Neurosis, psicosis y perversin; tres rostros de la condicinhumanaEscribe: Carlos Arturo Moreno De la Rosa

imagen de artistasdelatierra.comGenio y figura hasta la sepultura. Hijo de tigre, pintito. El que nace para maceta no sale del corredor. rbol que nace torcido, jams su tronco endereza. Qu tienen en comn estos refranes? Tienen un comn denominador: la personalidad del ser humano siempre estar presente a lo largo de su existencia. No en balde nuestros ancestros recopilaron siglos de sabidura en pequeas oraciones postuladas como aforismos para designar las experiencias que da el paso por esta tierra.El ser humano est constituido bajo una estructura de personalidad que se entiende como aquello que nos constituye, que nos hace ser en relacin a nosotros mismos y al mundo, una manera de ser y estar en el mundo. Desde la lectura del psicoanlisis existen tres estructuras bsicas: neurosis, psicosis y en medio de ellas la perversin.Cmo se estructura el sujeto? en base a qu experiencias el sujeto se estructurar? de qu depende que un sujeto sea perverso, psictico o neurtico?La personalidad del ser humano se estructura en base a las primeras experiencias vividas en la ms tierna infancia; experiencias de amor pero tambin experiencias de muerte. Experiencias de amor como el apego, el cario, afecto, y la posterior separacin-individuacin. Experiencias de muerte manifestadas a travs del rechazo, el descuido, la falta de reconocimiento, la destruccin, aniquilacin, el nio como prolongacin de su madre, etc. Y todo esto en conjunto es lo que va a estructurar al ser humano, esas primeras vivencias quedarn troqueladas en lo ms recndito de su inconsciente y desde all fraguar su existencia.Las experiencias en la primera infancia y cmo se hayan stas percibido van a quedar de alguna manera fijadas en la psique del infante, sobre todo las experiencias vividas como excesos: exceso de frustracin y exceso de satisfaccin. Amor y abandono. La falla que se instaura tendr mucho que ver en esa estructura psquica que se forma.Todo se juega en el primer ao de vida. Cmo es que una persona tiene un quiebre psictico y anda por la vida ensimismado en su propia realidad, en un solipsismo a perpetuidad? La persona que est estructurada bajo el designio de la psicosis (esquizofrenia, paranoia y bipolaridad) lo es por lo que vivi en ese primer ao de vida, cuando su Yo se estaba formando, no hubo algn referente, hubo en cambio una madre psicotxica, ajena a su funcin de madre, enajenada con otros menesteres, abandonando al infante a su propia suerte; no hubo una madre que catectizara al infante (llenarlo de amor) y por lo tanto el Yo no logr estructurarse. Un Yo dbil que a la postre, ante algn evento traumtico regresar al all y el entonces y al no haber la estructura bsica necesaria tendr el quiebre psictico. De adulto tender a la psicosis ante un medio adverso y una estructura que ya trae desde la infancia.En el neurtico opera otra cosa, el neurtico (fbico o histrico u obsesivo) libr ese primer ao; su yo logr estructurarse a travs de introyecciones, pasa a un segundo momento, a una segunda estructura, la estructura neurtica en donde su yo estar en constante conflicto con la realidad, con las demandas del Ello y con las exigencias del Supery. Como se dice coloquialmente en las aulas de la Facultad de Psicologa: Todos somos neurticos gracias a Freud.La caracterstica principal del neurtico es ese constante conflicto con la realidad; realidad que le frustra, realidad con la que siempre est en constante conflicto. El neurtico por un lado est bajo las demandas del principio del placer pero por otro lado est tambin bajo el yugo de las demandas del principio del deber. En cambio en la estructura psictica sucede otra cosa, la persona que se ha estructurado bajo la denominacin de la psicosis tiende a evadir la realidad, no le gusta; por lo tanto crea una realidad alterna: No soy yo el malo, son ellos los que me persiguen; su sntoma como un intento de re-equilibrio.Cmo se relaciona el neurtico, el psictico y el perverso con el Otro? cul es su posicin existencial como ser-en-el-mundo? Tomemos de ejemplo el constructo demonio. Para el neurtico los demonios con los que tiene que luchar son sus padres, su jefe, los compaeros de trabajo, la falta de dinero, la insatisfaccin sexual, la obsesin; es decir, son demonios simbolizados, demonios que tienen que ver precisamente con eso que ocurri en su infancia y retornan a su existencia representados en personas de carne y hueso en los que deposita las frustraciones que vivi en el all y el entonces. Siguiendo con la misma alegora, los demonios para el psictico son demonios reales, demonios que lo persiguen. Demonios que existen y que atraviesan paredes, que se le aparece en su cuarto, nadie ms lo ve, demonios que se esconden en sus botas, demonios que le susurran cosas al odo.Tenemos pues que el constructo denominado demonio es experimentado para el neurtico a travs del simbolismo, en cambio el demonio para el psictico existe realmente. Slo nos queda la estructura perversa: en el perverso el demonio es l mismo. El perverso como el demonio encarnado. El perverso es un nio grandote que no le pusieron reglas, normas, lmites, no hubo un padre que lo castrara; ausencia de la figura paterna que le pusiera lmites, que le castrara su deseo, el perverso goza por ese medio. Su goce es un goce infantil, goza como lo hiciera un infante sdico, mortificando la existencia del otro, saciando sus pulsiones perversas importndole solo l.Cmo se relaciona cada persona dependiendo de su estructura con los fenmenos onricos (el sueo)? El neurtico tiene una pesadilla y al despertar sabe que solo fue un mal sueo, o un sueo ertico que solo queda en eso, en sueo. El perverso lleva a cabo lo que el neurtico suea. El psictico vive en un sueo eterno en donde ngeles y demonios existen en su vida real.O tambin podremos comprender la relacin que tiene cada estructura de personalidad con el Otro, por ejemplo: se dice que el neurtico tropieza siempre con la misma piedra, de hecho el neurtico no solo tropieza con la misma piedra, l mismo la pone para tropezar con ella (compulsin a la repeticin). La relacin del perverso con la piedra sera una relacin de fetiche; tomara a la piedra no para tropezar con ella sino para fetichizarla, sodomizarla, erotizarla, o buscar hasta por debajo de las piedras para ver con qu ms gozar. El psictico se pondra a platicar con la piedra.Infancia es destino y all se jugar gran parte de lo que el ser humano ser en su vida adulta. Ser desde all como tomar decisiones, cmo se enfrentar a las situaciones cotidianas de la vida. Todo esto ha quedado troquelado en el inconsciente del ser humano y desde all estar demandando ser reconocido. Intentar salir a la luz y por lo regular lo logra, pero ese salir a la luz lo hace a travs de una mscara que denominamos sntoma y es precisamente ese sntoma lo que no permite al ser humano andar por la vida ligero de equipaje. El sntoma (depresin, ansiedad, estrs, trastorno alimenticio, obsesiones, relaciones amorosas no sanas etc.) como manifestacin de eso que incomoda, de eso de lo que se quiere hablar pero que la sociedad insiste en que se debe callar. El sntoma existe por algo, no se trata de simplemente modificarlo o callarlo, al contrario, hay que escucharlo, interpretarlo, traducirlo. El sntoma est all por algo y el consultorio es el lugar idneo para escuchar lo que tiene que decir a travs de la propia palabra del paciente, del que sufre ese malestar que por lo regular se esconde detrs de un No s lo que me pasa.La psicoterapia como ese lugar idneo en donde se puede escuchar el discurso del paciente y saber eso que est all pero que por ser precisamente inconsciente no se sabe. Hablar ese sueo perverso que aterra, platicar de esos demonios simbolizados, comprender esa compulsin a la repeticin que impulsa a poner la piedra para tropezar con ella. Descubrir la propia verdad, la propia constitucin, la propia estructura de personalidad, aceptar de lo que estamos hechos y comenzar a construir la vida que se desea vivir.*Carlos Arturo Moreno De la RosaPsiclogo (UANL) y PsicoterapeutaConsulta privada en la ciudad de Monclova, Coah. Mx

