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AÑO 18 – Nº 72 - Junio - 2019 ÓRGANO DE PRENSA Y DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS (AVEGUEMA) Asociación Civil sin fines de lucro. Pers. Jurídica Nº 805/2002 Tel. / Fax: (011) 4373-5440 [email protected] 03 06 16 19 27 28 29 30 31 Obituario Fuerza Aérea Armada Crónica Convocatoria AVEGUEMA 2 de Abril 2019 Ejército Miscelánea Famaillá, Tucumán. Monumento a los Héroes de Malvinas Erigido por Iniciativa de la Escuela Ricardo Rojas de esa Localidad

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  • AÑO 18 – Nº 72 - Junio - 2019

    ÓRGANO DE PRENSA Y DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS (AVEGUEMA)

    Asociación Civil sin fines de lucro. Pers. Jurídica Nº 805/2002Tel. / Fax: (011) [email protected]

    03 06 16 19 27 28 29 30 31

    Obituario

    Fuerza Aérea

    Armada Crónica

    Convocatoria

    AVEGUEMA2 de Abril 2019

    Ejército

    Miscelánea

    Famaillá, Tucumán. Monumento a los Héroes de MalvinasErigido por Iniciativa de la Escuela Ricardo Rojas de esa Localidad

  • Página 2 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019 EDITORIAL

    Propietario:Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas

    Personería Jurídica Nº 805/2002La Gaceta Malvinense

    Titulo y marca Nº 1954.110 (INPI)Prop. Intel. Nº 39451278

    Director:CNIM VGM (R) Oscar H. OULTON

    Diagramación [email protected]

    Correo de LectoresCecilia SEFFINO y

    Samantha Anahí CARDINALEEditor

    Asociación deVeteranos de Guerra de Malvinas

    Uruguay 654, Piso 4º Of. 403 (1015) - CABATel. & Fax: (011) 4373-5440

    Correo [email protected]

    Sitio Web: www.aveguema.org Impreso en Mariano Mas S. A.

    Perú 555 CABA (1068)e-mail: [email protected]

    Las opiniones vertidas en artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

    Sergio FernándezGeneral de Brigada VGM (R)Presidente de AVEGUEMA

    EDITORIALSeis años como presidente de AVEGUEMA me han permitido

    tener una visión muy completa de nuestra organización, y valorar muy profundamente las calidades de sus integrantes.

    Desde su creación, AVEGUEMA ha demostrado ser una ins-titución que reúne a veteranos y adherentes de las más diversas procedencias, con un sentido amplio de pertenencia a un único fin, la causa de la Patria. Que en particular, para nosotros, se concreta en la causa de Malvinas.

    De las bondades de todas las gestiones que han transcurrido y del trabajo incansable de la Secretaría habla el hecho de que AVE-GUEMA fuera auditada el año pasado por todos los organismos de control del Estado, en toda su documentación desde la fundación, con la consabida frase militar de “Sin novedad”...lo que constituye un logro excepcional que nos enorgullece, ¡y nos da un respaldo de confianza en nuestra labor!

    En el aspecto financiero, la Institución pasó por todos los vaive-nes de nuestra realidad argentina con sobresaltos y dificultades, pero nunca cesó en su lucha por la supervivencia cuando los recursos se agotaban o la inflación superaba cualquier cálculo. Con el aporte de los socios como fuente primaria, siempre se cuidó el presupuesto y se salió de las crisis. Esa independencia financiera también nos da libertad de acción, para que nadie pueda condicionar nuestro queha-cer y nuestras opiniones.

    En materia de difusión, la Gaceta continúa siendo un órgano de probada calidad y confiabilidad en su información histórica y actual. Es un medio de extensión de lazos afectivos y de información a todos los socios en la vasta geografía de la Argentina. Igual que la Pagina Web, son puntos de contacto con la Secretaría y la Comisión Directiva.

    La difusión en Escuelas, Institutos de las FFAA y de FFSS, en organismos y centros de todo tipo, en los medios de comunicación y

    hasta a nivel individual de la causa Malvinas es incesante y lo realizan los veteranos en forma organizada y asistemática, en todo el país...y en el exterior.

    Con el concepto de que “No hay público pequeño...” que no merezca el relato de un veterano, sigamos sembrando la semilla del patriotismo y de la reivindicación de los derechos soberanos sobre los archipiélagos australes. Lo que no se pudo ayer u hoy, se podrá mañana, ¡si persistimos en el objetivo!

    Hoy estamos desarrollando múltiples acciones de todo nivel para contribuir a resolver los aspectos humanitarios y muchos huecos his-tóricos que aún restan de la guerra de 1982. En este sentido hemos incorporado a nuestras redes de contactos a veteranos de guerra británicos y a otros funcionarios oficiales del Reino Unido con quienes podemos actuar en el logro de nuestros objetivos inmediatos, sin que ello signifique cesar un minuto, el reclamo de soberanía. Estamos en paz, con relaciones diplomáticas, pero Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur siguen siendo territorio argentino ocupado. ¡No lo olvidamos!

    Sin embargo, es mucho lo que hemos podido avanzar en esta “Diplomacia de soldados” en los ámbitos de la Medicina y la salud de los veteranos de Malvinas, en el reconocimiento y valoración de las acciones de nuestros combatientes, en el homenajes a los caídos en combate, en la identificación de nuestros muertos sin uso político de los mismos, en la búsqueda de los que aún nos falta encontrar y que no están en Darwin... Para todo ello, y para muchas más acciones en las Islas necesitamos contar con la colaboración de los británicos, y, debemos reconocer que hemos encontrado la mejor buena voluntad para todo ello.

    Cuánto más debemos agradecer el compromiso y apoyo de la Cancillería, que nos ha permitido expresar nuestras propuestas y opiniones en un marco de respeto, confianza, colaboración y com-prensión, particularmente en estos últimos tres años.

    Igualmente, la relación de nuestra Institución con los niveles de conducción del EMCFFAA y los Estados Mayores de la Fuerzas Ar-madas y las Direcciones de la Fuerzas de Seguridad ha sido estrecha y recíprocamente confiable a lo largo de la vigencia de AVEGUEMA. Interactuamos todo lo necesario y posible, pero con la independencia de juicio que como organización autónoma, nos corresponde.

    Como Institución representativa de valores e intereses nobles, tenemos la paciencia estratégica de quien está seguro de la legiti-midad de sus derechos y sus objetivos. ¡Nada nos apartará de ellos!

    Pero también tenemos el músculo atento y la mente abierta para capitalizar cualquier oportunidad imprevista que pueda aparecer, o para hacer frente a cualquier amenaza, en condiciones de reaccionar al instante ante esas contingencias.

    En eso estamos.

    Nuestra contribución con la Historia, con la Guerra de Malvinas y sus Veteranos seguirá siendo importante y permanente.

    Pero nuestro compromiso con el futuro, para aportar nuestro esfuerzo a la recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, que es el objetivo de nuestros sacrificios de ayer y de los desvelos de hoy, ¡será el rumbo que guiará todos nuestros pasos!

  • Página 3 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019FUERZA AÉREA

    Fuerza Aérea: Una Carrera ContrarrelojPese a las serias falencias con que contaba y la desventaja para atacar, así fue el despliegue de la Fuerza Aérea entre el 2 de abril y su histórico Bautismo de Fuego el 1º de mayo de 1982.

    Por Gustavo Córdoba – INFOBAE 22.04.2019

    La remoción fue realizada por efectivos del Regimiento de Infantería 25 (RI 25) y del Batallón de Infantería de Marina 2 (BIM 2).

    En virtud de la situación táctica a las 8.30 el Hércules TC-68 se constituyó en el primer avión que aterrizó en Puerto Argentino. El resto de los C-130 y los F-28 arribarían ese mismo 2 de abril, antes del medio-día gracias al rápido accionar del GOE que tras ocupar y revisar el Aeródromo entregó las dependencias a los encargados de establecer los servicios necesarios tanto para el funcionamiento del Aeródromo como para el control del espacio aéreo en el ámbito de Malvinas.

    Puente Aéreo

    A partir de ese momento los medios de trans-porte de la Fuerza Aérea mantuvieron el puente aéreo entre el continente y Malvinas además de realizar tareas de exploración y reconocimiento lejano entre otras operaciones tácticas al este de las islas.

    Por otra parte, en las Islas Malvinas se organizó el Componente Aéreo del Teatro de Operaciones Mal-vinas (TOM), compuesto por los siguientes elementos: el Comandante y su estado mayor, la Base Aérea Mili-tar Malvinas (BAM MLV), el Escuadrón del Grupo 2 de Vigilancia y Control Aéreo con el radar Westinghouse AN/TPS-43F, el Centro de Información y Control (CIC), la Compañía de la BAM Malvinas, el Escuadrón de Artillería Antiaérea Malvinas, el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), la Central de Comunicaciones de la Fuerza Aérea, el Escuadrón Sanidad en BAM Malvinas y Hospital Puerto Argentino, la Red de Observadores del Aire (ROA), un Escuadrón de doce aviones IA-58 “Pucará” y una Batería de Artillería Antiaérea.

    En el continente se encontraba la Fuerza Aérea Sur (FAS), a cargo del Brigadier Crespo con su estado mayor en Comodoro Rivadavia, el cual comandaba las siguientes unidades operativas: Base Aérea Mili-tar Trelew (Escuadrón MK 62), IX Brigada Aérea en Comodoro Rivadavia (Escuadrón C-130, Escuadrón Fénix y Escuadrón M-III), Base Aérea Militar San Julián (Escuadrón A-4B y Escuadrón M-5), Base Aérea Militar Santa Cruz (Escuadrón IA-58), Base Aérea Militar Río Gallegos (Escuadrón A-4B y Escuadrón M-III) y Base Aérea Militar Río Grande (Escuadrón M-5). También se constituyó en el continente el Comando Aéreo de Defensa (CAD), encargado de la defensa aérea con-tinental, compartiendo con la FAS aquellos medios aéreos aptos para la vigilancia y control aeroespacial, como ser el Mirage III E.

    Conforme a la doctrina de ese entonces los Comandos de Material, Regiones Aéreas e Instruc-ción conformarían el Comando Logístico de la Fuerza Aérea que debía apoyar con todos los medios dispo-nibles a los coman-dos creados recien-temente para tal fin, así, por ejemplo, se desplegó personal de distinta jerarquía y especialidad des-de los Institutos de formación a militar hacia las distintas bases desplegadas tanto en el conti-nente como en las Islas.

    En esta fase, el peso de la opera-

    ción caería sobre el Comando Aéreo de Transporte, que tras ser reforzado con aviones civiles desarrollaron un incesante puente aéreo; en tanto la aviación de combate se instruía y capacitaba en tareas ajenas a su misión, el ataque a blancos navales.

