Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: hacia una teoría radical de la democracia.

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ERNESTO LACLAU Y CHANTAL MOUFFE: HACIA UNA TEO RIA RADICAL DE LA DEMOCRACIA Marta Lois Gonzalez Universidad de Santiago de Compostela SUMARIO 1. EI problemo de 10 idenfidad y 10 categorla de "suieto" 2. Antagonismo y agonismo 3. Hegemonia e Identidad. EI popel de 10 universalidad en 10 constituci6n de 10 politico 4. Pluralismo, razen populista y democrocio rodical 5. Bibliografia E n el debate sobre la teoria politic a contemporanea debemos incluir a Er- nesto Laclau y Chantal Mouffe como unos de los exponentes mas hicidos del pensamiento politico contemporaneo. Estos autores se encuentran en el centro de muchas controversias y no resulta del todo sorprendente si tenemos en cuenta que su perspectiva critica socava radicalmente las bases del racionalismo asi como la concepci6n fundamentalista de la filosofia; por ello, han sido, en ocasiones, desacreditados por los fil6sofos tradicionales. No obstante, esto no ha impedido que sus obras hayan ejercido una infiuencia importante en el analisis de l as nuevas identidades paliticas as! como de las diversas convulsiones, a saber, confiictos etnicos, religiosos y nacionalistas y lo s retos que estos plantean a la democracia . Sus refiexiones se situan en el marco de la reformulaci6n del proyecto so- cialista bajo la rubric a de la democracia plural y radical , su obra de referencia conjunta, Hegemonia y estrategia socialista de 1987 constituye un texto central del debate posmarxista cuyo objetivo principal ha sido la elaboraci6n de una teoria no esencialista del sujeto. En la decada de los ochenta, dentro de la teoria marxista , se produce un desplazamiento de los analisis de 10 "concreto": se pasa del ambito de la economia, la politica y los estudios de clase caracteristicos de los setenta hacia una serie de refiexiones que hacen hincapie en el discurso, y

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Autora: Marta Lois González

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ERNESTO LACLAU Y CHANTAL MOUFFE: HACIA UNA TEO RIA RADICAL DE LA DEMOCRACIA

Marta Lois Gonzalez Universidad de Santiago de Compostela

SUMARIO 1. EI problemo de 10 idenfidad y 10 categorla de "suieto" 2. Antagonismo y agonismo 3. Hegemonia e Identidad. EI popel de 10 universalidad en 10 constituci6n de 10 politico 4. Pluralismo, razen populista y democrocio rodical 5. Bibliografia

En el debate sobre la teoria politic a contemporanea debemos incluir a Er­nesto Laclau y Chantal Mouffe como unos de los exponentes mas hicidos del pensamiento politico contemporaneo. Estos autores se encuentran

en el centro de muchas controversias y no resulta del todo sorprendente si tenemos en cuenta que su perspectiva critica socava radicalmente las bases del racionalismo asi como la concepci6n fundamentalista de la filosofia; por ello, han sido, en ocasiones, desacreditados por los fil6sofos tradicionales. No obstante, esto no ha impedido que sus obras hayan ejercido una infiuencia importante en el analisis de las nuevas identidades paliticas as! como de las diversas convulsiones, a saber, confiictos etnicos, religiosos y nacionalistas y los retos que estos plantean a la democracia.

Sus refiexiones se situan en el marco de la reformulaci6n del proyecto so­cialista bajo la rubric a de la democracia plural y radical , su obra de referencia conjunta, Hegemonia y estrategia socialista de 1987 constituye un texto central del debate posmarxista cuyo objetivo principal ha sido la elaboraci6n de una teoria no esencialista del sujeto. En la decada de los ochenta, dentro de la teoria marxista, se produce un desplazamiento de los analisis de 10 "concreto": se pasa del ambito de la economia, la politica y los estudios de clase caracteristicos de los setenta hacia una serie de refiexiones que hacen hincapie en el discurso, y

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la comunicaci6n. El supuesto de la clase trabajadora como sujeto "universal" impide dar cuenta de las complejas negociaciones de las diferencias que son cruciales para el pluralismo de la democracia radical (Laclau y Mouffe 1987:2; Mouffe 1993: 12). El pensamiento de Laclau y Mouffe tom a la forma de una teoria antifundacionalista de la politica que pone entre parentesis el reduccionismo de clase creando nuevas posibilidades para la democracia.

Los referentes convencionales del marxismo son confrontados con toda una serie de cambios hist6ricos que van desde los nuevos procesos de buro­cratizaci6n y homogeneizaci6n hasta la creciente politizaci6n de vastas areas de la vida social como la disoluci6n de las antiguas solidaridades y formas de comunidad. Estos procesos, resultantes de la extensi6n de las relaciones del capitalismo, han traido consigo nuevas form as de antagonismo que se expre­san en los nuevos movimientos sociales -feminismo, liberaci6n homosexual y lesbiana, movimientos pacifistas, ecologistas, etc.- y que demuestran que la complejidad de la vida social es irreductible a la posici6n de clase y a la l6gica productivista. Si ya no hay una primacia del antagonismo de clase y por el contrario existe una pluralidad de antagonism os e identidades, la pluralidad se convierte ahora en el centro del proyecto socialista. En este sentido, el tra­bajo de estos dos autores ha proporcionado una interesante linea de trabajo encaminada a rearticular los elementos fundament ales tanto de la tradici6n liberal democratica como socialist a desde 10 que se ha denominado pluralismo democratico radical. Supone una propuesta original y arriesgada que tiene como objetivo comprender, profundizando en el pluralismo, c6mo es posible salvar el abismo actualmente existente entre la teoria democratica y los turbulentos acontecimientos que tienen en las sociedades de hoy. Porque la pluralidad no constituye un momento negativo de confrontaci6n 0 el refiejo de una escisi6n artificial resultante de la 16gica capitalista, sino el espacio que hace po sible una profundizaci6n en la experiencia de la democracia.

El trabajo de Laclau y Mouffe resulta sugestivo, desde al menos dos pers­pectivas. Por una parte se ha atendido a la experiencia del Giro lingilistico reivindicando una interpretaci6n discursiva de la realidad social, bajo una concepci6n epistemol6gica que parte del ultimo Wittgenstein para encontrar su continuidad inmediata en Derrida. Por otra parte, se ha apostado por un proyecto de analisis posmarxista que abandona la 16gica del reduccionismo de clase. El resultado se traduce en una propuesta politica democratica de arti­culaci6n de un amplio conjunto de demandas identitarias cuyo fin es perfilar un sujeto democratico colectivo que permita impulsar un modelo alternativo de sociedad. Estos autores han construido una teoria politica sensible a la especificidad de los antagonism os contemporaneos y para ella se han acercado tambien a los aspectos mas progresistas de las tradiciones liberal democratica, antirracista, antisexistay medioambiental (Smith, 1998:12). Como afirma Mou­ffe, "El objetivo de la Izquierda debe ria ser la extensi6n y profundizaci6n de la revoluci6n democratica iniciada hace doscientos afios." (1992a: 1). En realidad, la novedad de una democracia plumlista y radical reside en su comprensi6n

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de la diversidad de concepciones sobre el bien, no como algo negativo que debe ser suprimido sino como algo que debe para ser valorado y celebrado.

