FINALES DE - Bibliopsi · ventana. ejemplo simple que elijo porque hace eco a una observación ......

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Colette Soler FINALES DE ANALISIS FUENTES Fines del análisis. Historia y teoría, seminario dictado en Gucnos Aires. en 1986, en el marco de la F. C. f.: Los. fines propios del acto analitico, Acres de la Eco/e de la Cause Jreudienne, Nq XIL FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Primera conferencia Elegi hablar sobre el tema del fin de análisis. Me doy cuenta de que es un tema en ei que la apuesta es muy fuerte, creo que cada uno !o percibe, tanto del lado de Jos analistas como del de los analizan tes. La apuesta es muy fuerte porque Io que está en juego en esta cuestión es el anaHsta misrÍlo, ya que, ustedes lo saben, la tesis de Lacan es que sin analista no hay psicoanálisis; es como cuando se dice que sin Pelonía ... no hay polacos. es un chiste. Uno puede decirlo tarnbién para el analista y el psicoanálisis, aunque esto deba rrxatizarse. La tesis fundamental de Lacan es entonces que el fin de análisis produce al analista. es una mutaciQn que hace de un sujeto un analista virtuaI. no necesariamente operante. Noten que es una tesls Unica en el moVimiento analltiCo. Claro que ante-s de Lacan algunos analistas --el primero. si no me equtvoco, es Ferenczl-han dicho que el psicoanalista debe llegar hasta ei fin de su anó.lisis, pero. ruel.1 de La can, ninguno dijo jamás que el fin del anó.lisis produce al analista. No es lo mismo decir que el analista debe llegar hasta el fin de su analisis que decir que el que llega al fin es psicoanaiista. Vean bien la diferencia de las dos tesis. Para hablar del fin de an<11lsis tenemos muchos vocablos. En francés poden1os hablar del térrnino, de la salida. de la solución. íncluso del acabamiento del aná.lisís. Los vocablos ténníno. salida. solución. remiten a un estado de hecho, y se distinguen de la pabbra fin. El fin del psicoanéJisis es un término qtie tiene la ventaja de ser equivoco, es decir de designar a la vez un rnornento y una finalidad

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Colette Soler

FINALES

DE

ANALISIS

FUENTES Fines del análisis. Historia y teoría, seminario dictado en Gucnos Aires. en

1986, en el marco de la F. C. f.: Los. fines propios del acto analitico, Acres de

la Eco/e de la Cause Jreudienne, Nq XIL

FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Primera conferencia

Elegi hablar sobre el tema del fin de análisis. Me doy cuenta de que es un tema en ei que la apuesta es muy fuerte, creo que cada uno !o percibe, tanto del lado de Jos analistas como del de los analizan tes. La apuesta es muy fuerte porque Io que está en juego en esta cuestión es el anaHsta misrÍlo, ya que, ustedes lo saben, la tesis de Lacan es que sin analista no hay psicoanálisis; es como cuando se dice que sin Pelonía ... no hay polacos. es un chiste. Uno puede decirlo tarnbién para el analista y el psicoanálisis, aunque esto deba rrxatizarse.

La tesis fundamental de Lacan es entonces que el fin de análisis produce al analista. es una mutaciQn que hace de un sujeto un analista virtuaI. no necesariamente operante. Noten que es una tesls Unica en el moVimiento analltiCo. Claro que ante-s de Lacan algunos analistas --el primero. si no me equtvoco, es Ferenczl-han dicho que el psicoanalista debe llegar hasta ei fin de su anó.lisis, pero. ruel.1 de La can, ninguno dijo jamás que el fin del anó.lisis produce al analista. No es lo mismo decir que el analista debe llegar hasta el fin de su analisis que decir que el que llega al fin es psicoanaiista. Vean bien la diferencia de las dos tesis.

Para hablar del fin de an<11lsis tenemos muchos vocablos. En francés poden1os hablar del térrnino, de la salida. de la solución. íncluso del acabamiento del aná.lisís. Los vocablos ténníno. salida. solución. remiten a un estado de hecho, y se distinguen de la pabbra fin. El fin del psicoanéJisis es un término qtie tiene la ventaja de ser equivoco, es decir de designar a la vez un rnornento y una finalidad

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eventual. Entre termino y fin hay la misma diforencia que entre el hecho y el derecho. Para decirlo de otro modo: en un caso uno se pregunta ¿cómo termina el psicoanálisis?, y en el otro ¿cómo debe terminar? Son preguntas muy diferentes. ¿Cuál es el fin exigible?

Les hago notar que es de hecho que la pregunta se plantea así: es en los hechos que el analizante viene a preguntarse: ¿He terminado verdaderamente? Sucede a veces que no se contenta con haber terminado, que se pregunta si es el verdadero fin, y para responderle. aun si su respuesta es el silencio, el analista debe saber cuál es el fin exigible.

En esta pregunta por el fin del análisis hay entonces una intricación entre una pregunta de hecho que uno puede decir que se formula en términos cercanos a las preguntas que se plantearía la ciencia: ¿cómo funciona?, ¿cómo cae una piedra?, ¿cómo gira Ia tierra? Son pregun­tas de la ciencia planteadas a los hechos sobre cómo se regulan. Para el psicoanálisis es otra cosa. Uno no puede contentarse, acerca de cómo termina, con la pregunta porlos hechos, y uno pasa necesaria­mente a la pregunta acerca de un fin legitimo, acerca de un fin verdadero, para tomar términos diferentes.

Dícl10 asl, surge la idea de una norma que no sería solarnenle lo real, sino que .. sería un~ norma ética. Desde. eLrnomento en que se habla de ética, lo que está supuesto es un margen de indeterminación; se lo siente de inmediato si uno nota que no hay ética de la piedra que cae: por el contrario, hay una ética de aquel que puede tirarse por la ventana. ejemplo simple que elijo porque hace eco a una observación de Freud que encuentro muy sorprendente y que dice: "en el fondo el único deber es soportar Ja vida". Es verdad que, en el fondo. en toda pregunta etica está esto: ¿se debe soportar la vicla? y ¿córno'?

Si uno se interroga entonces sobre lo que debe ser el D.n del análisis, evoca necesariamente un orden de obligaciones que no dependen de la necesidad, y eso es la ética: una ob1ígació11 qt1e no depende de lo necesario. I)or eso hay éticas en plural, no una sola, porque está implicacla una elección, al menos una orientación. 'foda la cuestión radica en saber en relación a _qué. La respuesta de Lacar1, que les recuerdo al pasar .. es que la ética consiste en orientarse en relación a lo real. el cual no permite la elección.

Así, 11osotros no nos co11tentarernos con clecir. por ejemplo, que el psicoanálisis no tern1ina con la identificación al analista. Ven que tomo un ejemplo que el mismo Lacan ha desarrollado con respecto a cierta doctrina del fln de análisis. El no se contenta con decir que el

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psicoanálisis no termina por una identificación con el analista; su tesis es qt1e no debe terminar con una identificación al analista, lo que implica que puede terminar con una identificación al analista. Debe­mos preguntamos en nombre de qué criticar este fin. Dicho de otro modo. y ésta es la primera pregunta de este trabajo. ¿dónde encontrar la norma que fija el fin de análisis?. ya que hace falta una norma puesto que hay varios fines posibles.

Antes de avanzar en este sentido quiero aportar una precisión. La pregunta por el fin del análisis puede abordarse desde una doble faz. Uno puede abordarla desde el plano práctico y desde e! plano clínico. El prtrriero consiste en interrogarse sobre la secuencia tenninal del psícoanáJ!sis, sobre un momento de la transferencia: aquél en que la relación de transferencia se deshace. yen tratar de precisar cuál es la operación que interviene en ese momento. Esta es la pregunta práctica. Hay otra pregunta que, por supuesto, está relacionada con esta. pero que no es la misma: es una pregunta clínica. Consiste en interrogarse por la diferencia entre el sujeto tal como es a la er1trada. y a la salida. Dicho de otra manera, cuál es la diferencia entre el su je to a tratar --es una expresión que L'3.can ernplea- y el sujeto tratado. Para decirlo aun de otro modo, cuál es la diferencia entre el sujeto deterrninado por Io que, ,para ír ~ápido, llamaremos la neurosís. y el sujeto a la salida. que Lacan llama lo incurable, no sin un toque de ironía. Sin embargo es serio, no es un chiste.

El vocablo que corresponde a Ja primera pregunta. a Ja pregunta práctica, es término del análisis. En Ja doctrina psicoanalítica existen descripciones para decirnos cual es la secuencia de salida. Un autor que se ha dedicado en particular a esto es Balint, de quien les hablare una de estas noches.

En lo que respecta a la pregur1ta clinica. el término que conviene inejor es salida [sortiel, desenlace fissue] o solución, a saber: salida o solución de la neurosis.

Ahora bien. sobre estos dos planos tenemos tesis que ya están alli. No voy a hacer semblante de redesct1brirlas, supongo que ustedes las conocen< Simplemente puedo ordenarlas.

En la historia del psicoanálisis tenemos toda una serie de doctrinas que nos dicen cómo designan lo que se encuentra a la entrada, cón10 designan lo que se encuentra a la salida -hablando clínican1ente-y que nos dicen la operación final de transformación.

En primer lugar tenemos Ja leona de Ja ego·psycholocJY a la que Lacan ha apuntado particularmente. ¿Que es lo que ellos consideran

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que tenemos a la entrada? .Por supuesto todos están de acuerdo en decir que lo que está a la entrada es la neurosis, el síntoma. Aquí yo puedo hacer un paréntesis, digo que es la neurosis, pero ¿por qué no la perversión o la psicosis, ya que, efectivamente, el analista puede recibir ambas? Creo de todos modos que, en conjunto, se trata de la neurosis. Por el momento dejo de lado la psicosis, y creo que en el psicoanálisis uno prácticamente no ve perversos; lo que uno ve, lo que uno escucha· más bien. es su neurosis. Uno trata Slt neurosis, no su perversión, porque la perversión se fabrica de modo tal que no se correlaciona con el sujeto supuesto al saber; es entonces en tanto neuróticos que uno acoge eventualmente a sujetos que, por otra parte, pueden remitir a la perversión. Podríamos discutir esto, pero propon­go que pongan1os la neurosis a la entrada.

Para la ego-psychology, ¿qué es la neurosis? ¿qué la identiJlca? Finalmente, un yo débil. Uno podria decir, con más precisión. un conflicto, ya que ellos se apoyan en la noción freudiana de conflicto, pero lo que es determinante para hacer del conflicto neurosis, es un yo débil. ¿Qué es lo que ellos colocan necesariamente a la salida? Un yo más fuerte. Es tan simple corr10 eso. ¿Cuál es la operación de transformación? Me parece, para resumir de una manera verdadera­mente concisa, qt1e se trata de una identificación. Se refuerza aJ yo por el sesgo de una identificación; es una vla posible, por aira parte.

¿Cómo ubicariarnos a los kleinianos? Podría dejar que sean ustedes quienes lo hagan. Tengo algunas dudas al respecto, pero en lln. yo di1ia que ellos colocan a la entrada el divaje, el sujeto clivado. y a Ja salida colocan un sujeto, digamos, reunificado, o en todo caso un clivaje en parte corr1pensado. lo que implica una operación de integra­ción, que es. por lo demás, un ténnino que se emplea ..

Si tornamos ahora las ieo.rias del sel}: eSpecialmente Winnicott -porque es de todos modos el más interesante- ¿qué es para ellos la neurosis? En el fondo, para él, es el dominio de lo que llama falso self. Uno podría preguntarse cómo traducir en nuestros términos, es decir en los de La can. ese t3Jso seij: pero no es rni objetivo ahora. Falso self a la entrada, y a la salida un verdadero self reencontrado, no producido sino reencontrado, lo que quiere decir que la operación en juego. siguiendo a Winnicott. es una operación de revelación, una operación de alumbramiento. En un sentido se podría decir que estos autores tienen una mayor afinidad con la orientación lacaniana. ya que la revelación es una operación que concierne a la verdad.

Vayamos ahora a Lacan. A la entrada tenemos al sujeto dividido, y

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a la salida ... sigue estando divldido. Ese es el problema, que tenemos una división a la entrada que sigue estando allí a la salida. Hay que sitttar. entonces, una mutación que no hace desaparecer la división del sujeto, que la trata sin reducirla. ·

¿Qué término retener para situar el producto de salida, lo que llamé irreverentemente el producto clinlco de la salida? Digamos; es un sujeto destituido, no quiero decir un objeto, sino un sujeto destitt1ido que puede ser analista, y que dada la ocasión Lacan llama un incurable. Retomaré este punto. ¿Cuál es entonces la operación? Es una operación que Lacan mismo califica de destitución.

Uno podría preguntarse cómo situar a Freud en este panorama suscinto. Lo dejo de lado por el momento para preguntarme, en estas diferentes doctrinas, cómo se sitúa la ganancia, lo que uno gana en 1..1n

psicoanálisis, a qué precio se hace un psicoanálisis, en dinero, en tiempo, en inversión subjetiva. Si uno hace un psicoanálisis es. después de todo, porque espera un beneficio, entonces, ¿cómo se sitúa, en la historia del psicoanálisis, el benefici.o, lo que uno va a ganar. lo que uno pagó?

Está claro que en la ego-psycho1ogy el beneficio es de dominio, de control. Por eso uno podria entretenerse en desaiTollar cómo la ego· psychology, sin saberlo. se encuentra, en cierto tnodo·. con la moral de Descartes. ·No con el sujeto cartesiano del cogito, sino con la moral ca1iesiana, en un punto muy preciso: la definición por Descartes de la virtud suprema que él llama la generosidad, que no hay que tomar en el sentido en que uno emplea ahora el termino generosidad. Actualmente el término generosidad significa más bien una propen­sión al don. En Descartes la generosidad es algo así como lo que él llama la firme resolución de ser amo de rní mismo y de mis acciones -estoy citando de memoria-y de usar correctamente este dominio.

En Melanie Klein, aun cuando hap que matizarlo mucho, me parece que l1ay de todos modos una ganancia de unidad con respecto al clivaje que, según ella, es la neurosis.

En Winnicott, ¿que es lo que se gana? Al pasar del falso self al self verdadero se gana en autenticidad. digámoslo en estos térrnlnos: uno gana una Vida o como dicen a veces los analizantes: uno es uno n1isn10, o uno cree ser uno, o uno está en lo que uno hace, o uno no es ta en el como si, en la distancia, en la separación.

¿Y en Lacan, cuál es la ganancia? ... ¡si puede decirse que se trata de una ganancia! Retomaré esta pregunta en detalle, pero para avanzar, digamos que hay una ganancia que concierne a la posición

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del sujeto. en todo caso. una transformación que concierne a la posición del sujeto. Pero esto no es todo. Hay una ganancia a nivel del saber. y en ese sentido. Lacan, en esta serie. está completamente aparte.

He armado esta serie. este panorama. para indicar de entrada que no hay una teoria del fin del análisis-en consecuencia nos hace falta saber cómo decidir en todo ester- y para llegar. además. a esta pregunta: ¿quién tiene razón? ¿Acaso va uno a deteners~ en una posición eclectica, a saber: a cada uno su teoria, y cada uno tomará aquella que le parezca más cómoda? .

Lo que complica aun más las cosas es que en Lacan mismo hay varias doctrinas delfin del análisis. no hay sólo una. y además, no sólo son varias. sino que en ciertos plintos se separan.

Lo que yoquerriamostrarles es que, metodológicamente hablando. Lacan no aborda para nada el problema como los otros.

Para situar su ubicación, haré una observación sobre su posición en la historia del psicoanálisis, -pero para esto es necesario que previamente haga algunas consideraciones sobre cón10 escribir la historia del psicoanálisis.

Me lleva a esto la aparición. en Francia. del segundo tomo de una historia del psicoanálisis, Ustedes deben conocer el primero: éste se detenía en un tiempo que no es el nuestro en la historia del psicoana­lisis. El segundo tomo se detiene hoy en día, es decir que trata la historia de Ja salida de Lacan de la Internacional. trata la historia de Ja S.F.P. (Société Fran<;:aise de Psychanalyse), la historia de Ja École Freudienney finalmente la historia de la disolución y de la École de la Ca~se Freudienne. Es pues un Hbro que nos concierne de cerca. está hecho para eso. Este libro, escrito por Elizabeth Rouclinesco. y que segurarnente_ va a ser traducíclo, me ha puesto a reflexionar sobre cómo decir algo justo en n1ateria de historia del psicoanálisis, ya que no sólo hay un problema general con la ciencia histórica -hay dificultades propias cuando se trata de escribir la historia de las sociedades, la hisloria en general-· sino que este problema se redobla con el psicoanalisls. ¿Por qué'? Porque el psicoanálisis, hablando con propiedad. es una práctica sin documentos: no hay documentos del acto analítico. En este senlido, el acto puede tener efectos, pero se olvida de sí n1ismo.

Fallos entonces de documentos, ¿a qué santo van a encomendar­se aqt1ellos que quieren escribir la historia del psicoanálisis? Van a sacar provecho de documentos periféricos. Llamo periférico a todo lo

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que uno puede obtener. por ejemplo, de las correspondencias. las cartas que los psicoanalistas se escriben o escriben a otras personas. de los testimonios. y ¡hay que ver lo que son los testimonios!, de Jos documentos institucionales. de los archivos de las sociedades psico­analíticas ... todo esto, en suma, es periférico con respecto a lo que está en juego en una cura analítica. Se trata de esto o se trata de hacer una historia de las doctrinas. No es tan fácil hacer la epistemología de las doctrinas psicoanalíticas. empero es una tarea a realízar.

