España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

48
ESPAÑA PEREGRINA JUNTA DE CULTURA E S P A Ñ O L A 4 SUMARIO *** ................................ Por uh orden consciente............................ 147 José Manuel Gallegos.. . La razón de una sinrazón....................... 150 Federico García Lorca.. Iglesia Abandonada(poema inédito)... 153 Centenario de Luis Vives Elevación de Luis Vives, por Laureano Sánchez Gallego. .. 156 Eugenio Imaz ................. Entre dos guerras ...................................... 160 Juan Larrea ................... ¡Ojo al Cristo! .......................................... 165 Luis Cemuda................. Elegía Española ........................................ 171 Luis Santullano.............. “Clarín” en Cimadevilla.......................... 172 Crítica y Polémica Cañamazo. El frente franquista en los Estados Unidos....................... 175 Nuestros intelectuales enFrancia........................................................... 179 Centenario del PrimerColegiode América ............................................ 181 Introducción al filosofar, de Juan David García Bacca, por Juan Roura Parella .................................................................................. 183 Ca Física aventura del pensamiento, de A. Einstein, por Marcelo Santaló Sors ..................................................................................... 184 Homenaje a Luis Vives de “Educación y Cultura”, por Eugenio Imaz. 185 Memorias de Ultratumba Registro Bibliográfico, por Agustín Millares.

description

 

Transcript of España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Page 1: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

E S P A Ñ AP E R E G R I N A

JUNTA DE CULTURA E S P A Ñ O L A

4S U M A R I O

*** ................................ Por uh orden consciente............................ 147José Manuel Gallegos.. . La razón de una sinrazón....................... 150Federico García Lorca.. Iglesia Abandonada (poema in é d ito ) ... 153

Centenario de Luis VivesElevación de Luis Vives, por Laureano Sánchez Gallego. . . 156

Eugenio Imaz................. Entre dos guerras...................................... 160Juan Larrea................... ¡Ojo al Cristo!.......................................... 165Luis Cemuda................. Elegía Española........................................ 171Luis Santullano.............. “Clarín” en Cimadevilla.......................... 172

Crítica y PolémicaCañamazo. El frente franquista en los Estados Unidos....................... 175Nuestros intelectuales en Francia........................................................... 179Centenario del Primer Colegio de América............................................ 181Introducción al filosofar, de Juan David García Bacca, por Juan

Roura Parella.................................................................................. 183Ca Física aventura del pensamiento, de A. Einstein, por Marcelo

Santaló Sors..................................................................................... 184Homenaje a Luis Vives de “Educación y Cultura”, por Eugenio Imaz. 185

Memorias de Ultratumba

Registro Bibliográfico, por Agustín Millares.

Page 2: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

J U N T A DE C U L T U R A E S P A Ñ O L AD I N A M A R C A 8 0 ----- M E X I C O , D , F .

PRESIDENCIA:José Bergamín

Escritor.José Carner

Escritor, Ministro Plenipotenciario.Juan Larrea

Archivero, Bibliotecario y Arqueólogo.

VOCALES:Juan M. Aguilar

Catedrático de la Universidad de Sevilla.Roberto F. Balbuena

Pintor y Arquitecto.Corpus Barga

Periodista.Pedro Carrasco Garrorena

Director del Observatorio Astronómico de Madrid. Decano de la Facultad de Ciencias.

José Gallegos RocafullProfesor de la Universidad de Madrid.

Rodolfo HalffterCompositor.

Emilio HerreraIngeniero Aeronáutico.

Manuel MárquezDecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid.

Agustín MillaresCatedrático de Paleografía de la Universidad de Madrid.

Tomás Navarro TomásDirector de la Biblioteca Nacional de Madrid. Prof. de la Universidad de Colúmbia, U. S. A

Isabel O. de PalènciaEscritora, Ministro Plenipotenciario.

Pablo PicassoPintor.

Augusto Pi y SuñerDirector del Instituto de Fisiología de la Universidad de Barcelona.

X Luis A. SantullanoDe la Junta para ampliación de estudios.

Ricardo VinosDirector de la Escuela de Orientación Profesional de Madrid.

Joaquín XirauDecano de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona.

SECRETARIO:Eugenio Imaz

Escritor.

ESTA TU TO S D E LA JU N TA D E CU LTU RA E SPA Ñ O LA

iL a J u n ta de C u ltu ra E sp a ñ o la re p re s e n ta la vo lun­

ta d de a s e g u ra r la p ro p ia fiso n o m ía e s p ir i tu a l de la • u l tu r a esp añ o la , favo rec iendo su n a tu r a l desa rro llo y, consecuen tem en te , la de u n ir y a y u d a r en su s tra b a jo s a los in te le c tu a le s españo les ex p a triad o s .

nE s m is ió n d e la J u n ta s u p lir con su p re se n c ia ac ­

tiv a y v ig i la n te y con u n e s p ír i tu colectivo de s a c r if i­cio la acc ió n de los o rg an ism o s o fic ia les, de las ins­titu c io n es de to d o g én e ro y de los es tím u los y ex igencias del am b ien te , que en la in te g rid a d de la v ida españo la p ro m o v ían y a s e g u ra b a n el desenvo lv im ien to de n u e s tra c u ltu ra .

I I I

E s p ro p ó s ito de la J u n ta e v i ta r la d isg reg a c ió n de los in te le c tu a les ex p a tr ia d o s , es tab leciendo e n tre ellos re lac ió n c o n s ta n te , su sc ita n d o y apoyando c ie r ta s in i­c ia tiv as . coo rd inando o tra s , y p ro cu ran d o , p o r todos los m edios a su a lcance , que se e s tab lezcan en el d es tie rro los ó rg an o s de c rea c ió n , e x p re s ió n y co n serv ac ió n de la ¿ a l t u r a e sp añ o la que se ju z g u en necesarios.

IV

C om pe te a la J u n ta e s ta b lece r co labo ración e in ­te rcam b io con la s en tid ad es e in s titu c io n es cu ltu ra le s del e x t ra n je ro y con sus ce n tro s de in v e stig ac ió n y en señ an za p a r a c o n seg u ir que. p o r su in te rm ed io , s e m a n te n g a n y am p líe n aqu e llas re lac iones cu ltu ra le s Que son ind is­pensab les p a r a su p ro p io desarro llo .

V

Es as im ism o m isió n de la J u n ta p ro m o v e r y h acer efec tiva s am is tad e s y apoyos a la c u l tu ra e sp añ o la en el e x tra n je ro p o r aquellos m edios que en c a d a p a ís y en eada m o m en to p a re z c a n m ás indicados p a r a conse­

g u irlo . Con es te ob je to , la J u n ta p ro m o v e rá la creación de ag ru p ac io n es de “ A m igos de la C u ltu ra Española en su sede c e n tra l, en las localidades donde función* u n a delegación de la J u n ta , y en aquellos o tro s lugares que se estim e conven ien te .

V I

L a J u n ta de C u ltu ra E sp añ o la se conside ra integra* d a p o r aquellos españo les en los que co n c u rra la doble c a lid a d : de e s ta r d es te rrad o s y de se r creado res o man­tenedo res de la c u l tu ra españo la . De todos ellos bara u n a re lac ió n n o m in a l. L a J u n ta de C u ltu ra Española »e considera ig u a lm en te in te g ra d a p o r aque llas entidades que, desa rro llan d o u n a o b ra c u l tu ra l , m an ifiesten adhesión a la J u n ta y se p re s te n , s i a ello se les re­q u ir ie ra , a co lab o ra r a sus f in e s en la fo rm a que & cada caso se determ ine .

vnL a J u n ta de C u ltu ra E sp añ o la se r ig e p o r un

rec to rio , in teg rad o p o r su s fu ndado res y p o r las persona» que estos v ay a n designando . E s te d ire c to rio podrá dele* g a r todas o a lg u n a s de sus func iones en un S ecretaria00 o C om isión E jecu tiv a .

V I I I

L a sede c e n tra l de la J u n ta de C u ltu ra Espajújl* e s tá a c tu a lm en te en M éxico, D . F . Se es tab lecerán dei gaciones de la J u n ta en los pa íse s donde se cónsul® opo rtuno . Sus m odalidades de co n s titu c ió n y función»* m ien to se d e te rm in a rá n en cad a caso.

IX

L a J u n ta de C u ltu ra E sp añ o la , a s í como las ciones que se v ayan estab leciendo , s e som eterán ̂disposiciones legales v igen tes en los pa íses respecti. ’ que les p e rm ita n a d q u ir ir una perso n a lid ad juríd ica la que pued an h ac e r adqu isiciones, c e le b ra r contratos.

Page 3: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

ESPAÑA PEREGRINAJUNTA DE CULTURA ESPAÑOLA

Registrado com o a rtícu lo de 2* clase en la A dm inistración de Correos d e M éxico, D . F ., con fecha 28 de febrero de 1940

Tomo I 15 de Mayo de 1940 Núm. 4

P O R U N O R D E N C O N S C I E N T E

La emigración española fluctúa desde el día en que se consumó nuestro desastre en­tre dos planos de realidad distintos: uno aparentemente político por hallarse vincu­lado a las personas y partidos que compo­nían los cuadros republicanos; y otro más hondo y recatado tocante a las raíces mis­mas de nuestra historia. El problema, llamé­mosle político, exige, como consecuencia de su mismo esquema constitutivo, fundamen­talmente múltiple, la partición del cuerpo de emigrados, el resquebrajamiento que los intereses políticos fomentan por los medios a su alcance, sobre todo atibando obsesiva­mente nuestras querellas, nuestros fermentos de discordia. En cambio, el problema cultu- Tal, de compleja estructura humana —espi­ritual y material en orden complementario— tiende a. agruparnos unitariamente, dentro ¿e la conciencia de nuestra realidad pro­funda, en función de un universo que pre- asa, para desarrollarse, aquellos principios superiores, aquellos gérmenes que palpita­ban pacífica y virilmente en el corazón de cspaña. El primero es la prolongación más y d de las fronteras nacionales, de un loca- rimo de exiguos vuelos y perennes rencores Que pugna por sobrevivirse y cuyo efecto mas inmediato es favorecer el éxito de quie- ues maquinan nuestra pérdida. Por el con- rari.°, el segundo, como expresión de la

Teahdad española en su impulso trascenden- e' reconoce en el ámbito universal su ade-

cucido, su auténtico elemento. Uno es, sin uda, la proyección en forma residual de n Pasado cuya materialidad se descompo-

fut Con Premura, otro el instrumento de un 1 uro que se organiza paso a paso.

No es nuestro propósito herir con nues­tras palabras a persona alguna. Mas sí nos vemos obligados a sostener que el ángulo de visión propio de la mentalidad política española responde a causas y finalidades que han dejado de -tener vigencia en el des­tierro siendo, por tanto, impropia para per­cibir las perspectivas que ofrece la realidad presente. La experiencia de un año de emi­gración no puede ser a este respecto más reveladora. ¿Qué es lo que durante este tiempo, y pese a las circunstancias comple­tamente nuevas en que nos desenvolvemos, han manifestado de nuevo las gentes polí­ticas, sin excluir a personaje ni a partido alguno? ¿Qué ideas en acuerdo con la nueva realidad han emitido, qué nuevo rumbo, qué iniciativas han propuesto? ¿De qué manera han ido en auxilio moral, del cuerpo de emigrados a quienes pretenden proteger, qué han hecho entre todos para procurar su unión, único modo de calmar su angustia y redimirlos de su dolorosísima derrota? ¿No han actuado generalmente en sentido contrario, desgarrándolos, aumentando sus desdichas, impidiendo con frecuencia su sal­vación, explotando su dolor para la satis­facción de prestigios personales o de grupo, posponiendo el bien general a las pasiones particulares? Ante los acontecimientos gra­vísimos que se desarrollan en Europa y en el mundo y después de haber contribuido a que muchos miles de españoles conozcan, por no haber logrado salir de Francia, un nuevo acto de la espantosísima tragedia, ¿qué se les ha ocurrido que por su insigni­ficancia e infantilidad no promueva a risa? ¿Acaso la emigración española deberá re­

Page 4: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

ducir sus posibilidades de actuación a for­mular, como algunos proponen, platónicos deseos?

No queremos — volvemos a insistir— ofender particularmente a nadie. No somos nosotros los llamados a enjuiciar, por lo me­nos en estos momentos, las responsabilida­des, muchas de ellas graves, en que ante la colectividad no pocas personas parecen estar incurriendo. Nos limitamos a oponer frente a ese impolítico plano político, otra realidad española mucho más elevada en orden a las conveniencias universales del instante: el ansia de superación humana que encarna lo español, su grandeva incomparable, su vertebración moral erecta y encendida en este trance en que las tinieblas se adueñan de los hombres y las estructuras sociales se derrumban. Obligación de verdaderos hombres es, y por tanto, de españoles, pro­seguir una lucha en que se hallan compro­metidos cuantos valores pueden interesarnos, aprovechando la viva fuerza de haber lle­gado en nuestra batalla hasta el fin, de no haber capitulado ante la muerte, de haber dado entero testimonio de la vida en nos­otros de los principios superiores. ¿No somos acaso los miembros extremos, dedicados a la acción, de ese cuerpo que se encuentra paralizado en España, así como la prolonga­ción de cuantos en un impulso de fe colec­tiva nos confiaron el sentido de sus vidas sacrificadas en defensa del derecho a la paz, a la evolución y a la justicia? Es indudable que esto, que para nosotros es hoy lo esen­cial, nos une, mientras que lo otro, lo acci­dental, nos separa. Y que la salvación de nuestra causa, el cumplimiento real de nues­tro destino, depende de la conciencia que vaya en nosotros logrando esa realidad esen­cial y de la actuación que determine. *

*

La tragedia española se sitúa histórica­mente en las postrimerías de un sistema que se transforma por entero, que se trasmuta. Encarnadas en un grupo humano no exento de las taras e imperfecciones de origen, sus tendencias populares a una superación en todos los órdenes han sido aplastadas por un mundo incapaz de concebir siquiera la existencia de algo preferible, por más per­

fecto, al sistema primario en que se desen­vuelve.

Como efecto de la constante voluntad histórica que tiende a crear organizaciones humanas cada vez más complejas, favoreci­da en la actualidad por la modificación efec­tiva del tiempo y de las distancias, en esta hora de albores universales la historia mues­tra una imperiosa propensión a producir grandes entidades colectivas determinadas por el principio de un interés común. Cuan­do tal interés se identifica con los instintos o pasiones elementales del individuo —nu­trición, voluntad de dominio—, fórmanse entidades de tipo gregario organizadas ba­jo el signo de la fuerza bruta para las cua­les no existe principio moral que no deba ser supeditado a la satisfacción de sus ape­titos. La vida espiritual del individuo ba­jo la influencia del medio, queda en estas sociedades amortiguada si no suprimida y el individuo mismo sometido naturalmente a esclavitud más o menos completa.

Cuando esa misma constante carga su peso generador sobre núcleos humanos más evolucionados, hechos al ejercicio de la li­bertad individual, cualquier exceso de pre­sión origina el desmoronamiento del todo. La razón es obvia. La cohesión entre sus componentes, a causa de su misma libertad y de los intereses encontrados que determi­na, no es mucha. De un solo modo podría robustecerse: por la conciencia de una ra­zón unitaria, de orden superior, que com­pensara con creces la debilidad congenital de lo múltiple que hace desmenuzarse hoy, y caer en lo gregario, sin ofrecer eficaz resistencia, muchos núcleos pretendidamente civilizados. Los altos principios, por no ha­berse hecho carne ni conciencia aún mina­dos por los intereses, fallan.

Ahora bien, esos extraordinarios prin­cipios espirituales más cohesivos y resisten­tes, verdadera soldadura intelectual a prue­ba de presiones materiales, y en función de un más allá, existían y existen en la reali­dad española. A ellos fué debida nuestra in­vencibilidad, el alma admirable de nuestra resistencia. Gracias a la creencia española en la justicia y en la verdad nuestro pue­blo fué aplastado pero no vencido. Al con­trario, la sublimación de las esencias his­pánicas producida por la inmensa tragedia

Page 5: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

ha despojado al pueblo español de sus ex­ternas impurezas, ha puesto en cristalina circulación sus principios universales —tras­posición al plano de la realidad de su cato­licismo histórico— ha iniciado en un medio de superior libertad una nueva y más ven­turosa fase de la lucha. Su naturaleza colec­tiva ha dejado el área de lo inconsciente, de lo gregario, para entrar en la zona hu­manamente libre de lo consciente, presidida por la libre determinación de quienes coin­ciden, fuera de toda coacción, en apreciar la necesidad de un proceso transformativo que conduzca a la perfección del hombre. Dentro de una esfera colectiva de esta su­perior especie la personalidad individual en­contrará, y sólo en ella, el desarrollo a que su naturaleza la destina.

En acuerdo con esta tendencia, cuantos nos encontramos en la emigración y espe­cialmente en América, formamos un con­junto de personas libres, un pueblo, en el más alto sentido de la palabra, desmateria- lizado. No existen para nosotros fronteras que nos fuercen ni problemas de producción ni de distribución o intercambio con sus exigencias de organización de tipo adminis­trativamente político, ni regímenes electo­rales que dificulten nuestra acción con su inevitable peso muerto. Nuestro pasado in­mediato nos ha conferido una fisonomía peculiar, especializándonos de un modo muy preciso, por conformación casi instrumen­tal, para la resolución de ciertos aspectos creadores de la más aguda necesidad histó­rica caracterizados por la universalización y el desprendimiento. Es decir, para la re­volución del espíritu —no en su irrealidad especulativa, desentendiéndose del plano ma­terial, sino considerándole m uy concreta­mente, al contrario— aspecto para nosotros de urgencia absoluta por haber sufrido en lo más sensible de nuestro ser la grave im­perfección del sistema internacional en que 1,05 vimos envueltos. El pueblo español ha- cta el que se convirtieron durante los tres “nos de su dura tragedia los ojos de los ombres que aspiran a la instauración de

Una superior conciencia, está predestinado a ser la levadura que nos alce hasta el ni­

vel a que la especie humana propende in­memorialmente. Su misión es adquirir y difundir conciencia, abrir horizontes, polari­zar voluntades, a fin de que ese principio de libre cohesión que es la visión objetiva de la realidad, sea el punto indestructible donde pueda apoyarse la palanca creadora que remueva organizadamente la historia. Y, como consecuencia, forjarse la civilización verdadera que tan poco tiene que ver — ¿quién como nosotros podrá saberlo?— con esa risible civilización que hoy preten­den defender, al modo como Hitler prote­ge a los pueblos débiles, los responsables de nuestro desastre.

En este plano y únicamente en este pla­no, entendemos que hoy puede situarse co­rrectamente el problema español. Somos en nuestro aspecto conjunto la semilla de una organización humana más profunda y com­pleja lanzada por España, como síntesis de la experiencia occidental, a estas tierras fe­races de América donde se habla nuestro mismo idioma y desde donde habrá de irra­diar sobre la Península y sobre el mundo entero. Somos la emanación del alma espa­ñola, de su identificación con los valores humanos superiores en cuya defensa el pue­blo español ha sido inmolado, del contenido real y verdadero de nuestra guerra. Esta misión, aunque esencialmente política, puesto que se orienta hacia la construcción de la ciudad, se halla centrada muy en particu­lar sobre la acción intelectual y no sobre la política de partido, sobre el desinterés y no sobre los inmediatos intereses que nun­ca lograrán sino desintegrarnos. Es obliga­ción nuestra en estos gravísimos momentos porque atraviesa el mundo reflexionar e invitar a la reflexión al mismo tiempo que llevar a la práctica nuestra voluntad de or­ganización conforme al espíritu colectivo de nuestro pueblo y a los cuidados del instan­te: nuestra voluntad de organización de hombres, libres que aspiran a un grado más elevado aún de libertad, cumpliendo la altí­sima misión que se les ha confiado en estos tiempos en que se prepara para su decisiva metamorfosis la historia.

* * *

Page 6: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

L A R A Z O N D E U N A S I N R A Z O N

Como tantos otros españoles, llevo abier­tas y sangrando las heridas que me hicie­ron al desgarrarme de mi patria, de mi ambiente, de mi vida. Más que cicatricen, me importa que no se enconen, que salga por ellas sangre limpia y no pus. Por eso me aparto, por una elemental precaución de asepsia, de los que andan siempre hur­gando en ellas y procuro serenar el dolor que me producen buscando las causas ínti­mas y profundas de esta nuestra situación literalmente anómala.

Me resisto a creer que no haya alguna razón que la explique. Por primera vez en la historia, masas enormes de hombres an­dan desparramados por la tierra sin patria y sin ley, como si de pronto el mundo se hubiera estrechado y ya no hubiera en él sitio para ellos. Periódicamente diversos paí­ses de Europa —porque es en Europa don­de el fenómeno se produce exclusivamente—, expulsan de su seno a muchos de sus hijos, aparentemente por incompatibilidad con sus regímenes. En el caso de España, casi to­dos esos países han coincidido en un mismo propósito de hacer imposible su vida en la patria a casi la mitad de la población, pri­sionera en las cárceles, cuando no ha podido refugiarse en el extranjero.

Este solo hecho por sus porporciones y calidad es indicio más que suficiente de que la situación anormal no es la de los refu­giados, sino la de esos países que les obli­gan a refugiarse en otros. ¿Cuál es, en efec­to, la situación interna de un país que no puede soportar la oposición de los discre­pantes y cuando no los extermina, los ex­pulsa? Y, ¿qué ley es esa que por principio deja fuera de su tutela a grandes contin­gentes de ciudadanos que no han tenido si­quiera la posibilidad de transgredirla? Y, ¿cuál es el orden —moral, jurídico, social, político—, que hay en el mundo que se apoya o, por lo menos, tolera ese continuo éxodo de la ley a la anormalidad? ¿No es ésta la prueba, quizá tan convincente como

Por ¡osé Manuel GALLEGOS.

las guerras que de generación en generación asolan a Europa, de que el orden, concierto, legalidad, civilización o como quiera lla­marse, que en ella existe, carece de bases sólidas y sólo se sostiene por un milagro de equilibrio?

El torbellino aue es actualmente el mun­do nos ha metido por los ojos la verdad palmaria de que la historia es cambio, cho­que, inestabilidad. Ha habido otras épocas de tan aparente firmeza que únicamente los oídos más finos podían recoger el lejano rumor de fermentación que, allá en las en­trañas de la sociedad, anunciaba cambios y mudanzas. Los demás sentían que el te­rreno que pisaban era firme y, exagerándola, esta sensación de seguridad les hacía creer que la constitución de pueblos y sociedades era tan inmutable como la de los valles y montañas de la naturaleza. Los más avisa­dos habían entonces de esforzarse por sacar a las gentes de su modorra conservadora y, arriesgando el todo por el todo, convertirse en profetas.

Hoy, en cambio, lo que necesitamos no son profecías, sino decisión; hombres, des­de luego con cabeza clara y corazón lim­pio que no se pierdan en el barullo, pero sobre todo que tengan la pasión de la ver­dad y el valor de proclamarla. ¿Será mera casualidad que esta necesidad apremiante de verdad y de decisión coincida precisa­mente con esta legión de refugiados sin más patrimonio que la verdad y la justicia, pues por defenderlas, lo han perdido todo? ¿No está ahí claramente perfilado un des­tino histórico que, como todo auténtico destino, se realiza por o contra la voluntad de los hombres? No es el despotismo, la tiranía de un régimen, lo que nos arranco de nuestra patria, sino esta necesidad oculta e inexorable de crear la reserva de hom­bres necesarios en esta hora de viraje, en que se ve claramente lo que se hunde y aún no se vislumbra lo que de esas ruinas ha de surgir.

Page 7: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

No es que yo pretenda que la calidad personal de los exilados sea superior o in­ferior a la de los que no lo son. No es cues­tión de personas, sino de situación y, sobre todo, de destino. La de ellos es estar meti­dos de lleno dentro de la corriente, enreda­dos en la malla enorme de intereses que es un orden constituido, sin la clara perspec­tiva que únicamente da la lejanía y sin bastante libertad por dentro y por fuera para que su combate sea exclusivamente por la verdad. Las excepciones, por honrosas que sean, son todas de orden personal y no quitan ni ponen nada al hecho de que todos ellos están dentro de la ficción y, quiéranlo o no, han de tolerar su mentira y hacer concesiones, ajenas y aun opuestas al inte­rés de la verdad. Pero nosotros, ¿qué con­cesiones hemos de hacer nosotros, que no tenemos ya más que nuestra verdad? ¿Por qué hemos de hacerle el obsequio de nuestro silencio a los que mataron, o dejaron matar a nuestro pueblo? ¿Es que ellos no han roto brutalmente todos los lazos que nos rete­nían dentro de un orden en el que no tienen cabida ni nuestra verdad, ni nuestra justi­cia? No a empellones, sino a sangre y fuego, nos echaron de su ley y nos hicieron venir a engrosar la turba inmensa de los que cla­man por la justicia. A ellos les debemos nuestra situación actual, que nos ha coloca­do más allá de su egoísmos y de sus men- hras, ¿'cómo vamos a dejarnos embaucar de nuevo? ¿Es que por miramientos absur­dos vamos a malograr esta maravillosa li­bertad, como de hombres acabados de nacer, con que nuestra muerte al mundo de la ley nos ha enriquecido?

Nos arrojaron caritativamente al vacío, Pero este nuestro salto mortal nos libertó de todas las ataduras que nos cohibían. Ire­mos no a donde quieran llevarnos, sino a donde nos empujen nuestras ansias interio- res- De sus luchas e inquietudes no nos in­teresa más que el sustrato humano que Puedan contener. Sin conexión con valores universales, encerrados en el marco de sus Particularismos, sus hechos y sus palabras uos resultan sucios, podridos, muertos. Por eso nuestras tareas no pueden ser conver­gentes. Ellos a sostener su mundo; nosotros, ? crear el nuestro. Ellos lo tienen allí, como es agrada, hecho a su imagen y semejanza.

Nosotros lo llevamos en las entrañas y hemos de nutrirlo con dolor y sangre. Pero ya saldrá a luz. Ya gime en nosotros con el deseo de llegar a un más allá, lejos de la hipocresía, de la falsedad, de la fuerza bru­ta, de la codicia, que lastran y envenenan ese mundo que ni nos quiere ni lo queremos.

Ya sé que hay entre nosotros quien sus­pira por volver a él y vive artificiosamente en el destierro con la ilusión de ser perso­naje o personajillo de la política que en España mató la derrota. Pero esos no son de los nuestros, ni lo han sido nunca. En re­cato acarician mimosamente el mismo sue­ño que con mayor honradez proclaman pú­blicamente los falangistas. Son refugiados del imperio apul. En realidad, el imperio azul es el rincón romántico en que se re­fugian los que en vez de encararse con el porvenir, viven de la nostalgia del pasado. Por eso no tienen nada que ver con nos­otros, que aspiramos a ser a la vez que hijos de España, sus padres, como decía Unamuno. Dejémosles con su pretensión de seguir agarrados a las ubres maternas y que ellos, a su vez, nos dejen engendrar a la nueva España.

Nuestra españolidad viva y fecunda es de otro género. Decantada y espiritualiza­da, la llevamos tan entrañada que, aun sin buscarlo ni quererlo, anima nuestra acción y nuestra palabra. No sé por qué maravillo­sa compensación lo que nos han quitado de contacto material con la tierra, de visión directa de su paisaje, de responsabilidad in­mediata en su vida actual, nos lo han dado de compenetración íntima y profunda con su destino histórico, de certeza absoluta de que por nosotros habla y prepara su por­venir. Como nosotros, también ella, nuestra España, está desterrada, sin tierra que de verdad sea suya, hecha espíritu, que nos­otros hemos de materializar dándole carne y sangre y huesos. En ese empeño sucum­bieron durante la guerra, miles de españo­les. Y en ese empeño está la raíz de nuestra actitud y de nuestra decisión en esta en­crucijada histórica en que se encuentra el mundo.

