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Esquí en los Pirineos. Historia para un futuro sin fronteras (II) Luis Antonio Fernández Gárate (*) Justo Fernández de Isasi (*) Teresa Fernández-Trapa de Isasi (**) (*) Arquitectos (**) Interiorista y Relaciones Públicas Los Pirineos y Europa en 1939 La Guerra Civil interrumpió bruscamente el desarrollo de las estaciones españolas, limitado a lugares que respondían al denominador común de ser los únicos fácilmente accesibles por ferrocarril. Candanchú en Aragón, La Molina y Nuria en Cataluña, no disponían al finalizar la guerra de ningún medio mecánico de remonte para los esquiadores. Su capacidad de aloja- miento era muy escasa y de carácter más deportivo que turístico. En el lado francés destacaba notablemente Luchon-Superbagnéres como estación de deportes de invierno, capaz de competir con Chamonix y otras estaciones alpinas. Junto con Baréges y Font Romeu formarían posterior- mente la representación pirenaica en el «Comité de Estaciones Francesas de Deportes de Invierno» fundado bajo el impulso de Jacques Mouflier en febrero de 1945, en el que se integraban las quince estaciones de mayor categoría de la época. En el Principado de Andorra, la práctica, casi exclusivamente deportiva, del esquí se centraba en torno al refugio que poseía el Club de Esquí Ando- rra en Envalira-Pas de la Casa. El panorama conjunto de los Pirineos era bien distinto al de los Alpes, donde al finalizar la década de los treinta, en vísperas del segundo conflicto internacional, la estación de invierno se había cuajado en todos los aspec- tos modernos del término y de la teoría. Las vacaciones de invierno habían adquirido rango de temporada turística gracias al protagonismo y seducción del esquí de descenso y los lugares que disponían de medios capaces de remontar esquiadores a cotas elevadas se convertían en los principales polos de atracción. Localidades que ya gozaban de prestigio internacional, como centros de vacaciones invernales, no dudaron en realizar cuantiosas inver- siones para equiparse con funiculares o teleféricos, entre ellas Davos y St. Moritz en Suiza, Kitzbühel y St. Antón en el Tirol Austríaco y Megéve en Francia. Se había iniciado además el equipamiento con costosos medios de remonte de lugares poco conocidos o escasamente importantes como centros de vacaciones, carentes de buenas comunicaciones, en virtud de su extraordinaria aptitud para la práctica del esquí, vislumbrada por activos empresarios como Jacques Mouflier en Val d'lsére o el conde Lora Totino 79

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Esquí en los Pirineos. Historia para unfuturo sin fronteras (II)

Luis Antonio Fernández Gárate (*)Justo Fernández de Isasi (*)

Teresa Fernández-Trapa de Isasi (**)

(*) Arquitectos(**) Interiorista y Relaciones Públicas

Los Pirineos y Europa en 1939

La Guerra Civil interrumpió bruscamente el desarrollo de las estacionesespañolas, limitado a lugares que respondían al denominador común de serlos únicos fácilmente accesibles por ferrocarril. Candanchú en Aragón, LaMolina y Nuria en Cataluña, no disponían al finalizar la guerra de ningúnmedio mecánico de remonte para los esquiadores. Su capacidad de aloja-miento era muy escasa y de carácter más deportivo que turístico.

En el lado francés destacaba notablemente Luchon-Superbagnéres comoestación de deportes de invierno, capaz de competir con Chamonix y otrasestaciones alpinas. Junto con Baréges y Font Romeu formarían posterior-mente la representación pirenaica en el «Comité de Estaciones Francesasde Deportes de Invierno» fundado bajo el impulso de Jacques Mouflier enfebrero de 1945, en el que se integraban las quince estaciones de mayorcategoría de la época.

En el Principado de Andorra, la práctica, casi exclusivamente deportiva,del esquí se centraba en torno al refugio que poseía el Club de Esquí Ando-rra en Envalira-Pas de la Casa.

El panorama conjunto de los Pirineos era bien distinto al de los Alpes,donde al finalizar la década de los treinta, en vísperas del segundo conflictointernacional, la estación de invierno se había cuajado en todos los aspec-tos modernos del término y de la teoría. Las vacaciones de invierno habíanadquirido rango de temporada turística gracias al protagonismo y seduccióndel esquí de descenso y los lugares que disponían de medios capaces deremontar esquiadores a cotas elevadas se convertían en los principales polosde atracción. Localidades que ya gozaban de prestigio internacional, comocentros de vacaciones invernales, no dudaron en realizar cuantiosas inver-siones para equiparse con funiculares o teleféricos, entre ellas Davos y St.Moritz en Suiza, Kitzbühel y St. Antón en el Tirol Austríaco y Megéve enFrancia. Se había iniciado además el equipamiento con costosos mediosde remonte de lugares poco conocidos o escasamente importantes comocentros de vacaciones, carentes de buenas comunicaciones, en virtud desu extraordinaria aptitud para la práctica del esquí, vislumbrada por activosempresarios como Jacques Mouflier en Val d'lsére o el conde Lora Totino

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en Breuil-Cervinia. Finalmente, se había llegado por parte de la FIAT en Ses-triere al planteamiento radical y absolutamente revolucionario de crear unaestación de esquí prescindiendo de la existencia de población alguna, to-mando como punto de partida el emplazamiento más adecuado para la prác-tica del esquí, construyendo de un modo coherente un conjunto residencialestrechamente vinculado a un sistema de remontes que ya en 1936 dispo-nía de tres teleféricos.

La Posguerra Española

La sucesión casi continuada de nuestra guerra civil con la segunda guerramundial acentuó aún más la agria realidad fronteriza de los Pirineos.

Las comunicaciones rodadas en el lado español eran sumamente difíci-les por la inexistencia casi total de una comunicación intrapirenaica. Mien-tras en el lado norte la temprana construcción de la ruta longitudinal de lospuertos Aubisque, Tourmalet, Aspin, Peyresourde facilitaba las relacionesentre los valles, en el lado español fueron intereses exógenos, como los apro-vechamientos de energía hidráulica y las explotaciones forestales, los queestructuraron aún más la red de carreteras en dirección dominante norte-sur. En el Pirineo Central era prácticamente inexistente la comunicación ro-dada entre España y Francia; la guerra paralizó la construcción de un im-portante eje de conexión que debería enlazar Benasque con Luchon me-diante un túnel, aún no construido hoy día. El Valle de Aran permanecía ha-bitualmente incomunicado del resto de España durante el invierno, hastaque en 1948 se abrió el túnel de Viella, cuya longitud fue un importante re-cord de la época.