Habrán adivinado que el libro del que les hablo no me gusta. Sin embargo, tiene méritos. Representa mucho trabajo-es muy grueso-. representa mucha información, representa una pasión puesta alH dentro. Hay incluso un esfuerzo hecho por no ser demasiado desho­nesto, manifiestamente se trata de una persona que intenta ser lo que ella piensa que es ser honesto. Es entonces un libro que no carece de cualidades, que tarnpoco carece de alcance, pero que cree en los testimonios. Los testimonios. ustedes lo saben, pueden llegar hasta el chisrne; ella no cae para nada er1 eso. en ese sentido no carece de cierta dignidad; no va a buscar la verdad hasta las alcobas. la busca sim plernente en los "'se dice"'. Es una posicíó11 histérica, ¿no es cierto?. No se trata de un agra\tio, es la ide_a histérica -justa por otra parte­de que la verdad es privada. El sujeto histérico tiene un cierto gusto por la verdad. es su mérito. y tiene tan1bién la convicclón de que esta verdad es profundan1ente particular. propia de cada uno. Dónde encontrarla, entonces. sino en lo que cada uno dice. e intentara través de esto hacer un "palchwork .. donde uno se in1agina que de esas pequeñas verdades acumuladas va a surgir una verdad mayor.

E\'identen1ente, cuando se trata de hab1arde Lacan, este rnétodo es una catástrofe, porque hace primar la persona sobre la enseñanza. es decir que de 25 ai':los de seminarios proseguidos constante1nente, sean cuales fueran las peripecias de la v:idayde Jahlstorja, sean cuales fueran las catáslrofes ir1stitucionales, de sus 25 años de seminarios. de sus escritos. no digo que no queda nada. porqlte en este libro se habla un poco de eso, pero sí que toma una proporción relativa1nente rr1enos irnportante que la persona de Lacan. que saber si era confiable. si su deseo profundo era agradar ... Hay en. esto un abordaje falseado de la cuestión. Dicho esto, estas pequeüas observacíones rápidas no niegan que seria una tarea muy dificil saber cómo escribir esto, si uno tuviera que hacerlo en su lugar.

De todos modos querría decir algunas palabras sobre la posíción de Lacan en la historia del psicoanálisis. El no inventó el psicoanálisis.

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llega al psicoanálisis en un momento en que éste es ya una práctica segura de sí, que tiene sus éxitos terapéuticos, seguros sus límites, sus topes; además su impensable. que perrnanece impensado.

Para ubicamos, recordemos la fecha de la tesis de Lacan: su tesis de medicina es de 1932, eso les indica que su entrada a la práctica analítica se produce bastante más tarde. ya casi sobre los años cua­renta. ¿Cuál es su posición de entrada? De entrada él piensa que el psicoanálisis no es lo que debiera ser. Esa es la posición que yo calificaré de contra, contra lo que fue elaborado en e! psicoanálisis por los posfreudianos. Pero eso no es todo. De entrada él considera también que debe ser repensado. que hay que dar cuenta científica­mente -no hay otra manera de hacerlo-- de los hechos acumulados por esta experiencia que son. para esta época, considerables. Y piensa que el psicoanálisis debe ser completado. y esto es lo que él mismo ha titulado con una bella expresión: la continuación invertida del proyec­to freudiano. Más sencillamente. el movimiento de la enseñama de Freud lo condujo hasta lo que de11ne en su elaboración de la pulsión de muerte: la culpa fundamental es la de la pulsión de muerte que habita lo humano. Lacan parte de esta pulsión de muerte; Ja culpa es el punto de apoyo que toma en el caso Aimée antes de llegar al psicoanálisis, Es una continuación a la inversa porque ya no se trata de des'cubrir que hay una pulsión de muerte, sino de preguntarse cómo. existiendo ésta. puede establecerse el principio del placer. Dicho de otro modo, ¿,cómo no estamos más enfermos, más deterio~ rados por el goce mortí!ero? La pregunta está completamente inverti­da en relación al movüniento de elaboración de Freud.

Dicíendo esto, intento hacer valer que Lacan no se ubicó co1no tino rn<is en la historia del psicoanálisís. El se colocó incluso en tina posición de distancia, en la posición de tener que situar lo que se había producido, sistematizado. desde Freud.

Evidentemente, uno puede glosar sobre cuáles eran Ias aspiracioH nes subjetívasque lo condujeron a tornar esta posición-hago alusión al libro de hace un momento--. uno puede glosar y decir que estaba animado por un especial gusto por la gloria. incluso por la seducción -son tesis que uno encuentra en ese libro--. Si, y por otra parte ¿por qué no? Eso no tiene ningún interés ... ¡hay tanta gente en el mundo animada por ese tipo de aspiraciones! La única pregunta es saber cómo llegó a cumplir su ambición. es decir cómo llegó, llegando tan tarde al psicoanálisis, a una posición que hace de él no "tu10 er1tre otros ... sino casi un ""al n1enos uno".

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Y bien, este recorrido ha consistido en lomar los problemas por su fundamento. Pero. ¿qué quiere decir esto?, es decir, ¿adónde fue Lacan a buscar esos fundamentos que le permitieron repensar el conjunto del campo? Esos fundamentos los encuentra en las implica­ciones del dispositivo analitico, yesle dispositivo es simple, es la dupla asociación libre-interpretación.

¿Qué justifica esta prevalencia dada al dispositivo? Lo que Ja justifica es que hay un éxito del psicoanálisis, es decir que hay logros terapéuticos; eso nos asegura. y eso le aseguró de entrada a Lacan. que hay un real en juego en este dispositivo. Por eso no hay que hablar con demasiado desprecio de ios logros terapéuticos. porque, por empezar, no hay psicoanálisis sin éxito terapeutíco. que aunque parcial es ciertamente necesarto, y porque si no hubiera efecto terapéutico, eficiencia terapéutica. no quedaria. después de todo. nada del psicoanálisis. no quedaría nada para asegurarnos de que todo ese bla-bla está conectado con algo real. Es por eso que Lacan puede decir que lo importante no es el descubrimiento del inconscien­te par Freud, que lo importante es la invención del dispositivo. la invención de un dispositivo qt1e alcanza a lo real.

Se darán cuenta de que es un recorrido que u1io pued·e calificar a la vez de científico y de lógicd, un recorrido que implica que uno no se orienta por los ideales·, sino por lo real de la estructura. Esto está presente en Lacan desde el cornienzo, desde "Función y campo de la palabra y del lenguaje". La inspiración. el eje del texto es finalmente muy sólido: Lacan habla de ese hecho m.asivo que es que en un psicoanálisis uno hace una sola cosa, uno habla. Sea asoci<-lCíón libre, sea interpretación, es todo lo que uno hace allí, de ahí que la pregL1nta que uno podria formtilar, que ·uno podría sorprenderse de que no hubiera sido planteada antes, es ¿qué es hablar?. interrogación sobre el instrumento rnismo que va a conducirlo naturaln1ente, en un primer tiempo, a situar toda la operación analítica, pero especialrnen­te su fin, en relación a ia estructura de la palabra. Dicho de otro rnodo. es t1n recorrido que de una manera absolutamente decisiva deja en la estocada toda referencia ideal. No lo logra necesariamente sien1pre. pero in tenla hacerlo y eso lo distingue completamente de aquellos a qtüenes evocaba hace un momento. de la ego-psychology, inclt1so del kleirlismo y de Winnicott. los que, en el fondo, se ven obligados a definir la operación analítica_ en relación a un ideal: donür1io. auten­ticidad, integración.

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Este recorrido, que consiste en proceder despejando las implica­ciones del instrumento que uno utiliza en la cura, es el recorrido de Lacan. Uno puede sorprenderse y consídernr que hay un contraste, una paradoja en abordar de este modo una experiencia que esta enteramente situada en el registro de lo patético. en el registro del sufrimiento. Abordar por la lógica una experiencia en la que se trata el sufrimiento, en la que uno podria decir que se opera sobre la pasta del sufrimiento, puede parecer sorprendente, incluso puede ser cri­ticado. De hecho fue criticado en un coloquio que tuvo lugar reciente­rnente en Londres, donde nosotros fuimos invitados por algunos ingleses que comienzan a tI1teresarse en ta enseñanza de Lacan. Hu­bo alli un intercambio verdaderame11te interesante .. Y entre la asis­tencia se encontraban algunas personas que objetaban lo que se de­cía con algo de este tipo: ¿y el sufrimiento del paciente, qué hacen us­tedes con eso? Es verdaderame11te una posición que puede parecer de fascinación por el sufrimiento, sin ernbargo es cierto que este su­frimiento está por todos lados. Está a !a entrada, porque aquél que den1anda l.lD psicoanálisis es alt::,:ruien que sufre, dice Lacan. Está a lo largo de todo el psicoanálisis bajo formas más o menos acentuadas -no 11ay que exagerar- en lo que Ha1no Ia pasión de transierencía, en el doble sentido de estar apasionado y de padecer, de sufrir, de so­portar. Este soportar está también del lado del analista. a quien no se lo reputa de sufrir en la experier1cia, pero ... en fin, el soporta la transferer1cia. Este pathos tambiCn está a la salida, ya que la descrip­ción de este 1nomento para rr1t1chos ana.listas está con.notado por un afecto particular que es el duelo. El sufrimiento entonces está por do­quier al ptu1to que uno podría decir que el psicoar1á1isis es un S.0.S. de sufrin1iento, y una ve:¿ que h3y t1n S.0.S. de sufrimiento muchos puede11 resonderle, es un hecho. No se Lrata de que Laca11 no torne en cuenta el sufrimiento, lo torr1a mL1y en cuenta: digan1os más bien que lo inl.erroga sobre su sentido y que dice S.O.S. de suüimieni.o íSOS sou/]rance] hablando de urgencia subjeliva. Se dan cuenta del desli­zanüento. Urgencia subjetiva quiere decir que el sentido del suíl:imien­to --hago u11 juego de palabras-··-· es que hay tu1 Slljeto en suspenso !en soqffranceJ, en gestación. Can1bia todo decir "sujeto en suspenso" [en soqjfrar1cel que decir "S.O.S. de st1frínüento" [S.O.S< soqffrancej."'

¿Cual es Ja articutación eI1tre estas dos ex·presiones? ¿Qué es lo que

"'Juego con el doble sentido de souffrwtce (sufrimiento) que se aplica como locución ~en soulfrance~ para significar algo contenido, que espera, aplicado espc-cialn1cntc a !a correspondencia. [N. de T.J

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permite afirmar la tesis de Lacan? Lo que permite afirmar la tesis de Lacan es siempre lo mismo: que este sufrimiento se trata por la palabra. por la palabra que representa a un sujeto.

Creo haber insistido suficier1te1nente sobre la posición epistémica de Lacan, posición ética y epistémica a la vez. que consiste en encontrar su apoyo en las implicaciones de la estructura. y quisiera mostrarles que a medida que fue elaborando la estructura. propuso fórmulas diferentes de lo que es el fin del análisis. Destaco, sin embargo. que en esta empresa está del mismo lado que Freud" Freud tampoco recun·ió jamás a los ideales para definir algo de la operación analítica. Por ejemplo -y es una de sus fórmulas-, que definiera lo que uno apunta a obtener en un psicoanálisis co_mo levantar la represión, levantar la represión con el limite que es la represión ortmarta. toda esta problemática se refiere estrictamente a lo que ~osotros llainamos la estructura, y excluye en cualquier caso la referencia a algún ideal. Del mismo modo, si uno toma en el otro extremo el levantamiento imposible de la castración que nos ciescril)e como fin del análisis, el leva11tamiento imposible de la castración y la manera como el sujeto responde a ello, aquí tampoco uno ve nada que evocaría una norma que el sujeto debiera satisfacer. Es decir que él se sujeta rigurosamente a lo. qt1e uno puede llamar los hechos de experier1cia, al reglslro de lo que es in1posible de evitar en la e..-xperien­cia. Freud no emplea el término estructura. pero nosotros podemos utilizarlo en su lugar en la medida en que aquello en lo que el desemboca es exactarnente esto: lo irnposible de evitar.

Pasemos a Lacan. Quisiera evocar tres de sus formulaciones del fin del análisis -no voy a desarrollar.las. pienso que ustedes las cono­cen-. Son definiciones ciel fl11 correlacionadas co11 las etapas de la elaboración estructural. Señ.alo de entrada que esto no se inicia en los con1ienzos, están todos los textos que Lacan mismo J1a clasificado en sus E:scrilos títulándoios "De nuestros ar1tecedentes"', que son, preci­samente. textos que preceden a "Función y carnpo de la palabra y dei lenguaje", donde Lacan aporta elaboraciones que no se apoyan en la consideración del dispositivo. Toda su elaboración del estadio del espejo, de la agrestvidad imaginaria, esclarece. por cierto, los hechos del psicoaná.lisis, pero la construye sirviéndose de datos y de autores qt1e son exteriores al carnpo analítico. Es en ~Función y campo ... " que cornienza verdaderameI1te a encontraren el dispositivo el fundar11ento

que busca. Tomo solamente los Escritos. Hay allí tres definiciones del fin del

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análisis, algunas reiteradas en varios textos. Está la definición de "Función y campo ... ", está la definición que uno encuentra al final de "La dirección de la cura" -que es la definición en relación al significante del falo-. y después está la definición que se encuentra en el texto sobre el informe de Daniel Lagache, que ya es otra cosa y que anuncia muy claramente las elaboraciones ulteriores. y en particular las de la Proposición del 67.

Quisiera leerles Ja definición del fin del análisis que se encuentra en "Función y campo de la palabra y del lenguaje", porque ustedes podrian encontrar que objeta lo que yo acabo de decirles. He aquí la definición, acaba de hablar de la dialéctica intersubjetiva, y dice: " ... Ja dialéctica no es indiVidual y que la cuestión de la terminación del análisis es la del momento en que la satisfacción del sujeto encuentra cómo realizarse en la satisfacción de cada uno ... " [Escritos. pág. 309j. Evidentemente. esto se parece mucho a una idealización. El momento en que la satisfacción del sujeto se realiza en Ja satisfacción de cada uno, .. por cierto que no puede decirse que no haya aqui un toque de ideat sin embargo. ¿qué es lo que matiza este trazo de idealización? Es que esta definición está. a pesar de todo. sostenida completamente por una elaboración de la estructura de la palabra. Es un fin del análisis donde la apuesta es el reconocimiento del deseo en lo que se juega de intersubjetividad en la palabra.

Es el texto de "Variantes de la cura tipo" el que dala estructura que Lacan moviliza en estas afirmaciones, esa estructura donde intenta responder a Ja pregunta: ¿qué quiere decir hablar> Habría que desan·oilaresto en exte'nso. pero retengamos una de sus fórmulas: ~en la palabra, uno se remite al otro para volverse idéntico a sí mismo". Hay· un grafo que corresponde a esta frase.

~ódi¡;o w A

Marqué de un lado al sujeto. y enfrente al Otro: el uno se remite al Otro. el uno es el que habla. y represento con una flecha el movimiento ele su palabra dirigida hacia el Otro. Represento con otra flecha en sentido inverso, que va del Otro al sujeto, el moVimiento por el cual hace falta la res pues la del Otro para que el mensaje del uno sea hecho verdad. digámoslo así. Es el Otro quien devolverá ei mensaje por el hecho ele recibirlo. Esta estructura es también la del grafo elemental, que está desarrollada en "Subversión del sujeto". Es el Otro quien está

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entonces en la posición de ser amo de la verdad, como dij_o Lacan en un momento. en la medida en que sancwna. en el sentido doble y fuerte de esta palabra, lo que uno dice.

La idea entonces de un fin de análisis que funcione como recono­cimiento del deseo, se apoya sobre esta estructura: que aquello que del deseo se da a escuchar va a ser ratificado de alguna manera. recibido en la circularidad intersubjetivayporese hecho, reconocido. La can no se quedó con esta tesis, sólo sigue siendo válido lo que ha desarrollado de esta estructura en la cual no hay palabra sin respuesta, asi sea el silencio. Por eso el analista hace !Jien en pensar un poco en esto antes

de responder a su paciente. El otro momento en el que Lacan evoca un fin de la cura es el que

se encuentra al final de "La dirección de la cura" donde, hay que decirlo, ha abandonado por completo la idea del reconocimiento del deseo. J.-A. Miller desarrolló este punto, planteando que Lacan re­nuncia a Ja tesis del reconocimiento del deseo por la palabra a partir de haber elaborado "'La instancia de !a letra en el Inconsciente ... ~ Y a partir de Ja construcción de la estructura de lo que llama las leyes. ya no de la palabra, sino del lenguaje. Ahora bien, eso ct1lm1na en una tesis completamente inversa. Ja incompatibilidad del deseo. Y la palabra. Cuando uno quiere medir la progresión de las ela~orac1ones de Lacan, se ve muy claramente que hay una prirnera tesis: recono­cimiento del deseo por la palabra--es la función de Ja palabra plena­y algunos años más tarde uno tiene Ja incompatibilidad del dese~ Y la palabra. A esto corresponde, en las últin:as linea; de ~~a Direcc1on ele la Cura", el fin de análisis que llamare lacano,reud1ano. donde. habiendo hablado del falo. Lacan evoca la spallung del sujeto --es el término que FreLtd utiliza y que uno traduce en francés por di~~ión­y dice que F'reud nos da, en la spaltunq del sujeto, la soluc1on del análisis infinito. Oigo que es un momento freudiano -habna que acentuar las diferencias-- -porque este es el fin evocado por Freud en "Análisis terminable e interminable". La diferencia es que allí donde Freud veia un tope, I..acan dice: solución. A primera vista uno podtia preguntarse si no es un poco irónico ver. en aquel!o qt1e es la crtlZ d~l sujeto. a saber, la castración. la solución. ¿:or~ue Lacan puede decir que es una solución? No es ni por fanlas1a m por gusto. Lo _que le. permite decir que es una solución es que se trata de un im1:0~1~le. es que Freud tropieza aquí con un imposible: el de levantar la d1vis1on del sujeto. Dicl10 de otra rnanera. ve allí una solución P?rq.u: eso confinna ser un tope que 110 es particular, que no es 1nd1v1dual, que es

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ciertamente un limite. pero para todo sujeto. Para decirlo de otro modo, con esto se alcanza un términ.o, salvo que no es un ténnino que corresponde a la aspiración del inicio del análisis. Lacan puede decir que es una solución sólo porque ha dado cuenta del tope freudiano. dio cuenta de eso a partir de la estructura del lenguaje. Evidentemen­te, agrega algo a Freud, agrega la diferencia concerniente a la problemática fálica, agrega la diferencia entre el ser y el tener. pero no es mi objetivo comentarlo aquí.

