EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

PRESENTACIÓN

No se trata simplemente de incorporar y aplicar las TICs al sistema educativo tal cual está, sino de hacerlo en el marco de un cambio realmente transformador.

En el primer caso, las TICs se escolarizan, es decir, son devoradas por el modelo escolar tradicional.

Contrariamente, en el segundo caso, las TICs adquieren una potencialidad inusitada, porque son incorporadas y aplicadas en el marco de una concepción transformadora de la educación. 

La epistemología de la educación que presentamos se sostiene en un fundamento de índole eminentemente filosófico: La reflexión crítica, creativa y continua sobre la realidad y el mundo en el que vivimos y nuestras propias prácticas institucionales y pedagógicas como educadores y educadoras. Esto implica dos momentos de toma de posición epistemológica.

En la primera toma de posición epistemológica, que es esencial, se forja el marco de valores basado en la búsqueda de un mundo mejor, es decir, superador de las injusticias sociales, la inequitativa distribución de la riqueza, la eliminación de la pobreza (búsqueda de pobreza cero) y la sustentabilidad del planeta, promoviendo el equilibrio del medioambiente y el cuidado y protección a ultranza de los recursos no renovables del mismo.

Este debe ser el marco de valores de la educación actual y del futuro, que nos exige nuestra transformación como ciudadanos y profesionales de la educación, asumiendo una participación activa y comprometida con nuestra realidad y mundo en el que vivimos.

La segunda toma de posición epistemológica, es decir, la segunda reflexión crítica, que se encuadra axiológica e ideológicamente en la primera, se orienta a la resignificación y transformación de nuestras prácticas en las instituciones y las aulas en las que no desempeñamos como educadores y educadoras.

La epistemología de la educación nos permite establecer, así, el ideario de nuestra transformación como ciudadanos y profesionales de la educación, orientada a la participación y compromiso con el cambio de la realidad y el mundo en que vivimos.

Esta reflexión filosófica sobre la educación nos señala con claridad que las innovaciones pedagógicas y didácticas, así como las nuevas tecnologías (TICs) sólo se convertirán en instrumentos útiles para lograr cambiar la realidad educativa, si nos transformamos nosotros como ciudadanos y profesionales de la educación.

Por eso, cometemos un error si pretendemos fundamentar la transformación de la realidad y la educación a partir de las TICs, sin apuntar a los cambios esenciales que debemos realizar, es decir, nuestra transformación como ciudadanos y docentes en tanto fundamento de la posibilidad de resignificación y transformación de nuestras prácticas en las instituciones y las aulas del sistema educativo.

Sin una transformación profunda del sistema educativo y de nosotros como docentes, la incorporación de las TICs se queda sin sustento y pierde todo horizonte de transformación verdadera.

Las TICSs son instrumentos excelentes y maravillosos para mejorar el mundo y la educación, pero su valor y eficacia social y educativa estará dada por lo que hagamos nosotros con ellas. Por eso, lo primero que debemos evitar es el deslumbramiento tecnológico que nos induce e impulsa a considerarlas como fines en sí mismos, olvidándonos de que el fundamento esencial de la educación está en la competencia profesional y compromiso social de la docencia, así como en la calidad de un modelo pedagógico con sólidos fundamentos científicos y dialógicos, así como auténticamente democráticos.

En síntesis, la cuestión no está en entender a la TICs como la panacea de la transformación de la docencia y la educación, porque eso, por lo visto, es un craso error estratégico.

Por eso, la clave está en incorporarlas como instrumentos, pero mediante un uso inteligente y creativo al servicio de un cambio progresista de la educación, que ellas por sí solas no podrán lograr, como hemos señalado y quedará mejor demostrado en el desarrollo de esta obra.

Centrándonos en la segunda toma de posición epistemológica, nuestra propuesta se divide en siete unidades, a saber:

Unidad I: Introducción crítica a la epistemología de la educación:

Si bien su constitución como disciplina está en discusión, es decir, no está establecida, la epistemología de la educación es una reflexión filosófico-crítica sobre esta última, que tiene, como veremos a lo largo de esta obra, mucho valor. Se trata de una reflexión imprescindible para pensar en cualquier tipo de transformación, ya sea de la educación, del sistema educativo y de sus educadores y educadoras, así como de sus prácticas pedagógicas.

Reflexionaremos aquí sobre la crisis de la escuela, su importancia y los principales mitos que ocultan el verdadero sentido social, político y cultural de la educación.

