Estudios Sobre EPS

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Estudios sobre EPS

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  • Estudios sobreEconoma Popular y Solidaria

  • Estudios sobreEconoma Popular y Solidaria

    Intendecia de Estadsticas, Estudios y Normas de la EPS y SFPS, edicin

    Jos Luis CoraggioRuth Muoz

    Carlos NaranjoHugo Jcome

    Mara Jos RuizJos Ramn Pez

  • Superintendencia de Economa Popular y SolidariaIntendencia de Estadsticas, Estudios y Normas de la EPS y SFPS (2013)Estudios sobre la economa popular y solidaria

    Superintendencia de Economa Popular y SolidariaAv. Amazonas 4430 y Villalengua, Edicio Banco Amazonas, 2do. pisoTelf.:(593 2) 3948840 ext. 600403Quito - Ecuadorhttp://www.seps.gob.ec

    InformacinIntendencia de Estadsticas, Estudios y Normas de la EPS y SFPSDireccin editorialIntendencia de Estadsticas, Estudios y Normas de la EPS y SFPS

    ISBN: 978-9942-07-477-5Diseo de portada e interiores: SEPS. Intendencia de Comunicacin

    e Imagen Corporativa / V&M GrcasImpresin: V&M GrcasPrimera edicin: octubre 2013Quito, Ecuador

    Las opiniones expresadas en esta publicacin son exclusivamente de los autores y nonecesariamente reejan el punto de vista, ni opinin que a respecto de los asuntos tra-tado posee la Superintendencia de Economa Popular y Solidaria del Ecuador.

  • ndice

    Presentacin ...............................................................................................7Prlogo.......................................................................................................9

    La construccin de Otra Economa como accin poltica ........................151. El proyecto de una economa social y solidaria .............................152. Las nuevas izquierdas ...................................................................213. La ESS y su relacin con la poltica ..............................................274. Las polticas pblicas (estatales y no estatales)

    para la ESS y su sentido ...............................................................34

    Finanzas convencionales y finanzas solidarias ..........................................411. Introduccin................................................................................412. Finanzas solidarias y economa social ...........................................423. Aclaraciones metodolgicas..........................................................464. Los ejes de comparacin y el anlisis comparativo en s ................485. Reexiones nales........................................................................776. Referencias bibliogrcas .............................................................80

    La naturaleza jurdica de la cooperativa y el acto econmico solidario.....831. Introduccin................................................................................832. Concepto.....................................................................................843. El acto solidario ...........................................................................904. Conclusiones ...............................................................................965. Referencias bibliogrcas .............................................................99

    El sector econmico popular y solidario en Ecuador:Diagnstico y modelo de supervisin ....................................................101

    Introduccin..............................................................................1011. Dos frentes de registro y supervisin del sector cooperativo

    previos a la SEPS: La SBS y la DNC..........................................1042 Ordenamiento del sector: Registro y relevamiento de.......................

    informacin de las cooperativas y asociaciones ...........................107

  • 3 Una primera fotografa del sector cooperativo ............................1194. Modelo de supervisin ..............................................................1335. Referencias bibliogrcas ...........................................................140

    Anexo 1. Proceso de transicin SEPS .........................................142Anexo 2. Registros depurados por fuente de informacin...........143

    Importancia del Balance Social para las organizaciones de laeconoma popular y solidaria: Desarrollo metodolgico de la SEPS ......145

    Resumen....................................................................................1451. Introduccin..............................................................................1462. Sistemas socio-econmicos.........................................................1473. Contextualizacin actual del sistema socio-econmico

    ecuatoriano: la economa popular y solidaria..............................1534. Cuanti-cualicacin de los resultados de interaccin

    socio-econmica ........................................................................1555. Balance Social, metodologa para la cuanti-cualicacin

    de la oikonoma, la economa social y la economa populary solidaria del Ecuador...............................................................157

    6. Proceso metodolgico de Balance Social desarrollado por laSuperintendencia de Economa Popular y Solidaria....................164

    7. Conclusiones .............................................................................191Anexo 1 .....................................................................................194Anexo 2 .....................................................................................196Anexo 3 .....................................................................................197Anexo 4 .....................................................................................198

    8. Referencias bibliogrcas ...........................................................198

    Apuntes para la historia del cooperativismo ecuatoriano .......................2011. Introduccin..............................................................................2012. Gazapos de historia....................................................................2023. Lo que pudo ser y no fue ...........................................................2054. Nombres, nombres ....................................................................214

  • Presentacin

    La Constitucin de la Repblica reconoce al sistema econmico comosocial y solidario e integrado por los sectores pblico, privado y popular y so-lidario. Al referirse al sistema nanciero, seala que cada uno de estos sectorescontar con normas y entidades de control especcas y diferenciadas, que seencargarn de preservar su seguridad, estabilidad, transparencia y solidez.

    En desarrollo del marco constitucional, el 10 de mayo de 2011 se pro-mulga la Ley Orgnica de la Economa Popular y Solidaria y del Sector Fi-nanciero Popular y Solidario (LOEPS) y, el 27 de febrero de 2012, suReglamento General, en los que se congura la institucionalidad para este im-portante sector econmico sustentndola en cinco ejes: rectora, regulacin,control, fomento y nanciamiento

    La Superintendencia de Economa Popular y Solidaria, como parte dela Funcin de Transparencia y Control Social, desde el 5 de junio de 2012 ini-cia el proceso de construccin institucional sustentado en un plan estratgicoy operativo perfectamente direccionado a la consecucin de nuestra visin ymisin, basndonos para ello en los pilares de: recursos, procesos, regulacin,control y ciudana. Por intermedio de los citados ejercemos las atribucionesencomendadas en los artculos 147 de la LOEPS y 154 de su Reglamento,entre ellas, controlar de las actividades econmicas y sociales del sector de laeconoma popular y solidaria y, velar por la estabilidad, solidez y correcto fun-cionamiento de las organizaciones que lo conforman.

    El cumplimiento de nuestras funciones demanda una permanente ac-tualizacin y conocimiento del sector, siendo necesario para ello la generacinde mltiples estudios interdisciplinarios fundados en la investigacin y el an-lisis del sector, que incluyan tanto la evolucin de su praxis como el desarrollode la teora que sustenta el campo de la economa social y solidaria.

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  • En base a ello, y a poco ms de un ao de nuestra creacin, tengo lasatisfaccin de presentar esta publicacin, compendio de diversos trabajos ela-borados por miembros de la entidad y por acadmicos invitados; todos ellos,siempre dispuestos a apoyarnos en el cumplimiento de nuestros compromisosinstitucionales, y a quienes hago llegar mi especial agradecimiento.

    En su contenido, este primer trabajo, que esperamos sea el origen deuna larga trayectoria de publicaciones de estudios sobre el sector de la econo-ma popular y solidaria del Ecuador, se integra por seis artculos, indepen-dientes pero complementarios entre s, para un mejor entendimiento delsector y que nos muestran parte de la teora sobre cmo debiera ser otra eco-noma con base solidaria (Jos Lus Coraggio), o un estudio comparativo entrelas nanzas convencionales y las solidarias (Ruth Muoz), los dos, investiga-dores de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS - BuenosAires); una caracterizacin del sector objeto de estudio (Hugo Jcome y MaraJos Ruz); el desarrollo del proceso metodolgico seguido para la elaboracinde nuestro modelo de Balance Social (Jos Ramn Pez); la naturaleza jurdicade la cooperativa y del acto solidario y, nalmente, unos breves apuntes sobrela historia del cooperativismo ecuatoriano y sus experiencias exitosas, ambosartculos elaborados por Carlos Naranjo.

    Con mucho compromiso y trabajo se han logrado sinergias importantesentre el equipo de la SEPS y varios acadmicos del Instituto del Conurbanode la UNGS, fruto de lo cual es el material que hoy presentamos y, del cualtenemos seguridad que ayudar a proyectar luz sobre el camino a seguir. Aspues, y reiterando m gratitud a todos los que han hecho posible y han sidoparticipes de esta primera publicacin, los emplazo a seguir trabajando con elmismo ahnco, mpetu, continuidad y perseverancia por un slido desarrollode la economa popular y solidaria del Ecuador que indudablemente pasa porsu supervisin y control.

    Hugo Jcome EstrellaSuperintendente de Economa Popular y Solidaria

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  • Prlogo

    La elaboracin del presente trabajo ha demandado, sin duda alguna,un arduo trabajo en el cual han colaborado diversas personalidades con distintogrado de reconocimiento acadmico y profesional sobre la temtica, diversidadque, en lugar de restar calidad al material que el lector tiene entre sus manos,no ha hecho ms que enriquecer el mismo en aras de integrar la primera pu-blicacin de estudios sobre la economa popular y solidaria efectuada por laSuperintendencia de Economa Popular y Solidaria.

    Desde los mismos orgenes del sistema capitalista, e incluso antes deque ste llegase a imponerse y convertirse en la opcin socio-econmica ma-yoritaria y perdurable en el tiempo por sobre otras concepciones de economa,ya se contaba con experiencias en cooperativismo, mutualismo y asociativismo,en diversos pases, principalmente de la vieja Europa. Sirvan como ejemplode estas experiencias: la no materializada idea de los Falansterios del francsCh. Fourier, como nos muestran Sanchez-Casas, C. y Guerra, F. (1973), ba-sados en la asociacin libre de personas y sus series apasionadas o de pasionesno reprimidas y si armonizadas; o como nos dice Cappelletti, A.J. (1990) losfracasos a ambos lados del Atlntico de su coetneo, el gals Robert Owen,con su colonia New Harmony en Indiana o con la cooperativa Queenswood,segn el propio Owen, fallos debidos al individualismo imperante en la pocay a sus ideas demasiado comunistas para esos tiempos; el Humanisferio deJoseph Djacque (muy similar al Falansterio de Fourier pero sin ninguna je-rarqua); la Utopa de Toms Moro y las utopas del viaje a Icaria de EtienneCabet o los poblados cuqueros creados bajo la ideologa de P.C. Plockboy anales del siglo XVI y comienzos del XVII y que algunos estiman como el ori-gen de los actuales kibuts judos.

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  • Sin embargo, no podemos pensar que solo en Europa existieron expe-riencias en cooperativismo en los siglos XIX y XX, pues como nos muestraCarlos Naranjo en sus Apuntes para la historia, ya en 1822 se habla de unaprimera experiencia de cooperativismo en Ecuador, aunque ocialmente laprimera se feche en 1919.

