Fallo de La Corte Ate c - Municipalidad de Salta

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del Estado 51 acci6n '. '. A. 59B. XLIII. RECURSO DE HECHO Asociación de Trabaja de inconstitucional! I, A C7 Buenos Aires,,...16 de- j ~V'\ \~ ole., 2~3. Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la Asocia- ción de Trabajadores del Estado en la causa Asociación de Traba- jadores del Estado s/ acción de inconstitucionalidad", para de- cidir sobre su procedencia. Considerando: 10) Que la Asociación de Trabajadores del Estado (A.T.E.) y el señor Alberto Molina, empleado de la Municipalidad de la Ciudad de Salta, promovieron la acción local de inconsti- tucionalidad solicitando que se declarara la invalidez del de- creto 5/2003 mediante el cual, el Intendente de dicha ciudad, invocando una situación de emergencia general, dispuso una reba- ja de las remuneraciones de los agentes municipales. La Corte de Justicia de Salta (fs. 417/426 de los autos principales, a cuya foliatura se aludirá) rechazó la acción de ambos actores. Para asi decidir, por un lado, entendió que A.T.E. "carecia de legi- timación para representar los intereses colectivos" de los tra- bajadores del municipio salteño, por cuanto, para la fecha de promoción de la demanda, solo actuaba en el ámbito indicado como entidad sindical simplemente inscripta dado que otro sindicato, la Unión de Trabajadores Municipales de Salta, gozaba de la per- soneria gremial (art. 28, cuarto párrafo, de la ley 23.551) y, por ende, era este último, según lo dispuesto por el arto 31 del antedicho cuerpo legal, el que tenia el derecho exclusivo de re- presentar los mencionados intereses colectivos. -1-

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    A. 59B. XLIII.RECURSO DE HECHOAsociacin de Trabajade inconstitucional!

    I , A C7

    Buenos Aires,,...16 de- j ~V'\ \~ ole., 2~3.Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la Asocia-

    cin de Trabajadores del Estado en la causa Asociacin de Traba-jadores del Estado s/ accin de inconstitucionalidad", para de-cidir sobre su procedencia.

    Considerando:

    10) Que la Asociacin de Trabajadores del Estado(A.T.E.) y el seor Alberto Molina, empleado de la Municipalidadde la Ciudad de Salta, promovieron la accin local de inconsti-tucionalidad solicitando que se declarara la invalidez del de-creto 5/2003 mediante el cual, el Intendente de dicha ciudad,invocando una situacin de emergencia general, dispuso una reba-ja de las remuneraciones de los agentes municipales. La Corte deJusticia de Salta (fs. 417/426 de los autos principales, a cuyafoliatura se aludir) rechaz la accin de ambos actores. Paraasi decidir, por un lado, entendi que A.T.E. "carecia de legi-timacin para representar los intereses colectivos" de los tra-bajadores del municipio salteo, por cuanto, para la fecha depromocin de la demanda, solo actuaba en el mbito indicado comoentidad sindical simplemente inscripta dado que otro sindicato,la Unin de Trabajadores Municipales de Salta, gozaba de la per-soneria gremial (art. 28, cuarto prrafo, de la ley 23.551) y,por ende, era este ltimo, segn lo dispuesto por el arto 31 delantedicho cuerpo legal, el que tenia el derecho exclusivo de re-presentar los mencionados intereses colectivos.

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  • Por el otro, consider inatendible la pretensin for-mulada a ttulo individual por el seor Malina, con base en quela medida en cuestin: a. fue adoptada dentro del marco de lasituacin de emergencia declarada en el municipio a partir de suadhesin a la normativa de emergencia nacional y provincial; b.sus motivos consistan, esencialmente, en la necesidad de afron-tar un grave dficit financiero a travs del ajuste del gastopblico; c. era de carcter general, pues alcanzaba a todos losagentes de categora similar, lo cual tambin excluia la posibi-lidad de que mediaran particularizaciones arbitrarias y ajenas asu motivacin. Sostuvo, asimismo, que: d. la situacin de emer-genciaalegada y la acreditacin, en la especie, de otros y di-versos arbitrios tomados para superarla, excluan la irrazonabi-lidad reprochada; e. la rebaja salarial del seor Malina, queequivala a un 20%, no implicaba una quita confiscatoria ni per-mita considerar alterada la sustancia del contrato, ya que nose haba demostrado que su aplicacin produj era la ruptura delequilibrio necesario entre los servicios prestados y el salario,circunstancia que permita descartar la vulneracin del derechode propiedad; f. la omisin de establecer el plazo de subsisten-cia de la rebaj a no afectaba su validez, en tanto era dificilprever la duracin de la crisis y la legislacin de emergenciaen que se sustentaba el decreto tenia el carcter de excepcionaly transitoria. Seal, finalmente, que segn la doctrina admi-nistrativista, el sueldo que fija la administracin puede sermodificado por sta razonablemente.

