Enzo.Biemmi.-.Entrevista.-.catequetica-2011-03

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  • Revista Catequtica | Marzo - Abril 2011

    SUMARIO PUNTO DE VISTA Entrevista a Enzo Biemmi, FSF, Presidente del Equipo Europeo de Catequesis, por Jos Luis Saborido Cursach, S.J. ESTOS MESES 1. En busca del silencio. Celebracin de marzo, por Xavier Ilundain, S.J. 2. Sube al "Bus" de... la Cuaresma!, por Jos Sorando, SDB 3. Una cuaresma solidaria (ciclo A). "40 das de viaje solidario", por Alberto Prez Pastor, S.J. 4. Elaboracin de un Va Crucis durante la Cuaresma. Una experiencia, por Pilar Gonzlez Morn (Colegio San Estanislao de Kostka Salamanca). 5. "Va crucis" escenificado para nios, por Xavier Ilundain, S.J. 6. Viernes Santo. Oracin ante la cruz, por Jos Luis Saborido Cursach, S.J. 7. En busca del silencio. Celebracin de abril, por Xavier Ilundain, S.J.

    INFORMACION DE MATERIALES 1. EN RED: www.feadulta.com, por Txema Pascual Arriazu, S.J. 2. PRESENTACIONES EN POWER POINT: Mensajes virtuales; Eternidad; Gestionar la vida; Esplndido-maravilloso; tremendo mensaje; La felicidad en blanco, por Txema Pascual Arrazu, S.J. LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL: El secreto del oso hormiguero (Beatriz Oss); El silbo del Dale. Antologa (Miguel Hernndez); Seleccin potica (Gabriela Mistral), por Mercedes Daz Marcos. LIBROS: Testigos de un Evangelio obrero (Juventud Obrera Cristiana); Mujeres del siglo XXI. Identidad, opciones y desafos (Mara del Carmen Martn Gavillero); Psicologa y conciencia moral (Javier Burn Orejas). MSICA: En camino a Santiago. Canciones para el peregrino (Miguel Rosendo da Silva), por Txema Pascual Arriazu, S.J. DVD: Crnicas del camino. Historias de hospitaleros y peregrinos, por Txema Pascual Arriazu, S.J. PELCULAS: Tulpan; Mi nombre es Khan; Ocanos, por Txema Pascual Arriazu, S.J. CONTRAPORTADA Ser catequista en Europa hoy. Dibujo: Javier Prat Cambra. Actividades: Jos Luis Saborido Cursach,S.J. TESTIGOS HOY Rupert Mayer, S.J. Texto e Ilustraciones: Javier Prat Cambra

  • Entrevista a Enzo Biemmi, fsf,

    Presidente del Equipo Europeo de Catequesis (EEC)

    Enzo Biemmi es un religioso, hermano de la Congregacin de los Hermanos de la Sagrada Familia. Se ha formado primeramente en la Universidad de Filosofa de Turn y ms tarde en la Facultad de Teologa de Verona. Se ha especializado en pastoral y catequesis en el Instituto Superior de Pastoral Catequtica de Pars (ISPC) y se ha doctorado en teologa en la Universidad Catlica de Pars y en Historia de las Religiones y Antropologa Religiosa en la Sorbona. Desde 1997 a 2003 ha dirigido la revista Evangelizzare (EDB). Es director del Instituto Superior di Ciencias Religiosas de Verona, dicesis en la que durante diez aos ha sido responsable de la formacin de los catequistas de adultos. Siempre ha intentado conjugar la reflexin con la pastoral, come lo muestran sus publicaciones e intervenciones en numerosas revistas y congresos eclesiales. Actualmente es miembro del Consultorio nacional para la catequesis y Presidente del Equipo Europeo de Catequesis. Entre sus libros traducidos al espaol est la coleccin Itinerario de Catequesis para adultos (Ed. Sal Terrae, Santander 2002-2003) y Formacin de agentes de pastoral de adultos. Taller par aprender a ser evangelizadores y catequistas (Ed. CCS, Madrid 2006). Le agradecemos de veras la atencin que ha tenido con nuestra revista, aceptando la entrevista que transcribimos a continuacin para todos nuestros lectores.

