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1993] LAS CONCESIONES DE LA CORONA 457

En sintesis, en Puerto Rico y en otras partes de America, antes de 1541 Ia nuda propiedad de los montes y pastos (como de todas las tierras) era de Ia Corona:m Mas con el decreta de 1541 los montes y_ pastas ya no serian susceptibles siquiera de usa privado, aunque sabre elias recayera una merced. Esto era muy congruente con el prop6sito de las mercedes y sus condiciones de efectividad, las cuales estaban orientadas fundamen­talmente al cultiuo y no a la ganaderia, sabre todo a Ia ganaderia cima­rrona que se practicaba en las Antillas.

En el siglo XVI, los reglmenes comunales iban {literalmente) perdiendo terreno en Espa:iia, fuera de las tierras. de propios y comunes de los pue­blos, que se mantendrian hasta las desS.mortizaciones del siglo XIX. En America y sabre todo en las Antillas espai\olas, el regimen comunal in­mueble cobr6 gran vigencia, si bien mils como resultado de un media am­biente geogril.fico e hist6rico que de un edicto real.

C. 1550 - 1746: hatos, estancias, agregados y desacomodados

Durante los dos siglos que median entre la cedula de 1541 y los decre­tos de mediados del siglo XVIII no se dio ningU:n decreta importante de Ia Corona con relaci6n a derechos territoriales en Puerto Rico. Durante esa epoca los cabildos de San Juan y San Germiln hicieron algunas conce­siones de tierra, aunque se desconoce su nUmero y extensi6n.4

'18 Fueron

siglos casi yermos para Puerto Rico en lo que concierne al desarrollo juri­dico formal de las concesiones de Ia Corona.

La quema y perdida de archivos gubernamentales de San Juan en la invasiOn holandesa de 1625 y por los huracanes obliteraron casi todos los titulos del siglo XVI y principios del XVII. Desde al menos las primeras decadas del siglo XVII, casi todos los poseedores de tierras en Puerto Rico, incluso los grandes terratenientes, estaban en identica posicion juri­dica al ser ocupantes de facto.

Nuestra historiografia por tanto ha entendido que se dio algo asi como un vacio jurldico del siglo XVI al XVIII. Sin embargo, en un sentido juri­dico mtis hist6rico y real, "sabre el terreno", este es un periodo fecundo y juridicamente creativo en Puerto Rico.4

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El Puerto Rico de los siglos XVII-XVIII era mayormente "monte es-

'"0 ENJUTO FERRAN, CUATROCIENTOS AAOS, supra nota 5, a Ia p{lg. 261, dtando a MURGA

LiANZ. BmuoTECA H!S'N'lR!CA, supra nota 32, a Ia ptig. 324 . ••• Los decretos sobre composici6n de tierras, de fines del siglo XVI, que permitlan recti­

fkar o lograr tltulos, tuvieron algUn efecto en el cantinente, y bastante en Cuba; pero no as( en Puerto Rico. La Recopilaci6n s6lo sistematiW y precis6 decretos reales del siglo XVI; Dtase especialmente IV-12 Recopilaci6n, supra nota 463. Ley 15.

'" P1c6, HtSTORIA GENERAL, supra nota 82, a las pitgs. 69-71.

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peso, hato y playa solitaria",~" donde abundaba el "ganado inculto, que procreaba multiplicAndose en Ia espesura de la maleza",41' "en Ia exube­rancia de los montes y en Ia inaccesibilidad de Ia serrania".470

La distancia y sabre todo los escasos nexos entre Puerto Rico y Ia me­tr6poli facilit6 el desarrollo de una sociedad criol1a de gran autonomia, vinculado al exterior principalmente mediante el "rescate" o contrabando -sabre todo de ganado- con el bullente · Caribe oriental de Ia epoca.471

En el Puerto Rico del siglo XVII y de principios del XVIII tom6 forma una sociedad, cultura -y Derecho-471 criollo.

La posiciOn estrategi~ clave de Puerto Rico como llave de las lndias y su car8.cter de presidio poco tenian que ver con Ia realidad rural de Ia Isla. Si acaso, Ia reforzaban en la medida que a la Corona no le interesaba extraer riqueza de Ia Isla, sino mantenerla poblada mediante un regimen favorable a Ia inmigraci6n de labriegos pobres.

Era Ia llpoca de los hatos comuneros, a Ia que Call y Toste llama "Ha­tos PUblicos":478 latifundios de explotaci6n extensiva, casi sin linderos. Era igualmente Ia epoca de los campesinos semi n6madas sin dueiio,174

del aprovechamiento comunal de montes y pastas, del poblamiento ere-

"' MoRALES CARRION, HISTORIA, 1upra nota 280, a Ia plig. 182. '" MoRALES Mu~oz, 0R1GENES HlsTORICos, supra nota 52, a la plig. 18. 070 /d. a Ia p8g. 19. '" ARTURO MORALES CARRION, PUERTO RICO AND THE NON-HISPANIC CARIBBEAN (1971), ••• Tanto consuetudinaxio como "positive"; veanse, por eiemplo, las ordenanZII8 munici-

pales de San Juan sobre derechos de monterias, en CARO CoSTAS, LEGISLACI6N MUN!CJPAL, supra nota 40, a lea pB.ga. 35-6; en el derecho oonsuetudinaria fue muy original, y a Ia vez parte de un fen6meno hispanoantillano, el desarrollo de 108 "pes08 de monterla" y los "rea­las de posesi6n". GiL BERMEJO, supra nota 61, a Ia pB.g. 291. Est.os eran fragment.os limitada­mente ena.ienables de derechos posesorios de monteria, similares a 108 "pet!os de posesi6n" o "pesos de tierra", objeto de vente o herencia, en que se dividian 108 hatos comuneros en Cuba oriental yen Santo Domingo. MARR&RO, suprll nota 109, a Ia pB.g. 84.

••• Coil y T08te, La propiedad territorial, supra nota 33, a Ia pB.g. 251. "PUblico" y "oo­munero" son, por supuesto, casi sin6nimOtJ, pero de bftgaje bastante distintO: lo "pUblico" eJ:iste generalmente en el contexte de un estado moderno desarrollado. Esto definitiviunente no aplica al gobierno de Puerto Rico en los siglos XVI-XVIII. El termino mAs ueado a trav6a del Caribe hispano es "hato comunero".

