al proceso histrico, sino que es el resultado de la especializacin cientfica y de la diferenciacin tecnolgica caracterstica de la civilizacin occidental. La racionalidad tal como lo analizan Brie y Bengoechea 3 en una primera aproximacin se la plantea Weber como problema metodolgico: se trata del pasaje del modelo de las ciencias "naturales" a otro, ya autnomo, correspondiente a las ciencias del "espritu" (Windelband4, Rickerts, Dilthey6): para Weber la ratio ser el camino que deber seguir el conocimiento cientfico social. En segundo trmino, la racionalidad es considerada por Weber como sentido de nuestra vida cultural, con el consiguiente "desencantamiento" (Entzauberung) y "desmitologizacin" del mundo especialmente merced a la ciencia. La sociedad moderna, para Weber, representa precisamente la agudizacin del proceso de racionalizacin de los valores y de las relaciones interhumanas, del pasaje de estructuras comunitarias tradicionales a estructuras signadas por la burocratizacin y la impersonalizacin. Vale decir, el paso de formas raigales a formas signadas por una mediatizacin "racionalstica" que impide el "echar races" por parte del hombre. La racionalizacin va contra las estructuras signadas por la tradicin y lo comunitario, generando otras. Como bien seala Nisbet, a propsito del paralelo que establece entre M. Weber y G. Sorel, ambos comprendieron la ineludible transformacin de2 Cfr. J. Freund: Sociologa de Max Weber, Pennsula, Barcelona, 1967. Asimismo, vide K. Jaspers: Max Weber, Politiker, Forscher, Philosoph, R. Piper und Co., Verlag, Munich, 1958. 3 R. J. Brie, S. Bengoechea: La racionalidad en la sociologa de Max Weber, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, s/f. 4 Cfr: 5 Cfr:

la cultura europea, que de estar basada sobre una accin con races en los sentimientos personales creencia, esperanza, amor, jbilo, odio, crueldad pas a basarse cada vez ms sobre la impersonalidad, sobre la depreciacin del sentimiento, junto con el dominio personal del gobierno de la vida7. Como exclama Weber: "Especialistas sin espritu, serisualistas sin corazn: estas nulidades imaginan que han alcanzado un nivel de civilizacin sin precedentes! "8. Y con esto se cae en la cuenta que el problema central en el pensamiento weberiano es la cuestin antropolgica, el hombre, como ya lo insinuara Karl Jaspers en su estudio sobre Weber. Ms recientemente, la Weberforschung nos ha dado la novedosa y sugerente obra de Wilhelm Hennis: Max Webers Fragestellung. Studien zur Biographie des Werks 9. As, para Weber, detrs de toda accin social se halla el hombre.

Funcin econmica de la ciudadLa ciudad es,para Weher..un asentamiento relativamente cerrado, una "localidad", y no caseros dispersos. Asentamiento que es amplio, sin defar por ello de ser conexo, "pues de lo contrario faltara el conocimiento personal mutuo de los habitantes que es especfico de la asociacin de vecindad" I . Con este planteo se acerca a ciertas teoras psicosociolgicas sobre la ciudad, como por ejemplo la de Simmel. Al plantearse Weber la posibilidad de definir econmicamente a la ciudad, considera que el asentamiento urbano se podra caracterizar adems porque la mayora de sus habitantes vive de la industria o el comercio y no de la agricultura. Pero esto no lo considera definitivo ni necesariamente as; otro tanto sucede cuando agrega que debera haber "diversidad" de ocupaciones industriales, o cuando afirma la necesidad de la existencia de un mercado, en tanto intercambio regular de mercaderas en la localidad.7 Vide R. Nisbet: La formacin del pensamiento sociolgico, Amorrortu, Bs. As., 1977, Tomo 2, pp. 157 s. - 8 The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism, Ch. Scribner's Sons, New York, 1958. Apud R. Nisbet: op. cit., p. 161. Vide asimismo J. P. Mayer: Max Weber and German Politics, Faber and Faber, London, 1943. 9 J. C. B. Mohr: 10

6 ken, Freiburg, 1965.

Preludios filosficos, Rueda, Bs. As. Grenzen der natur wissenchaftlichen Begriffsbiedung, 1896. Cfr. R. J. Brie: Der Versuch der Ueberwindung der Subjektivikit in Diltheys Den-

(Paul Siebeck), Tbingen, 1987. --Economa y Sociedad, F.C.E., Mxico, 1977, p. 938.

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Tras todo este itinerario, Weber considera que ciudad, en sentido econmico, es una poblacin local que "satisface una parte econmicamente esencial de su demanda diaria en el mercado local y, en parte esencial tambin, mediante productos que los habitantes de la localidad y la poblacin de los alre&dores producen o adquieren para colocarlos en el mercado"". De ah que la ciudad sea considerada una "localidad de mercado". Mercado que genera intercambio no slo de btenes sino tambin de relaciones. Es un locus que genera fuerzas sociales centrpetas y asociativas, as como acciones sociales racionales. Claro que, en tanto mbito de confrontacin econmica, el tipo de relaciones sociales que generar ser ms bien impersonal o secundario' 2. Para Bahrdt" la ciudad es un equilibrio dinmico entre vida pblica y vida privada, ubicndose el mercado, precisamente, como primer emergente histrico de vida pblica. Basndose en esta funcin econmica de la ciudad, Weber elabora una tipologa de ciudades, a saber: a) la ciudad de consumidores (donde residen grandes consumidores que gastan sus rentas en la ciudad) versus la ciudad de productores (donde residen habitantes cuyo poder adquisitivo se basa en una industria abastecedora "hacia afuera"); b) la ciudad de comerciantes versus la ciudad industrial; c) la ciudad a raria (en tanto lugares que, "como sedes de un trfico de mercao y de tpicas industrias urbanas, se alejan mucho del tipo medio de aldea, pero en ellas una ancha capa de sus habitantes cubre sus necesidades en economa propia y hasta producen para el mercado" 14) versus la ciudad no agraria. "Si en la actualidad consideramos asreglyeber que el habitante tpico de la ciudad es un hombre que no cubre sus propias necesidades por el cultivo propio, en la mayor parte de las ciudades tpicas de la Antigedad (polis) ocurra precisamente lo contrari (. . .) El derecho pleno del antiguo ciudadano, a diferencia del burgus medieval, se caracteriz en su origen precisamente porque era propietario de un kleros,~121srael chclek), es decir de un lote del ue viva, as ue el ciudadano i leno de

la Antigedad es un 'ciudadano labrador". Esta tipologa de Weber ser fuego, en parte, reproducida por un representante de la Escuela de Chicago: Roderick McKenzieT6.