En 1943 Violant y Simorra describía a grandes rasgos la comunicaciónlongitudinal del Pirineo español de la siguiente manera: El Valle del Galle-go se conecta con el de Broto por la carretera aún no abierta al tráfico deBiescas-Linás-Torla. El Cinca enlaza con el Esera por la carretera subpire-naica, en construcción, de la Ainsa-Arro-Campo. El Valle de Benasque podrácomunicarse mediante otra carretera en construcción que cruza extensosterritorios del Alto Isábena por Castejón de Sos-Fadas-Las Paules-Vilaller,donde entronca con la que atraviesa el Port de Viella por el túnel de Viella,en construcción, que conduce al Valle de Aran. Faltaría después, otra víaque uniese el Flamisell con el Pallars y otra que comunicara Sort con LaSeo. Además existen las líneas de ferrocarril internacional de Irún, Canfranc,Puigcerdá y Port-Bou. Es de esperar que un día u otro se termine la famosadel Noguera Pallaresa que unirá Lérida con Saint-Girons (Ariége). Violanty Simorra no acertó en este último vaticinio de 1943 y tampoco podía supo-ner el carácter regresivo de la comunicación ferroviaria internacional conel posterior cierre por el lado francés de la línea de Canfranc en 1970. Evi-dentemente la comunicación longitudinal rodada era poco más que una hi-pótesis de futuro.

Junto a esta realidad física, para mayor complicación, la cordillera seencontraba sometida a la presión guerrillera de los maquis y prácticamentemilitarizada. El ejército fundó las Escuelas de Montaña, a imitación de losejércitos europeos que lo hicieron generalmente en los prolegómenos dela primera guerra mundial; la fundación corrió a cargo de los responsablesde la Escuela de Gimnasia de Toledo. Muy pronto la Escuela Militar de Mon-taña situó acuartelamientos en la frontera y se produjo un fenómeno similaral de los puestos fronterizos alpinos, las tropas popularizaron el esquí entre

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los mozos y la población, efectuaron labores de auxilio y organizaron com-peticiones. El Santuario-Hotel de Nuria se convirtió en Escuela de Montañay se construyó una nueva Escuela Militar en 1942 en Candanchú.

La enseñanza y promoción del esquí, objetivo por el que tanto había lu-chado en solitario el Centro Excursionista de Cataluña antes de la guerra,eran tareas en las que ahora iba a tomar parte también el ejército y prontose sumarían el Frente de Juventudes y la Organización Sindical.

Son características de esta primera etapa las anécdotas de Candanchú,donde los esquiadores que acudían desde Canfranc tenían que proveersede un salvoconducto que facilitaba el sargento para pasar a las pistas delTobazo, o de Nuria, donde los viajeros que ascendían en el cremallera eranobligados a proveerse de un permiso colectivo con fotografías de grupo.

Los primeros remontes

La afición al esquí comenzaba a revivir en las adversas circunstanciasde nuestra posguerra. En la temporada 1940-41 el Centro Excursionista deCataluña volvió a abrir el «Xalet de la Molina» y se señalaron nuevamentelas pistas de esquí.

El primer telesquí de La Molina

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Josep M.a Guilera reactivó el antiguo proyecto de dotar a las pistas deFontcanaleta de un dispositivo de remonte parecido a los que ya se utiliza-ban en el extranjero para lo cual se puso en contacto con Carlos Weise, in-geniero suizo residente en Barcelona, aficionado al esquí, que ya tenía es-bozado un proyecto de telesquí. Con mucho entusiasmo y la autarquía demedios que imponían las circunstancias, se llevó a cabo la construcción deltelesquí y la nada desdeñable tarea de conducir la energía eléctrica hastael lugar. Este remonte, el primero para esquiadores construido en España,fue bendecido e inaugurado el 28 de febrero de 1943. Más adelante, en 1946,la Molina se dotaría del primer telesilla construido por la sociedad Tepsaen el Turó de la Perdiú.

La vecina estación de Nuria, rival deportivo tradicional de La Molina, noquiso quedarse atrás en cuanto a equipamiento de remontes. Previamentefue preciso superar graves dificultades iniciales, pues una riada se llevó en1940 parte de la línea del cremallera cuya reconstrucción no finalizó hastafebrero de 1942. La reapertura del cremallera coincidió con la inauguracióndel Hotel Puigmal y del funicular que lo enlazaba con el Santuario. Se trata-ba del funicular de Montjuich construido como dotación de la ExposiciónUniversal de Barcelona en 1929 y ahora trasladado a este lugar para servi-cio turístico y de esquiadores. Para facilitar la práctica del esquí, Basso yWeise construyeron en 1947 el telesquí del Santuario y un telesilla para ac-ceder desde las inmediaciones del Hotel Puigmal hasta el Pie de l'Aliga a2.400 mts. de altitud, lugar desde el que se contempla un magnífico paisajey los esquiadores podían acceder a la pista Soleia-Competición de fuertedesnivel.

Promoción del esquí español, años 40 y 50

En el año 1942, la Federación Española recibió una invitación de la Fe-deración Francesa de Esquí que había reemprendido sus tareas bajo el Ré-gimen de Vichy, para que una selección de esquiadores asistiera a un cur-sillo en Val d'lsére. Fueron seis los seleccionados, dos catalanes, Segalásy Monjó, Hijos de Candanchú, Montalvo de Granada, Suárez «Valgrande»de Asturias y Elorrieta de Madrid. El proyecto de la federación era que cadauno de los seleccionados divulgara en su región las enseñanzas y técnicasadquiridas. Los expedicionarios volvieron entusiasmados y dispuestos a re-novar totalmente nuestro esquí, constituyendo el germen de las primerasescuelas de esquí.

En 1944 se creó la Escuela de Esquí de La Molina del C.E.C. con la par-ticipación de Segalás, de carácter altruista y sin subvención de ningún tipo.Ya en 1945 se imparten las primeras lecciones de esquí escolar a la Escue-la Betania de Barcelona. En 1947, la Escuela de La Molina difundió el esquíy sus técnicas en Alp, Ribes, Espot y el Valle de Aran. De estos cursos sur-girán los futuros campeones y monitores de las nuevas estaciones de esquí.

Por su parte, el Frente de Juventudes contrató dos entrenadores tirole-ses que extendieron la enseñanza y difusión del esquí a los valles aragone-ses de Benasque, Sallent y Candanchú, donde se fundó en 1953 la Escuelade Esquí con la participación de Antonio Hijos y oficiales de la Escuela Mili-tar de Montaña.

En Cataluña se hizo una gran labor de promoción con la celebración depruebas internacionales dentro de las dificultades del aislamiento de Espa-ña en la posguerra. El C.E.C. organizó en 1946 la 1.a Semana Internacional

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de La Molina, a la que acudió una nutrida representación Suiza, una se-gunda Semana se celebró tres años después. La 3.a Semana Internacionalque se debía celebrar del 10 al 16 de febrero de 1953 fue incluida en el ca-lendario F.I.S. lo que supuso un importante respaldo y reconocimiento ofi-cial, pero tuvo que suspenderse por falta de nieve.

