Estimados Amigos de BioBioChile

8
Estimados amigos de BioBioChile: Les escribo para contarles una situación francamente impresentable y que me avergonzó como chorero el reciente fin de semana. Se trata de una gran cantidad de desperdicios desparramados en el sector La Poza de Talcahuano, los cuales tristemente descubrí en mi visita de vacaciones por mi querido puerto, ya que actualmente vivo en el norte del país. La basura se encontraba botada en el piso del lugar y a la vista y paciencia de turistas, que -como yo- recorrían la nueva cara turística de Talcahuano. Si bien pude apreciar que los perros vagos eran los causantes inmediatos de la suciedad, no es menos cierto que un actuar más oportuno de los encargados de la limpieza de la Municipalidad de Talcahuano, evitaría que los basureros se rebosen de desechos y estos queden a merced de los hambrientos animales. Ojalá se tomen luego cartas en el asunto, ya que Talcahuano no se puede permitir “estos detalles” cuando aspira potenciar su lado turístico como polo de su futuro desarrollo. De antemano, muchas gracias. Álvaro Sarmiento Sepúlveda Respuesta frente al embarazo adolescente UN INFORME del Servicio Nacional de Menores (Sename), elaborado a partir de fichas de ingreso a esa institución y otros procedimientos internos, determinó que entre enero de 2012 y octubre de 2013 fueron atendidas por esa entidad 58 adolescentes, entre 11 y 18 años, que terminaron embarazadas debido a una violación. El Sename establece también que la mayoría de estos casos se deben a hechos donde la víctima fue agredida sexualmente por un familiar directo o que forma parte de su círculo íntimo. El embarazo resultado de una violación es una de las causas que invocan quienes promueven que por ley se permita la interrupción del proceso de gestación, pues para estos grupos se trataría de una opción válida para enfrentar una agresión. Sin embargo, considerando que la mayoría de los ataques a adolescentes ocurren al interior de los hogares de las víctimas, una solución de ese tipo, además de privar del derecho a la vida que tiene todo ser

description

,

Transcript of Estimados Amigos de BioBioChile

Estimados amigos de BioBioChile:

Les escribo para contarles una situacin francamente impresentable y que me avergonz como chorero el reciente fin de semana.

Se trata de una gran cantidad de desperdicios desparramados en el sector La Poza de Talcahuano, los cuales tristemente descubr en mi visita de vacaciones por mi querido puerto, ya que actualmente vivo en el norte del pas. La basura se encontraba botada en el piso del lugar y a la vista y paciencia de turistas, que -como yo- recorran la nueva cara turstica de Talcahuano. Si bien pude apreciar que los perros vagos eran los causantes inmediatos de la suciedad, no es menos cierto que un actuar ms oportuno de los encargados de la limpieza de la Municipalidad de Talcahuano, evitara que los basureros se rebosen de desechos y estos queden a merced de los hambrientos animales.

Ojal se tomen luego cartas en el asunto, ya que Talcahuano no se puede permitir estos detalles cuando aspira potenciar su lado turstico como polo de su futuro desarrollo.De antemano, muchas gracias.

lvaro Sarmiento Seplveda

Respuesta frente al embarazo adolescente

UN INFORME del Servicio Nacional de Menores (Sename), elaborado a partir de fichas de ingreso a esa institucin y otros procedimientos internos, determin que entre enero de 2012 y octubre de 2013 fueron atendidas por esa entidad 58 adolescentes, entre 11 y 18 aos, que terminaron embarazadas debido a una violacin. El Sename establece tambin que la mayora de estos casos se deben a hechos donde la vctima fue agredida sexualmente por un familiar directo o que forma parte de su crculo ntimo.

El embarazo resultado de una violacin es una de las causas que invocan quienes promueven que por ley se permita la interrupcin del proceso de gestacin, pues para estos grupos se tratara de una opcin vlida para enfrentar una agresin. Sin embargo, considerando que la mayora de los ataques a adolescentes ocurren al interior de los hogares de las vctimas, una solucin de ese tipo, adems de privar del derecho a la vida que tiene todo ser humano en gestacin, sera una medida profundamente ineficaz para terminar con estas situaciones de violencia.

