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COLECCIÓN POESÍA VENEZOLANACONTEMPORÁNEOS

República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano

FOLLAJEde hojas de papel


República Bolivariana de Venezuela, Gobierno Bolivariano

FOLLAJEde hojas de papel

Andrés Urdaneta


© Andrés Urdaneta© Fundación Editorial El perro y la rana, 2016Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21 El Silencio, Caracas - VenezuelaTeléfonos: (0212) 7688300 / 7688399

Correos electró[email protected]@gmail.com

Páginas webwww.elperroylarana.gob.vewww.mincultura.gob.ve

Diseño de la colección Emilio Gómez

Imagen de portada © Andrés Urdaneta Sin título, tinta sobre papel, 2005

Edición Coral Pérez

CorrecciónNinoska Adames

DiagramaciónMónica Piscitelli

Hecho el Depósito de LeyDeposito legal lf40220168001609ISBN 978-980-14-3486-3


REFLEXIONES DEL ESPEJO


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Nacimiento en la selva

Cuando salí de lo profundo de la tierra no sabía lo que me esperaba; salí del alto pasto en un bosque de madera para encontrar lo que sería todo mi futuro. Me arrastré desnudo por entre aquellos fríos barros evitando inútilmente ser picado desde abajo. Me quemé la espalda y me comieron las moscas. Perdí mis dedos y no comí nada que no fuese tierra. Traté de sacarme los viejos pellejos y de camuflarme en los troncos, hablé en vano. Entre tanto sufrimiento pensé en lanzarme al lago, a las frías aguas del porvenir para curarme de las heridas sin cicatrizar, a la búsqueda de aire para mis pulmones, pero me ahogué.


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Presente

Caigo junto a unas ranas. Me tropiezo con los bordes del estanque.No veo mi descenso pues mi caída es libre y lenta.Las flores giran como helicópteros y desafían mi paciencia.El halcón se lanza en picada tras la presa.—¿Estoy presente?Mi caída es inminente. ¿Cómo es posible volar teniendo pies?¿Cómo otros pueden caminar llevando alas?


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El gallo

Me piden que cante como un gallo, pero de gallos solo sé que al momento de su degollamiento mueren gritando canciones del alba. Yo no sé gritar cuando me degüellan, y no espero comprobarlo. Pero un gato puede matar sigilosamente, ¿por qué no?, a un tulipán de alas amarillas.


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El canto de los guerreros

Estoy equivocado por haber creído que en este mundo la verdad existía.Estoy desorientado por no haber negociado con la mentira.Estoy execrado por no haber aplastado a mis compañeros.En el mar no hay viento, a menos que al viento lo inventemos.

Los pájaros viran al este para escapar del verano.

Estoy perdido por no haber actuado como los que en el mar pescan cuerpos. Pero al menos sigo vivo, sigo siendo dueño de mis movimientos y no me dejaré arrojar al vacío en tanto siga creyendo en el bien de la humanidad. Habrá siempre guerra mientras los libros se mantengan cerrados,de la misma manera que nuestros ojos cuando pensamos que nuestra sabiduría se reduce a que no existimos.

Seguimos vivos, no hay que dejarse llevar por el viento.

No huyamos del verano. Somos dueños de nuestras acciones.


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Ojos engañados

No sé si escribir lo que veo o solamente verlo. Quizás baste con escribirlo en mi mente. Lo malo de escribir en la mente es que se borra, como lo que se escribe a lápiz, con un poco de saliva. Por eso las ballenas saltan en el aire, no una sino muchas ballenas. Y no se les ve caer. Si miro hacia otro lado, miro negro, negro, negro. Quizás sea un sitio vacío, pero atemoriza. Siento que no tengo extremidades, que mi cuerpo es solo mi cabeza golpeada por la brisa, brisa que siempre acompaña a la oscuridad. Entre las manchas del portal creo diferenciar lo que parecen ser unas piñas: entre prismas amarillos surgen del blanco cuando salgo del cuarto. Trato de seguir estas formas que giran en un eje común. Me levanto para ir en su búsqueda, me elevo pero no miro hacia abajo, siempre pendiente de las piñas. Lo que no comprendo bien es por qué mis ojos me arden. Lo explico porque a la luz no le gusta ser apreciada. Pensé en la oscuridad tan rechazada, tan temida. Pero ¿a la luz? Todos la quieren y creen necesitarla. En mi opinión, lo único que hace la luz es arrancarme los ojos. Ya sin ojos, engañado por el sol, decido volver al mar, viendo a las ballenas que saltan pero que nunca caen, porque si llegaran a caer yo no las miraría, voltearía de nuevo hacia la oscuridad en el momento en que la luz me quema las cavidades donde antes estuvieron mis dos ojos.