El ultimo libro de Laclau , La raz6n populista , publicado en el ano 2005, se con centra tambien en otro de los grandes temas que han acompanado su trayectoria intelectual , a saber, la noci6n de 10 politico a partir de la redefini­ci6n del populismo aportando una nueva dimensi6n al analisis de las luchas hegem6nicas y la formaci6n de las identidades politicas. En este sentido, el autor avanza un nuevo paso en su proyecto de construcci6n de una democracia radical mediante la reconceptualizaci6n polemic a del concepto de populismo.

En este articulo se presentan las principales categorias analitica de la teoria politica de Laclau y Mouffe, nociones que han revolucionado el debate contem­poraneo sobre 10 politico proporcionando nuevas clavessobre la identidad, el antagonismo, la hegemonia 0 la democracia.

1. EL PROBLEMA DE LA IDENTIDAD Y LA CATEGORIA DE "SUJETO"

Los trabajos de Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, como ya hemos adelantado, suponen una interesante linea de influencia y reflexi6n sobre la producci6n de las identidades contemporaneas. Los que mas nos interesan para este reco­rrido estan inspirados en el analisis de discurso, en el papel que representan las practicas e ideas sociales significativas en la vida politica. Estos autores, inspirados en los enfoques marxistas -Gram sci y Althusser- y deudores de algunos presupuestos te6ricos de Foucault y Derrida, consideran los procesos de redefinici6n conflictiva de las identidades politicas en el presente como una tarea primera. La perspectiva utilizada para analizar estos fen6menos subraya que la cuesti6n de la identidad debe desplazarse hacia una dimensi6n discursiva.

El hecho de que la producci6n identitaria sea irreductible a una sola catego­ria, a saber, clase, genero, origen, etnia ... , las cuales se encuentran en continua redefinici6n, constituye un exponente del desplazamiento del problema. Mas que una simple oposici6n al esencialismo es importante ver en este punta un terreno de posibles estrategias para la confrontaci6n de diferentes usos de la identidad. Tanto Laclau como Mouffe, en su apropiaci6n del pos-estructuralismo y del psicoanalisis lacaniano, han argumentado que la naturaleza de la cons­trucci6n de la identidad depende de dos momentos: el primero comienza con el hecho de que cualquier identidad es siempre una construcci6n relacional, esto es, que la identidad s610 puede ser constituida dentro de una relaci6n con el otro. El lenguaje es un sistema de diferencias y "ninglin sistema puede estar completamente protegido dada la indecibilidad de sus fronteras". Es por ella que el segundo momento es el mas importante para la argumentaci6n y hace referencia a la contingencia de la dimensi6n identitaria, a que la identidad nunca

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esta totalmente constituida, depende de ese exterior constituido --constitutive outside-, el cual es doblemente su limite y su posibilidad.

La extension de los principios basicos de la lingiiistica a la dimension iden­titaria da cuenta del proceso por el cual el contexto no es el mero marco de la accion politica, sino las practicas y discursos que se tejen en cada uno de sus desplazamientos . Los fundamentos teoricos basicos de la nocion de discurso empleadas por Laclau y Mouffe proceden de algunas de las aportaciones de Saussure (Curso de Linguistica General), que fue el primer lingiiista que com­prendio ellenguaje como un sistema de diferencias formales en el que la identidad de las palabras se construye de forma puramente formal. El vinculo entre la palabra y el significado es de caracter arbitrario y , por 10 tanto, no tienen nada de natural 0 sustancial, las palabras son parte de un sistema de lenguaje que utilizamos. Asi, por ejemplo, la palabra "madre" adquiere su significado dentro de un conjunto de relaciones de oposicion junto a otras palabras que forman parte del mismo lenguaje: como "padre", "abuela", "hijo" etc . Estos autores han seguido, en parte, este modelo lingiiistico para entender los procesos politicos, no obstante, existen diferencias importantes entre su concepcion de discurso y la nocion saussuriana de lenguaje. Para Laclau y Mouffe los discursos nun­ca se constituyen como sistemas cerrados -por extension, 10 social nunca es cerrado--, luego no es po sible agotar los significados e identidades que hay disponibles en la arena social.

En efecto, no hay pregunta por elyo politico sin la referencia a los contextos en los que circulan los discursos que 10 constituyen: toda identidad deviene ejercicio y potencialidad relacional, entre esta y los diferentes elementos de ese contexto; no se puede hablar, por tanto, de una propiedad positiva de las identidades. Si los signos estan continuamente sometidos a ajustes estrate­gicos, si son resultados provisionales de reglas de codificacion que establecen correlaciones transitorias, del mismo modo, 10 politico no puede concebirse como armonia, como unidad alii donde las fisuras, la diversidad, pudiesen entenderse como externas. "El caracter incompleto de toda identidad lleva ne­cesariamente a abandonar como terreno de analisis el supuesto de la sociedad como totalidad suturada y autodefinida" (LaclauIMouffe, 1987:127). Esta es la segunda dimension de la identidad a la que hemos aludido hace un momento: la incompletud de todas las identidades politicas que lleva a Laclau y Mouffe a abandonar el caracter esencialista del sujeto para convertirse en constructo politico en provisional fijacion en un proceso de articulacion de posiciones de sujeto.

El caracter contingente y provisional sera precisamente el que permitira que el yo politico adquiera un sentido eminentemente local, esto es, que no se encuentre plenamente constituido si no es a traves del desarrollo de la accion politic a misma, como proceso de construccion y deconstruccion de identidades . Estos autores han tornado la categoria de "sujeto" relacionandolo con el tipo de relacion existente entre las distintas "posiciones de sujeto" u orientaciones identitarias que implica remitir al sujeto al interior de una estructura dis cur­siva (LaclauIMouffe, 1987:132).

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Desde esta perspectiva, recordamos, las identidades politic as tienen un comportamiento similar a los sign os lingiiisticos de Saussure; se rechaza la teoria referencial de la identidad a favor de una teoria relacional de la identidad que permite desarticular la asuncion del cankter natural de las identidades por la arbitrariedad de las mismas. Ahora bien, Laclau y Mouffe han intro­ducido algunos matices importantes al modelo lingiiistico saussuriano con el objetivo de comprender la genesis de la identidad politica. En primer lugar, los discursos se constituyen como sistemas abiertos y por extension 10 social no constituye un sistema cerrado; como consecuencia, no es po sible agotar las identidades en la arena social.

