Estética y Cultura Visual en La Formación Artística (RW). Doc
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Estética y cultura visual en la formación artística
Por Rodolfo WENGER C.
Creo que todas las imágenes son consanguíneas. No hay imágenes autónomas. La imagen mental, la imagen virtual de la consciencia, no se puede separar de la imagen ocular de los ojos, ni se puede tampoco separar de la imagen corregida ópticamente, de la imagen de mis gafas. Tampoco se puede separar de la imagen gráfica dibujada, de la imagen fotográfica. Creo en un bloque de imágenes, es decir, en una nebulosa de la imagen que reúne imagen virtual e imagen actual….
Paul Virilio
El arte siempre ha estado ligado a la producción de imágenes. Incluso es posible definir al artista
como un creador de imágenes (visuales, sonoras, olfativas), lo cual nos remite a otros temas
estrechamente relacionados: el de la imaginación -en su condición de facultad creadora de imágenes,
al del imaginario, al de las imágenes mentales, la visión y el conocimiento, la mirada, los tipos de
imágenes en el arte, entre otros.
En la actualidad, más que las referencias a la historia del arte, lo que determina el devenir de las
artes es el flujo constante de imágenes provenientes de los medios masivos de comunicación y de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC). Vivimos en una época de inflación de
imágenes, en una llamada civilización de la imagen o era de las videoculturas. Pero, ¿Qué es una
imagen? ¿Cómo se perciben las imágenes? ¿Cuál es el rol que desempeñan la mediación simbólica
y cultural en la percepción de las imágenes? ¿Cuáles son las principales clases de imágenes que
cabe analizar de acuerdo con su materialidad y forma? ¿Cómo relacionar al estudiante de artes
plásticas con la cultura visual en la cual estamos inmersos? ¿Es posible pensar la imagen teniendo
en cuenta la complejidad que nos ofrecen los medios de comunicación actuales para utilizarla de
manera significativa en la creación artística?
Vivimos en una época de inflación de imágenes, de proliferación de un entorno simbólico, en donde la
acción social colectiva hoy se encuentra influenciada por una compleja jerarquía de valoraciones
simbólicas que inciden directamente en lo real. Esta conciencia del símbolo en la participación social
nos conduce a plantearnos interrogantes acerca de las implicaciones que tiene el vivir en un mundo
estetizado y por los alcances de la dimensión estética en nuestra vida cotidiana.
Profesor del Área de Estética del Programa de Filosofía de la Facultad de Ciencias Humanas y del Programa de Artes Plásticas de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, Barranquilla. Grupo Imagen-pensamiento. E-mail: [email protected]
EL ARTE EN UN MUNDO CADA VEZ MÁS INTERCONECTADO
Uno de los rasgos más destacados en la producción artística internacional actual es la interconexión,
los cruces, mezclas y fusiones entre las diferentes especialidades artísticas. Esto, en algunos casos,
se encuentra ligado al uso sistemático de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
para producir la integración de diversos soportes sensibles. Esta tendencia a la hibridación, al
mestizaje expresivo, al desbordamiento de las fronteras entre los distintos "géneros" y disciplinas
artísticos, tiene su correlato en un plano antropológico en las dinámicas desterritorializadoras de la
globalización, porque se está pasando de una situación de predominio de la tradición cultural de
Occidente a la proyección de una cultura mundial crecientemente plural, a una globalización
planetaria de la cultura en la que, una vez más, el lenguaje y la expansión de la técnica actúan como
fenómenos desencadenantes.
En un mundo cada vez más tecnificado, en el cual se impone el dominio de un pensamiento único,
globalizado, de acuerdo con poderosos intereses económicos y políticos, el arte y la dimensión
estética pueden constituir un ámbito de resistencia creativa, porque en el arte podemos constatar la
tensión entre lo existente y su imagen, con él se crean mundos posibles, universos imaginarios que le
dan sentido a la existencia. El arte parte de lo que hay, de la experiencia sensible, de lo existente,
pero va más allá, cuestionándolo y cuestionándose a sí mismo. El arte da “visibilidad”, permite ver el
mundo con otros ojos, y al verlo con otros ojos posibilita su transformación.
Para abordar filosóficamente lo que este complejo fenómeno supone es preciso comprender, de
entrada, que en nuestro tiempo se vive una transformación revolucionaria de las relaciones entre lo
público y lo privado. La tradición de la cultura moderna fijaba uno de sus puntos distintivos en una
separación tajante entre lo público y lo privado. La religión, el cimiento ideológico más importante de
la esfera pública en la sociedad pre-moderna, quedó relegada en los tiempos modernos a la esfera
privada de la consciencia individual.