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Pesada caída

Para gritar me quito los ojos. Para trabajar las orejas. De esta forma evito al que se esconde en los bufetes, al que siempre te persigue, al que desea tu muerte. De esta forma neutralizo sus ataques a mansalva. Es muy difícil poner de pie en el aire a un pesado hipopótamo antes de que caiga al lago. Por eso cerramos los ojos, para no verlo. Y cerramos puertas y ventanas del zoológico sin pagar siquiera entrada.


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De repente gatos

Es obligatorio usar plumas, al igual que marchar a pasos circulares con las manos detrás de la espalda. El que no haga tales maniobras de higiene es mal visto por los telescopios y es motivo de risas y de sones de tambor.Me quité las plumas y comencé a correr. Los susurros comenzaron, eran como el sonido de millones de hormigas habitando un gran hormiguero; era como de pequeñas olas doradas rompiéndose de forma abundante, sigilosa y continua. De repente un gran pavo, de enorme y arrugado gañote, me grita salvajemente, mirándome con locura. Sigo corriendo. Del cielo caen plumas, muchas plumas, como gatos, es decir, tratando de caer paradas. Estiro mis alas y parto al vuelo, vuelo que culminaría con la caída de un gato, con tales alas que cayó parado.


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El futuro que nos espera está tan solo a unos pa-sos de nuestras espaldas

El aire se tragó mi cuerpo y se lo entregó a un recién armado dormilón charlatán.

En el aire se elevan como a dioses mayas los restos de un fantasma de cuerpo robado. Los súbditos le lanzan dinero y de su pecho sacan sus teléfonos ofreciéndolos como sacrificio personal a este ser con el cual tanto se representan.

Lo que más le llama la atención a estos pueblos es que al que tanto sostienen le gusta reírse tanto como a ellos, le gusta reírse porque al hacerlo deja mostrar sus dientes, le gusta vender su personalidad poco perceptible por una buena marca en su autoestima.

Son pueblos que se autodestruyen a conciencia impropia, es algo así como una Crucifixión de un no Mesías.


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Los dos polos

Para poder abrir mi mente tengo que encerrarme en la reflexión. Para abrir mi socialidad, solo busco ser idiota. Mientras más adentro estemos en la imbecil idad más difícil será pensar que hay un escape a las mentes perdidas. Mientras más busquemos el conocimiento, más cuenta nos daremos de que lo que sabemos es solo una parte de lo que nos queda por compartir con los cadáveres flotantes que son los alimentadores de gusanos, los luchadores de la putrefacción, los dignos seres de la muerte intelectual humana. Los que asfixiados por la f lojera al conocimiento prefirieron tener una semivida de muerte f lotante en los mohosos logos de la perdición.


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Felicidad

Recuerdo que alguien nos encerró (yo no estaba solo), y nos obligó a subir al pico de la montaña helada. Eso sí, nos dio un manual de instrucciones en el que se describía hasta el más mínimo movimiento que tendríamos que hacer. Y así también lo que deberíamos pensar a la vista de ciertas cosas. Y, por supuesto, fingir que lo que hiciéramos fuese lo que nosotros mismos decidiríamos cuando asumimos representar el amargo destino que se nos señalaba en ese papel.


