ENTRENAMIENTO ESPECÍFICO DE JÓVENES TALENTOS BALONCESTISTAS.

Dr. Sergio José Ibáñez Godoy

Introducción.

El baloncesto es una manifestación deportiva generada con un marcado carácter

educativo. Los numerosos valores educativos que el baloncesto tenía en su génesis,

(Necesidad de cooperar para conseguir éxito; Cooperar para impedir el éxito del contrario;

Potenciar la precisión/habilidad sobre la fuerza de los jugadores; Limitar los contactos

físicos; Permitir la consecución de éxito a todos los jugadores; Jugar en espacios reducidos;

Motivar a los practicantes.) se han visto complementados con otra serie de valores educativos

que han ido apareciendo con las continuas adaptaciones y modificaciones reglamentarias

(Alternar las fases del juego de forma continua y dinámica; Limitar el número de faltas;

Facilitar la participación de todos lo jugadores; Favorecer la intervención directa entre el

profesor/entrenador y el alumno/jugador; Valorar el éxito de acuerdo con la dificultad para

conseguirlo; Limitar la estancia en los espacios de mayor eficacia; Primar el juego de

ataque sobre el de defensa; Establecer tiempo objetivo de juego; Adaptar el reglamento a

todas las poblaciones (Hombres/Mujeres, Discapacitados, Niños))(Ibáñez 2.000). Pero estos

valores educativos que le atribuimos al baloncesto no son inherentes a él, no los tiene por el

mero hecho de ser un deporte llamado baloncesto. Las disposiciones reglamentarias que

condicionan formal y funcionalmente al baloncesto, permiten la aparición de estos valores,

pero será el entrenador/profesor en su quehacer diario el que desarrolle estos valores

educativos mediante un correcto empleo de este deporte.

La utilización del baloncesto por parte de los profesores y entrenadores hace que los

niños se vean cautivados por este deporte tan dinámico y divertido, que permite conseguir

éxito a todos los participantes� Tanto es así que muchos de ellos deciden practicarlo de

manera voluntaria durante su tiempo libre. Las características funcionales del baloncesto,

relación cooperación-oposición, relación ataque-defensa, relación técnica-táctica

(Hernández 1.988), permiten que los niños evolucionen por los diferentes roles del juego,

ataque y defensa de manera continua y dinámica, que cooperen con sus compañeros y se

enfrenten de forma directa contra otros, que aprendan ha tener una serie de habilidades

específicas que les permiten superar los problemas de juego, siendo cada vez éstas más

complejas y desafiantes. Todos estos factores hacen del baloncesto unos de los deportes más

practicados a nivel mundial.

Muchos niños se acercan a esta práctica deportiva con la ilusión de poder disfrutar del

baloncesto con un objetivo recreativo y participativo. Otros lo practican dentro de sus clases

de educación física con el objetivo de complementar su formación integral. Otros mantienen

la ilusión de, además de formarse, poder llegar a ser un jugador de baloncesto cuando sean

mayores e imitar a su ídolos, y se inscriben en los diferentes clubes y equipos de baloncesto.

El nivel de exigencia de la alta competición condiciona el número de jugadores que

pueden llegar a este nivel. Para llegar a la élite, el baloncesto requiere de un tipo de jugadores

con unas características muy específicas, tanto a nivel antropométrico, fisiológico, técnico-

táctico, psicológico� Por ello, se busca continuamente descubrir, captar a los futuros talentos

en baloncesto, para formarles, prepararles y conducirles hacia la alta competición.

Pero no todos los jugadores que trabajan en las categorías de formación alcanzan a

jugar en la alta competición. Por eso es importante desarrollar unos mecanismos para realizar

un proceso de formación adecuado, permitiendo que los jugadores alcancen su mayor nivel de

juego potencial, sabiendo de antemano que muchos de ellos no alcanzarán el máximo nivel

competitivo, pero permitiendo que todos ellos desarrollen su máximo nivel y satisfacción

personal por la practica de este deporte.

El presente trabajo mostrará algunas de las claves para entrenar a los jugadores que

poseen un potencial talento para la práctica del baloncesto, para que puedan desarrollar al

máximo sus capacidades y conducirles hasta alcanzar su máximo nivel de juego.

Concepto de talento deportivo.

En primer lugar debemos conocer el significado del concepto talento. De manera muy

genérica, el diccionario de la Real Academia de Lengua Española define el talento como dotes

intelectuales, como ingenio, capacidad, prudencia, etc., que resplandecen en una persona.

Esta primera aproximación al talento nos muestra la existencia de una serie de

capacidades que destacan en las personas sobre el resto. En nuestro caso, el talento debemos

de poseerlo en el contexto deportivo. Nadori (1983) define el talento deportivo como una

facultad o grupo de facultades con una cierta especificación, superior a la media, pero que

debe aún manifestarse con lo que nos está indicando el camino a seguir sobre la captación de

los mismos.

Por su parte, López (1995) define el talento de forma general como una aptitud

natural o adquirida para hacer algo, y aplicado al deporte, como un conjunto de aptitudes

genéticas o adquiridas que permiten la obtención de resultados relevantes en una

especialidad deportiva.

Para Año (1997) el talento deportivo es una aptitud superior a la media en una

determinada especialidad que posee un niño o un joven.

En el contexto deportivo el talento está directamente relacionado con la obtención de

un rendimiento o resultado deportivo. Los investigadores han intentado determinar los

factores que hacen unos sujetos obtengan un mayor rendimiento que otros. Estos trabajos se

centran en la búsqueda de los parámetros que determinan el éxito en diferentes ámbitos,

antropometría, fisiología, psicología, etc.

Directamente relacionado con el concepto del talento, encontramos el concepto de la

detección del talento, como medio para buscar, encauzar y aprovechar la formación de

potenciales jugadores. Hann (1988) distingue tres tipos de talentos, el Talento Motriz

General, el Talento Deportivo y el Talento Específico-Deportivo, como tres niveles

concreción del talento. Cuanto más específico sea el talento, los factores en los que se

sustenta serán más concretos. La búsqueda de las personas que posean este talento,

características, será a su vez más complicada.

La detección de talentos deportivos.

El proceso de detección del talento en una modalidad deportiva se realiza de dos

formas, de forma tradicional (de arriba hacia abajo) o de forma alternativa (de abajo hacia

arriba) (Regnier, Salmela y Russell, 1993; Ruiz, 1998).

