¡Esto es volumen!

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Experimento con escayola

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¡Esto es volumen!

Viernes, 23 de noviembre

Experimento con escayola

Cargados de material de trabajo (arcilla, yeso, bolsas de basura...) nos colamos en el aula de plástica, donde aún estaban terminando de recoger los compañeros de otro curso. Una media de tres parejas por mesa y dos horas por delante para realizar una escultura por pareja (que es a lo que dio tiempo).

El material

Elena Villafranca fue mi compañera en esta actividad y la artista de este trabajo. Durante los primeros minutos decidimos la postura de las manos, que fuese algo distinta a la de la jornada explicativa. Y comenzamos...

Primero, elegir la postura de las manos.

Segundo, aplicar arcilla sobre los bordes, para más tarde ir cubriendo las manos completamente de arcilla, a la vez que se presiona sobre ellas para así remarcar y conseguir un molde, lo más similar a la realidad posible. Cuando se haya conseguido un volumen suficiente será el momento de desmoldar.

Tercero, el desmolde. Con mucho cuidado y con ayuda de Ángel, conseguimos sacar las manos del molde. El que apuntalamos con pelotas de arcilla para que al rellenarlo no se derramará la escayola.

Las bolillas preparadas. El desmolde

Cuarto. Preparamos la escayola. En el recipiente que habíamos llevado le pusimos medio litro de agua y el kilo de escayola. Cuando la mezcla quedo trabada, la vertimos sobre el molde. (En nuestra experiencia, se derramó por alguna fisura, problema que solventamos). Esperamos 25 minutos aproximadamente, para sacar la pieza de escayola y retirar la arcilla.

Quinto. Por último, este fue el resultado.

Cuando sacamos las “manos” del molde apreciamos el calor que desprendía la escayola, porque como aprendí en esta sesión cuando este material se fragua, se calienta y se enfría después.

Al terminar la sesión limpiamos el aula y recogimos todos los materiales. Y Ángel nos indicó que aquellos trozos de arcilla pura (que no llevara pegada escayola) se podía reciclar. Otro apunte sobre este material. En definitiva, esta actividad es sencilla y genera un divertido espacio de interacción entre los compañeros, de hecho, en el desmolde unos nos ayudaron a otros. El resultado fueron piezas auténticas y algunas se rompieron en alguna parte del proceso.Como anécdota, una compañera cedió su cara para hacer este trabajo. Una prueba de que casi todo puede ser materia escultórica.