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CONFERENCIAS MAGISTRALES Instituto Nacional de Ciencias Penales 21 La lucha contra el crimen organizado GIOVANNI FALCONE Falcone

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giovanni falcone

Personaje mítico en la lucha contra el crimen organizado, giovanni falcone fue un destaca-do juez y hombre de la judicatura italiana que simbolizó el cambio de toda una época. nació en Palermo, en 1939, y murió en 1992 en la misma ciudad. Después de ingresar en la magistratura en 1964, fue juez de paz en lentini y posteriormente procurador en Trapani, ambas poblaciones de su Sicilia natal. Tiempo después comenzó a traba-jar en el despacho de instrucción del Palacio de Justicia de Palermo, como colaborador cercano del magistrado Rocco chinnici, quien fue ase-sinado por la Mafia en 1983. en 1990 fue candi-dato en las elecciones al consejo Superior de la Magistratura, impulsado por el Movimiento por la Justicia y por Propuesta 88, dos agrupaciones civiles unidas en esta causa común. falcone era ya un destacado luchador contra la Mafia y la camorra italianas, una auténtica notabilidad en el campo del deber civil ciudadano, cuando la Mafia lo asesinó el 23 de mayo de 1992.

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La lucha contra el crimen organizado

Podría pensarse que estas tres conferencias del juez italiano giovanni falcone —impartidas en México los días 10, 11 y 12 de septiembre de 1990, cuando fue invitado por el institu-to nacional de ciencias Penales— han perdido vigencia por el paso de los años. Pero nada más alejado de la realidad; sus palabras, suspendidas ahora en el tiempo como un impre-sionante testimonio, cobran vigencia y por tanto no deben ser desatendidas por quienes crean, aplican o critican en la actualidad las estrategias de la lucha anticrimen y de la se-guridad pública.

falcone discurre aquí sobre la estructura y el modo de actuar de las organizaciones criminales de italia, así como acerca de las estrategias aplicadas para combatirlas y las re-percusiones de este fenómeno en el campo del Derecho inter-nacional. De este modo, se constata cómo los puntales de esa lucha anticrimen fueron la unidad de un instrumento jurídi-co, la profesionalización de fiscales, agentes ministeriales, tribunales y cárceles, y la neutralización de los delincuentes sin dejar de respetar la dignidad y los derechos humanos.

Instituto Nacional de Ciencias Penales

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(coedición con Universidad de Huelva, Universidad de Salamanca,

Universidad pablo de Olavide,Universidad de castilla-La Mancha,

cátedra de Derechos HumanosManuel de Lardizábal

y editorial Ubijus)

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La luchacontra

el crimenorganizado

Giovanni Falcone

Falcone

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CONFERENCIAS MAGISTRALES

DIRECTORIO

Marisela Morales ibáñez

Procuradora General de la República

y Presidenta de la H. Junta de Gobierno del inacipe

alejandro raMos Flores

Subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la pgr

y Secretario Técnico de la H. Junta de Gobierno del inacipe

Gerardo laveaGa

Director General

del Instituto Nacional de Ciencias Penales

álvaro vizcaíno zaMora

Secretario General Académico

citlali Marroquín

Secretaria General de Extensión

sarelba casillas suárez

Directora de Publicaciones

GIOVANNI FALCONE

Tres conferencias

INSTITUTO NACIONAL DE CIENCIAS PENALES

LA LUCHA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO

Primera edición: inacipe, 1992Segunda edición: pgr, 1995Tercera edición: pgr, 1996Cuarta edición: inacipe, 2012

Edición y distribución a cargo del Instituto Nacional de Ciencias [email protected]

Se prohíbe la reproducción parcial o total, sin importar el medio, de cualquier capítulo o información de esta obra, sin previa y expresa autorización del Instituto Nacional de Ciencias Penales,titular de todos los derechos.

D. R. © 2012 Instituto Nacional de Ciencias Penales Magisterio Nacional 113, Col. Tlalpan, Del. Tlalpan, 14000, México, D.F.