El Club Alpino de Nuria organizó los concursos internacionales que seiniciaron en 1950, desfilando por ellos las más importantes figuras del esquímundial. Fue posible contemplar en Nuria las evoluciones de los francesesJames Couttet, Henri Oreiller y el austríaco Christian Pravda entre otros. En1954, el Concurso Internacional de Nuria fue reconocido por la F.I.S. e in-cluido en el calendario internacional; precisamente ese año, el ganador delslalom gigante y del concurso fue un joven austríaco casi desconocido en-tonces, Toni Sailer, quien dos años después conquistaría tres medallas deoro en los Juegos Olímpicos de Cortina D'Ampezzo.

Candanchú. Primeros años cincuenta

En el transcurso de los años cincuenta va creciendo la afición al esquíen el Pirineo español, pero su práctica sigue quedando circunscrita a lasestaciones de Candanchú, Nuria y La Molina, con un reducido equipamien-

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to de remontes mecánicos. Paulatinamente se fue iniciando en Candanchúy La Molina un proceso de urbanización espontáneo que en Nuria, por susespeciales circunstancias de acceso y propiedad de los terrenos, fue im-posible.

El territorio de La Molina estaba comprendido en una gran finca propie-dad del barón de Sitjar. A partir de 1945 fueron construyendo algunos hote-les con un carácter ya no tan exclusivamente deportivo como el de los pri-meros refugios. En 1950, el barón de Sitjar fue vendiendo lotes de terrenoy contrató con una segunda sociedad, «Telesquís Pirenaicos» la instalaciónde nuevos remontes. El dueño de los primeros remontes, Rigat, construyósu propio hotel llamado Solyneu o Rigat Palace, que actuaba como centromundano a imitación de los hoteles-palacio de Suiza, con juego, atraccio-nes y buen servicio. Poco a poco fueron edificándose casas de vacacionesen parcelas y La Molina fue convirtiéndose en un núcleo edificado alrede-dor del primitivo apeadero.

La Posguerra en el Pirineo Francés: St. Lary

Hasta la segunda guerra mundial, el esquí en el Pirineo francés se habíacentrado, en torno a prestigiosas localidades balnearias con una importan-te dotación hotelera, relativamente próxima a las pistas de esquí. Su prácti-ca se había iniciado en lugares apartados de las poblaciones con camposde nieve más extensos y mayores desniveles como los alrededores del Colde Peyresourde, donde un primer proyecto de estación, Les Agudes, patro-cinado en 1939 por el ministro Leo Lagrange no pudo ser llevado a cabo.

Por las mismas razones, los esquiadores frecuentaban cada vez más lasinmediaciones del Col de Tourmalet en cuyo lado oriental, bajo la influenciade Bagnéres de Bigorre, se instalaron en 1947 unos remontes que daríanorigen posteriormente a la estación de la Mongie. Mientras tanto, en el ladooccidental del Tourmalet, Baréges aumentaba su atractivo con el funicularde L'Ayré, construido inicialmente para servicio de obras hidráulicas, su re-corrido se amplió hacia el Pie d'Ayré en 1947 y a comienzo de los cincuentapasó a prestar servicio turístico. Frente a todo este proceso de desarrollorelativamente clásico, la localidad de St. Lary iba a iniciar una actuación ver-daderamente singular.

La creación de la estación de St. Lary es un hecho sólidamente unidoa una de las personalidades más notables de toda la cordillera, D. VicenteMir, alcalde del lugar desde la liberación en 1944 hasta nuestros días. Suhistoria es un ejemplo de las metas que puede alcanzar la voluntad firmey decidida de un pueblo agrupado en torno a un alcalde con clara y resuel-ta visión de futuro.

Vicente Mir inició su mandato en un momento en que St. Lary era unapequeña población casi desconocida, sus condiciones económicas muy di-fíciles y la despoblación de la comarca adquiría un ritmo galopante. Al ini-ciarse en 1948 la construcción del próximo embalse de Cap-de-Long, finan-ciado con fondos de Plan Marshall, St. Lary, ni mejor ni peor colocado queotros pueblos vecinos supo, inteligentemente, dar facilidades a las empre-sas constructoras para la instalación de sus talleres y almacenes, generán-dose una rápida elevación del nivel de vida local. Terminada la construc-ción del embalse en 1952, todos comprendían la necesidad de hacer algopara evitar que se frenase el desarrollo inicial alcanzado.

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El 10 de junio de 1953, Vicente Mir lanzó la idea de St. Lary, estaciónde deportes de invierno. Aunque el municipio no poseía terrenos aptos paraeste fin, ello no fue obstáculo para el emprendedor alcalde, que propusola construcción de un teleférico de acceso al Pía d'Adet y consiguió de losmunicipios vecinos de Cadeilhan-Trachére y de Vignec la cesión mediantecenso enfitéutico de los terrenos necesarios para la estación de esquí. Cons-ciente de los nuevos problemas de explotación implícitos en una estación,sentó las bases de una sociedad «Regie» Municipal encargada de ese me-nester y de la gestión de una oficina de turismo. La exposición de motivosde esta sociedad es casi un esquema de actuación del futuro St. Lary: Sepropone la lucha por el mantenimiento del empleo y la actividad económicaamenazada por el fin de las obras, la adaptación de la población agrícola,especialmente de la juventud, a las nuevas condiciones de vida, creaciónde instalaciones turísticas adecuadas para combatir el éxodo rural y de unaoficina de turismo destinada a la puesta en valor del conjunto.

En 1957, la puesta en servicio del teleférico del Pía d'Adet, con una ca-pacidad de 600 personas/hora, seguida de la telecabina de Soum y de cincotelesquís, inicia una nueva era para Saint Lary como estación de esquí. Elnúmero de esquiadores crece rápidamente y en pocos años el acceso alPía d'Adet exclusivamente por teleférico se vuelve insuficiente provocandograndes colas sobre todo a la hora de cerrar pistas; por ello se hace nece-sario ampliar el dominio esquiable y construir una carretera de acceso. Elpequeño pueblo de Soulan, con menos de cuarenta habitantes y casi enruinas era el poseedor de los terrenos de acceso al Plad'Adet y de inmen-sos campos de nieve en el Portet. Entre Vicente Mir y el alcalde de Soulantienen lugar conversaciones que terminan en un acuerdo de fusión entreambos municipios que a comienzos de 1964 pasarán a llamarse Saint Lary-Soulan.

Saint-Lary, dos etapas de su desarrollo en torno al Pía d'Adet

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La construcción de la carretera da una nueva dimensión a la estacióny desencadena un proceso de urbanización en el Pía d'Adet, acompañadode la reconstrucción del antiguo pueblo de Soulan. Pese a los temores dealgunos, se consigue que la nueva urbanización no perjudique a los comer-cios y alojamientos del St. Lary que al contrario conocen un período de ex-pansión paralelo. En 1969, un decreto concede a Saint Lary-Soulan la cate-goría de Estación Clasificada, entrando así en el grupo de las grandes esta-ciones francesas.