Jack El destripador

Los crmenes

En las postrimeras del siglo XIX, Londres capital de Inglaterra, se eriga como la metrpoli del mayor imperio mundial de esa poca. La zona ms pauprrima de la gran urbe la conformaban los barrios bajos del sector este londinense, el llamado East End. Este ltimo era considerado un mbito marginal en abierta oposicin al West End donde se congregaba la clase alta inglesa. Dentro del territorio del East End se ubicaba el distrito de Whitechapel (Capilla blanca) con sus barrios pobres y conflictivos. Este sector de la ciudad configur el terreno que sirvi de coto de caza durante un muy restringido perodo, desde agosto hasta noviembre, durante el otoo europeo del ao 1888, a un asesino serial que mat y mutil con inslito ensaamiento al menos a cinco mujeres.

La primera vctima oficial e indiscutida del Jack el Destripador la constituy Mary Ann Nichols, conocida en su ambiente con el apodo de Polly. Su mutilado cadver fue descubierto cerca de las 3 y 45 de la maana del 31 de agosto de 1888 por el Agente John Neil mientras cumpla su patrullaje de rutina por la zona de Bucks Row. En este caso llam la atencin la escasa cantidad de sangre percibida a su alrededor y lo seco que estaban su cuerpo y sus ropas pese a la lluvia que haba cado en la noche del crimen.

El segundo homicidio incuestionable de esta vesnica saga tuvo efecto el sbado 8 de setiembre de 1888, en cuya madrugada el cadver de Annie Chapman de cuarenta y siete aos, a quien sus allegados llamaban Annie la Morena, fue hallado frente al patio trasero de una casa de inquilinato sita en el nmero 29 de la calle Hanbury, lugar frecuentemente utilizado por las meretrices para ejercer el comercio sexual. La desdichada era de baja estatura, obesa, y sufra los estragos de una enfermedad pulmonar tan avanzada que el mdico examinante dejara constancia de que la occisa estaba destinada a fallecer en los prximos meses a consecuencia de ese mal por ms que no hubiera entrado en escena su victimario.

Los homicidios nmeros tres y cuatro de la serie tuvieron lugar durante la madrugada del 30 de setiembre de aquel fatdico ao, y estuvieron separados por un lapso temporal de menos de una hora. La mujer de cuarenta y cinco aos y origen sueco apodada Long Liz, a la cual se la conoca como Elizabeth Stride por su nombre de casada, fue encontrada muerta con el caracterstico profundo corte inflingido de izquierda a derecha en su cuello. Su cuerpo exnime yaca tendido en un oscuro pasaje prximo a la entrada de un club poltico emplazado en la calle Berner. Segn toda la apariencia, esta vez el asesino no dispuso de tiempo suficiente para satisfacer su sed mutiladora, tal vez al ser interrumpido por la presencia de un ocasional transente.