Durante cerca de tres años el pueblo es­pañol esperó en vano la sacudida moral que la guerra que tan espantosamente se le ha­cía, habría de producir en el mundo. Qui­

Page 8: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

zás con ingenuidad excesiva muchos pensá­bamos que acabarían por darse cuenta de que si se violaba impunemente el derecho escrito, la ley de la conciencia y hasta los más elementales sentimientos de humanidad, en adelante ya no podría haber paz ni se­guridad para nadie. Lo que en España se hiciera o se dejara hacer constituiría inevi­tablemente, por la fuerza misma de los he­chos, un nuevo orden que aceptaban, a lo menos de una manera tácita, todos los que no reaccionaban contra él. Dejaron que nos derrotaran sin que ni una sola vez se alza­ran en defensa de la justicia atropellada ¿Cómo vamos a extrañarnos de que, des­encadenada ya la tormenta, aquellos polvos traigan estos lodos?

Día tras día, estuvimos repitiendo con desesperada energía que la guerra contra España no era tan sólo una preparación para esta otra guerra, sino su principio mis­mo, y que la agresión brutal, la conculca­ción del derecho, la intervención extranjera, las destrucciones y matanzas totales que el pueblo español estaba padeciendo eran el nuevo estilo de esa guerra, cuyos frentes circunstanciales pasaban entonces por Es­paña y pronto estarían en otros países. Nadie quiso enterarse. Era más cómodo achacar estos exactísimos presagios pesimis­tas a exageraciones de la propaganda y se­guir viviendo en una paz ficticia, manchada de sangre y vileza.

La extraordinaria resistencia del pueblo español salvó una última vez el honor de los principios y por su esfuerzo heroico to­dos esos postulados de que la civilización europea parecía vivir como la libertad de los pueblos, el derecho internacional, la dig­nidad colectiva, la justicia sobre la fuerza, murieron con honra. Pero quedamos nos­otros, los que pervivimos esa misma causa, hecha ya tan una misma cosa con nosotros, que tan sólo con nuestra presencia la se­guimos defendiendo. Nosotros, refugiados de todos los países, somos el testimonio de una injusticia tan radicalmente perturbado­ra, que ella por sí sola bastaría para des­quiciar un orden.

Claro es que no todos lo han destruido del mismo modo. Con furia demoníaca, unos.

Con cobarde hipocresía, otros. Pero ya está deshecho. Y nuestra misión es hacer otro. Así, rotundamente, hacer otro, aunque el propósito parezca excesivamente ambicioso. Lo sería, en efecto, si hubieran de realizarlo una o muchas personas. Pero nuestras vo­ces, aun las más potentes, se debilitan y apa­gan ante ese inmenso clamor de justicia que brota de la misma realidad. No puede ha­ber sociedad sin un orden. Cuando uno se derrumba, el mismo dolor de su agonía en­gendra al que ha de substituirle. A nosotros, víctimas del actual desorden, se están su­mando continuamente las muchedumbres enormes —a veces, como ahora en Escandi- navia y Países Bajos, pueblos enteros—, de los sacrificados de cada día. Lo que impor­ta es que todos tengamos igualmente pre­sente nuestra tremenda responsabilidad de hombres libres y sinceros. En esta hora, el mundo que nos echó de su ley, nos necesi­ta y nuestra intervención de intelectuales será tanto más fecunda cuanto más fiel sea a nuestra actual situación. Y ésta, por enci­ma de todo, nos exige que la mantengamos independiente y libre. Libre de banderías políticas, de nacionalismos mezquinos, de imperios azules o rojos; esclavos únicamen­te de la verdad y la justicia.

Y la verdad y la justicia obligan a re­conocer que no todo lo que hay en el ac­tual orden es falso y malo. Contiene valores universales —heredados unos de civilizacio­nes pasadas, creados otros por el empuje inicial que produjo este orden—, que le tras­cienden y son parte del patrimonio inaliena­ble de la humanidad. Todo nuevo orden no sólo ha de respetarlos, sino apoyarse en ellos, si no quiere ser una regresión, otro desorden. Como también lo sería, si no in­corpora —hablo de incorporar con trabazón y vigor vitales, y no engastar de una ma­nera adventicia y decorativa, como púdica hoja de parra—, toda una serie de princi­pios que son la proyección en la vertiente temporal de lo que en lenguaje religioso, ca­tólico, se llama el Reino de Dios. Por acele­rar su advenimiento a la tierra, todo sacri­ficio me parece ligero y todo esfuerzo, pequeño.

Page 9: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

I G L E S I A A B A N D O N A D A

(Balada de la Gran Guerra)

Por Federico GARCIA LORCA

Yo tenía un hijo que se llamaba Juan.Yo tenía un hijo.Se perdió por los arcos un viernes de todos los muertos.Lo v i jugar en las últimas escaleras de la misa, y echaba un cubito de hojalata en el corazón del sacerdote.He golpeado los ataúdes. ¡Mi hijo! ¡M i hijo! ¡M i hijo!Saqué una pata de gallina por detrás de la luna y luego comprendí que mi niña era un peç por donde se alejan las carretas.Yo tenía una niña.Yo tenía un peí muerto bajo la ceniia de los incensarios.Yo tenía un mar, ¿de qué? ¡Dios mío! ¡Un mar!Subí a tocar las campanas, pero las frutas tenían gusanosy las cerillas apagadasse comían los trigos de la primavera.Yo v i la transparente cigüeña de alcohol,mondar las negras cabeias de los soldados agoniiantes,y v i las cabañas de goma,donde giraban las copas llenas de lágrimas.En las anémonas del ofertorio te encontraré ¡coraión mío!cuando el sacerdote levante la muía y el buey con sus fuertes bracospara espantar los sapos nocturnos que rondan los helados paisajes del cáliz.Yo tenía un hijo que era un gigante,pero los muertos son más fuertes y saben devorar pedamos de cielo.Si m i niño hubiera sido un oso,yo no temería el sigilo de los caimanes,ni hubiese visto al mar amarrado a los árbolespara ser fornicado y herido por el tropel de los regimientos.¡Si mi niño hubiera sido un oso!Me envolveré sobre esta lona dura para no sentir el frío de los musgos.Sé muy bien que me darán una manga o la corbata;pero en el centro de la misa yo romperé el timón y entoncesvendrá a la piedra la locura de pingüinos y gaviotasque harán decir a los que duermen y a los que cantan por las esquinas;El tenía un hijo.¡Un hijo! ¡Un hijo! ¡Un hijo!¡que no era más que suyo, porque era su hijo!¡Su hijo! ¡Su hijo! ¡Su hijo!

Del libro en prensa: Poeta en Nueva York, que publicará la Editorial Séneca a primeros deí próximo mes de junio.

Page 10: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

C E N T E N A R I O D E L U I S V I V E S

El 6 de mayo se cumplió el cuarto centenario de la muerte de Luis Vives, filósofo por quien manó del modo más puro y encumbrado el pensamiento de la España renacentista. España Peregrina celebra la fecha memorable con tanta ma­yor veneración cuanto que por el generoso cerebro de este gran español se enhebró el hilo del pensar que andando el tiempo vino a anudarse políticamente en la Constitución de la República. Como verdadero hombre de buena voluntad Luis Vives era un acérrimo defensor del espíritu de paz que, por bajo de los obli­gados hechos guerreros propios de la época y reaccionando contra ellos, ha in­formado en toda ocasión las aspiraciones conscientes de nuestra patria, espíritu de paz que vino a formularse en la execración formal de la guerra realizada por nuestras últimas Cortes Constituyentes.

Algunos de los aspectos cardinales del pensamiento de Luis Vives están recogi­dos en el fragmento del prólogo inédito con que don Laureano Sánchez Gallegos, eminente especialista en la materia, ha precedido la traducción castellana de la obra De Concordia y Discordia, que publicamos a continuación no sin lamentar que la violenta desaparición de nuestras instituciones culturales nos impida aña­dir a este homenaje casi confidencial y como de pariente pobre aquellos otros que le confirieran un carácter más patente y duradero. En cambio...

Nuestros lectores compartirán seguramente la indignación y honda amargura que nosotros hemos sentido al saber que en la península, donde todo lo verdadera­mente español se halla en la actualidad prostituido, se proponen celebrar este centenario con un Congreso Pedagógico reunido en Valencia, bajo la advocación de Luis Vives. Para cuantos conocen siquiera superficialmente el pensamiento de nuestro filósofo, su substancia espiritual, pocas cosas pueden concebirse tan mons­truosas como la cínica perversión que supone prevalerse del nombre venerable para explotar la ignorancia de los humildes, exaltando los principios pedagógicos de un régimen que consagra al niño al imperio de la fuerza, fomentando, desarrollando, exacerbando en él, desde la escuela hasta la universidad, los instintos de agresión y de exterminio. La Junta de Cultura Española denuncia públicamente este nuevo delito de leso espíritu español, esta profanación inútil y envilecedora del alma de España cometida en la persona de uno de sus más preclaros hijos.

Para realzar vindicativamente la profunda enemistad que existe entre el mun­do ideológico en que se mueve la personalidad de Vives y aquel que, por abuso de la fuerza, impera hoy en nuestra patria, nada nos parece más expresivo que acu­dir a la prueba documental aliterando dos testimonios concluyentes: unas frases repiesentativas de nuestro autor tomadas del tratado De Concordia y Discordia y un despacho telegráfico datado en Madrid tal como aparece reproducido en el número 3, de la revista castellana editada en Roma: IMPERIO.

Page 11: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

MADRID.—Después del desfile de los Ejércitos ante el Caudillo, el Caudillo ha ido a depositar su espada victoriosa ante el Dios de los Ejércitos, con esta oración:

Señor: Acepta complacido el esfuerzo de este pueblo, siempre tuyo, que, conmigo, por tu nombre, ha vencido con heroísmo al ene­migo de la Verdad en este siglo.

Señor, Dios, en cuyas manos esa todo derecho y todo poder, préstame tu asisten­cia para conducir este pueblo a la plena libertad del Imperio, para gloria tuya y de tu Iglesia.

Señor: que todos los hombres conozcan que Jesús es el Cristo, el hijo de Dios vivo.

Franco deposita su espada ante la má­xima jerarquía de la Iglesia en España. El Primado de las Españas recibe esta ofren­da simbólica, eleva preces al Altísimo y otorga su bendición al Vencedor, diciendo:

El Señor sea siempre contigo. Que El, de quien procede todo derecho y todo po­der, y bajo cuyo imperio están todas las cosas, te bendiga y con amorosa providencia siga protegiéndote, así como al pueblo, cu­yo régimen te ha sido confiado. Prenda de ello sea la bendición que te doy en el nom­bre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

{Imperio, N? 3, mayo, 1939.)

“¿Qué significa pedir a Dios una victo­ria contra tu hermano? ¿Qué es llevar a su templo y colgar ante sus altares las banderas cogidas al enemigo y ofrecércelas a aquel que aborrece la dureza de corazón? ¿Qué quiere decir darle gracias por tus ferocida­des? ¿Qué es sino hablarle del modo siguien­te: Príncipe poderosísimo y justísimo Señor del Universo: Tú me mandas ser semejante a Tí, es decir, justo, benévolo, clemente; me mandas no devolver mal por mal: me orde­nas amar a mi hermano como a mi mismo, por amor a Tí; me mandas amar también, al menos con la voluntad, a mi enemigo y hacer bien a quien me haga mal. Pues bien: yo he determinado, contra todas esas leyes, contra tus mandatos y ejemplos, perseguir con hierro y fuego a mi hermano, o porque pienso apoderarme de algo o porque veo un camino de extender mi reino o porque así doy satisfacción a mis* pasions. He determi­nado llevarle la desgracia a él y a sus bie­nes. como sea; exterminarle por cualquier camino: por mar y tierra: de hecho y de palabra, como pueda. Te ruego. Padre cle­mentísimo y piadosísimo que para ello me des fuerzas, me abras el camino con tus inspiraciones y consejos y me des éxito en la lucha. Si vuelvo vencedor adornaré tu templo con las banderas capturadas y con el botín robado; yo y mis soldados, después de triunfar, chorreando aun en sangre y sin lavarnos de las muertes hechas, iremos en procesión alrededor de tu templo, dándote gracias y celebrando tu poder porque deja­mos en el campo de batalla tendidos y muer­tos a tus hijos y hermanos nuestros".

Luis VIVES

De Luis Vives (cuando aún no había cumplido veintisiete años) escribía Erasmo que no había parte alguna de la filosofía que le fuese extraña y que en a facilidad y elegancia del decir apenas había en aquel siglo quien ccm él com­

pitiese; antes parecía nacido en los tiempos de Cicerón y Séneca.’’. Este gran varón, por la profundidad y altera de sus ideas se levanta sobre Erasmo y todos los

emas escritores de entonces conociendo y practicando aquella filosofía cristiana Que en los otros no pasaba de los labios.

Marcelino M ENENDEZ Y PELAYO (Heterodoxos Españoles, t. II, pág. 61)

Page 12: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

E L E V A C I O N D E L U I S V I V E S

Por Laureano SANCHEZ GALLEGO

No voy a descubrir a Vives. Hace mucho que el mundo culto le conoce y le admira.

La biografía de Mayans que precede a su Opera omnia (1782-90); la obra de Bo­nilla Sanmartín y los estudios de Foster Watson muerto en 1929, pueden servir de jalones a quien desee bibliografía que le conduzca a penetrar en el alma de Luis Vives.

Respecto a su pensamiento pacifista, el profesor Carlos Riba y García leyó una ora­ción inaugural del curso 1913-14 en la Uni­versidad de Zaragoza, titulada “Luis Vives y el pacifismo”.

Y la cátedra de Luis Vives de la Univer­sidad de Valencia (1930), empezó a publi­car una edición de todas las obras del gran polígrafo, con sus traducciones.

Hay que confesar, no obstante, que a Vi­ves no se le ha hecho todavía justicia plena. Hasta parece que haya habido para su nom­bre cierto silencio sistemático.

¿Por qué?Vives me enseña a ser imparcial, porque

“de su culpa, cada cual está cierto, mientras que de la ajena nadie está seguro, porque la culpa radica únicamente en el espíritu y éste sólo está patente a Dios y no a los ojos de los demás”.

Con arreglo a ese consejo, yo no quiero juzgar torcidamente de las intenciones de nadie; pero los hechos hay que interpretar­los de alguna manera.

Y mi interpretación es la siguiente:Luis Vives en diversos pasajes de sus

obras y en distintas ocasiones de su vida, topó con la Iglesia, con los reyes y con las Universidades; con las tres fuerzas terribles de su tiempo.

Quien haya hojeado los escritos de Vi­ves se habrá dado cuenta de su profundo y acendrado cristianismo: esta su obra De Concordia es una prueba; de su pluma caen, a cada renglón, frases de unción religiosa; pero también hay muchos que rezuman

amargor, cuando reflejan hipocresías o des­lealtades.

Son muy crudas las frases siguientes: “Hoy el clero tiene su jurisdicción, su pro­cedimiento, sus fórmulas acusatorias, sus testigos, sus jueces, su policía, sus cárceles, sus verdugos, su espada, su fuego y su ve­neno. ¿ Y este clero es el sacerdocio de aquel Cristo que siendo juez de vivos y muertos, a alguién que pedía aconsejara a un herma­no que partiera la herencia contestó: ¡Oh hombre! ¿Quién me ha nombrado juez entre vosotros?" (62) “La divergencia en opinio­nes y en la conducta y lo que es peor en re­ligión, han provenido de los vicios y des­vergüenzas de los sacerdotes, de su avaricia, de su lujo, de su fausto, de su soberbia, de su lujuria, de su infnita ansia de todo. To­dos ellos han recibido incontestables perjui­cios aun en aquello mismo que consideraban como lo principal, tal como el dinero y la gloria; unos porque vieron disminuir sus ingresos, otros porque sintieron obscurecida su autoridad. Pues bien: ¿quién de ellos se convirtió al verdadero maestro que los estaba llamando? ¿Quién se apartó un ápice de aquella vida torpe y corrompida que llevaba desde hacía tanto tiempo? (63)

Esto se escribía, viviendo la Inquisición.Para los reyes dijo, dedicándoselo al Cé­

sar Carlos: “Hay quien cree que es lo mismo reinar, que llamarse Rey; pero también se llama rey en las comedias al que hace el papel de Agamenón o de Príamo y no de otro modo es rey el que ignora lo que es rei­nar. Ser rey es mirar por muchos, o tutelar­los: si es eso lo que buscas cuando quieres ampliar tus reinados, buscas una cosa her­mosa y sublime. Pero yo te ruego que antes te mires y te estudies a ver si sabes ya go­bernarte a ti mismo y a los reinos que hoy posees. Si has conseguido esto, con razón puedes aspirar a gobernar fuera de tus do­minios. Pero si no aciertas a gobernarte, m a gobernar tu sola casa, ni a administrar un

Page 13: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

pequeño reino, ¿qué locura es esa de pedir que se te entreguen las riendas de muchas ciudades y naciones?” " Todos aquellos que llegaron a conquistar grandes territorios, a fuerza de guerras y calamidades, creen que cumplen con su misión de gobernantes, con poner la firma en los despachos reales y andar luego cazando por los montes escon­didos, o más escondidos que estos, pasarse la vida en los rincones de sus palacios entre banquetes y rameras”.

Respecto de los sabiosj "La antigüedad buscó durante mucho tiempo un sabio, y apenas encontró un semisabio. ¡Desdichadas aquellas épocas que buscaban un sabio, cuando no había ninguno! Si la suerte les hu­biera reservado para nuestros dias, les costaría tanto trabajo encontrar hoy un tonto como entonces un sabio”. "Pero, ¿có­mo se conducen en sus disenciones aquellos a quienes la ciencia separó del vulgo y que son tenidos como seres superiores? Me da vergüenza decirlo y yo quisiera más bien callar para que no se crea que quiero inju­riar a los de mi clase: pero la cosa es de­masiado conocida para que se pueda disi- mular. ¿Discuten sobre la modestia? Pues todo en ellos es inmodestia. ¿Hablan de for­taleza del alma? Pues los verás enfurecidos por un rumor, por una palabreja que se le deslizó a alguno. En todas sus disputas la soberbia se crece, se hincha, se enciende la bi­lis, y lo primero que se saca a relucir es la vida privada de cada uno; su condición, su fortuna, su linaje, su ingenio, sus dichos y hechos, sospechas y rumores; se lanzan in­sultos, verdaderos o falsos. Y no siempre tas disputas de estos sabios es por cuestión oe ciencia; a veces se discute por el dinero, 0 Por captar un alumno: es decir, por lo Que es materia y lucro ¡por el magisterio y la escuela!”

Hay que confesar que estas frases y otras muchas que se ven en la obra, son cauterios jjue debieron pasar levantando ampollas so­bre ciertas epidermis.

Pero alguien que tenía obligación de Pesar más el fondo que la forma, debió de­tenerse a analizar la intención alta y rectí- ?'ma> profundamente religiosa, de quien escando una Humanidad ennoblecida por

°'en de la paz forzosamente tenía que fus- '8ar los vicios de quien, por estar más alto.

era el llamado a ser ejemplo y director de pacificación.

Pero hay quien no sabe perdonar, ni aun en la victoria.

Ya lo decía Vives: Que pueden perdo­narse las enemistades de pueblos y reyes, como pudo Roma olvidar a Aníbal; pero que las enemistades de quienes se llaman cultos son eternas, porque eso de perdonar es de gente sencilla.

Esperemos que a medida que el tiempo aclare la luz se vaya abriendo camino.

Cuando el mundo repase la obra huma­na de Luis Vives, al darse cuenta de que todo su anhelo fue la conquista de la paz para el linaje humano y que por eso, era condescendiente con los sumisos y duro con los soberbios, terminará por poner en el frontispicio de la construcción Viviana, los conocidos versos virgilianos, sintetizando el alma de Roma: “Esta-fué tu ciencia: impo­ner costumbres de paz: perdonar a los some­tidos y domeñar a los soberbios”.

Haec tibi erunt artes: pacisque imponere(mores:

Parcere subjectis et debellare superbos.

Tomando de Festo la etimología de "be- llum”, deducida de "bellua” (bestia), si­gue Vives empleando ese léxico en toda su obra: "efferata natura”, “efferatus animus”, “natura bellua inferior”, "inhumana natu­ra”, “barbarie homine indigna” . . . Tales son los calificativos que caen de su pluma como gotas de hiel, ante la barbarie orga­nizada internacionalmente.

"La guerra es más propia de bestias que de hombres, ya que éste fué conformado por su naturaleza para la bondad y la huma­nidad, y las fieras para la lucha. Pero mies- tros delitos han conseguido, que el mal, propio de las bestias, ellas no lo hagan y que nosotros hagamos lo más ajeno y más contrario a miestra naturaleza”.

Si el hombre está dotado de medios para una vida de concordia y desprovisto de instrumentos para la lucha, le es tan anti­natural la guerra como el suicidio. Por con­siguiente, el fenómeno bélico no se explica más que por una caída tremenda a conse­cuencia de la cual, "mientras los demás ani­males se mantienen dentro de la órbita, él se ha desviado de la suya degenerando en

Page 14: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

algo peor que la bestia, y sucediéndole lo que a los frutos, que cuando cambian, siem­pre es degenerando".

Partiendo, pues, de la base de que la guerra como hecho antinatural, no puede tener justificación natural, Vives busca las causas de ella fuera de la naturaleza y la en­cuentra en las pasiones, entendiendo por éstas, afectos humanos, o impulsos utiliza- bles, pero corrompidos por la culpa original.

En la carta a Adriano IV (traducida por el autor de este prólogo e inserta en la "Revista de las Españas", agosto de 1939), "De Europae statu ac tumultibus”, dice: "Hay algunos doctos varones que gozan de autoridad e influencia cerca de los prín­cipes y cuando tratan de las guerras hablan de "justas" e "injustas". No parece sino que intentan dar materia a los príncipes para que éstos puedan seguir sus caprichos y con­siderar justas las guerras que se les antoje".

Consiguientemente, para Luis Vives, no hay que hablar de guerras justas e injustas, todas son injustas, puesto que todas son con­tra la naturaleza. Lo único que cabrá es hablar sobre la legítima defensa, contra una guerra injusta.

Entre las causas de ella, algunas son ver­daderamente innobles, porque "no todas las causas de las guerras, caen dentro de los lí­mites del honor. A veces, se va a las armas por una mujer{uela, lo cual, como se com­prenderá, no es de príncipes, sino de rufia­nes, Esta misma causa lanza a los particu­lares unos contra otros y a los toros y a los perros, cuando varios persiguen la mis­ma hembra. Comprenderás que tales hom­bres no son hombres, sino bestias, empuja­das por sus pasiones y llevadas a la trampa con un cebo engañador”.

Hay causas que se enmascaran con un disfraz de nobleza. Tales son la gloria y la expansión territorial.

Para Vives, la gloria del guerrero, es un vestigio de los pueblos primitivos: es una gloria de épocas salvajes: "Los hombres de las épocas rudas concretaron el honor, la gloria y la fama en los crímenes militares. Se llamó valor al matar: se calificó a los militares de hombres valientes, buenos ciu­dadanos, vengadores de la patria; se les ele­vó a la categoría de dioses". "Si a la guerra, el crimen más nefasto, no se le hubiera ofre­

cido una recompensa tan grande, como es la gloria, quizás no hubiéramos tenido tan­tos príncipes belicosos".

Pero en fin, es lo cierto que las épocas bárbaras, "parte por incapacidad para ver más allá de lo externo, parte, por creerse mejor protegidas por el más fuerte, concre­taron el honor en los hechos bélicos y mien­tras las generaciones sucesivas iban destru­yendo, o mejorando todo lo antiguo, por rudo e incivil, aquel error ha persistido en la mente humana, hasta ser recibido y apro­bado casi por unanimidad".

Lo referente a la barbarie de las guerras es lo más valiente y recio que tiene el Tra­tado de concordia, en sus libros primero y tercero.

El autor va deshaciendo las preocupa­ciones respecto a la gloria militar y unas veces agrio y otras irónico, pulveriza a la diosa de la fama ganada con sangre.

Ya, en la carta prólogo le dice al Cé­sar: "Has emprendido la marcha sobre Ita­lia. El alma de toda Europa y aun del Asia está pendiente del éxito de esta campaña. Todos se preguntan: ¿a dónde v a ? ... No es de pensar que tanto aparato bélico y tal conmoción en la vida de España (que pare­ce arrancarla de sus cimientos), sea sólo pa­ra un ridículo alarde de fuerza, o para con­seguir pueriles aplausos”.

Me va a permitir el lector que detalle algo este punto, porque es un verdadero ejemplo de análisis lógico.

“Llaman honor los incultos a los aplau­sos de cualquiera: por eso, se creen honra­dos aunque el honor provenga de un mata­chín, o de un carromatero. Pero además, esa fama es falsa: Se dan casos como al siguiente: Durante treinta años y con gran detrimento del nombre de Cristo, viene Fran­cia sosteniendo guerras ccpi España, casi continuas. España le ha quitado Nápoles, Milán, Navarra y el Rosellón; le ha infe­rido muchas derrotas y le ha destrozado mu­chos ejércitos, finalmente, le ha hecho pri­sionero a su rey. Pues después de todo esto, el francés cdardea en su tierra de haber triunfado y se llama vencedor en su nación y en las que han sido espectadoras de los acontecimentos: habla y escribe de tal mo­do, que cualquiera creería que Francia hu­biera dominado a toda España, desde Cád¡!

Page 15: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

hasta el Pirineo. Pero es que ni los mis­mos pueblos interesados en la victoria coin­ciden en el aplauso, porque sucede en las guerras lo que en los espectáculos: que a los pocos momentos, como obedeciendo a una consigna, los espectadores se dividen en ban­dos”. " Tampoco la posteridad es más since­ra, porque los partidismos se transmiten de padres a hijos, como en herencia

Después de ridiculizar a los vencedores que, lejos de los campos de batalla (como los dueños de los caballos, lejos de las ca­rreras), consiguen laureles que deberían dis­tribuir con los soldados que verdaderamente lucharon y aun con los caballos que arre­metieron, termina con estos terribles gritos de dolor humano y cristiano: ¿Qué significa pedir a Dios una victoria contra tu herma­no? ¿Qué es llevar a su templo y colgar ante sus altares las banderas cogidas al ene­migo y ofrecérselas a aquel que aborrece la dureza del corazón? ¿Qué quiere decir darle gracias por tus ferocidades? ¿Qué es ésto, sino hablarle d d modo siguiente: Prín­cipe poderosísimo o justísimo Señor del uni­verso: tú me mandas ser semejante a ti, es decir, justo, benévolo, clemente; me mandas no devolver mal por mal: me ordenas amar a mi hermano como a m í mismo, por amor a tl■' me mandas amar también, al menos con la voluntad, a mi enemigo y hacer bien a quien me haga mal. Pues bien: yo he deter­minado, contra todas esas leyes, contra tus mandatos y ejemplos, perseguir con hierro y fuego a m i hermano, o porque pienso apo­derarme de algo, o porque veo un camino de extender mi reino, o porque así doy sa­tisfacción a mis pasiones. He determinado llevarle la desgracia a él y a sus bienes, co­mo sea; exterminarle por cualquier camino: Por mar y tierra; de hecho y de palabra; co­mo pueda. Te ruego, padre clementísimo y Piadosísimo que para ello, me des fuerzas, me abras el camino con tus inspiraciones y consejos y me des éxito en la lucha. Si vuel- vo vencedor, adornaré tu templo con las banderas capturadas y con el botín robado: y° y mis soldados, después de triunfar, cho­leando aún en sangre y sin lavarnos de las muertes hechas, iremos en procesión alre- edor de tu templo, dándote gracias y ce­

lebrando tu poder, porque dejamos en el campo de batalla tendidos y muertos a tus hijos y hermanos nuestros”.

