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© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXXI, enero-junio 2013, 45-60 ISSN: 0514-7336 ESTRATEGIAS DE SUBSISTENCIA DURANTE EL PALEOLÍTICO MEDIO EN LA SUBMESETA NORTE. LA CUEVA CORAZÓN (MAVE, PALENCIA) Middle Palaeolithic susbsistence strategies in the Spanish Northern Meseta. Corazón Cave (Mave, Palence) José YRAVEDRA SÁINZ DE LOS TERREROS*, Fernando DÍEZ MARTÍN**, Policarpo SÁNCHEZ YUSTOS**, Diana GÓMEZ DE LA RÚA**, Isabel DÍAZ MUÑOZ** y José Ángel GÓMEZ GONZÁLEZ*** * Dpto. de Prehistoria. Universidad Complutense de Madrid. C/ Prof. Aranguren, s/n. 28040 Madrid. Correo-e: [email protected] ** Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Valladolid. Plaza del Campus, s/n. 47011 Valladolid *** Agencia Estatal de Meteorología. 47620 Villanubla (Valladolid) Recepción: 01/09/2011; Revisión: 16/02/2012; Aceptación: 23/11/2012 BIBLID [0514-7336 (2013) LXXI, enero-junio; 45-60] RESUMEN: Este trabajo pretende abordar una primera aproximación a las estrategias de subsistencia empleadas por los neandertales en el Cañón de la Horadada (Mave, Palencia). A través del análisis de las colecciones faunísticas recuperadas hasta el momento en el yacimiento musteriense de Cueva Corazón, fechado en torno a 96 Ka, se aborda el análisis y la caracterización de los modelos de obtención de recursos cárnicos en el entorno de este enclave, un importante corredor natural de comunicación entre la Meseta y la región cantábrica. La metodología empleada para este estudio incluye el análisis zooarqueológico y tafo- nómico de los restos óseos, así como el estudio de los patrones de mortandad. Nuestros resultados ofrecen una acumulación principalmente antrópica de caballos, ciervos, cabras y otros animales. Diferentes eviden- cias como el análisis de las frecuencias de marcas y los patrones de fracturación así lo corroboran. La presen- cia de marcas de corte en casi todas las porciones anatómicas indica diversas actividades ligadas al desollado, el desarticulado y el descarnado. Junto al aprovechamiento cárnico, la médula de los animales también sería explotada como muestran las marcas de percusión y los patrones de fracturación. Los carnívoros intervinie- ron en el yacimiento como agentes carroñeros, aprovechando los restos abandonados por los neandertales en los momentos de desocupación humana. Palabras clave: Cañón de la Horadada. Musteriense. Marcas de corte. Tafonomía. Caza. Neandertales. ABSTRACT: This work shows a first description of the subsistence strategies carried out by the Nean- derthal communities that inhabited the Horadada Gorge (Mave, Palence). Through the analysis of the fau- nal collections retrieved from the Mousterian archaeological horizon unearthed at Corazón Cave, dated at 96 Ka, a first characterization of the models used by the Neanderthals to obtain meat resources in this site is presented. Corazón Cave represents a strategic corridor connecting the Spanish Northern Plateau with the Cantabrian Range and the set of subsistence strategies described here can shed light on the importance of this locale in its regional framework. The methodological framework used to undertake this study includes zooarchaeological and taphonomic bone analyses, and mortality patterns. Our results suggest an

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ISSN: 0514-7336

ESTRATEGIAS DE SUBSISTENCIA DURANTE EL PALEOLÍTICOMEDIO EN LA SUBMESETA NORTE. LA CUEVA CORAZÓN(MAVE, PALENCIA)

Middle Palaeolithic susbsistence strategies in the Spanish NorthernMeseta. Corazón Cave (Mave, Palence)

José YRAVEDRA SÁINZ DE LOS TERREROS*, Fernando DÍEZ MARTÍN**, Policarpo SÁNCHEZ YUSTOS**, DianaGÓMEZ DE LA RÚA**, Isabel DÍAZ MUÑOZ** y José Ángel GÓMEZ GONZÁLEZ**** Dpto. de Prehistoria. Universidad Complutense de Madrid. C/ Prof. Aranguren, s/n. 28040 Madrid. Correo-e:[email protected]** Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Universidad de Valladolid. Plaza del Campus, s/n. 47011 Valladolid*** Agencia Estatal de Meteorología. 47620 Villanubla (Valladolid)

Recepción: 01/09/2011; Revisión: 16/02/2012; Aceptación: 23/11/2012

BIBLID [0514-7336 (2013) LXXI, enero-junio; 45-60]

RESUMEN: Este trabajo pretende abordar una primera aproximación a las estrategias de subsistenciaempleadas por los neandertales en el Cañón de la Horadada (Mave, Palencia). A través del análisis de lascolecciones faunísticas recuperadas hasta el momento en el yacimiento musteriense de Cueva Corazón,fechado en torno a 96 Ka, se aborda el análisis y la caracterización de los modelos de obtención de recursoscárnicos en el entorno de este enclave, un importante corredor natural de comunicación entre la Meseta yla región cantábrica. La metodología empleada para este estudio incluye el análisis zooarqueológico y tafo-nómico de los restos óseos, así como el estudio de los patrones de mortandad. Nuestros resultados ofrecenuna acumulación principalmente antrópica de caballos, ciervos, cabras y otros animales. Diferentes eviden-cias como el análisis de las frecuencias de marcas y los patrones de fracturación así lo corroboran. La presen-cia de marcas de corte en casi todas las porciones anatómicas indica diversas actividades ligadas al desollado,el desarticulado y el descarnado. Junto al aprovechamiento cárnico, la médula de los animales también seríaexplotada como muestran las marcas de percusión y los patrones de fracturación. Los carnívoros intervinie-ron en el yacimiento como agentes carroñeros, aprovechando los restos abandonados por los neandertales enlos momentos de desocupación humana.

