ENTREVISTA Isabel Allendeversario del golpe de Pinochet, Isabel La hija de Salvador Allende, nueva...

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12 EPS En la oscuridad de la noche del 15 de septiembre de 1973, el avión del presiden- te de México, Luis Echevarría, despegó del aeropuerto de Santiago de Chile. Via- jaba a bordo una joven de 28 años llama- da Isabel Allende Bussi. Cuatro días an- tes, su padre, Salvador Allende, se había quitado la vida en el palacio presidencial de La Moneda, tras comprobar que el gol- pe militar encabezado por el general Au- gusto Pinochet era imparable. Aviones y tanques de los sublevados bombardearon repetidas veces el palacio, en pleno centro de la capital chilena. El Gobierno de la Unidad Popular, que agrupaba a socialis- tas, comunistas y otros partidos de iz- quierda, apenas había durado tres años en su experiencia inédita de instaurar un régimen socialista por la vía pacífica. Isabel Allende y su madre, Hortensia Bussi, llegaron a la capital mexicana a las tres de la tarde del 16 de aquel mes de sep- tiembre. Empezaba así un exilio de 16 años desde el que promovió la solidaridad internacional con un país ensangrentado por los golpistas. La hija del presidente de- rrocado realizó un primer viaje a Chile el 1 de septiembre de 1988 desafiando la prohibición de la dictadura pinochetista. El avión de Aerolíneas Argentinas volaba desde Buenos Aires, y en pleno vuelo los militares chilenos levantaron la famosa orden que amenazaba con multar a la compañía aérea y deportar a la exiliada. Veinte días después llegaba a Santiago doña Hortensia. Madre e hija pudieron vo- tar en el plebiscito organizado por el dic- tador con el propósito de perpetuarse en el poder. Pero ganó el no de manera abruma- dora y Augusto Pinochet no tuvo más re- medio que convocar elecciones. Isabel Allende regresó definitivamente a su país en noviembre de 1989. Chile recuperó una democracia ma- niatada por el dictador, que mantuvo el cargo de comandante en jefe del Ejército, y la hija del primer presidente socialista asumió el cargo de directora general de la fundación que lleva el nombre de Salvador Allende. Posteriormente ocupó la vicepre- sidencia de relaciones internacionales del Partido Socialista (PS), y llegó a ser nom- brada presidenta del partido. Ha sido ele- gida diputada en tres mandatos consecuti- vos desde 1993. El mismo año que se cumple el 30º ani- versario del golpe de Pinochet, Isabel La hija de Salvador Allende, nueva presidenta de la Cámara de Diputados de Chile, habla en esta entrevista de su padre, de los 30 años del golpe del general Pinochet que se cumplen este año, y de cómo el apellido Allende ha vuelto a la escena política en un país que mira ya al futuro. [03] ENTREVISTA Isabel Allende Treintaañosdelucha Por Francesc Relea. Fotografía de Luis Poirot

Transcript of ENTREVISTA Isabel Allendeversario del golpe de Pinochet, Isabel La hija de Salvador Allende, nueva...

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    En la oscuridad de la noche del 15 deseptiembre de 1973, el avión del presiden-te de México, Luis Echevarría, despegódel aeropuerto de Santiago de Chile. Via-jaba a bordo una joven de 28 años llama-da Isabel Allende Bussi. Cuatro días an-tes, su padre, Salvador Allende, se habíaquitado la vida en el palacio presidencialde La Moneda, tras comprobar que el gol-pe militar encabezado por el general Au-gusto Pinochet era imparable. Aviones ytanques de los sublevados bombardearonrepetidas veces el palacio, en pleno centrode la capital chilena. El Gobierno de laUnidad Popular, que agrupaba a socialis-tas, comunistas y otros partidos de iz-quierda, apenas había durado tres añosen su experiencia inédita de instaurar unrégimen socialista por la vía pacífica.