La expansión del territorio como causa de guerra, está juzgada en la siguiente frase: “El ejército seguía a Alejandro; Alejandro seguía a su ambición en sus conquistas; es decir: “Hasta aquí llego robando”.

Claro que Alejandro no iba a levantarse del sepulcro para pedir explicaciones a Vi­ves, porque éste llamará robo a la teoría modernísima del espacio vital adquirido por expediciones punitivas. Parece, pues, que ser valiente con los muertos, no es mucha valentía.

Pero no puede menos de sorprender ésta, cuando se da uno cuenta de que la obra De Concordia, va dedicada a Carlos V y que en ella Vives dice lo que sigue: “Hoy, sólo dos reyes poseen lo que hace cien años te­nían veinte. Pues compara estos dos pode­rosos con aquellos régulos. Aquéllos levan­taban obras maravillosas, hermoseaban edificios sagrados y profanos, dotaban es­pléndidamente a los centros de artes e in­dustrias, sostenían muchas familias, hacían magníficos donativos, se contentaban con impuestos módicos, no pensaban en contri­buciones extraordinarias; en una palabra, vivían en la abundancia y eran felices, ellos y los subditos. Estos de hoy, no sólo no edi­fican, sino que destruyen; no dotan a las asociaciones, pero sí las saquean; no sostie­nen sino a pocos, inútiles o vagos, por no llamarlos otra cosa: quitan a todos y no dan a nadie; los impuestos, cada día son más y más altos; las contribuciones extraordina­rias, cada vez más y mayores; no se sacian nunca, ni con nada; siempre hambrientos, a pesar de lo que comen: siempre sedientos, a pesar de lo que beben. ¡Es curioso!, los reyes no quieren ceder a otros reyes, amigos antiguos y en atención a la paz de los pue­blos, un pedazo de tierra y ceden gran parte de sus reinos a los rufianes y embusteros. ¡Porque los reyes suelen ser muy espléndidos con esta clase de gente!

(Fragmento del prólogo a la traduc­ción del libro de Luis Vives De Con­cordia y Discordia, que tiene en pren­sa la Editorial Séneca.)

Page 16: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

E N T R E D O S G U E R R A S

Hemos escapado del conflicto de Checoeslovaquia; no vayamos ahora a degollarnos por la cuestión espa-*°la- Chamberlain.

Y por la cuestión española se están de­gollando. Porque hubo tres maneras de abor­dar la cuestión española^ la nuestra, la del pueblo español, combatiendo contra la in­vasión interior y extranjera, contra el fas­cismo, contra la voluntad de guerra. Pacifis­mo militante y defensivo, que arrostra la guerra contra la guerra, que concentra la guerra localmente, que acepta su reto, para matarla universalmente. Otra, la de los in­gleses, la del Gobierno inglés, que bloquea y deja inerme al pueblo español, diciendo que así localizaba eficazmente el conflicto, evitaba la conflagración y salvaba de este modo la civilización. Por fin, la de los agre­sores y su quinta columna española que también se decían salvadores de la civiliza­ción, pero no de la guerra —madre de todas las cosas—, sino del comunismo.

El pueblo español ha ofrecido la prueba de su razón con la demostración al absur­do que ha seguido a su inmolación: la gue­rra. El Gobierno inglés ha ofrecido la prueba macabra de su desaforada insensatez al no poder asegurar la paz ni siquiera durante la precaria generación chamberleniana. Los fascistas italo-germanos se han salido con la suya: la guerra. Lógica profunda de los acontecimientos, más implacable siempre que la de los conceptos.

Sólo el pueblo español decía la verdad, la sentía en su raíz y daba consecuentemen­te testimonio de ella. ¿Desde cuándo no se había muerto con la naturalidad verdadera y verídica con que moría el miliciano? ¿Cuándo se ha muerto con mayor teatro que en esa muerte encamisada parda, negra o azul? ¿Y cuándo se han amparado más crí­menes con buenas y saludables palabras?

Por Eugenio IM AZ

Palabras, palabras y palabras. “Hay que evitar, a todo trance, la guerra. Hay que de­jar al pueblo español que decida, por sí mismo, su suerte. No hay sino llamar “vo­luntarios” a los soldados alemanes e italia­nos. Y “no intervención” al bloqueo. “Na­cionales” a los instrumentos del extranjero. A los mata-niños, gentes de orden y a los matricidas, gentes de religión”. Todo eso pedía la civilización. Siempre había tiempo para “reconsiderar” la política a seguir y pa­ra “negociar” con los que no tenían ninguna otra consideración negociable que la suya: la guerra. Se “negoció” la paz y se la puso de precio la generosa sangre española. Y el gran negociador, que había salido bien pre­parado de la Tesorería, acaba de volver a su espelunca después de haber hecho el ne­gocio más redondo: vender al pueblo es­pañol definitivamente en Munich y comprar la guerra en Polonia, en Finlandia, en Dina­marca, en Noruega, en Holanda, en Bélgica, en Francia, en Inglaterra...

¿Por qué tantas palabras? ¿Por qué tan­tos crímenes? El “diplomático desconocido" E. Dzelepy, que sufre persecución por la jus­ticia, —por España—, en Francia, en su luminoso alegato “Inglaterra en España”, (1) insiste: “la clave estaba no en Burgos, o en Roma, o en Berlín, sino en Londres’’. ¿Y cuál era esta clave? Dzelepy nos la da como a pesar suyo y furtivamente, pues si empieza dicendo: “Para captar la verda­dera significación del problema español, hay que despojarse de todo prejuicio de orden social y considerarlo bajo el ángulo de la política internacional”, y expone consecuen­temente, con la implacable lucidez del Pa' triota griego resentido, todos los entresijos de la política exterior inglesa, al final de su amargo itinerario nos confiesa: “la desdicha

(1) E. Dzelepy. Espejo de alevosías. Inglate­rra en España. Editorial Séneca. México, 1940-

Page 17: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

es que la Inglaterra del Gobierno “Nacio­nal”, que tiene la fobia del “bolchevismo”, que manifiesta abiertamente sus simpatías por todos los países fascistas y estimula los planes de cruzada antisoviética, se inclina a favor de los que, a sus ojos, representan el "orden” en España, desea su victoria y hace deliberadamente su juego. Esto puede disgustar a muchos, pero está bien que se sepa si se quiere ver claro en la situación actual”. ( Le complot espagnol, París, 1936.) Tarde se ha visto claro: ha sido menester, además de la guerra, la invasión de Holan­da, Bélgica y Luxemburgo, p a r a que Chamberlain tenga que retirarse a su hirsu­ta cueva, bajo la acusación doble y la mis­ma de haber hecho Munich y de haber entregado a España.

¡Qué olfato el de Goebbels, cuando esco­ge para bautizar a los rebeldes de España el nombre de “nacionales”, que ya habían em­pleado con éxito los alemanes en las guerras del Báltico! Dos pájaros de un tiro. ¡Tam­bién el Gobierno conservador inglés era “nacional” y “nacionales” fueron las tropas que combatieron a los bolcheviques rusos en el Báltico! Que en España no hubiera habido nunca “nacionales”, no importaba nada porque, con ayuda de la propaganda, el nombre haría a la cosa.

Pues que de olfato se trata, intente­mos perseguir caninamente el rastro. En la asamblea anual que reunió al Consejo de la Compañía de Minas de Río Tinto en Lon­dres, por los primeros meses del 37, su pre­sidente, el ex Ministro inglés Geddes, decla­raba que el Gobierno español de Frente Popular se hallaba, antes de estallar la re­belión, frente a un movimiento revoluciona­rio que era incapaz de dominar, y todos los nacionales” del Imperio se lo creyeron; pa­

labra de gentleman, que se permite hablar así de un país que lucha desesperadamente c°n una invasión y donde él tiene intereses Protegidos. Sigamos el rastro. En abril del 36, unos meses antes de la rebelión y pocos días antes del triunfo del Frente Popular francés, un tal Georges Rotvand, en un su­plemento al “Btdletin Quotidien”, órgano .J Comité des Forges, editado por la 5o-

Cleté d’Etudes et d’Informations Economi­ces, publica L’Espagne sous le régime du l·r°nt Populaire, donde se encuentran las si­

guientes informaciones económicas: “El Go­bierno prisionero; el deslizamiento hacia la anarquía; la legalización de la acción direc­ta”; y estudios de este calibre: "por otra parte, se han formado en todos los ministe­rios una especie de soviets”; por esos mis­mos días Gringoire, Le Jour, etc., etc., pu­blicaban con lujo de detalles y de fotografías relatos de los mismos horrendos crímenes que, durante el movimiento, tendríamos for­zosamente que cometer. Por ejemplo, /el amor libre se practicaba en Madrid en ple­na calle. Un Cristo, no sé si en Denia, ha­bía hecho un milagro para evitar su profa­nación, levantando la mano desclavada contra el sacrilego. En Francia nosotros presenciamos reiteradamente otro milagro: que el franco bajaba cada vez que el Go­bierno francés de Frente Popular parecía alborotarse con las provocaciones germano- italianas, o marcar uña política social un poco avanzada. El tirón, como es natural, o sobrenatural, venía de la City.

La City estaba asustada, como muchos franceses, con el Frente Popular de Fran­cia. El triunfo del Frente Popular español contra una insurrección armada hubiera fortalecido enormemente al de Francia. Es­tá fresco todavía —y agrandado retrospec­tivamente—, el susto medroso por las huel­gas de brazos caídos. Ni un momento de vacilación cuando estalla la rebelión espa­ñola complotada por el extranjero: que sal­ga, cuanto antes, triunfante. Cuanto antes y de cualquier manera: con hecatombe de inocentes, con bombardeos de Almería. To­do en nombre de la humanidad, de la civi­lización y de la paz.

Esto de la paz era para los franceses. Pa­ra los lectores del Bulletin Quotidien y para los otros, para los de “antes el fascismo que la guerra", para los de "antes Munich que la guerra”, una guerra que se ha fraguado —ahora lo ven con ojos de ira—, precisa­mente en Munich. En Munich, Inglaterra disloca el Frente Popular francés y desguar­nece a Francia, para tenerla más a su mer­ced, con el espantajo de la guerra. El es­pantajo se ha convertido en el espectro verdadero de la guerra, y Alemania ya no tiene enemigo al Este. Porque, después de Checoeslovaquia y de España, Inglaterra ha obligado a Francia a entregar también a Po­

Page 18: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

lonia. En plena guerra, Inglaterra sigue "negociando” la paz. Convencida de que los métodos de la guerra total no se deben aplicar más que a los pueblos débiles, a los que no pueden dar adecuada respuesta —como España y como Polonia—, asiste in­diferente al bombardeo de las ciudades de su aliada. Sigue en plena guerra “negocian­do" la paz para canalizar orientalmente una guerra que se le ha venido tan inocen­temente encima. Tan inocentemente: por asegurar, como dice, la independencia de un pueblo débil.

Al Munich de Munich siguió un intento de Munich meditarráneo. Pero los “naciona­les" llegaron a Barcelona después que Cham- berlain a Roma y Francia pudo enseñar los dientes. Con “negociaciones” y “consultas” se podían arreglar todas las causas de con­flicto en Europa. No hay más que verlo. Eso mismo debe pensar, en estos momentos, Italia. Con toda la miopía atesorada por su petulancia financiera, creía el conservador inglés elaborar pérfidamente un nuevo equi­librio de potencias en Europa cuando de lo que se trataba, para el fascismo, era nada menos que de un nuevo reparto de la Tierra.

Si ha habido tres maneras de abordar la cuestión española, la nuestra, la inglesa y la italo-germana, tres frases marcan lapi­dariamente las responsabilidades históricas de la terrible hora. Europa parece entregada a todos los demonios de la destrucción. Co­mo una nueva fuerza telúrica, la de la técnica que anima la infernal furia humana, las legiones germanas van devorando por días las naciones. Naciones venerables que, como Holanda, han sido para Europa inver­nadero de sus libertades:

Rápido como el rayo tu pensamiento ha venido.

Y así ha venido, como el rayo, el pensamien­to de la guerra: la guerra fascista total y relampagueante. Nosotros conocimos los pri­meros su furia demoníaca, y dijimos, pen­sando en el mundo: “¡No pasarán'." Sí, pensando en el mundo, dándonos perfecta cuenta de lo que para él significaba la pri­mera resistencia armada contra el fascismo, contra la guerra. Dándonos perfecta cuenta también de toda la ingente y cruenta dificul­

tad del empeño. Cuando, en los comienzos de la rebelión, vimos en Madrid el primer avión alemán de bombardeo, que había equivoca­do su ruta, lo arrostramos todo. Bien es verdad que no pensamos en Inglaterra. En que para Inglaterra, la cuestión española no que, para Inglaterra, la cuestión española no valía la vida de un marinero inglés. (Duff Cooper). Pero nuestra fe fué tan grande que ni Inglaterra ha conseguido desmorali­zarnos.

“Antes el fascismo que el Frente Popular”, pensaron los conservadores ingleses aterrados instintivamente ante la fuerza, no telúrica si­no histórica, que el pueblo español iba dando a una expresión política. Y para que el Frente Popular francés cediera, dijeron men­tirosamente los ingleses a los franceses: “la justicia con el pueblo español significa la guerra”. El fiat justitia et pereat mundus, o la civilización, es todo lo contrario de una máxima política. No hay más remedio, pues, que abandonar al pueblo español en manos del fascismo. Un pueblo menos, ¿qué im­porta al mundo? Los franceses, los amigos, encontraron la respuesta consoladora: "an­tes el fascismo que la guerra". Es decir, his­térica e históricamente: “antes la guerra que la guerra".

Ya está la guerra ahí. Y la civilización, que se pretendía salvar, en inminente pe­ligro. Una civilización que, para salvarse, nos excluía inmolándonos. Que nos inmoló para perderse. Que nos tenía que inmolar ciegamente, porque éramos su contradicción más escandalosa.

Ella paridora de guerras, el pueblo es­pañol moridor de paz.

Estos han sido los frutos de la pa{ ideo­lógica, la que va entre la guerra de España y la presente. Porque, como razón del desen­tendimiento aparente y no intervencionista de Inglaterra, se dijo oficialmente en varias ocasiones que se trataba en España de una guerra ideológica cuando lo que había, fue­ra del problema interno, naturalmente ideo­lógico, era una clara agresión armada. En virtud del primer aspecto que el complejo español ofrecía, el de la insurrección contra el Gobierno legítimo, la no intervención clásica explicada por los manuales de De­recho internacional es la que permite al Go-

Page 19: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

biemo que hace frente a una insurrección comprar armas en el extranjero y hasta solicitar auxilios efectivos de los Gobiernos legítimos sin que por ello la no intervención padezca. Porque no hay que olvidar, ofus­cados por la palabra, que el no intervenir se refiere exclusivamente a la posible ayuda a los insurrectos.

Después de la era de la Santa Alianza éste fué el régimen intemacionalista logrado y sostenido principalmente por Francia e Inglaterra. Con la guerra española y el mar de confusiones jurídicas con que los gober­nantes de las grandes democracias, emplean­do equívocamente las fórmulas consagradas —no intervención, neutralidad, voluntarios, etcétera— con el deliberado propósito de echar arena en los ojos más o menos demo­cráticos de los ciudadanos y de los amigos, inundan la conciencia europea y americana, efectivamente se instaura una nueva época en la historia política del Derecho de gentes, porque con el nombre de no intervención se practica en realidad todo lo contrario de lo que ella implica y son precisamente las mis­mas Francia e Inglaterra las que bastardean la fórmula.

Después del legitimismo intervencionista de la Santa Alianza y la legalidad no inter­vencionista de las democracias occidentales, se inaugura para España la no intervención que supone una intervención, con papeles repartidos, en contra del Gobierno legtimo sostenido por el pueblo. Por eso un inter­nacionalista francés de la Universidad de París, bien conocido, M. Le Four, que toda­vía tiene que valerse de sus conceptos aca­démicos más recientes, para estudiar y jus­tificar la política no intervencionista fran­co-inglesa en España, lo primero que hace es salirse de su terreno de intemacionalista y barajar vergonzosamente cifras y datos con el objeto de demostrar la ilegitimidad del Gobierno republicano español.

Con arreglo a esa concepción partidista & la guerra ideológica y frente a una gue- tra que, desde el punto de vista internacional, único que debe tener en cuenta una política internacional limpia, no era, como ven ahora hasta los ciegos, más que una guerra en que * jugaba, como en todas, un nuevo reparto ue fuerzas, se hizo una política también ideo­

lógica de paz, por la cual se fué concediendo a la voracidad fascista todo lo que ella pedía, hasta el momento irremediable, el de ahora, en que, como el lobo del cuento, trataría de comerse también al generoso donante.

Si la política de paz no hubiera sido ideológica sino sencillamente una pura polí­tica de paz, se hubiera mantenido ésta sin concesiones y de este modo ella se hubiera comido a la guerra, volviendo el cuento por pasiva, porque la paz, pero una paz viva sin concesiones, era el enemigo mortal de la guerra, del fascismo, que sin el alimento azuzador hubiera forzosamente desfallecido. Porque necesitaba comer vorazmente para vivir, porque esa era su innegable naturaleza biológica. Sólo con voracidad, por otra parte, podía satisfacer las exigencias de una econo­mía de guerra, de una economía violentada por aquella su energúmena naturaleza. Pero esto es lo que no se quiso, que desfalleciera el presunto gendarme de Europa, y se hizo una política ideológica de paz que nos ha traído esta catástrofe nada ideológica de la guerra pura y relampagueante, en la que ni se in­vocan los principios, demasiado comprome­tidos.

Y ahora la situación para nosotros, re­publicanos españoles, es ésta. Primeros ata­cados, lo hemos sido, en formas distintas, por todas las potencias no-intervencionistas. Luego ha ocurrido que los no-intervencio­nistas, como lo preveíamos y gritamos a voz en cuello, poniendo el grito en el cielo y la sangre en la tierra, se han enzarzado. Hay, pues, no dos sino tres beligerancias en la guerra, que se inició en 1936 y ahora con­tinúa. El pueblo español vive todavía en el silencio de la opresión, en la sombra de las cárceles o al aire libre de la peregri­nación. Y como las potencias que en nombre de su democracia inventaron la no-interven­ción no han rectificado sino que, por el contrario, han insistido hasta el fin —envío de Samuel Hoare a Madrid, intervención del requeté francés Ibarnegaray para inter­nar concentradamente a vascos y catala­nes— nosotros seguimos donde estábamos y ellos donde estaban y seguimos siendo, antes que nada y después de todo, “hispanófilos” a secas, que ya se agotaron nuestras lágri­mas.

Page 20: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Ya sé que esta política aliada de acerca­miento franquista se explica por razones vi­tales de defensa, pero, precisamente la razón vital es la que nos aconseja, la que aconseja al pueblo español, a no resignarse con su muerte. Y no es en nombre de una civiliza­ción que ha renegado en nosotros de sus

clamorosos principios como se nos puede pedir, como se puede pedir al pueblo español que muera definitivamente y que renuncie a su radical voluntad de vida nueva. Como no se nos ha hecho sitio mal podemos movernos del angosto pero profundo, como un surco, en que el destino nos tiene clavados.

L O S G À N G S T E R S

Al fin de la gran guerra se concibió una in­mensa esperanza. Se confiaba en que tan espan­tosa lección no pudiera ser desatendida. Italia había participado en una coalición formada pa­ra someter a las potencias de rapiña y, según frase del presidente Wilson, “construir un mun­do seguro para la democracia”. Las naciones se habían reunido en Ginebra. Habían jurado que nunca jamás el fuerte sería autorizado a aplas­tar al débil. Una sociedad de socorros mutuos, la Sociedad de las Naciones, debía garantizar colectivamente la seguridad de todos. La fuerza quedaba proscrita. ¿En qué consistía ese nuevo espíritu? En el fondo era el espíritu cristiano aplicado a las relaciones entre los pueblos. Y no otra cosa sino la prolongación de la idea moral que había permitido la intervención del pueblo americano en la guerra de la que no es­peraba beneficio alguno.

Ahora bien, ¿qué es lo que en la actualidad vemos?

Tres potencias se han desentendido de la Sociedad de las Naciones: el Japón, Alemania e Italia. Las dos primeras se encuentran ya fuera de ella. No admiten barreras morales para el

D E L C A P I T O L I O

ejercicio de su fuerza. La Alemania hitleriana re­pudia expresamente el cristianismo y el espíritu que le anima. En cuanto a Italia fascista, su je­fe, siguiendo la tradición de Bonaparte, ha con­cluido sin duda un Concordato con la Iglesia, pero su ideal es un ideal de fuerza directamente contrario al del cristianismo. Es el mismo de la antigua Roma. Nada más elocuente que la loba viva que el régimen fascista exhibe ante los ojos del régimen en una fórmula célebre: "La guerra de los romanos al pie del Capitalio, y que se re­vuelve, ferozmente insatisfecha, detrás de los gruesos barrotes. Mussolini ha expresado el ideal es al hombre lo que la maternidad a la mujer". Es la fórmula de los romanos de antaño, la de la humanidad primitiva: "El hombre es un lobo para el hombre". Es la ley de la selva opuesta a la ley humana de la Sociedad de las Naciones. Dentro de este ideal es educado un pueblo en­tero y, en consecuencia, el niño, a la edad de seis años, es entregado por su madre a las for­maciones pre-balilla de ‘los hijos de la loba”.

Paul REYNAUD.(L'Italie a la croisée des chemins, PARIS-

SOIR, 14-11-36.)

LIBIA, SOMALIA, ABISINIA, ESPAÑA Y ALBANIA

ROMA, mayo 9. (A N T A ).— Italia celebró hoy el cuarto aniversario de la fundación del Imperio Italiano, que es también el “Día del Ejército”, y en todo el país hubo actos militares, exaltando las virtudes guerreras del pueblo italiano.

En esta capital Mussolini entregó, ante la tumba del Soldado Desconocido, diversas condecoraciones a los soldados que se distinguieron en las campañas de Abisinia, España y Albania.c u Eí Duce paSÓ revista a las y después se arrodilló ante la tumba delSoldado Desconocido. E n seguida, las mismas tropas desfilaron ante el Primer Mi­nistro. La multitud aclamó al jefe del Gobierno.

Por lo demás, la prensa evóca los grandes triunfos logrados por los italianos eti Libia, Somalia, Abisinia, España y Albania, y proclama que es el único ejér- cito en Europa, en los últimos veinte años, que ha conseguido siempre la victoria.

Page 21: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

¡ O J O A L C R I S T O !Por Juan LARREA

En su libro: Preparación y primeras operaciones (Roma, 1937), prologado por Mussolini, revela el general del Bono que el Duce le encargó en 1932-33, el estudio en sus menores detalles de la conquista de Abi- sinia, proyecto cuya realización fijaron para 1935-36. A plazo previsto se consumó, pues, como es sabido, la destrucción de un pueblo que Italia, contra la opinión de otros paí­ses, hizo fementidamente, para disipar toda sospecha, admitir en la Sociedad de Na­ciones.

Se sabe asimismo por documentos y con­fesiones fehacientes (1) que la guerra civil española ocurrida en 1936, había sido pre­meditada y discutida por Mussolini en mar­zo de 1934, con los representantes del ejér­cito español y de los partidos católicos y monárquicos.

Bajo la fascinación del Imperio la am­bición romana no conoce ninguna clase de fronteras. Si para Enrique IV, París bien valía una misa, para Mussolini el Imperio bien vale todos los crímenes. El papel de la península ibérica ha sido a estos efectos í,2 3y caracterizado como sumamente preciso.

‘ a es hora de que comprenda el mundo que la campaña de España es una prolon­gación de la de Abisinia. Si no impusiéra­mos nuestra influencia a los españoles nun-

, (J) Recuérdese la minuta muchas veces pu­blicada de la entrevista que Antonio Goicoechea,

general Barreda, Rafael Olazábal, etc., cele- n r an c-on Mussolini el 31 de marzo de 1934

ando éste último les prometió asistencia en mero y armas para la ejecución de sus propó- u°s agresores contra la República Española. En n discurso pronunciado en San Sebastián el 22 . novembre de 1937, el mismo Antonio Goicoe-

d e l Q u rm° Públicamente que "desde marro l 7, ciertos partidos de derecha españoles “otan preparado un golpe de Estado basado en

ci<n ™*urrección del ejército o, si ello fuera pre­ña ** seguridad de España, hasta una gue- llaj- !V1 • Con tal objeto "se habían dirigido a bier»» i>ePat ,conseSUÍr no sólo el apoyo del go-

lta'iano, sino también el del Partido sta para el caso de una guerra civil’’.

ca podría el Mediterráneo convertirse en el “lago italiano’ de que ha hablado Musso­lini”, pudo escribir descarnadamente el ge­neral Ambrosio Barlatti (II Mediterráneo, marzo 1938).

La palabra Imperio empieza a resonar en la zona nacionalista en cuanto estalla la guerra civil. Falange, instituida al dictado de Roma, lanza la consigna. Se diría que aquellos torpes egoísmos que para salvar sus intereses no vacilaron en condenar a muerte al pueblo español, tratan de encubrir así en lo desmesurado de sus ambiciones lo horren­do de su delito, precipitándose en la demo­níaca avidez del fascismo, inherente a la parte que pugna por convertirse en todo. Falange y el cabecilla y el ejército y los funcionarios hablan, discuten, se embria­gan con la idea de Imperio, y la prensa distribuye a diario para los remisos toda suerte de incitantes desvarios imperiales. Con ello se pretende —así por lo menos se afirma— liberar a España de influencias extranjeras.

Lo necio del caso para los verdaderos españoles es que ese Imperio tan cacareado por la gallina militar española, tan cacarea­do como si tratara del huevo de Colón, no tiene de español más que el nombre. ¿Con qué energías pretendería España, pobre, exánime y luego de traicionar sus más firmes principios, constituir un organismo basado en la irradiación de la fuerza? En realidad sus aspiraciones son bastante más reducidas. El conglomerado reaccionario español se sa­tisface con una plaza subalterna dentro de un sistema imperialista organizado en torno de una fuerza exótica. Porque así como no fué ella, sino Italia quien ganó su guerra (2), la estulta vanidad española está dis­

(2) II Popolo d’Italia, órgano de Mussolini, podía escribir en enero de 1939 comentando la obra publicada por el general italiano FrancescoBelforte sobre La guerra civil en España lo que sigue: “Se comprende que las naciones democrá­

Page 22: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

puesta a cooperar en la construcción ita­liana de su propio Imperio. Es decir, España se somete al yugo imperial italiano, acepta convertirse en provincia romana con un ofi­cio de tercería muy preciso, confiando en que por ello le será permitido preponderar, como el planeta sobre sus satélites, sobre las naciones americanas de habla española pa­ra girar conjuntamente en la órbita trazada por la ambición de Mussolini.