    En tanto se mantenían las misiones de respon-sabilidad primaria de la Fuerza Aérea: la defensa aérea tanto de los centros de poder como de las unidades desplegadas en el continente, el transporte en el continente, el puente aéreo a Malvinas, el reabas-tecimiento en vuelo de las escuadrillas de combate, vuelos de velo y engaño para distracción del enemigo y de rescate.

    A esta actividad, se le agregarían luego una serie de tareas de vital importancia que incluirían ope-raciones aeromarítimas tales como las misiones para conocer la ubicación y composición de las formaciones enemigas, y el ataque a objetivos navales de combate y de transporte o logísticos de importancia estratégica para el devenir del conflicto.

    El Bloqueo

    El 12 de abril a las 4:40 de la madrugada co-menzó a hacerse efectivo el bloqueo británico, quien unilateralmente había declarado la Zona de Exclusión Marítima (MEZ) con centro en Malvinas y en un radio de 370 kilómetros. Cualquier buque de guerra argen-tino o auxiliar de la Armada que entrase en la Zona de Exclusión Marítima sería atacado por los británicos, y en especial, por sus submarinos de propulsión nuclear.

    Esto provocó un mayor esfuerzo para la Fuerza Aérea pues al no existir un planeamiento posterior al 2 de abril, el Comando de Transporte de la Fuerza Aérea debió satisfacer tanto lo requerido en el continente para el traslado de unidades completas del Ejército Argentino y de los escuadrones aéreos de combate en el sur del país como el puente aéreo implementado. No obstante, durante todo el mes de abril se trasladaron 5.500 toneladas de carga y 9.800 hombres, totalizando 420 aterrizajes. Ello sin contar los vuelos realizados desde el 2 de abril hasta el 1º de mayo con vuelos de cabotaje al Teatro de Operaciones Sur (TOS) a través de los Boeing B-737 de la empresa Aerolíneas Argentinas, operando desde el aeropuerto de Ezeiza; y BAC 1-11 de la empresa Austral, operando desde Aeroparque.

    En ese escaso tiempo y conforme avanzó la situación, finalmente las unidades de combate en el continente quedaron desplegadas de la siguien-te manera: BAM Trelew (Chubut) con seis aviones MK-62 Canberra; en la IX Brigada Aérea (Comodoro Rivadavia, Chubut), se concentraron el Escuadrón de

    Abril de 1982. Base Aérea Militar San Julián. Formación de la mañana de los pilotos de M5 Dagger y A4C

    En la tarde del 1º de abril de 1982, el jefe de la I Brigada Aérea de El Palomar, brigadier Enrique Ramón Valenzuela, y el jefe del Grupo 1 de Transporte Aéreo (GT 1), comodoro Jorge Francisco Martínez, citaron a los pilotos de la unidad y les informaron que, en pocas horas más, debían despegar hacia la ciudad

    de Comodoro Rivadavia. El GT 1 debía ejecutar una operación aerotrans-portada, participar en la ocupación del aeródromo de las islas Malvinas y es-tablecer un puente aéreo con el continente, a los efectos de satisfacer los requerimientos emergen-tes de la situación.

    Para su ejecución se elaboró un Plan de Operaciones que com-prendía cuatro fases: Alis-tamiento, Despliegue,

    Asalto Aéreo y Sostenimiento. El material aéreo pre-visto estaba constituido por las siguientes aeronaves: cuatro aviones Hércules C-130, para el traslado de personal y material; cinco Fokker F-28, para el tras-lado de personal; un IA-50 Guaraní II, para tareas de enlace y un Fokker F-27, para tareas de búsqueda y salvamento.

    El primer C-130 en partir sería el TC-68, pilotea-do por el comodoro Carlos Beltramone, que despegó hacia Malvinas a las 5.15, trasladando al Estado Mayor del Componente Aéreo del Teatro de Operaciones Malvinas conjuntamente con los siguientes elementos y medios de la Fuerza Aérea Argentina: un Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Fuerza Aérea, un radar móvil, un equipo de control de transporte aéreo, una terminal aérea de cargas, cajones con planchas de aluminio para la ampliación de la plataforma de estacionamiento en el aeródromo de Malvinas, un escuadrón de Vigilancia y Control Aéreo de la Fuerza Aérea y un escuadrón de Servicios Generales y es-peciales de la Base Aérea Militar, a establecerse en el Aeródromo Malvinas (AD MLV); como así también efectivos del Ejército.

    Para ese entonces el Aeródromo Malvinas se encontraba obstruido para el aterrizaje con máquinas viales y vehículos volcados por los marines británicos.

    Escudo del GOE de la Fuerza Aérea

  • Página 4 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019 FUERZA AÉREA

    Transporte, integrado por siete aviones C-130 y dos KC-130, el Escuadrón Fénix con cinco aviones Lear Jet LR-35; el escuadrón de búsqueda y salvamento con aviones F-27, DHC-6 Twin Otter y helicópteros Bell 212CH-47 Chinook, y un escuadrón de caza interceptora compuesto por cuatro aviones Mirage M-III E y cuatro M-5; en la BAM San Julián (Santa Cruz), un escuadrón de caza y bombardeo, formado por quince aviones A-4C Skyhawk; y en la BAM San-ta Cruz con un escuadrón de ataque compuesto por ocho aviones IA-58 Pucará. En Río Gallegos (Santa Cruz), se concentraron dos escuadrones de caza y bombardeo, conformada por diez aviones A-4B y seis M-III y a la BAM Río Grande (Tierra del Fuego), fueron trasladados ocho aviones M-V Dagger.

    El Reto del Aire

    Para la Fuerza Aérea la posibilidad de un en-frentamiento era un tremendo desafío, ya que no se hallaba preparada específicamente para el teatro de operaciones que se le presentaba; por lo tanto, ni los sistemas de armas que disponía, ni el adiestramiento de su personal estaban previstos para un conflicto de la naturaleza, del que se avecinaba, eminentemente naval.

    En el caso Malvinas, la distancia ofrecía graves limitaciones por varios factores: precisión requerida en la navegación; excesivo consumo de combustible; escaso tiempo disponible para encontrar la zona de combate, identificar el blanco y combatir; probabilidad de meteorología adversa en alguno o en varios de los segmentos de la navegación y especialmente en el blanco; la fatiga propia de la travesía sumada a la tensión; y mayor probabilidad de fallas, entre otras.

    El problema de la distancia tenía consecuencias no sólo en las probabilidades de causar efectos en cada operación de ataque, sino también en la canti-dad de misiones que se podrían disponer para cada oportunidad. Pero además, se hacía evidente que este factor impediría una permanencia constante de los aviones de combate sobre las islas, de modo que la defensa de las unidades militares quedaría supeditada a la Artillería Antiaérea (AA) como último recurso de la Fuerza Aérea para ejercer la Defensa Aeroespacial.

    Los aviones de combate estarían en condiciones de alcanzar operativamente las Malvinas, en el límite de sus radios de acción. Se confiaba en la aptitud y la actitud de los pilotos; no obstante, generaba preocupa-ción la falta de preparación para el combate aeronaval y la falta del armamento adecuado para enfrentar a un adversario naval superior tecnológicamente, con mejor equipamiento y, sin dudas, totalmente capacitados y adiestrados para el combate aeronaval.

    Serias Falencias

    En este sentido, la Fuerza Aérea contaba con serias falencias y de gran importancia: escasez de material aéreo de gran autonomía, falta de radares de exploración adecuados, falta de capacidad de reabas-tecimiento en vuelo en los aviones M-V y M- III, limita-

    da cantidad de tanques de combustible expulsables. Existencia de sólo dos aviones reabastecedores, falta de capacidad aire-aire de los Pucará o equipamiento adecuado (mira, radar y misiles), limitado armamento de los helicópteros, falta de equipos de detección de radares de tiro y de defensa contra misiles. Limitada longitud de la pista de Puerto Argentino y su reducida plataforma, falta de trajes anti-exposición para las tripulaciones. Falta de elementos de visión nocturna, falta de armamento adecuado para la lucha aeroma-rítima.

    Para subsanar esta cuestión, la Fuerza Aérea Argentina acudió a la Armada Argentina y se realizó, en forma coordinada, una serie de ejercicios con la intervención de los destructores misilísticos Santísima Trinidad y Hércules del tipo 42, similares a los poseían las fuerzas navales del Reino Unido. De estos ensayos surgió un procedimiento que era el único que posibi-litaba penetrar las defensas antiaéreas, descargar el armamento y obtener posibilidades de escape exitoso.

    Este procedimiento se basaba en una aproxima-ción en vuelo rasante: el armamento estaría constitui-do por bombas, con el correspondiente retardo para que no abatiera al propio avión atacante y el escape también sería en vuelo rasante, hasta fuera del al-cance de las armas del buque. Todas las unidades de la Fuerza Aérea tenían adecuado adiestramiento en procedimientos de tiro y bombardeo sobre objetivos terrestres, el cual incluía realizar bombardeo rasante pero sobre el mar nada era sencillo.

    Destructor tipo 42 británico en Malvinas

    Situación Táctica

    Respecto de la situación táctica, la FAA poseía la desventaja al atacar, no solo de la diferencia tecnológi-ca sino además que el oponente tenía perfectamente sectorizado del lugar dónde iba a surgir el ataque debido a la escasez de autonomía.

    Así pues, se previó el reabastecimiento en vuelo con dos KC-130 para los A-4B y A-4C, lo que permitiría mejores alternativas de aproximación a los objetivos y mayor tiempo de sobrevuelo de los blancos. Por

    su parte, dado que ningún avión de combate de la Fuerza Aérea disponía de equi-pos de alerta que le permitieran evitar el impacto

    de los misiles del enemigo, habría que prever los pro-cedimientos adecuados para reducir la probabilidad de pérdidas.

    La actividad de radar en la Fuerza Aérea Sur se realizó a través de los medios pertenecientes al Grupo 2 de Vigilancia y Control Aéreo que fueron asignados de la siguiente manera: un radar móvil en los siguientes sectores de defensa aérea (material Westinghouse AN/TPS 43 - W 430): Comodoro Riva-davia, BAM Gallegos; Rio Grande (GRA) y Malvinas. Posteriormente se agregaron, bajo control operacional de la FAS y operados por personal de FAA, cuatro radares Cardion MK II Alert pertenecientes al Ejército Argentino, los que fueron instalados en las siguientes bases aéreas: BAM Malvinas; BAM San Julián; BAM Santa Cruz; en tanto que la IX Brigada Aérea funciona-ba como soporte y pañol de las anteriores -depósito de armamento, repuestos y herramientas- de Malvinas.

    Esta distribución permitió el control de los vuelos, prácticamente en toda la costa y zona de res-ponsabilidad, así como el apoyo para el cruce entre las islas y el continente. El uso dado al radar fue en general de detección, identificación, apoyo al control del tránsito aéreo y apoyo a las misiones de combate.