El modelo tradicional de detección de talentos (top-down), parte del análisis de las

características de los deportistas que están en la élite, para identificarlas lo antes posible en los

jóvenes con el fin de reproducir ese modelo, buscando los deportistas que guarden mayores

similitudes con los que actualmente son los mejores. Este modelo, muy utilizado en las

décadas anteriores está condicionado por la tipología y características de los deportistas que se

encuentren en el alto nivel, debiendo ser revisado continuamente. En un deporte como el

baloncesto, en el que el éxito no depende un único jugador y en el que son muchos los

factores que determinan el éxito, parece un modelo poco apropiado. Lorenzo (2001) afirma en

este sentido que la selección de talentos tradicional en centrada sólo en el control de los

mejores se ha demostrado claramente ineficaz en los últimos años.

El modelo alternativo (bottom-up), pretende mediante la indagación, analizar el

proceso de formación de los deportistas, con el fin de encontrar condiciones óptimas para el

desarrollo de la pericia. Es necesario determinar los predictores que cada modalidad deportiva

necesita, para buscar los deportistas que reúnan el mayor número de estas características. En

esta línea de trabajo existen multitud de investigaciones que buscan el predictor que marque

las diferencias entre un tipo de jugadores y otros. Estos trabajos buscan los indicadores de

naturaleza fisiológica, psicológica, antropométrica, técnica, etc., que inciden en cada

modalidad deportiva.

La selección del talento deportivo basada en un único factor se nos antoja insuficiente,

pues entendemos que no hay un solo elemento que condicione el éxito deportivo y más en

nuestro deporte en el que existe cooperación entre compañeros y oposición contra adversarios,

en el que todos los jugadores practican de manera simultánea en el mismo espacio de juego

con el objetivo de introducir el mayor número de veces posible una pelota en una canasta, de

dimensiones muy pequeñas y además elevada sobre el terreno de juego. Las investigaciones

recientes sobre los talentos deportivos coinciden en no destacar ningún factor sobre otro, sino

considerar el talento deportivo como un proceso multifactorial.

Williams y Reilly (2000) agrupan los potenciales predictores del talento de los

jugadores de fútbol en cuatro grandes categorías, físicas, fisiológicas, psicológicas y

sociológicas. La agrupación de los factores que predeterminan el potencial talento deportivo

en estas categorías es muy acertada y completa, incluyendo una serie de factores que

habitualmente no se consideran, los factores sociológicos. Además, afirman que éstos están

interrelacionadas entre si.

- Predictores físicos: Altura, peso, composición corporal, diámetro del hueso, grosor

muscular, somatotipo,…

- Predictores fisiológicos: Capacidad aeróbica, resistencia anaeróbica, potencia

anaeróbica.

- Predictores psicológicos: Habilidades perceptivo-cognitivas (atención, anticipación,

toma de decisión, inteligencia en el juego, pensamiento creativo, habilidades

motoras/técnicas), y Personalidad (confianza, control de la ansiedad, motivación,

concentración).

- Predictores sociológicos: Apoyo familiar, antecedentes socioeconómicos, educación,

interacción entrenador-niño, horas de práctica, antecedentes culturales.

Estos predictores, con sus respectivas adaptaciones, pueden extrapolarse a un deporte

con características estructurales similares, como es el baloncesto.

En nuestro país, Sáenz-López et al (2003) analizan las claves por las que algunos

jugadores de baloncesto españoles llegan a la élite y otros no. Estudiaron la opinión de todos

los colectivos implicados en el proceso de entrenamiento, jugadores, entrenadores,

coordinadores de cantera y expertos en baloncesto. Agruparon las opiniones de los

entrevistados en categorías que coinciden globalmente con las presentadas anteriormente

(Características Antropométricas, Condición Física, Contexto, Psicología Colectiva,

Psicología Individual), y recogen aportaciones en dos factores más específicos (Táctica y

Técnica). En la tabla 1 mostramos el recuento de las opiniones que más se recogieron en este

trabajo, destacando, que son los factores contextuales los que destacan todos los colectivos a

nivel particular y general, como los que más condicionan para llegar a la élite.

Antrop.

Condición

Física

Contexto

Psicol.

Colec.

Psicol.

Indiv.

Táctica

Técnica

Total

Entrenadores 18 28 56 11 39 42 23 232 Jugadores 12 23 91 10 57 25 17 285 Coordinadores 15 17 42 9 25 14 12 149 Expertos 9 15 40 7 21 17 12 127

TOTAL 54 83 229 37 142 98 64 Tabla 1. Recuento de los códigos, adaptado de Sáenz-López et al (2003).

El contexto que rodea al jugador de baloncesto y en el que forma es fundamental para

progresar adecuadamente y llegar a la alta competición. Este trabajo nos muestra que la

familia y los entrenadores de estos niveles tienen una importancia vital en el futuro del

jugador, los cuales ayudan a obtener un equilibrio en el jugador. En este sentido es vital la

formación, académica, que éste no debe abandonar. Por último estarían los factores

contextuales deportivos, es decir, el club en el que juega, las oportunidades que se le den para

dar el salto a la alta competición, etc.

En cuanto a los factores psicológicos individuales destacan la capacidad de aprender y

su capacidad para trabajar. Para ser un experto en cualquier materia en necesario querer

trabajar y trabajar mucho. Igualmente subrayan la necesidad de que los jugadores tengan

confianza en sus posibilidades, tengan una buena capacidad de concentración, inteligencia y

madurez para no sobreestimar sus posibilidades.

En los aspectos tácticos, existe una coincidencia al enfatizar la importancia de la toma

de decisiones para resolver los múltiples problemas que el juego les plantea. La no

especialización temprana, una formación polivalente en las primeras etapas de formación,

comenzando primero por los aspectos tácticos antes que por los técnicos, es muy importante

para la formación del futuro jugador.

Entre las cualidades físicas condicionantes que son clave para convertirse en un

jugador experto, destacan en primer lugar la velocidad seguida de la fuerza. En cuanto a las

coordinativas es importante el equilibrio y la coordinación básica. El desarrollo de estas

capacidades deberá realizarse de manera individualizada, muy progresivamente, sin adelantar

etapas.

En el trabajo técnico resaltan la necesidad de realizarlo en situaciones reales, en

estrecha relación con la táctica, siendo el tiro a canasta el medio técnico-táctico más

importante. La posterior especialización de los jugadores demandará el dominio de

habilidades técnicas específicas. Igualmente es importante que los jugadores sepan jugar sin

balón.

Las condiciones antropométricas más relevantes para poder llegar a la alta

competición en baloncesto se relacionan con la altura y envergadura de los jugadores.

Consideramos muy importante la reflexión realizada por varios de los entrevistados al

relativizar el valor de la estatura en categorías inferiores, los chicos que inicialmente son altos

no deberán especializarse en roles determinados, pues es posible que su crecimiento esté

acabado.

Para finalizar, los resultados de este estudio nos muestran en los factores psicológicos

colectivos la necesidad de asumir el concepto de grupo, equipo, aceptando los diferentes roles

que puedan tener, tanto en su importancia en el juego como en las relaciones personales.