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Obra de teatro

Sentí que comenzaba a ser algo, ya no era transparente y tenía una presencia clara, percibía nuevas sensaciones, podía escuchar cosas, hasta podía deshacerme de cosas, puesto que tenía ahora unas manos visibles. ¿Por qué? Fue porque se me había dado prestado el derecho a elegir representar un personaje. Eso fue lo que me dijeron antes del nacimiento, f irmé el papel, el cual decía que yo no recordaría haber firmado ni haber tenido esa conversación, que mis últimos recuerdos se remontarían solo hasta el nacimiento.Representé el papel que se me otorgó con todas mis fuerzas, pero sentía miedo de recordar a la persona que me envió, me atemorizaba su voz similar a las cornetas de los autobuses y su presencia era parecida al humo de tales máquinas. Por eso decidí romper el trato que me fue otorgado quitándome la vida.Antes de desvanecerme vi al que se reía y decía que yo había cumplido todos sus planes. Me infundieron el miedo a propósito para que yo los quitara de su camino, me dijeron que yo era el resultado de un experimento sociológico, que yo serviría de modelo para millones de millones de personas que nacerían después de mí, viviendo una corta vida planificada.


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Reflexiones del espejo I

Me miro en el espejo y pienso: ¿de dónde salió tanta carne? ¿Es acaso necesaria? ¿Por qué la naturaleza nos hace cambiar? ¿Quiere acaso que le hagamos lo mismo? ¿O ya la lastimaron bastante cuando era joven y fuerte, cuando ella creó a los dinosaurios? ¿Es que hay que estar muerto para ser un fantasma? ¿O hace falta vivir para serlo?

Es difícil tener imaginación si se siguen las reglas de este mundo repleto de leyes físicas.


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Reflexiones del espejo II

Estoy sorbiendo, ¿o son solo unos cerillos apilados? Creo que es más bien un trozo de pan blanco, bien estirado, en forma de banana. Me estoy riendo, ¿o son los violines de mis orejas? Creo que es más bien el llanto de algún desconocido pájaro tropical. Son ideas mías, ¿o creo que el que visualizó soy yo, o quizás fui yo? Lo que no me gusta es la posibilidad de que ese sea yo.


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Raza superior

Abrí la puerta lentamente y las sombras iluminaron la sala.Entré a la habitación y mi presencia salió de mi cuerpo; unas cucarachas susurraban; yo daba giros en la plaza. El cangrejo llevaba hojas para todo su hormiguero y la hormiga buscaba conchas para no dormirse en el mar. Las culebras paradas bailaban en la arena, ejecutando sinuosas danzas.El hombre llega en un camión, moviéndose entra en la selva. El hombre se confunde con su sombra. El hombre carece de presencia. Las cucarachas susurran, las jirafas giran tratando de partir. El hombre ha muerto de tanto matar.


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De vuelta a los tiempos de Zeus

Me comí una barra de chocolate, ¿o era pasto viejo? Gigantes rojos aplastaron, entre astros amarillos, a comedoras de elefantes de arena, borras de café, perros salvajes encadenados. Lo que nunca supe fue si lo que vi era lo que creía saborear, lo que creía visualizar en lo que absorbí con mi mirada, trastornando el presente, carcomiéndome desde adentro, coagulando tumores escondidos en el profundo pasto ventilado de las tierras del maíz.

Prefiero ser comido a vivir escondido.


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El curso del tiempo

Yo tosía en el momento en que se deslizaron las sábanas. El pingüino caminaba sobre el hielo rumbo a las aguas, mientras un pez saltaba y se asf ixiaba en una habitación cerrada, pintada de blanco. Aun así, todas estas cosas pasarán. El reloj seguía corriendo a pasos agigantados. Le pregunto: —¿Por qué corres tan rápido? ¿No te cansas acaso?El tiempo se vira y vuelve al trote, dejándome atrás. El pez retorna, esta vez se puede apreciar en sus ojos a una persona que me saluda sentada sobre la pupila. Ha metido sus pies en el caldo rojo del iris del pez asfixiado. Es el tiempo el que ahora se burla de mí. Me siento a su lado, pero antes de que lograra yo posar mis ojos sobre él, una sombra parte a la caza del trabajo. Le pregunto: —¿Sigues sin estar cansado? El tiempo gira y vuelve al trote. Esta vez el pingüino reaparece, ahora no camina al mar sino deslizándose desde una blanca montaña a una velocidad impresionante. Cae rodando sin poder levantarse, golpeándose contra varias puertas. El pobre cae tan rápido que es imposible apreciar las muecas de su rostro.El tiempo sigue trotando. —¿Y ahora? —le grité. Se vira y sigue su rumbo.Para mi sorpresa una enorme tormenta cubre al cielo, las olas parecen representar un fuerte terreno montañoso en el momento de la caída de un meteorito plutoniano. Una de las olas me toma por el pie y comienza a empujarme al oleaje vacío. Trato de patearla pero al hacerlo solo logro integrarla más y más a mi pierna. Miro al tiempo.—¡Páralo! —le grito.