El termino posicion de sujeto ha sido em pIe ado especialmente para dar expresion al modo de confrontacion de la identidad y tielie por objetivo hacer frente a la nocion de agente racional y transparente a si mismo, adem as de poner en cuestion la supuesta unidad y homogeneidad entre el conjunto de sus posiciones e invalidar la tesis que situ a al sujeto en el origen y fundamento de las relaciones sociales. Estos autores se refieren a la posicion por la que opta el sujeto en diferentes discursos; los individuos pueden tener diferentes posiciones de sujeto, a saber, un determinado sujeto puede considerarse a si mismo "trabajador","cristiano", "mujer", "ecologista" ... etc. Lo cual no implica la dispersion completa de la identidad pues varias posiciones de sujeto pue­den encontrarse vinculadas en otros discursos mas amplios como podria ser el nacionalismo, el socialismo, el fascismo, etc. La posicion de sujeto remite a las multiples formas que tienen los individuos de constituirse a si mismos en actores sociales. Del mismo modo, estas posiciones estan sometidas a cons­tantes reajustes debido a las relaciones mantenidas con otras posiciones que se encuentran en una formacion discursiva dada. Cada posicion es definida como una suerte de "significante flotante" de significante flexible en el que su sentido nunca se encuentra completamente fijado sino que tiene un caracter abierto. Asi por ejemplo, si atendemos al estudio realizado por Barker en el que analiza como van cambiando las diferentes posiciones de sujeto teniendo en cuenta los contextos discursivos, se aprecia el contraste entre el discurso del racismo tradicional que afirmaba explicitamente la superioridad de la raza blanca anglosajona frente al "nuevo" racismo que ha dado soporte al segre­gacionismo politico, pero en este ultimo caso arropado por la tesis de que es el tinico medio de reconocer las diferencias culturales. La posicion de sujeto del racismo tradicional ha lIegado a ser significativa gracias a sus relaciones diferenciales con similares y opuestas posiciones de sujeto como el darwinismo social, el antisemitismo 0, por otra parte, el humanismo universalista. Aunque el discurso del racismo tradicional fue ampliamente aceptado en Occidente durante el siglo XIX y principios del XX, este discurso no fijo el contenido del racismo por mucho mas tiempo . Mas tarde, un discurso adversario, el dellla­made relativismo cultural, fue adquiriendo mayor relevancia. En el momento que este ultimo lIe go a normalizarse, el discurso racista tradicional cambio pues se encontraba profundamente desacreditado. El racismo poscolonial, sin embargo, pronto se apropio de los conceptos clave del relativismo cultural y se

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construy6 un nuevo discurso del racismo que so stenia el segregacionismo politico. Este caso pone de manifiesto cuan complejo es el terre no en el que diferentes posiciones de sujeto adquieren su sentido mediante relaciones diferenciales con otras posiciones que a su vez se someten a constantes reajustes.

Por consiguiente, la identidad de un individuo, grupo 0 movimiento es siem­pre el resultado de una irreductible pluralidad de posiciones de sujeto que se enmarcan dentro de un contexto y por ella la identidad, al menos potencialmente, tiene un caracter precario, esto es, se encuentra parcialmente determinada. Cada posici6n de sujeto equivaldria a un sistema lingiiistico incompleto: el valor de cada posici6n viene dado por sus relaciones con los otros, pero siempre permanecen abiertas -las posiciones- a los efectos constitutivos de nuevas relaciones diferenciales.

Laclau y Mouffe insisten en que no es posible saber con antelaci6n exacta­mente c6mo se articularan las diferentes posiciones de sujeto en relaci6n a otras orientaciones identitarias vinculadas a discursos diferentes ni siquiera si estas posiciones estaran abiertas a otras definiciones alternativas . Se acaba asi con el determinismo de la identidad. El acercamiento discursivo de la identidad es inicialmente dificil de percibir porque de alglin modo contradice nuestro senti­do comtin acerca de la misma. En una parte importante de las discusiones de hoy en dfa se presume que el individuo constituye la unidad basica de analisis y que a 10 individual se Ie han asignado una serie de caracteristicas como el nacimiento, la raza, el genero y la sexualidad y que ateniendose a este tipo de coordenadas es po sible hablar de que existen formas "naturales" y"no naturales" para expresar estas caracteristicas asignadas. Sin embargo, para estos autores, se puede mostrar c6mo ciertas identidades aparentemente "naturales" poseen una historia dotada de diferentes significados cruzados en diversos contextos; es por ella que el estatus de identidad natural deviene fallido.

El analisis de Laclau y Mouffe no se detiene en el momento de la dispersi6n de la identidad tal como podria encontrarse en el discurso posmoderno, sino que se dirige a la comprensi6n de una serie de aspectos que permiten expresar ese caracter polisemico, ambiguo e incompleto de la identidad. En primer lugar, no es posible suprimir la categoria de "sujeto", 10 que si se puede es deconstruirla: mostrar sus complejidades internas e ineludibles, los valores opuestos que habitan en ella y de esta manera, ampliar el vocabulario que puede utilizarse para hablar del sujeto y, asi, dis olver su aparente coherencia y aumentar al tiempo el espectro de posibilidades estrategicas.

Es necesario reconocer que aunque las posiciones de sujeto se constituyen a traves de sus relaciones diferenciales con otras posiciones, algunas de esas relaciones diferenciales tienen mas fuerza que otras . Una posici6n de sujeto es el efecto de una determinaci6n estructural, no tiene el estatus de una con­ciencia sustancial construida fuera de la estructura; puede llegar a obtener una posici6n privilegiada dentro de un contexto de forma que el significado de otras posiciones se definen progresivamente en funci6n de sus relaciones con esta posici6n privilegiada. Laclau y Mouffe siguiendo la concepci6n lacaniana

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(point de capito), han denominado a esta posicion puntos nodales que seran los encargados de fijar parcialmente el sentido de las identidades.

Estos conceptos que hemos apuntado han supuesto una revision discursiva de la identidad que ha traido consigo importantes consecuencias, a saber, el rechazo de la concepcion esencialista de la identidad. Se ha atendido a los fundamentos politicos de la identidad desde una perspectiva que incluye la dimension de la contingencia y la provision ali dad en la construccion de la identidad politica. En este sentido, Laclau y Mouffe se han distanciado en parte de la propuesta saussiriana relativa a un sistema lingiiistico cerrado que asigna un unico contexto y un codigo cerrado para impedir concluir en el peligroso terreno de la naturalizacion fundamentalista. Yes que si no existen fundamentos ultimos para la identidad politica, cad a acuerdo no debe enten­derse mas que como una estabilizacion -no necesaria- de algo en continuo movimiento, que implica siempre un riesgo y una posibilidad. Estos autores reivindican un sujeto no esencialista, cuya identidad se formula a traves de procesos de identificacion.

En este orden de cosas, r esulta necesario sintetizar dos cuestiones de importancia con relacion a las reflexiones de Laclau y Mouffe acerca de la identidad politica: a) la renuncia al caracter positivo, extrinseco y universal, que establece las oposiciones como enfrentamientos entre una tesis y una antitesis, para pensar la identidad politica dentro de un sistema de valores, en un juego de diferencias mas extenso que permita la permeabilidad y la interaccion; b)la imprescindible conceptuacion de la identidad como relacion diferencial, como potencial combinatorio entre esta y las diferencias, conduce a la continua transformacion tanto de las identidades como del espacio de la accion politica. El sentido de la contingencia y el caracter constructivo de las identidades permiten entrever dentro de la comunidad la posibilidad del cambio y la valoracion positiva de las diferencias.

Este ultimo presupuesto, sin embargo, debe evitar el dogma romantico que acentua las posibilidades transformadoras y generadoras de la democracia y fomenta el consenso 0 la solidaridad omitiendo el antagonismo como motor de la democracia. El sujeto abandona ese caracter esencialista abstracto de antaiio y deviene constructo politico, provisional fijacion en un proceso de articulacion de posiciones de sujeto. En la identidad de un individuo se dan cita diferentes yoes, dependientes de la con stante renovaci6n de las relaciones mantenidas en la arena de la accion social. Esta naturaleza pluridimensional permite a los sujetos ejercitar en distintos ambitos multiples posiciones de su identidad.