    La historia del cooperativismo, mutualismo, asociativismo y, en de-nitiva, de la unin libre de grupos de personas que, motivados por una repulsaal sistema socio-econmico basado en el individualismo, en la bsqueda de lasatisfaccin de sus necesidades y por las ganas e inters por vivir en sociedad,posee unos valores y principios rectores que pueden considerarse como uni-versales y que perfectamente reej K. Polanyi: solidaridad, reciprocidad, re-distribucin bajo simetra o centralidad, unidad domstica y planicacin.

    El primero de ellos, la solidaridad, es analizado por Carlos Naranjo enun artculo en el cual se centra en el acto solidario intrnseco y caractersticode las experiencias cooperativas y de su legalidad en el Ecuador. Para Naranjo,este acto posee una serie de componentes o caractersticas como que ha de ser:voluntario e igualitario, para todos los integrantes de la organizacin; unilate-ral, pues se produce entre iguales y sin contraparte (ocurre solo entre los so-cios); colectivo, al ser los propios integrantes de las experiencias quienesdeciden qu, cmo y para qu hacer; solidario, ya que actan bajo este prin-cipio para satisfacer sus necesidades; y, no lucrativo, pues no persigue la acu-mulacin, sino la satisfaccin de necesidades. As mismo, nos hace referenciaen diversas ocasiones a diferencias existentes entre la cooperativa (como em-presa o entidad representativa de la economa social) y la compaa (comoempresa representativa de la economa de capital). De este modo nos comentacmo actan una y otra en relacin con este acto solidario para: su constitu-cin como entidades, la composicin de su capital, los socios, la nalidad, etc.En denitiva, diferencias entre una entidad de la economa popular y solidaria,o economa social, y una de la economa de capital, argumento, este ltimo,que pasa a convertirse en el eje central y sobre el cual diserta el artculo quenos aporta Ruth Muoz, solo que la autora le incorpora la particularidad deestar centrado ste en una comparativa entre las nanzas convencionales y lasque ella ubica como solidarias.

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  • Para esta autora, las nanzas solidarias estn compuestas por un amplioespectro de experiencias (populares, comunitarias, cooperativas, micronanzas,ticas, de intercambio sin moneda), mientras que las convencionales apa-recen de una forma mucho ms compacta y homognea. As pues, y tras unasaclaraciones metodolgicas en la cuales queda patente que no tiene sesgo hacianinguna de ellas, Muoz nos resalta las relaciones dinmicas que existen entreambas formas de ejercer las nanzas, para nalmente, compararlas tomandocomo referencia diez ejes: 1) racionalidad econmica y su valores, 2) estructuraorganizativa, propiedad, gestin y tamao de las entidades, 3) brecha de in-gresos entre trabajadores y directivos de las entidades nancieras, 4) transpa-rencia y rendicin de cuentas, 5) perl de los usuarios, 6) productos y serviciosnancieros ofrecidos, 7) servicios no nancieros y lineamientos de la prcticaex post, 8) relacin con el sobreendeudamiento, 9) eciencia, costos operativosy relacin con las tecnologas, 10) comportamiento en situaciones de crisis.

    Si bien es cierto, la forma empresarial cooperativista es comnmenteaceptada como mayoritaria dentro de la economa social o economa populary solidaria, sta no es su nica forma de expresin o componente, aunque s elque ms se ha adaptado e integrado en el sistema socio-econmico imperanteen la actualidad. Si observamos los estudios de Malinosky o Mauss sobre lassociedades ancestrales, podemos ver cmo stas se regan por aquellos valoresque posteriormente seran detallados por Polanyi, pero de un modo tal que laasociacin de personas nunca sinti, ni tuvo necesidad de organizarse bajo unaforma empresarial, sino que, dichas personas, simplemente trataban de cubrirsus necesidades en colectividad y a travs de no muy complejos sistema de pro-teccin, hechos que originan todo lo que hoy conocemos como economa co-munitaria, popular, solidaria, etc., todas ellas incluidas, para el caso ecuatoriano,y por Ley, bajo la formalidad de la economa popular y solidaria.

    Ha de mencionarse que, tanto la economa social en el plano interna-cional, como la economa popular y solidaria en el nacional, han sido sectoresque tradicionalmente, se han mantenido en continua relacin e interaccincon los diferentes Estados, pues estos con bastante normalidad han mantenidouna actitud que puede calicarse de paternalista y asistencial hacia el sector,tanto en su vertiente formal como en la informal.

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  • En este sentido, el profesor Coraggio realiza un importante aporte consu artculo titulado La construccin de otra economa como accin poltica,a lo largo del cual nos comenta la posibilidad de construir otro modelo eco-nmico partiendo del debate de la racionalidad o irracionalidad del modeloactual; del paso que ha de darse en los agentes que intervienen en el proceso,para que se conviertan en sujetos; de los componentes utpicos pero necesariosque ste ha de tener; e incluso de la institucionalidad necesaria para el nuevomodelo econmico. As mismo y junto a lo anterior, el autor nos insta a co-nocer la historia para saber cmo y hacia dnde se ha de ir, a identicar losprocesos revolucionarios que se dieron en Amrica para cambiar la sociedady, los procesos asociativos que igualmente intentaron cambiarla y que poseancomponentes de la economa social y solidaria. As pues, de la unin de estasdos premisas, es decir, de la unin de un ideario de cambios que han de pro-ducirse para la creacin de una nueva sociedad y del papel desarrollado por lasociedad (revolucionaria o asociativa), Coraggio hace una relacin entre pol-tica pblica (no neoliberal y no solo ejercida por el Estado) y la economasocial y solidaria, cuya nalidad sea la cobertura de las necesidades, deniendopara ello unas Polticas Pblicas que han de estar, segn el autor, direccionadasa generar una ruptura con el utilitarismo de los agentes (que han de convertirseen sujetos de cambio) y a la creacin de una nueva institucionalidad.

    En relacin a lo propuesto por J.L. Coraggio, ha de mencionarse quepara el caso ecuatoriano, lo principal es conocer el sector y en esa lnea est eltrabajo que nos presenta Hugo Jcome y Mara Jos Ruz. Ntese que desde lacreacin de la SEPS, se ha tratado de caracterizar un sector que en un principiopareca desconocido, un sector del cual no se tena mucha informacin y laque se tena, no reuna la calidad suciente como para ser mostrada como able,de modo que, mediante diversos procesos de depuracin de datos contenidosen diversas bases, as como de la recopilacin de informacin suministrada porel Registro de Organizacin de la Economa Popular y Solidaria (ROEPS) y elsistema de Acopio de Informacin (ambos creados por la SEPS), se puede mos-trar cierta informacin able, segura y certera, sobre la composicin del sectoren la actualidad. Por otro lado, se pone nfasis dentro del artculo, en la im-portancia de la supervisin y control como un elemento fundamental que co-

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  • adyuva a la generacin de conanza, transparencia y credibilidad en este sectoreconmico, por parte de la sociedad en su conjunto y, con estos elementos ge-nerar el impulso necesario para su fortalecimiento y consolidacin.

    El resultado de la caracterizacin del sector nos suministra tanto al in-terior de la SEPS como al exterior, una valiosa informacin que ha de ser con-siderada como la primera proyeccin presentada desde una institucin pblicay que cuenta con el suciente sustento, como para ser divulgada con abilidad;informacin, adems, vlida entre otras cuestiones para aplicar nuestro modelode supervisin diferenciada, al cual se hace referencia en el artculo anterior-mente mencionado, as como para desarrollar la implementacin de la meto-dologa de Balance Social en la cual se encuentra trabajando un equipo de laSEPS.

    En este sentido, el balance social ha de ser entendido como aquella he-rramienta de uso peridico, que no necesariamente se confeccionar bajo lafrmula de un balance tradicional contable, sino como una presentacin deinformacin a travs de la cual se cuanti-cualica la responsabilidad social dela entidad, en mbitos como el medioambiental, el econmico, el cultural yel social, tomando como referencia una serie de principios y valores previa-mente establecidos y acordados (ACI, LOEPS...) relacionando estos con la vi-sin y misin de la entidad.

    Partiendo de esta denicin, el artculo que nos aporta Jos RamnPez nos presenta el proceso de trabajo seguido por la SEPS para la elaboracinde una metodologa propia de balance social que sea de posible aplicacin paratoda la economa popular y solidaria del Ecuador. Este artculo se inicia conuna diferenciacin entre los diversos subsistemas socio-econmicos de los cua-les se compone la economa global; subsistemas que segn el autor, motivany legitiman la necesidad de tener modelos de cuanti-cualicacin de los resul-tados diferenciados, pues, a distintos modelos con distintas nalidades, sehacen necesarias distintas metodologas. Hecho que sirve de trampoln parala presentacin del Balance Social como herramienta idnea para ser utilizadapor todas aquellas entidades que se ubican bajo el paradigma de la economapopular y solidaria, actuando bajo frmulas de oikonoma. Para nalizar el ar-tculo, el autor nos comenta como ha sido el desarrollo del proceso metodo-

    PRLOGO

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  • lgico, seguido para obtener las primeras macrodimensiones y dimensiones alas que trata de dar mesura el modelo.

    Para nalizar la publicacin contamos con un entraable recordatoriorealizado por Carlos Naranjo, a lo largo del cual, el autor nos hace unas pe-queas referencias a contadas experiencias del cooperativismo ecuatoriano queen su da fueron exitosas, experiencias que al da de hoy, por una u otra raznno continan vigentes, pero si deben ser materia de investigacin para escribirla historia del cooperativismo ecuatoriano.

    Como podr comprobar el lector, esta primera publicacin de la SEPScon estudios sobre la economa popular y solidara, abarca temas dispares perocomplementarios, temticas que, sin la menor duda, van a enriquecer un pos-terior debate y, aspiramos, sern gnesis de nuevos y futuros estudios. Una pu-blicacin que, por su contenido, contribuir a la consecucin de nuestra visiny misin, al tiempo que fortalecer nuestras relaciones con aliados tan impor-tantes en el panorama internacional y en el campo de la economa social, comola Universidad Nacional de General Sarmiento de Buenos Aires; una publica-cin que recoge parte de nuestro ideario, del trabajo realizado y alguna pro-yeccin. En denitiva, un trabajo que muestra tan solo parte de lo quepodemos hacer como Superintendencia, pero que comienza a dibujar un iti-nerario que pone de maniesto la importancia de levantar estudios sobre elsector, pues sin estos conocimientos extrados de una realidad concreta, nuestrotrabajo puede quedar desubicado.

