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DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

El trmino "doctrina social de la Iglesia" (DSI) fue creado por Po XII. Algunas veces se ha preferido hablar de "enseanzas sociales" de la Iglesia. Es la cuidadosa formulacin del resultado de una atenta reflexin sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradicin eclesial. Su objetivo principal es interpretar esas realidades, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio ensea acerca del hombre y su vocacin terrena y, a la vez, trascendente, para orientar en consecuencia la conducta cristiana.La Iglesia no pretende dar soluciones tcnicas, pero quiere recordar que cualquier solucin tcnica ha de poner al hombre por encima del dinero La doctrina social halla su fundamento esencial en la Revelacin bblica y en la Tradicin de la Iglesia. De esta fuente, que viene de lo alto, obtiene la inspiracin y la luz para comprender, juzgar y orientar la experiencia humana y la historia. La fe, que acoge la palabra divina y la pone en prctica, interacciona eficazmente con la razn. Es esencial, ante todo, el aporte de la filosofa. Otra contribucin significativa a la doctrina social de la Iglesia procede tambin de las ciencias humanas y sociales. La Iglesia reconoce y acoge todo aquello que contribuye a la comprensin del hombre en la red de las relaciones sociales, cada vez ms extensa, cambiante y compleja. La Iglesia es consciente de que un conocimiento profundo del hombre no se alcanza slo con la teologa, sin las aportaciones de otros muchos saberes.

PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

I. LA PERSONA HUMANA Y SUS DERECHOSEl hombre, comprendido en su realidad histrica concreta, representa el corazn y el alma de la enseanza social catlica. Toda la doctrina social se desarrolla, en efecto, a partir del principio que afirma la inviolable dignidad de la persona humana. Y partir de su dignidad todos sus derechos humanos.

II. EL PRINCIPIO DEL BIEN COMNPor bien comn se entiende el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro ms pleno y ms fcil de la propia perfeccin. El bien de todos y de todo el hombre.

III. EL DESTINO UNIVERSAL DE LOS BIENESDios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la gida de la justicia y con la compaa de la caridad. Dios ha dado la tierra a todo el gnero humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno.

IV. EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIDADConforme a este principio, todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda ( subsidium ) por tanto de apoyo, promocin, desarrollo respecto a las menores.

V. LA PARTICIPACINLa participacin se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, contribuye a la vida cultural, econmica, poltica y social de la comunidad civil a la que pertenece. La participacin es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien comn.

VI. EL PRINCIPIO DE SOLIDARIDADEl trmino solidaridad , ampliamente empleado por el Magisterio, expresa en sntesis la exigencia de reconocer en el conjunto de los vnculos que unen a los hombres y a los grupos sociales entre s, el espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento comn, compartido por todos.

PRINCIPALES DOCUMENTOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

Siglas y contextualizacin de los documentos de la Doctrina Social de la Iglesia RN: Rerum novarum (1891) - Len XIII - Primera palabra de la Iglesia despus de la primera Revolucin Industrial QA: Quadragsimo anno (1931) - Po XI - poca de los fascismos, corporativismo y colectivismo MM: Mater et Magistra (1961) - Juan XXIII PT: Pacem in Terris (1963) - Juan XXIII - Apertura a nuevos problemas sociales, derechos humanos y paz "obra de la justicia" PP: Populorum Progressio (1967) - Pablo VI OA: Octogsima adveniens (1971) - Pablo VI - La solidaridad mundial en el desarrollo. Dcada del desarrollo, Vaticano II y mayo del 68 LE: Laborem exercens (1981) - Juan Pablo II SRS: Sollicitudo rei socialis (1987) - Juan Pablo II CA: Centesimus annus (1991) - Juan Pablo II - En la crisis del desarrollo, prioridad de la persona sobre el capital. DC: Deus caritas est (2006) Benedicto XVI sobre el amor cristiano en la sociedad. CV: Caritas in veritate (2009) Benedicto XVI sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad

SELECCIN DE TEXTOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA PARA ANALIZAR NUESTRA ACTUALIDAD"HEMOS EXAMINADO LA ECONOMA ACTUAL Y LA HEMOS ENCONTRADO PLAGADA DE VICIOS GRAVSIMOS" (QA 28)

1. En algunas... naciones, frente a la extrema pobreza de la mayora, la abundancia y el lujo desenfrenado de unos pocos contrastan de manera abierta e insolente con la situacin de los necesitados; en otras se grava a la actual generacin con cargas excesivas para aumentar la productividad de la economa nacional de acuerdo con ritmos acelerados que sobrepasan por entero los lmites que la justicia y la equidad imponen; finalmente, en otras naciones un elevado tanto por ciento de la renta nacional se gasta en robustecer ms de lo justo el prestigio nacional o se destinan presupuestos enormes a la carrera de armamentos (MM 69).

