Filosofia y Revolución de Marx a Mao

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    Filosofa y RevolucinDe Hegel a Sartre y de Marx a Mao

    de Raya Dunayevskaya

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    Filosofa y Revolucin: De Hegel a Mao y de Marx a Sartre

    Ttulo original en ingls:Philosophy and RevolutionTraduccin de: Ofelia Castillo, Anbal Leal y Marcela Surez.Revisin y Transcripcin: de Fernando Alan Lpez Bonifacio 2012.

    Impreso en Mxico.

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    ndice

    Prefacio a la edicin alemana, por Erich Fromm. . . . . . . . . . . . . . . . 409Introduccin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 411

    Primera Parte

    Por qu Hegel? Por qu hoy?Captulo 1.La negatividad absoluta como nuevo comienzo. El incesantemovimiento de las ideas y de la historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417Captulo 2. Un nuevo continente del pensamiento. el materialismohistrico de Marx y su inseparabilidad de la dialctica hegeliana . . . . . 463Captulo 3.El choque del reconocimiento y la ambivalencia filosfica de

    Lenin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515

    Segunda Parte

    AlternativasIntroduccin: En vsperas de la Segunda Guerra Mundial: Crisis de laeconoma y el pensamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 545Captulo 4.Len Trotsky como terico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 551Captulo 5.El pensamiento de Mao Tse-tung . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 575

    Captulo 6.Jean-Paul Sartre: el extrao que se acerca a mirar . . . . . . . 611

    Tercera Parte

    La realidad econmica y la dialctica de la liberacinCaptulo 7.Las revoluciones africanas y la economa mundial . . . . . . . 637Captulo 8.El capitalismo de Estado y las revueltas en Europa Oriental . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 671Captulo 9. Pasiones y fuerzas nuevas: La dimensin negra, la juventud

    contra la guerra de Vietnam, el movimiento obrero de base, la liberacinfemenina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 693Captulo 10. Un enfoque sobre el humanismo marxista inscrito en elcontexto de los aos cincuenta y ochenta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 719

    Bibl iografa Selecta

    Primera parte: Por qu Hegel? Por qu hoy?, [739]; Segunda parte:Alternativas, [744]; Tercera parte:La realidad econmica y la dialcticade la liberacin, [748]

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    Cuando la estrecha forma burguesa ha sido arrancada, qu es la riqueza,sino la universalidad de las necesidades, capacidades, goces, poderes

    productivos, etc., de los individuos, producidos por el intercambiouniversal? Qu sino el pleno desarrollo del control humano sobre lasfuerzas de la naturaleza tanto las de su propia naturaleza como las de lallamada "naturaleza"? Qu sino la elaboracin absoluta de susdisposiciones creadoras, sin otra condicin previa que su evolucinhistrica antecedente que hace de la totalidad de esta evolucin o sea laevolucin de todos los poderes humanos como tales, sin que hayan sidomedidos por ninguna vara de medir previamente adoptadaun fin en simismo? Qu es, sino una situacin en la que el hombre no se reproduce as mismo en forma determinada alguna, pero s produce su totalidad? En laque no busca seguir siendo algo formado por el pasado, sino que est en elmovimiento absoluto de lo por venir?

    Karl Marx

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    PREFACIO A LA EDICIN ALEMANA

    Erich Fromm

    Pocos sistemas de pensamiento han sido tan desvirtuados, convirtindose aveces en su opuesto, como el de Karl Marx. Joseph Schumpeterel granterico conservador de la economa poltica expres en cierta ocasineste desvirtuamiento mediante una analoga hipottica: si alguien hubieradescubierto Europa en tiempos de la Inquisicin y conjeturara por ello queen tal organizacin se reflejaba el espritu de los Evangelios, se estaracomportando como aquellos que ven cristalizadas las ideas de Marx en elcomunismo sovitico.

    Si semejante deformacin slo aflorara entre los detractores delmarxismo, difcilmente sorprendera. Lo inslito es que surja entre sus"propugnadores", quienes convencen al resto del mundo de que suideologa expresa las ideas de Marx. Esto ha llegado a un grado tal en

    Norteamrica y Europa, merced a lo eficaz de la propaganda sovitica, queno slo se cree hallar en el sistema ruso el cumplimiento del socialismo,sino que se piensa estar frente a un rgimen revolucionario que se proponela subversin mundial, en lugar de ante una forma reaccionaria y

    burocrtica de capitalismo de Estado.Las ideas de Marx nicamente pueden comprenderse cuando seconocen al menos los fundamentos de la filosofa hegeliana. Empero, esreducido el nmero de quienes estn siquiera familiarizados con ellos,sucediendo que en el mejor de los casos se adoptan unos cuantos lemascomo sucedneos de un saber genuino. Y qu ocurre con los epgonos deMarx, quienes adems de hablar en su nombre plantean una propuesta msseria que la de Stalin? Nos referimos a Lenin, Trotsky, Mao o incluso al

    "intruso" Sartre. Lo cierto es que poco se encontrar en sus textos queayude a una comprensin objetiva del problema, pues bastante de lo ahexpuesto aparece subordinado a las posturas polticas del autor.

    El resultado de todo esto es que aquellos que buscan acercarse a lasteoras que influyen en gran parte del mundo actual se enfrentan a gravesdificultades para formarse una imagen correcta de las mismas.

    Raya Dunayevskaya se halla extraordinariamente dotada para cerrareste hiato en nuestro acervo cognoscitivo. Se trata de una autora que noslo posee una gran erudicin y aptitud respecto del tema cualidades desuyo desusadas, sin ser por eso nicas, adems de una incorruptibleobjetividad como debe convenir a todo estudioso, sino que algo mucho

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    ms raroalienta en ella una apasionada actitud poltica jams rayana enla irracionalidad o el fanatismo. Empero, quizs lo ms importante es quesu pensamiento est impregnado de la conviccin de que el socialismo y lalibertad se entrelazan de manera indivisible y no pueden sino existir juntos.

    Por lo tanto, surge ante nosotros la figura de una humanista radical que creeprofundamente que el mejoramiento y el bienestar de la especie puedenlograrse sin la prdida de la libertad individual, es decir, a travs de unnuevo humanismo.

    Este libro se ha visto considerablemente enriquecido con la exposicinacerca de las revoluciones africanas, las revueltas en Europa Oriental, elmovimiento de los jvenes y el Movimiento de Liberacin Femenina.

    A todo aquel que se interese seriamente en las fuerzas que formanydeforman el presente y el futuro, esta obra ha de serle recomendadaencarecidamente.

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    INTRODUCCIN

    Puesto que la transformacin de la realidad es bsica para la dialcticahegeliana, la filosofa hegeliana vuelve a la vida, una y otra vez, en todoslos perodos de crisis y transicin, en el momento de alcanzarse un nuevo

    punto recurrente histrico, en el momento en que la sociedad establecida hasido minada y se construyen los cimientos para un nuevo orden social. Elhecho de que hubiera un nmero antes nunca alcanzado de estudios sobreHegel, de ediciones de Hegel, de traducciones de Hegel y de congresossobre Hegel en 1970, entrecruzndose con celebraciones de Lenin comofilsofo, puede haber parecido una pura coincidencia: era el bicentenariodel nacimiento de Hegel y el centenario del de Lenin. Sin embargo, el

    hecho burdo es que la crisis mundial econmica, poltica, racial,educativa, filosfica, social todo lo penetra. Ninguna faceta de la vida,incluidas las crceles, se salv de la opresin de la crisis y de su opuestoabsoluto en pensamiento. Brot un hambre apasionada por una filosofa dela liberacin.

    No muchos profesores de filosofa se sintieron vinculados al SoledadBrother que fue muerto a tiros en 1971. Pero la dimensin negra est tan

    profundamente asentada en la "negatividad absoluta", en el deseo por

    nuevos comienzos a travs de la solucin "silogstica" a la enajenacin, queel descubrimiento de la dialctica de la liberacin por George Jackson enese agujero infernal, la crcel de San Quintn, de ninguna manera puede bo-rrarse motejndolo de "accidental", o como una reduccin black-

    pantheriana de la filosofa a maosmos polticos tales como "el poder surgede la boca del fusil". Despus de todo, el propio Hegel vivi en un puntorecurrente de la historia mundial, conforme la Bastilla fue tomada porasalto y la gran revolucin francesa se inici como una expansin tan nueva

    en ideas como en la libertad del pueblo. De manera terminante, la dialcticade Hegel ha sido llamada "el lgebra de la revolucin".Cierto que el inters pblico por Hegel, extraordinariamente difundido

    (tanto en los rincones ms remotos del globo como en las metrpolis),brot vaMarx, Lenin y Mao. Tambin es cierto que las "nuevas pasiones ynuevas fuerzas"los negros y las liberacionistas, la juventud antibelicistay los trabajadores de base, esforzndose por unir filosofa y revolucin, sinlo cual el "sistema" no puede ser arrancado de raz y liberado el podercreador humanoexplican la actualidad del humanismo de Marx. Pero noes cierto, como lo veremos ms tarde, que este nuevo auditorio haya sido

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    parado en seco por estas y otras interpretaciones de Hegel sin siquierapreocuparse por leer algo del propio Hegel.

    Marx, el descubridor de un continente de ideas totalmente nuevo elmaterialismo histricobas su filosofa de la liberacin en la praxisdel

    proletariado tanto como en la dialctica de Hegel. Al inicio de la primeraguerra mundial y ante el colapso tremendo de la socialdemocracia alemana,Lenin sinti un impulso sbito por volver a la dialctica hegelianaconforme cavaba cada vez ms hondo en busca de un nuevo "concretouniversal", el concepto de la poblacin como "un solo hombre" todohombre, mujer y nioque habra de abatir el capitalismo y establecer unasociedad totalmente nueva.

    La objetividad de la actual sed de teora ha llevado a esta autora aexaminar, desde el punto ventajoso de las necesidades de hoy, tanto losanlisis de Marx sobre la "bsqueda de universalidad" proletaria como el"en s" de los absolutos hegelianos. Aunque estos absolutos son analizados

    por lo comn como "fines", como si la negatividad absoluta no fuerainherente a ellos, esta autora los considera como nuevos puntos de partida.La negatividad absoluta impregna, impulsa, no suelta el conocimiento ab-soluto, la idea absoluta, el pensamiento absoluto. Debido a que elenraizamiento de Marx en Hegel y el "regreso" de Lenin a Hegel en losmomentos recurrentes de la historia iluminan los problemas de nuestros

    das, sus elaboraciones filosficas son tan nucleares como las propias obrasde Hegel para la parte primera de este libro, "Por qu Hegel? Por quhoy?"