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    la causa,

    Corresponde agregar, paraque las quitas produjeron,

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    una mej or inteligencia desegn el muestreo aportado

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    por la demandada para agentes con 15 aos de antigedad (fs. 171y 175), del que se hizo eco la Corte de Justicia de Salta (fs.424), que los sueldos de $ 1.089,45 se redujeran a $ 715,11 (es-calaf6n profesional), los de $ 546,56 a $ 432,05 (escalaf6n ge-neral), los de $ 519,44 a $ 426,30 (escalaf6n oficial) y los de$ 506 a $ 412,50 (escalaf6n servicios gral.); vale decir, dismi-ninuciones del 34,3%, 20,80%, 19,80% Y 18,30%, respectivamente.

    Contra ese pronunciamiento, A.T.E. y el mencionadocoactor dedujeron recurso extraordinario (fs. 428/471), en elcual, la primera, cuestiona el desconocimiento de su legitima-ci6n y tambin, junto con el segundo, el rechazo del planteo deinconstitucionalidad de la rebaja salarial dispuesta por el mu-nicipio demandado. La denegaci6n del mencionado recurso, dioorigen a la queja en examen.

    2) Que los agravios expresados por A.T.E en torno desu aptitud para representar los intereses colectivos invocados,resultan inadmisibles en la medida en que remiten a la interpre-taci6n del arto 31.a de la ley 23.551 seguida por el a quo, estoes, que el ejercicio de dicha representaci6n formaba parte delos "derechos exclusivos de la asociaci6n sindical con persone-ria gremial" (en el caso, la Uni6n de Trabajadores Municipalesde Salta). Por lo contrario, si son admisibles en cuanto seafirman en la incompatibilidad de dicha norma con el arto 14 bisde la Constituci6n Nacional y el Convenio N 87 de la Organiza-ci6n Internacional del Trabajo (OIT), sobre lo cual ha de enten-derse que medi6 una resoluci6n contraria implicita del a quo,desde el momento en que fueron invocados en la demanda (cfr. fs.

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  • 21/24) Y no tratados en la sentencia apelada (Fallos: 113: 429;127:170; 131:196; 158:183; 263:529; 304:1632; 305:515; 306:936;

    311:95; 312:417; 313:44, entre muchos otros) Luego, reunidoslos restantes recaudos de admisibilidad, procede habilitar estainstancia a tales fines (art. 14.3 de la ley 48). Con todo, cabeadelantar que en la tarea de esclarecer el alcance de disposi-ciones de carcter federal, la Corte no est limitada por losargumentos de las partes sino que le incumbe efectuar una decla-racin sobre el punto en disputa de acuerdo con la interpreta-cin que ella rectamente les otorgue (Fallos: 307:1457; 308:647;311:2688; 312:2254, entre otros).

    3 o) Que para el juzgamiento del tema indicado, co-rresponde recordar la doctrina constitucional asentada por elTribunal en el precedente "Asociacin Trabajadores del Estado clMinisterio de Trabajo" (Fallos: 331:2499 -2008-), y reiterada enel caso "Rossi, Adriana Maria cl Estado Nacional - Armada Argen-tina" (Fallos: 332:2715 -2009-), segn la cual, la libertad sin-dical es un principio arquitectnico que sostienen e imponen laConstitucin Nacional, en su arto 14 bis, y un muy comprensivocorpus iuris proveniente del Derecho Internacional de los Dere-chos Humanos, que goza de jerarquia constitucional en los trmi-nos del arto 75.22 de la primera. Dicho corpus est integrado,entre otros instrumentos, como la Convencin Americana sobre De-rechos Humanos (art. 16), por el Pacto Internacional de DerechosEconmicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y el Pacto Interna-cional de Derechos Civiles y Polticos, los cuales, a su vez, sehacen eco, preceptivamente, del citado Convenio N 87 relativo a

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    la libertad sindical y a la proteccin del derecho de sindica-cin (arts. 8.3 y 22.3, respectivamente; sobre este Convenio sevolver en el considerando siguiente).

    En efecto, en la sentencia recaida in re "AsociacinTrabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo- esta Corte haexpresado que el aludido principio constitucional consagra lalibertad para todos los sindicatos, con el propsito de que pue-dan realizar sus actividades sin obstculos o limitaciones delEstado que reduzcan, injustificadamente, las funciones que lesson propias: la promocin, ejercicio, defensa, fomento y protec-cin de los intereses legitimos de orden gremial (cit., ps.2510/2511). Sobre tal base, la Corte declar la inconstituciona-lidad de ciertas disposiciones de la ley 23.551, en la medida enque concedian a los sindicatos reconocidos por el Estado comoms representativos -mediante el otorgamiento de la personeriagremial- privilegios que excedian de una prioridad en materia derepresentacin en las negociaciones colectivas, de consulta porlas autoridades y de designacin de delegados ante organismosinternacionales, lo cual iba en detrimento de 'la actividad delos sindicatos simplemente inscriptos que compartian con aqu-llos, total o parcialmente, el mismo mbito de actuacin (cit.,especialmente ps. 2511/2514, considerandos 8" y 9"; "Rossi-,cit., ps. 2721/2727, considerandos 3" a 7").

