ESCRITURAS DEL YO EN LAS CIENCIAS SOCIALES. Un ensayo ... · del CEC; la ^guía-T _, un collar que...
Transcript of ESCRITURAS DEL YO EN LAS CIENCIAS SOCIALES. Un ensayo ... · del CEC; la ^guía-T _, un collar que...
ESCRITURAS DEL YO EN LAS CIENCIAS SOCIALES.
Un ensayo sobre el ensayo.
Clara Lopez Verrilli
Dic. 2015
Ciencias Sociales: ciencias del tipo conjeturales. De estatuto sintomatológico (huellas de alguna cosa que hay que descifrar). Dilución de fronteras disciplinares. Incertidumbre.
El abordaje de las ciencias sociales tiene que ser creativo. Tiene que poder articular distintos niveles de desempeño socio-cultural.
Es incómodo aceptar que lo que creíamos saber ya no
tiene capacidad explicativa. Si casi todo se ha vuelto
versátil, flexible, hay que hacerse cargo de la
incertidumbre. Y nos aferramos a nociones de sociedad,
Apuntes del
Curso
“Problemática
actual en
Ciencias
Sociales”
Ago-Sep 2015
INTRODUCCIÓN
García Canclinii
etnia, nación o clase que en otras temporadas sirvieron
para hallar orden en los comportamientos. O para
imponérselo.
Pues ninguna segura frontera separa el territorio del
sociólogo del territorio del filósofo o el del
historiador del territorio de la literatura. Ninguna
frontera bien zanjada separa a la ciencia misma del
discurso del carpintero que es objeto de la ciencia.
Trazar esas fronteras es, en definitiva, trazar la
frontera entre aquellos que tienen el pensamiento como
asunto propio y los otros que no. Y esa frontera no se
traza jamás si no es bajo la forma de una historia. Sólo
la lengua de las historias puede trazar la frontera,
forzar la aporía de la ausencia de razón detrás de las
razones de las disciplinas.
Rancière
NOTAS RÁPIDAS
DE UNA IDEA:
Urgencia del
testimonio
nervioso de la
intimidad.
Requería, más
que una
resolución,
quedar
inscripto sobre
papel.
Últimas
noticias de la
escritura
//ya voy a
volver sobre
esto.
Esa foto de un apunte de clase convive ahora con otras de muy distinto orden. No hay fronteras entre esas imágenes, no se distingue lo propio de lo que, en algún momento, fue ajeno. No hay marcas de tiempo concretas, hay fragmentos aislados o relatos posibles en torno a lo que esas fotos dicen, o podrían significar. Convive lo que se desea recordar, lo que se desea mostrar, lo que ya no se dice en palabras.
Aparece, por ejemplo, el almuerzo de mi hermana que vive en Chile y había
preparado ñoquis, seguida de una ilustración de Pablo Bernasconi que me
enviaron como respuesta a la foto de mi placard recién ordenado; una de las
primeras ecografías de mi sobrina; la tapa de Agua Corriente que está en la vereda
de mi casa y que me remite al nombre del Centro de estudios “Arte y
Contemporaneidad”; agua micelar que me recomendó una amiga; una foto que
saqué en las vacaciones cuando me llegó un mensaje que decía “qué hacés?”; una
de Micky Vainilla que seguro me mandaron en algún grupo de whatsApp; las gotas
que tenía que comprar en la farmacia; Penny Lane cuando dejó de hibernar; la
pileta abandonada de mis abuelos; una foto que nos sacamos en una instalación
del CEC; la “guía-T”, un collar que eligió otra amiga, un grafitti que me llegó en un
Según Sergio
Chejfec, el
mundo se divide
en tres partes:
1) aquello de lo
cual no queremos
tener fotos
2) aquello de lo
que podríamos
tener fotos,
pero no tenemos
3) aquello de lo
que tenemos
fotos.
grupo y que también estuvo circulando en Facebook, las flores de casa, el peceto
que estaba por hervir para hacer vitel tonné, la foto que nos sacamos en el festival
de video cuando ganamos nuestra primera mención, otra que le saqué a la tele
para contar –y demostrar- que las dos últimas veces que viajé a lo de mis padres
estaban pasando la misma película; y unas serigrafías de Daniel García porque no
me decidía cuál comprar.
Pienso en esas fotos, en lo caótico del mundo y en la búsqueda de sentido. Según el escritor paraguayo Augusto Roa Bastos con los mismos documentos se pueden escribir historias diferentes y hasta opuestas. La realidad del mundo, de un ser humano, es esencialmente fragmentaria. Los
relatos tratan de contar una historia en fragmentos. No
se inventa nada. Sólo pequeñísimas variaciones de lo ya
dicho, visto, oído, leído, escrito, olvidado.