La conceptualizacion de la identidad politica como entidad relacional implica al mismo tiempo la continua transformacion del espacio de la accion politica sin que existan leyes economicas, historicas 0 de la razon que pudiesen dictaminar un final preconcebido: "es imposible especificar a priori superficies de emergencia de los antagonism os" (LaclaufMouffe, 1987:204). Ahora bien, asumir que la contingencia supone un concepto explicativo de la dimension identitaria no significa adoptar una posicion voluntarista ni tampoco una posicion relativista. Un acercamiento de este tipo que rechaza la logica de la

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necesidad s610 llegaria a una de esas dos posiciones si ademas constituyese un acercamiento completamente ahist6rico. Sin embargo, las posiciones de sujeto no se encuentran completamente determinadas por las posiciones estructurales sino que son construidas a traves de las luchas politicas concretas mediadas por los discursos politicos sin que ello signifique negar completamente la mate­rialidad de las estructuras sociales. Yes que 10 que caracteriza ala democracia en tanto forma especifica de orden politico va ser precisamente la instauraci6n de una distinci6n entre las categorias de "enemigo" y de "adversario" (Mouffe, 1993:9), categorias de las que nos ocuparemos en este siguiente punto.

2. ANTAGONISMO Y AGONISMO

Pese a que toda identidad anhele cierta globalizaci6n, el vasto espacio de 10 multiple que da forma a 10 politico no puede agotar el fragmentado campo de las diferencias. Esta diversidad irreductible de 10 social, segUn Laclau y Mouffe, tampoco ha de entenderse como un juego atomistico de opciones, como escenario de combinatorias fortuitas. Dicha condici6n se suspende en el momento en que se sustituye el campo de la mera "oposici6n" por la expe­riencia del antagonismo. Es necesario comprender el papel clave que juega el antagonismo en la politica contemporanea: es vital para el establecimiento de fronteras politicas y muestra de modo ejemplar la contingencia de la identidad. Porque la construcci6n de un "enemigo" 0 un "otro" es imprescindible para la fijaci6n parcial de la identidad de las formaciones discursivas: "La referencia al otro esta muy presente como elemento constitutivo de la propia identidad. No existe posibilidad de que un grupo particular que vive en una comunidad mas amplia pueda vivir una existencia monadica, por el contrario, la definici6n de su propia identidad es parte de un sistema complejo y elaborado de relaciones con otros grupos. Esas relaciones tendran que ser reguladas por norm as y principios." (Laclau, 1994:3)

Frente a los acercamientos mas tradicionales que solian explicar el ant ago­nismo en relaci6n a las condiciones en las que tiene lugar el confiicto, para la teoria del discurso, los antagonismos responden a la imposibilidad que tienen los actores para adquirir identidades completas y positivas. Una imposibili­dad que se fundamenta en una relaci6n antag6nica donde el "otro" hace que la identidad no pueda constituirse plenamente. Estos procedimientos tienen lugar tanto en las relaciones interpersonales como dentro de las estrategias politicas y 10 que demuestran es que el antagonismo se revel a -en el sentido de Wittgenstein- dentro de las practicas discursivas. Un fen6meno conver­tido en el testigo de los constantes procesos de construcci6n y deconstrucci6n de las identidades que expresa, en ultimo termino, la imposibilidad de crear espacios cerrados de diferencias y, por 10 tanto, manifiesta tam bien el poder transformador de las interacciones de las identidades politicas.

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Mouffe, en su apropiacion del decisionismo politico schmittiano, ha consi­derado necesario comprender el papel que juega este fenomeno en la politica contemporanea. Para esta autora, Schmitt Ie ha permitido aprender mucho de su critica a la democracia parlamentaria sin que ello implique suscribir su rechazo de la democracia liberal. El caracter especifico que constituye las democracias actuales es el reconocimiento y la legitimacion del conflicto. Y es precisamente la asuncion del de las contiendas politicas la que puede llevarnos a sustituir el concepto de enemigo por el de adversario dentro de 10 que, en palabras de Mouffe, constituye elpluralismo confrontacional.

"Una vez que aceptemos la necesidad de 10 politico y la imposibilidad de un mundo sin antagonismo, 10 que necesita ser previsto es c6mo es posible por debajo de esas condiciones crear 0 mantener un orden democratico pluralista. Semejante orden esta basado en la distinci6n "amigo" y "adversario"( ... ) el oponente deberia ser considerado no como enemigo a destruir pero si como adversario cuya existencia es leg itima y debe ser tolerada" (Mouffe, 1993:4) .

Lo politico emerge en el momento en que las relaciones son configuradas bajo las coordenadas del antagonismo; piensese, por ejemplo, en las luchas de lib era cion nacional en un pais colonizado, 0 en general, en las relaciones de caracter etnico, religioso, economico, sexual etc.; todas las esferas son potencia­les objetos de politizacion. La necesidad de los antagonismos describe ellimite y la condicion de la sociedad en su sentido democratico radical: constituye "la primera paradoja de una comunidad libre". Lo politico surge 0 puede surgir de cualquier tipo de relaciones sociales en el momento en que esas relaciones sociales son construidas bajo la forma del antagonismo, bajo la forma amigo­enemigo. Mouffe parte de la distincion ente 10 que denomina "10 politico" y '1a politica". No ha sido la primera en realizar esta distincion -piensese en C. Lefort 0 H. Arendt- pero si la ha empleado de forma distinta. Desde una perspectiva schmittiana reserva la expresion lo politico para determinar la di­mension reprimida de la hostilidad, la dimension del antagonismo inherente a las relaciones humanas. Por el contrario, la politica corresponde al conjunto de practicas que intentan establecer un orden, organizar la coexistencia humana en condiciones que se encuentran atravesadas siempre por esa dimension de 10 politico, yen este sentido, la politica siempre se caracteriza por la capacidad de crear la unidad en condiciones de division y de conflicto.

No existe ninguna area que sea de alglin modo "inmune" ala politizacion, pero de la misma manera tam poco se reconoce un terreno privilegiado. Por ejemplo, un espacio privilegiado por excelencia fue el de las relaciones entre las clases, actualmente en muchos paises estas han dejado de ser politicas, porque ya no se plantean bajo las relaciones amigo-enemigo y ni siquiera amigo-adversario.; al mismo tiempo otras relaciones que hasta la fecha no habian sido consider ad as politicas, como es el caso de las relaciones sexuales, se han politizado.

Laclau y Mouffe mantienen, por decirlo de alglin modo, una posicion ho­bbesiana democratica, es decir, se reconoce la dimension conflictual, aunque de lucha entre grupos mas que entre individuos -en este es mas schmittiana que hobbesiana- pero no se concluye que el orden solo puede ser garantizado

