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FELICES CUARENTA. De izquierda a dere- cha, Bono (voz, 44 años), Adam Clayton (bajo, 44 años), The Edge (guitarra, 43 años) y Larry Mullen Jr. (batería, 43 años), en la Costa Azul.

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  • FELICES CUARENTA.De izquierda a dere-cha, Bono (voz, 44años), Adam Clayton(bajo, 44 años), TheEdge (guitarra, 43años) y Larry MullenJr. (batería, 43 años),en la Costa Azul.

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    U2ACTIVASUBOMBADurante 25 años, U2 ha pasadopor pérdidas personales, drogas,alcohol y enormes riñas. Aunasí, siguen juntos y, cuatro añosdespués, sacan un nuevo grandisco, ‘How to dismantle an ato-mic bomb’, cuyo primer vídeohan rodado en España. Bono,The Edge, Clayton y Mullen re-velan el secreto de su amistad.Por Chrissy Iley. Fotografía de Kevin Davies

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    os encontramos en laCosta Azul, en uno de esos restaurantes deplaya, en una noche de clima templado.Bono, de 44 años, conversa con un hombreal que le gustaría construir una catedralpara todas las confesiones. El baterista deU2, Larry Mullen Jr., de 43 años, toma tem-pura y patatas con entusiasmo. Está sen-tado junto a una mujer que tiene estrechosvínculos con Tony Blair. En ocasiones ledesespera el apetito de Bono por el terre-no político; a veces discuten por ello. Ge-neralmente lo resuelve Bono.

    Te preguntas constantemente cómoconsigue tener un pie en el estadio derock y el otro en el oído de los políticos.Lo que ahora está claro es que el grupoha sobrevivido durante 25 años a mil y

    un berrinches y a varios dramas desga-rradores gracias al amor y el respeto quese profesan. Es una dependencia mutuamuy elegante.

    Adam Clayton, de 44 años, bajista, nonos acompaña esta noche, en parte porquevive en la otra punta de Niza y no le gustaconducir de noche tras la operación conláser que le practicaron en los ojos. Y enparte, sospecho, porque no se tortura pa-sando el rato entre bebidas alcohólicas.Estuvo tan perdido por la adicción haceunos años que ahora es extremadamentecauteloso.

    Todos los miembros de U2 tienenalgo de inadaptados, ya sea porque per-dieron a sus madres a una edad temprana,como es el caso de Bono y Larry, o por cul-pa de los internados, en el caso de Adam.Había crecido en el este de África. Cuan-do llegó a Irlanda se sentía mal porque,aunque era el único de la clase que habla-ba suahili, no sabía hablar gaélico. TheEdge, de 43 años, guitarrista, sufrió untipo de desplazamiento distinto. Nació enGales, se trasladó a Irlanda y sufrió porcreer que no encajaba. Ahora procura te-ner un acento no demasiado revelador.

    La novia del cantante de Ash está ha-blando con Bono sobre clubes en Dublín.

    Él parece algo distraído, ya que trata de in-terrumpir la conversación de Edge. “¿Paraqué hablas de Gales?”, prosigue. Más tardeme cuenta que es su oído de artista: puedeescuchar todo lo que ocurre en la habita-ción. Es más probable que oyera mencio-nar su nombre. The Edge me explicaba queBono es distinto al resto de la gente, por-que los demás entran en una línea de pen-samiento y para él no existen los pará-metros. Por eso considera que telefonear aGeorge Bush no tiene nada de malo.

    Suenan unos ritmos brasileños. Esalgo más de medianoche y el restauranteestá cerrando. Hay un breve paseo por laplaya hasta los chalés pareados en los queviven The Edge y Bono, separados sólo pordos piscinas. A la gente le resulta extrañoque vivan puerta con puerta. Ni siquierase alza una valla entre ellos. El problemadel paseo por la playa es que es de roca, sinun grano de arena a la vista, y llevo san-dalias con tacón de aguja. Bono se ofrece allevarme. Opto por ir descalza. Duele. Es-toy a punto de chillar. Entonces Bono me

    ofrece sus zapatos: sandalias de estilo ja-ponés. Un regalo divino. Ahora le duele aél, pero no chilla. Dice que es como una re-flexología intensa.