    Isabel Allende y su madre, HortensiaBussi, llegaron a la capital mexicana a lastres de la tarde del 16 de aquel mes de sep-tiembre. Empezaba así un exilio de 16años desde el que promovió la solidaridadinternacional con un país ensangrentadopor los golpistas. La hija del presidente de-rrocado realizó un primer viaje a Chile el1 de septiembre de 1988 desafiando laprohibición de la dictadura pinochetista.El avión de Aerolíneas Argentinas volabadesde Buenos Aires, y en pleno vuelo losmilitares chilenos levantaron la famosaorden que amenazaba con multar a lacompañía aérea y deportar a la exiliada.Veinte días después llegaba a Santiagodoña Hortensia. Madre e hija pudieron vo-tar en el plebiscito organizado por el dic-tador con el propósito de perpetuarse en el

    poder. Pero ganó el no de manera abruma-dora y Augusto Pinochet no tuvo más re-medio que convocar elecciones. IsabelAllende regresó definitivamente a su paísen noviembre de 1989.

    Chile recuperó una democracia ma-niatada por el dictador, que mantuvo elcargo de comandante en jefe del Ejército,y la hija del primer presidente socialistaasumió el cargo de directora general de lafundación que lleva el nombre de SalvadorAllende. Posteriormente ocupó la vicepre-sidencia de relaciones internacionales delPartido Socialista (PS), y llegó a ser nom-brada presidenta del partido. Ha sido ele-gida diputada en tres mandatos consecuti-vos desde 1993.

    El mismo año que se cumple el 30º ani-versario del golpe de Pinochet, Isabel

    La hija de Salvador Allende, nueva presidenta de la Cámara de Diputados de Chile, habla en estaentrevista de su padre, de los 30 años del golpe del general Pinochet que se cumplen este año,y de cómo el apellido Allende ha vuelto a la escena política en un país que mira ya al futuro.[03]

    ENTREVISTA

    IsabelAllendeTreintaañosdeluchaPor Francesc Relea. Fotografía de Luis Poirot

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    Allende alcanzó el pasado 18 de marzo laPresidencia de la Cámara de Diputadosdespués de una reñida votación, en la queun solo voto separó a la diputada socialis-ta del candidato de la derecha. La situa-ción obligó a que un diputado de la coali-ción oficialista que respalda a IsabelAllende acudiera a emitir su voto despuésde haberse sometido a una sesión de qui-mioterapia. Todos los parlamentarios pre-sentes le recibieron con un gran aplauso.Es todo un símbolo ver a la hija del presi-dente depuesto dirigir las labores parla-mentarias en un Congreso que fue disuel-to por los golpistas. “Me parece único,simbólico, tiene un significado especial yha provocado un impacto muy fuerte”, de-clara. El debú en el nuevo cargo fue laConferencia Interparlamentaria Mundial,que reunió en Santiago a delegados de 134Parlamentos de todo el mundo. A IsabelAllende le tocó presidir la delegación chi-lena y la conferencia de mujeres.

    La cita para la entrevista es en la vi-vienda de la madre, en la parte alta de San-tiago. En el salón hay varias fotos de Sal-vador Allende y Hortensia Bussi. La pre-sidenta de la Cámara de Diputados llegaagitada, con cierto retraso. Su vida trans-curre estos meses entre la capital chilenay la ciudad de Valparaíso, sede del Con-greso de la Nación. En escasos minutosestá en condiciones de responder a las pre-guntas, mientras doña Hortensia se retirasigilosamente.

    La historia es a veces caprichosa.Treinta años después, una hija del manda-tario derrocado preside el Parlamento chi-

    leno, mientras el anciano dictador vive larecta final en el ostracismo, después de ha-ber sido humillado en Londres y despojadode su condición de senador vitalicio. Perologró eludir el banquillo de los acusados.

    ¿Siente frustración por el hecho de que elresponsable del golpe y de la muerte de supadre no haya sido juzgado en Chile?Sí y no, para ser honesta. Siento una cier-ta frustración porque creo que finalmentehubo una debilidad al aceptar la petición,a mi juicio muy indigna, que hicieron losabogados del dictador en nombre de Pino-

    chet, que prefirió pasar por loco, insano,demente y senil que enfrentar a los tribu-nales. Claramente, se acogió al único res-quicio legal que podía evitarle el banquillo.