En el workshop “Perder tiempo en internet” el escritor Kenneth
Goldsmith propuso un ejercicio de escritura a partir del historial de búsqueda de
internet. Para esto había que pasar al escenario del auditorio llevando la
computadora personal y leer en el micrófono las búsquedas y visitas a sitios web de
un tiempo determinado. Esa lectura, inmediatamente, se convertía en un relato
biográfico, en un retrato. Goldsmith tenía puesto un traje gris oscuro, pero no
tenía corbata ni zapatos, cuando dijo que nuestro historial es nuestra
autobiografía, la estamos escribiendo sin darnos cuenta.
En esa visita al país, el autor estaba presentado su libro “Escritura no
creativa” en donde defiende el patchwriting, es decir, la práctica de reunir
fragmentos de las palabras de otros para generar una obra. Partiendo de la idea
de que todo ya ha sido escrito y de que la supresión de la expresividad es imposible,
Goldsmith afirma que hasta cuando transcribimos o cortamos y pegamos textos
“ajenos” estamos siendo creativos, estamos eligiendo y estamos escribiendo
nuevos contextos.
Si se puede hacer literatura con el historial de internet, ¿Se podrá hacer ciencias sociales con los textos, audios e imágenes que enviamos y recibimos por
whatsApp? Necesitamos libros que trabajen entre las
ciencias sociales para hacer preguntas más que para
juntar los saberes.
Metaforismos.s
Octubre de 2015
Malba, CABA.
(él es el
fundador de
Ubuweb, el mayor
archivo digital
de arte de
vanguardia)
García Canclinii
ENSAYO.
(Del lat. exagĭum, peso).
1. m. Acción y efecto de ensayar.
2. m. Escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas
sin necesidad de mostrar el aparato erudito.
3. m. Género literario al que pertenece este tipo de
escrito.
4. m. Operación por la cual se averigua el metal o
metales que contiene la mena, y la proporción en que
cada uno está con el peso de ella.
5. m. Análisis de la moneda para descubrir su ley.
Cuando le preguntan a Néstor García Canclini si el ensayo podría ser el género más
propicio para descompartimentar los saberes, el responde que, en realidad, lo que
se necesita es una “tormenta de géneros”. El ensayo se enfrenta a la idea de
totalidad y gana sentido al abrirse a la incertidumbre de otros géneros, lenguajes,
campos, soportes, discursos, materialidades.
Me pregunto, entonces, ¿De cuántas formas se puede ensayar? O mejor, ¿de que
se vale en ensayo en ciencias sociales? A qué se abre o a qué puede abrirse…
El cine ensayo es, en su definición primaria, la
inscripción de un pensamiento audiovisual. El texto
único y totalizador propio del espíritu cartesiano de
sistema cede su puesto al fragmentarismo, más adecuado
para un pensamiento confuso y problemático que se
enfrenta a una complejidad en la que ya no cabe una
perspectiva unívoca ni un ideal de certeza libre de
duda.
La película Life in a day podría pensarse en relación a eso. En el año 2010 Scott
Free Productions, la productora del director de Blade Runner, hizo una
convocatoria abierta a filmar un fragmento la vida cotidiana y subirla a Youtube. El
video tenía que ser filmado el día 24 de julio de 2010 y podía durar entre quince
minutos y dos horas. Los productores recibieron más de 80.000 clips (4.500 horas
de video) desde 192 países. El material fue editado en una pieza de 90 minutos
bajo la dirección de Kevin Macdonald y la codirección de los realizadores de los
fragmentos enviados.
Definición
RAE
La imagen que
piensa. Hacia una
definición del
ensayo
audiovisual
Ahora bien, si me preguntan de qué se trata La vida en un día, respondería:
Hay varias lunas, elefantes bañándose, un mercado, alguien aseándose, alguien
que hace famoso a un ascensor, alguien andando en moto, pollos, alguien andando
en bicicleta en la noche, más lunas, alguien remando, una ceremonia, amanecer,
gente durmiendo, gente despertando, gente sonriendo, soles anaranjados, alguien
duerme en la calle mientras pasan autos, despertadores suenan, gallo, bocina,
cosquillas, una carpa celeste, bostezos, pies en el piso, una estación, la mañana de
Tai-Chan y su padre en un lugar muy apretado, un chico de 15 años se afeita por
primera vez, desayunos de todo tipo, cabras, gente repartiendo el diario, gente
leyendo el diario, alguien en el hospital, flores, niños naciendo, niños jugando,
niños trabajando, barquitos de papel, Okhwan Yoon habla de moscas, casas, cosas
en los bolsillos, gente con armas, gente comiendo, gente que no tiene agua, queso,
alguien pescando, alguien que camina con papel higiénico pegado en su zapato, la
foto de un graduado en manos de su padre, gente que dice lo que ama, gente que
dice que se ama, Darth Vader, la palabra “mamihlapinatapai”, una cita que sale
mal, una pareja bailando en piyama, una pareja que se a casa en India, gente que
se casa en Las Vegas, unas ventanas que parecen dibujadas, un discurso en un
casamiento, un libro de Walt Whitman, sandias, siestas, escaleras, parkour y
shoplifting, pies en la arena, patines, caballo y carro, mochilas, una nena come
fruta, una pirámide humana, alguien hace burbujas, otras burbujas, soldados
bailando, una chica se seca el pelo, una pareja en tiene una cita en Skype y cuando
se desconectan ella llora, gente diciendo a qué le tiene miedo, una masa gigante,
una pileta, un lugar nevado, un bosque, una tormenta, algo que parece un recital y
después llegan ambulancias, peleas, manifestaciones y represión, monos con
caretas, gente llorando, armas otra vez, una montaña rusa, alguien lastimado,
porristas, chispas, un corte de pelo, fuegos artificiales, gente besándose, alguien
dice que no pasó nada hoy, truenos, la misma persona de antes dice que de todas
formas hoy pasó algo grandioso y la secuencia de títulos con un caracol.