    CATEQUTICA: Enzo: usted es Presidente del Equipo Europeo de Catequesis. Qu es este "Equipo"?, a qu se dedica?, cuntos miembros lo componen, de qu pases, cmo se les elige, cules son sus objetivos? ENZO BIEMMI: El Equipo Europeo de Catequesis (EEC) es una asociacin eclesial formada por responsables de catequesis de los diferentes pases de Europa, directores de las instituciones acadmicas de formacin catequtica, expertos en catequesis y personas implicadas en la prctica catequtica. El EEC no constituye una expresin oficial de los episcopados europeos, sino que es una asociacin libre, aunque mantiene ptimas relaciones con los organismos de la Iglesia. El Equipo tiene una larga historia. Fue fundado en 1950, con ocasin del primer Congreso Catlico Internacional de Roma bajo la direccin de Lon-Arthur Elchinger, entonces director de la Comisin Catlica, futuro Arzobispo de Estrasburgo, y por Klemens Tillmann, representante de la Unin alemana de Catequetas (DKV). En el primer encuentro, en 1951, en Estrasburgo, estaban representadas seis naciones. Desde entonces el EEC se ha ido ampliando progresivamente con otros pases europeos. Inicialmente el nmero total no deba superar el nmero de 80 miembros. Actualmente los miembros del EEC son alrededor de 110, representantes de los principales pases de Europa, desde Portugal a Rusia, desde los pases escandinavos hasta Malta. El EEC persigue dos finalidades principales. La primera es propiciar el encuentro de responsables y expertos de catequesis y el intercambio de experiencias catequticas a nivel europeo. La segunda, animar a la investigacin y a la reflexin catequtica de cara a afrontar los desafos que la situacin cultural contempornea plantea a la fe cristiana y a la evangelizacin. El EEC est dirigido por un Presidente y un Consejo permanente de cuatro miembros de diferentes pases. El Presidente y el Consejo son elegidos por la asamblea por un perodo de cuatro aos.

  • Los miembros del EEC son de dos tipos: miembros por derecho propio y miembros a ttulo personal. Los miembros de derecho propio son los directores de las Comisiones nacionales de catequesis, de los centros e institutos de catequesis con carcter oficial o nacional e internacional. Permanecen en el Equipo mientras dura su cargo institucional. Para ser miembro a ttulo personal, sin embargo, es necesario ser personalmente cooptado por tres miembros del Equipo. Esta cooptacin de un miembro a ttulo personal debe ser aprobada por el Presidente y su Consejo. La actividad principal del Equipo es convocar y llevar a cabo un Congreso cada dos aos, en el que los miembros del Equipo comparten sus experiencias y profundizan reflexionando sobre un tema de catequesis de inters europeo. Los Congresos se tienen cada vez en un pas diferente de Europa procurando tocar todas las diversas zonas del continente. El Equipo de mantiene econmicamente con las cuotas de sus miembros y existe un fondo de solidaridad para que puedan participar los miembros de los pases europeos ms pobres. CATEQUTICA: Qu lnea de reflexin tiene el Equipo Europeo de catequesis? Hay una lnea o son temas sueltos sin una conexin especial entre ellos? ENZO BIEMMI: La eleccin del tema del Congreso la hacen los mismos miembros del Equipo. Al finalizar un Congreso se recogen las propuestas para el prximo encuentro. El Presidente, luego, hace un sondeo pidiendo a los miembros del EEC que expresen sus preferencias y razonen su eleccin. A continuacin se rene el Consejo y comienza a preparar el Congreso. Se requieren, pues, dos aos para la preparacin. CATEQUTICA: Se sigue una lgica en la eleccin del tema? ENZO BIEMMI: El criterio fundamental en la eleccin de un tema de inters comn que tenga en cuenta un reto importante y actual para la catequesis. No es, pues, necesario que exista una conexin entre uno y otro tema. Sin embargo, una mirada sobre los ltimos Congresos muestra que los temas afrontados tienen conexin entre s: Cultura actual en Europa y catequesis (Kranje - Eslovenia 1988); Hacerse cristiano en Europa (Schmochtiz - Dresde 2000); Arte y catequesis (Verona - Italia 2002); Qu anuncio en Europa en un contexto de dilogo plural y plurireligioso? (Budapest - Ungra 2004); La religiosidad popular (Graz - Austria 2006); La conversin misionera de la catequesis (Lisboa - Portugal 2008); La dimensin narrativa de la catequesis (Cracovia - Polonia 2010). Como puede intuirse, los polos de la reflexin en este ltimo decenio son dos: la inculturacin de la fe en una Europa plural y el desafo misionero del anuncio. En concreto, los ltimos Congresos estn desarrollando el tema de la inflexin misionera de la Iglesia: la cuestin del primer anuncio (2008), la catequesis narrativa como forma primaria del anuncio del kerigma (2010) y los lenguajes de la catequesis. Este ltimo tema ha sido elegido para el prximo Congreso, que ser en Malta en 2012. La cuestin del lenguaje y de los lenguajes de la catequesis se presenta hoy como algo central. Se trata, en realidad, de introducir toda la experiencia humana en la totalidad de la fe cristiana. El solo lenguaje doctrinal y cognitivo no basta para permitir el encuentro con Jesucristo. Los lenguajes narrativos, estticos, simblicos, dialogales son igualmente necesarios. Se presenta adems el problema de los nuevos lenguajes de los medios, entendidos no tanto como instrumentos sino como horizontes de conocimiento y de acercamiento a la realidad distintos de los cdigos tradicionales de la fe. Es un gran desafo para la Iglesia. CATEQUTICA: Y cmo influye la reflexin del Equipo Europeo de catequesis en la catequesis real que se realiza en Europa? Influye en las Conferencias Episcopales, en los profesores de Catequtica, en los catequistas? ENZO BIEMMI: Es difcil medir el impacto que la reflexin del EEC pueda tener en Europa. Como antes deca, al no ser un organismo oficial de los Obispos, el Equipo no tiene una influencia institucional directa sobre el episcopado. Sin embargo, cada vez que nos encontramos en un pas, tenemos contacto con los Obispos que nos acogen que incluso estn presentes en el Congreso. De este modo se establecen lazos de amistad y colaboracin que, ciertamente, tienen algn efecto institucional. La publicacin de las actas de nuestros Congresos1 y los artculos que aparecen en las principales revistas europeas de catequesis dan un importante relieve a los