Y qu haba sido del criminal entre tanto? Sabemos que sali prestamente en busca de una nueva vctima con la cual saciar su frenes mutilador, sin reparar en los crecientes riesgos de ser atrapado. Tras su primer ataque el psicpata se topara con Catherine Eddowes, de cuarenta y tres aos, eliminndola con ms saa an que la empleada en las situaciones anteriores. Tambin aqu el inicial acto homicida consisti en el clsico corte profundo inferido de izquierda a derecha en la garganta de la occisa. A escasas cuadras del escenario fatal se localiz sobre la vereda un trozo de delantal empapado en sangre perteneciente presuntamente a esta difunta. En la pared frente a donde se haba arrojado la prenda se lea una inscripcin trazada con tiza cuyo texto contena la extraa alusin a que los judos seran los hombres a los que no se culpara de nada.

Una vez apagados los ecos de aquel fatdico 30 de setiembre la prensa arreci concediendo gran difusin al tema de los asesinatos el cual pas a ser tapa de portada en la mayora de los casi doscientos peridicos que se publicaban en el pas. Por si algo le faltaba a la trama ahora haba adquirido estado pblico el mote del hasta entonces annimo matador. No cabe dudar que de no haber sido por el inspirado nombre con que ese asesino se bautiz a s mismo o fue bautizado por otros- sus crmenes, pese a lo espantosos que fueron, habran quedado relegados en el olvido. A su vez, pareca estarse operando un intervalo. No se sumaban nuevos asesinatos. El culpable pareca replegarse y descansar. Ningn homicidio con su sello se verific durante el mes de octubre de 1888 en Whitechapel y tampoco en el resto de Inglaterra.

El despliegue policial no tena precedentes. Se requisaron las casas, tabernas y pensiones del distrito. Lo miembros civiles del Comit de Vigilancia cooperaban patrullando da y noche por las calles ms peligrosas. Los afiches con el texto y la letra de las cartas que presuntamente Jack haba enviado se reproducan en las comisaras y en distintos lugares de la va pblica. Hasta se haba llegado a recurrir al uso de perros sabuesos. Se volva evidente que la cacera se hallaba en pleno apogeo. Presintiendo su aprehensin, se habra acobardado Jack el Destripador? Cambiara al menos de escenario buscando uno menos riesgoso donde proseguir sus ataques? Pronto la poblacin saldra de dudas.

As fue que en los primeros das de noviembre de aquel ao toda Gran Bretaa se vera estremecida al enterarse que haba tenido efecto uno de los asesinatos ms horrorosos e indignantes de sus anales criminales. La orga de sangre desatada por el psicpata llegara a su paroxismo con el crimen de la ms joven y atractiva de sus vctimas, Mary Jane Kelly de 25 aos, a la cual literalmente descuartizara dentro del estrecho interior de una miserable chabola sita en el nmero 13 de Millers Court durante la madrugada del 9 de noviembre del trgico otoo de 1888. Pareca ms la obra de un demonio que de un hombre!, habra exclamado Mr. John Mc Carthy, casero de la infortunada inquilina, al deponer en el sumario subsiguiente, dejando constancia de la terrible impresin que le produjo el hallazgo que estremeci incluso a los ms endurecidos policas que concurrieron a la ttrica habitacin.

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Jack. El asesino meditico

Fue el verdadero Jack the Ripper un criminal bromista, un guasn que enviaba cartas confeccionadas de mano propio a los peridicos, a la polica, e incluso a ciudadanos particulares, a travs de las cuales alardeaba acerca de sus nefastas hazaas? La polica de aquel entonces se vio literalmente bombardeada por cientos de mensajes cuyos signatarios proclamaban ser el matador de prostitutas de Whitechapel. El jaez de los escritos transcurra desde los cuales se dejaban seudas pistas para colaborar con la resolucin del enigma hasta aquellos donde los remitentes transitaban desde la fina irona hacia la burla torpe y del lenguaje soez a las amenazas morbosas.

Hasta el ttulo de la taquillera pelcula From Hell Desde el Infierno- debe su procedencia a una de las ms notorias y espeluznantes misivas que se mandaron en el curso de estos infaustos acontecimientos. Nos referimos a la que arribara el 16 de octubre de 1888 al domicilio de George Alkin Lusk, Presidente del llamado Comit de Vigilancia de Whitechapel, creado a instancias de un grupo de comerciantes preocupados por los efectos nocivos que los crmenes provocaban en la zona. Menudo sobresalto sufrira el buen Mr. Lusk cuando al abrir la caja de cartn que a su casa le enviaron vio que ella guardaba la mitad de un rin humano conservado en alcohol.

Junto con el horrible obsequio iba un recado escrito con letra irregular, tosca y plagada de errores gramaticales -que en esta transcripcin se obvian- la cual deca: Desde el infierno. Mr. Lusk: Seor. Le envo la mitad del rin que saqu de una mujer. La otra mitad la fre y me la com, estaba muy buena. Puedo mandarle el cuchillo ensangrentado con que lo saqu slo si espera un poco. Firmado. Atrpame si puedes. Mr. Lusk

Se tuvo en cuenta la autopsia sobre el cadver de Catherine Eddowes. El fragmento fue llevado para su anlisis al patlogo Dr. Thomas Oppenshaw quien ratific el carcter humano del rin en examen, concluyendo que haba pertenecido a una mujer adulta de cuarenta aos o ms, afectada por enfermedades vinculadas al exceso de alcohol. Prevaleci la idea de que el trozo de vscera poda haber sido obtenido de una persona muerta a la que se hubiese realizado una autopsia y del cual un estudiante de medicina podra haberse apropiado para llevar a cabo una desagradable travesura. Contrario a esa posicin era el Jefe de Polica de la City de Londres. Teniente Coronel Sir Henry Smith, quien se mostraba a favor de que ese lgubre remito lo haba hecho el asesino.

