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Movimiento obrerosy crisis finisecular en el distrito minero de Cartagena (1 895-1 898) POR PEDRO M.O EGEA BRUNO El presente estudio forma parte de un trabajo más amplio en el que me propongo analizar la actitud de la sociedad cartagenera ante el im- pacto de la crisis colonial. Ahora me ocuparé de uno de los aspectos más afectados. En el número inicial de la revista Colectivo de Historia Con- temporánea, de la Universidad de Murcia, examinaré la posición y actua- ción de la burguesía local, ahondando en las raíces del movimiento regeneracionista que emergió por entonces en nuestra Península y que tuvo uno de sus principales focos generadores -hecho poco conocido- en Cartagena, a la sombra de su Cámara de Comercio. La respuesta proletaria a la situación creada por el desastre ultra- marino estuvo presente en tanto en cuanto afectó a su situación econó- mica. Esta se verá gravemente trastornada por el elevado precio que alcanzaron las subsistencias. El malestar así provocado cristalizará en mayo de 1898 en una serie de motines que salpicarán toda nuestra geo- grafía. 1. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA Y ORIENTACION IDEOLOGICA DEL MOVIMIENTO OBRERO COMARCANO El principal medio de producción de nuestra área de estudio lo cons- tituía la explotación del subsuelo. A mediados del siglo xnr la minería cartagenera recibió un gran impulso, a tenor, entre otras variables, de los coetáneos descubrimientos filonianos de la vecina sierra de Almagre-

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Movimiento obrerosy crisis finisecular en el

distrito minero de Cartagena (1 895-1 898)

POR

PEDRO M.O EGEA BRUNO

El presente estudio forma parte de un trabajo más amplio en el que me propongo analizar la actitud de la sociedad cartagenera ante el im- pacto de la crisis colonial. Ahora me ocuparé de uno de los aspectos más afectados. En el número inicial de la revista Colectivo de Historia Con- temporánea, de la Universidad de Murcia, examinaré la posición y actua- ción de la burguesía local, ahondando en las raíces del movimiento regeneracionista que emergió por entonces en nuestra Península y que tuvo uno de sus principales focos generadores -hecho poco conocido- en Cartagena, a la sombra de su Cámara de Comercio.

La respuesta proletaria a la situación creada por el desastre ultra- marino estuvo presente en tanto en cuanto afectó a su situación econó- mica. Esta se verá gravemente trastornada por el elevado precio que alcanzaron las subsistencias. El malestar así provocado cristalizará en mayo de 1898 en una serie de motines que salpicarán toda nuestra geo- grafía.

1. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA Y ORIENTACION IDEOLOGICA DEL MOVIMIENTO OBRERO COMARCANO

El principal medio de producción de nuestra área de estudio lo cons- tituía la explotación del subsuelo. A mediados del siglo xnr la minería cartagenera recibió un gran impulso, a tenor, entre otras variables, de los coetáneos descubrimientos filonianos de la vecina sierra de Almagre-

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4 Pedro M." Egea Bruno

ra (1). Desde entonces, la cuenca cartagenera se convirtió en el máximo polo de atracción laboral, no sólo de la región murciana, sino también de las provincias periféricas (2).

Los trabajadores murcianos, excluidos los dedicados a las faenas agrícolas, fueron calculados (3) para 1896 en 30.238. Más de la tercera parte de este contingente se ocupaba en los núcleos industriales del dis- trito cartagenero -donde se engloban las zonas comprendidas en los términos municipales de Cartagena y La Unión-. En 1901 los obreros empleados en fábricas y minas ascendían, según estadísticas oficiales (4), a 10.338. A este número habría que añadir los 1.318 operarios del Ar- senal, los trabajadores de la fábrica de cristal «La Cartagenera)), ins- talada en el barrio de Santa Lucía; los obreros portuarios y los de la fábrica de explosivos «Franco-Española», ubicada en la diputación de Alumbres (.S), por citar sólo los centros de trabajo que aglutinan ma- yor número de empleados. No obstante, la cifra total resulta un tanto exigua si se tiene en cuenta el número de huelguistas que tomaron parte en los sucesos de mayo (6).

La organización del proletariado comarcano durante la Regencia de María Cristina ofrece una grave inmadurez estructural. Proliferan las sociedades constituidas sobre la base de un mismo oficio, con clara in- tención gremialista. En Cartagena encontramos en estos años treinta entidades obreras que abarcan la casi totalidad de las actividades labo- rales.

(1) ECEA BRUNO, PEDRO M:, «Esplendor y miseria de la minena cartagenera (1850-1855)», en Papeles del Departamento de Geografía (en prensa). Vid. también sobre esta cuestión ESTEVAN SENIS, M.= TERESA, «La minena cartagenera, 1840-1919. Aspectos económicos y sociales», en Hispania, núm. 101, 1966, págs. 61-95. Sobre un área más amplia resulta muy útil la consulta de NADAL, JORDI, ~Indus tnd i - zación y desindustnalización del sureste español, 1817-1913n, en Moneda y Cré- dito, núm. 120, 1972, págs. 3-79, y VILAR, JUAN BAUTISTA, aLa economía española en el periodo isabelinon, en vol. XIV (aLa España liberal y romántican) de la Historia de España y América, Ed. Rialp (en prensa).

(2) GIL OLCINA, ANTONIO, «Evolución demográfica del núcleo minero de La Uniónn. en Saitabi. núm. 20. 1970. ~ á e s . 221-225.

, A

(3) 'BHARTE, ÁNDRÉ, Le 'salaire des ouvriers en Espagne. La cita en ZANCADA, PRA~EDEs, El obrero en España, Ed. Maucci, Barcelona, 1910, 2.' ed., págs. 209-210.

(4) GMCC, 21-X-1902, pág. 348. (5) ESTRADA Y MAURESO, MANUEL y NICASIO, Guía general de Cartagena y sus

alrededores, 1902, Tip. «El Powenirn, Cartagena, 1902, págs. LXXV-LXXXX. (6) Vid. infra cita 44.

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SOCIEDADES OBREfMS EXISTENTES EN CARTAGENA Y SU TERMINO MUNICIPAL DURANTE LOS AROS 18881902

Título de la sociedad

El Obrero .............................. Círculo Obrero ........................ La Unión Obrera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.................. Obreros de Canteras La Esperanza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Jornalero (Cooperativa) ............ Alianza Obrera ........................ Circulo de Trabajadores . . . . . . . . . . . .

... El Progreso Obrero (Cooperativa) Lazo de Unión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Porvenir del Jornalero . . . . . . . . . . . . Gremio de Dependientes de Comercio. Obreros Albañiles ..................... Operarios de Carpintería y Ebanisteria. Unión Tipográfica ..................... Liga de Trabajadores .................. Los Desheredados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Despertar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sociedad de Pintores .................. Sociedad de Obreros Panaderos ...... El Trabajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sociedad de Canteros y Marmolistas.. . Sociedad de Obreros de Hierros y Me-

tales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Siglo XX, Sociedad de Mecánicos ... Centro de Sociedades Obreras . . . . . . Unión Obrera del Gremio de Panaderos. Círculo Obrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carpinteros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Jornalero ........................... La Fraternidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fuente: Elaborado a partir de la Guía de

ciales y Descanso Dominical del AMC.