Por el contrario, como la naturaleza de estas violaciones responde a causas muy complejas, al estar involucrada la familia de la vctima abusada, la respuesta debe apuntar a la prevencin de esos hechos, mediante el apoyo a las familias que presentan signos de violencia o disfuncionalidad en su interior, en particular, en aquellos sectores que son ms vulnerables (donde se registran la mayora de estos casos) y donde la posibilidad de contar con esta ayuda es menor. Tambin cabe promover la implementacin de programas educativos que apunten a la formacin integral de las personas.

El hecho de que el 75% de las menores embarazadas por violacin que atendi el Sename haya decidido tener a su hijo y no entregarlo en adopcin es tambin un antecedente muy indicativo de la profundidad del vnculo, y que desmiente a aquellas voces que aseguran que el aborto es la mejor opcin en estos casos.

El uso de las redes sociales y el atraso escolar. Es innegable el beneficio que han trado consigo las redes sociales, en el aspecto de la enorme facilidad que aportan para la comunicacin intercontinental, y el traslado en tiempo real de la informacin. Pero en los ltimos aos han trado desordenes y hasta riesgos para los usuarios y para los que los rodean. Por principio las nuevas generaciones, cada vez ms obesas no logran despegarse del asiento frente al monitor de su computadora, otros no despegan sus dedos de sus celulares y blackberrys, perdiendo no solo tiempo de interaccin real con humanos tangibles, especialmente sus familiares, sino tambin postergando sus tareas, y estudios por preferir seguir obsesivamente la menor tontera que aparezca en alguna de esas redes sociales, llegando en la mayora de los casos a caer en la compulsin y obsesin, entonces se habla ya de adiccin a las redes sociales. Esta enfermedad aumenta enormemente, y miles de personas pierden no solo materias escolares, algunas el ao escolar por completo, e incluso el trabajo, cuando desatienden en su totalidad sus deberes por atender cualquier novedad en ellas, aunque sea algo totalmente absurdo. Por otra parte, tambin aumentan los casos de jvenes agredidos por otros usuarios, quienes los acosan y suben fotos o videos humillantes de sus incautas victimas. Quienes las ms de las veces dan informacin privada a cualquiera que quiera interactuar con ellas, siempre sin pensarlo antes, y solo se enteran del video o foto, cuando otro conocido les manda la informacin. Es entonces que se dan cuenta de su error, pero demasiado tarde, su imagen esta daada y es casi imposible de borrar del Internet. Por eso es mejor usar las redes sociales, solo para lo que fueron hechas, pero cuidando no caer en la adiccin ni descuidar los estudios. Pueden ser muy entretenidas, pero al final, existe el mundo real, y para sobrevivir en l se necesitan conocimientos reales, fuera de la realidad virtual. Autor: Vctor Humberto Clemenceau.

La ciudad del miedo

Despus del terremoto del martes 1, Iquique se transform en un lugar que sobrevive sin conciliar el sueo. Tras 48 horas sin agua y sin luz en buena parte de la ciudad, la zona costera parece un pueblo fantasma comparada con la saturacin de las calles de la zona segura. Vivimos la rplica de 7,6 en los cerros y registramos los dos das de desorientacin tras el terremoto. Aqu, la crnica.

por Ignacio Bazn, enviado especial a Iquique - 05/04/2014 - 02:00

Haban pasado 24 horas del terremoto de 8,3 grados Richter de la noche del martes 1 e Iquique estaba en una situacin de emergencia. Sin agua y con buena parte de la ciudad sin luz.

A las 22.58 del mircoles vino un nuevo aviso.