••• Todavla en Ia cuarta dl!cada del siglo XIX el visitante ingll>s George Flinter describirla al campesinado puertorriquefto asi: "like a wandering horde of Arabs strolling from place to place, without any fill:ed abode or regular employment; they merely built temporary shelters in the woods, sowed only for subsistence, gl~Janed from the fields, forest and river". CoL. GEORGE FLINTER, AN ACCOUNT OP THE PRESENT STATE OF THE ISLAND OF PUERTO RICO 259 (1834). Con abierta hostilidad, Pedro lrizarri, alcalde ordinaria de San Juan, fustigO a los campesinos de su l!poca en recomendaciones sometidas al Diputado RamOn Power (1809), a Ia vez que registrsba su particular modo de vida: "[p]lanta en el desierto de los montes una pequefta chota provisional, ruin, pobre y despreeiable ... es muy raro el que vive un ai'lo en una parte, y a]gUn08 de un mes, siempre vagos, errantes y sin domicilio fijo, ni conocen ni siguen Ia conducts de un labrador de asiento, y tes6n." FERNANDEZ MENDEZ, supra nota 414, a lae p8gs. 352-353.

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ciente. Los parAmetres de las concesiones de tierra en Ia Recopilaci6n re­gistraban s6lo muy parcialmente las realidades que se vivian en el Caribe espai\ol en esta epoca.

Ya en el siglo XVII, la baja densidad poblacional de Ia isla no impedia que el acceso a la tierra ---o al menos a ciertas tierras- fuese algo pre­ciado. Definitivamente no habia una "oferta" ilimitada de tierras, y pro­bablemente nunca Ia hubo al menos en terminos concretos. Las normas relativas a Ia tierra ya habian cobrado un car8cter sistemico y relativa­mente coherente. Pic6 lo explica:

[A]unque hubiese muchisima tieha para una poblaci6n que en el siglo 17 no parece haber excedido las 10 mil personas, el acceso a las Areas fertiles cercanas a los puertos de embarque era limitado. La tierra de los llanos costeros se fue repartiendo en enormes con­cesiones de hatos.471

La autorizaci6n de propiedad privada territorial a fines del siglo XVIII tendria no pocas dificultades en implantarse en este extraordinario esce­nario hist6rico, que sin embargo en algUn sentido estaba maduro para ta­les medidas.

Geogrllficamente, los hatos mas importantes y productivos estaban vin­culados con formaciones naturales de sabanas y pastos y en menor grade con Areas desmontadas. A base del nU.mero de hates en los distintos pue­blos de Ia isla, se puede plantear que las regiones-ejes de Ia economia y sociedad hatera de Puerto Rico en Ia segunda mitad del siglo XVIII eran Arecibo (44 hates), San German (33), Bayam6n (18), Toa Baja (14) y Loiza (13).H1 La toponimia parece confirmar esa apreciaci6n.417 Veanse que los nombres de municipios, barrios y sectores incluyen las palabras "hato",4" "sabana",47' "pasto",480 "monte",ut alusiones a distintos tipos

••• P1c6, HISTORIA GENERAL, supra nota 82, a la plig. 70. ••• Arecibo tenia el primer Iugar tambilm en cuanto a n(unero de criaderos (45). Certifica­

cibn del Goberno.dor Mueso.s, en GIL BERMEIO, supra nota 61, a IIIli pigs. 259-260. Moscoso advierte que el original o Ia transcripci6n de Ia "Certificaci6n" contiene errores serios, inclu­yendo Ia omisi6n del pueblo de Ponce y Ia presentaci6n de cifras inverosimiles como Ia de 139 hatos y 104 criaderos para el pueblo de Humacao. Moscoso, Tierra, comercio y di/fren­ciaci6n .rwcial, supra nota 63, a IIIli p.riga. 7-9 .

., En Ia toponimia, "loa aubatantivos y adjetivos acu1111n una propiedad real y objetiva que existi6 al originarse Ia palabra o frase nominal". MoRALES Mu~oz, Oa!GENES HISTORICOS, supra nota 52, a Ia p!g. 27 n.24.

no Barrios Hsto Viejo, Hsto Arriba y Hsto Aba.jo (Arecibo); Hsto Arriba (San SebastiAn); municipio de Hatillo; Hsto Tejsa (Baysm6n); barrios Hsto Nuevo (Gurabo y Gusynabo), Hsto Viejo (Chiles), Hsto Pueroos (Loizs), Hato Puercos Arriba y Abajo (Villalba), Hatillo (AilasC<I); municipio de Hsto Grande (nombre antiguo de San Lorenzo) y barrio Hato (San Lorenzo); y en el centro del Ares Metropolitana, el antiguo Hato [del) Rey. El nombre de barrio "Hato Viejo", quiz! especialmente sugerente, aparece en dos municipios: Cialea y Arecibo. En Santo Domingo, veanse los pueblos de Hatico, Hatillo (2), Hstillo Palma, Hsto

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de ganado481 y nombres de antiguos hateros u otros primitivos pobladores y gran des poseedores de facto. 4"

Con m8.s fuerza y definiciOn en Cuba,414 que en Puerto Rico o Quis-

Mayof, Hato Nuevo, y Hato Viejo. Perez de Ia Riva informa que en Cuba, un "hatiilo" era un corral o rancho establecido dentro de un hato ya formado, pero distante de au asiento. PtREZ DELARIVA, 0RIGEN Y IltG!MEN DE LA PROPIEDAD, supra nota 8, a Ia p8.g. 58. En Puerto Rico, "hatillo" tenia un significado similar, aunque aparentemente denotaba una tenencia aut6noma, una estancia. MORALES Muf;loz, ORIGENEs HISTORicos, supra nota 52, a Ia p8g. 21. La palabra "hato" (como "estancia", "caballerla", "monterla") ha virtualmente desaparecido del habJa rural puertorriquei'ia. ANIBAL DIAZ MONTERO, 0EL ESPA.~OL JIBARO {1989); en cam­bio "monte", quizA mAs antiguo, no .