Localidad

Cartagena Los Molinos Cartagena Canteras Santa Lucía Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Santa Lucia Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena

Cartagena Cartagena Cartagena Cartagena Santa Lucía Santa Lucía Santa Lucia Santa Lucía

Cartagena 1902

Entidad de población

Ciudadcasco Partido Ciudadcasco Barrio Barrio Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Barrio Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco

Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Ciudadcasco Barrio Barrio Barrio Barrio

y del leg. Reformas S a

Resulta ostensible que el movimiento obrero cartagenero carece por entonces de un sentido unitario. Raras veces se podrán objetivizar las reivindicaciones proletarias a nivel de todas las organizaciones de clase. El único concierto posible lo representaba el Centro de Sociedades Obreras, domiciliado en la popular calle de San Fernando (7).

En La Unión ni siquiera se da esta formalidad. Las acciones obreras se articularán, las más de las veces, espontáneamente, con el invariable recurso a los piquetes. También aquí el asociacionismo por ramas de oficios condujo a una excesiva atomización.

(7) ESTRADA Y MAURESO, h l A ~ z n y NICASIO, op. cit., pág. 254.

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6 Pedro M." Egea Bruno

SOCIEDADES OBRERAS DE LA UNION DURANTE LOS AROS 1887-1902

T i t u . de la sociedad Localidad Fecha f unáación

Cooperativa Fraternidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Producción Mutua del Obrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . Casino Instructivo del Obrero . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sociedad de Mecánicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sociedad de Pleiteros ........................... Sociedad de Peluqueros y Barberos . . . . . . . . . . . . Centro de Obreros Albañiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Despertar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El Despertar .................................... La Evolutiva .................................... Fuente: AMLU, LRED, 1887-1902.

La Unión La Unión La Unión La Unión La Unión La Unión La Unión La Unión Roche La Unión

La orientación ideológica de los obreros comarcanos podemos detec- tarla, de forma un tanto imprecisa, a partir de noviembre de 1880, al iniciarse la publicación del periódico La Unión, homónimo de la locali- dad donde se editaba y simpatizante del pensamiento ácrata (8). Esta hipótesis se revela con toda nitidez en 1891, cuando el referido rotativo se confiesa abiertamente anarquista y cambia su nombre por el más su- gestivo de l." de Mayo (9). Conclusión corroborada por Zancada (10) al considerar para comienzos de siglo que «. .. donde el anarquismo reúne más prosélitos es en Cataluña, Andalucía y Extremadura, siendo tam- bién anarquistas muchos de los mineros de Almadén y Cartagenan.

No obstante, tampoco podemos considerar a toda la clase obrera lo- cal imbuida en esta tendencia. Junto a organizaciones específicamente libertarias - c o m o .El Despertar,- abundan las sociedades con inte- reses meramente económicos, en la más pura línea tradeunionista. Buen ejemplo de ello será la asociación de los Operarios de Carpintería y Ebanisteria~. En su reglamento se nos presenta como una típica socie- dad de resistencia (1 1).

Si el anarquismo no alcanzó la plena hegemonía en nuestra comarca

(8) AMLU, LRSD, 1-1-1879 a 1-XII-1880, as. f.p. (9) AMLU, LRED, 1886-1891, fols. v.-r. (10) Op. cit., pág. 206. Para el contexto del período reseñado, vid. penetrantes

páginas de SECO SERRANO, CARLOS, Alfonso XIIZ y la crisis de la Restauración, Ariel, Barcelona, 1969, págs. 31 SS.

(11) ASOCIACI~N DE LOS OPERARIOS DE CARPINTER~A Y EBANISTER~A Y SIMILARES DE CARTACENA Y SU TÉRMINO MUNICIPAL, Estatutos, Imp. de la uGaceta Mineran, Car- tagena, 1889, 16 págs. En el art. 13 se dirá que tiene a... como base (...) la resis- tencia pasiva contra todo aquello que trate de quebrantar sus legítimos de- rechosm.

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Movintiento obrero y crisis finisecuhr en el distrito ... 7

se debió a una serie de factores, tanto endógenos como exógenos, en la conformación ideológica del proletariado:

1." El período de persecución y clandestinidad anarquista de 1874 a 1881, que desbarató la labor de la Federación Regional Es- pañola.

2." La intrincada marcha organizativa, a partir de entonces, del mo- vimiento libertario. A la F. R. E. sucedió la Federación de Tra- bajadores de la Región Española. En 1888 se transformó en la Organización Anarquista de la Región Española, que en octubre de 1889 dio paso al Pacto de Unión y Solidaridad.

3." La polémica interna entre anarco-colectivistas (bakuninistas) y comunistas libertarios (kropotkianos). Concepciones que respon- dían a las situaciones bien diferenciadas de Cataluña y Anda- lucía respectivamente (12).

4." La promulgación en 2 de septiembre de 1896 de leyes de repre- sión del anarquismo (13). Golpe de gracia que provocó la extin- ción del P. U. S. Este se fraccionaría entonces en numerosos nú- cleos dispersos (14).

En nuestra comarca el anarquismo conservó su potencia organiza- tiva, como se vislumbró en 1898 (15). Los socialistas brillaron por su ausencia en estos años. Sólo en 1913 conseguirían desbancar a los ácra- tas en la dirección del movimiento obrero local (l6), y por poco tiempo. En 1919 -tras la consolidación de la CNT- los libertarios se convier- ten de nuevo en guía y orientación de nuestros trabajadores (17).

(12) CASTIÑEIRAS MUÑOZ, JAIME, y DOMÍNGUEZ MART~N SANCHEZ, JAVIER, Un si- glo de lucha obrera en España, Ed. Mensajero, Bilbao, 1971, págs. 81-86, escribirán al respecto que alas divisiones internas hacen que proliferen por todas partes grupos independientes, verdaderos taifas, de una u otra tendencia,.

(13) AHN, leg. 2 A, Exp. 15. Disposiciones para la represión del anarquismo. Años 1894-1902.

(14) GOMEZ CASAS, JUAN, Historia del anarcosindicalismo español, Ed. Zero, 4.' ed., Madrid, 1978, págs. 85-86. Vid. también TuÑ~N DE LARA, MANUEL, «Realidad social, movimiento obrero y partidos políticos en la España de Alfonso XIII: 1902-1931», en Historia Social de España, siglo X X , Guadiana, Madrid, 1976, pá- ginas 3540.

(15) Vid. CASTIÑEIRAS y DOM~NGUEZ, op. cit., pág. 130, y G ~ M E Z CASAS, J., op. cit., página 86.

(16) Cfr. VICTORIA MORENO, DIEGO, Burguesía y proletariado en Cartagena y su cuenca minera (1913-1915), Tesis de Licenciatura dirigida por Juan Bautista Vilar, Universidad de Murcia, 1979. La relación de fuerzas no vana para el 'período 1916 1918. Vid. EGEA BRUNO, PEDRO M.', Conciencia de clase entre el proletariado de La Unión (Murcia) a través de los informes de los inspectores de vigilancia (1916-1918). Tesis de Licenciatura dirigida Dor Juan Bautista Vilar. Universidad - - de ~ u r c f a , 1978.

(17) EGEA BRUNO, PEDRO M.', Crisis de 1917 en Cartagena (1909-1923), Tesis doc- toral dirigida por Juan Bautista Vilar (en preparación).