Una rplica de 6,3 grados hizo que la ciudad tambaleara, que se escucharan ruidos y gritos desde dentro de las casas. No hubo alarma de tsunami, por lo que la mayora de la gente del casco histrico sigui en sus residencias. Otros decidieron no esperar.Deivy Rentera es un colombiano de 20 aos, estudiante de Ingeniera en Minas en el Inacap de Iquique. Rentera camina por la calle Bulnes hacia arriba, a la zona de resguardo. Atrs, un poste del alumbrado pblico tira chispazos. Junto a l van su madre, su hermana, su cuado y dos sobrinos. Van cargados de mochilas y frazadas. Mientras camina, Rentera recuerda la noche anterior, la del terremoto.

Esa vez el mismo grupo familiar sali de la casa cerro arriba. Pero decidieron pasar la zona de resguardo y seguir caminando. Vieron pedazos de cerro que se desmoronaron, caminos cortados, una fila interminable de autos y micros llenos de gente. No pararon de caminar hasta que llegaron a Alto Hospicio. Demoraron tres horas. Cuando amaneci, con la alerta de tsunami desactivada, volvieron a bajar a la ciudad. Esta vez, como era slo un temblor, decidieron quedarse en los cerros y no salir de Iquique.

EL LEJANO OESTESin terremoto ni temblores, el casco histrico de Iquique parece un set de una pelcula del Far West debido a las antiguas casas de madera de uno o dos pisos, unas estilosas, otras en decadencia, herencia del pasado salitrero. Pero en situacin de emergencia, esta parte de la ciudad parece ser una comarca del Lejano Oeste en serio.Anochece el mircoles 2 y la sensacin que producen las calles del centro es de abandono y desorientacin. Se ven colas gigantes en los pocos almacenes que estn abiertos, militares con fusiles en mano en cada esquina, mientras uno que otro auto transita lento por las calles semioscuras. Prcticamente no hay signos del maremoto de la noche anterior. Slo quedan las embarcaciones destrozadas de Caleta Ramrez y la inundacin de la terminal de buses, ubicada justo atrs.Mientras el sector cntrico y las playas de Cavancha y Playa Brava parecen ausentes, anestesiados por el trauma posterremoto, arriba en los cerros el shock se vive de manera distinta. Para partir, las calles de la zona de seguridad estn congestionadas y cuesta encontrar un lugar donde estacionar, principalmente en la calle Pedro Prado, que marca el inicio de la esa zona y que el alcalde Jorge Soria rebautiz como Salvador Allende, aunque la mayora de los iquiqueos sigue ocupando su nombre original.Un poco ms hacia arriba, en el inicio de la subida a Alto Hospicio todava quedan carpas instaladas de la noche anterior. Tambin sobre la vereda de la Escuela de Caballera Blindada del Ejrcito y en el frontis del cementerio de Iquique. La paradoja queda dando bote: para sobrevivir la gente aqu en Iquique escapa hacia el cementerio.LA GRAN REPLICAEs casi medianoche y un carabinero ubicado en la garita de control del camino que lleva a Alto Hospicio conversa con un borracho que le pide permiso para subir el camino. El permiso es concedido y mientras el borracho grita algo ininteligible desde lejos, camino arriba, el carabinero comenta: El tema de la espera, de esperar en grupos a que pase algo, ha hecho que muchos se caigan al vaso.Deivy Rentera y su familia se instalan cerca de una canchita de baby-ftbol. En el cerro, la mayora, es decir, los ms precavidos son extranjeros: peruanos, bolivianos y colombianos. Rentera dice que en su familia no estn acostumbrados a los grandes temblores, pero que la ciudad est bien organizada. Eso nos da tranquilidad, aunque tengo un primo que no lo soporta y se va a devolver a Colombia. Rentera queda ah, sentado en un banco, y se despide diciendo suerte.Dos minutos ms tarde empieza el movimiento, los gritos de la gente en el cerro, la desorientacin. A las 23.43 de la noche comienza la gran rplica de 7,6 grados Richter. Cuando la tierra finalmente par de