Fin Del Filosofía Alemana Clásica

8/18/2019 Fin Del Filosofía Alemana Clásica

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F. Engels

Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana

I.

Este libro[1] nos retrotrae a un período ue! separado de nosotros en el tiempo

por una generaci"n! es a pesar de ello tan e#tra$o para los alemanes de hoy!

como si desde entonces hubiera pasado un siglo entero. % sin embargo! este

período fue el de la preparaci"n de &lemania para la re'oluci"n de 1()(* y

cuanto ha sucedido de entonces acá en nuestro país! no es más ue una

continuaci"n de 1()(! la e+ecuci"n del testamento de la re'oluci"n.

Lo mismo ue en Francia en el siglo ,-III! en la &lemania del siglo ,I, la

re'oluci"n filos"fica fue el preludio del derrumbamiento político. ero /cuán

distintas la una de la otra0 Los franceses! en lucha franca con toda la ciencia

oficial! con la Iglesia! e incluso no pocas 'eces con el Estado* sus obras!

impresas al otro lado de la frontera! en olanda o en Inglaterra! y además! los

autores! con harta frecuencia! dando con sus huesos en la 2astilla. En cambio

los alemanes! profesores en cuyas manos ponía el Estado la educaci"n de la +u'entud* sus obras! libros de te#to consagrados* y el sistema ue coronaba

todo el proceso de desarrollo! el sistema de egel! /ele'ado incluso! en cierto

grado! al rango de filosofía oficial del Estado monáruico prusiano0 3Era

posible ue detrás de estos profesores! detrás de sus palabras pedantescamente

oscuras! detrás de sus tiradas largas y aburridas! se escondiese la re'oluci"n4

ues! 3no eran precisamente los hombres a uienes entonces se consideraba

como los representantes de la re'oluci"n! los liberales! los enemigos más

encarni5ados de esta filosofía ue embrollaba las cabe5as4 6in embargo! lo

ue no alcan5aron a 'er ni el gobierno ni los liberales! lo 'io ya en 1(77! por

lo menos un hombre* cierto es ue este hombre se llamaba Enriue eine [8].



ongamos un e+emplo. 9o ha habido tesis filos"fica sobre la ue más haya

pesado la gratitud de gobiernos miopes y la c"lera de liberales! no menos

cortos de 'ista! como sobre la famosa tesis de egel:

;<odo lo real es racional! y todo lo racional es real= [7].

39o era esto! palpablemente! la canoni5aci"n de todo lo e#istente! la bendici"n

filos"fica dada al despotismo! al Estado policíaco! a la +usticia de gabinete! a

la censura4 &sí lo creía! en efecto! Federico >uillermo III* así lo creían sus

s?bditos. ero! para egel! no todo lo ue e#iste! ni mucho menos! es real por

el solo hecho de e#istir. En su doctrina! el atributo de la realidad s"locorresponde a lo ue! además de e#istir! es necesario.

;la realidad! al desplegarse! se re'ela como necesidad=*

por eso egel no reconoce! ni mucho menos! como real! por el solo hecho de

dictarse! una medida cualuiera de gobierno: @l mismo pone el e+emplo ;decierto sistema tributario=. ero todo lo necesario se acredita tambi@n! en

?ltima instancia! como racional. or tanto! aplicada al Estado prusiano de

auel entonces! la tesis hegeliana s"lo puede interpretarse así: este Estado es

racional! a+ustado a la ra5"n! en la medida en ue es necesario* si! no obstante

eso! nos parece malo! y! a pesar de serlo! sigue e#istiendo! esta maldad del

gobierno tiene su +ustificaci"n y su e#plicaci"n en la maldad de sus s?bditos.

Los prusianos de auella @poca tenían el gobierno ue se merecían.

&hora bien* seg?n egel! la realidad no es! ni mucho menos! un atributo

inherente a una situaci"n social o política dada en todas las circunstancias y en

todos los tiempos. &l contrario. La rep?blica romana era real! pero el imperio

romano ue la despla5" lo era tambi@n. En 1A(B! la monaruía francesa se



había hecho tan irreal! es decir! tan despo+ada de toda necesidad! tan irracional!

ue hubo de ser barrida por la gran Ce'oluci"n! de la ue egel hablaba

siempre con el mayor entusiasmo. Domo 'emos! auí lo irreal era la

monaruía y lo real la re'oluci"n. % así! en el curso del desarrollo! todo lo ue

un día fue real se torna irreal! pierde su necesidad! su ra5"n de ser! su carácterracional! y el puesto de lo real ue agoni5a es ocupado por una realidad nue'a

y 'ital* pacíficamente! si lo caduco es lo bastante ra5onable para resignarse a

desaparecer sin lucha* por la fuer5a! si se rebela contra esta necesidad. e este

modo! la tesis de egel se torna! por la propia dial@ctica hegeliana! en su

re'erso: todo lo ue es real! dentro de los dominios de la historia humana! se

con'ierte con el tiempo en irracional* lo es ya! de consiguiente! por su destino!

lle'a en sí de antemano el germen de lo irracional* y todo lo ue es racional en

la cabe5a del hombre se halla destinado a ser un día real! por mucho ue hoychoue toda'ía con la aparente realidad e#istente. La tesis de ue todo lo real

es racional se resuel'e! siguiendo todas las reglas del m@todo discursi'o

hegeliano! en esta otra: todo lo ue e#iste merece perecer.

% en esto precisamente estribaba la 'erdaderea significaci"n y el carácter

re'olucionario de la filosofía hegeliana a la ue habremos de limitarnos auí!

como remate de todo el mo'imiento filos"fico iniciado con GantH: en ue dabaal traste para siempre con el carácter definiti'o de todos los resultados del

pensamiento y de la acci"n del hombre. En egel! la 'erdad ue trataba de

conocer la filosofía no era ya una colecci"n de tesis dogmáticas fi+as ue! una

'e5 encontradas! s"lo haya ue aprenderse de memoria* ahora! la 'erdad

residía en el proceso mismo del conocer! en la larga trayectoria hist"rica de la

ciencia! ue! desde las etapas inferiores! se remonta a fases cada 'e5 más altas

de conocimiento! pero sin llegar +amás! por el descubrimiento de una llamada

'erdad absoluta! a un punto en ue ya no pueda seguir a'an5ando! en ue s"lo

le reste cru5arse de bra5os y sentarse a admirar la 'erdad absoluta

conuistada. % lo mismo ue en el terreno de la filosofía! en los demás

campos del conocimiento y en el de la actuaci"n práctica. La historia! al igual

ue el conocimiento! no puede encontrar +amás su remate definiti'o en un

estado ideal perfecto de la humanidad* una sociedad perfecta! un ;Estado=

perfecto! son cosas ue s"lo pueden e#istir en la imaginaci"n* por el contrario:



todos los estadios hist"ricos ue se suceden no son más ue otras tantas fases

transitorias en el proceso infinito de desarrollo de la sociedad humana! desde

lo inferior a lo superior. <odas las fases son necesarias! y por tanto! legítimas

para la @poca y para las condiciones ue las engendran* pero todas caducan y

pierden su ra5"n de ser! al surgir condiciones nue'as y superiores! ue 'anmadurando poco a poco en su propio seno* tienen ue ceder el paso a otra fase

más alta! a la ue tambi@n le llegará! en su día! la hora de caducar y perecer.

el mismo modo ue la burguesía! por medio de la gran industria! la libre

concurrencia y el mercado mundial! acaba prácticamente con todas las

instituciones estables! consagradas por una 'enerable antigedad! esta filosofía

dial@ctica acaba con todas las ideas de una 'erdad absoluta y definiti'a y de

estados absolutos de la humanidad! congruentes con au@lla. &nte esta

filosofía! no e#iste nada definiti'o! absoluto! consagrado* en todo pone derelie'e lo ue tiene de perecedero! y no de+a en pie más ue el proceso

ininterrumpido del de'enir y del perecer! un ascenso sin fin de lo inferior a lo

superior! cuyo mero refle+o en el cerebro pensante es esta misma filosofía.

Dierto es ue tiene tambi@n un lado conser'ador! en cuanto ue reconoce la

legitimidad de determinadads fases sociales y de conocimiento! para su @poca

y ba+o sus circunstancias* pero nada más. El conser'adurismo de este modo de

concebir es relati'o* su carácter re'olucionario es absoluto! es lo ?nico

absoluto ue de+a en pie.

9o necesitamos deternos auí a indagar si este modo de concebir concuerda

totalmente con el estado actual de las Diencias 9aturales! ue pronostican a la

e#istencia de la misma <ierra un fin posible y a su habitabilidad un fin casi

seguro* es decir! ue asignan a la historia humana no s"lo una 'ertiente

ascendente! sino tambi@n otra descendente. En todo caso! nos encontramos

toda'ía bastante le+os de la c?spide desde la ue empie5a a declinar la historia

de la sociedad! y no podemos e#igir tampoco a la filosofía hegeliana ue se

ocupase de un problema ue las Diencias 9aturales de su @poca no habían

puesto a?n a la orden del día.



Lo ue sí tenemos ue decir es ue en egel no aparece desarrollada con tanta

nitide5 la anterior argumentaci"n. Es una consecuencia necesaria de su

m@todo! pero el autor no lleg" nunca a deducirla con esta claridad. or la

sencilla ra5"n de ue egel 'eíase coaccionado por la necesidad de construir

un sistema! y un sistema filos"fico tiene ue tener siempre! seg?n lase#igencias tradicionales! su remate en un tipo cualuiera de 'erdad absoluta.

or tanto! aunue egel! sobre todo en su JL"gicaJ! insiste en ue esta 'erdad

absoluta no es más ue el mismo proceso l"gico y! respecti'amente!

hist"ricoH! 'ese obligado a poner un fin a este proceso! ya ue necesariamente

tenía ue llegar a un fin! cualuiera ue fuere! con su sistema. En la JL"gicaJ

puede tomar de nue'o este fin como punto de arranue! puesto ue auí el

punto final! la idea absoluta Kue lo ?nico ue tiene de absoluto es ue no

sabe decirnos absolutamente nada acerca de ellaK se ;ena+ena=! es decir! setransforma en la naturale5a! para recobrar más tarde su ser en el espíritu! o sea

en el pensamiento y en la historia. ero! al final de toda la filosofía no hay más

ue un camino para producir seme+ante trueue del fin en el comien5o: decir

ue el t@rmino de la historia es el momento en ue la humanidad cobra

conciencia de esta misma idea absoluta y proclama ue esta conciencia de la

idea absoluta se logra en la filosofía hegeliana. as! con ello! se erige en

'erdad absoluta todo el contenido dogmático del sistema de egel! en

contradicci"n con su m@todo dial@ctico! ue destruye todo lo dogmático* con

ello! el lado re'olucionario de esta filosofía ueda asfi#iado ba+o el peso de su

lado conser'ador hipertrofiado. % lo ue decimos del conocimiento filos"fico!

es aplicable tambi@n a la práctica hist"rica. La humanidad! ue en la persona

de egel fue capa5 de llegar a descubrir la idea absoluta! tiene ue hallarse

tambi@n en condiciones de poder implantar prácticamente en la realidad esta

idea absoluta. Los postulados políticos prácticos ue la idea absoluta plantea a

sus contemporáneos no deben ser! por tanto! demasiado e#igentes. % así! al

final de la JFilosofía del erechoJ nos encontramos con ue la idea absoluta

había de reali5arse en auella monaruía por estamentos ue Federico

>uillermo III prometiera a sus s?bditos tan tena5mente y tan en 'ano* es decir!

en una dominaci"n indirecta limitada y moderada de las clases poseedoras!

adaptada a las condiciones peue$oburguesas de la &lemania de auella

@poca* demostrándosenos además! por 'ía especulati'a! la necesidad de la

aristocracia.



Domo se 'e! ya las necesidades internas del sistema alcan5an a e#plicar la

deducci"n de una conclusi"n política e#tremadamente tímida! por medio de un

m@todo discursi'o absolutamente re'olucionario. Dlaro está ue la forma

específica de esta conclusi"n pro'iene del hecho de ue egel era un alemán!

ue! al igual ue su contemporáneo >oethe! ense$aba siempre la ore+a del

filisteo. <anto >oethe como egel eran! cada cual en su campo! 'erdaderos

M?piter olímpicos! pero nunca llegaron a desprenderse por entero de lo ue

tenían de filisteos alemanes.

as todo esto no impedía al sistema hegeliano abarcar un campo

incomparablemente mayor ue cualuiera de los ue le habían precedido! y

desplegar dentro de este campo una riue5a de pensamiento ue toda'ía hoy

causa asombro. Fenomenología del espíritu ue podríamos calificar de

paralelo de la embriología y de la paleontología del espíritu: el desarrollo de la

conciencia indi'idual a tra'@s de sus di'ersas etapas! concebido como la

reproducci"n abre'iada de las fases ue recorre hist"ricamente la conciencia

del hombreH! L"gica! Filosofía de la naturale5a! Filosofía del espíritu! esta

?ltima in'estigada a su 'e5 en sus di'ersas subcategorías hist"ricas: Filosofía

de la istoria! del erecho! de la Celigi"n! istoria de la Filosofía! Est@tica!etc.* en todos estos 'ariados campos hist"ricos traba+" egel por descubrir y

poner de relie'e el hilo de engarce del desarrollo* y como no era solamente un

genio creador! sino ue poseía además una erudici"n enciclop@dica! sus

in'estigaciones hacen @poca en todos ellos. uelga decir ue las e#igencias

del ;sistema= le obligan! con harta frecuencia! a recurrir a estas

construcciones for5adas ue toda'ía hacen poner el grito en el cielo a los

pigmeos ue le combaten. ero estas construcciones no son más ue el marco

y el andamia+e de su obra* si no nos detenemos ante ellas más de lo necesarioy nos adentramos bien en el gigantesco edificio! descubrimos incontables

tesoros ue han conser'ado hasta hoy día todo su 'alor. El ;sistema= es!

cabalmente! lo efímero en todos los fil"sofos! y lo es precisamente porue

brota de una necesidad imperecedera del espíritu humano: la necesidad de

superar todas las contradicciones. ero superadas todas las contradicciones de



una 'e5 y para siempre! hemos llegado a la llamada 'erdad absoluta! la

historia del mundo se ha terminado! y! sin embargo! tiene ue seguir

e#istiendo! aunue ya no tenga nada ue hacer! lo ue representa! como se 'e!

una nue'a e insoluble contradicci"n. <an pronto como descubrimos Ky en fin

de cuentas! nadie nos ha ayudado más ue egel a descubrirloK ue planteada así la tarea de la filosofía! no significa otra cosa ue pretender ue

un solo fil"sofo nos d@ lo ue s"lo puede darnos la humanidad entera en su

trayectoria de progreso* tan pronto como descubrimos esto! se acaba toda

filosofía! en el sentido tradicional de esta palabra. La ;'erdad absoluta=!

imposible de alcan5ar por este camino e inaseuible para un solo indi'iduo! ya

no interesa! y lo ue se persigue son las 'erdades relati'as! aseuibles por el

camino de las ciencias positi'as y de la generali5aci"n de sus resultados

mediante el pensamiento dial@ctico. Don egel termina! en general! lafilosofía* de un lado! porue en su sistema se resume del modo más grandioso

toda la trayectoria filos"fica* y! de otra parte! porue este fil"sofo nos tra5a!

aunue sea inconscientemente! el camino para salir de este laberinto de los

sistemas hacia el conocimiento positi'o y real del mundo.