    Supuestamente sufre demencia senilque le impide declarar. Demuestra una vezmás que todavía el poder judicial en Chileno tiene el cien por cien de autonomía.Pero, por otro lado, tengo que subrayar unavez más: gracias, juez Garzón, porque fuegracias al proceso que inició el juez Gar-zón, que tuvo detenido a Pinochet quinien-tos cuarenta y tantos días en Inglaterra,que cambió sustantivamente la imagen y lasituación en Chile. Por primera vez, eltema de los derechos humanos estuvo en elcentro de la discusión. Ya nadie duda hoy

    de la responsabilidad directa de Pinochet ydel Estado en los delitos más graves, y quefue una política de Estado, con la gente delEstado, pagada por el Estado. ¿Qué balancehago? Aquellos quinientos cuarenta y tan-tos días me sentí contenta, porque demos-traron lo importante que es que no hayaimpunidad. Siempre dije que prefería queel juicio se hiciera en Chile y no afuera, yque era una oportunidad de mostrar queChile era capaz de juzgar a Pinochet. Fue amedias capaz. O sea, le logró quitar la in-munidad y quedó en condición de imputa-do. Cuando alguien pierde la inmunidad esporque hay un cierto convencimiento deque hay bases como para enjuiciarlo. Irritaver que aquel resquicio legal que le salvódel juicio le permite darse sus paseítos.Todo el mundo se da cuenta de que está ensus cabales. Pero, por otro lado, es absolu-tamente una figura del ocaso. Creo que ellenguaje es otro, los desafíos son otros, lamirada es otra, y enhorabuena.

    Usted escribió, poco antes de que las au-toridades británicas liberaran a Pinochet,que si no era juzgado en Chile se demos-traría que la transición no había terminado.¿Cree que ha concluido?No. Hay todavía indicios de una transi-ción no concluida. Nosotros tenemos unaConstitución que no refleja al cien porcien lo que debe ser un verdadero sentirdemocrático de un país. No es posible quea 12 años de la transición todavía no ha-yamos podido terminar con esos senado-res designados. En este momento tenemosincluso senadores vitalicios. Personal-mente, no me gusta como figura, aunqueseparo lo designado como vitalicio, el vi-talicio de un ex presidente al menos fueelegido democráticamente; en cambio, un

    designado es a dedo. Creo que una Cons-titución que impide al presidente removera los comandantes en jefe de las FuerzasArmadas no refleja la voluntad de los ciu-dadanos, y lo que es más grave, el sistemaelectoral binominal extorsiona, a mi jui-cio, el sentir del voto ciudadano, porquede alguna manera a esa minoría le da unamayor representación de lo que verdade-ramente le corresponde en estricto senti-do. Hay otras cosas, como la excesiva com-petencia de los tribunales militares, sobrelas que no me quiero extender, que son re-flejos de una transición no concluida.

    ¿Qué tiene que pasar en Chile para que sepueda decir que la transición ha terminado?

    [03] Isabel Allende

    ALLENDE, PRESIDENTA. Isabel Allende recibe la felicitación de sus compañeros tras ha-ber sido elegida presidenta de la Cámara de Diputados de Chile el pasado 18 de marzo.

    “Gracias al juez Garzón cambió la situa-ción en Chile y los derechos humanosestuvieron en el centro de la discusión”

    FOTOGRAFÍA DE FÉLIX ALONSO

  • Tiene que pasar lo que quizá está pa-sando ahora. Estamos a 30 años del gol-pe, las pasiones se decantan, los estadosde ánimo son diferentes, la derecha seha alejado de Pinochet. Hoy en día nohay pinochetistas furibundos, salvo al-guna excepción. El candidato de la de-recha para el 2005, Joaquín Lavín [ac-tual alcalde de Santiago], no habla conPinochet, ni se fotografía con Pinochet,ni quiere recordar que fue funcionariode Pinochet. Lo mismo sucede con todoslos dirigentes máximos de los partidosque fueron pinochetistas. Además hayuna camada de dirigentes más jóvenesque no tiene los grados de identifica-ción de lo que eran antiguos dirigentesmás pinochetistas. En resumen, ellosmismos se empiezan a dar cuenta queen algunas cosas por lo menos tal vez hallegado la hora de cambiar.