    Cuando regresamos a su casa, pone elnuevo disco de U2, How to dismantle anatomic bomb (Cómo desactivar una bomba

    atómica). Bono entona al estilo karaoke.Una canción comienza con la frase “Takemy shoes” (toma mis zapatos), que me can-ta directamente al oído.

    The Edge tiene un aspecto solemne yabstraído. “Mírale”, dice Bono. “Está repa-sando todas las mezclas, evaluándolas men-talmente”. Bono canta el verso “I know thatwe don’t talk but can you hear me when Ising?” (sé que no hablamos, pero ¿me escu-chas cuando canto?). Es un grito extrañoque vibra en la noche después de la nota, depor sí vibrante, de la voz de Bono en el dis-co. “Canto una nota a la que no debería lle-gar un hombre de mi edad”, dice. “No séqué me ha pasado. Tengo una voz diferen-te. ¿De dónde ha salido?”.

    Una teoría es que How to dismantle anatomic bomb trata sobre desmantelar lavida y la muerte en 2001 de su padre, BobHewson, que era un aficionado a la granópera y un perfecto tenor. Desde que sefue, Bono camina de un modo distinto,quizá como lo hacía su padre; a lo mejor le

    ha absorbido. “O quizá se ha disipadoalgo”, afirma, “un peso muy extraño, yahora me siento más cómodo conmigomismo. Nunca estaré tan cómodo, y eso esbueno. Él es la bomba atómica en cuestióny es su época, la época de la guerra fría.Ambos vivimos una especie de guerrafría. Cuando murió, no sabía qué iba aocurrir. Comencé a comportarme de unaforma un poco extraña, asumí más y másproyectos. Mirando hacia atrás, ahora porfin he podido despedirme. Creo que cometíalgunas locuras. Recibí una carta de unamigo mío que decía: ‘1) No dejes tu tra-bajo, 2) ni a tu mujer, 3) ni saques grandescantidades de dinero del banco’. No estabahaciendo nada de eso, pero él se refería aque, cuando mueren los padres, los hijoscometen locuras. Me pareció que yo esta-ba preparado”.

    ¿Se puede estar alguna vez preparadopara la muerte? “Bueno, llevaba muchotiempo enfermo (con cáncer y Parkinson),e iba a visitarle al hospital, a cuidarle porla noche”. Estaba de gira durante los últi-mos días de la vida de su padre, pero re-

    gresaba al hospital. “No sabía que la tris-teza te afectara de forma tan sorprenden-te. Ignoraba que, dos años más tarde,cuando vas caminando por la calle, se teescapan las lágrimas sin saber por qué”.

    Bono tiene mucho que decir a todoel mundo –George Bush, Tony Blair, losvotantes indecisos, los pacificadores, losbelicistas y al mundo del rock and roll–,pero no tenía muchas cosas que decirle asu padre. “No hablábamos. Creo que nopasé suficiente tiempo con él, y con loshombres irlandeses siempre resulta rarohablar”. La mayoría de las veces le dibu-jaba postrado en la cama. “Dibujaba todoel equipo. Me resultaba fascinante, con to-dos aquellos cables y tubos”.

    “Carecía de lo necesario para afrontarlas cosas; mi hermano hizo todo lo heroico,se encargó de organizar todo el aspecto mé-dico. Yo me limitaba a dibujar para inten-tar asumirlo, en lugar de crisparme y mi-rar hacia otro lado. Fue entonces cuandoescribí Sometimes you can’t make it on yourown (A veces no puedes hacerlo tú solo). Noera fácil ayudarle y la canté en su funeral.Sonó como los Righteous Brothers, algo deuna época distinta. ¿Qué pensará de ella lagente joven?”, dice entre risas.

    Se pregunta dónde están los dibujos.