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8 P d o M.a Egea Bruno

La organización anarquista representó para el distrito cartagenero, durante la Regencia de María Cristina, la punta de diamante del pro- letariado comarcano, capaz de abrir brecha en el orden burgués, tal como ocurrió en mayo de 1898.

2. COYUNTURA ECONOMICA Y MOVIMIENTO HUELGUISTICO DE MAYO DE 1898

La condición de la clase obrera local a fines del siglo XIX es, como al igual del resto de España, poco lisonjera (18), y, en algunos casos, mucho peor. En un informe remitido por el secretario general de la Sociedad Económica de Amigos del País de Cartagena al director de El Imparcial de Madrid, con ocasión de una encuesta abierta por este dia- rio (19), se comentará lacónicamente que la situación de nuestros obre- ros es «... la misma que la de la inmensa mayoría de los del resto de España, agravada quizás, por el elevado precio de los alimentos en esta, qe es superior al qe adquieren en otras poblaciones y por el elevadísimo de las viviendas que no tienen comparación con ningún punto».

A estas circunstancias se le sobreimpusieron en la primavera de 1898 una serie de factores que determinaron la eclosión revolucionaria de mayo.

1." La capacidad adquisitiva de los trabajadores se vio considera- blemente mermada por la escalada que experimentaron los precios de las principales subsistencias -en particular los del trigo y sus hari- nas- hacia la segunda quincena de abril y sobre todo a principios de mayo. Se elevaron de tal manera que en escasamente dos semanas su- bieron más que en cuatro años.

(18) Cfr. IGLESIAS, PABLO; VERA, JAIME, y GARC~A QUWIDO, La clase obrera espa- ñola a finales del siglo XZX, Ed. Zero, Madrid, 1973, 2." ed., págs. 93-100. Vid. sín- tesis de la condición obrera en estos años en MONTOYA MELGAR, ALFREQO, Ideología y lenguaje en las primeras leyes laborales de España, Ed. Civitas, Madrid, 1975, páginas 13-18.

( 19) ARSEAPc, leg. Correspondencia, 1904.

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Movimiento obrero y , crisis finisecuhr en e2 distrito.. . 9

EVOLUCION DE LOS NUMEROS INDICES DE LOS PREGIOS DE ALGUNOS ARTICULOS DE PRIMERA NECESIDAD EN CARTAGENA DURANTE EL

PERIODO 1895-1898

Artículos

Garbanzos: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Castilla

Alfarnates . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mazaganes . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Harinas: Candeal extra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Candeal especial . . . . . . . . . . . . ....... Candeal corriente . . . . . . . . . . . . . . . Candeal castilla 1.' ............... Candeal castilla 2.' . . . . . . . . . . . . . . . Trigo duro extra . . . . . . . . . . . . . . . Trigo duro especial . . . . . . . . . . . . Trigo duro corriente . . . . . . . . . . . . Trigo duro 3.' . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Precio medio 1895

PtaslKg. N.O índices

Año 1898

Enero-abril Mayo

N." índices N.O índices

Fuente: Elaborado a partir de la Gaceta Minera y Comercial de Cartagena, años 1895-1898.

Tan enorme despegue de los tipos adquiere patente de virtualidad casuística en los sucesos de mayo. Una mayor aproximación a esta va- riable nos la ofrece la siguiente tabla.

PRECIOS Y NUMEROS INDICES DE ALGUNAS SUBSISTENCIAS EN LA COYUNTURA A:LCSSTA DE MAYO DE 1898 EN CARTAGENA

Abril l.' quincena

Artículos Pesetas Número

Kilo índices --

Aceite: . . . . . . . . . . . . . . . Superior

Corriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Arroz

Garbanzos: . . . . . . . . . . . . Castilla flor

...... Castilla superiores . . . . . . . . . . . . Castilla 1.'

Alfamates . . . . . . . . . . . . . . . Mazaganes . . . . . . . . . . . . . . .

Abril 2.' quincena

Mayo l." quincena

Pesetas Número Kilo índices --

Pesetas Número Kilo índices --

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10 Pedro M." Egea Bruno

Harina: Candeal extra . . . . . . . . . 0,520 100,OO 0,550 105.76 0,620 119,23 Candealespecial ......... 0,500 100,OO 0,540 108,00 0,560 112,00 Candealcorriente ......... 0,340 100,OO 0,380 111,76 0,480 141,17 Candeal Castilla 1.' ...... 0,460 100,00 0,480 104,34 0,550 119,56 Candeal Castilla 2.' ...... 0,400 100,OO 0,420 105,00 0,500 125,00 Trigo duro extra . . . . . . . . . 0,460 100,00 0,465 101,08 0,565 122,82 Trigo duro especial ...... 0,370 100,OO 0,380 102,70 0,535 144,53 Trigo corriente . . . . . . . . . 0,320 100,OO 0,330 103,12 0,490 153,12 Trigo 3.' . . . . . . . . . . . . . . . 0,290 100,OO 0,300 103,44 0,300 103,44

Fuente: Elaborado a partir de la Gaceta Minera y Comercial de Cartagena, año 1898.

Destaca particularmente el precio de la harina de trigo corriente. La que cubre las necesidades de la clase desposeída. En tan corto lapsus de tiempo se incrementó en un 153 por 100.

Las causas de la desorbitante elevación hay que buscarlas en una se- rie de variables que dislocaron el ya por sí tradicionalmente débil equi- librio entre nuestra producción agrícola, especialmente la cerealista, y la demanda del mercado nacional (20).

Rechazamos «a priorim la incidencia de una mala cosecha como gene- radora del incremento de los tipos trigueros. La recolección de esta gra- mínea ofrece la siguiente evolución:

LA COSECHA DE TRIGO EN ESPARA DURANTE LOS AROS 1895-1899

A ñ o s Hectolitfos Núm. índices

1895 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28.500.000 100,00 1896 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27.000.000 94,73 1897 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33.000.000 115,76 1898 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40.000.000 140,35 1899 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35.000.000 122,80

Fuente: RM'MIm, 8-XII-1899.

Ciertamente, la cosecha de 1898 supera a la de los restantes años del periodo. El aumento del coste de los artículos agrícolas estuvo origi- nado por las siguientes variables:

A) La explosión alcista de los cambios. Una de las más graves con- secuencias económicas de la guerra colonial. Situación anormal que es- poleó la avaricia de los comerciantes en granos. Estos no dudaron en

(20) CARR, RAYMOND, España, 1808-1939, Ed. Ariel, Barcelona, 1978, pág. 378.

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Movimiento obrero y crisis finisecular en el distrito ... 11

aprovechar la favorable coyuntura para la exportación masiva de c e reales. De esta forma, el mercado interior quedó desabastecido y el alza de los precios no se hizo esperar. Cuando la demanda interior exigió la importación de harinas o trigo los cambios actuaron a la in- versa, gravando los precios de estos artículos. La pescadilla de las sub- sistencias se mordía la cola. Los cambios estimulaban la exportación, el mercado interior se desabastecía, subía el precio de las mercancías y al tratar de reponer la despensa nacional mediante la importación 10s cambios mantenían los precios altos.

La importancia del papel de los cambios como acicate para la ex- portación queda reflejada en la siguiente tabla.