    La segunda parte, "Alternativas", intenta ver por qu dos revo-lucionarios marxistas Len Trotsky y Mao Tse-tungy un filsofo nomarxista, Jean-Paul Sartre, un extrao que mira hacia adentro porque estdeseoso de cambiar y no solamente de interpretar el mundo, nada pudieronhacer para llenar el vaco terico del movimiento marxista que persista

    desde la muerte de Lenin. A pesar del holocausto de la Segunda GuerraMundial, ninguna revolucin proletaria surgi que se equiparara con larevolucin rusa surgida de la Primera Guerra Mundial. Sea lo que fuere loque de nuevo tena el existencialismo sartreano como filosofa, no era unafuerza que atrajera a las masas, y, aislado de stas, no pudo labrar la nuevatierra. Fue necesario un nuevo punto recurrente de la historia para que estosopuestos, el intelectual y el obrero, pudieran encontrarse.

    No fue sino con el surgimiento y el crecimiento de un movimiento apartir de la prctica, a mediados de la sexta dcada que empez con lasrevoluciones de la Europa oriental y continu con la revolucin africana, lamisma que abander a la revolucin negra de los Estados Unidos, que

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    una nueva etapa del conocimiento se hizo real. Incluso los intelectualesnorteamericanos, quienes atravesando los cincuentas macartistas, se delei-taban en la euforia de la ilusin de un "fin de la ideologa", fuerondespertados rudamente de su letargo. Una nueva generacin completa de

    revolucionarios, blancos y negros, haba nacido. Rehusaron separar suspropios sentimientos de enajenacin en las torres de marfil de la educacinrespecto de su oposicin tanto al racismo como a la guerra imperialista deEstados Unidos en Vietnam. En una palabra, el movimiento a partir de la

    prcticatuviera la forma de revoluciones francas en Europa Oriental, enCuba, en frica, o de revoluciones abortadas en Pars y Checoslovaquia, ode revueltas en Japn y en Estados Unidosrehus ser acallado tanto enla prctica como en la teora. Son estas "nuevas pasiones y nuevas fuerzas"

    en Europa oriental o en frica, en Asia o en el sur de Estados Unidos, enPars o Berkeley las que forman el eje de la parte tercera: "La realidadeconmica y la dialctica de la liberacin".

    Debo confesar que la tentacin de empezar por el final, por lasinquietudes inmediatas de nuestro perodo crtico, fue difcil de resistir paraquien vive en un pas cuyo empirismo forma parte de su propio organismo.Pero, de hecho, haber empezado por el fin habra hecho imposiblecomprender el "por qu ahora?" del "por qu Hegel?" La preocupacin

    por lo que Len Trotsky llam "la moneda menuda de las preguntas

    concretas" siempre ha sido el camino a seguir, noa partir de los absolutosmsticos de Hegel sino de los principios revolucionarios de Marx. As fuedurante la vida de la Segunda Internacional. Caracteriz a la TerceraInternacional que sigui a la muerte de Lenin. El vaco terico delmovimiento marxista ha persistido hasta ahora, cuando el activismoinsensato cree que es la respuesta al hambre actual de teora. La verdadamarga es que no existe una va para lograr nuevos comienzos sin pasar porlo que Hegel llam "la seriedad, el sufrimiento, la paciencia y el trabajo de

    lo negativo". Por eso mismo fue por lo que el Marx maduro persisti enrepetir, mucho despus de haber roto con el "hegelismo", que la dialcticade Hegel era "la fuente. . . de toda dialctica".

    Siempre he credo que en nuestra poca la teora slo puededesarrollarse plenamente cuando se asienta en lo que las propias masashacen y piensan. Deploro profundamente el no poder agradecer por sunombre a los marxistas-humanistas euroorientales que colaboraron en elcaptulo 8 sobre las revueltas de la Europa oriental. Lo mismo es vlido

    para algunos jvenes chinos que ayudaron en la concepcin de "Elpensamiento de Mao Tse-tung", aunque s tengo la satisfaccin en estesentido de expresar mi deuda de gratitud hacia el joven estudioso de Pekn,

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    Chiu-Chao, a quien entrevist en Hong Kong en 1966 y quien ayudentonces tambin con la investigacin para ese captulo. Dos borradores dellibro completo fueron sometidos para su discusin y correccin atrabajadores de base, a jvenes, a negros e indios, as como en conferencias

    liberacionistas. Considero queFilosofa y revolucines tanto su obra comola ma.Raya Dunayevskaya

    Detroit, Michigan, abril de 1973.

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    Primera Parte

    Por qu Hegel?Por qu Hoy?

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    Captulo 1La Negatividad Absoluta como Nuevo Comienzo

    El incesante movimiento de las ideas y de la historia

    La dialctica de la negatividad [es] elprincipio impulsor y creador. As comoPrometeo, habiendo robado el fuego delcielo, comienza a construir casas y a poblarla tierra, as la filosofa, habindose

    proyectado hacia el mundo, se vuelve

    contra el mundo aparente. Tal lo quesucede ahora con la filosofa hegeliana.Marx

    [. . .] en la medida en que [nuestra poca]nos ha hecho tocar nuestros lmites, dirque todos somos escritores metafsicos. [. ..] Porque la metafsica no es una estrildiscusin acerca de nociones abstractas quenada tienen que ver con la experiencia, sinoun esfuerzo vivo por abarcar desde adentrola condicin humana en su totalidad.

    Sartre

    La historia tiene su propia manera de iluminar una obra filosfica seria. Yla historia de la Primera Guerra Mundial que caus, por una parte, elcolapso del marxismo oficial(la Social Democracia Alemana), y, por otra

    parte, condujo al materialista ms militante de todos, Lenin, a un nuevoestudio del idealismo hegeliano contiene lecciones aplicables a nuestrapoca. Sus estudios le indujeron a Lenin a concluir que: "El idealismointeligente est ms cerca del materialismo inteligente que el materialismoestpido. Idealismo dialctico en lugar de inteligente; metafsico, nodesarrollado, muerto, tosco, en lugar de estpido."1

    1Yo fui la primera en traducir los comentarios filosficos de Lenin a las obras

    de Hegel, y en este libro utilizo mi propia traduccin, que apareci como elApndice B de la primera edicin de mi obra Marxism and freedom(Nueva York,Bookman, 1958), p. 354. El lector puede consultar la traduccin "oficial" publicada

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    Paradjicamente, hay en nuestros das acadmicos hegelianos que estntan ansiosos por enviar a Hegel a la academia, purificado de las"subversiones", primero de Marx y despus de Lenin, que concuerdan muy

    bien con los "comunistas" que, por sus propias razones, quieren conservar a

    Hegel en un mundo ontolgico cerrado. De todas maneras, sea que unopiense que la filosofa hegeliana es una ontologa cerrada e impenetrable; oque se la considere como la va abierta a partir de la cual se puedecontemplar el desarrollo de la humanidad como totalidad, y se vuelva a ladialctica como "el lgebra de la revolucin", lo cierto es que Hegel mismono descart la realidad cuando entr en el reino del "pensamiento puro".

    Por lo contrario, la influencia de la historia objetiva afirm a lafilosofa hegeliana en el principio de la libertad, tanto ms cuanto que lassucesivas "manifestaciones del espritu universal" comprueban siempre su

    propia incapacidad para realizar este principio y "perecer". Pero mientrasms perecen las diversas manifestaciones, ms vuelve a reaparecer la "Ideaautoconsciente", sobre todo en los pases "comunistas", donde constante-mente se ocupan de separar al "materialismo cientfico" de Marx de los"absolutos msticos" de Hegel. Los absolutos de Hegel han ejercidosiempre una fuerza simultnea de atraccin y repulsin.

    Esta doble relacin de odio-amor ha hecho que no slo materialistassino tambin idealistas, no slo pragmatistas sino tambin neocartesianos,

    arrojasen una verdadera mortaja sobre la "negatividad absoluta". Noobstante, cada vez que una crisis profunda envuelve al mundo, se destaca larazn de esta actitud ambivalente. As, por ejemplo, durante la depresin,Charles A. Beard, en su ensayo sobre Hegel para la Encyclopaedia ofSocial Sciences, seal que no fue Marx quien "atribuy" unainterpretacin revolucionaria a la dialctica hegeliana sino que la naturalezamisma de sta era "revolucionaria". As, en la Francia cartesiana, Hegel, lamente enciclopdica ms profunda del siglo XIX, que haba "traducido" el

    movimiento de la gran revolucin francesa al mtodo dialctico,permaneci casi desconocido hasta la crisis. No obstante, desde entoncesHegel exhibi una vida muy intensa. Jean Hyppolite consider natural queen Italia, en 1907, Benedetto Croce considerase que haba llegado elmomento de un "ajuste final de cuentas" con Hegel (Lo vivo y lo muerto dela filosofa de Hegel), tan imprevisible era la "extraa paradoja de que se

    por Mosc en 1961: Lenin, Collected works, vol. 38, p. 276 [V. I. Lenin,Cuadernos filosficos, en Obras Completas, Buenos Aires, Editorial Cartago,1960, vol. 38, p. 268].

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    hubiese llegado a asociar a Hegel con la corriente existencialista cuyosprecursores haban sido crticos del sistema hegeliano".2

    Es cierto que el existencialismo, desde sus orgenes en la religiosidadde Kierkegaard, pasando por El ser y el tiempo ontolgico de Heidegger

    hasta el lanrevolucionario de Sartre, fue una revuelta contra el "sistema"de Hegel. Pero Sartre, despus de El ser y la nada, despus de susexperiencias en la resistencia y en los debates del perodo de posguerra conlos idelogos comunistas, consider necesario expresar su indignacin antelas trivialidades formuladas acerca de lo absoluto: "Es lamentable que, anhoy, alguien pueda afirmar que lo absoluto no es el hombre."3Por lo tanto,diramos que tanto subjetiva como objetivamente (la resistencia), elexistencialismo deba verse impulsado a formular la clara distincin deMarx entre soluciones econmicasabolicin de la propiedad privadayrelaciones humanas creadoras, especialmente desde que el Marx maduro laexpres como "el desarrollo de la potencia humana que es su propio fin, elverdadero reino de la libertad".4

    Ms adelante analizaremos por qu el existencialismo no se enfrentcon las afirmaciones de Marx en el sentido de que el comunismo no era "lameta del desarrollo humano, la forma de la sociedad humana". Baste consealar aqu que durante la turbulenta dcada de 1960 no bastaba ya conactuar como si la afirmacin de que "el hombre es absoluto" significase

    slo el individuo y no los hombres y las mujeres sociales, histricos. La"carencia" que el existencialismo senta no estaba tanto en su relacin conHegel-Marx sino en su relacin con la realidad existente. Y fue tambinesta carencia la que caracteriz a la nueva generacin de revolucionarios delos Estados Unidos. Tan integral es el empirismo, hasta tal punto forma

    parte de "lo americano" como organismo, que aun aquellos que quierenerradicar el capitalismo los jvenes que han tomado conciencia de smismos como revolucionarios vinculando su sentimiento de la alienacin

    acadmica con la teora de Marx de la alienacin de clase siguenseparando lo que la historia ha unido: los comienzos de Marx como un"nuevo humanismo" y la culminacin de la filosofa hegeliana en la Idea

    2Vase el Prefacio de Jean Hyppolite a su libro Studies on Marx and Hegel,traducido al ingls por John O'Neill, Nueva York, Basic Books, 1969, p. 5.