Para finalizar, y termino aqui mi enumeración de las fórmulas correlativas a un estado de elaboración de la estructura, la tercera es la que se enc~entra en la "Observación sobre el informe de D. Lagache" donde ya Lacan nos describe un fin por destitución subjetiva. Casi al final de la página 662 [versión castellana] evoca el lérrnino verdadero del análisis, donde el sujeto se ve abolirse -ven que aparece un término que no es todavia destitución-- realizándose corno deseo. Dice Lacan: "cuando ve figurar en el fantasma aquello delante de lo cual el sujeto se ve abolirse". Es, evidentemente, ese famoso objeto que va a elaborar cada vez más a partir de acá.

Quisiera hacer ahora un pequeño comentario sobre aquello que tienen en común estos tres textos, correlacionados con tres estados de elaboración. de la estructttra. Lo qt1e hay de común es que en todos los casos, para Lacan, el firi del análisis consiste en responder a una pregunta por el ser, en encontrar la respttesta al ¿qué soy yo? En los tres casos está presente un fin sobre el ~tú eres ... Lacan lo formula asi en uno de sus textos, un: -m eres esto".

En el primer caso es un "tú eres"' que se apoya en una entronización por la palabra. en e1 segundo caso, en la "Dirección de la ct1ra ...... es un .. tú eres" un poco particular, es, rnás bien. un .. llt no eres", "tú no eres el falo": es la imposibilidad de ser identiíl.cado al falo. En el tercer caso es un "tú eres objeto". Así. en los tres casos, hay que notar que ese "tú eres" consagra. o supone, 1a heteronomia del st1jeto; incluso en el primero, donde el sujeto se halla instituido por una palabra plena. En la estructura de la palabra hay una heteronornía, en la medida en que es del Otro que le viene su ser, es Ja heteronomia que habita la intersubjetividad. En el segundo caso, es la heteronomía que habita el deseo en tanto que el deseo es el deseo del Otro, y en el tercer caso es la heteronornia de ese objeto éxtimo al sujeto.

Voy a concluir n1i ciesarrollo de esta noche. Así como hay puntos en con1ún. ¿de qué depende lo que cambia? Creo haber insistido sobre el hecho de que no depende del gusto. de lo que le gustaría o no decir a

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Lacan. Depende de lo que él ha elaborado de la estructura. Hay que decir que hay un esfuerzo en Lacan por definir lo que llamaré, por medio de una expresión paradoja!, una norma estructural. Es una expresión paradojal porque hay una tensión entre los dos términos. Uno puede pensar que la estructura no deja lugar a la norma, e inversamente.

Existe un "hay que" lacaniano, un imperativo. Uno encuentra en Lacan fórmulas imperativas, como esa fórn1ula que ustedes conocen: "hay que tomar el deseo a la letra'; es la fórmula misma de un imperativo estructural. Noten que no es el mismo imperativo que el que uno encuentra en la fórmula freudiana "Wo es war, soll Ich werden". Este imperativo freudiano es completamente ético, es el imperativo del deber del bien decir, de llegar, por el decir, alli donde eso estaba. Por lo detnás, es ur1 imperativo que La.can ratifica y con el que, de alguna manera, nadie cumplió, como con todos lo imperativos eucos, por otra parte. porque implican una elección.

Lo que llamo norma estructural no es para nada lo mismo. Cuando se dice "hay que tomar el deseo a la letra", 11no podría decir que no es un imperativo ni epistemológíco ni ético, porqt1e no es un imperativo categórico. Si ustedes reflexionan, si piensan en lo que Kant distingue como imperativo categórico e imperativo condicional. "'hay que toma-r el deseo a la letra" debe ser considerado c-01no un irnperativo condicio­nal. ¿Cuál es .!a condición sobreentendida? Lo diré así: "sí quieres interpretar. hay que tomar el deseo a ia letra". 'fornarel deseo a la letra no es, porolra parte. tomar el vocablo ni siquiera la palabra, es índuso totalrnente opuesto, es no tomarlo en sus enunciados. 'ron1ar el deseo a la letra es. si leen "La dirección de la cura~. tornarlo en la~;

operaciones de la metáfora y la metonirnia, es decir, tornarlo en el descifra1niento, Es un in1perativo en parte epistemológico y en parte ético.

La norrna que L.acan plantea consiste. en el fondo, en impulsar hasta SllS últimas consecuencias las implicaciones del dispositivo. El punto de consecuencia es una bonita expresión que Lacan t.1tili.za en los comienzos de ~La dirección de la cura ... ~ y es ésla la norn1a qu~ da para el nn del análisis. Cada vez que intenta definir, dar una fón11ula del fin, es una fórmula del punto de consecuencia: punto de conse­cuencia in1plicado por la estructtira de la palabra. punto de conse­cuencia in1plicado por las leyes de st1stitución significante, p11nto de consecuencia implicado por la naturaleza del objeto del deseo.

Impulsar hasta sus Ultimas consecuencias es una exigencía que

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concierne tanto a la cura como a la elaboración de la doctrina. es una exigencia que hace a la homogeneidad de la práctica analítica, a lo que pasa por el analizan teya !oque pasa por el analista in tentando pensar su experiencia. Es por eso que terminaré evocando esa frase de Lacan donde habla del estatuto idéntico del psicoanálisis didáctico y de su enseñanza. Es una frase que puede parecer curiosa porque uno puede preguntarse: ¿pero cuál es el estatuto idéntico de un psicoanálisis didáctico y de su ensei\anza? Creo que la respuesta está aquí. que ambos son idénticos en esto: ambos consisten en ir hasta las consecuencias de la estructt1ra. Eso es distinto a las normas ideales. Me detengo aqui por esta primera noche.

FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Segunda conferencia

Esta noche voy a hablarles del fin de la neurosis. Evidentemente, parto de la idea del fin del análisis del neurótico, pero para responder a la pregunta por el fin del análisis del neurótico hay que plantearse primero la pregunta por el fin de la neurosis en el sentido de la finalidad, en el sentido que desde el co_rnienzo. mucho antes que Lacan. F'reu.d consideró que la neurosis tenia una meta, o al menos un beneHcio que valia como meta. La neurosis es, así, una enferrnedad teleológica. Habrá que situar entonces de entrada los fines de la neurosis para responder a la pregunta por el fin al que uno apunta en el análisis del neurótico.

Uno puede divertirse diciendo que el analizan te es un rnutante. Por poco que haya acto, se espera del psicoanálisis una metamorfosis. Este es un término muy fuerte que Lacan emplea, sin e1nbargo. para designar lo que pasa en un psicoanálisis. La pregunta que retomo entonces hoy es una pregunta clínica qtre formulé ayer: ¿cuál es la diferencia entre el sujeto a la entrada y a la salida? Es una pregunta que se hace el mismo analizan te bajo una forma rnuy kantiana: ¿qué puedo esper¡rr? El no se pregunta: ¿qué debo hacer? Lo que tiene que hacer, el ana1izallte no se lo pregunta porque lo sabe: tiene que hablar. Por el contrario, su pregunta es: ¿qué puedo esperar? Y L1.can señalaba en uno de sus te:xtos, en la "Dirección de Ja cura ... ", esta frase que cito: "es un hecho-decía- que nosotros no recusarnos prorneter la felicidad". Es una frase sorprendente de parte de Lacan. Sorpren­dente porque en mucf1as ocasiones él sub·rayó que la felicidad no le era

1 ·~· 1

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prometida a quien avanzaba en la vía de su deseo. Sorprendente también porque cualquier analista tiene al menos la prudencia de no hacer una promesa semejante -ai menos es lo que yo creo-. Hay incluso analistas que han formulado consignas inversas: "sobre todo, no prometer nada". i

Lo que hace que uno pueda decir de todos modos que el analista i promete. es que el analizante espera. Es un hecho que el analizan te l espera, y que se Je promete, implícitamente, en tanto el ana!ísta acepta su demanda, incluso si uno le advierte de no esperar demasiado, hay una promesa implícita al comienzo del análisis. Por otra parte, sucede a veces que un analiZante se presenta no esperando nada. es raro. pero pasa; la promesa no está allí menos implícita, puede que incluso esté más presente, en tanto que uno lo acepta a pesar de todo. Ahora bien, es cierto que está la cuestión de saber si el psicoanálisis hace falsas promesas. Dicho de otro modo, hay una palabra que Lacan ha utiliZado, y que puedo retomar aquí, hay una pregunta sobre la impostura eventual en el psicoanálisis.

Entonces. en la literatura psicoanalítica, ter1emos una clínica de entrada en análisis, que es esencialmente una clínica del sin toma y de su captura en la transferencia. Esta clínica comenzó muy ternprano con los casos de Freud, sobre todo Dora, El Hombre de las Ratas, El Hombre de los Lobos. Juanito está un poco aparte. Es notable que no tengamos 1111a clínica de la salida, en todo caso no una clínica desarrollada de la salida del análisis. Entiendo por clínica desarrolla­da lo que seria una presentación de casos -es decir particular- de sujetos tem1inando. No tenen1os eso en la Hterattrra analílica, por otra parte es q1.1tzás una carencia que no puede ser suprirnida.

¿Qué es lo que tenernos concemien.te a lo que sería una clínica de la salida? 1~enen1os lo que lla1na1ia idealizaciones; las dejo de lado, no hablaré más de ello, de todo lo que Lacan denunció que es vehiculizado en la literatura arialitica de norn1as ideales e in1aginarias de lo que seria el sujeto al final, y que conciernen a la restauración de su yo. que conciernen a sus relaciones de objeto, llegando hasta la armonía. y que conciernen tan1bién a la uni11cación de sus pulsiones. ~l'odo esto decin1os que son idealizaciones, dejémoslas.

Por otra parte. uno encuentra en cie1ios autores, por ejemplo en Balint, algtinos bosquejos para evocarla ct1ración de un paciente. Uno encuentra la evocacióI1 de un caso que él tiene la satisfacció11 de considerar como verdaderamente curado, y lo que se le ocurre decir es que es una persona que después de su psicoanálisis ha logrado

Fines del Análisis 25

enfrentar los avatares de la vida, es decir que ella ha logrado no recaer enferma a pesar de la guerra, a pesar de las desgracias, a pesar de todo lo que puede pasar en una vida. Dicho de otro modo, es la descripción de alguien banal .. Hay algo parecido en ciertas evocaciones ele Freud. Después de todo, decir que al final de un psicoanálisis normalmente uno debe haberreencontrado lo que él llama la salud, a saber, el placer de amar y de trabajar, es de alguna manera gracioso. El placer de amar y de trabajar le parecen Jos dos ejes -amor y trabajo- que hacen lo que él llama la miseria banal. Me gusta mucho esta expresión ele Freud que dice: "en el psicoanálisis, uno ha hecho todo lo que tenía que hacer si ha reconducido la miseria neurótica a la miseria banal". Hago nolar que Lacan, en ocasiones, al pasar, sin acentuarlo. retoma esto, sobre todo en una conferencia en los Estados Unidos -hay que tener en cuenta que les hablaba a los norteamertcanos-. No dijo entonces que pensaba demasiado bien ele eso, pero de todos modos dijo que cuando encontraba a aJguien contento con su vida: ¡pues bien, no lo retenía! Esta propuesta, que sitUa el fin del análisis media.nte una nota, diria, de apaciguamiento, dibuja el retrato de un rostro calmo. No se trata ciertamerite de sabiduría, en Ia medida en que, como lo evocaba, el problema del hablanteser es soportar la vida. Este es su problema porque está embarazado con. su vida y más at1n cuanto más neurótico es. Está animado por la pasión de justificar su existencia. como lo decía Ella Sharpe -proposición que Lacan ha puesto de relieve-, de encontrarle un se11tido. El hablanteser esta en1barw..ado, entonces. y si uno logra temperar ese embarazo. uno puede decirse que eso no es nada, puede no estar de todos modos demasiado satisfecho.

¿Qué más hay? Del lado de Lacan hay algo, no una clínica de la salida, pero él ensayó de todos modos dar un toquecito por este lado. algo como apólogos. Es lo que tino encuentra en su texto llamado Discurso a la Ef~P, donde nos indica tres ejemplos clínicos de una clínica del sujeto destittlido, Eso es lo que yo busco: una clínica del sujeto destituído. Toma en primer lugar un ejen1plo imaginario. imaginando la situación de un hombre de la ~belle epoque .. en la guerra moderna .. Como segundo ejemplo ele sujeto destituido. toma El guerrero aplicado. de Jean Pattlhan, y luego se torna a si mismo con10 otro ejemplo ele sujeto destituido en 196 ! en el momento, dice. en que prosig11ió su enseila11za sabiendo que esta permitía a sus alurnnos entrar a la Internacional, ele la que él había sido expulsado hacía poco. Volveré sobre estos ejernplos enseguida.

Voy a comenzar intentando responder a la primera pregunta que

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planteé, a saber, cómo situar de entrada lo que se llama la neurosis. Voy a partir de lo más clásico, de lo más conocido. Cuando hablamos de una mutación eventual por el psicoanálisis. la situamos, si nos refeiimos a la enseñanza de Lacan, en relación a la división del sujeto. Tomemos como primer ejemplo de la división del sujeto al síntoma. que, si seguimos a Lacan, a la entrada hace signo. Es seguro que el psicoanálisis desplaza el síntoma, no digo, por el momento, que lo cura. Lo desplaza, y en ese sentido lo reduce; es el efecto terapéutico. Hav unanimidad en el movimiento analítico en considerar que el efe~to terapéutico no es identificable al fin del análisis, que uno no puede contentarse con el desplazamiento del síntóma para decir que está al final de la tarea. No es sólo La can quien dice esto, son casi todos los analistas, íncluso Freud. desde el comienzo hasta "Análisis terminable e interminable~. Buscarnos otra cosa, hay que decir qué.

Lo que el psícoanálisis trata. entonces, es la diVísión del sujeto .. La neurosis es ya una manera de tratar la divísión del sujeto, es una manera de arreglárselas con la división del sujeto, o si t1stedes quieren, de responderle. No hay que confundir, por cierto, neurosis y división del sujeto, del mismo modo que uno no confundiría el ·no hay relación sexual" con la degradacíón de la VÍdasexual, que es otra cosa.

¿Cuáles entonces el modo neurótico de tratar la diVÍsíón del sujeto? I-:Iay otro modo, que es el perverso, no es el n1ismo. Para respor1der a esta pregunta me apoyo en la enseñanza de Lacan, pero les hago notar que en la enseñanza de Lacan hay tesis sucesivas tanto sobre la neurosis como sobre el fin del análisis, son tesis en progresión, incluso en ruptura unas con otras. Uno podría buscar la cron.oiogía de esas tesis. y situar la neurosis en relación a la estructura de la palabra, en relación a la eslruclura de lo simbólico y en relación a lo real. No avanzo en esta cronologización. 'forno más bien lo que se ha deposi­tado hasta el final en la enseñanza de La can. Y bien. hay que partir del n.ivel de la experiencia freudiana -es lo que hace Lacan- y la base de la experiencia freudiana es la experiencia de la castración. En este plano, L'1can me parece rigurosamente freudiano, salvo que resitúa la problemática de tener o no un pene en relación a lo que la hace crucial, que es la relación al Otro, esa relación al Otro que es determinante clínicamente. Todo comienza entonces con la prueba del deseo del Otro. con la prueba de la división del Otro. Decir "del Otro" es decir de aquel que está en el lugar del Otro. de aquel que Jo encama, que en un comienzo es generalmente la madre, pu_esto que es a ella a quien se dirtge la demanda.

Fines del Análi.sls 27

Ahora bien, esta prueba del deseo del Otro debe entenderse en el doble sentido, en el sentido de expertmentarla, de percibir la presen­cia, la dimensión de lo que se impone como falta, pero atención, una falta que no es la falta de la demanda. Hay faltas y fallas. Un Otro que demanda falta también, y lo que es determinante es la prueba de esa otra falta eni.gmática que duplica de alguna manera la plimera. Aquí, hay que decir que hay un elemento de encuentro, algo que viene del lado del partenaire que va a encontrarse o no y que es determinante para el sujeto. Por eso la dimensión de la biografia no es de ninguna manera eliminable en la perspectiva de la estructura. porque en el origen hay, de algún modo. una tyché.