El trabajo con los talentos de baloncesto evolucionará por varias fases: Detección,

Identificación, Selección y Desarrollo (Williams y Franks, 1998). En este trabajo no haremos

referencia a las tres primeras fases, pues nuestro objetivo es mostrar el tipo de trabajo a

realizar con estos potenciales talentos para que alcancen los mayores niveles de excelencia

deportiva.

Las características antropométricas de los niños y la necesidad de que los jugadores de

baloncesto sean altos, se ha utilizado habitualmente como un criterio para seleccionar a los

�talentos en baloncesto�. Pero no todos los jugadores altos llegan a ser buenos jugadores de

baloncesto. Existirán por tanto otra serie de factores que inciden en que un jugador alcance los

mayores éxitos deportivos los cuales deberán conocerse para incluirlos entre los elementos a

tener en cuenta en esta detección de talentos.

Un estudio reciente en el baloncesto realizado por Sáenz-López et al (2003), aún no

publicado, se analizaron los jugadores convocados en las distintas selecciones nacionales

masculinas nacidos entre los años 1.974 hasta 1.981, para establecer una correlación entre sus

convocatorias en las selecciones de categorías inferiores y en la selección absoluta. Los

resultados son realmente sorprendentes y desalentadores.

Existe una correlación negativa, estadísticamente significativa, entre los jugadores

convocados en la selección cadete y su posterior convocatoria en la selección Absoluta A (ρ =

- 0,191; p<0,05), Absoluta B (ρ = - 0,199; p<0,05), Sub22 (ρ = - 0,322; p<0,01) o Júnior (ρ =

- 0,106; p>0,05). Se comprueba estadísticamente que aquellos jugadores convocados para la

selección en la categoría Cadete no llegaran a jugar en la selección Absoluta. Los jugadores

que tienen un �talento deportivo� en estas categorías no les garantiza que en el futuro lo

puedan desarrollar al máximo nivel competitivo. Este dato se ve refrendado con que sólo el

19% de estos jugadores llegaron a jugar en la liga A.C.B.

Al realizar este análisis en categorías superiores, sólo se encuentra correlación

estadísticamente significativa en la categoría Sub�22, pues sólo estos jugadores consiguen

jugar en el futuro en la selección Absoluta A (ρ = 0,297; p<0,01) y Absoluta B (ρ = 0,264;

p<0,01). Cuanto mayor es la edad del jugador, ha finalizado su proceso de maduración, su

permanencia en las selecciones es mayor.

Estos datos nos indican que la selección de estos talentos, o los criterios elegidos para

seleccionar a estos jugadores no coinciden con lo que luego van a necesitar en la edad adulta y

en la alta competición.

Son escasos los ejemplos positivos en este sentido, se habla de que sólo J. M. Iturriaga

ha sido campeón de España minibasket y llegó a la élite, tanto en el Real Madrid como en la

Selección Absoluta, que J. A. Corbalán estuvo en las selección española de Minibasket y

llego a la absoluta.

Bien es cierto que los criterios habitualmente empleados para seleccionar a los

jugadores en las categorías de formación no se basan en su potencial futuro, sino en su

rendimiento inmediato, y en baloncesto, los niños que tienen mejores rendimientos en las

edades tempranas (maduración y fuerza), no coinciden con los que lo podrán realizar en el

futuro (evolución de sus características antropométricas y otros predictores anteriormente

mencionados).

Los programas de detección de talentos en baloncesto y la influencia que el desarrollo

y la maduración de los niños tienen en el futuro de estos jugadores limita el éxito futuro, los

márgenes de error son muy importantes. Por eso hay que establecer un adecuado plan de

trabajo, para que en la formación de los jugadores desarrollemos el máximo de sus

potencialidades, alcanzando su máximo nivel de rendimiento en la edad adulta.

El entrenamiento de los jóvenes talentos del baloncesto.

Como hemos expuesto en el apartado anterior, los programas de detección de talentos

en baloncesto no han sido del todo acertados, los talentos seleccionados en la categorías de

formación no llegan a la élite, sólo se emplea un predictor del éxito para su selección, a la

élite llegan jugadores que han pasado desapercibidos durante su periodo de formación,

destacar en edades tempranas supone una perdida del equilibrio personal�

El potencial talento de los jugadores de baloncesto no se apoya en un único factor, y

por tanto deberemos atender con especial atención a todo el proceso de formación que siguen

estos jugadores, para favorecer su desarrollo y permitir alcanzar su máximo nivel potencial,

sin establecer limitaciones ni restricciones insalvables durante su formación. Este máximo

potencial debe alcanzarse cuando el jugador alcance la edad adulta, planteándose un proceso

de formación a largo plazo.

Los resultados mostrados son bastante concluyentes y nos dan pistas sobre el camino a

seguir en este proceso formativo. En nuestro país comienzan a desarrollarse actividades

formativas específicas para ya no sólo mejorar el conocimiento de los contenidos específicos

del baloncesto (técnica y táctica), sino para ayudar a los entrenadores/profesores a

enseñar/entrenar mejor y más eficazmente.

Para poder atender a las necesidades planteadas en los estudios anteriores no podemos

apoyarnos en la metodología tradicional de enseñanza del baloncesto. Esta metodología

tradicional se basa en un modelo mecanicista de los aprendizajes, basado en la enseñanza de

la técnica individual y de la táctica colectiva, con el empleo de estilos de enseñanza

excesivamente directivos, mediante estrategias de práctica analíticas, basadas en la repetición

y automatización de los movimientos y en los que los jugadores participan poco en su proceso

formativo.

Abogamos por un planteamiento metodológico alternativo, basado en el empleo de

modelos comprensivos para la enseñanza/entrenamiento del baloncesto, en el que se

desarrollen las conductas táctico-técnicas y los gestos técnico-tácticos tanto a nivel individual,

grupal y de equipo, con el empleo de estilos de enseñanza que impliquen cognoscitivamente a

los jugadores, con un predominio de las estrategias de prácticas globales durante la iniciación,

siendo los jugadores el eje fundamental sobre el que gire el proceso de entrenamiento.

El modelo comprensivo de la enseñanza de los deportes.

A pesar de que aún muchos entrenadores emplean un modelo excesivamente

mecanicista para la enseñanza del baloncesto es el momento para realizar un análisis crítico y

desarrollar un modelo alternativo de entrenamiento que se ajuste más a las características

formales y funcionales de nuestro deporte.

Bunker y Thorpe (1982) plantean un modelo comprensivo de enseñanza de los juegos

deportivos en la escuela. Este modelo es fundamental para la enseñanza del baloncesto, en el

que las situaciones de juego son cambiantes y los jugadores deben tomar continuas

decisiones. Se presenta como alternativa a la enseñanza basada en el desarrollo de la técnica.