  • temas tratados por nuestro Equipo. La influencia ms directa de nuestras reflexiones se tiene en los profesores de catequtica y en los responsables nacionales, que sintonizan con ellas en su interpretacin y reflexin. Tengo la impresin de que en los ltimos aos el Equipo ha influido notablemente en la orientacin que tiene la reflexin europea sobre la catequesis. En cuanto a la prctica catequstica, hay que reconocer que cambia mucho ms lentamente que la reflexin. Pero una de nuestras preocupaciones siempre ha sido la comunicacin de nuestras experiencias. Esta confrontacin hace que cada uno ample su fantasa e imagine nuevas posibilidades en la prctica de la catequesis. CATEQUTICA: Cmo es la participacin espaola en el Equipo Europeo de Catequesis? Numerosa, cualificada, suficiente? ENZO BIEMMI: La representacin de catequetas espaoles en el equipo es buena. En concreto hay que subrayar que la AECA (Asociacin Espaola de Catequetas) constituye para el EEC un interlocutor interesante y vivaz. Los temas que AECA afronta son conocidos a nivel europeo. Los actuales miembros espaoles del EEC participan regularmente en el Congreso, ofreciendo su aportacin inteligente y creativa. Su representacin est entre las ms numerosas y cualificadas de Europa. El EEC tuvo un Congreso en Madrid en 1990 sobre el tema Liturgia y catequesis. Han pasado veinte aos. Personalmente pienso que ya es el momento para un nuevo Congreso en Espaa. CATEQUTICA: Una vez conocido todo el significado del EEC, pasamos a otro tema ms general. La catequesis es "cosa de nios"...? Es, en realidad, es una "didctica" de la religin? De los catequetas se suele decir que se dedican a la "plastilina" de la pastoral y la teologa, es as? En las Facultades de Teologa suele ser una asignatura "mara", ms bien desprestigiada. Qu importancia tiene la "catequtica" en la reflexin pastoral y teolgica hoy? Es suficiente? Qu importancia debera tener? ENZO BIEMMI: Es verdad. Con frecuencia se considera a la catequesis como una prctica eclesial pobre, llevada a cabo por personas (normalmente mujeres) con poca cultura teolgica. Pero no siempre las "prcticas educativas pobres" son "pobres prcticas" educativas... La prctica educativa de una mam o de un pap con sus nios, por ejemplo, es una prctica pobre, es decir, sencilla y ordinaria, pero no es absolutamente una pobre prctica: resulta, por el contrario, decisiva en la estructuracin humana del nio. Lo mismo pasa con la catequesis. Las catequistas y los catequistas de nuestras parroquias son frecuentemente personas sencillas, con poca cultura teolgica. Pero en el acto catequtico ponen toda su humanidad y toda su fe. Son testigos sencillos del Evangelio, hasta el punto de no dudar en decir que la catequesis es la actividad ms preciosa de la Iglesia, porque la Iglesia ha nacido para evangelizar. Hay que reconocer los lmites de nuestros catequistas, pero no olvidar nunca que la fe pasa de una generacin va otra gracias a su humilde testimonio. En lo que a m personalmente me toca, hace cuarenta aos que doy catequesis y estoy acostumbrado a decir: "Tal vez sea un buen catequeta, pero no s si soy un buen catequista". De hecho estoy convencido de que la accin catequstica es una tarea ms compleja y difcil que la reflexin terica sobre la catequesis. Y es tambin una tarea ms apasionante. En cuanto a la catequtica (es decir, a la reflexin terica sobre la catequesis), tambin aqu las cosas son parecidas. Esta disciplina con frecuencia es considerada como la cenicienta de la teologa. Sin embargo, es esencial que la catequtica tenga un futuro en la comunidad cientfica y eclesial. De hecho, debemos lamentarnos de que hoy en da, en Europa, tenga un peso muy dbil en la reflexin teolgica. Se resiente tambin de una muy escasa inversin de recursos intelectuales, como si fuese una disciplina opcional. Basta pensar en el escaso valor que se le da en la formacin teolgica bsica en los seminarios para personas que, ms tarde, por su ministerio, debern asumir la responsabilidad de la evangelizacin y de la gua de la comunidad cristiana. Lo especfico de la catequtica es el estudio reflexivo, sistemtico y regular de la experiencia eclesial del anuncio, de la enseanza y de la educacin de la fe. Lo que le caracteriza es no separar el estudio del objeto de la fe de las condiciones de su anuncio, transmisin y reapropiacin en el campo de la comunicacin humana. La catequtica, as definida, pertenece con pleno derecho al campo de la teologa. Promueve, de hecho, una inteligencia de la fe que se comunica y, por tanto, tiene como objeto a un tiempo el misterio de la fe en s mismo y la realizacin de la misin de la Iglesia. Sobre todo ahora, en este tiempo de transicin cultural, en el que los modelos de comunicacin de la fe estn en crisis y deben ser repensados, la reflexin catequtica asume un papel esencial.