.,. Barrios Sabana Hoyos {Arecibo), Sabana Grande Abajo {San GermAn), Sabana Larga {Juana Dlaz), Sabana Yaguas {Lajas), Sabana Seca y Sabanet.as (Ponce); Municipios de Sa­bana Grande y Sabana del Palmar (antiguo nombre de Comerio); barrios de Sabana (Ca­tailo, Luquillo, Orocovis, Naranjito y Vega Alta), Sabana Llana (Rio Piedras), Sabana Abajo (Carolina), Sabana Grande (Utuado); sectores de Sabana Llana Norte y Sur (Ponce) y Sa­bana Eneas (Cabo Rojo); sector y playa Sabanetas (MayagOez). Los nombres de sectores que no hayan alcanzado Ia cartografia pudieran multiplicar esta lista. La "sabana", significativa­mente de origen talno ("llano") y a Ia vez muy vinculada con Ia historia hatera, es quiza el rasgo geogriifico mAs frecuente en Ia toponimia ((.Yen Ia primitiva geografla costera?l puer­i.orriquefta. Moscoso, TRmu Y CLASE, supra nota 103, a Ia piig. 419. En Cuba, las "sabanas" son tambi~n comunes y alcanzaron un significado especifico en Ia agrimensura: mercedes de 2,000 cuerdas de radio. Para Jamaica, vease el distrito de Savannah-la-Mar.

, .. Barrio Pasto (Morovis, Aibonito, Cosmo), Jagua-Pasto (Guayaniila), Pasto Viejo (Ca­yey); sectores Pasto Viejo (Humacao) y Pastille (lsabela); comunidades Pastille y Pastillito y Punta PMtillo {Juana Diaz).

001 Barrio Monte Grande (Cabo Rojo), Monte Llano (Cayey, Morovis), Montes Llanos (Ponce); sectores Monte Grande/Monte Negro (Piftones), antiguo sector El Monte (Hato Hey), pico y sector Monte del Estado (Maricao).

••• Por ejemplo, los barrios Yeguada (Camuy), Hoyo Mulas (Carolina), Hato Puercos (Loiza), Hato Puercos Arriba y Abajo (Villalba); barrios Garrochales (Arecibo y Manati) (~de "garrocha", vara con gancho en !a punta usada para picar toros, quizil usada en Puerto Rico tambi~n para cazar ganado?); playa Bramadero (Mayagi.iez); Punta Yeguas (Yabucoa); Isla Cabras (Catafto, Ceiba); Bahia de Puerca (Ceiba); Punta Verraco (Guayanilla) y Punta Vaquero (Guiinica); Punta Rodeo (Guayama); sector Los Perros {Humacao); Punta Caballos, Punta Mulaa, y Cayo e Isla Chives (Vieques) .

... Municipios de Juana Diaz, Villalba, Fajardo; barrios Martin Gonziilez (Carolina), Do­mingo Ruiz (Arecibo), Juan Domingo (Guaynabo), Juan SAnchez (BayamOn), Tomiis de Cas­tro (Caguas), Pedro Garcia (Coamo), Juan Alonso (MayagUez), Juan Martin (Yabucoa); sec­tor Juana Matos (Cataii.o); islote Juan Perez (Pinones); comunidad y rio AntOn Ruiz (Humacao), Cerro Dona Juana (Vi!lalba), y Monte Guilarte (Adjuntas). Estii documentada Ia relaciOn entre los nombres de algunos hateros y distintllll regiones de Ia isla: Alonso de Trujillo, Amador de Lares, Luis Fajardo, Gregorio de Santa Olaya (barrio de Santa Olaya, BayamOn), Luis de Afiasco, Diego de Guilarte y Juana Diaz, lists importante a Ia cual Brau aftade a Ii\igo Cervantes de Loaisa [Loiza]. BRAU, LA COLONIZACION, supro nota 331, a Ia pAg. 237 .

... En Cuba, ya en el Ultimo tercio del siglo XVI las concesiones de tierras en Cuba adqui­ril'!ron dimensiones realmente vastas. MARRERO, supra nota 109, a Ia pltg. 59. AI hablar de "Cuba" y compararla con Puerto Rico, debe aclararse que hab[a diferencias tan grandes dentro de Cuba como entre esa isla y Puerto Rico: Cuba occidental, el partido de La Ha· bana, tuvo un desarrollo hist6rico precoz mientras que Ia parte oriental de Ia isla tuvo un

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queya, se origina temprano Ia figura del hatero,m "duei'l.o de un nUmero elevado, pero impreciso de ganado vacuno y de cerda, criado suelto en enormes latifundios de limites indeterminados, apropiados bajo fOrmulas altamente irregulares".ue

En Areas inmediatas que los hateros podian controlar, el ganado estaba marcado con un hierro registrado, o con un corte C;aracteristico en las ore­jas, tambien inscrito en el Cabildo. "El resto [del ganado] se desplazaba libremente a traves de las enormes extensiones despobladas. Este ganado bravo u orejano podia ser monteado libremente, segUn la costumbre es­tablecida, por cualquier uecino:''"87

patrOn similar en terminos generales al de Puerto Rico. veaae el fundamental emayo de Perez de Ia Riva, Una isla condos hiatorias. !d. a Ia ptig. 75. Todavia en Ia aegunda mitad del siglo XIX, en Cuba Ia parte oriental "es predominantemente ganadera, ap.enas si aporta el 20% de las zafras. En ella vegeta una economia de autoconsumo para una poblaciim que crece con lentitud". Aparte de algunos enclaves a:rucareros, en au inmensa mayoria los inge· nios "son simples cachimbos movidos por bueyes ... Ia producci6n es casi artesanal .... Predominan los esclavos urbanos y aU.n en el campo, Ia esdavitud es casi patriarcal. El Iatigo de los mayorales nose oye casi nunca sonar. En los potreroa, los sabaneros, gente de lazo y mancuerna, son casi todos librea". Id. a Ia ptig. 83 .

• .. Los seftores de bato no eran necesariamente quienes lo explotaban. En Cuba, desde el XVI. estos entraban a menudo en relaciones de sociedad, afinea a Ia aparceria. "La uplota­ci6n de las tierras ganaderB.S se realizaba muchas veces "a partido", cuando el concesionario de Ia merced se veia en necesidad de buscar un socio que se encargase de las tareas de explotaci6n. Otras veces quien obtenla Ia merced carecia de dinero para ponerla en explota­ci6n, y entraba en sociedad con quien le anticipaba e\ capital de trabajo." El socio ("partida­rio'') se podia comprometer a montear el ganado y llevarlo al mercado, dtindole V:! parte al seftor. MARRERO, supra nota 109, a IB.S p8gs. 95·6. ;,Pudiera existir una afinidad entre estas relaciones y los "derechos de monteria" o "de criadero~ en Puerto Rico?