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bajo un regimen autoritario. Aceptan el desafio propuesto por Hobbes y Sch­mitt pero subrayan que estos se equivocaron al pensar que solamente puede haber un orden autoritario, por el contrario, existen posibilidades de pensar la democracia partiendo de una dimension confiictiva de 10 politico. Para ello, el objetivo fundamental de una democracia moderna consiste en intentar transformar el antagonismo en agonismo; y es que reconocer la presencia y la inerradicabilidad del antagonismo en las relaciones sociales no significa tener que celebrarlo. EI hecho de afirmar el confiicto no implica admitir que cualquier tipo de confiicto sea deseable para una sociedad 0 que tenga que ser promovido. La mision de toda democracia pluralista es tratar de encontrar las instituciones, las pnicticas 0 los discursos que consigan transformar el an­tagonismo en agonismo que significa transformar la relacion amigo-enemigo en amigo-adversario. La figura de "adversario" (Mouffe, 2000:108-128) como nove dad de la politic a democratica radical no equivale a la del enemigo a des­truir sino que se entiende como un oponente legitimo que debe tolerarse pues se plantea el combate de las ideas, pero no se pone en tela de juicio el derecho a defenderlas. Esta categoria no debe asimilarse al concepto liberal de compe­tidor sino con aquel que comparte la adhesion a los principios etico-politicos de la democracia puesto que continua habiendo "enemigos" y estos son los que ponen en cuestion las bases, los principios mismos de la democracia liberal y por 10 tanto, no se pueden legitimar sus demandas. Los grupos que se enfren­tan tienen que respetarse mutua mente pues el adversario se considera una diferencia legitima en el interior de la comunidad. Para que exista pluralismo debe haber, justamente, la posicion de adversario porque es 10 que caracteriza propiamente el interior del est ado pluralista. Ahora bien, el desacuerdo relativo al significado de los principios democraticos asi como su puesta en vigor no puede resolverse mediante un acuerdo racional a 10 Habermas 0 Rawls (Mouffe, 2000:26-32), de ahi la dimension antagonica de la relacion. EI hecho de llegar aceptar la postura del adversario significa transformar radicalmente la propia identidad politica; por supuesto, tambien es factible alcanzar compromisos ya que forma parte del proceso politico. No obstante, esos compromisos han de entenderse como una suerte de tregua en la confrontacion y no como el objetivo basico de la lucha democratica.

En otro orden de cosas, para los autores de Hegemonia y Estrategia Socia­lista es posible pensar los fundamentos de nuestras concepciones politicas, sin acudir a las teorias fundamentalistas. Para ello y articulando dos conceptos derridianos claves , la decision y la indecibilidad, se afirma que no existen fundamentos ultimos para la eleccion en la arena de la accion politica y, en el caso de que los hubiera, no seria una decision sino la consecuencia de una regia o ley, pero la indecibilidad no es un momento a superar sino su condicion de posibilidad y de imposibilidad. El saito que desde una optic a politic a plantea Laclau y Mouffe es el saito de la indecibilidad estructural a la decision que es salvado a traves de la emergencia de un sujeto no esencialista y de una teoria de la "hegemonia", dos elementos fundamentales para explicar los procesos

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politicos y para comprender el funcionamiento y la disolucion de los dis curs os en el pensamiento de Laclau y Mouffe.

Cada consenso politico supone una estabilizacion -no necesaria- de algo en constante tension, una tension irreductible, 10 que implica un riesgo y una posibilidad. Cualquier ejercicio de consenso politico lleva el sella inevitable de la exclusion, deja fuera 10 que no puede incorporar y por eso se hacen necesa­rias instituciones que vigilen y limiten esa tendencia a la exclusion. Luego no se deberia considerar la democracia, tal y como hoy se plante a y se articula, como un modele acabado, plenamente constituido; al contrario, la democracia siempre esta "por venir": una democracia siempre en tension con sus propios limites, abierta al futuro. Sera precisamente el antagonismo, el conflicto, la condicion de posibilidad de una democracia pluralist a y," pese a que tam bien lleva implicito el riesgo de su destruccion, se constituye como la condicion de imposibilidad de su desaparicion.

Mouffe en su ultima obra The Democratic Paradox, continuando con su confluencia critica con la obra de Scmitt, seiiala las insuficiencias del modelo de democracia deliberativa a favor de un modele de pluralismo agonista que se define como intento de practicar, siguiendo el vocabulario de Richard Rorty una "redescripcion" de la comprension basica del regimen liberal-democratico haciendo enfasis en su naturaleza conflictual. Por 10 tanto, este sentido agonico debe ser distinguido del utilizado por Jonh Gray en Englighetenment's Wake: Politics and Culture at the Close of the Modern Age para referirse a la gran rivalidad entre todas las formas de vida donde el liberalismo agonista es un solo ejemplo.

Para esta autora, uno de los resultados desafortunados del acercamiento deliberativo es que, postulando la necesidad de una renovada esfera publica donde el poder debe ser eliminado y el consenso tiene que ser alcanzado, es que el modele se ve incapacitado para reconocer la dimension del antagonismo inherente al pluralismo. De este modo, se ignora la especificidad de 10 politico que queda reducido a un dominio especifico de moralidad.

Cualquier orden politico es la expresion de una hegemonia, de un modele concreto de relaciones de poder, la practica politic a no puede ser reducida a simple representacion de intereses de identidades prepoliticas sino al terreno de la produccion y reproduccion siempre provisional y abierta de las identi­dades politicas.

3. HEGEMONIA E IDENTIDAD. EL PAPEL DE LA UNIVERSALIDAD EN LA CONSTITUCION DE LO POLITICO

El concepto de hegemonia laclauniano -redefinido a partir de la nOClOn gramsciana- es de suma importancia para la explicacion de la formacion, funcionamiento y disolucion de los discursos. La lucha hegemonic a y el esta-

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blecimiento por parte de un proyecto politico de una hegemonia determinada solo se alcanza cuando un proyecto 0 una fuerza politica establece las normas y significados de una formacion social dada. La confrontacion hegemonica necesita tanto de la presencia de fuerzas antagonicas como de la inestabilidad de las fronteras que las separan .. Supone una articulaci6n -en el sentido discursivo-, la pnictica de asociar diferentes elementos y combinarlos para construir una nueva identidad; es la relacion por la que un elemento parti­cular "asume la tare a imposible de representacion universal" (Laclau, 1998, 122). Un ejemplo interesante que ha sido estudiado como una articulacion hegemonic a es el caso de Gran Bretaiia durante el primer gobierno laborista mayoritario, cuyo objetivo fue alcanzar "el consenso politico de la postguerra" gracias a la articulacion de ciertos elementos no ligados entre si, a saber, el Estado del bienestar, la gar anti a del pleno empleo junto a la gestion keyne­siana de la demanda, la nacionalizacion de algunas em pres as y la defensa del Imperio y la Guerra Fria. Todo ella supuso una articulacion hegemonica que ya no se podia explicar como un mero reflejo de los cambios en el ambito economico, ni tam poco, en contra de la interpretacion marxista clasica, como expresion de los intereses de una clase social especifica. Mas bien, result6 ser la plasmacion de un proyecto politico que unificando ciertos elementos de caracter economico, ideologico y politico, que a titulo individual carecian de un significado esencial propio, logro obtener el apoyo de amplios sectores de la ciudadania britanica durante los aiios cincuenta y primeros sesenta. Y es que el concepto de hegemonia esta directamente relacionado con el concepto de poder, la formacion hegemonic a se alcanza cuando es po sible que una fuerza politic a decida cuales son las formas dominantes desde el punta de vista de los significados sociales como de las conductas. Para ella es preciso el trazo de limites, de fronteras entre fuerzas opuestas de tal modo que se muestra la exclusion de ciertas posibilidades.

