Etnofarmacología - La Automedicación Animal y Su Interés Farmacológico

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  • Hace algo ms de 20 siglos,bajo el reinado de la dinastaHan, el general chino Ma-Wu,atrincherado con sus tropas enunas tierras apartadas e inhspitassin agua ni alimentos, vea cons-ternado cmo sus soldados y suscaballos iban muriendo uno trasotro sin poder remediarlo. Abatidopor el desasosiego y mientras pen-saba que pronto le tocara el turnoa l, Ma-Wu fue informado poruno de sus palafreneros que tres desus animales, a los que haba vistoconsumiendo grandes cantidadesde llantn asitico (Plantago asiati-

    ca), parecan hacer frente conmucho mayor xito a las adversascondiciones. Despus de beber unainfusin de la planta, el palafrene-ro not cmo se disipaban todossus males. Gracias a ella salv algeneral, a todos sus soldados y atodos los caballos que quedaban enpie. Desde entonces, el llantnasitico se utiliza en la farmacopeachina por sus propiedades antiin-flamatorias y antimicrobianas.

    Tambin en China, pero con fechaindeterminada hace muchossiglos, segn la leyenda, unagricultor del Yunnan encontr

    una serpiente cerca de su cabaa.Temeroso por su vida, la golpecon una azada hasta dejarla sinsentido, aparentemente muerta.Pocos das despus, sin embargo,la serpiente regres. Una vez msintent matarla, pero no lo consi-gui, y entonces, tras golpearla portercera vez, decidi seguir a la ser-piente gravemente herida. Des-pus de arrastrarse penosamentehasta un matojo de malas hierbas,el reptil empez a alimentarse deellas y, ante la sorpresa del campe-sino, se cur sus gravsimas heri-das en un tiempo increblemente

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    La automedicacin animal y su intersfarmacolgico

    MANUEL PIJOANBilogo y qumico.

    No slo las leyendas, sino tambin la ciencia presta cada vez ms atencina las tcticas autocurativas de los animales. Mamferos como los monos,

    chacales, jabals o elefantes suelen practicar la autocuracin, pero tambinsiguen este comportamiento algunos reptiles y determinados tipos

    de aves. El presente trabajo aborda los ejemplos ms destacados de la automedicacin animal y su inters farmacolgico.

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    MBITO FARMACUTICO

    Algunas serpientes, como este crtalo del bosque(Crotalus horridus),ingieren Panaxnotoginseng paracauterizar sus heridas.

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  • rpido. La legendaria planta erauna especie muy emparentada conel ginseng, el tienchi o tian san qi(Panax notoginseng), que consititu-ye el ingrediente principal de lafrmula vegetal Yunnan baiyao, un polvo blanco que cauteri-za cortes y heridas y evita que san-gren. Utilizada con regularidadpor los soldados vietnamitas cuan-do stos caan heridos lejos de todaasistencia mdica ms convencio-nal, esta frmula todava se utilizamuy a menudo hoy para curarheridas de poca importancia.

    Del folclore a la observacincientfica

    Hace poco ms de medio siglo, enlos montes Apalaches de EstadosUnidos, tuvo lugar una escenasimilar a la del Yunnan. Esta vez,los protagonistas eran dos serpien-tes luchando entrelazadas en uncamino y dos varones que lasobservaban. Una de las serpientesera grande y negra; la otra, unacascabel. Tras ser mordida por lacascabel, la serpiente negra desapa-reci unos cuantos minutos yluego volvi para luchar de nuevo.Cada vez que la cascabel la mordaabandonaba la palestra para ali-mentarse en un matojo de hierba.Despus de presenciar tres vecesesta escena, uno de los varonesarranc la mata de hierba. Cuandola serpiente negra volvi all, al nopoder obviamente comer las hojasque buscaba, acab pereciendoenvenenada por la cascabel. Estacuriosa escena, segn le explichacia 1970 un agricultor local a E.Wigginton, un experto en la his-toria oral de los Apalaches, indujoa los lugareos a considerar a par-tir de entonces la hierba en cues-tin como un efectivo antiveneno.