    ¿Usted considera que el presidente Ricar-do Lagos es socialista, como su padre?Nunca va a ser como mi padre. Sí repre-senta lo que hoy es ser socialista. Clara-mente no es lo mismo un socialista delos setenta, aunque para mí y para los so-cialistas esos ideales siguen vigentes enel sentido que nosotros luchamos poruna sociedad con igualdad de oportuni-dades. Nuestra sociedad es muy discri-minadora, de grandes desigualdades yde bastante exclusión. Eso es quizá unade mis frustraciones después de 12 añosde Gobierno de la Concertación. Reco-nozco los avances, pero me hiere pensarque es una sociedad que discrimina, quees muy desigual y con graves problemasde concentración de ingresos. No tene-mos, como existe en Europa, un sistemauniversal de educación, salud y pensio-nes. No hay una red de protección social.Esos son nuestros desafíos. En ese senti-do, a mi juicio sigue siendo plenamentevigente que los socialistas enarbolemosla bandera de una sociedad que no sea nitan excluyente ni tan discriminatoria.

    ¿Cree posible una celebración conjunta deciviles y militares 30 años después del gol-pe de Estado del 11 de septiembre de 1973?Yo conversé con la ministra de Defensa,Michelle Bachelet, el día siguiente queempezó a aparecer en la prensa esto, nosencontrábamos en la inauguración deuna biblioteca en el Partido Socialista.Lo que ella quisiera es que estos 30 añossirvieran efectivamente como punto deencuentro y que los distintos actores sea-mos capaces de mirar 30 años atrás y loque tenemos por delante. De ningunamanera eso pueda significar ni perdón,ni ley de punto final, ni amnistías colec-tivas. Yo no tengo ningún problema endecir algo que señalé cuando asumí la

    Presidencia de la Cámara de Diputados:estos 30 años nos obligan a los chilenos areencontrarnos, siempre y cuando seasobre la base sólida de que todos asuma-mos que nunca más puede ocurrir lo queocurrió. Eso significa que bajo ningunacircunstancia y bajo ninguna condiciónningún actor puede romper el orden ins-titucional democrático.

    ¿Hay que dejar de investigar las violacio-nes de derechos humanos cometidas du-rante la dictadura?No, no, al contrario. No podemos dejarde investigar. Los tribunales lo tienenque seguir haciendo, los familiares tie-nen que seguir reclamando justicia. Esun derecho inalienable y bajo ningunacircunstancia ni la ministra Bachelet niyo estamos disponibles para una ley dePunto Final, ni perdonazos, ni nada pa-recido. En absoluto.

    ¿Qué significa para usted la palabra re-conciliación?Yo no tendría ningún problema hoy endía para sentarme a dialogar con miem-bros de las Fuerzas Armadas u otros ac-tores de las mismas características. Pro-bablemente, esto era inimaginable hace10 o 15 años. Ahora hay mejores condi-ciones, pero ese diálogo tiene que impli-car que cada uno represente lo suyo. Yopuedo entender que un alto oficial de lasFuerzas Armadas diga que los militaresfueron empujados, de alguna manera,por un mundo civil para hacer lo que hi-cieron. Yo le podría contestar en ese diá-logo virtual: mire, yo creo que el tema esnunca más. Nadie los tiene que llamar niustedes tienen que sentir que tienen queactuar ante esa llamada. Porque creo queel orden democrático no se rompe. Si hayuna crisis política, los actores responsa-bles civiles tendrán que saber salir de esacrisis política, no tiene que ser la solu-ción de la fuerza ni de las armas.

    ¿Qué le diría al comandante en jefe delEjército si la llamara para conversar?Le diría: mire, yo entiendo que usted tie-ne la presión de los militares retirados,que se sienten violentados cada vez queson citados por los jueces. Para ellos estoes siempre un verdadero terremoto. Peroyo tengo que contestarles, la Justicia esla Justicia y es igual para todos. No veopor qué usted que viste uniforme va aser distinto; excepto Pinochet, que prefi-rió pasar por insano, el resto de la gentesi es convocado por la Justicia tiene queir a la Justicia.

    ¿Estaría dispuesta a perdonar?Si no hay toda esta base primero, notengo por qué actuar de antemano. No

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    tengo ninguna dosis de odio, ni revan-chismo. Nunca la he tenido. El perdónes un acto totalmente individual, perome gustaría ver un cambio de actitu-des en otros sectores, porque tambiénes cierto que aquí se carga contra lasFuerzas Armadas, pero se dice cadavez menos de los civiles que fuerongrandes impulsores, ideólogos y res-ponsables. Estuvieron en el Gobiernomilitar, los asesoraron, o sea, aquí losciviles se han escurrido, y de verdadsiento que es injusto. Entonces, másque perdonar, que es un acto muy in-dividual, en mi fuero interno no tengoningún odio, ningún rencor, pero síme gustaría lo que llamo esta comúnvaloración.