Volviendo a la experiencia britanica el proyecto del "thatcherismo" ha sido estudiado desde diferentes enfoques teoricos y en concreto bajo el analisis de discurso (Hall,1983) en el que se ha tenido en cuenta la interpretacion relacio­nal y discursiva de la identidad. Ha supuesto una articulacion hegemonica de dos bloques de ideas y teorias que en apariencia resultaban contradictorias. Por un lado el economicismo neoliberal, esto es , monetarismo, capitalismo popular, individualismo competitivo, interes propio y, por otro, las ideas de un conservadurismo organico caracterizado por los valores de: nacion, deber, orden, familia. Se fundio de este modo la "libertad economic a" con un "Es­tado fuerte", una fusion que necesitaba del trazado de una frontera politica que excluyera aquellas practicas y teorias relacionadas con la politica de consenso:el socialismo, estatalismo, corporativismo ineficaz, sindicatos con excesivo poder ... Estas practicas, ideas e instituciones fueron el blanco de las criticas, considerandolas responsables de la crisis de la socialdemocracia y del periodo de decadencia -economica y social- en el Reino Unido . AI mismo tiempo, el discurso del "thatcherismo" emergia como unica alternativa frente a las anteriores practicas desacreditadas, como autentico bloque hegemonico

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equiparado con la libertad e iniciativas individuales -en contraste con el poder poco fructffero de los poderes publicos y sindicales-, con el rejuvenecimiento moral y politico del pueblo britanico y de su Estado -en contraste con la deca­dencia sin esperanza-, con el restablecimiento del orden, un liderazgo solido y un Estado fuerte -en oposicion ala perdida de legitimidad de la autoridad en la sociedad, el desorden de la politica de consenso y un Estado de Bienestar debilitado y sobrecargado-.

Un discurso hegemonico deviene un horizonte institucionalizado cuando margina discursos alternativos identificrindolos como ilegitimos, inmorales, irracionales 0 incoherentes (Smith,1998:172). La institucionalizacion implica un ejercicio de poder, esto es, de exclusion radical de coordenadas alternativas. La hegemonfa supone, por 10 tanto, el ejercicio de la fuerza al servicio de un proyecto politico con voluntad de expansion -de universalizacion- y de cierta fIexibilidad para no estar condicionado por los significados existentes. Porque ellenguaje compartido de la politica esta imbricado con el poder y necesita ser comprendido en terminos de relaciones hegemonicas.

Para Laclau las pr:kticas economicas estrin fntimamente ligadas con otros tipos de practicas, de tal modo que la economfa no se ve como un espacio separado de las relaciones sociales, sino que estas practicas se encuentran relacionadas con otras de tipo cultural, politico, sexual, psicologico e ideologico. En los pro­cesos historicos complejos, siempre intervienen factores de diversa indole, por 10 tanto, en lugar de hablar de la economia como de una esfera separada, se deben considerar las practicas hegemonicas estructuradas segUn principios y logicas diversas. Esta concepcion incide sobre las relaciones entre 10 "social" y 10 "politico". Lo social es un complejo separado, un subsistema positivamente determinado de relaciones sociales en interaccion con otros subsistemas -eco­nomia, form as culturales ... - y 10 politico equivale al momento de apertura, en el que se cuestiona el principio estructural de 10 social. Dicho de otro modo, incluso los subsistemas economicos como el capitalista son fruto de conflictos politicos entre fuerzas que intentan imponerse unas a otras, como conjuntos de ideas, practicas e instituciones. De modo que la primacia de 10 politico reside en esa doble inscripcion: es un momento del todo social, uno mas entre sus subsistemas y tam bien el espacio en el que se decide 0 se cues tiona la manera de asumirse la comunidad a si misma. Y es que des de esta perspectiva, 10 politico, como subsistema y como esfera separada de 10 social, deviene en el interior de la sociedad, su propio fundamento olvidado (Zizek,1998:254), su origen -su pacta social- como un acto violento cuyo estatuto mismo es el antagonismo social.

La teoria de la hegemonia presupone que 10 "universal" es un concepto tanto imposible como necesario (Laclau, 2000:82-89). Deviene un espacio en continua redefinicion; capturado historicamente a traves de las distintas en­carnaciones filosoficas y politicas, abandon a el privilegio de "lugar vacio" para protagonizar fijaciones concretas. Ahora bien, para Laclau la imposibilidad misma de un trasfondo universal no invalid a su necesidad, constituye, por el contrario, la unica garantia de la particularidad. El universal y 10 particular

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son dos polos irreversiblemente dependientes, como coordenadas inconmen­surables devuelven al espacio politico su condici6n de redefinici6n constante. Se han convertido en las claves de los juegos dellenguaje del debate contem­poraneo hasta el punta que, en ocasiones, el universalismo se ha presentado como opuesto a la pluralidad de las identidades politicas que proliferan en las sociedades del presente.

La tensi6n entre el universalismo y el particularismo, las similitudes y las diferencias ponen de manifiesto un cambio de civilizaci6n -el movimiento de globalizaci6n a traves de la economfa de mercado, los diferentes estilos de vi­da ... - que obliga a pensar en la necesidad de una nueva articulaci6n entre el universal y el particular que cause un efecto reflexivo para la propia tradici6n liberal-democratica. El debate no se encuentra ubicado dentro de espacios so­ciales relativamente simples ypoco diferenciados sino en contextos en los cuales se producen procesos continuos de diferenciaci6n. En este sentido, por ejemplo, el multiculturalismo no puede ser reducible a una 16gica particularista que ponga entre parentesis cualquier derecho universal; se extrae por una parte, un aspecto positivo, el particularismo opera como extensi6n de los principios democraticos, de los derechos de todos los grupos, por otra, un aspecto nega­tivo asociado a la particularidad como 16gica de la confrontaci6n, la opresi6n y la pura diferencia. El deseo de superar el universalismo abstracto abri6 la posibilidad de la crftica antifundacionalista pero con ella la defensa tam bien de particularismos concretos que omitieron toda referencia al universal, abogando por un segregacionismo, por la mera oposici6n de un particularismo a otro. Los desafios planteados por las nuevas formas de multiculturalismos hacen que el debate resulte complejo: por una parte, expresa una voluntad de ampliar el marco de referencia de una politica democratic a de masas y asf romper con las coordenadas estereotipadas de una practica politic a que daba la espalda a la proliferaci6n de reivindicaciones que la "sociedad civil" estaba poniendo de manifiesto.; por otra parte, algunas interpretaciones extremas del multicultu­ralismos han llevado a un verdadero callej6n sin salida. El espectaculo de las luchas y movimientos de los aiios noventa nos enfrenta con una proliferaci6n de particularismos que hace que el punta de vista del universalismo quede mas al margen como un anticuado sueiio totalitario.

Laclau y Mouffe inscriben este debate del multiculturalismo -asf como los discursos que 10 han sacado a la luz- en un marco de discusi6n mas amplio acerca de c6mo el problema de la relaci6n entre universalismo y particularismo ha side pensado en la tradici6n politica occidental (Mouffe, 2000:62-67, Laclau, 2000:281-307). Laclau Distingue dos etapas en la tradici6n emancipatoria de los ultimos aiios: la primera ha coincidido con el proyecto de la modernidad -bajo la cualla emancipaci6n equivalia a eliminaci6n de las diferencias- y es la concepci6n, tanto en su versi6n hegeliana como marxista de una "clase universal"; la segunda vinculada a 10 que se ha Hamado -con todas las am­bigiiedades que ella significa- etapa posmoderna y que expresa el caracter constitutivo e inerradicable de la diferencia. Es precisamente en este segundo

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momento don de Laclau inscribe sus refiexiones ciertamente distantes del uni­versalismo clasico y de la de su opuesto el puro particularismo.

