“ES UN MAL HABLADO, NI SIQUIERA SABE ESCRIBIR”

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Río Cuarto / Río Tercero / San Francisco / Villa María Miércoles 7 de noviembre de 2018 “ES UN MAL HABLADO, NI SIQUIERA SABE ESCRIBIR” Cuando el decir deviene resistencia: lenguas “guasas” en la Literatura Argentina y Latinoamericana. Material producido por estudiantes y profesores de los Profesorados de Lengua y Literatura, de gestión estatal y privada, de la Dirección General de Educación Superior del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, en el marco de acciones Rumbo al VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Septiembre - Diciembre 2018 El lenguaje es una de las formas que tiene el poder de configurarse, de promover jerarquías y provocar disciplinamiento. Aquello que es considerado como lo correcto y lo culto, define por contraposición a lo vulgar. Y así, los modos de hablar se convierten en un reflejo de la estratificación de la sociedad. En esta entrega analizamos a la literatura y alguno de sus géneros como un territorio para la visibilización y resistencia de los grupos subalternos. 7/15 esde pequeños, hemos aprendido que la lengua es un sistema de comunicación que nos permite establecer vín- culos con otras personas y, de esta manera, establecer meca- nismos de socialización. Existe un consenso social en relación a esta idea. Pero, tal vez, habría que preguntarse si la lengua es solo eso: un sistema simbólico de comunicación o si está atra- vesada por otras dimensiones (históricas, culturales, sociales), que complejizan sus modos de intervención sobre la realidad. Es interesante analizar en qué medida la lengua, concebida como entidad histórica y socio- cultural, regula y reproduce dis- cursos de poder. Como sabemos, en toda sociedad rigen políticas de disciplinamiento lingüístico que dictaminan las reglas del “buen decir”; y que se encarnan a través de diversas prácticas e instituciones. ¿Quién no ha escuchado alguna vez expresiones descalificadoras como: “es un mal hablado” o “ni siquiera sabe escribir”, para estigmatizar a ciertos actores y sus prácticas culturales? La rele- vancia que aún se le otorga a la “letra” (la palabra escrita), la D En toda la geografía del país, la lengua regula y reproduce discursos de poder. “...los “centros” y “periferias” lingüísticas demarcan, sin lugar a duda, el posicionamiento de los diversos grupos sociales en el marco de una comunidad.”

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Río Cuarto / Río Tercero / San Francisco / Villa María Miércoles 7 de noviembre de 2018

“ES UN MAL HABLADO, NISIQUIERA SABE ESCRIBIR”Cuando el decir deviene resistencia: lenguas “guasas” en laLiteratura Argentina y Latinoamericana.

Material producido porestudiantes y profesores delos Profesorados de Lengua

y Literatura, de gestión estatal y privada, de

la Dirección General de Educación Superior del

Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, en el

marco de acciones Rumbo alVIII Congreso Internacional de la

Lengua Española.Septiembre - Diciembre 2018

El lenguaje es una de las formasque tiene el poder de configurarse,de promover jerarquías y provocardisciplinamiento.Aquello que es considerado comolo correcto y lo culto, define porcontraposición a lo vulgar. Y así,los modos de hablar se conviertenen un reflejo de la estratificaciónde la sociedad.En esta entrega analizamos a laliteratura y alguno de sus géneroscomo un territorio para lavisibilización y resistencia de losgrupos subalternos.

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esde pequeños, hemosaprendido que la lengua

es un sistema de comunicaciónque nos permite establecer vín-culos con otras personas y, deesta manera, establecer meca-nismos de socialización. Existeun consenso social en relación aesta idea. Pero, tal vez, habríaque preguntarse si la lengua essolo eso: un sistema simbólicode comunicación o si está atra-vesada por otras dimensiones(históricas, culturales, sociales),que complejizan sus modos deintervención sobre la realidad.Es interesante analizar en quémedida la lengua, concebidacomo entidad histórica y socio-cultural, regula y reproduce dis-cursos de poder. Como sabemos, en toda sociedadrigen políticas de disciplinamientolingüístico que dictaminan las reglas del “buen decir”; y quese encarnan a través de diversasprácticas e instituciones. ¿Quiénno ha escuchado alguna vez expresiones descalificadorascomo: “es un mal hablado” o“ni siquiera sabe escribir”, paraestigmatizar a ciertos actores ysus prácticas culturales? La rele-vancia que aún se le otorga a la“letra” (la palabra escrita), la

D

En toda la geografía del país, la lengua regula y reproduce discursos depoder.

“...los “centros” y“periferias”lingüísticas

demarcan, sin lugar aduda, el

posicionamiento delos diversos grupos

sociales en el marco deuna comunidad.”