Fácil es comprender cuán enorme tenía ue ser la resonancia de este sistema

hegeliano en una atm"sfera como la de &lemania! te$ida de filosofía. Fue unacarrera triunfal ue dur" d@cadas enteras y ue no termin"! ni mucho menos!

con la muerte de egel. Le+os de ello! fue precisamente en los a$os de 1(7N a

1()N cuando la ;hegeliada= alcan5" la cumbre de su imperio e#clusi'o!

llegando a contagiar más o menos hasta a sus mismos ad'ersarios* fue durante

esta @poca cuando las ideas de egel penetraron en mayor abundancia!

consciente o inconscientemente! en las más di'ersas ciencias! y tambi@n! como

fermento! en la literatura popular y en la prensa diaria! de las ue se nutre

ideol"gicamente la 'ulgar ;conciencia culta=. ero este triunfo en toda la línea

no era más ue el preludio de una lucha intestina.

Domo hemos 'isto! la doctrina de egel! tomada en con+unto! de+aba

abundante margen para ue en ella se albergasen las más di'ersas ideas

prácticas de partido* y en la &lemania te"rica de auel entonces! había sobre



todo dos cosas ue tenían una importancia práctica: la religi"n y la política.

Ouien hiciese hincapi@ en el sistema de egel! podía ser bastante conser'ador

en ambos terrenos* uien considerase como lo primordial el m@todo dial@ctico!

podía figurar! tanto en el aspecto religioso como en el aspecto político! en la

e#trema oposici"n. ersonalmente! egel parecía más bien inclinarse! encon+unto Kpese a las e#plosiones de c"lera re'olucionaria bastante frecuentes

en sus obrasK! del lado conser'ador* no en 'ano su sistema le había costado

harto más ;duro traba+o discursi'o= ue su m@todo. acia fines de la d@cada

del treinta! la escisi"n de la escuela hegeliana fue haci@ndose cada 'e5 más

patente. El ala i5uierda! los llamados +"'enes hegelianos! en su lucha contra

los ortodo#os pietistas y los reaccionarios feudales! iban echando por la borda!

tro5o a tro5o! auella postura filos"ficoPelegante de retraimiento ante los

problemas candentes del día! ue hasta allí había 'alido a sus doctrinas latolerancia y la protecci"n del Estado. En 1()N! cuando la beatería ortodo#a y

la reacci"n feudalPabsolutista subieron al trono con Federico >uillermo I-! ya

no había más remedio ue tomar abiertamente partido. La lucha seguía

dirimi@ndose con armas filos"ficas! pero ya no se luchaba por ob+eti'os

filos"ficos abstractos* ahora! tratábase ya! directamente! de acabar con la

religi"n heredada y con el Estado e#istente. &unue en los Jeutsche

MahrbcherJ [)] los ob+eti'os finales de carácter práctico se 'istiesen toda'ía

preferentemente con ropa+e filos"fico! en la JCheinische QeitungJ [R] de 1()8

la escuela de los +"'enes hegelianos se presentaba ya abiertamente como la

filosofía de la burguesía radical ascendente! y s"lo empleaba la capa filos"fica

para enga$ar a la censura.

ero! en auellos tiempos! la política era una materia espinosa* por eso los

tiros principales se dirigían contra la religi"n* si bien es cierto ue esa lucha

era tambi@n! indirectamente! sobre todo desde 1()N! una batalla política. El

primer impulso lo había dado 6trauss! en 1(7R! con su J-ida de Mes?sJ. Dontra

la teoría de la formaci"n de los mitos e'ang@licos! desarrollada en ese libro! se

al5" más tarde 2runo 2auer! demostrando ue una serie de relatos del

E'angelio habían sido fabricados por sus mismos autores. Esta pol@mica se

ri$" ba+o el disfra5 filos"fico de una lucha de la ;autoconciencia= contra la

;sustancia=* la cuesti"n de si las leyendas e'ang@licas de los milagros habían



nacido de los mitos creados de un modo espontáneo y por la tradici"n en el

seno de la comunidad religiosa o habían sido sencillamante fabricados por los

e'angelistas! se hinch" hasta con'ertirse en el problema de si la potencia

decisi'a ue marca el rumbo de la historia uni'ersal es la ;sustancia= o la

;autoconciencia=* hasta ue! por ?ltimo! 'ino 6tirner! el profeta delanaruismo moderno K2aSunin ha tomado muchísimo de @lK y coron" la

;conciencia= soberana con su ;Tnico= soberano [U].

9o ueremos detenernos a e#aminar este aspecto del proceso de

descomposici"n de la escuela hegeliana. ás importante para nosotros es

saber esto: ue la masa de los +"'enes hegelianos más decididos hubieron de

recular! obligados por la necesidad práctica de luchar contra la religi"n positi'a! hasta el materialismo anglofranc@s. % al llegar auí! se 'ieron

en'ueltos en un conflicto con su sistema de escuela. ientras ue para el

materialismo lo ?nico real es la naturale5a! en el sistema hegeliano @sta

representa tan s"lo la ;ena+enaci"n= de la idea absoluta! algo así como una

degradaci"n de la idea* en todo caso! auí el pensar y su producto discursi'o!

la idea! son lo primario! y la naturale5a lo deri'ado! lo ue en general s"lo por

condescendencia de la idea puede e#istir. % alrededor de esta contradicci"n se

daban 'ueltas y más 'ueltas! bien o mal! como se podía.

Fue entonces cuando apareci" JLa esencia del cristianismoJ 1()1H de

Feuerbach. Esta obra pul'eri5" de golpe la contradicci"n! restaurando de

nue'o en el trono! sin más ambages! el materialismo. La naturale5a e#iste

independientemente de toda filosofía* es la base sobre la ue crecieron y se

desarrollaron los hombres! ue son tambi@n! de suyo! productos naturales*

fuera de la naturale5a y de los hombres! no e#iste nada! y los seres superiores

ue nuestra imaginaci"n religiosa ha for+ado no son más ue otros tantos

refle+os fantásticos de nuestro propio ser. El maleficio uedaba roto* el

;sistema= saltaba hecho a$icos y se le daba de lado. % la contradicci"n! como

s"lo tenía una e#istencia imaginaria! uedaba resuelta. 6"lo habiendo 'i'ido la

acci"n liberadora de este libro! podría uno formarse una idea de ello. El

entusiasmo fue general: al punto todos nos con'ertimos en feuerbachianos.



Don u@ entusiasmo salud" ar# la nue'a idea y hasta u@ punto se de+"

influir por ella Kpese a todas sus reser'as críticasK! puede 'erse leyendo JLa

6agrada FamiliaJ.

asta los mismos defectos del libro contribuyeron a su @#ito momentáneo. El

estilo ameno! a ratos incluso ampuloso! le asegur" a la obra un mayor p?blico

y era desde luego un ali'io! despu@s de tantos y tantos a$os de hegelismo

abstracto y abstruso. Vtro tanto puede decirse de la e#altaci"n e#agerada del

amor! disculpable! pero no +ustificable! despu@s de tanta y tan insoportable

soberanía del ;pensar duro=. ero no debemos ol'idar ue estos dos flacos de

Feuerbach fueron precisamente los ue sir'ieron de asidero a auel

;'erdadero socialismo= ue desde 1()) empe5" a e#tenderse por la &lemania;culta= como una plaga! y ue sustituía el conocimiento científico por la frase

literaria! la emancipaci"n del proletariado mediante la transformaci"n

econ"mica de la producci"n por la liberaci"n de la humanidad por medio del

;amor=* en una palabra! ue se perdía en esa repugnante literatura y en esa

e#acerbaci"n amorosa cuyo prototipo era el se$or Garl >rn.

Vtra cosa ue tampoco hay ue ol'idar es ue la escuela hegeliana se habíadeshecho! pero la filosofía de egel no había sido críticamente superada.

6trauss y 2auer habían tomado cada uno un aspecto de ella! y lo enfrentaban

pol@micamente con el otro. Feuerbach rompi" el sistema y lo ech"

sencillamente a un lado. ero para liuidar una filosofía no basta! pura y

simplemente! con proclamar ue es falsa. % una obra tan gigantesca como era

la filosofía hegeliana! ue había e+ercido una influencia tan enorme sobre el

desarrollo espiritual de la naci"n! no se eliminaba por el solo hecho de hacer

caso omiso de ella. abía ue ;suprimirla= en el sentido ue ella misma

emplea! es decir! destruir críticamente su forma! pero sal'ando el nue'o

contenido logrado por ella. D"mo se hi5o esto! lo diremos más adelante.



ientras tanto! 'ino la re'oluci"n de 1()( y ech" a un lado toda la filosofía!

con el mismo desembara5o con ue Feuerbach había echado a un lado a su

egel. % con ello! pas" tambi@n a segundo plano el propio Feuerbach.

9V<&6

[1]JLudwig FeuerbachJ! por el doctor en Filosofía D. 9. 6tarcSe. Ed. de Ferd.

EncSe! 6tuttgart! 1((R.

[8] En 1(77P1(7)! eine public" sus obras JEscuela románticaJ y

JDontribuci"n a la historia de la religi"n y de la filosofía en &lemaniaJ! en las

ue defendía la idea de ue la re'oluci"n filos"fica en &lemania! cuya etapa

final era entonces la filosofía de egel! era el pr"logo de la inminente

re'oluci"n democrática en el país.

[7] -@ase egel! JFilosofía del erecho. refacioJ.

[)] Jeutsche Mabrbcher fr Wissenschaft und GunstJ ;&nales &lemanes de

Diencia y &rte=H: re'ista literarioPfilos"fica de los +"'enes hegelianos* se

public" con ese nombre en Leip5ig desde +ulio de 1()1 hasta enero de 1()7.

[R] Cheinisehe Qeitung fr olitiS! andel und >ewerbe ;eri"dico del Cin

para cuestiones de política! comercio e industria=H: diario ue se public" en

Dolonia del 1 de enero de 1()8 al 71 de mar5o de 1()7. En abril de 1()8!



ar# comen5" a colaborar en @l! y en octubre del mismo a$o pas" a ser uno

de sus redactores* Engels colaboraba tambi@n en el peri"dico.

[U] <rátase del libro de . 6tirner Jer Ein5ige und sein EigenthumJ ;El?nico y su propiedad=H! publicado en 1()R en Leip5ig.

Ludwig Feuerbach

y el fin de la filosofía clásica alemana

II

El gran problema cardinal de toda la filosofía! especialmente de la moderna! es

el problema de la relaci"n entre el pensar y el ser. esde los tiempos

remotísimos! en ue el hombre! sumido toda'ía en la mayor ignorancia acerca

de la estructura de su organismo y e#citado por las imágenes de los sue$os [1]!

dio en creer ue sus pensamientos y sus sensaciones no eran funciones [7U)]

de su cuerpo! sino de un alma especial! ue moraba en ese cuerpo y lo

abandonaba al morir* desde auellos tiempos! el hombre tu'o for5osamente

ue refle#ionar acerca de las relaciones de esta alma con el mundo e#terior. 6i

el alma se separaba del cuerpo al morir @ste y sobre'i'ía! no había ra5"n para

asignarle a ella una muerte propia* así surgi" la idea de la inmortalidad del

alma! idea ue en auella fase de desarrollo no se concebía! ni mucho menos!

como un consuelo! sino como una fatalidad ineluctable! y no pocas 'eces! cual

entre los griegos! como un infortunio 'erdadero. 9o fue la necesidad religiosa

del consuelo! sino la perple+idad! basada en una ignorancia generali5ada! de no

saber u@ hacer con el alma Kcuya e#istencia se había admitidoK despu@s de

morir el cuerpo! lo ue condu+o! con carácter general! a la aburrida fábula de



la inmortalidad personal. or caminos muy seme+antes! mediante la

personificaci"n de los poderes naturales! surgieron tambi@n los primeros

dioses! ue luego! al irse desarrollando la religi"n! fueron tomando un aspecto

cada 'e5 más ultramundano! hasta ue! por ?ltimo! por un proceso natural de

abstracci"n! casi diríamos de destilaci"n! ue se produce en el transcurso del progreso espiritual! de los muchos dioses! más o menos limitados y ue se

limitaban mutuamente los unos a los otros! brot" en las cabe5as de los

hombres la idea de un ios ?nico y e#clusi'o! propio de las religiones

monoteístas.

El problema de la relaci"n entre el pensar y el ser! entre el espíritu y la

naturale5a! problema supremo de toda la filosofía! tiene pues! sus raíces! aligual ue toda religi"n! en las ideas limitadas e ignorantes del estado de

sal'a+ismo. ero no pudo plantearse con toda nitide5! ni pudo aduirir su plena

significaci"n hasta ue la humanidad europea despert" del prolongado letargo

de la Edad edia cristiana. El problema de la relaci"n entre el pensar y el ser!

problema ue! por lo demás! tu'o tambi@n gran importancia en la escolástica

de la Edad edia* el problema de saber u@ es lo primario! si el espíritu o la

naturale5a! este problema re'estía! frente a la Iglesia! la forma agudi5ada

siguiente: 3el mundo fue creado por ios! o e#iste desde toda una eternidad4

Los fil"sofos se di'idían en dos grandes campos! seg?n la contestaci"n ue

diesen a esta pregunta. Los ue afirmaban el carácter primario del espíritu

frente a la naturale5a! y por tanto admitían! en ?ltima instancia! una creaci"n

del mundo ba+o una u otra forma y en muchos fil"sofos! por e+emplo en

egel! la g@nesis es bastante más embrollada e imposible ue en la religi"n

cristianaH! formaban en el campo del idealismo. Los otros! los ue reputaban la

naturale5a como lo primario! figuran en las di'ersas escuelas del materialismo.

Las e#presiones idealismo y materialismo no tu'ieron! en un principio! otro

significado! ni auí las emplearemos nunca con otro sentido. ás adelante

'eremos la confusi"n ue se origina cuando se le atribuye otra acepci"n.



ero el problema de la relaci"n entre el pensar y el ser encierra! además! otro

aspecto! a saber: 3u@ relaci"n guardan nuestros pensamientos acerca del

mundo ue nos rodea con este mismo mundo4 3Es nuestro pensamiento capa5

de conocer el mundo real* podemos nosotros! en nuestras ideas y conceptos

acerca del mundo real! formarnos una imagen refle+a e#acta de la realidad4 En

el lengua+e filos"fico! esta pregunta se conoce con el nombre de problema de

la identidad entre el pensar y el ser y es contestada afirmati'amente por la

gran mayoría de los fil"sofos. En egel! por e+emplo! la contestaci"n

afirmati'a cae de su propio peso! pues! seg?n esta filosofía! lo ue el hombre

conoce del mundo real es precisamente el contenido discursi'o de @ste!

auello ue hace del mundo una reali5aci"n gradual de la idea absoluta! la

cual ha e#istido en alguna parte desde toda una eternidad! independientemente

del mundo y antes de @l* y fácil es comprender ue el pensamiento pueda

conocer un contenido ue es ya! de antemano! un contenido discursi'o.

&simismo se comprende! sin necesidad de más e#plicaciones ue lo ue auí

se trata de demostrar! se contiene ya tácitamente en la premisa. ero esto no

impide a egel! ni mucho menos! sacar de su prueba de la identidad del pensar

y el ser otra conclusi"n* ue su filosofía por ser e#acta para su pensar! es

tambi@n la ?nica e#acta! y ue la identidad del pensar y el ser ha de

comprobarla la humanidad! transplantando inmediatamente su filosofía delterreno te"rico al terreno práctico! es decir! transformando todo el uni'erso

con su+ecci"n a los principios hegelianos. Es @sta una ilusi"n ue egel

comparte con casi todos los fil"sofos.

ero! al lado de @stos! hay otra serie de fil"sofos ue niegan la posibilidad de

conocer el mundo! o por lo menos de conocerlo de un modo completo. Entre

ellos tenemos! de los modernos! a ume y a Gant! ue han desempe$ado un papel considerable en el desarrollo de la filosofía. Los argumentos decisi'os

en refutaci"n de este punto de 'ista han sido aportados ya por egel! en la

medida en ue podía hacerse desde una posici"n idealista* lo ue Feuerbach

a$ade de materialista! tiene más de ingenioso ue de profundo. La refutaci"n

más contundente de estas e#tra'agancias! como de todas las demás



e#tra'agancias filos"ficas! es la práctica! o sea! el e#perimento y la industria.