••• Id. a !a ptig. 92 (enfasis suplido). ••• !d. a Ia plig. 97. MAs que porIa carne, se monteaba por los cueros y el sebo, mAs fticil

de conservar y de vender. Como bienes "mostrencos" dicho ganado en principio pertencecia a\ fisco; pero por su abundancia en lndias, segUn indica SolOrzano, "se consinti6 que que­dase en terminos de derecho natural, y Ia hace suyo quien le entre a rodear, cojer, domar y matar". Citado en 0TS CAPDEQUI, MANUAL DE HISTORIA, supra nota 5, a Ia ptig. 271. SolOr­zano por supuesto exagera Ia capacidad que hubiesen tenido las autoridadea para "consen­tir" otrn cosa. En Cuba los documentos hi.stOricoa recogen constantes quejas de loa senores· de hato contra los monteadores o monteros "Jibres", que a menudo monteaban reses marca­das; al igual que disputas entre senores vecinos, por lo incierto de las colindancias y el movi­miento del ganado por los hatos. En Puerto Rico, Ia monterla consistia en coger las rases cimarronas con lazos, perroa y empalizadas, atarlas a arboles por tres o cuatro dlas hasta que el hambre y el cansam.:io las rendia. De ahi las llevaban a las "estancias o praderia" ("criade­roa") a cebar, "donde engordan pasmosamente en poco tiempo; Sllli carnes tiernas toman un gusto delicado, siendo sin duds las cle esta Isla de las mas apredables Y regalada.a que se comeran en Espafta ni en America". ABBAD, HISTORIA ANOTADA, supra nota 31, a IB.S pitgs. 130 y 212. Los cerdoa cimarrones tambien se amarraban en los palmares, donde se les ce· baba con Ia fruta de las palmas. !d. a Ia ptig. 212. En Cuba, cuando se mataban \1111 reses para sus cueros, los "sabaneros" montcaban con "desjarretaderas"; con tl-stas cortaban los tendones de las patas traseras de las reses {las "desjarreteaban"), las hacian caer Y ahi las mataban. El metodo de tum bar las rases a tierra era comUn a las "bolas" de los gauchos, a las "reatas" castellanas, el "lariat" y el "lasso" de los vaqueros norteamericanoa. Bishko,

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Escribiendo a fines del siglo XIX, Coil y Toste relacion6 Ia estructura de Ia propiedad territorial y Ia ganaderia:

La ganaderia, como no existia bien delimit8.da Ia propiedad terri­torial, y menos aUn Ia exportaci6n de ganado en mayor escala, estaba concretada principalmente a grandes hatos, donde pasta­ban las reses de todos los vecinos, pues Jas tierras no vinieron a repartirse correctamente basta el siglo actual [el diecinueve] .... A pesar de estos inconvenientes, la crianza de ganado va­cuno y caballar era uno de los mejores negocios del pais;'"

' En terminos similares, Juan Bosch seiiala: "[e]n Ia economia haters, ademils de Ia tierra, y tan importante como ella, esta el ganado, que re­quiere grandes extensiones porque el pasta no se cultiva; es natural, y aparece aqui y ailS., en cantidades desiguales".481

El desarrollo de Ia ganaderia en las Antillas espaii.olas desde Ia primers mitad del siglo XVI repercuti6 en el continente: "(l]os primeros esquemas de los Llanos y las Pampas del siglo XVIII y de los comienzos del XIX, se encuentran en las Antillas despues del fracaso de Ia primers colonizaci6n espai\ola. "480 La ganaderia hispanoantillana cobr6 fuerza desde las prime­ras decadas del siglo XVI, ya que el conflicto en San Juan en 1542 se relacionaba con el crecimiento de la ganaderia. Unas decadas despues, en 1575, ya se decia de Puerto Rico que es "buena y sana tierra que produce muchos ganados, espedalmente vacuno y caballar", y sus principales pro­ductos eran los cueros y el azU.car.m

En Puerto Rico como en las otras Antillas espai\olas, el ganado cima­rrOn abundaba; aunque todo el ganado original habia sido traido del otro lado del Oceano. El clima benigno de las Antillas se habia reproducido asombrosamente.m De las primeras decadas del siglo XVI es la celebre descripci6n de la Espanola por el Oidor Alonso de Zuazo:

tierra en que abundan los ganados en multiplicaci6n maravillosa . . . paren las vacas a dos cornamentas y tres muchas veces, e todo se cria e ninguna se muere. HAllanse atajos de vacas que se per· dieron en nUmero de 30 a 40 seD.aladas con su hierro, e a cabo de

The Peninsular Background, supra nota 187, a las p!lgs. 507-508. ••• CoLL Y TOSTE, Aspecto general de Puerto Rico en 1797, en BOLETfN HIST6RICO DE

PU!I!RTO RICO 163 (1914) (en adelante CoLL Y TOSTE, BOLETIN HIST6RICO]. ' 10 BOSCH, COMPOSIC!6N SOCIAL DOMINICANA 137 (1978); citado en Moscoso, Tierra, comer-

do y di{erenriacibn social, supra nota 63, a Ia piJ.g. 18 . ... MARRERO, supra nota 109, a Ia ptl.g. 101, citando a Pierre Chaunu. ••• MURGA SANZ, Los MANUSCRITOS, supra nota 407, a Ia ptl.g. 407. '" A mediados del XVI, en Mexico, los hatos de vacuno doblaban su m1mero en quince

meses. En Ia segunda mitad del aiglo XVI en Santo Domingo habia hateros con 7-10,000 y m{Ls re!es. En Brasil los habria hasta de 20,000 resea a principios del XVIII. BoxER, supra nota 224, a Ia p8.g. 230.