    Ms legendarias quiz que la delgeneral chino y en todo caso des-provistas de su fundamento cient-fico, estas dos ltimas historias nostransmiten el mismo mensaje: quela observacin de cmo los anima-les se curan puede ayudarnos a des-cubrir nuevos remedios. La obje-cin, en estos dos casos, es que lasserpientes no comen vegetales, opor lo menos no se conoce cientfi-camente ninguna que lo haga, pero

    en cambio es verdad que sus heri-das sanan muy deprisa, a veces auna velocidad sorprendente y staes la razn por la que el folclore lasasocia tan a menudo con la fitote-rapia y en general con la medicina.Es tambin la razn probable porla que a Asclepio-Esculapio, el diosgrecorromano de la medicina, se lerepresenta con una serpiente enros-cada en su cayado.

    S es cierto, en cambio, que losmamferos conocen a la perfeccinlas hierbas que les permitirncurarse de sus dolencias ms recu-rrentes. As, es bien sabido que noslo perros y gatos, sino tambinsus parientes salvajes lobos, leo-nes, tigres y afines comen hier-ba cuando tienen problemas intes-tinales. En realidad, el uso quehacen los animales de las medici-nas naturales que tienen a mano seconoce desde antiguo, como atesti-guan las numerosas hierbas decuyos nombres comunes se deduceesta utilizacin: por ejemplo, lahierba gatuna o menta de gato(Nepeta cataria) y la gramneaAgropyron repens, denominada enitaliano grano perruno y eningls hierba de perro; o lasplantas del gnero Epimedium sp.,que en esta ltima lengua se deno-minan cabras calientes y que,como era de esperar, se emplean

    desde antiguo como pretendidosafrodisacos.

    La hierba gatuna, por su parte,despide un olor muy fuerte queatrae a los gatos y que los sume enuna especie de trance de escasaduracin. Aparte de su efectosedante y posiblemente alucinato-rio, los gatos utilizan esta hierba,segn parece, por sus propiedadesdigestivas y para expulsar las bolasde pelo que se acumulan en su est-mago. Quiz basndose en estasutilizaciones gatunas, los herbola-rios recomiendan esta planta paracombatir el insomnio y los doloresde estmago. Adems de un efectoregurgitante o vomitorio similar alde la hierba gatuna, otras plantasconsumidas no slo por los gatossino tambin por los perros y susparientes salvajes los lobos, porejemplo, ingieren ortigas con estefin podran actuar como purgasfsicas de los parsitos intestinales,una accin que, como luego vere-mos, ha sido demostrada en ciertasplantas ingeridas por los antropoi-des africanos. Curiosamente, sinembargo, no se ha publicado nin-guna investigacin cientfica sobreel porqu de esta conducta tan fami-liar y conocida de consumir ocasio-nalmente hierba que tienen perros ygatos.

    Ms documentada est, en cam-bio, la utilidad de las races de laplanta asitica Rauwolfia serpentinacomo antdoto contra el veneno deserpiente para algunos animales.Concretamente para los jabals y lasmangostas, cuyo conocimiento deesta hierba se recoge en un textosnscrito de 3.000 aos de antige-dad. Parece que las mangostas sealimentan de esta planta antes de ira cazar cobras. Debi de ser el cono-cimiento de esta conducta el queindujo a incluir a la Rauwolfia en lafarmacopea ayurvdica y otras anti-guas farmacopeas de la India.

    Si las mangostas son activos busca-dores de antivenenos, otros mamfe-ros son verdaderos expertos en plani-ficacin familiar. Segn la investiga-dora Holly Dublin de la WorldWildlife Fund, las hembras ges-tantes del elefante africano buscanuna especie concreta de rbol, muyposiblemente para inducir elparto. Despus de seguir una dietamuy uniforme durante toda la ges-

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    Los tigres, al igual que los lobos, los leones y otros mamferos domsticos,realizan purgas mecnicas vegetales para combatir sus problemas intestinales.

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  • tacin, una de estas hembras estu-diada por Dublin recorri 27 kmen un slo da unas seis vecesms de lo que andaba habitual-mente para encontrar ese rbolde la familia de las borrajas ydevorarlo casi entero. Dublin tam-bin descubri que las mujeres deKenia hacen infusiones con lashojas de este rbol para provocar elparto y le pareci que se trataba dealgo ms que una simple coinciden-cia. Al otro lado del ocano, la pri-matloga Karen Strier, de la univer-sidad de Wisconsin, descubrialgo similar en el mono muriqu(Brachyteles arachnoides), especieamenazada de la no menos amena-zada selva atlntica de Brasil. Trasdar a luz a su pequea cra, lahembra muriqu cambia de dieta yempieza a comer hojas de Apuleialeiocarpa y Platypodium elegans.Estas plantas contienen isoflavo-noides, compuestos similares a losestrgenos, y es probable que alconsumir sus hojas la mona incre-mente sus concentraciones deestrgeno y se vuelva menos frtil.Posteriormente, esta misma hem-bra consumir los frutos de Entero-lobium contortisiliquim; denomina-dos orejas de mono, estos frutoscontienen un precursor de la pro-gesterona, la hormona del emba-razo y es probable que al consu-mirlos, la hembra de murik incre-mente su fertilidad.