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El tiempo se voltea, me mira, y, dentro de sus ojos, veo el mar que me traga de la misma forma en que el universo se traga a las galaxias. Comprendí en ese momento que mi muerte era segura y que el curso del tiempo era algo indetenible.


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Fruto escondido

Él sabe que soy yo el que lee y yo sé que él sabe que no hay duda de que yo sepa que él lo sabe. Lo que menos me esperé fue encontrar a este monstruo despiadado esperándome en mi casa, sentado en un sofá individual abierto por el medio. No hallé salida posible que no fuese otra aparte de la imposible indiferencia. Fingí no haberlo visto, fingí no haber visto una estatua de cuarenta pies de altura atravesada enfrente de mi rostro, y entre lágrimas de sudor y palpitantes pasos le crucé de largo para entrar en la cocina. No era la primera vez que esto me pasaba, su presencia era casi inevitable. En otra ocasión estaba decidido a tomar un libro ligero de ficción cuando lo vi. Mi primera reacción fue tratar de dominarlo, pero tales seres no pueden ser leídos por ojos de carpintero, tuve que esconderme en las negras cuevas de mi conciencia, esperando, desmayado. Así les cueste creerlo, en un principio llegué hasta a ser amigo suyo, sus páginas dejaban volar nuestra imaginación. Pero cada día, lentamente, todo se fue complicando; no sé cuándo fue el primer momento en que dejé de interesarme, pero la primera vez que lo cerré a la mitad de un capítulo mis ojos sangraban. Trataría de quemarlo, pero al hacerlo más me daría cuenta de que esas páginas no podían ser borradas. Cargué en mi espalda ese remordimiento durante toda mi vida; justo antes de mi muerte alcancé el número de páginas equivalentes al final del castigo; ya no había más sangre que derramar. “Maldito libro, me has quitado la vida”.Hubiera tenido una vida menos corta de haberme tomado unos cuantos minutos de lectura.Ahora pienso solo que por el temor que le tenemos a lo


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complejo, nuestra debilidad intelectual ha polarizado nuestras causas, dejándonos varados, en el medio de un desierto de carne y sal.Todo parece desaparecer ante nuestros ojos o llevarnos la contraria por medio de condecoradas sonrisas de cadáver, cuando creemos dudar de nuestra pobre presencia en los páramos de la perdición.

Adiós VIDA.

Adiós libro.

Cuevas inundadas nos quitan las barreras de protección obligándonos a partir, exponiendo nuestros pechos inflados a la asfixiante vida de cuchillas mientras sostenemos, sobre brazos estirados, nuestros temores como nuevos techos.

Adiós cuevas.

Las campanas doradas de un muy antiguo país de oriente anuncian la llegada desde el monte verde. Nos esperan dormidas, arropadas con sus fascinantes culturas de manos delicadas, talladas en los prósperos muros verdes de un templo del cual son fruto escondido.


CUENTOS DEL LAGO


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Un mundo

Él nadaba en el concreto armado.Había hecho del robo un arte sin precedentes. Él caminaba en el aire.Había hecho del viento un viaje infinito.Escalaba la planicie.Había hecho de este mundoun lugar decepcionante.


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Pintando para no olvidar

Él andaba y andaba, pintando el camino sobre el cual marchaba, dejando a sus espaldas memorias campestres de viajero con banderas tricolores. El problema es que la pintura ya no es tan abundante y, para seguir su rumbo, tiene que raspar lo que queda en los bordes del conocimiento. Ya no hay más que dar, ni menos que pedirse. Habrá que encontrar otros recursos renovables, y de esta forma volver a la ruta interminable.


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Religión

La caída de una pluma fue la peor catástrofe que hubo en mi pueblo desde el día en que el aluvión borró por completo el camino a la montaña. El perro babeaba mientras mostraba sus dientes, mirándonos. La facciones de esa enorme cara le daban parecido con una estatua de Buda. Era en ese mismo mundo en que los moradores barren con escobas montañas y montañas de polvo. Ese lugar en el que, cuando se limpian la boca, dejan la servilleta más negra que sus uñas. En esta porquería de mundo envenenado al que cubren con bebidas aromáticas y colores de fresa, el único Dios es un impulsivo animal y la única lucha es la ignorancia y la pereza. ¡Vaya, qué religión monoteísta tan rara es esta!