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3 0 4 afios aparecen en los montes en nitmero de 300 a Cuatrocientos.-'113

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Los montes y sabanas de los hatos eran vivero de una gran poblaci6n ·de animales cimarrones (o "alzados", "mostrencos", "orejanos", "montunos", "jibaros", "mesteftos"u" o "machos del monte") de todo tipo: desde reses, cerdos y cabros basta perros. 491 Los principales, y mAs estimados como fuente de alimento, eran los cerdos ("lechones").u• Estos animates eran com(mmente aprovechados por los campesinos de Ia isla.4117

La ganaderia montaraz era important~ en el comercio (de contrabando) y en Ia subsistencia. En el "rescate" o cOntrabando, se exportaban cueros (corambre) y sebo. Debido al valor mercantil de los cueros, Ia ganaderia vacuna era, en principia, mas "privada". Se marcaban las reses en las ore· jas con marcas distintivas de cada duefio.498

'"' II MARRERo, supra nota 109 (fmfasis suplido). Estas expresiones de Zuazo han sido llamadas "Ia primers manifestaci6n de tropicalismo". /d .

... De Ia antigua palabra "mesteilo", o de "mostrenco", proviene Ia palabra en inglb "mustang" (potro salvaje). EJ OXFORD DICTIONARY OF THE ENGLISH LANGUAGE (1971) favo­rece eJ origen de "mustang" en "mostrenco", eJ RANDOM HOUSE DICTIONARY OF THE ~GLISH LANGUAGE (1967) favorece "mestengo" (mestei\o).

'" En Vieques incluso habla ovejas cimarronaa; Memoria de Me/garejo, en CARO CosTAS, ANTOLOGIA, supra nota 58, a Ia pig. 150.

'" /d. a Ia p!g. 142. Un estudio reciente sitUa a los cerdos y reses cimarronas de America en Ia historia y los describe vividamente.

Pigs were the favorite choice of explorers, pirates, whalers and sealers for 'seeding' remote islands to assure a supply of meat on the hoof for the next set of transient Europeans or Neo-Europeans to come along .... After a few generations, feral pigs revert to a type very different from what we are accustomed to seeing in the backyard. Long-legged and long-snouted, slab-sided, narow-backed, fast and vi­cious, and equipped with long, sharp tusks, they earned the same name in both North America and Australia: razorback.

ALFRED W. CROSIJY, ECOLOGICAL IMPERIALISM: THE BIOLOGICAL EXPANSION OF EUROPE, 900-1900 175-176 (1990).

La carne de los cerdos cimarrrones "was flavorful, nourishing and free" /d. a Ia pAg. 176. "The first generations of European settlers in most of the colonies in America and Australa­sia ate pork more often than any other flesh". /d. En cuanto a las reses, el mismO autor escribe:

The majority of the cattle of the Americas from the sixteenth to the nineteenth century were probably feral. As with the pigs, their environment rendered them fast, lean, and mean -the kind of cattle that meat packers describe ss "eight pounds of hamburger on eight hundred pounds of bone and horn"- animals that when fully grown could take on nearly any challenge .... When Anglo settlers began moving into Texas in the 1820s, they found these cattle more difficult to catch and more dangerous to handle than mustangs.

/d. a las p!gs. 178-179. '"' En Brasil se dio un fenOmeno similar. BoxER, supra nota 224, al capitulo 9. ••• La carne de res se aprovechaba relativamente poco, excepto para hacer tasajo ("carne

cecina", "carne vieja"). Acosta seilsla, en el siglo XIX: "El ganado vacuno es grande Y her· moso y cuando cebado, que es como se mata, es gordisimo y muy sabrosa Ia carne; el pasto

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En Ia subsistencia, en cambia, era importante Ia carne de los cerdos y las cabras cimarronas, los cuales eran de aprovechamiento general:4" "[l]a caza de cerdos era libre igual que Ia de cabros" . .oo La carne de cerdo (que sala y se conserva mejor que Ia de res) y el casabe era la base de Ia ali­mentaci6n de espafioles e indocubanos.101 Los cerdos procreaban a una tasa mucho mAs rlipida que las reses; cada ai'lo aumentaban su poblaci6n en 200%, tres veces mAs r8.pidamente que 'las reses. Habia cerdos "en abundancia".101

En los montes hU.medos y feraces de las Antillas espai'iolas -distinto a las Pampas y los Llanos--,. Ia ganaderia era s6lo una entre otras activida­des de una sociedad rural ielativamente robusta. La propiedad agraria se entrelazaba con esta ecologia y las actividades que en ella se desarrolla­ban. Un gran mimero de estancias compartian con los hatos el h8.bitat rural, mucho mils numerosas que los hatos, pero cubriendo un il.rea total muy reducida en comparaci6n. Las il.reas de predominio de estancias eran San Germil.n (879 estancias), Aguada (552), Arecibo (406), Cosmo (392) y Manati (248),601 etc., para un total de 4,551 (comparado con 400 hatos y 306 criaderos). La im.portancia de las estancias, mucho mils orientadas que los hatos bacia Ia agricultura, sugiere que a pesar de disfrutar s6lo de derechos de usufructo, las tenencias rurales en el Puerto Rico del siglo XVIII alcanzaban una significative estabilidad.

La agriculture misma era montaraz: semi nomtldica y de "roza y quema".504 Y era s6lo una de las distintas actividades de subsistencia de estos campesinos (muy alejados del estereotipo del agricultor) que eran

que da Ia isla no puede aer mejor ... "Acosta, Notos, en ABBAD, HlSTORIA ANOTADA, supra nota 31, a Ia pAg. 319.

'" I MARRERO, supra nota 109, a Ia pB.g. 95. Aunque en Cuba muchos cerdos se criaban "mansos", en corrales de illS estancillS, pronto las mayoria eran cimarrones. Los caballos eran menos, pero eran altamente preciados; como tambilm las mulas. La sola posesi6n de un caballo elevaba al rango de "caballero". II id. a Ia pB.g. 92. Los caballos eran en esllS primeras d€lcadas muy raros y caros Marrero aiiade el detalle interesante que en Cuba no existieron caballos cimarrones -quiz.{!, porque en Iamb Ilana topografia cubans Ia cimarronerla ani· mal tuvo un menor dasarrollo que en Santo Domingo y en Puerto Rico, donde s! existieron. ld. ala pB.g. 93.

000 Anotaci6n a Ia E/egla de Juan de Castellanos, COLL y TOSTB. BoLETIN HasTOR!CO, su· pra nota 488, a Ia pB.g. 351 n.2.

••• MARRERO, supra nota 109, a Ia pB.g. 95 . ... Coli y Toste, La propiedad ter~itorial, supra nota 33, a Ia pAg. 266. Las reses aumen­

taban anualmente en unos 66%. Eatos ritmos de credmiento significaban que comenzando con 100 cabezM de cerdos y de rases, £in deacontar los que fallecieran·, al cabo de cinco ail.os habrla 757 reses ... y 8,100 cerdos!