    3 Jean-Paul Sartre, Situations, trad. al ingls por Benita Eisler, Nueva York,George Braziller, 1965, p. 315.

    4Karl Marx, Capital(vol. 1, edic. 1906, vols. 2, 3, edic. 1909, por Charles H.Kerr and Company, Chicago), vol. 3, p. 954 [Karl Marx, El capital, Mxico, SigloXXI, 8 vols., 1975-1977, vol. 8].

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    Absoluta. Al mismo tiempo, la madurez de la poca obliga a unaconfrontacin, no slo con la realidad existente sino tambin con ladialctica hegeliano-marxista.

    Esto no equivale a decir que podamos descartar inmediatamente la

    afirmacin de que los absolutos de Hegel son una mera reformulacin delos absolutos de Aristteles, cuando no un retroceso al concepto platnicodel filsofo-rey, que reflejaba a la sociedad griega, en la cual los esclavoshacan todo el trabajo y la clase intelectual que no trabajabaconcebatoda la filosofa. Es indiscutible que la divisin entre trabajo intelectual ytrabajo manual ha caracterizado a todas las sociedades, y especialmente a lanuestra. Pero el principio general no explica el problema concreto: Porqu, a diferencia de los filsofos griegos, que siguen relegados al mbitoacadmico, Hegel es constantemente objeto de nuevos y mltiplesestudios? Si, como lo expresara el mismo Hegel, "cualquier cosa esconcebida y conocida en verdad slo cuando est totalmente sometida almtodo",5 por qu no someter sus absolutos a dicho mtodo? Por qu norevertir la pelcula de los absolutos de Hegel hasta su primera crucialaparicin en pblico en la Fenomenologa del espritu y someter elconocimiento absoluto a la prueba? Por qu no verificar la lgica de laCiencia de la Lgicade Hegel, su idea absoluta, y su "autoliberacin" en lacspide de su sistema, el espritu absoluto?

    Independientemente de las intenciones del propio Hegel conservadorismo poltico, teodicea especulativa, si el descubridor de lanegatividad absoluta incluso hubiese afirmado que era capaz de hacer"milagros", cmo habra podido detener el incesante movimiento de ladialctica simplemente porque su pluma haba terminado de escribir la

    Enciclopedia de tas ciencias filosficas? En todo caso, lo que tenemos quehacer es examinar la filosofa hegeliana tal como es, es decir, sumovimiento; y no necesitamos hacerlo en beneficio de Hegel sino en

    nuestro propio beneficio. Nosotros necesitamos una filosofa que nos ayudea enfrentar el desafo de la poca. Lo que convierte a Hegel en nuestrocontemporneo es lo mismo que le confiere tanta vida a los ojos de Marx:la coherencia de la dialctica de la negatividad para un perodo derevolucin proletaria, y tambin para la "gestacin" de la historia en que

    5 G. W. F. Hegel, The science of logic, trad. por W. H. Johnston y L. G.Struthers, Nueva York, Maemillan, 1951, vol. 2, p. 468. (Todas las citas remiten a

    esta edicin.) [G. W. F. Hegel, Ciencia de la lgica, trad. directa del alemn porAugusta y Rodolfo Mondolfo, Buenos Aires, Librera Hachette, S. A., 2 vols. 1956,vol. 2, p. 562].

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    vivi Hegel. Marx nunca se cans de repetir que era imposible dar laespalda a la filosofa hegeliana, porque pese a la "idea enajenada" delmismo Hegel haba penetrado profundamente en el movimiento real de lahistoria. El mtodo absoluto de Hegel se torna irresistible porque nuestra

    sed de teora surge de la totalidad de la actual crisis mundial. El hecho deque hasta los simples anlisis periodsticos apelen a absolutos como ladescripcin de nuestra era como una poca tanto de "revolucin en larevolucin" como de "contra-revolucin en la revolucin refleja elobjetivo apremio que nos urge a emprender un nuevo examen del conceptode "negatividad absoluta" de Hegel.

    Es tiempo ya de enfrentar a Hegel en su propio terreno el mtodoabsoluto que segn se afirma, est simultneamente en constantemovimiento y es tan reflexible que se niega a inclinarse ante ningunasustancia absoluta. Y ello es as, precisamente, porque es la dialctica delsujeto, el continuo proceso de transformacin, el automovimiento, laautoactividad, la autotrascendencia del mtodo de la "negatividadabsoluta".

    A. La fenomenologa del espritu o las experiencias de la conciencia

    Vivimos en una poca de gestacin y en un

    perodo de transicin. El espritu delhombre ha roto con el antiguo orden decosas hasta ahora dominante, y con losantiguos modos de pensamiento.

    Hegel,Fenomenologa del espritu, p. 12

    La Fenomenologa del espritu y la Ciencia de la Lgicael "viaje de

    descubrimiento" de Hegel y su lgica de las categoras abstractasson unaexhortacin a los hombres para que "dejen que los muertos entierren a susmuertos"6mientras los vivos siguen adelante para responder al desafo de

    6 G. W. F. Hegel, The phenomenology of mind, trad, inglesa de J. B. Baillie,

    Londres, George Allen & Unwin, 1931 (mencionada en lo sucesivo comoPhenomenology), p. 130 [G. W. Hegel, Fenomenologa del espritu, trad. deWenceslao Roces, Mxico-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econmica, 1966].

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    los tiempos y para "prestar odos" a los latidos [del espritu]",7 peromientras a la Ciencia de la Lgica le falta "concrecin de sentido", laexcitacin de lo real, la llegada de una nueva poca penetra a toda la

    Fenomenologa. Tan viva es esta "presencia" en la lucha, una lucha a

    muerte, de la conciencia con el mundo objetivo, con la auto- conciencia,con el Otro, ya sea entre "seoro y servidumbre" o entre la autoconcienciay su propia desventura; tan excitantes son estas "experiencias de laconciencia", histricas y "absolutas", individuales y universales, imbuidastodas del "espritu universal" cuyo "tiempo ha llegado", que el lector sesiente dispuesto a seguir a Hegel a lo largo de la tortuosa peregrinacin atravs de 2 500 aos de filosofa occidental. Lo seguimos desde elnacimiento de la filosofa en Grecia alrededor del ao 500 a. C. hasta susalto hacia la libertad total durante la gran revolucin francesa de 1789 a1806, cuando Napolen entr en Prusia a caballo, precisamente cuandoHegel estaba terminando laFenomenologa.

    Es imposible separar a la realidad del espritu, no porque Hegel hayaimpuesto al segundo sobre la primera sino porque el espritu es inmanente ala realidad. A lo largo de los 166 aos de existencia de la Fenomenologa,"el ritmo inmanente del momento del pensamiento conceptual"8 fascintanto a crticos como a seguidores. El descubridor del materialismohistrico, Karl Marx, critic al antiguo materialismo por su incapacidad

    para abordar la realidad, lo que determin que el "lado activo"9 fuesedesarrollado por el idealismo:

    7Hegel's lectures on the history of philosophy, trad. inglesa por E. S. Haldane yFrancis H. Simson, Nueva York, Humanities Press, 1955, vol. 3, p. 583 [Hegel,

    Lecciones sobre la historia de la filosofa, Mxico, FCE, 1955, vol. 3, p. 518].8Phenomenology, p. 117.9"El defecto fundamental de todo el materialismo anterior incluyendo el de

    Feuerbach es que slo concibe el objeto, la realidad, la sensorialidad, bajo laforma de objeto [Objekt] o de contemplacin [Anschauung], pero no comoactividad sensorial humana, comoprctica, no de un modo subjetivo. De aqu queel lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposicin al materialismo[...]. Feuerbach quiere objetos sensibles, realmente distintos de los objetosconceptuales; pero tampoco l concibe la actividad humana como un actividadobjetiva [gegenstndliche Tatigkeit]. [... ] Por lo tanto, no comprende laimportancia de la actuacin revolucionaria, prctico-crtica." He usado latraduccin de Nicholas Lobkowicz de las Tesis sobre Feuerbachde Marx, no slo

    porque es excelente, sino tambin porque incluye un captulo que contiene unacrtica de la "cuestionable manera de proceder" de Sidney Hook en todo el

    problema de los Manuscritos econmico-filosficos de Marx. Vase: Nicholas

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    LaFenomenologaes [...] la filosofa crtica oculta, mixtificadora y confusaaun hasta para ella misma. Sin embargo, en la medida en que afirma laalienacindel hombre aun cuando el hombre slo aparezca en forma deesprituen esa medida todoslos elementos de la crtica estn ocultos en

    ella y se encuentran a menudo ya preparados y elaboradosen una formaque trasciende el punto de vista hegeliano. Las secciones sobre "laconciencia desventurada", la "buena conciencia", la lucha entre laconciencia "noble" y la conciencia "vil", etc., etc., contienen elementoscrticosaunque todava en forma alienadade esferas como la religin,el Estado, la vida civil, etctera.10

    En una palabra, pese a que el hombre no aparece en laFenomenologa,pese a que Hegel analiza el desarrollo de la conciencia y de laautoconciencia como espritus descarnados, pese a que la libertad y la raznaparecen tambin como actividades del espritu, y a que la "idea enajenada"de Hegel slo ha percibido "la expresin abstracta, lgica y especulativa delmovimiento de la historia", Marx llega a la conclusin de que la dialcticarevela "la trascendencia como un movimiento objetivo". Marx nocaracteriz a la trascendencia como un movimiento objetivo simplementecon el fin de mostrar lo que estaba "detrs" de las luchas de la conciencia yla autoconciencia: la historia real de la humanidad. Adems Marx estaba

    cuestionando a los materialistas limitados, que no haban sido capaces dever el autodesarrollo en la realidad, del mismo modo que no haban podidoverlo en las luchas de la conciencia. Por lo contrario, cuando comprendique ninguna fuerza exterior impulsa un movimiento hacia adelante, Hegel

    pudo ver el desarrollo del pensamiento como "paralelo"11 a la historiauniversal.

    El problema no es que uno acepte la crtica de Marx y considere lasmltiples etapas de la alienacinalienacin del sujeto y del objeto, de la

    conciencia y de la autoconciencia, de la razn y de la revolucin, del

    Lobkowicz, Theory and practice: history of a concept from Aristotle to Marx,Notre Dame, Ind.: University of Notre Dame Press, 1967, pp. 409, 423, 425.

    10Marx, Critique of the Hegelian dialectic. Fui la primera que tradujo al inglslos actualmente famosos Manuscritos econmico-filosficos, 1844, y las citascorresponden a mi traduccin, que aparece en el Apndice A de Marxism and

    freedom, edicin de 1958, p. 309. Desde entonces se han publicado muchastraducciones; vase la bibliografa [Carlos Marx, Manuscritos econmico-

    filosficos de 1844, Mxico, Grijalbo, 19681.11Hegel,Lectures on the history of philosophy, vol. 3, p. 547 [G. W. F. Hegel,Lecciones sobre ta historia de la filosofa, vol. 3, p. 480].