El primer mensaje veraz ligado con los crmenes del cual se posee conocimiento cierto fue mandado al mximo jefe de la polica inglesa, Sir Charles Warren. Data del 24 de setiembre de 1888, y all el emisor se describe anunciando que: soy el hombre que cometi todos esos asesinatos, y que quera entregarse porque las pesadillas lo torturaban, puesto que: si alguien viene a prenderme me rendir, pero no voy a ir a la comisara por mi mismo. Culminaba sus lneas el dibujo de un cuchillo y debajo se proclamaba: Este es el cuchillo con que he hecho esos asesinatos. Tiene una empuadura corta y una hoja larga de doble filo.

Este primigenio comunicado se mantuvo oculto a la opinin pblica porque las autoridades creyeron que se trataba de una tosca chanza. Pero llegara el 27 de setiembre de 1888. Ese da la denominada Agencia Central de Noticias de Londres alegara haber recibido una carta firmada por el homicida anunciando nuevos crmenes, y el da 29 de ese mes se la hizo llegar a la polica. El tenor de la luego famosa epstola relacionaba: Querido Jefe: Constantemente oigo que la polica me ha atrapado pero no me echarn mano todava. Me he redo cuando parecen tan listos y dicen que estn tras de la pista correcta. Ese chiste sobre Delantal de Cuero me dio risa. Odio a las putas y no dejar de destriparlas hasta que me harte. El ltimo fue un trabajo grandioso. No le d tiempo a la seora ni de chillar. Cmo me atraparn ahora? Me encanta mi trabajo y quiero empezar de nuevo si tengo oportunidad. Pronto oirn hablar de m y de mis divertidos jueguecitos. Guard algo de la sustancia roja en una botella de cerveza de jengibre para escribir, pero se puso tan espesa como la cola y no la pude usar. La tinta roja servir igual, espero, ja, ja. En el prximo trabajo le cortar las orejas a la dama y se las enviar a la polica para divertirme. Guarden esta carta en secreto hasta que haya hecho un poco ms de trabajo y despus trenla sin rodeos. Mi cuchillo es tan bonito y afilado que quisiera ponerme a trabajar ahora mismo si tengo la ocasin. Buena suerte. Sinceramente suyo. Jack el Destripador

Catherine Eddowes, daba muestras de una rajadura en el lbulo de su oreja derecha. El seccionamiento de ese rgano dio la impresin de no haber sido intencional sino una de las cuchilladas inferidas por el Destripador en su xtasis frentico. Por eso no existe evidencia slida de que de que siquiera se intentara rajarles las orejas a las vctimas para enviarlas de regalo a la polica. De lo que se infiere que la mencin formulada en la clebre carta Querido Jefe a lo mximo podra reputarse como una mera coincidencia.

Podr creerse que el autntico manaco no elabor ninguno de los mensajes y que la integridad de los sucesos publicitarios se debieron a la inspiracin de la prensa o de terceros movidos por las ms variadas intenciones. Podr tambin sostenerse que todos, al menos, casi todos los actos mediticos fueron autora de una sola persona. La evidencia conocida y el sentido comn rechazan esta postura. La tercera posibilidad radica en que algunos de los actos mediticos resultaran creacin del verdadero asesino. Esto no necesariamente equivale a aceptar que ste fuera el inventor de su tan meditico apodo criminal, sino que pudo limitarse a aceptar- quizs muy satisfecho- el alias que otros le fabricaron.

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Jack. El asesino escritor

En el correr del ao 1992, transcurridos ya ms de cien aos de cometidos los crmenes de Whitechapel, y cuando lentamente se iban extinguiendo los ecos producidos por un aluvin de publicaciones de libros y notas periodsticas que el centenario de aquel misterio concitara, otra noticia a su respecto vino a revolucionar el ambiente. Se dio difusin a un diario personal adjudicado a la pluma del mtico asesino secuencial de postrimeras del siglo XIX: Jack el Destripador. Este diario luca escrito sobre las pginas de un lbum destinado a fotografas y postales al cual le faltaban varias de sus hojas iniciales.

Su posible redactor lo constitua un adinerado industrial algodonero que en su poca residiera en la ciudad inglesa de Liverpool y que haba fallecido bajo circunstancias confusas en el mes de mayo de 1889. Su nombre: James Maybrick. La credibilidad que merecera este presunto diario ntimo fue puesta en tela de juicio ya desde el comienzo de ser desvelado su texto. Se trat de una burda falsificacin? O, por el contrario, nos encontramos frente a un documento atendible y por tanto- sensacional? El diario de Jack el Destripador fue publicado finalmente por la editorial Smith Gryphon Ltda en el ao 1993 con un extenso comentario de la escritora Shirley Harrison contratada al efecto. En dicho libro se ofrece una ampliacin de la espeluznante foto tomada al mutilado cadver de la desgraciada meretriz donde un poco por encima del cuerpo yacente sobre la cama es posible apreciar con relativa nitidez una forma que semeja el perfil de una letra m mayscula, y a la izquierda aunque no ya tan ntida, parecera haberse garabateado una consonante f, tambin mayscula.