CAMBIO MEDIO MENSUAL Y ANUAL DE FRANCOS DURANTE LOS AROS 1895-1898

Meses Cam- Núm. Cam- Núm. Cam- Núm. Cam- Núm. bios índices bios índices bios índices bios índices --------

Enero ... ... ... 11,22 100,00 Febrero ... ... ... 924 100.00 Marzo ... ... ... 7,79 100,00 Abril.. . . . . .. . . . . 11,68 100,OO Mayo . . . . . . . . . . . . 12,63 100,00 Junio ... ... ... ... 15,38 100,00 Julio . . . . . . . . . . . . 16,43 100,00 Agosto ... ... ... 18,53 100,OO Septiembre . . . . . . 17,15 100,00 Octubre ... ... ... 17,02 100,00 Noviembre . . . . . . 18,34 100,OO Diciembre ... ... 19,82 100,00

Cambio medio del año ... 14,60 100,00

Fuente: Elaborado a partir de años 1895-1898.

la Gaceta Min era y Comerciul de Cartagena,

Precisamente en mayo de 1898 la elevación de los cambios supondrá un 689,94 por 100 de aumento respecto a 1895, cuando se inicia la cri- sis colonial.

Las razones de la espectacular subida fueron atribuidas (21) -con

(21) GARC~A GUTJ&RREZ, AGUST~N, Historia general del desarrollo del comercio y de la industria. Recopilada en sus comienzos y adicionada en nuestros días, Establecimiento Tipográfico de P. Díaz, Sevilla, 1899, pág. 271. Vid. útil puesta al día en ANES ALVAREZ, RAFAEL, aEl Banco de España (18741914): Un Banco nacie ndrt, en La Banca Española en la Restauración, vol. 1, Servicio de Pubiicaciones del Banco de España, Madrid, 1974, págs. 172-218.

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12 Pedro M." Egea Bruno

motivo de la guerra hispanoamericana- a la especulación bancaria, a la demanda de francos que las necesidades del comercio exigían, las sumas desorbitantes gastadas en la guerra, la necesidad del Banco de -

España de adquirir oro y plata para el aumento de su circulación fidu- ciaria, el pago de 170.000.000 de francos por intereses de la Deuda Ex- terior, que había que colocar en el extranjero, y finalmente el pago en oro del cupón de Billetes Hipotecarios de la Isla de Cuba. El Banco de España, para poner fin a esta situación, acaparó cuanto papel pudo obtener al precio máximo e hizo que el cambio descendiera en cua- renta enteros. A esta medida se unió la ley de 17 de mayo de 1898 dis- poniendo que desde el vencimiento de 1." de octubre siguiente no se pagaran en el extranjero otros cupones que los de títulos que real y efectivamente fuesen de la propiedad de extranjeros, y la aplicación del ((affidavitn para el pago del cupón de la Deuda Exterior a los tenedores que no demostrasen serlo.

La orientación hacendística de nuestro país cambiaría radicalmente con las reformas de Fernández Villaverde y, más tarde, con motivo de la guerra europea. La mencionada deuda suponía todavía en 1914 un montante de 1.025.150.500 pesetas, pero entonces la situación inter- nacional hace casi desaparecer el desnivel que antes existía entre la moneda española y la francesa. En este contexto se publicará en 8 de agosto de 1914 un real decreto del Ministerio de Hacienda haciendo viable la nacionalización de la deuda exterior (22).

B) Otra de las causas que favorecieron la exportación cerealista y de forma indirecta el paralelo incremento de los tipos nacionales fue el real decreto de 4 de mano de 1898 (23), que suspendió la exacción de los recargos arancelarios creados por la ley de 9 de febrero de 1895 sobre el trigo, las harinas de este grano y los salvados.

C) Finalmente la subida interior del coste triguero estuvo también condicionada por el aumento del tributo impuesto al trigo extranjero. Los propietarios nacionales aprovecharon la ocasión para subir el pre- cio del propio (24).

2." Estrechamente relacionado con el problema de las subsistencias se encuentra el impuesto de consumos, considerado por Tirso Rodri-

(22) BOPM, 11-VIII-1914. Es preceptiva la consulta de SOL^ VILLALONGA, GA- BRIEL, La reforma fiscal de Villaverde, Madrid, 1967. El contexto general del cam- bio bacendístico en el período 1898-1914 es analizado por VELARDE FUERTES, «Pro- blemas de la realidad económica española en la -a de Alfonso XIIIm, en His- toria Social de España, s igb X X , Ed. Guadiana, Madrid, 1976, págs. 17-34.

(23) GMC, &III-1898, pág. 84. (24) EC, 5-V-1898.

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Movimiento obrero y crisis finisecular en el distrito ... 13

gáñez (25) como una uexpoliación del proletariado* . Sobre la importan- cia de este arbitrio es preciso hacer constar que los precios recogidos en la tabla IV no lo incluyen . Se trata. por tanto. de valores nomi- nales. a los que es preciso añadir el mencionado tributo para obtener los tipos reales .

En la tabla siguiente podemos contemplar la trascendencia de esta contribución sobre el presupuesto familiar .

PRIMERA TARIFA DEL IMPUESTO DE CONSUMOS EN CARTAGENA Y SU TERMINO MUNICIPAL

E s p e c i e s

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carne de vaca. buey. etc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carne de carnero. cabra. etc

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cocidas o saladas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Tocino y carnes frescas

Tocino salado. mantecas. jamones. embutidos. etc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aceites de todas clases

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Petróleo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aguardientes y alcoholes

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Licores Vinos de todas clases . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vinagre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cerveza. sidra y chacoli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Trigo Sus harinas. pan y pastas para sapa . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Almidón Salvado o afrecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Arroz y sus harinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Garbanzos y sus harinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cebada. maíz. centeno. mijo y sus harinas . . . . . . . . . . . . Los demás granos y legumbres secas. incluso el ca-

cahuet y altramuces y sus harinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pescados de río y mar. sus escabeches y conservas ... Jabón duro y blando . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carbón vegetal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Carbón de cok Conservas de frutas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conservas de hortalizas y verduras. incluso las acei-

tunas aderezadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sal común . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Fuente: Guía de Cartagena. 1902 .

Unidad

Kilo Kilo Kilo Kilo Kilo Kilo Kilo

Cada "/cente- sima1 en 100 lts . 100 lts . 100 Its . 100 lts . 100 lts . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs . 100 kgs .

Kilo Kilo

100 kgs . 100 kgs .

Kilo

Kilo Kilo

Ptas . Cts . -. . 20 . 20 . 22

22 . .

32 22

. 22

Destacan sobre todo las gabelas impuestas al trigo y sus derivados . Con el impuesto de consumos el precio de la gramínea pasaría de 49

(25) MPEZ. DANIEL. El partido liberal . Conversaciones con D . José Canalejas, Est . Tipográfico. Madrid. 1912. pág . 147 .

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14 Pedro M." Egea Bruno

céntimos el kilo a 74,2, lo que supondría un incremento del 151,42 por 100 sobre el valor nominal. Enorme tirón que terminó por desga- rrar la economía de los más débiles.

Mayor importancia tendrá para los pueblos agrícolas la cobranza de la segunda tarifa de la mencionada contribución, pues «... parece dictada -se dirá en la época (26)- en contra de la pobreza y la mi- seria para agrandar aquélla, haciendo á ésta más abrumadora é into- lerable D.