Funcin poltica de la ciudadHasta aqu la funcin econmica de la ciudad. Pero ello no basta para una comprehensin acabada del fenmeno urbano. Y esto es explcitamente reconocido por Weber al puntualizar la necesidad de acomodar el concepto "ciudad" tambin dentro de consideraciones polticas. En este sentido Weber habla, de una parte, de la funcin poltico-administrativa de la ciudad, dado que puede suceder que una localidad "econmicamente" no sea ciudad , Pero s lo sea desde el punto de vista poltico-administrativo: "En la Edad Media existieron 'ciudades' en sentido jurdico cuyos habitantes, en sus nueve dcimas partes y a veces ms, (. . .) vivan de la propia labranza. El trnsito de una semejante 'ciudad agraria' a una ciudad de consumidores, productores o comerciantes, es naturalmente muy fluido"' 7 . Sin embargo hay un punto en el cual un asentamientn urhan~le administrativa- , .(90 E. 1.4abgiP mente de la aldea se diferencia significativamente del asentamiento rural: el p Lt, biudr,d modo de regulacin de las relaciones de propiedad inmobiliaria. Todo ello supone ir ms all de lo econmico y considerar que la ciudad constitua una clase especial de fortaleza y una guarnicin, aunque ello casi siempre se daba en la Antigedad y la Edad Media y no ya en la actualidad, como el mismo Weber aclara. Se trata, pues, de la estructura polticomilitar de aquella "asociacin de dominacin" dentro de la cual se fundaba y desarrollaba la ciudad".lbdem, p. 943.

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16 McKenzie distingue, desde el punto de vista ecolgico, cuatro tipos de comunida-

lbdem, p. 939. Cfr. ibdem, pp. 493-497. 13 Vide H. P. Bahrdt: Die moderne Grosstadt: Soziologische Uberlegungen zum Stadtebau, Reinbeck bei Hamburg, 1961. Hay versin espaola: La moderna metrpolis: Reflexiones sociolgicas sobre la construccin de ciudades, Eudeba, Bs. As., 1970. 14 M. Weber: Economa y Sociedad, op. cit., p. 942.1112

des, a saber: a) la comunidad de servicio primario (centros agrcola, minero o pesquero, por ejemplo); b)11 ciudad comercial; c) la ciudad industrial; d) la comunidad sin base econmica autnoma (p. ej., las ciudades basadas en el turismo, las ciudades universitarias, etc.), a las que Weber llamara "ciudades de consumidores" (Cfr. "La aproximacin ecolgica al estudio de la comunidad urbana", en R. E. Park et alt.: The City, The University of Chicago Press, Chicago, 1974). 17 M. Weber: Economa y Sociedad, op. cit, p. 945. 18 Lo que Weber analiza aqu no es una mera elucubracin; su mirada contempla, por ejemplo, esos pequeos pueblos campesinos, integrados alrededor de la Iglesia-fortaleza, tal

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A este respecto, sin embargo, Weber hace algunas precisiones de fundamental importancia. "No toda 'ciudad' en sentido econmico ni toda fortaleza en sentido poltico-administrativo, supona un derecho particular kionlbt-ilEAZ de los habitantes, constituye un `ayuntamiento'. El ayuntamiento urbano, n el pleno sentido del vocablo, lo conoce como fenmeno exte-rida-ni-c-mente el Occidente. Adems, lo conocen una parte del Cercano Oriente (...), pero por temporadas y nada ms que en germen"' 9. sloLa ciudad como comunidad urbana

De la ciudad oriental a la ciudad occidental

La ciudad es comunidad urbana, mbito que comprende todo un entramado de fuerzas u orden institucional suficientemente abarcativo como para conformar una nueva realidad que se erige principalmente en Occidente, como sntesis creadora. La ciudad propiamente tal aparece en Occidente en tanto asentamiento local, con predominio de las actividades industriales y mercantiles, presena tando las siguientes caractersticas bsicas: 1) la fortaleza, 2) el mercado, 3) k-A.5 tipa, e,J un tribunal propio y un derecho tambin autnomo, al menos parcialmente, 4d, .e 4) una relacin de asociacin, 5) autonoma y autocefala al menos parcial y, consecuentemente, por lo menos una administracin cuyas autoridades eran nombradas con la participacin de los vecinos. Con lo cual se daba, como caracterstica "poltica" de la ciudad, en el pasado, un estamento privilegiado de burgueses. De acuerdo con este tipo ideal, reconoce ebe que slo en parte las ciudades de la Edad Media occidental eran "ayuntamientos urbanos''.-He ah, entonces, los ejes fundamentales mencionados por l en tanto coadyuvantes a esta forma de "fijacin" local que es la ciudad. Eles raigales tanto en lo que hace a un arraigo social como cultural, lo cual constituye a la ciudad occidental en tanto nuevo fenmeno geo-socio-cultural.

Con la ciudad occidental se produce un desplazamiento del eje raigal: cada vez ms, el arraigo radica en y por la ciudad. Vale decir: no hay otros elementos ajenos al sistema urbano como por ejemplo sfsuceda en la ciudad oriental: en la ciudad hind el individuo, adems de ser un "habitante urbano", era al mismo tiempo miembro de su casta. Esto lo vislumbra claramente Weber: "(...) la articulacin hereditaria en castas de la sociedad en la India, con su separacin ritual de los oficios, excluye el nacimiento de una `burguesa urbana' lo mismo que el de un `ayuntamiento'. Haba y hay todava muchas castas de comerciantes y de artesanos con un gran nmero de subcastas. Pero ni era posible equiparar cualquier mayora de ellas a la burguesa urbana occidental o estamento burgus ni, se podran agrupar tampoco en algo que correspondiera a la ciudad gremial de la Edad Media, porque la extraeza de las castas entre s impeda toda hermandad"20.. Los ejes raigales, en Oriente, se encontraban en factores adscriptivos, tales como la pertenencia a una familia, a una tribu, a un pueblo, con estric- poltha tos marcos normativos que "referenciaban" dicha adscripcin. De manera wp,L que, al habitar en la ciudad, este individuo no perda toda esta secuencia ads- 1-1edtt-c.,&e.o rz cri t' Cuando Weber se pregunta por u el fenmeno "ciudad" se inicia N o p., en la cuenca del Mediterrneo para seguir luego en Europa, en oposicin al Asia, encuentra la respuesta en el hecho de que "las trabas mgicas de los clanes y, en la India, de las castas, representaron un o stacu o a to a confraternidad urbana, a todo ayuntamiento urbano. En China los clanes encarnan los asuntos religiosos ms importantes, el culto a los antepasados, por ejemplo, y son, por lo tanto, invulnerables; pero en la India las castas encarnan modos especficos de vida, de cuyo mantenimiento depende la salvacin en la reencaniacinjor consiguiente las castas se enfrentan con un ritualismo exclusivo"2'. Contrariamente a la ciudad occidental, la ciudad oriental es un asenta. miento heterodirigido por eiezplo, ello se daba a travs de los funcionarios imperiales en el caso chino, virtual "casta de los burcratas". La ciudad chi.20 Ibdem, pp. 951 s. Para Weber en los asentamientos asiticos orientales que tenan los caracteres econmicos de ciudad, la situacin normal era que solamente los linajes y, eventualmente, las asociaciones profesionales, pero no la burguesa urbana como tal, constituan el sujeto de accin de la asociacin (ibdem, p. 955). 21 Ibdem, p. 974.

como hoy pueden an contemplarse en la regin de los Siebenbrgen, en Rumania. Al respecto se puede consultar la exposicin histrico-cultural que sobre el tema realiza Heinnich Zillich: Siebenbrgen. Ein Abenldndisches Schicksal, K. Robert Langemiesche Verlag, Knigsteim im Taunus, 1957. 19 Economa y Sociedad, op. cit., p. 949.