    N

    “No sabía que la tristeza te afectarade forma tan sorprendente” (Bono)

  • FOTOGRAFÍA DE NEAL PRESTON EPS 65

    Quizá en el piso de arriba. Me los ense-ñará luego. Me cuenta: “Recientemente hetenido que soltar toda la tristeza, y doygracias a Dios por el don que me legó mipadre, aunque se haya convertido en unacanción a lo Johnny Cash. Siempre decía:‘No sueñes, porque los sueños acaban endecepción’. Y fue justo entonces. Fue jus-tamente ahí cuando empezó la megalo-manía”. Señala con el dedo como si fuerasu padre y rompe a reír, como si en ese mo-mento supiera que es la mayor estrella delrock del mundo porque así lo quiso.

    A la mañana siguiente, todo el mun-do tiene resaca. Bono sufre una angustiaindefinida. Puede que sea porque el fotó-grafo Greg Williams está merodeando porel jardín con unos cuantos miles de kilosde azúcar. Está trabajando en una cam-paña para la ONG Oxfam, con Bono foto-grafiado bajo una montaña de azúcar (verEPS del domingo pasado). Pero la vida deU2 no siempre ha sido un acogedor capa-razón de azúcar. La etapa de los discosAchtung baby y Pop, en los años noventa,fue la más turbulenta y árida. Fue enton-ces cuando Adam perdió el control con lasdrogas y otros excesos. Y cuando Larry,después de tres años de gira, acabó en Ja-pón y tan ajeno a la idea del hogar que in-tentó convencer a The Edge para recorrerEE UU en moto durante seis meses.

    Bono define a Adam y Larry como lapolicía del rock. Afirma que Adam tieneun oído que es el equivalente a un tercerojo. Y Larry posee un instinto increíble.En el mundo de Mullen, todo es blanco onegro: nunca existe un gris. Es el más bor-de, el más directo y el más guapo. Conocía Larry a principios de verano, en mi pri-mera visita al sur de Francia. Cuando lle-gué, les habían robado el CD, recién aca-bado pero todavía incompleto, duranteuna sesión fotográfica. La verdadera po-licía francesa disfrutó interrogando a losmiembros de U2, y la compañía de discosestaba aterrorizada. Pero Mullen parecíatranquilo. “¿Qué le vamos a hacer?”, diceencogiéndose de hombros. A la luz del día,tiene un brillo bronceado. Ya había oídollamarle Dorian Gray. Aparenta, como mí-nimo, 15 años menos de los que tiene. Diceque su padre tiene 80 años y aparenta 62.Me pregunto si se parece más a su padre oa su madre. Con tristeza, me explica quenunca ha sabido cómo habría envejecidosu madre. “Falleció en 1978”.

    “Cuando me incorporé al grupo fuecomo escaparme con el circo. Mis recuer-dos de los U2 del principio son realmentede dar y correr. No tenía a nadie que reco-giera los pedazos. Intentaba hacerlo yosolo. Imposible”. Tenía sólo 17 años y U2 seconvirtió en su sustituto familiar. “Mi her-mana se casó y se rompió la unidad fami-

    liar. Todos los hijos irlandeses están másunidos a su madre. Creía que algún díasería sacerdote; estaría decepcionada”.

    ¿Crees que has estado evadiéndote dela pérdida toda tu vida? “Puede que hayaalgo de cierto en ello. Existe cierta sensa-ción de huida, porque no quieres sufriresa pérdida otra vez”.

    Parece evidente que el motivo por elque U2 siguen juntos es que se necesitanunos a otros. Bono cree que Larry es el pa-dre de la familia U2, porque se le da muybien tomar decisiones. Mullen opina queél es el hijo consentido.

    “Bono es la mamá. Sin duda alguna. Esuna persona pletórica y se encarga detodo”. Mullen no se anda por las ramas. Esdirecto y sincero. Me dice: “No discutimos,pero todos tenemos un carácter fuerte. Al

    final, todos queremos lo mismo. Somosmuy competitivos, queremos estar en la ra-dio, sacar grandes singles. No queremosque se nos vea como un grupo veterano.Nos gusta el hecho de que la gente hable deColdplay como nuestros contemporáneos”.