Palabras clave: Cañón de la Horadada. Musteriense. Marcas de corte. Tafonomía. Caza. Neandertales.

ABSTRACT: This work shows a first description of the subsistence strategies carried out by the Nean-derthal communities that inhabited the Horadada Gorge (Mave, Palence). Through the analysis of the fau-nal collections retrieved from the Mousterian archaeological horizon unearthed at Corazón Cave, dated at96 Ka, a first characterization of the models used by the Neanderthals to obtain meat resources in this siteis presented. Corazón Cave represents a strategic corridor connecting the Spanish Northern Plateau withthe Cantabrian Range and the set of subsistence strategies described here can shed light on the importanceof this locale in its regional framework. The methodological framework used to undertake this studyincludes zooarchaeological and taphonomic bone analyses, and mortality patterns. Our results suggest an

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1. Introducción

Los análisis de subsistencia en momentospaleolíticos conllevan el estudio de diferentesaspectos relacionados con la explotación delmedio. Entre estos trabajos podemos citar losestudios de materias primas, los de tipo paleoam-biental derivados de analíticas palinológicas oantracológicas y también los de carácter zooar-queológico, relacionados con los mecanismos dealimentación. Durante los últimos años, un grannúmero de yacimientos asignados al Paleolíticomedio han sido analizados desde perspectivaszooarqueológicas-tafonómicas. Así, se conocen enBurgos varios sitios como Vargas (Navazo et al.,2005), Valdegoba (Díez, 2006; Arceredillo yDíez, 2009), La Mina (Díez et al., 2008), Cuevade la Ermita (Delibes, 1972; Díez et al., 2008;Yravedra, 2008) y Cueva Millán (Álvarez et al.,1992; Díez et al., 2008). En Aragón destacan LosMoros de Gabasa (Blasco, 1995; Utrilla et al.,2010), Fuente del Trucho (Montes et al., 2006)1,Fuentes de San Cristóbal (Campeny et al., 2003),Eudoviges, Las Callejuelas, Arquero del Pudial yLos Toros (Barandiarán, 1975; Utrilla et al.,2004; Montes et al., 2006). También se conocePeña Miel en La Rioja (Altuna, 1987; Blasco etal., 1996), Abauntz en Navarra (Altuna et al.,2002), Jarama VI, Torrejones, Los Generales,Colomela I y Los Casares en Guadalajara (Altu-na, 1973; Arribas et al., 1995, 1997; Yravedra,2008), sin olvidar los yacimientos del norte deMadrid, como los del Calvero de la Higuera enPinilla del Valle (Pérez González et al., 2010).

A pesar de la abultada lista de los yacimientosasignados al periodo mesopaleolítico, son pocoslos emplazamientos que permiten caracterizar las

actividades subsistenciales de los neandertales. Enla mayor parte de los casos, las muestras óseas sonescasas o poco representativas. Así sucede enPrado Vargas, Millán, La Mina, Ermita, Eudovi-ges, Callejuelas, Fuentes de San Cristóbal, Arque-ro del Pudial, Los Toros, Jarama VI, Torrejones,Los Generales, Fuente del Trucho o Colomela I.En todos estos sitios las muestras óseas disponi-bles suman cifras inferiores a 1.000 restos. Sólolos yacimientos del Calvero de la Higuera de Pini-lla del Valle Los Moros de Gabasa y Valdegobamuestran conjuntos óseos amplios con gran can-tidad de fauna. Por otro lado, muchos de estosemplazamientos presentan importantes activida-des generadas por carnívoros.

En Los Moros de Gabasa, hienas y lobos sonlos principales responsables del aporte de cabras yrebecos (Blasco, 1995; Utrilla et al., 2010). En elnivel musteriense de Abauntz la acción humana espoco significativa, cediendo un mayor protagonis-mo a los carnívoros (Altuna et al., 2002). En LaMina, a pesar de documentarse actividades huma-nas, la presencia de carnívoros y coprolitos dehiena sugieren que nos encontramos ante unlugar con importante actividad de estos depreda-dores (Díez et al., 2008). En uno de los niveles dePrado Vargas, Navazo et al. (2005) llegaron a laconclusión de que una parte de la cueva pudo seruna osera, al tiempo que Torrejones se ha identifi-cado como un cubil de hienas en el que tambiénestán presentes algunas evidencias de animalesprocesados por el ser humano, aunque provenien-tes de episodios sedimentarios diferentes (Díez etal., 1998). En el caso de otros yacimientos, comoLos Casares, se han identificado algunas eviden-cias de actividad antrópica, pero la fauna quehemos podido estudiar presenta una clara prese-lección de restos caracterizada por el predominiode dientes (Yravedra, 2008). Este hecho no per-mite dilucidar con detalle qué agentes fueron losprincipales responsables de la acumulación ósea:

