FIESTA DE SANTA ANA

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Tesoros de Tlaltenango, la Identidad que Cautiva Tlaltenango de Sánchez Román, Zacatecas Julio/2012 1 RESEÑA DE LA FIESTA DE SANTA ANACOMUNIDAD INDIGENA DE TOCATIQUE TOCATIC (TOCATIQUE); Voz tlaxcalteca en Náhuatl que significa: “Aves cantoras en pleno diálogo con personas y árboles de mezquite (TOTOT-CAT- y TIC), el vocablo hace referencia a la abundancia de mezquites, aves e indígenas que antaño se dedicaban a la captura de estas aves, en esta región. Esta comunidad perteneció a los 7 pueblos fundados por la etnia caxcana de la zona, a la llegada de los españoles y su posterior conquista se le antepuso un nombre en castellano, pasando así a ser su nombre oficial San Francisco de Tocatic. Los orígenes de la festividad de Santa Ana la Señora de la Fortuna”, por esta costumbre que tienen los lugareños de implorar su ayuda y protección cuando deciden emigrar a los Estados Unidos, se remontan hacia finales del siglo XVIII, en ese tiempo el párroco de Tlaltenango, Don José Francisco Arroyo, envió al Obispado de Guadalajara del cual dependía el curato, una solicitud de autorización para bendecir la actual iglesia de “La Loma” dedicada a Santa Ana, anteponiendo como motivos principales la saturación de cadáveres del panteón en el antiguo templo de San Francisco, hoy en ruinas y completo abandono. El resentimiento y considerable daño provocado al mismo, por el terremoto que destruyera el antiquísimo Santuario y Capilla de Santa Rosa de Lima de Tlaltenango, fue también razón plasmada para que siendo así, el 26 de Julio de 1817, el señor cura de Tlaltenango, Don Juan José Veles, daba inicio a las festividades actuales, en honor a la Patrona de la Fortuna, Santa Ana, con motivo de la bendición de su templo. En aquellos tiempos Tocatique contaba con medio millar de habitantes, y siendo una de las comunidades más antiguas de la zona, incluso desde tiempos de la época prehispánica, era punto de referencia para que las tribus de toda la región se allegaran a ella, en busca de pareja para sus hombres, pues la comunidad era famosa por la gracia y belleza de sus mujeres, era precisamente en el mes de Julio que tenía lugar este cortejo, en el cual los hombres subían por uno de los caminos hacia la plaza y las mujeres lo hacían por el otro camino, encontrándose al centro de la Plaza Central para realizar el Juego de Las Ollitas, el cual ya solo se representa

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2012 TLALTENANGO, ZACATECAS

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Tesoros de Tlaltenango, la Identidad que Cautiva

Tlaltenango de Sánchez Román, Zacatecas Julio/2012

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“RESEÑA DE LA FIESTA DE SANTA ANA”

COMUNIDAD INDIGENA DE TOCATIQUE

TOCATIC (TOCATIQUE); Voz tlaxcalteca en Náhuatl que significa: “Aves cantoras en pleno diálogo con personas y árboles de mezquite (TOTOT-CAT- y TIC), el vocablo hace referencia a la abundancia de mezquites, aves e indígenas que antaño se dedicaban a la captura de estas aves, en esta región. Esta comunidad perteneció a los 7 pueblos fundados por la etnia caxcana de la zona, a la llegada de los españoles y su posterior conquista se le antepuso un nombre en castellano, pasando así a ser su nombre oficial San Francisco de Tocatic.

Los orígenes de la festividad de Santa Ana “la Señora de la Fortuna”, por esta costumbre que tienen los lugareños de implorar su ayuda y protección cuando deciden emigrar a los Estados Unidos, se remontan hacia finales del siglo XVIII, en ese tiempo el párroco de Tlaltenango, Don José Francisco Arroyo, envió al Obispado de Guadalajara del cual dependía el curato, una solicitud de autorización para bendecir la actual iglesia de “La Loma” dedicada a Santa Ana, anteponiendo como motivos principales la saturación de cadáveres del panteón en el antiguo templo de San Francisco, hoy en ruinas y completo abandono. El resentimiento y considerable daño provocado al mismo, por el terremoto que destruyera el antiquísimo Santuario y Capilla de Santa Rosa de Lima de Tlaltenango, fue también razón plasmada para que siendo así, el 26 de Julio de 1817, el señor cura de Tlaltenango, Don Juan José Veles, daba inicio a las festividades actuales, en honor a la Patrona de la Fortuna, Santa Ana, con motivo de la bendición de su templo.

En aquellos tiempos Tocatique contaba con medio millar de habitantes, y siendo una de las comunidades más antiguas de la zona, incluso desde tiempos de la época prehispánica, era punto de referencia para que las tribus de toda la región se allegaran a ella, en busca de pareja para sus hombres, pues la comunidad era famosa por la gracia y belleza de sus mujeres, era precisamente en el mes de Julio que tenía lugar este cortejo, en el cual los hombres subían por uno de los caminos hacia la plaza y las mujeres lo hacían por el otro camino, encontrándose al centro de la Plaza Central para realizar el Juego de Las Ollitas, el cual ya solo se representa

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en la actualidad. Actualmente la celebración ha cambiad, los tiempos modernos han quitado varios elementos tradicionales, pero aun conserva parte de sus raíces prehispánicas y coloniales, sumando otras más actuales. Lo que en conjunto logra una de las Romerías más importantes de la región, visitada por gran cantidad de personas de Guadalajara, Zacatecas, Aguascalientes y principalmente paisanos que regresan a rendirle honores y agradecimiento a la “Señora de la Fortuna” por las gracias y favores recibidos.