    4o) Que, al igual que en los precedentes citados,tampoco puede soslayarse en la presente cuestin el aporte delya citado Convenio N 87 de la OIT, instrumento indudablementefundamental en la materia, segn ha quedado extensamente demos-

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  • trado en la recordada sentencia "Asociacin Trabajadores del Es-tado c/ Ministerio de Trabajo" (cit., ps. 2506/2508 y 2511/2513,considerandos 4, 5 Y 8; "Rossi", cit., ps. 2723/2724). Estecuerpo legal es concluyente en cuanto obliga al Estado a "abste-nerse de toda intervencin que tienda a limitar [...] o a entor-pecer [el] ejercicio legal" del derecho de las "organizacionesde trabajadores [...] de organizar [...] sus actividades y el deformular su programa de accin" (art. 3.1 y 2). La "legislacinnacional", agrega, "no menoscabar ni ser aplicada de suerte

    que menoscabe las garantas previstas por el presente Convenio"(art. 8.2), al tiempo que, por su arto 10, aclara que el trmino"organizacin" significa "toda organizacin de trabajadores quetenga por objeto fomentar y defender los intereses de los traba-jadores".

    Aun cuando lo expuesto bastara para decidir la cues-tin bajo examen, es oportuno memorar los antecedentes de la Co-misin de Expertos en Aplicacin de Convenios y Recomendacionesde la OIT, instituida por resolucin adoptada por la ConferenciaInternacional del Trabajo en su octava reunin (1926) y queejerce el control regular de la observancia por los EstadosMiembros de las obligaciones derivadas de los convenios que hanratificado (Manual sobre procedimientos en materia de conveniosy recomendaciones internacionales del trabajo, Seccin VI). Estoes asi, pUesto que ese rgano internacional tiene dicho, y repe-tido, que no se compadece con el Convenio N 87 la norma delarto 31.a de la ley 23.551, que privilegia "a las asociacionessindicales con personera gremial frente a las dems asociacio-nes, en materia de representacin de intereses colectivos dife-

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    rentes de la negociacin colectiva" (Observacin individual so-bre el Convenio nm. 87, Libertad sindical y la proteccin del

    derecho de sindicacin, 1948, Argentina (ratificacin: 1960),

    Publicacin 1993; Observacin individual ... Argentina ... Publi-

    cacin 1996; Observacin individual ... Argentina... Publicacin

    1997; Observacin individual ... Argentina ... Publicacin 1998;

    Observacin individual ... Argentina ... Publicacin 1999; Obser-

    vacin individual ... Argentina ... Publicacin 2001).

    5) Que, en suma, con arreglo a los antecedentes delos que se ha hecho mrito, no cabe sino concluir en que el de-recho invocado por la coactora A.T.E. de representar los inte-reses colectivos de los trabajadores municipales a los efectosde promover el presente reclamo judicial, est inequivocamentereconocido por las aludidas normas de jerarquia constitucional.Normas con las cuales, por ende, es incompatible el precepto le-gal aplicado por el a quo (art. 31.a de la ley 23.551), en lamedida en que los privilegios que en esta materia otorga a lasasociaciones con personeria gremial, en desmedro de las simple-mente inscriptas, exceden el margen autorizado por las primeras.

    6) Que, en tales condiciones, corresponde examinarlos agravios que, sobre el fondo de la contienda, sostienen tan-to A.T.E. como el seor Molina, mxime cuando, adems de lo pre-visto en el arto 16, segunda parte, de la ley 48, los alcancesde la motivacin del fallo atacado traducen, implicitamente, unarespuesta adversa al reclamo sustancial de aquella asociacin.Al respecto, tambin procede habilitar esta instancia extraordi-naria, pues los planteos ponen en cuestin la validez de una

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  • norma provincial por ser repugnante al derecho federal y la de-cisin ha sido en favor de la primera (art. 14.2 de la ley 48).Mas, tambin en este captulo debe hacerse la salvedad expresadaen el considerando 2, en orden a que la Corte no est limitadapor los argumentos de las partes.

    El asunto a examinar, en sntesis, ser la validezconsti tucional de la quita en la retribucin de trabaj adorespblicos, dispuesta por una autoridad municipal con base en unainvocada situacin de emergencia econmica.

    7) Que el Tribunal, en el precedente "Prez, AnbalRal c/ Disco S.A.", al que remite en razn de brevedad, ha te-nido oportunidad de sealar la extensa serie de antecedentesjurdicos e institucionales demostrativa de la temprana y perma-nente preocupacin del derecho de los derechos humanos, tantonacional como internacional, por el salario, su justicia y pro-teccin (Fallos: 332: 2043 -2009-). Esta cuestin, puntualiz, noha cesado de emerger en la historia de la humanidad desde anti-guo, con la gravedad que significa poner en juego crditos deevidente naturaleza alimentaria, que interesan a vastos sectoresde la poblacin y que se originan en una relacin que supone,regularmente, una desigualdad entre las partes, en disfavor delempleado (p. 2054 Y sus citas)