El habla del fragmento ignora la suficiencia, no
basta, no se dice en miras a sí misma, no tiene por
sentido su contenido. Pero tampoco entra a
componerse con otros fragmentos para formar un
pensamiento más completo, un conocimiento de
conjunto. Lo fragmentario no precede al todo sino
que se dice fuera del todo y después de él.
Maurice
Blanchot,
Nietzsche y la
escritura
fragmentaria.
Pero sobre todo, pensé en Georges Perec y sus piezas de puzzle:
Me acordé de la carpeta de imágenes del celular. Pensé en las posibilidades del fragmento y en Blanchot:
[el puzzle] no es una suma de elementos que haya que
aislar y analizar primero, sino un conjunto, es decir
una forma, una estructura: el elemento no preexiste al
conjunto, no es ni más inmediato ni más antiguo, no son
los elementos los que determinan el conjunto, sino el
conjunto el que determina los elementos: el conocimiento
del todo y de sus leyes, del conjunto y su estructura,
no se puede deducir del conocimiento separado de las
partes que lo componen: esto significa que podemos estar
mirando una pieza de un puzzle tres días seguidos y
creer que lo sabemos todo sobre su configuración y su
color, sin haber progresado lo más mínimo: sólo cuenta
la posibilidad de relacionar esta pieza con otras.
La vida
instrucciones
de uso.
Joseph Kosuth, 1945.
One and Three Chairs
En este mismo sentido, Roberto Echen considera lo fragmental desde el discurso
artístico. Este concepto le permite hablar de obras como la de Joseph Kosuth que
pone –simultáneamente o, mejor, en el mismo acto y por
el mismo gesto– al signo y al objeto a girar en círculo.
Dice Echen: Utilizo el término fragmental en oposición a
fragmentario, ya que este último implica una totalidad
cerrada, cuyos fragmentos la indicarían, incluso en el
caso en que no sea reconstruible. El mismo saber su
imposibilidad de reconstrucción la sitúa como totalidad,
es decir, la ubica en un espacio que la recupera como
totalidad en su irrecuperabilidad como entidad concreta.
Lo fragmental, por lo contrario, se constituye como lo
que no puede constituir una totalidad, o, en todo caso,
constituyendo una totalidad permanentemente abierta, o
también, lo que Régis Debray aborda como incompletud.
Este recorrido por las formas ensayísticas (o fragmentales) en lo audiovisual, lo
literario y artístico abona a la idea del ensayo como un género o un tipo de
producción híbrida que implica una incesante emancipación de lo particular frente
a la totalidad. Así como al principio se planteaba que las fronteras disciplinares se
han diluido, las distancias entre el lenguaje del cine, del arte y de las letras se han
vuelto permeables: el pensamiento contemporáneo pone en juego,
asediándolos, diversos modos y lenguajes, sin colocarse
en zonas tranquilizadoras como la interdisciplinariedad.
En este sentido, y para que -como dice Barthes- haya escritura y no
escribancia, las ciencias sociales pueden valerse de elementos y saberes de los
que se suponía escindida. Es en los cruces, en el encuentro de discursos y lenguajes
donde las ciencias, que son eminentemente escritas, resuenan. El lenguaje
es un inmenso halo de implicaciones, efectos,
resonancias, vueltas y revueltas, contenciones (…) las
palabras ya no son concebidas ilusoriamente como simples
instrumentos, sino lanzadas como proyecciones,
explosiones, vibraciones, maquinarias, sabores; la
escritura convierte al saber en una fiesta.
En “Anotaciones
para una teoría
de lo fragmental
(en arte)”.
//Publicado en
la revista
“Blanco sobre
Blanco” número 4
En Les Lettres
françaises, 1972
Lección
inaugural, 1977
(continúa REchen)
Todo este texto fue tipeado usando sólo los dedos índices. Nunca pude escribir de
otra forma en la computadora. En una entrevista de 1973 le preguntaron a
Barthes: ¿Por qué usted escribe todas sus obras a mano?