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Cuento del lago

Él llegó, nos tendió la mano, nos dio de beber como una rana lo haría con sus renacuajos. Nos enseñó a cantar y, dibujando trazos estelares, nos mostró el significado del lago. Saltamos los montículos del río y llegamos a los jardines secretos. Como buen profesor, cazó una abeja y nos la dio a comer. Pasados los años, nos dijo: Uebec, Uebec, Uehehebec.Y fueron las últimas palabras sabias de un ser subestimado por la naturaleza por haber nacido como rana. Si Sócrates hubiera sido rana difícilmente hubiera aprendido a cantar.


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Peligro

Sus palabras no podían ser leídas debido a que en el momento de escribirlas estas descomponían el papel.

El soldado en su armadura pensaría que estaba protegido, por eso el perro procedió a comerse sus orejas evitando así la posibilidad de ser descubierto.

Al estar desorientado, sus posibilidades de arrancarse los órganos auditivos serán menores, cuando sus palabras no puedan ser escritas.


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Delicada caída

La pluma caía haciendo juegos con la luz. Dejaba aparecer triángulos entre grises y negros, de los cuales salía el color blanco.—¿Qué escribe la pluma?Deben ser teoremas de alto nivel lógico. ¿O es acaso una extraña sinfonía de Beethoven?—¿Cómo lo sabremos?La pluma cae y expresa con ello, en el aire, la desilusión que le produce su caída.


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Parada de manos

El payaso camina con la espalda al frente, los pies bien en lo alto y seguro de su timidez. Sonríe para abajo y nos aplaude con las manos en la espalda. ¡Qué estupenda presentación!


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Cinta negra

El karateca, lleno de técnica, era capaz de reventar todos los obstáculos que se le fuesen dados a prueba.

Todos los que lo enfrentaban perdían sin excepción alguna.

El karateca, enfurecido, movía elefantes con sus narices.

Nadie nunca dudó de sus habilidades para superar la atmós-fera física.

El karateca, atacado por la edad, veía al más fuerte de sus contrincantes caer vencido sin dificultad, sin haber siquiera llegado a tocarlo.


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El entierro

Con los ojos cerrados, el mendigo escucha la música, sus brazos en el aire bailan; se le aprecia internamente una sonrisa de lástima. Son los restos de su despedida. Sobre el charco baila el loco, agita en el aire sus manos, como si una orquesta le hiciera eco.

Tres días sin comer, ropas disueltas. Se extingue la sinfonía del difunto enterrado.

Nuevas voces se presentan: son los perros de la calle que, como él, agitan en el aire huesos desenterrados, agregándole valor a lo desconocido.

No puede ser felicidad. Por el contrario, es la muerte que desde el río le ofrece compañía.


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Nutrición

Él buscaba subir todos los escalones a los cuales podía tener acceso, eso era su gran debilidad. Lo primero que hacía al entrar a un edificio o a cualquier plataforma, era preguntarle al guardián de la puerta por dónde podía encontrar las escaleras. Este individuo odiaba los ascensores, debido al hecho de que fueran unas máquinas las que le elevasen; él buscaba la sensación de crecimiento personal hecho personalmente, es decir: sudar el precio de su propio éxito sobre sus propias piernas. Lo que no sabía este exitoso era que, por sobre tantas cabezas selladas con su suela, crecía una envidia entre sus costados, y que, al continuar pisando los rostros de los que en él confiaron, su cuerpo era aún más degustado y más apreciado por las ratas marineras, al ser este un cuerpo muy rico en envidia.