6i podemos demostrar la e#actitud de nuestro modo de concebir un proceso

natural reproduci@ndolo nosotros mismos! creándolo como resultado de sus

mismas condiciones! y si! además! lo ponemos al ser'icio de nuestros propios

fines! damos al traste con la ;cosa en sí= inaprensible de Gant. Las sustanciasuímicas producidas en el mundo 'egetal y animal siguieron siendo ;cosas en

sí= inaprensibles hasta ue la uímica orgánica comen5" a producirlas unas

tras otras* con ello! la ;cosa en sí= se con'irti" en una cosa para nosotros!

como por e+emplo! la materia colorante de la rubia! la ali5arina! ue hoy ya no

e#traemos de la raí5 de auella planta! sino ue obtenemos del aluitrán de

hulla! procedimiento mucho más barato y más sencillo. El sistema de

Dop@rnico fue durante trescientos a$os una hip"tesis! por la ue se podía

apostar cien! mil! die5 mil contra uno! pero! a pesar de todo! una hip"tesis*hasta ue Le'errier! con los datos tomados de este sistema! no s"lo demostr"

ue debía e#istir necesariamente un planeta desconocido hasta entonces! sino

ue! además! determin" el lugar en ue este planeta tenía ue encontrarse en el

firmamento! y cuando despu@s >alle descubri" efecti'amente este planeta [8]!

el sistema de Dop@rnico ued" demostrado. 6i! a pesar de ello los

neoSantianos pretenden resucitar en &lemania la concepci"n de Gant y los

agn"sticos uieren hacer lo mismo con la concepci"n de ume en Inglaterra

donde no había llegado nunca a morir del todoH! estos intentos! hoy! cuando

auellas doctrinas han sido refutadas en la teoría y en la práctica desde hace

tiempo! representan científicamente un retroceso! y prácticamente no son más

ue una manera 'ergon5ante de aceptar el materialismo por deba+o de cuerda

y renegar de @l p?blicamente.

&hora bien! durante este largo período! desde escartes hasta egel y desde

obbes hasta Feuerbach! los fil"sofos no a'an5aban impulsados solamente!

como ellos creían! por la fuer5a del pensamiento puro. &l contrario. Lo ue en

la realidad les impulsaba eran! precisamente! los progresos formidables y cada

'e5 más raudos de las Diencias 9aturales y de la industria. En los fil"sofos

materialistas! esta influencia aflora a la superficie! pero tambi@n los sistemas

idealistas fueron llenándose más y más de contenido materialista y se

esfor5aron por conciliar panteísticamente la antítesis entre el espíritu y la



materia* hasta ue! por ?ltimo! el sistema de egel ya no representaba por su

m@todo y su contenido más ue un materialismo ue aparecía in'ertido de una

manera idealista.

6e e#plica! pues! ue 6tarcSe! para caracteri5ar a Feuerbach! empiece

in'estigando su posici"n ante este problema cardinal de la relaci"n entre el

pensar y el ser. espu@s de una bre'e introducci"n! en la ue se e#pone!

empleando sin necesidad un lengua+e filos"fico pesado! el punto de 'ista de

los fil"sofos anteriores! especialmente a partir de Gant! y en la ue egel

pierde mucho por detenerse el autor con e#ceso de formalismo en algunos

pasa+es sueltos de sus obras! sigue un estudio minucioso sobre la trayectoria

de la propia ;metafísica= feuerbachiana! tal como se desprende de la serie deobras de este fil"sofo relacionadas con el problema ue nos ocupa. Este

estudio está hecho de modo cuidadoso y es bastante claro! aunue aparece

recargado! como todo el libro! con un lastre de e#presiones y giros filos"ficos

no siempre ine'itables! ni mucho menos! y ue resultan tanto más molestos

cuanto menos se atiene el autor a la terminología de una misma escuela o a la

del propio Feuerbach y cuanto más me5cla y bara+a t@rminos tomados de las

más di'ersas escuelas! sobre todo de esas corrientes ue ahora hacen estragos

y ue se adornan con el nombre de filos"ficas.

La trayectoria de Feuerbach es la de un hegeliano Kno del todo ortodo#o!

ciertamenteK ue marcha hacia el materialismo* trayectoria ue! al llegar a

una determinada fase! supone una ruptura total con el sistema idealista de su

predecesor. or fin le gana con fuer5a irresistible la con'icci"n de ue la

e#istencia de la ;idea absoluta= anterior al mundo! ue preconi5a egel! la

;pree#istencia de las categorías l"gicas= antes ue hubiese un mundo! no es

más ue un residuo fantástico de la fe en un creador ultramundano* de ue el

mundo material y perceptible por los sentidos! del ue formamos parte

tambi@n los hombres! es lo ?nico real y de ue nuestra conciencia y nuestro

pensamiento! por muy transcendentes ue pare5can! son el producto de un

"rgano material! físico: el cerebro. La materia no es un producto del espíritu! y

el espíritu mismo no es más ue el producto supremo de la materia. Esto es!



naturalmente materialismo puro. &l llegar auí! Feuerbach se atasca. 9o

acierta a sobreponerse al pre+uicio rutinario! filos"fico! no contra la cosa! sino

contra el nombre de materialismo. ice:

;El materialismo es! para mí! el cimiento sobre el ue descansa el edificio del

ser y del saber del hombre* pero no es para mí lo ue es para el fisi"logo! para

el naturalista en sentido estricto! por e+emplo! para oleschott! lo ue

for5osamente tiene ue ser! además! desde su punto de 'ista y su profesi"n: el

edificio mismo. Cetrospecti'amente! estoy en un todo de acuerdo con los

materialistas! pero no lo estoy mirando hacia adelante=.

&uí Feuerbach confunde el materialismo! ue es una concepci"n general del

mundo basada en una interpretaci"n determinada de las relaciones entre el

espíritu y la materia! con la forma concreta ue esta concepci"n del mundo

re'isti" en una determinada fase hist"rica! a saber: en el siglo ,-III. ás a?n!

lo confunde con la forma achatada! 'ulgari5ada! en ue el materialismo del

siglo ,-III perdura toda'ía hoy en las cabe5as de naturalistas y m@dicos y

como era pregonado en la d@cada del RN por los predicadores de feria 2chner!

-ogt! y oleschott. ero! al igual ue el idealismo! el materialismo recorreuna serie de fases en su desarrollo. Dada descubrimiento trascendental!

operado incluso en el campo de las Diencias 9aturales! le obliga a cambiar de

forma* y desde ue el m@todo materialista se aplica tambi@n a la historia! se

abre ante @l un camino nue'o de desarrollo.

El materialismo del siglo pasado era predominantemente m@canico! porue

por auel entonces la mecánica! y además s"lo la de los cuerpos s"lidos K

celestes y terrestresK! en una palabra! la mecánica de la gra'edad! era! de

todas las Diencias 9aturales! la ?nica ue había llegado en cierto modo a un

punto de remate. La uímica s"lo e#istía ba+o una forma incipiente! flogística.

La biología estaba toda'ía en mantillas* los organismos 'egetales y animales

s"lo se habían in'estigado muy a bulto y se e#plicaban por medio de causas

puramente mecánicas* para los materialistas del siglo ,-III! el hombre era lo



ue para escartes el animal: una máuina. Esta aplicaci"n e#clusi'a del

rasero de la mecánica a fen"menos de naturale5a uímica y orgánica en los

ue! aunue rigen las leyes mecánicas! @stas pasan a segundo plano ante otras

superiores a ellas! constituía una de las limitaciones específicas! pero

ine'itables en su @poca! del materialismo clásico franc@s.

La segunda limitaci"n específica de este materialismo consistía en su

incapacidad para concebir el mundo como un proceso! como una materia

su+eta a desarrollo hist"rico. Esto correspondía al estado de las Diencias

9aturales por auel entonces y al modo metafísico! es decir! antidial@ctico! de

filosofar ue con @l se relacionaba. 6abíase ue la naturale5a se hallaba su+eta

a perenne mo'imiento. ero! seg?n las ideas dominates en auella @poca! estemo'imiento giraba no menos perennemente en un sentido circular! ra5"n por

la cual no se mo'ía nunca de sitio! engendraba siempre los mismos resultados.

or auel entonces! esta idea era ine'itable. La teoría Santiana acerca de la

formaci"n del sistema solar acababa de formularse y se la consideraba toda'ía

como una mera curiosidad. La historia del desarrollo de la <ierra! la geología!

era a?n totalmente desconocida y toda'ía no podía establecerse

científicamente la idea de ue los seres animados ue hoy 'i'en en la

naturale5a son el resultado de un largo desarrollo! ue 'a desde lo simple a locomple+o. La concepci"n antihist"rica de la naturale5a era por tanto!

ine'itable. Esta concepci"n no se les puede echar en cara a los fil"sofos del

siglo ,-III tanto menos por cuanto aparece tambi@n en egel. En @ste! la

naturale5a! como mera ;ena+enaci"n= de la idea! no es susceptible de

desarrollo en el tiempo! pudiendo s"lo desplegar su 'ariedad en el espacio! por

cuya ra5"n e#hibe con+unta y simultáneamente todas las fases del desarrollo

ue guarda en su seno y se halla condenada a la repetici"n perpetua de los

mismos procesos. % este contrasentido de una e'oluci"n en el espacio! pero al

margen del tiempo Kfactor fundamental de toda e'oluci"nK! se lo cuelga

egel a la naturale5a precisamente en el momento en ue se habían formado

la >eología! la Embriología! la Fisiología 'egetal y animal y la Ouímica

orgánica! y cuando por todas partes surgían! sobre la base de estas nue'as

ciencias! atisbos geniales por e+emplo! los de >oethe y LamarcSH de la ue



más tarde había de ser teoría de la e'oluci"n. ero el sistema lo e#igía así y! en

gracia a @l! el m@todo tenía ue hacerse traici"n a sí mismo.

Esta concepci"n antihist"rica imperaba tambi@n en el campo de la historia.&uí! la lucha contra los 'estigios de la Edad edia tenía cauti'as todas las

miradas. La Edad edia era considerada como una simple interrupci"n de la

historia por un estado milenario de barbarie general* los grandes progresos de

la Edad edia! la e#pansi"n del campo cultural europeo! las grandes naciones

de fuerte 'italidad ue habían ido formándose unas +unto a otras durante este

período y! finalmente! los enormes progresos t@cnicos de los siglos ,I- y ,-:

nada de esto se 'eía. Este criterio hacia imposible! naturalmente! penetrar con

una 'isi"n racional en la gran concatenaci"n hist"rica! y así la historia seutili5aba! a lo sumo! como una colecci"n de e+emplos e ilustraciones para uso

de fil"sofos.

Los 'ulgari5adores! ue durante la d@cada del RN pregonaban el materialismo

en &lemania! no salieron! ni mucho menos! del marco de la ciencia de sus

maestros. & ellos! todos los progresos ue habían hecho desde entonces las

Diencias 9aturales s"lo les ser'ían como nue'os argumentos contra lae#istencia de un creador del mundo: y no eran ellos! ciertamente! los más

llamados para seguir desarrollando la teoría. % el idealismo! ue había agotado

ya toda su sapiencia y estaba herido de muerte por la re'oluci"n de 1()(!

podía morir! al menos! con la satisfacci"n de ue! por el momento! la

decadencia del materialismo era toda'ía mayor. Feuerbach tenía

indiscutiblemente ra5"n cuando se negaba a hacerse responsable de ese

materialismo: pero a lo ue no tenía derecho era a confundir la teoría de los

predicadores de feria con el materialismo en general.

6in embargo! hay ue tener en cuenta dos cosas. En primer lugar! en tiempos

de Feuerbach las Diencias 9aturales se hallaban toda'ía de lleno dentro de

auel intenso estado de fermentaci"n ue no lleg" a su clarificaci"n ni a una

conclusi"n relati'a hasta los ?ltimos uince a$os: se había aportado nue'a



materia de conocimientos en proporciones hasta entonces ins"litas! pero hasta

hace muy poco no se logr" enla5ar y articular! ni por tanto poner un orden en

este caos de descubrimientos ue se sucedían atropelladamente. Dierto es ue

Feuerbach pudo asistir toda'ía en 'ida a los tres descubrimientos decisi'os: el

de la c@lula! el de la transformaci"n de la energía y el de la teoría de lae'oluci"n! ue lle'a el nombre de arwin. ero! 3c"mo un fil"sofo solitario

podía! en el retiro del campo! seguir los progresos de la ciencia tan de cerca!

ue le fuese dado apreciar la importancia de descubrimientos ue los mismos

naturalistas discutían a?n! por auel entonces! o no sabían e#plotar

suficientemente4 &uí! la culpa hay ue echársela ?nica y e#clusi'amente a

las lamentables condiciones en ue se desen'ol'ía &lemania! en 'irtud de las

cuales las cátedras de filosofía eran monopoli5adas por pedantes ecl@cticos

aficionados a sutile5as! mientras ue un Feuerbach! ue estaba cien codos porencima de ellos! se aldeani5aba y se a'inagraba en un pueblucho. 9o le

hagamos! pues! a @l responsable de ue no se pusiese a su alcance la

concepci"n hist"rica de la naturale5a! concepci"n ue ahora ya es factible y

ue supera toda la unilateralidad del materialismo franc@s.

En segundo lugar! Feuerbach tiene toda la ra5"n cuando dice ue el

materialismo puramente naturalista es ;el cimiento sobre el ue descansa eledificio del saber humano! pero no el edificio mismo=.

En efecto! el hombre no 'i'e solamente en la naturale5a! sino ue 'i'e

tambi@n en la sociedad humana! y @sta posee igualmente su historia e'oluti'a

y su ciencia! ni más ni menos ue la naturale5a. <ratábase! pues! de poner en

armonía con la base materialista! recontruy@ndola sobre ella! la ciencia de la

sociedad* es decir! el con+unto de las llamadas ciencias hist"ricas y filos"ficas.

ero esto no le fue dado a Feuerbach hacerlo. En este campo! pese al

;cimiento=! no lleg" a desprenderse de las ataduras idealistas tradicionales! y

@l mismo lo reconoce con estas palabras:



;Cetrospecti'amente! estoy en un todo de acuerdo con los materialistas! pero

no lo estoy mirando hacia adelante=.

ero el ue auí! en el campo social! no marchaba ;hacia adelante=! no seremontaba sobre sus posiciones de 1()N " 1())! era el propio Feuerbach* y

siempre! principalmente! por el aislamiento en ue 'i'ía! ue le obligaba Ka

un fil"sofo como @l! me+or dotado ue ning?n otro para la 'ida socialK a

e#traer las ideas de su cabe5a solitaria! en 'e5 de producirlas por el contacto

amistoso y el choue hostil con otros hombres de su calibre. asta u@ punto

seguía siendo idealista en este campo! lo 'eremos en detalle más adelante.

&uí! diremos ?nicamente ue 6tarcSe 'a a buscar el idealismo de Feuerbach

a mal sitio.