Segn narra el diario, la cnyuge del presunto autor la hermosa y casquivana Florence Maybrick- fue la causa de los celos que incitaron la demencia homicida de James Maybrick, f y m constituan, pues, sus iniciales. Y tales iniciales son las que se pretende que el asesino dej pintadas en sangre en la pared de aquella habitacin antes de huir. En su supuesta confesin, el hombre habra hecho constar que la infortunada Mary Jane Kelly le traa recuerdos de su adltera esposa. Los desconcertantes trazos sanguinolentos en forma de letras f y m estampados encima de aquel muro encartan una seria y vlida interrogante. Cmo en el diario fue posible hacer mencin a estas iniciales si ninguna informacin de la presencia de tales letras se posey sino despus de realizada la publicacin del manuscrito en el ao 1993?

Deviene igualmente bastante novedoso el terrible dato de que el asesino le arranc el corazn a Mary Jane Kelly. Este hecho fue omitido de la lista interna confeccionada por la polica, y los mdicos forenses actuantes fueron cautelosos al respecto y tambin lo callaron. Aparentemente, por ningn conducto se poda saber que el cadver de aquella desgraciada difunta fue profanado de tan cruel manera pero, pese a todo, en el escrito se formula una mencin al robo de ese rgano. Al llegar casi al final de su redaccin se deja constancia: Esta noche rezar por las mujeres que he asesinado. Que Dios me perdone los actos que comet con Kelly, sin corazn, sin corazn

Quin fue James Maybrick, y qu mritos ostent para ser postulado como un sospechoso muy potable? El destino comercial de este hombre sera el comercio algodonero. En 1887 se traslad a Estados Unidos y fund una agencia. Desde entonces divida su tiempo en la atencin de negocios en Gran Bretaa y Norteamrica. En 1880 durante uno de esos frecuentes viajes martimos conoci a la joven Florence Chandler, de slo diecinueve aos. Aquella muchacha que sera su futura esposa era por dems atractiva, de cabellera rubia y cautivantes grandes ojos azules. Tras el casamiento la pareja pas a residir en una mansin palaciega sita en la zona ms coqueta y reservada de Liverpool, a la cual llamaron Battlecrease House, donde disfrutaban de mltiples comodidades dentro de las cuales se inclua el servicio domstico de criadas, mayordomos y jardineros.

Empero, ninguno de tales bienes y privilegios devendra suficiente para evitar la desgracia a recaer sobre la pareja debido a que la infidelidad hara irrupcin en escena. La bella Florence encontrara un amante en la persona de un prspero comerciante vinculado a los negocios de su esposo, Alfred Brierley, hombre apuesto y adinerado de treinta y seis aos. Si concedemos crdito a lo que dice el manuscrito, resultaran el dolor y la furia desatados al descubrir la infidelidad de su esposa lo que transformara a James Maybrick de apacible y clsico burgus victoriano en un sanguinario asesino serial.

Estamos ante una historia con ribetes casi romnticos: la pasin sexual irrefrenable, el amor propio herido del esposo engaado, la doble moral burguesa de la Inglaterra de aquella poca. Todos esos conceptos confluyendo como si de piezas de un demencial rompecabezas se tratase. Aunque cabe preguntarse: cuntos son los maridos de tiempos antiguos o modernos que tras descubrir la infidelidad de su pareja toman venganza matando a terceras personas? Esto parecera que es llevar la ausencia de motivaciones lgicas a extremos demasiado absurdos, an en un caso de los ms misteriosos y raros de la historia del delito como lo fue el de Jack el Destripador.

El texto del diario por fuerza debe calificarse como muy contradictorio, y el primer impulso que nace es el de negar la veracidad de su contenido y coincidir con quines opinan que se trata de un fraude bastante burdo. Algunos datos, empero, no aceptan fcilmente tan cmoda explicacin y la polmica encendida desde el ao 1993 hace ya ms de una dcada- prosigue en pie. James Maybrick, presumiblemente a su pesar, se ha convertido por obra y gracia del ingenio de los propulsores y beneficiarios del ya famoso diario en uno de los sospechosos ms populares a ocupar el cargo de haber sido el tristemente clebre y elusivo Jack el Destripador.

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Jack. El asesino conspirador

El despliegue policial, periodstico y tambin social llevado a cabo para lograr la captura del criminal que desde el ao 1888 conmocion a toda Inglaterra con sus atrocidades, y su consiguiente fracaso inapelable, hizo casi inevitable que se avivasen en Gran Bretaa el recelo y la suspicacia. Ese estado de alma constitua terreno frtil para que se sospechase de la polica y de los poderes que desde el gobierno monrquico podran haber impedido la eficaz actuacin de sta. Slo una conspiracin o conjura de muy alto nivel era apta para explicar que aquel feroz delincuente, del cual se supona haba llegado al colmo de burlarse de sus perseguidores en cientos de cartas, se mantuviera impune para siempre.

El terreno estaba adecuadamente abonado, pero los flemticos ingleses tardaran varias dcadas en trasladar al papel a travs de un libro las suspicacias anidadas en su inconciente colectivo. As sera que en el ao 1976, casi noventa aos despus de transcurridos los sucesos, vera la luz pblica el primer libro que con minuciosidad de datos y argumentos ofrecer una investigacin aparentemente slida en respaldo de la que se diera en llamar teora de la conspiracin o de la conjura, tambin conocida como teora de la conspiracin monrquico-masnica.