Vale la pena recordar para desvanecer ilusiones los conceptos que sobre el sentido histórico español de la palabra Imperio ver­tió el actual Presidente de la Academia Es­pañola de la Lengua, José María Pemán. quien pretende asumir la dirección de la unidad cultural hispánica:

"El Imperio que hemos soñado siempre, se lo hemos contratado siempre a manos ce­sáreas y extrañas: a la Roma de Augusto; a los Césares austríacos; a los Califas mis­mos de Córdoba. Cuando lo hemos ensaya­do solos, de un modo absoluto —León, Ara­gón—, hemos fracasado, por falta de cohe­sión interna y propia .. . No hemos sido Imperio más que cuando nuestra diversidad personalista ha sido superada por substan­cias unificador as germánicas y romanas__Cuando Roma nos hacia el Im p e lo , es cuando nosotros, sin perjuicio de colaborar en él con soldados, políticos y hasta em­peradores, teníamos tiempo de hacer filoso­fía . . . Sólo así, con un alto y fuerte dominio, que produjera una interna vacación política, se lograba que el personalismo español se reconcentrara. . . Por eso los españoles he­mos vivido en una perpetua angustia con­tradictoria y rechazando el Imperio. Cuando nos lo traía Augusto, lo rechazábamos con Viriato; cuando nos lo traía Carlos de Gan­te, lo rechazábamos con Padilla y Maldona­do. Los Comuneros, ingenuamente embelle­

ticas trataran desde el principio de impedir la intervención italiana. Mientras sus legionarios lu­chaban en España contra la furia roja, Italia se vio obligada a sostener en el Comité de No- intervención una lucha menos sangrienta pero no menos difícil. El embajador Grandi dominó siem­pre al Comité... >El Comité de No-intervención no impidió el curso de los acontecimientos. Pero sin la intervención militar de Italia en España y su intervención diplomática en Londres el re­sultado de la guerra civil hubiera sido muy otro y la situación actual de España hubiera sido to­talmente invertida".

cidos por el romanticismo liberal, fueron una especie de partido agrario, caciquil y pueblerino que oponía al Imperio el afán de continuar el mangoneo político, el afán de perpetuar la España arriscada, desunida, selvática y ardiente de Trogo y Estrabón. . . Como antes Augusto, totalmente romano, fué ahora preciso Carlos, mitad germano, para mantener la cohesión.. . Ahora solo es preciso una cosa: que frente a esa nueva invitación al Imperio, no nos empeñemos otra vez en alistarnos bajo las banderas de Viriato o Juan de Padilla. No rechacemos otra vez lo romano germánico.. (Unidad, San Sebastián, 13 de abril de 1938).

Tiene esta indigente declaración la ven­taja de no dejar lugar a equívocos. Sabe­mos gracias a ella qué es lo que en la Es­paña de hoy se entiende por espíritu nacio­nal y qué por extranjero.

En efecto: si en su día se volcaron sobre la península aviones, armas y soldados ger­mano-italianos. la capital y las provincias españolas se llenan actualmente de Casas de Italia, de Institutos, Academias, confe­renciantes, consignas y productos italianos. Al tiempo que Mussolini profería: las re­laciones entre Estados, son relaciones de fuerza, España inocentemente incorporaba a su blasón el yugo. Sic vos non vobis aratis boves. Y así ocurre que mientras se prohibe el uso del vascuence y del catalán, productos genuinos del solar español, se abren por todas partes, empezando por las universida­des, para mayor gloria de la cultura hispá­nica, innumerables academias de habla ita­liana.

Ciertamente han cambiado los tiempos desde que Ortega y Gasset podía sostener que España era una colonia sin metrópoli-

*Decía que, así como se ha prestado a

favorecer las ambiciones mussolinianas en el Mediterráneo, la España franquista esta dispuesta a permitir que Roma utilice su prostitución como gancho para la mejor rea­lización de sus delirios imperiales. En Roma es y no en Madrid donde se edita con miras a Hispanoamérica, la revista castellana IM­PERIO, redactada bajo la dirección, no de un español, sino de un italiano, Niño Serventi, por voluntarios hispanoamerica­

Page 23: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

nos que complacidamente se disponen a desempeñar un cometido personal intere­sante en la organización subalterna de sus patrias respectivas. En Roma es, y no en Madrid, donde bajo dirección italiana funciona la editorial castellana IMPERIO "el esfuerzo más grande y la labor más efi­caz para una restauración del ideal hispá­nico". En Roma es y no en Madrid, donde se realizan las películas cinematográficas españolas que han de preparar el terreno de América para la penetración totalitaria. En Roma y no en Madrid, donde toman sus consignas personajes como Rafael Sánchez Mazas, italianista de siempre y por muchos conceptos; y hoy, pese a su origen judío. Ministro y Delegado Nacional del servicio exterior de Falange, es decir, organizador de las Falanges exteriores, vertidas sobre América. . .

No nos es lícito suponer que el peligro es más aparente que real. Fuera imperdona­ble que cometiéramos los mismos errores de candidez e incuria que Europa está pagando a precio de sangre. Avida, insaciable, la loba romana merodea en torno al rebaño. Los españoles sabemos que no ha de ser el número de muertos, ni las crueldades colec­tivas más execrables, ni consideraciones mo­rales de ninguna especie las que aquietarán sus mandíbulas. Necio sería abandonarse a la molicie del instante con el pretexto de que resulta poco menos que absurdo que Mussolini sueñe con imponer su fuerza a países tan remotos. No es eso. Mussolini dispone de otras armas poderosas, España entre ellas y sobre todo del poder político de la Iglesia Romana. (1) A ello se debe que los principales peligros para América no provengan directamente de Alemania, co­mo suele asegurarse, sino de Roma. ¿No he­mos visto acaso, durante la guerra española lo que puede la movilización de los obis­pos y, a través de sus recomendaciones, la de la internacional católica fanatizada por el

. 0 ) En la ya citada revista castellana "Im- Peri°”, publicada en Roma para los países his­panoamericanos, se realzan con especial intención los documentos de carácter religioso justifican-

de la guerra civil, tales como la bendición del Papa Pío XII, enalteciendo la insurrección de •os católicos, la solemne entrega a la Iglesia de la esPada de Franco, etc.

fantasma del comunismo? ¿Por qué no ha­rían los beati posidentes hispanoamericanos lo mismo que hicieron los españoles? ¿No se avendrían a convertirse en subprovincia romana con tal de que esto les permitiera imperar sobre sus respectivos pueblos man­tenidos siempre en el bajo nivel necesario para que no puedan perturbar sus digestio­nes? El peligro no viene por fuera, sino por dentro, por la contienda intestina con todos sus turbios y complicados enredos. ¿A qué otra cosa, sino a la lucha armada pueden re­ferirse noticias como la siguiente que de cuando en cuando aparecen en la prensa del Nuevo Mundo?: "Ha sido nombrado Jefe de Falange en Uruguay, José Torres, quien ten­drá como obligación tener organizadas las milicias españolas de Falange en dicho país". (Novedades, 12 de mayo.) ¿A qué otro ob­jeto pueden destinarse las milicias? (2)

*Por simple deducción podemos estar se­

guros de que así como las campañas de Abi- sinia y de España estaban premeditadas en Roma, en la actualidad existe todo un plan de campaña dirigido contra América. Ignoramos si ese plan estará llamado a te­ner éxito o no, lo que en gran parte depende de nosotros. Pero sí tenemos la certeza de que existe y de que en él la católica España desempeña por su significación papel de protagonista.

(2) Conocidísimo es el punto tercero de Fa­lange Española en el que consta: ‘‘Respecto a los países de Hispanoamérica tendemos a la unifica­ción de cultura, de intereses económicos y de po­der". Por otra parte el Mensaje de Rafael Sán­chez Mazas a las Falanges del Mundo estatuye la ‘‘movilización en cada momento de nuestra Fa­lange exterior al servicio de aquellos intereses que sean más urgentes para la Patria; si, por ejem­plo, ahora uno de estos fines urgentes es nuestra política de divisas, el ideal sería tener una Fa­lange exterior de financieros y comerciantes, como si viniese un momento urgente de necesidad de expansión de nuestra cultura, el ideal seria tener una Falange exterior de intelectuales y poetas.

‘‘En una Patria cuyo caudillo es un general victorioso dehe cumplirse en la guerra como en la paz, que después de todo responde a idénticas leyes, el principio de operar a cada momento con aquellas armas adecuadas para conseguir los mas inmediatos fines". ¡ Cuántos circunloquios para su­gerir, sin expresarla, la idea de una intervención armada!

Page 24: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

En estos tiempos de individualismo pre­ponderante la Iglesia universal en cuanto organización humana se ha convertido por la fuerza de las personas que la rigen en una iglesia setenta y cinco por ciento italiana dispuesta, llegado el caso, a doblegarse, a regañadientes o no, a servir las ambiciones de Mussolini. Sobran las pruebas. La je­rarquía eclesiástica española y las hispa­noamericanas han de continuar, sin duda, por la senda que ya se trazaron. Las mili­cias de la Compañía de Jesús—deuxieme bureau y quinta columna al mismo tiem­po—, en la sombra que les es tan cara, en el colegio, en el pulpito, en el seno de las familias católicas difunden con su tenaci­dad característica las doctrinas de astucia o fuerza y el estado de espíritu que pueden originar la catástrofe. El cjero, por el juego de sus afinidades electivas, tomaría partido sin dificultad en cuanto estallara un con­flicto, sobre todo después de que el Papa ha legitimado la agresión al bendecir so­lemnemente a los agresores. Ad majorem dei gloriam, pueden matarse hoy colectiva­mente, guardando ciertas formas exterio­res, cuantos abisinios, españoles o america­nos estorben en este mundo el uso de las riquezas. Porque de esto es en el fondo de lo que se trata.

Ignoramos el modo concreto como po­drían llevarse a cabo tales propósitos. Uno de seguro es el plan correspondiente a Mé­xico, en acuerdo con su pronunciada pecu­liaridad, otro distinto el de Colombia o Ve­nezuela, y otro, con vistas a la Argentina y en conexión probable con los nazis del Brasil, el del Uruguay, donde Falange realiza abiertamente una enorme propa­ganda y existe una colonia italiana nu­merosa. ¿Quién podía saber en 1933, lo que respecto a Abisinia se urdía en Roma? Hay una nación, sin embargo, que por las cir­cunstancias que en ella concurren reclama, si hemos de imaginarnos un caso concreto de intervención armada, consideración apar­te: el Perú a quien la España nacionalista hace objeto de una atención especialísima, siendo al mismo tiempo, como por casuali­dad, la nación americana más íntimamente ligada a Italia. El Banco de emisión del Perú es italiano, la policía es italiana, exis­te una factoría de aviación italiana...

Atemos cabos. Démonos cuenta de lo que significa el hecho de que puedan aparecer en un periódico de Hispanoamérica noticias como la que a continuación se transcribe re­ferente al banquete ofrecido en Lima a un delegado oficial de propaganda de la España franquista. ‘‘Los salones del Club que fun­ciona en el edificio de Jesús Nazareno, se vieron con este motivo muy concurridos. Se hallaban presentes el ministro de Italia, Ex­celentísimo señor Iginio Ugo Faralli, y su esposa la señora de Faralli; el Nuncio Apos­tólico Monseñor Fernando Cento; el Minis­tro de Alemania, doctor Ernst Schmith; el Ministro de la España Nacionalista, Exce­lentísimo señor Avilés y Tiscar; d Delegado de la Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N. S., señor Santiváñe;; el diri­gente del fascio, doctor Radicati; el Agre­gado de prensa italiana en el Perú, doctor Toto Giurato; el agregado aeronáutico, Co­ronel Frasconi; los jefes de la Misión de Policía; prominentes miembros de las colo­nias italiana y española, radicadas en la ca­pital y conocidas personas de nuestros círcu­los sociales”. (La Prensa, Lima, 17 de junio de 1938). Es decir, y por orden sumamente significativo, el representante oficial de Mus­solini, la Iglesia Católica, Alemania, Espa­ña, el Fascio, la propaganda, la aviación, la policía italianas...; exactamente los mismos personajes de la baraja diabólica con que en tramposo envite se han repartido matones y tahúres el destino del pueblo español. Y por detrás la masa de capitalistas italianos, españoles, peruanos, católicos a macha martillo naturalmente.

Algo debe haber en el Perú distinto a los otros países para que José María Pe- mán, cuya rápida ascensión a la Presidencia de la Academia de la Lengua no debe ser ajena a sus ideas sobre el Imperio, haya es­crito una obra teatral con argumento pe­ruano, La Santa Virreina. Entre virreyes y santos anda el tute. Y tal vez entre divinos impacientes, a juzgar por el ardimiento con que los jesuítas del colegio limeño se jacta­ron públicamente en la revista de propa­ganda religiosa editada en Burgos De Rebus Hispaniae (no tengo a mano el número), de haber laborado activamente desde el pri­mer día por la causa de Franco con todos los medios a su alcance. Notemos también

Page 25: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

que tan pronto como acabó la guerra en España, José de la Riva Agüero, presidente de la Academia de la Lengua del Perú, se apresuró a trasladarse a la península para entrevistarse con su colega y, sin duda, pa­ra recibir las consignas oportunas. Nótese, sobre todo, con la natural alarma, que al ter­minar su mandato presidencial el general Oscar Benavides, organizador de la política italiana en el Perú, si no me equivoco, pasó a ocupar el puesto de Embajador en Ma­drid que actualmente disfruta... (1) Y tantas otras cosas como ignoramos y, sobre todo, personalmente ignoro.

Fronterizo al Perú se encuentra Chile, donde gobierna un Frente Popular. En el alma peruana pueden reavivarse sin mayor esfuerzo, en cuanto parezca conveniente, los deseos de venganza que dejó en ella la gue­rra del Pacífico, acrecentándolos, por aña­didura, con viejos imperialismos incaicos. Un conflicto interior en Chile, donde Juan Ignacio Lúea de Tena, especialista en la pre­paración de insurrecciones, se dispone a desempeñar el puesto de embajador de Fran­co, pondría inmediatamente en movimiento a las milicias falangistas de los otros paí- ses- ¿Qué haría entonces el Perú donde exis­te, como hemos visto, una fábrica italiana de aviación, una prensa y una policía en­tregadas a Italia, así como un ejército en pleno desarrollo?.. .

Ni los peruanos ni los chilenos conscien­tes tienen derecho a cometer la más míni­ma distracción en el juego, no puede estar mas claro.

¡Ojo al Cristo.. . que es de espadas! (2)

Ahora bien, si Mussolini no logra dar a ■tler la zancadilla que en el fondo de su

„„„ U) El Gobierno del Perú ha concedido al Rrin l Franco el gran Collar de la Orden de los hprii-nties ¥• a* Ministro de Estado, coronel Beig- cnnH a 9 ran Cruz de la misma Orden. Estas rcrn„eC0-ra<r10nes fueron otorgadas al acordarse el v ,°nt* ,m,ei}t0 del Gobierno español por el Perú Dra n t Va? ón a categoría de embajada de la re- ÍRp.,0 j °-n. diplomática española en aquel país. Reproducido de la prensa).ñ a u ’ * C ° m ° TIO germinaria en católico la se- suren eí - a m l°s campos de España, en el de rn?-verto a Punta de espada por el esfuerzo Gomá c fos y re8ada con su sangret" Cardenal

la’ Di caso de España.

corazón le tiene preparada, el inhumanismo hitleriano será el pretendiente a la corona imperial del sistema en que figuran en dife­rentes grados de subordinación Italia, Es­paña y América. El Imperio de la ignomi­nia y de la fuerza bruta adquiriría, así, su expresión esplendorosa. De todos modos la catástrofe fuera la misma, sobre todo para América, cuyo eslabón de dependencia in­mediato sería en cualquier eventualidad España.

He aquí, por qué cuantos tenemos una noción más espiritual de la vida y somos capaces de participar, si no de consagrarnos a la tarea de elevar el nivel de la conciencia humana, de gestar al hombre nuevo, no po­demos desentendemos de problemas tan ca­pitales. Nos va en ello nuestra razón de existencia. Los momentos no pueden ser más dramáticos. Europa se hunde en un mar de tinieblas cada vez más espesas. A nosotros, antes de que deje de ser tiempo, nos toca apoderarnos del espíritu verdadero de su mensaje, abrir los ojos, adquirir conocimien­to de lo instante en este proceso humano de conquista de la Realidad, salvar los princi­pios morales, desconocidos hoy por todos, que hagan posible el advenimiento del mun­do nuevo en esta tierra de promisión en que vivimos.

Ese nuevo sistema no puede basarse ni en el absoluto individual, ni en el absoluto colectivo, ambos igualmente viciosos, sino en la conciencia de la relatividad individual y colectiva dentro de una organización vo­luntaria en que ambas se conjuguen. Si sa­bemos organizamos por encima de los ni­mios accidentes que nos separan, formar una sociedad de hombres libres en quienes la luz de la conciencia instaure su razón por encima de las obscuras pasiones ele­mentales respondiendo a lo que de nosotros exige la experiencia colectiva que ha vivido el pueblo español y en cuya defensa se ha inmolado, el porvenir verterá sobre nos­otros maravillosas abundancias. Organiza­ción, organización y organización, he ahí el secreto.

Si no, en el mejor de los casos, no nos ha de faltar tiempo, al modo como lo apetece Pemán, para hacer filosofía.

Page 26: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

I M P E R I O

Dicen los telegramas de España que el general Franco ha visitado en Sevilla el Archivo de Indias y que en el libro de vi­sitantes escribió: "Ante las reliquias de nues­tro Imperio, con la promesa de otro”. Sigue, pues, la risible cantinela. Mientras España se desangra y no come, mientras la nación ha perdido su personalidad para tro­carse en un mero protectorado italo-alemán, se continúa hablando de esa gran majade­ría del Imperio. Por de pronto, el presun­to emperador se dedica a lustrar el calzado a los verdaderos amos de él y de España. ¡Buen principio para imperar!

¿Cuál será el Imperio que Franco se propone crear? Estampada la frase jactan­ciosa en el Archivo de Indias, ya se com­prende que solamente a América puede re­ferirse. Mas aunque la hubiese emitido en cualquier otro sitio, el resultado sería igual. Supongo que España no tratará de volver a apoderarse de la parte de Italia que fué suya, peleando con Mussolini. Es igualmen­te claro que no aspirará a reconquistar los Países Bajos ni las partes de Alemania y Austria, que estuvieron bajo el Imperio de Carlos V. Tampoco pretenderá adueñarse de las colonias de Africa, que ya vienen dis­putándose los totalitarios y los demócratas. No hay que darle vueltas. El Imperio con que Franco sueña, es América, y no otro. La afirmación tiene un antecedente decla­rado. El punto tercero del programa de Fa­lange Española, dice así: "Afirmamos que la plenitud histórica de España es el Im ­perio. Reclamamos para España un puesto preeminente en Europa. No soportamos ni

el aislamiento internacional ni la mediati- lación extranjera. (¡Qué gracia tiene ésto después de haber hecho invadir España por alemanes, italianos, moros y portugueses!) Respecto de los países de Hispanoamérica, tendemos a la unificación de cultura, de in­tereses económicos y de poder. España dega su condición de eje espiritual del mundo hispánico como titulo de preeminencia de las empresas universales”. Me parece que no puede estar más claro.

Primera impresión al leer esto es echar­se a reír. Sin embargo, yo vengo recomen­dando que no se ría nadie. Claro es que fiada la empresa a los falangistas y reque- tés españoles, que están a matar entre sí, y al dinero español que no existe y a los mi­litares españoles que no han podido batirse solos contra los pobres milicianos de la Re­pública, puesto que han tenido que pelear en su nombre y representación los ejércitos invasores, no hay motivo sino para dester­nillarse a carcajadas. Pero si, por desdicha­da eventualidad, ganasen la guerra los paí­ses totalitarios, es evidentísimo que ven­drían sobre América. Para ello están ya preparados los peones en varias naciones de este Continente. Y podrían hacerlo de dos maneras: o atacando ellos a cara des­cubierta con el pretexto de defender los in­tereses y los connacionales que aquí tienen, o parapetándose detrás de la vanidad espa­ñola para servir aparentemente sus quimé­ricas reivindicaciones.

Angel OSSORIO Y GALLARDO-

Los totalitarios hacen, en Italia y Alemania, un uso inmoderado de pala­bras tales como fuerza espiritual, impulso moral, etc. (Siempre se jacta uno de aquello de que carece.) En realidad los espiritualistas sinceros debieran reconocer que en el día de hoy sólo la resistencia del pueblo español da al mundo un ejemplo maravilloso de la fuerza de las ideas morales. El acero y el petróleo son tenidos en jaque, en España, por el alma de un pueblo.

Conde SFORZA.

Page 27: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

E L E G Í A E S P A Ñ O L APor Luis CERNUDA.

Ya la distancia entre los dos abierta Se lleva el sufrimiento, como nube Rota en lluvia olvidada, y la alegría,Hermosa claridad desvanecida;Nada altera entre tú, mi tierra y yo,Pobre palabra tuya, el invisible Fluir de los recuerdos, sustentando Almas con la verdad de tu alma pura.Sin luchar contra ti ya asisto inerte A la discordia estéril que te cubre,Al viento de locura que te arrastra.Tan sólo Dios vela sobre nosotros,Arbitro inmemorial del odio eterno.

Tus pueblos han ardido y tus campos ■Infecundos dan cosecha de hambre;Rasga tu aire el ala de la muerte.Tronchados como flores caen tus hombres Hechos para el amor y la tarea,Y aquellos que en la sombra suscitaron La guerra, resguardados en la sombra,Disfrutan su victoria. Tú en silencio,Tierra, pasión única mía, llorasTu soledad, tu pena y tu vergüenza.

Fiel aún, extasiado como el pájaro,Que en primavera hada su nido antiguo Llegaba a ti y en ti dejaba el vuelo,Con la atracción remota de un encanto Ineludible, rosa del destino,M i espíritu se aleja de estas nieblas,Canta su queja por tu cielo vasto.Mientras el cuerpo queda vacilante,Perdido, lejos, entre sueño y vida,Y oye el susurro lento de las horas.

¡Si nunca más pudieran estos ojos Enamorados reflejar tu imagen!¡Si nunca más pudiera por tus bosques,El alma en pai caída en tu regado,Soñar el mundo aquel que yo pensaba,Cuando la triste juventud lo quiso!Tú nada más, fuerte torre en ruinas,Puedes poblar mi soledad humana,Y esta ausencia de todo en ti se duerme.Deja tu aire ir sobre mi frente,Tu lu í sobre mi pecho hasta la muerte,Unica gloria cierta que aún deseo.

Page 28: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

R E C U E R D O S Y N O S T A L G I A S"CLARIN" EN CIMADEVILLA

Por Luis SANTULLANO

Es la hora de la primanoche en la vie­ja ciudad, cuando los faroleros vuelven de su ministerio ufanos con las pértigas al hom­bro y el gusano de luz en lo alto de ellas, después de animar el Pentecostés cotidiano de las lenguas de gas municipales.

La calle de Cimadevilla, aparece más iluminada que ninguna otra, porque allí están los grandes escaparates que atraen a los mariposones nocturnos con las primeras bombillas cegadoras. Esa hora crepuscular lo es, para las gentes, de dar una vuelta, de distraer el ánimo y encontrar a los ami­gos, ia del noviazgo de las modistillas y los oficinistas de dos mil pesetas con descuento; la del chismorreo de muchos, de olvidar la tarea y disponerse a cenar, mejor o peor, estirando antes las piernas desde la Plaza hasta la calle de la Rúa o, los más ansiosos y ligeros, hasta la pedrera de la Catedral. Cimadevilla es así el centro peripatético y comunicativo de la ciudad, donde se pasea y se conversa, se recuerda y se proyecta, se habla mal o bien de todo, se ríe alto y se confía bajo, se desahogan los vetustenses y cobran ánimo para la jornada que ha de seguir.

También Clarín gusta de dar una vuel­ta, alguna vez, por Cimadevilla. Viene del Casino, que tiene ya pintado en su Regen­ta, de escribir un Palique y de leer la Revue des deux mondes, o quizá llega di­rectamente de su casa, después de traducir un capítulo de Trabajo, de Zola. Puede Clarín también encaminarse hacia la Uni­versidad para hacer una lectura comentada de L’Aiglon, con su palabra cálida y ner­viosa, en los cursos y conferencias de exten­sión cultural, entonces sal de la ciudad, más gustosa que la misma novena de San Isidoro, con el gallardo Padre Ciarán.

Clarín pasa algo de prisa, si va solo, hundidas las manos en los bolsillos del ga­bán, la cabeza pensativa, de quien estando

con los demás, se acompaña a sí mismo. Y ocurre que el escritor se halla mezclado al barullo de los que van y vienen, detenido por unas chalequeras reidoras que no se sueltan del brazo y le azaran un poco, has­ta que logra seguir adelante. Acaso desde la tertulia de un portal alguien advierte el breve apuro: Allá va Don Leopoldo... ¿Habéis leído el Heraldo de hoy? ¡Chicos, formidable! Todo el mundo en la ciudad lee los Paliques de Clarín, hasta el obis­po Martínez Vigil, y así Manolo, el barbe­ro ilustrado, irá diciendo a sus clientes, uno a uno, cuando les pasa la brocha: Es mu­cho don Leopoldo! Hay que fastidiarse con él; ¿no le parece? Al cliente, si es de la otra cáscara, la dulce, no puede parecerle nada contrario, pues ya Manolo, al adver­tir en sus ojos la réplica, acude con el ja­bonoso hisopo, como al descuido, y cierra con una banda de espuma la boca contra­dictora, mientras insiste: Sí, sí, es mucho don Leopoldo. ¡No hay quién pueda con él!

Tampoco puede con él, tan menudo, don Angelón, el canónigo casi gigante, que des­de La Crui de la Victoria —después La Victoria de la Cruç—, lanza contra Cla­rín la zumba de sus Incidencias, cierta­mente agudas de intención. Por eso Clarín no las desdeña, sino que disfrazado de Dia­na Caladora, se va al monte de la polé­mica y dispara a don Angelón su buena mostacilla, a la que el canónigo responde con posta gruesa o con perdigonadas, según.

Clarín es popular en su Vetusta por­que no habita una torre de marfil, sino que convive en la ciudad y se mezcla al pueblo en la calle y en esa hora gustosa de Cima­devilla, cuando las gentes todas, y entre todas la artesanía, hormiguean antes de ce­nar y sienten la alegría, allí humorosas, de vivir.

Page 29: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Ahora Clarín no va solo, pues lleva a su lado la mocedad gesticulante de Mel­quíades Alvarez. La voz de la tertulia por- talera confía en tono bajo: Ya le está to­mando la lección. Porque se dice, en efecto, que Clarín tiene sometido a Melquíades con cierta disciplina de estudio, para que el gran orador en agraz no llegue a confundir Ginebra y Genova —perdonen sus manes este inocente recuerdo—, y diga cosas. Mel­quíades aspira a ser el tribuno de la plebe, de aquella simpática plebe de Cimadevilla, tan digna como la mejor romana, a la que más tarde, un día de escrutinio, gritará su indignación magnífica: ¡El conde de Pe- ñalver y sus secuaces acaban de robar im­púdicamente el acta con que me habéis honrado! Una vez más la voluntad del pue­blo es atropellada por los lacayos del Bor- bón, que, para lograrlo, no han dudado en arrancarse la carátula de la pretendida le­galidad. . . Etcétera, etcétera, estas o pa­recidas palabras. Clarín y Melquíades con­tinúan paseando, y sucede que el escritor se pare en seco, se frote nervioso la revuel­ta barba y fulmine al orador con el relám­pago de sus lentes: ¿Cómo, cómo? A ver «o . . . ! La voz tertuliosa añade en el por­tal: Dicen que ensaya los discursos delante de un armario de espejos. A lo que otra voz replica: Podrá ser verdad, pero lo que es hablar, habla como un mirlo del cam­po-.. Un Palique de Clarín dice m á s ... El orador no es el escritor.

Otras veces Clarín pasea en el Bombé solitario, las tardes claras de primavera, con Joanín Ochoa, el dulce y malogrado no­velista de Los señores de la Hermida y En alma de Dios. Clarín y Ochoa mi- tan a los castaños, presurosos en lucir su flor blanca o rosa, y a los corpulentos ne­grillos; escuchan la canción de algún pája­ra. que Ochoa conoce bien —es un verde- nti— y alternan ja contemplación natural y la meditación comunicativa, acaso sobre el más allá, que hace ya a los dos sus mis­teriosas señas.