;Feuerbach es idealista! cree en el progreso de la humanidad= pág. 1BH. ;9o

obstante! la base! el cimiento de todo edificio sigue siendo el idealismo. El

realismo no es! para nosotros! más ue una sal'aguardia contra los caminos

falsos! mientras seguimos detrás de nuestras corrientes ideales. 3&caso lacompasi"n! el amor y la pasi"n por la 'erdad y la +usticia no son fuer5as

ideales4= pág. -IIIH

En primer lugar! auí el idealismo no significa más ue la persecuci"n de fines

ideales. % @stos guardan! a lo sumo! relaci"n necesaria con el idealismo

Santiano y su ;imperati'o categ"rico=* pero el propio Gant llam" a su

filosofía ;idealismo trascendental=! no porue! ni mucho menos! girase

tambi@n en torno a ideales @ticos! sino por ra5ones muy distintas! como

6tarcSe recordará. La creencia supersticiosa de ue el idealismo filos"fico gira

en torno a la fe en ideales @ticos! es decir sociales! naci" al margen de la

filosofía! en la mente del filisteo alemán ue se aprende de memoria en las

poesías de 6chiller las miga+as de cultura filos"fica ue necesita. 9adie ha



criticado con más dure5a el impotente ;imperati'o categ"rico= de Gant K

impotente! porue pide lo imposible! y por tanto no llega a traducirse en nada

realK! nadie se ha burlado con mayor crueldad de ese fanatismo de filisteo

por ideales irreali5ables! a ue ha ser'ido de 'ehículo 6chiller! como '@ase!

por e+emplo! la JFenomenologíaJH! precisamente! egel! el idealistaconsumado.

En segundo lugar! no se puede en modo alguno e'itar ue todo cuanto mue'e

al hombre tenga ue pasar necesariamente por su cabe5a: hasta el comer y el

beber! procesos ue comien5an con la sensaci"n de hambre y sed! sentida por

la cabe5a! y terminan con la sensaci"n de satisfacci"n! sentida tambi@n con la

cabe5a. Las impresiones ue el mundo e#terior produce sobre el hombre see#presan en su cabe5a! se refle+an en ella ba+o la forma de sentimientos! de

pensamientos! de impulsos! de actos de 'oluntad* en una palabra! de

;corrientes ideales=! con'irti@ndose en ;factores ideales= ba+o esta forma. % si

el hecho de ue un hombre se de+e lle'ar por estas ;corrientes ideales= y

permita ue los ;factores ideales= influyan en @l! si este hecho le con'ierte en

idealista! todo hombre de desarrollo relati'amente normal será un idealista

innato y 3de d"nde 'an a salir! entonces! los materialistas4

En tercer lugar! la con'icci"n de ue la humanidad! al menos actualmente! se

mue'e a grandes rasgos en un sentido progresi'o! no tiene nada ue 'er con la

antítesis de materialismo e idealismo. Los materialistas franceses abrigaban

esta con'icci"n hasta un grado casi fanático! no menos ue los deístas [7]

-oltaire y Cosseau! llegando por ella! no pocas 'eces! a los mayores sacrifios

personales. 6i alguien ha consagrado toda su 'ida a la ;pasi"n por la 'erdad y

la +usticia= Ktomando la frase en el buen sentidoK ha sido! por e+emplo!

iderot. or tanto! cuando 6tarcSe clasifica todo esto como idealismo! con

ello s"lo demuestra ue la palabra materialismo y toda la antítesis entre ambas

posiciones perdi" para @l todo sentido.



El hecho es ue 6tarcSe hace auí una concesi"n imperdonable Kaunue tal

'e5 inconscienteK a ese tradicional pre+uicio de filisteo! establecido por

largos a$os de calumnias clericales! contra el nombre de materialismo. El

filisteo entiende por materialismo el comer y el beber sin tasa! la codicia! el

placer de la carne! la 'ida regalona! el ansia de dinero! la a'aricia! el afán delucro y las estafas bursátiles* en una palabra! todos esos 'icios infames a los

ue @l rinde un culto secreto* y por idealismo! la fe en la 'irtud! en el amor al

pr"+imo y! en general! en un ;mundo me+or=! de la ue baladronea ante los

demás y en la ue @l mismo s"lo cree! a lo sumo! mientras atra'iesa por ese

estado de desa5"n o de bancarrota ue sigue a sus e#cesos ;materialistas=

habituales! acompa$ándose con su canci"n fa'orita: ;3Ou@ es el hombre4

itad bestia! mitad ángel=.

or lo demás! 6tarcSe se impone grandes esfuer5os para defender a Feuerbach

contra los ataues y los dogmas de los au#iliares de cátedra ue hoy alborotan

en &lemania con el nombre de fil"sofos. Indudablemente! para uienes se

interesen por estos epígonos de la filosofía clásica alemana! la defensa era

importante* al propio 6tarcSe pudo parecerle necesaria. ero nosotros haremos

gracia de ella al lector.

9V<&6

[1] <oda'ía hoy está generali5ada entre los sal'a+es y entre los pueblos del

estadio inferior de la barbarie la creencia de ue las figuras humanas ue se

aparecen en sue$os son almas ue abandonan temporalmente sus cuerpos* y!

por lo mismo! el hombre de carne y hueso se hace responsable por los actos



ue su imagen aparecida en sue$os comete contra el ue sue$a. &sí lo

comprob"! por e+emplo! Mm <hurn en 1()(! entre los indios de la >uayana.

[8] 1B1 6e refiere al planeta 9eptuno! descubierto en 1()U por el astr"nomoalemán M. >alle.

[7] AU eísmo: doctrina filos"ficoPreligiosa ue reconoce a ios como causa

primera racional impersonal del mundo! pero niega su inter'enci"n en la 'ida

de la naturale5a y la sociedad.

F. Engels

Ludwig Feuerbach


III

onde el 'erdadero idealismo de Feuerbach se pone de manifiesto! es en su

filosofía de la religi"n y en su @tica. Feuerbach no prentende! en modo alguno!



acabar con la religi"n* lo ue @l uiere es perfeccionarla. La filosofía misma

debe disol'erse en la religi"n.

;Los períodos de la humanidad s"lo se distinguen unos de otros por loscambios religiosos. Tn mo'imiento hist"rico ?nicamente aduiere

profundidad cuando 'a dirigido al cora5"n del hombre. El cora5"n no es una

forma de la religi"n! como si @sta se albergase tambi@n en @l* es la esencia de

la religi"n= citado por 6tarcSe! pág. 1U(H

La religi"n es! para Feuerbach! la relaci"n sentimental! la relaci"n cordial de

hombre a hombre! ue hasta ahora buscaba su 'erdad en un refle+o fantásticode la realidad Kpor la mediaci"n de uno o muchos dioses! refle+os fantásticos

de las cualidades humanasK y ahora la encuentra! directamente! sin

intermediario! en el amor entre el %o y el <?. or donde! en Feuerbach! el

amor se#ual acaba siendo una de las formas supremas! si no la forma

culminante! en ue se practica su nue'a religi"n.

&hora bien* las relaciones de sentimientos entre seres humanos! y muy en particular entre los dos se#os! han e#istido desde ue e#iste el hombre. El

amor se#ual! especialmente! ha e#perimentado durante los ?ltimos (NN a$os

un desarrollo y ha conuistado una posici"n ue durante todo este tiempo le

con'irtieron en el e+e alrededor del cual tenía ue girar obligatoriamente toda

la poesía. Las religiones positi'as e#istentes se han 'enido limitando a dar su

altísima bendici"n a la reglamentaci"n del amor se#ual por el Estado! es decir!

a la legislaci"n matrimonial! y podrían desaparecer ma$ana mismo en bloue

sin ue la práctica del amor y de la amistad se alterase en lo más mínimo. En

efecto! desde 1AB7 hasta 1AB(! Francia 'i'i" de hecho sin religi"n cristiana!

hasta el punto de ue el propio 9apole"n! para restaurarla! no de+" de trope5ar

con resistencias y dificultades* y! sin embargo! durante este inter'alo nadie

sinti" la necesidad de buscarle un sustituti'o en el sentido feuerbachiano.



El idealismo de Feuerbach estriba auí en ue para @l las relaciones de unos

seres humanos con otros! basadas en la mutua afecci"n! como el amor se#ual!

la amistad! la compasi"n! el sacrificio! etc.! no son pura y sencillamente lo ue

son de suyo! sin retrotraerlas en el recuerdo a una religi"n particular! ue

tambi@n para @l forma parte del pasado! sino ue aduieren su plenasignificaci"n cuando aparecen consagradas con el nombre de religi"n. ara @l!

lo primordial! no es ue estas relaciones puramente humanas e#istan! sino ue

se las considere como la nue'a! como la 'erdadera religi"n. 6"lo cobran plena

legitimida cuando ostentan el sello religioso. La palabra religi"n 'iene de

;religare= y significa! originariamente! uni"n. or tanto! toda uni"n de dos

seres humanos es una religi"n. Estos malabarismos etimol"gicos son el ?ltimo

recurso de la filosofía idealista. 6e pretende ue 'alga! no lo ue las palabras

significan con arreglo al desarrollo hist"rico de su empleo real! sino lo uedeberían denotar por su origen. %! de este modo! se glorifican como una

;religi"n= el amor entre los dos se#os y las uniones se#uales! pura y

e#clusi'amente para ue no desapare5ca del lengua+e la palabra religi"n! tan

cara para el recuerdo idealista. el mismo modo! e#actamente! hablaban en la

d@cada del )N los reformistas parisinos de la tendencia de Luis 2lanc! ue no

pudiendo tampoco representarse un hombre sin religi"n más ue como un

monstruo! nos decían: ;onc! lXath@isme cXest 'otre religion0= [1] Duando

Feuerbach se empe$a en encontrar la 'erdadera religi"n a base de una

interpretaci"n sustancialmente materialista de la naturale5a! es como si se

empe$ase en concebir la uímica moderna como la 'erdadera aluimia. 6i la

religi"n puede e#istir sin su ios! la aluimia puede prescindir tambi@n de su

piedra filosofal. or lo demás! entre la religi"n y la aluimia media una

relaci"n muy estrecha. La piedra filosofal encierra muchas propiedades de las

ue se atribuyen a ios! y los aluimistas egipcios y griegos de los dos

primeros siglos de nuestra era tu'ieron tambi@n arte y parte en la formaci"n de

la doctrina cristiana! como lo han demostrado los datos suministrados por

Gopp y 2erthelot.

La afirmaci"n de Feuerbach de ue los ;períodos de la humanidad s"lo se

distinguen unos de otros por los cambios religiosos= es absolutamente falsa.

Los grandes 'ira+es hist"ricos s"lo han ido acompa$ados de cambios



religiosos en lo ue se refiere a las tres religiones uni'ersales ue han e#istido

hasta hoy: el budismo! el cristianismo y el islamismo. Las antiguas religiones

tribales y nacionales nacidas espontáneamente no tenían un carácter

proselitista y perdían toda su fuer5a de resistencia en cuanto desaparecía la

independencia de las tribus y de los pueblos ue las profesaban* respecto a losgermanos! bast" incluso para ello el simple contacto con el imperio romano en

decadencia y con la religi"n uni'ersal del cristianismo! ue este imperio

acababa de abra5ar y ue tan bien cuadraba a sus condiciones econ"micas!

políticas y espirituales. 6"lo es en estas religiones uni'ersales! cradas más o

menos artificialmente! sobre todo en el cristianismo y en el islamismo! donde

pueden 'erse los mo'imientos hist"ricos con un sello religioso* e incluso

dentro del campo del cristianismo este sello religioso! tratándose de

re'oluciones de un alcance 'erdaderamente uni'ersal! se circunscribía a las primeras fases de la lucha de emancipaci"n de la burguesía! desde el siglo ,III

hasta el siglo ,-II! y no se e#plica! como uiere Feuerbach! por el cora5"n

del hombre y su necesidad de religi"n! sino por toda la historia medie'al

anterior! ue no conocía más formas ideol"gicas ue la de la religi"n y la

teología. ero en el siglo ,-III! cuando la burguesía fue ya lo bastante fuerte

para tener tambi@n una ideología propia! acomodada a su posici"n de clase!

hi5o su grande y definiti'a re'oluci"n! la re'oluci"n fgrancesa! ba+o la

bandera e#clusi'a de ideas +urídicas y políticas! sin preocuparse de la religi"n

más ue en la medida en ue le estorbaba* pero no se le ocurri" poner una

nue'a religi"n en lugar de la antigua* sabido es c"mo Coberspierre fracas" en

este empe$o[8]

La posibilidad de e#perimentar sentimientos puramente humanos en nuestras

realciones con otros hombres se halla ya hoy bastante mermada por la

sociedad erigida sobre los antagonismos y la dominaci"n de clase en la ue

nos 'emos obligados a mo'ernos* no hay ninguna ra5"n para ue nosotros

mismos la mermemos toda'ía más! di'ini5ando esos sentimientos hasta hacer

de ellos una religi"n. % la comprensi"n de las grandes luchas hist"ricas de

clase se halla ya suficientemente enturbiada por los historiadores al uso! sobre

todo en &lemania! para ue acabemos nosotros de hacerla completamente

imposible transformando esta historia de luchas en un simple ap@ndice de la



historia eclesiástica. %a esto s"lo demuestra cuánto nos hemos ale+ado hoy de

Feuerbach. 6us ;pasa+es más hermosos=! feste+ando esta nue'a religi"n del

amor! hoy son ya ilegibles.

La ?nica religi"n ue Feuerbah in'estiga seriamente es el cristianismo! la

religi"n uni'ersal del Vccidente! basada en el monoteísmo. Feuerbach

demuestra ue el ios de los cristianos no es más ue el refle+o imaginati'o!

la imagen refle+a del hombre. ero este ios es! a su 'e5! el producto de un

largo proceso de abstracci"n! la uintaesencia concentrada de los muchos

dioses tribales y nacionales ue e#istían antes de @l. Dongruentemente! el

hombre! cuya imagen refle+a es auel ios! no es tampoco un hombre real!

sino ue es tambi@n la uintaesencia de muchos hombres reales! el hombreabstracto! y por tanto! una imagen mental tambi@n. Este Feuerbach ue predica

en cada página el imperio de los sentidos! la sumersi"n en lo concreto! en la

realidad! se con'ierte! tan pronto como tiene ue hablarnos de otras relaciones

entre los hombres ue no sean las simples relaciones se#uales! en un pensador

completamente abstracto.

ara @l! estas relaciones s"lo tienen un aspecto: el de la moral. % auí 'uel'e asorprendernos la pobre5a asombrosa de Feuerbach! comparado con egel. En

@ste! la @tica o teoría de la moral es la filosofía del erecho y abarca: 1H el

erecho abstracto* 8H la moralidad* 7H la Etica! moral práctica! ue! a su 'e5!

engloba la familia! la sociedad ci'il y el Estado. &uí! todo lo ue tiene de

idealista la forma! lo tiene de realista el contenido. Muntamente a la moral se

engloba todo el campo del erecho! de la Economía! de la olítica. En

Feuerbach! es al re'@s. or la forma! Feuerbach es realista! arranca del

hombre* pero! como no nos dice ni una palabra acerca del mundo en ue 'i'e!

este hombre sigue siendo el mismo hombre abstracto ue lle'aba la batuta en

la filosofía de la religi"n. Este hombre no ha nacido de 'ientre de mu+er! sino

ue ha salido! como la mariposa de la crisálida! del ios de las religiones

monoteístas! y por tanto no 'i'e en un mundo real! hist"ricamente creado e

hist"ricamente determinado* entra en contacto con otros hombres! es cierto!

pero @stos son tan abstractos como @l. En la filosofía de la religi"n! e#istían



toda'ía hombres y mu+eres* en la @tica! desaparece hasta esta ?ltima

diferencia. Es cierto ue en Feuerbach nos encontramos! muy de tarde en

tarde! con afirmaciones como @stas:

;En un palacio se piensa de otro modo ue en una caba$a=* ;el ue no tiene

nada en el cuerpo! porue se muere de hambre y de miseria! no puede tener

tampoco nada para la moral en la cabe5a! en el espíritu! ni en el cora5"n=* ;la

política debe ser nuestra religi"n=! etc.

ero con estas afirmaciones no sabe llegar a ninguna conclusi"n* son! en @l!

simples frases! y hasta el propio 6tarcSe se 'e obligado a confesar ue la política era! para Feuerbach! una frontera infranueable y

;la teoría de la sociedad! la 6ociología! terra incognita=.