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na no se desarroll nunca como entidad independiente. Otro tanto puede decirse de la ciudad hind. En la ciudad occidental, en cambio, "el aire de las ciudades torna libre" al hombre. Libre de condicionamiejtwdscripciones anteriores, la urbe se transforma en eje raigal de primera magnitud, adems de eje de poder poltico y econmico. Con el advenimiento y preeminencia del ayuntamiento urbano "toda implicacin del ciudadano en comunidades extraurbanas perdi prcticamente toda significacin"22. El cristianismo desempe, a este respecto, un importantsimo papel dentro de la ciudad occidental al disolver los vnculos de clan ' ermitir el surgimiento de un arraigo a partir de nuevos ejes configurativos. "En las fundaciones de ciudades medievales expresa Weber, especialmenten norte, (. . .) al fundarse la ciudad el burgus se presenta como individuo. Como individuo jura la conjuratio. Lapertenencia personal a la asociacin local como tal y no al clan o a la tribu le garantiza su posicin jurdica personal como burgus. La fundacin de la ciudad incluye a menudo, tambin aqu, no slo comerciantes extraos al lugar, sino de otros pueblos o raCorno individuo, el burgus o ciudadano adhiere jura al com romiso "comn" que supone la conjuratio; y esto eri funcin, como dice Weber, de nuevos vnculos que trae el cristianismo; ese vnculo es el del "bien comn" lo cual no significaba detrimento "individual" dado 'ue se trataba de la unin de los creyentes "en singular". "Tambin la ciudad medieval era una asociacin cultual. La iglesia de la ciudad, el santo patrono de la ciudad, la participacin de los burgueses en la comunin, las fiestas religiosas oficiales de la ciudad eran cosas absolutamente naturales. Pero el cristianismo haba arrebatado al clan toda significacin ritual. La comunidad cristiana, era, por su naturaleza ntima, una asociacin confesional de los creyentes en singular y no una asociacin ritual de clanes"24. Las relaciones comunitarias adquieren significacin dentro de la sociedad medieval. Nuevas formas solidarias y participativas, conjuntamente con una actividad cultural y religiosa altamente significativa, dan lugar a unnuevo entramado econmico, social, poltico y cultural.Ibdem, pp. 960 s. ibdem, p. 963. 24 Ibdem, p. 963 (La bastardilla es nuestra).22 23

1

De entre los varios tipos de "unin" surgidos en la ciudad medieval se destacan las corporaciones, entidades que cumplan funciones importantes no slo ad intra, respecto del sentido de pertenencia que representaba para sus miembros, sino tambin ad extra en tanto rganos emisores de poltica econmica urbana hasta llegar al dominio propiamente poltico (y jurdico) de la ciudad. Esto supone un equilibrio emergente slo gracias al previo equilbrio entre individuo y comunidad entre habitante y ciudad, slo posible si aqul siente como propio al mbito donde vive, si existe un sentido de "radical" pertenencia que involucre al sujeto. Si "el aire de las ciudades" haca libres a los hombres, al mismo tiempo se puede afirmar que los habitantes generaban una "atmsfera comunitaria" respirable por lo vvida y vivida.

De la ciudad aristocrtica a la ciudad plebeya o democrticaDentro de la tipologa weberiana de ciudad, adems de la referencia a las ciudades occidental y oriental, se incluye la contraposicin entre ciudjd c.:00:6/ aristocrtica y ciudad plebeya. La ciudad aristocrtica est presente tanto DA2 como en detenninadas ciudades italian polis VIII nas de la baja Edad Media. La constitucin de la polis se da a travs del hermanamiento de los linajes en una comunidad cultural, sin que ello supusiera, sin embargo, la desaparicin del exclusivismo sagrado por parte de los clanes, lo cual recin suceder con el surgimiento del cristianismo. Esta ciudad aristocrtica supone la existencia de linajes entendidos como los "notables" que monopolizaban la administracin urbana. Tanto en la Antigedad como en la dad Media los "linajes" eran, desde el punto de vista econmico, sobre todo rentistas, mientras que lo que decida la pertene -ncia a ellos era "el modo de vida distinguido, caballeresco, y no la ascendencia nicamente" 23. Modo de vida del cual quedaba excluida una actividad lucrativa sistemtica, caracterstica de la forma racional de explotacin "burguesa" de la actividad lucrativa. La ciudad aristocrtica se ver desbordada por el surgimiento de una c nueva forma poltico-urbana: la ciud- id plebeya o democrtica. El "linaje"25

-od ,ly ps.,1

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Ibdem, p. 944.

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debe dejar paso al "pueblo". Surge el ayuntamiento local como forma de asociacin poltica, la ciudad asume autonoma poltica (y hasta una poltica exterior propia) y militar. El derecho es ahora "derecho institucional de los ciudadanos y habitantes urbat iTracionanwi niteesa-oltee la transformacin y desarrollo de la "administracin", hay autocefala a travs de autoridades judiciales y administrativas exclusivamente propias (aunque Weber aclara que slo una parte de las ciudades especialmente las italianas han tenido autocefala completa), hay poder impositivo sobre los ciudadanos y polica autnoma del comercio y la industria (exclusin del campo respecto de la competencia industrial)26. Diferencia Weber, sin embargo, la ciudad democrtica antigua de la medieval. En el caso de la polis la democracia "era un `gremio urbano' de los ciudadanos libres y determinado por esta circunstancia, (. . .) en toda su conducta poltica. Por eso los gremios libres o las uniones que se le parecen se empiezan a constituir (. . .) en aquella poca en que haba terminado el papel poltico de la polis antigua"27. En la ciudad democrtica medieval, en cambio, el pueblo se organiza gremialmente frente a los linajes, y su ascenso se debe fundamentalmente a razones econmicas28. Como bien seala Weber, no debe olvidarse que mientras en la ciudad medieval la situacin poltica de los burgueses marca la presencia del horno oeconomicus, en la Antigedad el ciudadano de la polis era un homo politicus, con todo un soporte tcnico-militar que transformaba, a la propia polis, en un "gremio de guerreros", una suerte de campamento perpetuo. En un caso, entronizacin del podero militar; en el otro, orientacin de la actividad urbana a travs de una economa racional.