Tras el ejemplo de Saint Lary, durante los años sesenta, se produjo unaeclosión de nuevas estaciones en el Pirineo francés, casi todas ellas pro-mocionadas mediante fórmulas en las que el ayuntamiento tenía un impor-tante protagonismo, Sociedades, «Regie» Municipal, Sindicatos de Vocaciónúnica o múltiple, agrupando a varios municipios. En algunos casos, comoGourette, Artouste y Arette, el Departamento acudió en ayuda de los muni-cipios actuando mediante Sociedad «regie» Departamental.

De un modo inverso a estas nuevas estaciones, la veterana Superbag-néres fue entrando en un período de decadencia progresiva acentuada apartir de 1958, entonces la clientela adinerada abandonó los Pirineos diri-giéndose hacia las grandes estaciones alpinas. En 1960, la apertura de unacarretera de acceso a Superbagnéres asestó un golpe de gracia al «crema-llera» que resultaba excesivamente lento, interrumpiéndose definitivamenteel servicio en 1965.

La gran magnitud de los desarrollos de nuevas estaciones de la TerceraGeneración en los Alpes franceses a partir de 1964, marcará profundamen-te el desequilibrio de dotaciones entre ambos macizos.

España en los años sesenta

Al comenzar el auge del desarrollo turístico español de la década de lossesenta, después del largo período de la reconstrucción, del aislamiento po-lítico y del despegue industrial, las condiciones para la promoción de nue-vas estaciones estaban ya maduras. España contaba ya con un considera-ble número de aficionados a los deportes de invierno, difundidos entre lageneración joven, pese a la precariedad de las dotaciones existentes y seintuía la posibilidad de generar una corriente turística por el esquí. El ejem-plo de nuestros vecinos franceses era impresionante, las estaciones, sobretodo en los Alpes, crecían como un paraíso del esquí y de la abundancia.

En España la eclosión del turismo fue acompañada rápidamente de laaparición de los promotores turísticos inmobiliarios, la costa mediterránease convirtió en un terreno abonado para la realización de grandes negociosa muy corto plazo y pronto sería un hecho cotidiano la construcción de ur-banizaciones turísticas. En estas circunstancias, la construcción de estacio-nes de esquí en nuestro Pirineo, se convirtió en un objetivo asequible paraun reducido círculo de empresarios, generalmente aficionados al esquí yatraídos por lugares concretos de la cordillera, pese a las desventajas nota-bles que desde el punto de vista especulativo presentaba inicialmente lamontaña frente a la costa mediterránea, donde no era necesario realizar cos-tosas inversiones en sistemas de remontes, ni en accesos y por añadidurala construcción de edificios resultaba notablemente más barata.

El gran incremento de las corrientes turísticas hacia España, unido a unatremenda carencia de infraestructuras y planeamiento urbanísticos orques-tados con los complejos procesos de la burocracia centralizada y la caren-

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cia casi generalizada de capacidad de gestión de los municipios afectados,condujo al Ministerio de Información y Turismo a dotarse en diciembre de1963 de un poderoso instrumento de promoción: La Ley de Centros y Zonasde Interés Turístico. Con ella, recababa para sí competencias hasta enton-ces reservadas a otros organismos de la Administración, cortocircuitandoel complejo proceso burocrático español. La ley facultaba al M.I.T. para apro-bar planeamiento, ocupaciones, usos del suelo, expropiaciones, créditos hi-potecarios, ayudas y subvenciones.

Este instrumento de promoción, muy polarizado en aspectos turísticos,a veces por la inoperante complicidad de otros departamentos de la Admi-nistración a los que la ley reconocía una participación, aunque fuera limita-da, fue el cauce que permitió el lanzamiento de las nuevas estaciones es-pañolas de los sesenta. Si bien es cierto que la Ley de Centros y Zonasfue utilizada en contados casos de urbanizaciones costeras, como caminoalternativo para burlar el planeamiento urbanístico vigente y eludir sus limi-taciones o restricciones, no fue éste precisamente el caso de nuestras esta-ciones cuyos Planes de Ordenación Urbana fueron los primeros y únicoscon los que contaron durante bastante tiempo los municipios implicados,aunque como es lógico, adolecían por su propia naturaleza de la carenciade un enfoque global propio de un planeamiento general inexistente en losvalles del Pirineo. La declaración de las nuevas estaciones como Centro deInterés Turístico y la consiguiente aplicación de la Ley de Centros y Zonas,simplificó en cierta medida la compleja gestión ante las muy diversas ins-tancias de la Administración que intervienen en el desarrollo de una esta-ción de esquí.

En 1965 se creó un organismo específico para fomentar el desarrollo tu-rístico del Pirineo: La Unión Turística del Pirineo, que desempeñaría un papelmuy activo en la gestión de la declaración de las nuevas estaciones comocentros de interés turístico, obtención de créditos, subvenciones, ayudas yen resumen una gran labor de coordinación en la que fue sobresaliente laactuación de dos aragoneses, Ángel Ríos Calderón, nombrado Gerente en1970 y Rafael Casas, al frente de la Secretaría en Zaragoza. Entre las finali-dades estatutarias de la U.T.P. se encontraba la declaración del Pirineo es-pañol como Zona de Interés Turístico Nacional, figura de la ley que no selograría alcanzar en ningún área turística del país.

Durante los años sesenta, el panorama social del Pirineo español habíaentrado en una fase fuertemente depresiva. El proceso de despoblación ini-ciado tiempo atrás, e incrementado por la guerra se había ralentizado enalgunos lugares a causa de la creación de empleos relacionados con la cons-trucción de presas, que a su vez indujo al desarrollo de la red de carreteras.Sólo en la década 1955-1965 entraron en explotación 45 presas en el Piri-neo, algunas de ellas de gran capacidad, superando notablemente en esteaspecto a las realizaciones de la vertiente norte francesa. Pero, finalizadasestas obras, el éxodo rural aumentaba tremendamente, la agricultura y ga-nadería estaban en franca regresión y el envejecimiento de la población eranotorio.

En estas circunstancias, se empezó a pensar en el turismo y más con-cretamente en las estaciones de esquí como un medio para frenar este pro-ceso y su nacimiento fue acogido con satisfacción por las poblacionesafectadas.

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Baquelra 1970. Las primeras torres de apartamentos.

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Las Nuevas Estaciones. 25 Aniversario

La lejanía casi generalizada entre áreas esquiables y poblaciones exis-tentes es una circunstancia que ha condicionado la concepción de las esta-ciones españolas. Frente a las primeras de La Molina, Nuria y Candanchú,cuyo desarrollo fue consecuencia de las facilidades de acceso ferroviario,la superación de unos umbrales mínimos en las comunicaciones rodadasdel Pirineo y el incremento de la motorización, como consecuencia de laelevación del nivel de vida, hicieron posible el desarrollo de nuevas estacio-nes en lugares relativamente próximos a carreteras existentes. Al no contarcon una evaluación general de posibilidades del macizo, como ya se habíahecho en Francia, la selección de emplazamiento para las nuevas estacio-nes dependió de la investigación más o menos profunda que llevó a cabocada grupo promotor, de su vinculación y conocimientos personales del lugary en proporciones variables, de apreciaciones más emocionales que racio-nales. El modelo de estación integrada francesa era el favorito, pero se en-contraba bien lejos de las posibilidades españolas.