Las funciones sociales del arte moderno se articularon según una estructura semejante. Las obras o
productos se convirtieron en el signo público de esa estructura, formando una cadena comercial entre
individuos: productores y consumidores. Sin embargo, la formación de las culturas de masas en el
siglo XX y la hiperestetización de la vida como efecto de la tecnología, han ido produciendo un denso
solapamiento e incluso confusión entre ambos planos, entre lo público y lo privado. Ahora nos
encontramos inmersos en una diluida “condición postmoderna”, en donde prima la “universalización
del consumo”. En sociedades donde "el derecho a consumir" (independientemente de las
necesidades y posibilidades materiales) constituye el punto de referencia.
Pero se trata de un consumo público, y no privado. La relación individual entre productor (artista) y
consumidor (cliente) ha desaparecido para dejar paso a una relación abstracta, configurada con las
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características capitalistas de la mercancía, en la que ambos experimentan su integración en canales
públicos. Las instituciones que presentan y transmiten a la gente las obras y productos de los artistas:
museos, grandes exposiciones, galerías, ferias..., forman parte de un tejido global configurado a
través de las estructuras comunicativas y mercantiles de la cultura de masas. Es un proceso que se
consolida en torno a los años sesenta y supone la aparición de toda una serie de canales mediáticos
específicos del mundo artístico. Las galerías, revistas o publicaciones especializadas, y ferias forman
un entramado donde se produce la contextualización comunicativa y mercantil de las obras, que en
última instancia será definitivamente legitimada por las grandes exposiciones y los museos. Aunque
en América Latina este proceso se dio de manera incipiente, comparado con el proceso equivalente
en Europa y Estados Unidos, tuvo importantes repercusiones en la manera como las grandes
mayorías asumieron el arte.
El arte en este proceso de “masificación” no muere, no desaparece. Pero queda "digerido" en ese
inmenso aparato digestivo de la cultura de masas. Como un efecto de esa degradación está la
existencia y ampliación de un universo de "mediadores", de "profesionales del arte". Lo que podría
constituir un importante elemento en la extensión social, educativa, del arte deriva en muchas
ocasiones, en cambio, hacia la mera mundanidad y agitación propagandística.
Las formas de manifestación estética de los seres humanos van más allá de este escenario, y en
muchos casos desbordan los cortocircuitos de los intereses materiales que intentan instrumentalizar
los procesos de creación. Y precisamente lo que las estéticas contemporáneas muestran, con su
imagen compleja y abigarrada, es la vitalidad del arte en una situación convulsiva, producida por el
cambio profundo de las condiciones culturales en que se había venido desarrollando. Rasgos
estéticos diferenciadores como la pluralidad de la representación, la movilidad, el desasosiego, la
desacralización y la introspección, han caracterizado intensamente el decurso de las artes a lo largo
de todo el siglo veinte. Esos aspectos han mantenido vivas, actualizándolas y acomodándolas a la
nueva situación, las exigencias de inventiva y compromiso moral del arte. De ese modo, yendo una y
otra vez más allá de sí mismo, el arte mantiene a comienzos del siglo XXI su fuerza, su vitalidad, en
un mundo cambiante, característico de la condición humana. 1
EL ARTE COMO CREACIÓN SÍGNICA Y ESTÉTICA
En la actualidad ya no es posible decir con toda seguridad que es o no es arte, o responder con
claridad a la pregunta: ¿cuándo hay o no hay arte? Los criterios acerca del arte se han ido diluyendo
de distintas formas. Como consecuencia de esta crisis de legitimación se ha ido estimulando la
1 Cfr. JIMENEZ, José. Teoría del arte. Madrid, Ed. Tecnos (Grupo Anaya, S.A.), 2002. (“¿Muerte o futuro del arte?, pp.231-239)
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reflexión acerca el arte mismo y se ha despertado el interés por la estética asumida como disciplina
filosófica que se ocupa de los conceptos fundamentales de lo estético y de lo artístico.
En este orden de ideas, adquiere importancia para el proceso de formación del artista plástico la
incorporación de unos elementos teóricos y conceptuales acerca del arte y la dimensión estética no
con la pretensión de unificar una teoría estética general que abarque en una totalidad arbitraria a la
sensibilidad, lo imaginario y la creatividad sino más bien para abrir una “mirada compleja” hacia la
creación artística y los fenómenos estéticos de nuestra contemporaneidad.