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1 Martínez Moreno, J.: Tafonomía y subsistencia; apro-ximación metodológica para la verificación de la caza en lascomunidades cazadoras-recolectoras del Pleistoceno. Memoriade licenciatura inédita presentada en 1993 en la UAB.

anthropogenic accumulation of horses, deer, goats and other herbivores. Cut-mark and fracture patterns onthe bone assemblage support this. Cut marks have been identified in almost all anatomical sections, indi-cating a variety of activities related to skinning, disarticulation and fleshing. Apart from meat consumption,percussion marks and breakage patterns suggest access to marrow. Carnivores were present in the site assecondary scavenger agents, accessing to those remains left behind when Neanderthals abandoned the cave.

Key words: Horadada Gorge. Mousterian. Cut marks. Taphonomy. Hunting. Neanderthal.

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encontramos tanto ejemplos de taxones con trazasantrópicas como abundantes restos de carnívorosy trazas de su acción. Por último, los yacimientosde Pinilla del Valle presentan varios conjuntos,entre los que Camino y la Cueva de la BuenaPinta son cubiles de hienas, mientras que Naval-maíllo muestra una actividad humana más signifi-cativa (Pérez González et al., 2010).

En conjunto, todos estos asentamientos nosindican que los neandertales presentan diferentesadaptaciones al medio, dada la variedad de repre-sentaciones taxonómicas que se encuentran ensus yacimientos, mostrando una diversa gama decomportamientos. Así, hay lugares donde parecehaber una importante actividad sobre animalesde roquedo, como es el caso, por ejemplo, de laFuente del Trucho y Valdegoba (Martínez, 1993;Díez, 2006). En otros casos, a pesar de que losasentamientos se emplazaban en un medio aptopara este tipo de recursos, los grupos neanderta-les optaron por cazar otro tipo de animales, talescomo el ciervo o el caballo. Esto ocurre en LosMoros de Gabasa, Abauntz, Peña Miel o Fuentesde San Cristóbal (Blasco, 1995; Blasco et al.,1996; Altuna et al., 2002; Campeny et al., 2003;Utrilla et al., 2010). Finalmente hay otros sitiosdonde cabras y ciervos presentan evidencias deprocesamiento antrópico. Sin embargo, estoscasos, como Millán, Ermita o Los Casares, nocuentan con muestras muy representativas, altiempo que los carnívoros también han estadopresentes. Finalmente, son significativos los casosde Prado Vargas y Torrejones, donde, además delos ungulados, carnívoros como el oso y la pan-tera presentan evidencias de procesamientoantrópico (Díez et al., 1998; Navazo et al.,2005), o el de Cueva Millán, donde podríahaberse detectado una intensa actividad antrópi-ca (Díez et al., 2008).

En el marco del estado de la cuestión perfiladoen estas líneas, nuestro objetivo es presentar elestudio zooarqueológico y tafonómico de losmacrovertebrados del yacimiento del Paleolíticomedio de Cueva Corazón (Mave, Palencia), altiempo que damos cuenta de las principalesimplicaciones que, para el conocimiento de losmedios de subsistencia de las comunidades nean-dertales de la Península Ibérica, aportan estosnuevos datos.

2. Cueva Corazón

El Cañón de la Horadada se sitúa en el muni-cipio de Mave, al noreste de la provincia dePalencia, dentro del paraje natural conocido como“Lora de las Tuerces”, perteneciente al contornogeológico de las Loras de Valdivia (Palencia) yPata del Cid (Burgos) (Alcalde Crespo, 1990,1992) (Fig. 1). Este enclave se localiza al sur delmacizo paleozoico asturiano, dividido aquí en laregión de Pliegues y Mantos de la Zona Cantábri-ca (Lotze, 1945) y región del Pisuerga-Carrión(Julivert, 1967; Pérez-González et al., 1994).Cueva Corazón (también conocida como Cuevadel Muerto) constituye un ejemplo de entre lasmuchas cavidades (más de 50) que se sitúan enlos farallones calizos del Cañón de la Horadada(Santos, 1989), un corredor natural de granimportancia que conecta la Meseta norte con laregión cantábrica.

En 1978 y en el marco de los trabajos dereconocimiento y catalogación arqueológica abor-dados por el Museo de Palencia en el Cañón ydirigidos por M. Santonja, se llevó a cabo unsondeo de 4 m2 en Cueva Corazón, destinado avalorar la potencialidad de esta cavidad. A techode la secuencia se documentaron restos cerámicosaltomedievales y romanos, materiales metálicos yfauna asociada. A una profundidad de entre 30 y 40 cm –en un paquete que alcanzaba unos 20 cmde potencia– se hallaron de restos óseos muyfragmentados junto con 17 objetos líticos decuarcita y sílex. A pesar de tratarse de una mues-tra limitada, y de la ausencia de informacióndiagnóstica procedente de la fauna reconocida,este nivel fue asignado culturalmente al Paleolíti-co medio, en función de la presencia de raederasy productos levallois (Santonja et al., 1979: 391;Santonja y Querol, 1981).