ISBN 978-607-7882-50-3

Diseño de portada: Victor Garrido

Impreso en México • Printed in Mexico

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CONTENIDO

Invitación a la lectura, por Genaro Góngora Pimentel ........................ 9

Prólogo, por Samuel González Ruiz ..................... 15

Primera conferencia (10 de septiembre de 1990) ........................... 37

Sesión de preguntas ....................................... 52

Segunda conferencia (11 de septiembre de 1990) ........................... 59

Sesión de preguntas ....................................... 78

Tercera conferencia (12 de septiembre de 1990) ........................... 95

Conferencia de prensa (10 de septiembre de 1990) ........................... 111

nota. La versión española de las tres conferencias del juez Giovanni Falcone en el Instituto Nacional de Ciencias Pe-nales fue realizada a partir de la traducción consecutiva de Samuel González Ruiz y Alicia González Vidaurri. La ver-sión final fue coordinada por Samuel González Ruiz y par-ticiparon, además, Luis González Plascencia, María Elena Villanueva, Sandra Peredo y Fernando Tenorio Tagle. Asi-mismo, la revisión literaria estuvo a cargo de Mario Alberto Gutiérrez Tello y Lázaro Rodríguez Olivera.

Para esta cuarta edición se sometieron a revisión los tex-tos de las conferencias y de la conferencia de prensa, así como el del prólogo, escrito por Samuel González Ruiz. Se hicieron los ajustes esenciales para esta nueva edición, en especial los términos en italiano. El texto de la presen-tación fue sustituido por el que ahora aparece escrito por Genaro Góngora Pimentel.

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INVITACIÓN A LA LECTURA

Sería mejor vivir en un mundo donde los héroes ya no existieran, pero por desgracia aún los necesitamos.

giuliano amato

El 23 de mayo se cumplirán 20 años del asesinato del juez Giovanni Falcone, director general del Mi-nisterio de Justicia de Italia y símbolo viviente de la lucha contra la Mafia, personaje, figura y modelo, del que hoy se reeditan sus tres conferencias magistrales dictadas en México.

En 1992 los enemigos de Falcone hicieron volar, con una tonelada de explosivos activados por control remoto, el vehículo blindado en que viajaba por la autopista Palermo-Trappani, a 20 kilómetros de la ca-pital de Sicilia. Con el magistrado, que tres días atrás había cumplido 53 años, murieron su esposa y tres agentes de su custodia.

Cuatro meses antes, Falcone había sido designado al frente de la flamante Dirección Antimafia (Direzio­ne Investigativa Antimafia, dia), a pesar de que era un

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hombre “marcado” por la Cosa Nostra desde los años sesenta, cuando ya había comenzado a recibir ame-nazas de muerte. En 1987, mandó a la cárcel a más de 300 pistoleros luego del llamado “Maxi-proceso” de Palermo. Ya en junio de 1989, Falcone se salvó por una mera casualidad de un atentado mientras estaba de vacaciones en Villa Addaura, en la costa del Medi-terráneo.

Pero ¿quién fue Giovanni Falcone?, ¿cuáles fueron sus logros, su objetivo de vida y sus sueños? Para ello debemos remontarnos a la década de 1980, cuando la Cosa Nostra siciliana comenzó una guerra a muer-te consigo misma. Más que una guerra, era una ma-tanza. Los Corleonesi, encabezados por Totò Riina, estaban decididos a acabar con los clanes rivales por todos los medios posibles. Nadie estaba a salvo. No importaba si eran mafiosos, parientes, amigos, poli-cías o transeúntes inocentes, ni cómo se realizaran los “trabajos”, se había desatado una guerra y sólo podía haber un vencedor.

Uno de los buscados por los escuadrones de la muerte de la mafia de Corleone era Tomasso Buscetta, a quien ya le habían asesinado a dos hijos, un herma-no, un sobrino, un cuñado y un yerno. Pero él seguía huyendo. Finalmente, Buscetta fue detenido en Brasil y extraditado a Italia.

Su pánico era tal, ante la idea de ser encontrado por sus rivales, que intentó suicidarse. Pero sobrevi-

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vió. Al recuperarse decidió colaborar con la justicia. Contaría todo lo que sabía sobre una organización a la que había pertenecido desde los 17 años, pero sólo hablaría con una persona: Giovanni Falcone.