Su punto de partida es juego, la comprensión del propio juego, la percepción de los elementos

propios de la actividad, la conciencia táctica del objetivo del juego y de las tareas a alcanzar.

A partir de estos elementos, el niño debe enfrentarse a los problemas del juego y tomar las

decisiones adecuadas. Tras la toma de decisión (¿cómo y qué hacer?), se realiza la ejecución y

se evalúa el resultado, rendimiento obtenido (figura 1). Se trata de adaptar las fases del acto

táctico a los procesos de enseñanza/entrenamiento de los deportes en los que éste componente

táctico es fundamental.

PERCEPCIÓN DEL JUEGO

CONCIENCIA TÁCTICA

ALUMNO

FORMASJUGADAS

TOMAR DECISIONES APROPIADAS

¿QUÉ HACER?

¿CÓMO HACER?

RENDIMIENTO

EJECUCIÓN MOTORA

Figura 1. Modelo para la enseñanza de los deportes en Enseñanza Secundaria.

(Adaptado de Bunker y Thorpe, 1982)

La propuesta de un modelo alternativo para la enseñanza de los juegos deportivos

colectivos es seguida por Blázquez (1986) o Graça (1994) entre otros. Posteriormente Kirk y

MacPhail (2002) realizan un desarrollo y revisión de este modelo, profundizando en sus fases

(figura 2).

Esta nueva reformulación del modelo comprensivo se aplica también al baloncesto. El

entrenamiento se inicia desde el propio juego, a partir de la proposición de formas jugadas,

reducidas, que contengan la misma estructura táctica del deporte, aunque sea simplificado,

adaptándolas a las características y necesidades de los jugadores.

Estas formas jugadas servirán para conocer de forma básica el baloncesto y a resolver

los problemas que las diferentes situaciones de juego provoca. La aparición del pensamiento

estratégico es inminente, pues los jugadores buscarán las respuestas a los problemas del

juego, percibiendo el objetivo del mismo.

La toma de decisión se dirigirá en primer lugar hacia el �¿qué hacer?�, solución

táctica, para posteriormente orientarse hacia el �¿cómo hacer?�, solución técnica. La

ejecución de las diferentes respuestas, tácticas y técnicas, se refleja en las acciones motrices

que realizan el jugador, las cuales se ejecutan en el contexto de real de juego.

El entrenador será un observador externo, encauzará este proceso mediante la

propuesta de formas jugadas, observación de las respuestas y conducción de los aprendizajes.

Los elementos componentes del modelo se interrelacionan entre si secuencialmente,

permitiendo que el entrenador diseñe tareas que incidan cada una de ellas (formas jugadas,

concepto del juego, pensamiento estratégico, ejecución motora y ejecución contextualizada).

PENSAMIENTO ESTRATÉGICO

CONOCIMIENTO EMERGENTE

CONCEPTO DE JUEGO

PERCEPCIÓN DEL OBJETIVO

SELECCIÓN DELA TÉCNICA

DEPORTISTA

FORMASJUGADAS

EJECUCIÓN CONTEXTUALIZADA

EJECUCIÓN MOTORA

TOMAS DE DECISIÓN

DESARROLLO DE LA TÉCNICA

PARTICIPACIÓN PERIFÉRICA

¿QUÉ HACER?

¿CÓMO HACER?

Figura 2. Versión adaptada del Modelo para la enseñanza de los deportes para su

comprensión (Adaptado de Kirk y MacPhail, 2002).

Metodología constructivista del aprendizaje.

El modelo comprensivo de la enseñanza de los deportes se complementa con el

empleo de metodologías constructivistas del aprendizaje, es decir, partir de los conocimientos

de los jugadores y ayudar a que sean ellos mismos los que construyan sus propios

aprendizajes en un proceso de crecimiento progresivo que sólo puede depender del ritmo de

asimilación personal (Cárdenas 2003). Este proceso de enseñanza-aprendizaje basado en

principios constructivistas afectará a todos los contenidos del baloncesto, tanto a nivel

individual, grupal o de equipo y en fase de ataque y de defensa.

Enseñar a partir de aquello que se conoce, que se domina, sustentando los nuevos

aprendizajes en otros más básicos nos obliga a diseñar todo un proceso metodológico en el

cual vamos a ir incluyendo nuevos contenidos cada vez más complejos. Por ello es necesario

elaborar y seguir un programa formativo para secuencializar los contenidos durante el largo

proceso de formación del jugador.

Un modelo comprensivo de la enseñanza del baloncesto, apoyado en principios

constructivistas de los aprendizajes y un adecuado programa formativo nos permitirá

evolucionar en la formación del jugador de baloncesto de forma progresiva, sistemática,

organizada y completa, permitiendo que éstos puedan desarrollar su máximo potencial de

juego.

Construir los aprendizajes antes que destruirlos.

La función de los entrenadores/profesores es enseñar los diferentes contenidos del

baloncesto en las diferentes fases de juego en todas las situaciones de juego. Para permitir la

aparición, construcción, un contenido de juego mediante una metodología de enseñanza

comprensiva, en la que el jugador participa de forma activa y en la que éste va descubriendo

las diferentes soluciones a los problemas del juego (conductas táctico-técnicas del

baloncesto), tendremos que diseñar situaciones de práctica (formas jugadas) que permitan que

estas conductas aparezca con un mínimo de intencionalidad táctica, no como mera repetición

o imitación, y sin que ésta sea fácilmente neutralizada por el adversario, pues de no ser así

ésta no aparecerá, �Construir antes que Destruir� (Ibáñez, 2000).

La presencia continua de oponentes en las formas jugadas condiciona la aparición de

las diferentes soluciones a los problemas del juego. Soluciones que pueden estar dirigidas al

juego en fase de ataque o de defensa. Si el jugador de la fase de juego que no queremos

potenciar, a la cual no va dirigida inicialmente la enseñanza, desarrolla su máximo potencial

de juego impedirá que el jugador de la fase principal de juego, sobre la que incidimos en

nuestro proceso de enseñaza-aprendizaje, genere, construya y manifieste ese aprendizaje.

Por ello, para enseñar el ataque hay que definir una serie de limitaciones a los

jugadores en fase defensiva, que reduzcan su potencial de juego, posibilitando que los

atacantes ofrezcan respuestas al problema de juego planteado. Igualmente, para construir la

defensa hay que establecer restricciones a los jugadores en fase de ataque, limitando su

potencial de juego, permitiendo así que puedan aparecer las conductas defensivas deseadas.

Selección de los Estilos de Enseñanza/Entrenamiento.