En 2005 se inició un nuevo proyecto de inves-tigación en curso sobre la ocupación humanadurante el Pleistoceno superior en el Cañón de laHoradada. Estos trabajos permitieron abordar unnuevo sondeo arqueológico de 6 m2 en el vestíbulode Cueva Corazón, con el objeto de conocer enprofundidad la secuencia estratigráfica completa dela cavidad y evaluar su potencialidad informativa.En 2007 este sondeo se amplió en otros 2 m2,hasta cubrir un total de 8 m2. Los detalles de la

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sedimentología, la evolución kárstica, la arqueoes-tratigrafía del nivel arqueológico paleolítico y sucontexto cronológico han sido tratados en profun-didad en otros trabajos más específicos (Díez Mar-tín et al., 2011). En todo caso, presentamos aquíuna sucinta descripción de la columna estratigráfi-ca reconocida que, de muro a techo, se presentacomo sigue (Fig. 2, n.º 1):

— N1: suelo removido, constituido por arci-llas ocres con cantos de caliza angulosos, abun-dante materia orgánica y restos antropogénicos.La potencia de este nivel es variable, dada su granantropización, aunque se puede considerar unespesor promedio de unos 20 cm.

— N2: nivel de potencia variable entre 35 cmy 1,10 m de arcillas marrones con abundantescantos angulosos. Uno de los rasgos más significa-tivos de este nivel es la presencia, sobre todo haciatecho, de numerosos bloques y cantos de caliza.Hemos establecido una división en 2 subniveles:uno hacia techo con gran número de cantos degrandes dimensiones –con centiles que puedenllegar hasta 30 cm– y otro hacia muro un pocomás limoso, con menor cantidad de cantos decaliza y con centiles próximos a 10 cm. Otracaracterística relevante de este nivel es la presenciade intercalaciones de pequeños niveles arenosos.

— N3: nivel de arenas de unos 20 cm de poten-cia, de un característico color anaranjado, de grano

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FIG. 1. Localización de Cueva Corazón (Mave, Palencia): 1) situación geográfica en el contexto de la Península Ibérica; 2)Cañón de la Horadada, con la Mesa de Las Tuerces al fondo; 3) vista de Cueva Corazón; 4) topografía del vestíbulo dela cavidad y localización de la cata abierta.

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muy fino. La naturaleza de estos granos es clara-mente calcárea y presenta estructuras sedimentariasdel tipo de laminaciones horizontales de baja ener-gía y pequeños ripple marks. Hemos constatado lapresencia de materia orgánica y el aumento del con-tenido arcilloso hacia muro, cuya progresión acaba-rá convirtiendo a estas arenas en arcillas. A techo deeste nivel se puede observar una significativa alinea-ción de bloques de gran tamaño que separa losniveles 2 y 3.

— N4: nivel de unos 8 cm de costra estalag-mítica, sin continuidad a lo largo del corte.

— N5: arcillas compactas marrones muy plás-ticas. Se aprecia algún nivel centimétrico de are-nas con nódulos de hierro. La potencia total deeste último nivel es superior a 60 cm.

Nuestra interven-ción arqueológica per-mitió reconocer unimportante horizontearqueológico que con-firma la adscripcióncultural previamentesugerida por Santonjaet al. (1979) y que seencuentra situado den-tro del nivel de ar-cillas marrones conclastos calizos descritopreviamente en elnivel 2 (Fig. 2, n.º 2).Este horizonte estáformado por el gruesode los materiales fau-nísticos estudiados enel presente estudio ypor una colección líti-ca que asciende a untotal de 149 objetos(Sánchez Yustos et al.,2011). La muestralítica estudiada estácompuesta por diver-sos tipos y texturas decuarcita (81%), segui-da de lejos por unavariada representaciónde sílex del 10%,

cuarzo del 7% y caliza en un 2%. El 68% de lacolección está constituido por productos de las-cado como lascas simples, lascas retocadas, frag-mentos, productos de acondicionamiento yrestos de talla. Entre el utillaje retocado –19%de la muestra total y el 28% de los productos delascado– predominan las raederas, seguidas porotros modelos característicos tales como denticu-lados, perforadores y puntas. Respecto a lasestrategias de explotación, se han reconocido dosgrandes esquemas operativos: unifacial unidirec-cional y bifacial centrípeto. Dentro de este últi-mo modelo, las estrategias de talla levallois–abordada en el 35% del total de los núcleos–son las más abundantes.

Dos muestras de cuarcitas termoalteradas pro-cedentes del horizonte arqueológico fueron envia-das al Laboratorio de Datación y Radioquímica

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FIG. 2. Cueva Corazón: 1) columna estratigráfica y 2) sección N-S del sondeo: A. niveles estra-tigráficos y horizonte arqueológico en N2; B. registros faunísticos dentro del N2; C. re-gistros líticos dentro del N2 (se incluye posición de las muestras datadas por TL).

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de la UAM para su datación por termoluminiscen-cia (Fig. 2, n.º 2c). Los resultados obtenidos arro-jan sendas fechas de 96567 ± 7806 años BP y95763 ± 7456 años BP, como marco cronológicode la ocupación neandertal en este enclave (DíezMartín et al., 2011).