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corrección idiomática y la expresiónoral para realizar evaluaciones so-ciales, es muy significativa. En estesentido, podríamos sostener quelos “centros” y “periferias” lingüís-ticos demarcan, sin lugar a duda,el posicionamiento de los diversosgrupos sociales en el marco de unacomunidad.Al respecto, nuestra literatura na-cional y latinoamericana planteandesvíos o transgresiones en rela-ción con la norma lingüística insti-tucionalizada: la gauchesca, elcocoliche, la jerga “cuartetera” y“cumbiantera”. El repertorio deestas lenguas “guasas” subalter-nas visibiliza la diversidad lingüís-tica, desmonta prejuicios y abre laposibilidad de pensar políticas deresistencia y descolonización lin-güística. ¿De qué hablamoscuando nos referimos a lenguas“guasas”? “Guaso” / “huaso” esun término polisémico que poseevarios significados; en su mayoría,con connotación negativa. Se uti-liza como calificativo de “gro-

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Ninguna palabra,ningún decir, puede

vaciarse decontenido político.

Por eso, todoenunciado entra enun terreno de luchas

y disputas por lalegitimidad de la

palabra, eldisciplinamiento y

el sentidocontestatario de la

“desobediencia”popular.

Diversidad lingüística en la cultura cuartetera.

La voz subalterna a través del testimonio en la literatura

Ninguna palabra, ningún decir, puedevaciarse de contenido político. Poreso, todo enunciado entra en un te-rreno de luchas y disputas por la legi-timidad de la palabra, el disciplina-miento y el sentido contestatario dela “desobediencia” popular.El testimonio, por ejemplo, en tantohecho de lenguaje, es consideradopor parte de la crítica como prácticade lenguaje subalterno opuesta al dis-curso hegemónico pero que irrumpeen la literatura latinoamericana y seinstitucionaliza como género a travésde un proceso histórico en el que fe-nómenos políticos y culturales tensanrelaciones de poder en el campo de lacultura letrada. Aparecen, entonces,sujetos que relatan su vida y constru-yen “la verdad”, como Esteban Mon-tejo, esclavo cubano cimarrón, que“desdice” el presente “invadiéndolo”de su pasado: “Ya esas viviendas noexisten, así que nadie las puede ver.Pero yo las vide” en Biografía de unCimarrón de Miguel Barnet (1966).Otro ejemplo es el de Domitila Barriosde Chungara, la esposa de un mineroboliviano, mujer trabajadora que “sepermite” testimoniar la situación de

sero”, “incivil”, “rústico”, “inculto”.También se emplea para referirse alcampesino y las prácticas vinculadascon el mundo rural. Las lenguas“guasas”, entonces, son códigos lin-güísticos vulgares, populares, quecirculan por fuera del ámbito acadé-mico, es decir, en un contexto demarginalidad.

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vida que ella y sus iguales viven enla Bolivia de su época. Moema Viez-zer, socióloga y educadora brasi-leña, transcribirá la “vital” oralidadde Domitila, quien, “esquivando lasmetáforas”, forzará la escritura ynos contará historias que interpela-rán todos los sentidos.No es azaroso que uno de esos ám-bitos de disputa sea la literatura. Elterreno de la ficción ofrece la posi-bilidad de una mayor toleranciaante las variedades lingüísticas quecaracterizan a distintos grupos so-ciales. Se acepta que ese realismoen la caracterización de los perso-najes es un requisito de verosimili-tud inherente a la preceptivaliteraria, y eso no pareciera atentarcontra lo establecido como “co-rrecto”. Con todo, y por contradic-torio que parezca, lo riguroso de lapreceptiva es al mismo tiempo unespacio de libertades, puesto queel entorno de la ficción permite laresistencia, el cuestionamiento, larebeldía y la denuncia. La literatura,como forma consagrada cultural-mente, admite la discusión de loconsagrado, lo impuesto, el prejui-cio, el estereotipo.Si es innegable que lengua e identi-dad son nociones inseparables, en-tonces hay que discutir el conceptode “lo correcto”. ¿No es correcto loque corresponde a la identidad decada grupo? ¿O necesitamos unifi-car el habla? ¿Es posible hacerlo?Reemplazar la antinomia de lo co-rrecto –vs.– incorrecto, que sóloadmite una posibilidad de acepta-ción, para reemplazarla por la dico-tomía adecuado –vs.– inadecuado,que contempla una diversidad devariantes posibles, todas acepta-bles. Quizás así podremos aceptarlas diferencias y respetar las identi-dades.