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    espritu enajenado, para no mencionar la divisin dentro del absolutomismocomo una visin "enajenada" del autodesarrollo del trabajoy susrelaciones de produccin; o que uno se quede con Hegel, confinado en elreino del pensamiento; o que uno acepte el concepto sartriano del "otro":

    "el infierno son los otros". El problema no es slo que para cada etapa deldesarrollo fenomenolgico hay una correspondiente etapa histrica sinotambin que el pensamiento moldea su experiencia de manera tal que yanunca volver a ser posible mantener a estos dos opuestos en reinosseparados. El mtodo de unificarlos dialcticamente es irresistible porquesurge de dentro. Aunque Hegel no especifica los perodos histricos, stostampoco se "superponen" a las etapas de la conciencia. La historia siguesiendo el meollo ms profundo de todas las categoras filosficas de Hegel.J. N. Findlay tiene absoluta razn cuando escribe que "gran parte de ladensa oscuridad del texto de Hegel en esta parte [seccin sobre: El esprituextraado de s mismo] se debe a la oculta presencia de una armaznhistrica".12 En una palabra, marxistas y no marxistas han percibido porigual la verdad, el contenido histrico que est profundamente arraigado enla filosofa hegeliana.

    Dado que analiz los universales como inseparables de la "experiencia"del individuo, cada etapa de la alienacin se ilumina tanto como laalienacin en su conjunto. Cuntas exgesis desde la preocupacin

    religiosa de Josiah Royce por la "conciencia contrita" hasta la preocupacinde Herbert Marcuse por la "realidad tecnolgica" y su pretendida"conquista de la conciencia desgraciada"13 no han dependido acaso delalma alienada o de la conciencia desventurada de Hegel?

    La constante reaparicin de uno y el mismo movimientola dialcticacomo un proceso continuo de autodesarrollo, un proceso de desarrollo atravs de la contradiccin, a travs de la alienacin, a travs de la doblenegacin comienza con la certeza sensible y no detiene nunca su

    incesante movimiento, ni siquiera en su culminacin, el conocimientoabsoluto. Es el desarrollo de la historia de la humanidad desde laservidumbre hasta la libertad. Es el desarrollo del pensamiento desde la

    12J. N. Findlav,Hegel: a re-examination (1958), Nueva York, Collier, 1962, p.118. Publicado tambin como The philosophy of Hegel, 1966.

    13 Herbert Marcuse, One-dimensional man, Boston, Beacon Press, 1964, pp.56-83 [H. Marcuse, El hombre unidimensional, Mxico, Ed. Joaqun Mor- tiz,

    1968, pp. 86-1131. Cf. el anlisis de la alienacin hecho por Marcuse en 1941 enReason and revolutioncomo as tambin "A note on the dialectic", el prefacio de1960 a esa obra (Boston, Beacon Press).

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    revolucin francesa hasta la filosofa idealista alemana. Es Hegeltransformando la dialctica de la revolucin francesa en el "mtodoabsoluto".

    La plenitud (y el sufrimiento) de la conciencia en su autodesarrollo, que

    Hegel reuni para su "ciencia de la experiencia de la conciencia"

    14

    permiteuna gran diversidad de interpretaciones (muy a menudo por la mismaperspicaz lectura de cada relectura de un pasaje). Pero estos diferentesanlisis pueden hacerse porque, y slo porque Hegel cre su dialctica a

    partir de un penoso y riguroso examen del movimiento de no menos de 2500 aos de historia. El hecho de que este laborioso desarrollo de lahumanidad culminase en el perodo de la revolucin francesa llev al genioa romper con la introversin de sus contemporneos filosficos.

    Aunque quisiramos extremar las cosas e imponer slo dos divisionesal conjunto de la Fenomenologa, no adoptaramos una actitud "errada".Por ejemplo, el encabezamiento de la conciencia, la autoconciencia y larazn podra ser: "Qu sucede hasta el da de la revolucin?"; y lasrestantes etapas del desarrolloel espritu, la religin y la idea absolutacorresponderan al siguiente ttulo: "Qu sucede despus de larevolucin?" Aun esta simplificacin excesiva, o mejor an, estavulgarizacin, no implicara una violacin del espritu de Hegel, siempreque se hiciese con el propsito de comprender el anlisis de Hegel de la

    dialctica del desarrollo, del mtodo como automovimiento. Porque es elautodesarrollo lo que constituye la suma y la sustancia, el alma y el espritude la dialctica, tanto en el pensamiento como en la vida, en la historiacomo en la sociedad, en la filosofa como en la literatura. Para Hegel, todala historia universal era una historia dentro del "progreso y la conciencia dela libertad".15

    14VaseNew studies in Hegel's philosophy, comp. por W. S. Steinkraus, Nueva

    York, Holt, Rinehart & Winston, 1971. Es especialmente importante en estaedicin el trabajo de Gustav Emil Mueller, "The interdependence of the

    phenomenology, logic and encyclopaedia".15G. W. F. Hegel, The philosophy of history, trad, por J. Sibree, Nueva York,

    Wiley, 1944, p. 12 [G. W. F. Hegel, Lecciones sobre filosofa de la historiauniversal, Madrid, Revista de Occidente, 19531. Tan naturalmente se piensa en lasrevoluciones reales cuando se escribe en un perodo tan crtico como la Alemaniade comienzos de la dcada de 1920, que Karl Korsch, cuando cita a Hegel desde el

    punto de vista del idealismo alemn como un todo "la revolucin estaba

    contenida y expresada, por as decirlo, en la forma misma del pensamiento deaquellos filsofos", destac apasionadamente el hecho de que Hegel "no hablabade aquello que los actuales historiadores burgueses de la filosofa gustan de llamar

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    Tan impregnadas de historia, tan ricas de experiencias y de profundapenetracin filosfica, tan individuales y universales al mismo tiempo sonlas interminables formas de la alienacin desde la "concienciadesventurada", pasando por "el vrtigo de un desorden que se produce

    constantemente, una y otra vez", el escepticismo, hasta el "esprituextraado de s"a medida que se atraviesa toda la historia de la culturauniversal, que es imposible en este punto seguir el mltiple desarrollo deHegel, ni siquiera en lneas generales. Para nuestros propsitos bastar conque intentemos habrnoslas con el saber absoluto en el cual, si es quehemos de creer a los "materialistas", lo absoluto devor a lo real dejndoloconvertido en una mera nocin de libertad; y, si hemos de atenernos a losostenido por los acadmicos, la Fenomenologa aparece como una"teodicea especulativa en la forma esencial de una metafsica del proceso yel mtodo".16Lo cierto es que en parte alguna se evidencia ms el carcterhistrico de las categoras filosficas de Hegel que en el saber absoluto.Marx, que indudablemente no dej de advertir que este captulo contiene"tanto el resumen como la quintaesencia de laFenomenologa", caracteriza la negatividad absoluta como un "resultado" tan arrollador que, aunque lavisin era "abstracta" y "extraada", era imposible sustraerse al"movimiento de la historia". Penetremos entonces en ese sacrosantoreducto intelectual y veamos por nosotros mismos, esta vez no en lneas

    generales sino en detalle: Hegel arriba al captulo final, "El saber absoluto",no como un resultado final, sino como el interminable proceso de latrasformacin. La importancia atribuida a la enumeracin de todas lasetapas del desarrollo filosfico responde a exigencias de mtodo. Por lotanto, aunque Hegel comienza su enumeracin con la "experienciasensible" inmediata, el problema no est slo en su vinculacin con el

    una revolucin del pensamiento, es decir, un bello y tranquilo proceso que tiene

    lugar en el reino puro del estudio, muy lejos del crudo mbito de las luchas reales.El mayor pensador que produjo la sociedad burguesa en su perodo revolucionarioconsideraba a la revolucin bajo la forma del pensamiento como un componenteobjetivo del proceso social total de una verdadera revolucin". (Karl Korsch,

    Marxism and philosophy[1923], edic. 1970 de New Left Books, p. 39) [Marxismoy filosofa, Mxico, Era, 1971, p. 27].

    16 Vase Reinhart Klemens Maurer, Hegel und das Ende der Geschichte:Interpretationen zur Phnomenologie, Stuttgart-Berln-Colonia-Mainz, 1965, p.86. Dado que la parte que nos interesa es el inteligente anlisis de los tres ltimos

    pargrafos de la Filosofa del espritu, volveremos a la obra de Maurer alocuparnos de ese libro.

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    "otro", en parte como percepcin y fundamentalmente como comprensin,sino tambin y sobre todo en ver cmo la oposicin entre la autoconcienciay su objeto se trasciende en la vida. Tenindolo en cuenta, en vez de pasar ala secuencia siguiente la autoconciencia, ya sea que se exprese como

    seoro y servidumbre, estoicismo o escepticismo, ya como concienciadesventuradaHegel se detiene para extraer lo que es fundamental no sloen la seccin 1 sino tambin en toda laFenomenologa, y por cierto en todoel "sistema", ninguna de cuyas pginas haba sido escrita todava. He aqulo que dice Hegel:

    El objeto es, como todo, el silogismo o el movimiento de lo universal haciala singularidad a travs de la determinacin y, a la inversa, el movimientode la singularidad hacia lo universal a travs de la singularidad como

    superada o de la determinacin.17

    La engaosa simplicidad de esta conclusin lgica tiende a hacer que ellector no se d cuenta de que Hegel est introduciendo aqu las trescategoras centrales lo universal, lo particular y lo individual de laCiencia de la lgicatodava no escrita. Es digno de sealarse que, aunqueestas categoras estn unidas en un silogismo, cada una sigue siendo ellamisma o, ms exactamente, ninguna es reductible a la otra. Hegel

    subestima el hecho de que la doble negacin, que caracteriza al movimientodesde lo abstracto (lo universal) hacia lo concreto (lo individual) "a travsde la determinacin" (lo particular), sigue siendo vlida tambin cuando seinvierte el proceso. En una palabra, la negacin de la negacin, no la"sntesis", caracteriza tambin "a la inversa, al movimiento de lasingularidad hacia lo universal".18En su resumen, Hegel demuestra que elloes as en cada una de las etapas del desarrollo, y por lo tanto, desde la

    primera seccin hasta la ltima, eso es lo que caracteriza a toda laFenomenologa.19

    17Phenomenology, p. 790 [G. W. Hegel, Fenomenologa del espritu, cit., p.462].