-No es tan simple. Hay que distinguir, en lo que a mí
respecta, dos estadios en el proceso de creación.
Primero, está el momento en que el deseo se inviste en
la pulsión gráfica, culminando en un objeto caligráfico.
Luego está el momento crítico en que ese último va a
ofrecerse a los otros de manera anónima y colectiva,
transformándose a su vez en objeto tipográfico (…). En
otros términos, primero escribo el texto entero con
pluma. Luego lo retomo de punta a punta a máquina (con
dos dedos porque no sé escribir a máquina).
Dice Nietzsche que toda herramienta de escritura lo es también
de pensamiento. O, al menos, eso dicen que dice en un libro que no escribió
él. Yo creo que esas son sus palabras porque las veo impresas en tinta negra sobre
las páginas blancas de un libro. Es un librito en realidad, de esos que están cerca de
la caja en las librerías para que uno se tiente y los compre. Yo siempre me tiento
con esos libritos. Tengo uno que en la contratapa dice “Si el sol dejase de existir,
aún tendrías 8 minutos y 19 segundos para leer este libro”. A mi suele tomarme
más tiempo leer porque cuando lo hago necesito lápiz y papel para subrayar,
marcar y apuntar. Mis libros están todos escritos, rayados, a veces ni entiendo qué
quise poner, o me arrepiento de lo que anoté en los márgenes, pero de lo que
nunca dudo es de la letra negra impresa sobre el papel blanco.
Cosas que
aparecen
adentro de
los libros:
boletos de colectivo,
tickets del cajero, etiquetas de ropa,
postales, papel higiénico,
post its, fotos, entradas de cine,
pasajes de colectivo, constancias de
emisión de voto, señaladores de las
librerías, plano turístico de
Mendoza capital, servilletas de papel
(de esas que no limpian nada),
tarjetas personales, pedazos de hojas de
cuaderno, flores secas,
grilla de horarios del gimnasio.
Una relación
casi maníaca
con los
instrumentos
gráficos.
//En El
grano de la
voz.
Tipo. Del griego typos. Así comienza uno de los capítulos de
Cuadernos de Lengua y Literatura de Mario Ortiz. En ese libro, el
autor relata su relación con el abecedario y las primeras experiencias con la
escritura. Dice que el primer acercamiento a las letras es a traves del tacto y de la
vista, con los jueguetes o imanes de colores que se pegan en la heladera.
Yo nunca tuve de esos imanes pero siempre me gustó dejar mensajes en las
heladeras ajenas. Como nunca había suficientes vocales, la gracia era
rebuscárselas usando otras letras que, por su morfología, eran parecidas.
Entonces, por ejemplo, la V al revés, era una perfecta A y la F era una E renga.
En ese juego con la materialidad de las letras lo importante era:
Con la escolarización, lo lúdico de las letras entra en contacto con la norma. La
superficie lisa (de las hojas o de la heladera) se reemplaza por una con renglones,
se escribe solamente con color negro o azul, hay que ser “prolijo” y tener letra
“clara”.
En Últimas noticias de la escritura, Sergio Chejfec, analiza la
convivencia de la escritura manual y la escritura digital. Según el
autor, el trazo individual es central para definir desarrollos, estilos y
procedimientos y el principal atributo del manuscrito pasa
por la relación que establece con la experiencia, de la
que, en tanto documento, se revela como prueba de la
verdad.
Chejfec hace esa afirmación en relación a la presencia de la manuscrita y el texto
mecanografiado en obras literarias y performances artísticas. La relación con la
verdad de la que habla tiene que ver con lo aurático de las obras. De todas
maneras, la idea de que la manuscrita es una manifestación de la forma
personal es algo interesante para pensar en relación a otros espacios de
escritura.
(las sitúa en
extremos
distantes pero, al
mismo tiempo,
enlazados)
Benjamin
Todo texto funciona sobre la base de un pacto de lectura que actúa en distintos
niveles. Los textos de las ciencias sociales, por ejemplo, buscan fijar creencias
estableciendo criterios de verdad. Hay un método, hay técnicas, pero sobre todo
hay escritura. El problema de la verdad, entonces, remite a
la problemática de la representación del lenguaje con su
referencia, y necesariamente hay que detenerse en el
carácter escrito de la ciencia, porque al ser “escrita”,
lo que la ciencia produce son “enunciados”
observacionales y/o teóricos.
La manera en que esos enunciados se ponen en página suelen ser comunes
visualmente. Las publicaciones, los libros y los textos académicos están escritos en
letras romanas, como la Times New Roman. Según Mario Ortiz, esta tipografía no
sólo facilita la lectura, sino que también otorga una idea de transparencia: [las
romanas] están encargadas de transmitir una cantidad de
significados y desparecer humildemente a medida que la
lectura avanza. Esta tipografía realiza en su propio
cuerpo la vieja idea de que el lenguaje es transparente.