  • CATEQUTICA: Pero no es verdad que hay una gran separacin entre la reflexin catequtica y la catequesis? No van cada una por su lado: una cosa es la teora y otra la realidad...? ENZO BIEMMI: Eso es verdaderamente un riesgo. La prctica catequstica con frecuencia se lleva a cabo aisladamente, por intuicin, sin que vaya acompaada de una reflexin adecuada. Y a su vez, la reflexin catequtica corre el riesgo de realizarse sin vincularse a la prctica catequstica. De esta manera nos arriesgamos a tener una prctica ciega y una reflexin puramente terica, una prctica sin reflexin y una reflexin que tiene poco que ver con la prctica. Creo que la catequtica est llamada a repensar su manera de reflexionar. En lo que se refiere al pasado, no deber nicamente conjugar la fidelidad al contenido del mensaje cristiano con las condiciones de comunicacin del anuncio, sino dar entrada, en su reflexin, al anlisis crtico de la praxis de la evangelizacin en acto. A mi parecer, en esto consiste precisamente la nueva tarea, en gran parte indita, del catequeta. El cambio de modelo o de paradigma de la catequesis no podr encontrarse simplemente con una reflexin de laboratorio, por muy inteligente o genial que sea. Como en todo tiempo de transicin, las soluciones vienen muchas veces del mismo hacer de los creyentes. Muchas intuiciones en torno al primer anuncio, por ejemplo, se estn realizando ya en muchas iniciativas de evangelizacin. Para m, la identidad del catequeta est marcada por la doble competencia de la reflexin sobre la fe y la escucha de la praxis creyente. Esta capacidad de analizar la accin eclesial, haciendo de ella un verdadero lugar teolgico, es la novedad apenas iniciada en la reflexin catequtica. Y en ello consistir tambin el futuro. Si no fuese as, la reflexin est destinada a quedarse aislada y la praxis abandonada a s misma. Unir la lucidez de la reflexin catequtica con la audacia y la innovacin de la praxis catequstica es la mejor manera de servir al evangelio en una poca de transicin cultural. CATEQUTICA: Existe algn tipo de relacin entre la reflexin catequtica y las orientaciones oficiales de la catequesis de las dicesis y los obispos o son dos mundos independientes sin influencia mutua? ENZO BIEMMI: ste es otro punto importante. Es un discurso anlogo al que acabamos de hacer sobre la relacin entre catequtica y catequesis. Que la catequtica se asle de los mbitos de decisin institucionales es tan grave como que se asle de la prctica pastoral, con un doble perjuicio: para la reflexin y para la institucin. La catequtica, por su misma naturaleza, en cuanto disciplina teolgica prctica, se pone simultneamente a la escucha y al servicio de la praxis cristiana de la evangelizacin y al servicio de los mbitos en los que se orienta y se decide la accin evangelizadora de la Iglesia. Los Obispos se encuentran hoy ante una situacin extremadamente compleja y necesitan ser ayudados para discernir y para decidir. La reflexin de los catequetas puede ser para ellos una aportacin decisiva. Los Obispos, en general, estn disponibles cuando encuentran en los catequetas actitudes positivas de colaboracin y no de crtica apriorstica. Uno de los aspectos que hay que mejorar son los canales de comunicacin. Los hay, pero muchas veces se ven interceptados. Un ejemplo de buena colaboracin entre obispos y catequetas nos lo ha dado la Iglesia francesa. El giro tan grande que ha dado el paradigma de la catequesis llevado a cabo por la Iglesia francesa y la confluencia entre el texto Proposer la foi dans la socit actuelle (Proponer la fe en la sociedad actual) de 1994 y el Texte national pour l'orientation de la catchse en France (Texto nacional para la catequesis en Francia) de 2006 son el resultado de un gran trabajo de colaboracin entre obispos franceses, telogos y catequetas de las Facultades de teologa de Francia. En la Iglesia italiana existe un "Consultorio nacional para la catequesis", formado por responsables regionales de la catequesis y algunos expertos en catequtica. Este Consultorio colabora con el Ufficio Catechstico Nazionale (Departamento Nacional de Catequesis) y se pone al servicio de la Comisin episcopal italiana de catequesis. Estos mbitos de comunicacin son los que realmente se ponen en marcha para un servicio ms incisivo y cualificado de cara a la tarea de evangelizacin de la Iglesia. CATEQUTICA: Yendo ahora a la situacin actual de la catequesis en Europa hoy qu problemas o dificultades y qu posibilidades existen actualmente? Qu papel juega la catequesis en la situacin de "descristianizacin" de Europa hoy? Es una batalla perdida? ENZO BIEMMI: El mapa de la fe en Europa ha cambiado profundamente de lo que era hace cincuenta aos. Nos hallamos