pueden dar lugar a distintos tipos de sociedad29. En este marco se inscribe el anlisis del carisma por parte de Weber, referido tanto a las fuentes del mismo como a su institucionalizacin. En el primer caso Weber procede al estudio de los lderes carismticos que se han dado en la historia del mundo; mientras que en el segundo, estamos ya en presencia de la'rutinizacin" del carisma, a travs de su incorporacin "hereditaria" a las familias, castas, razas o comunidades, e incluso como no deja de subrayar Nisbet 3 en su comentario a la obra de Weber a las cosas, a las cuales el carisma y su portador estuvieron de alguna manera ligados: montaas, rocas, rboles, desiertos, ros o mares. Lo cual genera un arraigo espacial de raz trascendente. El lder carismtico es "socigeno", genera interrelaciones intensas: "El grupo corporativo sujeto a la autoridad carismtica se basa sobre una forma emocional de relacin comunal"31 . Comunidad de creyentes, de discpulos, de proslitos en tomo a una persona. Autoridad carismtica que nada tiene que ver con la autoridad racional o la tradicional; muy al contrario, puede revestir un agudo carcter revolucionario. Pero el momento en que lo carismtico se aproxima al concepto de "lo sacro" en tanto fenmeno institucionalizado a nivel social es cuando se da la rutinizacin del carisma, con todo un peso dogmtico, ritual y simblico que se transforma en verdadera fraternidad del carisma. Rutinizacin que, por otro lado, no hace ms que "tradicionalizar" algo que fuera, en su origen, revolucionario. Y fraternidad que convierte al carisma en eje raigal de significativa importancia, en especial si se considera a "lo sacro" como elemento constitutivo del todo social.

El carisma como forma de arraigo socialPor ltimo nos resulta de inters, a nuestros efectos, el anlisis weberiano de lo sacro-religioso en tanto perspectiva de estudio de la sociedad. Mientras para Marx las distintas religiones no eran sino reflejos de distintas sociedades, para Weber, por el contrario, son los tipos de religin los que29

Vide The Protestant Ethic and the Spirit of Capitalism, op. cit.

ibdem, pp. 998-1024. 27 Ibdem, p. 1028. 28 Cfr. Ibdem, pp. 1034 s.26 Cfr.

R. Nisbet: op. cit., p. 104. 31 T. Parsons (comp.): The Theory of Social and Economic Organization, Oxford University Press, New York, 1947, p. 360. Apud R. Nisbet: op. cit., p. 105.30

UniveniMudt le.

Sade

Auf Matthoon lAtoian. To

Captulo 2 FERDINAND TNNIESLa sociologa tonniesianaEs de destacar la influencia que Hobbes y, en parte, tambin Marx ejercen sobre el pensamiento tnniesiano. Tampoco pueden dejarse de mencionar los antecedentes constituidos por Otto von Gierke', H. S. Maine 2 y Fustel de Coulanges 3. Obsrvese asimismo, que mientras Weber se basa en una1 Das Deutche Genossenschafisrecht, 1868.

Ancient Law: Its connection with the Early History of Society and Its Relations to Modem Ideas, 1861. 3 La cit antique, 1864.2

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interpretacin del sentido subjetivo mentado subyacente en la accin humana, Tdnnies hace lo propio al basarse en el concepto de "voluntad" (Wille). Wesenswille y Kurwille, que constituyen virtual punto de partida de la Gemeinschaft y la Gesellschaft, respectivamente, en tanto modos de estructuracin social. Ms all de una postura romntica Tdnnies no deja de reconocer los conflictos quekmbc/lw&merar, as como que la asociacin pueda ser fuente de civilizacin y progreso. Como Marx, Tdnnies ve en la bsqueda incesante de la "comunidad perdida" una de las claves fundamentales para aprehender el sentido de la historia. Concep tos de comunidad y asociacin que guardan relacin con la distincin efectuada por Cooley entre gruposjirimarios y secundarios 4, as como con los conceptos de solidaridad orgnica y mecnica presentados en el pensamiento de Durkheim, o la tipologa de relacin social weberiana relacin comunal y relacin asociativa (Weber habla ms bien de mancomunidad, entendida como "solidaridad afectiva o tradicional sulietivamente sentida por los interesados"). La Escuela sociolgica de Chicago, por su parte, al influjo del pensamiento tdnniesiano, presentar las dicotomas "familia versus mercado" y "sagrado versus secular", fundamentalmente a travs de los aportes de Park. Dgase otro tanto de las variables pautadas (pattern-variables) de Talcott Parsons (afectividad/ difusividad/ adscripcin/ particularismo versus neutralidad afectiva/ especificidad/ adquisicin/ universalismo, respectivamente), as como del continuum fo/k-urbano de Redfield5. Tambin Hegel hace su aporte al respecto, como cuando opone "sociedad miliar" y "sociedad cvica". El tema de la :_comunidad" adquiri preeminencia en todo el pensamiento decimonnico. Esta impronta se observa desde de Bonald 6 y Lamen-

nais7 hasta el Fstado.concebido por Hegel como communitas communitatum, pasando por la comunidad emprica y el estudio de la familia realizado por Le Play8. Asimismo, no debe olvidarse la obra ya mencionada de H. Maine, quien analiza el pasaje de la comunidad de parentesco al principio de contigidad o localidad como base de organizacin del Estado9. Se puede decir que el siglo XIX constituy-e, en la historia del pensamiento social, un particular momento de atencin en el tema "comunidad", as como en la Edad de 1,1 Razn el "contrato" haba ocupado dicho lugar privilegiad&. Como destacan Giner y Flaquer l I , Tdnnies se detiene en el tema de lacohesin social de la misma manera en_que_el positivismo comtiano y el

cialismo marxista no lo haban hecho en funcin del lugar privilegiad_o_que en ambas teoras desempeaba, respectivamente, el progreso de la conciencia cientfica del mundo y las leyes del desarrollo del modosle_prpduccin capitalista. Nisbet, no obstante, no deja de destacar el papel que la restauracin de la comunidad representa para Comte, virtual urgencia moral: "Se nos sirve vino positivista trasegado en botellas medievales. Si el socialism