Unidad II: La toma de posición epistemológica sobre las prácticas pedagógicas en las instituciones y las aulas:

Es indudable que cualquier cambio significativo en la educación pasa inevitablemente por la transformación de la docencia. Pero dicha transformación sólo será posible si los educadores y educadoras logran tomar posición epistemológica respecto de sus propias prácticas para, reflexionando en forma sostenida y continua sobre ellas, abordar la valiosa tarea de resignificarlas y transformarlas.

En este sentido queda claro que la formación docente, pilar de cualquier tipo de transformación o cambio que se pretenda en el sistema educativo, no pasa principalmente por el desarrollo de cursos de pedagogía, didáctica o de los temas específicos de las distintas áreas y asignaturas, sino, fundamentalmente, por una reflexión continua de la docencia sobre sus propias prácticas pedagógicas.

Unidad III: La dimensión axiológica de la educación:

Este relato está ligado a la primera toma de posición epistemológica que, como señalamos, es donde se forja el marco de valores desde el que actuamos como ciudadanos y nos desempeñamos como profesionales de la educación. Es evidente la imposibilidad de hablar de educación sin referirnos a los valores.

Por eso, los educadores y educadoras no debemos perder de vista esta dimensión axiológica de la educación, ya que es la que sostiene y da significado a todas nuestras prácticas. En este sentido ningún educador o educadora puede eludir una pregunta que es esencial: ¿Para qué educamos?

El propósito último que debe movernos como educadores y educadoras es el de contribuir, desde el compromiso social, ecológico, político y educativo, a la promoción y formación de una conciencia crítica en la ciudadanía, apuntando, sobre todo, a los sectores más vulnerables de la sociedad, así como a la sostenibilidad del planeta, seriamente amenazada en esta época que vivimos.

Es un objetivo esencial de esta educación promover en las personas la sensibilidad respecto de la necesidad de transformar el mundo, de vivir y luchar por un mundo mejor, menos injusto y malvado que el que tenemos y más sostenible, ya que es la única casa de que disponemos para desarrollarnos armónicamente y perdurar como especie.

Unidad IV: La problemática de los contenidos programáticos de la educación:

Una educación verdaderamente crítica, creativa y democrática requiere de diálogo. Y el diálogo comienza con la discusión respecto de los contenidos programáticos de la educación. Pero, sabemos que la selección, elaboración, revisión y problematización de los temas programáticos de la educación se convierte en problema debido a la verticalidad de los contenidos escolares.

Sabemos, también, que la selección y elaboración de los contenidos programáticos de la educación es, en el sistema educativo, el resultado de una tarea encomendada casi exclusivamente a expertos -la mayoría de las veces sin experiencia docente-. La parte más sustancial de la comunidad educativa (directivos, docentes, no docentes, padres y alumnos) no participan de esta selección y elaboración de los contenidos programáticos de la educación.

Ni los docentes más tradicionales y conservadores del sistema ignoran este hecho que, por supuesto, ven como algo natural, aunque no tiene nada de natural, sino que es un claro indicador de uno de los aspectos más antidemocráticos de la escuela.

Por eso, la reflexión filosófica sobre este tema es esencial, ya que es preciso comenzar a pensar en cómo podemos superar esta situación. Proporcionamos aquí una serie de recomendaciones útiles para superar la tradicional verticalidad, descontextualización y falta de problematización de los contenidos escolares.

Unidad V: Las relaciones de enseñanza-aprendizaje:

Asumir el carácter axiológico y político de la educación tiene una serie de consecuencias pedagógicas importantes. No sólo la de aceptar la imposibilidad de una educación neutra y la consecuente presencia política de educadores y educadoras, sino también la necesidad de que la educación asuma como objetivo prioritario la formación de verdadera ciudadanía, de sujetos autónomos y, por ende, comprometidos y empoderados.

Pero una educación formadora de ciudadanos socialmente movilizados y políticamente activos debe necesariamente, en el marco de la lógica de la coherencia adoptada, reformular la teoría del conocimiento sobre la que se sostienen la pedagogía y la didáctica escolares.

Por eso, la toma de posición epistemológica central de este capítulo se centra en la comprensión del proceso de enseñanza-aprendizaje como un acto de conocimiento, y el conocimiento no se transmite sino que se construye. Y son los alumnos, precisamente, quienes deben construirlo.

De ahí que los docentes debamos aprender a poner en práctica en forma coherente, lo que no es fácil, pero sí posible, el carácter gnoseológico de la educación.

En este sentido, las relaciones de enseñanza-aprendizaje con nuestros alumnos deberán cambiar sustancialmente. Brindamos aquí valiosas sugerencias y recomendaciones para lograrlo.