  • en una Europa plural, dentro de la cual tienen cabida todas las religiones, todas las filosofas, todas las opiniones. Incluso el pueblo ms pequeo y aislado, en cualquier nacin europea, es ya una aldea global. El cristianismo, nica referencia cultural durante siglos, ha perdido en Europa la exclusiva del sentido. Todava hay un rea europea donde sigue habiendo una referencia a la Iglesia y a sus ritos, pero la mentalidad de estos fieles practicantes es ya una mentalidad profundamente secularizada. Tenemos despus muchas personas que se han alejado de la fe porque la consideran poco humanizadora, infantilizante y porque tienen resentimientos acerca de los hombres de Iglesia. En los pases del Este, tras los aos de una fe perseguida y clandestina, la cada del muro de Berln ha significado la libertad religiosa, pero tambin ha abierto las puertas a todas las dems posiciones y creencias. La consecuencia ha sido un debilitamiento y una privatizacin de la vida cristiana como si, a falta de enemigo, se perdiesen todas las motivaciones para la fe. Pero el aspecto que da ms que pensar es el hecho de que muchas personas buscan vivir su vida de un modo humano y sensato sin referencia al cristianismo ni a ninguna otra religin. Son serenamente no religiosos y no parece que estn menos atentos a los valores humanos que las personas que viven con una referencia a la fe. Hace poco he hecho un ejercicio con catequistas que me ha dado mucho que pensar. Despus de haberles presentado estas cuatro reas europeas respecto a la fe (la continuidad parcial de pertenencia y de prctica; el rompimiento con la Iglesia; el debilitamiento y privatizacin de la fe; la no religiosidad pacfica) les he pedido que dijesen cules de estas reas estaban presentes en su parroquia. Siempre han contestado de la misma manera: las cuatro. Pero lo ms sorprendente es que todas las veces que han dicho que estas cuatro reas (el practicante, la persona irritada con la Iglesia, el creyente a su manera y el no religioso) estaban dentro de cada uno de ellos. Europa est no slo en cada aldea sino en cada persona. Esto es algo extraordinario. Muchas personas se sienten desconcertadas ante esta situacin como si la cultura actual eliminase todo punto de apoyo para la fe cristiana. Hay corrientes de iglesia que pretenden reconstruir el cuadro perdido, el de la sociedad de cristiandad hecha aicos. Tambin algunos miembros de la jerarqua eclesistica piensan que la solucin es que las cosas vuelvan a como eran antes. Yo no pienso as. Esto sera verdaderamente, a mi parecer, una batalla perdida. Mi conviccin, por el contrario, es que la actual situacin de pluralismo y secularizacin no es el fin del cristianismo sino de un cierto cristianismo: el cristianismo sociolgico que ha durado muchos siglos, el cristianismo en el que cristiano y ciudadano coincidan y en el que no se poda ser otra cosa que cristiano: el cristianismo debido, dado por supuesto, obligado. Este cristianismo ha dado muestras de muchos valores, pero tambin de muchos lmites. Sea cual sea el juicio que merezca el pasado, lo que cuenta es comprender que no es el cristianismo lo que est terminando sino su forma sociolgica. Se abre ahora el tiempo, es ya ahora el momento, del cristianismo de la libertad y de la gracia. Lo que quiero decir es que caminamos hacia un cristianismo en el que las personas, precisamente por estar inmersas en un pluralismo cultural y religioso, cada vez ms optarn por ser cristianos y sentirn su fe como una gracia suplementaria respecto a su proceso humano, sentirn que la fe en Jesucristo es la gracia de poder vivir la propia vida animados por el Espritu Santo, contentos de estar en medio de hombres y mujeres que piensan de modo diferente, pero siempre dispuestos a dar razn de su esperanza. sta es, pues, ahora, la nueva tarea de la catequesis. Si antes, en un contexto de cristiandad, no era necesario proponer nada porque se naca ya cristiano, ahora la condicin es que haya alguien que d testimonio de su fe. Se hacen verdaderamente actuales las palabras de Pablo: Pero, cmo van a invocar a aquel en quien no han credo? Cmo creern en aquel del que no han odo hablar? Cmo van a or sin que se les predique? (Rom 10,14). CATEQUTICA: Supuesto todo esto referido a Europa en general, cmo es la situacin de la catequesis en Italia hoy? Cules son sis lneas programticas? Hay nuevos caminos? Se da una correspondencia entre las orientaciones oficiales y realidad concreta de las dicesis y de las parroquias? Pueden asemejarse las situaciones de Italia, Espaa y Portugal hoy? ENZO BIEMMI: El cambio tan profundo del marco cultural hace tiempo que ha puesto en crisis el modelo de comunicacin de la fe presente en las parroquias de Italia y tpico de una sociedad de cristiandad. Esto puede describirse sintticamente con tres crculos concntricos. El ms pequeo e interior es el de la catequesis semanal, caracterizado como una hora de clase, con un libro, una maestra (la catequista) y la obligacin de asistir para recibir los sacramentos. El crculo intermedio es el de la iniciacin cristiana, reservada a los nios para prepararlos bien a la recepcin de los sacramentos. Finalmente, el tercer crculo ms grande es el de la parroquia concebida como "cura animarum", es decir, la parroquia pensada como mbito de cultivo de la fe de personas ya creyentes. Todo este dispositivo tuvo sentido dentro de un contexto en el que, precisamente, se poda dar por descontada la fe, asimilada a travs de un catecumenado sociolgico. En ese contexto la hora de la catequesis serva para ensear la gramtica de lo que se viva de un modo difuso, la