2. No slo la contratacin de trabajo, sino tambin las relaciones comerciales de toda ndole se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el extremo de que un nmero sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios... La crueldad de los ambiciosos... abusa de las personas sin moderacin, como si fueran cosas para su medro personal (RN 2 y 31).

3. El desarrollo econmico y el progreso social deben ir juntos y acomodarse mutuamente, de forma que todas las categoras sociales tengan participacin adecuada en el aumento de la riqueza de la nacin. En orden a lo cual hay que vigilar y procurar, por todos los medios posibles, que las discrepancias que existen entre las clases sociales por la desigualdad de la riqueza no aumenten, sino que, por el contrario, se atenen lo ms posible (MM 73).

4. Sobre estas nuevas condiciones de la sociedad ha sido construido un sistema que considera el provecho como motor esencial del progreso econmico la concurrencia como ley suprema de la economa, la propiedad privada de los medios de produccin cmo un derecho absoluto, sin lmites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Po XI como generador de "el imperialismo internacional del dinero".... Sera injusto que se atribuyera a la industrializacin misma los males que son debidos al nefasto sistema que la acompaa (PP 26).

5. Salta a los ojos de todos... que en nuestro tiempo no slo se acumulan riquezas, sino que tambin se acumula una descomunal y tirnica potencia econmica en manos de unos pocos Esta acumulacin de recursos y de poder "nota casi caracterstica de la economa contempornea"-, es el fruto natural de la ilimitada libertad de los competidores, de la que han sobrevivido slo los ms poderosos, lo que con frecuencia equivale a decir: los ms violentos y los ms desprovistos de conciencia.(QA 105-109).Cmo no ha de ser sta una economa plagada de "vicios gravsimos"?

Economa sometida a la poltica, no al revs.Po XII record que ya Len XIII declaraba a los polticos ser obligacin suya procurar el bienestar de todo el pueblo, particularmente de los dbiles y desheredados. Segn Po XII el Estado casi no tiene otra razn de ser que garantizar la defensa de los pobres: pues (citando otra vez a Len XIII) la raza de los ricos, como se puede amurallar con sus propios recursos, necesita menos del amparo de la pblica autoridad; (pero) el pueblo pobre, como carece de medios propios con que defenderse, tiene que apoyarse mucho en el patrimonio del Estado (RN 22.23). Por eso hay que evitar el error de que la autoridad civil sirva al inters de unos pocos, pues fue establecida para procurar el bien de todos (PT 51).No a la bsqueda del mximo beneficio.Oprimir para provecho propio a los necesitados y desvalidos buscando la ganancia en la pobreza ajena no lo permiten las leyes divinas ni las humanas (RN 14). Ingenuo Papa, pues las leyes humanas vaya si lo permiten! La economa es viciosa si el capital abusa de los obreros para que los negocios e incluso toda la economa se plieguen a su exclusiva voluntad de provecho (QA 101). El provecho como motor esencial del progreso econmico fue denunciado por Po XI como imperialismo internacional del dinero (PP 26). Un dominio ejercido del modo ms tirnico por quienes, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre l, se apoderan de las finanzas y seorean sobre el crdito. En consecuencia, una dictadura econmica se aduea del mercado libre (QA 104-105).Salario justo.Si el obrero, obligado por la necesidad o acosado por el miedo de un mal mayor, acepta sin quererla, una condicin ms dura porque la impone el patrono, esto es sin duda soportar una violencia contra la cual reclama la justicia (RN 32). Que los padres de familia reciban un sueldo suficientemente amplio para atender convenientemente a las necesidades domsticas ordinarias (QA 71). El salario es la verificacin concreta de la justicia del sistema socioeconmico (LE 19b).6. Lmites al derecho de propiedad.Jams debe perderse de vista el destino universal de los bienes (GS 69). Todos los dems derechos, incluido el de propiedad, estn subordinados a eso. La propiedad no es un derecho incondicional y absoluto El bien comn exige a veces la expropiacin (PP 22.24). Y consecuencia de estos principios:7. Desautorizacin de nuestro sistema econmico.La economa actual (est) plagada de vicios gravsimos (Po XI en 1931). Ha de tener algn vicio profundo, una radical insuficiencia este sistema (Pablo VI en 1964). Si eso vala entonces, qu habra que decir hoy? Vicio profundo porque el principio rector de nuestro sistema es que lo ms eficaz econmicamente es pisotear los derechos humanos. La DSI aparece as de una radicalidad y una actualidad llamativas. Se la podr aceptar o rechazar, pero al menos hay que denunciar la hipocresa de esos grupos que dicen ampararse en el humanismo cristiano, mientras pisotean las enseanzas sociales cristianas y adems presumen de supuestos xitos econmicos conseguidos de forma tan anticristiana. Puestos a soar, esos principios seran ms factibles si hubiera una seria coeducacin social, no slo de gnero. En la escuela pblica y como condicin indispensable para la concertada.

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3I.E. Nuestra Seora del Rosario Prof. Henry Torres Esteban