    Los animales no slo ingierenplantas medicinales. Tambin lasutilizan para frotarse la piel o elpelaje, como hacen por ejemplo losmonos capuchinos en Sudamricacon especies vegetales aromticascargadas de sustancias bioactivascapaces de reducir las micosis y lasinfecciones bacterianas y de com-batir las infestaciones de ectopar-sitos. Por lo dems, esta utiliza-cin dermatolgica no se limita alos mamferos. Muchas especies deaves tapizan sus nidos con hojas ytallos verdes y frescos que renue-van con frecuencia, como si la fres-cura de este material vegetal fueseimportante para la supervivenciade sus polluelos. Los estorninospintos, por lo menos en Nortea-mrica, llevan esta conducta hastael extremo de seleccionar cuidado-samente algunas especies vegetalesy despreciar las otras. Entre estasplantas figura la zanahoria salvaje(Daucus carota), la aquilea (Achilleamillefolia) y otras especies conoci-das en fitoterapia por su astringen-cia y su utilidad en el tratamientoexterno de llagas, inflamaciones yotras enfermedades de la piel. Muyaromticas, todas ellas contienenms aceites esenciales y en mayoresconcentraciones que las no selec-cionadas por los pjaros. De hecho,estas plantas son las que ms hue-len en todo su entorno y losmachos de estornino las seleccio-

    nan con su olfato, sentido que sevuelve ms agudo durante lareproduccin posiblemente debidoal aumento de sus concentracionesde testosterona.

    Cuando los investigadores LarryClark y Russell Mason quitaron lasplantas olorosas y frescas de algunosnidos de estorninos en una parcelade estudio, observaron un incre-mento importante en las infestacio-nes por caros. Adems de demos-trar su efectividad contra las bacte-rias patgenas Streptococcus aurealis,Staphylococcus epidermis y Pseudomonasaeruginosa, Clark y Mason compro-baron que estas plantas retrasan laemergencia de las larvas de caros yla eclosin de los huevos de piojosMenacanthus. Pese a ello, es proba-ble que los pjaros no seleccionentanto las plantas por su impactosobre los parsitos externos comopor su capacidad de aliviar las lla-gas y picazones que stos producen.Por lo menos eso es lo que pareceindicar el hecho de que los estorni-nos europeos aporten a sus nidoshojas de otras especies vegetalesque, an sin afectar en lo ms mni-mo a los ectoparsitos, tienen unefecto innegable en la salud de lospolluelos.

    Otra ave que tapiza sus nidoscon plantas aromticas y astrin-gentes es la cigea denominadatntalo americano (Mycteria ameri-cana). Una vez ms, las plantasseleccionadas, que en Floridaincluyen entre otras el ciprs delos pantanos (Taxodium distichum),la hiedra venenosa (Toxicodendronradicans) y el rbol de la cera(Myrica cerifera), son muy astrin-gentes. Las utilizan los herbolarioslocales para curar lesiones cutneasy, pese a tener un efecto casi nulosobre los parsitos externos de lospollos, influyen positivamente ensu supervivencia. Ms familiarpara nosotros, el gorrin comn estambin un dermatlogo experto.Por lo menos en Calcuta, dondelos investigadores Senegupta yShrilata observaron que poco antesde la eclosin de los huevos losgorriones tapizan sus nidos conhojas de neem (Azadirachta indica),una planta muy conocida por suspropiedades insecticidas. Y, lo quees an ms curioso, tambin obser-varon que los gorriones cambiaron

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    Los petirrojos se hormigan con milpis, artrpodos dotados de potentes secrecionesdefensivas con propiedades biocidas.

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  • las hojas de neem por las del clave-llino (Caesalpinia pulcherrima)durante un brote de malaria.Conocedores de la inteligencia delgorrin comn, los cientficos sepreguntan si los gorriones selec-cionaron estas plantas ricas en qui-nina para paliar los sntomas de laenfermedad.