Apoyado en las declaraciones de Buscetta, Giovan-ni Falcone pudo comprender el complejo y amplio entramado que era la Mafia, una organización que funcionaba como un todo, fuertemente jerarquizada, en la que no se hacía nada sin la orden expresa de sus mandatarios. Esa fue la clave para sentar en el banqui-llo de los acusados a los grandes capos.

Toda Italia, y el mundo entero, siguieron un pro-ceso lleno de tensión que duró dos años y tuvo lugar en un búnker de hormigón situado junto a la cárcel de Ucciardone en la capital siciliana, en una sala cons-truida especialmente para el caso.

El 16 de diciembre de 1987 se absolvió a 114 de los 474 acusados. A los 360 culpables se les condenó a un total de 2 665 años de cárcel. La prensa se apre-suró a proclamar el posible fin de la Mafia, sin duda dejándose llevar por el entusiasmo, pues a comienzos de 1989 ya sólo 70 hombres condenados seguían en prisión.

Si al leer estas tres conferencias, estimado lector, po-demos imaginarnos al juez Falcone como un mo derno Nostradamus describiéndonos el funcionamien to del crimen organizado, el no haberlo escuchado, como debimos, nos ha costado 20 años después la lamenta-

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ble pérdida de 47 000 vidas, de acuerdo con las cifras oficiales, en otra guerra en el seno del crimen organi-zado.

“Existen fuertes puntos de unión entre los vértices de la Cosa Nostra y centros ocultos de poder que tie-nen otros intereses”, declaró Falcone. “Tengo la im-presión de que es este el escenario más plausible si se quieren comprender las verdaderas razones que han empujado a alguno a asesinarme.” Incluso así siguió adelante, investigando y metiendo preso a un delin-cuente tras otro, sin perder su sonrisa bonachona.

Un año antes de su muerte, el juez había publicado el libro Cosas de la Cosa Nostra —en coautoría con la periodista francesa Marcelle Padovani, de Le Nou­vel Observateur—, en el que denunciaba los víncu-los subterráneos entre políticos y mafiosos: “Nadie me hará creer que algunos grupos políticos no están aliados con la Cosa Nostra —por convergencia de intereses— en el intento de condicionar nuestra de-mocracia, todavía inmadura, eliminando a personajes incómodos para ambos”. ¿Casualidad o profecía para México? Dejo a usted la última y mejor opinión, apre-ciable lector.

Miles de personas asistieron a la Catedral de Pa-lermo para el funeral del magistrado, quien se había definido a sí mismo con las siguientes palabras: “Yo no soy Robin Hood, ni un kamikaze, ni un misionero. Soy sólo un servidor del Estado en tierra infiel”.

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Sin embargo, no considero que esta recopilación deba enfocarse exclusivamente en el juez Falcone; dudo que a él le hubiera agradado llevarse todo el crédito. No podemos perder de vista a todos aquellos hombres que codo a codo, antes, durante y después de su vida, llevaron sobre sus hombros la pelea con-tra el fenómeno social denominado Mafia, que, como mencionó el juez Falcone, “ha tenido un comienzo y una evolución, y también tendrá un fin”. No podemos, ni debemos olvidar a hombres de la talla de Rocco Chinnici, juez que a finales de la década de 1960 comenzó la lucha contra la Mafia, ni por supuesto tampoco a los integrantes del famoso Pool Antimafia, entre los cuales estaban desde luego el entonces ma-gistrado Falcone, así como personalidades de la talla de Paolo Borsellino, sin el cual el juez Falcone nun-ca hubiera podido llevar a cabo el Maxi-proceso de Palermo, y Giovanni Barrile, quien continuó con la lucha aun después de la muerte de los antes mencio-nados. Todos ellos pagaron con su vida el ideal de una sociedad mejor.

Sin duda 20 años después las enseñanzas que el juez Falcone nos otorgó deben mantenerse más vigen-tes que nunca. La lucha contra aquellos fenómenos e individuos que amenazan la paz y la estabilidad de la sociedad tiene que ser ininterrumpida, debemos tener en alto siempre su máxima: “Un hombre debe hacer aquello que su deber le dicta, cualesquiera que sean

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las consecuencias personales, cualesquiera que sean los obstáculos, el peligro o la presión. Esta es la base de toda la moralidad humana”. Si logramos ponerla en práctica, más pronto de lo que nos imaginamos el cri-men organizado será sólo un mal recuerdo, uno como aquel del 23 de mayo de 1992, cuando la mafia nos arrancó a un gran abogado y juez, pero sobre todo a un excelente ser humano. Ese fatídico día murió Gio-vanni y nació la leyenda de Falcone.