moverse, empez la segunda fase del miedo. Los sollozos en medio de la oscuridad de las carpas, mientras una sirena se activaba ruidosamente apenas terminaba el sacudn. Luego vena la voz de un hombre que se escuchaba en toda la ciudad pidiendo evacuar hacia la zona segura. El estado de emergencia, ahora en plena emergencia, otra vez haca parecer a Iquique una ciudad en guerra.El camino que va a Alto Hospicio, que antes de la rplica apareca expedito, rpidamente se llen de autos, armndose un taco que no avanz por un largo rato. Y con la sirena, ahora s, se empez a ver y a escuchar una mayora de chilenos caminando hacia la zona segura.Juan Bjar (27) haba llegado antes al cerro, por peticin de su novia boliviana, Rosa Cullar (21). Ambos coinciden en que la rplica se sinti ms fuerte que el terremoto del da anterior. Y Bjar agrega un dato ms desde su posicin en el cerro, mirando hacia la baha de Iquique: Los edificios se movan como banderas, de lado a lado. Eso me impact.El da anterior fue el gran susto, pero la noche siguiente vino el terror.Un poco ms abajo, en una rotonda arenosa, varias familias que estaban instaladas desde antes de la rplica comentan el remezn. Un grupo de unos 10 bolivianos de Santa Cruz bromean nerviosos.-Despus de esto ya no queremos ms mar, se los regalamos-, dice una mujer joven. Todos ren.-Que nos deporten, por favor, queremos ver a nuestras familias-, dice otro.-Si nos deportan no podemos volver. Que Bolivia nos ayude, que nos mande los pasajes-agrega otra voz.Pero, bromas aparte, el sentimiento general del grupo es de querer regresar a su pas hasta que vuelva la calma en Iquique. Aunque el dinero para viajar no est.Por la prxima hora, los iquiqueos siguieron llegando a la zona de seguridad en relativa calma. El comentario general era que lo que haba ocurrido era un segundo terremoto, an ms fuerte que el de la noche anterior. Escuchando sus radios a pila, no podan creer que la magnitud del sismo se hubiera situado en 7,6 grados Richter.Mientras lo comentaban y algunos discutan intilmente con los locutores radiales dicindoles que este movimiento haba sido peor que el de ayer, dentro de la masa que segua subiendo, un hombre pareca al borde del desfallecimiento. Totalmente transpirado, jadeaba sin parar. Al lado suyo, una mujer de unos cien kilos en silla de ruedas. Era su pareja y la haba empujado unas 40 cuadras desde el casco histrico, cerro arriba.-Me demor media hora en llegar, pero llegu- deca el hombre de nombre Luis Arriagada y de profesin carnicero. Luego agradeci a Jehov por estar ah para l y dijo que los terremotos eran algo natural, un asunto del Creador.ARRIBA Y ABAJOEn Cavancha, la playa principal de Iquique, donde se hace deporte, se anda en bicicleta y patines, lo que ms sobra es espacio. Es jueves en la tarde y la playa est prcticamente vaca. En el mar hay un par de tipos haciendo bodyboard, que desde lejos parecen unos hroes trgicos, unos kamikazes, mientras por la costanera camina un puado de personas.Luis Bravo, un iquiqueo de 39 aos, viene llegando a la playa con su tabla de bodyboard en mano. Dice que no le tiene miedo al mar, que necesita despejarse y escapar de esa Babilonia en la que est transformada la ciudad. Luego completa su idea con otro apunte: Lo que viene despus de los terremotos es mucho peor que los terremotos.La frase de Bravo parece ser un traje a la medida para Iquique. Aunque en trminos de destruccin el terremoto no es muy visible, son los problemas logsticos los que han hecho la vida complicada para los iquiqueos. La falta de agua en toda la ciudad ha obligado a que el comercio est en su mayora cerrado. Por un tema de salubridad, no hay restoranes abiertos, ni edificios pblicos, ni tiendas, en las que se pueden ver los maniques tirados en el suelo y el desorden de mercadera que dej el terremoto. Slo estn abiertos algunos almacenes -varios, aunque no todos, con precios de mercado negro- y algunos supermercados, que han mantenido sus precios, pero que han tenido que implementar un sistema de colas para dar abasto.Con el corte general de agua, la ciudad lleva dos das sin ducharse. Y aunque se ha anunciado una reposicin gradual, todava no hay certezas sobre cules sern los primeros sectores en tener acceso. Lo mismo ocurre con la electricidad: grandes reas de la ciudad han pasado las noches a punta de velas. El transporte tambin es escaso. Los primeros dos das las oficinas de arriendos de autos estuvieron cerradas, mientras los taxis y colectivos se vieron a cuentagotas por las calles. Las micros simplemente no salieron.Esa bsqueda por sobrevivir durante y poscatstrofe ha hecho que toda una ciudad se replantee la manera de hacer las cosas, empezando por la ubicacin de sus edificios. En la Clnica Iquique, ubicada justo en la orilla del mar, tuvieron que vivir ese proceso luego de la experiencia durante la noche del terremoto. Manuel Romero fue el doctor a cargo de evacuar el edificio de cinco pisos. Cuenta que, en la emergencia, se dieron cuenta de que sus protocolos en caso de terremoto no servan.-Lo que estaba escrito era que debamos evacuar verticalmente-, explica Romero, sentado en el lobby de una clnica vaca, con un militar custodiando en la entrada. -Pero tenamos a varios enfermos que necesitaban estar conectados para vivir. Que el mar inundara los pisos de abajo complicaba su sobrevivencia. En slo un minuto decidimos que haba que evacuar al Hospital de Iquique, en zona segura.Los pacientes eran un poco ms de 30, recuerda Romero. Uno de ellos estaba siendo operado del apndice cuando comenz el terremoto. Los doctores tuvieron que parar y esperar a que parara el movimiento para suturarlo y sacarlo de la clnica, recin operado. Los pacientes ms complicados para caminar tuvieron prioridad. Se usaron las dos ambulancias de la clnica, una de ellas manejada por una enfermera, y los autos de tres doctores. A m me toc subir a varios recin nacidos a mi Hummer, dice Romero. Los que podan caminar por sus medios fueron acompaados por personal de aseo hacia las zonas seguras, agrega.Romero recuerda que todo pas, desde el terremoto a la evacuacin final, en 25 minutos. Ningn paciente sali herido en el proceso.LA RUTINA SISMICAPaso a paso. En tiempos de emergencia, la preocupacin de los iquiqueos se enfoca en conseguir la prxima comida, en llenar bidones con agua desde los camiones aljibe para poder limpiar los baos. Muy pocos reparan en los seis muertos que dej la noche del martes o que, de las 295 internas que se escaparon del penal femenino, 145 todava estn dando vueltas por la ciudad. Resolver lo cotidiano es la urgencia ms inmediata.Es jueves casi de noche, dos das despus del terremoto, un da despus de la gran rplica, y la ciudad parece seguir dividida en dos. Abajo, el pueblo fantasma, los cascarones de la zona ms pudiente que vive a orillas del mar, el abandono de las casas de madera del Lejano Oeste. Arriba, la ciudad bullente, las carpas en las veredas, los autos estacionados en cualquier lado, un Iquique ms humilde, hecho prcticamente entero de formalita, pero que se siente ms seguro lejos del mar. Y a medida que oscurece, la gente que empieza a salir de sus casas y a subir con frazadas y mochilas hacia la zona segura. Alguien dice que tiene un familiar en la Onemi, que ah le dijeron que el gran terremoto que espera la ciudad ser entre las 12.30 y 1 de la maana. Los que lo escuchan no se atreven a rebatirlo. Todo puede ser.Subiendo por Bulnes va el colombiano Deivy Rentera junto a un amigo. Ninguno se habla y Rentera lleva un piso de plstico en la mano. Va totalmente absorto, tal vez pensando en el camping forzado que ha tenido que instalar en la calle junto a miles de iquiqueos.Ser otra larga noche. Slo quedan la rutina. Y el miedo.