    Radar Westinghouse AN/TPS 43 - W 430

    Operando el Radar en Malvinas

    Orden de Operaciones

    El 4 de abril, al mediodía, la Base Aérea Militar Mar del Plata (BAM MDP) recibió la orden de opera-ciones del Comando Aéreo de Defensa, que disponía el siguiente movimiento de bate-rías: una batería Su-perfledermaus con ca-ñones Oerlikon 35mm al aeropuerto Puerto Argentino proceden-te de la 1» Batería; una batería Superfle-dermaus con cañones Oerlikon 35mm a la

    Director de Tiro Super fledermaus

  • Página 5 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019FUERZA AÉREA

    BAM Gallegos; dos cañones Oerlikon de 35mm a la BAM Gallegos procedente de la 1» Batería; una ba-tería TCM de 20rnm a la IX Brigada Aérea Comodoro Rivadavia. Por su parte, el jefe de la BAM Mar del Plata dispuso que la 3» Batería con misiles de superficie-aire Roland, se destinara a Puerto Argentino.

    El reconocimiento de la zona permitió detectar el terreno blando y húmedo, al punto de encontrar sectores intransitables. En consecuencia, se decidió ubicar las zonas más elevadas y secas, encontrando un sector apto de 300 por 200 metros, con visibilidad de 360 grados, quedando el problema reducido a buscar el camino de acceso más fácil.

    El 6 de abril, a las 8.45, aterrizó el segundo C-130 trasladando la central de fuego, generadores, piezas de artillería y munición. A las 15 se completó

    el emplazamiento de la central de fuego de Artille-ría, fijándose la posición definitiva a 300 mts. de la cabecera 27, 1.500 mts. al oeste del faro Penbroke, a 300 mts. del mar del Norte y 300 mts. del mar del Sur. Debido a que la batería estaba en una península angosta rodeada por playas, siendo fácil aislarla de Puerto Argentino, se tomaron medidas para disponer una defensa de las posiciones hasta tanto se recibie-ran refuerzos.

    El Componente Aéreo de las islas contaba, den-tro de su organización, con el Centro de Información y Control (CIC), que era el núcleo neurálgico para los ataques aéreos del oponente por ser el único siste-ma organizado y equipado para concentrar, registrar, evaluar y distribuir datos con rapidez; además de participar en el proceso de detección, identificación, interceptación y destrucción de todo incursor enemigo. En la central operativa del CIC se recibía y procesaba la información sobre la ubicación de aeronaves en el

    aire y buques en superficie. Luego se procedía a realizar una identificación aproximada de es-tos medios. Con el cuadro de situación aérea general se podía alertar a las unidades sobre po-sibles incursiones aéreas, para que cada mando pudie-ra adoptar las me-didas necesarias. También se podía dirigir a los aviones interceptores hacia las aeronaves ene-migas, o advertir a los tripulantes de aviones propios so-bre la presencia de Patrullas Aéreas de Combate (PAC) de la Fuerza de Tareas Británica (Task Force) y servir de guía para evitar sus derribos.

    El 29 de abril, doce aviones Pucará fueron des-plegados a la BAM Cóndor, a modo de prevención,

    dado que se esperaba un ataque masivo a la BAM Malvinas. Para ello debían mantenerse a la orden del CIC, para realizar tareas de reconocimiento ofensivo y ataque a objetivos terrestres, en caso de que se necesitara, a fin de repeler cualquier intento de desembarco por parte de las fuerzas de asalto de la Task Force.

    En tanto, en el sur del conti-nente se mantenían tripulaciones en situación de alerta en tierra, con los aviones configurados para misio-nes de interceptación, con misiles aire-aire (Shaffrir, Matra o Magic). En las bases de despliegue no se descartaba una posible incursión aérea o la más probable de coman-dos, contra instalaciones y material de vuelo. Como medida preventiva

    se dispersaba parte de los aviones durante las horas nocturnas.

    Ataque Británico

    A las 19.30 del 30 de abril, el comandante aéreo estratégico de la Real Fuerza Aérea (RAF) británica, Marshall Benthan, ponía en ejecución la primera fase de la operación Black Buck (Carnero Negro), que con-sistiría en una serie de incursiones de largo alcance, aproximadamente 13.000 kilómetros de distancia entre ida y vuelta, con reabastecimiento en el aire por aviones cisterna Handle Page Victor.

    En consecuencia, dos bombarderos Avro 698 Vulcan, comandados por el mayor Reeve y el capitán Withers, despegaron del aeródromo de la isla Ascen-sión cargados, cada uno, con veintiuna bombas de 1.000 libras, aproximadamente unos 454 kilogramos,

    con el objetivo de inutilizar la BAM Malvinas. De los dos bombarderos, sólo el Vulcan del capitán Withers pudo continuar, el Vulcan del ma-yor Reeve sufrió un desperfecto de presurización a poco tiempo de despegar, teniendo que abortar la misión y regresar a la base en la isla Ascensión.

    El capitán Withers alcanzó su objetivo a las 4.40 del 1º de mayo, pero con dificultad, al tener que bom-bardear desde una altura considera-

    ble para no ser alcanzado por la artillería argentina. Finalmente, de las bombas lanzadas sólo una logra impactar sobre el borde de la pista de Puerto Argenti-no, (a cuarenta metros de la cabecera 08), provocando un daño menor que fue rápidamente reparado por el personal de la Fuerza Aérea.

    A su vez, la operación Black Buck fue apoyada por aviones de caza British Aeroespace Sea Harrier FRS.1 (FRS indica ataque, reconocimiento y bom-bardeo en inglés) volando desde los portaaviones británicos que navegaban en el Atlántico Sur.

    Al mismo tiempo, la artillería antiaérea argentina se aprestaba a repeler los ataques de las aeronaves incursoras enemigas. En una de estas acciones, el cabo principal Almada dispara en ráfaga desde su puesto y logra derribar a uno de los cazas Sea Harrier. Sin embargo, esta primera instancia se cobra las vidas de los soldados Héctor Ramón Bordón y Guillermo Ubaldo García, quienes se desempeñaban como centinelas de la Policía Militar de la Fuerza Aérea y se encontraban destinados a la vigilancia del aeródromo.

    A las 4.43, el comando FAS en el continente impartió la orden de máxima alerta a sus unidades de combate desplegadas. Asimismo, luego de haber recibido las informaciones del ataque inicial enemigo, y ante la apreciación de que se producirían nuevas incursiones aéreas sobre los objetivos terrestres en Malvinas (radares y otras posiciones defensivas en Puerto Argentino), se ordenó el apresto de las sec-ciones de aeronaves interceptoras Mirage M-III y M-V asentadas en los aeródromos de Río Gallegos, Río Grande y San Julián, armadas con misiles aire-aire Magic, Matra, Shaffrir y cañones, con la misión de dar cobertura a las posiciones argentinas mediante el combate aéreo con las aeronaves incursoras. Los pilotos argentinos esperaban las órdenes para entrar en acción. Comenzaba así, el Bautismo de Fuego de la Fuerza Argentina.Aviones Vulcan británicos

  • Página 6 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019 ARMADA

    Operaciones de Submarinos en la Guerra de MalvinasEste artículo es traducción hecha por AVEGUEMA de un trabajo realizado por un Oficial de la Armada de los Estados Unidos de Norteamerica presentado en la Escuela de Guerra Naval de ese país. Realiza un análisis de las operaciones de los subma-rinos en la guerra de Malvinas. Las operaciones de ambos bandos son expuestas, analizadas y comparadas.

    NAVAL WAR COLLEGE Newport, “SUBMARINE OPERATIONS DURING THE FALKLANDS WAR”, autor Steven R. Harper Lieutenant Commander, United States Navy.

    estaba la administración de la Isla. El desembarco había sido presenciado por un

    equipo del British Antartic Survey (Grupo Científico del Gobierno inglés para Investigación de la Antártida) el cual también informó que los argentinos al desembar-car habían izado una bandera Argentina.

    Puerto LeithDebido a lo dificultoso de la maniobra de reem-

    barcar a todo el material y personal, el Capitán del Buen Suceso no acató las directivas de navegar hasta Grytviken y decidió permanecer en el lugar mientras consultaba por instrucciones a Buenos Aires.

    Dificultades en las comunicaciones hicieron de-morar la situación y los británicos enviaron un reporte a Londres, en el que manifestaban que la Argentina había invadido el lugar con personal militar y civil.

    Puerto LeithEsto fue tomado por los medios de comunicación

    en Inglaterra que desarrollaron una campaña exigien-do acciones ante el proceder argentino.

    El gobierno británico envió un mensaje al go-bierno argentino exigiendo el retiro inmediato de la empresa argentina y todos los medios argentinos allí desembarcados.

    Estas acciones y sobreactuaciones de ambas partes continuaron y el gobierno argentino, sabiendo que una fuerza naval británica estaba pronta a ser enviada, decidió poner en ejecución el planeamiento preventivo existente de recuperación de las Islas Malvinas y Georgias del Sur, la “OPERACIÓN AZUL”.

    Naturaleza de la Guerra

    Ante una situación de conflicto que involucre el empleo de medios militares, el primer y más importante paso que deben dar los hombres de gobierno y los conductores militares es definir en que tipo de guerra se están por embarcar.

    La Argentina pensó que se embarcaba en un tipo de conflicto distinto al que vislumbraban en Gran Bretaña.

    Los argentinos se condujeron en el convenci-miento que se estaba iniciando un conflicto limitado, que no involucraría acciones de guerra abiertas y preferiblemente no habría derramamiento de sangre. Que se extendería de manera rápida y breve hasta su resolución por los medios diplomáticos. Cuando los planificadores militares del desembarco inicial le

    consultaron al Almirante Anaya, Jefe de la Armada Ar-gentina, cual debería ser la extensión del planeamiento que se les había ordenado efectuar. El Almirante les contestó…”Planifiquen solamente la recuperación de las Islas”. La ocupación iba a ser breve y su objetivo era enviar una señal diplomática para forzar el inicio de negociaciones sobre el tema soberanía, negociación de la que Gran Bretaña se había retirado en el mes de febrero de ese año.

    La Operación de recuperación de las Islas fue ejecutada sin ocasionar bajas británicas militares ni civiles y la fuerza que los argentinos habían dejado en las mismas eran solamente unos 500 efectivos…Una fuerza “simbólica”, y no había planes de refuerzos o destinados a sostener esa fuerza por un largo tiempo.

    Los argentinos pensaban que solamente habían realizado un golpe de efecto para forzar las negocia-ciones.

    La reacción de Gran Bretaña no fue la que Argentina esperaba. Ellos vieron la operación de re-cuperación como una bofetada en la cara.

    2 de abril 1982, rendición de la guarnición inglesa en las Malvinas

    El Embajador Británico en la ONU pidió una reu-nión urgente del Comité de Seguridad para condenar la acción argentina y se firmó la Resolución 502 que exigía el cese inmediato de las hostilidades, el retiro inmediato de las fuerzas argentinas y que ambos go-biernos buscaran una solución diplomática.