    Hugo Jcome EstrellaSuperintendente de Economa Popular y Solidaria

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  • 1. El proyecto de una economa social y solidaria

    Si la compleja crisis global, con sus graves repercusiones nacionales ylocales es atribuible al funcionamiento de un sistema econmico de mercadolibre descontrolado, siendo el sufrimiento humano y el dao a la naturalezairreversibles es posible construir Otra Economa desde estas bases?2 Cmose hace eso? Quin lo hace? Porque al hablar de construir estamos diciendoque la economa actual no conducir, espontneamente, a Otra Economa,ms justa, socialmente ms eciente, basada en la libertad positiva y la inno-vacin social, en la reciprocidad. En suma, no emerger por s solo un sistema

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    1 Economista (UBA) y Magister Artium en Ciencia Regional en el Wharton Business School de laUniversidad de Pennsylvania. Investigador, docente universitario y profesional en el campo de la eco-noma en diversos pases. Autor de ms de 25 libros y 125 artculos.

    Este trabajo est basado en textos del autor del curso virtual Hacia Otra Economa, Instituto delConurbano, UNGS, 2012. Un trabajo previo relacionado con el temas es: Jos L. Coraggio, Es posibleOtra Economa sin (otra) poltica?, El pequeo libro socialista, Editora La Vanguardia, Buenos Aires,2005.

    2 Hemos propuesto la siguiente denicin de Economa: en su expresin ms profunda y abarcadora[para cualquier sistema social o comunitario; la economa de mercado es slo una posibilidad que se dio apartir del Siglo XX], es el sistema de principios e instituciones, normas y prcticas, que se da [no ocurrepor evolucin natural, es una construccin histrica] una comunidad o una sociedad de comunidades eindividuos para denir [son lo humano y la naturaleza recursos? En la India no lo son las vacas], movilizaro generar, distribuir y organizar combinaciones de recursos [no necesariamente escasos], con el n deproducir, distribuir, intercambiar y utilizar bienes y servicios que sean tiles para satisfacer, de la mejormanera posible y a travs de las generaciones [no decimos que sean mercancas, slo deben ser tiles, comoel alimento producido para el autoconsumo] las necesidades [que se establecen como legtimas; txicos, drogasdestructoras, bombas atmicas estn al menos en cuestin] de todos sus miembros [no slo de los que tienenxito].

    La construccin de Otra Economacomo accin poltica

    Jos Luis Coraggio1

    e

  • de principios, instituciones, valores y prcticas donde el inters individual in-mediato sea subordinado a la solidaridad en la accin, en el reconocimientopleno del otro y a la responsabilidad compartida por la vida de todos y la res-tauracin de la naturaleza.

    Para pensar un futuro posible es imprescindible un anlisis crtico delos sistemas institucionales presentes, con formas particulares, pero bsica-mente los mismos, en cada una de nuestras sociedades. Esto no quiere decirque hay que empearse en ver todo negativo, sino que no hay que ocultar conla indolencia, con mantos ideolgicos o con el predominio de intereses parti-culares, la realidad de las fallas y de los efectos no deseados de estos sistemas.El mismo anlisis crtico da bases rmes para pensar alternativas posibles y ac-ciones consecuentes. Cuando hablamos de transformacin no implica ne-cesariamente grandes trastrocamientos, pueden ser reformas fuertes como partede un largo proceso de transicin (como las que estamos presenciando en al-gunos de nuestros pases).

    Otro elemento importante son los componentes utpicos de nuestro ra-zonamiento. No decimos utopas, es decir un sistema social completo y pre-tendidamente perfecto, con sus instituciones preguradas (como fue lapropuesta socialista en su momento), sino elementos que nos orienten sobrela direccin en que queremos y es plausible que podemos ir. Esto est im-plicando un nosotros que, en muchos casos, an no existe con suciente po-tencia y auto-reconocimiento como para constituirse en sujeto colectivo deun proyecto de transformacin social de tal magnitud y complejidad.

    Componentes utpicos son los que, de realizarse, implican una socie-dad ms justa, una sociedad donde todos podamos convivir en libertad, condignidad y en paz, donde todos seamos solidarios. Esto es negar la irraciona-lidad de estas sociedades reales, que dejan que su economa las polarice des-truyendo su cohesin y la calidad de su sociabilidad, y que adems se erosioneirreversiblemente su base natural. Todo esto tiene que ver con la poltica.

    Hablamos de irracionalidad, desde qu criterio alternativo de racio-nalidad? La racionalidad reproductiva (Hinkelammert y Mora), es decir de laque orienta la accin segn el criterio de la reproduccin y desarrollo de la

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  • vida (reproduccin ampliada de la vida), segn una tica de la vida. Esto deninguna manera implica despreciar la racionalidad instrumental, segn la cualse acta adecuando los medios disponibles para lograr nes prejados, mini-mizando los costos o maximizando los resultados. En efecto, en muchas si-tuaciones tendremos objetivos mltiples y recursos escasos y habr quepriorizar nes y ser prudentes en el uso de esos recursos (pero no se har sinasegurar la calidad de esos nes en trminos de valores, de afectos, de la com-plejidad de consecuencias que resultan de una accin racional en este sentido).La racionalidad instrumental, por s misma, se desenvuelve en situaciones deescasez de recursos para lograr nes dados, sea para iniciar una guerra o paradar agua a todos. Y no cuestiona la escasez misma. La racionalidad reproduc-tiva se pregunta por qu hay escasez, partiendo de la base que es producida yno natural.

    Quienes practican formas de la Economa Social y Solidaria, una de lasvas para transitar hacia esa Otra Economa, se encuentran y lidian constante-mente con situaciones particulares en que, de una u otra forma, se niega la vida(pobreza, destitucin, subordinacin, estigmatizacin, contaminacin,), juz-gan esas situaciones como irracionales, consideran que son superables, y actanen consecuencia sobe sus causas inmediatas.

    Un salto en comprensin se da cuando se advierte que tambin es irra-cional el sistema econmico que genera esas negatividades, no slo en coyun-turas ocasionales sino de manera extendida y estructuralmente. Pero se debecompletar esa constatacin crtica con propuestas de Otra Economa, es decirotro sistema econmico, incluyendo las condiciones de su factibilidad. Estorequiere teora, sin la cual no se pueden sistematizar las experiencias, establecercorrelaciones y relaciones causales, ni comprender las situaciones que se en-frentan. Todo lo cual no es una cuestin de sabios ni de tcnicos con conoci-mientos superiores a los que se derivan de la prctica de los actores sociales.Adems se requiere capacidad de hacer plausibles, crebles, esas propuestas

    Se trata de superar la condicin de agentes de un sistema alienante yautodestructivo y constituirse conjuntamente en sujetos colectivos con capa-cidad y voluntad para pensar alternativas de accin, de institucionalizacin delos comportamientos econmicos bajo la primaca de la racionalidad repro-

    LA CONSTRUCCIN DE OTRA ECONOMA COMO ACCIN POLTICA

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  • ductiva. Y esto no est planteado como un valor subjetivo, como una cuestinde preferencias, que unos puede compartir y otros no. No es una mera moral,es una condicin necesaria de la vida. Es condicin para mantener y expandirla posibilidad de optar libremente qu vida buena persigue cada uno, cadagrupo, cada comunidad, limitados no slo por la escasez sino por el pleno re-conocimiento de las necesidades de los otros y la naturaleza.

    Como todo proceso social, esa Otra Economa deber instituciona-lizarse. Cules sern esas instituciones?Bajo qu condiciones y en cuntotiempo se puede llegar a tener esa Otra Economa? Son muchas preguntas,desafiantes y energizantes para quienes estn comprometidos con unmundo mejor y no slo con lograr su sueo personal de buena vida aunquesea a costa de la vida digna de otros. Se trata de un rgimen de Buen Vivir,de un Vivir Bien como plantean los pueblos indgenas, que incluya a todasy todos.

    En todo caso, tenemos que acordar que no habr soluciones universalesni perfectas, como suponen las propuestas del mercado total o de la planifica-cin total. Jugar la historia particular, la cultura de cada sociedad, de cadaregin, ser un proceso de aprendizaje. Consideramos que, lejos del la preten-sin colonialista de uniformar, la ESS debe ver la plurinacionalidad e inter-culturalidad como fuentes de enriquecimiento de la vida social y tambin dela economa. Tambin debe defender el derecho de cada pueblo a decidir de-mocrticamente, plenamente informada, lo menos alienada posible, qu so-ciedad (y qu economa) se quiere tener.

    En la definicin que dimos de economa decamos: que se da una so-ciedad. La opcin de la decisin colectiva, democrtica, consciente, es la quepropugnamos. Pero tambin son las sociedades las que pueden decidir, pordefecto, reproducir estas economas injustas y destructivas. Por ejemplo, a tra-vs de sus sistemas imperfectos de representacin social y poltica, de sus de-mocracias de baja intensidad, de admitir que medios monoplicos dedes-informacin que responden a intereses corporativos minoritarios formenla opinin pblica, sedimentando un sentido comn que ve como imposibleo muy penoso cualquier cambio importante (el fatalismo).

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  • En todo caso, un factor fundamental ser la voluntad poltica de lossujetos que, siendo crticos de la realidad actual, se proponen transformarla.Polanyi anticipaba, en base a una proyeccin de la historia que analiz, quelas sociedades, confrontadas con los efectos de la liberacin del mecanismo demercado, terminaran resistiendo en lo que llamaba segundo movimiento.Pero si esa resistencia no se procesa por instituciones al menos relativamentedemocrticas puede dar lugar a resultados catastrcos. Polanyi deca que laeconoma que corresponde a una sociedad plenamente democrtica es unaeconoma socialista. Tal vez hoy dira una economa social y solidaria.3

    Esa resistencia masiva y frontal implica haber llegado a situacionesde caos y crisis de la vida cotidiana casi totales, como, por ejemplo, las hi-perinflaciones o los ajustes estructurales brutalmente agresores de las mayo-ras. Situaciones extremas que no podemos alentar ni celebrar en nombrede que inducen al cambio, porque implican mucho sufrimiento humano yprdidas irreversibles de formas de vida. Tambin porque, en el intermedio,pueden dar lugar a acciones en defensa del sistema como fue el caso del fas-cismo en Europa y las dictaduras militares en Amrica Latina. Ahora bien,una cosa es la rebelin o insurreccin popular que puede derrocar un go-bierno (vanse los casos recientes de Ecuador, Bolivia, Venezuela y Argen-tina). Otra es poder impulsar y sostener un cambio en las estructuras depoder, tener o generar una propuesta alternativa y ser sujetos de su realiza-cin. Una larga prctica de ESS, el forjamiento de valores contrapuestos alos hegemnicos, la comprobacin de las propias capacidades de modificarel entorno, pueden ser un suelo frtil para estos momentos de reajuste defuerzas y expectativas. Pero no estamos diciendo que a fuerza de acumularprcticas micro-socioeconmicas, a nivel de la vida cotidiana, va a resultarotro sistema econmico por acumulacin.