    18Ibid. [Ibid.]19Para una elaboracin concreta de la relacin entre la revolucin francesa y la

    Fenomenologa, vase: Jean Hyppolite, Gense et structure de la phenomenologiede Hegel: Introduction la philosophie de l'histoire de Hegel [Jean Hyppolite,Gnesis y estructura de la fenomenologa de Hegel, Barcelona, Pennsula]. Los que

    no leen francs podran consultar Studies on Marx and Hegel, de Hyppolite,especialmente los captulos sobre "The significance of the French Revolution inHegel's phenomenology" y sobre "The concept of life and existence in Hegel":

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    Es fundamental aprehender este movimiento desde lo abstracto hacia loconcreto como un automovimiento, y no considerarlo como si adhiriese auna suerte de forma trivalente esttica. Aunque la idea de la filosofa comoun desarrollo de la forma tesis- anttesis-sntesis no pertenece a Hegel, sino

    a Fichte y a Schelling, esta formulacin ha sido tomada a menudo,errneamente, como expresin de la dialctica hegeliana. En este puntodebemos detenernos un momento para demostrar que las tres categorasaqu mencionadas no son una "triplicidad",20 ni una sntesis, ni unacognicin sinttica, sino la dialctica del autodesarrollo a travs de unadoble negacin. Independientemente de lo que los fenmenos sean, el

    pensamiento moldea la forma de la experiencia de una manera quedetermina tanto a la experiencia como a "las maneras en que la concienciadebe conocer al objeto como s mismo". Tampoco es la negacin de lanegacin una "nulidad". Lo positivo est contenido en lo negativo que es lava para un nuevo comienzo. Ello caracteriza no slo a la Lgica, sinotambin a la vida; o, ms exactamente, es un movimiento de la Lgica, delaFenomenologay de la dialctica en general, porque es un hecho tanto dela historia como de la vida. Es el movimiento incesante, una verdaderarevolucin continua. Es el alma de la dialctica. Y ello no es as porqueHegel lo "atribuyese" a su Lgica, o a la Fenomenologa, o a la

    Enciclopedia de las ciencias filosficas, sino porque es la naturaleza del

    desarrollo, un hecho vital.Una vez esbozado "este mtodo de aprehensin del objeto", Hegel lleva

    una vez ms al lector a la rememoracin del pasado, en la etapa de la raznen la cual l haba formulado su crtica de las filosofas basadas en el "puroego". l seala que "el momento" la etapa del autodesarrollo se

    "Aqu podemos ver la significacin concreta del principio hegeliano de la

    negatividad. El sistema de Hegel, lejos de ser una logomaquia, es una lgica de lavida del pensamiento" (p. 21).

    20 Ms adelante, cuando nos enfrentemos con la Lgica, oiremos a Hegelburlarse de todo el concepto de triplicidad, insistiendo en que se trata en realidadde cuadruplicidad: "Estesegundoinmediato, si en general se quiere contar, resultaen todo el recorrido el tercero con respecto al primer inmediato y a lo mediato. Sinembargo, es tambin el tercero con respecto al primer negativo, o sea al negativoformal, y respecto a la negatividad absoluta, o sea al segundo negativo. Dado queahora aquel primer negativo es ya el segundo trmino, el trmino contado como

    tercero puede tambin ser contado como el cuarto, y la forma abstracta puedeconsiderarse, en lugar de una forma triple, como una forma cudruple." (The

    science of logic, vol. 2, p. 478) [Ciencia de la lgica, cit., vol. 2, p. 574].

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    present ante la conciencia como la pura inteleccin y la Ilustracin, lo cualtiene ms importancia para nuestra poca.21

    Esta [Ilustracin] consuma el extraamiento tambin en aquel reino a queva a refugiarse, el espritu extraado de s se vuelve como a la concienciade la quietud igual a s misma; le trastorna a este espritu el ordendomstico implantado aqu por l, introduciendo en aquel reino losinstrumentos del mundo del ms ac de que el espritu no puede renegarcomo propiedad suya, porque su conciencia pertenece igualmente al mundodel ms ac.22

    El hecho es que en cada caso no hubo resolucin de la contradiccin.sta resulta no ser ms que la primera negacin, y debe sufrir una segunda

    negacin. Por tanto, aunque la Ilustracin "trastorna el orden domstico delreino de la fe" y aunque logr introducir "los instrumentos del mundo delms ac", la "cultura pura" no pudo negar la "inversin universal de larealidad y el pensamiento, su total extraamiento mutuo":

    Lo que se observa en esta esfera es que ni las realidades concretas, el poderdel Estado y la riqueza, ni sus concepciones determinadas, lo bueno y lomalo, ni la conciencia de lo bueno y lo malo (la conciencia que es noble yla conciencia que es vil) poseen verdad real; se observa que todos estos

    momentos se invierten y trasmutan mutuamente, y cada uno es el opuestode s mismo.23

    No se alcanza cielo alguno al final del camino de todas las otras etapasde la alienacin. Las revoluciones necesarias24 no terminan nunca. Hegelmismo lo expresa en susLecciones sobre la historia de la filosofa:

    21 Al hablar ante audiencias obreras (especialmente negras), descubr que la

    siguiente cita no slo est entre las secciones ms conocidas sino que tambindestaca los ejemplos ms convincentes de sus propias vidas. Vase: Black/redconference, Detroit, News & Letters, 1969.

    22Phenomenology, p. 512 [Fenomenologa del espritu, cit., pp. 288-289].23Ibid., p. 541.24Quizs Hegel hubiese objetado la palabra revolucin, pero l mismo, en el

    Prlogo a la Fenomenologa (Phenomenology, p. 106) [Fenomenologa delespritu, cit., p. 7], expresa su temor de que su descripcin del mtodo como algoque "no es nada ms que la estructura del todo en su forma pura y esencial", al ser

    comparada con su observacin de que, hasta entonces, la cuestin del mtodofilosfico haba sido tratada en formas absolutamente obsoletas, "pudiese pareceralgo jactanciosa o revolucionaria" [...]. l siempre lo neg. No obstante, en la

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    Todas las revoluciones, no menos en las ciencias que en la historia general,slo se originan en esto: que el espritu del hombre, para la comprensin yaprehensin de s mismo, para la posesin de s, ha alterado ahora suscategoras, unindose en una relacin ms verdadera, ms profunda y ms

    intrnseca consigo mismo.

    El enigma de la cuestin es que este movimiento a travs de la doblenegacin caracteriza a la trascendencia de cada etapa de la alienacin,como as tambin a la totalidad de la "ciencia de la experiencia de laconciencia",sin excluir a lo absoluto, aunque se haya alcanzado el objetivoy logrado una nueva unidad de los opuestos. Si finalmente ha de haber "unaliberacin",25un salto a la libertad, ste slo podr producirse a travs de la

    superacin de la oposicin interna. Cada nueva unidad de los opuestos re-vela que la oposicin est dentro.La superacin de la oposicin slo puede ocurrir a travs de la accin.

    Aunque la referencia es slo a la actividad del pensamiento, aqu la prcticase torna fundamental. "El obrarescribe Hegeles la primera separacinque es en s de la simplicidad del concepto y el retorno desde estaseparacin."26Parecera que esto significa accin slo en el pensamiento.Hegel, como lo expres el joven Marx, "separ el pensar del sujeto", 27del

    ser humano que piensa, y por medio de esta "deshumanizacin" de las ideascre la ilusin de que las actividades del conocimiento pueden trascender elmundo alienado, mientras que ste slo puede ser abolido por los actos de

    personas reales. No obstante, aun dentro de las abstracciones de Hegel, nose puede dejar de sentir la presin de la existencia: el tiempo y la realidad.Hegel considera que estos ltimos son elementos integrales de "la ltimaencarnacin del espritu, el Saber Absoluto", y seala que la ciencia no semanifiesta en el tiempo y en la realidad mientras el espritu no ha llegado aesta etapa de la conciencia respecto de s.

    Enciclopedia, Hegel se jact de que "el pensamiento priv de su fuerza a lasinstituciones existentes. Las constituciones fueron vctimas del pensamiento: lareligin fue tomada por asalto por el pensamiento. [...] Los filsofos fueron, enconsecuencia, desterrados o ajusticiados como revolucionarios" (Encyclopaedia, 19).

    25Phenomenology, p. 808 [p. 472].26Ibid., p. 793 [p. 463].27Vase Critique of the Hegelian dialectic", en el Apndice A deMarxism and

    freedom, p.323.

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    Es cierto que Hegel permanece en el reino del pensamiento e idealiza altiempo como "el destino y la necesidad del espritu". De todas maneras, eltiempo hace cosas. Hegel mismo nos recomienda no olvidar lossentimientos sensibles, precisamente porque hemos alcanzado el saber

    absoluto: "[...] nada se sabe que no provenga de la experiencia o (comotambin se expresa) que no aparezca como verdad sentida[...]".28Adonde uno mire, el movimiento, el Sujeto autocreado, es el principio

    que subyace en lo Absoluto, distinguindolo as de los "Absolutos vacos"de otros filsofos. Una y otra vez, Hegel destaca que:

    El proceso de conocimiento es intrnsecamente movimiento; latrasformacin de aquel en sen elpara s, de la sustanciaen elsujeto, delobjeto de la conciencia en objeto de la autoconciencia, es decir, en un

    objeto asimismo trascendido o, en otras palabras, en el concepto. Estemovimiento es un ciclo [...]29

    Resulta entonces que este "proceso de trasformacin" no es otra cosaque la historia misma: "El proceso de hacer brotar esta forma de su saber des es el trabajo que el espritu lleva a cabo como historia real."30De modoque todas las oscuras frases de la pgina siguiente, que parecen aludir afilsofos, desde Descartes, Leibniz y Spinoza hasta Kant, Fichte y

    Schelling, tratan en realidad de perodos histricos especficos. Por otraparte, el lector serio no puede dejar de recordar que, en este punto, losataques de Hegel a la "intuicin vaca" se insinuaban ya en el Prlogo31(que en realidad fue escrito despus de terminada la obra). "El arbitrariocapricho de la expresin proftica"32no era el concepto de Hegel acerca de"la seriedad, el sufrimiento, la paciencia y el trabajo de lo negativo".

    En oposicin a este "arbitrario capricho", Hegel nos enfrentadirectamente con una nueva negatividad: "El saber no se conoce solamentea s, sino que conoce tambin lo negativo de s mismo o su lmite. Saber su

    28Phenomenology, p. 800 [G. W. F. Hegel,Fenomenologa del espritu, cit., p.468].

    29Ibid., p. 801 [p.469].30Ibid. [Ibid.]31El lector debiera consultar, junto con la traduccin corriente de Baillie que

    citamos aqu, la nueva traduccin del Prlogo, realizada por Walter Kaufmann:

    Hegel a reinterpretation: texts and commentary, Nueva York, Doubleday, 1965,pp. 386-458.

    32Phenomenology, p. 107.