    Gran Bretaña desplegó al mismo tiempo una Fuerza de Tareas Naval hacia Malvinas para el caso que la Resolución no sirviera para solucionar el pro-blema.

    Las fuerzas argentinas continuaron ocupando las Malvinas y ocuparon además la Isla Georgia del Sur; esta acción se llevó a cabo el mismo día en que se firmó la Resolución 502.

    Como la resolución por sí sola no resolvía el conflicto, los británicos tomaron más medidas unila-terales. La primera de estas medidas fue declarar una zona de exclusión marítima de 200 millas alrededor de las Islas Malvinas contra los buques argentinos. Esta “zona de guerra” fue para evitar cualquier refuerzo y reabastecimiento de las tropas argentinas que ocu-

    “Los métodos de empleo de los submarinos muestran la importancia de este medio naval cuando es adecuadamente utilizado y las debilidades cuando se emplean de manera incorrecta. Tambien muestra el esfuerzo que significa para una fuerza naval la sola amenaza de la presencia de submarinos enemigos en su área de operaciones, especialmente en un ambien-te marino ruidoso como es el Atlántico Sur.

    Muchos libros se han escrito sobre la Guerra de Malvinas, la mayoría se ha remitido a contar las operaciones navales, aeronavales y en tierra. Pero pocos se focalizado en el arma submarina.

    Este trabajo trata de hacer entender el multipli-cador de fuerza que significa el arma submarina en todo conflicto marítimo, aún cuando uno de los bandos pueda empeñar muy pocos submarinos. Los subma-rinos son un multiplicador de fuerzas, de la misma manera que lo son el empleo de Fuerzas Especiales en el combate en tierra.

    Los británicos emplearon estos medios para ob-tener y mantener el control de mar durante el conflicto.

    Los argentinos, por su parte, contando con un muy pequeño número de submarinos, obligaron a la Fuerza Naval enemiga a un esfuerzo muy grande en operaciones antisubmarinas. La Fuerza Naval Britá-nica tuvo que empeñar un gran número de medios y eso le costó tiempo, mantenimiento y distracción de otras tareas en el conflicto. Más de doce buques, seis submarinos y veinticinco helicópteros fueron utilizados en la búsqueda del único submarino argentino que operó alrededor de las Malvinas.

    Antecedentes

    En marzo de 1982 un grupo de operarios ar-gentinos de una empresa de ese país, desembarcó en las Islas Georgias (Puerto Leith) con el objetivo de desmantelar unas factorías allí instaladas. La em-presa estaba autorizada por el gobierno Inglés y la Embajada Británica en Buenos Aires estaba al tanto de este movimiento que se desarrollaba luego de la firma del respectivo contrato con la empresa dueña de las instalaciones.

    Los operarios habían sido trasladados en el buque argentino ARA “Buen Suceso” y desembarcado en Puerto Leith. Al tener conocimiento de este des-embarco, las autoridades existentes en las Georgias del Sur hicieron saber al buque argentino que debería haber atracado primero en Grytviken, el lugar donde

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    paban las islas.Los británicos continuaron los esfuerzos diplo-

    máticos, pero gradualmente se fueron desplazando hacia una solución militar. La naturaleza de la guerra asumida por Gran Bretaña se estaba alejando rápida-mente del conflicto limitado que los argentinos habían previsto inicialmente. Los británicos estaban decididos a recuperar las islas antes de cualquier discusión sobre un cambio de soberanía.

    Planes de Operacion Britanico para las Fuerzas Submarinas

    Los primeros buques británicos que se des-plegaron hacia el Atlántico Sur fueron submarinos de propulsión nuclear: El H.M.S. “Spartan” y H.M.S. “Spléndid”, ambos zarparon el 1 de abril de 1982. Los dos eran submarinos de la clase “Swiftsure”, con cinco tubos de torpedos y alimentados por un reactor nuclear.

    El H.M.S. “Conqueror” los siguió el 4 de abril, un antiguo submarino de clase “Valiant” con seis tubos de torpedos y también con un reactor nuclear.

    Entre el 10 y el 12 de mayo, otros tres subma-rinos navegaron hacia el Atlántico Sur. Estos fueron los H.M.S. “Valiant” y H.M.S. “Couraugeus”, ambos de la clase Valiant, y el H.M.S. “Onyx”, único submarino diésel de la clase “Oberon” con seis tubos de proa y dos de torpedo en popa.

    HMS Spartan

    Planes Operacionales

    La estrategia naval británica para el conflicto consistió en cuatro fases:

    � Primera Fase: imponer la zona de exclusión ma-rítima de 200 millas con submarinos.

    � Segunda Fase: Cuando llegasen las fuerzas de superficie de la Fuerza de Tareas Naval, enca-bezadas por dos Portaaviones, establecer la superioridad aérea y marítima alrededor de las Islas.

    � Tercera Fase: Desembarco y empleo de Tropas Terrestres para retomar las islas

    � Cuarta Fase: Apoyar la guerra terrestre y proteger las líneas marítimas de comunicación.

    Los submarinos estuvieron involucrados en las cuatro fases.

    En la primera fase fueron los ejecutores de la “zona de exclusión”. Durante la segunda fase demos-traron ser los medios que establecieron efectivamente el control de los mares. Durante la tercera y cuarta fases, los submarinos actuaron como alerta temprana para los aviones que se acercaban a las Fuerzas Na-vales y a las islas, al tiempo que mantuvieron aisladas navalmente las mismas.

    OperaciOnes submarinas en la Fase unO

    A su llegada, los tres primeros submarinos se colocaron en áreas de patrullas separadas e infor-maron sobre las actividades argentinas. El “Spartan” controló los accesos a Stanley, el “Splendid” patrulló entre la costa de Argentina y las Islas Falkland, y el “Conqueror” fue enviado al sur de las Georgias. Du-

    rante esta fase, el “Spartan” observó un buque que identificó como el buque de desembarco ARA “Cabo San Antonio”, sobre Stanley, que realizaba lo que parecía ser una operación de instalación de minas. Debido a las reglas de empeñamiento vigentes en esos momentos, el “Spartan” no pudo atacar esta amenaza obvia. Por su parte el “Conqueror” llevó a cabo la vigilancia de las operaciones argentinas en las Georgias y desembarcó un equipo de reconocimiento del SBS (Tropas Especiales de los Royal Marines) en la parte norte de las Georgias del Sur.

    OperaciOnes submarinas en la Fase DOs

    Para apoyar mejor a su grupo de tareas de bu-ques de superficie, con los dos Portaaviones como núcleo, el almirante Sandy Woodward, Comandan-te del Grupo de Tareas, propuso un cambio en los métodos de empleo para los submarinos británicos. No quería que los submarinos estuvieran limitados por áreas operativas y, en cambio, quería permitirles buscar libremente.

    En opinión de Woodward, debían buscar y man-tener el contacto con grupos de buques de superficie argentinos. Los submarinos luego deberían mantener-se en posiciones relativas favorables respecto de los buques argentinos, o al menos con la unidad de más alto valor en el grupo, listos para atacar cuando fuesen autorizados. Para evitar los encuentros azul - azul, no se permitiría que los submarinos entren en combate con contactos sumergidos. El Almirante pensaba que la amenaza submarina argentina solo estaba en proximidades de Puerto Stanley y que la limitación a los submarinos para no disparar a otros submari-nos no afectaría las operaciones iniciales. También debería establecerse un esquema de separación en profundidades para los submarinos británicos, pero esto no sería difícil, lo importante es que se les per-mitiera operar libremente para buscar los buques más importantes argentinos y estar listos para hundirlos.

    El almirante Woodward también creía que los submarinos deberían estar bajo su control operacional “en caso de que fuera necesario enfrentar un conjunto de circunstancias rápidamente cambiantes que reque-rirían una acción muy temprana”.

    El Oficial que comandaba el accionar de los Submarinos, ubicado en Northwood, Inglaterra, no compartió esta opinión y, por lo tanto, no autorizó este nuevo método operacional. Además, estableció que los submarinos permanecerían bajo el control de Northwood.

    El plan que Northwood establecía dividir el área en cuatro cuadrantes, con los submarinos en el cuadrante asignado . El “Spartan” en patrulla en el noroeste, El “Splendid” patrullando el noreste y el “Conqueror” en patrulla en los cuadrantes suroeste y sureste. Esta separación de los submarinos por área es consistente con la forma en que se practicaban las operaciones en el Atlántico Norte, en el ámbito de la NATO. Es decir, Los submarinos pelearían como habían entrenado.

    OperaciOnes submarinas en las Fases Tres y cuaTrO

    Durante estas fases, los submarinos nucleares fueron utilizados como exploradores; desplegados a lo largo de la costa continental argentina, cerca de sus aeródromos militares. Debían alertar al Grupo de Tareas Naval de los aviones argentinos que volaban hacia las Islas Falkland. La flota argentina se había re-tirado a las aguas próximas a sus costas, por lo que la tarea antisuperficie no podía concretarse. Emplearlos en tareas de recolección de inteligencia era la única tarea lógica para estos medios. Usar un submarino

    para esto tam-bién tiene ven-tajas sobre una nave de superfi-cie. Son medios encubiertos y por lo tanto no fueron objeto de ata-ques. Además, las aeronaves no sabrían que

    habían sido vistas o que una advertencia había sido dada al Grupo de Tareas de un inminente ataque.

    Planes Operativos Argentinos para su Fuerza Submarina

    La Fuerza Submarina Argentina estaba formada por cuatro submarinos diésel. Tenían dos submarinos Guppy Class que se compraron en los Estados Uni-dos: el ARA Santa Fe, ex-USS Catfish (SS-339), y el ARA Santiago del Estero, ex-USS Chivo (SS-341). Estos dos tenían 10 tubos de torpedo. Los otros dos barcos en su fuerza eran submarinos Tipo 209; El ARA Salta y el ARA San Luis. Estos fueron construidos en Alemania, con ocho tubos de torpedo delanteros y se consideraban el diseño de exportación alemán más exitoso. Al inicio del conflicto la mitad de los submari-nos argentinos no estaban operativos. El Salta estaba en reparaciones. El trabajo requerido se completó rápidamente y se lanzó al mar para pruebas. Durante sus pruebas en el mar, al Salta hizo un ruido excesi-vo. Esto lo hacía demasiado fácil de detectar y por lo tanto regresó a reparaciones, que no se completaron hasta que terminó el conflicto y, por lo tanto, no entró en la guerra.

    El Santiago del Estero no era apto para operacio-nes sumergidas. Había sido puesto fuera de servicio en septiembre de 1981 y estaba en uso como buque de entrenamiento estático en la base submarina en Mar del Plata. Al comienzo del conflicto fue trasladado a Bahía Blanca y ocultado. Los argentinos creían que Gran Bretaña estaba recibiendo fotografías satelitales y estaban tratando de engañar a los británicos de que estaba en camino hacia el Atlántico Sur, por lo que los británicos sobreestimaron el tamaño de la amenaza submarina.