La prueba es también, más allá de experimentarla. de encontrar­la, una prueba en el sentído de la dificultad. ¿Porqué el deseo del Otro prueba al sujeto? Es muy simple, lo prueba porque sacude sus pretensiones, sacude sobre todo las pretensiones de su demanda. que es necesariamente deman.da de amor.

Ahora bien, el falo es un signillcante que inscribe la diferencia de estas dos faltas: falta de la demanda y falta del deseo, que inscribe que la falta en ser no es reductible por la demanda, así sea de amor o de goce. La falta en ser se metonimiza necesariamente sin cesar en el deseo. En relación a esto, ¿cuál es el .anhelo neurótico? Ustedes conocen la fónnula de Lacan: es ser el falo. Es un anhelo imposible, es el anhelo de reducir, justamente. la separación de la demanda y de 1 deseo, mientras que el significante fálico inscrtbe esta diferencia, inscribe la Imposibilidad de reducir esta diforencia. Es por eso que Lacan dice que el sujeto debe descubrir que no es el falo, ese es el térmíno que se encuentra al final de "La dirección de la cura .. .". Descubrtr-subrayo este ténnino- no es del orden de aceptarlo o de rechazarlo, no es una operación que depende del asentimiento acordado o no. Es descubrir algo que está ahí de todos modos. ¿Dónde se hace este descubrtmiento? y ¿cuándo? Uno puede ubicarlo en lo qt1e ciertos autores consideran una génesis psicológica. N'o hay génesis psicológica. lo que se describe como génesis psicológica no es sino la prueba de la estructura. La estructura evocada aquí es la que se esclibe f!t, es la prueba de la estructura que se hace en una secuencia temporal. eso es lo que da la idea de la génesis. Este descubrimiento se hace en el prtmer tiempo de la infancia. donde se trata de darse cuenta de lo que es el Otro que está delante, pero el descubrimiento en cuestión también se hace en el análisis, yen ambos casos, asi se haga en la aurora de la neurosis infantil o en el análisis,

. ..

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este descubrimiento de que él no es el falo encuentra sus condiciones en el Otro, hace falta que algo responda en el Otro, y si no responde. hablaremos -es lo que hace Lacan- de incompetencia del analista. Si el analizante no encuentra la garantía que es, en el registro del deseo, el deseo del analista, hay incompetencia. Ven ustedes que no se trata, en los términos de I.. .. acan, de una incompetencia técnica. Uno puede trasladar todo esto a la madre. ¿Por qué no hablar de incom­petencia materna. no de buena o mala rnadre, sino de incompetencia materna sobre el modelo de la incompetencia analítica? La incompe­tencia materna es la incompetencia en dejar filtrar el deseo. es Ja incompetencia en mostrarse. digámoslo así, castrada. Es por eso que la buena mádre -lo que se cree ia b11ena madre- para nosotros es a menudo la incompetente. incompetente en materia de deseo.

Todo parte en ton ces de la faJ ta de pene de Ja madre. La falta de pene de la madre es el momento clave del diagnóstico de la neurosis infantil, neurosis infantil que se encuentra tras toda neurosis y que es capital saber diagnosticar cuando u¡io quiere hacer un diagnóstico de psicosis. Cuando uno se encuentra frente a un psicótico. o mejor dicho, frente a un sujeto cuyo diagnóstico es incierto. lo primero que debe buscarse es la neurosis infantil.

Cuando uno no la encuentra •. tiene una razón para ser prudente en su diagnóstico de una neurosis adulta.

La falta de pene de la madre es entonces un momento de revelación qi.ie no es una revelación anatóri1ica .. La falta de pene de la madre, eso lo saben todas las personas que trabajan con niños, o deberían saberlo, no es el momento en qtte el niño descubre la desnudez materna. po~que bien puede tenerla todos los días delante de los ojos, sin que haya tornado jamás para él ningún sentido, ningún peso, sin haberle producido ni fria ni calor. El momento de descubrimiento de la faltad e pene de la madre es el momento en que la anatomía se pone a significar. Es decir que lo q·ue se revela en ese rnornento_ crucial de la infancia no es la anatomía ferr1enina. es la naturaleza del falo, Ja naturaleza del falo en tanto que, dice L .. acan. no es sino un punto de falta en el sujeto.

f\hora bien, ¿cuál es la manera neurótica de responder a lo que hasta aqui es prácticame11te el carnir10 de todo sujeto? La trianera neuróUca-mevoy a servir parasituarlade los últimos párrafos de los Escritos- Lacan Ja designa con una bonita expresión, la llama el "pos· hési1ation ·[paso-vacilan le) de la neurosis. Uno puede ver la manera en que Lacan. en este párrafo, juega con Ia lengua. ¿Qué es ese "'pas·

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hésitatlon" [paso-vacilante]? Lacan dice: "extraigamos el 'pas·de' del pas·de·penis' para transfelirlo aJ 'pas·de sauoir'". En francés, ·pas· de", que se traduce en castellano por "sin" o por "paso de", es una construcción equívoca que puede significar dos cosas; puede signiil­car la negación: no hay pene, no hay saber; o puede significar también dar un paso, es decir adelantar, hacer un progreso. Entonces. la neurosis es un "pas·hésitation" [falta-de-vacilación o paso-vacilante! entre el "pas·de·penis" [falta-paso-de-penel ye! "pas·de-savoir" lfalta­paso-de-saber]. ¿Qué quiere decir esto? Quisiera explicarlo como yo Jo entiendo. y en el doble sentido. Tomemos "pas·de·sauoir" lpaso­falta-de-saber] como una adquisición de saber, como dar un paso, uno puede tomarlo así porque hay en efecto. en ese momento crucial de la infancia, una revelación. la revelación de una verdad: que el Otro falta. Escribin1os esto Pf., ésta es una adquisición de saber. Ahora, la vacilació11 de la neurosis, consiste en que el sujeto neurótico no quiere creer en esto, vacila en creerles a sus ojos, vacila en creer lo que experimenta. Vacila. en el fondo, entre.l)'y A Es la primera versión del "pas-hésitation" [paso-vacilante] de la neurosis.

Se podría evocar aquí la traducción clínica de esta vacilación. Hav muchas, evocare en primer lugar una traducción en lo in1agínario. E~ lo ímagínalio lo c¡ue traduce esto es el desdoblamiento de las figuras del Otro en las figuras. por un lado. del Otro omnipotente y. por el otro. del Otro castrado. Este par está muy presente en la experiencia. El p2.so-vacilante [pas-hésitation] entre 1/,.. y A se traduce más esencial­mente aun en la estrategia del deseo en la neurosis, ya sea que como obsesivo se haga garante del Otro. es decir que lo complemente con su industriosidad destinada a sustentar un Otro que se podría suponer no barrado por el deseo, o como histérico, haciéndose el ager1le de esta barra, es decír que el sujeto histérico ínter1te asegurarse contra el r\ no ban·ado.

La segunda versión, jugando con el equívoco del "pas-hésitation", es muy distinta. Si uno toma el "pas·de·savoir" como falta-paso-de­saber, es cierto que el falo como significante instruye al sujeto sobre la falta del Otro, éste es un saber, pero que no dice nada sobre el goce del Otro. no responde a Ja pregunta de qué quiere el Otro. La segunda versión del "pas-hésitatiort" de la neurosis es entonces una vacilación sobre el saber del Otro. Hay entonces una doble vacilación. y creo que ello desemboca en las dos vertientes de la neurosis. Diría que la neurosis es por una parte una enfermedad de la demanda y. por otra. una enfermedad del saber. En ambos casos. enfrenta la división del

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sujeto y la oblitera. ¿Con qué? Usando al Otro. La división del sujeto implica. en primer lugar, la falta en ser y. en segundo, Jo que Lacan distingue de Ja falta en seryque llama, en "Posición dellnconsciente", la opacidad del ser. La opacidad del ser es. como la falta en ser, una falta; pero es una falta que se sitúa en el plano del saber. que remite a una ignorancia de lo que él es; no es Jo mismo que carecer de ser. La falta en ser llama a un complemento, la opacidad del ser llama a un saber. La neurosis, entonces, es una enfermedad de la demanda porque trata la falta en ser por Ja demanda de amor, al menos lo intenta. El neurótico pretende un cogiio imposible; saben que Lacan ha utiizado mucho el cogito cartesiano. sobre todo para situar al sujeto. El cogito imposible de la neurosis, su cogito falaz, se podria decir así: "soy amado, entonces soy", pero. precisamente, el falo objeta este cogito.

Digo que la neurosis es también una enfermedad del saber porque trata la opacidad del ser mediante la pregunta. Esta enfermedad del saber, uno puede formularla ta.mbién así: es una enfermedad de la pregunta. La pregunta es una fonna de demanda. pero dirigida al saber. Esta enfermedad de Ja pregunta se puede formular muy simplemente, es el ¿qué soy yo? del sujeto neurótico.

En las dos vertientes: falta en ser y falta en saber •. la posición del neurótico .es recurrir al Otro, a un Otro que es supuesto poder responder por el don de su presencia o por el aporte de su saber. Otro que es supuesto poder dar o responder. transmitir el saber. Hay que decir que esta enfermedad de la pregunta tiene traducciones ciínicas a nivel de los fenón1enos.

Hago un paréntesis. Es descifrando el sin toma como Lacan formu­la la neurosis coino una pregt1nta. sin embargo, inclttso a nivel feno­rnénico. la dünensión de la pregunta neurótica está presente. Está presente ya en las preguntas del niño, está presente en la clínica bajo la forma de una propensión, notada ya por el mismo Freud, o bien a hacerse preguntas (es el obsesivo) o bien a plantearle preguntas al Otro (es la histérica). Por otra parte, hay que notar que en lo que uno podria llamar la psicologí.a del neurótico, el neurótico está muy orgulloso de hacerse preguntas, está tan orgulloso que considera que quienes no se las plantean, son imbéciles. Hay una tendencia a considerar qt.re es 1.1na virtud hacerse preguntas. Se podria considerar ·~-la ensefianza de La.can nos invita a ello- que mayor virtud es responderlas. cosa que no siempre es más fácil. Freud ya había notado el gusto de los neuróticos por las preguntas sin solución; ellas

i 1

F1nes del Análisis 31

tienen la ventaja de permitirles interrogarse durante toda la vida. La pregunta supone un reparto a nivel del saber. Supone, por un

lado, un sujeto que no sabe. pero por el otro, un Otro que sabe. El neurótico se propone como no sabiendo. no sabiendo lo que quiere, lo que ama. lo que es, lo que tiene, qué hacer, etc. Toda esta clínica de la indecisión fundamental hace que lo que le falte al neurótico sea un analista, le viene como anillo al dedo, porque su posición natural es tratar su división por medio de un Otro supuesto al saber. Fíjense que, por otra parte, aquí se podrían hacer ciertas consideraciones sobre el Otro mentiroso, porque ¿de dónde viene esta idea de que el Otro miente? Pueden haber razones biográficas que sostengan esto. pero. fundamentalmente. la idea de que el Otro miente creo que viene de que se le supone el saber y que uno constata que no lo difunde, a ello se debe la idea de que lo encubre, que lo esconde.

Hay que decir que hubo un analista en la historia del psicoanálisis que ilustró eminentemente que la transferencia hace creer en un Otro 1nentiroso, en un Otro que no dice el saber que tiene. Fue FerenczL que hizo además una doctrina sobre el origen de la neurosis.

Ahora, hay que plantearse sobre que versa la pregunta dirigida al saber. Hago notar que hay un punto de diferencia fundamental con la perversión. El sujeto perverso. que no está menos dividido que el sujeto neurótico dado que habla, el sujeto en la perversión, no presenta para nada una enfermedad de la pregunta: el sujeto perver­so sabe qué hace gozar al Otro. lo sabe en acto. A partir de esto, él no se hace preguntas, por eso decía ayer que uno no analiza la perver· sión en tanto tal, por la simple razón que Ja perversión no llega a formular una pregunta, no llega a fonnular la pregunta en el punto en que esta se correlaciona con el sujeto supuesto al saber.

Entonces, ¿sobre qué versa la pregt1n.ta? Uno puede decir que es la pregunta por el ser, pero lo que hay que ver es que la pregunta por el ser está estrictamente correlacionada con la pregunta por el goce. No desarrollo este punto, lo tomo como tal. En todo caso, esto se ve claramente en las fórmulas que Lacan da del ¿qué soy? ¿Qué soy. hombre o mujer? es la pregunta sobre el ser sexuado. ¿Qué soy en mi erección como ser viviente? dice L1can.

Quisiera hacer aquí algunas consideraciones sobre el trauma. El trat1ma es el trat1ma se.xual. lo sexual es lo trau1nálico en tanto tal y lo es doblemente. Lo traumático en la sexualidad es, en primer lugar, lo que Lacan llama el saber de lo sexual. El saber de lo sexual es traumático porque confronta al sujeto con su división, es trat1mático

32 Colette Soler

porque no inscribe la relación sexual; dicho de otro modo. el nombre de ese trauma es castración. El significante del saber sexual traumá­tico es el falo. El falo, que Inscribe un goce que es compatible con el Otro, que se inscribe en e.l Otro. es la primera vertiente por la cual lo sexual es traumático, pero también es traumático porque hay una parte del goce que no se inscrtbe en ningún saber. que es un exceso respecto de todo saber. Después de todo, Freud ya lo intuyó cuando nos habla del exceso de placer original en la obsesión y del exceso de displacer original en la histeria. Esto no es para nada lo mismo que la dimensión de ia castración, es !a idea de una relación con un goce que está allí.

Entonces. para dar la dimensión que evoco aquí, trauma debe escribirse cometiendo una falta de ortografía. En francés hay que escribirlo "trop-matísme .. , exceso de goce. El trauma es encontrar u11

goce que es un exceso en relación al saber. La cuestión es cómo tratar ese goce traumático, ese goce inasirni­

iable en las redes de lo simbólico. Tenemos el ejemplo de JuanHo. Juanito no es un ejemplo de trauma en el sentido de exceso, o sí. pero uno allí ve mejor el trauma ligado.al saber de lo sexual. ¿Qué se ve allí? Uno ve en primer lugar que sus erecciones le son, como dice Lacan, hétero;, no es el autoerotisn10~ es el héterc>. Sus erecciones traun1áti­cas le son a Juanito profundamente extrañas. eso es lo que le choca, eso que él no sabe ni qué es ni de dónde viene. ¿Córr10 trata él esto? Lo trata. en su trocito de ar1áHsis. primeramente mediante lo sin1bó­lico, construyendo la ficción del casamiento con la madre y enviando al padre con la abuela. Lo trata también mediante lo imaginaiio -Lacan lo destaca--. haciendo que su hermana sostenga el pene. Sostenerlo a través de un semej<.lnte es una rnanera ele desembarazar­se, es una manera de sacarse el lastre, no es lo misrrio q1.te simbolizar­lo. Por un lado él lo simboliza. por el otro, como sigue siendo ernbar32oso, se quita el lastre. Es por eso. por otra parte, q11e uno no puede considerar que este curado.

La manera de tratar este trau_ma es. evidentemente. esa ficción que es el fantas1n.a. Ficción es un término q11e Lacan toma prestado de Bentham. ustecles lo verán cuando tengan en sus manos Ja traduc­ción del seminario de La Etica, ya que es allí donde hace referencia a Bentham. cuyo nombre permanece en la historia por haber desarro­llado lo qt1e se llama trna teoría titilitarista de los bienes. Es alguien que tuvo la idea ele responder a la pregunta ele qué es bueno para el hombre planteando que es aquello que tiene un valor de uso. Puede

Fines del Análisis 33

parecer un poco chato como doctrina, y lo sería si Lacan no hubiese delimitado en Bentham una teoría de las ficciones en la que reconoce de inmediato una teoría de los significantes. Teoría ele las ficciones que hace que, en el fondo. esos valores de uso en Bentham estén completamente capturados en la elaboración ficticia de lo simbólico. Es necesario hacer una corrección; ficción no quiere decir fi.eticio ficción deb~ ser tomado, más bien, en el sentido del forjar, de algo qu; es fabncaao. El recurso del sujeto frente al trauma, frente a su exceso, es fo~ar una ficción que permita dar cuenta de ese exceso, de pensarlo, de mtegrarlo en el gran vientre dei Otro. del Otro simbólico.

Sabemos la vertiente que toma la ficción en Ia neurosis. rron1a, a Inenudo, la ~ertiente masoquista. Esto in1pactó a Freud. lo ínterTogó, lo sorprend10. El fantasma masoquista del neurótico es una ficción sobre un Otro que quiere gozar del sujeto, un Otro del cual tiene que defenderse. Sin ernbargo, éste es un recurso frente al trauma, es una cobertura del trauma. Que el sujeto pueda defenderse ele un Otro que se supone goza, no impide que la ficción que construye de un Otro que se supone goza sea una forma de digerir el trauma. Lo que correspon­de a ese Otro que se supone goza es lo que llamaré el Otro a medida de los ensueños del sujeto. El Otro a medida es el Otro al alcance ele su mano, el Otro que le daría placer, que aportaria el complemento de amor, de ser o de goce que él puede esperar. Hay toda una Jiieratura que ~ve de esto, que vive de Ja fabricación de un Otro a medida para el su1eto. Lo sorprendente es que se trata sobre todo de t1na literatura para las mujeres; son las mujeres las que leen esa literatura que es Ja novela rosa. Debe haber una razón para esto sobre la que habria que relJe.."<ionar.