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    3 En nuestra concepcin, las prcticas econmicas se adjetivan como sociales cuando no se danmecnicamente, autonomizadas de lo social, como en una economa de mercado, sino que estn regu-ladas y orientadas por el tipo de sociedad que contribuyen a sustentar y ellas mismas atienden a una di-versidad de motivaciones sociales adems del inters individual. La caracterstica de solidarias apelaa una caracterstica fundamental de esa sociedad: lejos de comportamientos competitivos impuestospor el dominio del poder o por efecto de estructuras fetichizadas, los actores sociales velan solidaria yconscientemente por una sociedad justa y por la inclusin de todas y todos en el conjunto de sus fases.

  • Cunto tiempo lleva construir una sociedad justa y una economa so-lidaria? Podramos conjeturar, para dar una idea de los tiempos, que no es ma-teria de dos aos, sino de veinte o treinta, el mismo tiempo que llevtransformar nuestros pases industrializndolos. Pero esto no es una verdaderaprediccin En todo caso, se pueden hacer esas predicciones, del mismomodo como se predice dnde va a estar la luna esta noche a las 10 PM?

    Siguiendo a Gramsci, las predicciones en materia social no son proyec-ciones mecnicas como ese ejemplo de la luna, sino que son anticipaciones deuna realidad que consideramos posible pero que, para que se cumpla, hay quetener sujetos colectivos actuando ecazmente con un proyecto social compartido.Ese proyecto, en lo fundamental, debe ser lgicamente coherente acerca de losprincipios sobre cuya base se institucionalizara la nueva economa. Por ejemplo:no es coherente proponer la absolutizacin del derecho a la propiedad privada yla del derecho a la vida al mismo tiempo.4 Cmo salir de esta contradiccin sinplantear una falsa opcin: o la propiedad privada o la vida? Puede resolverse,por ejemplo, admitiendo una pluralidad de formas de acceso a recursos y bienes,como plantean Duchrow y Hinkelammert.5 O no pretendiendo la abolicin delmercado ni de la propiedad privada, sino la regulacin del mercado en defensade la comunidad humana y su base natural, y la imposicin social y poltica deuna responsabilidad social a quienes detentan propiedades privadas.

    Podemos, seguramente, anticipar algunos rasgos de esas institucionesbsicas y una estrategia amplia, no rgida, como deben ser las estrategias. Unaestrategia que oriente las respuestas tcticas ante cada coyuntura que se vayadando en el proceso de accin poltica. Esa accin poltica ser progresiva ydesigual en sus ritmos, porque se propone algo tan ambicioso como transfor-mar la economa de modo que pueda aproximarse a la garanta de que se re-producir el ecosistema tierra y con l la vida digna de todas y todos. Se tratade algo sumamente complejo, porque no hay modelos institucionales ya listospara implementar y porque el punto de partida es una combinacin variablede situaciones y niveles de accin muy diversos. Tal diversidad comparte sin

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    4 Para armar esto hacen falta no solo ejemplos sino teora social.5 Ulrico Duchrow y Frank J. Hinkelammert, La vida o el Capital. Alternativas a la dictadura global

    de la propiedad, DEI, San Jos, 2003.

  • embargo el hecho de que el sentido comn est colonizado con el slvesequien pueda y que hay un cuadro institucional, incluso jurdico, que tiendea conservar el sistema que se quiere superar.

    2. Las nuevas izquierdas

    Pensar el futuro a partir de la constatacin del presente es necesario,pero tiene poco arraigo en la realidad y sus posibilidades si al pesar el presenteno incluimos la historia de lo actual.

    Hacia mitad del siglo pasado predominaba en las izquierdas la idea deque el poder poltico estaba radicado en el estado, y que construir Otra Eco-noma requera una intervencin externa al sistema de dominacin vigente.De paso tengamos presente que, aunque el lema no se haya planteado as, lode que Otra Economa es necesaria y posible tiene larga data en esta regin.Esa propuesta implicaba romper las reglas del sistema, por ejemplo, no ape-lando a procedimientos segn la democracia formal (elecciones, negociaciones,etc.) sino apelando a la lucha armada o la insurreccin dirigida por una van-guardia para tomar el poder (ocupar el estado) implantando una dictadurade las clases oprimidas.6

    Un cambio importante en esa concepcin fue la Revolucin en Demo-cracia de la Unidad Popular en Chile, con Salvador Allende a la cabeza (1971).Al no poder desplazar ese proyecto con sus fuerzas internas bajo un sistemademocrtico, la derecha apel al golpe militar apoyado desde Estados Unidos.Y le sigui la dictadura en Argentina (1976). En ambos casos se implant elproyecto del neoliberalismo antes que en los pases del Norte (recin ahora re-crudece en Europa). La ltima variante de aquella estrategia mencionada fuela de la Revolucin Popular Sandinista en Nicaragua (1979), que ya fue muyespecial, porque surgi de la lucha armada e insurreccional contra la tiranade la familia Somoza, no implant una dictadura, y abri la posibilidad de

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    6 Por supuesto hubo otras posiciones, como las de Gramsci y Maritegui, relevantes para lo que plan-teamos en este trabajo. Ver: Jos C. Maritegui, Siete ensayos de interpretacin de la realidad peruana,Ediciones el Andariego, Buenos Aires, 2005, y Jos Aric, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci enAmrica Latina, Puntosur, Montevideo, 1988.

  • una democracia participativa, pero tambin formal, al punto que el FrenteSandinista perdi las elecciones en 1990, acept el resultado y se retir del go-bierno, frenndose y en buena medida revirtindose el proceso de transfor-maciones econmicas.

    No vamos a ocuparnos aqu sobre por qu actualmente aquella pro-puesta poltica de la revolucin externa no tiene peso (a nuestro juicio no esuna opcin poltica para la ESS). En su Carta a las izquierdas,7 Boaventurade Sousa Santos dice: La izquierda es un conjunto de posiciones polticas quecomparten el ideal de que todos los seres humanos tienen el mismo valor yconstituyen el valor supremo. Eso la hace ampliamente incluyente, aunqueno puedan evitarse sectarismos parciales, y ojal que superables, en su interior.Estas no son cuestiones marginales. En el campo de la ESS, an compartiendodiscursivamente esa idea de izquierda, hay una diferencia fuerte entre: (a) sercomplementarios, compensatorios, contribuyendo a mantener una cuasi-co-hesin social y dando gobernabilidad a un sistema claramente injusto, y (b)ser crticos y tener la ambicin de construir democrticamente otras socieda-des, basadas en Otra Economa. En la contraposicin de proyectos polticos,an si hubieran vanguardias, no se podr avanzar con rmeza sin que el pue-blo plenamente informado delibere, considere las opciones, logre un consensoy asuma el contenido y el modo de generar las transformaciones desde el in-terior del sistema actual.8

    No se trata entonces de que una vanguardia de intelectuales o dirigentessociales y polticos disee las instituciones de la nueva economa como mode-los puros ya-listos-para-implementar y busque adeptos que los asuman. Esefue, durante mucho tiempo en Amrica Latina el caso del socialismo estatalque tena como paradigma al sistema institucional de la URSS o, posterior-mente, de Cuba.9

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    7 Boaventura De Sousa Santos, Cartas a la Izquierda, en J. L. Coraggio y J-L Laville (Org), HaciaOtra Economa. Debates para una izquierda del siglo XXI [Ttulo tentativo, en proceso de edicin](http://www.boaventuradesousasantos.pt/pages/pt/opiniao.php).

    8 Sobre el concepto de pueblo, ver: Ernesto Laclau, La razn populista, Fondo de Cultura Econ-mica, Mxico, 2005.

    9 Es importante recordar que el mismo Fidel Castro aconsejaba a los comandantes Sandinistas queno pretendieran replicar la experiencia cubana como un modelo.

  • Para bajarnos ya de la jerga revolucionaria, dentro de la caracterizacinque hacemos de propuestas institucionales rgidas puede caer tambin unaversin del asociativismo. Una que propugne que solo desde la expansin dela sociedad civil se puede asegurar una sociedad democrtica, justa, con li-bertad, solidaridad y, por tanto, construir Otra Economa. Jean-Louis La-ville y Allain Caill, que no caen en ese reduccionismo, planteanresumidamente:10

    A. Las asociaciones son la esperanza para la democracia y para encontrarnuevas formas de accin econmica que puedan liberarse del dominiodel mercado y del estado.

    B. Hay una diversidad de asociaciones que tienen ms notoriedad, las quehacen pblicas grandes reivindicaciones: de los sin trabajo, de los sintecho, de los enfermos de SIDA, de los indocumentados, de los discri-minados por sexo, edad, etnia, etc. Son asociaciones reivindicativas quetienen incidencia sobre la opinin pblica pero dentro del mismo sistemainstituido. Pero adems es preciso desarrollar otro tipo de asociaciones,que encaren la construccin a largo plazo de nuevas formas de sociabili-dad, con el objetivo de construir un sistema de asociaciones de aso-ciaciones que instrumentalicen al estado y al mercado y no a la inversa.En resumen, otro sistema social.

    C. En esto es crucial la cuestin de qu percepcin tienen de s mismoslos asociacionistas: se ven como un complemento al sistema de mer-cado con estado o como una alternativa?

    Lgicamente, una variante ya existente y de larga data de este tipo depropuestas es el cooperativismo-mutualismo. Hay una gran variedad: de con-sumo, de crdito, de produccin, de trabajo, de comercializacin, pero tam-bin otras que atienden directamente a necesidades sociales: centros de cuidadode diversos tipos, cooperativas de gestin del hbitat, mutuales de servicios desalud, de seguridad social, centros culturales, etc. Puede proyectarse la idea de

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    10 En una publicacin de la revista MAUSS (Movimiento Antiutilitarista de las Ciencias Sociales,que se titula: La asociacin, es la nica solucin?, La Dcouverte/MAUSS, Pars, Nro. 11, PrimerSemestre, 1998.