001 Certi{icaci6n del Gobemodor Muc!lall, en GIL BERMEJO, supra nota 61, a laB pAgs. 259-260.

- Los cultivos principales para el mercado requerian poca inversiOn -gengibre, cai\afls­tula, tabaco- y los de subaistencia casi ninguna atenci6n (plB.tanos, yuca y otras raicea, etc.).

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igualmente leiladores, pescadores, cazadores, recolectores y ganaderos, y cuyas actividades por su naturaleza recorrian grandes extensiones de los montes del Realengo y de los gran des hatos entonces sin cercar, sin men­aurar y sin deslindar, y de dudosa titularidad.1101 Los campesinos podian vivir en plena Realengo, o en Ia periferia de los hatos; o fijaban sus bohios en los hatos mismos, bien como "agregados" con consentimiento del ha-tero,508 bien como ocupantes informales. '

En este ambiente natural y social de grandee extensiones, de hatos sin cercar y de relaciones juridicas espontB.neas y fluidas, se desarroll6 Ia so­ciedad jibara de Puerto Rico a partir,del siglo XVI. La economia y socie­dad "hatera" adquiri6 perfiles hist6ri'cos, culturales y juridicos. Se han destacado tres rasgos juridicos principales del regimen hatero, que a Ia vez apuntan a sus mayores complejidades: (1) Ia incertidumbre de los lin~ deros (2) el carlicter comunero de los hatos y (3) la apropiaci6n informal de tierras realengas. 507 A estos aiiadiriamos un cuarto: Ia importancia del abasto de carne como condici6n de validez del titulo sobre el hato que concediera el Cabildo.

Sobre el aspecto de los linderos no es necesario detenerse, excepto para sefialar que dicha indefinici6n era una de las causas para mantenerlos sin titular y en indivisi6n; eran fuertes los costos y ardua la litigaci6n que conllevaba "resolver" estas cuestiones.608 Muchos ocupantes adquirian mediante prescripci6n por no pasar por los trlimites de petici6n y compo~ sici6n. Corbitt lo llama una situaci6n de "squatter sovereignty".608

En cuanto a Ia propiedad comunera, se constata que en Puerto Rico,

""" Vease Ia interesante discusiOn de Sidney Mintz sobre e\ campesinado sin titulo del Caribe ("squatter peasantry"), del cual Mintz considera a los jlbaf{)S de Puerto Rico ejemplo dave. Mintz considera "curiosa" a\ campesinado boricua, y uno a\ cua\ "the term ['pea­sants'] is only barely applicable". Sydney Mintz, Caribbean Peasantries, en CARIBBEAN TRANSFORMATIONS, supra nota 55, a las pAgs. 148-9. "Such settlers were often squatters on Crown land, engaged in what was, technically, illegal settlement". /d. a Ia pAg. 147. Esta aseveraci6n es muy cuestionab\e sabre todo en cuanto a Puerto Rico, y a Ia luz de Ia real Orden de 1541 y de Ia Recopi/aci6n, supra nota 463.

••• Los "agregados" de aquella lipoca tenlan mucha mayor autonmla que los "agregados" de fines del siglo XIX y del XX. Genera\mente loa terratenientes usaban sus servicios para para el corte de madera, para desmontar y formar pastoa o tierras de cultivo, y sabre todo para montear y hacer "rodeos" del ganado cimarrOn unas cuatro veces a! ai'lo. En Cuba como en Puerto Rico, llamaban "sabaneros" y "vaqueros" a los que mas se dedicaban a estos oficios.

••• Corbitt, Mercedes and Realengas, supra nota 181, a Ia ptig. 269. ••• En todo caso el tipo de propiedad territorial engranaba, segiln Moscoso, cun el tipo de

exp\otaci6n que interesaban loa hateroa: "The traditional haterocracy ~aw in the Crown's sovereignty the juridical safeguard of their landed interests". Moscoso. LAND TENURE AND SOCIAL CLASSES, supra nota 63, a Ia pilg. 32. ''Esta forma de propiedad sei'lorial de Ia tierra, propiamente, constituy6 Ia salvaguarda juridica del sei'lorlo fundiario colonial". Moscoso, Tierra, comercio y di/erenciacibn social, supra nota 63, a Ia pAg. 35.

wo /d. a Ia pAg. 269-

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como en Cuba y Santo Domingo, los hatos generalmente se desarrollaron en forma comunera y se les llamaba tambien hatos o haciendas comune­ras.uo Las tierras' de los hatos comuneros permanecian indivisas.511

El escaso valor de la tierra y la dificultad de distribuir entre los herederos del seiior original del hato, habia hecho nacer, en los Ultimos afios del siglo [XVI], un sistema que habria de extenderse y ampliarse en los siglos siguientes, basta arribar a1 nuestro. Este sistema, predominante en Las Villas, Camagtiey y Oriente fue el de las haciendas comuneras. Estas haciendas ... consistian bB.si~ camente en mantener indivisa la hacienda ... a1 mismo tiempo que calcul8ndose un vlllor total a Ia propiedad, se asignaba a cada heredero el equivalente de Ia parte que le correspondia en pesos de posesi6n ... o pesos de tierra. Estos fueron pronto objeto de venta o herencia.n~

Aunque los terratenientes tenian libertad de disposici6n de sus tierras una vez cumplidas las condiciones originates de Ia merced, los terrenos detentados entre distintos herederos no se podian vender sin el consenti­miento de todos los herederos o comuneros.m Esto sumado a las dificul­tades para mensurar y deslindar mantenia a los hatos en formidable

110 HEINRICH FRIEDLAENDER, HISTORIA ECON6MICA DE CuBA 55 (1978). SegUn Friediaender, las "haciendas comuneras" cubanWI presentaban ''el tipo de propiedad colectiva, usual en los sistemas agrarios de Ia mayorla de los paises hasta 1800-1850 (yen partes considerables hoy dia) pero revelando en sus formes jurldicas algunos rasgos espedficos de Ia Isla. Basta par lo demB.s referirnos a los tiempos del 'Allmend' en Suiza, el 'Mir' en Rusia, de Ia 'dessa' en Java, de Ia antigua 'Markgenossenschaft' en Alemania y Austria, de los consorcios de familias y comunidades de vecinos en Italia".