Su presencia se afirma en un momento fugaz y
evanescente, en la transitoriedad absoluta de un medio
para un fin.
Si en las ciencias sociales se abre el juego a nuevos modos de escritura que
incorporan la subjetividad, la imaginación, el fragmento y el componente onírico,
¿habrá lugar para el manuscrito? ¿Es importante como se materializan las letras
y su disposición en la hoja? ¿Podrá esa huella, ese modo de ser, ese carácter
develar algo nuevo en la escritura? ¿Hay que privar a la escritura de las ciencias
sociales de la pulsión gráfica de la que hablaba Barthes?
Sandra
Valdettaro
//Cuadernos
de lengua y
Literatura
Volúmenes
V, VI Y VII
Sobre la escritura. En palabras de Adorno: el ensayo es una forma de
experimentar el acontecimiento del saber en la
experiencia de la escritura. En palabras de Horacio González: no
hay que escribir sobre ningún problema, si ese escribir
no se constituye también en problema.
(los cita
Alberto
Giordano en
Modos de
ensayo)
Este texto de
Leila Guerriero
fue publicado
en el diario El
País el primero
de julio de
este año.
//Lo voy a
retomar más
adelante.
“Uno se pasa los días y los meses tratando de escribir algo. Algo: un párrafo, una
frase que contenga un poco de verdad, que resulte —uno es soberbio y vil,
vanidoso— mejor, más grande que la vida. Sale bien, sale mal, sale peor. A veces —
uno cree— sale. Y entonces un lunes cualquiera uno se sienta a escribir y recuerda
unas líneas que leyó hace tiempo. Una de esas cosas que se escriben en cinco
minutos y se dejan sobre la mesa. Algo sin importancia. Algo como “son las cinco,
voy al mercado y vuelvo”, o “te dejé tarta en la heladera”. Una anotación, una
pequeña nota. Solo que esta era una nota que la escritora brasileña Clarice
Lispector le escribió a un linotipista, el encargado de armar, con letras de plomo, los
textos que ella publicaba en el periódico. La nota decía: “Disculpe que me equivoque
tanto con la máquina. Primero, porque mi mano derecha resultó quemada.
Segundo, no sé por qué. Ahora un pedido: no me corrija. La puntuación es la
respiración de la frase, y mi frase respira así. Y si a usted le parezco rara, respéteme
también. Incluso yo me vi obligada a respetarme. Escribir es una maldición”. Cuatro
renglones. Cincuenta y nueve palabras cargadas de agresividad y de devastación, de
insolencia y de hartazgo. Una enervada y humilde y arrogante plegaria en defensa
de las comas y los puntos que es, en verdad, el rastro de un cuerpo, la cicatriz de
fuego de una vida entera. Y ese mismo lunes, en plan de recordar barbaridades,
uno recuerda aquel poema de cuatro versos (ay, de cuatro) que escribió la uruguaya
Idea Vilariño: “Si te murieras tú / y se murieran ellos / y me muriera yo / y el perro /
qué limpieza”. Y uno se dice —con rabia, con el corazón cubierto de espuma, con
celo, con furia, con colmillos— que mejor callar. Que para qué. Que ya está.”
La Serratia marcescens es una bacteria de pigmentación roja. Puede causar
infecciones respiratorias, conjuntivitis o usarse en bio-pinturas. Luciana Paoletti es
doctora en Biotecnología y artista plástica. Sus obras son fotografías
tomadas de diferentes dibujos, en los cuales la pintura
fue reemplazada por microorganismos: bacterias y hongos.
Los dibujos fueron realizados sobre soportes sólidos con
los que los microorganismos comienzan su crecimiento.
Cuando Paoletti pinta no ve inmediatamente el resultado, su trabajo es invisible
hasta que las bacterias se multiplican lo suficiente como para ser vistas. En ese
medio de cultivo, aunque haya bocetos y planificación, no hay control total del
resultado de la obra.
En el arte, lo experimental radica en una serie de operaciones
desplegadas sobre diversos materiales e ideas, cuyo fin
es la mismísima manipulación y el ejercicio en vistas al
descubrimiento de nuevas posibilidades formales y
conceptuales. (…)Ante todo, el experimento arroja un
resultado que es desconocido; el núcleo de la diferencia
se expresa en la indeterminación.
Esto que sucede en lo artístico -en lo visual, en lo literario, en lo cinematográfico-
sucede también en la escritura ensayística. Es en la práctica (de escritura) donde se
produce sentido: el ensayo es una performance que muestra a su autor en
constante aprendizaje y que adquiere siempre un estado de
bosquejo.