    Asent, asimismo y sobre dichas bases, una conclu-sin: el salario es el medio por el cual el trabajador "se ganala vida" (ps. 2055/2056) Dato elemental, por cierto, pero deesencial relevancia para esta litis, toda vez que constituye eleje mayor para esclarecerla. En efecto, la expresin entrecomi-

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    llada, no por su sencillez, deja de ser ms que elocuente paramostrar la directa e indisociable atadura que une a la remunera-cin con la vida misma de un empleado y, regularmente, de su fa-milia (v.gr. PIDESC, arto 7.a.ii). Ganarse la vida es obtener,como minimo, lo necesario para acceder a la salud; a la educa-cin; a la cultura; a un nivel de vida adecuado, lo cual inclu-ye, nter ala, alimento adecuado, vivienda adecuada y vestidoadecuado; al descanso, entre muchos otros bienes del terreno delos derechos humanos econmicos, sociales y culturales.

    Empero, y por lo mismo, la proyeccin del salario esde alcances incluso mayores, dado que tambin comprende el ejer-cicio de los derechos humanos civiles y politicos, desde el mo-mento en que, conforme al ya universalmente consolidado princi-pio de interdependencia e indivisibilidad de los derechos huma-nos, el antedicho ejercicio es "imposible" sin el goce paralelode los derechos econmicos, sociales y culturales (Proclamacinde Tehern, 1968, prr. 13; asimismo: Resolucin 32/130, Asam-blea General de las Naciones Unidas, 16-12-1977, y los prembu-los del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos ydel PIDESC). Principio afirmado en "los planos no slo doctrinalsino tambin operativo, o sea, tanto en la doctrina como en lahermenutica y la aplicacin de los derechos humanos" (Corte In-teramericana de Derechos Humanos (en adelante, Corte IDH), CasoTrabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs.

    Per (excepciones preliminares y fondo), sentencia del 24-11-2006, Serie C N 158, voto del juez Can9ado Trindade, prr. 7).Ms an; estas proyecciones, por alcanzar a la familia del em-pleado, permiten vincular la presente problemtica con la "pro-

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  • teccin integral" de aqulla (Constitucin Nacional, art. 14bis) .

    y el punto adquiere toda via mayor gravedad, a pocoque se advierta que lo trado a la liza por va de la remunera-cin, es el derecho del trabajador a ganarse la vda, s, perouna "vida digna", como con toda justeza lo prescriben los arts.7.a.ii del PIDESC y 23.2 de la Declaracin Universal de DerechosHumanos, y se sigue de los arts. 14 bis de la Constitucin Na~cional y XIV de la Declaracin Americana de los Derechos y Debe-res del Hombre, por no citar ms que preceptos de jerarquaconstitucional. De ah que, a su vez, corresponde resaltar doscircunstancias. Por un lado, que tal corno lo sostiene el intr-prete ms autorizado del PIDESC en el plano internacional, estoes, el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales("Torrillo", Fallos: 332: 709, 713 -2009-), solo es calificablede "trabajo digno" el que "respeta los derechos fundamentales dela persona humana, as corno los derechos de los trabajadores enlo relativo a condiciones de [...] remuneracin" (Observacingeneral N 18. El derecho al trabajo, prr. 7; "Prez, Anba1Ral c/ Disco S.A.", cit., p. 2054). Por el otro, que debe verseal trabajo, en definitiva, en toda su trascendencia, corno un me-dio para que, el que lo presta, "logre sus aspiraciones, en arasde alcanzar su desarrollo integral corno ser humano" ("Torrillo",cit., p. 715; Corte IDH, Condicin Jurdca y Derechos de losMgrantes Indocumentados, Opinin Consultiva OC-18/03, 17-9-2003, Serie A N 18, prr. 158).

    8O) Que lo expuesto en el considerando antecedentetiene corno propsito deliberado poner de manifiesto la ndole

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    "vital" de reclamos como el presente, y en la doble acepci6n deladjetivo, esto es, como perteneciente o relativo a la vida, asicomo de suma importancia o trascendencia. De ahi que tambin loelemental haya sido significado, en dicho considerando, en elsentido de obvio o.evidente, y de fundamental o primordial.

    De ello se sigue, entonces, que la determinaci6njuridica de los alcances de la protecci6n del salario, en el ca-so, la intangibilidad de su importe, se vuelva inconcebible o,al menos, desencaminada, si se la desplaza del mbito que le espropio, el derecho de los derechos humanos (nacional e interna-cional). O si se prescinde de reparar en sus mltiples efectossobre la realidad, vale decir, su directa y notoria repercusi6nsobre el grado o la medida del acceso del trabajador y de su fa-milia al goce y ejercicio de derechos fundamentales de vastedady honduras inocultables. Dicha determinaci6n, en breve, habr dehacerse cargo, si lo que pretende es hacer justicia in concreto,de que lo que tiene entre sus manos es uno de los medios mayo-res, por cierto, que tributan o tienden a posibilitar que lapersona humana pueda llevar una vida digna en la existencia, locual deriva, naturalmente, de su dignidad esencial.