    Los únicos dos submarinos operacionales du-rante la guerra fueron el Santa Fe y el San Luis. Pero incluso estos dos tuvieron problemas. El Santa Fe era antiguo y sus capacidades estaban muy reducidas. El San Luis estaba en pleno funcionamiento, pero tenía una tripulación nueva que tenía poca experiencia en la operación del mismo.

    Planes Operacionales

    Los planes para la Armada Argentina resultaron de una serie de discusiones y compromisos. Una idea inicial que fue rechazada fue la de interceptar las líneas marítimas británicas de comunicación con su único portaaviones, el ARA “Veinticinco de Mayo”. Como los argentinos planeaban una solución diplomá-tica, no se podía permitir el ataque y el hundimiento de barcos británicos en las primeras etapas de la guerra. Además, la pérdida del único portaaviones de Argen-tina habría sido devastadora, no solo en el conflicto sino en sus relaciones de posguerra con los países vecinos. Por lo tanto esta opción fue descartada. Una segunda opción que también resultó descartada fue colocar buques de superficie argentinos en puertos clave de Malvinas para que actúen como cañones de tierra móviles. Esto permitiría más potencia de fuego disponible para la defensa de las islas. El inconve-niente aquí es que las naves serían estacionarias y más fáciles de atacar, por lo que este plan también fue rechazado. La estrategia adoptada por la Armada Argentina fue bajo el concepto de “Flota en Potencia”. Una vez más, la necesidad de una armada fuerte des-pués del conflicto llevó a la junta militar a elegir este plan. Se evitaría la “batalla decisiva” de Mahan. En lugar de eso, tendría lugar una guerra de desgaste. La flota no realizaría un ataque directo; solo atacarían cuando las probabilidades estuvieran a su favor. De lo contrario, permanecerían fuera de las zonas de exclusión británicas declaradas y esperarían un ob-jetivo de oportunidad. El poder aéreo se usaría para proporcionar el golpe ofensivo de los argentinos y su flota se mantendría en reserva. También hubo cierta preocupación de que Gran Bretaña podría rastrear a la flota argentina por satélite y, para evitar ser ataca-dos, debían mantener a su flota fuera de peligro. Esta

    HMS Splendid

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    opción también permitía más tiempo para un arreglo diplomático, que era el método preferido por Argentina para poner fin al conflicto , por lo tanto el empleo de la fuerza naval se adecuó a respaldar la estrategia aprobada.

    La fuerza submarina argentina estaba formada entonces solamente por los submarinos Santa Fe y San Luis; Los otros dos barcos no participaron en la guerra. El Santa Fe realizó operaciones de lanzamien-to de buzos tácticos el 2 de abril durante la Operación “Rosario” y transportó refuerzos y suministros a Geor-gias posteriormente. El San Luis realizó una patrulla durante todo el conflicto al norte de las Islas Falkland y atacó a los barcos británicos que ingresaron a su área. Si el Santa Fe no hubiese sido puesto fuera de servicio en Georgias por helicópteros británicos, habría patrullado los mares entre Ascensión y las Georgias intentando interceptar las líneas de comunicación británicas.

    reglas De empeñamienTO

    Las reglas de empeñamiento cambiaron durante el conflicto en la forma clásica correspondiente a una escalada del mismo. Las reglas de empeñamiento fue-ron impartidas desde la más alta conducción del con-flicto hasta los operadores en el Teatro de Operaciones tanto del lado argentino como del británico. Algunos comandantes solicitaron cambios en las mismas y se aprobaron a través de la cadena de comando.

    OperaciOnes Del ara “sanTa Fe”

    El Santa Fe fue el único submarino argentino involucrado en la recuperación de las Islas Malvinas. Su primera misión fue desembarcar buzos tácticos en el cabo Pembroke próximo al Faro allí instalado en la Isla Soledad. Sus Reglas de Empeñamiento le estipulaban que no podía atacar ningún buque y debía permanecer sin ser detectado. Zarpó de Mar del Plata el 26 de marzo para cumplir su misión. Du-rante su travesía la Fuerza de Tareas Argentina fue detectada y los ingleses descubrieron su misión por lo que se reforzó la dotación de defensa del Faro. Los planes argentinos fueron cambiados y el Santa Fé recibió nuevas directivas; debía desembarcar los buzos tácticos ahora en una playa al norte del Faro. Esto fue realizado en la noche del 2 de abril a 0200 hs. Luego el Santa Fé patrulló la zona durante algunos días más, retornando finalmente a su base en Mar del Plata. Allí se alistó para una navegación de sesenta días y zarpó nuevamente en la noche del 8 de abril con reabastecimientos y veinte (20) Infantes de Marina como refuerzo para la defensa en las Georgias del Sur, debido a que la Zona de Exclusión Marítima ya había sido declarada por los británicos y la única forma de reforzar Georgias era mediante el medio submarino.

    Durante su navegación detectó actividad ene-miga en superficie pero no fue descubierto. El 24 de abril a las 2200 hs el Santa Fé emergió en la bahía Cumberland y tomó contacto con los efectivos del Batallón de Infantería de Marina N°1 instalados en Grytviken desde la recuperación el 3 de abril.

    Los efectivos de refuerzo y los reabastecimien-tos fueron desembarcados. Después de completar esta maniobra mediante botes, se dirigió mar afuera. Al día siguiente mientras navegaba en búsqueda de profundidades aptas para inmersión fue descubierto por un helicóptero británico perteneciente a la Fuerza Naval destacada para desalojar los efectivos argen-tinos (“Operación Paraquet”) y atacado con misiles y cohetes provocandole múltiples averías. El Coman-dante del submarino decidió no ir a inmersión por temor a ataques con torpedos y cargas de profundidad y estimó que el submarino tendría más posibilidades de supervivencia permaneciendo en superficie.

    Las averías motivaron que la nave volviese a tierra embicando en la playa King Edward Point, la tripulación abandonó el Santa Fé y fue tomada pri-sionera cuando las fuerzas británicas capturaron las instalaciones de Grytviken.

    De esta manera el ARA San Luis quedó como el único submarino argentino en operaciones.

    OperaciOnes Del ara “san luis”

    El San Luis zarpó para operaciones de patrulla en la segunda semana de abril y desarrolló operacio-nes submarinas durante toda la extensión del conflicto. Permaneció en patrulla en un área al Norte de la Isla Soledad donde debía atacar buques británicos en la medida que sus Reglas de Empeñamiento lo permitie-sen. Atacó en un total de tres oportunidades. Dos de ellas usando el torpedo alemán SST-4 antisuperficie y la tercera empleando un torpedo de origen nortea-mericano Mark 37.

    La primera oportunidad el 1 de mayo atacó un buque detectado solamente por sonar y clasificado como un buque de guerra tipo destructor que emplea-ba helicópteros. Estos buques fueron el HMS “Brilliant” y el HMS “Brodward”, el ataque no fue exitoso y el San Luis sufrió a su vez un ataque de buques de superfi-cie que se extendió por veinte horas y se emplearon cargas de profundiad y al menos un torpedo.

    El segundo ataque fue durante el 8 de mayo fue contra un submarino. Veinte minutos después de haber disparado un torpedo Mark 37 se detectó una explosión en la dirección de referencia del lanzamien-to. Los Británicos no reportaron la perdida de ningún submarino durante el conflicto, muy probsblemente el torpedo puede haber explotado al tocar el fondo aceánico.

    El último intento, el 10 de mayo, fue también hecho sin el periscopio, sobre un par de destructores: el HMS Arrow y HMS Alacrity. Un torpedo fue dispa-rado a los barcos. Este ataque no tuvo éxito, pero se escuchó una pequeña explosión en el rumbo correcto 6 minutos después de disparar el torpedo. Más tarde, cuando el Arrow estaba recuperando su contrame-dida remolcada, se la encontró dañada, una prueba concluyente de que las contramedidas electrónicas británicas habían superado a los dispositivos de ras-treo del torpedo SST-4.

    No se realizó un ataque a la segunda nave ya que la distancia se había extendido demasiado rápido y la nave estaba ahora fuera de alcance.

    Los problemas con los torpedos y los sistemas de torpedos a bordo contribuyeron a las tres fallas.

    La computadora de control de tiro en el San Luis estaba fuera de servicio y la solución de control del tiro tenía que calcularse manualmente. Además, los cables se rompieron en todas las armas poco después del disparo, lo que eliminó la capacidad de dirigir el arma después del lanzamiento. Estos problemas y la opinión de que los torpedos fueron disparados con el submarino demasiado profundo, tuvieron una influen-cia directa en el resultado de cada disparo. También hay pruebas de que los torpedos SST-4 no estaban adecuadamente preparados en la sala de torpedos antes de cargar los mismos en los tubos lanzator-pedos. Este error no permitió que los torpedos se armaran correctamente durante su recorrida. Si este fue el caso, todos los disparos con estas armas solo podrían dañar a un objetivo con la fuerza cinética del torpedo embistiendo al objetivo. No habría explosión, solo un golpe como el de un ariete.

    Los informes británicos existentes sobre un torpedo que rebotó en el casco de un buque británico y el daño, pero no la destrucción total, al remolque de contramedidas del HMS Arrow son consistentes con esta tesis. En ambos casos, si el torpedo hubiera explotado, el daño habría sido mucho más grave; El trineo habría sido destruido totalmente y el buque muy probablemente hundido. Las pequeñas explosiones escuchadas por los argentinos pueden haber sido el ruido de la colisión entre los torpedos y sus objetivos.

    OperaciOnes Del submarinO Hms “sparTan”

    El 1 de abril, ambos submarinos navegaron hacia el Atlántico Sur y llegaron diez días después. Para hacer cumplir la Zona de Exclusión Marítima, el submarino Spartan patrulló cerca de Port Stanley para vigilar los refuerzos argentinos que pudieran llegar por el mar. En el período del 12 de abril al 30 de abril, durante cuatro días consecutivos, observó al buque argentino de desembarque, tanque AR.A Cabo

    San Antonio, realizando operaciones de colocación de minas.

    OperaciOnes Del submarinO Hms “splenDiD”

    El Splendid, por su parte, fue asignado a patru-llar entre la costa de Argentina y las Islas Falkland. Cuando llegó la fuerza de tarea naval británica, ambos submarinos se trasladaron a nuevas áreas de patrulla; al noreste y noroeste de las Islas Malvinas, respectiva-mente. El 29 de abril, el Spartan tuvo contacto visual con tres destructores argentinos y se lo comunicaron a Northwood, no siendo autorizados a atacar.