Las preguntas importantes que plante a el autor son si es pens able el particularismo s610 como particularismo y si las relaciones entre el univer­salismo y particularismo constituyen simples relaciones de exclusi6n mutua (Laclau:1995:41). En primer lugar, a sujuicio, la afirmaci6n del particularismo tiene que darse siempre dentro de una comunidad global bajo las coordenadas de 10 universal, entendido este no como un presupuesto estatico ni un concepto dado a priori. Y es que la defensa de la particularidad, independientemente de cualquier contenido y de la apelaci6n a una universalidad que 10 trascien­da deviene un proyecto que se aniquila a si mismo. En segundo lugar, s610 hay hegemonia si la dicotomia universalidadl particularidad se suprime: la universalidad s610 se da encarnada en la particularidad y tiene un caracter contingente (Lac1au 2000: 207).

Laclau en consonancia con algunos aspectos de las refiexiones de Butler y Zizek (Butler, Lac1au, Zizek, 2000) ha planteado una renovada y amplia noci6n de universalidad resultado de la interacci6n entre las diferentes demandas de las particularidades, es decir , como una permanente reactualizaci6n que solamente cobra realidad a traves de su encarnaci6n -y por tanto subversi6n- en alguna particularidad que al mismo tiempo s610 deviene politica en tanto que se con­vierte en ellocus de los efectos de la universalidad. Lo universal no expresa en si mismo un contenido concreto sino que tiene como objetivo introducir cadenas de equivalencia dentro, por otro lado, de un mundo diferenciado. La universali­dad es inconmensurable con cualquier particularidad y, sin embargo, no puede existir separada de 10 particular. Corresponderia al momento de la agregaci6n hegem6nica que permite vincular diferentes identidades en una amplia cadena de equivalencias dandole a cada una de ellas una "relativa" universalizaci6n. Asi por ejemplo, a traves de las demand as de diferentes movimientos sociales: urbanos, eco16gicos, antiautoritarios, feministas, antirracistas, de minorias etnicas 0 sexuales se articula la confiictualidad social que permite entender la universalidad en su radical heterogeneidad, esto es , como abanico de posibili­dades que se abren en el propio terreno de la democracia. La sociedad genera todo un amplio vocabulario que Lac1au denomina "significantes vados" cuyos significados temporales tienen que ver con el resultado de una competencia politica. La universalidad esta sujeta a controversia y a la redescripci6n, y por 10 tanto, su condici6n siempre requiere de un involucramiento etico en batallas y negociaciones para afirmar su condici6n y validez y por 10 tanto esta ligado a luchas hegem6nicas.

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4. PLURALISMO, RAZON POPULISTA Y DEMOCRACIA RADICAL

Frente a la consideracion de Rawls acerca del pluralismo como algo que tiene que ser aceptado como una situacion dada -the fact of pluralism-, Laclau y Mouffe afirman que el pluralismo deviene "constitutivo" de la democracia liberal contemponinea. El objetivo de los democratas radicales no consiste tanto en reconocer el hecho del pluralismo cuanto la legitimaci6n del mismo como que pone en tela de juicio la tesis de fondo del enfoque del consenso. Semejante consenso constituye una imposibilidad conceptual (Mouffe, 2000:33) pero ello no pone en peligro la democracia en si misma, por el contrario, protege a la democracia pluralista de cualquier intento de cierre 0 clausura que impidiese la propia dina mica del proceso democratico, esto es, la continua negociacion y reconstruccion de las identidades politicas . Precisamente antes de borrar toda manifestacion de poder y exclusion la logica democratic a radical concede visibilidad a todo aquello que comprende el espacio de la disputa.

Por supuesto, tam bien el consenso para estos autores continua siendo necesario, pero ha de limitarse a las instituciones que son constitutivas del orden democratico; una democracia pluralista debe dejar espacio tam bien para la expresion del disenso y los valores e identidades en conflicto. Ahora bien, esto no debe interpretarse como una dificultad temporal en el camino hacia el acuerdo, pues con la ausencia de las diferencias la democracia dejaria de ser pluralista. Y ese es el motivo por el que desde este acercamiento se considera que la democracia politic a, el juego de las identidades, no puede plantearse siempre bajo la armonia y la reconciliacion, pues la democracia no puede evitar algunas form as de exclusion ni las relaciones de poder.

La pluralidad ya no puede entenderse como un momenta negativo de frag­mentaci6n 0 el reflejo de una escision artificial resultante de la logica capitalista, sino el terreno que hace posible una profundizacion en la reuoluci6n democra­tica. El caracter peculiar de la democracia actual radica en la legitimaci6n del conflicto y en la negativa a resolverlo mediante un orden autoritario. En efecto, deviene necesario desmontar la representacion simb6lica de la sociedad como un cuerpo organico puesto que la sociedad democratica debe abrir camino a la expresi6n de valores e intereses contradictorios. Por ello, la disidencia es necesaria del mismo modo que 10 es tambien el consenso; este ultimo es re­querido en las instituciones constitutivas de la democracia, ahora bien, esas instituciones expresan unos valores "etico-politicos" en cuya interpretacion siempre habra desacuerdos. Se puede estar de acuerdo en la importancia de la libertad y la igualdad para todos pero a la vez disentir radicalmente en el significado de esos valores y en la forma de llevarlos a la practica. Por 10 tanto, para Laclau y Mouffe hay que asegurar una confrontacion democratic a real en torno a los valores politicos expresados como interpretaciones conflictivas de una tradicion democratica compartida. De esta suerte, es posible extender el campo de aplicacion de los t erminos libertad e igualdad a multitud de relacio-

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nes sociales atravesadas por relaciones de desigualdad que se habian asumido hasta ahora como legitim as en tanto "naturales". Cada consenso surge como una estabilizaci6n de algo siempre esencialmente inestable y ca6tico. El caos y la inestabilidad son constitutivos de la politica: la democracia consiste en el continuo intento de domesticaci6n de esas luchas.

En este sentido, uno de los retos claves de la politica democnitica actual consiste en crear un vocabulario politico que sirva para dar voz a las reivindi­caciones de los diferentes grupos minoritarios que sufren los efectos disloca­dores de la globalizaci6n. Reivindicaciones a las que no se Ie puede negar la visibilidad publica valorandolas como meras reliquias que pronto habran de ser reemplazadas por identidades modernas posconvencionales. Yes que estas reivindicaciones ponen de manifiesto un antagonismo al que hay que encontrar una salida politica en el marco de un proyecto democratico.

El objetivo clave de esta radical and plural democracy es la creaci6n de una "cadena de equivalencias" entre las diferentes demandas identitarias -4lemandas de las mujeres, los negros, los trabajadores, los homosexuales, etc.- asi como el establecimiento de una frontera que permita dar una nueva identidad a la izquierda. Uno de los principales problemas actuales, a juicio de Mouffe, es que la izquierda ha asumido err6neamente que, al aceptar el pluralismo y las instituciones democraticas liberales, era necesario renunciar a todo intento de ofrecer una alternativa al orden hegem6nico imperante: el cons en so neoliberal que ha dominado el mundo de la politica de los ultimos treinta afios (Laclau, 2000:306). Supone una tarea ciertamente dificil pero al menos, ajuicio del autor, es posible formular apropiadamente la necesidad de una nueva hegemonia como un primer paso acertado.