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    lmite quiere decir saber sacrificarse. [...] Este ltimo devenir del espritu,la naturaleza, es su devenir vivo e inmediato [...]."33

    Por cierto que es sta una manera invertida de presentar a la naturaleza.Algunos filsofos famosos la interpretaron literalmente, como si la

    naturaleza "saliese" del espritu. Pero pese a que estn equivocados, laverdad de la afirmacin no est simplemente en dar vuelta a Hegel. Entreotras cosas, Hegel demuestra inmediatamente que el otro aspecto delespritu es la historia. Los comentaristas actuales no cometen tan burdoserrores de interpretacin. Ahora, la dificultad surge porque Hegel parececerrar aqu la puerta a toda realidad, a medida que nos acercamos alculminante prrafo final. Se dice all que el saber absoluto

    . . . tiene como su camino el recuerdo de los espritus [Geister] como son en

    ellos mismos y como llevan a cabo la organizacin de su reino. [...] Uno yotro juntos, o la historia (intelectualmente) concebida [begriffen] forman elrecuerdo y el Glgota del espritu absoluto, la realidad, la verdad y lacerteza de su trono, sin el cual el espritu absoluto sera la soledad sinvida.34

    En verdad, como vemos, no hemos alcanzado el cielo sino el Glgotadel espritu absoluto! Hegel trata de suavizar el choque que es encontrar lamuerte en el pinculo mismo, el saber absoluto. Naturalmente que lostelogos, entre otros, no dejaron de sealar que Hegel estaba remplazandola teologa cristiana por su propia filosofa. Esta concepcin de Hegel esverdadera y falsa al mismo tiempo. Aqu la teologa ha sido remplazada porla filosofa; pero Hegel, al hablar de una nueva forma del espritu universalque ha "renacido desde el seno del saber y es la nueva etapa de laexistencia, un nuevo mundo y una nueva encarnacin o figura delespritu",35se refiri a algo ms que a nuevas "encarnaciones" del "espritu,universal.

    Todo el captulo ha sido una efusin de la "simple mediacin comopensamiento"36que condujo a esta "liberacin" del espritu en la historia y

    33Phenomenology, p. 806 [G. W. F. Hegel,Fenomenologa del espritu, cit., p.472].

    34Ibid., p. 806 [p. 473].35Ibid., p. 806 [p. 473].36Ibid. p. 806 [p. 473]. Sin embargo, no carece de inters para el lector

    norteamericano la atencin que Hegel prestaba a un verdadero nuevo mundo. En sulibroEstudios sobre Marx y Hegel, p.47, Hyppolite cita a Hegel de los Dokumente

    zu Hegels Entwicklung: "El impuesto fijado por el Parlamento ingls al t que se

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    la ciencia, en la naturaleza y el recuerdo y en el nacimiento de un "nuevomundo". Es cierto que este "nuevo mundo" no es tangible; y se prolongarcomo las puras categoras conceptuales del pensamiento de la Ciencia de lalgica, de la cual la Fenomenologa fue la "introduccin". Pero esto no

    puede oscurecer el hecho de que, despus de todo, el saber absoluto no erael fin. Desde el comienzo mismo de la Fenomenologa, en el Prlogo,Hegel destaca la singularidad de su punto de vista: "Segn mi modo de ver[...] todo depende de que lo verdadero no se aprehenda y se exprese como

    sustancia, sino tambin y en la misma medida, comosujeto."37Y ahora que hemos llegado al captulo final, Hegel sigue reiterando

    constantemente, como hemos visto, el tema del "movimiento", de la"trasformacin" de la sustancia en sujeto. Lo "ltimo" resulta ser no loabsoluto, que ha sufrido ya su calvario, sino un nuevo comienzo, un nuevo

    punto de partida. En una palabra, Hegel no permanece totalmente inmvilporque haya alcanzado lo absoluto, sino que la negacin de ste seconvertir en la base para un nuevo nivel de verdad que l elaborar en laCiencia de la lgica. El mundo objetivo y la idea autoconsciente no se handetenido. El movimiento es incesante.

    B. La ciencia de la lgica, o las posiciones respecto de la objetividad

    La idea existe slo en sta su propiadeterminacin de entenderse.

    Hegel, Ciencia de la lgica, vol. 2, p. 560.

    La filosofa no es una ilusin, es el lgebrade la historia.

    Merleau-Ponty

    El concepto hegeliano de la filosofa como "el pensamiento de su poca",implicaba, simultneamente, una separacin entre los "absolutos vacos" ysus contemporneos filosficos, como as tambin una respuesta al desafode la poca, en una forma que absorbera las filosofas del pasado sin dejar

    exportaba a Norteamrica fue mnimo, pero la creencia de los norteamericanos deque al aceptar el pago de esa suma, aunque fuese en s insignificante, estabanrenunciando tambin a sus preciados derechos, provoc la revolucin americana."

    37Phenomenology, p. 80 [G. W. F. Hegel, Fenomenologa del espritu, cit., p.15].

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    de ser al mismo tiempo una continuidad histrica que fuese totalmentenueva, tan nueva como la era de las revoluciones.

    Aunque, en comparacin con las luchas ms tangibles de la concienciay la autoconciencia que aparecen en la Fenomenologa, Hegel, en la

    Ciencia de la lgica, se ocupa de las categoras filosficas abstractas, no seaparta nunca del principio de la libertad en el cual se basa todo su sistemafilosfico.

    De la realidad y del pensamiento surge un nico proceso dialctico, queno permite ni a la "cosa en s" ni a los absolutos vacos escapar a la pruebade esta nueva dialctica. En lugar de presentarse como una escala hacia loabsoluto, la estructura de laLgicase revela a s misma y revela a cada unode sus dominios como un crculo; y cada uno de los dominios ser,esencia, conceptoempieza otra vez con nuevas categoras y sobre nuevas

    bases. Cuando llegamos a la idea absoluta, sta tambin se convierte en labase de otras "manifestaciones": la naturaleza y el espritu. Adems, desdeel principio Hegel aclara que la aceptacin de cualquier categora al pie dela letra es un "procedimiento inculto y brbaro".38

    La primera cuestin que Hegel plantea es la siguiente: "Con qu debecomenzar la ciencia?" Henos aqu en plena Ciencia de la lgica-, hemosatravesado ya toda la Fenomenologa y alcanzado el saber absoluto, paraencontrarnos con que Hegel pregunta: "Con qu debe comenzar la

    ciencia?" Y se nos dice, adems, que si buscamos un algo inmediato yblando, que no haya sufrido todava ninguna mediacin, debemos saber que"nada hay en el cielo, la naturaleza o el espritu, o en lugar alguno, que nocontenga tanto a la inmediatez como a lo mediato".39 El mismo tema serepetir en el final mismo de la doctrina de la nocin40la idea absolutacuando volvamos a enfrentarnos con la necesidad de nuevos comienzos."Nada hay en la realidad ni en el pensamiento que sea tan simple como porlo general se imagina. Tal entidad simple es una mera ilusin."41

    De la Lgica surgen dos movimientos. Aunque es un solo procesodialctico el que contiene al pensamiento y a la realidad, el lector debeenfrentarse tambin y ello inmediatamente con un movimiento

    38The science of logic, vol. 1, p. 49.39Ibid., p. 180.40Se usa aqu la palabra notion(nocin) en vez deconcept(concepto), por ser

    una traduccin ms precisa deBegriff, y porque es la que se usa en las traduccionesde Wallace y Baillie. [No obstante, en lo sucesivo seguiremos usando el trmino

    "concepto", para ajustamos a la terminologa adoptada en las ediciones espaolas.N. del T.]

    41The science of logic, vol. 2, p. 471.

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    polmico. Es as que, despus de tres breves prrafos, dos de los cualesel ser y la nada (en una sola pgina!)sucumben en el devenir, siguen nomenos de veintids pginas de "Observaciones". Esta designacin neutralno puede ocultar la intransigente impaciencia, verdaderamente "bolchevi-

    que", de Hegel con sus contemporneos, a cuyas abstracciones se refiereas: "los hindes [...] que recitan su Om Om Om [...] tenan un solo nombrepara todos estos conceptos: Brahma. Esta conciencia torpe y vaca, tomadacomo conciencia, es el ser".42Naturalmente, la doctrina hegeliana del ser esuna doctrina de la trasformacin. ste es, por cierto, el hilo rojo que recorretoda la Lgica. Para comprender cabalmente el movimiento del"pensamiento puro" debemos ver por qu Hegel escogi a Jacobi. Lo hizo

    primero en sus observaciones sobre el ser; y luego, ms de diez aosdespus, dedic toda la tercera posicin respecto de la objetividad alintuicionismo de Jacobi. Evidentemente, aunque en 1812 Hegel dijo que lasideas de Jacobi "quizs se haban olvidado ya",43 hacia 1827 l habadecidido que tal posicin respecto de la objetividad se presentara siempreque, en el proceso de lucha de la contradiccin, el sujeto se impacienta conlas etapas aparentemente interminables que debe atravesar y, por lo tanto,retrocede hacia la intuicin. Como nada hay ms convincente para losimpacientes de nuestra poca que la tercera posicin respecto de laobjetividad, nos volveremos en este punto hacia la Pequea lgica,44en la

    cual Hegel dedic no menos de tres captulos a las "Posiciones delpensamiento respecto del mundo objetivo".

    La tercera posicin respecto de la objetividad, lejos de significar unasuerte de "sntesis", seala un desmembramiento. Hay un movimiento deavance a partir de la primera posicin, que abarca todo el pensamiento

    prekantiano la fe simple, la antigua metafsica, el conocimiento

    42Ibid., vol. 1, p. 109.43Ibid., p. 107.44La obra a la que a menudo se ha hecho referencia como la Pequea lgica,

    traducida por William Wallace en 1892 [Smaller Logic], es la Lgica tal comoHegel la reescribi para incorporarla como el primer libro de su Encyclopaedia of

    philosophical sciences, que abarca los pargrafos 1-244; los pargrafos 245-376constituyen la Filosofa de la naturaleza, trad, por A. V. Miller en 1970; y los

    pargrafos 377-577, que completan la Enciclopedia, forman la Filosofa delespritu. Desde 1970 se dispone, finalmente, de los tres libros en ingls (publicados

    por Clarendon Press, Oxford), y dado que, tanto en ingls como en otros idiomas,

    las referencias a la Enciclopedia se facilitan enormemente citando el nmero depargrafo en vez de la pgina, as lo haremos al referirnos a cualquiera de los treslibros. [Guillermo Federico Hegel,Enciclopedia de las ciencias filosficas, cit.]

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    abstracto, el escolasticismo y el dogmatismohacia la segunda posicin,dedicada al empirismo y el kantismo. En vez de un avance ininterrumpidodesde el empirismo y la filosofa crtica hacia la dialctica hegeliana, Hegelrastrea un retroceso hacia la intuicin, "la escuela de Jacobi que rechaza

    todos los mtodos".