SEGUNDA TARIFA DEL IMPUESTO DE CONSUMOS EN CARTAGENA Y SU TERMINO MUNICIPAL

E s p e c i e s Unidad

Palominos, pichones, codornices y otras aves simi- lares en tamaño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Pavos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Faisanes ................................................ Anades, perdices, gallinas, gansos, gallos, pollos y de-

más aves caseras y silvestres, liebres y conejos ... Aves trufadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Conservas de ,las anteriores especies . . . . . . . . . . . . . . . Nieve-hielo natural o artificial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cera en rama o manufacturada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Estearina, parafina y esperma de ballena, íd., íd. ... Huevos ................................................ Queso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Leche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Manteca extraída de leche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Paja de cereales, algarrobas y plantas para los ga-

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . bados Leña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Fuente: Guía de Cartagena, 1902.

Una Uno Uno Uno

Una Una Kilo

100 kgs. 100 kgs. 100 kgs. El ciento 100 kgs. 100 kgs. 100 kgs . 100 kgs. 100 kgs.

Ptas. Cts. --

A lo execrable del tributo se unía en nuestro distrito la actitud de los arrendatarios de consumos. En Cartagena el citado individuo lle- vaba a cabo la cobranza de la primera tarifa con un exceso de celo, y no conforme con los pingües beneficios obtenidos desobedecía el acuerdo del Ayuntamiento cartagenero, que había suspendido la recau- dación de la segunda tarifa (27).

Lo mismo ocurre en La Unión con el usufructuario del arbitrio - € e -

(26) EC, 7-V-1898. (27) EC, 7-V-1898.

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Movimiento obrero y crisis finisecillar en el distrito ... 15

lestino Martínez-. Señalándose, incluso, que sus intereses egoístas fue- ron uno de los fulminantes del estallido popular de mayo (28).

Buena prueba del rigorismo de estos arrendatarios es la siguiente tabla.

IMPUESTO DE CONSUMOS, SAL Y ALCOHOLES PARA EL ARO ECONOMICO 1898-1899

Consumos y cereales Sal Alcoholes Totales

A - - Pesetas Pesetas Pesetas Pesetas

Cartagena . . . . . . . . . . . . . . . . . . 394.712,50 42.115,00 84.230,OO 521.057,50 Murcia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136.693,OO 49.269,OO 98.538,OO 284.500,OO La Unión . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167.728.00 10.483,OO 15.724,50 163.780,50

Fuente: GMCc, 12-IV-1898.

Por el concepto de consumos y cereales Cartagena recaudaba un 288,75 por 100 más que la capital, que también era superada por La Unión en un 122,70 por 100.

A la importancia intrínseca de las gabelas se unía la anómala situa- ción contributiva creada entre Cartagena y La Unión, pues el mencio- nado arbitrio con sus zonas y radios originaba una u.. . enmarañada red con dos municipios que se compenetra[ban] [y conseguía] estrechar de tal modo su acción tributaria, que ni siquiera deja[ba] libre de impues- to el más ínfimo valor.. . » (29).

3." Otra de las variables que influyeron en la revuelta popular fue- ron los bajos salarios pagados en nuestra zona. A pesar de lo mante- nido en la misma época por la patronal (30), el jornal medio de los obreros fabriles e industriales del distrito cartagenero en el bienio 1896- 1897 era, según estadísticas oficiales (31), de 2,365 pesetas, cuando la media nacional se cifraba en 2,540 para las poblaciones que no eran capitales. La media de la capital murciana alcanzaba las 2,745, sien- do el promedio nacional para las capitales 3.171. Es decir, el salario local representaba el 93,ll por 100 de la media nacional, el 86,15 por 100

(28) ALBADALEJO BRAVO. FEDERICO, Poncius Imnerator (Su vida Y sus crímenes). d.‘ S&. Levantina de ~ r t e s Gráficas, Cartagena; 1910, pág. 76.

- (29) GMCC. 10-V-1898, ~ á g . 154. - (30j Ibídem, pág. 154. (31) DGIGE, Estadística de la emigración e inmigración de España en el quin.

quenio de 18%-1900, Imp. de la DGIGE, Madrid, 1903, págs. XLVII-XLVIII.

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16 Pedro M." Egea Bruno

del percibido por igual concepto en la capital del Segura y el 74,58 por 100 de la media de las capitales.

La escasa remuneración por jornada de trabajo se aprecia más a las claras al confrontarla con los gastos habituales de una familia obrera de cuatro miembros: el matrimonio y dos hijos pequeños. En un infor- me de la época (32) se da el siguiente presupuesto minimo de subsis- tencia para un mes:

Pesetas

Alimentación (30 x 1,91) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57,30 Sal y especias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 ,O0 Vino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8,OO Jabón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1,25 Petróleo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2,OO Carbón (vegetal) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Casa

5,oo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15,oo --

... . . . . . . . . . . . . . . . . . . T O TAL 89,55

Considerando que nuestros obreros trabajasen 250 días al año -cálcu- lo muy optimista (33)-, la retribución mensual supondría 49,27 pese- tas, muy por debajo del minimo fisiológico anteriormente apuntado. A pesar de ello, los obreros que percibían sus honorarios en metálico podían considerarse felices, pues en estos años imperaba la costumbre de la retribución por medio de vales.

4." La remuneración por vales terminará por conformar el crecien- te descontento. Costumbre importada de Almagrera y Mazarrón, y pues- ta en práctica en nuestra cuenca por algunas compañías extranjeras al objeto de crear economatos (34), ha sido definida como el pago del jornal mediante un papel -especie de carta orden- que obliga al obrero a adquirir las mercancías en un almacén determinado. El sis- tema constituía, a la postre, un monopolio. La tienda pertenecía unas veces al explotador, otras al pariente o al amigo del encargado, quien invariablemente recibía una comisión sobre la venta realizada (35). Si una de sus motivaciones originarias fue «... facilitar á diario el sus- tento al obrero, que sólo podía recibir jornal cuando dejaba en condi- ciones de venta el mineral acumulado en 20 ó 30 días de trabajo» (36),

(32) UBWA Y CORREAL, JosÉ, El presupuesto de una familia obrera, Est. Tip. de E. Teodoro, Madrid, 1902, pág. 54.

(33) MALO DE MOLINA, LUIS, a11lstituciones obreras en minas y fábricas», en RMMIm, 8 de julio de 1900, pág. 317.

(34) GMCc, 1-1-1895, pág. 1. (35) GUARMOLA SAURA, RICARDO, El porvenir del distrito rnetalífero de Carta-

gena y las reformas necesarias en su minería, Imp. de José Requena Hernández, Cartagena, 1895, phg. 78.

(36) GMCc, 1@V-1898, pág. 153.

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Mouimiento obrero y crisis finiseculur en el distrito ... 17

dado el escaso capital de la inmensa mayoría de los partidarios -una de las características del laboreo de la sierra cartagenera-, pronto salió del dominio de los arrendatarios para servir a los grandes propie- tarios. Incluso se da el caso -no infrecuente- de «.. . negocios impor- tantísimos mineros, que apenas han dejado utilidad, en tanto que los miles de duros de éste han sido [hechos] en el negociado de tien- das» (37).

La práctica se extendió a otras parcelas de la vida: u . . . para el alimento y para el vestido, y para afeitar y para enterrar y hasta ipara el vicio!» (38).