Lo invito, estimado lector, a recordar la frase que resonó por todos los muros de la Catedral de Paler-mo durante el sepelio de Paolo Borsellino sólo dos meses después del homicidio del juez Falcone: “No los habéis matado: sus ideas caminan sobre nuestras piernas”.

Genaro GónGora piMentel

Ciudad UniversitariaMarzo de 2012

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PRÓLOGO

Giovanni Falcone representa la lucha contra la Mafia en Italia. En su caso, han asesinado al hombre, no al símbolo. El símbolo vive, como ha quedado de-mostrado en las manifestaciones celebradas en mu-chas ciudades, en la huelga nacional de una hora y en la jornada del lunes 25 de mayo en Palermo; en las declaraciones de muchos funcionarios italianos y en el dolor generalizado, expresado de muchas maneras por el pueblo italiano. Basta leer la declaración emiti-da a la prensa por el senador vitalicio Norberto Bob-bio para entender la indignación que tiene que sentir este italiano amante de su patria, luchador incansable por la democracia y profundo estudioso del Derecho, la política y el Estado. Para el preclaro maestro turi-nés y su pensamiento analítico, el golpe fue tan fuer-te como para todos aquellos que lo conocíamos. La muerte de Falcone, su esposa y tres policías que los custodiaban no se vengará nunca, menos con sangre. Lo que él hubiera deseado es que se hiciera lo que siempre propuso: aplicar el Derecho en Sicilia.

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GIOVANNI FALCONE

alGunos datos bioGráFicos

Falcone nació en Palermo en 1939 e ingresó a la ca-rrera judicial en 1964 —en Italia, tanto el Ministerio Público como sus agentes: el Sustituto Procurador, el Procurador General de la República Adjunto y el Procurador General de la República, pertenecen a la carrera judicial—. Fue designado pretor en Lentini y Ministerio Público y juez de Decisión en Trapani. En 1978 regresó a Palermo, donde se desempeñó como juez de Instrucción y Procurador General Adjunto. Fue la cabeza del llamado Pool Antimafia, que instau-ró lo que en Italia se denominó “Maxi-proceso”. Se-gún Giusto Schiacchitano, colaborador de Falcone:

el motivo por el cual se decidió procesar conjuntamente a un gran número de imputados, cada uno de los cuales acusado de numerosos delitos, fue sustancialmente el de ofrecer a la Corte un cuadro panorámico que permi-tiera aprehender todos los aspectos de la organización mafiosa y, por lo tanto, relacionar muchos episodios aparentemente dispersos.

Más adelante agrega que

el punto de inicio de nuestra estrategia fue la convicción de que la Mafia debe ser combatida en Palermo, pero también y, quizás sobre todo, en los otros lugares en los

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cuales hubiera podido echar raíces o hacer alianzas. El llamado “Maxi-proceso” de Palermo puso tras las rejas de un golpe a más de 400 mafiosos y logró condenas en 342 causas por 2 665 años, incluidas 19 condenas de cadena perpetua. El “Maxi-proceso” requirió la cons-trucción de un aula-búnker especial para el número de acusados y de testigos que intervinieron. La estrategia consistió en una doble investigación:

a) Buscar el mejor conocimiento posible de la estruc-tura interna de la Cosa Nostra,

b) establecer lazos con autoridades judiciales (de pro-curación de justicia) de otros países, así como solicitar una creciente colaboración internacional.

Esta colaboración internacional llevó a Falcone y a su grupo a obtener pruebas en contra de la Mafia en países como Suiza, Francia, Alemania, Inglaterra, pero también en otros más lejanos como Estados Uni-dos, Venezuela, Brasil, Canadá, India, Egipto y Tai-landia. Los problemas jurídicos que resolvió el grupo no fueron pequeños, toda vez que existían diferencias fundamentales entre los sistemas jurídicos de algunos de aquellos países y el italiano.