Unidad VI: El estudio como descubrimiento y redescubrimiento:

Es tan importante enseñarles a estudiar (aprender a aprender) a nuestros alumnos como enseñarles los temas específicos de la currícula que debemos desarrollar con ellos.

Sería caer en una seria incoherencia y contradicción enseñarles de forma dialógica mientras ellos estudian de forma tradicional, es decir, mediante la clásica metodología basada en la retención memorística y la devolución mecánica y literalista de lo que les entregaron los manuales, los libros de texto y les transfirieron sus profesores y profesoras en las clases.

Por eso, como educadores y educadoras nos debemos preguntar seriamente ¿qué significa estudiar? En este capítulo proponemos una reflexión crítica sobre los métodos de lectura y estudio que ponemos en juego en nuestras prácticas pedagógicas, los que, indudablemente, deberemos revisar en forma seria y profunda.

Los docentes encontrarán aquí una sugestiva guía para mejorar sus competencias para promover en sus alumnos un uso eficaz de verdaderos métodos de lectura y estudio dialógicos y críticos.

Unidad VII: El verdadero significado de la evaluación:

Aunque no pocas veces las prácticas escolares lo desmientan, la evaluación es un momento esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje y el diálogo, en el marco de un liderazgo educativo democrático, su verdadero lugar.

El diálogo implica respeto y confianza mutua, comunicación, autocrítica y crítica, ingredientes imprescindibles para la generación de una buena retroalimentación entre educadores y educandos. Y es sabido que sin retroalimentación la evaluación es imposible.

Por eso, la generación de un marco dialógico es imprescindible para lograr la mayor efectividad de la evaluación.

En esta última reflexión crítica, sobre las prácticas pedagógicas de los educadores y educadores en las instituciones y aulas del sistema educativo, nos proponemos revalorizar el papel de la evaluación, trabajando principalmente sobre tres ideas clave:

1) Su diferenciación con la acreditación que, sin bien son dos procesos vinculados, su significado es radicalmente diferente;

2) La dependencia de la evaluación respecto de los objetivos de aprendizaje, los temas desarrollados y los perfiles socio-educativos de los alumnos y

3) La coherencia que debe existir entre la evaluación, los objetivos de aprendizaje, los temas desarrollados y los métodos de enseñanza-aprendizaje puestos en juego. Estamos seguros, que a partir de aquí, los educadores y educadoras dispondrán de elementos para mejorar sustantivamente la calidad de sus evaluaciones.

Unidad VIII: El papel de las TICs en el cambio de la educación:

Existe un discurso, muy generalizado, que denominamos “tecnologicista”, que sostiene que la TICs están produciendo un “cambio de paradigma en la educación”. Pero vamos a mostrar aquí que, si bien las TICs son recursos que pueden intervenir positivamente en un cambio de paradigma de la educación, no pueden por sí solas, lograrlo.

Es cierto que son instrumentos valiosos e impactantes y, sobre todo, que pueden promover cambios democráticos y pedagógicos en la línea de los enfoques dialógicos y constructivistas en la educación.

No obstante, mostraremos que su mera aplicación a la educación escolar tradicional no es suficiente para conseguir un cambio de paradigma. No hay duda de que las TICs han producido y están produciendo cambios en la educación, pero estas transformaciones son más de forma que fondo.

Las TICs recién podrán entregar todo su potencial, que es mucho, cuando se produzca un verdadero cambio de paradigma en la educación.

Es más, las TICs pueden colaborar positivamente en este cambio, pero como un valioso factor “interviniente”, aunque nunca “determinante” del mismo. Estos temas son los que veremos en esta última Unidad.

Aunque desarrollada desde una perspectiva crítica, la propuesta no niega, como puede verse, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). Por el contrario, las asume plenamente y las incorpora al imaginario y las prácticas de los educadores y educadoras, pero en el marco de una necesaria y profunda transformación de la educación tradicional, que hoy, lamentablemente, no puede ocultar más sus notorios rasgos de obsolescencia, en un mundo que está cambiando aceleradamente.

Esperamos fervientemente que esta propuesta nos permita cumplir con los objetivos con que fue concebida: que los educadores y educadoras de nuestro sistema educativo obtengan las herramientas y guía necesarias para llevar a cabo con éxito una toma de posición epistemológica imprescindible para plantearse y concretar, en sus lugares de desempeño, una verdadera resignificación y transformación de sus prácticas pedagógicas.

Muchas gracias por la atención y ahora pasemos a la primera clase:…