    ¿Hasta dónde piensa que ha cambiadoel Ejército?Creo que es interesante lo que estáocurriendo. El actual comandante enjefe del Ejército hace un esfuerzo seriopor sacar adelante lo que es su granpreocupación: la modernización delEjército. Veo que está abierto a con-versar sobre algunas modificacionesdel servicio militar obligatorio; veouna disposición clara de que la Justi-cia se tiene que cumplir; cuando hahabido procesamientos a militares enactivo o retirados, simplemente haguardado silencio, porque dice que lostribunales tienen que cumplir. Eso de-muestra que está cumpliendo lo quedice, creo que está preocupado since-

    ramente por lo que él llama la amistadcívico-militar. Y se trata de eso, deacercar esos mundos que han estadodemasiado separados.

    Usted ha hablado de un diálogo virtual,pero en esos 30 años el contacto directoentre civiles y militares ha sido escaso. En mi caso personal, poquísimo, ine-xistente prácticamente, porque he pa-sado largos años en el exilio. Como di-putada, nos hemos encontrado en algu-nos lugares. Hoy mi rol es distinto.

    Recordando la frase más universal quedijo su padre antes de morir, “volveránlas grandes alamedas por donde pase elhombre libre”, ¿siente que han vuelto,30 años después?Bueno, aunque con restricciones, esta-mos en democracia, que es una enormediferencia entre una dictadura y una de-mocracia. A mí me gustaría que estatransición estuviera mucho más cons-truida, me gustaría que las alamedasfueran más anchas. Ese es nuestro de-safío. Y en algunas cosas somos nosotrosquienes hemos fallado, en otras son es-tos vestigios del pasado, esas ataduras…No hemos podido hacer las reformasmás profundas porque simplemente no

    contamos con la voluntad de la derecha.Y sin la voluntad de la derecha no haymanera de hacer las reformas por la exi-gencia de los quórum institucionales,entonces todo es un círculo cerrado. Poreso, pienso que ahora, en estos 30 años,empieza a haber un cambio que esperoque nos permita ir despejando eso. Síhay alamedas, pero no todo lo anchasque yo quisiera o que probablementesoñó mi padre.

    Usted promovió una ley de divorcio queen Chile todavía no ha sido aprobada.Sí, durmió cinco años escandalosa-mente en el Senado, y ha avanzado muylentamente. Estamos a la espera en lacomisión parlamentaria, y lo que meparece inaceptable es que algunos se-nadores quisieran poco menos que con-dicionar la aprobación de esta ley a losTribunales de Familia, que no tendránplena vigencia hasta fines del 2005. Esvergonzoso que los senadores pongancondiciones a la aprobación de una de-terminada ley.

    O sea, ¿no es realista pensar que el Go-bierno de Lagos va a terminar su man-dato con una ley de divorcio decenteaprobada?Creo que en este país existen elementosconservadores de tal magnitud que nopuedo asegurar que esa ley va a sertodo lo decente. Es decir, que no sea talla carrera de obstáculos para que unapobre persona se pueda divorciar que alfinal no pueda hacerlo por falta de pla-ta, de asesoría, y no logre ir ante un no-tario. Me parece una vergüenza.

    ¿Tiene usted la sensación de que la fi-

    gura de Salvador Allende, aparte de serodiada por la derecha más pinochetista,incomoda a sectores de la Concertación,y no sólo a la Democracia Cristiana, queapoyó inicialmente el golpe militar?La he tenido, pero ya un poco menos.Cuando volví a este país después de 17años de exilio estaba acostumbrada aotra cosa. Salvador Allende era un refe-rente obligado universal, generacionesde socialistas me decían: ‘yo entré alpartido por Salvador Allende, por suejemplo’. Estaba acostumbrada a que sehicieran jornadas de reflexión, a partirde la experiencia y del referente llama-do Salvador Allende. Y llegué a Chilehacia el año noventa y me encontré con

    [03] Isabel Allende

    “No tendría ningún problema parasentarme a dialogar con el Ejército,algo inimaginable hace 15 años”

    ALLENDE, PRESENTE. El cuerpo de Salvador Allende, envuelto en un poncho bolivia-no, es sacado del bombardeado Palacio de la Moneda, el 11 de septiembre de 1973.