En 1964, hace 25 años, Baqueira-Beret y Formigal pusieron en marchasus primeros remontes abriendo una nueva etapa del esquí en los Pirineos.El emplazamiento de Baqueira, excepcionalmente bien dotado por la natu-raleza para la práctica del esquí, disponía de acceso directo al dominio es-quiable desde la carretera del Puerto de la Bonaigua. La existencia de unrellano a cota 1.500, decidió la ubicación del núcleo residencial en este lugar,aunque el posterior desarrollo de la estación y la mayor garantía de inniva-ción, elevaron en centro de las pistas a la cota 1.800. Su promoción fue obrade la empresa TEVASA que agrupaba importantes personalidades de Bar-celona y Madrid, entre ellos D. Jorge Jordana de Pozas, presidente de laFederación Española de Esquí en la época y Luis Arias, campeón de esquí.

En Sallent de Gallego había una tradición de esquiadores desde 1912.Allí, sobre la antigua carretera que conducía a Francia por el Pórtale, existíaun amplio territorio nevado cuya calidad de pistas era conocida por la Com-pañía de Esquiadores que formada por jóvenes de Sallent y Zaragoza habíaactuado en la guerra civil. Un grupo de entusiastas formó la sociedad enla que participó un gran número de habitantes del Valle de Tena. Se consi-guió la concesión para las pistas en los denominados llanos de Articalen-gua, aunque se tomó el nombre geográfico de un lugar más elevado, For-migal. En el lado opuesto del valle, adquirieron terrenos de propiedad priva-da para emplazamiento del núcleo residencial, con unas magníficaspanorámicas sobre el dominio esquiable y el Valle de Tena, pero separadosde la base de pistas por el cauce del Gallego. Posteriormente el Ministeriode Información y Turismo construyó a su cargo una nueva carretera de ac-ceso a lo largo del valle, evitando el tortuoso trazado de la antigua carreteraentre la estación y el casco de Sallent que de esta manera quedó apartadode la carretera principal.

En 1966, la estación de esquí de Cerler, entonces en proyecto, consi-guió la primera declaración como Centro de Interés Turístico. Aquí se adop-tó, como en Suiza o Austria, el nombre de la población, Cerler. el pueblomás alto de Aragón, 1.540 mts., se hallaba muy próximo al lugar previstocomo base de pistas, con frecuente innivación en los años 60. La iniciativapartía de un grupo de empresarios catalanes. Cataluña siempre ha dadoun público adicto al Valle de Benasque. La inauguración de la estación nose produjo hasta 1970, fue preciso esperar a que concluyese la construc-ción, también a cargo del M.I.T. de una costosa carretera de acceso desde

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Cerler. El pueblo más alto de Aragón 1.540 ms.

las proximidades de Benasque, cabecera del término municipal. Con la es-tación, llegaron a Cerler los primeros automóviles ya que hasta entoncessólo era accesible por un camino de caballerías.

Posteriormente, en 1967, Llesuí próxima a Sort en el Pallars Sobirá, ini-ció su actividad y obtuvo también su declaración como C U . A continuación,Baqueira y Formigal, con remontes ya en funcionamiento, se convirtieronigualmente en centros de interés turístico, valorando las ventajas que ellosuponía.

En 1967 se inauguraba en La Cerdaña, al otro lado de la veterana esta-ción de La Molina, en la vertiente contraria y mejor orientada de la Tosa d'Alp,la estación de Masella, con una proporción importante de pistas trazadasa través de zonas de bosque. Era un caso raro en España de promotor único.Propietario de remontes, suelo y diseñador de la estación, el arquitecto eingeniero Bosch Aymerich lanzó la estación más «integrada» en el aspectode promoción, con acceso ferroviario próximo.

La estación de Super-Espot completaba en 1968 este primer grupo deestaciones. Situada en el Alto Pallars, región mal comunicada a la que elcierre invernal del Paso de la Bonaigua convierte en un fondo de saco. Supromoción por particulares conocería dificultades con el ICONA en cuantoa la concesión del dominio esquiable por el cambio de titularidad de unapropiedad comunal a monte público. Finalmente, la promoción se resentiríade la mala comunicación generalizada.

En 1970 las estaciones en funcionamiento eran, en el Pirineo catalán:La Molina, Nuria, Baqueira, Llesuí, Masella y Espot. En Aragón: Candan-chú, Formigal y Cerler. En la primera mitad de los setenta fue aumentandomás lentamente el número de estaciones.

La estación de Panticosa fue inaugurada en 1971, promovida por el Ayun-tamiento y Panticosa Turística, S. A. Se trataba de emplear el casco de Pan-ticosa como núcleo residencial enlazado mediante un telesilla con las pis-tas. El resultado era atrayente, pero la reducida dimensión de las pistas pues-

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tas en servicio, limitaba mucho sus posibilidades. La promoción acabó siendoabsorbida por la Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y Rioja, que tam-bién se hizo cargo de Formigal, donde adquirió la sociedad con una cláusu-la impuesta por el Banco de España de reducir en un 50% el capital exis-tente, lo que dejó fuera de la administración y con cierta frustración al grupode entusiastas esquiadores que constituyeron la primera sociedad.

En la zona prepirenaica de Solsonés, comarca de gran belleza pero re-lativamente desconocida, se creó en 1973 la estación de Port del Comte,la más meridional de Cataluña. En el Valle de Aran, durante la temporada1972-73 se construyó la estación de esquí urbana de La Tuca-Mall Blanc conparticipación de muchos araneses. El criterio de diseño era, el de estación-pueblo utilizando como núcleo residencial los inmediatos cascos urbanosde Betren y Viella. El diseño inicial de las pistas resultaba escasamente aptopara debutantes lo que unido a otras dificultades, condujo a La Tuca a unproceso irregular con cierre de sus instalaciones durante varias temporadas.

Vallter 2.000, la más oriental de las estaciones, desde cuyas pistas sepuede vislumbrar el golfo de Roses comenzó a funcionar en 1975, promovi-da por capital privado. Existía como precedente un estudio de estación, lle-vado a cabo en 1968 por Josep M.a Guilera, en el Alto Ter. Su proximidada Gerona y Barcelona la convierte en estación ideal para el esquí de día.

La estación de Astún, ocupando el enclave del mismo nombre, pertene-ciente al Ayuntamiento de Jaca, junto al paso de Somport, fue inauguradaen 1976. La promoción fue municipal pero su explotación corre a cargo deuna empresa privada seleccionada mediante concurso público. Las cuali-dades naturales del lugar, muy apto para la práctica del esquí, la elevadacota de su base de remontes con abundante innivación, unidas a una con-cepción y diseño acertados han asegurado el éxito de esta estación.