"" Asi, cuando un propietario falleda, su viuda heredaba Ia mitad de sus tierras y SUI hijos Ia otra mitad; pero Ia propiedad seguia indivisa. ENCICLOPEDIA DoMINICANA, Terrenos Comuneros, a las pBgs. 173-174.

110 II MARRERO, supra nota 109, a Ia p!'tg. 84. "La crianza Hbre de ganado y Ia agricultura se generalizaron entre los copropietarios de los sitios en que hab!an sido fundados los hatos y sUn entre los vecinos no comuneros. La indeterminaciOn de los derechos sabre esas tierrWI dio Iugar a numerrn;as ocupaciones par los accionistas, y a(m par los que no tenlan esa cali­dad, 4ue se tornaron tambiim en ocupantes protegidos par lo impracticable que results Ia acci6n conjunta que pudieran intentar todos los comuneros contra esos ocupantes desprovis­tos de titulo". ALCIBfADF.S ALBURQUERQUE, T!TULOS DE LOS TERRENOS COMUNF.ROS EN LA REP0-DLICA DoMINICANA 29 (1961), citado en ENCICLOPEDIA DoMINICANA, supra nota 511, S Ia pftg. 174. En Cuba occidental (La Habana), sin embargo, los copropietarios seftalaban su ganado de formas distintas, y establecian un nuevo asiento para atenderlo, formando ssi haciendas que se llamaban "hijas" o "nietas".

"" La fuente de esto no son las Leyes de Indias, contrario s lo que indica Corbitt, Merce­des and Rea/engo, supra nota 181, a Ia plig. 269. Robert Hoernel repite el error: "The law or the Indies dictated that owners of Cuban mercedes could not pass on to an heir and that all heirs should have land ;n common." Hoerne!, supra nota US, a Ia pBg. 223. Corbitt cita el Titulo 17 del Libro 4 en terminos generales; pero no hay nada en este titulo sobre herencia. Las disposiciones sobre herencia uti!izadas en Jndias eran las comunes a Espafia, principal­mente las Leyes de Toro.

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indivisi6n. 514

La relaci6n entre los hatos y los realengos se presentarit al discutir el repartimiento y composici6n de terrenos realengos en Puerto Rico en el siglo XIX, no ya en relaci6n a hatos sino a haciendas y estancias. Pero apuntemos que la composici6n de realengos por via de un organismo espe­cializado tenia ya viejos precedentes en Cuba al momento •en que se esta­bleci6 en Puerto Rico en el siglo XIX. Ya en 1729 se habia establecido Ia Comisi6n de Composici6n de Tierras en Espafia, con una subdelegaci6n en La Habana.616 Esa Comisi6n existi6 basta 1754.

Finalmente, estit el importante problema del abasto de carnes (Ia "pesa") como condici6n de los "titulos de amparo" o "mercedes al uso",51

con un peso similar al de las condiciones de cultivo y poblamiento.

Los terratenientes en Puerto Rico tenian, desde el siglo XVII, Ia obliga­ci6n de suplir a la capital de carne; eran el abasto forzoso de carne (Ia "pesa").511 Este ha sido generalmente visto en la historiografla puertorri­quefia, como lo vieron muchos criollos a principios del siglo XIX, como "una traba institucional al desarrollo de la agricultura",518 un irritante en las relaciones entre Ia capital y "Ia Isla", un ejemplo mAs de los monopo­lios comerciales y el "exclusivismo" colonial espafiol, una forma de Ia bu­rocracia colonial al mantener unos privilegios econ6micos a expensas de los criollos, una torpe medida fiscal, etc. m De hecho, el a bas to fue una fuente cr6nica de fricciones entre las autoridades locales y Ia capital. Para el lejano Utuado, Pic6 sefiala que en el siglo XVIII "[l]a obligaci6n de abastecer de carne a la plaza de San Juan parece haber constituido la

•" Dicha indivisi6n lleg6, en el caso de Cuba y sobre todo de Santo Domingo, hasta el siglo XX. Hay decisiones del Tribunal Supremo de Espai'la a fines del siglo XIX sobre Ia extraordinaria figura juridica que eran las tierru comuneras de Cuba. Sentencias del Tribu· nal Supremo de Espai\a, T. 76 (1888-93), a Ia pAg. 188 {deslinde de hacienda comunera); y T. 77 (1894-7), a Ia pllg. 47-8 (Sentencia del 4 de junio de 1895, sabre tierras comuneras Cubanas).

"" Corbitt, supra nota 118, a Ia pitg. 270. ••• Veanse las muy interesantes ordenan:z.as sobre concesiones de tierra, abasto de carney

derechos de monteria de los municipios de San Juan y San German en CARO CosTAS, LEGIS·

LACI6N MUNICIPAL, supra nota 40, a las pligs. 10-13,34-37,46-49 y 54-63. Sobre el regimen de abasto de carne en Sur Amhica, vease Carlos M. Storni, Acerca de Ia regulacii.Jn juridica del abasto de carne 11 las ciudades. Siglo XVI/118 REv. HIST. DER. 427 (1990).

"' P1C6, HISTORIA GENI'.RAI,, supra nota 82, a Ia phg. 156 . ... ld. a las phgs. 156-7. RamOn Power llam6 a! abasto un "yugo insoportable". Exposi·

ci6n y pl'ticiones de don Ram6n Power y Girolt, 7 de abril de 1811, en AIDA CARO CosTA, RAM6N PowER 174 {1965). Alejandro Ramirez lo con~ideraba" el mAs violento y odioso que ha podido producir Ia ignorancia y el despotismo ... se esta continuamente atentando con­tra el sagrado derecho de propiedad". Citado en Jose Eizaguirre, Los sistemas en el ahasto de carne de San Juan durante Ia primera mitad del siglo XIX 64 {1974) {tesis de M. de Fi!os., Universidad de Puerto Rico (Rio Piedras)).

••• Eizaguirre, supra nota 518.