    Es de recordar, incluso, que dicha dignidad intrinse-ca o inherente al ser humano, adems de ser el centro sobre elque gira la organizaci6n de los derechos fundamentales de nues-tro orden constitucional y del orden internacional, se relacionacon el trabajo en trminos "naturalmente entraftables", segn loreconocen con claridad los citados arts. 14 bis de la Constitu-ci6n Nacional y 7.a.ii del PIDESC, asi como ya lo habian hecho,

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  • entre otros antecedentes, los arts. XIV y 23.3 de las recordadasDeclaracin Americana y Universal de 1948, respectivamente ("Ma-dorrn", Fallos: 330:1989, 2004 -2007-; asimismo: "Prez, AnbalRal cl Disco S.A.", cit., p. 2059). En otras palabras, la evo-lucin progresiva de la tutela jurdica del trabajador en mate-ria de salarios se inserta, en lo inmediato, en un proceso mscomprensivo, concerniente a todos y cada uno de los aspectos delcontrato o relacin de trabajo, lo cual ha tenido, entre suspropsi tos fundamentales, la proteccin de la dgnidad de lapersona humana en el vinculo laboral subordinado. Y, mediatamen-te, en el desarrollo de la proteccin y realizacin de los dere-chos humanos en general ("Prez, Anbal cl Disco S.A.", cit., p.2054) .

    9) Que el arto 14 bis de la Constitucin Nacional y,por ende, el princpio protectorio del trabajo y del trabajadorque enuncia, son aplicables por entero al empleado pblico y ala relacin de empleo pblico, tal corno se seala en el prece-dente "Madorrn" (cit., p. 1999). Que, habida cuenta de lasfuentes institucionales de las que se ha hecho mrito y de lasque se har, cabe aadir, de un lado y para el sistema interame-ricano, la doctrina de la Corte IDH: "[e]n el marco de una rela-cin laboral en la cual el Estado se constituye en empleador,ste evidentemente debe garantizar y respetar los derechos huma-nos laborales de todos sus funcionarios pblicos [...] ya que lainobservancia de este deber genera la responsabilidad estatalinterna e internacionalmente" (Condicin Jurdica y Derechos delos Migrantes Indocumentados, cit., prr. 139; asimismo: prrs.138 y 152). Derechos previstos en "el sistema jurdico nacional

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    e internacional" (idem, prr. 155). Y, del otro, para el rgimenuniversal, el recordado Comit: el derecho humano al trabajo"[e] ngloba todo tipo de trabajos" (Observacin general N 18,cit., prr. 6; asimismo: prrs. 31.b y 43), lo cual, adems, seve demostrado en su prctica de control sobre el empleo pblico,p.ej., en materia de remuneraciones (Observaciones finales: Ar-gelia, 2010, prr. 10), de jornada de trabajo (Observaciones fi-nales: Japn, 2001, prrs. 19 y 46), de discriminacin (idem,prrs. 15, 42 Y 52) Y de prestaciones de desempleo (Observacio-nes finales: Argentina, 1999, prr. 14).

    De consiguiente, cuatro principios de jerarquia cons-titucional rigen el desenlace de esta contienda. En primertrmino, el trabajador es sujeto de "preferente tutela constitu-cional" ("Vizzoti", Fallos: 327:3677, 3689 y 3690 -2004-; "Aqui-no", Fallos: 327: 3753, 3770 Y 3797 -2004-; "Prez, Anibal Ralcl Disco S.A.", cit., p. 2055), Y goza de la "proteccin espe-cial" del Estado, segn lo expone la Carta Internacional Ameri-cana de Garantias Sociales, adoptada como Declaracin de los de-rechos sociales del trabajador (art. 2.a), la cual ampara a lostrabajadores "de toda clase" y sirve para la adecuada interpre-tacin y el desarrollo de las normas de la Declaracin Americanade los Derechos y Deberes del Hombre ("Ascua", Fallos: 333: 1361,1369/1370 -2010-) .

    En segundo lugar, sobre lo que se volver en el con-siderando siguiente, la justicia social. Esta, asi como traduce"la justicia en su ms alta expresin", no tiene otro norte quealcanzar el "bienestar", esto es, "las condiciones de vida me-

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  • diante las cuales es posible a la persona humana desarrollarseconforme con su excelsa dignidadH ("MadorrnH, cit., p. 2002 Ysus citas). La justicia social, por lo dems, al tiempo que de-riva derechamente de la Constitucin histrica, pues el Prembu-lo proclama el aseguramiento del "bienestar generalH ("Ber-
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    del Estado 51 accin