    45

    Nada le parece a Hegel ms incomprensible que lafalta de mtodo. Tan profundamente se arraiga el pensamiento hegeliano enel mundo objetivo, que nada le indigna ms que la intuicin "descarriada".Es esto, sostiene Hegel, lo que oblig a Jacobi a volver a la "metafsicadogmtica del pasado, de la cual partiera". En ello se revel su "naturalezareaccionaria".46

    Este proceso se advierte en el hecho de que Jacobi redujo "la mediacina la inmediatez, a lo intuitivo", con "su contrasea, la expresin 'o bien... o'",47 Hegel traza una clara lnea divisoria entre este reduccionismo y su

    propia doctrina de la esencia, que l considera en general como "un examende la unidad intrnsecamente autoafirmadora de la inmediatez y lamediacin". El lector sensible oye crecer la ira de Hegel ante la"unilateralidad" de los intuicionalistas que, segn l, reducen la verdadmisma, de algo que surge de la "naturaleza del contenido", a un purosubjetivismo:

    Como se pone por criterio de la verdad, no la naturaleza del contenido sino

    el hecho de la conciencia, toda supuesta verdad no tiene otra base que elsaber subjetivo y la certidumbre de que yo en mi conciencia encuentro uncontenido determinado. Lo que yo encuentro ya en mi conciencia eselevado, por consiguiente, a cosa que se encuentra en la conciencia de todosy sancionada por la naturaleza misma de la conciencia.48

    En resumen, la trampa que aguarda a todos los que no logran percibir nilo que trasforma a la filosofa en una ciencia, ni cmo todo surge de larealidad el proceso histrico es la de la tras- formacin de la

    concienciapersonalen "cosa que se encuentra en la conciencia de todos ysancionada por la naturaleza misma de la conciencia".49

    Como Hegel lo expres desde el principio, en las observaciones quesiguen a los primeros tres pargrafos sobre el ser, la nada y la

    45Encyclopaedia, 77.46Ibid., 76.47Ibid., 66.48Ibid., 71.49 Vase el captulo 5, "El pensamiento de Mao Tse-tung", donde trato de

    mostrar cmo este aspecto se aplica a nuestra poca.

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    trasformacin: "Lo que est primero en la ciencia ha tenido tambin quedemostrarse primero histricamente."50

    Al diferenciar sus absolutos de los "absolutos vacos" de suscontemporneos filosficos, Hegel demuestra que cada reino el ser, la

    esencia, el concepto tiene, por as decir, su absoluto propio. Esto es loque quizs haya querido decir Sartre cuando afirm que la originalidad delos existencialistas estaba en que la guerra y la ocupacin "nos han hechodescubrir de nuevo, a la fuerza, lo absoluto en el seno de la mismarelatividad".51 En lo que concierne a Hegel, la forma de lo absoluto queaparece en la doctrina del ser fue considerada relativa, as como suscategorascalidad, cantidad, medidafueron consideradas insuficientes.

    Conceptualmente, se considera "insuficiente" el absoluto que surge entodo reino especfico. Ello es as, no meramente porque lo absoluto, porejemplo en la doctrina del ser, es de un tipo ms bien inferior laindiferencia absolutay como tal, no "alcanza la esencia",52pese a que esuna transicin hacia ella. Incluso cuando arribamos al terreno de la esencia,terminamos con el ser y sus medidas cuantitativas, y nos volvemos haciaesencialidades tales como la identidad, la diferencia, la contradiccin, laapariencia, la existencia y la realidad, la contradiccin se agudiza. Lasdiversas categoras no se sintetizan sino que se renen para una lucha amuerte.

    Ahora bien, ya sea que consideremos a las categoras de la doctrina delser como las primeras etapas del desarrollo del pensamiento; o como las

    primeras etapas del desarrollo de la libertad de la humanidad; o comoetapas separadas de desarrollo dentro de una sociedad dada (como, porejemplo, consider Marx a la mercanca en el capitalismo), estas categorassimplemente se separan a medida que avanzamos hacia una etapa dedesarrollo diferente, ya sea en la historia, en la filosofa o en las relacionesde produccin "econmicas". De este modo, cuando Marx abandon el

    mercado, donde "slo dominan la libertad, la igualdad, la propiedad yBentham"53(as como Hegel abandon la doctrina del ser con sus medidascuantitativas) para internarse en el crucial proceso del trabajo y encontrarall la relacin entre trabajo y capital respecto de la produccin, haba

    50The science of logic, vol. 1, p. 101.51Jean-Paul Sartre, What is literature?, Nueva York, Washington Square Press,

    1966, p. 148 [Jean-Paul Sartre, Qu es la literatura?, Buenos Aires, Editorial

    Losada, 1950, p. 193].52The science of logic, vol. 1, p. 460.53Capital, vol. 1, p. 196 [vol I/1, p. 214].

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    trascendido totalmente el restringido concepto hegeliano del trabajo.54Marx acus a Hegel de limitar su propia dialctica a la forma exterior (laconciencia) en vez de referirla a la forma interior (el hombre). Pero Marxno termin su mayor obra histrica con el anlisis del proceso del trabajo,

    de la misma manera que Hegel no termin su Lgicacon la doctrina de laesencia. Lo que es interesante en esa seccin es la forma en que lo absolutohace su aparicin.

    Las categoras que se desprenden de la doctrina del ser se habanderrumbado a medida que se haca necesario salir de la esfera abstracta delser para reflejar la realidad esencial. Hegel introduce nuevas categoras: laidentidad, la diferencia, la contradiccin. Los filsofos no le han"perdonado" an a Hegel que colocase a la contradiccin en el centro de larealidad. Hegel no habra de inmutarse. "La contradiccininsisties laraz de todo movimiento y de toda vida, y es slo en la medida en quecontiene una contradiccin que algo se mueve y tiene impulso yactividad."55 Adems, a medida que el razonamiento de Hegel se apartacada vez ms de la antigua metafsica, se hace evidente que la esencia no esmeramente algo que est "detrs" de la apariencia. Desde el comienzomismo de la doctrina de la esencia, Hegel establece aun la realidad del

    fenmeno, porque la esencia tambin debe aparecer. Slo llegamos a laesencia a partir de la unidad de existencia y apariencia. La verdad es siem-

    pre concreta.Todas las contradicciones, causas y condiciones se desarrollan, se

    agudizan, a medida que llegamos a la realidad, en la cual los materialistashistricos ven la totalidad de las crisis del capitalismo. Lo que Hegel hacees imponer la aparicin de lo absoluto directamente en la realidad, desde elcomienzo mismo. Lo que parece menos comprensible an a los partidariosde los "absolutos vacos" es que lo absoluto no puede desarrollar la realidad

    54Nicholas Lobkowicz es prcticamente el nico filsofo telogo que, pese a suantagonismo hacia Marx, percibe qu fue lo que Marx critic en el anlisis deltrabajo hecho por Hegel: "En resumen, Marx no acusa a Hegel de haber tratado altrabajo como si fuese una actividad del pensamiento; lo acusa ms bien de que, enla Fenomenologa, describi la historia humana en funcin de la dialctica de laconciencia y no en funcin de la dialctica del trabajo. Cuando Marx demuestraque el nico trabajo que Hegel reconoce es el trabajo mental abstracto, se refiere ala estructura de la Fenomenologay, de hecho, a toda la filosofa de Hegel, y no alos pasajes sobre el trabajo que hay en laFenomenologay en otros de sus escritos"

    (Theory and practice, p. 322). Marx lo denomin la "deshumanizacin de lasideas".

    55The science of logic, vol. 2, p. 67.

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    de una manera satisfactoria. La contradiccin entre lo absoluto y la realidadse torna explcita. Es cierto que no estamos enfrentndonos a lo absoluto talcomo culminar en la doctrina del concepto, la idea absoluta. El en s querealiza la superacin de los opuestos se ha desplazado aqu desde el

    principio abstracto del hacer (Leibniz) hacia la sustancia absoluta(Spinoza):

    La determinacin es negacin. ste es el principio absoluto de la filosofade Spinoza, y esta idea verdadera y simple constituye el fundamento de launidad absoluta de la sustancia. Pero Spinoza no va ms all de la negacincomo determinacin o cualidad, hasta un reconocimiento de ella comoabsoluto, es decir, como negacin autonegada. [...] Por lo tanto, la sustanciacarece del principio de la personalidad. [...]56

    El hecho de que el movimiento polmico de laLgicase presente aquen la realidad ilumina el impulso objetivo, como as tambin el conflictohistrico, de una manera que va mucho ms all de un conflicto decategoras. Uno necesita tener una conciencia casi opresiva de estemovimiento polmico como un conflicto de hecho que est tanto en elmovimiento objetivo como en el pensamiento.57 Como veremos msadelante, al considerar la actitud de Lenin hacia la filosofa hegeliana,Lenin se sinti muy seguro cuando traz una suerte de gran divisin de lasaguas dentrodel movimiento socialista, precisamente porque sus lneas dereferencia de las tendencias del movimiento y los cambios del capitalismose basaban materialista y filosficamente en la dialctica. Lo cierto es que,mientras que en la superficie parecera que, una vez que arribamos a ladoctrina del concepto, hemos llegado al final del movimiento polmico,esta apariencia es engaosa. Es verdad que, contra unas treinta"Observaciones" en la doctrina del ser y catorce en la doctrina de laesencia, hay slo dos en el conjunto de la doctrina del concepto. Es falso

    que el movimiento polmico como "tendencias" filosficas haya llegado a

    56Ibid., p. 168.57 "El pensamiento filosfico libre se halla inmediatamente vinculado con la

    libertad prctica por un nexo que consiste en que, as como aqul es el pensamientodel objeto absoluto, general y esencial, sta, al pensarse, se da a s misma ladeterminacin de lo general. [...] Por razn de esta conexin general de la libertad

    poltica con la libertad de pensamiento, la filosofa slo aparece en la historia all

    donde y en la medida cu que se crean constituciones libres" (Lectures on thehistory of philosophy, vol. 1, p. 95). [Lecciones sobre la historia de la filosofa,cit., vol. 1, p. 92.]

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    un punto muerto. Por lo contrario, la batalla de las ideas deviene entoncesun aspecto tan intrnseco de la presentacin general de la idea absoluta, quelas otras filosofas, en vez de ser tratadas separadamente como si fuesen"observaciones marginales" aparecen directamente en el texto. A travs de

    esta contradiccin alcanza su culminacin "lo positivo en lo negativo", esdecir, el hegelianismo en comparacin con los "otros".Paradjicamente, los filsofos acadmicos, aunque muestran una

    marcada preferencia por la historia del pensamiento en contraposicin a lahistoria real, han carecido de la comprensin de la naturaleza polmica delas posiciones respecto de la objetividad, como si la filosofa hegeliana entanto que "suma" de toda la filosofa anterior fuese una mera designacincuantitativa para la "mente enciclopdica" de Hegel. Es la misma expresinusada por los comunistas, que nunca se cansan de intentar separar el"materialismo cientfico" de Marx del "idealismo mstico" de Hegel.58

    En lo que hace a Hegel, el impulso de la idea de libertad y la influenciaobjetiva de la historia son inseparables: "Una vez que los individuos y los

    pueblos han acogido en su mente el concepto abstracto de la libertad total,nada tiene una fuerza tan indomable, precisamente porque la libertad es laesencia propia del espritu y es su realidad misma."59 Y es esto lo queliteralmente destruye las categoras de la doctrina de la esencia en la etapaen que la realidad pasa de la forma de lo absoluto como sustancia a su

    forma como contingencia, necesidad, causalidad y reciprocidad, a medidaque nos aproximamos a la doctrina del concepto, que Hegel caracterizcomo "el reino de la subjetividad o de la libertad".60

    Ahora que estamos en plena doctrina del concepto y nos encontramoscon sus categoras centrales, lo universal, lo particular y lo individual, stasiluminan fuertemente lo que Hegel insinu en laFenomenologa, cuando elconocimiento absoluto "anunci" que estas categoras definen elmovimiento de todo el "sistema": La Ciencia de la lgica, as como la

    Fenomenologa, laFilosofa de la naturaleza y la Filosofa del espritu. Elmovimiento de lo abstracto a lo concreto a travs de la determinacin exigela doble negacin. Hegel no deja posibilidad alguna de olvidar estacreatividad absoluta, la fuerza motriz que ella es para el desarrollo, su

    58 Sobre el papel que desempe esta cuestin en la turbulenta Alemania decomienzos de la dcada de 1920, vase Karl Korsch, Marxism and philosophy(vase nota 15,supra).