  • iniciacin cristiana era la preparacin para los sacramentos (porque ya se estaba iniciado a la fe en la familia) y la parroquia estaba para mantener viva y coherente la fe de los cristianos. El contexto de la secularizacin hace que este modelo de inculturacin de la fe sea frgil. El Episcopado italiano, estos aos, ha llevado a cabo progresivamente un cambio de perspectiva que podr describirse de la siguiente manera: de una parroquia como "cura de almas" a una parroquia misionera; de un proceso de iniciacin cristiana para nios con vistas a la preparacin para los sacramentos a un proceso de iniciacin que vuelve a tener al adulto como sujeto privilegiado y cuya mirada se pone, no es la preparacin para los sacramentos, sino en la introduccin en la vida cristiana por medio de los sacramentos (que es algo muy diferente). Finalmente, de una catequesis como transmisin de conocimientos y profundizacin en los contenidos para personas ya creyentes a un primer anuncio para quien no es creyente o ha abandonado la fe. Es todo un giro copernicano. Ahora bien, hay que ser honestos. Se ha re-enfocado la perspectiva pero todava no se han encontrado las diversas maneras de realizarlo. Pero yo pienso que es mejor as que lo que haba antes. Antes llevbamos a cabo muchas iniciativas pastorales, pero siempre en la lgica de la cristiandad y sin saber dnde bamos. Ahora sabemos adnde vamos, aunque no tenemos todava las recetas. En algunas parroquias italianas se han puesto en prctica muchas nuevas experiencias, sobre todo en lo que toca a la iniciacin cristiana, implicando a las familias y retomando el orden correcto de los sacramentos (bautismo, confirmacin, eucarista) y su unidad celebrativa. Se da, pues, una cierta creatividad, en un contexto de experimentacin. La mayora de las parroquias, sin embargo, est todava dentro del sistema tradicional. Creo que esta situacin es muy parecida a la de la Iglesia espaola y portuguesa. Tengo la sensacin de que tenemos los mismos problemas y que caminamos en la misma direccin. CATEQUTICA: Volvemos a Europa. Por dnde debiramos caminar? ENZO BIEMMI: Creo que para servir de un modo inteligente al Evangelio, en Europa, es necesario, con un trmino futbolstico, "anticiparse a la jugada" y no "jugar a la defensiva". Jugar a la defensiva significa simplemente llevar a cabo una pastoral y una catequesis que intenta limitar los daos, ralentizar el alejamiento de los cristianos respecto a la tradicin de la Iglesia, trabajar para reconstruir las cosas como estaban antes. Se trata de una actitud que parte de una lectura negativa de la cultura actual y se presenta como barrera frente a lo que se considera una deriva cultural. Pero el Espritu Santo ha dado ya un salto adelante respecto a la Iglesia. Como lo atestiguan los Hechos de los Apstoles, el Espritu Santo se queda parado en un sitio. Anticiparse a la jugada, por el contrario, significa emplear la propia pasin evanglica y las energas pastorales para ponerse al servicio del rostro futuro del cristianismo, el que el Espritu Santo hace ya tiempo est preparando para Europa. Ahora bien, me parece que el rostro futuro del cristianismo tendr tres rasgos principales: el de la libertad, el de la gratuidad y el de la maternidad.