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En busca del conocimiento

Él buscó desde su nacimiento todos los libros a los cuales pudo tener acceso. A los doce años ya podía hablar las siete mil lenguas existentes, ya había compuesto tres sinfonías, dos óperas y un concierto para dos pianos y orquesta de dos horas y media. “Es ligeramente inteligente”, dijeron sus padres. A los trece se dispuso a escribir un libro en el que explicaba la historia de la humanidad y exponía su teoría sobre las posibles causas del Big bang. Diseñó los planos de los edificios más altos y modernos del mundo. Este ser saltaba de montaña en montaña, de la biología iba a las matemáticas, sin olvidar la colina de las artes. A los quince ya había escalado todas las montañas existentes. Ya había alcanzado el límite del conocimiento en la Tierra, ya no había más que aprender. Este ser superior había aprendido incluso a detener su corazón y su organismo, siguiendo unas antiguas leyes chinas. Era capaz de salir de su cuerpo cuando lo deseaba siguiendo unas leyes físicas que él mismo descubrió. Desafió la ciencia ficción cuando creó su primera máquina del tiempo, y ni hablar de la máquina de agujeros de gusano, máquina que permitía transportar cualquier ser a cualquier parte del universo. Había aprendido a respirar otros gases que no fuesen oxígeno. Decidió mudarse a una base que él mismo creó en lo profundo del océano, se creó implantes de escamas y aletas, voló con sus alas todos los mares del mundo. Dejaría la Tierra para mudarse a los confines del universo, a la búsqueda de mundos de su magnitud. En las altas montañas de un lejano planeta, en una lejana galaxia, descubrió el origen del origen, la relación de todas las ciencias con el arte. Había logrado llegar al nivel más alto del


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conocimiento, pudo comprender en ese momento todo lo que había pasado desde el inicio hasta lo que pasará en el fin. Era dueño del universo. Se despierta. El mendigo nota que su ladrillo es una muy cómoda almohada. Ya es difícil diferenciarlo de la tierra, le falta una oreja y sus dedos sangran, de su espalda cuelgan pellejos.El pobre llora al haber soñado lo que hubiera podido ser de él, si al menos se le hubiera hecho posible tener acceso a un libro.


TRAGEDIAS IN VITRO


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Cuento

—Dostrodonte, estoy cansado, pero cuando descanso me levanto y cuando me levanto me canso. ¿Qué puedo hacer? —De mí no sabes nada de lo que menos sabes, porque si te cansas al levantarte tendremos que matarte.—Si la muerte es un descanso, ¿por qué le tememos?—Le tememos porque tenemos de todo (dolores , pensamientos, tristeza).—Sigo sin entender.—¿Cómo esperas entender si de mí no sabes nada y lo poco que conoces, que no es sobre mí, ocupa menos espacio que unos cadáveres en el despacho?—Dostrodonte, una últ ima pregunta: ¿ya que vas a despacharme, dime: ¿qué es la felicidad?—Felicidad es lo que nunca tuviste, lo que soñaste y lo que creíste perder con el filo de mi guadaña.


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Discusión con sombra

—¡Cállate, no quiero escucharte! Eres la razón del sufrimiento; de no ser por ti, descansaría unos segundos antes de que la muerte inevitable me alcance.—¡Cállate! Deja que en mi cabeza solo crezcan semillas de mi huerto.Vierto todo mi conocimiento en hojas de papel, en tintas para escribir. Lo peor es que de esa tinta utilizo solo la mitad. El resto se la comen las lombrices del abono. En consecuencia, nunca alcanzo los objetivos, o los objetivos son planteados por pasajeros del tren que tosen y no me alcanzan. El tren los trae desde lejanos países.


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Cuando hay luz te veo de noche

—Si eres sombra, ¿por qué me persigues? Sombra, ¿por qué me sigues? ¿Es que acaso no tienes a dónde ir? Hay muchos lugares para las sombras en este mundo. Lugares que no representan solo la completa sumisión. Sumisión al portador físico.—Sombra, ¿qué quieres?—A un ser que viva de representar las cosas. Algo así como un pintor, algo así como un pintor de la luz.—Tus dibujos son sintéticos, y no solo se mueven, sino que te imitan, cambian de tamaño.Cuando es de noche, la sombra se vuelve una.