    ¿Por qué seguís juntos los cuatro?“No tenemos adónde ir. ¿Qué clase de gru-po se va de vacaciones al mismo sitio?¿Qué tipo de familias combinan bien?”.Estamos sentados bajo un toldo en la te-rraza de la piscina de Bono, y pasan variosniños desnudos chillando, posiblementede The Edge. “Somos una familia unida,con todo lo que ello tiene de bueno y demalo. Pero no hay problemas de ego en elgrupo. Todos estamos involucrados en elproceso. Luchamos todos juntos. No quie-ro parecer engreído, pero tengo el mejortrabajo del mundo. Ahora entran en esce-

    na diversas cosas, ya que todos tenemos fa-milia. No tenemos la misma libertad deantes”. Mullen tiene un hijo de ocho años,otro de tres y una hija de cinco. Bono tie-ne dos hijas y dos hijos. The Edge tienecuatro hijas y un hijo. Así que incluso elrock and roll debe girar en torno a las va-caciones escolares.

    A veces parece que Adam Claytonhaya sido siempre un inadaptado, inclusodentro del grupo. Pero en el mundo de U2,los extremos siempre se encuentran. Enmuchos sentidos, él es la fuerza motriz.Fue él quien, por “fe ciega e innegable ig-norancia”, afirmó: “Seremos más impor-tantes que los Beatles” cuando sólo habíandado un par de conciertos y se encontra-ban en su momento más salvaje y dispar.

    Nos reunimos en la azotea de un caféde Niza. Pide un espresso doble, aunque hadejado recientemente la cafeína. Él es así.Preocupado por si revela demasiado, peroansioso por llegar a las esencias.

    Tiene un rostro muy liso, pero los ojosestán más cansados. Ya no luce el rubiooxigenado, y llega cargado con bolsas decompra de diseñadores. Está buscando lacamiseta perfecta. Afirma que este disco“fue una experiencia muy diferente; nocorríamos de un lado para otro como locosy sin dormir”. La época en que Clayton ti-raba su bajo al suelo y le decía a Bono:“¡Pues tócalo tú!” y desparecía a algún pa-raíso inducido por las drogas ya es aguapasada. ¿Te ha ocurrido algo que te hayahecho más armonioso? “Todos cumplimoslos 40 en los últimos dos o tres años, y esote cambia. Ahora puedes mirar haciaatrás y ver lo bien que nos ha ido y lo bue-

    VEINTEAÑEROS. De izquierda a derecha, Larry Mullen Jr., Bono, Adam Clayton y The Edge,en California, durante una gira en el año 1983, cuando tenían 22 y 23 años.

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    LA VOZ POLÍTICA.Bono, descansandoen la Costa Azul,donde tiene casa. Semuestra satisfechode haber logrado deBush un incrementonotable en los fon-dos para luchar con-tra el sida en África.

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    “Hay que tener cuidado conmirarse el ombligo, y el míoes muy bonito” (Bono)

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    no que es el grupo”, explica con in-quietud.

    Llega el café. Parece tranquilo. “Nohay mucha gente que llegue a los 25años de matrimonio o de sociedad co-mercial. Han surgido algunos proble-mas peliagudos por malas decisiones.Los hemos superado, y sobreviviendo escomo lidias con las decisiones equivo-cadas, al igual que con las acertadas”.

    ¿Cuál fue vuestro problema másgrave? “El que me incomoda más escómo estallamos con el disco Pop. Noscentramos tanto en salir de gira y di-señar el espectáculo, que era increíble,que nos olvidamos de terminar el dis-co”. ¿Fue entonces cuando perdiste elnorte? “No, entonces estaba bien. Esoocurrió mucho antes”.

    Esa época anterior fue la del no-viazgo con Naomi Campbell. Lo típico,estrella del rock necesitasupermodelo. El verdade-ro Clayton es encantador,educado y súper sensible,y en muchos sentidos es-taban bien juntos. La rela-ción le convirtió en la ce-lebridad que siempre haintentado no ser. “Sí, perola gente seguía sin recono-cerme. Siempre he sido unpoco tímido ante la cáma-ra”. Rompe la chocolatinaque acompaña el café encuatro trozos y disfruta decada pequeño mordisco.Muy controlado. Los cua-tro conocen muy bien lospuntos fuertes, débiles yextremos del resto. “No esque haya una gran intimi-dad entre nosotros, pero síuna tremenda tolerancia, espacio, com-prensión y amor. Hay intimidad, perogran parte del tiempo es una situaciónlaboral y luego todo el mundo vuelvecon su familia. Es más adulto. Somosnuestro mecanismo de supervivencia”.