En corto plazo se había triplicado el número de estaciones en el Pirineomientras en otras zonas de España se habían lanzado Sierra Nevada y lasnuevas estaciones del Guadarrama. El Ministerio de Información y Turismo,ya en la última época de Fraga como ministro, estimó conveniente la consa-gración del lanzamiento de las estaciones españolas a nivel internacionalpara lo cual decidió presentar la candidatura de Granada-Sierra Nevadacomo sede de los Juegos de Invierno de 1976. Tras la remodelación del Go-bierno, Fraga cesó como ministro dejando paso a Sánchez Bella cuyo gabi-nete prescindió de esta idea.

El final de una época - Los años 70

La administración de Sánchez Bella, tomó como uno de sus objetivosel fomento de las estaciones de invierno, en parte por una predilección delnuevo titular por la montaña y porque el desarrollo turístico de la costa esta-ba ya articulado por la administración anterior. Una de las más notorias ac-tuaciones en este sentido fue el malogrado lanzamiento de los Burgos Tu-rísticos que con un enfoque «social» trataba de facilitar el acceso al esquía un público de categoría media, familiar y deportivo. La ¡dea era contradic-toria con la que hasta entonces era criterio general de la red de Paradores:en vez de una gran calidad para un público selecto, una gran cantidad deplazas de categoría media que permitiese el planteamiento de unos servi-cios extraordinarios justificados por el número. El programa era, esencial-mente un albergue para 500 personas, con una categoría de dos estrellas,

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dotado de restaurante, auto-servicio, piscina climatizada, juegos y lo nece-sario para el deporte blanco.

Se suponía que la construcción de estos edificios tendría un efecto mul-tiplicador y de promoción, pero varias estaciones acogieron la oferta confrialdad, no querían ceder un terreno de considerables proporciones queera parte de su negocio y tampoco querían competencia para los hotelesya instalados por razones de prestigio de la estación, como el Montarlo enBaqueira y el Hotel Formigal. Finalmente acogieron la idea las estacionesde Super-Espot y Masella en el Pirineo, Valdesquí en la Sierra de Guada-rrama y dos activos ayuntamientos deseosos de disponer de equipamientoturístico, Berga y Jaca.

Tras un concurso nacional de proyectos, se procedió a la construcciónde los Burgos de Jaca, Super-Espot y Berga. Posteriores dificultades eco-nómicas de la empresa constructora acabaron paralizando las obras y final-mente la idea de los Burgos se desvaneció en sucesivos relevos ministeriales.

Burgo Turístico en Super EspotArquitectos Fdez. Trapa de Isasi; Fdez. Fernández y Fdez. Gárate

En cuanto al lanzamiento internacional de nuestras estaciones, sin des-cartar la idea de patrocinar unos Juegos de Invierno como complementode la misma, el M.I.T. decidió patrocinar una estación modélica, de un modoparecido a la actuación que 25 años antes, en 1945, había emprendido elConsejo General de Saboya con la creación de la estación social de Cour-chevel. Se seleccionó el macizo de La Maladeta en Benasque como lugarque podría albergar una gran estación comparable con las alpinas en cuan-to a desniveles y extensión, capaz de integrar las estaciones de Cerler, elValle de Aran y una posible estación francesa en Bagnéres de Luchon-LaEntecada, con el apoyo del túnel proyectado entre Benasque y Luchon.

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No encontrando respaldo suficiente en el Gobierno para emprender estaactuación con el protagonismo del M.I.T., se encaminó la operación haciala promoción privada actuando el Ministerio en cierto modo como el Servi-cio de Estudios S.E.A.T.M. de Francia. Tras laboriosos trabajos se consiguióavanzar bastante en este sentido, pero la crisis general que se avecinabaa mediados de los setenta y la actitud negativa de algunos organismos dela propia Administración estimularon a los promotores, hacia inversiones máscómodas y rentables.

La transición

A partir de 1976 se abre una profunda crisis en la que confluyen gravesdificultades económicas, cambios políticos y varias temporadas de muy irre-gular innivación que colocaron en posición comprometida a muchas esta-ciones poniendo de relieve con mucha mayor notoriedad los inconvenien-tes de la concepción original de algunas de ellas que hasta entonces ha-bían sido irrelevantes. Durante este período se produjo la transferencia decompetencias a las autonomías y la figura del Centro de Interés Turísticofue cayendo en desuso. Simultáneamente hubo un incremento notable entareas de planificación en las que el Pirineo era deficitario.

Los efectos de la crisis unidos a una concatenación de temporadas sinnieve, condujeron en 1983 a una situación límite en la estación de Cerler.Conscientes del grave perjuicio que el cierre de la estación suponía paratodo el Valle de Benasque y Comarca del Esera, el ayuntamiento aunó es-fuerzos creando la Sociedad de Desarrollo del Valle de Benasque, agrupandoa industriales, hoteleros y otros ayuntamientos de la zona para, entre todos,lograr una participación mayoritaria en la sociedad de la estación, consi-guiendo su reflotación. En cierto modo, se produjo una municipalización deCerler.

En Cataluña, la estación pionera de La Molina, se enfrentaba a lo largode los setenta, a una reestructuración motivada por su propia espontanei-dad original. La gestión de la estación estaba fraccionada entre varias so-ciedades independientes, dos dedicadas a los remontes y otras a la explo-tación hotelera. La entrada de un grupo bancario produjo la sucesiva absor-ción de sociedades consiguiéndose así el control único de la estación siendoeste grupo bancario inicial a su vez absorbido por la Banca Catalana. Final-mente, en 1978, se consiguió el control único de la estación optándose porsu relanzamiento.

La Generalitat de Catalunya decidió intervenir activamente en la mejorade las estaciones mediante el Plan de Nieve de Cataluña que comenzó atener efectividad en 1985, año en que se realizó una inversión conjunta deunos 1.000 millones, en su mayor parte destinados a la instalación de equi-pos de nieve artificial. En 1986 se hizo cargo de la estación de Nuria, cuyosistema de remontes estaba profundamente deteriorado, se remodelaron lasinstalaciones del cremallera revitalizando esta dotación peculiar y exclusi-va. En fecha reciente se ha sustituido el funicular del hotel Puigmal por untelecabina pulsado.

Al terminar la crisis de los años 75-85 se ha producido el nacimiento denuevas estaciones, aunque su promoción comenzó en los años setenta. Asíen 1986 fue inaugurada Port Ainé, en las proximidades de Rialp, en dondese ubica el alojamiento. En 1989 entra en funcionamiento la estación de Boi-Taüll que si bien disponía de algunos remontes en 1970 no había sido abier-

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ta al público. Esto supone la introducción del esquí en una zona de extraor-dinario valor cultural y turístico, con el conjunto románico catalán más co-nocido y una vuelta a los orígenes del esquí pirenaico asociando la prácticade este deporte a un balneario tradicional. Boi-Taüll dispone de equipamientopara la producción artificial de nieve.