connaissances morales, Pars, 1818. Dmostration philosophique du principe constitutif de la societ, Pars, 1827. 7 F. R. Lamennais: Reflexiones sobre el estado de la Iglesia en Francia durante el siglo xvin y sobre su situacin actual, 1809. Essai sur indiffrence en matire de religion, 1817-23. De la religion considre dans ses rapports avec l'ordre politique et civile, Pars, 1825-6. Du progres de la rvolution et de la guerre contre l'glise, 1929. Peridico "L'Avenir", 1830. Paroles d'un creyant, 1834. Affaires de Rome, 1836. 8 F. Le Play: Les ouvriers europens, 1877/79.9 Sostiene Martindale que en el anlisis de Maine "la ciudad es una estructura legal que se apoya en el contrato y el territorio antes que en el parentesco y la familia. El resultado de su anlisis fue situar en un primer plano institucional las relaciones de parentesco y de territorio, llevando la atencin de la teora urbana hacia la evolucin del derecho" (Don Martindale: Comunidad, carcter y civilizacin, Paids, Bs. As., 1969, p. 159). 10 "Los gremios, la corporacin, el monasterio, la comuna, el parentesco, la comunidad aldeana todos fueron considerados dice Nisbet carentes de fundamento (...) La sociedad racional deba ser, como el conocimiento racional, lo opuesto a lo tradicional. Se deba fundar en el hombre, no como miembro del gremio, feligrs o campesino, sino como hombre natural, y ser concebida como un tejido de relaciones especficas deseadas por los hombres, que stos establecan de manera libre y racional entre s. Tal era el modelo de sociedad a que lleg el Iluminismo francs" (La formacin del pensamiento sociolgico, op. cit., vol. 1, p. 73). 11 Vide Introduccin a la versin espaola, por Edit. Pennsula, del libro Comunidad y Asociacin, p. 7.

Vide Social Organization, The Free Press, Glencoe, 1909. American Journal of Sociology, 52, 1947, pp. 293-308; as como tambin The Folk Culture of Yucatn, 1941. Posteriormente Oscar Lewis, al estudiar la aldea de Tepoztln (Life in a Mexican Village: Tepoztln Restudied, Univ. of Illinois Press,4 5 "The Folk Society",

Urbana, 1951), dos dcadas antes estudiada por Redfield, critica el continuofo/k-urbano propuesto por ste ltimo. Ser H. Miner quien luego tratara de contemporizar ambos enfoques.6 G. A. V. De Bonaid: Theorie du pouvoir politique et religieux dans la socite civile, Konstanz, 1796. Essai analytique sur les lois naturelles de l'ordre social, Pars, 1800. La legislation primitive, Pars, 1802. Recherches philosophiques sur les premiers objets des

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es, para Marx, capitalismo sin propiedad privada, la sociedad positiva

Comte no es ms que medievalismo, sin cristianismo"12. Comunidad y asociacin El tema central de la sociologa tiinniesiana lo constituyen los conceptos mencionados de comunidad y asociacin. La Gemeinschagetail l t to da 21-gnica y real, con una convivencia ntima, privada y excluyente, es la .J". 5 C'r A comunidad; a nuestros efectos, mbito de arraigo por antonomasia. La sellschaft, en tanto vida artificial yecnica, con una interrelacin humana caracterizada por la vida pblica, en donde el individuo no se encuentra involucrado en su "totalidad personal", es la asociacin. Convivencia genuina y perdurable en el primer caso, transitoria y superficial en el segundo. El germen de la comunidad se halla fundamentalmente en la vida cohe,\ siva liesente en tres tipos de relacin: a) relacin madre-hijo (tambin la rev lacin padre-hijo, pero en ella la parte instintiva disminuye en intensidad), b) relacin entre cnyuges, y c) relacin fraternal. 9" ,An 0 (v.)0- Para ninnies se da una ntima correlacin entre la comunidad de sangre o parental, la comunidad de lugar e, incluso, la comunidad de espritu (en tanto cooperacin y accin coordinada hacia metas comunelrZI oda . comunidad de sangre, caracterizada por definicin por su unidad de ser Laumenta potencia dicha unidad en funcin del compartir un hbitat comn. y Sgre, localidad y espritu: he ah factores de superlativa eficacia en trminos de arraigo geo-socio-cultural. En el primero de los casos, estamos en presencia de una comunidad a nivel parental, en el segundo de comunidad a nivel de propiedad colectiva de la tierra y de espacio con-vivido, y en el caso de la comunidad espiritual el lazo raigal se edifica a partir de locus sagrados y deidades compartidos. Estos tres tipos de comunidad aparecen, para Tnnies, estrechamente relacionados en el espacio y en el tiempo, dando as lugar = respectivamente, al parentesco,-la vecindad y la amistad. En elparentesco, hay un_relsente caracterstico constituido por la casa, ej~imersimo orden, sede y cuerpo de la comunidad de sangre: "Las iuta en ella bajo un techo protector, comparten tt_12 R. Nisbet: op. cit., pp. 82-88.

en ella lsposesiones y los placeres; (. . .) se sientan a la misma mesa. En ella se venera a los mu erto s como espritus invisibles, como si todava tuvieran poder y capacidad de proteccin sobre la familia. De este modo, el temor y el honor comunes aseguran con mayor firmeza la vida y la cooperacinpcificas-u. Sin embargo, la comunidad parental p!iede supe an la mera proximidad a partiFdErie"i' y la imaginacin de lettlo una proximidad y actividades comunes, a pesar dTrderSEEZVa Efint ella: "El ser humano ordinario a la larga y en el comn de los casos se siente mejor y ms satisfecho cuando se encuentra rodeado de su familia y sus parientes. Se encuentra entre los suyos (chez soi)" 14. La vecindad supone la pertenencia a un crculo social denjrtladjo: la comunidad de la aldea rural o la comunidad urbana. Proxilidad de las casas, campos comunes, cooperacin laboral y administrativa coadyuvan a la conformacin de un espritu comunitario que halla su culminacin y justificacin, ms all del tiempo y el espacio, en lo sacro. "Aunque esencialmente basada en la proximidad del habitculo, el tipo vecinal de comunidad puede no obstante persistir mientras dura cierta separacin de la localidad, pero, en caso semejante habr de estar sustentada todava ms que antes por hbitos bien definidos de reunin y costumbres ritualizadas"15. La amistad deriva muchas veces de la comunidad local y, especialmente, de la comunidad de espritu, a pesar de lo cual es un vnculo que se encuentra ms independizado de una fijacin local, ya que encuentra sustento muchas veces en la comunidad laboral o artstica. Bien reconoce Tiinnies que "tales afinidades puramente mentales o psicolgicas [pueden] mantener la frecuencia y la proximidad fsica de la vida conjunta hasta un lmite concreto. Y [encuentran] su compensacin en un alto grado de libertad individual" 16. Consideracin sta que se vincula con los comentarios que Simmel realiza a propsito de la proximidad intelectual17. Dos factores raigales subyacen en todo fenmeno comunitario, a saber: el consenso y la annorla. El consenso (Verstndnis) representa "la particular fuerza y propensin social que mantiene unidos ToTs;7;lumanos co:13

F. Tnnies: Comunidad y Asociacin, Ed. Pennsula, Barcelona, 1979, p. 40. Ibdem, p. 40. 15 Ibdem, pp. 40 s. 16 Ibdem, p. 42. 17 Vide cap. 4 de este trabajo.14