    Clayton es distinto a los demás,que siguen disfrutando de las fiestas. Éles el solitario. “No salgo demasiado,pero no me importa. Cuando me gusta-ba salir de fiesta, lo hacía todas las no-ches. Ahora me gusta ver las noticias,escuchar música”. La mayoría del tiem-po vive entre Dublín y Londres, dondetrabaja su novia. “Hubo una época enque no me sentía cómodo en Inglaterra,ahora tengo una perspectiva más posi-tiva de la vida. Antes me sentía como siviniera de provincias”.

    A Clayton siempre le ha parecidoque procedía de un lugar distinto.Cuando era niño, su padre trabajaba

    para East African Airways, y se trasla-daron a Kenia. Luego vino Dublín. Mástarde, un internado y Singapur en va-caciones. “Todavía me inquieta visitarun lugar nuevo. No me gusta perder elcontrol del entorno. Me pongo nervio-so. A veces, sencillamente me siento…abandonado, por decirlo de alguna ma-nera. Tengo que trabajar algunos demis problemas, pero la mayoría de losdías me muevo con libertad en el mun-do y me siento cómodo con él. Con la re-habilitación he aprendido a reconocerla sensibilidad y a rechazarla un poco,pero eso no significa que no pueda sen-tirme contento”.

    Estar con cada miembro de U2 esdivertido de muy distintas formas. TheEdge tiene unos ojos pequeños pero in-tensos. Su nombre real es David Evans.

    Sus padres eran galeses; nació en Har-king, al este de Londres, y se trasladó aIrlanda con su familia cuando tenía unaño. Y para haber sido bautizado TheEdge por Bono debido a lo afilado de sumente y sus facciones, es muy amable.Una misteriosa fuerza habitualmenteenvuelta en un gorro de punto, inclusoen verano. Le entrevisto a la mañana si-guiente. Incluso con resaca, es un aman-te del detalle. Le digo que la noche ante-rior Bono estaba preocupado porquequería volver a grabar el disco entero.“Sí, al escucharlo me entraron ganas devolver a grabarlo todo. Si la entiendes,la canción suena mejor. Si no la entien-des, hace que suene distinta, realmentemal. El 10% del trabajo en el estudio esinspiración, el 90% es un proceso muyanalítico y concienzudo. Es la partecientífica de mi cerebro”.

    The Edge casi se pierde por la cien-cia. Prometió a sus padres que si la ban-

    da no salía adelante en su año libre trasla escuela, iniciaría su carrera en cien-cias naturales; de hecho, la empezó,pero no llegó a comprar los libros detexto. “No quería malgastar el dinero demis padres, aunque me sentía endeuda-do con ellos”.

    The Edge es una persona que asumeresponsabilidades por todo. La pasión yel fervor político de Bono quizá hayansido lo que peor ha llevado. La recom-pensa es que, probablemente, el discosuena más a un disco de The Edge quede Bono. Cualquier otra persona se ha-bría sentido profundamente frustradapor las ausencias de Bono para reunir-se con Bush y Blair y para continuar sutrabajo en África mientras grababan.The Edge se lo tomó con calma. “Hemoscrecido siendo un grupo político. Nun-ca he visto la necesidad de separar reli-

    gión y política de todo loque escribimos y nos preo-cupa. Siempre hemos sidomuy conscientes de quedando rienda suelta a cual-quier tema podíamos me-ternos en líos o resultarpoco modernos. Mi verda-dero temor era que Bononos llevara a hacer cosasque fuesen sumamente an-ticuadas y nos arrepintié-ramos. Pero, aunque enocasiones me ha molesta-do, ha habido más vecesen que me he sentido or-gulloso de él y sus éxitosme han dejado anonadado.¿Quién iba a decir que al-guien que abandonó laeducación formal a los 16años y ha estado escri-

    biendo canciones y saliendo de gira porel mundo cantando pudiera meterse enel cuerpo político y ser escuchado en lasmás altas instancias?”.