La consecuencia inmediata de este tipo de remuneración fue el des- censo de la capacidad adquisitiva de los trabajadores. Por dos razones. La primera por el alto precio y la mala calidad de las especies que im- plicaba el monopolio. Conocemos el caso concreto de los gavieros -de- dicados al transporte de minerales-. Mediante los vales liquidaban la cebada a 23 reales la fanega cuando su precio en el mercado era de 16 y 17 reales (39). En segundo lugar la necesidad de numerario obliga al obrero a revender sus vales «con una cierta pérdida por lo que el jor- nal efectivo resulta muy inferior al nominal» (40).

Desde fecha muy temprana -diciembre de 1894- la autoridad local tomó cartas en el asunto tratando de cortar estos abusos. De nada, sir- vió. Había demasiados intereses en juego. Los propios detentadores del negocio confesarían sin recato que con este sistema habían «.. . acumu lado millones de pesetas amasadas con lágrimas» (41). También con- tribuiría a hacer viable tan manifiesto atropello los años de angustiosa crisis por los que atravesaba la sierra (42). Los patronos -como gráfi camente se decía en la época- explotaban la necesidad.

3. LA AGITACION OBRERA DE MAYO: MORFOLOGIA DE UNA REVOLUCION SOCIAL

El día 4 de mayo de 1898 se declararon en huelga general los traba- jadores de la cuenca minera (43). El movimiento adquirió cotas insos-

(37) GMCC, 1-1-1895, pág. 2. (38) GMCC, 10-V-1898, piig. 154. (39) GMCC, 1MX-1895, pág. 294. (40) GUARDIOLA SAURA. RICARDO. ov. cit., u á ~ . 78. . * - (41) GMCc, 10-V-1898, .pág. 154.'

- (42) ESTEVAN SENIS. M: TERESA. ov. cit.. vágs. 82-83. considera aue de 1895 , - -

a 1'900 la sierra de Cartagena vivió a , . . uno de los momentos de mayor parali- zación v miseria de su historia.. .D.

(43) - CASTILLO RODR~GUEZ, JosÉ, UIZ mártir del 4 de mayo o tos motines de La Unión, «S. i.», Cartagena, 1902, págs. 7 SS.

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18 Pedro M.a Egea Bruno

pechadas. De 15 a 20.000 huelguistas se agruparon como un solo hom- bre bajo la consigna de «abajo los consumos, fuera los vales y aumen- tos de jornal)) (44).

En las primeras horas de la mañana los obreros se fueron reuniendo frente a la fábrica «Roma», situada en las afueras de La Unión, en dirección al Llano del Beal. La concentración alcanzó pronto carac- teres de motín. De momento cortaron en dicho punto el teléfono, el telégrafo y la línea del ferrocarril (45). Hecho esto, acordaron dirigirse a la ciudad de La Unión. Para entonces ya se habían provisto de ~ p i - quetas, palos, facas, pistolas y hasta dinamita» (46). Ya en el pueblo minero, rompieron a pedradas los faroles del alumbrado público, los cristales y muestras de los establecimientos; incendiaron la documenta- ción de los fielatos, no dejando ninguno en pie. Destrozaron la casa de Celestino Martínez, acaudalado minero y arrendatario de los consumos, considerado la cabeza visible de la opresión que sufría el obrero (47). Conseguido esto, 6 ó 7.000 manifestantes decidieron tomar el camino de Cartagena. A su paso por La Esperanza -divisoria de los dos tér- minos municipales- inutilizaron las vías férreas. A las nueve de la ma- ñana ya estaban en Alumbres -diputación cartagenera-, donde echa- ron abajo las casetas del fiel.

En Cartagena cundió el pánico al saberse de la ola devastadora que se abalanzaba sobre la ciudad. Los comerciantes cerraron sus estable- cimientos en el acto. Las madres corrían despavoridas hacia las escue- las en busca de sus hijos. La autoridad militar no se pudo zafar a esta suerte. Dispuso lo necesario para la defensa de la población. Las puer- tas del recinto amurallado fueron cerradas - c o n ello quedaba sellada la ciudad- y se situaron fuerzas de artillería en la muralla. No muy confiados con estas precauciones, salió a su encuentro, para cortarles el paso, una sección de caballería junto con fuerzas de infantería y guar- dia civil.

Noticiosos los huelguistas de las prevenciones tomadas en Cartage- na, decidieron retornar a La Unión, donde les era más factible hacerse fuertes. Al pasar de nuevo por La Esperanza se dividieron en dos grupos. Uno se dirigió al centro minero «Cabezo Rajado)) con intención de pa- rar los trabajos, pues al estar situado fuera de La Unión los obreros

(44) GMCc, 1@V-1898, pág. 153. En este contexto, ROMEU, FERNANDA, Las clases trabajadoras en España, Ed. T a w s , Madrid, 1970, pág. 61, cifra en 4 ó 5.000 el número de huelguistas, pero sin citar fuentes.

(45) EC, 4V-1898. (46) GMCc, 1@V-1898, pág. 153. (47) ALBADALEJO BRAVO, FEDERICO, op. cit., pág. 76.

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Movimiento obrero y crisis finiseculur en el distrito.. . 19

aquí empleados habían quedado desconectados del movimiento. El otro grupo se encaminó al vecino pueblo del Algar.

Las fuerzas militares enviadas por la mañana desde Cartagena fue- ron desbordadas por la magnitud de la sublevación. A mediodía se hizo preciso enviar un batallón del regimiento «Sevilla» a las órdenes del coronel Morales.

En las primeras horas de la tarde los amotinados consiguieron herir al alcalde de La Unión, José Maestre, que a la sazón encarnaba en el pueblo minero la institucionalización del odioso caciquismo. De estas jornadas conservaría durante toda su vida, como huella indeleble, una cicatriz en la frente (48). Acto seguido incendiaron la Casa Consistorial. Igual suerte corrió la documentación de los juzgados. Finalmente abrie- ron las puertas de la cárcel y dieron libertad a los presos allí custo- diados. Por entonces la llegada de fuerzas ya había provocado los pri- meros heridos, contabilizándose en aquellos momentos dos guardias ci- viles, cinco paisanos y un niño.

Mientras esto ocurría, los amotinados que a primeras horas de la mañana se habían dirigido al Algar, ya habían entrado en el pueblo, y al parecer armados de palos, hachas, picos y barrenos (49). De mo- mento consiguieron destruir las oficinas de consumos. Cuando inten- taban hacer ¡o mismo con los establecimientos comerciales, un tendero les franqueó la entrada a su negocio, donde consiguieron proveerse de alimentos. Parece que este gesto calmó un tanto los ánimos y los huel- guistas abandonaron el pueblo. Sin embargo, poco después tuvo lugar una segunda invasión más formidable que la primera. Ahora destroza- rían faroles, lunas de comercios, algunas casas particulares, e incluso saquearon ciertas tiendas. Conseguido su propósito, se retiraron en di- rección a la sierra, donde esperaban resistir mejor las acometidas de las fuerzas de orden público.

Paralelamente a estos acontecimientos, había llegado a La Unión el coronel Morales, en el que Maestre resignó el mando con la esperanza de un pronto regreso a la normalidad.