El empleo de un método alternativo para la enseñanza/entrenamiento del baloncesto

nos obliga a ser consecuentes con la selección de los estilos de enseñanza aplicables en el

contexto de la educación física y los deportes (Mosston, 1982; Delgado, 1991). La utilización

del modelo comprensivo de la enseñanza del deporte lleva asociada el empleo de estilos de

enseñanza que impliquen cognoscitivamente a los jugadores, es decir, la resolución de

problemas y el descubrimiento guiado, pues éstos nos permitirán que los jugadores resuelvan

los problemas presentados en las formas jugadas, permitiendo la implicación del jugador y el

desarrollo del pensamiento táctico.

Estos estilos de enseñanza son básicos en el momento inicial del aprendizaje

deportivo, y más para la enseñanza de las nociones tácticas. En las posteriores fases del

desarrollo de las habilidades específicas del baloncesto (Iniciación, Aprendizaje y

Perfeccionamiento), serán complementados con el empleo de otros estilos más dirigidos hacia

la individualización para la consecución de mejoras individuales y/o tecnificación (enseñanza

recíproca, programas individuales�), o incluso estilos más directivos (asignación de tareas)

cuando lo que pretendamos es la ejercitación (Giménez y Saenz-López, 1999).

La información inicial que transmita el entrenador será clara, concisa y breve,

haciendo referencia tanto a aspectos organizativos de la tarea como a los objetivos de la

misma y a las consignas que deben cumplir los atacantes y defensores. Esta información

inicial será tanto verbal como visual. Al ser estilos de enseñanza que implican

cognoscitivamente a los jugadores, en nuestras demostraciones, explicaciones, no

mostraremos ninguna de las posibles soluciones a la forma jugada, pues estaríamos nosotros

ofreciendo las respuestas y no los jugadores.

Adecuación a un Programa Formativo.

Las acciones motrices que realizan los jugadores de baloncesto para conseguir el

objetivo del juego, encestar canasta, y superar las acciones que les plantean los adversarios,

que tratarán de evitarlo, adaptándose al entorno de juego, tradicionalmente se han clasificado

en técnica y táctica, ya sea de ataque o de defensa. Estas acciones motrices son el fruto de la

evolución de las respuestas de los jugadores a lo largo de la historia del baloncesto ante

problemas de juego similares y atendiendo a la evolución de las características formales del

deporte (reglamento).

Las características funcionales del baloncesto y el conocimiento práctico de este

deporte nos permiten afirmar que no existen acciones exclusivamente con un carácter técnico

(mecánico) o táctico (solución al problema de juego). La presencia de compañeros y

adversarios en el terreno de juego y su participación simultánea durante un partido provoca

que exista una relación directa entre la técnica (acciones mecánicas) y la táctica (soluciones a

los problemas de juego). Por tanto, a nuestro entender, en el baloncesto no se producen

acciones técnicas y tácticas de manera aislada, sino que se producen gestos técnico-tácticos y

conductas táctico-técnicas. Es decir, acciones motrices en las que los entrenadores/profesores

y jugadores/alumnos centramos nuestra atención (ya sea por el objetivo, por la información

inicial, por el conocimiento de resultados, etc.) en el gesto mecánico que nos sirve para

resolver uno de los problemas que aparecen durante el juego, gesto técnico-táctico, o acciones

motrices en las que nuestra atención se fija en la resolución a un problema de juego más que

en la acción mecánica en la que se apoya, conducta táctico-técnica (Ibáñez, 1997).

Las conductas táctico-técnicas y los gestos técnico-tácticos se presentan tanto a nivel

individual (uno contra uno) como grupal (dos contra dos, tres contra tres,...), tanto en la fase

de ataque como de defensa. Estamos, pues, ante una nueva forma de clasificar y estructurar

los contenidos del baloncesto, adaptándolos a la estructura funcional de baloncesto.

Un programa formativo para la enseñanza de los contenidos del baloncesto, apoyado

en los principios constructivistas del aprendizaje deberá estructurar y distribuir los contenidos

a lo largo de toda la formación del jugador de baloncesto. Los periodos de formación de los

jugadores se estructuran en períodos cronológicos en función de las características de los

jugadores y tienen similitudes con las diferentes categorías competitivas establecidas

federativamente. Son escasas las referencias que encontramos en la literatura que ofrezcan

diseños curriculares específicos de enseñanza del baloncesto (Peiro y Sanpedro, 1979, Pintor,

1989, Esper, 1998).

Tener un programa de formación del baloncesto de manera integral es básico para

conocer qué contenidos existen en el baloncesto, cuándo enseñarlos y cómo se relacionan

entre ellos. Proponemos la aplicación del Diseño Curricular Base para la enseñanza de

Baloncesto presentado por Ibáñez (2002), por hacer referencia expresa al desarrollo tanto de

las conductas como de los gestos específicos del baloncesto, en fase de ataque y defensa. Este

D.C.B.E.D. será el marco guía que oriente a los entrenador a la hora de seleccionar y

distribuir los contenidos del baloncesto durante el periodo de formación.

El desarrollo de las diferentes habilidades específicas del baloncesto evolucionará en

tres fases, Iniciación, Automatización y Perfeccionamiento, tal y como proponen Fernández y

Navarro (1989). Personalmente, y para guardar cierta coherencia con los planteamientos

metodológicos desarrollados anteriormente, preferimos llamar a la fase de Automatización,

fase de Aprendizaje, pues habitualmente esta automatización se identifica con los

planteamientos enseñanza mecanicistas, basados en la ejercitación, repetición y

automatización de las habilidades (técnica) y nosotros estamos abogando por un proceso

metodológico antagónico.

Durante la primera fase, la Iniciación, se producirá un Tanteo, Acomodación,

Identificación y Adaptación por parte del jugador ante las nuevas situaciones prácticas. En la

segunda fase, el Aprendizaje, el jugador conseguirá un Dominio sobre la situación, mediante

una adecuada Toma de Decisión, la cual le permitirá Transferencia a otras situaciones

análogas. La tercera fase, el Perfeccionamiento, los jugadores realizan estas respuestas

motrices con Espontaneidad, con una mayor Coordinación, y que producirá mediante la

Tecnificación el refinamiento de sus acciones.

Diseño de situaciones efectivas de práctica.

Para llevar a la práctica todos planteamientos anteriormente expuestos, diseñamos

formas jugadas que nos permitan enseñar/entrenar implicando cognoscitivamente al jugador,

progresando a partir de su conocimiento y experiencias y desarrollando los contenidos de un

programa formativo a largo plazo.

En primer lugar seleccionaremos el objetivo/contenido a entrenar para diseñar una

primera situación práctica global y general que nos permita iniciar la actividad. Esta forma

jugada debe provocar en los jugadores una respuesta que se aproxime al contenido que

queremos enseñar/entrenar. A partir de esta situación inicial y mediante la presentación de

nuevas reglas, la modificación del entorno o la conducción de las posibles soluciones de los

jugadores a los problemas de juego, iremos conduciendo su respuesta hacia el gesto técnico-

táctico o la conducta táctico-técnica deseada (Ibáñez, 2000) (figura 3).