    Muchos insectos fitfagos comenplantas no nutritivas cuyas toxinasles protegen contra hongos, parsi-tos y bacterias. As, por ejemplo,una oruga de nuestra fauna empiezaa comer la venenossima cicuta laplanta con la que Scrates fue con-denado a muerte cuando estinfestada de parsitos internos y susprobabilidades de sobrevivir a lainfeccin normalmente letal aumen-tan en gran medida. Muchos otrosinsectos ingieren este mismo tipode toxinas para protegerse contralos depredadores, tendencia bienconocida por los entomlogos queestudian las coloraciones advertido-ras o aposemticas y los mimetis-mos que se basan en ellas. Pese a subrillante coloracin advertidora,algunos de estos insectos que se hanvuelto tan venenosos como susplantas nutricias son consumidospor algunas aves. Aunque es evi-dente que la mayor ventaja de con-

    sumir un recurso tan peligroso es laausencia casi absoluta de competen-cia con otros depredadores, tambines posible que este consumo aportecierta resistencia contra agentespatgenos y parsitos internos.

    Si la utilidad medicinal de estosinsectos presa no pasa de ser unamera conjetura, s est bastantedemostrado en cambio el uso der-matolgico de algunos insectosvenenosos por parte de los pjaros.Ms de doscientas especies de avescanoras recogen hormigas con elpico y se frotan vigorosamente lasplumas con ellas, desde la puntahasta la base. Algunas aves, comopor ejemplo el arrendajo comn,extienden las alas, se acuestan y serevuelcan sobre el hormigueropara que las hormigas se enjam-bren sobre sus plumas.

    Aunque la finalidad de esta con-ducta no se conoce con certeza, lahiptesis ms razonable indica quesu objetivo sera adquirir las secre-ciones defensivas de las hormigas,sobre todo por sus propiedadesinsecticidas, acaricidas, fungicidasy bactericidas. Esta hiptesis se vecada vez ms reforzada por la seriecada vez mayor de pruebas sobrelas propiedades biocidas de estassecreciones por ejemplo, el cidofrmico, comn a muchas de lashormigas as utilizadas, afectanegativamente a los piojos de lasplumas y por las observacionesde mins de jungla (Acridotheresfuscus) y de petirrojos que se hor-migan con milpis, artrpodosdotados de potentes secrecionesdefensivas o de cascanueces quefrotan la entrada de sus huecosnido con insectos txicos. El hor-migueo con milpis se ha obser-vado incluso entre los mamferos,concretamente en una especie demono capuchino que se frota elpelaje con especies particularmentetxicas de este grupo de artrpodosdurante la estacin hmeda, cuan-do arrecian las picaduras de mos-quitos y de otros insectos. Ricas enbenzoquinonas, las secreciones deestos milpis deben cumplir lamisma funcin que las bolas denaftalina sustancia bien conoci-da como repelente de los insec-tos, con las que se hormiganlos quscalos bronceados (Quiscalusquiscula) y los estorninos pintos.

    En cuanto al posible uso de lassecreciones de hormigas por suspropiedades fungicidas, cabe men-cionar la correlacin observadaentre la accin de hormigarse yla humedad elevada. Ya sea porunas u otras propiedades antibiti-cas, no es de extraar que, comoexplica Pierre Jason, zologo fran-cs especializado en hormigas,varios investigadores se interesenpor las sustancias segregadas porestos himenpteros para desarro-llar nuevos antibiticos.

    Alimentos muy poco apetitosos

    Adems de ingerir hormigas, lososos pardos por lo menos los deCanad y Alaska chupan amenudo la tierra arcillosa y es evi-dente que se la comen, porque pocodespus sus excrementos estn lle-nos de este material. Muy extendi-da en el mundo animal ademsde muchos mamferos, la practicanaves, reptiles e incluso insectos,la geofagia o ingestin de tierra seha interpretado desde antiguo

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    Los orangutanes (Pongo pygmaeus)toman trazas de arsnico para reforzar sus defensas antiparasitarias.

    Los osos pardos, adems de ingerir insectos,practican la geofagia (ingestin de tierra)para corregir las deficiencias de su dieta.

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  • como una conducta encaminada acorregir las deficiencias de la dieta,pero cada vez son ms las eviden-cias de que sta no es su nica uti-lidad, ni mucho menos.