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mo miembros de una totalidad" en tanto sentimiento recproco y obligatoCuando Tnnies18,se detiene en el anlisis de la ciudad, en tanto "casa au- rio, a la vez que se ve fortalecido por el lenguaje, elemento comunicativo tosuficiente", un todo compuesto de familias interdependientes, el conjunto que surge "ni de una ni de otra clase de hostilidad(...) sino de la intimidad, urbano aparece como una totalidad que sobrevive a sus componentes prela aficin y el afecto" I9. El lenguaje se erige en verdadero medio de aproxiservando en todo momento su quintaesencia: "Tanto en lo que atae a su macin no slo de mentes sino tambin de corazones. lenguaje, sus costumbres, su credo, como con stitiara, "sus construcciones sus tesoros, representa algo perdurable que sobrevive a la secuencia de geY es precisamente este consenso el que genera la armona (Eintracht), neraciones y reproduce siempre, en parte por s misma, en parte mediante la en tanto otra cara de la misma moneda, o concordia en tanto comunidad de herencia y la educacin de sus habitantes, el mismo carcter e idntica actiobjetos amados, tal como bien la definiera San Agustn de Hipona20. tud intelectual"24. Concordia (armona) y consenso presentes en todos y cada uno de los mbitos comunitarios: desde la familia, pasando por el clan, la tribu, el pueEn ladad rige el principio aglutinador del espacio, el cual se encuenblo y la aldea, hasta llegar a la ciudad, en la cual se encuentran como protra ligado tambin al principio temporal. Espacio vivido por la comunidad y ductos tpicos "la agrupacin laboral, el gremio o la corporacin, y la araprehendido en tanto transido de tiempo. Bien establece Scasserra 25 la vinmona de de esta secuencia culacin culto, la comunidad, la fraternidad religiosa"21. histrica casa/metrpoli planteada por Tnnies con los tipos de accin social enunciados por Weber: "Tb-di-WasWriacioLa comunidad lleva implcito, pues, el concepto de arraigo. Como senes enumeradas: la casa aislada, la aldea y la_duelad,_5i; dentro deL tipo ala Tnnies, la vida comunitaria se desarrolla en relacin permanente con Gemeinschaft, y se corresponde con la comunidad de sangre (accin afectilalerra y el enclave del hogar: "el ser humano se ata de una manera doble: va , e ugar (accin tradicional), y de espritu ( accin tico-racional). En medianteialcampos que cultiva y mediante la casa en que vive; o, lo que es . . , . - la - - rinci estas formas de or el tiem o y el princi io igual, permanece sujeto por su propio trabajo"22. del espacio estn ligados". Tnnies establece unalipd1919 conformada por tres clases de casa: 1) presente tanto enel j)reseuiL como en el nmal tarjo de; 2) la casy_lugarea de la aldea, autosuficiente; y 3) la casa urbana, ms dependiente del fenmeno del intercambio, en tanto mbito tambin profesional-laboral. n este ltimo caso, 1a ciudla a uececsnouna "comunidad de quehaceres", lo que lleva a la produccin de un excedente de bienes, requisito necesario para el intercambio de los mismos ya sea con los productos del campo o con los productos de otras ciudades. Cuando Tnnies sel-efiere a la casa granurbana hace hincapi en que sta se vuelve "rida, estree cha, vaca, pronta a encajar en el concepto de manera; como tal np es comprarse en cualquier parte por dinero de la sino refugio para aquellos que peregrinan por el mundo"23.18 F. Tnnies: op. cit., p. 45.

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Mientras en la Gemeinschaft los individuos permanecen unidos "a pesar de todos los factores que tienden a separarlos", en la Gesellschaft permanecen esencialmente separados "a pesar de todos los factores tendientes a su unificacin". En la asociacin el individuo est ms atomizado, al igual que sus esferas de actividad dominio or lo cual el in o constituye el "puente" de unin entre los individuns,puente basado fundamentalmente en los ilares del inters racional la mutua conve - ncia. La tradicin es reemplazada por la convencin. Para Tnnies la asociacin es una multitud de individuos naturales y artificiales cu yas voluntades y esferas mantienen muchas relaciones entre s, aunque quedan, sin embargo, independientes y libres respecto de las relaciones familiares mutuas 26 . As la asociacin, en tanto totalidad sujeta a un sistema de reglas convencionales, es ilimitada.Ibdem, p. 63.

. Ap3,4 tuztc

Ibdem, p. 47. De Civitate Dei, XIX. 21 F. Tnnies: op. cit., p. 49. 22 Ibdem, p. 51. 23 Ibdem, p. 191.19 20 Cfr.

24 25

0. Scaserra: "Ciudad y urbe como manifestaciones de integracin y desintegracin social en el pensamiento de Tnnies", en E. del Acebo Ibaez (editor): La ciudad: su esencia, su historia, sus patologas, Fades, Bs. As., 1984, p. 129.26

Vide F. Tnnies: op. cit., p. 80.

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La impronta hobbesiana se vislumbra en el pensamiento de Tnnies. En la asociacin los individuos luchan por el beneficio, y apoyan los actos de los otros en tanto sirven para sus propios intereses: "Antes y fuera de la convencin y tambin antes y fuera de cada contrato especial, puede concebirse la relacin de todos con todos como una hostilidad potencial o guerra latente"27. Debe comprenderse el auge de la asociacin dentro del proceso en el cual se pasa de una economa domstica a otra economa comercial generalizada, de un perodo en el cual predomina la agricultura como actividad econmica a otro en el que el predominio lo ejerce la industria; sobre estos temas se refiere Simmel, al hablar de las cualidades de los grupos sociales, a propsito del pasaje del predominio del grupo organizado por lazos de sangre y parentesco al grupo organizado en forma racional y poltica28. El concepto de mercado adquiere particular relevancia. La fijacin local caracterstica de la comunidad local, da lugar a una prdida del concepto de lmite: el comerciante recuerda Tnnies no es necesariamente ciudadano de ningn pas particular, se encuentra libre y ms all de las "atasluras" comunitarias. En efecto, "el comercio, para todas las formas originales de cultura domstica sedentaria, constituye un fenmeno extrao y escasamente deseado. Al mismo tiempo, el comerciante es el tpico miembro de la clase ilustrada. Sin hogar, viajero, conocedor de costumbres y artes extranjeras, exento de amor y devocin por lo propio de un pas (. . .) En todos los sentidos representa lo opuesto al campesino que vive y se aferra al suelo; es tambin lo opuesto del artesano que se afana en su actividad" 29. Quiere decir que para Tnnies la agricultura y la artesana constituyen actividades econmicas raigales, mientras el comercio es, por definicin, una actividad que tiende al desarraigo de quien la practica. Voluntad esencial y voluntad arbitraria Por detrs de los fenmenos de la comunidad y la asociacin subyace o se encuentra la voluntad del hombre. La vida social supone voluntades man-