El reconocimiento de la dimensi6n antag6nica de 10 politico significa en­tonces entender que la democracia s610 es po sible protegerla y consolidarla si se admite que lapolitica consiste en controlar la hostilidad asi como tratar de neutralizar el antagonismo potencial asociado a toda construcci6n de la iden­tidad politica. Porque los fines de la politica democratica, a juicio de Laclau y Mouffe, reside en movilizar y poner en escena las pasiones de los ciudadanos de acuerdo con los dispositivos agonisticos que garantizan el respeto del pluralis­mo. Estas cuestiones s610 se pueden formular desde un pensamiento que parta de la critica al esencialismo -un lugar comun para corrientes te6ricas como las del segundo Wittgenstein, Heidegger, Gadamer 0 Derrida- y construya un proyecto politico en terminos de democracia radical y plural en el que se enfatiza la dimensi6n hegem6nica indisociable de las relaciones sociales en la medida en que implican siempre form as asimetricas de poder.

Uno de los aspectos mas origin ales de la teoria de la democracia radical ha sido la forma en que estos dos autores han combinado dos principios aparentemente contradictorios: la unidad y la autonomia. La imposici6n de cualquier tipo de homogeneidad puede limitar considerablemente el potencial democratico de los diferentes movimientos sociales es por ella que la estrategia politica a seguir debe poder garantizar cierta unidad sin poner en peligro la autonomia de las diferentes orientaciones identitarias, es decir, promoviendo

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una hegemonia pluralista democratica radical. Laclau y Mouffe apuestan por la promoci6n de un tipo de unificacion de los movimientos democraticos que garanticen una solidaridad efectiva sin caer en ninguna suerte de asimilaci6n; cada una de las luchas democraticas reconstruiria constantemente sus iden­tidades a traves de procesos democratico selectivos de infiuencia y educaci6n mutua. Ahora bien, este proceso no significa la formacion de una coalici6n de intereses de grupos preconstituidos sino un movimiento en el que existen tensiones, negociaciones confiictos y acuerdos temporales. En este proceso de percepcion de las diferencias 10 crucial no es el reencuentro con aquello genui­no que siempre fuimos sino la negociacion relativa de quienes somos definida desde unas coordenadas abiertas, confiictuales, antagonicas que darlin lugar a nuevas identidades hibridas y coaliciones circunstanciales. Luego el caracter plural irreductible de 10 social debe ser preservado pues equivale a la condicion misma de la expansi6n de la democracia.

Por otra parte, se puede afirmar que frente al modelo liberal de la democracia deliberativa -en el cual Laclau y Mouffe situarian, en un sentido amplio, dos importantes escuelas, una infiuida por Rawls y otra por Habermas- donde las decisiones adoptadas sobre cuestiones de interes general deben ser el re­sultado de un debate publico libre y sin restricciones, el modelo del pluralismo confrontacional subraya que el objetivo de las instituciones democraticas no es la eliminaci6n del antagonismo 0 su relego al ambito de privado, tal como hace Rawls para garantizar el consenso racional dentro de la esfera publica o Habermas diseiiando una esfera publica no exclusiva donde el consenso no coercitivo puede ser obtenido. El objetivo radica en prom over vias democraticas de los tipos legitim os de antagonismo. Evitar las diferencias y los confiictos es situar el cons en so en una situaci6n ciega, no desde el punta de vista moral pero si desde el punta de vista politico, a la coerci6n existente, a las formas de subordinaci6n y a los antagonism os. Pensar la politica en terminos de un lenguaje moral, implica negar necesariamente, dentro de la "raz6n publica", el papel jugado por el poder y los intereses (Mouffe, 1993:48-50).

El lenguaje de la democracia radical renuncia al discurso de 10 universal desde el cual hablaban las "clases" y los "sujetos universales" para incluir una pluralidad de voces cad a una de las cuales da expresi6n a una identidad politica propia e irreductible ypermite la proliferaci6n de espacios publicos radicalmente nuevos y diferentes asi como conectar las distintas luchas democraticas. Los ciudadanos y ciudadanas de hoy solo son concebibles en el contexto de un nuevo tipo de relacion entre 10 universal y 10 particular, de acuerdo con un renovado universalismo que integre las diversidades.

En este sentido, y complementando la noci6n de democracia radical , Ernesto Laclau en su reciente obra La razon populista avanza un paso mas y presenta los rasgos principales de las 16gicas que determinan la formaci6n de las iden­tidades populares. Es una construccion eminentemente politica que implica a agentes sociales pero que no expresa ninguna unidad de grupo previa u homo­gene a, pues la heterogeneidad de las demandas inmersas en la propia identidad popular es irreductible (Laclau, 2005:151). En su proyecto de construccion de

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una democracia radical Laclau redefine el concepto de populismo, mayormente desestimado 0 degradado como lugar de irracionalidad 0 emotividad de las masas, para situarlo en el centro de su reflexi6n proponiendo una nueva "racio­nalidad populista" que permite pensar las identidades sociales y las demandas dispersas. El populismo, por tanto, constituiria una forma legitim a de construir 10 politico mas alla de las dos formas de racionalidad que vaticinan el fin de politica, a saber, por una parte, el evento revolucionario total, que al remitir a la reconciliaci6n plena de la sociedad consigo misma disuelve la politica; y por otra, la "practica gradualista" que reduce la politica a mera administraci6n. La razon populista, en cuanto a las condiciones historicas respecta, explica que los individuos viven en un contexto donde la proliferacion de antagonismos y puntos de ruptura heterogeneos implican form as cada vez mas "politicas" de reagrupamiento y determinados vinculos sociales.

Por tanto, esta ultima obra de Laclau incorpora una nueva e interesante dimension al analisis del proceso hegemonico y la formacion de identidades, aspecto crucial para la comprension de los exitos y fracasos de las acciones colectivas en el contexto de su proyecto politico de democracia radical y del denominado capitalismo globalizado.

Para finalizar, y teniendo en cuenta que esta breve presentacion ha tenido como proposito introducirnos en los aspectos fundamentales del pensamiento de Laclau y Mouffe, solamente apuntar algunas criticas generales que afectan tanto a los presupuestos filosoficos subyacentes tras la idea de discurso asi como a los argumentos sustantivos que se han desarrollado. Desde una perspectiva pragmatista por ejemplo se ha puesto entre parentesis la utilidad de la filosofia incluso una clase de filosofia mas inspirada y original como la de Derrida 0 la de Wittgenstein cuyos usos se han consider ado irrelevantes para pensar las responsabilidades morales y politicas respecto a otras personas. El nivel de abstraccion plante ado por Laclau para analizar la politica contemporanea resul­ta demasiado elevado dejando entrever numerosas reminiscencias de primera filosofia . Asimismo, se ha definido elliberalismo democratico radical de Mouffe y Laclau como posmoderno, en el sentido mas peyorativo de la palabra, como emblema de la dispersion, la indecibilidad estructural y el relativismo nihilista en clave discursiva. Un juicio a todas luces desmesurado e injusto que no ha sabido captar la voluntad existente detras de este planteamiento: el proyecto de una democracia radical y plural sobre una base mas adecuada que la que propone la teo ria liberal estandar. Lo que si es cierto es que estos autores han suministrado al panorama de la teoria politica contemporanea una interesante forma de abordar los problemas politicos ampliando el horizonte de nuestras preguntas y la posibilidad misma de pensar la democracia actual.

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