    -2008-; "Silva, Facundo Jess c/ Unilever Argentina S.AH, Fallos330:5435, 5454 -2007- voto de los jueces Fayt y Petracchi;"Snchez, Maria del Carmen c/ ANSeSH, Fallos: 328:1602,1624/1625 -2005- voto del juez Maqueda). En trminos idnticos,es dable agregar y destacar en esta oportunidad, debe entenderseel arto 26 de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos,atinente al desarrollo progresivo de los derechos econmicos,sociales y culturales, segn lo expresa la sefieray cercana sen-tencia de la Corte IDH dictada en el Caso Acevedo Buenda yotros ("Cesantes y Jubilados de la ContraloraH) vs. Per (ex-

    cepcin preliminar y fondo, 1-7-2009, Serie C N 198, prrs.102/103; asimismo: Comisin Interamericana de Derechos Humanos,informe nO 27/09, caso 12.249, Jorge Odir Miranda Cortez y otros- El Salvador, 20-3-2009, prr. 105 y ss). Es de recordar, paraeste orden regional y el citado arto 26, que los Estados miem-bros de la OEA, convencidos de que el hombre solo puede alcanzarla plena realizacin de sus aspiraciones dentro de un "orden so-cial justo", convinieron en dedicar sus "mximos esfuerzos" a laaplicacin, entre otros, del principio segn el cual "el trabajodebe prestarse en condiciones que, incluyendo un rgimen de sa-larios justos, aseguren la vida, la salud y un nivel econmicodecoroso para el trabajador y su familiaH (art. 45.b).

    En todo caso, ha de tenerse muy presente que existeuna "fuerte presuncinH contraria a que dichas medidas regresi-vas sean compatibles con el PIDESC, segn lo proclama el mencio-nado Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales en larecordada Observacin general N 18 (prr. 34), continuadora dedoctrina ya enunciada en documentos anlogos en otras materias

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  • (v.gr. Observacin general N 14 -prr. 32-, 15 -prr. 19-, 17 -prr. 27), asi como tambin lo ha hecho esta Corte ("Medina",cit., p. 259 Y sus citas; v. asimismo: "Aquino", cit., p. 3775,Y "Silva", cit., p. 5454). La regresividad, en suma, "contrara

    los postulados y el espiritu del corpus juris de los derechoshumanos" (Caso Acevedo Buendia ... , cit., voto del juez GarciaRamirez, prr. 21).

    Y, finalmente, en cuarto lugar, que la aludida reali-zacin en la persona del empleado del "derecho a perseguir subienestar material" por intermedio del trabajo asalariado, ha deestar rodeada, entre otras condiciones, de "seguridad econmi-ca", segn lo impone a los Miembros de la Organizacin Interna-cional del Trabajo (OIT), la Declaracin de los Fines y Objeti-vos de esta institucin, del 10 de mayo de 1944, llamada Decla-racin de Filadelfia (II.a). Luego, si bien los Estados tienenun margen en el que pueden ejercer su criterio para cumplir conel arto 2.1 del PIDESC, no por ello esta norma deja de imponer-les claramente la obligacin de adoptar las medidas que sean ne-cesarias para velar por que todas las personas queden protegidasfrente a la "inseguridad en el empleo" (Observacin general NlB, cit., prr. 37). Despus de todo, el salario al que tenianderecho los empleados del municipio salteo, no era otro que elque ste mismo justipreci como retributivo del esfuerzo e im-portancia de las tareas desarrolladas por aqullos ("Vizzoti",cit., p. 3693)

    10) Que los principios aplicables en el sub examineprecedentemente enunciados, deben ser completados con otrostres, no menos estructurales del Derecho Internacional de los

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  • ..

    A. 598. XLIII.RECURSO DE HECHOAsociacin de Trde inconstitucio a

    del Estado sI accin

    Derechos Humanos constitucionalizado. Los dos primeros entraanobligaciones del Estado, de sentidos opuestos, pero complementa-rios tanto entre si cuanto del ya mencionado principio de pro-gresividad. Por un lado, el deber (positivo) de "adoptar medidaspositivas, concretas y orientadas a la satisfaccin del derechoa una vida digna" (Corte IDH, Caso Comunidad Indgena Yakye Axavs. Paraguay (fondo), sentencia del 17-6-2005, Serie C N 125,prr. 162 y sus citas; asimismo: prrs. 161, 163, 168, 172, 176,221 Y sus citas; en sentido anlogo: Caso Comunidad IndgenaSawhoyamaxa VS. Paraguay (fondo), sentencia del 29-3-2006, SerieC N 146, prrs. 151/153), mayormente cuando el derecho al tra-bajo exige la formulacin y aplicacin por los Estados Partes deuna politica en materia de empleo con miras a "elevar el nivelde vida" (Observacin general N 18, cit., prr. 26; DeclaracinSocio-Laboral del Mercosur, arto 14), lo cual especifica laobligacin general de asegurar el derecho de las personas "a unamejora continua de las condiciones de existencia" (PIDESC, arto11.1; "Milone", cit., p. 4619; "Aquino", cit., p. 3775, "Medi-

    na", cit., p. 259). Y, por el otro, el compromiso (negativo) de"respetar" los mentados derechos, lo cual le requiere abstenersede tomar medidas que interfieran directa o indirectamente en eldisfrute del derecho al trabajo que hubiese alcanzado un emplea-do (Observacin general N 18, cit., prr. 22). Es evidente quesi el Estado ha contraido la obligacin de adoptar determinadasmedidas positivas, con mayor razn est obligado a no adoptarlas que contradigan dicha obligacin (Corte IDH, Ciertas Atribu-ciones de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (arts.