En junio de 1989, Falcone se salvó de la explosión de una bomba —cuenta Annibale Paloscia— cuando un agente de la Policía del Estado la descubrió sobre el sendero que conducía al mar desde su villa, en un día en que habían sido invitados algunos magistrados suizos para investigar la llamada “Conexión suiza”.

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Hay que decir que la personalidad de Falcone pro-ducía, desde luego, envidias entre sus colegas y que en ese mismo año estalló un escándalo en relación con el arresto de un supuesto delincuente al que se le permitió emigrar a Estados Unidos.

Posteriormente, Falcone pierde la posibilidad de ser designado Procurador General de Palermo frente al jurista tradicional, Meli, que estaba en desacuer-do con la manera en que trabajaba el Pool Antimafia. Según escribe Paloscia, el momento adecuado para golpear al pool fue justo cuando “se nombra jefe de la oficina de instrucción de Palermo a Antonino Meli [...] que estaba casado, por formalismos jurídicos, con una línea desfavorable a la asignación de las más importantes investigaciones al grupo de magistrados coordinados por Falcone”.

El ataque al pool abre una crisis áspera y amplia en la credibilidad de las instituciones empeñadas en la lucha contra la Mafia, y del extranjero también se tie-nen reacciones. Cuando el juez Falcone está a punto de abandonar el pool, un autorizado órgano de infor-mación de la Gran Bretaña, The Economist, hace una fuerte insinuación sobre las razones de esta crisis bajo el título: “La Mafia ha tenido un golpe de suerte...”.

Falcone formula su renuncia en carta dirigida al Consejo Superior de la Magistratura. En ella, entre otras cosas, dice: “he tolerado en silencio en los pa-sados años las inevitables acusaciones, pero ahora la

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situación ha cambiado profundamente y mi reserva no tiene más razón de ser”. En Le Chinois se escri-be: “Falcone no soportará más los celos de su propia administración”.

Desde el año de 1991 Falcone funge como Director General de Asuntos Penales en el Ministerio de Justi-cia en Roma, cargo que desempeñó hasta el día de su asesinato.

La visita de Giovanni Falcone a México

En el Instituto Nacional de Ciencias Penales tuvimos la oportunidad de conocer a Giovanni Falcone cuan-do estuvo, como profesor invitado, del 11 al 13 de septiembre de 1990, a propuesta de su Director Gene-ral, Ignacio Carrillo Prieto. El seminario que impartió se tituló “La lucha contra el crimen organizado: la es-trategia italiana”, y se inscribió dentro de las acciones que el inacipe realiza tendientes a la profesionalización de los servidores públicos en la procuración federal de justicia.

Fue precisamente cuando se comenzó a estudiar la dirección que se tenía que seguir, cuando sugerí que sería conveniente invitar al juez que había sido la cabeza de la lucha contra la Mafia en Sicilia. Yo te-nía noticias de la destacada actuación de Falcone por haber realizado mis estudios de posgrado en Italia,

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coincidiendo éstos con la época en que tenía lugar el llamado “Maxi-proceso” de Palermo, del que ya he comentado. La televisión italiana mostraba entonces la cara de los encargados del proceso y particularmen-te la del juez Falcone. Tal vez por ello, y por sus otras apariciones públicas en los medios, cuando se habla-ba de él con algunos amigos italianos se le conside-raba como un hombre pagado de sí mismo.

A comienzos de 1989 comenté con el comisario André Miñana, delegado del Servicio de Cooperación Técnica de la Policía de Francia en nuestro país, la posibilidad de invitar a Falcone para que impartiera un curso sobre la lucha italiana contra el crimen orga-nizado. André tomó el asunto con gran interés y me indicó que podría ayudarme a obtener comunicación con el juez. Posteriormente me consiguió el número telefónico privado de Falcone en el Palacio de Justicia de Palermo. Un poco más tarde pude hablar por pri-mera vez con él. En esa ocasión se mostró contento de poder venir a México y se fijó la fecha para los días 27 a 31 de mayo de 1990. También determinamos el temario del curso.

Únicamente exigió una sola condición, que él mis-mo compraría su boleto de avión, y respecto a su cus-todia, el inacipe solicitó la protección a la seguridad institucional de la Procuraduría General de la Repú-blica y procedió a reservar dos habitaciones en sendos hoteles de la ciudad sin que apareciera su nombre.