La misma 'ulgaridad denota! si se le compara con egel en el modo como

trata la contradicci"n entre el bien y el mal.

;Duando se dice Kescribe egelK ue el hombre es bueno por naturale5a! se

cree decir algo muy grande* pero se ol'ida ue se dice algo mucho más grande

cuando se afirma ue el hombre es malo por naturale5a=.

En egel! la maldad es la forma en ue toma cuerpo la fuer5a propulsora deldesarrollo hist"rico. % en este criterio se encierra un doble sentido! puesto ue!

de una parte! todo nue'o progreso representa necesariamente un ultra+e contra

algo santificado! una rebeli"n contra las 'ie+as condiciones! agoni5antes! pero

consagradas por la costumbre* y! por otra parte! desde la aparici"n de los

antagonismos de clase! son precisamente las malas pasiones de los hombres! la



codicia y la ambici"n de mando! las ue sir'en de palanca del progreso

hist"rico! de lo ue! por e+emplo! es una sola prueba continuada la historia del

feudalismo y de la burguesía. ero a Feuerbach no se le pasa por las mientes

in'estigar el papel hist"rico de la maldad moral. La historia es para @l un

campo desagradable y descora5onador. asta su f"rmula:

;El hombre ue brot" originariamente de la naturale5a era! puramente! un ser

natural! y no un hombre. El hombre es un producto del hombre! de la cultura!

de la historia=*

hasta esta f"rmula es! en sus manos! completamente est@ril.

Don estas premisas! lo ue Feuerbach pueda decirnos acerca de la moral tiene

ue ser! por fuer5a! e#tremadamente pobre. El anhelo de dicha es innato al

hombre y debe constituir! por tanto! la base de toda moral. ero este anhelo de

dicha sufre dos enmiendas. La primera es la ue le imponen las consecuencias

naturales de nuestros actos: detrás de la embriague5! 'iene la desa5"n! y detrás

de los e#cesos habituales! la enfermedad. La segunda se deri'a de susconsecuencias sociales: si no respetamos el mismo anhelo de dicha de los

demás @stos se defenderán y perturbarán! a su 'e5! el nuestro. e donde se

sigue ue! para dar satisfacci"n a este anhelo! debemos estas en condiciones

de calcular bien las consecuencias de nuestros actos y! además! reconocer la

igualdad de derecho de los otros a satisfacer el mismo anhelo. La limitaci"n

racional de la propia persona en cuanto a uno mismo! y amor K/siempre el

amor0K en nuestras relaciones para con los otros! son! por tanto! las reglas

fundamentales de la moral feuerbachiana! de las ue se deri'an todas las

demás. ara cubrir la pobre5a y la 'ulgaridad de estas tesis! no bastan ni las

ingeniosísimas consideraciones de Feuerbach! ni los calurosos elogios de

6tarcSe.



El anhelo de dicha muy rara 'e5 lo satisface el hombre Ky nunca en pro'echo

propio ni de otrosK ocupándose de sí mismo. <iene ue ponerse en relaci"n

con el mundo e#terior! encontrar medios para satisfacer auel anhelo:

alimento! un indi'iduo del otro se#o! libros! con'ersaci"n! debates! una

acti'idad! ob+etos ue consumir y ue elaborar. V la moral feuerbachiana da por supuesto ue todo hombre dispone de estos medios y ob+etos de

satisfacci"n! o bien le da conse+os e#celentes! pero inaplicables! y no 'ale! por

tanto! ni una perra chica para uienes care5can de auellos recursos. El propio

Feuerbach lo declara lisa y llanamente:

;En un palacio se piensa de otro modo ue en una caba$a* el ue no tiene

nada en el cuerpo! porue se muere de hambre y de miseria! no puede tenertampoco nada para la moral en la cabe5a! en el espíritu ni en el cora5"n=.

3&caso acontece algo me+or con la igualdad de derechos de los demás en

cuanto a su anhelo de dicha4 Feuerbach presenta este postulado con carácter

absoluto! como 'aledero para todos los tiempos y todas las circunstancias!

ero! 3desde cuándo rige4 3Es ue en la antigedad se hablaba siuiera de

reconocer la igualdad de derechos en cuanto al anhelo de dicha entre el amo yel escla'o! o en la Edad edia entre el bar"n y el sier'o de la gleba4 39o se

sacrificaba a la clase dominante! sin miramiento alguno y ;por imperio de la

ley=! el anhelo de dicha de la clase oprimida4 K6í! pero auello era inmoral*

hoy! en cambio! la igualdad de derechos está reconocida y sancionadaK. Lo

está sobre el papel! desde y a causa de ue la burguesía! en su lucha contra el

feudalismo y por desarrollar la producci"n capitalista! se 'io obligada a abolir

todos los pri'ilegios de casta! es decir! los pri'ilegios personales! proclamando

primero la igualdad de los derechos pri'ados y luego! poco a poco! la de los

derechos p?blicos! la igualdad +urídica de todos los hombres. ero el anhelo de

dicha no se alimenta más ue una parte mínima de derechos ideales* lo ue

más reclama son medios materiales! y en este terreno la producci"n capitalista

se cuida de ue la inmensa mayoría de los hombres euiparados en derechos

s"lo obtengan la dosis estrictamente necesaria para mal'i'ir* es decir! apenas

si respeta el principio de la igualdad de derechos en cuanto al anhelo de dicha



de la mayoría Ksi es ue lo haceK me+or ue el r@gimen de la escla'itud o el

de la ser'idumbre de la gleba. 3&caso es más consoladora la realidad! en lo

ue se refiere a los medios espirituales de dicha! a los medios de educaci"n4

39o es un persona+e mítico hasta el c@lebre ;maestro de escuela de 6adowa=4

[7]4

ás a?n. 6eg?n la teoría feuerbachiana de la moral! la 2olsa es el templo

supremo de la moralidad... siempre ue se especule con acierto. 6i mi anhelo

de dicha me lle'a a la 2olsa y! una 'e5 allí! s@ medir tan certeramente las

consecuencias de mis actos! ue @stos s"lo me acarrean 'enta+as y ning?n

per+uicio! es decir! ue salgo siempre ganancioso! habr@ cumplido el precepto

feuerbachiano. % con ello! no lesiono tampoco el anhelo de dicha del otro! tanlegítimo como el mío! pues el otro se ha dirigido a la 2olsa tan

'oluntariamente como yo! y! al cerrar conmigo el negocio de especulaci"n!

obedecía a su anhelo de dicha! ni más ni menos ue yo al mío. % si pierde su

dinero! ello demuestra ue su acci"n era inmoral por haber calculado mal sus

consecuencias! y! al castigarle como se merece! puedo incluso darme un

pu$eta5o en el pecho! orgullosamente! como un moderno Cadamanto[)]. En la

2olsa impera tambi@n el amor! en cuanto ue @ste es algo más ue una frase

puramente sentimental! pues auí cada cual encuentra en el otro la satisfacci"nde su anhelo de dicha! ue es precisamente lo ue el amor persigue y en lo ue

se traduce prácticamente. or tanto! si +uego en la 2olsa! calculando bien las

consecuencias de mis operaciones! es decir! con fortuna! obro a+ustándome a

los postulados más se'eros de la moral feuerbachiana! y encima me hago rico.

icho en otros t@rminos! la moral de Feuerbach está cortada a la medida de la

actual sociedad capitalista! aunue su autor no lo uisiese ni lo sospechase.

/ero el amor0 6í! el amor es! en Feuerbach! el hada mara'illosa ue ayuda a

'encer siempre y en todas partes las dificultades de la 'ida práctica* y esto! en

una sociedad di'idida en clases! con intereses diametralmente opuestos. Don

esto! desaparece de su filosofía hasta el ?ltimo residuo de su carácter

re'olucionario! y 'ol'emos a la 'ie+a canci"n: amaos los unos a los otros!



abra5aos sin distinci"n de se#os ni de posici"n social. /Es el sue$o de la

reconciliaci"n uni'ersal0

Cesumiendo. & la teoría moral de Feuerbach le pasa lo ue a todas sus predecesoras. Está calculada para todos los tiempos! todos los pueblos y todas

las circunstancias* ra5"n por la cual no es aplicable nunca ni en parte alguna!

resultando tan impotente frente a la realidad como el imperati'o categ"rico de

Gant. La 'erdad es ue cada clase y hasta cada profesi"n tiene su moral

propia! ue 'iola siempre ue puede hacerlo impunemente! y el amor! ue

tiene por misi"n hermanarlo todo! se manifiesta en forma de guerras! de

litigios! de procesos! escándalos dom@sticos! di'orcios y en la e#plotaci"n

má#ima de los unos por los otros.

ero! 3c"mo fue posible ue el impulso gigantesco dado por Feuerbach

resultase tan infecundo en @l mismo4 6encillamente! porue Feuerbach no

logra encontrar la salida del reino de las abstracciones! odiado mortalmente

por @l! hacia la realidad 'i'a. 6e aferra desesperadamente a la naturale5a y al

hombre* pero en sus labios! la naturale5a y el hombre siguen siendo meras

palabras. 9i acerca de la naturale5a real! ni acerca del hombre real! sabedecirnos nada concreto. ara pasar del hombre abstracto de Feuerbach a los

hombres reales y 'i'ientes! no hay más ue un camino: 'erlos actuar en la

historia. ero Feuerbach se resistía contra esto* por eso el a$o 1()(! ue no

logr" comprender! no represent" para @l más ue la ruptura definiti'a con el

mundo real! el retiro a la soledad. % la culpa de esto 'uel'en a tenerla!

principalmente! las condiciones de &lemania ue le de+aron decaer

miserablemente.

ero el paso ue Feuerbach no dio! había ue darlo* había ue sustituir el culto

del hombre abstracto! m@dula de la nue'a religi"n feuerbachiana! por la

ciencia del hombre real y de su desen'ol'imiento hist"rico. Este desarrollo de

las posiciones feuerbachianas! superando a Feuerbach! fue iniciado por ar#

en 1()R! con JLa 6agrada FamiliaJ.



9V<&6

[1] J/or tanto! el ateísmo es 'uestra religi"n0J 9. de la Edit.H

[8] 6e alude al intento de Cobespierre de implantar la religi"n del ;sersupremo=. 9. de la Edit.H

[7] E#presi"n e#tendida en la publicística burguesa alemana despu@s de la

'ictoria de los prusianos en 6adowa ue encerraba la idea de ue la 'ictoria de

rusia había sido condicionada por las 'enta+as del sistema prusiano de

instrucci"n p?blica.

[)] 6eg?n un mito griego! Cadamanto fue nombrado +ue5 de los infiernos! por

su espíritu +usticiero. 9. de la Edit.H

F. Engels

Ludwig Feuerbach




I-

6trauss! 2aur! 6tirner! Feuerbach! eran todos! en la medida ue se mantenían

dentro del terreno filos"fico! reto$os de la filosofía hegeliana. espu@s de su

J-ida de Mes?sJ y de su JogmáticaJ! 6trauss s"lo culti'a ya una especie de

amena literatura filos"fica e hist"ricoPeclesiástica! a lo Cenán* 2auer s"loaport" algo en el campo de la historia de los orígenes del cristianismo! pero en

este terreno sus in'estigaciones tienen importancia* 6tirner sigui" siendo una

curiosidad! aun despu@s ue 2aSunin lo amalgam" con roudhon y bauti5"

este acoplamiento con el nombre de ;anaruismo=. Feuerbach era el ?nico ue

tenía importancia como fil"sofo. ero la filosofía! esa supuesta ciencia de las

ciencias ue parece flotar sobre todas las demás ciencias específicas y las

resume y sinteti5a! no s"lo sigui" siendo para @l un límite infranueable! algo

sagrado e intangible! sino ue! además! como fil"sofo! Feuerbach se ued" amitad de camino! por aba+o era materialista y por arriba idealista* no liuid"

críticamente con egel! sino ue se limit" a echarlo a un lado como

inser'ible! mientras ue! frente a la riue5a enciclop@dica del sistema

hegeliano! no supo aportar nada positi'o! más ue una ampulosa religi"n del

amor y una moral pobre e impotente.

ero de la descomposici"n de la escuela hegeliana brot" además otra

corriente! la ?nica ue ha dado 'erdaderos frutos! y esta corriente 'a asociada

primordialmente al nombre de ar# [1].



<ambi@n esta corriente se separ" de filosofía hegeliana replegándose sobre las

posiciones materialistas. Es decir! decidi@ndose a concebir el mundo real Kla

naturale5a y la historiaK tal como se presenta a cualuiera ue lo mire sin

uimeras idealistas preconcebidas* decidi@ndose a sacrificar implacablemente

todas las uimeras idealistas ue no concordasen con los hechos! enfocados ensu propia concatenaci"n y no en una concatenaci"n imaginaria. % esto! y s"lo

esto! es lo ue se llama materialismo. 6"lo ue auí se tomaba realmente en

serio! por 'e5 primera! la concepci"n materialista del mundo y se la aplicaba

consecuentemente Ka lo menos! en sus rasgos fundamentalesK a todos los

campos posibles del saber.

Esta corriente no se contentaba con dar de lado a egel* por el contrario! seagarraba a su lado re'olucionario! al m@todo dial@ctico! tal como lo de+amos

descrito más arriba. ero! ba+o su forma hegeliana este m@todo era inser'ible.