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El niño y el lobo

—Cómeme mis manos —le pide el niño al lobo—, pero solo las manos.—Lo haré con gusto, pero, ¿por qué querría un niño perder sus pulgares?—Al hacerlo no tendré que trabajar más, las ovejas serían tuyas, yo un héroe. —Yo cometí el mismo error. ¿Me las vas a dar? —le dijo la bestia.El niño le tiende las manos, el lobo le brinca y le muerde su pequeña mano izquierda.—¡Esa no! —le grita el niño, pero muy tarde para su suerte.Trata inútilmente de cortarle las orejas al lobo, pero este carecía de tales órganos. Nadie pudo escucharlo mientras tuvo garganta. Ni siquiera él mismo. Luego de que el monstruo terminara su festín, solo se veía la sombra negra del lobo comiendo en los muros fríos de la cueva.Sin embargo, más allá de los gritos, se logra entender lo que aquella alma pensó antes de desvanecerse, con lo que sería una ligera sonrisa infantil en otros tiempos; pero, ahora, una sonrisa sin boca, algo así como una risa de calavera. Y esto fue lo que pensó:“Creo que no viviré para contar la verdadera historia del niño y el lobo”.


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Barato

—Vendo mis piernas.—¿En cuánto las vendes?—Pan y trabajo.—Compradas. —Vendo mis manos.—¿En cuánto las vendes?—Diversión y descanso.—Compradas. —Vendo mi espalda.—¿En cuánto la vendes?—Vacaciones.—Comprada. —¿Y tú, qué vendes?—Ya no tengo nada que vender.—¡Por qué no vendes tu conocimiento, tu moral?—No, amigo, eso lo vendí ya hace mucho tiempo.


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Cuento de la Edad Media

El ogro tiene las manos sucias. ¿Dónde se las limpiará?—¿En los árboles?—Son muy verdes.—¿En el lago? —Muy azul.—¿En las montañas? —Muy frías.—¿En el valle?—Mi espalda se torcería.—¿En el pueblo?—El pueblo es tonto, ni cuenta se daría.Y de esa forma, el ogro terminó de lavarse las manos para poder comer, al fin, en lo alto de las nubes, su maravilloso festín.


53

El presente misterioso

—Piensa en lo que hiciste —me dijeron.Nunca lo pensé y, en consecuencia, más seguidamente me lo repitieron: “Haz memoria”, “trata de recordar”.No recordaba nada, tampoco hice memoria. Pasó el tiempo, hasta que me apuntaron con un rifle: “Dinos lo que pasa”. Ese mismo día me acordé de todo, ese día pensé en lo que hice.Ese mismo día me perdí en mis recuerdos, caminando en un laberinto verde, sin poder despertar, preso de mis propios pensamientos.


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Película

—Mírenlo, qué impresionante.—¿Cómo lo hace?—¿Es acaso posible?—Lo que eso sea tengo que estarlo viendo para creer que lo estoy viendo. Tales cosas tan fascinantes no pueden ser resultado de mi imaginación febril. Mis ojos no me engañan.En ese momento los ojos saltan de la persona y entran en los bolsillos del personaje. Su presencia en estos es tan fuerte que aun sin ojos se vuelven más visibles de lo que pudiera verse con mil ojos como esos —se dice a sí mismo. No se puede escuchar puesto que no se tiene oídos, aun si uno creyera sentirlo.No se sabe si camina, no se sabe quién es. ¿Es acaso posible este ser que sobrepasa las más altas cimas del Tíbet con el grosor de su cabello?Este ser que compra planetas, este ser que les arranca la mano a los marcianos.—¿Es acaso posible?No se puede ver, solo está ahí, aquí, allá, detrás de ti, en las revistas, en el periódico.Este ser, que encarna la cúspide de la representación humana del momento, no es nada más y nada menos que el nuevo actor que representará el papel de Gelendorf en la película Magos Rebeldes.


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Lección de vida

—Mírate.Bajo la mirada y no veo nada.—Tienes que verte.Tomo un cuchillo y sangro transparentemente.—¿Sigues sin verte? —me preguntan.Coloco en mis hombros telas, entre las cuales sobresale un morral con mi cerebro invisible.—Trata —me dicen.Trato de moverme, pero al no tener pies, mi levitación fue turbulenta.—Hazlo —me dicen.Finalmente entendí lo que se me quería decir.Salté del rascacielos estrellándome en el piso, como patilla.Finalmente pude verme, lo había logrado, podía verme derramado en el suelo.