    Observemos, en primer lugar, queel contenido en arcilla es muy amenudo el factor ms importantede los suelos seleccionados por losanimales. Lo es, como ya se hadicho, para el oso pardo, y tambinpara los guacamayos y para losmacacos japoneses; lo es para loschimpancs, jirafas y rinocerontesque acuden con regularidad a las ter-miteras para comer bocados de sutierra rica en arcilla; lo es para losgorilas que extraen la friable rocavolcnica, tambin rica en arcilla,bajo las races expuestas de losrboles antiguos, y lo es para losbfalos cafre de frica que lamenvorazmente todo subsuelo recinexpuesto a la superficie. En segun-do lugar, tengamos en cuenta quela arcilla, gracias a su estructuraqumica, puede absorber muchoscompuestos qumicos y neutralizartotal o parcialmente su poder dereaccin. Ingrediente principal delcaoln y del caopectato utilizadospara combatir las dolencias intesti-nales, la arcilla es por tanto undesactivador muy efectivo de lastoxinas de la dieta o de los micro-bios patgenos.

    La arcilla tambin absorbe losvirus que causan diarrea y otrasdolencias gastrointestinales, comopudo comprobarse en los Andes deVenezuela, donde las vacas afecta-das por dolencias vricas cavaban elsubsuelo para acceder a su arcillososubsuelo. En otros lugares dondeel ganado vacuno no pasta enlibertad y los ganaderos conocenlos beneficios de la arcilla, se lesdeja este material a disposicin ycon ello se consigue un 20% deaumento de la eficiencia de trans-formacin del alimento en carne.

    Adems de absorber virus ytoxinas y de tapizar los intestinoscomo si fuera un vendaje gstrico,la arcilla se adhiere a las molculasde los taninos presentes en las hojasque suelen ser difciles de digerir.Esta propiedad es muy til para losmonos que comen hojas como loslangures y colobos, pero es intere-sante citar aqu que el colobo rojode Zanzbar (Procolobus kirkii) pre-fiere a la arcilla el carbn de lea, alque se aficion mientras recorra lostramos de selva quemados por loshombres.

    En un artculo sobre geofagiapublicado en Discover en 1988,Jared Diamond describe en unaapartada selva de Nueva Guinea,loros, palomas y crvidos acudanen tropel a un deslizamiento de

    tierras recin creado para comer elsuelo desnudo. El resto de la zonaestaba totalmente recubierto devegetacin y algunas de estas avesvenan desde bastante lejos. Perono todas las 140 especies observa-das por Diamond acudan all acomer tierra. Slo lo hacan lasocho especies que coman conregularidad frutos, semillas y fru-tos de plantas que con toda proba-bilidad contenan alcaloides txicosy una elevada concentracin detaninos. El anlisis de los suelos deldeslizamiento revel que stos con-tenan menos minerales que la capasuperficial de suelo circundante y,una vez ms, una gran proporcinde arcilla. Pero lo que fue ms sig-nificativo, es que esta arcilla resul-t ser ms efectiva en la absorcinde los taninos que la caolinita purade aplicacin farmacutica.

    Algunos animales gefagos bus-can, sin embargo, la presencia deelementos minerales en la tierraque consumen. Los elefantes africa-nos, por ejemplo, recorren centena-res de kilmetros para encontrar losclaros forestales o las grutas tapiza-das de sal en los que encontrarn elsodio indispensable para equilibrarel exceso de potasio de las hojas queconsumen. Desde hace muchasgeneraciones, los proboscdeos seadentran en la espectacular gruta deKitum situada a 2.500 m de alti-tud en el fondo de un valle perdidoen las extensas laderas del monteElgon en la frontera de Uganda yKenia. Tras cruzar la entrada de lacueva protegida por una cascada,

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    Las jirafas acuden con regularidad a las termiteras para comer bocados de su tierra rica enarcilla, un desactivador muy efectivo de las toxinas de la dieta o de los microbios patgenos.