  • que, mediante la reproduccin y articulacin de ms y ms cooperativas sepuede avanzar hacia un mundo de cooperativas interrelacionadas en diversosniveles de representacin y coordinacin, con mercado y con estado, pero dondeel sistema cooperativo y sus valores predomina sobre esos otros dos modos de(re) distribucin y coordinacin econmica. En la realidad, para tomar laforma econmica ms institucionalizada, el cooperativismo es heterogneo;hay corrientes que no postulan ninguna de esas variantes de transformacin,sino que administran los recursos particulares que logran en el mercado, conla vista puesta en ser tan competitivas y modernas como las empresas de capital(economicismo en el sentido formal de la economa).11

    Si ubicamos este tipo de organizaciones (asociaciones, cooperativas,mutuales) en la sociedad, son parte de la sociedad civil, junto con las ONGs,las iglesias, los grupos de presin poltica que representan sectores corporativos,los medios de comunicacin de masas, las instituciones educativas, y as si-guiendo. La sociedad civil se articula con la sociedad poltica o estado en sen-tido restringido los partidos polticos, los tres o ms poderes de gobierno(aparato de estado), las fuerzas armadas para constituir lo que Gramscillama el Estado ampliado. Por otro lado, el mercado y la vida cotidiana de laspersonas, familias y comunidades quedan fuera de ese estado ampliado.12

    Un dilema recurrente dentro de las teoras y prcticas de la ESS es elsiguiente: el impulso, la iniciativa, deben partir y permanecer dentro de unasociedad civil autnoma y evitar que el estado dirija, controle, o subsidie dediversas maneras a las organizaciones de la ESS? Paradojalmente, una respuestapositiva a esta posicin puede llevar a una dependencia de las fuerzas del mer-cado, donde los emprendimientos solidarios deben buscar sustentarse compi-tiendo con las empresas de capital. Otra posicin es que slo desde el estadoes posible propiciar cambios estructurales que suponen grandes desplazamien-

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    11 En el caso de Ecuador, al discutirse la Ley de Economa Popular y Solidaria, los representantes delas cooperativas se resistan a ser incluidos como organizaciones econmicas populares, alegando queeran empresas. En el caso especco de las grandes cooperativas de crdito preferan pasar al rgimende las entidades bancarias privadas. Finalmente quedaron incluidas en la ley.

    12 Sobre la necesidad no solo de denir la relacin estado/sociedad sino de redenir el mismo estado,ver: Boaventura De Sousa Santos, Reinventar la democracia. Reinventar el estado, CLACSO, BuenosAires, 2005, 97 p.

  • tos de recursos (tierra, crdito, conocimientos, etc.), transformaciones en elsistema jurdico, reconocimiento formal de actores sociales colectivos, etc.

    Como muchas veces pasa, este es un falso dilema. No hay que elegir.En principio sera preferible que la iniciativa est en la sociedad civil, pero elestado debe acompaar y apoyar las demandas de recursos materiales, de po-lticas sociales y econmicas, de legislacin, etc. a favor del crecimiento de unsector orgnico de emprendimientos econmicos autogestionados por sus tra-bajadores. Por otro lado, puede darse una situacin como la de la RevolucinBolivariana en Venezuela, en que el estado toma una posicin protagnica, loque puede justicarse por la debilidad histrica de su sociedad civil y a con-dicin de que uno de sus objetivos sea abrir espacios pblicos para el desarrollodemocrtico de organizaciones autnomas. En esto es fundamental tener pre-sente la historia de la relacin estado/sociedad y el imaginario social decantadoacerca de las funciones del estado (proveedor unilateral de recursos o garantedel sistema de derechos humanos).

    No es posible decidir estas cuestiones de manera apriorstica y para todotiempo y lugar: depender de la coyuntura social, econmica y poltica, de lasituacin concreta de partida de que se trate, de las voluntades polticas des-plegadas. Por ejemplo, como se dijo antes: depender de qu autopercepcindel sentido de lo que hacen tienen las asociaciones, o de cmo se ubica hist-ricamente la ESS en el imaginario social, pero tambin en los medios de co-municacin privados y estatales y, sobre todo, de que percepcin tienen lossectores populares sobre esa opcin.

    Esto no implica caer en un relativismo sino en la responsabilidad quedeben tener quienes hacen propuestas sin vender ilusiones, lo que implicahacer un anlisis concreto de cada situacin concreta (Gramsci). La polticademocrtica se basa tanto en una crtica del sistema imperante, como en lacapacidad de iniciar y/o continuar un proceso poltico en que se vaya avan-zando con pequeas, medianas o grandes transformaciones. Y esto debe ha-cerse en base al consenso activo de los actores de esos cambios, consolidandoal mismo tiempo sujetos colectivos, es decir que tales actores se asocien enbase a proyectos sociales y/o polticos compartidos.

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  • Creemos que se trata de buscar amplias alianzas de sectores y movimientossociales diversos para una confrontacin difcil y en varios niveles, desde lo co-tidiano hasta las polticas pblicas, desde lo inmediato hasta lo estratgico,que enfrenta no slo fuerzas materiales poderosas polticas y econmicas-sino un sistema de hegemona cultural y colonizacin del sentido comn, in-cluso el de los actores de la ESS. Se requiere una cuidadosa autovigilancia parano quedar atrapados en la hegemona del mercado capitalista en nombre delpragmatismo (como cuando se acepta el concepto empresarial de eciencia).Se requiere una apertura de miras, capacidad para observar, comprender yaprender colectivamente, evitando los productos enlatados (como el meto-dologismo al que se reducen muchas cartillas) y el vanguardismo. Se requieremilitancia y mstica, aprender a or y a suscitar la comunicacin horizontal,evitar reproducir la cultura de los expertos). El pensamiento crtico no seaplica slo a la realidad del capitalismo y a los discursos y acciones de otros.Se aplica directamente a nuestras propias prcticas. Y es tan importante apren-der de los errores como de los xitos. La sistematizacin crtica de las expe-riencias ms relevantes en la historia de cada sociedad es fundamental. No setrata slo del usual intercambio de experiencias.

    En esto, la teora cumple un papel muy importante, pues provee unmarco sistemtico de interpretacin que se vincula, pero no queda suturado,con las prcticas. Nos permite pensar en totalidades que no se pueden experi-mentar directamente aunque sus efectos sean reales, y contribuir a discriminarresponsablemente qu es posible y qu es imposible. Las utopas orientan lasteoras y estrategias, pero si se pretende hacerlas realidad institucionalizndolasson destructivas. De esto son claros ejemplos tanto la utopa del mercado per-fecto como la de la planicacin perfecta.13 Por otro lado, en el campo del co-nocimiento sobre la sociedad no hay paradigmas al estilo de las cienciasnaturales.14

    En todo caso, desde una perspectiva crtica, las teoras no contienenrespuestas universales para todos o cada caso (como pretende el neolibera-

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    13 Ver: Franz Hinkelammert, Crtica de la razn utpica, DEI, San Jos, 1984.14 Un ejemplo es la contraposicin entre la teora formal (neoclsica y su heterodoxia) y la teora sus-

    tantiva (desde Karl Polanyi en Adelante). Ver: Karl Polanyi. Textos escogidos, UNGS/CLACSO, LosPolvorines, 2012.

  • lismo), y su vinculacin con las prcticas tiene que ser mediada por la consi-deracin del punto de partida. Esto exige inicialmente reconocer los sujetosexistentes o potenciales y las diversas prcticas econmicas que se diferenciano pretenden diferenciarse de las hegemnicas y se ponen del lado de las ma-yoras victimadas por los sistemas. Exige tambin hacer el intento de claricarel sentido de tales prcticas a travs de la crtica, a veces apoyada en marcosconceptuales abstractos pero que encuadran de manera consistente el pensa-miento.

    3. La ESS y su relacin con la poltica

    Estamos en un momento de transicin epocal (cambio de estructuralmateriales pero tambin de poca, de cultura, de valores, de teoras) en queno hay paradigmas15 sobre la sociedad como un todo, ni tericos ni empricos,ni cientcos ni utpicos, y pretender instaurar a partir de algn tipo de mo-delos institucionales no ayudara a las transformaciones que se supone que es-tamos buscando desde la ESS. Por ejemplo, hay que guardar recaudos con lasleyes de Economa Social (ECOSOC), de Economa Solidaria (ECOSOL) ode ESS pues, si tipican muy estrictamente, tanto quienes son los actores delas prcticas sobre las cuales se legisla como cules son los instrumentos de quedispone el estado, estarn congelando un proceso de innovacin que est lejosde haber cristalizado, que an est en estado magmtico.

    Nos movemos, entonces, en un campo ambiguo, y eso no es malo eneste momento de grandes trastrocamientos de lo que la mayora considerabaun sistema estable y, por tanto, perdurable. Sistema que inclua determinadasformas de resistencia en su interior (lucha sindical, reforma) o iba acompa-ado de los intentos de transformacin desde afuera (revolucin). La cr-tica de la modernidad nos permite hoy advertir que esas formas de lucha eranpropias de la misma modernidad, y siendo que ahora est en cuestin (as

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    15 Por paradigma social no nos referimos a alguna propuesta con pretensin paradigmtica, sino auna que es asumida por una gran comunidad de actores sociales y polticos. En el campo de la ESS es-tamos en un momento de ejercicio del pensamiento crtico y de exploraciones y aprendizajes sobre lasopciones de accin.

  • como el patriarcado, institucin histricamente ms amplia que la misma mo-dernidad) emergen nuevas formas de pugna social.

    Esto es lo que nos lleva a tematizar la relacin entre poltica y ESS, algomuchas veces confundido con la relacin entre estado y ESS. No tratar esa re-lacin explcitamente es una debilidad terica e ideolgica que limita innece-sariamente el potencial de la ESS. Tal debilidad es funcional al proyectoneoliberal, que s es poltico, pero regresivo o conservador (no es de izquierdaen el sentido de Boaventura de Souza Santos). Una razn de la ecacia delproyecto neoliberal ha sido, justamente, lograr que la poltica fuera reducidaa la mera gestin pblica de lo existente, dejando o impulsando que el mercadoprodujera una sociedad cada vez ms cercana a la sociedad de mercado. Es decir,una sociedad donde cada uno depende y se identica con sus logros materialesindividuales, donde justicia se dene como la aproximacin a una situacinde equilibrio de mercado donde ya nadie puede mejorar su posicin sin em-peorar la de otro, aunque haya una extrema desigualdad; o que se considerajusto que cada uno sea legtimamente propietario de todo lo que consiga consu ingenio, incluso si explota el trabajo de otros, agota especies o induce alconsumo innecesario de drogas.