Por la noche un numeroso grupo de amotinados se desplazó hacia Lentíscar, quemando fielatos a su paso. Después ejecutaron la misma operación en algunas diputaciones rurales de Cartagena: La Palma, La

(48) Conversaciones con don Ginés Sánchez, militante obrero de La Unión. Vid. contexto general del montaje y funcionamiento oligárquicwaciquil en pobla- ciones mineras andaluzas semejantes a La Unión en ,las recientes monografías de JAVIER TUSELL sobre el caciquismo andaluz. Da1 d s m o autor, útiles precisiones en: uEY sistema político español en el reinado de Alfonso XIIID, en Historia Social de España, siglo X X , Ed. Guadiana, Madrid, 1976, págs. 61-82.

(49) EC, 4V-1898.

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20 Pedro M." Egea Bruno

Puebla, Pozo-Estrecho, Venta Fría, Camacho, Los Vidales y La Apare- cida. Ya en la madrugada, se dirigieron a Perín (50).

La autoridad estaba prácticamente desconcertada. Intentando conte- ner la marea revolucionaria, establecieron retenes en la Media Sala, en la cárcel de San Antonio Abad y en la fábrica de explosivos de Alumbres (5 1 ).

En las primeras horas de la mañana del día 5 los huelguistas fueron concentrándose en las diputaciones mineras de El Estrecho de San Gi- nés y Llano del Beal. En la primera detuvieron el primer tranvía que circulaba de Cartagena a los Blancos, destruyeron el cuartel de la guar- dia civil y la tienda de Mariano Giménez, hermano político de Celes- tino Martínez.

La grave conmoción planteada obligó al gobernador militar -1sido- ro Llull- a intervenir en el asunto. En su actuación no estuvo nunca presente la intención negociadora. De momento ordenó que dos com- pañías del batallón del regimiento «Sevilla», que se encontraba en La Unión desde el día 4, avanzaran sobre el Estrecho al objeto de domi- nar el tumulto y sostener las comunicaciones con Cartagena (52). De nada le sirvió. Hacia el mediodía fue incendiado el fielato de la Media Legua, al tiempo que el motín se corría a otra entidad rural: La Aso- mada. La máxima autoridad militar siguió por el camino de las medidas de fuerza. Se ocupó militarmente La Unión y las líneas férreas fueron protegidas. Los amotinados se refugian entonces en la sierra. La huelga va aumentando. La situación parece insostenible. Todas las tiendas es- tán cerradas y muchas familias huyen ante la eventualidad de un ma- yor agravamiento del conflicto (53).

Para entonces, Portmán, que había permanecido sumido en el silen- cio, se une al movimiento. Los huelguistas invaden la fábrica de Zapata -suegro de Maestre- y hacen grandes destrozos (54). Cuando se diri- gen al centro del pueblo les salen al paso fuerzas de la guardia civil y carabineros. Del choque resultan varios muertos y numerosos heri- dos (55).

Ya por la tarde -siempre en 5-, la agitación se corre a la ciudad de Cartagena. Ante la grave situación, el alcalde resigna el mando en el gobernador militar y, a propuesta de éste, se acuerda celebrar una jun-

(50) EC, 5-V-1898. (51) Zbídem. (52) Zbídem. (53) Zbídem. (54) Zbídem. (55) GMCc, 10-V-1898, pág. 153.

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Movimiercto obrero y crisis finisecular en el distrito ... 21

ta de autoridades. La única determinación adoptada es la declaración del estado de guerra en toda la provincia (56).

Medida coactiva que fue mitigada en La Unión por la publicación de un bando de la alcaldía en el que se prometía a los obreros la anu- lación del sistema de pago en vales, la subida de jornales y la remune- ración semanal (57).

Estas providencias hicieron retroceder un tanto el motín en la sierra minera, dándose una insensible vuelta al trabajo. Las candilejas del pro- tagonismo subversivo se encenderán ahora en Cartagena. Así, en la n e che del 5 fueron abatidos los fielatos del extrarradio. Verdaderas his- trionas de estas jornadas fueron las mujeres. Un numeroso grupo del elemento femenino incendiaría las oficinas del fiel situadas en el Batel. Cuando pretendían hacer lo 'propio con las emplazadas en las puertas del muelle, fueron sorprendidas por una sección de caballería que las dispersó tras una carga. No por ello se desanimaron. Poco después con- seguirían su propósito con las ubicadas en la estación ferroviaria.

En 6 continúa la agitación en la ciudad departamental. Por la tarde los amotinados no dejaron piedra sobre piedra de los fielatos que exis- tían próximos a la Algameca (58).

Este mismo día, y viendo que la asonada no remitía, el gobernador militar convocó una reunión a la que asistieron el gobernador civil -Settier- y las fuerzas vivas de la ciudad. Allí se acordaría enviar una comisión a La Unión para entrevistarse con los mayores contribuyentes y la patronal minera al objeto de conocer la voluntad negociadora de éstos (59).

Estos propósitos, unidos al cansancio e inoperancia de las jornadas anteriores, motivaron -ya en 7- el restablecimiento del orden bur- gués. Se normalizarán las comunicaciones entre Cartagena y La Unión, y se inicia un paulatino retorno al trabajo (60).

Al día siguiente, en una nueva reunión presidida por Llull, los re- presentantes de la industria minera se comprometieron a cumplir las siguientes cláusulas (61):

1." No pagar a sus jornaleros por medio de vales. 2." La remuneración se efectuaría semanalmente. 3." Aumentarían los salarios.

(56) AHN, leg. 60 A, Exp. 8. Suspensión de garantías constitucionales, años de 1898-1905.

(57) EC, 6-V-1898. (58) Ibídem. (59) Ibídem. (60) EC, 7-V-1898. (61) EC, 9-V-1898.

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Pedro M." Egea Bruno

4. CONSECUENCIAS Y CONCLUSIONES

Con este laudo se zanjaron -al menos aparentemente- algunas de las reivindicaciones obreras. Sin embargo, el problema de los vales no fue erradicado por completo. En octubre del mismo año, aún frescos los acontecimientos de mayo, continuaban utilizándose (62). Extralimi- taciones que dieron lugar a que en 10 de febrero de 1899 el alcalde de La Unión publicase un nuevo bando tratando de cortar estos abusos (63).

A pesar de ello, continuaron las violaciones de la patronal en este te- rreno. Tanto fue así, que el Gobierno se ocupó del asunto. En octubre de 1907 la Gaceta de Madrid (64) publicó un real decreto prohibiendo el establecimiento en los centros de trabajo «de tiendas, cantinas o ex- pendedurías que pertenezcan a los patronos, destajistas, capataces.. . » y estipulando que el pago de los salarios devengados debía de «hacerse efectivo en la moneda de curso legal». Medida vanal, como todas las adoptadas en igual sentido. Se trataba de un mal endémico que nunca pudo extirparse por entero de nuestra sierra. En 1909 el Gobierno civil publicó una circular (65) llamando la atención sobre las nume- rosas infracciones cometidas por los explotadores mineros y amena- zándoles con la aplicación de medidas coactivas. Todo en vano. En 1913 las organizaciones obreros emprendieron una activa campaña usando de los cauces legales, pero con resultados nulos (66). Todavía en 1915 el oprobioso sistema de vales era habitual como forma de pago en nues- tras minas (67).