    41, 42, 44, 46, 47, 50 Y 51 Convencin Americana sobre Derechos

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  • Humanos), Opinin Consultiva OC-13/93, 16-7~1993, Serie A N 13,prr. 26; Responsabilidad Internacional por Expedicin y Aplica-cin de Leyes Violatorias de la Convencin (arts. 1 y 2 Conven-

    cin Americana sobre Derechos Humanos), Opinin Consultiva OC-14/94, 9-12-1994, Serie A N 14, prrs. 33 y 36).

    El tercer motivo reside en un principio que "informatodo el derecho de los derechos humanosH y resulta ~connaturalHcon el Derecho Internacional' de los Derechos Humanos (~Ma-dorrnH, cit., p. 2004). Se trata, por cierto, del principio prohomine o pro persona, y en sus dos principales manifestacionesen materia de hermenutica jurdica. Primeramente, la que exigeadoptar pautas amplias para determinar el alcance de los dere-chos, libertades y garantas (v.gr., Corte IDH, .Condicin Juri-dica y Derechos Humanos del Nio, Opinin Consultiva OC-17/02,28-8-2002, Serie A N 17, prr. 21). Y, en segundo lugar, la queimpone obrar en sentido inverso, vale decir, restrictivo, si delo que se trata es de medir limitaciones a los mentados dere-chos, libertades y garantas, o la capacidad para imponerlas(v.gr., dem, La Expresin "Leyes" en el Articulo JO de la Con-vencin Americana sobre Derechos Humanos, Opinin Consultiva OC-6/86, 9-5-1986, Serie A N 6, prr. 31). Este ltimo aspecto seexplica, desde luego, pues en la proteccin de los derechoshumanos est necesariamente comprendida la nocin de la restric-cin al ejercicio del poder estatal (dem, prr. 21). Se impone,en sntesis, escoger el resultado que proteja en mayor medida alser humano, dentro de lo qe las normas aplicables posibiliten.

    11) Que todo lo antedicho, desde luego, no implicanegar que el Estado, para conjurar, en aras del bien comn, las

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  • A. 598. XLIII.RECURSO DE HECHOAsociaci6n de Trade inconstitucio

    llamadas situaciones de emergencia econmica, pueda disminuirtemporariamente las remuneraciones de sus empleados ("Guida",Fallos: 323:1566, 1592, 1600/1601, 1609, 1617/1618 -2000-; "To-bar", Fallos: 325: 2059, 2077, 2082, 2083 -2002-; "Mller", Fa-llos: 326:1138, 1145, 1146, 1147 -2003-). Empero, si entrafia, yde manera terminante, que esos remedios, a la luz del bloque deconstitucionalidad, tienen un nitido sentido y destino, y cier-tas condiciones y limites inquebrantables, que el decreto 5/2003ha traspasado abierta y, sobre todo, largamente. En efecto, deacuerdo con lo expuesto al comienzo, esa disposicin, por un la-do, provoc mermas, a partir de enero de 2003, que alcanzaron elmuy significativo porcentaje del 18,3 del salario, como minimo,pues para el sefior Mo1ina fue del 20% y para algunas otras cate-gorias del 34,3%. Y, por el otro, incidi en tamafia medida nadamenos que sobre remuneraciones que, por sus ms que estrechascuantias, resultaban marcada y particularmente sensibles a unareduccin. Obsrvese que de la alegacin de las actoras basadaen datos del Instituto Nacional de Estadistica y Censo, no refu-tada por la demandada, se sigue que la quita emplazaba, a todaslas retribuciones, por debajo de la linea de pobreza y, a las demenor cuantia, apenas por encima de la linea de indigencia (v.fs. 28).

    La norma, de consiguiente, parece haber olvidado,adems de los principios y pautas de los que se ha hecho mrito,y de que el citado arto 14 bis es clusula operativa y, por en-de, susceptible de autnomo acatamiento por las autoridades ad-ministrati vas ("Madorrn", cit., p. 2007; "Masaglia y otros",Fallos: 269:230, 234 y su cita -1967-), otras dos premisas capi-

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    tales. Por un lado, que las llamadas "medidas de ajuste" deriva-das de "crisis econmicas" y una "grave escasez de recursos",

    hacen que los esfuerzos de las autoridades por proteger los de~rechos econmicos, sociales y culturales adquieran una urgencia"mayor, no menor". Y, por el otro, que la "proteccin" de las

    "capas vulnerables de la poblacin" es, precisamente, "el obje-tivo bsico del ajuste econmico" (Comit de Derechos Econmi-cos, Sociales y Culturales, Observacin general N 2 -prr. 9-;asimismo: Nros. 5 -prr. 10-, 6 -prr. 17-, 12 -prr. 28-, 14-prr. 18-, entre otras) Todo equilibrio entre las reformaseconmicas y la proteccin de los derechos humanos, obliga aproteger "en particular a los grupos ms vulnerables" (idem, Ob-servaciones finales: Bulgaria, 1999, prr. 23,v. asimismo:prrs. 14 y 24), cuanto ms en el campo laboral y salarial, enel cual, todos los poderes pblicos, dentro de la rbita de susrespectivas competencias, "deben hacer prevalecer el esprituprotector que anma" al art. 14 bis constitucional ("Vizzoti",cit., p. 3688), tutela sta que, por ende, impone "un particularenfoque para el control de constitucionalidad" (dem).