    FOTOGRAFÍA: ASSOCIATED PRESS / EL MERCURIO

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    un verdadero veto; la gente no se atrevíaa hablar, ni de la Unidad Popular, muypoco de Salvador Allende y casi de ma-nera vergonzante. Creo que es cierto,que ha sido así, así lo viví yo, y así en-contré este país. No en la memoria po-pular, me refiero a los dirigentes, a losestamentos públicos más notorios. Lo hevisto en todos los sectores, incluido elPartido Socialista. Pero bueno. Puestosa ser benignos, podemos decir que el gol-pe fue tan traumático que la gente tien-de a protegerse, y de ahí los dolores, lascicatrices. Una mirada más crítica nosmuestra cuánto penetraron 17 años dedictadura, cuánto ha penetrado esta im-placable campaña que hubo durante 17años contra los políticos, contra Salva-dor Allende, contra la Unidad Popular,de tal manera que lo impregnó todo. Enconsiguiente, este halo conservador nosólo se manifiesta en el divorcio, sinotambién en cómo es nuestro país, por-que aquí hay dos grandes cadenas queocupan el 99% de la prensa escrita, ytampoco tenemos respiro en la televi-sión, no hay alternativas, prácticamen-te no tenemos. Sólo nos queda el cine. Siyo quiero de repente sustraerme de cier-tos mensajes, no puedo. Y todo esto hahecho que este país durante años hayatenido una reacción muy timorata, dereivindicar, por ejemplo, la dignidad dela política, el oficio de político, y reivin-dicar abiertamente la imagen de Salva-dor Allende. Reivindicar, en definitiva,cosas buenas y errores.

    ¿Cree usted que, su padre era más libe-ral que la izquierda actual, sobre todoen las cuestiones morales?Bueno, por un lado está la influenciade la Iglesia católica, que no es poca;que también existía en aquella época,pero quizás no con la fuerza que tienehoy. Porque siempre ha existido y ade-más la población chilena es mayorita-riamente católica. Hoy día el censo hademostrado que ha disminuido un tan-to, pero en la época de mi padre segu-ramente más del 80% del censo se de-

    finía católico. Creo que efectivamentehemos retrocedido desde el punto devista de los valores. Hay un conserva-durismo en alza y creo que hay unaemergencia de ciertos valores que unose queda un poco sorprendido. Aquíhay una mezcla muy rara. Tenemoselementos muy conservadores en losvalores, lo moral, y en lo político, y tre-mendamente abiertos a la libre compe-tencia para que el mundo privado sehaga cargo de cualquier cosa. Se pro-duce una contradicción porque en elplano económico hay cero regulación.Aquí hubo una oposición para haceruna campaña para prevenir el sida enalgunos canales de televisión que se ne-

    gaban a pasar los spots, mientras laIglesia decía que lo más sano era la abs-tinencia. Es una vergüenza que comopaís no digamos la verdad. Los jóvenesno sólo no se van a limitar a la absti-nencia, y, por lo tanto, es una irres-ponsabilidad no hacer una política pú-blica clara para prevenir embarazos yel sida. La libertad es sinónimo de res-ponsabilidad, pero tenemos que dar he-rramientas a la gente para esas respon-sabilidades; por lo tanto, tienen que sa-ber cómo comportarse, cómo prevenirembarazos, cómo evitar el sida, y hayque decir las cosas por su nombre, por-que en este país las palabras condón opreservativo parece que estén vetadas.

    ¿Cómo le gustaría que vivieran los chi-lenos este año, cuando se cumple el 30ºaniversario del golpe?No es fácil. Pero de la misma maneraque me he quejado de la autocensura yde la incapacidad de reivindicar cosasque son totalmente reivindicables, em-piezo a ver señales distintas. Ya se ha-bla mucho más de Salvador Allende;empieza a haber más homenajes, haymás conferencias, hay más calles, másavenidas, hay jóvenes que demandanmás saber, hay más documentales. Creoque los chilenos tenemos que aprenderno sólo a dialogar, sino que ese diálogonos ayude a asumir lo más trascenden-te, que es que nunca más pueda volvera ocurrir lo que ocurrió. Yo no puedoaceptar que nunca más nadie, ni un señor de la extrema derecha, ni un señor del Ejército, ni un señor de la ex-trema izquierda, crea que el mejor ca-mino sea volver mañana a intentar re-cuperar algo por la vía de la fuerza.