    Los elefantes africanosrecorren centenares de kilmetros paraencontrar los claros

    forestales o las grutastapizadas de sal en los

    que encontrarn el sodioindispensable paraequilibrar el exceso

    de potasio de las hojasque consumen

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  • con un silencio sepulcral y sumidaen una oscuridad absoluta, la cara-vana de elefantes avanza bajo elmando de un macho de gran tama-o y con las cras apretadas contra elflanco de sus madres. Una vez traspa-sada la primera sala, cuyo suelo salpi-cado de huesos de bfalos, antlopese incluso monos muestra que los ele-fantes no son los nicos que detentanel secreto de la caverna, los paquider-mos se dispersan por grupos, segnunos itinerarios muy precisos, cuyoconocimiento se transmite de madresa hijos. Obligadas a rascar la roca consus defensas para poder dar sal a sushijos, las hembras tienen que ponersea menudo de pie sobre los escom-bros, lo que hace todava ms arries-gada su empresa. No slo ellas, sinotambin los machos y las cras,sucumben a veces, vctimas de las

    numerosas trampas que les tiende lagruta.

    Los orangutanes de Sumatratambin se toman grandes moles-tias para ingerir ciertas tierras.Capaces de franquear para ello msde 900 m de desnivel, ya no essodio lo que buscan sino trazas dearsnico para reforzar sus defensasantiparasitarias.

    Pero ms que la ingestin de tie-rra, lo que caracteriza a los prima-tes antropoides como terapeutas,es la utilizacin de ciertas hojascomo purgas mecnicas. La prime-ra cientfica que observ este com-portamiento fue probablementeJane Goodall. En la dcada de lossesenta, en el parque nacionalGombe Stream, la clebre prima-tloga vio cmo estos monos tra-gaban enteras, sin masticar, las

    hojas de una planta no habitual ensu dieta, pero no supo dar unaexplicacin a este inusual compor-tamiento. Posteriormente, en juliode 1972, el profesor de HarvardRichard Wrangham, entonces ayu-dante de investigacin en Gombe,pudo observar este comportamien-to con ms atencin. El chimpancsalvaje observado por Wranghamseleccionaba lenta y cuidadosa-mente hojas del gnero Aspilia(fam. Asterceas), sin mostrar portanto la avidez con la que estosmonos se llenan la boca de lashojas de otras plantas con las quese alimentan. speras, afiladas ycalificadas por el investigadorcomo de un sabor horrible, lashojas de Aspilia tampoco eran muyapetitosas para el chimpanc: trasmantenerlas durante un cierto

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    L os animales no slo comen plan-tas medicinales o txicas paracombatir sus dolencias. Haciendo galade una conducta que parece muyhumana, tambin lo hacen para dro-garse o emborracharse. Los chacales,por ejemplo, son grandes consumido-res de hongos psilocbicos, y los renosy vacas lecheras lo son de la igual-mente alucingena amanita mata-moscas (Amanita muscaria). Los jaba-les, por su parte, escarban en buscade las races de la psicotrpica Taber-nanthe iboga, en tanto que los jagua-res mordisquean la corteza desagra-dable de la no menos alucingenaBanisteriopsis caapi, la ayahuascaque puebla de visiones entegenas el

    universo de los indios shuar. J.M. Fari-cla, director de la Sociedad de Etnop-sicologa Aplicada, informa que lasvacas tambin se deleitan con laadormidera productora de opio, aligual que los bfalos y varios antlo-pes. Faricla tambin explica que a loscanarios y las palomas les encantanlas semillas de camo; a las mangos-tas, los hongos ricos en bufotenina, ya los elefantes les gusta sobremaneralos frutos fermentados de las palme-ras debido al alcohol que contienen.

    Respecto a esto ltimo, la bilogaCindy Engel relata en su libro WildAnimals keep themselves well andwhat can we learn from them (Wei-denfeld & Nicolson, 2002) cmo, en

    1985, una manada de elefantes asiti-cos borrachos cometi un sinfn deacciones violentas en Bengala occi-dental, dejando un saldo de 5 perso-nas muertas, otras 5 heridas y unaveintena de cabaas y otros 7 edifi-cios pisoteados o destruidos. Mspeligrosa para el propio animal es laenorme aficin que tienen los ampe-lis, unos pjaros que se emborrachancon escaramujos fermentados. Amenudo sucede que estos pjaros sematan al caer de los rboles y no pue-den controlar el vuelo. Algo que noocurre en cambio con los monosaraa de Sudamrica, que no relajansu cola prensil por muy considerableque sea su melopea frutal.

    Drogadictos y alcohlicos

    Los jabales escarban en busca de las races de la planta psicotrpica Tabernanthe iboga.

