Familia Soto Vitores. Calle de Los Alcaldes. Ezcaray.

Adolfo Soto Sáez Restaurantes y Apartamentos Turísticos Rincones del Vino Ezcaray - Logroño (La Rioja) España

379

Historias de mi calle: Doña Mercedes de Mateo. Calle de los Alcaldes. Capítulo 27. Familia Soto Vitores. En tiempos era la calle de la ‘Parra’. Las centenarias cepas nacían en la calle y dentro del patio del pequeño

comercio de alimentación de Francisca, madre de Domingo Antonio ‘el Chofero’, cubrían el patio y trepaban por la escalera de subida a su vivienda y la galería, las recuerdo perfectamente. Desde que nací y hasta hoy la calle se llama de Doña Mercedes de Mateo, quizás por un alcalde con este mismo nombre, Fortunato de Mateo González, último alcalde de la monarquía hasta que en las elecciones del 12 de abril de 1931, gana la república y nombran como alcalde a don Eduardo Masip Lope. Pero me dicen recientemente que fué en recuerdo a una maestra, Doña Mercedes de Mateo. La sobria casa de los hijos de Muro, ‘el Farmacéutico’, tiene una curiosa historia y merece un capítulo aparte.

Casa de la familia Muro a C/. Doña Mercedes de Mateo. 2. Fachada Oeste y jardín al norte.

La conozco bien por jugar en este caserón de niño y jovencito con los hijos de Muro. En los bajos

todo preparado para esquilar las ovejas, apriscos, baños, laneras, etc. A la calle Mayor se abría el portalón de la cochera, donde tenían una preciosa carroza ‘descapotable’ con tiro para caballo, en ella, acompañados por Blanca Muro, nuestra heroína, con desbordante imaginación infantil recorríamos el mundo de aventura en aventura, dependiendo de la película que hubiéramos visto el domingo. Una cuñada, Nena, del Sr. Muro, se casó con Ebbe, quien trajo el Jazz a Ezcaray, celebrando un festival anual de Jazz en su memoria. Les contaré la historia con más detalle.

1. C/. Doña Mercedes de Mateo. Galería, casa de Don Silverio, veterinario y alcalde, sucediendo a mi padre Lorenzo Soto en el cargo, su vecino, casa de piedra. Enfrente nació Armando Buscarini, poeta y escritor. Al fondo, en la plaza, antiguo edificio del Ayuntamiento y la argolla del Fuero, hoy Oficina de Turismo y Biblioteca. 2. Foto en blanco y negro, a la izquierda Don Silverio Yánez, veterinario, apoyado en la vara de alcalde, Don Juan Carlos, doblando la rodilla, saluda al Obispo. Cecilio Valgañón, al fondo con traje, sonríe. Será el alcalde siguiente.


380

La vida de Armando Buscarini, nacido en Ezcaray el 16 de julio del 1904, escritor y poeta bohemio es interesante y triste. Los hermanos Rubén y Diego Marín, en su entusiasmo ante este personaje inédito y desconocido para los actuales vecinos de Ezcaray, les llevó a recopilar parte de sus trabajos perdidos y editar un libro,’El Rufián’ Teatro; Narrativa y Memorias, las ‘Memorias’ las publicó Buscarini a la edad de 20 años.

1. La casa en la que nace Buscarini tiene en tiempos una gran huerta-jardín que da a sus fachadas oeste y sur. Yo la conozco así, alquilada por Victor Guerra para poner en “castillos” a secar y curar la madera que empleaba en su fábrica. Frente a ella el jardín de Don Silverio. 2. Ceferino Soto, dueño del comercio de su nombre en la esquina de la calle, con algunos nietos; Ana (mano derecha), Celia (izquierda), alta, junto a él, Sofi, apoyada en las tablas, Ester, Detrás alto, José Luís, el rapadito mi hermano Fernando. El perro es ‘Sol’.