    ¿El Gobierno y el Partido Socialista vana recordar el 11 de septiembre juntos, ocada uno por su lado?Siempre hemos hecho cosas, pero muypocas conjuntas, más bien separadas.Yo pienso que estos 30 años están pro-vocando bastante impacto en el mundointernacional y me imagino que eso re-percutirá en nuestro mundo nacional.Hay un montón de iniciativas en mu-chos países. El mundo se está movien-do, lo que obliga acá al Gobierno a teneruna conducta mucho más clara, másabierta, menos vergonzante, más abier-ta de decir: sí, son 30 años, la sociedadchilena no sólo merece reflexionar, sinoel derecho de reivindicar la memoria.

    [03] Isabel Allende

    EL FUTURO. Isabel Allende, con su nieto, en la casa de Santiago de Chile propiedad desu madre, Hortensia Bussi. Una vivienda llena de recuerdos del desaparecido presidente.

    “No puedo aceptar que nunca másnadie crea que el mejor camino seavolver a intentar algo por la fuerza”

    FOTOGRAFÍA DE LUIS POIROT

  • ¿Aspira a desempeñar actividades políticasde mayor responsabilidad?Creo que ser presidenta de la Cámara esuna tarea bien importante. Si me está pre-guntando si estoy pensando en la eventua-lidad de una candidatura a la Presidenciade la República, para decirlo con toda cla-ridad, no me veo en esta situación. Peroquiero señalar que tendría pleno derecho,como cualquier ser humano o actor políti-co. Creo que por primera vez en este paíshay un espacio que antes no teníamos lasmujeres. Si logro hacer una buena presi-dencia de la Cámara de Diputados, ojaláasí sea, demostraré que las mujeres tene-mos condiciones y capacidad como cual-quier otro actor, y que no sólo tendría quehaber presidentes, sino presidentas. Creoque por primera vez, con el presidente La-gos, las mujeres hemos tenido las más altasresponsabilidades, como los ministerios deSalud, Educación, Justicia, etcétera, y aho-ra, Defensa, Relaciones Exteriores. Las mu-jeres tienen la oportunidad de demostrarque son confiables, que la población lassiente cercanas, que está dispuesta a res-paldarlas, y, por primera vez, están ahí conposibilidades de ser candidatas para laPresidencia de la República. En ese senti-do, la respuesta es sí. Ahora, si en lo per-sonal a mí me gustaría ejercer la Presi-dencia, de verdad, me gustaría como mu-jer demostrar que se puede, pero de ahí aquerer hacerlo…

    ¿Cuál sería el mayor obstáculo para llegar alPalacio de la Moneda, su condición de mu-jer o su apellido?En mi caso, las dos cosas. Todavía no se havencido al cien por cien el obstáculo comomujer, claramente todavía hay bastantesprejuicios y todavía les cuesta a los hom-bres entregar o compartir poder. Nosotrosdecimos que queremos compartir y nocompetir, pero a los hombres les da cosaentregar esa porción de poder. En cuantoa mi apellido, obviamente genera en algu-nos sectores rechazo o poca inclinación ysimpatía, pero, por otro lado, si hay algoque ha estado presente en la memoria po-pular es el nombre de Allende. Yo repre-sento como diputada comunas popularesdel área sur de la región metropolitana,La Pintana. En total unos 800.000 ciuda-danos. Y es muy impactante cómo estápresente en ellos el nombre de SalvadorAllende. Cada vez que voy a una reunión,un encuentro, o a la actividad que sea, seme acercan y me dicen: ‘no la conocía, québueno poder saludarla, estrechar su ma-no, me acuerdo de su padre’. Hay un ca-riño, un afecto, una cosa fantástica. Tengoplena conciencia y me siento muy orgu-llosa de que ese recuerdo está muy vivo;han pasado 30 años y la gente lo tieneaquí, en el corazón. Es muy fuerte. ●

    [03] Isabel Allende

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