Vuelvo entonces a lo que quería decir: la neurosis es una reH.trión. es una religión. del Otro. hace e.xistir al Otro, así se lo crea rnalo--o se aspire a que sea a la medida, en ambos casos se cree er1 él. Freud subrayó sobre todo el lado creyente del obsesivo, al punto, por otra P.arte, de hallar una homología entre los ritos de Ja religión y el sin toma obsesivo. Creo. efectivamente. que si la versión religiosa que es la obsesión está sobre todo del lado del ritual, ello no impide que la histeria tmnbién crea. Cree sobre todo en un estilo místico, no en el estilo ritualizacio, pero eso no impide que el sujeto histerico crea. Pues bien pienso que el psicoanálisis aporta, en este punto, la solución de la neurosis. Quiero decir que en este punto hay una incidencia del psicoanálisis, porque ¿qué se hace en el psicoanálisis? Se produce la d1v1s1on del sujeto en acto, se la pone a trabajar en la transferencia y

34 Colette Soler

esto hace que Lacan pueda decir que se construye esta diVisión. , Hasta dónde? Hasta el punto de hacer desfallecer Ja religión del Otro. La caída del sujeto stipuesto al saber_ no es más que esto, es una destitución del Otro, del Otro que se supone goza o sabe.

¿Qué quiere decir que el Otro no existe? Es una e:'."presión .com,!°le­ja. Quiere decir conducirlo h~sta el punto en q:'e el trowna:isme • :s decir. el trauma del agujero aa la soluc1on del tropmatisme es decir. del exceso de trauma. ¿Por qué da la solución? No da, por supuesto. 1 la solución de la división del sujeto; al contrario, la refuerza. pero da ~ la solución de Ja ficción neurótica en la medida en que ésta alimenta ¡ ¡0 que Lacan llama la pasión del neurótico. Esta pasión hay que ! entenderla en su doble sentido. es a la vez la idea que el neurot1co se ! hace de la castración como teniendo un agente -el Otro- que la " querria y entonces le echa la culpa al Otro. en ei sentido, casi. de un \' delirio pasional --delirio entre com1llas. porque no se trata de la psicosis- pero se las agarra con el Otro en tanto causa de sus desgracias. El Otro no sabe y no goza porque no eXJste. ~1 el SUJelo llega a darse cuenta de esto. eso res~:lve no la castrac1on, s111~ el hecho de representarla como una pas1on, resuelve lo que llamare la

querella al Otro. ·Cómo se traduce esto en los fenórnenos? Eventualrnente se lo

po~ria dejar como una pregunta; ¿llega uno a curar la religión que es la neurosis? Se traduce esto como hacer 11n ateo, no un ateo en el sentido de la profesión de fe, porque decir "soy ateo" no prueba que uno no sea creyente, un ateo en el único sentido que puede tener verdaderamente y que diré con un juego de palabras; un acte1smo. El acteisrno del final del análisis resuelve la religión neurótica, dejándole al sujeto la carga de su división y su castración. El ac:o analítico e_s la fonna eminente, la cima. en cierto modo, del act.e1smo del sujeto destituido y cuar1do I..acan die.e "el analista no se at1to:iza más.que por si mlsrno"', he aquí lo que yo llamo una fórn1ula acte1sta, haciendo e~ equívoco entre acto y ateo. El analista no se autorb:'.~ ~ás que ~or ~1 nlisrno ... Lacan agregaba a veces, verbalmente. s1 es anahst~ . Autorizarse por si mismo quiere decír en todo caso que r1~ se aul~'.iza más en el Otro. Dios está muerto, dice Lacan, nada esta perrr11t1do, . ~ contrariamente a la frase corriente: Dios está muerto, todo está permitido. ¿Qtté q11iere decir? Quiere decir que si 1?i?~ :sta muert~. ~l sujeto se encuentra privado del apoyo de la proh'.b1c1on. La. proh1b1-ción es un apoyo, es incluso el apoyo del Marques de Sade. del que Lacan babia en su "Kant con Sade" y del que habla largamente en su

Fin.es del Análisís 35

Seminario La Etica; es lo que le permite sostener su deseo bajo la forma del desafio. Si Dios está muerto nada está permitido porque ya no hay nadie para prohibir.

¿Cómo hallar las huellas clínicas de este acteísmo? Creo que las tres descripciones de Lacan que evoqtlé al comienzo de mi charla de esta noche, son descripciones de este punto de acteísmo. Se encuen­tran en el Discurso a laSFP-en el número 1 de &ilicet-que Lacan pronunció en 1967,justo después de haber presentado su propuesta del pase. Es, entonces. un momento muy importan te. donde cornenta cierto número de puntos sobre la cuestión del pase. En ese texto ustedes hallarán la descripción de! sujeto destituido.

Si tomamos los dos últimos ejemplos del sujeto destituido, primero el héroe de Paulhan en El guerrero aplicado. les diría. grosso modo, que es un personaje que hace lo que hay que hacer. Está en la guerra ... y bien. hace la guerra sin hacerse preguntas, sin hacérselas al Otro. sin pedirle explicaciones a nadie. Es, verdaderamente, una figura nada simpática, que no está hecha para gustarle al neurótico. Es una persona resuelta, que llega a la obstinación.

El segundo ejemplo es el de Lacan. haciendo su Seminario en 196! contra todos y a pesar de los avatares y las catástrofes a su alrededor, es ciertamente un personaje más simpático, pero, ¿cuál es el rasgo en común con EL guerrero aplicado de Paulhan? Que no se hace pregun· tas sobre el Otro. que no suputa sobre el Otro. Creo qt1e este es el rasgo de las figuras que nos propone aquí. Son sujetos resueltos. que no piensan en el Otro, por eso La can dice: "la destitución subjetiva es un efecto de ser, no de falta en ser". Es un efecto de ser, pero no es sutura, porque el recurso al Otro de la neurosis es una for1na de tapón. Dicho de otro modo, describe el fin de una vacilación. el fin de la vacilación neurótica sobre el Otro, Esta resol11ción -porque esto se presenta como una resolución-- apacigua algo de la neurosis, apaci­gua su pasión por 1a queja. sus reproches. Dicho de otro rnodo, se trata de que la neurosis ceda en algo. que ceda sobre su rellgión. y ¿qué es lo que esta religión implica? Irnplica una querella al Otro. Por eso en alguna ocasión La.can emplea el término "paz". No es Ja beatitud. es, <ligarnos. una obturación de la pasión por las querellas.

Fíjense que ésta es una descripción muy precisa de una supera­ción de lo que Freud describe como el escollo del fin del análísis, porque cuando uno ve el texto de Freud. el escollo del fin que describe en "Análisis tenninable e interminable", no es la castración en si misma, es la protesta del sujeto frente a la castración. Hay entonces

36 Colette Soler

dos versiones. la que llama versión masculina -Freud habla de • protesta porfiada"--y. del lado femenino. de envidia del pene. Lo que Freud nota que no llega a reducir es el elemento protestatario, que no depende de la necesidad estructural. sino de una posición del sujeto. Si algo puede reducir esto, es la destitución del sujeto supuesto al saber y nada más. Es por eso que el análisis lo conmueve.

'[

A nuestro sujeto destituido Lacan lo llama lo incurable. Me gusta esta e.xpresión, con su dimensión irónica. Lo incurable no es para nada lo mismo que lo inanalizable. Lo inanalizable. que es una expresión que füe promovida por la lPA. es una manera de declararlo fuera de juego antes de comenzar el psicoanálisis. Lo incurable es el productoalfinal, es totalmente lo opuesto. ¿Qué es incurable al final? • Uno puede decir que es la división misma del st1jeto, pero ésta J siempre fue incurable. La neurosis, dije, es l1na mm1era de tratarla, ~ pero tan mala, que conduce al sujeto a un tratamiento. Lo que hace verdaderamente lo incurable-me parece- es un saber. es decir. es el hecho de que sale instruido.---es el término de Lacan, estoy citán­dolo- "acerca de ese algo que no es una nada. a saber. su división"'. ·" Está instruido, al final, sobre la inanidad del sujeto supuesto al saber, instruido de que el sujeto supuesto al saber es inaccesible. Esto quiere decir que hay saber adquirido al final del análisis, un saber adquirtdo qt1e, al menos 1nomentáneamente, :hace imposible rect1rrir al analista, hace imposible el llamado al sujeto supuesto al saber. Lo .incurable es un sujeto dividido que adqtlirió un saber que lo priva de recunir al analista. Es paradójico, ¿no es cierto?

Entonces. la felicidad ... Habría que plantearse la pregunta. No voy a desarrollar .este punto, voy a deie11erme. De tocios modos, haré notar simplemente una cosa: ¿cuál es Ja salida del Ello al final? Esta expresión. "la salida del Ello', l..acan la plantea en los Escritos. Pues bien. ¿qué deviene para un sujeto la parte de goce que no ha sido elaborada en el .sa.ber inconsciente? Lo imposible de decir de este goce. ¿qué deviene?

Hay que decir que si el Otro no existe. la Cosa existe y eso conduce a Lacan a poder decir que el goce considerado perverso está perfecta­mente permitido. ¿Qué quiere decir perrnitido? No hay que tomarlo en el sentido de penníso. Quiere decir que no es imposible. El goce de la relación se.'X.ual -prol1ibida la madre- no está. permitido. porq1Je es imposible debido a la falla de La mujer que haría posible insc1ibir la relación sexual. El goce perverso no es iJnposible, a condición. para cada uno, de hacerse una conducta. como dice L.acan. Eso quiere

Fines del Análisis 37

decir que el análisis lacaniano no prescribe nada ¡ . 1 ¡·, ~ ,·· en o concerr11ente a a rea:1~ac10n sexual; no prescribe, por supuesto, la genitalidad ¿for que. No porque no se h encuentre. El logro genital tambie~ existe. pero no puede _prescrrbirse porque ·depende, justamente, del encuentro. de la lyché. En cuanto al goce perve . . 1 h·t· . rso . .:.en nombre de que se o pro 1 ma, dado que falta un Otro que plantean· .

·b·1·d d? E t a su impo· si 11 a . n onces, sobre este punto uno d d · . . . _ · pue e ecir ql!e no hay nmguna.prescnpc1on lacaniana. Los de1·0 sacar algunas co ¡ .

· t' ne us1ones prac 1cas antes de pasar a la discusión.

FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Tercera conferencia

Esta noche cambiare un poco de registro y adoptare un enfoque llistórico, ya que les hablaré de Michael Balint. Ustedes podrán preguntarse por qué voy a hablar de otro, pues to que esperan que les hable sobre todo de Lacan. Es simple: hablando de otro, me explico a La can; es entonces otra manera de h.ablar de la enseñan7.a de La can. De todos modos. creo que es interesante leer a los otros analistas, a partir de la enseñanza de Lacan, porque si to1namos en serio la idea de que 1a experiencia está estruct11rada ---estn1cturada en el sentido de que la estructura del lenguaje es imposible de evitar~, en ese caso debemos comprobar que ella orienta incluso lo que Lacan ha llamado las desviaciones de la experiencia y que, por otra parte. en la medida en que ella deja un lugar para la elección ética del analista, nosotros también ciebernos poder definir la posición que tal o cuál toma en la experiencia.

¿Por qué elegí a Balint? Supongo que aquí Ba!int rcs más conocido por los grupos Balint que como psicoanalista. Elegí a Balint aun c11ando no es una de las figuras más eminentes en la historia del psicoanálisis, porque habló especialmente del fin del análisis y además porque La.can se refiere a él de un e.xtremo al otro de su enseñanza., Jo cual es bastante raro. Hay muchos autores de los que Lacan ha hablado durante un tiempo y después dejó de hablar de ellos. No es el caso de Balint. de quien habla a io largo de toda su enseñanza, y hablad e él, precisamente. a propósito del fin del análisis.

Balint es uno de los que habló más tempranamente y más constan~

40 Colette Soler

temente del problema del fin del análisis. Su primer texto so.~r~ este tem.a data de 1932 -BaJint comenzó a ejerc:r el ps1coa~a11s~s. :~ 1922-y su última obra importante es de 1967. The basicfault, . decir que el lapso en el que se situó Balint lo hace un contempora-neo de Lacan, pero ta:rr1bién alguien "mayor" que Lac~ .

Diré para coinenzar, que lo que caracteriza a Bahnt es que se formul; buenas preguntas. No se da buenas r~spues.tas, p~ro .se

l. tea buenas preguntas en la linea de Ferencz1, que fue su amigo ~: analista antes de ser st1 a1nigo. Somerament~, las pregunt~s · 1 dedor de las cuales no cesó de gircu son s1n1p1es. Las enL1r1c10 a re e ll' d 1 'ntornas es ~·· ·qué carnbia en un psicoanáHsis mas a. a e os s1 . ~1:

1~1~ al final de un psicoan<ilisis? Esta es ex~ctan1e:1te nuestra p~e-6 nta SeO"Lrnda preoct1pacíón esencial para el: ¿cual es e! rnecan1s­~u d ·

1 ·o bio? ·es la interpet.ación o es la transferer1cia?, porque

rno e cam ·. e, , 1 en Balint opone ambas. Considera crucial esta pregu~ta, es~ec1a m _-

d l ª•·a del análisis de los analislas. Balmt ha sido un en-

te cuan o se r ~ · . d ¡ ¡ · Lacan uso· e'-ta critica-- extren·1adamente pertinente e a or­

í1co -· ..... .. . 'b · ¡ - · · de los ariali·stas en 1a Asociación lnternac1onal y esc.n io a =® . ·' t ecto dos tf'..xtos rnuy importantes. Critico tamb1en de o ros as-r:¿;o~, crítico en mtichos puntos, a nivel de Ja teoria, por l~ que, _e~ p e d h afnidades entre Lacan ylo que ha hecho B. almt. Cnl1-el 1011 o; ay 1 < " · , · "t' d la in · Jo de la teoiia del 11arcisisrno pr1mar10, en ico e -co. por ejemp , º -terpretación de la trar1sferencia. .

Lo qLie 1ne retuvo de lo que dijo Lacan es la constancia ~e un~ ..

f . · y laevoluc1·0· nen la evaluación que de ella hace. Casi no hay re erenc1a ,

evocaciones de Balint en la enseñanza de Lacan q~e v~yan s.1n un pequefio curriplido. sin un salud<J.r. Habla c!e. ~r1~1 amigo u M1ch~el B l

. l" de ·su aulenlictdad". de "su pluma vendica : de sus descnp-a 1n · ¡ · · .. , 1 o t1na

cíones sensibies". "espíritu penetrante. su ti , ingenioso e in~ us .. , vez califlca su descripción del fin del análisis como ~s~nsac1onal . Es equívoco el acljetivo sensacional. pero en todo caso s~empre lo evoca "

· t espeto. No es todo Balinl lo que La can evoca de este modo. con c1er o r - 1 d, -g· 3 cte es una descripción precisa. que abarca no rnas e e me ia pa _1n.:., _

la rase final del psicoanálisis. Es eso lo que Lacan vuelve·ª-evocar sin cesar: una secuencia tipo que según Balint se produc1na al flnal, aunque precisa que sólo en un veinte por ciento de los casos, en un

cuarto de su expe1ier1cia. . , . , Ahora bien. ciJando un analista descnbe un fenomeno. 0c?rno

tomarlo? Hay dos problernas. En primer lugar. sabe~ si la coi:i~n1~~? l'l'

5·1 tal corn·enle analitíca reconoce ese fenorneno. s1 dice si,

ana 11cao ..

Fines del Análisis 41

en efecto, encontramos ese fenómeno". A continuación hay otra cuestión, es cómo piensan. cómo teorizan ese fenórneno. Durante un tiempo, Lacan <lisc.ute el fenómeno descripto por Balinl, lo discute viendo lo que llama un efecto condicionado por cierto uso de la transferencia. Dicho de otro modo, considera que no es un íenómeno que se produce necesariamente, es un fenómeno que se produce solamente cuando uno manipula la transferencia de cierto rri.odo que, claro está, no le parece el bt1eno. Esta posíción la encontramos en "Funcíón y campo de la palabra y del lenguaje", pág. 304 de los Escritos. Encontramos la mísma afinnación en "'Variantes de Ja cura tipo", págs. 347-348. La reencontramos en "La cosa freudiana· pág. 429. La volvemos a reencontrar en"Ladirección de la cura'"'; pág. 607. En este período es una constante. Con el texto sobre la presentación de Daniel [.agache aparece una primera inflexión en e! modo en que Lacan evalúa la descripción de Balint. Evoca su descripción y dice -­lo cito de memoria- que si ése es el termino del análisis. ese no es e1 fin, y si es el fin de ese rnedio, no es el rneclio de su ílr1. Ven que Lacait concede que pueda ser la descripción del término, pero la finalidad está mal sitt1ada. En la "'Proposición del 67 .. , evoca toclavla a Balint sin evaluación particular, permanece en la línea crítica. En "'El atolondra­dicho", por el contrario, uno encuentra un cambio completo. Dice, hablando del fin del ánálisis: "es el estado de exaltación que Balint. tomándolo por donde no es, no describe por eso menos bien*< Aquí. concuerda con la descripción y sólo hace recaer su critica sobre la manera en que Balínt pensó el fenórr1eno. Hay un viraje de la evaluación. viraje que depende de Jos avances propios de Lacan y que puede llevarnos a reflexionar.