    - Ante todo, ser un cristianismo de la libertad. El cambio, en este sentido, es realmente un cambio de poca. Hemos pasado del El cristiano no nace, se hace", como afirmaba Tertuliano en el s. II, en un contexto pagano, a una situacin exactamente al revs: Se nace cristiano y no es posible no serlo. En esta situacin de cristiandad sociolgica europea, que ha durado ms de 1500 aos, ser cristiano se daba por descontado y adherirse y escuchar a la Iglesia era lo debido. Ahora estamos en un tercer momento que podramos resumir con la siguiente expresin: El cristiano no nace, se puede llegar a ser, pero esto no se percibe como necesario para vivir bien humanamente la propia vida, ni mucho menos para pertenecer a la sociedad. En una sociedad pluricultural como la nuestra, la fe cristiana vuelve, por tanto, a su estatuto originario de propuesta libre y de libre adhesin. - Ser, despus, un cristianismo de la gratuidad. Para que haya libertad por parte de quien recibe el Evangelio, se necesita libertad por parte de quien lo anuncia. La gratuidad es una manera de anunciar en la que no se trata de convencer al otro de la propia razn sino que la propuesta se hace por un exceso de gozo y de gratuidad. Es el testimonio libre y desinteresado que nace de la alegra por lo que uno ha llegado a ser por gracia. Yo creo que el camino a seguir para anunciar el Evangelio en Europa no es el de la apologtica sino el del testimonio: no se trata de demostrar nada sino de mostrarlo. En un reciente mensaje, los obispos de la regin italiana de Lombarda han escrito lo siguiente a sus iglesias: La Iglesia de hoy est llamada a curar, acompaar, sanar de manera absolutamente gratuita todo acceso a la fe, sin levantar sospecha alguna de que lo que hace es para que el destinatario de su accin pueda hacerse cristiano o discpulo. Lo que est por

  • encima de nuestros pensamientos y lo que mueve nuestras acciones es el gozo que supone hacer posible que... todo hombre o mujer que llama a la puerta de la vida y de nuestras comunidades llegue a ser libremente discpulo creyente (La sfida della fede: il primo annuncio, El desafo de la fe: el primer anuncio). Son afirmaciones muy valientes, pero decisivas. De hecho, esta dimensin absolutamente gratuita de la propuesta de la fe es hoy culturalmente en Europa la primera condicin para toda posible acogida del Evangelio. Para quien llega desde siglos de fe tradicional y obligatoria, la sola posibilidad de volver a creer viene del hecho de que los testigos de la fe sean percibidos ellos mismos como libres y gratuitos en su anuncio. - Ser, finalmente, un cristianismo de la maternidad. Al no ser ya un "catecumenado sociolgico", la comunidad cristiana en Europa est llamada se llevar a cabo los procesos iniciticos de la fe. Se trata del proceso de iniciacin a la fe propio del modelo catecumenal de los primeros siglos. La propuesta no puede hoy dirigirse slo a la inteligencia (los conocimientos referentes a la fe) sino a todas las dimensiones de la persona. Catequesis, ritos de purificacin, acompaamiento a una progresiva conversin, entregas y recepcin (traditio y redditio) eran las caractersticas del catecumenado. El catecumenado es el paradigma de toda catequesis. La situacin cultural actual pide que la comunidad cristiana, en su conjunto, vuelva a ser un vientre iniciador.