eónidas Lamborghini, en sulibro Risa y tragedia en los poe-

tas gauchescos (2008), define a la gau-chesca como un género literario“bufo”, burlón, distorsivo, que se sos-tiene sobre una serie de operacionessubversivas. Entre ellas, claro está, seubica la lengua campesina, oral, delgaucho. Una lengua literaria mediantela cual este actor subalterno exponesus reclamos frente a un Estado enproceso de formación. El cantar delgaucho es un “cantar opinando”, uncantar “con fundamento”, como se-ñala el personaje de Martín Fierro,quien interpreta además que su len-gua no solo comunica; configura, tam-bién, su identidad gaucha, sus códigosculturales y su “estar” en el mundo:“Soy gaucho y entiéndalo/como mi len-gua lo esplica”. Sin embargo, la potencialidad contes-tataria de la lengua gauchesca no semanifiesta solamente en los desplaza-mientos lingüísticos y disrupcionesque esta establece con respecto a lasnormas instituidas del buen decir:“naides” por “nadie”; “resertor”, por“desertor”; “mesmo” por “mismo”,entre otros ejemplos. La resistencia,por el contrario, se monta en la instan-cia misma de la enunciación. En lospoemas de la literatura gauchesca, elgaucho no solo se configura comopersonaje, sino también como enun-ciador; es quien toma la palabra “alcantar” y asume las demandas colec-tivas del grupo social al que perte-nece. Su canto es contrapunto,

LA GAUCHESCA: UNA “BUFONADA LINGÜÍSTICA”

“Soy gaucho y entiendaló...”

L “Soy gaucho y entiéndalócomo mi lengua lo esplica…”

(Martín Fierro – Canto I)

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Dirección General deEDUCACIÓN SUPERIOR

Villa Carlos Paz 2018

lamento, argumentación. La ficcio-nalización del “gaucho dicente” po-siciona a la gauchesca como uncontradiscurso que impulsa, desdeun registro lingüístico, un procesode desmarginalización de este actorsocial. Le cede la voz a un personajesubalterno que ocupa la centralidaddel relato, que cuestiona los saberesy discursos de la cultura letrada, quedesarticula y pone en evidencia el

“barbarismo” de la vida civilizada yla ley opresora del Estado. Pero,principalmente, que disputa el poderde la palabra. La lengua “guasa” delgaucho ingresa al sistema literario yprovoca, como plantea Josefina Lud-mer, el primer “escándalo” de nues-tra literatura. El gaucho “bárbaro”toma la palabra y pone el mundo “alrevés”. Es cierto. Esta bufonada lin-güística se enmarca en el plano de laficción; incluso, hasta puede serleída como un simulacro y un arre-bato de voces que los sectores letra-dos realizan para hablar a “travésdel gaucho” y plantear ciertas “inco-modidades” del sistema. Pero másallá de estas suposiciones o estrate-gias discursivas, la literatura gau-chesca deja leer la diversidadlingüística y amplía una frontera lin-güística, cultural, social, literaria. Per-mite el ingreso de otras voces;acerca las “periferias” y deja queesos "otros" silenciados por el poder"hablen", porque, en definitiva, tie-nen “algo” que decir. Llama la atención cómo las formasrurales han venido siendo despresti-

giadas históricamente frente a las ur-banas como menos cultas, no esco-larizadas, etc. Al mismo tiempo, losresponsables de tales valoracionessuelen ser también los que lamentanla degradación de la lengua enmanos de una juventud poco o nadainteresada en respetar la norma.Cabe destacar cómo riñe esa nostal-gia por un pasado que siempre fuemejor con el desprecio por el hablarural, que es la que conserva muchasde las formas más antiguas de unalengua. Sorprende ver lo arraigadode la estigmatización y el desconoci-miento al respecto.También es interesante ver cómo lavaloración del Martín Fierro cambióhistóricamente de una literaturamarginal a su consagración comopoema nacional. ¿Qué hay detrás desemejante cambio?Una respuesta posible es la conside-ración de la lengua de la literaturagauchesca como una forma literaria,una lengua artificial al estilo de loque se aprecia en la épica griega ar-caica y no como una muestra de loque realmente se habla en el campo.

IFD IESS Villa Carlos Paz

Literatura Latinoamericana II

Adela Giannoni

Valeria Flesia

Literatura Argentina II

Gabriela Boldini

Historia de la Lengua II

Guadalupe Erro

Estudiantes: Eugenia AccottoMartín Gamboa

Silvina Luna Florencia Macagno Eugenia Manfredi

Brenda MassaruttoGabriela Raymundo

Diana Rossetti Mariano Saravia

La lengua en la diversidad

Llama la atencióncómo las formas rurales

han venido siendodesprestigiadas

históricamente frente alas urbanas comomenos cultas, no

escolarizadas, etc.