Jack el Destripador. La solucin final se titul dicha primigenia obra debida a la capacidad e imaginacin del periodista y escritor Stephen Knigth, y con diversas variantes conformara la base para pelculas mejor o peor formuladas y actuadas, de mayor o menor xito, pero en donde en todas ellas estara como ncleo de su entramado esa atrayente propuesta. De acuerdo con la historia planteada el Prncipe Albert Vctor no resultaba ser el victimario, por ms que le correspondera un papel destacado en la narracin.

El Duque de Clarence merodeara por los arrabales del East End londinense bien lejos de las indiscretas miradas que lo vigilaran si hubiera pretendido divertirse en la lujosa zona del West End. El bohemio y talentoso pintor Walter Sickert, de quien Eddie fingira ser el hermano menor, oficiara a modo de baqueano cicerone del joven de sangre real durante esas incursiones. El muchacho conocera a la juvenil y sensual Annie Elizabeth Crook, una modesta dependienta que a la sazn trabajaba en una confitera emplazada en la calle Cleveland. Los jvenes se convertira en amantes y la chica dara a luz una hija natural del aspirante a monarca a la cual se bautizara con los nombres de Alice Margaret. El posterior casamiento de sus padres en una iglesia catlica y con la presencia de Walter Sickert como testigo del novio y de Mary Jane Kelly asistiendo a la novia- concedera legitimidad al nacimiento de la pequea.

Que el futuro Rey contrajera matrimonio clandestinamente en una iglesia catlica y que su esposa plebeya hubiera engendrado una nia apta para aspirar al trono ingls era suficiente motivo para un gran escndalo y ese hecho constitua una razn de trascendencia como para que la Corona, enterada de tan anmala situacin, tomara cartas en el asunto y mediante la intervencin de la polica secreta a la cual se hara entrar en accin gracias a una gestin del Primer Ministro Lord Robert Salisbury, pretendidamente masn, separase mediante la fuerza a la pareja. Albert Vctor sera reprendido por su desatinada conducta. Annie, mientras tanto, quedara confinada en una institucin para enfermos mentales vctima de una manipulacin en su glndula tiroides y ya nadie ira a creerle si contaba la historia de su casamiento con el Prncipe, de la existencia de la hija de ambos y de los derechos al trono que sta tendra.

Estas maldades inflingidas contra la pobre Annie estaban supervisadas por el mdico real Sir William Withey Gull. Este hombre, igual que sucediera con Lord Salisbury y los altos cargos Charles Warren y Robert Anderson resultara sindicado de ser un elevado integrante de la masonera. La beba, mientras tanto, haba quedado bajo los cuidados de Mary Kelly, la mejor amiga de la infortunada Annie, y luego pasara a manos de sus abuelos maternos. Mary regresara a su Irlanda natal pero aos ms tarde volvera a Inglaterra y se dedicara a la prostitucin trabando amistad con otras colegas, a saber. Mary Ann Nichols, Annie Chapman y Elizabeth Stride. En el curso de sus beberajes por los bajos fondos del East End le contara a sus compaeras sobre la triste historia de su amiga Annie Crook enclaustrada en un hospicio para dementes, del casamiento clandestino de sta con el Prncipe y de la beb con presuntos derechos a la sucesin real.

Necesitadas de dinero creeran que un prctico camino para obtenerlo consista en chantajear a la casa real reclamando dinero por su silencio. Aqu aparecera en escena el Dr. William Gull contactado para que eliminara el peligro representado por las prostitutas alineadas contra la Corona. Las dos grandes pasiones de la vida del Dr. Gull eran la monarqua britnica y la orden masnica, y hara cuanto fuera preciso en salvaguarda de estas instituciones. Con la ayuda de un cochero cmplice, John Netley, pondra manos a la obra en su labor finiquitadota.

El mvil de Gull el Destripador? Su creciente insana producto de un accidente cardaco y cerebral le generara alucinaciones tan graves que le hicieron creer que al mutilar ritualmente a aquellas a quienes vea como enemigas estaba cumpliendo con su ineludible deber como estricto masn.

Resumen "Jack el destripador. La leyenda contina"

Jack. El asesino psicpata.

El hombre que aos despus se convertira en sospechoso de haber sido Jack el Destripador sinti que un escalofro le recorra la espina dorsal cuando taeron las campanadas de la crcel de Sing Sing. Su hora final haba sonado. Muy pronto los guardianes vendran a buscarlo para conducirlo al patbulo. Aunque alemn de nacimiento, y de fe catlica, nunca haba respetado los mandamientos cristianos ni, mucho menos, observado las palabras de las sagradas escrituras.

Pero aquella alborada, mientras feneca su ltima noche sobre la tierra, la haba pasado en constriccin recibiendo el auxilio espiritual de dos sacerdotes. Humilde, se haba arrodillado y vaciado su alma desahogndose ante los servidores del Seor. Qu enormidades les haba confesado? Los religiosos ahora tendran que cargar para siempre con sus terribles confidencias en acatamiento del secreto de confesin. O tal vez, ni siquiera ante stos el reo haba abierto en verdad su alma?

Ya era bastante la culpa conocida por todos con la cual cargaba: el asesinato espantoso de una pobre viuda. Muerte a cuchillo, sin piedad. Ahora la justicia norteamericana que lo haba atrapado no tendra conmiseracin para con l. Los guardias ya lo sacaban a rastras de su celda rumbo a la cmara del horror. Se sent en la silla elctrica sin oponer resistencia. Se quit los lentes entregndoselos a su sacerdote confesor preferido y le pidi que los guardase para que fueran enterrados junto con l.