¡Huelga en Gijón! ¡La huelga de Gi- leo! Una tarde los periódicos locales de

etusta echaron a la calle sendas hojas

extraordinarias. Los vendedores corrían sin aliento de un lado para otro. Desde los ca­fés, desde los portales, desde los balcones les chistaban y llamaban: ¡Aquí, aquí Co­leo! Era Coleo, hermano de Pipá, el más listo de los chicos menores de la prensa, así apodado a causa de la dificultad que el muchacho tenía para decir derechamente Correo y vocear el diario más leído.

El suceso gijonés era cosa seria, pues comenzaba con tiros y sangre. Los obreros luchaban por la jomada de ocho horas y se habían cansado de recibir promesas. España entera se puso en alarma —aún no había guerreado Europa—, temiendo que la huel­ga se corriese a las cuencas mineras, de allí a los altos hornos de Langreo y, por solidaridad, a la industriosa zona bilbaína. Aquel alzamiento obrero era para inquietar, cuando el Gobierno pudo advertir que no bastaban los tricornios charolados con los ceñidos barbuquejos en los rostros severos y bigotudos. Había que acudir al Ejér­cito. ..

Los corresponsales de Madrid enviaban a sus periódicos informaciones tremendas. Aquello estaba que ardía, y no era exage­ración. En esa situación apurada se le ocu­rrió al Imparcial, cuyo poder llegaba a tumbar un ministro con una gacetilla, pro­poner el arbitraje de su colaborador de la hoja de Los Lunes. Los obreros de Gijón, que sabían de la altura moral de Clarín, aceptaron enseguida la mediación insigne. Los patronos resignáronse a ella por si traía algo que les conviniera, sacándolos del con­flicto. Al fin y al cabo el profesor, aunque intelectual era también un burgués... Y allá se fué don Leopoldo una mañana, solo y tranquilo, en un tren que llevaba de reata unos cuantos vagones cargados de tropa, gente moza a quien divertía la aventura: “¡Lo menos que me pesco yo en Gijón es una “merluza” o dos!” “Y yo un pez-espada para cuando llegue a sargento tener mi es­padín". "¡Bueno, bueno!” ¿Y aquello de que en Gijón todas son?”. “¡Poco a po­co, que en Oviedo mete miedo y en Avilés

en cada casa, tres!”

Page 30: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Clarín, entretanto que los soldados vo­ceaban desde las ventanillas, instalábase en un coche de segunda, con un libro en la mano para no leerlo, pues el paisaje aldea­no había de poder más y le tentaba con la promesa del verde prado cercano a Guima- rán, el de su Adiós, Cordera. En el vagón inmediato, de primera clase, entraba un gordo comandante del Regimiento, con un esfuerzo al montar que le obligó a emplear ambas manos y auparse penosamente, mien­tras decía en queja a los oficialillos que le acompañaban: ¡Ya no está uno para estos trotes! Con el remate del enérgico movi­miento las ruedecillas de las espuelas se pusieron a rodar gozosas. . .

A los pocos días regresaba Clarín. Vol­vía satisfecho y el pueblo lo estaba con él, el pueblo que cuenta —debo aclarar— y había acudido a esperarle. Desde la misma estación llevó casi en volandas al profe­sor hasta el Centro Obrero, un edificio po­bre al fondo de un patio húmedo, pues eran aquellos los primeros tiempos de las or­ganizaciones obreras, cuando Pablo Iglesias hablaba a un puñado de hombres y les enseñaba, con su palabra escueta, el abe del socialismo. Ya en el llamado salón de actos, insuficiente para acoger a una parte de los que llegaban en oleadas, “Clarín” se alzó sobre la tarima presidencial y contó lo que había hecho y lo que se había logrado en Gijón, acompañando su llano informe de reflexiones y comentarios nutridos de jus­ticia y verdad, por encima de toda pasión: "¿Y sabéis quién dijo el primero lo que me oís? . . . ¿Quién es éste, (volviéndose a un retrato barbado que había en la tribu­n a ) . . . ¿Marx? ¡Pues Carlos Marx!”

El día 13 de junio de 1901 moría Cla­rín, un dia de Corpus. ¡Aire, A lfredo ... más aire, A lfred ín ,.. . que me ahogo!” El

balón de oxígeno, medio desinflado, bailaba sobre el lecho como un globo de feria caí­do y grotesco. Toda la ciudad, que quería a Clarín, rindió la cabeza al saberlo. La Universidad tomó en hombros el cadáver y lo trasladó a su recinto sin ceremonia. Tur­náronse los profesores para llevar el ataúd por las calles desde el barrio pobre donde vivía el escritor, en una casa tranquila y cómoda, con un jardín y una galería, desde la que se contemplaba un verde panorama campesino, al fondo lejano el monte de la Grandota, con la calva de una cantera. Al tercer día, verificada la conducción pública al cementerio, según lo acostumbrado, di­mos tierra al cadáver una mañana brumosa que, siendo de plena primavera, diríase otoñal. Allá fuimos unos pocos, muy po­cos, a decirle el adiós último a don Leopol­do. Le encontramos muy solo en el depósito del camposanto, como un cuerpo más, que ya era y con su barba revuleta. En la sién derecha advertíase un bulto rojizo: ¿Qué será eso? —se le ocurrió decir a Posada. ¡Nada, hombre, nada, nada! atajó otro, probablemente Canella, el vicerector. Sela bajó su cabeza y murmuró algo. Buylla aplicó sobre las gafas los impertinentes de prestimano. Por si acaso, —insistió Posada, — por si acaso.. . ¿Quiere usted ver eso, Santullano? Yo. que estaba a la cabecera del ataúd, no tuve reparo en satisfacer a Posada. La mancha rojiza era algo frío, helado.. . como todo lo demás, como nues­tro inolvidable Clarín, el hombre bueno que pocos supieron estimar, bien avenido con el pueblo y su compañía. Para conven­certe de ello, lector, te bastará saber lo que te digo arriba: que don Leopoldo gustaba de pasear a la hora de la queda por Ci- madevilla, como un vetustense cualquiera-

LEOPOLDO ALAS, rector de la Universidad de Oviedo, hijo de Clarín, fué fusilado inicuamente por quienes, víctimas de criminal alucinación, no ven en el pueblo español sino el reflejo de sus propias maldades.

Bajo la sombra augusta de Clarín, ESPAÑA PEREGRINA execra una ve{

más la iniquidad de sus verdugos y dedica un fervoroso homenaje a su memoria.

Page 31: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

C A N A

Prensa Católica, Frente Cristiano y Frente Franquista en los Estados Unidos

El día 13 de enero de 1940, la policía neo­yorquina detenía a diez y siete miembros del Frente Cristiano, acusados de conspiración para derribar al Gobierno de Roosevelt. Entre los de­tenidos abundaban católicos irlandeses y no fal­taban alemanes nazis paganos. Este brote de locura en pleno crudísimo invierno neoyorkino no es naturalmente efímero brote primaveral y juvenil, sino calenturienta erupción que acu­sa una alteración avanzada y honda incoada len­tamente durante la guerra de España. La his­toria no se repite y por eso cuando se repite produce náuseas. Pero, reprimiendo la contrarie­dad digestiva, los republicanos españoles, por nuestra indiscutible autoridad en la materia, nos sentimos obligados ante ciertos intentos a animar la vigilancia de los pueblos libres de América. Por esta razón reproducimos, extractados, dos artículos aparecidos respectivamente en The Na- tion (16-12-39) y en el Protestant Digest (1-3-40) que se completan ejemplar e ilustrativamente en el desengañamiento de las sacras entretelas del cañamazo reticular fascista.

iI

La Prensa Católica

La más clara expresión de las simpatías fas­cistas de la prensa católica, ha sido la posición pro-franquista mantenida durante la guerra espa­ñola, y no es descomedido tratar este problema como piedra de toque. El éxito de la campaña para mantener el embargo de armas para Espa- na en Norteamérica hay que atribuirlo, en gran Parte, a la presión continua de la prensa católica. Periódicos pro-laboristas, como el Michigan Ca- tholic y el Pittsburgh Catholic abrazaron la causa antiobrera, profascista, en España. Sólo tres pe­riódicos católicos, el Catholic Worker, el New World y el Commonwelt, en los últimos meses de la guerra se atrevieron a sugerir que la de cráneo no era una guerra santa. Esta unidad tue lograda a través del servicio gratuito de no- hcias del N. C. W. C. Juzgado a través de cual­quier tipo de periodismo moderno, el encubri­miento que de la guerra española hizo la agencia ue noticias católica, debe ser considerado como no de los esfuerzos más deshonestos de nuestra

época.tn ^ n pre?sa católica basó su posición, en cuan- ii a España, sobre los siguientes puntos, todos os. demostrablemente falsos:

v El Frente Popular logró la victoria en las fT" c'ones de 16 de febrero de 1936, mediante el taude y ia violencia.

M A Z O

2. Inmediatamente después de las elecciones, comenzaron las izquierdas a implantar el reinado del terror, lo que obligó al ejército a intervenir para restaurar el orden.

3. El asesinato de Calvo Sotelo por el Go­bierno provocó el levantamiento del pueblo es­pañol.

4. La evidencia de que existía un complot comunista para adueñarse del poder, ocasionó el levantamiento de Franco.

6. El Gobierno español luchaba por imponer al pueblo el comunismo.

7. El movimiento de Franco no era fascista.8. Franco no aceptó ninguna ayuda alema­

na ni italiana, hasta que la Unión Soviética in­tervino en favor del Gobierno español.

9. La matanza de Badajoz no existió nunca, y el bombardeo de Guerñica fué una simple in­vención periodística; los bombardeos de Barce­lona y Valencia se dirigieron siempre contra ob­jetivos militares.

El “triunfo" con que jugaba la prensa cató­lica, sin embargo, era la sombría imputación de que el Gobierno antireligioso español había ma­tado a 300,000 hombres, mujeres y niños, porque eran católicos. Es verdad que se quemaron igle­sias, y algunos curas, y tal vez también algu­nas monjas, fueron muertos en el territorio republicano, aunque nunca en las proporciones dadas por la prensa católica. Sin embargo, esa prensa, rara vez puntualizó que tales ultrajes tuvieron lugar contra las vidas de los sacerdotes después de sublevarse Franco —en nombre de la iglesia—, arrastrando consigo la mayor parte del ejército y de las fuerzas policíacas. No hay nin­guna prueba que demuestre la connivencia gu­bernamental con los crímenes cometidos por un pueblo enfurecido, que pensaba que la Iglesia apo­yaba el movimiento fascista —como así era, sin duda—. La prensa católica jamás explicó a los demócratas católicos de Norteamérica por qué ocurrían tales cosas. Nada les dijo de la revista católica Acción Española, publicada en Burgos, en mayo de 1937, con la bendición del Cardenal Primado, en la que se justificaba su política di­ciendo que la "democracia y el sufragio universal, son formas embrionarias del comunismo y de la anarquía”. Tampoco les dijo cómo el Obispo de Pamplona, al principio de 1936, había bendecido la bandera de la Falange Española. Tampoco les contó cómo los católicos ingleses, Jerrold y Po- llard, actuando en representación de sus filiacio­nes religiosas internacionales, ayudaron a llevar a Franco de Canarias a Marruecos. Estos hechos, publicados a menudo en España con la autoriza­ción de la Iglesia, no fueron nunca revelados a los católicos americanos. Sólo un colaborador del New World, tuvo el valor suficiente para arros­

Page 32: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

trar el desafío que para la prensa católica sig­nificaban las revelaciones de post-guerra que pu­blicaban la ayuda prestada a Franco por Ale­mania y por Italia. El 30 de junio de 1939, es­cribía así:

Por todas partes, se levanta ahora la acusa­ción de que muchos escritores católicos, y des­graciadamente, la mayor parte de la prensa ca­tólica, fueron culpables de desfigurar a sabiendas la guerra de España...

Sus falsedades son tanto más desdichadas cuan­to que dichos escritores acusaban continuamente a la prensa diaria de publicar mentiras e injusti­cias, cuando ellos mismos no tenían las manos limpias. Ahora resulta que la prensa diaria ofre­cía de la guerra española descripciones más puras y más exactas que muchas publicaciones de la prensa católica.

La Catholic Review, órgano archidiocesano de Baltimore, replicó: “el aislamiento del New World del resto de la prensa católica es completo. Se lo agradecemos’’. Monseñor Thomas S. Dugan, escribió en el Transcript, de Hartford, órgano dio­cesano oficial:

Las informaciones publicadas por los perió­dicos católicos sobre la guerra española, se to­maron directamente de las entregas de noticias de la National Catholic Welfare Conference, o se inspiraron en esas entregas. La National Ca- htolic Welfare Conference, es creación e intér­prete de los obispos norteamericanos. Si fuimos deshonestos, hay que sacar una deducción que sólo un loco se atrevería a sacar".

Para defender sus falsedades sobre España, la prensa católica atacaba a los editores y corres­ponsales de la prensa secular. El padre Joseph F. Thoming, el más servil de los propagandistas de Franco, indicó a menudo que Pulizzer, Stem, Meyer y Sulzberger eran judíos y, por lo tanto, predispuestos en contra de Franco. Jay Alien fué atacado para desacreditar su historia de la ma­tanza de Badajoz. G. L. Steer fué combatido pa­ra desvirtuar su relato del bombardeo de Guer­nica. El padre Thoming, calumnió a Lawrence Femswoorth escribiendo en el Tablet:

La evidencia de las conexiones de Mr. Ferns- woorth con el Gobierno izquierdista de España, fué comprobada por Agentes del Ministerio In­glés del Exterior, lo que le obligó a dimitir del Times (Londres) v del New York Times.

Herbert L. Matthews, fué tildado de loco. Leland Stowe, Vicent Sheean, Ernest Hemingway, John Gunhter y otros, fueron constantemente calumniados.

Es imposible medir con exactitud el poder que esta prensa pueda tener. Desde luego, la leen menos de la mitad de los católicos del país. Des­pués de 2 años de entusiasmo de la prensa cató­lica por la España fascista, el Gallup poli en di­ciembre de 1938, informó que un tercio de los* católicos norteamericanos no tenían opinión al­guna sobre la guerra, mientras que un 43% de los que opinaban eran pro-gubernamentales. La prensa, sin embargo, consiguió formar un grupo bullicioso y militante, que presionó y obtuvo un

tremendo efecto sobre los políticos. Por suges­tión del Padre Gillis, editor de la revista sema­nal Catholic World, y autor de artículos de am­plia circulación en la prensa católica, la Asocia­ción de la Prensa Católica, en junio, adoptó, con sólo dos votos en contra, una moción de censura contra los periódicos seculares del C P. A. con­siderados culpables de falsear los hechos de la guerra española. Esta presión católica sobre la prensa secular, está organizada ahora en el United Catholic Organijations Press Relations Commitee, dirigido por el Padre Toomey, S. J. de la revista América.

IIFrente Cristiano y Frente Franquista

Antes de la rebelión de Franco ninguna cau­sa fascista prosperó en los Estados Unidos. Las organizaciones fascistas italianas, lo mismo que las nazis alemanas tenían poca importancia. Cuan­do ocurre lo de España los nazis y los fascistas se alian con poderosos elementos de la Iglesia Católica que dispone en los Estados Unidos de una magnífica máquina de propaganda: organi­zaciones muy desarrolladas, oradores, prensa... y fieles. Contando con la organización católica como base de su acción, se desarrolla en los Es­tados Unidos, a medida que la cooperación entre el fascismo y el Vaticano en España se hace más patente, el Frente Franquista, que ha servido de principal agencia para la propaganda fascista a través de los Estados Unidos poco después del estallido de la guerra de España. Esta propaganda se proponía primordialmente asegurar una victo­ria fascista en España, sosteniendo el nada neu­tral embargo de armas del Gobierno norteameri­cano, que servía para extrangular a la República Española. Reduciéndola a sus términos mas sim­ples, la propaganda del Frente Franquista decía lo siguiente: Franco, un cruzado cristiano, ha sido obligado al uso de la fuerza para poner fin a los desórdenes comunistas y a las persecucio­nes contra la Iglesia Católica, que ponían en pe­ligro la civilización occidental.

El cuadro que de los acontecimientos en Es­paña presentaba a la opinión norteamericana el Frente Franquista era tan absolutamente falso y desfigurado que, el 30 de junio de 1939, el edito-rialista del New World, periódico recomendado por el Cardenal Mundelein, escribía: "Existe una lista poco envidiable de simpatizadores de Fran­co en la relación “los que mintieron sobre Es­paña" que publica The New Republic del p de junio como un índice de aquellos que desfigura­ron los hechos de España durante la guerra- Arnols Lunn, Ellery Sedgwick, Dr. Joseph Code, profesor de una Universidad católica, y el Padre Thoming, son mencionados entre aquellos que mintieron. Esta lista de los que sacrificaron u verdad por la Causa podía ser aumentada gran­demente". , ,

El Frente Franquista, durante y después u la guerra, ha propagado ideas cuyo propósito n es otro que una inducción deliberada a activiaa-

Page 33: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

des revolucionarias fascistas en los Estados Uni­dos. Estas ideas son las siguientes: 1) la violen­cia está permitida cuando se usa contra los comu­nistas o en defensa de la Iglesia Católica; 2) el fascismo es un sistema defensivo natural, no ateo, que se desarrolla en las sociedades amena­zadas por el comunismo, que es el mayor peligro del mundo. 3) Los comunistas están a punto de hacerse con el poder en los Estados Unidos. 4) La Iglesia Católica está siendo perseguida. Estas ideas describen la escena americana en los mis­mos términos que emplea el Frente Franquista para la situación de España. Y estas han sido las ideas que movían a los diez y siete conspi­radores detenidos el 13 de enero.

El principal vehículo en la propagación de estas ideas ha sido la prensa oficial de la Iglesia Católica Romana la que, con algunas notables excepciones como la del New World de Chicago, ha cooperado en la aventura fascista. También ha recibido ayuda valiosa de la Prensa de Hearst y del Comité Dies sobre actividades no ameri­canas.

Para comprender la obra de los miembros del Frente Franquista es fundamental recordar que, cuando usaban la palabra comunista aplica­da a España, la extendían indistintamente a los masones, liberales ochocentistas, librepensadores, anarquistas, protestantes, católicos vascos, repu­blicanos, autonomistas catalanes, socialistas, miem­bros de los sindicatos, demócratas y comunistas. Asi,_ en Norteamérica, la palabra comunista se ha ido ensanchando hasta abarcar a Roosevelt, a John L. Lewis, al Mayor LaGuardia, a los ju­díos, a la CIO. y a los consejeros del Presidente Roosevelt.

El New Deal es para el Presidente de la Ame­rican Union for Nationalist Spain, Merwin K. Hart, sencillamente la forma norteamericana de comunismo ruso.

El tema básico de la propaganda del Frente franquista ha sido la aprobación dei uso de la n er̂ a i5n e* ?rregIo de las disputas políticas, jjesde hace más de tres años el general rebelde franco ha sido presentado a los católicos nor­teamericanos como el más alto ideal de acción católica. Fué calificado como “uno de los más sublimes tipos de caballero cristiano" por el Pa­ce joseph F. Thorning. el "experto” en cuestio- es españolas, delante de tres mil Caballeros de

j°j°ü et> un desayuno de comunión en la ciu- aa de Nueva York. En el órgano católico Social

/ “ tce del 31 de julio de 1939 se avisaba que era síno cuestión de tiempo que Nueva York

afr'a ■ 8° de una monstruosa repetición de lasbeldades bolcheviques que destruyeron Madrid

C ■ <Pcelona". John F. Cassidy, leader del Frente stiano y uno de los detenidos en enero del

nij..en Çj mismo mes del año 39 declaraba en un l0 n.' ramos a hacer con los comunistas aquí F '* - m°\Pue estd haciendo con ellos Franco en

f Í*p 0 bebimos para aguantar más". del p " ac*re Coughlin es la figura más eminente Rufa aT ’ï Franquista. Es también patrón y

del Frente Cristiano. Durante la campaña

presidencial de 1936 decía: “Si algún dictador con­sigue en los Estados Unidos realizar una forma de Gobierno totalitario, cuando las papeletas de voto sean innecesarias tendré el valor de levan­tarme para defender el empleo de las balas". Ya el 22 de enero de 1934 decía: “La única ma­nera de que los cristianos en México puedan decir sus oraciones es con el respaldo del fusil. Y esto es lo que preparan para la primavera. Hay una cuchilla que pende del muro. Y esto mismo ten­dremos que hacer en nuestro país”. Y en julio del 39: “os combatiremos con los métodos de Franco, si es necesario. Si gustáis podréis decir que esto es incendiario. ¡Sí, es incendiario!"

Para cultivar el espantajo rojo después de terminada la guerra en España, el Mayor Kelly y la revista jesuíta AMERICA colaboran en la campaña del Frente Franquista para denigrar a los refugiados españoles en México, estos refu­giados que son los veteranos de la única guerra antifascista de Europa. El espíritu de esta perse­cución contra los refugiados malamente podrá ser calificado de cristiano. En América del 25 de marzo de 1939, escribía el Mayor Kelly: “no es menester ser un conocedor especial de los carac­teres de estos tiempos tañ confusos para ver que las Brigadas en México, aunque disfrazadas de campesinos afectados a trabajos rurales, constitu­yen una amenaza para los Estados Unidos... Se van a infiltrar por nuestra frontera, confiando en el humanitarismo miope del Secretario de Tra­bajo... ¿Podemos seguir creyendo tranquilamen­te cuando se acerca la sombra comunista a nues­tro querido país que "eso no puede pasar aquí"f El 12 de agosto de 1939, escribía de nuevo: “Mé­xico sigue los trágicos pasos de España. La mili­cia obrera de la C. T. M., copiada de los ejérci­tos privados de la U. G. T. y de la C. N. T. de la España roja, que se entrena desde hace un año, ha alcanzado un estado de semientrenamien­to y de beligerancia consciente... Para aumentar su fuerza proletaria Cárdenas celebró un pacto con el refugiado comunista ex Presidente del Consejo de la España roja, Juan Negrín, el 29 de junio, pacto en el cual un número ilimitado de miembros de su ejército derrotado, ahora en Francia, será transportado a México y repartido en colonias obreras en lugares estratégicos a lo largo de la frontera norteamericana y por otros lugares.... Las tropas refugiadas se sienten muy seguras en sus nuevos acuartelamientos y hablan confidencialmente de la revolución en los Estados Unidos en la que piensan tomar parte prominen­te". La revista AMERICA decía en un editorial del 17 de febrero de 1940, refiriéndose a los re­fugiados en México: “la vasta mayoría de estos españoles es de comunistas con récords crimina­les”. Muy estrecha ha sido también la relación entre el Frente Franquista y Martín Dies, cuyo comité ha sido un aliado efectivo del Frente Franquista, pintando a la España leal como co­munista y jugando con el espantajo de un putsch comunista.

No hay que olvidar que durante la prima­vera de 1936 los pistoleros de José Antonio y de

Page 34: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Onésimo Redondo crearon deliberadamente des­órdenes en las calles de España. En una biografía oficial de Falange sobre la figura de Onésimo Redondo leemos lo siguiente: "Mientras que otros grupos políticos se mantenían prudentemente en sus casas la Falange se lanzó valientemente a la calle. Para la Falange cualquier motivo era bas­tante: el 6 de abril unos centenares de camaradas organizaron una manifestación tumultuosa en la Acera ( Valladolid) causando incidentes graves y algunas detenciones. Cuando el Gobierno español trató de contener esta ola de violencia con me­didas que reconocemos ahora como demasiado suaves, la Falange gritaba ¡persecución] Y en la biografía de Onésimo Redondo leemos: “Ante la persecución, la Falange decidió la guerra sin cuar­tel; nuestros camaradas, con habilidad y pacien­cia, fabricaron bombas que fueron colocadas en diversos lugares, tales como la Comisaría, los lo­cales de la Unión General, casas particulares y en los domicilios de los leaders del Frente Popular. La Falange no retrocedió en la lucha y dos días después de la huelga contestó a ella colocando bombas en los domicilios de distinguidos marxis-

U N A C A R T A

tas. También en las aldeas luchó la Falange. Los mítines comunistas eran interrumpidos constan­temente por los camaradas de nuestras organiza­ciones locales. Choques entre miembros de la Unión de Trabajadores y falangistas fueron cosa de todos los días. En Olmedo, el II de junio, hubo un encuentro y nuestros camaradas mata­ron a dos socialistas y fueron detenidos II de los nuestros. En Alaejos, el U de junio, fueron detenidos tres camaradas luego de un encuentro con los comunistas, pero nosotros contestamos co­locando una bomba. En Peñafiel, después de una provocación, un falangista mató a uno de los marxistes más prestigiosos del pueblo. En Ma­drid, en las luchas diarias de la calle, sufrimos pérdidas pero nuestras represalias fueron tan efectivas como seguras. Uno de los enemigos más prominentes de la Falange, el teniente Castillo, cayó su cuerpo acribillado a balazos. En todas las demás provincias raro era el día en que la Falange no participara en la sorda guerra civil en que estaba empeñada, ella sola, contra un Estado que se declaró a si mismo enemigo del fascismo”.

E N T R E O T R A S

Montpellier Io de Mayo de 1940.Sr. R. V. Dinamarca. 80.México, D. F.M uy señor mío:Con pena inmensa me dirijo a usted para comunicarle el fallecimiento de

mi marido, Manuel García González, profesor de la Escuela de Orientación Pro­fesional.

Ha muerto con la ilusión insatisfecha de ir a ese País, donde pensaba re­hacer nuestras vidas, hoy rotas para siempre. Han ocasionado su muerte, por un lado, la dura vida del campo del que no pudo salir hasta ir al hospital, a pesar de las infinitas gestiones realizadas en todos sentidos, y, por otro, el sufri­miento moral de verse “tratado como un perro” — palabras suyas— sin encon­trar quien le diese una mano.

Con él se me han ido todas las ilusiones. Todo lo sobrellevaba con la espe­ranza de volver a vivir juntos, pues por ser un hombre, por todos estilos, me encontraba amparada a su lado, y hoy me encuentro sola y desesperada. Todos los que le trataron últimamente no cesaban de decir a mi hermano lo caballe­roso y estudioso que era; él no creyó morir y cuando fu i a verle, me decía que estudiaba para no olvidar. Ha dejados hechos unos apuntes de Geometría que Agustín Magdaleno, antiguo alumno de la E. O. P. ha pedido para su re­cuerdo. Este muchacho era practicante y dentro de los escasos medios de que se dispone en aquel hospital — destinado sólo a refugiados— ha hecho cuanto ha podido por él. Me queda sólo el consuelo de haber sido la mujer de “un buen español y una bellísima persona”, como me dicen los médicos del hospital — también españoles— en su pésame.

Perdone la molestia que le ocasione al leer esta pequeña y triste historia de los últimos días de mi marido, pero no me queda más consuelo que contár­selo a las personas que él apreciaba.

Queda de Ud. affma.María G. Vda. de GARCIA.

Page 35: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

N U E S T R O S I N T E L E C T U A L E S E N F R A N C I A

La repentina agravación de la guerra en Fran­cia, la acentuada inclinación hacia la derecha de su Gobierno, nos hacen volver los ojos más an­gustiosamente aún que de costumbre hacia los numerosísimos españoles que allí ven desarrollarse los acontecimientos con inquietud creciente. Apre­sados en una inmensa ratonera, expuestos a caer en las garras de Hitler, Mussolini y Franco, a merced del peligroso chauvinismo de la reacción francesa, de Pétain, Weygand, Louis Marín e Ibarnegaray, todos ellos enemigos del pueblo es­pañol y colocados hoy en los puestos de mando, piensan seguramente con amargura y ponen su última esperanza en cuantos hemos tenido la fortuna de ganar las tierras libres de América. Su situación, poco menos que insostenible estos últimos meses, debe ser en la actualidad casi des­esperada, expuestos a que les ocurra lo que les ha ocurrido ya a cuantos se encontraban en Bél­gica.