3. Materiales y métodos

Los materiales objeto de análisis en este artícu-lo constituyen la totalidad de la muestra faunísti-ca recuperada por el momento en CuevaCorazón, entre los años 2005 y 2007 dentro delhorizonte arqueológico del Nivel 2. El conjuntoestá formado por 1.145 restos óseos de macrover-tebrados. Tras la determinación taxonómica de lacolección, se han cuantificado los restos medianteel uso del NR –número de restos–. La determina-ción del MNI –mínimo número de individuos– seha hecho siguiendo a Brain (1969), quien consi-dera la lateralidad, la edad y el sexo del hueso. Enla determinación anatómica hemos incluido elanálisis de los fragmentos diafisiarios y para suidentificación se han seguido los criterios deBarba y Domínguez Rodrigo (2005), quienesconsideran la sección, el grosor y las propiedadesdel interior de la cavidad medular. Del mismomodo, para la estimación del MNE –mínimonúmero de elementos– entre los perfiles esqueléti-cos hemos utilizado la identificación a partir dediáfisis, la clasificación dentro de cada hueso pro-puesta en Yravedra y Domínguez Rodrigo (2009)y los métodos de Marean y Kim (1998).

Cuando no se ha podido establecer la deter -minación taxonómica en algún fragmento se haasignado a animales de tallas aproximadas, conside-rando taxones de talla pequeña los que pesanmenos de 100 kg –Capra pyrenaica, Rupicapra rupi-capra, Capreolus capreolus–, de talla media los quepesan entre 100-400 kg –Cervus elaphus, Equuscaballus–, los grandes cuando su peso está entre400-800 kg –Bos primigenius, Bison priscus– y losmuy grandes cuando superan los 800 kg –Coelo-donta, Dicerirhinus, Mamuthus–. Para el cálculo dela edad se ha seguido en el caso de la cabra a PérezRipoll (1987), en el del ciervo a Steele2 y para el

caballo a Levine (1983) con las correcciones deFernández y Legendre (2003). Para el tratamientode los perfiles esqueléticos se han dividido lasdistintas partes anatómicas en regiones. De estemodo, se distinguen la parte craneal –cuerno-asta,cráneo, maxilar, mandíbula y dientes–, la parteaxial –vértebra, costilla, pelvis, escápula, siguiendoen este caso las consideraciones de Yravedra yDomínguez Rodrigo (2009)–, los elementos apen-diculares superiores –húmero, radio, ulna, fémur,rótula, fíbula y tibia– y los apendiculares inferiores–metapodios, carpo, tarso, sesamoideos y falanges–según Blumenschine (1986).

El análisis tafonómico se ha hecho con lupasde mano de 10X-20X, tal y como propone Blu-menschine (1995). La identificación de las marcasde corte se ha hecho siguiendo los criterios pro-puestos por Bunn3 y Potts y Shipman (1981).Para las marcas de diente se ha seguido a Binford(1981), Shipman (1983), Blumenschine (1988,1995), Blumenschine y Marean (1993) y Fisher(1995). Para el análisis de las marcas de percusiónnos hemos guiado por Blumenschine y Selvaggio(1988), Blumenschine (1995) y Fisher (1995).

Para comparar las frecuencias de marcas se hanseguido los trabajos actualistas de DomínguezRodrigo (1997) y Domínguez Rodrigo y Barba(2005), quienes cuantifican las marcas por ele-mento y sección. La cuantificación de las marcasse ha hecho sobre la base del NR, considerandomarcas de corte, percusión y diente. Las frecuen-cias de marcas se calculan a partir de los restosque presentan una buena preservación, excluyen-do aquellos elementos susceptibles de no tenermarcas, como es el caso de los dientes. La fractu-ración de los restos se ha analizado siguiendovarios parámetros. Para estimar cómo es la frag-mentación del conjunto se han tenido en cuentatodos los restos óseos del yacimiento. Para valorarqué agentes posibles pudieron causar la fragmen-tación hemos analizado el grado de circunferencia

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2 Steele, T. E. (2002): Red deer: Their ecology and howthey were hunted by late Pleistocene Hominids in Western

Europe. Department of Anthropological sciences and thecommittee on graduate studies of Standford University inpartial fulfilment of the requeriments for the degree ofDoctor of Philosophy.

3 Bunn, H. (1982): Meat-eating and human evolution:studies on the diet and subsistence patterns of Plio-Pleistocenehominids in East Africa. Ph.D. Dissertation. University ofCalifornia, Berkeley.

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de los huesos largos, la superficie global de cadafragmento respecto a la referencia de los especí-menes completos y, por último, hemos analizadoel tipo de fractura para reconocer si ésta se haproducido en estado fresco o en seco (Villa yMahieu, 1991). Para el análisis del grado de cir-cunferencia y la longitud respecto al total delhueso se ha seguido a Bunn (1982), quien distin-gue tres categorías; 1: <25 % del total de la cir-cunferencia o la superficie total del huesos, 2:entre el 25-75% y 3: >75%. Esta analítica es bas-tante resolutiva a la hora de distinguir la fractura-ción que producen los carnívoros y humanos, demanera que los primeros suelen dejar patronesmás próximos al 3 y los primeros al 1.