    Hacemos un descanso para comerensalada con cuscús, salmón y pollo.Larry dice que Bono “comería con elmismísimo diablo si le diera lo que ne-cesita. Durante la grabación del álbum,Bono pasó mucho tiempo fuera, peroeso no acabó afectando a la calidad deldisco. Parecía estar mucho más activo.Podía hablar con el Papa y grabar unaletra al mismo tiempo”.

    De vuelta a la piscina con The Edge,admiramos las tranquilas vistas y la cu-riosidad de que él y Bono tengan sus ca-sas una junto a la otra. The Edge poseeotra en Malibú, porque su esposa, Mor-leigh, es de Los Ángeles. Dice que algúndía quizá se compre un barco, “aunquelas posesiones son una forma de conver-

    SIEMPRE AFILADO. Bono (a la izquierda) bautizó a David Evans(derecha) como The Edge por lo afilado de su mente y sus facciones.

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    tir el dinero en problemas”. “No tengouna gran colección de coches. No tengonada que pudiera echar de menos si melo robaran. Me compré esta casa porqueera el momento oportuno. Estaba pa-sando un mal momento; me estaba se-parando de mi primera mujer, Aislinn,las cosas no iban bien y esto fue comoponer en marcha un nuevo comienzo”.

    Conoció a Morleigh cuando estabanembarcados en la gira Zoo TV, en 1992.Es bailarina y fue a echar una manocon la coreografía. Fue un proceso len-to. “Ya nos conocíamos, pero duranteun tiempo no hubo nada entre nosotros.Entonces saltó una pequeña chispa”.Ayer por la noche, durante nuestraebria conversación, Bono había dichoque sabes que amas a alguien de verdadsi puedes comportarte como tú mismocon ellos. Edge está de acuerdo: “Sí,puedo ser yo mismo”. Por la forma enque lo dice, lenta y precisa, intuyes queno siempre ha sido así. En las relacio-nes, ¿qué prefiere, querer o ser queri-do? “Al principio yo era quien quería

    más. Ahora espero que sea un 50-50.Rendirse y decir ‘voy a dejarme querer’requiere cierta humildad. La paradojaes que ser amado es generoso”.

    De repente se produce un cambioen el ambiente, un subidón de adrena-lina. Larry y Edge se dispersan y Bonome dice: “Tony Blair me acaba de pedirun discurso en la asamblea de su parti-do”. ¿Por qué iba a querer alinearse conun partido que está provocando el dis-tanciamiento de tanta gente? Me dice:“Me alegra estar junto a él y decirle quecreo en él. Pienso que es uno de los másgrandes líderes que ha tenido GranBretaña. Ha hecho cosas extraordina-rias por su país. Merecen ser aplaudi-das. Hasta la fecha, mi cometido esaplaudirle por lo que ha hecho, aunqueno estaba de acuerdo con la guerra. Élcreía en ella, ¿y no es extraordinarioque un primer ministro británico hagaalgo tan impopular entre el pueblobritánico, su propio gabinete y su baselaborista? Me parece que es sincero…Pero está sinceramente equivocado”.

    Le pregunto si pronunciaría un dis-curso para el presidente Bush en unaconvención republicana. “Me he foto-grafiado con Bush después de que se

    comprometiera a aumentar la ayudapara el sida en años. No me vendo ba-rato, pero mi trabajo es aparecer en lafoto si ellos cortan la cinta”.

    Está bastante más delgado que laúltima vez que le vi. Se ha quitado lasgafas de sol y tiene los ojos de un azulclaro extraordinario, penetrante. Son ala vez hielo y calor. Habla con claridad,con palabras que evitan el cliché o elpragmatismo. Es una especie de inge-nuidad apasionada. No me sorprendeque tocara la guitarra de Tony Blair.“Tenía que hacerlo porque quería com-probar que estaba afinada. Me habíandicho que la tocaba a diario, así quequería comprobar si era cierto. Y me dacierta confianza haber cogido la guita-rra del primer ministro de Inglaterra yver que estaba afinada; sí que la toca”.