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mayor fuente de fricci6n con las autoridades superiores".810

Sin embargo, "Ia pesa" podria haber aida una principal condiciOn de lo concesi6n de tierras de los hatos y estancias. Como bien advierte Perez de Ia Riva, una condici6n que debia cumplir en Cuba un concesionario de tierras era Ia del abasto forzoso de carnes a Ia poblaci6n. en En el rega· lismo indiana, el abasto de carnes tenia lin fundamental aspecto sociaL Era Ia condici6n esencial y Unica que debia seguir cumpliendo un hatero o estanciero para continuar disfrutando Ia merced o posesi6n.0u

Las dificultades de sm;ninistro de San Juan eran reales. El contrabando -Ia otra cara del abasto..:::_ absorbia el grueso. de las mercancias pues ofre­cia mejores precios y un flicil comercio maritima. Los capitalinos, en cam­bio, podian pagar menos y en todo caso estaban al fin de una larga ruta por tierra, ya que pocos se aventura ban a navegar la banda atlantica de la isla.

Antes de establecerse el Derecho de tierras en 1775, no se pagaba nin­guna contribuci6n sobre la propiedad rural (Ia alcabala era un derecho pagado sobre transacciones de compraventa y otras). En todo caso los re­cursos exiguos, las distancias y dificultades en transporte le impedian a las entidades gubernamentales fijar las cargas de los terratenientes indivi­dualmente y establecer procedimientos de cobro y apremio. Predomin6 el aspecto de ganado sobre el de tierras. En los propios hatos, donde el ga­nado vacuno estaba mas identificado que los linderos territoriales (y "hato" se referia originalmente mas al ganado que a Ia tierra), lo central en Ia fijaci6n del abasto era el ganado. El c8Iculo del abasto era el nUmero de cabezas de ganado en un municipio,82~ no el nUmero de cuerdas.m Se-

uo PJC6, LIBERT AD Y SEJWIDUMBRE, supra nota 101, a Ja pAg. 23 . .. , P~re~ de Ia Riva describe el abasto de carnes en Cuba (Ia "pesa" como en Puerto Rico,

pero tambien "Ia rueda") en terminos que resultan afines al sistema en Puerto Rico: "sumi­nistrar el nllmero de reses que asignara el cabildo para el abasto de carne a Ia poblaci6n, al precio que le fijase el mismo y que debian ser entregados mediante un sistema Q.e turno estabJecido entre tod!M!Jos criadores". PERE~ liE LA RIVA, QRIGEN Y REGIMEN DE LA PROPIEDAD, supra nota 8, a Ia pAg. 54. Pi!re~ de Ia Riva llama a Ia "pesa" tambii!n un "tributo indirecto" sobre Ia tierra. /d. a Ia pAg. 69. En Cuba imponian Ia obligaci6n del abasto a sus respectivos territorios no s6lo el Cabildo de La Habana, sino tambii!n los de Matanzas y Sancti Spiritus.

••• Para otros aspectos de los hatos y Ia sociedad haters, vease mAs adelante. "AI otorgar tierra.s. el Cabildo imponia a los beneficiarios de las concesiones ciertas obligaciones. Estos suministraban un cierto nllmero de cabezas de ganado para 'pesa' o suministro, por turno, y por determinado precio que fijaba el 'fiel ejecutor' -inspector de pesas y medida.s del Ca· bildo- p11ra el consumo de Ia Ciudad." FERNANDE~ MENoEz, supra nota 414, a Ia pAg. 350 n.2.

••• Lo cual a nivel municipal requerirla c8.lculos y negociaciones ulteriorea entre 108 distin­tos hateros y estancieros.

""' Por ejemplo, PiOO informs que en 1764, Arecibo debla proveer 320 cabezas de ganado mientras que Utuado s6lo 60. P1c6. HISTORIA GENERAL, supra nota 82, a Is pAg. 156. Arecibo ocupaba Ia posiciOn principal en Ia ganaderia haters en esa ~poca.

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gUn las cabezas de ganado estimadas -ejercicio muy aproximado, ya que gran parte del ganado era cimarrOn- asi se fijaba Ia cuota de abaato impuesta.

Existi6 el sistema del abasto de carnes desde al menos 1620. En 1802 el sistema vari6 a uno a base de la extensiOn de tierras;111

' por Io que el que no tuviera ganado tambien seria responsable. Esto provoc6 grandes pro­testas, inclusive del Diputado puertorriqueno ante las C~rtes de Cadiz, Ram6n Power.

El abasto de carnes era Ia forma de cumplir sostenidamente con los fines sociales que animaban las mercedes o amparos. Mientras se cum­pliese con el abasto, poco le importaba a las autoridades si el terrate­niente habia hecho mejora alguns o sin sencillamente monteaba ganado cimarr6n en "su" fundo.

No estB..n claras las penalidades que podia imponer el Cabildo de San Juan por incumplimiento con el abasto ((.podia despojar al incumplidor del titulo o de Ia posesi6n de un hato o estancia?), pero el aparente cum­plimiento generalizado (a pesar de las crecientes criticas al sistema) su­giere que existian mecanismos coactivos. Es sugerente que hacia 1805, to­dos los terratenientes de Juana Diaz renunciaron a sus tierras pues "no [podian] soportar Ia pesa por los terrenos a causa de su inutilidad".u' Por lo cual, no es casualidad que fue en 1820 -poco despues de Ia R.O. de 1819 que ampli6 significativamente los Derechos de propiedad- que se estableci6 el libre aprovisionamiento de carnes a Ia capital.

IV. LAS CONCESIONES DE LA CORONA DESDE MEDIADOS DEL SIGLO XVIII HASTA EL SIGLO XX

A. 1746- 1819: Los decretos reales ante el regimen de tierras consuetudinario de Puerto Rico

1. Los primeros decretos: el fallido intento de tabula rasa

Esta tercera epoca del Derecho territorial indiano en Puerto Rico es una de oscilaciones y retrasos en la politics de Ia Corona, aunque con una tendencia progresiva que desemboca en el importante decreto de 1778 y sus secuelas. La epoca abre con Ia Real Orden de 1746.m Esta Real Or-

"" A raz6n de 14 arroblll! (350 lbs.) de carne por cadt< C&.balleria (220 cuerdas) de tierra, tuviesen o no ganado en elias. Los que no tenian ganado sOlo podian liberarse paglindole a un tercero para que llevara Ia carne en su nombre.

••• Eiw.guirre, supra nota 518, a Ia pilg. 70. El Cabildo respondi6 que de ningUn modo permitiria tal cesi6n y propuso reformar el reparto.

"" R.O. del 1 de julio de 1746. En realidad un decreto anterior abre Ia llpoca, aunque