4. Resultados

4.1. Zooarqueología: taxonomía-edades-perfiles esqueléticos

En Cueva Corazón se han computado 1.145restos, entre los que han sido determinados de

forma taxonómica y anatómica 228. El animalmás abundante es el caballo, con más del 50% delos restos determinables y casi el 50% de los indi-viduos localizados en el yacimiento (Fig. 3). Lesigue en importancia la cabra, con casi el 30% de los restos y el 24% del MNI. Finalmente, y delejos, siguen otros animales como el Bos/Bison, elciervo, el corzo, el rebeco o el jabalí, representa-dos todos ellos con muy pocos individuos. Todaslas especies presentan unos patrones de edadcaracterizados por predominio de individuosadultos. En el caso del caballo se observa que lamayor parte de los individuos son adultos mayo-res de 10 años (Fig. 4). Lo mismo sucede con lacabra, de la que 3 de los 4 adultos representadosson de avanzada edad.

En el caso de los restos que no han podidoasignarse taxonómicamente, han sido agrupadosbajo categorías de ciertos tamaños. En la Fig. 3 sepuede observar el predominio de animales de tallagrande y pequeña, que podrían corresponderseprobablemente con huesos de caballo y cabra. Sinembargo, la elevada fragmentación no ha permiti-do precisar de forma más ajustada la identifica-

ción final de todos los restos. Lospatrones de representación anató-mica de Cueva Corazón han sidocalculados en forma de NR (Fig. 5)y MNE (Fig. 6). En ellos se observaun predominio bastante elevadode huesos craneales, dada la abun-dancia de dientes tanto en el NRcomo en el MNE (Figs. 5 y 6). Enel caballo y la cabra los dientesrepresentan casi el 50% de los res-tos. En los demás animales larepresentación esquelética es muyescasa y no permite establecer con-clusiones. Tras los elementos cra-neales –no sólo en el caballo y lacabra, sino también entre los res-tos de ciervo y los animales detalla grande, media y pequeña–destacan los huesos apendicularessuperiores. Este dato indica untransporte bastante completo delas carcasas al yacimiento, ya queéstas aparecen representadas enfunción de sus elementos craneales

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FIG. 3. Taxonomía de Cueva Corazón en NR y MNI (A: adultos, JU: juveniles,I: infantiles).

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y de las extremidades. La escasa representación dehuesos axiales puede estar condicionada, por elcontrario, por factores tafonómicos.

4.2. Tafonomía

Los patrones de fragmentaciónde Cueva Corazón son bastanteelevados, de manera que el 70% delos restos son menores de 3 cm(Fig. 7). Relacionada con esta frag-mentación está la gran cantidad dehuesos indeterminables, que sonaproximadamente el 40% del con-junto óseo del yacimiento (cf. Fig.3). La elevada fragmentación tam-bién puede observarse en relaciónal grado de circunferencia de losfragmentos diafisiarios. En ellos seobserva cómo la mayor parte de loshuesos largos y en todos los taxo-nes tienen un radio de circunferen-cia inferior al 25% (Fig. 8). En

cuanto a la longitud de los fragmentos respecto altotal del hueso, sólo un metatarso de cabra y una

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FIG. 4. Patrones de edad en el caballo por intervalos.

FIG. 5. Perfiles esqueléticos en Cueva Corazón según el NR.

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tibia de caballo tienen una superficie en una desus caras superior al 25% de la longitud del

hueso. Esto nos indica que la frag-mentación es bastante intensa yque afecta a todos los taxones porigual. Por otro lado en la Fig. 9podemos observar cómo la fractu-ración de la mayor parte de loshuesos largos está relacionada confracturas en fresco y planos obli-cuos y longitudinales. Pruebas deesta fragmentación en fresco puedenobservarse en las Figs. 11, 14 y 15.

El análisis de las superficiesóseas ha permitido observar distin-tos tipos de alteraciones. Entre lasderivadas de procesos físico-quími-cos destacan los huesos con pig-mentación por disolución demanganesos u óxidos. También sehan observado distintos huesoscon alteraciones bioquímicas. Sinembargo, de todas estas alteracio-nes destacan las de tipo hídrico,que han producido rodamientos ypulidos afectando al 18% de loshuesos (Fig. 10). En todo caso, esnecesario señalar que la intensidadde este tipo de alteraciones es esca-sa y parece derivarse de corrientesde muy baja energía que, almismo tiempo, permiten la preci-pitación de esos manganesos y óxi-dos y su adhesión a los huesos. Encuanto a otro tipo de alteraciones,como el agrietamiento por weathe-ring, presentan una escasa entidad.Alguna de estas alteraciones seobservan en el caso de los manga-nesos en las coloraciones oscurasvisibles en la Fig. 11A, o la delweathering en la Fig. 11B.

En cuanto a las alteracionesgeneradas por otros agentes, lasmarcas de diente sugieren que loscarnívoros intervinieron en CuevaCorazón. Sin embargo, su inciden-cia es escasa (Fig. 12). Sólo la cabray los animales de talla pequeña pre-

sentan un mayor impacto al tener frecuen-cias mayores. Por otra parte, no se han observado

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FIG. 6. Perfiles esqueléticos en Cueva Corazón según el MNE.0

FIG. 7. Patrones de fragmentación en cuanto a longitud de los restos.