El padre Bruder se mantuvo bien cerca suyo mientras lo amarraban con las correas. Los asistentes pudieron ver muy claras las lgrimas en los ojos del siervo de Dios. El condenado le bes la mano. Luego, esbozando una forzada sonrisa cmplice, hizo un gesto amistoso hacia el verdugo: Yo tambin he estado en el lugar en que t ests ahora pareca decirle. Y es que, despus de todo, tambin l haba sido verdugo de sus semejantes, y sin siquiera concederles un juicio previo justo, ni la menor posibilidad de defensa.

Wardem Sage, el ejecutor pagado por el Estado, le agradeci el saludo y se puso presto a su tarea. Le ajust los electrodos a la base del crneo y en la pantorrilla de la pierna derecha. El mdico de la prisin, doctor Irvine, se aproxim tambin. Cheque de un vistazo la situacin y se dio media vuelta dirigindose a Mr Davis, el carcelero encargado de aplicar la corriente elctrica.

Con un ademn adusto le indic que procediera. El funcionario baj la manivela y el primer impacto elctrico atraves por el cuerpo del ajusticiado. La corriente escal a mil ochocientos veinte voltios. Eran las 11 y 16 minutos de la maana del lunes 27 de abril de 1896. Tras treinta segundos, el voltaje descendi hasta los trescientos voltios. El circuito se apag e, instantes despus, volvi a encenderse atizando un segundo relmpago de otros mil ochocientos veinte voltios.

Eran las 11 y 17 minutos. El penado estaba muerto. Calcinado y humeante en las zonas donde sufri las descargas. Su rostro azulado delataba a las claras que la vida se le haba escapado definitivamente. Pero deba seguirse con el rito fnebre. Los forenses Irvine y Gibbs, hurgaron bajo la camisa del reo y palparon su pecho examinndolo con sus espectrmetros, tras lo cual con parcos movimientos de sus cabezas confirmaron el deceso. La menguada asistencia solt la respiracin trabajosamente contenida. A las 11 y 18 minutos Carl Ferdinand Feigenbaum, el asesino psicpata, fue declarado clnicamente muerto.

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Jack. El asesino satnico.

Jack el Destripador golpeaba repentinamente. Como si de un perverso y fulmneo ente emergido de la nada se tratase. Agreda a sus presas humanas y les inflinga una muerte atroz, sin que aquellas pudiesen oponerle la menor resistencia. Nunca haba testigos directos presentes durante los feroces ataques. Obraba con increble eficacia haciendo alarde de una desconcertante sangre fra y de un completo desprecio hacia el peligro, como si estuviese convencido de que jams ira a ser capturado. En alguno de sus asaltos, tal cual aconteciera en el homicidio de Catherine Eddowes, elimin a la mujer en las adyacencias de una plaza alrededor de la cual un agente policial practicaba una ronda regular cada quince minutos. An as le alcanz para diseccionar con certera minuciosidad al cadver y extirparle rganos. Estaba acaso protegido por fuerzas sobrenaturales? Era quizs un enviado diablico? Sus escalofriantes actos obedecan a un lgubre ritual? Preguntas anlogas a las arriba formuladas se agolparon en la mente de sus contemporneos, y de ello dio debida cuenta la prensa de aquel entonces. El nombre y los apellidos del demonaco personaje a quien algunos consideraron un homicida satnico responsable de esos crmenes era Robert Donston Stephenson, aunque tambin se lo conoca como Roslyn DOnston. Durante el ao 1888 haba estado entrando y saliendo del London Hospital de Whitechapel, donde se lo trataba a causa de afecciones psiquitricas. Se trataba de un gran mitmano y un empedernido bebedor. Podra este hombre haber constituido un criminal motivado por los extraos e incomprensibles impulsos destructores que se intuyen en las matanzas victorianas? El sujeto devino sindicado como posible culpable por el periodista William Thomas Stead, los escritores Bernard ODonnel y Mabel Collins, la Baronesa Vittoria Cremers, y por un detective aficionado y socio suyo que lo denunci. A su turno, l se involucr por s mismo en la historia del Destripador luego de acusar ante las autoridades a su mdico, el psiquiatra Morgan Davis. Robert Donston llena los requisitos inherentes a un desorientado que cree haber sido elegido como emisario de las fuerzas del mal. Fue un sospechoso contemporneo a las presuntas muertes ceremoniales, devino varias veces interrogado por la polica, y est comprobado que redact artculos periodsticos sobre magia y ocultismo. No obstante, el criterio mayoritario exteriorizado por los estudiosos en el asunto concuerda en que este individuo no calza los puntos adecuados para ser reputado como un sospechoso legtimo y, en general, su nominacin al efecto resulta desechada. Su huella se fue hundiendo lentamente en una oscuridad semejante a la que sign toda su existencia. Oscuridad de la cual slo lo sacaran ciertos ensayistas modernos en su bsqueda por resolver el mayor enigma criminal de todos los tiempos.

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Jack. El asesino inexistente.