La Diputación General de Aragón ha emprendido la presente tempora-da una actuación trascendental consistente en financiar en su totalidad lainstalación de equipos de nieve artificial en las cinco estaciones del Pirineoaragonés. Candanchú, Astún, Formigal, Panticosa y Cerler podrán de estaforma garantizar la innivación en una superficie significativa de pistas a finalde 1990.

Oferta y demanda turística actual

Para evaluar en su justa medida las posibilidades del Pirineo dentro deun mercado europeo de vacaciones de invierno, debemos ser conscientesde la importancia relativa del conjunto de nuestras instalaciones. Los Piri-neos —Francia y España— ofertan menos del 5% del parque europeo dealojamientos y de remontes mecánicos. El Pirineo francés contiene sólo el10% del equipamiento de remontes mecánicos de Francia y un 13% deltotal de alojamientos.

Frente a ello Europa puede alcanzar en 1992 una cifra de 12 millonesde esquiadores. La mayor demanda turística se encuentra hoy día en Fran-cia con 4,9 millones de esquiadores seguida de Alemania con 4,7. Con lasexcepciones de España e Inglaterra, la demanda de esquí europea se haestabilizado, entre otras razones, porque se ha llegado a un techo muy altode esquiadores, en algunos casos del 10% de la población, barrera difícilde superar, entre otras razones por el envejecimiento generalizado de la po-blación europea.

En España e Inglaterra sin embargo, crece a fuerte ritmo este númeroque aún constituye porcentajes muy bajos, inferiores al 2 % de la población.En ambos países el número actual de esquiadores se cifra en un númeromuy similar, aproxidamente 700.000. Asimismo en Portugal se espera un in-cremento de la afición al esquí, proporcional a la elevación del nivel de vida.

El área de captación de clientela propiamente pirenaica se presenta enprincipio en el oeste y sud-oeste de Francia, zonas más alejadas de losAlpes y en la propia España y Portugal. Inglaterra también constituye unmercado potencial importante por su posición geográfica, las facilidades detransporte aéreo hacia los Pirineos —mucho más dotado de aeropuertosen el piedemonte francés— y posiblemente la apertura del túnel bajo el Canalde La Mancha que podría facilitar el acceso ferroviario hasta el mismo ma-cizo. Es por ello de suma importancia la apertura y mejora de la línea deCanfranc.

Frente a ello, la competencia que presentan las estaciones de los Alpes,sobre todo las francesas, es cada vez más fuerte. Se estima actualmente,respecto a los esquiadores españoles, que la mitad van a esquiar al extran-jero; de éstos, el 80% lo hacen en los Alpes y sólo el 20% en los Pirineos.A su vez, dentro de este 20%, el 15% lo captan las estaciones centralesy orientales y el 5% restante queda para la zona occidental, Bearn y Bigorre.

La evolución de las comunicaciones en los próximos años va a jugarun papel esencial. Del lado francés, con la perspectiva de los Juegos Olím-

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picos de Albertville, mejorará notablemente el acceso hacia los Alpes. Laapertura de la autopista transversal Burdeos-Lyon, puede drenar en esa di-rección una corriente turística habitualmente pirenaica. Lo mismo puede su-ceder con la clientela catalana y el enlace por autopista entre Valence-Grenoble-Albertville y la puesta en servicio del TGV hasta Barcelona. Para-lelamente, es de esperar la entrada en funcionamiento del TGV-Atlántico,París-Burdeos-Tarbes, la apertura del túnel del Puymorens completando eleje Barcelona-Toulouse y de otras mejoras previstas en las carreteras delPirineo francés. Por el lado español, aparte de una mejora generalizada delas comunicaciones, es importante la conclusión del túnel de Somport, lamodernización del itinerario Huesca-Somport y la puesta en servicio, pre-vista en 1992, de la autovía Madrid-Zaragoza, con lo que uno de los núcleosque genera mayor número de esquiadores verá acortarse notablemente laduración de su viaje hacia las estaciones de los valles de Tena y Aragón.En la zona central, la cordillera debería permeabilizarse llevando a términoel túnel Benasque-Luchon y en la zona catalana el eje Barcelona-Toulouse,que ya está prácticamente en servicio en la parte española con el túnel delCadí.

Una vez mejorada la accesibilidad al Pirineo, queda bastante asegura-da, si se ofrece un nivel de prestaciones competitivo, la clientela de finesde semana procedente de las aglomeraciones urbanas que lo rodean: PaísVasco, Burdeos, Toulouse, Cataluña, Zaragoza, Navarra y parcialmente Ma-drid. Sin embargo, sigue siendo necesario captar clientela de largas estan-cias para rentabilizar las instalaciones que mantengan la ocupación entresemana.

El crecimiento actual de la demanda de esquí española lleva inherenteel que gran parte de los futuros clientes de las estaciones pirenaicas seanesquiadores poco expertos, por lo cual se debe prestar especial atencióna las pistas fáciles, sin renunciar a una oferta variada. La enseñanza delesquí revestirá gran importancia, por ello es preciso mantener y fomentarel prestigio de nuestras escuelas. En otro orden de cosas, será convenienteuna reconversión de nuestros sistemas de remontes centrados en un em-pleo predominante de telesquís, poniendo más énfasis en el empleo de sis-temas más aptos para noveles y turistas contemplativos, como son los tele-sillas desembragables.

Actualmente, la distribución del equipamiento de esquí de descenso estáexcesivamente desequilibrada hacia la vertiente francesa. Dentro de un con-cepto de estación no homologable a ambos lados de la frontera nos encon-tramos con 31 estaciones francesas frente a 17 españolas y cinco en Ando-rra, que en relación con su extensión, es el país más dotado.

En el gran estudio de mercado efectuado por el S.E.A.T.M. en 1987, sellevó a cabo una clasificación por tamaño de las estaciones francesas, 164en total, descartando muchos lugares que no superaban el umbral mínimode dimensión. No hay estaciones pirenaicas de gran tamaño, 9 son de me-diano tamaño, 14 son pequeñas y el resto se desestimaron.

Analizando exclusivamente las estaciones pirenaicas y su capacidad deremontes en esquiadores/hora encontramos que, de modo aislado, enca-bezaría la lista Baqueira-Beret con 23.495 esq./hora, seguida de La Mongiey St. Lary, pero si sumamos las capacidades de La Mongie y Baréges, conenlace entre ellas, sus 37.707 esq./hora son la máxima capacidad agrupadadel Pirineo— las grandes estaciones de los Alpes superan individualmente los50.000 esquiadores/hora. Las estaciones españolas presentan menor ca-

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OCEAN ATLANTIQUE

(Donostia)San Sebastian

Zirauz

ESTACIONES Y LUGARES CON REMONTES

ESTACIONES EN CONSTRUCCIÓN O ESTUDIO

3 Z h- -i <I D u < nO K j_ O O

I s s i g1 -£¡

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pacidad; entre 22 estaciones que superan los 10.000 esquiadores/hora sóloaparecen Baqueira, Candanchú, La Molina y Formigal. Otro dato indicativoes que el conjunto de los Pirineos franceses, andorranos y españoles noalcanza la cifra de negocio del Valle de la Tarentaise en Saboya.