El discurrir del ensayo exige éticamente el desvío y el
rodeo: en el recto camino o en la “vía regia
cognoscitiva” hay algo de segura predeterminación; el
conocer del ensayo da cuenta de los detalles
inasimilables, de los puntos de resistencia
imprevisibles (en esto consiste el potencial de reserva
semántico de los textos) para los cuales el rodeo (la
reticencia del rodeo), o el obrar oblicuo del desvío,
sin garantizar nada, abre la red que ha tejido
pacientemente hacia lo azaroso de un futuro abierto que
recogerá lo irreductible, y que tal vez reduzca a polvo
la red que ha servido para pensar.
Claudia Kozak
Tecnopoéticas
argentinas.
Archivo blando
de arte y
tecnología.
http://
visible-in-
visible.blogspot
.com.ar/
Jorge
Panesi
Cervera
Vicente
En una conferencia sobre escritura ensayística, Martín Kohan dijo que el ensayo es
el género de la seducción retórica por excelencia, ya
que tiene un efecto estético que provoca la persuasión:
pone en juego una cuestión del deseo, un deseo de creer
en eso que se está diciendo.
Para Kohan la formación del ensayista no tiene que ver con consignas, fórmulas o
reglas que se tienen que aprender. Más bien tiene que ver con des-
aprender para poder ensayar, buscar, no saber. Las
“demasiadas reglas” hacen que nos encontremos con lo ya
teníamos desde el principio.
Gilles Deleuze y Félix Guattari, Mil mesetas.
Apunte en cuaderno de notas, fechado en noviembre 2009.
- Hacer el mapa, no el calco.
- No reproducir el calco del “árbol”, hacer mapa con el árbol en
el seno de un rizoma.
- Mapa: no reproduce, construye
- El mapa es abierto, conectable en todas sus dimensiones,
desmontable, alterable, susceptible de recibir constantes
modificaciones.
“En el corazón de un árbol, en el interior de una raíz o en la
axila de una rama puede formarse un nuevo rizoma”
//Si esto fuera un texto digital acá pondría un link a esta web:
En el marco
del curso
"Escrituras:
Creatividad
Humana y
Comunicación"
de FLACSO
Argentina.
Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y
arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una
salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos
que se escriba.
¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo
extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.
No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible
para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en
partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.
Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es
palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se
escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar
afuera la palabra.
La escritura es arrastrada a desplazarse, a colocarse allí donde no se la espera. Un escritor –yo entiendo por tal no al soporte de una
función ni al sirviente de un arte, sino al sujeto de
una práctica- debe tener la obcecación del vigía que se
encuentra en el entrecruzamiento de todos los discursos…
Obcecarse quiere decir en suma mantener hacia todo y
contra todo la fuerza de una deriva de una espera.
Leila Guerriero es periodista cultural, escribe cuentos que son verdad y notas de opinión en el diario El País. Si hay algo que define su trabajo es el método. Cada crónica le lleva alrededor de un mes de escritura, con jornadas de entre doce y dieciséis horas. Antes de escribir, va a los lugares, entrevista varias veces a los protagonistas, busca, investiga, encuentra. En sus textos maneja siempre dos tiempos, el de los hechos en pasado y el de la crónica que se escribe en presente. Va y viene sin costuras. No adjetiva de más, sus descripciones muestran. Una de las cosas que más me gustó leer de ella fue una solapa de libro donde decía:
Descubrir que compartíamos gentilicio fue como conocerla. Junín es una ciudad donde entre cada habitante hay mucho menos de seis grados de separación. Así fue que me enteré que su padre trabaja en una empresa de insumos para laboratorios que mi padre, bioquímico, compra.
NOTAS
SOBRE EL ARTE
DE ESCRIBIR
Clarice
Lispector
Barthes
//Dije que iba a volver sobre esto:
“(…) si hoy me preguntaran, les diría: corran. Les diría: sientan los
huesos mientras corren como sentirán después las catástrofes ajenas: sin
acusar el golpe. Aguanten, les diría. Pasen por las historias sin hacerles
daño (sin hacerse daño). Sean suaves como un ala, igual de peligrosos. Y
respeten: recuerden que trabajan con vidas humanas. Respeten.
Escuchen a Pearl Jam, a Bach, a Calexico. Canten a gritos canciones que
no cantarían en público: Shakira, Julieta Venegas, Raphael. Vayan a las
iglesias en las que se casan otros, sumérjanse en avemarías que no les
interesan: expóngase a chorros de emoción ajena.
Sean invisibles: escuchen lo que la gente tiene para decir. Y no
interrumpan. Frente a una taza de té o un vaso de agua, sientan la
incomodidad atragantada del silencio. Y respeten.
Sean curiosos: miren donde nadie mira, hurguen donde nadie ve. No
permitan que la miseria del mundo les llene el corazón de ñoñería y de
piedad.
Sepan cómo limpiar su propia mugre, hacer un hoyo en la tierra, trabajar
con las manos, construir alguna cosa. Sean simples pero no se pretendan
inocentes. Conserven un lugar al que puedan llamar “casa”.