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huesos con intensos mordisqueos y las frecuenciasque tiene cada elemento son bajas (Fig. 13). Encuanto a los animales que han podido intervenir

en Cueva Corazón, las dimensiones de lasmarcas de diente quehemos tomado en rela-ción a las pits indicanque se trata de peque-ños carnívoros. Ladimensión máxima quehemos obtenido sobreun pit en una diáfisisde animal de talla gran-de muestra 3,8 x 2mm. Sin embargo, enla mayor parte de loscasos las dimensionesde las marcas son infe-riores, con un prome-dio de 2,1 x 1,49 mm.Estos valores son infe-riores a las medias quedejan los lobos en sus

acumulaciones y se aproximan bastante a las quedejan los zorros cuando intervienen sobre conjuntosóseos (Yravedra et al., 2011)4.

En consecuencia, son bastantes los argumentosque sugieren que la intervención de los carnívorosfue secundaria. Las frecuencias de marcas de dien-te son pequeñas para las que producen en accesosprimarios (Blumenchine, 1988, 1995; Capaldo,1997; Marean, 1998; Yravedra et al., 2011)5. Laintensidad con que están alterados los restos conmarcas de dientes es reducida, ya que apenas exis-ten marcas por hueso. Las dimensiones de lasmarcas de dientes indican que se trata de carnívo-ros pequeños, incapaces de transportar animalesgrandes como caballos, ciervos o grandes bóvidos.

Frente a la acción de los carnívoros, la presen-cia de huesos con marcas de corte, de percusión yhuesos quemados sugiere que el ser humano inter-vino de manera activa sobre la fauna de CuevaCorazón (Fig. 12). Todos los taxones identificadoscon excepción del gran bóvido y los suidos tienenevidencias de acción antrópica (Figs. 11, 14 y 15).

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4 También Yravedra, J.; Fosse, P.; Beson, J. P. y AndrésM.: “Taphonomic analysis of a modern fox den in Our-tiaga (Pyrenees, France) and a natural-death assemblagenear Ayllón (Segovia, Spain)”, en preparación.

5 Ibidem.

FIG. 8. Grado de circunferencia de diáfisis de huesos largos en especies principales.

FIG. 9. A: patrones de fractura sobre huesos largos (segúncriterios de Villa y Mahieu, 1991); B: patrones defractura sobre huesos largos.

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Las frecuencias de las marcas sonbastante altas y los patrones mos-trados en los elementos apendicu-lares sugieren un acceso cárnicoprimario a los recursos (Fig. 16).Así pues, si comparamos las fre-cuencias de marcas que aparecenentre los elementos apendiculares,observamos que se ajustan a lospatrones descritos en el marco referencial obtenido por Domín-guez Rodrigo (1997) para animales

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FIG. 10. Patrones de alteración postdeposicional.

FIG. 11. A: fragmento de diáfisis con fractura en fresco y evidencias de marcas de corte; B: fragmento de diáfisis con leves evi-dencias de weathering, marcas de cortes (MC), marcas de trampling (MT) y estrías ligadas a la percusión (MP).

grandes y medianos y por Domínguez Rodrigo yBarba (2005) para animales pequeños. Así seaprecian los elevados porcentajes de marcas decorte que describen los elementos superiores

–húmero y fémur– y cómo se ale-jan de las frecuencias que cabríaesperar en un acceso secundario,después de los carnívoros. Delmismo modo, los metapodiosmuestran unas frecuencias que seacomodan óptimamente dentro delo que es esperable en comporta-mientos antrópicos primarios. Lasituación anatómica de las marcasen las diáfisis están asociadas aacciones de fileteado y descarna-do. Sólo una epífisis proximal detibia de caballo y una epífisis dis-tal de metapodio de rebeco presen-tan trazas de desarticulación. Porotro lado, la intervención humanano sólo se aprecia a través de las

trazas documentadas en los huesos apendiculares.También se han observado marcas de corte en ele-mentos craneales como la mandíbula, asociadas ala desarticulación; en elementos axiales como la

FIG. 12. NR excluyendo dientes y huesos con mal estado de conservación de lasuperficie ósea: marca de corte (MC), marca de percusión (MP), marcade diente (MD) y fuego (huesos quemados).

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escápula y las vértebras, asociadas a la descarnacióny desarticulación, y en elementos compactos comoun calcáneo (Fig. 17). Por último, hay que desta-car unas marcas de corte documentadas sobre unhúmero de conejo, lo cual es significativo dado elescaso número de restos de este animal.

Junto a las marcas de corte indicativas delaprovechamiento cárnico de las carcasas, las mar-cas de percusión observadas en bastantes huesos

(Figs. 11B, 12 y 14A),7 lascas óseas consig-nadas en algunos frag-mentos diafisiarios de animales de tallagrande y algunos not-ches indican que loshuesos fueron fractu-rados para el aprove-chamiento medular.En la Fig. 12 se puedeobservar cómo la ca-

bra, el caballo, el ciervo y algunos huesos indeter-minados de animales de talla grande, mediana ypequeña tienen este tipo de alteraciones.

Por último, destaca la presencia de, al menos,6 huesos con múltiples marcas de impacto quesugieren un uso como retocadores similar al docu-mentado en otros lugares tales como Axlor(Mozota, 2009) o Artenac (Armand y Delagnes,1998). Estos huesos son dos diáfisis indeterminadas

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FIG. 14. A: fragmento de diáfisis con marcas de percusión y pseudo notche asociado; B: diáfisis de tibia de caballo con pequeñasmarcas de corte.