En egel! la dial@ctica es el autodesarrollo del concepto. El concepto absoluto

no s"lo e#iste desde toda una eternidad Ksin ue sepamos d"ndeK! sino ue

es! además! la 'erdadera alma 'i'a de todo el mundo e#istente. El concepto

absoluto se desarrolla hasta llegar a ser lo ue es! a tra'@s de todas las etapas

preliminares ue se estudian por e#tenso en la JL"gicaJ y ue se contienen

todas en dicho concepto* luego! se ;ena+ena= al con'ertirse en la naturale5a!donde! sin la conciencia de sí! disfra5ado de necesidad natural! atra'iesa por

un nue'o desarrollo! hasta ue! por ?ltimo! recobra en el hombre la conciencia

de sí mismo* en la historia! esta conciencia 'uel'e a elaborarse a partir de su

estado tosco y primiti'o! hasta ue por fin el concepto absoluto recobra de

nue'o su completa personalidad en la filosofía hegeliana. Domo 'emos en

egel! el desarrollo dial@ctico ue se re'ela en la naturale5a y en la historia! es

decir! la concatenaci"n causal del progreso ue 'a de lo inferior a lo superior!

y ue se impone a tra'@s de todos los 5ig5ags y retrocesos momentáneos! no

es más ue un clich@ del automo'imiento del concepto* automo'imiento ue

e#iste y se desarrolla desde toda una eternidad! no se sabe d"nde! pero desde

luego con independencia de todo cerebro humano pensante. Esta in'ersi"n

ideol"gica era la ue había ue eliminar. 9osotros retornamos a las posiciones

materialistas y 'ol'imos a 'er en los conceptos de nuestro cerebro las

imágenes de los ob+etos reales! en 'e5 de considerar a @stos como imágenes de



tal o cual fase del concepto absoluto. Don esto! la dial@ctica uedaba reducida

a la ciencia de las leyes generales del mo'imiento! tanto el del mundo e#terior

como el del pensamiento humano: dos series de leyes id@nticas en cuanto a la

esencia! pero distintas en cuanto a la e#presi"n! en el sentido de ue el cerebro

humano puede aplicarlas conscientemente! mientras ue en la naturale5a! yhasta hoy tambi@n! en gran parte! en la historia humana! estas leyes se abren

paso de un modo inconsciente! ba+o la forma de una necesidad e#terior! en

medio de una serie infinita de aparentes casualidades. ero! con esto! la propia

dial@ctica del concepto se con'ertía simplemente en el refle+o consciente del

mo'imiento dial@ctico del mundo real! lo ue eui'alía a poner la dial@ctica

hegeliana cabe5a aba+o* o me+or dicho! a in'ertir la dial@ctica! ue estaba

cabe5a aba+o! poni@ndola de pie. %! cosa notable! esta dial@ctica materialista!

ue era desde hacía 'arios a$os nuestro me+or instrumento de traba+o y nuestraarma más afilada! no fue descubierta solamente por nosotros! sino tambi@n!

independientemente de nosotros y hasta independientemente del propio egel!

por un obrero alemán: Moseph iet5gen [8].

Don esto 'ol'ía a ponerse en pie el lado re'olucionario de la filosofía

hegeliana y se limpiaba al mismo tiempo de la costra idealista ue en egel

impedía su consecuente aplicaci"n. La gran idea cardinal de ue el mundo no puede concebirse como un con+unto de ob+etos terminados! sino como un

con+unto de procesos! en el ue las cosas ue parecen estables! al igual ue sus

refle+os mentales en nuestras cabe5as! los conceptos! pasan por una serie

ininterrumpida de cambios! por un proceso de g@nesis y caducidad! a tra'@s de

los cuales! pese a todo su aparente carácter fortuito y a todos los retrocesos

momentáneos! se acaba imponiendo siempre una trayectoria progresi'a* esta

gran idea cardinal se halla ya tan arraigada! sobre todo desde egel! en la

conciencia habitual! ue e#puesta así! en t@rminos generales! apenas encuentra

oposici"n. ero una cosa es reconocerla de palabra y otra cosa es aplicarla a la

realidad concreta! en todos los campos sometidos a in'estigaci"n. 6i en

nuestras in'estigaciones nos colocamos siempre en este punto de 'ista!

daremos al traste de una 'e5 para siempre con el postulado de soluciones

definiti'as y 'erdades eternas* tendremos en todo momento la conciencia de

ue todos los resultados ue obtengamos serán for5osamente limitados y se



hallarán condicionados por las circunstancias en las cuales los obtenemos*

pero ya no nos infundirán respeto esas antítesis irreductibles para la 'ie+a

metafísica toda'ía en boga: de lo 'erdadero y lo falso! lo bueno y lo malo! lo

id@ntico y lo distinto! lo necesario y lo fortuito* sabemos ue estas antítesis

s"lo tienen un 'alor relati'o! ue lo ue hoy reputamos como 'erdaderoencierrra tambi@n un lado falso! ahora oculto! pero ue saldrá a la lu5 más

tarde! del mismo modo ue lo ue ahora reconocemos como falso guarda su

lado 'erdadero! gracias al cual fue acatado como 'erdadero anteriormente* ue

lo ue se afirma necesario se compone de toda una serie de meras

casualidades y ue lo ue se cree fortuito no es más ue la forma detrás de la

cual se esconde la necesidad! y así sucesi'amente.

El 'ie+o m@todo de in'estigaci"n y de pensamiento ue egel llama

;metafísico= m@todo ue se ocupaba preferentemente de la in'estigaci"n de

los ob+etos como algo heho y fi+o! y cuyos residuos embrollan toda'ía con

bastante fuer5a las cabe5as! tenía en su tiempo una gran ra5"n hist"rica de ser.

abía ue in'estigar las cosas antes de poder in'estigar los procesos. abía

ue saber lo ue era tal o cual ob+eto! antes de pulsar los cambios ue en @l se

operaban. % así acontecía en las Diencias 9aturales. La 'ie+a metafísica ue

enfocaba los ob+etos como cosas fi+as e inmutables! naci" de una ciencia de lanaturale5a ue in'estigaba las cosas muertas y las 'i'as como ob+etos fi+os e

inmutables. Duando estas in'estigaciones estaban ya tan a'an5adas ue era

posible reali5ar el progreso decisi'o consistente en pasar a la in'estigaci"n

sistemática de los cambios e#perimentados por auellos ob+etos en la

naturale5a misma! son" tambi@n en el campo filos"fico la hora final de la 'ie+a

metafísica. En efecto! si hasta fines del siglo pasado las Diencias 9aturales

fueron predominantemente ciencias colectoras! ciencias de ob+etos hechos! en

nuestro siglo son ya ciencias esencialmente ordenadoras! ciencias ue estudian

los procesos! el origen y el desarrollo de estos ob+etos y la concatenaci"n ue

hace de estos procesos naturales un gran todo. La fisiología! ue in'estiga los

fen"menos del organismo 'egetal y animal! la embriología! ue estudia el

desarrollo de un organismo desde su germen hasta su formaci"n completa! la

geología! ue sigue la formaci"n gradual de la corte5a terrestre! son! todas

ellas! hi+as de nuestro siglo.



ero! hay sobre todo tres grandes descubrimientos! ue han dado un impulso

gigantesco a nuestros conocimientos acerca de la concatenaci"n de los

procesos naturales: el primero es el descubrimiento de la c@lula! como unidad

de cuya multiplicaci"n y diferenciaci"n se desarrolla todo el cuerpo del

'egetal y del animal! de tal modo ue no s"lo se ha podido establecer ue el

desarrollo y el crecimiento de todos los organismos superiores son fen"menos

su+etos a una sola ley general! sino ue! además! la capacidad de 'ariaci"n de

la c@lula! nos se$ala el camino por el ue los organismos pueden cambiar de

especie! y por tanto! recorrer una trayectoria superior a la indi'idual. El

segundo es la transformaci"n de la energía! gracias al cual todas las llamadas

fuer5as ue act?an en primer lugar en la naturale5a inorgánica Kla fuer5a

mecánica y su complemento! la llamada energía potencial! el calor! las

radiaciones la lu5 y el calor radiadoH! la electricidad! el magnetismo! la

energía uímicaK se han acreditado como otras tantas formas de manifestarse

el mo'imiento uni'ersal! formas ue! en determinadas proporciones de

cantidad! se truecan las unas en las otras! por donde la cantidad de una fuer5a

ue desaparece es sustituida por una determinada cantidad de otra ue

aparece! y todo el mo'imiento de la naturale5a se reduce a este proceso

incesante de transformaci"n de unas formas en otras. Finalmente! el tercero es

la prueba! desarrollada primeramente por arwin de un modo completo! deue los productos orgánicos de la naturale5a ue hoy e#isten en torno nuestro!

incluyendo los hombres! son el resultado de un largo proceso de e'oluci"n!

ue arranca de unos cuantos g@rmenes primiti'amente unicelulares! los cuales!

a su 'e5! proceden del protoplasma o alb?mina formada por 'ía uímica.

>racias a estos tres grandes descubrimientos! y a los demás progresos

formidables de las Diencias 9aturales! estamos hoy en condiciones de poderdemostrar no s"lo la traba5"n entre los fen"menos de la naturale5a dentro de

un campo determinado! sino tambi@n! a grandes rasgos! la e#istente entre los

distintos campos! presentando así un cuadro de con+unto de la concatenaci"n

de la naturale5a ba+o una forma bastante sistemática! por medio de los hechos

suministrados por las mismas Diencias 9aturales empíricas. El darnos esta



'isi"n de con+unto era la misi"n ue corría antes a cargo de la llamada

filosofía de la naturale5a. ara poder hacerlo! @sta no tenía más remedio ue

suplantar las concatenaciones reales! ue a?n no se habían descubierto! por

otras ideales! imaginarias! sustituyendo los hechos ignorados por figuraciones!

llenando las 'erdaderas lagunas por medio de la imaginaci"n. Don estem@todo lleg" a ciertas ideas geniales y presinti" algunos de los

descubrimientos posteriores. ero tambi@n cometi"! como no podía por

menos! absurdos de mucha monta. oy! cuando los resultados de las

in'estigaciones naturales s"lo necesitan enfocarse dial@cticamente! es decir! en

su propia concatenaci"n! para llegar a un ;sistema de la naturale5a= suficiente

para nuestro tiempo! cuando el carácter dial@ctico de esta concatenaci"n se

impone! incluso contra su 'oluntad! a las cabe5as metafísicamente educadas

de los naturalistas* hoy! la filosofía de la naturale5a ha uedadodefiniti'amente liuidada. Dualuier intento de resucitarla no sería solamente

superfluo: significaría un retroceso.

% lo ue decimos de la naturale5a! concebida auí tambi@n como un proceso

de desarrollo hist"rico! es aplicable igualmente a la historia de la sociedad en

todas sus ramas y! en general! a todas las ciencias ue se ocupan de cosas

humanas y di'inasH. <ambi@n la filosofía de la historia! del derecho! de lareligi"n! etc.! consistía en sustituir la traba5"n real acusada en los hechos

mismos por otra in'entada por la cabe5a del fil"sofo! y la historia era

concebida! en con+unto y en sus di'ersas partes! como la reali5aci"n gradual

de ciertas ideas! ue eran siempre! naturalmente! las ideas fa'oritas del propio

fil"sofo. 6eg?n esto! la historia laboraba inconscientemente! pero ba+o el

imperio de la necesidad! hacia una meta ideal fi+ada de antemano! como! por

e+emplo! en egel! hacia la reali5aci"n de su idea absoluta! y la tendencia

ineluctable hacia esta idea absoluta formaba la traba5"n interna de los

acontecimientos hist"ricos. Es decir! ue la traba5"n real de los hechos!

toda'ía ignorada! se suplantaba por una nue'a pro'idencia misteriosa!

inconsciente o ue llega poco a poco a la conciencia. &uí! al igual ue en el

campo de la naturale5a! había ue acabar con estas concatenaciones

in'entadas y artificiales! descubriendo las reales y 'erdaderas* misi"n @sta



ue! en ?ltima instancia! suponía descubrir las leyes generales del mo'imiento

ue se imponen como dominantes en la historia de la sociedad humana.

&hora bien! la historia del desarrollo de la sociedad difiere sustancialmente! enun punto! de la historia del desarrollo de la naturale5a. En @sta Ksi

prescindimos de la reacci"n e+ercida a su 'e5 por los hombres sobre la

naturale5aK! los factores ue act?an los unos sobre los otros y en cuyo +uego

mutuo se impone la ley general! son todos agentes inconscientes y ciegos. e

cuanto acontece en la naturale5a Klo mismo los innumerables fen"menos

aparentemente fortuitos ue afloran a la superficie! ue los resultados finales

por los cuales se comprueba ue esas aparentes casualidades se rigen por su

l"gica internaK! nada acontece por obra de la 'oluntad! con arreglo a un finconsciente. En cambio! en la historia de la sociedad! los agentes son todos

hombres dotados de conciencia! ue act?an mo'idos por la refle#i"n o la

pasi"n! persiguiendo determinados fines* auí! nada acaece sin una intenci"n

consciente! sin un fin deseado. ero esta distinci"n! por muy importante ue

ella sea para la in'estigaci"n hist"rica! sobre todo la de @pocas y

acontecimientos aislados! no altera para nada el hecho de ue el curso de la

historia se rige por leyes generales de carácter interno. <ambi@n auí reina! en

la superficie y en con+unto! pese a los fines conscientemente deseados de losindi'iduos! un aparente a5ar* rara 'e5 acaece lo ue se desea! y en la mayoría

de los casos los muchos fines perseguidos se entrecru5an unos con otros y se

contradicen! cuando no son de suyo irreali5ables o insuficientes los medios de

ue se dispone para lle'arlos a cabo. Las colisiones entre las innumerables

'oluntades y actos indi'iduales crean en el campo de la historia un estado de

cosas muy análogo al ue impera en la naturale5a inconsciente. Los fines ue

se persiguen con los actos son obra de la 'oluntad! pero los resultados ue en

la realidad se deri'an de ellos no lo son! y aun cuando pare5can a+ustarse de

momento al fin perseguido! a la postre encierran consecuencias muy distintas

a las apetecidas. or eso! en con+unto! los acontecimientos hist"ricos tambi@n

parecen estar presididos por el a5ar. ero allí donde en la superficie de las

cosas parece reinar la casualidad! @sta se halla siempre gobernada por leyes

internas ocultas! y de lo ue se trata es de descubrir estas leyes.



Los hombres hacen su historia! cualesuiera ue sean los rumbos de @sta! al

perseguir cada cual sus fines propios con la conciencia y la 'oluntad de lo ue

hacen* y la resultante de estas numerosas 'oluntades! proyectadas en di'ersas

direcciones! y de su m?ltiple influencia sobre el mundo e#terior! es

precisamente la historia. Importa! pues! tambi@n lo ue uieran los muchos

indi'iduos. La 'oluntad está mo'ida por la pasi"n o por la refle#i"n. ero los

resortes ue! a su 'e5! mue'en directamente a @stas! son muy di'ersos. Tnas

'eces! son ob+etos e#teriores* otras 'eces! moti'os ideales: ambici"n! ;pasi"n

por la 'erdad y la +usticia=! odio personal! y tambi@n manías indi'iduales de

todo g@nero. ero! por una parte! ya 'eíamos ue las muchas 'oluntades

indi'iduales ue act?an en la historia producen casi siempre resultados muy

distintos de los perseguidos Ka 'eces! incluso contrariosK! y! por tanto! sus

m"'iles tienen una importancia puramente secundaria en cuanto al resultado

total. or otra parte! hay ue preguntarse u@ fuer5as propulsoras act?an! a su

'e5! detrás de esos m"'iles! u@ causas hist"ricas son las ue en las cabe5as de

los hombres se transforman en estos m"'iles.