comunadas, recprocamente referidas. Estas asumen dos formas: la voluntad esencial o natural (Wesenwille) y la voluntad arbitraria, instrumental o racional (Kurwille). En el primero de los casos, se trata de una voluntad que incluye el pensamiento; en el segundo, de un pensamiento que abarca la voluntad, de una voluntad producto del pensamiento. En cualquiera de los casos, se trata de "causas o tendencias que propenden a la accin". Es decir, son los dos modos generales de expresin de la conducta del individuo en la vida social. De la voluntad esencial surgir una organizacin social comunitaria (Gemeinschaft), mientras que la voluntad arbitraria dar lugar a la Gesellschaft o asociacin. La propiedad, para Tnnies, dentro de la esfera de la voluntad natural, constituye la posesin; mientras que dentro de la esfera de la voluntad racional, la propiedad son las riquezas. La primera, la posesin, es propiedad orgnica e interior, y la riqueza es una propiedad externa y mecnica. Slo la LallePtJa.d r-,"" posesin se erige como virtual prolongacin del propio ser real del indivi- duo. La posesin se relaciona con el derecho familiar, mientras que la rique- Y 194ef-C za dice relacin con la ley contractual: "El derecho familiar constituye as slo una manifestacin del derecho natural de la comunidad respecto de sus miembros, esto es, de su libertad. La ley de contratos representa la expresin adecuada de una relacin caracterstica de asociacin per se (. . .) En ambos conceptos, la propiedad real, como derecho a las cosas o los objetos, significa ampliacin de la libertad"30. El derecho racional, cientfico e independiente, por su parte, slo fue posible, como explica Tnnies, "gracias a la emancipacin de los individuos de todo tipo de ataduras que los ligaban a la familia, a la tierra, a la ciudad, y que los mantenan sujetos a la supersticin, a la fe, las tradiciones y el deber. Esta liberacin signific la cada de la casa comunal en la aldea y la ciudad, de la comunidad agrcola y del arte ciudadano como oficio mancomunado, religioso y patritico"31. Tnnies se detiene en el anlisis de las formas de la voluntad comunitaria y de la voluntad asociativa, en tanto determinantes de las voluntades individuales. La voluntad comunitaria presupone una frecuente actividad comn, entrelazada con la tradicin y la prctica continua. "Las costumbresIbdem, p. 213. Ibdem, p. 241.

27

Ibdem, p. 81. Cfr. cap. 4 de este libro. 29 F. Tnnies: op. cit., p. 198.2s

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populares ms importantes estn relacionadas con los sucesos de la vida fa miliar, nacimiento, matrimonio, muerte, que tienen lugar regularmente y en las que aparecen implicados los vecinos, aunque importan ms a las familias por separado. Donde clan y comunidad coinciden, la comunidad es una gran familia"32. Voluntad comunitaria y comunidad concreta se unen en un punto en donde prima la intencin de alimentar y venerar sentimientos tales como el amor, el respeto y la piedad.

Arraigo espacial y arraigo temporalLa comunidad y voluntad comunitaria hunden sus races tanto en lo espacial o local como en lo social y cultural. No deja de insistir Tnnies en el hecho de que la comunidad de sangre se unifica con la comunidad de la tierra, de la tierra natal (Heimat), de significativa influencia en el espritu y corazn de los miembros. "La tierra tiene su propia voluntad y sta doblega el espritu errabundo de las familias nmadas. Ella significa la estrecha cin que se da en un grupo de seres humanos que viven al tiempo que han de obedecer las reglas que han tomado cuerpo, por decirlo as, en l tierra"33. Es el hombre quien deja tambin su impronta sobre,e1 espaci, en una recproca cualificacin: "Las personas se ven a s mismas rodeadas de tierra habitada. Se dijera que, en el comienzo de los tiempos, la propia tierra hubiera dado a luz a los seres humanos, que la consideran su madre. La tierra hace de apoyo de sus tiendas y casas y cuanto ms duraderas se vuelvan stas tanto ms se apegan los hombres a su terruo, no obstante limitado. La relacin se afianza y vuelve ms profunda cuando se procede a cultivar la tierra. Cuando la tierra se abre bajo el arado, la naturaleza queda domada al igual que los animales del bosque cuando se domestican"34. He ah, sino, al horno conditor romano, con la creativa tensin entre catharsis y labor improbus.

de la que todos se sienten y obran como descendientes y hermanos camales"35. Virtual y efectivo vnculo intergeneracional que liga el pasado con el presente y el futuro. De ah que Tnnies sostenga que el hbito, prximo a los lazos de sangre, forma el lazo ms fuerte entre los contemporneos, mientras que de modo semejante la memoria vincula los vivos con los muertos. "La patria chica, en tanto que incorporacin de los recuerdos ms estimados, sustenta el corazn del hombre, que sale de ella con tristeza y desde otras tierras mira hacia atrs con nostalgia y anhelo (. . .) El carcter metafsico de la comunidad del clan, la tribu, la aldea y la ciudad est, por hablar as, casado con la tierra en unin imperecedera" 36. Este acento sobre la tierra nos hace recordar el pensamiento de Spengler, tal como veremos ms adelante. De un tal arraigo surge el derecho consuetudinario, cristalizacin de una conjuncin entre armona, ritos y costumbres que representa una suerte de "unidad de espritu", confluyente en un arraigo ya de tipo social y cultural. Pero as como la costumbre se transforma en derecho positivo, la concordia emerge como derecho natural en el pensamiento tnniesiano. Y ambos dan lugar al concepto de comunidad nacional: "La poblacin de un territorio, como sujetos y agentes de este derecho positivo, puede recibir el nombre de nacin. Una nacin es el conjunto de personas organizadas como un yo individual o una personalidad que puede entrar en mltiples relaciones con sus miembros u rganos. En su esencia, una nacin representa una institucin de derecho natural, que, no obstante, en virtud de su creacin misma penetra en la esfera del derecho positivo"37.

Breve digresin sobre el pensamiento agustinianoSobre esta cuestin San Agustn ha realizado sugerentes aportes, especialmente en lo que hace a la cuestin de la concordia, ntimamente ligada al consenso mencionado por Tnnies, en tanto unidad original de las voluntades naturales.