1. Comercio de Ceferino Soto, jardín de don Silverio, huerta de Basi. ¿El niño…? y ¿La bici con motor?, quizás la de Claudete. 2. Nueva casa y ampliación del comercio de Ceferino Soto en sus bajos, construida sobre el antiguo jardín por José Luís Soto.

En él se refleja la personalidad del poeta, momentos de lucidez y euforia para caer en la depresión,

lo tenebroso y el lado oscuro de la vida. Pasó hambre y consagrados escritores y poetas afincados en el Madrid de su época le ayudaban. Escribió ‘El arte de pasar hambre’. No alcanzó la fama con la que soñaba y su vida fue breve con trágico final, muriendo en un manicomio de Logroño en 1940. Su madre se llamaba Asunción García Barrios, no conoció a su padre y se inventó el apellido, Buscarini. La historia de su vida es mucho más interesante que lo que él mismo escribió.


381

Quien esto relata nació, seis años después de la muerte del poeta, en la casa de piedra, casi enfrente a la de Armando Buscarini.

1. Calle Doña Mercedes de Mateo, en esta casa, izquierda, nació Armando Buscarini, poeta. 2. El poeta.

Nunca hasta ahora, gracias a los hijos de Angel Marín, había oído hablar de mi vecino. En la casa

donde nació conocí viviendo a su tía Basi, la ‘Habanera’, porque quizás estuvo en “La Habana” (Cuba), era modista y con ella vivía su sobrina, Sarita Gómez, hermanastra de Poldín, hasta que esta última se fue a Madrid.

Tienda de Meli. En los bajos de la casa de piedra de río con algunas de sillería, en la que nací, la pequeña tienda de telas, batas y camisas a medida que mi madre, Meli, confeccionaba, sobre todo para los habitantes de las aldeas (1). A la izquierda, a continuación de la casa de piedra de Lorenzo Soto, se encontraban las parras de las que la calle tomó su nombre. Era la tienda de Francisca, madre de Domingo Antonio, el ‘Chofero’, y Alfredo. Hoy de Merchán. Al fondo, las telefonistas ocupaban el primer piso, la centralita daba a esta calle, hoy Biblioteca Municipal. El autor sobre la bici, con menos de noventa, (¡45 años! y ¡45 kilos!) (2). (3). Carnicería de Angelita y Germán, tienda de Longinas, seguida de la de Maño y Monges.

Poco después, vinieron a vivir a la misma casa como vecinos de Basi, Filo y Victor Guerra con su

familia, su hijo Paco e hijas, Maria Rosa, Conchi, Cati y Susana, aportando alegría al barrio. Además de una cercana fábrica de artículos de madera, eran los dueños del Cinema Diana, nuestro particular ‘Cinema Paradiso’, el sueño de muchos y única distracción en la noche del sábado o la tarde del domingo. Reservaban entradas para las butacas numeradas, siempre las mismas, yo solía pasar a su casa a recoger las de mis padres.

En cuanto al cine por mi parte, me apañaba con una entrada más baratita de las primeras filas, de madera y sin numerar, porque Poldín (su padre, de ‘virutas’ y leña delgada, mantenía al máximo la caldera de la calefacción del cine), nos guardaba una fila a los amigos.


382

En la iglesia de San Felipe de Neri, abandonada y vendido cuanto contenía, Victor secaba la madera para su empresa y guardaban el aserrín y la viruta. Tristemente Cati, una de las hijas, en 2010 nos dejó.

1. Félix Villalengua (se casó con Carmen Rodríguez), a su lado..., María, la hermana de Jesús Peña y José García Santamaría (Maño). Felisa García Santamaría, ante la tienda, recoge y paga el pan de la Soledad.