    Los ampelis europeos (Bombycilla garrulus) se emborrachan con escaramujosfermentados.

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  • tiempo en su boca, ste hizo unaevidente mueca de disgusto antesde ingerirlas. En fechas posterio-res, el primatlogo japons Toshi-da Nishida observ un comporta-miento similar en los montesMahale, tambin en Tanzania.Observ tambin que las hojas deAspilia no formaban parte de ladieta normal de los chimpancs yque stos, sin embargo, eran capa-ces de recorrer un largo caminopara encontrarlas. Tambin obser-v que, tras chupar y probar unaserie de hojas sin ni siquiera arran-carlas de la planta, plegaba enacorden la hoja seleccionada, lamantena unos segundos en la bocay la ingera entera. Horas despusde este amargo festn, las hojasreaparecan en las heces, sin dige-rir, en proporciones mucho mayo-res durante las lluvias que durantela estacin seca.

    Nishida y Wrangham tambindescubrieron que las hojas de Aspi-lia se utilizan con frecuencia enmedicina tradicional africana paratratar dolencias estomacales y paracombatir la tos. Dado que, en pos-teriores fechas, el anlisis de lashojas de una especie de este gnerorecogidas en Mahale revel questas contenan tiarubrina-A un

    compuesto conocido por sus pro-piedades antibacterianas, antifn-gicas y antihelmnticas, losinvestigadores concluyeron que loschimpancs ingeran estas plantastan poco apetitosas por el efectocurativo que les conferan estaspropiedades.

    Estos primates, en efecto, soninfestados por una serie de nemto-dos intestinales y en particularpor gusanos nodulares, una espe-cie cuyas larvas quedan encapsula-das cuando la irritacin del intesti-no se vuelve excesiva que sonms comunes a principios de laestacin de lluvias, cuando losmonos empiezan a ingerir mshojas. La correlacin estacionalpareca indicar que haba algo enlas hojas, posiblemente tiarubrinas,susceptible de combatir los nem-todos. Sin embargo, los anlisisposteriores revelaron que las hojasde Aspilia ingeridas por loschimpancs no contenan la menortraza de estos compuestos. El ltimode estos anlisis se efectu en 1994 yentonces tambin se saba que loschimpancs de varias regiones defrica tragaban las hojas de 19 espe-cies distintas de plantas, muchas deellas con compuestos bioactivos queno tenan efecto alguno sobre los

    parsitos internos. En realidad, lonico que tenan en comn todasestas plantas era su textura sperapor la presencia de unos pelos cortosy flexibles los denominados trico-mas en toda la superficie de lashojas.

    Este hecho y la ausencia de unnematocida efectivo en las hojasindujeron a Wrangham y a MichaelHuffman, investigador en la univer-sidad de Kyoto, a especular que loschimpancs seleccionan las especiesvegetales por sus propiedades fsicas.En efecto, cuando Huffman examinalgunas de estas hojas recin excreta-das, descubri la presencia de gusa-nos nodulares vivos enganchados alos tricomas, observando as el pri-mer ejemplo de expulsin mecnicade nemtodos por ingestin de unaplanta segn lo que l mismo bauti-zara ms tarde como efecto Vel-cro. Posteriormente, esta tcnica deautomedicacin cuyo estmulo es,segn cree Huffman, la obtencinde un rpido alivio de la irritacinintestinal causada por las larvas delos gusanos nodulares cuando lassperas hojas eliminan los adultos,las larvas emergen de los tejidos conlo que se reduce el malestar que pro-ducen se observ en otras 10poblaciones de chimpancs, ascomo en el bonobo y en el gorila dellanura oriental. Por lo dems, el usode purgas mecnicas vegetales simi-lares se ha observado en el oso pardoy en los gansos salvajes en ambos

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    Los gorilas ingieren la friable roca volcnica,tambin rica en arcilla, bajo las racesexpuestas de los rboles antiguos.

    El estornino pinto (Sturnus vulgaris) ingiere plantas como la zanahoria salvaje o la aquilea por su utilidad en el tratamiento externo de llagas, inflamaciones y otras enfermedades de la piel.

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  • casos contra tremtodos y, comoya se ha mencionado anteriormente,esta utilizacin se sospecha enperros, gatos, lobos, tigres y proba-blemente muchos otros mamferos.