Las estrategias de práctica empleadas para desarrollar estas formas jugadas serán

fundamentalmente globales (Global Pura, Global Polarizando la Atención o Global

Modificando la Situación Real). La primera fase del entrenamiento de las habilidades

deportivas, Iniciación o Experimentación, finaliza con la aparición y consolidación de las

conductas y gestos previstos.

SITUACIÓN GLOBAL INICIAL

PROCESO DE INICIACIÓN DEPORTIVA

SITUACIÓN GLOBAL 2 CON LIMITACIONES

ESTRATEGIA DE PRÁCTICA GLOBAL

SITUACIÓN GLOBAL 3 CON LIMITACIONES

GESTO TÉCNICO-TÁCTICO

DESEADO

CONDUCTA TÁCTICO-TÉCNICA

DESEADA

Fig. 3. Proceso de Enseñanza/Entrenamiento Deportivo. Primera Fase: Iniciación

Alcanzada la conciencia del gesto o de la conducta específica comienza la fase de

Aprendizaje, en la que las estrategias de práctica que emplearemos serán más variadas,

globales, analíticas o mixtas. Nuevamente emplearemos situaciones prácticas en las que

iremos reforzando los incipientes aprendizajes mediante la modificación de las reglas de

actividad.

La siguiente fase, el Perfeccionamiento, comienza cuando los jugadores ya dominan

las diferentes habilidades, gestos o conductas. Mediante la presentación de nuevas propuestas

práctica y la modificación de las reglas, progresaremos en el perfeccionamiento de las mismas

hasta conseguir una alta eficacia (figura 4).

La situación inicial global permitirá la aparición de la conducta táctico-técnica o gesto

técnico-táctico que deseamos entrenar/enseñar. Este trabajo se realizará en la situación más

real y global posible, es decir, con la presencia de jugadores en fase de ataque y de defensa,

evolucionando desde situaciones reducidas o simplificadas (uno contra uno) hacia la real de

juego (cinco contra cinco). En el diseño de esta forma jugada, estableceremos reglas

limitadoras del potencial de juego de los jugadores en la fase de juego que complementa la

aparición de la conducta, permitiendo así que el jugador en la fase de juego que queremos

potenciar pueda desarrollar la respuesta deseada. Paulatinamente, la intervención limitadora

en los jugadores en fase de juego complementaria se irá reduciendo, a medida que los

jugadores en la fase de juego principal vayan alcanzando los objetivos de la actividad,

acercándonos así a la situación real de juego.

SITUACIÓN 2 REFORZADORA

PROCESO DE APRENDIZAJE DEPORTIVO

GESTO TÉCNICO-TÁCTICO

DESEADO

CONDUCTA TÁCTICO-TÉCNICA

DESEADA

SITUACIÓN 1 REFORZADORA

ESTRATEGIA DE PRÁCTICA GLOBAL, ANALÍTICA O MIXTA

PROCESO DE PERFECCIONAMIENTO DEPORTIVO

SITUACIÓN 3 REFORZADORA

ESTRATEGIA DE PRÁCTICA GLOBAL, ANALÍTICA O MIXTA

GESTO TÉCNICO-TÁCTICO

CONDUCTA TÁCTICO-TÉCNICA

SITUACIÓN 2 REFORZADORA

SITUACIÓN 1 REFORZADORA

SITUACIÓN 3 REFORZADORA

GESTO TÉCNICO-TÁCTICO

EFICAZ

CONDUCTA TÁCTICO-TÉCNICA

EFICAZ

Figura 4. Proceso de Enseñanza/Entrenamiento Deportivo.

Segunda y Tercera Fase: Aprendizaje y Perfeccionamiento

Al inicio de la actividad, el entrenador propondrá una serie de consignas a los

jugadores que intervienen en el juego. Las consignas dirigidas a los jugadores en la fase de

juego principal están encaminadas a:

a.- Resolver de forma eficaz un problema de juego planteado.

1.- Cómo superar un adversario.

2.- Cómo conseguir canasta (ataque) o cómo evitarla (defensa).

3.- Qué medios técnicos-tácticos podemos emplear.

b.- Mantener el rol de juego hasta que finalice el juego (el ataque consiga el

éxito o la defensa recupere el balón). Cambio de rol ataque/defensa.

c. - Iniciar la actividad desde espacios eficaces, aquellos que nos permitan

conseguir el objetivo diseñado con facilidad (Canasta si lanzamos en los

atacantes; Dificultar el juego del adversario en defensa)

Igualmente presentaremos reglas para los jugadores en la fase de juego

complementaria. Estas consignas se dirigen a:

• Ayudar a que los jugadores en fase de juego principal puedan resolver el problema de

juego que se les plantea (colocación en lugares espaciales determinados, realizar

acciones motrices concretas, etc.).

• Permitir la construcción del juego antes que la destrucción. Para ello limitaremos su

máximo potencial de juego.

- Limitaciones para los atacantes:

- Reducir el número de botes a emplear.

- Limitar los espacios por los que se podrá desplazar.

- Reducir el número de pases,�

- Limitaciones para los defensores:

- Colocarse entre el oponente y la canasta (favorece el conocimiento de la

correcta posición defensiva).

- No usar las manos en defensa (provocan muchas faltas). Inicialmente

permitir los pases, no robar los balones, etc.

- Permitir el lanzamiento, no intentar bloquear los lanzamientos y

preocuparse de recuperar el balón tras éste.

No debemos olvidarnos que los jugadores que tienen un rol complementario al

objetivo principal de la tarea deberán en un primer momento modular si intensidad de

ejecución. Este hecho unido a las limitaciones planteadas por el entrenador permitirá la

construcción del juego en fase de ataque o de defensa antes que la destrucción del mismo.

Por ello es muy importante el conocimiento y respeto del Espacio Vital del jugador en

la fase de juego principal. Entendemos que el espacio vital del jugador es aquel que le permite

desarrollar su potencial de juego sin que se vea afectado por la interferencia de su oponente.

Disponer de este espacio permite desarrollar la potencialidad de juego, experimentar nuevas

respuestas y conseguir éxito en la acción, en suma construir un aprendizaje con

intencionalidad táctica. Si la acción del oponente, ya sea atacante o defensor, es grande,

interfiriendo en ese espacio vital, limitaremos la aparición de estas respuestas. Con la

aparición de las respuestas deseadas y el dominio de las mismas este espacio vital se irá

reduciendo.