2. Felisa paga el pan bendecido de la cofradía de la ‘Soledad’. Cuando el último bar cierra, posiblemente el ‘Nacional’ de Casimiro “el Gallego”, el local lo reabre José García Santamaría (Maño), su hermano, como tienda de bicis, venta, alquiler, arreglos, incluido hinchar las ruedas con ayuda de un pequeño compresor. Vendía linternas, bombillas, etc., y además era el distribuidor de butano en Ezcaray. José no corría mucho pero tampoco tenía tiempo para aburrirse. Hasta creo que era quien manejaba el proyector de películas del Cinema Diana. Cada vez que tenía que llevar a domicilio unas bombonas de butano, lo que hacia con un ligero carrito de mano, se veía obligado a cerrar la tienda. Pronto su hermana Felisa, ya viuda de Arnaiz, se incorporó a la misma y la mantuvieron abierta durante años, José murió y el hijo de Felisa, Lorenzo, se hizo mayor y se incorporó, como “fijo”, a la plantilla de Valdezcaray. Se casa con Adela García Altuzarra y tienen un niño, José Arnaiz García, hoy trabajando en Valdezcaray.

El añorado y soñado ‘Cinema Diana’. Cerrado y aún hoy en parecido estado, salvo los pisos que la familia Guerra construyó sobre la entrada de piedra (1). El futbolín, otra de las diversiones cuando entre todos juntábamos una peseta.

En los bajos de la casa de Basi, la tienda de Longinas, la mujer de Muga, padres de Luz Mari y Loli,

hoy ‘Relojería Tomás’, que sigue atendiendo Amparo, y una carnicería, la de Germán y Angelita, después de Justito Arriaga y hoy cerrada. Enfrente, la tienda de comestibles de Francisca, madre de Domingo Antonio ‘el Chofero’, y Alfredo, el último se fue a Canadá estableciéndose y formando una familia y no le volví a ver hasta la muerte de su Madre. Al lado de la tienda de Francisca la puerta de la cocina del ‘Café Novelty’ y otra puertita, cerca de la plaza, que daba acceso a un mini-local en el que Marina, la mujer del encargado del café mencionado, Antonio Tapia, vendía pasteles que la traían de Haro y algunas chucherías para los niños.

Ya en la plaza, a continuación de la casa de Buscarini, el Café Nacional, de la Familia de Casimiro ‘el Gallego’ y Goya y la tienda y casa de la familia Monge.


383

Bajo la galería de Don Silverio, casado con Maria Fraile, la peluquería de Carmen, hija de Geroncio, zapatero y sacristán. Cuando se fue a Madrid se estableció Blanqui, que terminó casándose con mi hermano Fernando y se fueron a trabajar a Barcelona. Don Silverio era veterinario y tenía en los bajos, en la calle de atrás, junto a la vaquería de Morales, unos locales preparados para errar caballos. Sustituyó a mi padre, Lorenzo, como alcalde de Ezcaray, y nombró el primer sereno. Entre el portal de teléfonos y el almacén de vinos de Angelito, estaba el cuarto de serenos. Frente al mismo la casa de los Monges, en las que en una planta veraneaba la familia Blanco (Mocedades). La madre de los Blanco y la de los Azpiazu, a altas horas de la madrugada se dedicaban a increparle al amparo de la oscuridad, aunque quizás algo alumbradas de algún festejo. - ¡Sereno, cabroncete...! (de los cuadernos de Txelis).

Sobre la galería pasaban los veranos la familia de Rodenas, el matrimonio, Mauche Fraile, casada con Manolo Rodenas y sus hijos; José Manuel, Loli, Pili, Mati, Carmen, Pitita y Juan Carlos. Pili se casó con Juan Mateo (Cuqui), hermano de Chati (ver veraneantes de siempre) y siguen viniendo como casi todos los demás. Pienso que ahora esta casa la familia Fraile la ha puesto a la venta.