    Al ser vista por otras corrientes de la ESS como poltica o politizada,es decir, demasiado alternativista, una ESS crtica (tercera corriente de la ESS)16

    aparece como atribuyendo o exigiendo un exceso de signicado a la generacinde formas econmicas solidarias: no slo se tratara de resolver los problemasde una persona o grupo sino de cambiar estructuralmente su contexto.17 Dehecho, todas las prcticas de la ESS tienen algn encuentro con el poder en unsentido amplio, pues todas pueden cambiar la vida cotidiana de personas con-cretas a travs de una cuota mayor de capacidad de iniciativa y opcin indivi-dual. Pero a eso no lo llamamos poltica. Tampoco llamamos Poltica a lagestin pblica de sistemas complejos (como las polticas estatales). Ni a la

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    16 Jos L. Coraggio, Las tres corrientes vigentes de pensamiento y accin dentro del campo de laESS. Sus diferentes alcances. (indito), 2012.

    17 Aunque limitada a la relacin entre la primera y la segunda corriente, puede encontrarse una dis-cusin sobre esto puede encontrarse en: Economa y poltica. Sobre la sostenibilidad de los empren-dimientos mercantiles de la economa social, en J.L. Coraggio, Economa Social, accin pblica ypoltica, CICCUS, Buenos Aires, 2007.

  • disputa por ocupar posiciones de poder estatal. No debemos confundir lo po-ltico con la gestin de lo pblico, ni la Poltica con las polticas (en ingls sedistinguen politics y policies).

    Poltica, en un sentido no vaciado por el neoliberalismo, implica accinpara la transformacin de sistemas sociales, con un proyecto de sociedad de-mocrtica, solidaria, racional en trminos de asumir el imperativo tico de lareproduccin y desarrollo de la vida de todos. Esto no es resultado de prefe-rencias morales sino de la necesidad objetiva de preservar la vida para que hayasociedad.18 Partiendo de las sociedades existentes, esto implica acciones estra-tgicas asumidas por un sujeto colectivo, un nosotros, que es parte de las ta-reas de la poltica construir, porque no est predeterminado desde el senomismo del capitalismo como postul una versin de la izquierda marxista (laclase obrera como el sujeto histrico). Podemos parafrasear a Serrat: no haysujeto, se hace sujeto al andar.

    La reticencia a politizar lo social y lo econmico es probable que sesupere no tanto por la subjetividad de discusiones ideolgicas como por la ob-jetividad de las mismas prcticas. En efecto, en la medida en que realmente sebusca armar las nuevas formas econmicas en un contexto de sociedad capi-talista de mercado hay que avanzar hacia lo poltico, por la misma naturalezade las cosas en sociedades complejas.

    Porque lo nuevo y progresivo, para ponerlo en trminos simples, puedeevolucionar de dos maneras:

    A convirtindose en una forma integrada, funcional para el sistema dentrodel cual se pretendi innovar socialmente en sentido progresivo. Pro-gresivo implica: ms seguridad, ms justicia, ms igualdad, ms liber-tad, ms democracia, ms solidaridad. Volverse funcional implica queya no se es contestatario del sistema (como implica no aceptar el des-empleo estructural o la exclusin masiva o el extractivismo19), sino que

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    18 Ver: Franz Hinkelammert y Henry Mora, Economa, sociedad y vida humana. Preludio a una se-gunda crtica de la economa poltica, UNGS/ALTAMIRA, Buenos Aires, 2009.

    19 Dada la actualidad de la discusin sobre esto, creemos necesario distinguir entre la relacin de laeconoma con la naturaleza, donde sta es vista como un depsito de recursos que pueden extraerse

  • ahora hay conformismo porque se cree tener asegurada la reproduccinde un grupo particular. Habr sido ste el caso del cooperativismo ins-titucionalizado? No es el caso de quienes propugnan un capitalismocon rostro humano o salir del capitalismo salvaje reinstaurado por elConsenso de Washington para volver al estado desarrollista?

    B desarrollndose, necesitando expandirse y complejizarse, en continuapugna con estructuras para las cuales se puede ser disfuncional, com-pitiendo por el sentido de la vida en sociedad, ampliando los lmitesde lo posible, planteando que lo actual no es ni estable ni deseable, nimucho menos inevitable. Y que, adems, es destructivo de la vida hu-mana as como, ms ampliamente, de la naturaleza. Este modo de ar-macin no sera un modelo de decisin ntido y predeterminado:sujeto-objetivo sistmico-accin conducente sino un abanico de de-cisiones, principios y valores, como puede verse en la confusa y mag-mtica serie actual de movimientos de resistencia y experiencias de queotro mundo es posible.

    Hoy estamos inmersos en un sistema hegemnico, donde no es solo lafuerza bruta militar la que nos domina, sino el convencimiento de que no se pue-den cambiar las cosas. Lo que se ha llamado el pensamiento nico, sostenidopor un sentido comn legitimador del sistema existente que nos inhabilita para in-ventar o escuchar con simpata riesgosas propuestas de accin transformadora.

    Pero nada es blanco o negro. Las resistencias y sus eclosiones (inclusoderrumbar un gobierno) tambin pueden ser funcionales al sistema que lasprovoca, porque cumplen la funcin de avisar que se estn propasando los l-mites de lo aguantable (masas de gente sin pan, sin techo, sin trabajo, agota-miento de recursos esenciales para la produccin o directamente para la vida)y advierten la necesidad de algunos cambios (cambiar un poco para que nocambie nada). Por ejemplo, cuando se plantea, como lo hacen algunas corrien-

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    para producir, y otra que llega a ver a la Naturaleza como un sujeto con derechos (Constitucin delEcuador). A nuestro juicio, esta ltima posicin no signica que toda extraccin de recursos naturaleses ticamente vedada, sino que debe ser democrticamente considerada por la sociedad, atendiendo alprincipio de reproduccin ampliada de la vida de todos intergeneracionalmente, principio que debeoperativizarse ante cada disyuntiva particular.

  • tes que se ubican bajo el paraguas del desarrollo sustentable, que es posible ra-cionalizar la civilizacin industrial para que no llegue al punto de destruir lavida en el planeta. Al hacerlo, ocultan o no advierten que es intrnseco a estacivilizacin el ser innovadora y productivista sin lmites,20 as como el ver enla naturaleza un reservorio de recursos a extraer y transformar. Desde Schum-peter sabemos que las innovaciones pueden ser positivas o destructivas. Lacuestin es cul es el balance y sus tendencias. En este momento se maniestacon fuerza su lado destructivo, que no puede ocultarse por las dicultades ex-perimentadas para continuar con ese proceso de revolucin tecnolgica. Enconsecuencia, esa corriente llamada de economa verde propone, una vez re-conocido que tales recursos son limitados21, que hay que perfeccionar su mer-cantilizacin, habilitando la formacin de un precio a su extraccin, de modoque el mercado pueda advertir con anticipacin de esos lmites a los decisores(Ej: la compra-venta de permisos de contaminacin).

    Pero tambin la resistencia puede no ser funcional. Lo que Wallersteiny Samir Amin llaman movimientos antisistmicos, contrahegemnicos,como la resistencia de los pueblos originarios al colonialismo, o de ciertas ver-tientes ecologistas a la irracionalidad destructiva de la naturaleza, o de algunosmovimientos feministas al patriarcado, proponiendo, estos y otros movimien-tos, el Buen Vivir o el Vivir Bien.

    Qu es una lucha contra-hegemnica? Tiene un fuerte componentecultural, de contra-cultura dominante, de develamiento de los sentidos queestn ocultos tras muchas de las prcticas institucionalizadas, de ejercicio ydesarrollo de una subjetividad crtica. Esto incluye, entre otras cosas, lidiarcon conceptos, nociones, criterios con pretensiones de verdad o ecacia. Perocuando decimos crtica no quiere decir dedicarse a criticar al sistema (en elsentido usual de la palabra), sino libre para analizar la realidad, para pensar yplantear alternativas concretas de accin individual y colectiva, mostrando suecacia y aprendiendo de los intentos fallidos, hacindolas plausibles, crebles.Otro hacer, con otros horizontes, para Otra Economa, para otra sociedad.

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    20 Ver Moishe Postone, Postone, Moishe, Tiempo, trabajo y dominacin social. Una reinterpretacinde la teora crtica de Marx, Marcial Pons, Madrid, 2006.

    21 Ver, por ejemplo: Informe de Roma, Los lmites del crecimiento, 1972, con varias actualizaciones.

  • En la ESS nos encontramos con el sentido comn legitimador del sis-tema imperante como condicin inicial adversa (prdida de autoestima, des-valorizacin de las propias capacidades, acciones oportunistas, pragmatismo,imposibilismo, justicaciones de la injusticia,). Es importante comprenderque esta visin fue construida a lo largo de 30 aos de neoliberalismo. De estono se sale con mero discurso. La teora ayuda, pero se necesita mostrar emp-ricamente la posibilidad de formas superiores de integracin a un proyecto devida compartido, problematizar el sentido comn incorporando nuevas prc-ticas, nuevos hbitos, nuevas concepciones del mundo, como generadoras deseguridad.

    Ni se puede materialmente, ni tendra el apoyo social necesario, pre-tender implementar un nuevo sistema econmico (que, por lo dems no sa-bemos cmo sera efectivamente).22 De lo que se trata es de pensar estrategiasy tcticas dentro de un proceso abierto de transicin, siempre en contradiccincon este sistema opresivo e injusto. Eso s, con un eje-horizonte vertebrador:mostrar empricamente que se pueden resolver mejor las necesidades cotidianasde las personas y comunidades, ir ganando en organicidad al nivel meso, trans-formar progresivamente las estructuras econmicas donde se generan y distri-buyen las bases materiales para la vida. Esas estructuras no son meramentetcnicas y por tanto sujetas a la racionalidad instrumental, sino que son signi-cativas, con valores, relaciones sociales, sentidos y culturas que operan efectossobre la subjetividad. Por ejemplo, si no se trasforma la subjetividad, puedeverse como suciente el mero cambio de las proporciones de la desigualdad,mediante la redistribucin del ingreso a travs de bonos de asistencia a los mspobres. An as, estos pueden seguir dependientes clientelarmente de esa ayudao verse como sujetos de derecho. Siendo muy importante la redistribucin deingresos, si no se asume correctamente no generar otra relacin entre socie-

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    22 La reciente declaracin de la RIPPES-LAC en el V Encuentro Latinoamericano y Caribeo deEconoma Solidaria y Comercio Justo, realizado en Ro del 11 al 13 de junio del 2012 dice: en nuestrascomunidades, regiones y pases, practicamos iniciativas econmicas en diversos sectores y con distintas meto-dologas, que apuntan a nuevos modelos de desarrollo y de sociedad, en la que la vida, la pluralidad, lajusticia social y ambiental denen una economa incluyente diferenciada de la economa del capital. La eco-noma solidaria es un movimiento social que debe contribuir en la consolidacin de la democracia poltica yeconmicaLa relacin entre accin econmica y poltica constituye una caracterstica de la Economa So-lidaria en el propsito de superacin del capitalismo.