Tengan paciencia porque todo está ahí: solo necesitan la complicidad del
tiempo. Aprendan a no estar cansados, a no perder la fe, a soportar el
agobio de los largos días en los que no sucede nada.
Maten alguna cosa viva: sean responsables de la muerte. Viajen. Vean
películas de Werner Herzog. Quieran ser Werner Herzog. Sepan que no lo
serán nunca.
Pierdan algo que les importe. Ejercítense en el arte de perder. Sepan quién
es Elizabeth Bishop.
Equivóquense. Sean tozudos. Créanse geniales. Después aprendan.
Tengan una enfermedad. Repónganse. Sobrevivan.
Quédense hasta el final en los velorios. Tomen una foto del muerto.
Tengan memoria, conserven los objetos.
Resístanse al deseo de olvidar.
Cuando pregunten, cuando entrevisten, cuando escriban: prodíguense.
Después, desaparezcan.
Ahora pienso que esa anécdota es tan arbitraria como la lista que Guerriero
hace cuando le piden consejos para escribir:
Acepten trabajos que estén seguros de no poder hacer, y háganlos bien.
Escriban sobre lo que les interesa, escriban sobre lo que ignoran, escriban
sobre lo que jamás escribirían. No se quejen.
Contemplen la música de las estrellas y de los carteles de neón.
Conozcan esta línea de Marosa di Giorgio, uruguaya: “Los jazmines eran
grandes y brillantes como hechos con huevos y con lágrimas”.
Vivan en una ciudad enorme.
No se lastimen.
Tengan algo para decir.
Tengan algo para decir.
Tengan algo para decir.
La escritura va muy lejos… hasta que uno la remata. A
veces es imposible. De repente todo cobra un sentido
relacionado con la escritura, es para enloquecer.
|
Escribir.
Margueritte Duras
UN ARTE
El arte de perder se domina fácilmente;
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la angustia
de las llaves perdidas, de las horas derrochadas en vano.
El arte de perder se domina fácilmente.
Después entrénate en perder más lejos, en perder más rápido:
lugares y nombres, los sitios a los que pensabas viajar.
Ninguna de esas pérdidas ocasionará el desastre.
Perdí el reloj de mi madre. Y mira, se me fue
la última o la penúltima de mis tres casas amadas.
El arte de perder se domina fácilmente.
Perdí dos ciudades, dos hermosas ciudades. Y aún más:
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.
Incluso al perderte (la voz bromista, el gesto
que amo) no habré mentido. Es indudable
que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre.
Elizabeth
Bishop.
Así como hay lecturas que se hacen en la mesa –el mueble de la
responsabilidad- y hay otras que se hacen en la cama, hay lecturas que,
necesariamente, se hacen con otros. Cuando un texto nos hace levantar la
cabeza para soñar o reflexionar, para producir, se hacen visibles
todos los que estaban presentes entre esas líneas.
Ese gesto es el germen del ensayo. (…) Levantar la
cabeza es un desvío, un intenso desvío que llama a
completar esa interrupción, y es también un exceso de la
fuerza feliz. Supone un plus, una plusvalía incalculable
que, en el acto de leer, el sujeto lector experimenta
como una fuerza de conmoción capaz de mentar lo
heterogéneo.
Devenir ensayista es escribir no para reproducir lo ya sabido, sino para saber.
Saber qué pasa entre un texto y su lectura, entre ese
encuentro incierto y las previsiones teóricas. Es escribir
tomando riesgos, pintando sin saber el resultado final, leyendo a
Elizabeth Bishop, ejercitándose en el arte de perder.
Según Adorno el ensayo no es un escrito conclusivo, permanece
inacabado. No agota su tema, lo suspende y puede
interrumpirse en cualquier momento. La escritura termina de mostrarse solo cuando es leída. Y entonces es el
momento en que naturalmente dice más, o distinto, de lo
que señala.
Es tal la fuerza del ensayo que sólo podrá resolverse en la
movilidad de una escritura por venir.
Creo que las ciencias sociales podrían cantar
más canciones a los gritos.
Giordano
Barthes,
de nuevo
Panesi
Panesi
BIBLIOGRAFÍA:
ADORNO, TH. (1962) El ensayo como forma en Notas de Literatura, Barcelona: Ariel.
BARTHES, R. (1981) El grano dela voz. Entrevistas 1962-1980, Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
BARTHES, R. (1977) Fragmentos de un discurso amoroso, Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
BARTHES, R. (2014) El placer del texto y Lección inaugural, Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
BARTHES, R. (2015) El grado cero de la escritura y nuevos ensayos críticos, Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
BENJAMIN, W. (2007) Concepto de Filosofía de la Historia, La Plata: Terramar.
BLANCHOT, M. (1973) Nietszche y la escritura fragmentada. Buenos Aires: ediciones Calden.
CERVERA, V. (2005) El ensayo como género literario, Murcia: Universidad de Murcia, Servicio de publicaciones.