1. Bajo la galería, peluquería de Blanqui. 2. Blanqui. 3. Blanqui, primera de pie, izquierda, en Sta. Bárbara.

La calle terminaba, viniendo de la plaza, en la casa de mis abuelos; Ceferino Soto Huerta (su madre Escolástica Huerta, de Ezcaray, el padre Dámaso Soto, de Ojacastro). Mi abuela era Modesta Vitores Rodrigo (hija de Apolonia Rodrigo, de Ezcaray y Lorenzo Vitores, de Valgañón). Melchor Pérez, casado con una hermana de mi abuelo, Escolástica Soto Huerta, era el pastelero, tuvieron dos hijos, Prudencio que pasó de bailar en el grupo de danza a la Virgen de Allende a morir en la batalla del Ebro y Ceferino, casado con Maximina, padres de una niña, Colis. Al enviudar se casa con Anita y tienen un niño, Prudencio, en recuerdo del tío fallecido. En la huerta de Tenorio, junto a su fábrica textil, se preparaban las habas de San Benito. En los bajos de la casa un gran comercio en el que sus hijas, Apolonia, Nicolasa, Sofía y Pepa, vendían de todo; textil, bisutería, perfumería, regalos, comestibles, aceite a granel, pastelería ferretería, zapatería, incluso cartuchos de caza o todo lo necesario para cargarlos en casa, pólvora, perdigón, fulminantes, tacos, etc. Las hermanas despachaban en la tienda, porque mi abuelo no se cansaba de montar negocios, barbería, vacas de leche, hacer albarcas, trust de abarqueros con Mendi y Aurias, canteras y hornos de cal, ladrillera, etc. en los que cuando no estudiaban trabajaban sus hijos Lorenzo y Ceferino. Lo que peor le salió fue aceptar ser alcalde cuando se inicia la ‘Guerra Civil’.

Comercio de Ceferino Soto. Cantinero, canteras y hornos de cal, pagó la concesión de una mina de hierro que nunca explotó, peluquero, fabricante de abarcas, vacas de leche… “hombre de muchos oficios pobre seguro” (1). Ochenta años después, de cuantos se encuentran en la foto en blanco y negro, tan solo queda Lorenzo, uno de los niños, que en 2010 cumplió 97 añitos. El tejado de la tienda sobrevivió al ser reconvertido en terraza.


384

Historias de mi calle, comercio y casa de mis abuelos.

Casa y comercio de C. Soto (1). Ceferino Soto Huerta (2). Su mujer, Modesta Vitores Rodrigo (3).

1. De niño, en los brazos de mi tía Polonia junto a mi abuelo, Boni, el zapatero y mi padre. 2. Casa Soto. Desde 1894.

1. Ceferino Soto, su hija Sofía y unos amigos. 2. Con sus nietos, Jose Luís, Fernando, Sofi, Ana y Esther 3. En el Llano de la Casa.

1. Detalle de otras épocas. 2. A la izquierda de la plaza de la ‘Verdura’, mi calle. Casa de Muro (3).


385

Las Aranjuelas No quiero abandonar la calle, a falta de la historia de otra casa, un recuerdo a mis vecinas del

segundo piso. Eran cuatro hermanas, Silvestra, Casimira, Francisca y María, que solían vestir rigurosamente de luto, no se la causa, las llamaban ‘las Aranjuelas’, al parecer por llamarse su padre Aranjuelo. Nunca supe si no entraban a casa o es que no salían de la iglesia, rosarios, novenas, misas, procesiones, etc. Una, María era maestra y aunque venía por vacaciones, hasta su jubilación no regresó a Ezcaray, terminó sus días oyendo de día y de noche en su cerebro las voces y gritos de los niños. Todas eran solteras.

A la izquierda una de las hermanas, Silvestra, a su lado, traje claro, Doña Carmelina, esposa del empresario y

alcalde cuando se inaugura el ferrocarril Haro- Ezcaray, don Arcadio Alesanco, de su brazo Casimira, otra hermana, junto a ella mi tía Polonia y a su lado la tercera hermana, María. Detrás de ellas la cuarta hermana, Francisca. Los hombres no se quienes son. Han salido de la iglesia, aún llevan los velos y pasan junto al comercio de las hermanas del Pozo, ‘las Huércanas’.