Es sostenible la hiptesis de que en el caso de Jack el Destripador hubiesen participado sucesivos criminales oportunistas? Resulta creble que se haya tratado de ms de un perpetrador? Podran los victimarios no guardar relacin alguna entre s, desconociendo uno la identidad de otro y as sucesivamente? De haber acontecido as el feroz manaco en cuestin no habra tal como lo conocemos o creemos conocerlo- existido jams. Nos encontraramos literalmente hablando- frente a la situacin de un asesino inexistente, en la medida de que nunca se habra tratado de un nico matador sino del accionar independiente, y mediante secuencias autnomas, de sucesivos criminales, quienes fueron remedando en forma alternativa la metodologa y la parafernalia utilizada por un antecesor. Se ha sugerido que la atroz secuencia de homicidios victorianos se debi a la eclosin de una peculiar "epidemia" de criminales imitadores fomentada por el histerismo generalizado que la prensa provoc sobre la poblacin al poner a circular toda clase de nociones erradas en torno a cmo se consumaron los asesinatos. Tales extraas circunstancia se habran verificado no slo un vez lo cual sera cmodo imputar a la casualidad- sino en ms de una emergencia, avalando as la creencia de que un criminal oportunista habra hecho su macabro debut en escena.

Tomemos como ejemplo el deceso de Kate Eddowes cuya notable diferencia con los tres crmenes cannicos precedentes finc en que el rostro de esa difunta result salvajemente mutilado. Lo inslito fue que en das previos a este crimen otra muerte ms haba sido atribuida a la mano del mismo ultimador. Se trat del homicidio de una chica de nombre Jane Beadmoore, joven madre que llevaba una vida desordenada, quien en la noche del sbado 22 de setiembre de 1888 fue vista con vida por ltima vez y al alba del domingo se hall su cadver en una zanja de la localidad de Birttley Fell, Country Durhan, zona de minas emplazada al nordeste de Gran Bretaa. La fenecida sufri extensas mutilaciones faciales, idntico gnero de ataque que ira a reiterarse a los pocos das en el crimen de la plaza Mitre. Para la prensa esa muerte fue echada durante largo tiempo a la cuenta de las inferidas por Jack el Destripador. El homicida de esa joven su ex novio William Wadel, que la haba matado por despecho- fue pronto capturado y acept haber tratado de hacer creer que ese crimen perteneca a la secuencia del East End, y por ello practic las incisiones ventrales y extrajo rganos. El nico macabro aadido de propia cosecha de este perpetrador fueron los cortes faciales que infligi a la occisa, puesto que segn confesara a sus aprehensores- "no pude soportar como me miraba". Una semana despus Catherine Eddowes caera bajo el cuchillo de un asesino que realiz sobre su faz mutilaciones casi idnticas a las ejecutadas por aquel desenmascarado y confeso copy cat de la era victoriana.

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Jack el Destripador. Perfil psicolgico.

El inicial "perfilador" cuando an no se utilizaba ese trmino- contemporneo a los acontecimientos que ofreciera un retrato psicolgico sobre Jack el Destripador lo constituy el mdico forense Thomas Bond, profesional que expuso su informe diagramando el primer contorno cientfico buscando predecir las claves ntimas de quien se ocultaba tras el misterioso criminal de Whitechapel, y present sus conclusiones a requerimiento de las jerarquas de Scotland Yard. Segn el doctor Bond los cinco homicidios que luego dieron en denominarse "cannicos" fueron facturados por el mismo agresor, el cual no haba dado muestras de especial sapiencia tcnica a la hora de emprender las mutilaciones. No se habra tratado de un cirujano ni de una persona vinculada a la profesin mdica. El motivo de los homicidios le pareca que radicaba en un desenfrenado apetito sexual, pese a que las autopsias practicadas a las vctimas descartaban la presencia de fluidos seminales. Tal vez era impotente, o bien sufra dificultades para acceder al coito de manera normal. A partir de datos objetivos recabados en la escena de los crmenes y del anlisis de los cadveres el forense se anim cosa inslita para aquella poca- a dar su opinin sobre cual podra ser la personalidad del matador. A ste lo imagin como un individuo de mediana edad, costumbres prolijas y temperamento sosegado de quien sus vecinos jams sospecharan. Deba disponer de considerables ingresos econmicos y de un trabajo regular que le impeda cometer sus asaltos durante los das hbiles, lo cual justificaba que stos siempre tuvieron efecto durante los fines de semana. Algunos autores estimaron que el depredador era un reformista social desequilibrado, quien al matar prostitutas obraba en la creencia de estar cumpliendo una tarea de saneamiento, pero otros comentaristas negaron que tal idea tuviera asidero. En contraposicin a la tesis del "Jack reformista" se propugn la que caracteriza al asesino como un criminal de ndole sexual movido por la frustracin producto de su insignificancia personal y atormentado ante la falta de desahogo natural de sus deseos, lo cual lo aleja del perfil inherente a un reformista social paranoico o de un religioso pervertido. Pero la imaginacin popular se aferr a la imagen de un criminal de religiosidad enfermiza sometido, a su vez, por irrefrenables fuerzas de la naturaleza. De all nacera la hiptesis de la "locura lunar". Le correspondera al doctor Lyttleton Forbes Winslow, un reputado "alienista" postular la teora de la influencia lunar como origen y causa motora de las masacres. El facultativo hizo hincapi en la ocurrencia de un curioso fenmeno celestial: durante los cinco asesinatos nuestro satlite se hallaba cursando por su fase de luna nueva, o bien por su secuencia de cuarto menguante. En varios de los atentados la configuracin de los astros fue particularmente ominosa, como en la vspera del crimen de Annie Chapman donde los planetas Venus y Mercurio estuvieron en conjuncin con la luna.