    Respecto a Bush, declara: “Debo de-cir que realmente cumplió su promesade conseguir más ayudas para el sidaen África. Me dijeron que sería imposi-ble, pero no fue así. Y tengo que decir

    que me pareció muy divertido. Allí es-taba yo, sentado en su coche junto a él,en su desfile, charlando y pensando quepodría estar discutiendo con él sobremuchos temas el resto de mi vida”.

    ¿Eso que lleva en el cuello es el ro-sario del Papa? “Se desgastó, así queAli [su esposa] encargó que hicieranuno exactamente igual. Bob Geldofhizo un pacto con el Papa: sabía queacabaría desgastándose, así que le pidiódos. Yo no lo pensé, pero Bob sí”.

    Si el nuevo disco trata de la fe y elmiedo, es porque eso y el amor y el de-seo habitan permanentemente en Bono.“Cuando se combinan es fantástico.Pero, a veces, el amor y el deseo sonmuy distintos. El amor, el sexo, el mie-do y la fe y todas las cosas que nos man-tienen aquí, en la misteriosa distanciaentre un hombre y una mujer”.

    Justo cuando crees estar mante-niendo una conversación, oyes la letrade una canción. “Mis relaciones favori-tas son siempre aquellas en las queexiste esa distancia. El deseo de ocupara una persona y conocer todos sus re-covecos domina tu sentido del respetopor quiénes son o el hecho de que tie-nen una vida aparte de la tuya”.

    Durante años, la gente se ha pre-

    guntado cómo se ha mantenido la rela-ción entre Bono y su mujer. Ali es unverdadero encanto; luce una espesísi-ma melena negra, es afable y, en ciertomodo, sofisticada, pero accesible. Del-gada, pero con curvas. Han tenido susaltibajos durante estos años, pero ellaha sabido soportarle. Ahora van a tra-bajar juntos por primera vez en unproyecto. “Es una línea de ropa que sefabricará de acuerdo con las reglas delcomercio justo”.

    Christophe, el encargado de la casa,ayudante y cocinero vasco de Bono, nostrae unos vasos de vino, aunque Bonome cuenta que es alérgico, que le pro-voca sueño. No tiene tiempo para dor-mir: es muy rara la noche en que llegaa dormir cuatro horas.

    Me pregunta si estoy de acuerdocon Freud en que el sexo es lo principalen la vida. Él opina que es “casi lo prin-cipal”. “Es algo curioso relegar este te-ma como algo lascivo, sin sentido delhumor o profundamente serio y abu-

    rrido. Mira cómo lo utilizan para ven-der productos”. Sexo y muerte, amor ydeseo, todos ellos se abren camino enlas melodías que le cautivan. “Si medi-tas sobre la vida, comienzas con lamuerte, y cuando no tienes a nadie, teinvade una sensación de abandono”. Eseste mismo abandono el que ha creadosu necesidad de establecer vínculos conel mundo. “Puedes exorcizar tus demo-nios o ejercitarlos. No sé qué he descu-bierto de mí mismo psicoanalizándo-me. Con lo que hay que tener cuidadoes con mirarse el ombligo, y el mío esmuy bonito, pero la mayoría de cosasque he aprendido de mí mismo las hedescubierto en otras personas”.

    Anochece. Es hora de irse, pero lepreocupa que piense que su vida es unaburbuja en la que nadie discrepa con él.“Trabajar con U2 puede ser como unagran pelea. Parte de su atractivo es lafricción. La enfermedad de la estrelladel rock es estar en compañía de genteque te da la razón constantemente…Aunque, personalmente, a lo mejor megustaría un poco de eso”. ●© The Sunday Times Magazine.

    * El nuevo disco de U2, ‘How to dismantlean atomic bomb’, ha sido editado recien-temente por Island Records / Universal.

    “Rendirse y dejarse quererrequiere cierta humildad” (The Edge)