    Estos son los tres rasgos del nuevo cristianismo. La pasin por el Evangelio y la inteligencia operativa piden que se trabaje ya desde ahora para ir preparando este cristianismo, liberndonos de las nostalgias del cristianismo sociolgico. Sin embargo, todos podemos darnos cuenta de que este trabajo no es fcil, especialmente en Italia y en Espaa. De hecho, estamos todava en una situacin en la que permanece relativamente la demanda de ritos y sacramentos, pero son demandas que obedecen ms a la tradicin y con pocas motivaciones de fe. Estamos, por tanto, en una situacin de transicin, entre el ya y el todava no. Esto hace que la tarea sea ms compleja. Se trata, por una parte, de gestionar el cristianismo tradicional, puesto que muchas personas se encuentran todava en ello. Pero, por otra parte, no es necesario que todas las energas se pongan en esto. Es necesario que trabajemos desde ahora con las mujeres y los hombres que ya no creen o nunca han credo, estos "buscadores de Dios" que hoy, como siempre, son ms numerosas fuera dl mbito de la Iglesia que dentro de ella. CATEQUTICA: Segn eso, cmo debe ser el catequista del futuro? ENZO BIEMMI: Es lgico que la ltima pregunta sea precisamente acerca de la fisonoma y la formacin del catequista del futuro. En sntesis podemos decir lo siguiente: si hasta ahora se ha entendido al catequista como educador de la fe de las personas que ya la han recibido en su familia y en su propio ambiente vital, cada vez ms estar siempre llamado a ser testigo de la fe y compaero de viaje de personas que todava no han prestado su adhesin al Evangelio y no pertenecen a la Iglesia. Tal vez, para mayor claridad, podremos llamarlo no simplemente "catequista" sino "catequista evangelizador", o "catequista misionero" teniendo a un tiempo la capacidad parta proponer la fe y para educar en ella. Este cambio de estatuto de la figura del catequista en una Europa plural y secularizada afecta profundamente al tipo de formacin que estamos llamados a proporcionar a los catequistas. La experiencia de la formacin de los catequistas en estos aos nos ha confirmado que las cuatro dimensiones fundamentales de su formacin son stas: la competencia bblico-teolgica, la competencia cultural, la competencia pedaggica y comunicativa y la competencia espiritual. Creo que estas cuatro dimensiones de la formacin siguen siendo vlidas. Sin embargo, hay que repensar la formacin de los catequistas en lo que toca a la perspectiva y al mtodo. Si la competencia en los contenidos de la fe ha sido siempre fundamental, ahora es necesaria adems la capacidad para conducir al corazn del evangelio, a su esencia, con una preocupacin ms intensiva que extensiva: anunciar en todo momento, en cada concreta situacin, el kerigma de la fe cristiana. Si la sensibilidad cultural ha sido siempre necesaria, hoy sta se significa en trminos nuevos como aceptacin de la pluralidad con una actitud de sabia simpata: toda cultura y toda persona es apta para el Evangelio. Si la capacidad pedaggica siempre ha sido importante, hoy se requiere desarrollarla no slo en el plano didctico del aprendizaje sino en una perspectiva inicitica: la pedagoga de la iniciacin es distinta de la sola pedagoga de la enseanza o de la animacin. Finalmente, si siempre ha sido importante que la animacin se haga desde la fe en el propio ministerio catequstico, hoy la espiritualidad se presenta sobre todo como capacidad para trenzar en un nico acto de testimonio los acontecimientos fundantes de la fe, la propio historia personal de la fe y la historia de la fe de las personas

  • a las que se acompaa. Slo de esta manera es posible hablar, de hecho, de primer anuncio. En cuanto al mtodo, hay que recordar una ley fundamental: todo el mundo repite inconscientemente el mtodo educativo con el que ha sido formado. Esto hace suponer que el modelo de la formacin de los catequistas no deber ser slo expositivo (escuchar lecciones) ni nicamente prctico (ensear tcnicas) sino un verdadero taller de la fe, un lugar en el que tambin para ellos ser un primer anuncio de la fe. El cambio cultural en Europa ha sido radical. Tal vez deberamos hablar de tercera inculturacin de la fe cristiana: la primera la hizo el Hijo de Dios al hacerse hombre; la segunda la hicieron los Padres de la Iglesia volviendo a escribir en la cultura griega un acontecimiento que se haba dado en el cultura juda. Hoy la Iglesia est llamada a volver a expresar el Evangelio en una cultura global, plural y secular tras haber entrado en el tercer milenio de mala manera. Ha sido progresivamente despojada de todo apoyo, privada del reconocimiento social que durante tantos siglos la haba sostenido, reconducida a la desnudez de sus propios valores, invitada a ser testigo ms que maestra. Una prdida o una ganancia? Depende de cmo vivamos los cristianos esta "vuelta al desierto". No hay que temer que Dios, por medio de su Espritu, no sea ya capaz de mantener la direccin de la historia: la Pascua del Seor es el futuro garantizado para todos. Lo que est ocurriendo supone para la Iglesia una gran oportunidad de purificacin y de autenticidad y el vientre de la historia est preado de una nueva vida. La Iglesia, con la fuerza del Espritu, est llamada a no distanciarse ni a replegarse nostlgicamente sobre su pasado sino a servir con amor y discernimiento a esta nueva vida que el Seor est preparando. La catequesis, en este camino de conversin, tiene un precioso lugar. CATEQUTICA: Gracias, Enzo, por toda esta reflexin y por estas palabras de nimo y tambin de interpelacin con que nos ha regalado. Seguro que los catequetas y catequistas de Espaa se lo agradecern como nosotros se lo agradecemos.

    Jos Luis Saborido Cursach, S.J.