(2) En la siguiente, vemos a dos de las hermanas, a la derecha de la foto, junto a las autoridades civiles y militares esperando el paso de la procesión del Sagrado Corazón, con la escolta de los caballeros cadetes de la ‘Academia General Militar de Zaragoza’. Hay nuevo alcalde, Cecilio Valgañón y entre los oficiales, Esteban Robredo, concejal y Tte. De Alcalde.

Ceferino Soto Huerta (1). Lorenzo Soto. Tras él, Cecilio Valgañon, futuro alcalde y Don Moisés.

En resumen, podemos llamar a la actual calle de Ezcaray de Doña Mercedes de Mateo, ‘de los alcaldes’, porque en ella hubo tres, don Ceferino Soto Huerta, desgraciados tiempos de guerra, don Lorenzo Soto Vitores, su hijo, a partir de 1943, quien recibe por vez primera en Ezcaray a la ‘Academia General Militar de Zaragoza’ y con ella llegaría el príncipe Juan Carlos, hoy Rey. Tomó el testigo su vecino, el veterinario de Ezcaray, don Silverio Yáñez, casado con María Fraile, siendo una de sus hermanas destacado mando falangista de la ‘Sección Femenina’, para seguir Cecilio Valgañón durante muchos años. A él se debe Valdezcaray, motor de una nueva etapa de turismo más activo para el valle del Oja, las nuevas Piscinas Municipales – campo de fútbol y otras importantes obras. Cecilio tenia muchas y muy buenas amistades, era buena persona y un gran alcalde. No todos supieron valorar lo mucho que hizo por Ezcaray, pero su familia tiene sobrados motivos para sentirse muy orgullosa.


386

Durante varios años Lorenzo Soto sería alcalde de Ezcaray e hizo lo que pudo por sanear las arcas del Ayuntamiento. Entre otras medidas aprobó unos impuestos por “goteras” y “chorreras”. A Lorenzo le molestaba que cuando llovía en Ezcaray o comenzaba en invierno a derretirse la nieve de los tejados, como casi ninguna casa tenía canales y salvo ir por los soportales, o llevabas paraguas o te ponías perdido de agua, al margen del peligro real de la caída de los chuzos de hielo en invierno. Para que se pusieran canales cobraban a quienes no los tenían por las tejas que escurrían. Algunas casas tenían canal de recogida de agua pero la vertían a “chorro” desde los tejados, “chorreras”, que igualmente pagaban impuestos, ya que debía ponerse canal hasta la calle. Hoy colocar canales sigue siendo de Ley, en ocasiones incumplida. Para recaudar dinero para el Ayuntamiento organizó; verbenas, partidos de pelota, fútbol, e incluso boxeo, dirigiendo y participando en las obras del frontón de Tenorio. Llevó a efecto el abastecimiento de aguas, repoblación forestal, en 1948 se abrieron 80.000 hoyos para otros tantos pinos (pinos a los que con el tiempo odió). Logró que Ezcaray contase con una Administración de Correos, hasta entonces tan solo había una Cartería Rural.

Lorenzo Soto preside el Ayuntamiento, centro 7º por la izquierda, entre Cecilio Valgañón, Tte. Alcalde y Pepe, alguacil, a su lado el sargento de la Guardia Civil, el secretario, Don Gaspar, y dos personas que no reconozco. A la izquierda varios empleados del Ayuntamiento, el tercero es Felipe Robredo y junto a Cecilio uno de sus cuñados, Cuezva (1). En el velador Lorenzo a la derecha junto a su cuñado, el médico Emilio López, y unos familiares de Logroño (2).