  • dad, poltica y economa. En esto hay que tener en cuenta la inercia de la con-cepcin keynesiana de que la redistribucin de ingresos y sus formas es prin-cipalmente necesaria como componente impulsor del dinamismo econmicocapitalista.

    Vale insistir en que todo proyecto social, para ser movilizador y durable,tiene que ser ampliamente participativo en su diseo e implementacin, parti-cularmente por quienes seran los beneciarios-objeto, devenidos en sujetos.Aqu es importante recordar la diferencia entre agente, actor y sujeto. El agentees quien acta de acuerdo a las pautas que le marca su posicin en la estructurade relaciones dentro de la cual se mueve. Esas pautas le indican qu hay quehacer o qu se espera que haga en una situacin determinada (que puede for-malizarse como en el ya mentado caso de las cartillas mecanicistas). Lo hacepor lo que Bourdieu llam habitus, por costumbre, por la internalizacin de laecacia de determinadas prcticas (como comprar o vender, o trabajar, o des-empearse como maestro o estudiante, o buscar empleo, por ejemplo). Elagente, sin proponrselo, reproduce las estructuras dentro de las que acta.

    En cambio, el actor es consciente de la existencia de las instituciones,de sus lmites y posibilidades. Puede moverse dentro de los mrgenes de accinque toda institucin permite. As, puede practicar el comercio justo, puedepagar salarios dignos a sus empleados, puede ser un maestro que ve a susalumnos como co-productores de conocimiento y no meramente receptorespasivos, puede incorporar a las prcticas de asistencia una dimensin de pro-mocin de las capacidades y posibilidades de autoempleo asociado, de pro-mocin de los derechos sociales, etc. De ese modo, progresivamente y sinproponrselo, puede ir construyendo variantes de las instituciones que puedendevenir en nuevas instituciones (el comercio justo, la educacin popular Frei-reana, el presupuesto participativo).

    Finalmente, el sujeto, que tiene un alto grado de conciencia de las es-tructuras y de la determinacin y grados de libertad que producen, y agregala capacidad de pensar y sopesar alternativas estructurales y las estrategias paralograrlas, as como de actuar de manera acorde movilizando recursos y volun-tades. Denido de esta manera, un sujeto con esa capacidad debe ser colectivo,y la democracia es una condicin de su potencia.

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  • 4. Las polticas pblicas (estatales y no estatales)para la ESS y su sentido

    El espacio de las prcticas relevantes para las relaciones y procesos eco-nmicos, est constituido no solo por las paradigmticas empresas capitalistassino por las agencias gubernamentales, los actores de la sociedad civil, y losmillones de personas, de unidades domsticas, de comunidades de la sociedad.Sin embargo, tal como lo hemos denido no es fcil encontrar los lmites delo econmico. Por ejemplo, lo religioso es parte de la cultura e incide. Incidela doctrina social de la Iglesia Catlica y el surgimiento y perduracin de lacorriente de la Teologa de la Liberacin que tuvo y tiene un efecto muy pro-fundo sobre las prcticas econmicas en Amrica Latina, como lo tienen losavances de los sectores evanglicos. El clientelismo poltico marca al menosparte de muchas polticas sociales y no da lo mismo si es desplazado o nopor prcticas democratizantes. Los medios de comunicacin tan inuyentessobre el imaginario econmico- jugarn un papel distinto si son democratiza-dos por una ley de medios como la recientemente aprobada en Argentina. Lacosmovisin del Buen Vivir de los pueblos indgenas es vista como una pro-puesta (metfora?) con posibilidades paradigmticas en sectores de la polticay las ciencias sociales. El movimiento campesino no slo muestra su resilienciasino que propone la redistribucin de la tierra y la soberana alimentaria. DesdeChiapas el EZLN plantea la necesidad de otro orden econmico global. Lascorrientes feministas que activan contra el patriarcado sin duda tienen unefecto directo sobre las prcticas cotidianas y trascendentes de la ESS.

    En general las polticas pblicas suponen que los agentes y actores sonutilitaristas, es decir que actan basados exclusivamente en el clculo de su in-ters, sin proyectos trascendentes que los movilicen. En tal caso, caern en laidea de que se trata de disear un sistema de premios y castigos que orientelas prcticas en uno u otro sentido. Tampoco podemos decir que las polticaspblicas de por s pueden generar un mundo del desinters individual o cor-porativo. Se trata, desde el estado y la sociedad civil, de ir induciendo, facili-tando o imponiendo con legitimidad,23 en las prcticas econmicas cotidianas

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    23 Adems de la obra ya mencionada, ver: Ernesto Laclau, El populismo en Amrica Latina est

  • de pequeos y grandes actores, dimensiones de reciprocidad, de donacin, decuidado por el otro, de justicia, de valoracin de la naturaleza, de solidaridad,de libertad positiva. Se trata as de contrarrestar tanto los procesos de privati-zacin de los recursos materiales o simblicos escasos como de limitar una li-bertad econmica negativa, irrestricta e irresponsable por los efectos sociales.Hay que incidir sobre lo cotidiano, pero tambin sobre lo trascendente: pararel avance sobre la Amazonia, la simplicacin de los ecosistemas en Argentina,la destruccin irreversible de condiciones de vida por la minera a cielo abiertoen todo el mundo andino.

    Otras combinaciones y jerarquizaciones de los principios ticos y es-peccamente econmicos pueden ser favorecidas desde un gobierno demo-crtico, con legitimidad y autonoma relativa de los poderes econmicosconcentrados, o desde organizaciones de la sociedad civil, que tambin debenser legitimadas. Indudablemente tambin inciden la sociedad poltica, el par-lamento y el sistema de justicia. Es decir, las polticas pblicas se denen den-tro del estado ampliado e implican el pleno reconocimiento de los actoressociales por el estado, superando las tendencias a construir sus propios colec-tivos subordinados. Tampoco est excluida para nada la accin desde la so-ciedad inorgnica, la espontaneidad, como fueron las asambleas queemergieron con la crisis del 2001 y Argentina, o el movimiento de base delos trabajadores desocupados (quin hubiera anticipado que los desocupadospodan organizarse y actuar colectivamente, en lugar de competir despiada-damente entre s por un puesto de trabajo?). En general podemos armar quelos sujetos de la transformacin tienen que transformarse a s mismos en elproceso. Pero esa energa social, esa potencia, tiene que ser institucionalizadapara poder generar y sostener nuevas formas, nuevas relaciones econmicas,o al menos su propuesta.

    Pero no para all el alcance de las polticas pblicas para la ESS, so penade cristalizarse y funcionalizarse.24 Se trata de que, desde el Estado en sentidoampliado, se contribuya a que sus actores socioeconmicos, normalmente frag-

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    creando nuevas formas de legitimidad poltica, en: Agencia Periodstica de informacin alternativa, 4de junio 2012. http://apiavirtual.net/2012/06/04/conferencia-del-losofo-argentino-en-acso-ecuador/

    24 Ver: Susana Hintze, La poltica es un arma cargada de futuro. La economa social y solidaria enBrasil y Venezuela, CLACSO/CICCUS, Buenos Aires, 2011.

  • mentados, se constituyan como sujeto desde la misma base econmico-social, conuna unidad orgnica con la que puedan pugnar ms independientemente porla hegemona alrededor de una propuesta de esa Otra Economa.

    Para eso, quienes desde el estado propongan alternativas debern sercrebles, conables, responsables en sus propuestas, tener argumentos tericosy empricos slidos, y estar dispuestos a or disidencias y participar en la com-plicada tarea de lograr consensos a partir de intereses particulares diversos. Po-ltica y ticamente es importante incorporar en este proceso no slo a lasvctimas materiales extremas de este sistema sino tambin a los sectores medios,hoy atrapados en la ideologa cnica del consumismo y en su seguridad eco-nmica a cualquier costa. En lo fundamental, esos dirigentes y funcionariosdebern cumplir el mandato que les dio el pueblo, mandar-obedeciendo y nomandar-mandando, como dicen los zapatistas.

    Un desafo importante es como traducir intereses y valores no econ-micos (culturales, tnicos, de gnero y generacin, identitarios) y articularloscon los de clase, en una propuesta de institucionalizacin del proceso econ-mico de conjunto, interactoral, intercultural. Otro desafo es encarnar estasdimensiones en el espacio de las polticas pblicas (estatales y no estatales) enlas prcticas de los funcionarios estatales. Es importante reconocer el pragma-tismo inmediatista y el temor que la precariedad generada por la volatilidadde los mercados y la prdida de proteccin ha introyectado en las mayoras.La ESS debe proveer mayor proteccin y posibilidades de desarrollo a las per-sonas y comunidades, y sin embargo dar mrgenes amplios para la iniciativaeconmica autnoma, el riesgo y la creatividad. Para ser plausibles, las pro-puestas debern combinar la anticipacin de otro mundo posible y creble condemostraciones experienciales de que, avanzando en esa direccin, se resuelvenmejor los problemas cotidianos en el contexto de un nuevo pacto de convi-vencia, como el del Sumak Kawsay o Buen Vivir.25

    A lo dicho anteriormente debemos agregar lo siguiente: una de las con-diciones para lograr la sostenibilidad y desarrollo de un sector/subsistema de

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    25 Ver: Ren Ramrez Gallegos, Socialismo del Suma Kawsay o biosocialismo republicano, en Losnuevos retos de Amrica Latina. Socialismo y Sumak Kawsay, SENPLADES, Quito, 2010, 55-76.https://www.dropbox.com/s/mo3mhl31x2177xb/Socialismo%20del%20Sumak%20Kawsay%20publ.pdf

  • economa solidaria (objetivo de la segunda corriente), responsable por los efec-tos que su actividad tiene sobre la sociedad, es la continuidad y coherencia delas polticas pblicas de ESS, no estatales y estatales en sentido restringido.Cuando se habla de polticas de estado generalmente se hace referencia a quehay un acuerdo poltico sobre que, aunque cambien los gobiernos, tales polticasse mantendrn. Sin embargo esta no es la regla a la que estamos acostumbrados.Las innovaciones o cambios de signo social y poltico de los nuevos gobiernoso funcionarios dan virajes que afectan los desarrollos de nuevas formas econ-micas muy dependientes de la iniciativa y los recursos que controla el estado.