El segundo punto qt1e n1e lh:unó la atención acerca de la manera en que La.can hab1a de Balint es que hace de él un paradigma, un ejen1plo particular cuya estructura vale, de algún modo. para todos. Recorde­mos que para Lacan eI paradig:rna es lo que debería servimos de modelo en la exposición clínica, cuando se preser1ta un caso. Llevar el ejernplo al paradigma: ese es el ideal de la exposición clínica. De Balint, l.acan l1ace el paraciigrna ¿de qué? De un fin de análisis por identificación con el analista. Actualmente, identificación con el analista es un sintagma fijo. Yo no sé muy bien que quiere decir, no logro verdaderamente asir qué es un fin de análisis por identificación con el analista. Es por eso que n1e intereso en lo qt1e L.acan dice a propósito de Balint. Apoya a partir de Balint. su crítica de toda una corriente y Jo hace en un momento en que intenta imponer a ia

42 Colecte Soler

comprensión de los analistas la idea de que la experiencia est_á enteramente tejida por lo simbólico. enteramente hecha de lenguaje y palabra. Es la época en la que critica la prevalencia dada a _lo imaginario. a la relación con el semejante. Lacan no renunc10 J.ªm~s a esta idea. aunque como dije, hubo un viraje. ya que en el semmano 24, que no está todavía publicado. dice esto: "resultana. de ciertas propuestas. que el fin del análisis seria identificarse con el anahsta. En cuanto a mí, no lo pienso, pero es ciertamente lo que sostiene Balint". Vean entonces que casi veinte años después. más allá incluso del texto de "El atolondradicho". toma a Balint como el ejemplo de la tesis "identificación con el analista".

Preguntarán por qué insisto sobre este punto. Porque no hay un solo texto de Balint donde éste enuncie que el fin del an~lisls tal como ¡0

ha descripto deba terminar mediante una idenlillcac10n con el ana· lista. Cuando uno lee rápidamente a Lacan y a Balmt. esto provo_ca • una sorpresa, genera un pequeño suspenso. A par_tir de los :~~nc1a­dos de Balint. la tesis lacaniana es inexacta. No solo la pos1c10n que le atribuye a Balint no está. como les he mostrado. sino que incluso hace falta una pequeña construcción para ver que no esta. Bahnt misrno no habria consentido. seguramente, en verse colocado en el regimiento ·egopsicologista",ya que quedaría colocado d_e esebdo._Es más, hay que decir que criticó e.ix:plícitamente e! fin por 1deut1ficac~~n , n 1 analista. ¡0 hace J·ustamente en su artículo sobre la formacion 1 cae · l ár· analítica y el ana.Iisis didáctico, donde denuncia. os an .. 1s1s .que terminan por una identificación con la imagen idealizada del analrs_ta; , él lo estiQmat.iza y considera que es el resultado de una ~ra __ ct1ca incorrect; de la interpretacíón. Esto es con1pietarnente explícito en 1 este texto. Balint considera también que esta identificación con el ~ analista prociuce Jas consecuencias institt1eionales más graves. por- ~ que produce analistas seguidistas, que ya no se ani~~n a p~ns_ar. ¡Ji

Finalmente. un úlUrno rasgo. Balint. cuando se clas1hca a s1 rrusmo · en una corrier1te analítica, se clasifica en lo que llama "la opción de la ·: relación de objeto". Se coloca entonces bajo la etiqueta de la ego-1'­psychology. pero del lado de la relación de objeto. lndico por~\ra parte. como referencia histórica. que Balint es anterior a la ego·psychology, porque su primera contribución data. corno les dije. del 32. Se puede consícierar que los primeros pasos de la ego-psychology. sus ra1c~s. su ¡::_

origen. es el libro de Anna Freud El yo y los mecanismos de dejensa. F pero como corriente constituida hay que esperar casi hasta la posg~e- t rra para er1contrarla. En relación a esto. Bahnt es un poco anterior. ~·

l

Fines del Análisis 43

Vean entonces la pregunta que me he hecho a mí misma y que les transmito. ¿Cómo Lacan llega a hacer de un psicoanalista que no formuló jamás que el fin del análisis consista en identificarse con el anaJista. que criticó la identificación con el analista al llnaJ del análisis. que se ubica a si mismo dentro de la relación de objeto. el paradigma del que hablé hace un momento? Hay un hilo de Ariadna a encontrar y si lo busco es porque considero que Lacan es el crttico más grande de la historia del psicoanálisis. Porque uno puede decir que no sólo dio referencias en ese campo para delinear las corrientes, sino que además es un crttico extremadamente preciso. pertinente y justo. No se entenderta por qué con BaJint habría hecho una excep­ción.

Para adelantarme un poco. partiré de la descripción del fenómeno en cuestión en Balín t. El lo llamó "The new begining". Este recomienzo del fin del análisis es, claro esta, un fenórneno que se sitúa más allá de la fase terapéutica del psicoar1álisis. Quisiera leerles un pequer1o pasaje de Balint que les dará una idea precisa de su estilo. "Puede ser un hecho sorprendente --dice en su artículo del '32 que se llama 'Análisis del carácter y recomienzo'- pero hoy en dia, pacientes que están desembarazados desde hace mucho de sus sínton1as, con­tinúan su tratamiento. ¿Que querernos de ellos? Y cosa más importan~ le aun, ¿qué esperan ellos de nosotros? ¿El levantamiento de la amnesia infantil, volver a encontrar el recuerdo de la escena prin1itl­va? No creo que nuestros pacientes permanezcan con nosotros dura11te 1neses por tales razones". Ven entonces que Balint ha insistido mucho sobre este hecho. Lo que le interesa. en el fondo. no es el tratamiento del síntoma, considera que esto uno lo sabe hacer. está señalado. está terminado, a sus ojos no hay nada más que decir sobre esto. Lo que le interesa es después, es esa fase un poco indecisa -le parece- qtte viene a continuación. El observa de distintas 1naneras, yes muy visible er1 los casos de un segundo o incluso de un tercer análisis. que muy a menudo toda una fase <.ie1 análisis se despliega sin que ningún ma~erial nuevo aparezca. sin que surja ni un recuerdo nuevo. sin que nínguna elaboración nueva se produzca y. sin embargo, dice BaJint. el paciente aJ final se va curado. Es es le tiempo el que lo ocupa -a justo título. por otra parie-.

El reconúenzo se produce en este tiempo. sobre todo hacia el final. Y la descripción consiste en presentarlo así: "Llega un momento-dice Balint- en que el paciente manifiesta veleidades con respecto a ciertas satisfacciones, ya sea que se dirijan-al comienzo tímidamen-

·11

1

44 Colette Soler

te. luego más ardientemente- a su entorno, ya sea que las dirija al analista". ¿Qué hacer en esa situación? ¿Hay que interpretar? Balint denuncia la interpretación de este tipo de fenómenos. la denunci~ en un sentido fuerte, no solamente dice que es inútil, sino nociva, y escribe un artículo cuyo título es el siguiente: ~El riesgo inherente a la interpretación". Si uno no interpreta, ¿que hacer? La respuesta de Balint es categórica, hay que satisfacer, hay que consentir, hay que aceptar y dejar desplegar esas veleidades de satisfacción.

Para tener una idea de aqtiello de lo que se trata. daré tres ejen1plos que. por otra parte, nos muestran que no hay que esperar encontrar nada espectacular en todo esto. Una paciente insistía en estrechar su 1 dedo durante fa sesión. Balint dice que por encima de todo. no hay que .,. frustrar esta inocente aspiración. El otro ejemplo es más elaborado. :­Se trata de una joven relativamente adaptada-dice- a la vida. en la que nota un rasgo; ella tenía un lazo muy fuerte y privilegiado con un l.cl

padre al que Balint califica de extremadamente rígido. de obsesivo .· rígido. Un día Balint le hace una interpretación que es la sigt.iiente; le dice; -Aparentemente lo que más le preocupa en la vida es no perder ~

la cabeza. El debía hallar que la sostenía de1nasiado bien. no sé qué fl lo motivó a decir esto, pero se lo dice. Luego de un momento, ella dice ~ que en toda su vida nunca logró dar ttna "'vuelta camero", y él le dice: f -¿y ahora? Ella se levanta del diván y hace su vuelta. impecable, por ~

pri1nera vez en su vida. ctrando ya tenia alrededor de treinta años. A partir de eso, Balint explica cón10 se produce en esta persona un espectac11lar recomienzo, es decir un notable alrevin1iento para ~

comprometerse en experiencias emocionales nuevas. Otro ejen1plo. que es n1uy diferente. Un paciente. url hombre esta ~

vez, llega a su sesión y se calla. Balinl discute largamente qué se puede hacer con alguien que se calla y traza un panorama de ío que propone la literalt1ra analítica: en primer lugar, Ja Incitación a hablar: en seguncto lugar, interpretar el siler1cio, decirle, por ejemplo. que reproduce la actitud de oposición a tal figura infantil; y, otra posibi­lidad: consentir. En.tonces el paciente llega, se calla durante media hora. Balinl espera que el tiempo pase, haciendo notar, por otra pa11.e, que no se se11Ua para nada molesto par ese silencio, y al cabo de media hora le dice ese paciente que por primera vez encontró alguien que no le dice lo que tiene que hacer en la vida. corno se lo han dicho siempre desde que existe.

Ven que son tres ejemplos para riada hornogéneos. Lo que Balint llama el recomienzo le parece condicionado y sostenido de parte del

Fines del Análisis 45

analista por una actitud que bien puede llamarse permisiva. Eviden­temente estrechar un dedo, dar una "vuelta carnero" y callarse en ses1on no es lo mismo. Balint se hace preguntas; es prudente en esto y uene razon de serlo porque'. en el fondo, todo esto le viene precisa­mente de Feren?z1, de las ultimas elaboraciones de Ferenczi que se denominaron metodo activo y que, como ustedes saben, Freud i:narcó con su reprobacion. Balint es bien conscient·e de que lo q , , . - . , ue propone aca es un paso tecn1co, no es el método clásico freudiano, y avari:t,a lentamente. Recuerda Ja objeción de Freud a Ferenczi' · b . . - . quien se pregunta a s1 u_no no podia llegar, por ejemplo, hasta algún contacto fis1co con el paciente, y a Freud que le dice; -¿hasta dónde irá usted? Entonces Balint se plantea la siguiente pregunta; ¿cuáles son las puls1ones que debe11 sufrir un recomienzo en el psicoanálisis? Dicho de otro modo, ¿cuáles son las pulsiones qt1e debieran satisfacerse en la transferencia con el act1erdo del psicoanalisla, incluso inici~tiva? La respuesta de Balint es muy sírnple. Responcler:~~:t~ apoyandose_ en. una oposición _estricta entre el goce pulsional -no .empl~-ª el termino goce, emplea satisfacción-. por una parte, v la relac10n de objeto por otra. Considera que lo que debe sufrir- un recomienzo no es la pulsión parcial y el goce que se le anuda sino el amor .de ~bj.eto. En ei fondo, en su análisis de la situación y en su expene11c1a. con los tres ejemplos.que les di, Balin t se ubica a sí misrno operando a nivel del amor, siendo un analista suficientemente aman­te. Esto lo ha conducido lejos. hasta desarrollar toda una teoría de lo qu.e llama el amor primario, a partir de la cual reconstruye todo el ps.1coanál1~1s, reconstn1ye los orígenes de la neurosis y trata de onentar como debe ser la respuesta del analista.

La idea de_Balint es que la relación con un objeto es original. En esto ~e opone pract1carnente al conjunto del movimiento anaJlt.ico de la epoca .. ~ exce~ción de Ferenczi. Relación de objeto original quiere decir que ~r1uca la idea. de un narcicismo primario, de un autoerotísrrio pn'· mar:o, de un aut1sn:o pi:mario, para plantear que de entrada el pe­queno_ hun1ano esta abierto a una relación con olro. Uno podria, des.pues de todo. simpati~a-~ con esta idea, podría pensarse que ha).ren ~~l!nt una s1:1ert~ de i_ntu1c1on de la heteronomía del sujeto, una intui­c10n _de la hianc1a del hablanteser abierto de entrada al Otro. Uno podna tomarlo así, salvo que Balint no tiene ninguna idea del Otro v entonces va a estar obligado a pensar esta hiancia del niño con otrÓ modelo. sobre tcKlo con ei. modelo de Ja fusión, con el modelo, por ejem­plo, de la relacion parasitaria que hay entre el feto y el cuerpo de la 1nadre.

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¿Qué es la relación de objeto primaria según Balint? Es una relación -no es él quien lo dice así, soy yo-donde dos hacen uno. Es una relación donde se es dos sin qt1e haya fronteras. una relación donde se es dos, pero sin que existan diferencias. Ven que esto puede pensarse. en cierta forma, como una paradoja. La simbiosis del feto y el cuerpo materno se parece. según Balint. a lo que pasa entre el organismo viviente y !o que llama la sustancia primaria. por ejemplo, el aire que respiramos, que nos rodea. cuya presencia incluso ignora~ mos. pero sin el cual no podríamos sobrevivir, o el agua para el pez; son ímágenes de BalinL El amor primario entre el niño y su madre es para él el amor que prolonga el estado indiferenciado del feto y llama a esto Lxna unión rnistica. unión mística que prolonga 1nas allá del trauma de nacimiento -se refiere a Otto Rank- el estado dichoso anterior al traumatismo. Lo que se sueña aquí, porque se trata de una fantasmagoría, es la idea de la beatitud, beatitud experimentada en el origen; es la idea del buen encuentro original. Ese buen encuentro que se pierde enseguida, para Balint ~e re-encuentra. ¿Cuándo y dónde? Se re-encuentra en el orgasmo-toma así el orgasmo sexual con10 una regresión al amor primario de objeto-- y se re-enctientra en la transferencia, precisamente. en cuanto el analista consiente a ello.

Ahora bien. ¿qué ie paso a su majestad el niño, como se dice. para que habiendo partido de un estado tan dichoso, llegue a tener que acudir al llamado de un psicoanalista? Hay qt1e responder a esta pregunta. Sucede que uno ha foliado su satisfacción, uno ha fallado su goce, digámoslo así. Es eso lo que lo ha arrojado en la falla en ser, es lo que Balint llama la falla fundamental. De esto queda una cicatriz, una herida. Es claro que lo que se presenta corno división del sujeto, Balint lo piensa corno el efecto de una frustración de satisfacción, como el efecto de una carencia que J:-1a venido del otro, y sobre todo de los padres. Retoma en esto la tesis de Ferenczi. ¿Cuál es el anhelo ft1nda1nental del hombre? Balint vuelve sin cesar a este punto. Es el amor. el amor quiere decir el anhelo de ser an1ado incondicionalrnent.e y su idea es qtze hace fnltaque esto sea acordado al menos una vez para que el sujeto pueda aceptar ser amado condicionalmente. es decír, para que pt1eda aceptar tener que hacer esfuer.los para agradar y sobre todo para lograr el acuerdo con su compafiero sexual. Esta es la intuición fundan1ental de Balint: hay que satisfacer al sujeto al menos Ltna vez, para que luego soporte Ia vida. Por supt1esto. está embarazado por cierto número de hechos. en principio. lodo lo que depende del odio. ¿Cómo es que con tanto amor en el fondo del hombre

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se manifiesta tanto odio en los fenómenos? Está embarazado por la perversión sexual. ¿cómo es que con tal aspiración al orgasmo. a la fusión orgásUca, tenen1os perversos. fetichistas sobre todo? ¿Cómo es que con tal gusto por la unión mística, existen todos Jos fenómenos de desolación subjetiva que el psicoanálisis testimonia? La respuesta de Balint para todo es toes que son defensas del sujeto que. habiendo sido herido en st1 aspiración primaria, ya no se anima. a amar. La idea de Balint. entonces, es que habrá que restaurar. que hacer caer esa defensa contra el amor y devolver al sujeto la capacidad de abando­narse con tocia confianza -como él dice- al otro. Esto lo condujo a elaborar una leona sobre la regresión en el psicoanálisis, una regre­sión restauradora hasta el amor de objeto primario. Hay que destacar que esta zona del amor primario es, para Balint. una zona preverbaL una zona donde el lenguaje no tiene curso. donde las palabras están de más. y por eso critica la interpretación. Si las palabras no circulan, ¿cómo analizar? me dirán ustedes. Quiero hacerles notar que, para Balint. rlo se trata aquí de analizar, se trata de consentir yde reparar. de donde proviene, lo que es explícito en él. la idea de que uno opera con los aclings·out del paciente en la sesión. los que pem1iten al analista adivinar las aspiraciones de! pacie11te. para satisfacerlas. Estamos a un nivel donde no hay siquiera una demanda de enunciar. hay una demanda de adMnar. El analista debe tener una capacidad de identificarse suficientemente con el paciente, dice Balint, para saber lo que hay que satisfacer en el. El analista será entonces un objeto primario, una madre como no .hay otra, una rnadre n1ás madre que la que iniligió la falla fundamental por no estar suílcientemente ajustada a su níño. Esto le hace desarrollar a Ba.lint una bonita expresión: el analista discreto. El analista discreto es un analista que se calla. claro está, porque acá no hay lugar para hablar: es un analista de tal rnanera satisfactorio, que casi se lo olvidaria, como se olvi.da el aire que se respira; es un analista sustancia prima1ia, un analista garantía-amor, no de un amor incítante y molesto, sino de u_n an1or que hace respírar.