Hemos recibido carta de algún compañero nuestro, privilegiado en cierto modo por tener familia en Francia, datada en el estadio de Ro- land Carros en Boulogne sur Seine, un campo de concentración dedicado a la gente maleante. ¿Qué será de los demás, incluso de los subsidiados que hasta el presente habían podido sostenerse ron las pequeñas cantidades que recibían y que iban a ser suspendidas en este mes próximo? ¿Cómo podrán evitar por lo menos el campo de concentración o las compañías de trabaio? Entre ellos figuran tan eminentes y respetables perso’ nalidades como Jesús Bellido Golferich, Demófilo de Buen, Joaquín Trias, Jaime Serra Hunter, Pedro Aguado Bleye, Corpus Barga, Blas Cabre­ra, Carlos Riva, Juan Rebull, Salvador Baca- nsse, Gustavo Pittaluga, Rafael Sánchez Ventura, Rafael de Buen, José Giner Pantoja, José M. Quiroga Plá, Joaquín D’Harcourt, Martín Na­varro Flores, José Fernández Montesinos, Emi-10. Nadal, Fernando Soldevilla, José Xirau, Hi- ■3no Alonso, José Valls, Antonio Moles Caubet, fcnnque Moles Ormella, Augusto Pérez Victoria, Pabriciano García Cicuendez, Pedro Flores, Joa­quín Suñer, etc., etc. Junto a éstos y otros mu­chos nombres sobresalientes, se encuentra la masa e los compañeros de profesiones liberales, más

uiodestos sin duda, pero no menos dignos de nues- fa preocupación y de nuestros esfuerzos.

I ,ara facilitar la formación de una idea sobre a.,s.ltuac¡ón actual de estos compañeros, trans­mimos algunos párrafos del informe que de allí

^mos recibido últimamente, fechado en el pasado „** ce abril, antes de que se agravara la situa- *°n en Europa. Dicen así:

Más de 5,200 (de los cuales más de 1,000 maes­tros) son los intelectuales o individuos pertene­cientes a las diversas profesiones liberales, que se encuentran todavía en Francia.

De todos los refugiados españoles, los intelec­tuales, son aquellos que por no tener una pre­paración para los trabajos manuales, se han visto obligados a aceptar los quehaceres más duros en las Compañías de Trabajo organizadas a me­diados del año pasado. Considerados como inapli­cables o “inaprovechables”, catedráticos, artistas, escritores, arquitectos, abogados, etc., están en­cuadrados en las Compañías llamadas de “pico y pala” dependientes del Ministerio de la Guerra o de Ministerios civiles, que han pasado el invier­no y los primeros meses de este año haciendo trabajos de fortificació» en los Alpes o en las zonas de guerra. Sólo unos cuantos, declarados inútiles o de edad avanzada, fueron dejados en los refugios o en el único campo civil que sub­sistió hasta principios de 1940, el de Argelés en Pirineos Orientales. Sin embargo, después del decreto del general Ménard del 15 de Enero, tendiente a la desaparición total de campos y refugios y a la utilización de todos los españoles, estos intelectuales declarados inútiles fueron en­viados a formar parte, en unión de adolescentes, de Compañías para "trabajos ligeros”, con un salario de 0.50 de franco y recibiendo igual ali­mentación que los demás de las otras Compa­ñías, o sea lentejas, pan y bacalao.

Estas Compañías de Trabajos Ligeros fueron empleadas al principio en la agricultura, pero pos­teriormente, sus componentes fueron incluidos en las Compañías de hombres “normales”.

Los intelectuales españoles en el destierro, han tenido siempre menos oportunidades migratorias que los demás refugiados. Los países acogedores señalaron una proporción muy baja para ellos, prefiriendo a los obreros y campesinos. En Fran­cia, han sido también aquellos para los que el Estado francés ha puesto siempre más reservas, considerándoles como directores de la política republicana y señalándoles como los “rojos" más peligrosos. Las estadísticas oficiales francesas y las organizaciones de solidaridad indican que son precisamente los intelectuales y los mutilados, los que han dado menor número de regresos “vo­luntarios” a España. Los intelectuales han sido objeto de toda clase de presiones y han sufrido incluso castigos físicos para quebrantar su moral y su resistencia. Muchos de ellos, se han visto obligados a desarrollar las más peligrosas e infa­mantes tareas en las Compañías de Trabajo de “pico y pala”. Todo lo han soportado antes que

Page 36: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

aceptar el regreso a España, por saber que la agonia en los campos franceses o en las Compa­ñías, es, sin duda, preferible a lo que se les tiene preparado en la España de Franco.

Entre los intelectuales hay un grupo, el de los maestros, que nunca ha descansado en sus tareas culturales, manteniendo viva la llama de cultura sostenida por la República. En los seis primeros meses de campo de concentración, no descuidaron sus deberes profesionales, se reorga­nizaron, montaron escuelas, editaron revistas con elementos muy precarios y continuaron su labor de desanalfabetización entre los emigrados. Todos sin embargo, se han visto impedidos de hacer una vida con el sentido intelectual que ambicionan. Jamás traspasaron las alambradas de los campos más impresos que los diarios franceses de marcada tendencia derechista y las Organizaciones de ayu­da no pudieron nunca superar, por falta de recur­sos y de facilidades, las exigencias sanitarias y de alimentación más elementales; por tanto, ape­nas pudieron hacerse eco de los miles de peti­ciones de libros y revistas.

Muy pocos pudieron recibir subsidios que les permitieran librarse de los campos de concentra­ción. Se calcula en unos 300 los que han podido evitarlos. La vida de todos los demás ha estado íntimamente unida a las angustias, sufrimientos y esfuerzos de los demás refugiados. Y es de su­brayar que esas ayudas van a ser suprimidas en plazo muy breve.

Entre los intelectuales, puede contarse un gru­po de quinientos y pico estudiantes, a más de trescientos de los cuales faltábanles solamente dos años para terminar su carrera. Estos jóvenes que lo dieron todo durante la guerra, formando muchos de ellos, parte de los cuadros más bri­llantes del Ejército popular, han truncado sus vidas sin aparente esperanza de solución. Gran número de ellos, en los últimos tiempos, cambia­ron sus instancias de emigración hacia otros paí­ses, por demandas de elementos de cultura.

Al estallar la guerra europea, el tono de sus cartas cambió y estudiantes de letras, de quí­mica, de medicina, de música, de pedagogía, de magisterio, etc., modificaron sus peticiones pi­diendo libros y contacto con organizaciones de cultura viva en América. Algunos explicaban cómo sin un oficio manual, sin una profesión defi­nida, estaban convertidos en simples peones cuyo trabajo consistía en cargar y descargar sacos de carbón en los muelles, en el transporte de explo­sivos dentro de las minas y en la excavación de trincheras en el Norte de Francia, muy cerca de las líneas de fuego, en lugares que denuncia­ba la dirección postal a que debía contestárseles. (Sin duda los actuales movimientos de guerra les han encontrado allí.)

Pocas posibilidades de mejora espiritual hay en Francia para los intelectuales. No existen hoy en día organizaciones culturales que les puedan ayudar en este sentido. Toda la acción en su favor debe limitarse a pretender conseguir para ellos, seguridad en sus vidas y ayuda para mejo­rar su alimentación y su salud.

Su estado de ánimo no desfallece. Cientos de ellos son optimistas pensando que en América aún existen países capaces de ayudarles y espa­ñoles de su profesión, que no les olvidan. Otros creen que su voluntad podrá superar las doloro- sas faenas físicas que se ven obligados a desem­peñar. En Toulouse, muchos de los que trabajan en las fábricas de pólvora con jornadas de 10 a 12 horas y jornales de 0.50 a 4 francos, enseñan sus manos agrietadas y vuelven a sus casas en las afueras de la población, con sus rostros en­negrecidos y sombríos, pero confiados en que pronto superarán con sus esfuerzos los trabajos a que han sido destinados de modo tan poco racional asegurando que los primeros momentos de dolor físico causado por los trabajos duros han pasado, que sus manos agrietadas empiezan a tener callos y que muy pronto podrán probar a los franceses que ellos, los intelectuales, son capaces de vencer tan penosas condiciones de vida”.

*

La Junta de Cultura Española, está intensifi­cando las gestiones que nunca ha abandonado, a favor de los infelices compañeros cuyo mayor deseo fuera venir a formar parte de nuestros grupos en América. A muy poca distancia de las elecciones, la situación política de México no consiente grandes esperanzas sobre las posi­bilidades de una emigración numerosa. Sin em­bargo, una vez más la Junta de Cultura reclama la atención de todos hacia los intelectuales espa­ñoles que se encuentran en tan lamentable estado por haber defendido como hombres los valores morales cuyo olvido ha dado como consecuencia la tragedia que hoy Europa sufre. ¿No habra lugar para muchos de ellos en el Nuevo Conti­nente? En este sentido nos permitimos dirigirnos a las autoridades mexicanas y a las de los demas países hermanos, pidiéndoles un gesto de huma­nidad a favor de quienes mueve su misma san­gre. Hacemos también un vehemente llamamiento a los españoles establecidos en las diferentes Re­públicas de Hispanoamérica para que hagan las gestiones necesarias a fin de arrancar de Europa el mayor número posible de compañeros nues­tros. Que nunca se den por vencidos, por muy grandes que sean las dificultades.

Page 37: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

FASTOS CULTURALES

CENTENARIO DEL PRIMER COLEGIO DE AMERICA

En la ciudad de Morelia se ha celebrado con gran esplendor, el cuarto Centenario del Colegio de San Nicolás Obispo, institución de estudios superiores más antigua de América. La fundó, en efecto, en el año 1540 el primer Obispo de Mi- choacán, licenciado Don Vasco de Quiroga, “para que en ella recibieran instrucción españoles e indí­genas, para que sus dirigentes y profesores ayu­daran a los naturales en cuantas gestiones fueran necesarias para su mejoramiento económico y social y para que en el propio colegio encontra­ran albergue los indígenas, cuando fueran al arre­glo de sus asuntos ante las autoridades de la Colonia”.

Hablamos deliberadamente del esplendor de la celebración, para subrayar que no fué una de tantas conmemoraciones más o menos oficia­les y solemnes con que se trata de reanimar un fuego frío. En Tata Vasco, como le llamó el pueblo tarasco, el pueblo mexicano ve a uno de los suyos, a uno de los pocos españoles ilustres que marcaron con obras el sentido espiritual de la colonización, de la pacificación conquistora contra la conquista expoliadora. El Tata Vasco nos habla de aquellos indios que “andan desnudos por los “tianguis" aguardando a comer lo que los Puercos dejaban". El primer obispo de México, Zurnárraga, fundó el colegio de Tlaltelolco “una verdadera escuela normal, nos dice Justo Sierra, n que las discusiones sobre puntos teológicos y filosóficos, eran tan ardientes, que asustaban, eomo obra del diablo, a los enemigos de la ins­trucción de los indios". Pero este arranque y nervio cristianos se embotaron pronto, después de la primera generación de la conquista: "cuan­do a esta generación sucedió, al mediar el siglo, otra que había nacido cristiana, los frailes no tuvieron más que trabajos de rutina que desem­peñar, y fueron dejando caer de sus manos de explotadores, muchos de los grandes pensamientos Puestos en planta por los Quiroga y los Zumárra- fW- Entonces comentó el sueño moral de la gran Emilia indígena. En donde estaba, al pie del altar,

quedó, y en nuestros días yace todavía en frondes grupos en el mismo estado, con las mis­

mas costumbres y las mismas supersticiones". (Justo Sierra: Evolución política del pueblo me­xicano) y de este sueño moral, el pueblo mexicano, constituido en nación, quiere despertar al indígena poniéndole alerta a la altura de los tiempos. Esto quiere hacer la revolución mexicana.

Esto quiso hacer también la pacífica revolu­ción española que trajo a nuestra República. Por­que si el indígena indio durmió, también durmió con él al otro lado del Atlántico el indígena español, sumido desde entonces por siglos en la ignorancia y la pobreza. Por eso un Marqués de Lozoya le reprochaba a nuestra República el gran pecado de haber enseñado a leer y escribir a la gente. Por eso nosotros, republicanos españo­les, hacemos también nuestra la figura de Quiroga y unimos su celebración a la de Luis Vives, este otro cristiano a fondo que persiguió radicalmente una obra de pacificación y de educación. Alrede­dor de Carlos V encontramos en España una gavilla de humanistas, de un antiitaliano huma­nismo cristiano español, que, con su anticipado y claro ardor, salva el honor de nuestro renaci­miento mutilado. Al mismo Padre Las Casas, se le ha llevado y traído por los polos de la exage­ración, dorándolo o ennegreciéndolo con la elec­trólisis de la pasión más insulsa, sin reparar en que no era el testimonio de él lo más importante sino la polémica que encendió y en la que se de­batió la razón de Estado, defendida por los juris­consultos del emperador, con un concepto cris­tiano del poder que a la postre, para desgracia de España y de América, salió derrotado.

El Centenario se ha solemnizado con una serie de actos culturales, como el 4» Congreso Mexi­cano de Historia, la Feria del Libro en la que encontró cariñosa hospitalidad la Editorial Séneca que mandó a ella todas sus ediciones, y la Uni­versidad de Primavera Vasco de Quiroga, que tendrá carácter permanente y cada año abrirá sus cursos en una de las Universidades del país.

En los cursos organizados este año, en la de Morelia, tomaron parte los profesores españoles Pedro Carrasco, Antonio Madinaveitia, Fernando de Buen, José Medina Echavarría, José Gaos,

Page 38: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

Recasens Siches, Gonzalo R. Lafora, Diez Ca­ñedo y Juan de la Encina.

El día 8 de Mayo, aniversario del nacimiento del que fué ilustre rector del Colegio de San Ni­colás, Don Miguel Hidalgo y Costilla, tuvo lugar el acto máximo de celebración del Centenario en el que tomaron parte autoridades representantes de los distintos sectores culturales del país y en nombre de la Junta de Cultura Española, José Bergamín, "voz de España que viene a reso­nar entre estos muros venerables para decir una vez más el cariño y la solidaridad de nosotros, españoles, con este gran pueblo, en fechas como esta que dan el tono de la cultura mexicana”.

En la inauguración de la Universidad de Pri­mavera, el Presidente de la República, General Cárdenas, Tata Cárdenas, pronunció un discurso del que queremos destacar estos párrafos: "Un universitario leal a su tradición, no puede sentirse extraño a las necesidades del pueblo porque ni la finalidad de la ciencia es otra que ayudar a la humanidad en el dominio del mundo externo, ni el arte ni la literatura pueden truncar su destino para convertirse en simple distracción y patrimo­nio de unos cuantos. . .

Vasco de Quiroga es para nosotros el ejemplo de la cultura con un sentido de amor a la huma­nidad, de inteligente amor a los desheredados. Nuestros indios aprendieron a amar en él a la sabiduría, porque la sabiduría fué de la mano con la bondad. La cultura sin un concreto sentido de solidaridad con el dolor del pueblo, no es fecunda, es cultura limitada, mero adorno de parásitos que estorban el programa colectivo. El pensamiento se enaltece cuando lo anima la tragedia de los hombres en su búsqueda por la felicidad, en su lucha contra la naturaleza”.

No queremos divertir la fuerza de estas pala­bras con glosas estiradas. Sólo manifestar nuestra alegría porque ellas corroboran la idea que de la cultura mantiene ESPAÑA PEREGRINA. "La cultura sin un concreto sentido de solidaridad con el dolor del pueblo, no es fecunda". Es decir, no es cultura. México nos ha recibido con los brazos abiertos, no con el brazo que se tiende a un náu­frago; nos ha recibido, no por un acto de con­miseración, sino por un acto de fe. Ancha es América.

ESPAÑA PEREGRINAPUBLICACION MENSUAL DE LA JUNTA DE CULTURA ESPAÑOLA

Din a m a r c a , 80 MEXICO, D. F. t e l . l-5358 y 18-69-96.

Número su e lto .................................................. Un peso.Suscripción anual:

México.................................................... Diez pesos.Países de Am érica................................. Dos dólares.Otros países .......................................... Dos y medio dólares.

Edición en papel de lujo (100 ejs.):México, anualmente ............................. Veinte pesos.Países de Am érica................................. Cuatro dólares.Otros países .......................................... Cinco dólares.

Para la mejor defensa de nuestra causa, para que ESPAÑA PEREGRINA,

boy tan modesta, alcance el desarrollo que merece y conviene, necesitamos su

subscripción, así como la de sus allegados y amigos. Bien reclama un esfuerzo

la memoria de los que tanto dieron.

Page 39: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

LIBROS

I N T R O D U C C I O N A L F I L O S O F A RDEL DR. JUAN GARCIA BACCA

Por Juan ROURA-PARELLA

(Publicaciones de la Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras. 168 págs. en 4r>. Tucumán, 1939.)

Para todos los que conocemos la evolución interna del doctor García Bacca, no puede ser ninguna sorpresa este libro, cuyo pensamiento se desenvuelve en un plano muy distinto de su ya copiosa obra anterior. García Bacca es muy conocido en los medios filosóficos internacionales por sus valiosos trabajos en el campo de la lógi­ca y, en particular, en el dominio de Logística. Con este nuevo libro inicia sus investigaciones filosóficas en el plano de la vida desde el cual hace desfilar ante los ojos del lector, que se siente desde el primer momento cautivado por la fuerza y exuberancia de sus ideas, los mo­mentos más culminantes de la historia del pen­samiento.

Esta introducción al filosofar del antiguo profesor de la Universidad de Barcelona, se aparta decididamente de las demás obras de su género. Casi todas las introducciones a la filoso­fía que conocemos tienen escaso valor. El joven que acude a ellas en busca de una orientación, sale completamente desconcertado del desfile de posiciones y sistemas que si un día tuvieron una vida propia, hoy, encuadradas en escuelas diferentes, son una carga muerta. Y para el hom­bre que está ya formado en filosofía tampoco son de gran utilidad, a no ser la de un recor­datorio fácil para la labor docente.

El profesor García Bacca, que se movió siempre en las frías regiones del pensamiento Puro, sostiene en este estudio que las ideas fi­losóficas dependen directamente de la vida que fas engendró; sólo la vida da sentido a las ideas, y cada tipo de vida crea su propio sistema filo­sófico. Por consiguiente, para captar el sentido Profundo de toda filosofía hay que retroceder hasta las fuentes vitales de donde un día surgió.

La actitud genuinamente filosófica es aque- a que se encara siempre de nuevo con las co-

as y Jes arranca su propio secreto. El primitivo y auténtico sentido helénico de “Verdad”, es el l descubrimiento, desvelamiento. El filósofo es

el que descubre y desvela, el que hace que "algo ustente en público lo que ocultamente era”, pe- ?. las cosas no dejan arrancarse su velo tan fó­

rmente, pues hay una diosa, la “Vergüenza", que taPa, encubre y disimula cuidadosamente

lo que late y palpita dentro de ellas. Con todo, nunca las cosas están completamente cerradas; siempre tienen algún poro por el que se intro­duce el Eros, a cuyo servicio está la “Verdad", y deja las cosas al desnudo, tal como son. Todo aquel que saturado de amor dedica su vida al descubrimiento, al desvelamiento de lo que las cosas son, es un auténtico filósofo.

Al preguntarse el filósofo por el ser de las cosas no puede contentarse con una respuesta de diccionario, sino que tiene que buscar siempre nuevamente lo que las cosas son, ayudado, claro está, por las soluciones históricas, pero no ha­ciéndose n u n c a esclavo de ellas. La filosofía es un eterno recomenzar, pues en cada época la vida nos sale al encuentro con problemas nue­vos para cuya solución no existe ningún reper­torio de respuestas como ocurre en los cuestio­narios de exámenes. Es más: este repertorio de respuestas ahoga toda agilidad filosófica. “Un catecismo filosófico es una lata de conservas; lo que allá en los tiempos de la genuina vida filosófica fué vivo, se encuentra en ella muerto, sin entrañas, apelmazado e intoxicado: manjar de paladares vulgares o muertos".

El profesor García Bacca hace pasar por el alma del lector, cada vez más tensa por el im­pulso y originalidad de sus ideas, los distintos tipos de preguntar y de responder que se han dado a lo largo de la historia del pensamiento, desde los griegos hasta nuestros días siempre en relación con los correspondientes tipos de vida.

En la segunda parte del libro, la más ex­tensa, se habla de los instrumentos del conocer al servicio de la vida que el doctor García Bacca reduce a tres designándoles metafórica­mente con los nombres de marco, encerado y pantalla, esto es, la definición, el sistema de coordenadas y la función categorial, mediante la cual las cosas se convierten en objetos. Estos instrumentos del conocer arrancan de las tres distintas maneras de que vitalmente se ha ser­vido el hombre para orientarse en el mundo de las cosas y las ideas. Durante muchos siglos el individuo se ha sentido perdido por la infinidad. El hombre occidental se pone a la defensiva con­tra el infinito, al revés del indio que se siente atraído por él. De ahí ha nacido la necesidad de ponerse a la defensiva amurallándose, ence­rrándose frente al universo. En el orden inte­lectual esto se llama definir. La definición es pues, la defensa, un marco que ponemos a la

Page 40: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

realidad para nuestra salvación. Este es el tipo de pensar griego y escolástico.

En el sistema cartesiano y, en general, en el racionalismo, la muralla se derrumba y, por lo tanto, los conceptos pierden “la independencia de castillos que les daba la definición” al pro­yectarse en uno que hace de fondo, de pizarrón, encerado o coordenadas de los demás.

En el punto de vista que comienza con Kant nos encontramos que hay conceptos que son co­mo pantallas cinematográficas que hacen posible la visibilidad de las cosas. No conocemos de las cosas más que lo que permite ver este sistema de pantallas ontológicas que no son otra cosa que las categorías.

AI final de su obra el profesor García Bacca trata de los tipos de vivir que ha realizado la vida humana y en cada uno de los cuales las cosas aparecen con diverso y original matiz de objeto. Así el sentido de las ciencias varía en función de la variación, lenta y básica, de los tipos de vivir.

Con caracteres propios y con un lenguaje rico en luminosas imágenes y acertadas com­paraciones que hacen comprensibles difíciles pro­blemas, el profesor García Bacca desarrolla, des­preocupado y sonriente, lo que podría llamarse un existencialismo ascendente, abierto al infi­nito, muy distinto de otros tipos de filosofar dentro del género hoy en boga, que desconocien­do todo principio sobre el cual el hombre pueda apoyarse para superarse a sí mismo, nos pre­sentan la vida como algo que se concentra en si mismo, se ahoga, y quieren ver en la angustia de semejante asfixia la esencia de la vida, y fun­dar sobre ella una metafísica.

‘ LA FÍSICA AVENTURA DEL PENSAMIENTO

de A. Einstein y E. Infeld.

(Editorial Losada. Buenos Aires. Traducida del inglés por el Dr. Ra­fael Grinfeld.—357 páginas.)

"La Física, aventura del pensamiento" cuya traducción nos dió hace poco la Editorial Losada en forma primorosa, es de los libros que dejan huella. Su aparición no pudo causar a los enten­didos sorpresa alguna. Esperaban al libro y po­dría asegurarse que habían pensado en el autor. Nadie más capacitado para una obra de esta ca­tegoría que el hombre que ha revolucionado fi­losóficamente toda la Física. Sólo es capaz de transformar una cosa en sus raíces quien bien la conozca en sus más íntimos detalles. Hay que imaginar lo que significa encontrar primero, y describir después en forma amena y sencilla, las tentativas de la mente humana para hallar una conexión entre el mundo de las ideas y el mundo de los fenómenos.

Los fenómenos, precursores en general de la teoría, entorpecen a veces la labor investigadora de la verdad. Son "claves que despistan" al hom­

bre de ciencia, en su búsqueda hacia la solución del misterio. El zig-zag, los puntos de inflexión en la curva representativa de la marcha de la ciencia, son numerosos. A veces, un camino abier­to que hubiera conducido a excelente resultado, ha sido olvidado durante años y siglos y hasta que luego, de golpe, al volver sobre él se conti­núa con una marcha rápida y sorprendente. Es sabido como “muchas veces, los datos aparecen completamente extraños, incoherentes y sin re­lación alguna entre sí", pero el genio, el gran detective en esta búsqueda sabe “como Conan Doyle, que no necesita por el momento acumu­lar más datos, y de que llegará a su correlación con pensar y sólo pensar sobre la investigación que le preocupa".

Exponer las "claves" con las mismas pala­bras que las expusieron quienes nos las dieron, es ya un mérito extraordinario. De un libro, de una revista o de una carta, sólo un pequeño pá­rrafo encierra la idea mater de un nuevo avance, de un nuevo descubrimiento. Saber encontrar este párrafo es una labor que sólo puede des­arrollar quien ha necesitado seguir todo el pro­ceso científico en boga, para después emitir su opinión divergente. Porque “a pesar de las tenta­tivas que han hecho los hombres desde su crea­ción para leer el grande y misterioso libro de la naturaleza, sólo hace unos tres siglos que han empezado a entender su lenguaje”. Y esto sim­plifica un poco la ingente obra.

En el plano pedagógico, el del profesor de Matemáticas de la enseñanza media, el libro pres­ta un servicio bien útil. En los primeros capítu­los habla, por ejemplo, de los vectores. La teoría general se explica en las clases de matemáticas como un instrumento a utilizar por la Física, y es corriente que el alumno se pregunte “el porqué de la introducción a un lenguaje complicado y desusado de hechos previamente conocidos”, sien­do, por tanto, conveniente poder presentar a los alumnos los motivos del estudio de cuestiones aparentemente estériles si no estúpidas.'■ En la teoría del movimiento señala cómo "empleando las matemáticas, se consigue una des­cripción concisa del movimiento con menos tinta que la que se gasta en una sola frase”.

Había que suponer que en el libro, el autor de la “Teoría de la Relatividad" expusiera, como lo hace, con una claridad meridiana los arrangues mismos que le llevaron a formular sus principios, y así leemos: "el bucear sobre la igualdad eptre la masa de inercia y la masa de gravitación, acep­tada como cosa accidental por la Física clásica, dió una de las claves más importantes de la teo­ría relativista”. El análisis, aunque breve, de esta obra es la labor que está fuera de esta nota bi­bliográfica. Señalemos como final que toda la teoría de los quanta, que acaba con la primitiva interpretación mecánica del Universo, está ex­puesta con la misma claridad que la parte co­rrespondiente a la Física clásica. “La rea lid a d creada por la Física moderna está ciertamente muy distante de la realidad primitiva. Pero el objeto de toda teoría física sigue siendo el mis­mo”; y el libro termina: “A través de todos núes-

Page 41: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

tros esfuerzos en cada una de las dramáticas lu­chas entre las concepciones viejas y las nuevas, se reconoce el anhelo eterno de comprender, la creencia siempre firme en la armonía del mundo, creencia continuamente fortalecida por el encuen­tro de obstáculos, siempre crecientes, hacia su comprensión".

Marcelo SAN TALO SORS.