Mediante la manipulación de las variables espacio (aumentar/reducir,

orientaciones,�), tiempo (aumentar/reducir, limitar nº de botes,�), organización (disposición

inicial, roles,�), número de jugadores (atacantes/defensores,�) y reglas del juego

propondremos modificaciones a la situación inicial, permitiendo la evolución desde las

respuestas naturales de los jugadores ante el problema de juego inicial hacia las respuestas

más eficaces de juego.

Alternancia continua y ondulatoria en el proceso formativo.

El proceso de formación del jugador de baloncesto no es un proceso lineal en el que se

sólo van introduciendo los nuevos contenidos de manera progresiva, secuencial y gradual,

utilizando la misma estrategia de práctica. Atendiendo a los principios metodológicos

desarrollados con anterioridad evolucionaremos desde estrategias de práctica Global hacia

estrategias de práctica Analítica. Esta alternancia aplicada de manera general al entrenamiento

de los contenidos del baloncesto permitirá evolucionar genéricamente desde la Táctica hacia

la Técnica y de manera específica, adaptándonos a la estructuración de los contenidos del

baloncesto, desde las Conductas hacia los Gestos.

Proponemos la realización de un proceso ondulatorio y continuo en la formación del

jugador de baloncesto que vaya desde táctica hacia la técnica, desde la conducta hacia el gesto

existiendo un predominio de uno de sobre otro en función del momento formativo del jugador

(figura 5).

Durante el transcurso de una sesión de entrenamiento, microciclo,�, los entrenadores

deberemos proponer formas jugadas que se dirijan hacia el desarrollo de un tipo de contenido,

conducta o gesto. En la cuantificación del tiempo de entrenamiento deberá existir un

predominio del tiempo dedicado a cada contenido. En los primeros períodos de

entrenamiento, y siguiendo los planteamientos ya expuestos, este predominio será de las

formas jugadas dirigidas más hacia la conducta táctico-técnica que hacia el gesto técnico-

táctico. Este predominio evoluciona a lo largo de una temporada, permitiendo la construcción

de aprendizajes integrales y completos, apoyando la resolución de los problemas de juego con

las acciones mecánicas más acordes a la respuesta ofrecida.

Las formas jugadas deberán ser globales, en las que se trabaja de forma conjunta

conducta y gesto, pero priorizamos en nuestra información inicial, conocimiento de

resultados, objetivo, etc. sobre una de ellas.

Figura 5. Evolución en el tratamiento de los contenidos en una temporada.

Para atender a la formación integral del jugador de baloncesto priorizaremos tanto en

la presentación de los contenidos como en la fase de juego que queremos desarrollar.

Igualmente proponemos la realización de un proceso ondulatorio y continuo para la

presentación de las fases de juego, ataque y defensa, en sus diferentes niveles de concreción,

(sesión, microciclo,�). En unos momentos orientaremos nuestra atención sobre las tareas en

fase de ataque, diseñando situaciones que favorezcan la aparición de las conductas de estos

jugadores, limitando el juego del resto de jugadores, para posteriormente invertir las

prioridades.

Al igual que con los contenidos, este proceso de entrenamiento ondulatorio y continuo

que afecta al desarrollo de cada una de las fases del juego, comenzará por un predominio de la

fase de juego constructiva, ataque, evolucionando hacia la fase destructiva, defensa. Entre

ambas fases, incluiremos periodos de trabajo mixto en los que existe un equilibrio en el tipo y

objetivo de las tareas que proponemos (figura 6).

EVOLUCIÓN DE CONTENIDOS

010203040506070

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33

MICROCICLOS

% T

IEM

PO

CONDUCTAS TÁCTICO-TÉCNICAS GESTOS TÉCNICO-TÁCTICOS

Las formas jugadas contemplan la existencia de situaciones parecidas al contexto real

de juego, es decir, coexisten atacantes y defensores en la misma actividad, focalizando

nuestra atención sobre una de ellas.

La alternancia de contenidos y fases de juego están interrelacionadas entre si, siendo el

proceso ondulatorio que siguen el desarrollo de los contenidos más suave que el de las fases

de juego, puesto que antes de comenzar a intervenir sobre los gestos técnico-tácticos,

deberemos presentar las conductas táctico-técnicas en fase de ataque y de defensa.

Figura 6. Evolución en el tratamiento de las fases de juego durante una temporada.

El papel del entrenador.

En el proceso de enseñanza/entrenamiento el entrenador será el conductor, orientador

del proceso de aprendizaje de los jugadores. Su papel es primordial para desarrollar las

potencialidades del jugador de baloncesto. Al emplear metodologías activas, utilizando estilos

de enseñanza que impliquen congnoscitivamente al jugador, el entrenador pasa a tener un

papel secundario, no es el protagonista de la acción, pero su función es primordial, pues debe

controlar en todo momento el proceso, las respuestas que ofrecen los jugadores y conducirlas

hacia la eficacia.

FASES DE JUEGO

0

20

40

60

80

1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31

MICROCICLOS

% T

IEM

PO

ATAQUE DEFENSA

Continuamente deberá ir preguntando a los jugadores sobre las acciones que realizan,

es decir, empleará de manera predominante el conocimiento de resultados (feedback)

interrogativo, para implicar cognoscitivamente a los jugadores. Este conocimiento de

resultados irá dirigido tanto a aspectos organizativos de las formas jugadas ¿dónde te tenías

que colocar?, ¿cuándo se inicia/finaliza la actividad?, como hacia las respuestas que ofrezcan

los jugadores durante la tarea, incidiendo en los mecanismos de percepción, ¿dónde está tu

oponente?, decisión, ¿qué tenías que haber hecho?, como de ejecución, ¿cómo has botado?

Además, debe motivar y animar continuamente a los jugadores, empleando las formas

jugadas, reforzando positivamente las respuestas de los jugadores.

También no especializará precozmente a los jugadores, permitiendo una formación

completa y polivalente, pues las características antropométricas de hoy, altura, no son las del

futuro, y lo que durante los periodos de formación nos parece alto, en la edad adulta y la alta

competición es normal.

La creación de un entorno estable y apropiado para el desarrollo de las potencialidades

particulares de cada jugador, así como el trabajo solidario entre los jugadores, conociendo sus

propias limitaciones y virtudes, ayudando a los compañeros a progresar, trabajando con

humildad y dedicación permitirá construir un jugador estable emocionalmente y equilibrado

para el desarrollo del juego.

El entorno del jugador.

Es este uno de los factores más difíciles de controlar dentro del proceso de formación

de los jugadores de baloncesto, pues la intervención de los entrenadores sobre ellos es escasa

y por la presencia de múltiples elementos extraños que intoxican al jugador, tales como

padres, amigos, club, entrenadores, manager,...

