especial gran rex

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Bunbury en riguroso diferido

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Bunbury en riguroso diferido

¡Eureka! Hace algunos meses se anunciaba un nuevo y sustanciosotrabajo discográfico del que fuera líder de Héroes del Silencio, discoque poblaría las estanterías de las grandes superficies y las de los fan-boys del músico.

Dicho álbum se titula “Gran Rex”, y efectivamente, recoge los showsde Bunbury y su banda (Los Santos Inocentes) en el bonaerense TeatroGran Rex durante los días 3, 4 y 5 de Noviembre del pasado año. Atenor de otros proyectos que se iban anunciando a cuenta-gotas,“Gran Rex” tenía todas las papeletas para convertirse en un bonitorecuerdo de lo que fue la pasada gira de presentación de “Las con-secuencias” (EMI, 2010). Una idea distinta en cuanto a sonido y/opuesta en escena. En definitiva, una concepto totalmente austeroque se amoldaba al espíritu que requería el último long-play de estu-dio. Pese a que los primeros conciertos de Enrique Bunbury por tierrasnorteamericanas presentaban muchísimas novedades en los set list,los restantes por México, Argentina y España no fueron nada novedo-sos, incluso servidor se atrevería a decir que pecaban de conserva-dores. Amén de querer sentar al público tocando ‘Bujías para el dolor’u otras composiciones que precisamente no invitaban a reposar lasposaderas (valga la redundancia).

Aunque en este nuevo lanzamiento se fueran a recopilar aquellascanciones en directo, el contenido iba a ser “novedoso”. Entrecomillonovedoso porque aunque sonaran hasta la saciedad temas como ‘Elextranjero’ o ‘Lady blue’, el sonido que le otorgan Los Santos Inocen-tes a estas canciones no había sido todavía registrado en un soportefísico, ergo era de agradecer el compilado de estos shows. De estemodo se pueden poner como ejemplos ‘El anzuelo’ (sonando a travésdel filtro de ‘I ain’t hiding’ de los Black Crowes) o el espíritu tan áridoque adquiere el revisionado de ‘El hombre delgado que no flaquearájamás’.

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Se presentaba en dos formatos. Una edición simple; doble compactocon veinticuatro cortes en su track list, y un box-set edición coleccio-nista que contiene además de los dos Cd’s, un triple vinilo, dvd con eldocumental de prácticamente media hora, titulado “Lo que más tegustó de mí”, y demás memorabilia. Eso si, edición muy limitada, aun-que luego uno se la encuentre a palés en una gran superficie.

Según se fueron acercando los días del lanzamiento, empezaron agotear singles, teasers, adelantos… que dejaban entrever algo másde material. Pero nada más lejos. Al revisar la lista de canciones quecontiene este disco podemos reparar en una cosa: que de veinticua-tro canciones, solo hay cuatro que pertenecen a “Las consecuen-cias”. Se echa muchísimo de menos ‘El boxeador’, ‘Lo que más tegustó de mí’ o ‘Es hora de hablar’.

Sorprende ver como en un producto como este, donde se englobanlas composiciones que sirvieron de presentación para la gira de “Lasconsecuencias”, no aparezcan las canciones que pertenecieron alálbum de estudio. Pero ahí no queda la cosa, porque algunas de esaspiezas fueron registradas, lo que ocurre es que –por alguna razón quese desconoce- han quedado fuera del plantel oficial y se “regalan”a través de cierta red social cada quince días. Por lo tanto, si unoquiere escuchar ‘Ella me dijo que no’, tendrá que escucharlo y verlopor streaming, mientras comprenderá que lo que compró hace unosdías y que sus buenos dineros le ha costado, está incompleto.

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Faltan otras canciones como ‘El porque de tus silencios’, ‘Algo encomún’ o ‘Senda’ toda una rareza en directo por pertenecer al re-pertorio de Héroes del Silencio, y que no habría venido mal materiali-zarla en este plástico. Así entre otras muchas que sonaron en el recintode la capital argentina durante aquellos días y que tampoco apare-cen en el resultado final. Inexplicablemente, también se regala otracanción, pero a través del sistema OpenDisc. El tema a entregar es‘Los restos del naufragio’ ¡que no fue interpretada en ninguno de lostres shows de Buenos Aires!

Y por si esto no era suficiente, hace pocos días aparece en el canaloficial de Bunbury de YouTube, el documental íntegro. Bien, ya no solose lanza algo incompleto, sino que además se revienta el contenidoantes de tiempo. Eso sin contar la filtración completa de todas las can-ciones del doble compacto que protagoniza esta review. Inconcebi-ble es también la idea de llamar “box-set” a algo que viene en unafunda de cartón con todo su contenido esparcido por el interior y apresión.

¿Un buen trabajo? Si y no. Como anteriormente se ha mentado, esexcelente tener en un soporte físico (o digital legal) y en audio total-mente claro, la revisión de viejas y nuevas canciones. ‘El extranjero’suena totalmente distinta a como Enrique acostumbraba con ante-rioridad, ‘Alicia’ contiene una remarcada sección eléctrica de nota…Pero lamentablemente, el hecho de estar incompleto ensombrecede manera considerable el álbum.

Otro tema destacable es la calidad de la grabación, la cual deja bas-tante que desear. Suena con demasiado eco, la instrumentación esplana, e incluso hay momentos en los que el público se “come” lacanción. El mejor ejemplo es ‘200 huesos y un collar de calaveras’,donde el solo de guitarra de Álvaro Suite no adquiere la dimensiónsonora que ello merece. Es evidente que ciertos lances dentro de lascanciones con solos de guitarra tengan un protagonismo relevante,y por ello la perfecta escucha del instrumento, como es el caso deJordi Mena en ‘Los habitantes’. Si prefieren otro ejemplo, escuchen‘Frente a frente’. Falta de profundidad total que se asemeja a las gra-baciones “pirata” de calidad hechas por los seguidores que se en-cuentran entre el público. El resto de la audición encamina lairregularidad de manera continua en los momentos donde no se es-cucha el bajo de Robert Castellanos, tampoco se nota la percusiónde Ramón Gacías, e inclusive es inapreciable el teclado de Rebena-

que en ciertas canciones.

Unos dirán que si se incluyen todas las canciones constaría de cincovinilos o un cuádruple compacto, y que su precio ascendería. Asísería, pero merece la pena pagar por algo completo y bien obrado,no que ahora, se paga por otro “grandes éxitos”, solo que disfrazadode directo, que así renta más.

Por lo tanto -y ya para finalizar- lanzo al aire una pregunta. ¿Le bene-ficiaría a largo plazo a Bunbury el autoeditarse como ya lo hacen mu-chos de sus compañeros? Y es que el músico aqueja muchospatinazos a su discográfica… estaría bien “ensuciarse” las manos ypredicar con el ejemplo. En honor a la verdad, el artista español yacreó en 1994 el sello A La Inversa Records, una idea valiente que seadelantó a su tiempo y que quizá, ahora sea buen momento paramontar algo parecido, pues no faltan medios ni capital.

Quizá otros no estén de acuerdo, y que no siempre se puede tenercontento a todo el mundo. Incluso algún avispado parafraseará a En-rique entonando ‘Las consecuencias (asustar un poco)’, pero alguiendebería decir: “En tu autoedición está la solución”.

Se ha desperdiciado la oportunidad de tener un bonito y elegante re-cuerdo de una gira deslucida. Un nuevo concepto sonoro de calidadque ha terminado por irse gota a gota por un desagüe que no parecetener fin.

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Texto: Charly Hernandez

Fotos: Josegirl

Edita y distribuye El Club del Silencio