HOMENAJE A LUIS VTVESN? 5 de la revista “Educación y

Cultura”.Casi íntegramente está el número cinco de

la revista “Educación y Cultura” dedicado a celebrar el cuarto centenario de la muerte de Luis Vives. Lo que el Gobierno de la República había intentado conmemorar eficazmente el año 38 y la precipitación de los acontecimientos —¡y cómo vienen precipitándose desde entonces, con la velocidad adquirida!— impidió realizar, es reparado contra las asechanzas del destino con esta y otras conmemoraciones peregrinas. En plena guerra, nuestro Gobierno quiso celebrar al panegirista de la paz, al denigrador más absolu­to de la guerra: “Nosotros los cristianos hemos sido aún más feroces”. Y no había táctica men­tirosa de propaganda: nuestro pueblo, debatién­dose desesperadamente, estaba en la misma línea que sus grandes figuras renacentistas: Vives, los Valdés. Había condenado la guerra constitucio­nalmente y le hacía frente varonilmente. En estos momentos en que, como un eco de pesa­dilla, vuelve a sonar el nombre de Lovaina, la ciudad universitaria de Luis Vives, su recuerdo se abre vivo y mordiente como una herida. "A Musa de las continuas guerras que, con increí­ble fecundidad, han ido naciendo unas tras otras, ha sufrido Europa tantas catástrofes que en ca- 3 todos los aspectos necesita de una grande y casi total reparación”. Pero la guerra, como el sepulcro y la matriz de mujer estéril, y como el fuego, nunca dice basta y “si enfocamos las cosas desde este ángulo de la tierra donde vive el nombre de Cristo, hay motivos para suponer

queda guerra para seis mil años...” Y este españolismo europeo habla de “mi España" y Pone la quema de libros a cuenta de los aman­tes de la guerra. Que estos —¡oh manes de Tor- duemada!— no tengan el tupé —la frente que, según las Escrituras, no se sonroja en las pros­titutas— de celebrar su centenario.

Oportunamente recuerda en su editorial la Avista cómo Luis Vives, con Juan Vergara. Pon- je de León, Núñez. Fox Morcillo, Nebrija, Huar- ,e de S. Juan, el Pinciano, Simón Abril, etc. —y os Valdés, añadimos nosotros—, es una prueba e que España no fué entonces "una ciudade-

, Ia ignorancia". Sin complejos —más bien mP|ej°s— de inferioridad, que la última gue- a ha tenido que curamos definitivamente, no

tenemos para qué debatirnos con temas tan la­mentables como ese de si España tuvo o no un Renacimiento. Desde Francia le escribían a Erasmo que allí no tenían la suerte que en Es­paña, donde los libros del maestro corrían de mano en mano. La lectura de los Valdés es bastante ilustradora: un anticlericalismo cristia­no de una valentía radical, un pacifismo igual­mente perentorio, un afán revolucionario que fía en la cultura, en la cultura hecha carne, más que en la prudencia en la cordura, según el feliz hallazgo de Vives. El valenciano busca su ins­trumento en la educación. Alfonso de Valdés, secretario de Carlos V, en la política, Juan su hermano en la vida interior, en la religión. Al­fonso de Valdés nos dice en el Diálogo de Mer­curio y Carón, que quiere arreglar de nuevo el mundo, para que no haya en él más que cosas buenas. Y Alfonso era un político práctico, co­mo se le ve a través de su enjuiciamiento del saco de Roma, y de toda su vida. El y el in­quisidor Manrique, con otros amigos ilustres, estuvieron a punto de dar un pequeño golpe de Estado que hubiera tenido grandes conse­cuencias: que el emperador obligara a callar a los frailes en sus arremetidas contra Erasmo y los erasmistas dejando, ccftno quería Vives, el más ancho campo a la disputa libre de los hom­bres en aquellas cuestiones —casi todas— que no atañían estrictamente a la fe. Fracasó el intento y desde entonces...

Desde entonces la historia de España, del pensamiento español, parece encarrilarse por los cauces de la modorra, el arbitrismo y la “filo­sofía crimen de Estado". Pero sacudida de ex­plosiones libertadoras, en las que España hace de vanguardia apasionada de Europa, un poco como hacia princpios del XVI. El movimiento del año 12, el primer pronunciamiento liberal del 20 repercuten en toda Europa con esta fuerza fulmi­nante y deslumbradora. Lo mismo en 1936. Y tres veces el destino nos aplasta, el destino en forma de intervención extranjera: los Austrias, los Cien mil hijos de San Luis, la no-intervención.

Felicitamos a “Educación y Cultura” por su esfuerzo. El trabajo de Xirau, Luis Vives y el Humanismo, es una exposición precisa e ilus­tradora del pensamiento del polígrafo valencia­no y de su lugar exacto en la historia del pen­samiento europeo. La señora Elias de Ballesteros estudia, con gran claridad, sus ideas pedagógi­cas. Los textos están escogidos con casi viviana cordura —“un padre que tenga muchos hijos no ha de consagrar al estudio cualquiera de ellos, como quien coge del montón un huevo para asarle o freírle”— y, finalmente, y como sin querer, termina el número con un interesante estudio documental: “la labor educativa de la República Española (1931-1939)" cuyo archivo se recomienda.

Eugenio IMAZ.

Page 42: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

M E M O R I A S D E U L T R A T U M B AE C O S D E L IM PERIO

B a j o lo s a u s p i c i o s d e l G o b i e r n o i t a l i a n o , s e h a f u n d a d o e n E s p a ñ a , e l “ I n s t i t u t o I t a l i a n o d e C u l t u r a ” , c o n s u s e d e c e n t r a l e n M a d r id , c o n s e c c i o n e s e n l a s p r i n c i p a l e s c i u d a d e s e s p a ñ o l a s (A rr ib a , M a d r id . 1 4 -1 1 -3 9 .)

M A D R ID , f e b r e r o 24. (A . P .— L u i g u i F e d e r - z z o n i , P r e s i d e n t e d e l a R e a l A c a d e m i a d e I t a l i a , l l e g ó p a r a i n a u g u r a r e l 27 d e l a c t u a l , e l i n s ­t i t u t o I t a l i a n o d e C u l t u r a .

E n l a B é t i c a , s e d e d e u n a c u l t u r a , a l l í d o n ­d e s e l o g r ó l a í n t i m a f u s i ó n d e R o m a c o n lo s e l e m e n t o s a u t ó c t o n o s , h a d e t e n e r a s i e n t o e l C o le g io I t a l i a n o , d o n d e t o d o d a r á l e c c i o n e s d e a m o r a E s p a ñ a . F e l i z p o r m u c h o s c o n c e p t o s — c o m o p e n s a m i e n t o d e p o l í t i c o y p o e t a — e s l a i n i c i a t i v a d e l m i n i s t r o d e G o b e r n a c i ó n . A u ­g u s t a s s o m b r a s s a l u d a r á n , d e s d e l a l e j a n í a d e lo s s i g l o s , a l a s n u e v a s g e n e r a c i o n e s i t a l i a n a s q u e v e n g a n a s e r v i r c o n s u s e s t u d i o s lo s d e ­s i g n i o s a l t í s i m o s d e u n a c u l t u r a c o m ú n a I t a l i a y E s p a ñ a .

(A B C , M a d r i d , 2 9 d e f e b r e r o d e 1 9 4 0 ) .

E n e l q u e f u é P a l a c i o d e l S e n a d o s e h a c e ­l e b r a d o u n a c t o d e h e r m a n d a d i t a l o - e s p a ñ o l a , e n e l q u e p r o n u n c i a r o n d i s c u r s o s e l M i n i s t r o d e l a G o b e r n a c i ó n S e r r a n o S u ñ e r y e l P r e ­s i d e n t e d e l a A c a d e m i a I t a l i a n a y h o m b r e d e g r a n c o n f i a n z a d e M u s o l in i , d o c t o r F e e r z z o n i . E s t e e n s u d i s c u r s o d i j o : “D i jo b i e n M u s s o - l i n i c a r a c t e r i z a n d o l a s i t u a c i ó n c o n s u s s í n ­t e s i s i n c i s i v a s y b r i l l a n t e s “ q u e p a r a I n g l a ­t e r r a e l M e d i t e r r á n e o e s u n c a m i n o ; p a r a I t a ­l i a e s l a v i d a ” . P e r o t a m b i é n e s l a v i d a p a r a E s p a ñ a e n r a z ó n d e l a g r a n e x t e n s i ó n d e s u s c o s t a s y d e l a n e c e s a r i a c o m u n i c a c i ó n c o n l a s B a l e a r e s , y c o n e l M a r r u e c o s e s p a ñ o l , e s e M a ­r r u e c o s q u e e s l a g l o r i a l e g í t i m a d e v u e s t r o v a l o r , e l f r u t o d e v u e s t r a s a b i d u r í a g o b e r n a n t e . I t a l i a y E s p a ñ a , e n e f e c t o , e n c u a n t o a l M e ­d i t e r r á n e o . t i e n e n u n o b j e t i v o c o m ú n , q u e n o d a r í a s o m b r a a n i n g u n o s i l a s i n t e n c i o n e s d e l o s d e m á s f u e r a n c l a r a s y p u r a s c o m o l a s i t a ­l i a n a s y l a s e s p a ñ o l a s ; i a l i b e r t a d , n a d a m á s q u e l a l i b e r t a d d e v i v i r y , s i e s p o s ib l e , d e p r e ­p a r a r e s t e M a re N o s trm n q u e d e h e c h o e s t a n p o c o n u e s t r o d e n o s o t r o s i t a l i a n o s y e s p a ñ o l e s . U n e q u i l i b r i o q u e h a d e r e a l i z a r s e , m a n t e n e r s e y g a r a n t i z a r s e . E s p a ñ o l e s , l a v i c t o r i a o s l l a m a c o n s u v o z a u g u s t a a v u e s t r o m a r . H a y n o m ­b r e s d e g l o r i a q u e . c o n e l r e c u e r d o g l o r i o s o , h a c e n p a l p i t a r n u e s t r o s c o r a z o n e s y l o s v u e s ­t r o s a l u n í s o n o : J u a n d e A u s t r i a . L a u r i a , D o r i a , G r a v i n a , M a l a s p i n a . J u n t a s , d e s p l e g a d a s a lo s v i e n t o s d e l M e d i t e r r á n e o , l a s b a n d e r a s y l a s e s p e r a n z a s d e n u e s t r o p o r v e n i r ” .

F u é p r e c i s o q u e n u e s t r a g r a n C r u z a d a d i e r a o c a s i ó n a q u e s e p u s i e r a n e n c o n t a c t o l a s a r m a s d e lo s d o s p u e b l o s , v a q u e l a s L e t r a s , u n i d a s a e l l a s , c o m o e n e l f a m o s o d i s c u r s o d e n u e s t r o h é r o e n a c i o n a l , f u e r a n c a m p o d e f r a t e r n i d a d , d o n d e d e n u e v o , f i e l e s a s u d e s t i n o , I t a l i a y E s p a ñ a s e e n c o n t r a r a n e n e l a b r a z o q u e h o y l a s u n e y q u e y a n o h a d e e x t i n g u i r s e n u n c a .

T , p a r a t e r m i n a r , o s d i g o q u e n o s o t r o s , c o n c l a r a id e a d e l d e b e r a n t e l a s e x i g e n c i a s d e l a H i s t o r i a y a n t e e l s a c r i f i c i o d e n u e s t r o s m u e r t o s , t r a b a j a r e m o s s i e m p r e p o r q u e a s í s e a , y e s p e r a m o s q u e l a p r o v i d e n c i a u t i l i z a r á e l

e s f u e r z o d e e s t a h e r m a n d a d h i s p a n o i t a l i a n a p a ­r a s a l v a r o t r a v e z a l M u n d o d e l a d e m e n c ia t r á g i c a q u e h o y p o n e e n p e l i g r o e l p o r v e n i r de e s t a c i v i l i z a c i ó n , y a s í l o g r a r e m o s q u e o t r a v e z l a v e r d a d e t e r n a p r e s i d a s i e m p r e l o s d e s ­t i n o s d e t o d o s l o s p u e b l o s .

E n n o m b r e d e E s p a ñ a y d e s u c a u d i l l o e le ­v a m o s n u e s t r o p e n s a m i e n t o p o r I t a l i a , p o r e l R e y - E m p e r a d o r y p o r e l D u c e .

( P a l a b r a s d e S e r r a n o S u ñ e r , e n el d i s c u r s o d e p r e s e n t a c i ó n d e l s e ñ o r F e - d e r z o n i , 28 d e f e b r e r o d e 1 9 4 0 ) .

M e n s a j e d e l C a u d i l l o a l D u c e c o n m o t iv o d e l a i n a u g u r a c i ó n d e l s e r v i c i o a é r e o p o s ta l e n t r e I t a l i a y B r a s i l :

C u a n d o l a s a l a s d e I t a l i a c r u z a n lo s c ie lo s d e E s p a ñ a c a m i n o d e A m é r i c a , e l p u e b l o e s ­p a ñ o l p a r t i c i p a d e l a s a t i s f a c c i ó n i t a l i a n a p o r l a i n a u g u r a c i ó n d e e s t a l í n e a , e x p o n e n t e d e la p o t e n c i a d e v u e s t r a i n d u s t r i a y d e l g e n i o n a ­v e g a n t e d e v u e s t r o p u e b l o .

E s t e n u e v o la z o q u e t e n d é i s e n t r e n u e s t r a s n a c i o n e s , t a n e s t r e c h a m e n t e u n i d a s p o r l a h is ­t o r i a p r e t é r i t a y p o r l a q u e j u n t o s h e m o s e s ­c r i t o , v i e n e a f a v o r e c e r e n a l t o g r a d o l a c o m u ­n i c a c i ó n d e n u e s t r o s p u e b l o s c o n n u e s t r o s h e r ­m a n o s d e u l t r a m a r , q u e s i n d u d a h a n d e v e r e n e s t a g r a n o b r a d e p a z , e n m e d io d e u n a E u r o p a a t o r m e n t a d a , u n n u e v o s i g n o d e la p e r e n n e i n q u i e t u d d e v u e s t r o I m p e r i o .

R e c ib id , c o n e l c á l i d o a f e c t o d e l a n a c ió n e s p a ñ o l a , e l m á s c o r d i a l d e l o s s a lu d o s .

E l P a p a P í o X I I , h a c o n c e d id o l a G r a n C ru z d e l a O r d e n d e P í o I X , a l e x m i n i s t r o y e x s e ­c r e t a r i o d e F a l a n g e y a c t u a l E m b a j a d o r de E s p a ñ a e n B r a s i l , R a i m u n d o C u e s t a .

E n Z a r a g o z a s e h a c r e a d o l a S e d e U n i v e r s i t a ­r i a I t a l i a n a . H a s i d o i n a u g u r a d a y a l a c t o de a p e r t u r a a s i s t i e r o n t o d a s l a s a u t o r i d a d e s u n i ­v e r s i t a r i a s c i v i l e s y m i l i t a r e s d e l a c a p i t a l a r a ­g o n e s a y e l D i r e c t o r d e l I n s t i t u t o d e C u l t u r a I t a l i a n a e n E s p a ñ a , p r o f e s o r B a t a g l i a .

(N o v e d a d e s , 5 d e m a y o , 1 9 4 0 .)

H a c e p o c o p u b l i c a b a c á n d i d a m e n t e e l d ia r io m a d r i l e ñ o “ Y a ” u n a r t í c u l o i l u s t r a d o s o b r e la “ n o b l e ” l a b o r d e l I n s t i t u t o I t a l i a n o d e E s p a ­ñ a y e l i n t e r c a m b i o d e p r o f e s o r e s y e s t u d i a n t e s e n t r e l a s e s c u e l a s d e i n g e n i e r o s d e a m b a s p e n í n ­s u l a s . E l h e c h o d e q u e e s t e e v e n t o h a y a s ido e s t i m u l a d o p o r e l m i n i s t r o d e l a G o b e r n a c ió n , in d u c e a “ Y A ” a t r a t a r d e l a s i t u a c i ó n c o n a l ­g u n a a m p l i t u d .

T o d o e s o in d i c a , a ñ a d e e l p e r i ó d i c o m a d r i l e ­ñ o , q u e l a o r g a n i z a c i ó n i t a l i a n a n o e c o n o m iza s u s m e d io s y a t i e n d e a c t i v a m e n t e a s u v a lo r d e p r o p a g a n d a p a r a l a p e n í n s u l a . E l I n s t i t u t o I t a l i a n o , i n a u g u r a d o e n f e b r é r o ú l t i m o , l le v a a c a b o u n a l a b o r ú t i l í s i m a a l p r o m o v e r l a s r e ­l a c i o n e s c u l t u r a l e s h i s p a n o - i t a l i j a n a s , o rg a n i­z a n d o c u r s o s l i n g ü í s t i c o s , c o n f e r e n c i a s , e x p o ­s i c i o n e s y c o n c i e r t o s .

M á s d e q u i n i e n t o s e s t u d i a n t e s , s ó lo e n M a ­d r i d , r e c i b e n l a e n s e ñ a n z a e n i t a l i a n o . E l in s ­t i t u t o v a e s t a b l e c i e n d o s u c u r s a l e s e n d ie c is ie te c iu d ja d e s d a p r o v i n c i a , i n c l u s o e n T e t u á n , M a­r r u e c o s , lo q u e d a c l a r a i d e a d e l f i n d e 1 a c t i v i d a d i t a l i a n a .

(T h e N e ? Y o rk T im e s . 17 , m a y o , 1940 .)

Page 43: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

R E G I S T R O B I B L I O G R A F I C O( 1938- 1940)

P o r A g u s t ín M IL L A R E S C A R LO.

A b re v ia tu ra s :

U ; V é a s e n ú m e r o 249.T im ., v é a s e n ú m e r o 251.

A N U A R IO S . R E V I S T A S

249. C ien c ia . R e v i s t a h i s p a n o - j a m e r i c a n a d e C ie n c ia s p u r a s y a p l i c a d a s . M é x ic o . 1940 . ( E d i t o r i a l A t l a n t e . )

250. E d u c a c ió n . R e v i s t a d e p e d a g o g í a y o r i e n ­t a c i ó n s i n d i c a l . D i r e c t o r : R a m ó n R a m í r e z G ó m e z . M é x ic o , D . F . 1940 .

251. T im . T im ó n . D i r e c t o r e s D ie g o A b a d d e Sp.n t i l l á n y C a r l o s d e B a r á i b a r . B u e n o s A i ­r e s , 1 9 3 9 -1 9 4 0 .

A G R I C U L T U R A - T E C N I C A A G R IC O L A

252. L o m a y O te y z a , L u i s d e l a . G e o m e tr ía d e l A g r ic u l to r , M é x ic o , E d ï t . “N u e s t r o P u e b l o ” , 1939. ( B i b l i o t e c a P o p u l a r d e C u l t u r a y T é c ­n ic a . )

253. P é r e z G r a c i a . O le ic n i tn r a p r á c t ic a . E x t r a c - c ió n y r e f in a d o d e a c e i te s . M a d r i d , 1940 .

254- S á n c h e z B u e n o , R u f i n o J o s é . M o lin e r ía u n iv e r s a l . M a d r id , 1940 .

B I B L I O G R A F I A

25d . B io g ra f ía y b ib l io g - a f ía d e L u is V iv e s , enE y C , A ñ o I . n ú m . 5 ( m a y o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 26 4 -2 6 8 .

2»6. E s t r a d a , G . B ib l io g r a f ia d e G ova . P r ó l o g o d e J . M o r e n o V i l l a . M é x ic o . 1940 . ( L a C a -

» , d e E s p a ñ a ) , 120 p á g s .? í r l s - H o m e r o y G e r m á n A r t e t a . R a m ó n M enéndez P i f la l : B ib l io g r a f ía , e n R . H . M., ( j u l i o d e 1 9 3 9 ) .

C IE N C IA S P U R A S V A P L I C A D A S

258. B e j a r a n o , J u l i o . E l p r o b le m a s o c ia l d e la le p r a : C o n ta g io , p r o f i la x i s y t r a t a m ie n to .M é x ic o , E d . S é n e c a . 1940 , 108 p á g s . c o n 20 l á m s . ( C o le c c ió n E s t e l a . )

209. B e j a r a n o . J u l i o . U n a m a ld ic ió n d iv in a . E v o lu c ió n h is tó r ic a d e l c o n o c im ie n to c ie n ­t íf ic o , e n r „ a ñ o I , n ú m . 3 ( l p d e m a r z o J e 1 9 4 0 ) , p á g . 4.

- u . B o l í v a r P i e l t a i n , C . P in e ro s p f n o r o s d e l « o n jn n to P l a ty d e r n s - C a la th u s p ro c e d e n te s de la i s la d e G o m e ra (C ol. C a ra b .) , e n C«Xo1- n ü m - 3 ( m a y o 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 1 4 -1 1 6 .

■ C a r r a s c o , P e d r o . E l c am p o a c tn a l d e la F ís ic a , e n E . y C .. a ñ o I , n ú m . 4, ( a b r i l

269 i 9 4 0 ) - p á 8 ; s ' 2 9 0 -1 9 6 .C a r r a s c o - F o r m i g u e r a . R . S o b re e l m e c a ­n ism o d e la h lp e rc r lic e m ia a d r e n n l ín ic a , e n V ? v o l . I , n ú m . 2 ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . b4 -65 .

• G i r a l , F r a n c i s c o , C é s a r R o q u e r o y L u i s ¡ o m a t a . S o b r e l a a p a r i c i ó n d e n n c o l o r a ^ n l e n l a f a b r i c a c i ó n d e s o s a e i e c t r o l í t i -

264 en C” T’ núm* 1 ( 1940>. P^gs. 21-22.v i r a l , J o s é . L a e s p e c if íd a d d e lo s p lg m c n - to« r e s p i r a to r io s , e n C „ I , n ú m . 1 (1 9 4 0 )

26- S á g ,s * 3 ’ 8-G ó m e z - D u r á n , M . C im e ín d e g n e r r a , t o m o

M a d r id . 1939 , ( S e r v i c i o N a c i o n a l d e P r o p a g a n d a ) .

2 6 6 . L a f o r a , G o n z a l o R . S o b re e l h a m b r e y la a n o r e x ia d e o r ig e n c e r e b r a l , e n C., I , n ú m .1 (1 9 4 0 ) , p á g s . 8 -1 8 .

2 6 7 . M a ta , E m i l i o R . P r o g r e s o s r e c ie n te s d e la lu m in o te c n ia , e n C., v o l . I , n ú m . 3 ( m a y o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 2 2 -1 2 5 .

2 6 8 . M i r a n d a , F . H e te r o s tü i a e n B o n v a r d ia t e r - n i f o l i a (C a v .) S c h le c h t, e n C., v o l I , n ú m .3 ( m a y o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 1 2 -1 1 3 .

2 6 9 . O r t e g a , M ig u e l . V ita m in a s co m o b io c a ta - l iz a d o re s , M a d rid , 1940. (C o l. “N u e v o s h e ­c h o s , n u e v a s i d e a s ” .)

2 7 0 . R io j ia , E n r i q u e . M o d e rn a s in te r p r e ta c io n e s a c e r c a d e la c ir c u la c ió n a t l á n t i c a y s u s c o n s e c u e n c ia s b io ló g ic a s , e n C ,, v o l . I , N ú m . 2 ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 5 6 -6 3 .

2 7 1 . R i o j a , E . L a m o r fo lo g ía d e l a s c e r d a s d e l a s p ie z a s b u c a le s d e lo s p e n e id o s ( C r a s t . D e c a p .) y s u v a lo r d ia g n ó s tic o , e n C., v o l. I , n ú m . 3 ( m a y o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 1 6 -1 1 7 .

2 7 2 . T o r r e B l a n c o , J . L a m u je r , e l a m o r y la v id a . N o c io n e s d e b i o l o g í a f e m e n i n a . M é ­x ic o , E d . S é n e c a , 1940 . 154 p á g s . ( C o le c ­c i ó n E s t e l a . )

B I O G R A F I A , H I S T O R I A , G E O G R A F I A

2 7 3 . B a r a j a d e c ró n ic a s c a s te l l a n a s d e l s ig lo XTV. S e lec c ió n y p ró lo g o d e R a m ó n I g l e ­s i a . M é x ic o , E d i t . S é n e c a , 1940 . 118 p á g s .

2 7 4 . B e d o y a , J a v i e r M . d 'e. D o n A n to n io M a u ­r a , m in i s t r o d e la G o b e rn a c ió n . 1902-1903. M a d r id , A f r o d i s i o A g u ja d o , 1940 . ( C o le c ­c i ó n H i s t o r i a C o n t e m p o r á n e a , v o l . 1 .)

2 7 5 . C a d e n a , M a r q u é s d e l a . E l g r a n c a r d e n a l d e E s p a ñ a , d o n P e d ro G o n z á le z d e M en ­d o z a . M a d r id 1, 1939 , ( C o le c c ió n L u z ) .

2 7 6 . C a s a s , A l v a r o d e lias . S a n t ia g o d e C o m p ó s­te la , c o ra z ó n d e E u r o p a . B u e n o s A i r e s , E m e c é , s . a .

2 7 7 . C o n t r e r a s , J u a n d e . L o s o r íg e n e s d e l im ­p e r io . (L a E s p a ñ a d e F e r n a n d o e I s a b e l ) ,M a d r id , 1939 .

2 7 8 . F e r r a n d i s , M a n u e l . D on J u a n d e A u s tr i a , p a la d ín d e la c r i s t i a n d a d . M a d r i d 1, 1939 . ( C o le c c ió n L u z . )

2 7 9 . H is to r i a d e l a s R e v o lu c io n e s . D e C ro n w e ll a F r a n c o , p o r L o u i s M a n d in , J . D u v e t , G a ­b r i e l P e r r e u x , A l b e r t C r é m i e u x , L u c i e n D e s c a v e s , V í c t o r S e r g e , A . R o s s i , R e n é L a u r e t , J e a n C p .s so u . B u e n o s A i r e s , L o s a ­d a , 1940.

2 8 0 . I g l e s i a , R a m ó n . U n e s tu d io h i s tó r ic o d e E . O’G o rm a n ( s o b r e l a H is to r ia N a tu r a l y M o ra l d e l a s In d ia s , d’e l P . J o s é d e A c o s t a ) e n L. d e 31., n ú m . 15 , (1 5 d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 5.

2 8 1 . L u e n g a , L u i s A . S a n to T o r ib lo , o b is p o d e A s to r g a . M a d r i d , 1940 . ( C o le e . S a n t o s E s ­p a ñ o l e s . )

2 8 2 . M i l l a r e s C a r i o , A g u s t í n . S o b re H e r n á n C o r­t é s e n E P ., n ú m . 3, ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 1 9 -1 2 0 .

2 8 3 . N iñ o , P e r o . E l V ic to r ia l . C r ó n i c a d e D o n P e r o N iñ o . S e le c c ió n , p r ó l o g o y n o t a s d e R a m ó n I g l e s i a . M é x ic o , E d i t . S é n e c a , 1940, 218 p á g s . (C o l . A r b o l . )

2 8 4 . O t e r o P e d n a y o , R a m ó n . H is to r i a d e l a c u l­t u r a g a l l e g a , B u e n o s A i r e s , E m e c é .

2 8 5 . P e m á n , J o s é M a r í a . L a H i s to r i a d e E s p a ­ñ a , c o n ta d a co n s e n c il le z p a r a lo s n iñ o s

Page 44: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

y p a r a m u c h o s q u e n 0 lo so n . C á d iz , C e ­r ó n , 1939 .

286. R a m ó n y C a j a l , S a n t i a g o . M i in ía n c ia y ju v e n tu d , B u e n o s A i r e s , E s p a s a - C a lp e , 1940. ( C o le c c ió n A u s t r a l , n ú m . 9 0 .)

287. R u b io , J u l i á n M a . Alejandro Fnmesio, ra­yo de la guerra y hombre de Estado. Z a ­r a g o z a , E d i c i o n e s L u z , 1939 . ( C o le c c ió n “ L a E s p a ñ a I m p e r i a l ’' . )

288. S a n z y R u i z d e l a P e ñ a , U . D o ñ a J u a n a I d e C a s t i l la (L a r e in a q u e e n lo q u e c ió d e a m o r ) .M a d r id , 1939. ( C o le c c ió n L u z .)

289. S a s s o n e , F e l i p e . E s p a ñ a , m a d re n u e s t r a . N o ta » a u t o b i o g r á f i c a s . M a d r id , 1939 .

290. T o m á s , M a r i a n o . R a m ó n C a b re ra . H is to ­r i a d e u n h o m b re . B a r c e l o n a , E d i t o r i a l J u v e n t u d , 1939.