Este entorno debe ser estable, afectivo y potenciador de las decisiones que tome el

niño (jugar a baloncesto), apoyándole en los momentos difíciles. Debe favorecer un

crecimiento personal y cultural básico (no abandono de la formación académica básica), que

le permita madurar y desarrollarse como persona.

El reciente fenómeno del �Padre Manager� es altamente preocupante en el contexto

deportivo. Éstos confunden realmente el potencial de sus hijos y creen que tienen al mejor

jugador del mundo, influyendo, orientando y conduciéndoles por un camino a veces no muy

acertado. Muchos de ellos proyectan en sus hijos todas sus frustraciones y limitaciones

personales que en el deporte ellos no pudieron alcanzar, no dejando evolucionar y crecer a su

propio hijo. Por eso, el mejor trabajo en este sentido es que los padres no hagan nada, sólo

que animen a sus hijos.

Cuando el entorno del jugador refuerza y elogia continua y excesivamente el potencial

del jugador, éste acaba por creérselo, perdiendo la condición primaria de cualquier gran

deportista que es la Humildad. Esta falta de humildad provoca una menor implicación en el

trabajo. Por eso, otro de las actuaciones del entorno debe dirigirse a potenciar los valores del

trabajo, esfuerzo y sacrificio para alcanzar los objetivos deseados, manteniendo una actitud

humilde y respetuosa con los demás.

Los clubes también influyen en el desarrollo del potencial talento de los jugadores.

Éstos deben favorecer la formación de los jugadores mediante el establecimiento de un

programa formativo adecuado al nivel y contexto del club, seleccionando a los entrenadores

más capacitados para el desarrollo del mismo. Igualmente tienen que ofrecer un amplio

abanico de experiencias competitivas para que jugador desarrolle sus capacidades en la

situación real de juego. Estas experiencias no deben producirse a costa de la formación de los

jugadores (especialización temprana), buscando únicamente el rendimiento, victoria, en las

competiciones en las que participe para así pasar a fases competitivas de mayor nivel. Si no se

alcanzan estas fases competitivas de forma natural, estas experiencias competitivas deben ser

ofrecidas por los clubes, mediante la realización de múltiples encuentros amistosos.

La adquisición de este nivel competitivo también se realiza mediante el paso de

jugadores de una categoría a otra. Entrenar y jugar con niños de edades superiores permite

que el jugador desarrolle su potencialidad frente a jugadores de nivel superior. Este tránsito

nunca debe producirse si el jugador no posee un nivel de maduración psico-biológica

adecuada, pues en caso contrario estaríamos quemando etapas formativas anticipadamente.

Bibliografía.

Añó, V. (1997). Planificación y organización del entrenamiento juvenil. Madrid: Gymnos,

Blazquez, D. (1986). Iniciación a los deportes de equipo. Barcelona: Martínez Roca.

Bunker, D. y Thorpe, R. (1982). A model for the teaching of games in secondary schools.

Bulleting of Physical Education, 18 (1), 5-8.

Cárdenas, D. (2003). El proceso de la enseñanza de la táctica colectiva desde una perspectiva

Constructivista. En López, A. y Jiménez, C. (Eds.). Actas del curso de didáctica del

baloncesto en las etapas de iniciación. Madrid: Fundación Real Madrid e INEF de

Madrid.

Delgado, M. A. (1991). Los estilos de enseñanza. Granada: ICE Universidad de Granada.

Esper, P. (1998). Una propuesta metodológica diferente para el baloncesto en divisiones

formativas. Buenos Aires: P.E.D.C.

Fernández, G. y Navarro, V. (1989). Diseño Curricular en Educación Física. Barcelona:

INDE.

Giménez, F. J. y Sáez-López, P. (1999). Aspectos teóricos y prácticos de la iniciación al

Baloncesto. Huelva: Diputación de Huelva.

Graça, A. (1994). Os comos e os quandos no ensino dos jogos. En A. Graça & J. Oliveira, J.

(Eds.). O ensino dos jogos desportivos. Oporto: F.C.D.E.D. Universidade do Porto.

Hahn, E. (1988). Entrenamiento con niños. Barcelona: Martínez Roca.

Hernández, J. (1988). Baloncesto: iniciación y entrenamiento. Barcelona: Paidotribo.

Ibáñez, S. J. (1.997) El proceso de formación técnico-táctica en la iniciación deportiva. En

M.A. Delgado (Ed.). Formación y actualización del profesorado de educación física y

del entrenador deportivo. Sevilla: Wanceulen.

Ibáñez, S. J. (2000). La enseñanza del Baloncesto en el contexto educativo. Habilidad Motriz,

15, 12- 21.

Ibáñez, S. J. (2002). Los contenidos de enseñanza del baloncesto en las etapas de formación.

En S.J. Ibáñez y M. Macías (Eds.). Novos Horizontes para o treino do basquetebol.

Lisboa: FMH.

Lorenzo, A. (2001). Hacia un nuevo enfoque del concepto de talento deportivo. Revista de

Entrenamiento Deportivo, XV, 2, 27-33.

Mosston, M. (1982). La enseñanza de la educación física. Barcelona: Paidos.

Nadori, L. (1983). Il talento e la sua seleccione. Scuola dello sport. 1.

Pintor, D. (1989). Objetivos y Contenidos de la Formación deportiva. En J. L. Antón (Ed.).

Entrenamiento deportivo en la edad escolar. Málaga: Unisport.

Peiró, R y Sampedro, J. (1979). Pedagogía del Baloncesto. Valladolid: Miñón.

Regnier, G.M., Salmela, J.H. y Russell, S.T. (1993). Talent detection and development of

sport. En R.N. Singer et al (Eds.). Handbook of Research on Sport Psychology. New

York: MacMillan.

Rirk, D. y Macphail, (2002). Teaching games for understanding and situated learning:

Rethinking the Bunker-Thorpe model. Journal of Teaching in Physical Education, 21,

177-192.

Ruiz, L.M. (1998). Valoración de los elementos motores del joven deportista: Mitos y

realidades. En O.R. Contreras y L.J. Sánchez, (Eds.). La detección temprana de

talentos deportivos. Cuenca: Universidad de Castilla-La Mancha.

Sáenz-López, P.; Giménez, F.J.; Sierra, A.; Ibáñez, S.J. y Sánchez, M. (2003). Análisis de la

formación del jugador experto de baloncesto en España. En S.J. Ibáñez y M.M.

MACÍAS (Eds.). Propuestas para la mejora en el proceso de formación y rendimiento

en baloncesto. Cáceres: Copegraf.

Williams, A.M. y Franks, A. (1998). Talent identification in soccer. Sports, Exercice and

Injury, 4, 159-165.

Williams, A.M. y Reilly, T. (2000). Talent identification and development in soccer. Journal

of Sport Sciences, 18, 657-667.