Si se tiene en cuenta su aspecto productivo y material el arte puede ser asumido como una práctica,
como un terreno creativo en el cual se gestan objetos palpables o manifestaciones concretas:
visibles, audibles, sensoriales o ideosensoriales, pero si se asume el arte como signo, es decir, como
re-presentación del mundo, como universo simbólico ligado a nuestra sensibilidad, el arte re-significa
la vida, la vuelve un mundo concreto y nuevo, un cosmos simbólico. De esta manera nos
encontramos con la posibilidad de hallar evidenciada en el arte la infinita capacidad de simbolización,
recomposición y anticipación de la vida que requiere todo ser humano para ser libre en medio de la
precariedad, porque en toda manifestación artística se recomponen mundos que contienen múltiples
y complejos significados que le dan sentido a la existencia. No olvidemos las palabras de Nietzsche,
cuando al querer resaltar la importancia del arte como tarea suprema y actividad propiamente
metafísica, nos dice en “El nacimiento de la tragedia”, que: “...sólo como fenómeno estético están
eternamente justificados la existencia y el mundo”.
El filósofo y teórico del arte polaco Wladislav Tatarkiewicz en su citado libro Historia de seis ideas,
plantea una sugestiva y útil definición del arte:
El arte es una actividad humana consciente capaz de reproducir cosas, construir formas o expresar una experiencia, si el producto de esta reproducción, construcción o expresión puede deleitar, emocionar o producir un choque.2
Según ello, una obra de arte es cualquier objeto, situación o fenómeno, que es capaz de sostener una
experiencia estética y comunicar conocimientos o emociones; expresar ideas o sentimientos; generar
placer perceptivo, cognitivo o emocional; representar realidades o producir un choque cognitivo.
El arte contemporáneo implica ese choque o ampliación de conocimientos, porque constantemente se
propone ampliar y transformar nuestro concepto de arte, se sitúa en el límite de lo reconocido como
arte.
Es importante tener en cuenta esto, porque el arte contemporáneo está lleno de provocaciones
disparatadas, algunos de ellos parecen verdaderas herejías, vistos desde un campo alejado del arte.
Es más, el artista y teórico del arte Dino Formaggio, encontró una definición provocadora, y a la vez
2 TATARKIEWICZ, Wladislav. Historia de seis ideas. Arte, belleza,creatividad… Madrid: Tecnos, 1996. p.67.
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lúcida, para referirse a esto: arte es todo lo que los hombres llaman arte. De alguna manera cercana
a la del artista Joseph Kosuth quien consideraba que arte es todo aquello que permite ampliar, dilatar
las fronteras, de aquello que en algún momento es considerado como arte.
HACIA UNA CONCEPTUALIZACIÓN DE LO ESTÉTICO Y LA ESTÉTICA
Del griego aisthesis, término que significa sensación. La estética es el campo de conocimiento que
estudia los fenómenos, acontecimientos y acciones humanas en relación con el modo que tiene el ser
humano de percibirlas, comprenderlas, expresarlas o comunicarlas. Como rama de la filosofía se ha
dedicado a reflexionar y debatir en torno a los conceptos que se hallan de un modo u otro en las
obras de arte.
La estética como ámbito de estudio procede de la experiencia estética, es decir, de la experiencia de
conocimiento estético que el ser humano tiene de lo que le rodea.
Lo estético, junto con lo artístico es el objeto de estudio de la estética, y su definición está ligada a
ella: es el conjunto de fenómenos, acontecimientos, hechos culturales y acciones humanas que nos
evidencian un modo de percepción, de comprensión, de interpretación, de expresión o de
comunicación. En el caso del arte, lo estético está relacionado con las reflexiones que genera una
obra, con sus modos de percibirla, comprenderla e interpretarla.
La estética filosófica tiene su nacimiento en el siglo XVIII, concretamente en 1750 con la publicación
de la obra “Aesthetica” de A.G. Baumgarten, en la cual se plantea por primera vez en la historia del
pensamiento occidental con este nombre una teoría acerca del conocimiento sensible en general y de
su forma específica: el gusto, y se proponen las bases para llevar cabo un estudio científico y
filosófico del arte y de lo bello. Lo cual no excluye el hecho de que en pensadores y filósofos
anteriores a él se encuentren reflexiones acerca del arte y la belleza, lo que sucede es que en ellos
no se trata a lo estético como una preocupación específica y diferenciada del conjunto de su filosofía.
Por ejemplo, en Platón sus consideraciones acerca de la belleza hacen parte integral de su filosofía y
de su teoría de las Ideas, algo similar sucede en la Edad Media y el Renacimiento, o incluso en otros
filósofos posteriores. Cabe distinguir también la estética de la historia y la teoría del arte. La historia
del arte se propone comprender las obras, las escuelas y los estilos artísticos de acuerdo con su
contextualización espacial y temporal.