Hay muchas cosas que uno puede leer en Balint, Por ejemplo. la lectt1ra de ~I'ólem y tabú. es decir de ese mito en el que Frettd intenta encontrar la esencia de lo prohibido en el ser htunano a través de la n1uerte del padre y la culpa original. BaHnt. con un razonan1iento por otra pa1ie divertido. hace de lodo esto el triunfo del amor fraterno, del amor primaiio entre los hermanos. 1~orna las cosas reaJísticamente y dice que la muerte del padre está bien, pero que no hay razón para que

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esto no recomience, para que uno de los hermanos, el más fuerte, el más robusto, no tome el lugar de jefe de la horda y así sucesivamen­te. La tesis de Balint es que no hay ninguna explicación para comprender el origen de lo social a partir de este mito si no se plantea que es el amor entre los hem1anos lo que prima sobre las aspiraciones del jefe.

Ahora bien, Lacan. ¿qué retuvo de toda esta construcción de Balín! que culmina en su texto The basicfaulty antes, en otro texto que se llama Thrills ancl regression'? Lacan retuvo media página más o menos -e..xagero un poco--. Focalizó su atención en la descripció~ del recomienzo, esa especie de e11tuslasmo del paciente que osa, hnaJ­mente. librarse a ciertas gratificaciones y que se parece un poco al estado de un toxicórnano en relación a su droga --es Balint quien dice esto--, una s11erte deelación--la palabra elación es (ie La.can-. Lacan tiene cierto núrr1ero de calificativos para abordar esia descripción y todos giran alrededor de la misma idea: habla de ardor narcisista. de hipomania transitoria, de ebriedad n1ega1omaniaca. de trance narcí­sista terrnina1. de fusión narcisista, de estado de elación, de fl:n hipomaníaco o de estado cie exaltación. Las expresiones son extrema­darnente convergentes. Toma estos fenómenos a nivel del yo y es sorprendente. la oposición. que hay entre su .evaluación de. este fonómeno y la de Balint: pues alli donde Balint dice que el paciente pt1do, al fi11, alcanzarse a si .rnismo, como dijo de su paciente silencioso, La.can habla de Ltn paciente abierto a las intimaciones de ta palabra. Allí donde Balint dice que deja al paciente encontrar su voz. Lacan dice: un paciente sometido a la figura obscena y feroz del superyó. Allí donde Balín! describe la relación del amor ideal original. l,acan habla de la voracidad recíproca de la pareja n1adre-híjo y, finalrnente, allí dond.e Balint evoca el duelo por este axnor ideal, L.'1can dice e.xactamente lo contrario.

¿Cómo entender esto? ¿Cón10 cornprender la lectura de Lacan? Quisiera hacerles notar que Ja tesis de Lacan es n1ucho más an1plia que su aplicación a Balint. Su tesis global es que los autores que se apegan a la corriente de la relació11 de objeto -Balint es uno de ellos, \Vinnicott es otro---- no están fuera del ca111po de la teoría del yo. Por el contrario. bajo otl-a forrna conflnnan esta teoría, confirman en el sentido de que acentúan lo q11e Lacan considera una desvíación del psicoanálisis. No es tan f;icil cornprender cómo esle acento puesto sobre la relación de objeto abre el campo a la incidencia del yo y entonces a la sugestión del paciente por el analista. Creo que para

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comprenderlo hay que referirse a la estructura de la palabra. Lo que esta estructura implica es que consentir, con10 lo hace Balint. es equivalente a sugerir. es incluso equivalente a intimar. ¿Por qué? Volvamos a partir del grafo elemental de !~'lean. que nos da la estructura de la palabra. Ustedes saben que allí el Otro tiene una posición que podemos calificar de domin.io, porque de su. respuesta dependerá incluso el mensaje del sujeto. Este lugar del Otro es un lugar del cual se puede abusar. es el lugar desde donde se educa, desde donde se impone. desde donde se ordena. Ahora bien, ¿que es lo que especifica al analista en este lugar del Otro en la estmclura de la palabra? Lo que lo especifica es que de cierto modo se priva. Es importante darse cuenta de esto, Aquello de lo que se priva. de algün modo voluntariamente. e:s de colocarse en el lugar del amo y del educador. En todo caso es lo que Lacan nos enseña cuando hace notar que el analista, cuando es interpelado como Otro, se hace el muerto: es la función del silencio del analista. Evidentemente. hay algo que Balint no comprende, porque cree que porqt1e se calla no sugiere. A nivel de su intención, el no querría sugerir. es un analista honesto que piensa que porque no orienta a su paciente por medio del lenguaje, no sugiere. Mas aun, si denur1cia la interpretación es porque considera que la interpretación stJgiere. Criti-ca espec:íalmente a los kleinianos porque hacen interpretaciones acerca de las cuales dice que son st1gestión. porque meten en ia cabeza de los analizan tes palabras que no son las suyas, ya que para el amor no hay palabras. Para Balint entonces. si uno interpreta, sut;iere y el que sugiere se ofrece a la identificación y es eso lo qtte no desea. Entonces se calJa. pero consíenle y se imagina que desde el momento en que no es él quien hace la demanda, que es el paciente quien tra11sn1lte su dernanda, no hay sugestión. Ven que lo que le falta es la idea del iugar del Otro que ocupa. L,a llave maestra de la crítica de Lacan es lo que desarrolla en "La dírección de la cura~. qt1e así se fn1stre o se grati!lque Ja dernanda. en los dos casos se sugiere. ¿Qué es lo q11e se sugiere? Se sugiere al paciente que lo que le falta es lo que den1anda. Es eso lo que uno sugiere cuando se obnubila con Ia frustración. es eso a lo que el paciente aspira con la idea de que tenemos lo que le falta. Al tomarlo en cuenta. ya sea para frustrarlo, ya sea para gratillcarlo ~Balint s~ coloca del lado de un Otro gratificante-· uno le transrnite al paciente. Y ésta es una sugestión rnasiva. que lo que le falta es precisan1ente el objeto de su demanda, es decir que uno elide, en tC-rn1inos de I. ... acan. la din1ensión n1isma del deseo.

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¿Por qué hablar aquí de identificación? ¿De qué identificación se trata? Se trata de una identificación con aquel que responde. Es la identilkación con el Otro de la demanda, el Otro que tiene el poder de gratificar o frustrar. Balint está del lado de la identificación con e! analista. sin decirlo y sin saberlo, precisamente porque quiere cons­truir un Otro a medida para el neurótico, un Otro a Ja medida de la demanda, volviéndose él mismo medida de Jo admisible. Uno mide el alcance, la justeza de la crítica de Lacan cuando, por ejemplo, Balint nos cuenta eJ sueño de una paciente que, entre otras cosas, sueña para stt analista que se lanza a amar con gran frenesí. ama veinticua­tro horas seguidas. frenéticamente. Balint está muy contento. ve una confirmación de su tesis. Yo veo una confirmación del alcance sugestivo del consentimiento del analista. Es muy simple, sí a alguien que les dernanda amor ustedes Jo consienter1, le sugieren que es eso lo que le falta. Esa es Ja sugestión analítica, el esquema es muy simple.

Retomo entonces e.l punto sobre el que termíné ayer. Evocaba la destitución del sujeto supuesto al saber en el curso del análisis. ¿Cómo se coloca Balínt, sin saberlo. con su gratificación llena de buenas intenciones? Se coloca exactan1ente corno un sujeto supuesto al saber. ¿Supuesto saber qué? Lo diré así: supuesto saber que la Cosa es buena, supuesto saber que en el corazón del Otro, de ese Otro que el semejante encarna o al que ocasionalmente soporta, en el corazón del Otro, como en rní rnismo, hay un océano de ar11or. Balint es un optimista. Observen que tampoco sería justo concluir que la Cosa es mala. La falla del sujeto supuesto al saber quiere decir que aun cuando la Cosa sea ele limitada por lo simbólico, no cae en esta red. En la barra que tacha al Olro, Balínt coloca el tapón clásico del amor. Es una versión del fin del análisis que no tiene nada que ver con la dest.ilución subjetiva ni con la incurable <livisión. Por suerle, porque hav una fuerLa del dispositivo, es probable que Balínt no hiciera lo que de~ía, pero si lo hubierahecl1overdaderan1ente, tino podria inquietar­se por Jos sujetos a los que llevó a lanzarse a Ia vida sin la n1enor desconfianza. a Jos que hizo comprender que uno puede abandonarse al Otro sin esperar ningún mal. Es incluso un poco irresponsable. Felizmente no habrá logrado hacerlo.

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FINES DEL ANALISIS. HISTORIA Y TEORIA Cuarta conferencia

Este es el final de nuestro encuentro. y voy a intentar decir algo sobre el análisis terminado, es decir que voy a tomar las cosas a nivel de la secuencia de la transferencia y de su termino.

Partiré de algunas observaciones de hecho. Es un hecho que en la hlstoria del psicoánalisis, -los análisis llamados didácticos se han tomado.' con el correr de los años, cada vez más largos en el tien1po. Esto no data de hoy en día. ya en 1953 Balint en su artículo titulado "La formación analílíca y el análisis didáctico" notaba que en el interior de la lPA, es decir en el interior de una institución que regla­menta eI análisis didáctico, se observaban cada vez más los que llamaba análisis posdidácticos. Este hecho nos perrnite suponer que existe una necesidad que ernpuja a seguir el análísis, porque inciuso a111 donde hay un Otro institucional que garantiza un Sltpuesto fin, el sujeto demanda más. Tiene que haber una razón poderosa para esto y uno puede preguntarse si esto se sostiene en una carencia de los análisis o si se refiere sobre todo al discurso analítico n1ismo.

Observemos lo que llamaré la órbita de inlluencia de la enseñanza de La can o, más precisamente, la influencia de su práctica analit.ica. que no es lo mismo que su influencia de lectura. Ustedes conocen el principio que La.can enunció: el análisis no es intern1inable. es finito. Lacan rechaza que el fin descripto por Freud sea un impasse y por otra parte plantea el princípio de que el analista no se autoriza sino por si mismo. ¿Qué efectos tuvo esto a nivel de los hechos? Se encontró rnuchagente--en Francia-que gritó "alarma·, que gritó "abuso·, que

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vio que este principio garantizaria de antemano la impostura. es decir que algunos blandieron el espectro que llamaré licencioso del anahsta. Hay que decir que esto no se comprobó para nada e incluso diré -es mi opinión- que no hay lugar en el mundo, en la órbita de la ense­ñanza de Lacan. donde sea más dificil entrar en el análisis que en Francia, a nivel de la doble entrada: tanto para empezar un análisis como analizan te -el doctor Lacan enseñó a sus alumnos a mirar dos veces antes de aceptar a alguien en análisis- con10 para la entrada en la práctica analítica para un analista, a nivel del pasaje del analizante a la posición analista. No se puede decir que el temor que evocaba hace un momento haya estado justificado; por el contrario. Me pregunto si este efecto de Lacan llegó a la Argentina. Es una pregunta que me planteo.

¿A qué se debe este efecto? Se debe a un efeclo (mico de trans.fe­rencia suscitado por Lacan. por su enseñanza sobre el punto preciso del fin del análisis. Cuando digo efecto de transferencia único, quiero decir único er1 la historia del psicoanálisis. Lacan no fue el primero en evocar esta cuestíón, el prilnero fue FerenczL Les recuerdo esos dos articulas m11y interesantes y simpáticos que Ferenczi escribió en ]927, que se llaman "La elasticidad de la técnica analítica" y "El problema del final del análisis". Son articu!os precursores, se encuen­traalií t1n esfuerzo pordeterrninarcríterios de curación dela neurosis, por distinguir el efecto terapéutico del fin del análisis, por allrmar que no hay sino un psiconálisis, el didáctico no disti.nguible del terapéu­tico v, sobre todo. se encuentra la insistencia en la idea de que es nece .... sario que el analista lleve su psicoan3.lisis hasta su tér1nino. Puede decirse entonces que Lacan no es el primero, pero digo que es único en lo concerniente al efecto de transferencia producido sobre este punto, porque no se atuvo a la profesión de fe. La can no sólo logró construir una doctrina del fin del análisis. de un fin que no es natural como creía Balint. sino lógico, sino que al misn10 Uen1po logró crear un efecto de transferencia al respecto. El efecto de transferencia detiene. para el acto. Mientras ei efecto de transferencia sea poderoso, el acto es aplazado. L.'l transferencia detiene el pasaje al acto analltico prerna~ turo. Al final del psicoanálisis. el sujeto supuesto al saber detiene el acto. En esto, la diferencia con Freud es n1uy marcada, es sorprenden­te el tono ele extren1a discreción y de extraordinaria prudencia que 1nantuvo e11 este punto. Volví a releer para esta ocasión su texto "Análisis terminable e interminable". Freud no exaltó el problema del Jlnal. no hizo una apuesta, un llamado a pensar. un llamado a la

Pines del Análisis 53

elaboración. Habla de esto como de un problema al que llama práctico, que se decide en cada caso. Es al analista a quien le toca decidir si se ganaría o no algo prosiguíendo el análisis. Es una posición extrema­damente modesta, reservada. Por otra parte, Freud no descrtbió una fase terminal del análisis, salvo la evocación del escollo final.

Retomo a partir de lo que dejé en suspenso ayer, a saber que en "El atolondradicho" Lacan ratifica el fin descripto por Balint, ratUlca el fenórneno, pero no su teoría. Ratifica que el análisis termina con lo qt1e !Ja_ma el humor '"más bien maníaco-depresivo ... Este .. más bien~ está puesto para decimos que no hay que hacer del humor, de la vertiente afecto. el aspecto principal. pero es algo que está presente.

Todo lo que dije ayer sobre Balint podria escribirse sobre un eje, un vector que figurara la temporalidad del análisis, los dos tiempos que dístingue en una cura. Un primer tiempo donde se intenta tratar ei síntoma y un segundo, el que le interesa. donde lo predominante es la relación de objeto, la transferencia, la relación con el analista con10 objeto. Cuando se trata del síntoma. Balint nos dice que estan1os a nivel edipico. Este es un nivel donde se habla. En términos nuestros, Balint nos dice lo que podemos formular como el registro del sujeto supuesto al saber, porque después de todo. el Edipo es un mito. es en cierto n1odo una elucubración de saber. Cuando al final uno está en la segunda fase, en lo que llama el registro de la falta fundamental. no hay lenguaje. Lo que Balint presenta es una fase de transferencia no sustentada en el sujeto supuesto al saber. Mientras Lacan sacó las consecuencias de su tesis fundamental: el inconscie11te estructurado como un lenguaje, sostuvo que el analista no es t1n objeto en la experiencia. que está en el lugar del Otro, del deseo de! (){ro -lo que ya es una precisión-- pero no es un objeto. Sólo después de haber elabora(lo s11 lógica del fantasma. en el momento del serninarlo sobre el acto analítico, llega a afirrrtar que el Emalista es objeto en la e.xperiencia, y es en ese momento q11e relee de otro modo el fenómeno descripto por Balín t. Sin embargo, no es en "El atolondradicho-donde Lacan adelanta por primera vez la idea de una fase ten1ünal del análísis, hay rnuchas referencias que merecer1 ser observadas de cerca.

Creo que la prünera se encuentra en Jos Escritos. en la "Observa~ ción sobre el informe de Daniel Lagache". donde evoca un ar1álisis en dos tiempos. Es muy discreto, es una línea en la página 682. donde habla de un más allá de la reducción de los ideales de la persona. La reducción de los ideales de la persona enfrenta al sujeto en análisis

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con el hecho de saber si quiere lo que desea. El momento de la reducción de los ideales de la persona es aquel en que el analizante se ve abolirse como sujeto -ya está aqul la destitución subjetiva-­cuando el objeto a figura en el fantasma aquello frente a lo que el sujeto es abolido. Lacan nos indica aquí un viraje del análisis donde la fase tenninal sigue al momento en que el sujeto se reconoce como objeto.

En la "Proposición del 67", habiendo descripto el viraje del momen­to del pase. agrega: "la paz no viene enseguida a sellar esa metamor­fosis". Dicho de otro modo. describe una extensión del análisis más allá del viraje del pase. pm· eso no confunde el momento del pase con el término de la relación de transferencia.

L"'l tercera referencia qt1e evocaré es la de "El atolondra.dicho"', que es más clara porque evoca el final como el momento en que el analtzante ha reducido al analista al objeto. ¿Qué era antes de que el analizan te lo redujera y a partir de qué lo reduce? Antes estaba del lado del sujeto supuesto a1 saber, es desde alli que la reducción se opera. Esto indica u11 tiempo del v1I1culo analítico que no está sostenido por el sujeto supuesto al saber. Es Ctlando, en t.érrninos de Lacan. el analista enc2.rna, conlleva con su presencia lo que en la "Proposición .. llam~ ·el ser de saber, encarna con Sll presencia· no sólo ese objeto inaprehensible en el espejo -el objeto a no tiene doble especular­sino el saber, el significante y, sin emba.rgo. está correlacionado con !o sirnbólico. es necesario que lo este para que el análisis. que no opera rnás qLie con la palabra. actúe. Lo interesante a.qui es ver cómo Lacan constru~yó una correlación con io sünbólico que ni es la capttrra imaginaria ni la captura significante. Es una correlación que constru­yó a partir de una referencia a la lógica, formulando que el objeto es una consistencia lógica allí. donde el Otro es una inconsistencia lógica. La can construye entonces esta correlación co11 referencias iógícas y, en -s1 atolondradicho", topológicas.