Esta pregunta no se la había hecho +amás el antiguo materialismo. or esto su

interpretaci"n de la historia! cuando la tiene! es esencialmente pragmática* loen+uicia todo con arreglo a los m"'iles de los actos* clasifica a los hombres

ue act?an en la historia en buenos y en malos! y luego comprueba! ue! por

regla general! los buenos son los enga$ados! y los malos los 'encedores. e

donde se sigue! para el 'ie+o materialismo! ue el estudio de la historia no

arro+a ense$an5as muy edificantes! y! para nosotros! ue en el campo hist"rico

este 'ie+o materialismo se hace traici"n a sí mismo! puesto ue acepta como

?ltimas causas los m"'iles ideales ue allí act?an! en 'e5 de indagar detrás de

ellos! cuáles son los m"'iles de esos m"'iles. La inconsecuencia no estriba precisamente en admitir m"'iles ideales! sino en no remontarse! partiendo de

ellos! hasta sus causas determinantes. En cambio! la filosofía de la historia!

principalmente la representada por egel! reconoce ue los m"'iles

ostensibles y aun los m"'iles reales y efecti'os de los hombres ue act?an en

la historia no son! ni mucho menos! las ?ltimas causas de los acontecimientos



hist"ricos! sino ue detrás de ellos están otras fuer5as determinantes! ue hay

ue in'estigar lo ue ocurre es ue no 'a a buscar estas fuer5as a la misma

historia! sino ue las importa de fuera! de la ideología filos"fica. En 'e5 de

e#plicar la historia de antigua >recia por su propia concatenaci"n interna!

egel afirma! por e+emplo! sencillamente! ue esta historia no es más ue laelaboraci"n de las ;formas de la bella indi'idualidad=! la reali5aci"n de la

;obra de arte= como tal. Don este moti'o! dice muchas cosas hermosas y

profundas acerca de los antiguos griegos! pero esto no es obstáculo para ue

hoy no nos demos por satisfechos con seme+ante e#plicaci"n! ue no es más

ue una frase.

or tanto! si se uiere in'estigar las fuer5as motrices ue Kconsciente oinconscientemente! y con harta frecuencia inconscientementeK están detrás

de estos m"'iles por los ue act?an los hombres en la historia y ue

constituyen los 'erdaderos resortes supremos de la historia! no habría ue

fi+arse tanto en los m"'iles de hombres aislados! por muy rele'antes ue ellos

sean! como en auellos ue mue'en a grandes masas! a pueblos en bloue! y!

dentro de cada pueblo! a clases enteras* y no momentáneamente! en

e#plosiones rápidas! como fugaces hogueras! sino en acciones continuadas ue

se traducen en grandes cambios hist"ricos. Indagar las causas determinantesde sus +efes Klos llamados grandes hombresK como m"'iles conscientes! de

un modo claro o confuso! en forma directa o ba+o un ropa+e ideol"gico e

incluso di'ini5ado: he auí el ?nico camino ue puede lle'arnos a descubrir

las leyes por las ue se rige la historia en con+unto! al igual ue la de los

distintos períodos y países. <odo lo ue mue'e a los hombres tiene ue pasar

necesariamente por sus cabe5as* pero la forma ue adopte dentro de ellas

depende en mucho de las circunstancias. Los obreros no se han reconciliado!

ni mucho menos! con el mauinismo capitalista! aunue ya no hagan peda5os

las máuinas! como toda'ía en 1()( hicieran en el Cin.

ero mientras ue en todos los períodos anteriores la in'estigaci"n de estas

causas propulsoras de la historia era punto menos ue imposible Kpor lo

comple+a y 'elada ue era la traba5"n de auellas causas con sus efectosK! en



la actualidad! esta traba5"n está ya lo suficientemente simplificada para ue el

enigma pueda descifrarse. esde la implantaci"n de la gran industria! es decir!

por lo menos! desde la pa5 europea de 1(1R! ya para nadie en Inglaterra era un

secreto ue allí la lucha política giraba toda en torno a las pretensiones de

dominaci"n de dos clases: la aristocracia terrateniente landed aristocracyH y la burguesía middle classH. En Francia! se hi5o patente este mismo hecho con el

retorno de los 2orbones* los historiadores del período de la Cestauraci"n [7]!

desde <hierry hasta >ui5ot! ignet y <hiers! lo proclaman constantemente

como el hecho! ue da la cla'e para entender la historia de Francia desde la

Edad edia. % desde 1(7N! en ambos países se reconoce como tercer

beligerante! en la lucha por el oder! a la clase obrera! al proletariado. Las

condiciones se habían simplificado hasta tal punto! ue había ue cerrar

intencionadamente los o+os para no 'er en la lucha de estas tres grandes clasesy en el choue de sus intereses la fuer5a propulsora de la historia moderna! por

lo menos en los dos países más a'an5ados.

ero! 3c"mo habían nacido estas clases4 6i! a primera 'ista! toda'ía era

posible asignar a la gran propiedad del suelo! en otro tiempo feudal! un origen

basado Ka primera 'ista al menosK en causas políticas! en una usurpaci"n

'iolenta! para la burguesía y el proletariado ya no ser'ía esta e#plicaci"n. Eraclaro y palpable ue los orígenes y el desarrollo de estas dos grandes clases

residían en causas puramente econ"micas. % no menos e'idente era ue en las

luchas entre los grandes terratenientes y la burguesía! lo mismo ue en la

lucha de la burguesía con el proletariado! se 'entilaban! en primer t@rmino!

intereses econ"micos! debiendo el oder político ser'ir de mero instrumento

para su reali5aci"n. <anto la burguesía como el proletariado debían su

nacimiento al cambio introducido en las condiciones econ"micas! o más

concretamente! en el modo de producci"n. El tránsito del artesanado gremial a

la manufactura! primero! y luego de @sta a la gran industria! basada en la

aplicaci"n del 'apor y de las máuinas! fue lo ue hi5o ue se desarrollasen

estas dos clases. &l llegar a una determinada fase de desarrollo! las nue'as

fuer5as producti'as puestas en marcha por la burguesía Kprincipalmente! la

di'isi"n del traba+o y la reuni"n de muchos obreros parciales en una

manufactura totalK y las condiciones y necesidades de intercambio



desarrolladas por ellas hici@ronse incompatibles con el r@gimen de producci"n

e#istente! heredado de la historia y consagrado por la ley! es decir! con los

pri'ilegios gremiales y con los innumerables pri'ilegios de otro g@nero!

personales y locales ue eran otras tantas trabas para los estamentos no

pri'ilegiadosH! propios de la sociedad feudal. Las fuer5as producti'asrepresentadas por la burguesía se rebelaron contra el r@gimen de producci"n

representado por los terratenientes feudales y los maestros de los gremios* el

resultado es conocido: las trabas feudales fueron rotas! en Inglaterra poco a

poco! en Francia de golpe* en &lemania toda'ía no se han acabado de romper.

ero! del mismo modo ue la manufactura! al llegar a una determinada fase de

desarrollo! choc" con el r@gimen feudal de producci"n! hoy la gran industria

choca ya con el r@gimen burgu@s de producci"n! ue ha 'enido a sustituir a

au@l. Encadenada por ese orden imperante! cohibida por los estrechos caucesdel modo capitalista de producci"n! hoy la gran industria crea! de una parte!

una proletari5aci"n cada 'e5 mayor de las grandes masas del pueblo! y de otra

parte! una masa creciente de productos ue no encuentran salida.

6uperproducci"n y miseria de las masas Kdos fen"menos! cada uno de los

cuales es! a su 'e5! causa del otroK he auí la absurda contradicci"n en ue

desemboca la gran industria y ue reclama imperiosamente la liberaci"n de las

fuer5as producti'as! mediante un cambio del modo de producci"n.

En la historia moderna! al menos! ueda demostrado! por lo tanto! ue todas la

luchas políticas son luchas de clases y ue todas las luchas de emancipaci"n

de clases! pese a su ine'itable forma política! pues toda lucha de clases es una

lucha política! giran! en ?ltimo t@rmino! en torno a la emancipaci"n

econ"mica. or consiguiente! auí por lo menos! el Estado! el r@gimen

político! es el elemento subalterno! y la sociedad ci'il! el reino de las

relaciones econ"micas! lo principal. La idea tradicional! a la ue tambi@n

egel rindi" culto! 'eía en el Estado el elemento determinante! y en la

sociedad ci'il el elemento condicionado por au@l. % las apariencias hacen

creerlo así. el mismo modo ue todos los impulsos ue rigen la conducta del

hombre indi'idual tienen ue pasar por su cabe5a! con'ertirse en m"'iles de

su 'oluntad! para hacerle obrar! todas las necesidades de la sociedad ci'il K

cualuiera ue sea la clase ue la gobierne en auel momentoK tienen ue



pasar por la 'oluntad del Estado! para cobrar 'igencia general en forma de

leyes. ero @ste es el aspecto formal del problema! ue de suyo se comprende*

lo ue interesa conocer es el contenido de esta 'oluntad puramente formal K

sea la del indi'iduo o la del EstadoK y saber de d"nde pro'iene este

contenido y por u@ es eso precisamtne lo ue se uiere! y no otra cosa. 6i nosdetenemos a indagar esto! 'eremos ue en la historia moderna la 'oluntad del

Estado obedece! en general! a las necesidades 'ariables de la sociedad ci'il! a

la supremacía de tal o cual clase! y! en ?ltima instancia! al desarrollo de las

fuer5as producti'as y de las condiciones de intercambio.

% si a?n en una @poca como la moderna! con sus gigantescos medios de

producci"n y de comunicaciones! el Estado no es un campo independiente!con un desarrollo propio! sino ue su e#istencia y su desarrollo se e#plican! en

?ltima instancia! por las condiciones econ"micas de 'ida de la sociedad! con

tanta mayor ra5"n tenía ue ocurrir esto en todas las @pocas anteriores! en ue

la producci"n de la 'ida material de los hombres no se lle'aba a cabo con

recursos tan abundantes y en ue! por tanto! la necesidad de esta producci"n

debía e+ercer un imperio mucho más considerable toda'ía entre los hombres.

6i a?n hoy! en los tiempos de la gran industria y de los ferrocarriles! el Estado

no es! en general! más ue el refle+o en forma sint@tica de las necesidadesecon"micas de la clase ue gobierna la producci"n! mucho más tu'o ue serlo

en auella @poca! en ue una generaci"n de hombre tenía ue in'ertir una

parte mucho mayor de su 'ida en la satisfacci"n de sus necesidades

materiales! y! por consiguiente! dependía de @stas mucho más de lo ue hoy

nosotros. Las in'estigaciones hist"ricas de @pocas anteriores! cuando se

detienen seriamente en este aspecto! confirman más ue sobradamente esta

conclusi"n* auí! no podemos pararnos! naturalmente! a tratar de esto.

6i el Estado y el ercho p?blico se hallan gobernados por las relaciones

econ"micas! tambi@n lo estará! como es l"gico! el erecho pri'ado! ya ue

@ste se limita! en sustancia! a sancionar las relaciones econ"micas e#istentes

entre los indi'iduos y ue ba+o las circunstacias dadas! son las normales. La

forma ue esto re'iste puede 'ariar considerablemente. uede ocurrir! como



ocurre en Inglaterra! a tono con todo el desarrollo nacional de auel país! ue

se conser'en en gran parte las formas del antiguo erecho feudal!

infundi@ndoles un contenido burgu@s! y hasta asignando directamente un

significado burgu@s al nombre feudal. ero puede tomarse tambi@n como base!

como se hi5o en continente europeo! el primer erecho uni'ersal de unasociedad productora de mercancías! el erecho romano! con su formulaci"n

insuperablemente precisa de todas las relaciones +urídicas esenciales ue

pueden e#istir entre los simples poseedores de mercancías comprador y

'endedor! acreedor y deudor! contratos! obligaciones! etc.H. ara honra y

pro'echo de una sociedad ue es toda'ía peue$oburguesa y semifeudal!

puede reducirse este erecho! sencillamente por la práctica +udicial! a su

propio ni'el erecho general alemánH! o bien! con ayuda de unos +uristas

supuestamente ilustrados y morali5antes! su puede recopilar en un D"digo propio! a+ustado al ni'el de esa sociedad* D"digo ue! en estas condiciones! no

tendrá más remedio ue ser tambi@n malo desde el punto de 'ista +urídico

D"digo nacional prusianoH* y cabe tambi@n ue! despu@s de una gran

re'oluci"n burguesa! se elabore y promulgue! a base de ese mismo erecho

romano! un D"digo de la sociedad burguesa tan clásico como el JD"digo ci'ilJ

[)] franc@s. or tanto! aunue el erecho ci'il se limita a e#presar en forma

+urídica las condiciones econ"micas de 'ida de la sociedad! puede hacerlo bien

o mal! seg?n los casos.

En el Estado toma cuerpo ante nosotros el primer poder ideol"gico sobre los

hombres. La sociedad se crea un "rgano para la defensa de sus intereses

comunes frente a los ataues de dentro y de fuera. Este "rgano es el oder del

Estado. ero! apenas creado! este "rgano se independi5a de la sociedad! tanto

más cuanto más se 'a con'irtiendo en "rgano de una determinada clase y más

directamente impone el dominio de esta clase. La lucha de la clase oprimida

contra la clase dominante asume for5osamente el carácter de una lucha

política! de una lucha dirigida! en primer t@rmino! contra la dominaci"n

política de esta clase* la conciencia de la relaci"n ue guarda esta lucha

política con su base econ"mica se oscurece y puede llegar a desaparecer por

completo. 6i no ocurre así por entero entre los propios beligerantes! ocurre

casi siempre entre los historiadores. e las antiguas fuentes sobre las luchas



planteadas en el seno de la rep?blica romana! s"lo &piano nos dice claramente

cuál era el pleito ue allí se 'entilaba en ?ltima instancia: el de la propiedad

del suelo.

ero el Estado! una 'e5 ue se erige en poder independiente frente a la

sociedad! crea rápidamente una nue'a ideología. En los políticos

profesionales! en los te"ricos del erecho p?blico y en los +uristas ue

culti'an el erecho pri'ado! la conciencia de la relaci"n con los hechos

econ"micos desaparece totalmente. Domo! en cada caso concreto! los hechos

econ"micos tienen ue re'estir la forma de moti'os +urídicos para ser

sancionados en forma de ley y como para ello hay ue tener en cuenta

tambi@n! como es l"gico! todo el sistema +urídico 'igente! se pretende ue laforma +urídica lo sea todo! y el contenido econ"mico nada. El erecho p?blico

y el erecho pri'ado se consideran como dos campos independientes! con su

desarrollo hist"rico propio! campos ue permiten y e#igen por sí mismos una

construcci"n sistemática! mediante la e#tirpaci"n consecuente de todas las

contradicciones internas.

Las ideologías a?n más ele'adas! es decir! las ue se ale+an toda'ía más de la base material! de la base econ"mica! adoptan la forma de filosofía y de

religi"n. &uí! la concatenaci"n de las ideas con sus condiciones materiales de

e#istencia aparece cada 'e5 más embrollada! cada 'e5 más oscurecida por la

interposici"n de eslabones intermedios. ero! no obstante! e#iste. <odo el

período del Cenacimiento! desde mediados del siglo ,-! fue en esencia un

producto de las ciudades y por tanto de la burguesía! y lo mismo cabe decir de

la filosofía! desde entonces renaciente* su contenido no era! en sustancia! más

ue la e#presi"n filos"fica de las ideas correspondientes al proceso de

desarrollo de la peue$a y mediana burguesía hacia la gran burguesía. Esto se

'e con bastante claridad en los ingleses y franceses del siglo pasado! muchos

de los cuales tenían tanto de economistas como de fil"sofos! y tambi@n hemos

podido comprobarlo más arriba en la escuela hegeliana.



etengámonos! sin embargo! un momento en la religi"n! por ser @ste el campo

ue más ale+ado y más desligado parece estar de la 'ida material. La religi"n

naci"! en una @poca muy primiti'a! de las ideas confusas! sel'áticas! ue los

hombres se formaban acerca de su propia naturale5a y de la naturale5a e#terior

ue los rodeaba. ero toda ideología! una 'e5 ue surge! se desarrolla encone#i"n con el material de ideas dado! desarrollándolo y transformándolo a

su 'e5* de otro modo no sería una ideología! es decir! una labor sobre ideas

concebidas como entidades con propia sustanti'idad! con un desarrollo

independiente y sometidas tan s"lo a sus leyes propias. Estos hombres ignoran

for5osamente ue las condiciones materiales de la 'ida del hombre! en cuya

cabe5a se desarrolla este proceso ideol"gico! son las ue determinan! en

?ltima instancia! la marcha de tal proceso! pues si no lo ignorasen! se habría

acabado toda la ideología. or tanto! estas representaciones religiosas primiti'as! comunes casi siempre a todo un grupo de pueblos afines! se

desarrollan! al deshacerse el grupo! de un modo peculiar en cada pueblo!

seg?n las condiciones de 'ida ue le son dadas* y este proceso ha sido puesto

de manifiesto en detalle por la mitología comparada en una serie de grupos de

pueblos! principalmente en el grupo ario el llamado grupo indoPeuropeoH. Los

dioses! moldeados de este modo en cada pueblo! eran dioses nacionales! cuyo

reino no pasaba de las fronteras del territorio ue estaban llamados a proteger!

ya ue del otro lado había otros dioses indiscutibles ue lle'aban la batuta.

