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13/12/2015 F. Nietzsche: Aurora, moral y derecho. chromeextension://iooicodkiihhpojmmeghjclgihfjdjhj/front/in_isolation/reformat.html 1/3 Aurora, moral y derecho. En el segundo apartado de Aurora, pensamientos sobre los juicios morales, se continúa indagando sobre el aspecto moral. Por ejemplo, uno de los temas más importantes que se mencionan son: los negadores de la moral, el egoísmo aparente, sobre el derecho y el deber, la felicidad, etc. Estos temas ayudan a clarificar el pensamiento de Nietzsche conforme a la moral. Ahora bien, se dice que negar la moral es afirmar que ella misma es una mera cuestión de palabras y de engaños que son propios del hombre. También es negar que los juicios morales se basen en verdades.” En este caso, se concede que tales juicios son verdaderamente motivos de los actos, pero que son estos errores, que sirven de fundamento de todos los juicios morales, los que impulsan a los hombres a sus acciones morales.”[1] Tomando como referencia al hombre, Nietzsche considera oportuno señalar que en la medida que el individuo quiere su felicidad, no se le deben dictar normas sobre el camino que le conduce a ella, pues la felicidad individual brota de las leyes propias. Sin embargo, si hay normas externas la obstaculizan y detienen. El filósofo alemán indica que “las normas que se llaman morales están, a decir verdad, dirigidas contra los individuos y no tienden, en ningún caso, a su felicidad.”[3] Estas normas tampoco representan mucho más en relación con la felicidad y el bienestar de la humanidad, pues es imposible dar a dichas palabras una significación precisa. Por tanto, no es verdad que la moralidad, como quiere el prejuicio sea más favorable para el desarrollo de la razón que la inmoralidad.

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13/12/2015 F. Nietzsche: Aurora, moral y derecho.

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Aurora, moral y derecho.

En el segundo apartado de Aurora, pensamientos sobre losjuicios morales, se continúa indagando sobre el aspecto moral. Por ejemplo, uno de lostemas más importantes que se mencionan  son: los negadores de la moral, el egoísmoaparente, sobre el derecho y el deber, la felicidad, etc. Estos temas ayudan a clarificarel pensamiento de Nietzsche conforme a la moral.

Ahora bien, se dice que negar la moral es afirmar que ella misma es una mera cuestiónde palabras y de engaños que son propios del hombre. También es negar que losjuicios morales se basen en verdades.” En este caso, se concede que tales juicios sonverdaderamente motivos de los actos, pero que son estos errores, que sirven defundamento de todos los juicios morales, los que impulsan a los hombres a susacciones morales.”[1]

Tomando como referencia al hombre, Nietzsche considera oportuno señalar que en lamedida que el individuo quiere su felicidad, no se le deben dictar normas sobre elcamino que le conduce a ella, pues la felicidad individual brota de las leyes propias.Sin embargo, si hay normas externas la obstaculizan y detienen. El filósofo alemánindica que “las normas que se llaman morales están, a decir verdad, dirigidas contralos individuos y no tienden, en ningún caso, a su felicidad.”[3] Estas normas tampocorepresentan mucho más en relación con la felicidad y el bienestar de la humanidad,pues es imposible dar a dichas palabras una significación precisa. Por tanto, no esverdad que la moralidad, como quiere el prejuicio sea más favorable para el desarrollode la razón que la inmoralidad.

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A partir de lo que ya se ha mencionado hay que tener presente que existe en todos losestadios evolutivos una especial e incomparable felicidad que puede conseguirse, unafelicidad que ni es superior ni inferior, sino peculiar. Es así que “la evolución no quierela felicidad, quiere la evolución y nada más. Sólo en el caso de que la humanidadtuviera una meta universalmente reconocida, podrían proponerse normas del tipo asíy así debe actuarse, pero por ahora no existe semejante meta”[4]. Entonces lasexigencias o normas de la moral no deben ponerse en relación con la humanidad, pueshacerlo sería insensatez y puerilidad.

Nietzsche  considera oportuno mencionar el tema de los deberes y del derecho. Paraello, piensa que los deberes no son otra cosa que los derechos que tienen los demássobre uno. “Los derechos que los demás tienen sobre nosotros sólo pueden afectar aaquello que entra de nuestro poder, a los que podemos hacer, pues sería absurdo quenos exigieran cosas imposibles”[5]. Esto da a entender que los derechos afectan sólo alos que los otros están dentro de nuestro poder. En cuanto al sentido del deber,depende de que, con respecto al entorno del poder, se tenga la misma fe que losdemás. De esta forma se arguye que los derechos de cada individuo son la parte de supoder que los demás reconocen y  que quieren que sean conservados.

Cuando el poder es perturbado o se viene abajo cesan los derechos, y a la inversa, puescuando se es más poderoso, los derechos ajenos dejan de ser lo que eran hastaentonces. Para ello el filósofo alemán indica:

“Si las relaciones existentes entre distintos poderes se modifican de una formasustancial, desaparecen unos derechos y surgen otros, como los demuestra elconstante vaivén de los pueblos. Si disminuye mucho nuestro poder, variará tambiénel sentir de quienes nos reconocían ese poder, en el sentido que tratarán de reducirnuestro poder a sus límites primitivos y procurarán interferir en nuestros asuntosapelando a sus deberes”[6]

Entonces, hay que recordar que los deberes no son otra cosa que los derechos quetienen los demás sobre cada uno. Y por supuesto, los derechos afectan sólo a los queestán determinados por el poder de la persona.

Por último,  Nietzsche saca a colación el tema del  prójimo, iniciando con la pregunta¿qué otra cosa comprendemos de nuestro prójimo sino sus límites, quiero decir,aquello que, en cierto modo, se graba y pone su sello en y sobre nosotros? Conforme alpensamiento del filósofo alemán, se dice que sólo comprendemos del prójimo lasmodificaciones que causa en el otro, es decir, lo que se sabe de él es como un espaciovacío al que se le ha dado forma. También al prójimo se le atribuyen los sentimientosque sus acciones provocan al otro y se le confiere así una falsa positividad invertida.

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Bibliografía:

Friedrich Nietzsche, Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales, Germán Cano(trad.), Madrid, Biblioteca Nueva, 2000.

[1] Pág 121

[2]Ibidem, pág. 122

[3] Ibidem, pág. 124

[4] Ibidem, pág124.

[5] Ibidem, pág 140.

[6] Ibidem,pág 144.

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