CHEJFEC S. (2013) Modo linterna, Buenos Aires: Entropía.
CHEJFEC S. (2015) Últimas noticias de la escritura, Buenos Aires: Entropía.
CIPPOLINI, R. (2007) Contagiosa Paranoia, Buenos Aires: Interzona.
CORRAL W. (1996) Las posibilidades genéricas y narrativas del fragmento. En Nueva revista de Filología Hispánica Número 2.
DELEUZE, G Y GUATTARI, F. (1980) Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Madrid: Pretextos.
DURAS M. (2010) Escribir, Buenos Aires: Tusquets Editores.
ECHEN, R. (2013) Anotaciones para una teoría de lo fragmental (en arte) en revista Blanco sobre Blanco número 4.
FOUCAULT, M. (2014) El bello peligro, Buenos Aires: Intezona.
GARCÍA CANCLINI, N. (2014) El mundo entero como lugar extraño, Barcelona: Gedisa.
GARCÍA MARTÍNEZ A.(2006) La imagen que piensa. Hacia una definición del ensayo audiovisual en Revista Comunicación y
Sociedad Vol. Xix, Núm. 2
GIORDANO, A. (2005) Modos del ensayo. De Borges a Piglia, Rosario: Beatríz Viterbo.
GOLDSMITH, K. (2015) Escritura No-Creativa. Gestionando el lenguaje en la era digital, Buenos Aires: Caja Negra.
GUERRIERO, L. (2013) Arbitraria, en Revista El Malpensante, disponible en
http://www.elmalpensante.com/articulo/1896/arbitraria (visita 12/12/2015)
GUERRIERO, L. (2015) Ya está, en diario El país, disponible en
http://elpais.com/elpais/2015/06/30/opinion/1435658776_828970.html (visita 12/12/2015).
KOHAN, M. (2014) El ensayo según Martín Kohan, Seminario en el marco del Curso de Posgrado Internacional Escrituras:
Creatividad humana y comunicación. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=wSxBZlz_6wM (visita 12/12/2015)
KOZAK C. (2012) Tecnopoéticas Argentinas: Archivo blando de arte y tecnología, Buenos Aires: Ed. Caja Negra.
LISPECTOR, C. Notas sobre el arte de escribir, Disponible en http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/lispec01.htm
(visita 12/12/2015)
LUKÁCS G. (2015) Esencia y forma del ensayo. Madrid: Sequitur (versión PFD)
ORTIZ M. (2013) Cuadernos de Lengua y Literatura Volúmenes V, VI Y VII , Buenos Aires: Eterna Cadencia Editora.
PANESI J. (2007) Escenas Institucionales. Sobre modos de ensayo de Alberto Giordano, en Boletín 13-14 del Centro de
Estudios y Teoría Crítica Literaria.
PAOLETTI, L, http://visible-in-visible.blogspot.com.ar/ (visita 12/12/2015)
PEREC, G. (1985) Pensar-Clasificar, Barcelona: Gedisa.
PEREC, G. (1978) La vida instrucciones de uso. Barcelona: Anagrama (versión PDF).
PROVITINA, G. (2014) El cine-ensayo. La mirada que piensa, Buenos Aires: La marca.
RANCIÉRE, J. (2008) Pensar entre las disciplinas: una estética del conocimiento, en Revista Inaesthetik.
RANCIÉRE, J. (2009) La palabra muda. Ensayo sobre las contradicciones de la literatura, Buenos Aires: Eterna Cadencia Ed.
ROA BASTOS, A. (1996) Metaforismos, Barcelona: Seix Barral
VALDETTARO, S. (2015) Epistemología de la Comunicación: Una introducción crítica, Rosario: UNR Editora.
BIBLIOGRAFÍA ALREDEDOR DEL TEXTO:
BIGNOZZI, J. (2000) La ley tu ley, Buenos Aires: Adriana Hidalgo ed.
CALVINO, I. (2014) Seis propuestas para el próximo milenio, Buenos Aires: Siruela.
HANFF, H. (2002) 84 Charing Cross Road, Barcelona: Anagrama.
LACAN, J. (2013) Hablo a las paredes, Buenos Aires: Paidós.
PEREC, G. (2012) Tentativa de agotamiento de un lugar parisino, Barcelona: Gustavo Gili Ed.
DISCOS ESCUCHADOS DURANTE LA ESCRITURA:
Chances, Illya Kuryaki and the Valderramas, 2012.
Chico dinamita amor, Coki & The Killer Burritos, 2015.
Entity, Oscar and the Wolf, 2014.
Ese asunto de la ventana, Lisandro Aristimuño, 2005.
Miau, Miss Bolivia, 2013.
Modern times, Bob Dylan, 2006.
New, Paul McCartney, 2013.
Playlist, Kevin Johansen + The Nada.
Zoo TV: Live From Sydney, U2, 1993.