C R I T I C A — E N S A Y O S

291. A l t o l a g u i r r e , M a n u e l . A n to n io M ach ad o , e n > E . , I ( o c t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 5 2 -6 2 .

2 9 2 . D i e z - C a ñ e d o , E n r i q u e . R a c in e , E s t a t u a v i­v a , e n R ., a ñ o I , n ú m . 3 (1* d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 11.

2 9 3 . G a l l e g o s , J o s é M a n u e l . S e m a n a S a n ta , e n E P . , n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 6 1 -6 3 .

2 9 4 . G u ix é , J u a n . U n o r f e b r e d e l id io m a : L a le y e n d a d e L a r r e ta , e n R e v is ta N a c io n a l«le C u l tu ra , C a r a c a s , ( d i c i e m b r e d e 1939 y e n e r o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 161 .

2 9 5 . H e r r e r a P e t e r e , J o s é . S o b re la g ro te s c o e sp a ñ o l, e n R . , a ñ o I , n ú m . 3 ( l ç d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 9.

2 9 6 . I m a z , E u g e n i o . P e n s a m ie n to d e s te r r a d o , e n E P ., n ú m . 3 ( a b r i l d’e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 0 7 -1 0 9 .

297. J a r n é s , B e n j a m í n . E s c e n a s i ta l ia n a s , e n T ., n ú m 3 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 2 0 1 -2 1 2 .

298. J a r n é s , B e n j a m í n . E l b u r la d o r d e s i r e n a s , e n R „ a ñ o I , n ú m . 3 (19 d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 5 y 15.

299. J i m é n e z , J u a n R a m ó n . R n h é n D a r ío (1940),e n L . d e 31., n ú m . 16 (1 5 d e a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 -2 .

3 0 0 . L a n d s b e r g , P a b l o L . A p ro p o s i to d e U n a - m u n o . e n E P ., n ú m . 3 ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 0 5 -1 0 6 .

3 0 1 . L a r r e a , J u a n . I n t r o d u c c ió n a u n m u n d o n u e v o ( I I ) , e n E P ., n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 5 1 -5 7 , y n ú m . 3 ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 1 3 -1 1 8 .

3 0 2 . L a r r e a , J u a n . 3 le m o r ia d e C é s a r V a lle jo ,e n E P ., n ú m . 3 ( a b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 12*1- 124.

3 0 3 . L á z a r o , A n g e l . A d v e r te n c ia d e Q u e v ed o y a g o n fa d e I n a m n n o , e n C a r te le s , ( L a H a ­b a n a ) . n ú m . 7 ( f e b r e r o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 73.

304. M a r a ñ ó n , G r e g o r i o . C ró n ic a y g e s to «le la l ib e r ta d . A v a ta r d e T ib e r io C é sa r . (C o n ­t r ib u c ió n a la c ró n ic a d e la» idea» l ib e r a — l*’*. P s ic o lo g ía d e l g e s to .) B u e n o s A i r e s , 1940.

305. M a r a ñ ó n , G r e g o r i o . T ib e r io . H is to r ia deu n r e s e n t im ie n to . B u e n o s A i r e s , E s p a s a - C a l p e , 1939 .

3 0 6 . M o l in o s , J o r g e . D iálogí** co n J n a n d e 3 Ia i-r e n a . e n N E , I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 4 3 -4 8 .

3 0 7 . N e g r o , J u a n . L e ó n F e l ip e , p o e ta e s p a ñ o l,e n Atenea, ( U n i v e r s i d a d d e l a C o n c e p c ió n , C h i l e ) , e n e r o d e 1940.

3 0 8 . O r t e g a y G a s s e t . J o s é . E s t u d i o » s o b re e l a m o r . B u e n o s A i r e s , E s p a s a - C a l p e , A r g e n ­t i n a , 1939.

3 0 9 . O r t e g a y G ja s s e t , J o s é . E n s im is m a m ie n to y a l t e ra c ió n . 3 Ie d ita e ió n d e la té c n ic a .B u e n o s A i r e s , 1939 .

3 1 0 . R e j a n o , J u a n . L a s v id a s iln m in a« la s . e nR .. a ñ o I , n ú m . 3 (1* d e m a r z o d e 19410 ) , p á g . 9.

3 1 1 . R e n a u , J o s é . S o b re la c r i s i s id e o ló g ic a de l a r te , e n E P ., n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 70-74

3 1 2 . S á n c h e z d e O c a ñ a , R a f a e l . T e m b lo r de a lm a » , e n R . , a ñ o I , n ú m . 3 (19 d e m a rz o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 5

313. S i l i ó , C é s a r . T r a y e c to r ia y signifi«ración d e E s p a ñ a , M a d r id , 1940.

3 1 4 . S i lv e r io d e S a n t a T e r e s a . S a n ta T e re s a de J e s ú s , s ín te s is s u p re m a de l a r a z a . M a ­cfr id , 1940. ( C o le c c ió n S a n t o s E s p a ñ o l e s . )

3 1 5 . T o r n e r , F l o r e n t i n o M . “ M a n te n e n c ia y L i­t e r a tu r a , e n n ú m . 3 ( m a r z o d e 1940), p á g s . 2 2 1 -2 3 6 .

3 1 6 . X i r a u , J o a q u í n . F id e lid a d , e n R . , a ñ o I. n ú m . 3 ( l ç d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1-2.

3 1 7 . X i r a u , J o a q u í n . L u is V iv e s y e l h u m a n is ­m o , e n e . y C., a ñ o I , n ú m . 5 ( m a r z o d’e 1 9 4 0 ) , p á g s . 2 3 2 -2 4 1 .

3 1 8 . Z a r á g ü e t a , J u a n . E l c r is t ia n is m o como d o c tr in a d e v id a y c<>mo v id a . B u e n o s A i­r e s , E s p a s j a - C a lp e , 1940 .

C R I T I C A E H I S T O R I A D E L A R T E

319. E n c i n a , J u a n d e la . D os c u r s o s s e m e s tr a ­le s d e h i s to r ia d e l a p in tu r a , e n l a E sc u e la d e A r te s P l á s t ic a s de la U n iv e rs id a d N a­c io n a l A u tó n o m a . M é x ic o , 19 4 0 . ( L a C a s a d e E s p a ñ a . )

3 2 0 . R o d r í g u e z L o z a n o , M a n u e l . L a C a sa de l a C u l tu r a y u n a e x p o s ic ió n d e a r t i s t a s e sp a ñ o le s , e n E P ., n ú m . 3 ( a b r i l d e 1940), p á g . 135.

D E R E C H O - L E G IS L A C IO N

321. B e n e y t o P é r e z , J u a n , y J o s é M a . S e r r a n o . E l P a r t id o . E s t r u c t u r a e h i s to r ia d e l de­re c h o p ú b lic o to ta l i t a r io , c o n e sp e c ia l re ­fe re n c ia a l R é g im e n E s p a ñ o l. Z a r a g o z a , 1939 . ( C o le c c ió n H i s p a n i a - )

322. P a r í s A g u i l a r , H ig in i o . E l E s ta d o y 1® p o l í t ic a e c o n ó m ic a t o t a l i t a r i a . M a d r id . E d i ­c i o n e s F e , 1939.

323. P e r u c h o , A r t u r o . E le m e n to s d e D erecho in te r n a c io n a l a m e r ic a n o . M é x ic o , 1940.

324. S o lm i , A r r ig o . O rig e n y fo r m a s d e l nuevoE s t a í l o . V a l la c f o l id , S a n t a r é n , 19401. (C o ­le c c ió n C a r d e n a l A l b o r n o z . S e r i e B . v o l. 2o)

3 2 5 . V á z q u e z , J e s ú s y J u a n , E l d e re c h o de g u e r r a , e n N E ., I . ( o c t u b r e d ’e 1 9 3 9 ) , p á g s - 7 0 -7 4 . ( D e l l i b r o i n é d i t o “ E d * u c a e ió n m o ­r a l m i l i t a r ’".)

F I L O S O F I A326. G e o s , J o s é . C r is t ia n is m o y F i lo s o f ía . F i ­

lo s o f ía y D id á c t ic a d e l a s C ie n c ia s h u ­m a n a s . M é x ic o , L a C a s a d e E s p a ñ a , 1940. 16 p á g s . ( C u r s o s d e f i l o s o f í a e n l a U n i­v e r s i d a d 1 N a c i o n a l . )

3 2 7 . G a o s , J o s é . S o b re e l a u d i to r io d e la filo ­so f ía , e n U n iv e rs id a d d e l a H a b a n a , n ú m s . 2 4 -2 5 ( m a y o - a g o s t o 1 9 3 9 ) .

3 2 8 . R o u r a - P a r e l l a , J . C á te d ra de Psicología* E s t r u c tu r a , fo rm a c ió n y u n id a d d e la vid* p s íq u ic a y e s p i r i tu a l . M é x ic o , L a C a s a de E s p a ñ a , 1940 . 12 p á g s .

329. R o u r a - P a r e l l a , J u a n . N u e v a c o n c e p c ió n de la re a l id a d p s ic o ló g ic a , e n E ., I I I (m a y ° d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 8 -1 3 .

330. S o r i a , T . D . P s ic o lo g ía . C u a r t a e d ic ió n c o r r e g i d a y a m p l i a d a p o r A g u s t í n M ateos M u ñ o z . M é x ic o , C e n t r o d e E s t u d i o s E c o ­n ó m i c o s “ M a g T o ” , 1940. 274 p á g s .

3 3 1 . X i r a u , J o a q u í n . E l m u n d o «leí h o m b re de O cc iílen te . C u rso d e f i lo s o f ía e n la Facu l­tad de F i lo s o f ía y L e tr a s . M é x ic o , L a C a ­s a d’e E s p a ñ a , 1940 .

G R A M A T IC A - L I N G Ü I S T I C A332. P a l a c i o s M a r t í n e z , I s a a c . E l g é n e ro am ­

b ig u o : F n e n te do r iq u e z a d e l e sp a ñ o l, T e s is , v o l . I I , n ú m . 18 , (1 5 d e f e b r e r o «e 1 9 4 0 ) , p á g s . 1 3 -1 5 .

Page 45: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

G U E R R A Y P O S T G U E R R A D E E S P A Ñ A

333. A . C óm o m u r ió U n a m u n o , e n N E ., I ( o c ­t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 6 6 -6 9 .

334. Ab*a.d d e S a n t i l l á n , D ie g o . S o lilo q u io s y d o c u m e n to s s o b re la t r a g e d ia e s p a ñ o la . L a u l t im a o fe n s iv a f r a n q u i s ta e n C a ta lu ­ñ a , e n T im ., I . ( n o v i e m b r e d e 1 9 3 9 .)

335. A l b e r t D e s p u j o l , C a r l o s . L a g r a n t r a g e d ia de E s p a ñ a , M a d r id , 19 4 0 .

336. A lb o r n o z , A l v a r o d e . C ro n ic id a d d e la r e ­v o lu c ió n e s p a ñ o la , e n I ( o c t u b r e d e1 9 3 9 ), p á g s . 7 -1 1 .

337. A lb o r n o z , A l v a r o d e . E l E jé r c i to y la p o ­l í t ic a , e n N E ., I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 1 1 -2 1 .

338. A s e n s i o , J o s é . L a r e b e l ió n m i l i t a r y e l p u e b lo e n a r m a s , e n N E . , I ( o c t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 2 1 -3 1 .

339. A s e n s i o , J o s é . ¡ E s p a ñ a ! : s u f u n d ó n e n la s i tu a c ió n p o l í t ic a in te r n a c io n a l , e n T ., I( n o v i e m b r e d e 1 9 3 9 ) .

340. B e r g a m í n , J o s é . L a d e l c a to r c e d e a b r i l . ( ¡A q u e llo s in te le c tu a le s ! ) , e n E P ., n ü m . 3( ja b r i l d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 9 9 -1 0 1 .

341. C a m b a , F r a n c i s c o . M a d r id g ra d o . N o v e la . M a d r id , 1940 .

342. C a r r i l l o , W e n c e s l a o . E n to r n o a l t r á g i c o f in d e n u e s t r a g u e r r a , e n T im ., I ( n o v i e m ­b r e d e 1 9 3 9 ).

343. C la u d in , F e r n a n d o . L a ju v e n tu d e sp a ñ o la c o n tin ú a su lu c h a . I n f o r m e p r o n u n c i a d o e n l a r e u n i ó n d e j ó v e n e s s o c i a l i s t a s u n i f i ­c a d o s e s p a ñ o l e s , q u e t u v o l u g a r e n M é ­x ic o , D . F . , d u r a n t e l o s d í a s 16 y 20 d e d i c i e m b r e d e 1939. M é x ic o , E d i c i o n e s J u ­v e n t u d d e E s p a ñ a . 1940 .

344. C o r d o n ié , R . M a d rid b a jo e l m a rx is m o , M a ­d r id , 1940.

345. D a to s y d o c u m e n to s p a r a la h i s to r ia . L a a c tu a c ió n de l C o n se jo N a c io n a l d e D e fe n ­sa , e n N E . , I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 8194.

346. D ía z , J o s é , y D o l o r e s I b a r r u r i . E s p a ñ a y la g u e r r a im p e r ia l is ta . L la m a m ie n to d e l P a r t id o C o m u n is ta de E s p a ñ a a l a e m i­g ra c ió n e s p a ñ o la , a l p u e b lo q u e s u f r e y lu c h a b a jo l a d o m in a c ió n d e F r a n c o . M é ­x ic o , I m p . C o m e r c i a l , 1940 . ( E d i t . P o p u ­l a r . )

347. D is c u rs o ( E l ) , d e F ra n c o , o u n a p i f ia in ­te r n a c io n a l , p o r u n t r a d i c i o n a l i s t a a u t é n ­t i c o . e n N E . , I ( o c t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 1 7 -20 .

348. E p is to la r io P r i e t o y X e g r ín . P u n t o s d e v is ta , s o b r e e l d e s a r r o l l o y c o n s e c u e n c i a s d e l a g u e r r a c i v i l e s p a ñ o l a . P a r í s , I m p . N o u v e l l e , 1939. 126 p á g s .

á49. F a s to s c u l tu r a le s . U n a b u h a r d i l l a y u n m a ­n if ie s to , e n E P . , n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , P á g s . 7 8 -7 9 .

350. F e r n á n d e z F l ó r e z , W . U n a i s l a e n e l m a r. r o jo . N o v e la . M a d r id , 1939 .351. G ja b r ie l , J o s é . E l t r i u n f o e s p a ñ o l, e n T fm .,

I ( n o v i e m b r e d e 1 9 3 9 ) .352. H e r r e r a P e t e r e , J o s é . E l a i r e d e n u e s t r o

s ig lo y la se d d e s a b e r , e ñ E ., I I I ( m a y o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 6 7 -7 0 .

353. I z a g a , A r s e n i o d e . L o s p re s o s d e M a d rid . M a d r id , 1940 .

354. L a r r e a , J u a n . C om o u n so lo p o e ta , e n E P ., n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 8 0 -8 3 .

3®». L á z a r o , A n g e l . L a v u e l ta d e l t e s o r o a r ­t ís t ic o e n N E . , I ( o c t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 33-35 .

35(>. M a b i l le , P i e r r e . M éx ico y E s p a ñ a , e n E P ., n ú m . 2 ( m a r z o d e 1 9 4 0 ) , p á g s . 75 . ( D e l l i b r o E g r e g o r e s , o u la v ie d e s c iv i l ls a t io n s ,P a r t s , 1 9 3 8 .)

*57. M a r t í n e z B a r r i o , D ie g o . L a t r á g i c a s e m a ­n a , e n N E . , I ( o c t u b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 1 3 -

16. ( D e l l i b r o e n p r e p a r a c i ó n «La rebe­lión contra la República’'.)

358. M a r t í n e z B a r r i o , D ie g o . D o lo r d e E s ç a f ia , e n N E . , I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 7 -9 .

3 5 9 . M ije , A . L o s r e f u g ia d o s r e p u b l ic a n o s Es­p a ñ o le s e n F r a n c ia y l a s o l id a r id a d a m e ­r ic a n a . M é x ic o , É d i t . M o r e lo s , 1940. 16p á g i n a s .

3 6 0 . M i s t r a l , S . Exodo. Diario de una refugia­da española. M é x ic o , E d . M i n e r v a , 1940 . 191 p á g s .

361. O r t e g a , A n to n io . E l e v a d id o , e n N E ., ( d i ­c i e m b r e d e 1939), p á g s . 97-104.

362. O s s o r io y G a l l a r d o , A n g e l . U n a m is a , e n N E . , I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 4 9 -5 3 .

363. P r a t s , A l a r d o . L a m ís t i c a d e l r e n c o r p e r ­p e tu o , e n NEL, I I I ( d i c i e m b r e d e 1939), p á g s . 75-79.

364. P r i e t o , I n d a l e c i o . C óm o y p o rq u é s a l í d e l M in is te r io d e D e fe n s a N a c io n a l. I n t r i g a s d e lo s r u s o s e n E s p a ñ a . E d i ç i ó n d e M é ­x ic o . M é x ic o , D . F - 1940 . 123 p á g s .

3 6 5 . P u e n t e , J o s é V i c e n t e . M a d rid r e c o b ra d o , M a d r id , 1940

3 6 6 . R o c a f o r t , F e d e r i c o . ¿ H a c ia o t r a r e s t a u r a ­c ió n ? , e n N E ., I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 5 7 -7 4 .

367. R o m e r o , P a u l i n o . E llo s y n o s o t r o s , e n N E .,I I I ( d i c i e m b r e d e 1 9 3 9 ) , p á g s . 1 0 5 -1 1 1 .

3 6 8 . R o s , F é l i x . P r e v e n to r io D. M a d r id , 1940 .3 6 9 . S á n c h e z d e l A r c o , M a n u e l . O b ra s y f ig u ­

r a s d e l a g u e r r a e n E s p a ñ a , M a d r id , 1939.3 7 0 . U r i b e , V i c e n t e . C a m p o s d e ig n o m in ia , e n

F u tu r o , m a r z o d e 1940 , p á g s . 1 9 -2 1 .371. V á z q u e z H u m a s q u é , A d o l f o . L a re b e lió n

y e l c a m p o , e n N E „ I ( o c t u b r e d e 1939), p á g s . 3 6 -4 1 .

372. V e la o O ñ a te , A n to n io , a lo s r e p u b l ic a n o s e s p a ñ o le s re s id e in te s e n M éx ico , M é x ic o , s . i . , 19 4 0 . 4 p á g s .

G U E R R A E U R O P E A

3 7 3 . B a r a i b a r , C a r l o s d e . F in í s P o io n ia e , e n T im ., I ( n o v i e m b r e d e 1 9 3 9 ) .

374. C o r p u s B a r g a . L a l im i ta c ió n e u r o p e a o la g u e r r a d e lo s n e u t r a le s , e n R., a ñ o I , n ú m . 3 (19 d e m a r z o d e 1 9 4 0 ) . p á g s . 12.

3 7 5 . G o n z á l e z B la n c o , P . I n g l a t e r r a y s u m á s a n t ig u a a lia d a . M é x ic o , A g e n c i a G e n e r a l d e L i b r e r í a , 1940 . 278 p á g s .

3 7 6 . H u i d o b r o P a r d o , L e o p o ld o . M e m o ria s de u n f in la n d é s . M a d r id , 1939.

3 7 7 . I b a r r u r i , D . L a s o c ia l-d e m o e ra c ia y la a c ­t u a l g u e r r a I m p e r ia l i s ta . M é x ic o . E d i t o ­r i a l P o p u l a r , 1940 . 12 p á g s .

3 7 8 . P r a t s , A c a r d o . P r e s e n te y f u tu r o d e l f r a n ­q u ism o . L a n e u t r a l id a d d e E s p a ñ a e n la g u e r r a e u ro p e a , e n N E ., I ( o c t u b r e d e1 9 3 9 ) , p á g s . 4 2 -5 1 .

H I S T O R I A L I T E R A R I A

3 7 9 . B u s h e e , A l ic e H u n t i n g t o n . T h r e e c e n tú ­r i e s o f T ir s o de M o lin a , P h i l a d e l p h i a , U n i - v e r s i t y o f P e n n s y l v a n i a P r e s s , 1939.

3 8 0 . M a r t í n e z , J o s é L u i s . L a m u e r te e n i a p o e ­s ía e s p a ñ o la d e l s ig lo XV , e n T N ., a ñ o I , n ú m . 2 ( m a r z o - a b r i l 1 9 4 0 ) , p á g s . 9 8 -0 9 .

3 8 1 . M ir ó Q u e s a d a S o s a , A . G o n z a lo P iz a r r o e n e l t e a t r o d e T ir s o d e M o lin a , e n R e v is ta d e l a s I n d ia s , ( f e b r e r o d e 1 9 4 0 ) , p á g . 41 .

3 8 2 . P e r e i d a , R a ú l M a r í a . D e lo G o n g ó ric o e n l a p o e s ía p e r u a n a a c tu a l , e n 3 ( L i m a ) , 3 d e d i c i e m b r e d e 1939.

3 8 3 . R ío , A n g e l d e l . T r e s l ib r o s s o b r e e l ro ­m a n t ic is m o e s p a ñ o l, e n R H M ., j u l i o d e 1939.

3 8 4 . S á n c h e z G a l l e g o , L a u r e a n o . V iv e s , p o lí­g r a fo , e n E . y C „ A ñ o I , n ú m . 5 ( m a y o d e1 9 4 0 ) , p á g s . 2 4 2 -2 4 6 .

Page 46: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

REVISTA POPULAR HISPANO AMERICANA

Oficinas: Avenida Juárez 95

Revista que ofrece la información más completa del movimiento literario mun­dial y un animado panorama de todas las actividades de la cultura.En sus páginas colaboran las firmas más prestigiosas y representativas del conti­nente americano y de algunos países de Europa.

30 Centavos el EjemplarBúsquelo usted los días 1 y 15 de cada mes, en librerías y kioskos

LA REVISTA QUE REFLEJA EL MOMENTO ACTUAL BE LA CULTURA DE HABLA ESPAÑOLA

ESPAÑADIA A DIA

CUADERNOS M EN SUA LES DE

IN FO R M A C IO N ESPA Ñ O LA •

BALD ERAS 37 M E X IC O , D. F.

EDUCACION Y CULTURARevista de Pedagogía

D i r e c c i ó n :J o a n C o m a s y A n t o n i o B a l l e s t e r o s

P u b l i c a r á m e n s u a l m e n t e u n n ú m e r o de 56 p a g i n a s c o m o m í n im o c o n s t i t u y e n d o a l a ñ o u n v o l u m e n d e m á s d e 700 p á g i n a s .

P r e c i o d e s u s c r i p c i ó n y v e n t a :M E X IC O :

U n a ñ o (1 2 n ú m e r o s ) ............ $ 10 .00 m . m .U n s e m e s t r e (6 n ú m e r o s . . . 6 .00 „N ú m e r o s u e l t o ............................. 1 .25 »

A M E R IC A L A T I N A :U n a ñ o (1 2 n ú m e r o s ) ............ $ 12 .00 m . m .N ú m e r o s u e l t o ............................. 1 .50 »

R E S T O D E A M E R IC A Y E U R O P A :U n a ñ o (1 2 n ú m e r o s ) ............ 2.50 d ó la r e s .N ú m e r o s u e l t o ............................ 0 .25 »,

Dírecciéa y Atfaisistraciéa: Atoadas González 14, Departasenta 14 Mélica, D. F. < '

TALLERPO ESIA Y CRITICA

♦Director: O C TA V IO P A Z

Secretario: J U A N G IL-A LBERT ♦

Una de las mejores revistas de la literatura del habla española

EDUCACIONREVISTA DE PEDAGOGIA

Y ORIENTACION SINDICAL

México, 12 números.................. $ 5.00Número suelto............ 0.50

Extranjero, 12 números............ 1 DólarNúmero suelto . 0.10 „

Page 47: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

A C A D E M I A H I S P A N O M E X I C A N APaseo de la Reforma 80.Tels. 11-51-95 y 13-03-52.

(Incorporada)ENSEÑANZAS:

Secundaria — Preparatoria — Ingeniería — Arquitectura Internado — Medio Internado — Externos.

CONSEJO PATRONATO:Lie. D. Eduardo Villaseñor, Lie. y Gral. D. Aarón Sáenz, Ar­quitecto D. Carlos Obregón Santacilia, Ing. Gonzalo Robles, Dr. D. Juan Roura, Ing. D. José Antonio Lillo, Lie. D. José Camer, Director de la ACADEMIA, D. Ricardo Yinós, Doc­

tor en Ciencias Exactas.

La apertura para los cursos generales tendrá lugar el día 6 de febrero. Las inscripciones se haràn en la Secretaría de la ACADEMIA, Paseo de la Reforma número 80.

INSTITUTO “XjTJIS YIYES”COLEGIO ESPAÑOL DE MEXICO

(Incorporado)Sadi Carnot, 52. Gómez Farías, 40.

Primaria. Secundaria. Preparatoria. Comercio. Idiomas.Externado. Medio Internado. Internado.

Patronato: Don Pedro Carrasco Garrorena, Don José Gaos, Don Joaquín Xirau, Don Felipe Teixidor y Don Fructuoso González.

Director: Don Joaquín Alvarez Pastor.

Kindergarden: Arquímedes, 4.

VISITE USTED SUS AULAS Y LABORATORIOS.

ESPAÑA PEREGRINAY

E D I C I O N E S DE LA E D I T O R I A L " S E N E C A ”SE HALLAN DE VENTA EN LA

LIBRERIA DE M. GARCIA PURON Y HNOS.

PALMA NORTE Núm. 308 (Entre Tacuba y Donceles)

Tel. Eric. 13-37-53 MEXICO. D . F. Apartado Postal 1619

Page 48: España Peregrina Año i num 4 mayo de 1940

LEALESQUE SON

L A B E R I N T O : Obras Completas de A N T O N IO M A C H A D O .Unica edición autorizada con exclusiva para todos los países de habla

española. Obras Completas de S A N J U A N DE L A C R U Z

E S T E L A : EL PRO BLEM A S O C IA L DE L A LEPRA, por e l Dr. J. Be- jarano. L A M U JER , EL A M O R Y L A V ID A , por el Dr. José Torre

Blanco. V A LO R E S PSIC O LO G IC O S DE L A PERSO N A LID A D , por el Dr. Abaunza. EL M A R, A Q U A R IU M DEL M U N D O , por el Prof. Enrique

Rioja. L A L U C H A SO C IA L C O N TR A LA S ENFERM EDADES V E N E ­REAS, por el Dr. J. Bejarano. EL C IELO A B IER TO , por el Prof. Pedro Carrasco Garrorena.

A R B O L : PO ESIA S LIR IC A S, de G il Vicente. (Primavera y Flor.)B A R A JA DE C RO N IC A S C A S TE LLA N A S DEL S IG LO X IV . Selección y próloso de Ramón Iglesia. (Primavera y Flor). E L V IC TO R IA L (Cró­nica de D. Pedro Niño). (Primaveray Flor). DISPARADERO ESPA Ñ O L, por José Bergamín. P O ETA EN N U E V A YO RK, por F. García Lorca.

L U C E R O : ESPEJO DE A LE V O S IA S (Inglaterra en España), por E. Dzelepy, el diplomático desconocido. N A B I, por José Carner. PIE­DRAS B LA N C A S, por Pablo L. Landsberg. M EM O RIA DEL O LV ID O , por Emilio Prados. ESP A Ñ A A P A R TA DE M I ESTE C A L IZ , por César Vallejo. EN TR EA C TO , por José Herrera Petere. PA SEO DE M E N T I­RAS, por Juan de la Cabada.

E d i t o r i a l

E N E C ADINAMARCA 80. MEXICO, D. F.