Per este arraig espacial es tambin temporal, hunde sus races en el tiempo, en tanto toda comunidad es comunidad histrica: "El rea dispuesta y ocupada es entonces herencia comn, la tierra de los antepasados respecto32

Ibdem, p. 246. Ibdem, p. 246. 34 Ibdem, pp. 246 s. 33

Ibdem, pp. 247 s. Ibdem, p. 247. 37 Ibdem, p. 250.35 36

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SOCIOLOGA DEL ARRAIGOCuadro 1: Componentes de la concordia en San Agustn

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Para San Agustn la concordia es el inters supremo de la ciudad38, vnculo que permite la conjuncin armnica de diferentes voluntades. Para el Hiponense no es dichosa la ciudad por una causa y por otra el hombre, y ello debido a que "la ciudad no es ms que una multitud concorde de hombres"39. Concordia supone tener el corazn puesto en los mismos objetos, compartidamente. Este isomorfism; hombre/ciudad tomado quizs del planteo platnico del hombre como micropolis y de la polis como macroantrops y el fenmeno de la concordia se conjugan en San Agustn, cuando ste afirma: "El pueblo es un conjunto de seres racionales asociados por la concorde Comunidad de objetos amados, [razn por la cual] para saber qu es cada puelkjureciso examinar los objetos de su amor"41. Hay pueblo cuando los individuos aman las mismas cosas, cuando existe comunidad de o-bielps amados. De modo que habra una determinacin del ser por el amor; a tal punto que Agustn afirma que "cada uno es lo queLna"41. La paz es la ordenada concordia, la cual se da en lo que l denomina los tres grados de la sociedad humana: la casa, la urbe y el orbe. Respectivamente, la paz domstica, la paz cvica y la paz internacional. "La casa dice debe ser el principio y el fundamento de la ciudad. Todo principio dice relacin a su fin, y toda parte a su todo. Por eso es claro y lgico que la paz domstica debe redundar en provecho de la paz cvica; es decir que la ordenada concordia entre los que mandan y los que obedecen en casa debe relacionarse con la ordenada concordia entre los ciudadanos que mandan y los que obedecen. De donde se sigue que el padre de familia debe guiar su casa por las leyes de la ciudad, de tal forma que se acomode a la paz de la

[Hombre] AMOR (pondus)

. [Sociedad]

VIRTUD (virtus)

PAZ CONCORDIA (tranquillitas ordinis) CONCORDIA ORDENADA

ORDEN (ordo)

L

Felicidad

4-

Lo sacroEspacio y tiempo son compartidos a partir de determinado mbito sociocultural, en el cual lo sacro asume un papel raigal de primera importancia. As, para Tnnies, "la religin es vida familiar, 'ues el cuidado asistencia que proporciona el padre o la madre es el origen de toda gua divina y divinal y permanece como su verdad ms ntima. La religin, pues, forma parte de la moralidad convertida en real y necesaria mediante la tradicin y el paso del tiempo, y el ser humano individual nace en ella y con ella al igual que nace dentro de un idioma, una forma de vivir, de vestir y de comer particular de su tierra nativa, la fe de los padres, ciertas creencias y costumbres, el sentido del deber y sentimientos hereditarios"43.

LA

38

Cfr. Epstolas 138, 11. De Civitate Dei, I, 15, 2. Cfr. ibdem, XV, 8; Epstolas 138, 10 y 155, 9. 40 De Civitate Dei, XIX, 24. 41 Sermones 121, 1. 42 De Civitate Dei, XIX, 16.39

43

F. Tiinnies: ibdem, pp. 261 s.

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As como la vida domstica estaba guiada por los dioses, la vida urbana encuentra en la religin un virtual eje rai gal. La religin, en tanto factor aglutinante, asumir mayor fuerza cuanto ms urbana sea la comunidad, "cuanto ms variada y de tonalidad urbana se transforme la vida, cuanto ms pierdan poder o se truequen en pequeos y limitados grupos el parentesco y la vecindad como razones para los sentimientos y los gestos afectivos, la estrecha amistad y la vergenza mutua. En cambio, el arte como prctica sacerdotal recibe un estmulo mucho mayor. Pues lo que es bueno, noble y, en cierto sentido, santo, ha de ser percibido sensualmente a fin de influir en el pensamiento y la conciencia"". De manera que, en cierta forma, el eje raigal pasa de lo espacial y social a lo cultural. A mayor amplitud y dispersin delespacio vivido y convivido, mayor necesidad de un marco cultural que genere sentido de pertenencia y arraigo. 0, en trminos de Tnnies, que ge-

comunal. Son los elementos esenciales de la moralidad, representando un producto de la religin, de la misma manera que el derecho es un producto de los ritos y las costumbres48. La armona existente a travs de la prctica y reconocimiento de los ritos, usos, costumbres y religin permiten que el individuo participe de ese "centro comn" y, a partir del mismo, su vida personal se sienta involucrada ntimamente. "En este ncleo central est arraigada la fuerza del individuo, y sus derechos proceden, en ltima instancia, de la nica ley original que, en su carcter divino y natural, lo abarca y lo sostiene, de igual modo que lo ha formado y acabar hacindolo su yo"49. Dos trminos aparecen en la secuencia histrica dentro del anlisis de Tbnnies. De un lado la cultura popular, del otro la civilizacin del estado. El punto de, inflexin en este trnsito lo constituyen el auge del comercio, el desarrollo cientfico-tcnico, el derecho contractual y la combinacin de la voluntad instrumental de la asociacin con la voluntad autoritaria del estado para actuar sobre el sistema jurdico.

nere consenso y armona. Al igual que el gremio, la ciudad es una comunidad religiosa. "A este tenor, la existencia econmica de una ciudad perfecta, tanto en el mundo helnico como en el germano, no puede abarcarse por completo a menos que el arte, en igual medida que la religin, sean considerados como la funcin ms elevada e importante de la ciudad entera y, en consecuencia, de su gobierno, sus estamentos y sus gremios. El arte y la religin, ejercen influencia y reciben el reconocimiento significativo de la vida diaria en las actividades de la ciudad, en tanto que modelos y reglas de pensamiento y accin, orden y ley"45. La religin refuerza el poder de la ley y santifica la nacin. "La comunidad religiosa representa especialmente la unidad e igualdad originales de todo un pueblo, de un pueblo como familia que mediante ceremonias comu. nely lugares de culto comn perpeta el recuerdo de su ascendiente. Es ste el sentido ms extenso de la comunidad religiosa. La fe religiosa y la interpretacin de la voluntad divina se vuelven factores determinantes al corregir, modificar y adaptar la moralidad a la ms compleja vida de la ciudad"46. Para Tbnnies el matrimonio y el juramento" constituyen las dos columnas sobre las cuales la religin sustenta el edificio de la nacin y la vidaIbdem, p. 65. Ibdem, pp. 65 s. 46 Ibdem, p. 262.47 Cfr. las referencias que, sobre

Formas exteriores observables de organizacinEn definitiva, la vida "comunitaria" adquiere, para Tbnnies, diferentesformas exteriores, representadas por la voluntad natural y la comunidad, a saber: la casa, la aldea y la villa. La vida "asociativa" da lugar a formas como la ciudad (que mantiene an caractersticas de la familia, como la aldea) y la urbe (en donde dichas caractersticas comunitarias se pierden casi por

completo). Adems, "cuanto ms general se vuelve en la nacin o grupo