Por su parte, las teorías del arte se asumen más como reflexiones que los mismos artistas u otros
pensadores y teóricos han aplicado a su propia práctica o a las artes de su época. Ambas se
diferencian de la estética filosófica en tanto ésta se ocupa de los conceptos fundamentales acerca de
lo estético y de lo artístico, sin a su vez quedar reducida a ninguna de las ciencias particulares a las
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cuales en determinado momento recurre, como puede ser la psicología, el psicoanálisis, la
antropología, la sociología, la lingüística, la semiótica, entre otras.
FORMACIÓN ARTÍSTICA Y CULTURA VISUAL
Paralelamente a estas consideraciones sobre el campo del arte y la estética cabe tener en cuenta los
enfoques recientes en educación artística: autoexpresión creativa, educación visual, enfoque
disciplinar y cultura visual, entre otros. El cambio de las artes visuales a la cultura visual en este
sentido es muy importante.
El enfoque (de la cultura visual) trata de acercarse a todas las imágenes y estudia la capacidad de todas las culturas para producir imágenes en todas sus manifestaciones sociales. Lo que supone reconocer a todas las culturas como productoras de imágenes en el pasado y en el presente y valorar la importancia de conocer sus significados, para reconocer su valor cultural…la Cultura Visual tendría, por tanto, un objeto de estudio caracterizado por los artefactos materiales (edificios, imágenes –fijas y en movimiento-, representaciones en los medios de comunicación de masas,los performances…) producidos por el trabajo o la acción y la imaginación de los seres humanos con finalidades estéticas, simbólicas, rituales o político-ideológicas. 3
Los estudios visuales son concebidos a su vez como un entrecruzamiento de disciplinas: la historia
del arte, la estética, la teoría fílmica, los estudios culturales, la teoría de los medios, la cultura visual,
los estudios de género, entre otros, con el fin de abordar el análisis de la visualidad en las sociedades
contemporáneas ligada a los procesos de producción de significado cultural que tienen lugar en la
circulación pública de las imágenes. Es decir, en últimas los estudios visuales tratan de la vida “social
de las imágenes”. 4
De acuerdo con esto, consideramos importante realizar en el programa de Artes plásticas de la
Universidad del Atlántico un recorrido en torno al paisaje visual y audiovisual contemporáneo a partir
de distintas problemáticas que aborden el estatuto de la imagen en términos epistemológicos,
históricos y creativos, con el fin de dilucidar si las imágenes que pululan en la iconósfera
contemporánea potencian o anulan la diferencia artística respecto a la estetización difusa que cada
vez se evidencia más en esta era de globalización.
Para ello, en relación con lo estético nos proponemos a lo largo del plan de estudios:
Abordar diversas definiciones, conceptos y categorías acerca del arte y de lo estético.
Obtener un conocimiento básico de las distintas concepciones de estética y filosofía del arte que se han planteado a lo largo de la historia del pensamiento occidental desde la Antigüedad hasta nuestros días.
3 HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ, Fernando (2000). Educación y cultura visual. Barcelona: Octaedro, 2000. (pp.140-141).4 Cfr. BREA, José Luis (comp.). Estudios visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización. Madrid: Akal, 2005.
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Exponer algunas relaciones a tener en cuenta entre arte, cultura y filosofía, en el momento de realizar trabajos investigativos, interesando de esta manera al estudiante por el estudio del ámbito estético y la historia de las ideas estéticas.
Evidenciar el sentido elusivo y problemático que siempre ha tenido el arte en la vida cotidiana y social, así como su relevancia como posibilitador y anticipador de las experiencias, como constructor de nuevos y originales mundos simbólicos.
Valorar el arte como forma de conocimiento humano.
Interrelacionar distintas concepciones históricas de estética y filosofía del arte con los contextos socio-históricos y ‘epistemes’ a los cuales pertenecen.
Igualmente, consideramos que la formación artística debe tener en cuenta los estudios visuales para
proponer una mirada compleja que integre la imaginación, la imagen mental y otro tipo de imágenes,
para así poder:
Superar la ilusión objetivista de las imágenes y acceder a un análisis comprensivo de las mismas.
Propiciar el proceso creativo de los artistas plásticos a través de la exploración y estudio de la iconósfera contemporánea.
Relacionar la imagen con distinto tipo de temáticas que asuman en toda su complejidad sus posibilidades y alcances artísticos.
Realizar una exploración teórico-conceptual por los principales tipo de imágenes.
Adquirir herramientas de análisis de imágenes que posibiliten el trabajo artístico creativo.
Vincular los distintos tipo de imágenes y las diferentes maneras como pueden ser asumidas en su materialidad y forma con distintas creaciones artísticas.
Contextualizar en términos de cultura visual los distintos temas y problemáticas abordados en torno a la creación artística.
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BIBLIOGRAFÍA
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