ÉTICA MUNDIAL
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TICA MUNDIAL: FUNDAMENTO PARA EL DILOGO DE LAS CULTURAS(H. Kng)Supone para m una inmensa alegra el poder disfrutar nuevamente de laocasin de hablar en su ciudad. Todava sigo firmando algunas de mis cartas conla hermosa estilogrfica con la que, en una de mis visitas, firmara en el Libro deOro de la ciudad de Barcelona, y que lleva grabado el escudo de la ciudad. Aligual que en Madrid, tambin me hubiera gustado leerles a ustedes algunasescenas tomadas de mi autobiografa. Por ejemplo, aquella simptica ancdotasobre la diferencia entre Barcelona y Madrid, una diferencia que naturalmenteustedes conocen bien, y que me cont, ya en 1957, un pediatra cataln durante unlargo viaje en tren de Suiza a Barcelona, lo cual me hizo recordar la diferenciaentre las ciudades italianas de Roma y Miln. Mi interlocutor haba acudido unlunes por la maana a un ministerio en Madrid, encontrndoselo cerrado. Esque aqu no se trabaja?, le pregunt al conserje. Tras la ventanilla enrejada stele contest: Eso es por la tarde. Y el cataln, dirigindose a m: Est claro?Eso es Madrid: por la maana de vacaciones, y por la tarde a hacer elholgazn.... Comprend lo que me deca. Pero los clichs estn para sercorregidos.Sin embargo, tengo que renunciar a leerles aqu sta y alguna otra emocionanteescena. Pues el ao que viene tendr lugar en su ciudad un gran acontecimiento,que seguramente ser digno de atencin en todo el mundo. Se celebrar aqu elprximo Parlamento de las Religiones del Mundo bajo el lema: El arte de saberescuchar, el poder del compromiso.Se trata ya del tercer Parlamento de las Religiones del Mundo, en el cual, segnlas previsiones, tomar parte activa. Esto tambin es algo que pertenece a miautobiografa y que, cada vez ms, se ha ido convirtiendo en uno de los temas demi vida. Ya en mis tiempos de estudiante en Roma tuve ocasin de ocuparme conel dogma supuestamente infalible que sostiene que Fuera de la Iglesia no haysalvacin, y llegu a la conviccin de que hay salvacin no slo fuera de laIglesia, sino tambin fuera de la cristiandad. El concilio Vaticano II, en el que mecupo el honor de participar como telogo conciliar, confirm oficialmente en 1965esta conviccin, iniciando as un giro sustancial tanto con respecto al judasmocomo al islam y, finalmente, respecto de todas las religiones del mundo. Desdemuy pronto he podido mantener dilogos interreligiosos e interculturales en losms diversos pases y circunstancias. As me fui haciendo cada vez msconsciente de que este dilogo incluye un aspecto altamente poltico, que hetratado de condensar en las siguientes frases:No habr paz entre las naciones sin paz entre las religiones.No habr paz entre las religiones sin dilogo entre las religiones.Con la mirada puesta en el Parlamento del ao que viene, quisiera ahoraexplicitar justamente esta dimensin del dilogo interreligioso, esbozando, a la luzde los acontecimientos ms recientes, el nuevo paradigma de las relacionesinternacionales, que se basa en determinados criterios ticos, presentes en todaslas grandes tradiciones religiosas y filosficas de la humanidad. Permtanme por