Consiguió terminar con el “gamberrismo”, lo que no debió ser del agrado de unos cuantos; se unificaron las

bandas de música, que durante muchos años fue la pesadilla de Alcaldes, incluso Gobernadores; cortó los grandes abusos en cuanto a recetas de Beneficencia Municipal, para lo cual sin el Visto Bueno del Alcalde no se pagaba ni un solo céntimo, ni se compra nada, examinado rigurosamente cuentas y facturas, con ello se crea nuevos enemigos. Se da cuenta de ello y en una carta, con fecha 11 de julio de 1848, que dirige a Excmo. Sr. D. Alberto Martín Gamero, Gobernador de la provincia de Logroño dice: “...estaba en fecha próxima solicitar el relevo de mi cargo; en primer lugar por darme por satisfecho de mi actuación y, en segundo lugar, porque estoy plenamente convencido que el que desempeña un cargo con honradez y rectitud, no le da otra cosa que muchos perjuicios en su casa, disgustos y enemistades; haciendo bien, recibe mal. Todo ello tras haberme desvivido por el resurgimiento de mi pueblo, sabiendo anteponer el interés general al particular y propio. Que de una hacienda Municipal en ruinas (cuyo déficit era de más de cien mil pesetas) he conseguido una hacienda rica y un presupuesto sano. No soy perfecto y en algo he podido equivocarme, pero me parece de mal gusto que precisamente sea un ex-alcalde de la República quien le escriba solicitando mi destitución...” Continuó como alcalde algunos años más, pero con 6 hijos que mantener, lo dejó.

Eran muy frecuentes las comidas con la familia y amigos en el campo. Meli, Eva, Claudette Laffort Ana y Mª Luz.


387

¿Que fue del comercio de la familia Soto? De la familia de Ceferino Soto, una de las hermanas gemelas, Nicolasa, murió muy joven. La pequeña

Pepa, ingresó como monja de clausura en Burgos. Sofía se caso con un maestro, Emilio López, quien ejerciendo y casado estudió medicina y además de médico hizo la especialidad en niños (puericultura), alcanzando merecida fama en Logroño y provincias cercanas como uno de los mejores médicos para niños.

Polonia con Magdalena. (2) Ceferino baila con Cristina. (3) Sor Josefina (Pepa) (4) Colis & José Manuel con Diana

Era una eminencia, estableciendo consulta particular en Logroño. Uno de sus hijos, Emilito, siguió sus

pasos, alcanzando como puericultor tanta o más fama que su padre. Sus hermanas, Sofía y Esther, fueron profesoras de instituto, de francés la primera y de química Esther.

Sofía & Emilio con Sofi y Emilito. 2. Ceferino y Lorenzo. (3) Sofía, Nicolasa y Polonia Soto Vitores. 4. Meli y Vitoriana.

Lorenzo Soto continuó con el negocio de canteras y hornos de cal y su hermano Ceferino se dedico al

transporte de madera sacada del monte, con un GMC, y por carretera, continuando la dura profesión de transportista su hijo José Luís. Las mujeres de ambos hermanos, Meli y Vitoriana, ayudaban a la economía familiar con dos pequeñas tiendas. En cuanto a Polonia, al quedar sola, ayudada por su sobrina Colis, huérfana, mantuvo la tienda de los padres hasta su muerte.

Colis mantuvo el comercio hasta que se enamoró y casó con el ex-párroco de Ezcaray, José Manuel Benito, una extraordinaria persona, marchando a Madrid, pasado el tiempo tuvieron dos hijos, Diana y Diego, tan buenas personas como lo fue su padre. La tienda se la dejó a su primo José Luís Soto, casado con Celia Sáenz (de los panaderos, ‘Rubios’), quienes se jubilan y dejan a uno de sus hijos, José Luisín, bisnieto de Ceferino Soto, quien con la ayuda de su mujer, Gloria Capellán, nacida en el vecino pueblo de Gallinero, han continuado el negocio ampliando el mismo al edificar sobre el jardín de los Fraile, que en tiempos pegaba a la casa. Los turistas con humor llaman a este comercio que sobrevive a tiempos y tempestades, “El Corte Ingles”. Ya tienen un hijo, Javier Soto Capellán, con lo que la saga puede continuar, ¿Quien sabe?

Familia Soto Vitores. Calle de Los Alcaldes. Ezcaray.

Documents

Transcript of Familia Soto Vitores. Calle de Los Alcaldes. Ezcaray.