Ya q11e Lacan traza una partición en la duración de un psicoaná­lisis-tin prin1er tiempo donde el sujeto supuesto al saber es el pivote de la transferencia y el objeto está latente. por lo que no vale la pena obnubilarse desde las primeras entrevistas preguntándose dónde está el objeto a, y un segundo tiempo donde al término de la elaboración del trabajo de transferencia, es decir, al término de la elaboración del saber inconsciente, el objeto se r1esnuda, queda como una presencia sostenida por el analista- me propongo interrogar qué es lo que se produce en esos dos tiempos de la transferencia. l

Fines del Análisis 55

En el primer Uempo_ se produce, entre otros, el efecto terapéutico en su_ se~tido clasrco. lunrtado. Quisiera decirles que hay otro efecto terapeutrco. Lo qu~ se llama el trabajo del analizan te consiste simple­mente en construrr una historia. la suya, con los anudamientos propios de una historia, sin olvidar que la historia participa de la novela-n?velafamiliar dijo Freud, mito individual del neurótico. dijo Lacan- digamos que participa de la ficción. Hacer un psicoanálisis consiste en reh~cer~ una historia. Hay sujetos que se niegan a rehacerse una h1_stona, se aferran de taJ. modo a la que va se contaron que rehusan cambiarla, es decir que se aferran a su ficcÍón de entrada, porque cuando uno Uega a un psicoanálisis, ya se ha contado su historia. En otro momento desarrollé esto a partir de un psicoanalista q11e l.o ilustra de m~nera eminente. Es Guntrip. No recuerdo al primer analista de Guntnp, el segundo fue Winnicott. Es muy interesante có1no Guntrip considera que ternlina su análisis por un sueño que le prueba que tenia razón frente a sus dos analistas, inuertos ambos que su ficción era la verdad de su historia. Luego ele treinta afias d~ análisis sostiene su historia inicial: que su desgracia proviene de la frialdad de su madre. Esto es para decir que en un psicoanálisís uno se rehace una ficción. El problema es saber qué es lo que no es ficticio, lo noarreglable, es decir !o no reinterpretable. Rehacerse una hisloría es reinterpretarla. es darle otro sentido. EVidentemente el limite de Ja reinte:rpretación son las fechas --Freud insistió mucho en este punto-. la cronología. lo que llamaré los discursos ·va allí", lo que va estaba. lo que fue dicho, y luego san los encuentros q~e tuvieron Juii.r ~.no otros. Hay entonces er1 una historia puntos de anclaje de lo real. ~1n embargo, en gran parte ella es ficticia, consiste en reelucubrar Ja historia. ¿A dónde conduce esta elucubración? Se sabe que .finalnien­te se centra en algo bastante bien limitado, muy pobre, propio de cada sujeto. que es su escenario de origen, Sl.1 ficción fundan1ental. La ficción fundamental, para no decir el fantasma, fija lo real --Lacan ha;e un juego de escritura y homofonia entre ficción y ftjado Uictíon y fixe]--. ¿Que real fija? Fija lo real en juego en el encuentro. El encuentro no es simple, es a la vez encuentro con el Otro, con el enigma de st.I

deseo, con. el Otro de la palabra, enc11en.tro con la Otra Cosa, otra cosa que el Otro. es decir la Cosa, la que Lacan designa como el lugar del goce. de la pulsión. en tanto el Otro es el lugar del signillcanle.

Hay un problema en la enseñanza de La can para articular esos dos lugares. el Otro como Jugar del signíilcante y la Cosa como lugar del goce. Hay un problema porque él definió de entrada al Olro como un

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desierto de goce. Hay entonces cierta extertorJdad, pero es necesarto que estén articulados para que el psicoanálisis alcance aunque más no sea el goce del síntoma. El modo en que Lacan logró finalmente articular ambos lo condujo a decir que el plus de gozar es causa de deseo. Es el punto de unión de la Cosa no significante con el Otro del significante. En el trabajo del analizanle, el saber inconsciente, que Lacan escrtbe s, en su materna del discurso analítico, abajo a la izquierda, se elabora hasta el fantasma donde en cierto modo se condensa el saber de lo sexual. Las identificaciones del sujeto serán, co1no dice La.can, denu.nciadas. Denunciadas es una palabra que indica a la vez que serán producidas, que aparecerán y. al mismo tiempo. que serán sacudidas. El síntoma. en esta elaboración de saber, está evidentemente del lado del S

2 porque la dellnición !acania­

na es que el síntoma es tina arqt!ilectura significante. es metáfora, es decir sustitución de un significante por otro. Pero hay que decir mó.s, hay que decir que el significante en cuestión es el significante del traun1a sexual; esa es Ja definición fuerte y definitiva de Laean que se encuentra en "'La 1nstancia de Ja letra". Es lo que se vehiculíza en la metáfora del síntoma, lo que llama el signillcante enigmático del trauma. Interpretar el síntoma es deshacer una metáfora. En el Serninario X1 Lacan señala que la interpretación prqcede en sentido inverso al sin torna, deshace la ,metálOra, hace reaparecer et significan~ te elidido por el efecto metafórico.

El efecto terapeútico podría situarse sobre el grafo de Lacan" Lo ubicaríamos donde se inscribe la elaboración del saber inconsciente" es decir en el lugar del mensaje del sujeto. El efecto terapét1Uco ¿cómo alcanza lo sexual, al goce en juego en el trauma o a la ficción fantasm<ltica que lo cubre? El efecto terapéutico no es más q11e un desplazamiento significante, una sustitución significante. Por eso la curación del síntoma pasa por su desarrollo; es desplegando al síntoma por la palabra que se lo reduce. La correlación del síntoma con lo sexual es bien visible" Sí toman al Hombre de las Ratas, la obsesión de las ratas es un síntoma que por la vía del significante ~rata~ está relacionado, por un lado, con una figura del padre: el c.apitán cruel,- que le hizo el relato de lZiS ratas y, por otro, a lo que en un lenguaje clásico llamariamos sadismo oral o anal. La solución de la obsesión del hombre de las ratas que se hace trazando toda la cadena significante, desplaza la obsesión sin cambiar nada del componente pulsional. ni de la relación con esa figura del padre que goza. E:sto marca muy claramente el lirnite del efecto terapéutico. Si

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se toma.el ejemplo de Juanito es menos claro, porque allí se ve mejor la solucmn que lo que le queda sin resolver. La fobia de Juan!lo es el prútolipo mismo de la metáfora para La can, es incluso a partir de ahi que construyó su metáfora paterna, es una metáfora de la falta del Otro. La obsesión de las ratas está mucho más cerca de una metáfora del goce del Otro. ParaJ u anito es una metáfora de la falta materna que se resuelve con la pequeña ficción familiar, me casaré con mamá, papá con la abuela, etc., etc. Es todo el trabajo signil1cante sobre el síntoma el que condujo a esta ficción.

Quisiera mostrarles otro ejemplo que encuentro muy instructivo en su brevedad. Es un caso que fue expuesto en París, en una de las veladas del !RMA • Retomo el aspecto clínico del desplazamiento del síntoma. Se trata de una dama obsesionada por ensoñaciones diurnas en la~ que realiza acciones excepcionales y haciéndolas termína por triunJar sobre su rival masculino. En la biografia de esta persona y en lo que dice sobre su madre se observa su desprecio por las mujeres y por su madre en particular a quien ve como una figura humillada" Su síntoma se le aparece en su opacidad subjetiva y un día profiere lo siguiente:· _ .. Pero. ¿qué quiero 1nostrar con estas ensoñaciones?" Escucha entonces a su analista responder secamente -"'¿qué tiene usted para mostrar?" Dicho de otro modo, la analísta hace una interpretación que designa el "hacer de hombre" de la histérica" En térn1inos freudianos es una interpretación de la envidia del pe11e. Como resultado de esta interpretación, y después de mucha perple­jidad, ele sorpresa-" ¿Qué dijo usted?", "¿no entendí'?"-, después de todo un trabajo mental dice: -"Yo me di cuenta de que lo que quiero es ser la mujer de mi padre". y señala que siempre se dijo de su 1nadre que era una mujer excepcional. Las obsesiones desaparecen in1nedia­tarnente. He aq11í un efecto terapéutico que tiene el interés de ser rnuv localizado. que puede mirarse de cerca. Se ve allí de manera límpid~ la sustitució11 significante de la acción viril excepcional -digárnoslo así- que disimulaba otro excepcional: ser una mujer excepcional. La sustitt1ción significante es muy clara y gracias a ella se lie11e un efecto terapéutico, aunque sin curación" Simplemente pasó de tener el falo a querer ser la mujer; es decir, ser el falo. no salió del problerna de la reivindicación fálica, pasó simplemente del tener al ser. Uno ve bien que el desplazamiento significante basta para producir un efecto terapéutico sin resolver para nada lo que circula como significación

* lnstitut de Recherches sur les Mathemes del' Analyse. [N. de 'f.J

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fálica. es un simple desplazamiento. Creo que esto ilustra muy bien que el efecto terapéutico cura el síntoma pero no al sujeto. Por lo demás. esto nos muestra el límite de! efecto terapéutico. A partir de aquí se puede imaginar. por ejemplo, que esta persona que había lo­grado triunfar en su profesión sobre sus colegas masculinos. pierda su competividad una vez ocupada en ser "la mujer" más que en ser mejor que el hombre. El límite es muy claro.

¿A dónde quiero llegar? Quiero llegar a que el efecto terapéutico consiste simplemente en deshacer unafirjación*. ¿Entre qué y qué? Entre ttn significante y la cadena de significantes que remite al trauma sexual o al fantasma. Es entonces siempre limitado y--lo más impor­tante- no hay sujeto sin síntoma. El síntoma depende de la definición misma del sujeto determinado por el lenguaje. El fin de la neurosis no es el fin de un síntoma. No hay sujeto sin síntoma simplemente porque para todo sujeto hay significantes en los que se inscribe Ja memoria de su encuentro traumático con lo sexuaL Esto explica por qué Lacan puede decir que para un hombre una mujeres un sintoma. Una mujer Puede ser considerada como un síntoma porque puede ser e1 signifi­cante viviente que le presentifica tanto su castración como su plus de gozar, lo que es la definición misma del saber de lo sexual.

En el momento en que el psicoanalista es reducido al objeto. ¿qué se hace en u11 psicoanálisis? ¿Se analiza la relacibn con el objeto? No. eso no se analiza. Una vez reducido el analista, convertido en cierto modo en el que presentificaa ese objeto, no se analiza. porque analizar consiste en desplazarse en el significante y. precisamente. la relación con ese objeto es el punto fijo de ese desplazamiento. es una relación que el desplazamiento significante no alcanza. ¿Qué queda entonces por hacer? Queda separse de él yeso no se hace en un día. Es un duelo. dice LacarL De ese tiempo en el que la transferencia ya no está sostenida por el sujeto supuesto al saber Lacan hace u11 tiempo que no es sino de duelo.

Quisiera hacer algunas observaciones sobre el duelo. En el duelo hay. en todo caso, varios componentes. Está lo que Freud llamó el trabajo del duelo. que consiste en desligarse ¿de qué? El trabajo del duelo consiste en estar obnubilado por el objeto perdido, no pensar sino en él. hasta el punto en que el mundo se vacía. Es un trabajo que consiste en desligarse. paso a paso. de lo que llamaré las coordenadas imaginarias y simbólicas del objeto. Un objelo tiene siempre tres

.. Condensación entre fijacíón lfu.:ationl y ficción tfictionJ. [N. de 1~.¡

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caras: imaginaria. simbólica, reaL El trabajo del duelo consiste en desprenderse _del aspecto único que tenía ese objeto y de la figura unica que terna. Sm embargo, completado este trabajo, no todo está terminado, esto dura un tiempo, un tiempo en que el sujeto sigue como amarrado, por~ue tenia en este objeto lo más real. Hago notar que Lacan reconoc10 que el precursor de su objeto a es el objeto transicio­na] de Winnicott .Ese objeto absolutamente indispensable para el nmo. al que termina por olvidar un día en cualquier lado. Yo me sorprendí. releyendo el ariiculo de Winnicott sobre el objeto transicio­nal. de que él observe que este objeto es en cierto modo un objeto fuera de la memoria No lo dice as1. pero dice que es un objeto que no se inscribe en la memoria. dice que no hay duelo por ese objeto en el sentido del trabajo del duelo. de separarse de las coordenadas imaginarias y simbólicas. Es un objeto que se olvida. El día en que es dejado. es dejado. e incluso alguien podna descubrirlo un día en el fondo de un cajón sin reconocerlo, a menos que se le diga: "pero si ése fue tu muñeco de niño". Hay algo de esto en la fase final del análisis, más allá del agotamiento de todo lo que pueda elaborarse a nivel simbólico e imaginario.

El humor maníaco-depresivo de esta fase de duelo, esas alternan­cias de eventual e.xaltación y abatimiento que Balint describe y que Lacan ratifica, las refiere a que durante ese tiempo el analista sigue siendo causa del deseo, es decir, que alivia al sujeto. lo alivia de su plus de gozar. Es esto lo que tiene otro efecto terapéutico, que Lacan llama sustanciaL Estoseencuentrn en "El atolondradicho", cuando dice que el estad.o que describe Balín t está bien descripto (él coloca dos puntos); más que un bato terapéutico encuentra alli su razón y sustancial eventualn1ente. "Sustancial" merece un cornentarta porque L.acan lo preclsa en muchos rnornentos, no hay otra sustancia en la experiencia que el goce. Hay aquí entonces un efecto terapéutico que no se refiere al desplazamiento significante. sino al hecho de que el analista asume sobre sí, opera lo que Lacan denominó con una bonita expresión, una "desaificacíón". Este efecto terapéutico no garantiza contra un posible retomo del síntoma a posteriorL

¿Al final. qué es Jo que queda? Después de todo, si se sigue a Lacan el electo terapéutico no es lo más importante ni tampoco el humor. Queda el saber asegurado. Queda un sttjelo seguro del saber. Esto quiere decir que queda un sujeto que ha cambiado de seguro. Ha cambiado el seguro que obtenía de su fantasma, porque el fantasma es un seguro. Es por eso que cada vez que se encuentra un sujeto

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totalmente seguro de algo. se está seguro de la consonancia fantasmá­tica de lo que allí eslá en juego. Cuando el sujeto no duda. es el seguro del fantasma el que funciona. Este seguro. e! sujeto lo cambia, lo trueca por otro. más seguro. que es de saber. Claro que hay dificulta­des para concebir un saber que no se sustente en el sujeto supuesto al s.,;ber. Este sujeto seguro de saber, podrá historizarse por sí mismo. En francés se escribe historizar con "y" griega para indicar la histeria que hay en la histmízación. Podrá historizarse por sí mismo, que es lo que no hace el analizante. Ei analizan te se historiza con el Otro. con el analista, con el objeto que causa su deseo y que está operando a todo lo largo del análisis. Hislorizarse por sí mismo es. precisamente, lo que se hace en el pase. es la fórmula que Lacan emplea para designar el trabajo de un pasante. Una historización por si mismo: es decir. que no es el Otro la causa de su trabajo de histonzac10n. Para ello, quizas hace falta un deseo de saber que, corno ustedes saben. no se encuentra a la vuelta de la esquina.

Quisiera responder ahora a alguien que me hizo una pregunta sobre la felicidad. Lo que hay que saber en materia de felicidad es que el stJjeto es "buenaventurado". Lo aprende en su psicoanálisi .. s, era "buenaventurado" y no lo sabia. El sujeto es "buenaventurado en el sentido de que está librado a la buenaventura. librado a la suerte, lo que es exactamente equivalente a Jo que habitualmente se considera como su desdicha. La repetición del encuentro fallido es la buenaven­tura del sujeto, es la gran Ananke de la repetición. Si se cree que la felicidad es Jo que dice Verlaine, "La vie simple et tranquille / aux travmL< ennuyeux et Jaciles / est une ceuure de chotx / qui ueut beaucoup d'amour", evidentemente no le está promeUda al sujeto dividido. Pero si la felicidad es el deseo. que es después de lodo la (mica cosa que justillca la vida -no la justifica pero la díríge- uno puede entonces jugar con el equívoco y decir que la repetición es la felicidad. Quería hacer esta pequefla observación para finalizar.

LOS FINES PROPIOS DEL ACTO ANALITICO

AJ acto analítico, voy a interrogarlo sobre s11s fines, sus fines propios. Para hacer esto. preguntémonos lo que promete como fin del análisis. Este acto, qt1e La.can pro1novió coxno el cor_reiato de su lógica del fantasma, voy a someterlo a la pregunta por la insistencia repetitiva del slntorna. En 1968, Lacan planteaba que el fin del acto era producir lo incurable. En 1975, por el contrario, sitúa el fin del psicoanálisís como identificación al síntoma. Es a esta diferencia que quema interrogar. Como cuento con veinte minutos para llegar a decirles lo que tenia previsto. voy a ir un poco rápido.

Seüalaré para comenzar que el acto y el síntoma. en su diferencia. tienen un punto de umbilicación común en Ja estn1ctura. El materna de ese punto es S(P;'), el materna que inscribe la falta <le! Otro. v especialmente la imposibilidad de escribir la relación sexual. Es ~J materna de la forclusión del sexo en el Otro. que podemos llamar forclusión generalizada. El acto es un decir que responde a este punto donde el Otro falta: depende entonces de lo real aun cuando sus efectos se sientan a veces en lo simbólico. En cuanto al sínton1a. está condicionado por esta misma forclusión. pero es otro modo de Jo rea.!. Es el modo de lo necesario. a saber. lo que no cesa de escribirse corno una suplencia de la relación vacía. Dicho ele otro modo. cada su¡eto inventa, o al menos adopta -si inventar es mucho decir-· un reempla7,ante, algo que está en el lugar de la relación vacía. en el Jugar donde el partenaire falta. 'fal es. resun1ida, la función del síntoma, función renovada y reelaborada por Lacan, especialmente en El