    OperaciOnes Del submarinO Hms “cOnquerOr”

    Este submarino partió hacia el Atlántico Sur el 4 de abril y llegó el 11 de abril, el mismo día que el Splendid y el Spartan. Antes de zarpar, embarcó miembros del Servicio Especial de Barcos Británicos (SBS). Su primera área de patrulla fue alrededor de South Georgia

    Antes de zarpar, embarcó miembros del Servicio Especial de Barcos Británicos (SBS). Su primera área de patrulla fue alrededor de South Georgia. El 19 de abril, el Conqueror desemabrcó un equipo de reco-nocimiento de la SBS en el lado norte de Georgia del Sur y continuó patrullando en el área. El 23 de abril, se recibió un informe de que un submarino argentino se dirigía a Georgia del Sur (ARA Santa Fe) y el Con-queror realizó una búsqueda fallida del submarino.

    Cuando llegó la fuerza de tarea naval británica, el Conqueror ocupó una nueva área de patrulla al sur de las Islas Falkland. El 1 de mayo encontró a un grupo de superficie argentino en torno al crucero ARA “General Belgrano”. Informó a Northwood y siguió ras-treando el crucero. El ARA “General Belgrano” estaba fuera de la ‘Zona de Exclusion’ pero se actualizaron las reglas de empeñamiento para permitir el ataque. El Conqueror disparó tres torpedos Mk 8 (torpedos de carrera rectos clásicos de la Segunda Guerra Mundial). Dos impactaron al Belgrano y uno golpeó a una nave escolta, pero no correctamente. Este tercer torpedo no explotó y no pareció dañar la nave. El submarino británico abandonó el área, mientras que los dos es-coltas realizaron un contraataque sin éxito. El crucero se hundió aproximadamente 45 minutos después de ser impactado. Después del hundimiento del Belgrano, la flota argentina permaneció a 12 millas de la costa argentina durante el resto de la guerra.

    Hechos Pincipales y Operaciones Sub-marinas durante la Guerra

    28 de marzo, el submarino argentino ARA Santa Fe se une a la Fuerza de Tarea 40, la Fuerza de Desembarco Argentina en las Mal-vinas.

    31 de marzo, el Santa Fe recibió la orden de realizar el reconocimiento de las playas de des-embarco cerca de Stanley.

    01 de abril, los submarinos británicos Spartan y Splendid inician su navegación hacia el Atlántico sur.

    02 de abril, el Santa Fe desembarca Buzos Tácticos en Yorke Bay con la misión de asegurar-se que la playa esté libre de defensas - Argentina recupera las Islas Malvinas

    03 de abril, Fuerzas Argentinas desembarcan en Georgia del Sur

    04 de abril, el submarino británico Conqueror nave-ga hacia el Atlántico Sur con hombres del Servicio Especial de Botes (SBS) a bordo

    05 de abril, La Fuerza de Tareas de superficie bri-tánica navega hacia el Atlantico Sur

    08 de abril, el submarino argentino ARA “San Luis” inicia operaciones de patrulla

    11 de abril, los submarinos británicos “Spartan”, “Splendid” y “Conqueror” llegan a

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    proximidades de las Islas Malvinas en el Atlántico Sur - El “Spartan” controla las navegaciones argentinas a Puerto Argentino - El “Splendid” patrullas entre la costa argentina y las Islas Falkland - El Conqueror se dirige a patrullar entre Malvinas y Georgias del Sur

    12 de abril, Gran Bretaña declara una Zona de Ex-clusion de 200 millas alrededor de las Islas Malvinas

    12 al 30 de abril, el “Spartan” observó LST argentino Cabo San Antonio frente a Stanley durante cuatro días seguidos, aparen-temente colocando minas, sus reglas de empeñamiento no le permitieron atacar

    19 de abril, el “Conqueror” desembarca un equipo de reconocimiento de SBS en la costa norte de Georgia del Sur

    23 de abril, Informe de la presencia de un submarino argentino que se aproxima a Georgia del Sur, el Conqueror busca al subma-rino, pero no lo encuentra. Se trataba del ARA “Santa Fé” que transportaba efectivos de Infanteria de marina y per-trechos como refuerzo de la dotaión allí existente

    25 de abril, el “Santa Fe” es atacado y debe varar en la costa cerca de Grytviken, Georgia del Sur - Ocupación británica de Georgia del Sur

    29 de Abril, el “Spartan” observa destructores Tipo 42 y otras naves a unas 300 millas al norte de las Falkland, no es autorizado a atacar

    01 de Mayo, La fuerza de tarea británica llega a la

    zona de guerra - “El ARA “San Luis” ataca a una nave de guerra británica, no tiene éxito en la acción y el contra-ataque británico dura varias horas con helicópteros y cargas de profundidad - El submarino Conqueror encuentra y rastrea el crucero argentino ARA “Ge-neral Belgrano”

    02 de mayo, General Belgrano es hundido por el Conqueror

    07 de mayo, Los británicos declaran que todos los barcos argentinos que se encuentren a más de 12 millas de la costa argentina serán atacados.

    08 de mayo, El ARA “San Luis” ataca lo que cataloga como submarino británico, se escuchan explosiones en proximidades de la po-sición detectada. No hay confirmación

    10 de mayo, El ARA “San Luis” ataca contactos catalogados como buques de guerra británicos, fallas en los sistemas de guiado y en los torpedos hacen fracasar la acción.

    10-12 de mayo, Los submarinos británicos Valiant y Onyx navegan hacia el Atlántico Sur

    16 de mayo, El Valiant llega al Atlántico Sur21 de mayo, Desembarco de tropas británicas en las

    Islas Falkland (San Carlos) y ocupación de una Cabeza de Playa.

    08 de junio, El submarino Valiant detecta aviones de la aviación argentina desde Río Grande hacia las Islas Malvinas

    13 de junio, el Gobernador Militar Argentino en las Islas Malvinas firma el cese de fuego.

    Reglas de Empeñamiento durante el conflicto

    pOr argenTina

    02 de abril, No causar bajas británicas ni daño a propiedades mientras se desarrolla la Operación “Rosario”. Abrir fuego únicamente cuando se recibe fuego enemigo.

    30 de abril, Armas autorizadas para ser utilizadas contra los objetivos británicos.

    pOr gran breTaña

    12 de abril, Ataques autorizados a partir del 12 de abril en la Zona de Exclusión Marítima (200 millas náuticas)

    23 de abril, Ataques autorizados sobre cualquier fuerza argentina que se considere una amenaza.

    26 de abril, Área de defensa de 25 millas estableci-da alrededor de todas las unidades de la Fuerza de Tarea.

    29 de abril, Ataque autorizado sobre cualquier bar-co que esté siguiendo a la Fuerza de Tareas

    30 de abril, Zona de exclusión total declarada (agrega aeronaves a los objetivos au-torizados)

    2 de mayo, Submarinos autorizados para atacar a cualquier buque de guerra argentino.

    7 de mayo, Zona de Exclusión Total en todas partes excepto a 12 millas de Argentina

    12 de mayo, Ataques autorizados sobre mercantes y buques pesqueros si están en tareas de reabastecer las islas.

    Hundimiento del HMS “Ardent”Entrevista al Vicealmirante (RE) Benito Ítalo Rotolo, líder de la escuadrilla aeronaval que mandó a pique la fragata inglesa “Ardent” en Estrecho San Carlos, durante el conflicto de Malvinas de 1982.

    Prevuelo

    “El 21 de mayo estábamos en la Base Aeronaval Río Grande con la escuadrilla de aviones A-4Q del portaviones ARA “25 de Mayo”. Fuimos informados que los ingleses habían iniciado esa madrugada el desembarco, de tal manera que ordenaron dos mi-siones: la primera de ellas por la mañana al mando del Comandante de la escuadrilla Capitán Castro Fox, la cual no logró llegar al blanco porque había mucha niebla sobre las islas y la restante, la nuestra, a primera

    hora de la tarde.Cuando esa misión fue asignada a los aviones

    A-4Q se les completó la carga de combustible y ar-mamento para partir alrededor de las 14 hs., teniendo premura por las escasas horas de luz en esa época del año.

    Al iniciar el prevuelo de la misión en la sala de pilotos listos, se nos informó que había un blanco que aparentemente era un buque carguero averiado que estaba en el sur del canal del Estrecho de San Carlos. Había que llegar, atacarlo tratando de hundirlo, y si había otros buques hacer lo propio.

    Minutos más tarde mientras nos colocábamos el resto del equipo de vuelo nos informaron que en reali-dad el carguero no estaba solo y que aparentemente tenía dos o tres unidades de escolta.

    Luego, mientras realizábamos la inspección de prevuelo de los aviones, nos llegó la información final: no había carguero; lo que encontraríamos en cambio era una cantidad importante de unidades navales de la flota inglesa apoyando el desembarco de sus marines y debíamos atacar a la primera que encontráramos al llegar a la zona de operaciones.

    Se suponía que la un avión Tracker operando como explorador nos guiaría al blanco, teóricamente estaba volando en las inmediaciones al sur del es-trecho.

    No tuvimos tiempo de programar reaprovisiona-miento en vuelo, por lo tanto era una misión marginal. Sin embargo, las circunstancias apremiaban, ya que, en ese día 21 los buques estaban dentro del Estrecho efectuando de desembarco, y por lo tanto debíamos atacar lo antes posible.

    La curiosidad que puedo marcar del despegue para esta misión, es que la primera Sección (tres aviones) con el capitán Philippi, el teniente Márquez

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    costa se adentra en la isla y observamos varios buques, uno en el centro de canal que para nosotros era una fragata Tipo 21. A ella le apuntamos directamente, de lo con-trario, no hubiéramos tenido tiempo de virar. Un viraje, con un avión cargado con 2.000 libras de bombas, más el combustible y a esa velocidad, hubiera implicado un radio de giro de cuatro millas.

    En ese momento comenzamos el ataque. Nos dimos cuenta que ya superada la línea costera, metidos en el canal, había buques recostados sobre la sombra de la costa. Era un día en el que había chubas-cos, sol, lluvia, con claros en el cielo y esos buques nos empezaron a disparar fuego cruzado sobre nuestro avance, que era perpendicular hacia el buque que estaba en el centro del canal.

    La Tipo 21 empezó a tirarnos con ametrallado-ras, y también las otras unidades. Veíamos todos los impactos en el agua.

    Realizamos el clásico zigzagueo que evitaba determinar el punto predicho de los sistemas de ar-mas, una defensa no muy efectiva, pero bueno, es lo único que podíamos hacer dadas las circunstancias.

    Hay que suponer que el enemigo cuando está disparando también se encuentra bajo estado de shock y de hecho nos sirvió porque no fuimos impac-tados. Además, esperábamos los misiles Sea Cat pero no nos los lanzaron.

    Estábamos entrando al blanco muy pegados al agua y con poca separación entre nosotros ya que no había habido tiempo de establecer los 20 segundos de espaciamiento entre nuestros aviones, cosa que se hace al fin de evitar a cada uno de los numerales los daños producidos por las esquirlas de las explosiones del avión precedente.

    Como parte de nuestro adiestramiento como pilotos de caza y ataque, en operaciones aéreas navales operando desde portaviones y desde tierra habíamos practicado vuelo rasante sobre el mar desde guardiamarinas.