El 26 de Julio de cada año, es fiesta obligada para los tlaltenanguenses, ataviados con sus mejores trajes campiranos, (antaño era costumbre obligada “el estreno”, todo un ajuar completo para ese día) a pie, a caballo, en camionetas, en carros; la gente se dirige a Tocatic a saborear la gastronomía regional: pipían, tejuino, pozole, tamales, elotes, tortas de adobada o chorizo, taquitos dorados con su salsa de cacahuate, cueritos, cecina, dulces de leche, camote, calabaza, biznaga, chila cayota, los garapiñados de cacahuate, nuez, y eso si… gran cantidad de mezcal, tequila y cervezas.

En antaño fue un gran día de campo, las familias extendían sus albos manteles de algodón bordados y deshilados entre las sombras de los mezquites para compartir sus mejores guisos caseros, además del mole y pipían, ahora también se acostumbra la asadura y la pepena, aunque lo que predomina es el pipián y el Tejuino, de los cuales desde la década de los 70 del siglo pasado, se realizan concursos. Se realizan concursos de trajes típicos y el Juego de las Ollitas. Atrás quedaron tradiciones como La Cofradía de los Ahijados de Santa Ana, las representaciones de moros y cristianos (que actualmente solo se representan en las Fiestas de la comunidad de San Isidro) con sus “Amanchiguados”, “Priostes”, “Anderas” y “Tenancilla”. Desaparecieron también “Las Silenciosas” y “Quiero Mi Santana”, aunque prevalecen los antiguos y alegres cantos a Santa Ana de las señoras al estar preparando sus pipianes.

Toda esta fiesta y alegría cierra con broche de oro con los bailes de gala, en el Centro Magno, el Club de Leones y los que organizan diferentes discotecas de la ciudad.

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COFRADIA DE LOS AHIJADOS DE SANTA ANA Esta antigua costumbre viene de las representaciones morismas que se realizaban en la comunidad hacia finales del siglo XVIII, ya que al terminar las representaciones, se trasladaba en procesión especial a la patrona, seguida de los moros, cristianos y toda la demás gente de la comunidad, no sin antes entregarle todos los niños y niñas (a los que en aquella época se les llamaba “Amanchiguados”) a Santa Ana en forma simbólica y en juramento. Con el correr de los tiempos, este ofrecimiento se le hacía a la imagen peregrina de Santa Ana cuando visitaba alguna de las casas de la comunidad, es muy raro ver esta Cofradía pero aún se realiza durante los días previos al Novenario en honor a Santa Ana, pero de una manera mas sencilla. PRIOSTES Son las encargadas de los santos, querían decir “las nuevas encargadas” que se dedicaban a cuidar a los santos de la iglesia. Había una persona por santo por todo un año, y hasta la siguiente fiesta se cambiaban, para cerrar la procesión se regalaban pastillas blancas hechas de azúcar realizadas por las Priostes salientes. ANDERAS DE SANTA ANA Tenían funciones específicas: la “Andera Mayor” realizaba labores de limpieza y de mantener el orden de las festividades que se avecinaban, las “Anderas Menores” obedecían la orden de la “Andera Mayor” e iban por delante de la procesión con una coronita de trapo y un característico tambor que las identificaba. LA TENANCILLA Cargaba su campanita y bandera roja, al igual que un listón blanco, con cruz al centro de la bandera, y era la que abría la procesión, destacaba por delante de todos. “LAS SILENCIOSAS” Medio de transporte construido a base de un chasis de carro antiguo con dos llantas de hule, arrastrado por remuda, al pasar hacía ligero ruido, por esa razón se le llamaba “Silenciosa”, en este transporte cabían cómodamente 6 o 7 personas; hacia la década de los 50 y 60 solo los más privilegiados las utilizaban para acudir a Santa Ana. QUIERO MI SANTA ANA Este tipo de exclamación se daba en el momento en que la joven le decía a su novio o amigo: ¡¡Quiero mi Santa Ana!! De manera que el joven se sentía agraciado por la fortuna de haberle sonreído la dama con su más bella sonrisa. Le compraba una ollita de barro, realizada por artesanos de la comunidad, llena de frutos como: granadas, membrillos, manzanas, peras, perones, duraznos, chabacanos uvas, etc. De igual manera, si algún familiar o conocido no podía asistir a la fiesta, alguien se encargaba de llevarle “su Santa Ana”. Actualmente esta costumbre ha desaparecido, solo se conserva la tradición de vender las ollitas de barro, con el nombre de la persona que la compra.

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JUEGO DE LAS OLLITAS En la época prehispánica, este juego era parte de un cortejo: se formaban los hombres y las mujeres en filas de por lo menos 20 de cada género, frente a frente, a lanzarse con rapidez las ollitas de barro, la cual había que atrapar y lanzar a otra persona, quien no lograba atraparla debía reponerla por otra, así también podían decirle una copla de cortejo o rechazo a quien tenían enfrente. En épocas más recientes el juego consistió en formar un círculo de aproximadamente 30 personas, 15 hombres y 15 mujeres para lanzarse con gran rapidez las ollitas de barro a la persona que mas interesara impresionar. En la actualidad se realiza de la manera siguiente: es importante hacer grupos de tres integrantes como mínimo, vestidos con estampados similares para que se haga vistoso el concurso, se hace una formación en círculo de forma intercalada (hombre – mujer – hombre – mujer) a poca distancia uno del otro, a la derecha corre la flecha y comienzan a circular las ollitas de barro, Son ollitas hechas en la región y especialmente para la fiesta, la dificultad inicia por la forma rápida de agarrarla y pasarla a la siguiente persona sin lastimarse los dedos, cada olla que cae debe de ser pagada entre la ola de risas y burlas de los asistentes. Gana el equipo que conserva más ollitas, se les premia con una olla grande o canasta con frutos de la región.