Estos dioses s"lo podían seguir 'i'iendo en la mente de los hombres mientras

e#istiese su naci"n! y morían al mismo tiempo ue ella. Este ocaso de las

antiguas nacionalidades lo tra+o el Imperio romano mundial! y no 'amos a

estudiar auí las condiciones econ"micas ue determinaron el origen de @ste.

Daducaron los 'ie+os dioses nacionales! e incluso los romanos! ue habían

sido cortados simplemente por el patr"n de los reducidos hori5ontes de la

ciudad de Coma* la necesidad de complementar el imperio mundial con una

religi"n mundial se re'ela con claridad en los esfuer5os ue se hacían por

le'antar altares e imponer acatamiento! en Coma! +unto a los dioses propios! a

todos los dioses e#tran+eros un poco respetables. ero una nue'a religi"n

mundial no se fabrica así! por decreto imperial. La nue'a religi"n mundial! el

cristianismo! había ido naciendo calladamente! mientras tanto! de una me5cla

de la teología oriental uni'ersali5ada! sobre todo de la +udía! y de la filosofía

griega 'ulgari5ada! principalmente de la estoica. Ou@ aspecto presentaba en



sus orígenes esta religi"n! es lo ue hay ue in'estigar pacientemente! pues su

fa5 oficial! tal como nos la transmite la tradici"n s"lo es la ue se ha

presentado como religi"n del Estado! despu@s de adaptada para este fin por el

Doncilio de 9icea [R]. ero el simple hecho de ue ya a los 8RN a$os de

e#istencia se la erigiese en religi"n del Estado demuestra ue era la religi"nue cuadraba a las circunstancias de los tiempos. En la Edad edia! a medida

ue el feudalismo se desarrollaba! el cristianismo asumía la forma de una

religi"n adecuada a este r@gimen! con su correspondiente +eraruía feudal. % al

aparecer la burguesía! se desarroll" frente al catolicismo feudal la here+ía

protestante! ue tu'o sus orígenes en el 6ur de Francia! con los albigenses [U]!

coincidiendo con el apogeo de las ciudades de auella regi"n. La Edad edia

ane#ion" a la teología! con'irti" en ap@ndices suyos! todas las demás formas

ideol"gicas: la filosofía! la política! la +urisprudencia. Don ello! obligaba atodo mo'imiento social y político a re'estir una forma teol"gica* a los

espíritus de las masas! cebados e#lusi'amente con religi"n! no había más

remedio ue presentarles sus propios intereses 'estidos con ropa+e religioso! si

se uería le'antar una gran tormenta. % como la burguesía! ue crea en las

ciudades desde el primer momento un ap@ndice de plebeyos desposeídos!

+ornaleros y ser'idores de todo g@nero! ue no pertenecían a ning?n estamento

social reconocido y ue eran los precursores del proletariado moderno!

tambi@n la here+ía protestante se desdobla muy pronto en un ala burguesaP

moderada y en otra plebeyaPre'olucionaria! e#ecrada por los mismos here+es

burgueses.

La imposibilidad de e#terminar la here+ía protestante correspondía a la

in'encibilidad de la burguesía en ascenso. Duando esta burguesía era ya lo

bastante fuerte! su lucha con la noble5a feudal! ue hasta entonces había

tenido carácter predominantemente local! comen5" a tomar proporciones

nacionales. La primera acci"n de gran en'ergadura se desarroll" en &lemania:

fue la llamada Ceforma. La burguesía no era lo suficientemente fuerte ni

estaba lo suficientemente desarrollada! para poder unir ba+o su bandera a los

demás estamentos rebeldes: los plebeyos de las ciudades! la noble5a ba+a rural

y los campesinos. rimero fue derrotada la noble5a* los campesinos se al5aron

en una insurrecci"n ue marca el punto culminante de todo este mo'imiento



re'olucionario* las ciudades los de+aron solos! y la re'oluci"n fue estrangulada

por los e+@rcitos de los príncipes feudales! ue se apro'echaron de este modo

de todas las 'enta+as de la 'ictoria. & partir de este momento! &lemania

desaparece por tres siglos del concierto de las naciones ue inter'ienen con

propia personalidad en la historia. ero! al lado del alemán Lutero estaba elfranc@s Dal'ino! uien! con una nitide5 aut@nticamente francesa! hi5o pasar a

primer plano el carácter burgu@s de la Ceforma y republicani5" y democrati5"

la Iglesia. ientras ue la Ceforma luterana se estancaba en &lemania y

arruinaba a este país! la Ceforma cal'inista ser'ía de bandera a los

republicanos de >inebra! de olanda! de Escocia! emancipaba a olanda de

Espa$a y del Imperio alemán [A] y suministraba el ropa+e ideol"gico para el

segundo acto de la re'oluci"n burguesa! ue se desarroll" en Inglaterra. &uí!

el cal'inismo se acredit" como el aut@ntico disfra5 religioso de los intereses dela burguesía de auella @poca! ra5"n por la cual no logr" tampoco su pleno

reconocimiento cuando! en 1U(B! la te'oluci"n se cerr" con el pacto de una

parte de la noble5a con los burgueses [(]. La Iglesia oficial anglicana fue

restaurada de nue'o! pero no ba+o su forma anterior! como una especie de

catolicismo! con el rey por apa! sino fuertemente cal'ini5ada. La antigua

Iglesia del Estado había feste+ado el alegre domingo cat"lico! combatiendo el

aburrido domingo cal'inista* la nue'a! aburguesada! 'ol'i" a introducir @ste!

ue toda'ía hoy adorna a Inglaterra.

En Francia! la minoría cal'inista fue reprimida! catoli5ada o e#pulsada en

1U(R* pero! 3de u@ sir'i" esto4 %a por entonces estaba en plena acti'idad el

librepensador ierre 2ayle! y en 1UB) nacía -oltaire. Las medidas de 'iolencia

de Luis ,I- no sir'ieron más ue para facilitar a la burguesía francesa la

posibilidad de hacer su re'oluci"n ba+o formas irreligiosas y e#clusi'amente

políticas! las ?nicas ue cuadran a la burguesía a'an5ada. En las &sambleas

nacionales ya no se sentaban protestantes! sino librepensadores. Don esto! el

cristianismo entraba en su ?ltima fase. %a no podía ser'ir de ropa+e ideol"gico

para en'ol'er las aspiraciones de una clase progresi'a cualuiera* se fue

con'irtiendo! cada 'e5 más! en patrimonio pri'ati'o de las clases dominantes!

uienes lo emplean como mero instrumento de gobierno para tener a raya a las

clases inferiores. % cada una de las distintas clases utili5a para este fin su



propia y congruente religi"n: los terratenientes aristocráticos! el +esuitismo

cat"lico o la ortodo#ia protestante* los burgueses liberales y radicales! el

racionalismo* siendo indiferente! para estos efectos! ue los se$ores crean o

no! ellos mismos! en sus respecti'as religiones.

-emos pues! ue la religi"n! una 'e5 creada! contiene siempre una materia

tradicional! ya ue la tradici"n es! en todos los campos ideol"gicos! una gran

fuer5a conser'adora. ero los cambios ue se producen en esta materia brotan

de las relaciones de clase! y por tanto de las relaciones econ"micas de los

hombres ue efect?an estos cambios. % auí! basta con lo ue ueda apuntado.

Las anteriores consideraciones no pretenden ser más ue un bosue+o general

de la interpretaci"n mar#ista de la historia* a lo sumo! unos cuantos e+emplos

para ilustrarla. La prueba ha de suministrarse a la lu5 de la misma historia! y

creemos poder afirmar ue esta prueba ha sido ya suministrada

suficientemente en otras obras. ero esta interpretaci"n pone fin a la filosofía

en el campo de la historia! e#actamente lo mismo ue la concepci"n dial@ctica

de la naturale5a hace la filosofía de la naturale5a tan innecesaria como

imposible. &hora! ya no se trata de sacar de la cabe5a las concatenaciones delas cosas! sino de descubrirlas en los mismos hechos. & la filosofía

desahuciada de la naturale5a y de la historia no le ueda más refugio ue el

reino del pensamiento puro! en lo ue a?n ueda en pie de @l: la teoría de las

leyes del mismo proceso de pensar! la l"gica y la dial@ctica.

Y Y Y

Don la re'oluci"n de 1()(! la &lemania ;culta= rompi" con la teoría y abra5"el camino de la práctica. La peue$a industria y la manufactura! basadas en el

traba+o manual! cedieron el puesto a una aut@ntica gran industria* &lemania

'ol'i" a comparecer en el mercado mundial* el nue'o imperio peue$oP

alemán YYY acab"! por lo menos! con los males más agudos ue la profusi"n

de peue$os Estados! los restos del feudalismo y el r@gimen burocrático



ponían como otros tantos obstáculos en este camino de progreso. ero! en la

medida en ue la especulaci"n abandonaba el cuarto de estudio del fil"sofo

para le'antar su templo en la 2olsa! la &lemania culta perdía auel gran

sentido te"rico ue había hecho famosa a &lemania durante la @poca de su

mayor humillaci"n política: el inter@s para la in'estigaci"n puramentecientífica! sin atender a ue los resultados obtenidos fuesen o no aplicables

prácticamente y atentasen o no contra las ordenan5as de la policía. [7BR]

Dierto es ue las Diencias 9aturales oficiales de &lemania! sobre todo en el

campo de las in'estigaciones específicas! se mantu'ieron a la altura de los

tiempos! pero ya la ree'ista norteamericana J6cienceJ obser'aba con ra5"n

ue los progresos decisi'os reali5ados en el campo de las grandes

concatenaciones entre los hechos aislados! su generali5aci"n en forma de

leyes! tienen hoy por sede principal a Inglaterra y no! como antes! a &lemania.% en el campo de las ciencias hist"ricas! incluyendo la filosofía! con la

filosofía clásica ha desaparecido de raí5 auel antiguo espíritu te"rico

indomable! 'iniendo a ocupar su puesto un 'acuo eclecticismo y una

angustiosa preocupaci"n por la carrera y los ingresos! rayana en el más 'ulgar

arribismo. Los representantes oficiales de esta ciencia se han con'ertido en los

ide"logos descarados de la burguesía y del Estado e#istente* y esto! en un

momento en ue ambos son francamente hostiles a la clase obrera.

6"lo en clase obrera perdura sin decaer el sentido te"rico alemán. &uí! no

hay nada ue lo desarraigue* auí! no hay margen para preocupaciones de

arribismo! de lucro! de protecci"n dispensada de lo alto* por el contrario!

cuanto más audaces e intr@pidos son los a'ances de la ciencia! me+or se

armoni5an con los intereses y las aspiraciones de los obreros. La nue'a

tendencia! ue ha descubierto en la historia de la e'oluci"n del traba+o la cla'e

para comprender toda la historia de la sociedad! se dirigi" preferentemente!

desde el primer momento! a la clase obrera y encontr" en ella la acogida ue

ni buscaba ni esperaba en la ciencia oficial. El mo'imiento obrero de

&lemania es el heredero de la filosofía clásica alemana.



Escrito a comien5os de 1((U. 6e publica de acuerdo con el te#to de la edici"n

de 1(((.

ublicado el mismo a$o en la re'ista Jie 9eue QeitJ! 9Z9Z ) y R! y editadoen folleto aparte! en 6tuttgart! en 1(((.

9V<&6

[1] ermitaseme auí un peue$o comentario personal. Tltimamente! se ha

aludido con insistencia a mi participaci"n en esta teoría* no puedo! pues! pormenos de decir auí algunas palabras para poner en claro este punto. Oue

antes y durante los cuarenta a$os de mi colaboraci"n con ar# tu'e una cierta

parte independiente en la fundamentaci"n! y sobre todo en la elaboraci"n de la

teoría! es cosa ue ni yo mismo puedo negar. ero la parte más considerable

de las principales ideas directrices! particularmente en el terreno econ"mico e

hist"rico! y en especial su formulaci"n nítida y definiti'a! corresponden a

ar#. Lo ue yo aport@ Ksi se e#cept?a! todo lo más! dos o tres ramas

especialesK pudo haberlo aportado tambi@n ar# aun sin mí. En cambio! yono hubiera conseguido +amás lo ue ar# alcan5". ar# tenía más talla! 'eía

más le+os! atalayaba más y con mayor rapide5 ue todos nosotros +untos. ar#

era un genio* nosotros! los demás! a lo sumo! hombres de talento. 6in @l la

teoría no sería hoy! ni con mucho! lo ue es. or eso ostenta legítimamente su

nombre. 9. del &utorH

[8] -@ase Jas Wessen der menschlichen Gopfarbeit! 'on einem

andarbeiterJ! amburg! eissner JLa naturale5a del traba+o intelectual del

hombre! e#puesta por un obrero manualJ! ed. eissner! amburgoH.



[7] Cestauraci"n: período del segundo reinado de los 2orbones en Francia en

1(1)P1(7N.

[)] &uí y en adelante! Engels no entiende por JD"digo de 9apole"nJ?nicamente el JDode ci'ilJ D"digo ci'ilH de 9apole"n adoptado en 1(N) y

conocido con este nombre! sino! en el sentido lato de la palabra! todo el

sistema del erecho burgu@s! representado por los cinco c"digos ci'il! ci'ilP

procesal! comercial! penal y penalPprocesalH adoptados ba+o 9apole"n I en los

a$os de 1(N) a 1(1N. ichos c"digos fueron implantados en las regiones de

&lemania Vccidental y 6udoccidental conuistadas por la Francia de

9apole"n y siguieron en 'igor en la pro'incia del Cin incluso despu@s de la

ane#i"n de @sta a rusia en 1(1R.

[R] Doncilio de 9icea: el primer concilio ecum@nico de los obispos de la

Iglesia cristiana del Imperio romano! con'ocado en el a$o 78R por el

emperador Donstantino I en la ciudad de 9icea &sia enorH. El concilio

determin" el símbolo de la fe obligatorio para todos los cristianos.P

[U] &lbigenses de la ciudad de &lbiH: miembros de una secta religiosa

dilundida en los siglos ,IIP,III en las ciudades del 6ur de Francia y del 9orte

de Italia. 6e pronunciaban contra las suntuosas ceremonias cat"licas y la

+eraruía eclesiástica y e#presaban en forma religiosa la protesta de la

poblaci"n artesana y comercial de las ciudades contra el feudalismo.

[A] En el período de 1)AA a 1RRR! olanda formaba parte del 6acro Imperio

Comano >ermánico '@ase la nota 1A(H! 'i@ndose despu@s de la di'isi"n de

@ste ba+o la dominaci"n de Espa$a. acia fines de la re'oluci"n burguesa del

siglo ,-I! olanda se liber" de la dominaci"n espa$ola y se constituy" en

rep?blica burguesa independiente.P



[(] 6e alude a la ;re'oluci"n gloriosa= en Inglaterra.

[B] <@rmino con ue se designaba el imperio alemán sin &ustriaH fundado en

1(A1 ba+o la hegemonía de rusia 9. de la Edit.H

Fin Del Filosofía Alemana Clásica

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