    En la fecha del ataque en cuestión yo tenía 32 años, mis numerales 29 y 30 respectivamente. Era teniente de navío y ellos también. Teníamos una gran habilidad en ese momento y una buena preparación en técnicas y tácticas contra blancos navales, así que cuando voy a cruzar sobre la nave trepo a 200 pies (60 metros) altura que daba tiempo al armado de las espoletas de las bombas una vez lanzadas. Esa era la altura mínima para que pudiera armar, no obstante me pareció tan alto que una vez que lancé las bombas invertí el avión para bajar, - algo que uno hace nor-malmente a 10.000 pies – y recuperé a ras del agua.

    Luego hice un giro brusco hacia la izquierda como para volver hacia el sur del canal y ahí me topé con un crucero clase Country de frente que abrió fuego con todas sus armas. Ordené a mis numerales: “girar nuevamente sobre mi eje para la derecha”, como atravesando el canal. Mientras daba esa alarma, Sylvester y Lecour estaban lanzando sus bombas y alcance a observar algunas, sin embargo interpreta-ron mi mensaje y salimos todos volando rasante, casi rozando el agua, hasta el morro de la costa contraria, allí trepamos y nos ocultamos tras él. Mientras volaba entre unos cañadones pregunte si estábamos a la vista; Lecour me seguía de cerca pero Sylvester había quedado separado más atrás. En ese momento la voz del piloto del Tracker que nos informaba que estaba listo para guiarnos, pensando que recién ingresába-mos a la zona de operaciones.

    El ataque había sido muy efectivo. No podía-mos hablar para no delatar nuestra posición y faltaba la mejor parte. Para el escape estábamos obligados a trepar muy pronto para disminuir el consumo de combustible y temíamos que por allí hubiera algún destructor clase Sheffield que con los misiles Sea Dart nos pudiera derribar. Trepamos entre los cañadones y pasando las islas habíamos alcanzado 28 a 29.000 pies. Una vez con el avión liviano pudimos alcanzar 40.000 pies sin problemas, que es el límite de los Sea Dart. Sin hablar, con señas, nos reunimos y ese fue un momento muy duro. Muy duro porque tomamos conciencia de lo que habíamos hecho.

    Los movimientos que uno realiza pueden ser violentos y eso produce un poco de dolor en la espal-da. Creo que eso se debe a la adrenalina producida cuando a uno le están tirando y piensa, aunque sea fugazmente, en que algo lo pude impactar convirtién-dolo en astillas. En el momento que pudimos relajarnos y pensar, lógicamente recordamos con pesar a los tres camaradas que no pudieron zafar del enemigo.

    Desde el momento que apuntamos al canal para hacer el ataque hasta que empezamos a trepar, deben haber transcurridos unos cinco minutos. Fueron minu-tos bajo una tensión muy grande, aunque la corrida no fue muy distinta a lo que practicábamos cuando solíamos entrenar, a excepción de la poca separación entre aviones, teníamos el ingrediente adicional del efecto psíquico resultante de que a uno le tiren… sin embargo, hay un dicho en la aviación que indica que “mientras se vean los misiles o la ráfaga de proyectiles, no es a uno al que le están tirando”

    Regreso a la Base

    Cierto es que tuvimos un poco de fortuna, ya que los ingleses no habían puesto un buque entre las islas y el continente para atacar a las unidades durante el regreso.

    Cuando estábamos a 150 millas de Río Grande, enlazamos informando nuestro retorno a la base y preguntamos por los pilotos de la primera sección. Nos dijeron que no habían regresado. Por el tiempo que había transcurrido no tendrían combustible, así que obviamente confirmamos que habían sido derribados.

    En cuanto a nuestro ataque, el teniente Lecour

    y el teniente Arca, despegaron unos minutos antes. La segunda iba a mi mando con el teniente Lecour y el teniente Sylvester.

    Hubo una demora en el alistamiento de nuestros aviones y el capitán Philippi, sabiendo que nuestros A-4Q tenían VLF OMEGA –equipo de apoyo para posi-cionamiento y navegación- dijo: “Bueno listo, nosotros nos largamos, ustedes nos pueden alcanzar”

    El Ataque a la Ardent

    El despegue fue normal dadas las condiciones de la pista de Río Grande. Sin embargo para salir con carga completa de combustible solo podíamos llevar 4 de las 6 bombas MK 82 – de 500 libras de peso unitario – previstas por cada avión para realizar este tipo de ataque a buques navales, con posibilidad de lograr algún impacto. La idea era navegar bien alto para ahorrar combustible y 100 millas antes de Malvinas descender y hacer entrada en el extremo Sur del Estrecho, volando rasante, hasta encontrar el o los blancos que nos pudieran asignar durante la navegación.

    Todo funcionó bien. Volamos separados unos 10 minutos de los primeros tres aviones. No podíamos acelerar demasiado para alcanzarlos porque había que cuidar el combustible ya que la reserva para el regreso era escasa y siempre se pensaba en la alternativa de una avería, por impacto de munición enemiga que podía perforar algún tanque, de manera que no era sencillo pensar en un regreso seguro.

    Como el avión Tracker operaba desde un aeró-dromo distinto al nuestro no coincidimos en los tiempos de aproximación al blanco y no tuvimos contacto con el mismo antes del ataque.

    Cuando estuvimos muy cerca del descenso, es decir de alcanzar el punto de las 100 millas previas – vendríamos volando a unos 30.000 pies – escucha-mos algunas comunicaciones de la otra sección que estaba remontando el Estrecho. Una novedad que nos pasan es que los islotes que habíamos visto en la carta, porque no conocíamos Malvinas, eran islotes muy planos, muy chatos, no servían para esconderse de la emisión de radar y que el buque que finalmente tenía que estar en el extremo sur del Estrecho San Carlos, no se encontraba allí.

    Gráfico Inglés de los Ataques el 21 de MayoComenzábamos a descender cuando el teniente

    Márquez de la 1ª Sección señala el blanco que en-cuentra, un destructor en el medio del canal. El capitán Philippi que dice “ataquémoslo”. Lo atacan, algo se oye, hasta que finalmente se escucha a Márquez que dice “Harrier-Harrier” y luego una voz que creo fue del capitán Philippi que dice “me eyecto”, con lo cual nos dimos cuenta que los Harrier estaban allí.

    Teníamos otra opciones, pero cumplimos la orden de hacer lo mismo, con la diferencia que cuan-do cruzábamos el Estrecho y, teniendo en cuenta la novedad que los islotes no servían para ocultarse, le indiqué a los numerales que continuaríamos la misión a pesar de las novedades y que me cruzaba a la costa opuesta, para volar sobre la Isla Soledad y evitar la detección. Mediante una comunicación muy breve les pregunté a mis numerales si estaban conmigo me contestaron afirmativamente.

    Finalmente llegamos a la altura de Bahía Ruiz Puente y viramos hacia el Estrecho. En ese lugar la

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    y el teniente Sylvester quien fue el último en la corri-da, pudieron observar que mis lanzamientos habían horquillado el blanco – dos bombas antes y dos bombas después del mismo – y que Lecour con sus lanzamientos había dejado la fragata inglesa envuelta en una nube espesa de humo y fuego. Esto obligó a Sylvester a lanzar sus propias bombas mientras cru-zaba una columna de humo y esquirlas producidas por el lanzamiento anterior.

    A la Ardent se le arrojaron unas 20 bombas MK 82 de 500 libras, con cola de retardo de caída. Una de estas bombas lanzadas por nosotros con espoleta de retardo y cola frenada era suficiente para hundirla, porque una fragata no es un buque muy resistente.

    Finalmente llegamos a Río Grande, con un nivel de combustible remanente tan bajo que no hubiera alcanzado para dar siquiera una vuelta más a aero-puerto. Ese día, recién en tierra, tomamos conciencia de lo que habíamos hecho. Fue nuestro bautismo de fuego, habíamos perdido tres camaradas y tres aviones. Además los aviones de Sylvester y Lecour registraban varios impactos cada uno.

    El ataque había dado el resultado ya programa-do muchas veces por nuestros sistemas de análisis operativos. El mismo era un 50% de bajas al atacar a un destructor con este tipo de aviones, que al no tener armas llamadas inteligentes, obligaba a los pilotos a ingresar a la zona caliente de tiro y exponerse sobre-manera pasándole por encima al blanco elegido, a muy baja altura y muy corta distancia directa. Esta era la única manera de atacar teniendo una probabilidad aceptable de impactar el blanco. Se había cumplido esa probabilidad y teníamos la esperanza de que el ataque, al menos, hubiera sido dañado seriamente.

    En cuanto a los pilotos derribados, el capitán Philippi se eyectó, sobrevivió. Convivió una noche con un granjero y su familia y lo fueron a rescatar al día siguiente. El teniente Arca, con su avión perforado, se eyectó sobre Puerto Argentino y fue rescatado por un helicóptero del Ejército. El teniente Márquez no pudo eyectarse luego de haber sido atacado por el Harrier y falleció.

    En la Post Guerra

    En la post guerra, el vicealmirante Benito Rótolo fue subjefe de la Armada. Veinticinco años atrás era un joven oficial de 32 años.

    Piloto naval de combate, fue uno de los que hundió la fragata británica Ardent el 21 de mayo de 1982. El tiempo y los cargos por los que pasó en su carrera militar le permitieron tener una visión más completa del conflicto. La de un combate “sin odios”, como dice al destacar la relación de mutuo respeto que construyó en estos años con el comandante del Invincible, Jeremy Black, y con Alan West, el hombre que estuvo al comando de la fragata Ardent durante la guerra y que hace pocos meses se retiró como jefe de la armada británica.

    En el momento del conflicto, Rótolo era un com-batiente. Las decisiones estratégicas pasaban lejos de él. Luego ocupó una de las oficinas en las que, llegado el caso, se tomarían ese tipo de determinaciones. Y dio su opinión: “En la posición en que estoy ahora jamás aconsejaría al poder político utilizar una guerra para

    resolver un conflicto”.“En 1982 quedamos presos de ese error

    de la conducción político-militar -explica a LA NACIÓN- que fue el cambio del objetivo estra-tégico. Yo no sé cuáles fueron las razones por las que había que interrumpir 170 años de recla-mos diplomáticos para hacer una recuperación incruenta, una forma de tocar una campana, y darle un catalizador a la negociación. Pero sí puedo decir que la gente que planificó y ejecutó la operación Rosario estaba convencida de que iba a provocar un beneficio en la recuperación de las islas. Después no se negoció y se fue al paso siguiente: nos quedamos en las islas, a defenderlas a cualquier precio. Eso es mo-dificar el objetivo estratégico. ¿Había un plan para eso? ¿Estábamos preparados? ¿Había tiempo para preparar el cambio de objetivo? Eso es lo que después analiza el informe Ra-

    ttenbach y lleva a la Junta a juicio. Lo que se juzga es la responsabilidad por la escalada bélica, porque al hacerlo invitamos al contrincante a que lo hiciera también”, resume.