Como hemos visto más arriba, otro de los grandes catalizadores del movimiento huelguístico fue el elevado precio de las subsistencias. Pro- blema que arrastró a las clases populares a motines y algaradas, no sólo en nuestra región, sino también en Alcoy, Aliseda, Valencia, Ali- cante, Arroyo, Torrejón, Malpartida, Valdepeñas, Bilbao, Cáceres, León, Rioseco, Sevilla, Soria, Ciudad Real, Linares, Talavera de la Reina, Gi- jón, La Línea y otros puntos (68). Semejante situación sólo se produ- ciría en el transcurso de la guerra europea, cuando la cuestión de las

(62) GMCc, 18-X-1898, pág. 340. (63) GMCc, 21-11-1899, pág. 65. (64) GMCc, 28-VII-1907, págs. 236-237. (65) BOPM, 12-11-1909. (66) AJPMM, leg. Jornada minera hasta 1914. (67) AMT, carpta 4, 1915-1918. Mini'sterio de la Gobernación, Sección especial

de Reformas Sociales, Expedientes y recursos por multas. (68) Cfr. SOIDEVILIA, FERNANDO, El año político 1898, Imp. de Enrique Rojas,

Madrid, 1899, pá'g. 208. Las noticias de los sucesivos levantamientos pueden verse en El Eco de Cartagena, los números correspondientes a los días 4, 5, 6 y 7 de mayo de 1898.

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Movintiento obrero y crisis finisecular en el distrito ... 23

subsistencias configuró en buena parte la línea de actuación del prole- tariado organizado (69). Por lo demás, los sucesos de mayo son riguro- samente contemporáneos y obedecen a iguales motivaciones que la agi- tación social detectada en otros países de la Europa latina, en particu- lar Italia, en donde culminaron en el levantamiento de Milán y otras ciudades industriales, cruentamente reprimido (70).

Las movilizaciones de mayo obligaron al Gobierno a prohibir la ex- portación de trigo, maíz, cebada, centeno, demás cereales, harinas de todas clases, patatas, alubias blancas y de color, y a admitir la impor- tación de dichos artículos con libertad de derechos (70 bis).

La medida sirvió únicamente de dique de contención de los precios y su operatividad fue poco menos que nula. Los intereses cerealistas presionaron cerca del Gobierno y en agosto de 1898 la Gaceta publicó un real decreto derogándola (71). El resultado de tan contradictorias actitudes fue la retardación en el descenso de los precios.

Puede apreciarse que hasta mediados de junio sólo reaccionarían a la baja y muy ligeramente las harinas de clase superior. Por el con- trario, el trigo corriente se mantuvo sin fluctuaciones hasta finales de año. El pequeño descenso de los tipos de las harinas se debió, y prácticamente se correspondió, con el paulatino almacenamiento de la nueva cosecha de trigo (72). A pesar de ello, los precios no recuperaron su posición de comienzos de año.

Sólo las harinas de precios más prohibitivos experimentaron una limitadísima rogresión respecto a los costes iniciales. Pero estos géneros - c o m o es obvio- no afectaban a los presupuestos de la clase obrera. En oposición, el trigo corriente y de tercera, que sí los alteraban, se mantuvieron por encima de los valores originales.

Finalmente quedaba la cuestión del impuesto de consumos. A nivel local se adoptó la única providencia posible. La corporación cartage- nera convino que en las futuras subastas de consumos sólo fueran arren- dados el casco y el radio, cobrándose el extrarradio por conciertos (73).

(69) Cfr. EGEA BRUNO, PEDRO M.", Conciencia de clase entre el proletariado de la Sierra minera de Cartagena (1916-1923), págs. 9496 (en prensa).

(70) VILAR, JUAN BAUTISTA, Aproximación a la Italia contemporánea. Un ensa- yo de interpretación, Madrid, 1980 (en prensa). Para el levantamiento de Milá,n consúltese la espldndida monografía de CANEVARO, A., Milano e la crisi di fine secolo (1896-1900), Sugarco Ed., Milano, 1976.

(70 bis) GMCc, 10-V-1898, pág. 156. La Real Orden pertinente fue publicada en la Gaceta de Madrid de 7-V-1898.

(71) GMCc, 16-VIII-1898, págs. 268269. (72) GMCc, 21-VI-1898, pág. 206. f73) EC, 6-V-1898.

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26 Pedro M." Egea Bruno

Recuérdese aquí el rol de los arrendatarios de consumos en el conflicto de mayo.

La supresión definitiva de tan desdichado subsidio se consiguió en 1911, y fue obra del gobierno liberal presidido por Canalejas (74). Se abolió en 12 de junio (75) y en 30 del mismo mes se dictó el perti- nente reglamento para su liquidación (76). Sus efectos fueron más que dudosos. El Ayuntamiento de La Unión confesaría sin remilgos que la cancelación del mencionado impuesto c.. . ha ocasionado tal perturba- ción en el erario local, que no puede atender ni aún á las obligaciones más perentorias é ineludibles que su ley orgánica le discierne, y se halla de momento, en la ruina más espantosa,, (77). De otro lado, la abroga- ción de tan onerosa gabela no se tradujo tampoco - c o m o era de es- perar- en un descenso de los tipos de los géneros desgravados (78). Este punto fue siempre una cuestión pendiente durante el reinado de Alfonso XIII, agravándose singularmente en los años 1914-191 8 (79).

El panorama obrero aquí ofrecido presenta caracteres en verdad an- gustiosos. Pocas o ninguna medida se tomaron para solventarlo. El aban- dono por parte de los poderes público generará la más espantosa deso- lación. A las reclamaciones obreras seguirían invariablemente dos acti- tudes gubernativas. En primer lugar, la persuasión mediante promesas, y en segundo lugar, cuando la protesta se transformaba en violento motín y amenazaba el orden burgués, se aplicará la «ley del máuser». Desafortunadamente son numerosos los ejemplos que, extraídos de nues- tro siglo xx y en particular de su tercio inicial, ratifican este aserto.

(74) L~PEz, DANIEL, Op. cit., pág. 147. (75) BOPM, 22-VI-1911. (76) BOPM, 6 a 11-VII-1911. (77) (AYUNTAMIENTO DE LA U N I ~ N ) . Recurso al Gobierno ak S. M. en exvosición

de 20s efectos producidos por la su$esión del impuesto de consumos en 21 muni- cipio de la Unión, U S . e.,, u s . l r > , 1912, pág. 3 ,

( 7 8 ) ARSEAPc, leg. Correspondencia, 1913. (79) ROLDAN, SANTIAGO; GARC~A DEUADO, JOSÉ LUIS, La formacwn de la socie-

dad capitalista en España, 1914-1920, Ed. CECA, Madrid, 1973, págs. 127-239.

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Movimiento obrero y crisis jinisecular en el distrito ...

ABREVIATURAS

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LRSD:

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Archivo Histórico Nacional.

Archivo Municipal de Cartagena.

Archivo Municipal de La Unión.

Archivo del Ministerio de Trabajo.

Archivo Real Sociedad Económica de Amigos del País de Cartagena.

Boletín Oficial de la Provincia de Murcia.

Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico.

El Eco de Cartagena.

Federación Regional Española.

Gaceta Minera y Comercial de Cartagena.

Libro Registro de Entrada de Documentos.

Libro Registro de Salida de Documentos.

Pacto de Unión y Solidaridad.

Revista Minera, Metalúrgica y de Ingeniena de Madrid.