    Esto agrega entonces otro requerimiento: las organizaciones y movi-mientos de la sociedad civil, que puede decirse que tienen ms permanenciaque los gobiernos, deben ser potentes y jugar un papel central en las polticaspblicas. Pero esto no supone caer en la simplicacin de que la sociedad civiles la que debe impulsar la ESS, con la menor injerencia posible de los gobier-nos. Sin la fuerza y el poder investido en las instancias de gobierno no ha re-sultado posible realizar transformaciones de alcance societal. Por lo dems, lassociedades civiles reales no pueden ser idealizadas ni son una suerte de sujetohistrico del progresismo. Pueden ser regresivas, incluso las organizacionessindicales, y frenar cambios positivos que vienen de la sociedad poltica y losgobiernos. Su vinculacin con los poderes econmicos concentrados puededar lugar a una sociedad manejada o amenazada por el corporativismo. Nopor nada la lucha contra-hegemnica, la guerra de posiciones de Gramsci, seda en buena medida en la sociedad civil. En cada situacin concreta los sujetospolticos y sociales podrn (o no) resolver esta compleja relacin.

    Por supuesto no hay ley de hierro en esto, y las coyunturas nacionalese internacionales en un mundo en turbulenta transicin pueden inuir mucho.Sin embargo, podemos armar, siguiendo a Hinkelammert, que el caminopara fortalecer las capacidades de las mayoras para controlar una parte cre-ciente de la produccin y gestin asociada de sus condiciones de vida (la ESS),es un camino comunitario, ms rme que el individualismo utilitarista y lacontinuada bsqueda de una competitividad espuria (porque se basa en la de-gradacin de la fuerza de trabajo y la naturaleza) y de la adaptacin compulsivaa los golpes de mercado.

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  • La construccin de tejidos sociales y sujetos territoriales autnomos ycon un grado importante de autarqua, tanto como la proteccin poltico socialde las fuerzas del mercado global, son imprescindibles para defender la vida.Pero esto es muy difcil si estamos expuestos directamente a los procesos globalessin la mediacin de los estados nacionales y sus alianzas (como es, por ejemplo,el caso de UNASUR). Por supuesto que el concepto de comunidad no quieredecir ni chiquito ni puramente interpersonal, ni local. Se puede y debe actuarsolidariamente a todos los niveles, aunque a nivel territorial la ESS debe asegurarlas bases ms esenciales de la sobrevivencia. La bandera de la soberana alimen-taria es una expresin de la necesidad de ganar autarqua en diversas escalas te-rritoriales, y no dejar que algo tan elemental como la alimentacin dependa delas especulaciones del mercado nanciero global. A manera de resumen:

    La economa social y solidaria es entonces un modo de hacer economa, or-ganizando de manera asociada y cooperativa la produccin, distribucin, circulaciny consumo de bienes y servicios no en base al motivo de lucro privado sino a la re-solucin de las necesidades, buscando condiciones de vida de alta calidad para todoslos que en ella participan, sus familiares y comunidades, en colaboracin con otrascomunidades para resolver las necesidades materiales a la vez que estableciendo lazossociales fraternales y solidarios, asumiendo con responsabilidad el manejo de los re-cursos naturales y el respeto a las generaciones futuras, consolidando vnculos socialesarmnicos y duraderos entre comunidades, sin explotacin del trabajo ajeno.

    La promocin socioeconmica as encarada atiende tanto a las necesidadesmateriales como a los valores y relaciones sociales, y su coherencia tica exige que losprogramas concretos sean acordados conjuntamente entre las instancias pblicas ylas diversas organizaciones de la sociedad en cada nivel de decisin relevante, conespecial atencin al nivel local. Siendo necesario que el Estado proponga lneas deaccin y asignacin de recursos, su diseo y aplicacin contar con las capacidades,recursos e iniciativas populares y atender a las prioridades y formas de accin con-junta acordadas democrticamente por los actores de base expresando sus valoresculturales. Diversas formas de presupuestacin, programacin y gestacin partici-pativa sern diseadas, sin modelo previo, con los actores, asumiendo pblicamentecompromisos de lado y lado que podrn ser monitoreados por la poblacin.

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  • Mientras en la poltica neoliberal se hablaba sin lograrlo de la inclusinen el sistema excluyente de mercado, en esta concepcin se trata de la inclusin enuna sociedad multicultural pero igualitaria, a travs del reconocimiento y articu-lacin de sistemas de produccin alternativos, con la mira puesta en los derechossociales y polticos, individuales y colectivos, que debern desarrollarse simultne-amente. No hay contradiccin entre individuos y comunidades a los que pertenecensi predominan valores y relaciones de solidaridad. El estado cumplir as con suobligacin de garantizar la efectivizacin de los derechos de la ciudadana y de lascomunidades que establecen los compromisos constitucionales y legales, fuera ya deun sistema estigmatizador, fortaleciendo la autodeterminacin de las comunidadesde produccin y reproduccin.26

    Si tales propuestas pueden parece utpicas, cabe tener en cuenta pro-cesos recientes de mega transformaciones, como los de Bolivia, Ecuador y Ve-nezuela. Todos constituyen experiencias polticas y sociales excepcionales deESS en la periferia del sistema-mundo, que podemos ver como parte de esesegundo movimiento del que hablaba Polanyi, como resistencias de las socie-dades a la crisis de reproduccin de la vida provocada por la liberacin delmercado. Esas tres experiencias dejan claro que no basta con la protesta, nicon voltear gobiernos neoliberales, lo que fue una caracterstica de esos pro-cesos, sino que se requiere proponer alternativas a nivel societal. Y hacerlas re-alidad. Todo lo cual ocurre con contradicciones, algunas objetivas y otras porla confrontacin de diversos proyectos sociales dentro del gran movimientode transformacin.27

    Esos tres procesos tienen largas races en la historia pero, en lo coyun-tural, comienzan con la crisis social generada por las polticas neoliberales im-

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    26 Jos L. Coraggio, El papel de la economa social y solidaria en la estrategia de inclusin social,ponencia presentada en el Seminario Internacional Ecuador al 2020. Pensando en alternativas para eldesarrollo, organizado por SENPLADES y FLACSO-Ecuador, 10-13 de diciembre 2007. En: www.co-raggioeconomia.org

    27 Sobre esto puede verse: Jos L. Coraggio, La economa social y la bsqueda de un programa so-cialista para el siglo XXI, en Jos L. Coraggio, Economa social y solidaria. El trabajo antes que el capital,Alberto Acosta y Esperanza Martnez (Editores), Abya Yala, Quito, 2011 y La presencia de la economasocial y solidaria (ESS) y su institucionalizacin en Amrica Latina, preparado para los Estados Gene-rales de la Economa Social y Solidaria, Pars, 17-19 de junio 2012.

  • puestas a sangre y fuego por gobiernos que traicionaron los pactos electoralesque implicaba el mandato popular. Son pueblos que, a travs de sus movi-mientos sociales, crearon las condiciones para el surgimiento de gobiernos conun proyecto nacional y popular. En poco tiempo esos gobiernos asumen labandera del socialismo, aclarando que no es el socialismo del Siglo XX, quepropona absolutizar el modelo de la planicacin centralizada. Un nuevo so-cialismo, del Siglo XXI, no muy claro an en sus caractersticas distintivas,tanto conceptual como empricamente, uno de cuyos componentes centraleses la construccin de una nueva institucionalidad econmica.

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  • 1. Introduccin

    Las nanzas hegemnicas o convencionales han experimentado un cre-cimiento exponencial en los ltimos aos, orientadas por la bsqueda de la ma-ximizacin privada de ganancias en plazos cada vez ms cortos y, por tanto,convirtindose en un n en s mismas. Con esa racionalidad capitalista exacer-bada quiz ms que en ninguna otra rama de actividad econmica-, han pro-ducido una privatizacin de la emisin monetaria, concentracin, centralizaciny renamiento de los mecanismos de captura de excedentes de las mayoras.Estos excedentes son alejados de los territorios y prcticas que los producen ypasan a agrandar las arcas de la especulacin, con capitales que se multiplicana s mismos y gozan de una hipermovilidad a escala global, gracias a tecnologasy regulaciones que lo hacen posible. Algunos de los resultados ms visibles deeste comportamiento son los fenmenos de burbujas, difciles de ser predichosy regulados; la nancierizacin de las economas y la desintermediacin.

    Por su parte, las nanzas solidarias surgen en respuesta a esas nanzashegemnicas y se proponen democratizar los recursos nancieros, encarandoy problematizando las funciones nancieras principales de manera sustantiva,para poner las nanzas al servicio de las necesidades de todos (Muoz, 2009).

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    1 Economista argentina (UBA), Magister en economa social (UNGS), candidata a doctora en Cien-cias Sociales (UBA). Investigadora docente del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional deGeneral Sarmiento (ICO-UNGS). E-mail: [email protected]

    Este artculo se elabor a pedido de la SEPS y para ser publicado por la misma. Agradezco mucholas sugerencias de Adela Plasencia y Jos Luis Coraggio a la primera versin de este trabajo.

    Finanzas convencionalesy finanzas solidarias

    Ruth Muoz1

    e

  • El objetivo de este artculo es realizar un anlisis comparativo entreambas prcticas nancieras desde la perspectiva de la economa social, el cualapunta a seguir reconociendo y valorando las virtudes y potencialidades de lasnanzas solidarias.

    Se trata de una metodologa cualitativa que toma como referencia casosreconocidos de entidades de ambos tipos, aunque con un nfasis en las de -nanzas solidarias que resultan pertinentes para la comparacin.

    En lo que sigue, el artculo presenta brevemente a qu se hace referenciacon las categoras de nanzas solidarias y la perspectiva de la economa so-cial. Luego, se exponen algunas aclaraciones metodolgicas sobre la construc-cin de los ejes de comparacin propuestos y, a continuacin, se desarrolla elanlisis comparativo que es sintetizado seguidamente en un cuadro de dobleentrada. Al nal, se presentan reexiones que apuntan a la necesidad de me-jorar y profundizar el conocimiento del campo, en particular, en un caso concondiciones tan favorables como las que presenta actualmente Ecuador.

    2. Finanzas solidarias y economa social

    Si bien excede al alcance de este trabajo desarrollar las conceptualiza-ciones de las nanzas solidarias2 y los ncleos temticos centrales de la pers-pectiva de la economa social, es preciso enunciar brevemente algunascuestiones centrales al respecto.

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    2 Un desarrollo ms detallado sobre las deniciones, tipologa e instrumentos de nanzas solidarias,puede encontrarse en:

    - Muoz, R. (2013). Atributos y trayectorias deseables de los instrumentos, instituciones y moda-lidades de nanzas solidarias en la transformacin de la matriz productiva del Ecuador en el libroorganizado por Coraggio, J.L,. que sintetiza los resultados