    Claro que él no estaba en la conducción en 1982, sino en la línea de combate. El 2 de abril lo sorprendió, como a millones de argentinos. Estaba asignado a los nuevos aviones Super Etendard, pero en la urgencia fue requerido nuevamente en el portaaviones 25 de mayo. Los cazabombarderos A4Q estaban desensam-blados en los talleres de Puerto Belgrano, para ins-pecciones técnicas. Fueron rearmados rápidamente y colocados otra vez en el portaaviones. Allí estuvo Rótolo. Preparándose para una inminente batalla aeronaval en el Atlántico Sur.

    “Se juzgó mucho el desempeño de la flota de mar: si podía haber combatido o no. Estuvo tres días en contacto con la flota británica, a punto de combatir, pero hubo vicisitudes en el plano político del manejo del conflicto que hicieron que se dudara de ese ataque. Quiero destacar lo que vivió esa gente, porque ahí te-níamos entre 3500 y 4000 argentinos embarcados que sintieron intensamente ese período. Estábamos muy bien adiestrados, muy preparados para ese combate. Eso no quiere decir que fuéramos probélicos, sino que no nos creíamos en condiciones inferiores a la flota británica. Estamos hablando, ese 1° de mayo, de una flota británica que se aproxima al norte de Malvinas con un núcleo de buques que no era diferente del que teníamos nosotros. Estábamos en condiciones de entablar esa batalla naval y de detener a ese grupo. Estoy seguro de que de haberse producido el combate no hubiera ocurrido el desembarco. Claro

    que eso no significa que dos meses después de una batalla decisiva, como podía ser ésa, Gran Bretaña no hubiera podido volver con reservas, y nosotros ya no tendríamos nada”.

    Los dos grupos de ataque de la Armada se acer-caron por el norte y por el sur de las islas Malvinas. Los aviones navales de exploración entregaban la posición de cada buque británico. En la noche del 1° de mayo, la flota argentina llegó a 150 millas de la británica. Esa madrugada, Rótolo y sus compañeros debían despe-gar como punta de lanza del ataque. “La decisión era atacar al amanecer, pero entonces se decidió esperar por más viento, para poder despegar con toda la carga de bombas. La iniciativa era nuestra, pero después de esa cancelación vinieron otras, hasta que llegó la noticia del hundimiento del Belgrano. Pensamos que ése era el momento de atacar, porque una vez en esa situación entendíamos que peleábamos ahí o nos hundían sin pelear. Al otro día nos hicieron alejarnos a 250 millas de la flota británica y el 3 de mayo se dio la orden de repliegue. Fueron días muy intensos, lo único que faltó fue la gran batalla, lo demás se hizo todo”, cuenta Rótolo.

    Reflexiones

    “Siempre nos preguntamos por qué no se dio la orden de ataque. Creo que se evaluó el efecto psicológico que sobre las fuerzas que combatían y la sociedad argentina tendría el hundimiento total de la flota, más allá del daño que le provocásemos a la otra parte. Esto me lo dijo luego Black. Él sabía que des-pués del Belgrano iba a ser difícil para la conducción política y militar ordenar el ataque. “Rótolo habla sobre el trabajo de cada unidad de la Armada. Mira “el vaso medio lleno” del trabajo conjunto con los hombres del Ejército y de la Fuerza Aérea. “Tuvimos sólo un mes de preparación y cada uno hizo lo mejor que pudo para ayudar al otro”, señala.

    Rótolo afirma: “El grupo de argentinos que com-batió en las islas Malvinas lo hizo con coraje. Esa gente merece un reconocimiento. Los combatientes no son víctimas y no quieren que los hagan sentir así. Los que dieron su vida lo hicieron como héroes.”

    FUENTES:

    - Testimonio del Vicealmirante (RE) Benito Rotolo- Publicación Defensa y Seguridad nº30. Mar-

    zo-abril 2006- LA GAZETA FEDERAL

  • Página 12 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019 ARMADA

    La Armada y su Actuación en la Guerra de MalvinasPor Guillermo Spinelli - Capitán de Navío, Jefe del Departamento Estudios Históricos Navales

    Publicado en Buenos Aires, La Prensa - 13 abril 2019

    El conflicto de 1982 puede ser visto como un eslabón más en la cadena que forman las batallas de Martín García, Montevideo, Juncal, Quilmes y tantos otros combates que componen la orgullosa historia naval del país.El 2 de mayo de 1982 es hundido el crucero “General Belgrano” y ante la imposibilidad de enfrentar la amenaza de los submarinos nucleares y el retiro de las fuerzas Británicas al este de las islas, la flota ar-gentina se retira a aguas poco profundas y asume la defensa de las costas.

    “General Belgrano” y ante la imposibilidad de enfrentar la amenaza de los submarinos nucleares y el retiro de las fuerzas Británicas al este de las islas, la flota se retira a aguas poco profundas y asume la defensa de las costas.

    Hundimiento del Crucero BelgranoEn su libro “Tácticas de Flota y del combate

    costero” el Capitán de la Marina de los Estados Unidos Wayne Hughes dice: “Habiendo apreciado su inferiori-dad, la flota Argentina obró correctamente al retirarse a sus aguas territoriales”

    La fuerza de submarinos destaca al submarino “Santa Fe” para las islas Georgias en una misión de abastecimientos y es hundido por helicópteros.

    El ARA “Santa Fe” y una imagen del ataque británicoEl submarino “Salta” tuvo un desperfecto en la

    hélice y es el “San Luis” quién enfrenta al enemigo. Ante la amenaza de este solo submarino se lanzaron por parte de las fuerzas inglesas más de 200 torpedos según expresa Freedman en su “Historia Oficial de la campaña de las Malvinas”, preocupando seriamente al Almirante inglés Woodward según consta en sus memorias de la guerra, “Los cien días”.

    ARA “San Luis” desarrolló una campaña de treinta nueve días bajo la superficie del Atlántico sur y lanzó varios ataques

    que resultaron fallidos por desperfectos en sus sistemas de armas

    La Aviación Naval

    La aviación Naval junto con sus camaradas de la Fuerza Aérea Argentina se cubrieron de gloria durante la guerra desafiando enormes peligros asombrando al mundo que no creía que fuese posible el sobrevuelo de buques armados con misiles modernos.

    La carta del as de la aviación francesa durante

    la Segunda Guerra Mundial Pierre Clostermann es ilustrativa al respecto: “A vosotros, jóvenes argentinos compañeros pilotos de combate quisiera expresaros toda mi admiración. A la electrónica más perfeccio-nada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hiciste frente con éxito.

    Aviones A4Q Skywhak navalesA pesar de las condiciones atmosféricas más

    terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, habéis partido en medio de la tempestad en vuestros “Mirage”, vuestros “Etendard”, vuestros “A-4”, vuestros “Pucará” con escarapelas azules y blancas.

    Avión Super Etendard lanzando un misil Exocet A pesar de los dispositivos de defensa antiaé-

    rea y de los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los “AWACS” y los satélites norteamericanos, habéis arremetido sin vacilar.

    Aermachi 339 atacando el 21 de mayo en soledad la flota enemiga en San Carlos

    Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun los de la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945. Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos.

    La guerra de las Malvinas como todo hecho histórico, se presta para diferentes interpretaciones y desgraciadamente también usos políticos. En aras de una mayor objetividad y rigor, me basaré en opiniones de fuentes inglesas o extranjeras que si bien poseen también sus intereses son de otra índole.

    Integrando el poder naval se encuentran los distintos componentes de la Armada: la Flota de Mar, la Fuerza de Submarinos, la Aviación Naval y la In-fantería de Marina. Es por ello que a la Armada se la ve en el mar, aire y tierra y de esa manera veremos su actuación en Malvinas.

    La Flota de Mar

    La Flota de Mar se pre posicionó en espera de las fuerzas inglesas. El grupo de tareas 79.1 compues-to por el portaaviones “25 de Mayo” y sus escoltas lanzaría un ataque aéreo con 6 aviones A-4 Q, mien-tras el grupo 79.4 compuesto por tres buques del tipo Corbetas realizaría un ataque con misiles Exocet. El grupo 79.3 con el Crucero “General Belgrano” y dos destructores entraría por el sur.

    Portaviones ARA “25 de Mayo” núcleo del Grupo de Tareas 79.1 en el ataque a la flota británica en 1982

    Crucero ARA “Belgrano” núcleo del Grupo de Tareas 79.4Se realizan vue-

    los de exploración des-de el portaaviones que detectan a las fuerzas enemigas y se prepara un ataque al amanecer del día 2 de mayo, que finalmente no se reali-za por falta de viento, esto provocaba que los aviones despegaran desde el portaaviones con menos bombas o menos combustible y hacía inviable el ata-que.

    El 2 de mayo es hundido el crucero Fuerza Naval británica

  • Página 13 - La Gaceta Malvinense - Año XVIII - Nº 72 - Junio de 2019ARMADA

    Avión Neptune Naval localizó las balsas del Crucero Belgra-no y rastreó los buques ingleses hasta el agotamiento de su

    materialA los padres y a las madres, a los hermanos

    y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ellos honran a la Argentina y al mundo latino. La verdad vale únicamente por la sangre derramada y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella”.

    La Infantería de Marina

    La Infantería de Marina que tuvo un excelente desempeño en las acciones del 2 de abril, también participó junto con el Ejército Argentino en la defensa de Puerto Argentino por medio de su batallón Nº 5, en una actuación que le valió el reconocimiento de sus adversarios.

    2 de abril 1982, rendición guarnición británica

    El Segundo Comandante del batallón de Paracaidis-tas, Mayor Chris Keeble dijo: “Los argentinos pelea-

    ron muy duro”.El Teniente Alastair Mitchell, Comandante de

    pelotón del Segundo batallón de Guardias Escoceses, herido en ese combate expresó lo siguiente: “Pensé que estaríamos bien y que nuestras bajas iban a ser bastante reducidas. Pero mis cálculos empezaron a

    flaquear cuando me di cuenta que los argentinos con quienes estaríamos peleando pertenecían al BIM 5. Nos habían advertido que eran gente muy dura”. Luego agrega “Ellos no se quedaban adentro de sus pozos de zorro, salían y trataban de sobrepasarnos por los flancos”.

    BIM 5 tuvo una heroica defensa del monte Tumbledown

    Caídos en Cumplimiento del Deber

    La Armada sufrió 375 muertos durante la guerra, siendo mayoría el personal de cuadros por sobre los conscriptos.

    HMS “Atlantic Conveyor” hundido por misiles ExocetLos hombres de la Armada cumplieron aca-

    badamente con su deber e hicieron gala de un gran compromiso y profesionalismo, se suplió con inventiva y coraje lo que no se tenía.

    Instalación de misil Exocet naval en un lanzador terrestre que impactó en el HMS Glamorgan dejándolo fuera de acción

    Se lanzó un misil Exocet desde tierra cuando e