    Con igual claridad, procede destacarlo, se pronuncia el.Pacto Mundial para el Empleo (adoptado por la Conferencia Inter-nacional del Trabajo en su nonagsima octava reunin, Ginebra,19 de junio de 2009) entre las polticas a adoptar ante unacrisis -expresa- se encuentra la proteccin de "las personas ylas familias afectadas por [sta], en particular las ms vulne-rables" (p. V). A su turno, la Memoria del Director General dela OIT, hace notar dos datos de particular importancia, los cua-les, a su vez, permiten responder a la "cuestin de la equidad".

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  • A. 598. XLIII.RECURSO DE HECHOAsociacin de Tr ajadores del Estado si accinde inconstituc' lidad.

    Advierte, primeramente, que la arquitectura del Pacto se ha ins-pirado en la perspectiva de la justicia social. Y, en segundotrmino, que el trabajo decente (digno, cabe precisar, en pala-bras del reiteradamente citado arto 14 bis) es, precisamente,uno de los "cimientos" de "un proceso sostenible de reduccindel dficit y la deuda" y de ftestabilidad social". En tales con-diciones, la anticipada ftcuestin de la equidad", vale decir,ftqu capas de la sociedad debern soportar el costo de la cri-sis, y cmo se puede proteger mejor y dar ms autonoma a losms vulnerables?", tiene una respuesta ineludible: ftno puede serque ese peso recaiga en ltima instancia en las familias traba-jadoras [...]" (Recuperacin y crecimiento bajo el signo del tra-bajo decente. Memoria del Director General, Conferencia Interna-cional del Trabajo, 99 reunin, 2010, ps. 2 -prrs. 10 y 11- Y1 -prrs. 5 y 4-). El goce de los derechos humanos es un ftpre-requisi to" del desarrollo econmico (v. ftTorrillo", ct., p.720)

    En definitiva, es cuestn de armonizar la proteccinde los derechos humanos, en esta litis, los del empleado pbli-co, con las potestades pblicas, pues si aquellos no son absolu-tos, tampoco lo son stas (ftMadorrn", cit., ps. 2006 -y sus ci-tas- y 2013) El requisito segn el cual las leyes han de serdctadas por razones de inters general sgnifca que debenhaber sdo adoptadas en funcin del ftbien comn" (ConvencinAmericana sobre Derechos Humanos, art. 32.2), ftconcepto que hade interpretarse como elemento integrante del orden pblico delEstado democrtico, cuyo fin principal es 'la proteccin de losderechos esenciales del hombre y la creacin de circunstancias

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  • que le permitan progresar espiritual y materialmente y alcanzarla felicidad'" (La Expresin "Leyes" en el Articulo 30..., cit.,prr. 29).

    En estas condiciones, se vuelve inoficioso estudiarsi la norma de emergencia impugnada satisfizo los restantes re-caudos que condicionan su validez y, con mayor razn, si encon-traria sustento en el ejercicio de las atribuciones regulares delas autoridades, aludida por el a quo.

    12) Que, en suma, corresponde declarar la inconstitu-cionalidad, por un lado, del arto 31.a de la ley 23.551, encuanto impidi que A. T.E. representara los intereses colectivosinvocados por considerrselo un derecho exclusivo de la asocia-cin sindical con personeria gremial. Y, por el otro, del decre-to 5/2003 de la Municipalidad de la Ciudad de Salta, respecto delas quitas salariales que impuso.

    Por ello, oida la seora Procuradora Fiscal, se hace lugara la queja y al recurso extraordinario interpuestos por A.T.E. yel seor Molina, y se revoca la sentencia apelada con los alcan-ces indicados en el considerando 12, con costas (art. 68 del

    -//-

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    . ;

  • . ...

    A. 598. XLIII.RECURSO DE HECHOAsociaci6n de Trabajadores del Estado 51 acci6nde inconstituclonalidad.

    -//-Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin). Hgase sa-ber, acumlese la queja al principal y, oportunamente, remitase.

    CARLOS S.FAYT

    UE S PETRACCHI

    E. MUL ZAFFARON\

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  • RecursoEstado,Molina,monte.

    de hecho interpuesto por la coactora ASociacin de Trabajadores delrepresentada por el Sr. Vicente Leopoldo Marti, y el coactor Albertoambos patrocinados por los Ores. Osear Esteban Cabrini y Matias Cre-

    Tribunales que intervinieron con anterioridad: Corte de Justicia de Salta.

    \

    \1

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  • Para acceder al dictamen de la Procuracin General de la Nacin ingrese a: http://www.mpf.gov.ar/dictamenes/2009/MBeiro/febrero/Asociacin_de_Trabajadores_del_Estado_A_598_L_XLIIII.pdf

    000000010000000200000003000000040000000500000006000000070000000800000009000000100000001100000012000000130000001400000015000000160000001700000018000000190000002000000021000000220000002300000024