FIG. 13. NR con marcas de dientes/NR total (frecuencia de huesos con marcas de dientes).

FIG. 15. A: fragmento de diáfisis con fractura en oblicuo en fresco y con marcas de corte; B: fragmentode diáfisis de animal de talla grande con marcas de corte ligadas a la descarnación.

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de animal indeterminado, otra deanimal grande, una diáfisis demetatarso de ciervo (Fig. 18), unadiáfisis de tibia y otra de animalde talla grande.

5. Conclusiones

El yacimiento de CuevaCorazón ha proporcionadopor el momento 1.145 restosentre los que han sido deter-minados de forma taxonómicay anatómica 228 restos. Com-parando esta muestra con lade otros yacimientos muste-rienses del interior peninsular,observamos que, como en elcaso de aquéllos, la muestrano es muy representativa,dado que el volumen de faunarecuperado es relativamentebajo. Sin embargo, este yaci-miento sólo ha sido objeto deuna intervención arqueológicalimitada, por lo que es muyprobable que su representati-vidad faunística se incrementeen próximos años.

Las especies identificadasson el gran bóvido, el caballo,la cabra, el ciervo, el rebeco,el corzo, el jabalí, el conejo, eltejón y el zorro. Los animalesque más número de restoshan proporcionado por elmomento son el caballo, concasi el 50% de los restos y

más del 40% del MNI. Sigue en importancia lacabra, con más del 30% del NR y algo más del20% del MNI, y a continuación los demás anima-les. La representación de estas especies en el yaci-miento se corresponde perfectamente con laorografía próxima del entorno, ya que se muestracomo un paisaje abierto a praderas intercaladocon zonas abrigadas de roquedo (Fig. 1). Estocondiciona que caballos y cabras pudieran seraportados completos al centro de intervención, tal

FIG. 16. Frecuencia de marcas de corte en animales de talla grande: Bos + Equus +indet.; talla mediana: Cervus + indet.; talla pequeña: Capra + Rupicapra+ Capreolus + indet. Comparación con el marco referencial generado porDomínguez Rodrigo (1997) para las frecuencias de marcas de corte en ac-cesos antrópicos primarios en animales de talla media y grande (Hum 1º),frecuencias de marcas de corte en accesos antrópicos secundarios después delos carnívoros (Carn 1º) y marco generado para accesos antrópicos primariossobre animales pequeños de Domínguez Rodrigo y Barba (2005).

FIG. 18. Fragmento de diáfisis de metatarso de ciervo conposible uso como retocador.

FIG. 17. Marcas de corte sobre ungulados en Cueva Corazón.

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y como refleja la predominancia de elementos cra-neales y apendiculares.

Las alteraciones óseas que hemos observadosugieren que el ser humano fue el principal agenteinvolucrado en el aporte de los animales en CuevaCorazón. Las frecuencias de marcas de corte iden-tificadas se ajustan a lo observado en experimen-tos actualistas en los que intervienen primero losseres humanos. La situación anatómica de lasmarcas indica procesos ligados a la descarnación,el desollado y la desarticulación. Por último, lapresencia de dos huesos con superposiciones demarcas de diente sobre traza de corte es un indi-cativo consistente del acceso antrópico a las carca-sas con anterioridad a los carnívoros. Por otraparte, algunas evidencias complementarias, talescomo la elevada fragmentación, también puedenrelacionarse con las acumulaciones humanas. Porúltimo, las marcas de percusión y la fracturaciónmencionada son indicativas de la intensidad delaprovechamiento de los animales al indicar elconsumo del contenido medular. Finalmente, lapresencia de marcas de diente en el yacimientoindica que los carnívoros también intervinieronen Cueva Corazón. Sin embargo, las superposicio-nes de marcas de diente sobre marcas de corte, ladistribución de las marcas de diente, sus frecuen-cias y sus dimensiones sugieren que los carnívorosfueron agentes secundarios en la acumulaciónósea del yacimiento.

En comparación a otros yacimientos muste-rienses es significativo que todos los animaleshayan sido aportados al yacimiento por el serhumano, incluidos taxones pequeños como elrebeco y la cabra. Como ya hemos señalado, haylugares como Los Moros de Gabasa (Blasco, 1995)o Abauntz (Altuna et al., 2002), en los que losungulados pequeños son aportados por carnívorosfrente a los taxones de talla media y grande comoel ciervo, el caballo y los grandes bóvidos que sonaportados por el ser humano. Por otra parte, tam-poco es una novedad que se dé una explotaciónde cabras y rebecos, ya que en lugares como Val-degoba (Díez, 2006), Prado Vargas (Navazo et al.,2005) o Los Casares y la Ermita (Yravedra, 2008)sí se produce. Cueva Corazón parece ser, tal ycomo confirman los resultados del presente traba-jo, un yacimiento con gran potencial informativo,en el que los neandertales acceden a una gran

cantidad de recursos animales procedentes devarios nichos ecológicos. La continuidad de lostrabajos arqueológicos y las futuras investigacionesnos permitirán profundizar mucho más en la sub-sistencia de estas poblaciones del Pleistocenosuperior en la Cuenca del Duero.

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© Universidad de Salamanca Zephyrus, LXXI, enero-junio 2013, 45-60