Las estaciones pirenaicas presentan, en términos generales, una inni-vación menos fiable que las alpinas, si bien con la implantación de técnicasde nieve artificial esta diferencia puede reducirse sustancialmente. Es pre-ciso prestigiar la calidad de las prestaciones, la preparación de pistas y me-jorar en muchos casos la relación alojamiento-pistas, todos estos aspectosmuy cuidados en los Alpes son deficientes en algunas estaciones pirenaicas.

La posibilidad de complementar el esquí con el termalismo es una bazaimportante a jugar por el Pirineo, pero es preciso un gran esfuerzo para re-novar las instalaciones, sobre todo en España, cuyos balnearios han tenidoinsuficiente ayuda oficial.

El clima, la variedad de los paisajes, el soleamiento y en resumidas cuen-tas los valores naturales específicos de los Pirineos son otros aspectos po-sitivos a esgrimir por las estaciones pirenaicas.

El futuro del esquí en los Pirineos

En la actualidad, las áreas equipadas para la práctica del esquí son unamínima proporción dentro del macizo, muy distante de la saturación que encontados lugares de los Alpes comenzó a aparecer siendo objeto de críti-cas no traducibles a los Pirineos. Aún existen emplazamientos cuyas condi-ciones físicas les hacen susceptibles de acoger nuevas estaciones de esquí,pero siempre en el marco de operaciones de ordenación territorial de mayoramplitud en las que se contrasten constructivamente, y siempre con el mayorrespeto a la voluntad de los habitantes del lugar, distintas opciones y opinio-nes. La conservación de la naturaleza es un objetivo común y deben supe-rarse políticas sectoriales tanto restrictivas como desarrollistas a ultranza.

En 1981, la Secretaría de Estado de Turismo realizó un censo completode áreas del Pirineo evaluando su aptitud para el esquí alpino en base aparámetros topográficos, calidad y capacidad de pistas, como paso previopara realizar a continuación los correpondientes estudios geotécnicos, geo-físicos, hidrológicos y de viabilidad ecológica sobre las áreas inicialmenteaptas estudiando niveles anteriores. Como resultado de la primera fase que-daron seleccionadas áreas en La Maladeta, Castanesa y Llauset, Durro,Montgarri, Maranges y Puigmal. La segunda fase del trabajo se desarrollóde un modo parcial y la tercera no se comenzó.

El servicio de estudios S.E.A.T.M. francés, por su parte había evaluadoya en lo años sesenta la totalidad de las áreas de la vertiente francesa. Suactividad ha continuado incesantemente durante estos años, analizando conmás detalle últimamente los proyectos de esquí con incidencia en amboslados de la frontera. Entre ellos, los que en este momento presentan másposibilidades de convertirse en realidad son: Les Besines, el enlace Romedo-Guzet y la integración en una región de esquí de las estaciones aragonesasde Formigal, Anayet, Astún y Candanchú con las francesas de Somport yAneou.

Les Besines dispone de todas las características que pueden convertireste lugar en una estación de categoría internacional. Promocionada por

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el Consejo General del Ariege, está situada a medio camino sobre el ejede comunicaciones Toulouse-Barcelona, accesible por carretera y ferroca-rril internacional. La realización del túnel de Puymorens, financiada por elF.E.D.E.R. facilita enormemente el acceso desde Barcelona, cuyos esquia-dores piensa captar. La innivación está asegurada por la altitud del lugar,la base de pistas está a cota 1.970 mts. Les Besines podría integrarse enuna hipotética región de esquí pirenaica enlazando con Porté Puymorensque a su vez lo haría fácilmente con Pas de la Casa-Grau Roig en Andorra.A partir de ahí, con cierta dificultad, se podría seguir enlazando a travésde Perafita-Madriu-Val Civiera, hasta la zona de Pera y Maranges en la Cer-daña española.

La estación francesa de Guzet-Neige, una de las pocas excepciones deestaciones de promoción privada en el Pirineo francés —Empresa SIEBA—tiene el proyecto de enlazar con la vertiente española del Pico Turguilla, pró-ximo al lago Romedo, acceso y equipamiento sumamente costoso con mu-chas dificultades topográficas. Se han comenzado algunas obras que handesatado iras ecologistas, pero supone una de las pocas posibilidades desupervivencia económica para dos zonas desheredadas, el Alto Couseransen Francia y el Alto Pallars en España.

La futura estación de Anayet, en Sallent de Gallego constituye la exten-sión natural de Formigal hasta la frontera del Pórtale. El Ayuntamiento deSallent decidió elaborar un estudio de viabilidad y convocó un concurso pú-blico saliendo elegido el equipo pluridisciplinar encabezado por los autoresde este artículo. El proyecto encuadra la estación dentro de la realidad másamplia del término municipal fomentando la revitalización de los cascos ur-banos existentes y la recuperación del patrimonio edificado abandonado delpueblo de Lanuza. El dominio esquiable se emplaza en parte sobre unosterrenos en los que se llevó a cabo una explotación minera de carbón a cieloabierto, que serán regenerados. La concepción de los remontes es actual,con escasas líneas de remonte pero de gran capacidad. La implantaciónde la nueva estación se hace sobre lugares ya valorados anteriormente pororganismos competentes sin restricciones por razones ecológicas. Anayetes la pieza clave que hace posible la unión con esquíes de los cuatro valles:Tena, Ossau, Aragón y Aspe. La unión «natural» entre Anayet y Astún pasapor Aneou, incluido en el Parque Nacional de los Pirineos, pero tambiénexiste la posibilidad de conexión a través de la Canal Roya. La continuidadentre Candanchú y Aspe ya existe y con Astún el enlace es fácil. Entre Ana-yet y Formigal hay también continuidad natural. La unión entre las estacio-nes de Formigal, Anayet, Aneou, Astún, Candanchú y Aspe daría una nuevadimensión al esquí en los Pirineos. Sería una pieza clave si se celebran losJuegos Olímpicos de Invierno de 1998 en Jaca, oportunidad única para lapromoción del Pirineo en todo el mundo.

Es previsible a corto plazo un incremento en la colaboración entre esta-ciones de ambas vertientes de los Pirineos. La presente temporada es posi-ble adquirir un abono conjunto para las estaciones de los valles de Tenay Ossau, es decir Formigal, Panticosa, Artouste y Gourette. A su vez, el abonoBearn-Aragón permite esquiar en Arette, Gourette, Artouste, Candanchú yAstún. La estación francesa de Aragnouet Piau-Engaly y Bielsa intentan de-sarrollar parte del alojamiento de la estación en el lado español. Todo elloes un primer paso para una previsible futura integración cada vez más am-piia en una magnífica realidad conjunta, «El esquí en los Pirineos».

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