    Aos antes de descubrir el efectoVelcro, en 1989, Huffman y Moha-medi Seifu Kalunde un mdicotradicional de la etnia Tongwe congran experiencia en la observacinde primates ya haban publicadoel primer informe cientfico sobreuna tcnica de automedicacin ani-mal. En noviembre de 1987, mien-tras Huffman y Seifu observabanun grupo de chimpancs en losmontes Mahale, vieron comoChausiki, una de las hembras, noslo dorma o dormitaba mientraslos otros coman sino que ignorabaincluso las splicas de su pequeacra. Indudablemente enferma,Chausiki hizo acopio de sus lti-mas fuerzas para desplazarse hastaun arbusto de Vernonia amygdalina,planta cuyo sabor extremadamenteamargo advierte del peligroso

    veneno que contiene. Pese a estarotunda advertencia, Chausikiarranc varios brotes de la planta y,despus de arrancar las capas exte-riores, empez a masticar y chuparla mdula interior. Continuhacindolo durante ms de 20minutos, hasta que finalmente suhijo, harto de suplicar, prob unode los brotes de la planta y la escu-pi con una mueca de disgusto. Alda siguiente, y despus de unaserie de siestas y un prolongadosueo nocturno, Chausiki, dandomuestras de una evidente mejora,

    ya haba recobrado el apetito y vol-va a dar muestras de todo el ins-tinto maternal del que era capaz.

    Segn le explic Seifu a Huff-man, Vernonia amygdalina contieneuna poderosa medicina utilizadapor los lugareos para combatir lasfiebres de la malaria, la esquistoso-miasis, la disentera amebiana yotros parsitos intestinales. El pos-terior anlisis de la planta revelque contiene, entre otros compues-tos bioactivos, 9 glucsidos y 4 lac-tonas sesquiterpnicas nuevas,capaces todas ellas de matar cuales-quiera de estos parsitos algunode los cuales, a juzgar por los snto-mas observados, deba haber afecta-do a Chausiki, y las 4 ltimasdotadas adems de actividad anti-tumoral y antimcirobiana. Uno deestos compuestos, el vernonisidoB1, es extremadamente txico y seencuentra en elevadas concentracio-nes en la corteza y las hojas de laplanta pero no en la mdula, lo queindica que la chimpanc Chausikino slo supo escoger la planta apro-piada para combatir sus dolenciassino tambin la parte de esta plantaque no iba a afectarle por su toxici-dad.

    Capaces de automedicarse de unmodo intencional, los chimpancs yotros antropoides aprenden, segnparecen indicar sta y otras observa-ciones posteriores, imitando yobservando el comportamiento desu madre o de otros adultos del

    grupo hasta adquirir, como ellos,un conocimiento aparentementemuy preciso de lo que deben hacercuando estn enfermos. Este tipode comportamientos abre, portanto, una ventana a los remotosorgenes de la medicina y las artescurativas, a cuando nuestros ances-tros antropoides aprendan, no slopor el peligroso mtodo de pruebay error sino tambin por la obser-vacin de otros animales, a elegirlas numerosas plantas medicinalesde su entorno. No slo eso; trasindicarnos quizs con ms nfa-sis que las farmacopeas estudiadaspor los etnobotnicos que losremedios utilizados por los grandesprimates no se basan en un princi-pio activo nico sino en variosmtodos distintos para combatirun mismo agente patgeno lamdula de V. amygdalina, porejemplo, contiene 20 o ms com-puestos con diferentes niveles deactividad y diferentes efectos sobreel parsito, es posible que laobservacin de estos monos nosdepare nuevos mtodos de comba-tir las infecciones y de evitar almismo tiempo la creacin de resis-tencias a los frmacos. Ahora bien,para que estas observaciones pue-dan dar sus frutos es esencial con-servar no slo los grandes antropoi-des, sino tambin las amenazadas yfrgiles selvas sin las cuales estosprimos hermanos nuestros nopodran vivir en libertad.

    ETNOFARMACIA

    92 OFFARM VOL 22 NM 7 JULIO-AGOSTO 2003

    Los elefantes africanos recorren largas distancias para encontrar grutas tapizadas de sal, donde encuentran el sodio indispensable para equilibrar el exceso de potasio de las hojasque consumen.

    Capaces de automedicarsede un modo intencional,los chimpancs y otrosantropoides aprenden,segn parecen indicaralgunas observaciones,imitando y observando

    el comportamiento de su madre

    o de otros adultos

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