    59Philosophy of mind, 482.60The science of logic, vol. 2, p. 205 [G. W. F. Hegel, Ciencia de la lgica, vol.2, p. 244].

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    pavoroso poder creador. Evidentemente, nos acercamos al punto decisivode todo el movimiento del concepto: la segunda negatividad, quefinalmente trascender a la oposicin entre concepto y realidad. Con el finde prepararse para esta negacin crtica, Hegel escribe:

    Captar lo positivo en su negacin, y el contenido de la presuposicin en elresultado, es la parte ms importante de la cognicin racional; asimismoslo se necesita la ms simple reflexin para arribar a la conviccin de laverdad absoluta y de la necesidad de este requisito, mientras que conrespecto a los ejemplos de las pruebas, toda laLgicaconsiste en stas.61

    No es sta una simple "rememoracin de cosas pasadas". Aqu, elrecuerdo debe incluir lo que Herman Melville llam "el choque del

    reconocimiento".La doctrina del concepto elabora las categoras de la libertad, de lasubjetividad, de la razn, la lgica de un movimiento por medio del cual elhombre se hace libre. Sus universales, pese al hecho de que son universalesdel pensamiento, son concretos. Hegel reitera una y otra vez que aunqueelconcepto se realice a travs de la "exterioridad", que resulta ser "su propiootro"; aunque "a travs de la trascendencia de esta realidad" haya "esta-

    blecido la realidad absoluta", de manera tal que el "resultado" es la

    "verdad"; aunque, en una palabra, el sujeto lo haya "abarcado" todo, aunentoncesha sido mal interpretado. No ha sido "correctamente abarcado porformas de juicio tales como el tercer trmino es 'inmediatez y mediacin' oes su unidad, porque no es un tercer trmino aquiescente sino que, comoesta unidad, es movimiento y actividad auto-mediantes".62

    El movimiento no se ha detenido. La dialctica funciona an. No puedeser de otro modo: "El comienzo fue lo universal; el resultado es loindividual, lo concreto y el sujeto [...]". Ni lo subjetivo est ya separado delo objetivo; la negacin de la negacin "es el movimiento recndito y msobjetivo de la vida y el espritu".63

    La doctrina del concepto expresa la determinacin subjetiva delhombre, la necesidad de hacerse dueo de s. Lo que se elabora en lascategoras del pensamiento es la historia real de la humanidad. Que elconcepto hegeliano de autorrelacin se "subvierta" la revolucin en la"traduccin" de Marx o no, lo cierto es que tambin para Hegelconstituye una constante tras- formacin de la realidad y del pensamiento,

    61Ibid., p. 476 [p. 571].62Ibid., p. 479 [pp. 575-576].63Ibid., p. 478 [p. 576].

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    que prepara un "nuevo mundo". De ah que, desde el comienzo de ladoctrina del concepto, vemos a Hegel tratando constantemente de separarsu dialctica de la de Kant:

    Siempre se notar con asombro que la filosofa kantiana, que reconocaaquella relacin del pensar con la existencia sensible, en la que se detuvo,como una relacin solamente relativa y de pura apariencia, y reconoca yexpresaba muy bien una unidad ms alta de ambos en la idea en general(por ejemplo, en la idea de un intelecto intuitivo), sin embargo se hayadetenido en aquella relacin relativa, y en la afirmacin de que el conceptose halla y queda separado en absoluto de la realidad. Kant afirma por lotanto como verdadlo que haba declarado ser un conocimiento limitado, ydeclara trascendente, ilcito y ente de pensamiento lo que haba reconocidocomo verdad, y de lo cual haba establecido el concepto determinado.64

    En las 250 pginas siguientes Hegel sigue elaborando a partir del puntodonde Kant "se detuvo totalmente" poniendo entre el pensamiento y laexperiencia una impenetrable "cosa-en-s". La barrera entre Kant y Hegelse alcanza en el captulo final, que es tanto la quintaesencia como elresumen de toda la obra. No slo la idea es "absoluta"; tambin lo es elmtodo. Para quienquiera que hubiese pensado que la dialctica de la

    prctica y la dialctica del pensamiento continan por vas separadas, la

    primera frase del captulo final dice: "La idea absoluta, tal como haresultado, es la identidad de la idea terica y de la prctica, cada una de lascuales [es] todava unilateral de por s [...]."65Nadie puede ir ms all de lacontradiccin. Ms an, quien pretendiese encontrar el fin de todas lascontradicciones al llegar a la idea absoluta, hara mejor en buscar en otra

    parte, porque en este punto el lector experimenta un verdadero sobresalto:Hegel afirma, inequvocamente, que "la idea absoluta contiene dentro de sla ms elevada oposicin".

    Es cierto que en el mismo prrafo nos dir tambin que "slo la ideaabsoluta esser, vida imperecedera, verdad que se conoce a s misma, y estoda la verdad. Pero, lejos de detenerse all, es precisamente en este puntodonde Hegel se vuelve por primera vez hacia la autodeterminacin, que esel mtodo y la idea: "Por lo tanto, la idea existe slo en sta suautodeterminacin de entenderse."66

    64Ibid., p. 226 [p. 267].65Ibid., p. 466 [p. 559].66Ibid. p. 467 [p. 560].

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    Naturalmente, a nuestros contemporneos les preocupa ms laautodeterminacin de las naciones que la de la idea; pero el objetivo, lalibertad, y "la va de la autoconstruccin" por la cual se lo ha de alcanzar,no est tan alejado de la autodeterminacin de la idea (la libertad) como

    podra parecer a primera vista. En todo caso, lo que Hegel propone es que,habiendo asistido a la superacin de la oposicin entre contenido y formaen el pensamiento, slo resta por considerar "lo universal de la forma delcontenido, es decir, el mtodo".

    El desarrollo de lo que es el mtodo dialctico est tan lejos de lastriplicidades mecnicas de tesis, anttesis y sntesis (que nunca fueron unaformulacin de Hegel) como lo est el cielo de la tierra. Y es precisamenteel carcter terrenal de la liberacin lo que constituye la esencia misma delos universales de Hegel. Pese a que se hallan encerrados en el

    pensamiento, estos universales son concretos y estn llenos de vida y deposibilidades. Ni una sola unificacin, ya sea de sujeto y objeto, de teora yprctica o de concepto y realidad, es meramente subjetivista y exterior; y nisiquiera lo es la crtica de otras filosofas cuya "verdad" Hegel absorbi. Enrealidad estos universales nos dan una visin del movimiento de la historiamisma. Adems, Hegel no excluye a sus absolutos de la necesidad desujetarse a esta dialctica del desarrollo. "Por eso el mtodo es el almay la

    sustancia, y cualquier cosa es concebida y conocida en su verdad slo

    cuando est totalmente sometida al mtodo; ste es el mtodo propio decada cosa, porque su actividad es el concepto."67

    Aunque para un historiador de la filosofa el pensamiento es lo "real",el impulso a negar lo que ante l aparece, si no es el motor para trasformarla realidad misma, es la preparacin para tal trasformacin. Cuando Hegeluni el conocer sinttico al analtico, escribi: "Este momento del juicio,que es tan sinttico como analtico, por cuyo medio lo universal inicial sedetermina por s mismo como lo otro con respecto a s, tiene que ser llama-

    do el momento dialctico."68

    Naturalmente, lo dialctico no "excluye" lo analtico ni tampoco puede"abolir" las definiciones que acompaan al conocer sinttico. Lo dialcticovincula el concepto de los hechos con los hechos mismos, lo universal conlo particular. El elemento "deficiente" estaba en el hecho de que, antes deque el "mtodo absoluto" entrase en escena, aquellos opuestos de algunamanera coexistan pacficamente. En vez de permitir a la negacin de lanegacin trascender la oposicin, permanecan uno junto al otro o, segn

    67Ibid., p. 468 [p. 562].68Ibid., p. 473 [p. 567].

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    posteriores conducen entonces al concepto de lo concreto como totalidadconcreta, el nuevo concreto que contiene a la autodiferenciacin.

    No es de extraar entonces que el materialista revolucionario Lenin, alobservar la autodeterminacin de los irlandeses y la autodeterminacin de

    la idea, exclamase que el captulo sobre la idea absoluta era "absolutamentematerialista". Era la preparacin simultnea objetiva y subjetiva de Leninpara la revolucin abierta.

    Por necesidad nos vemos impulsados hacia adelante, no precisamentehacia la primera sino hacia la segunda negacin, elpunto decisivo de todomovimiento: "Es el punto simple de la referencia negativaa s mismo, lafuente ms ntima de toda actividad, de todo automovimiento viviente yespiritual, el alma dialctica, que tiene todo lo verdadero en s mismo, y porcuyo medio ella solamente es un verdadero: en efecto, slo sobre estasubjetividad se funda la eliminacin de la oposicin entre concepto yrealidad y la unidad, que es la verdad."72

    Hegel no desarrollar "slo esta subjetividad" sobre la cual descansatoda la trascendencia de la oposicin entre concepto y realidad, hasta que laidea "surja para perfeccionar su autoliberacin en la Filosofa del espritu[...]". Lo fundamental aqu es el violento choque de Hegel al llegar al

    pinculo de lo absoluto, insistiendo, en cambio, en la negatividadabsoluta.Para destacar ms an que esta negacin de la negacin no es una

    abstraccin sino la ms concreta de las totalidades, pocas pginas ms ade-lante Hegel escribe lo siguiente:

    Cada nuevo grado del salir fuera de s, es decir, de una ulteriordeterminacin, es tambin un ir-en-s, y la mayor extensines igualmentelo ms concreto y lo mssubjetivo; y lo que se retira a la profundidad mssimple, es lo ms poderoso y lo ms invasor.73

    A lo largo de todo el captulo sobre la idea absoluta, Hegel, cuandoresume la Lgica en su totalidad, compara constantemente lo que ladialctica es aqu con lo que era en la doctrina del ser, con lo que lleg a seren la doctrina de la esencia, y con la nuevadialctica surgida en la doctrinadel concepto, no slo "en general" sino tambin en la idea absoluta en

    particular. La mayor contradiccin, reitera Hegel a cada momento, est enlo absoluto mismo. Desde la primera frase de este ltimo captulo l sealaque la teora y la prctica, "cada una de las cuales [es] todava unilateral de

    72Ibid., p. 477 [p. 573].73Ibid., p. 483 [p. 580].

  • 8/10/2019 Filosofia y Revolucin de Marx a Mao

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