56

Desesperado

Llorar no solucionará tus problemas.Volar será siempre imposible mientras las alas estén en venta.—No te quejes de los que en el tope se ríen.El aire que respiramos es el mismo demonio que nos asfixia.—No busques ayuda en los matorrales.La compasión es el arma utilizada como coef iciente de reducción por los forasteros aventajados.—No busques volar sin alas. La búsqueda de la solución es solo un invento creado para embotellarnos en nuestras palabras.La sangre es el jugo que utilizan los dragones en los hospitales para inflarse las venas.Como concreto esto cae en mi conciencia; obstrucciones de aserrín, como arañas sin tela perdidas en el paraíso de los bandidos.—No busques ayuda, corre.Morir no dará paz a tu alma.


EL PARAíSO SOñADO


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Un defecto en la personalidad

Hay gente que, cuando mira al frente, cree que tiene un espejo. Creen que ven todo, creen saberlo todo. Su derecha es la derecha del que está enfrente. Pero no es así. Porque no siempre hay que mirar al frente y, cuando lo haces, verás que no hay espejo. Y cuando ves que tu derecha es la izquierda del otro, comprobarás y te dirás: cuidado, no te pierdas.


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Diferencia

¿Es acaso posible no dormir? Sabemos que es posible no poder descansar, pero ¿es acaso posible no dormir? Si lo fuera, seguramente ello sería causante de alguna enfermedad cancerígena, como se dice del horno de micro-ondas.¿Qué tal si no duermo? ¿Ustedes se verían afectados? Pues sí, por el hecho de que, al leer este papel, caerán en cuenta de que cada palabra aquí escrita los afectará, cambiará sus vidas futuras, aunque sea mínimo el cambio. Y es que sabemos que los detalles marcan la diferencia, lo cual, en el fondo, es mentira, porque si yo quiero marcar la diferencia, simplemente escribo: DIFERENCIA, y ya está marcada.


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Realidad I

En el teatro nos miran, con grandes lentes, gente sonriente del público, mientras se sacuden como perros mojados sus orejas irritadas. Amarrados a la escena estamos, alguien nos ha pagado la entrada. Como única defensa ante esta terrorífica amenaza, le lanzamos nuestras medallas y méritos profundos. Otros, menos fuertes, prefieren dejarse llevar por la corriente de la inocencia, bailando danzas de payasos maquillados en un almacén de tabacos, atrapados todos, dando: manos a la obra.


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Realidad II

En el aire, las lilas bailan agitando sus manos angelicales, cubriendo el valle de arcos de esporas nacientes. Sus hojas aletean haciendo sonar aún más fuerte los cálidos aplausos anunciantes de la recién aparecida luz matinal. Es el ser sonriente y putrefacto que, con cucarachas dentudas en sus manos, baila con un mohoso jarrón de lilas, rindiéndole completo honor, y absoluta sumisión, al réquiem de su suerte. En Mortis, al que ladre más le aplauden, al que muerde menos le aprehenden y al que suplique más le dan de comer, más le dan alfileres oxidados por sobre sus huesos. Así es la vida, como suele decirse. Para eso tenemos a la Computadora, el mejor amigo del hombre (desde la muerte de la amistad). La tenemos para reírnos de nosotros mismos, a grandes carcajadas, acompañadas de lágrimas de naturalezas reprimidas, encerrándonos por completo, entre todos los muros, al final de una gaveta de nuestra misma conciencia embrutecida.


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¿Quién pica la torta?

Nuestras manos son el único medio que tenemos capaz de poder pintar de forma repetitiva los eventos que en nuestros ojos se presentan por las ventanas del parque.Todas nuestras respuestas, y todas las respuestas por respondernos en el mismo patio, se encuentran en el aire que nos rodea. La pregunta es: ¿cómo encontrarlas? —Hay que hallar la diferencia entre lo invisible y lo transparente, pintándolo. Hay más cosas en el vacío mismo que en nuestras huecas cabezas, incluso al desborde de la ref lexión. Los límites del conocimiento no pueden ser alcanzados por una sola cabeza, mientras tenga cuello y hachas a sus espaldas, preparadas a picar la torta.


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Tres segundos

El miedo es una sensación parecida a la que experimenta el piso justo antes de que un vaso se derrame encima, esparciendo su líquido, lamiendo el sudor del coleto, corroyéndose con los ácidos. Esos tres segundos que preceden a la caída del líquido son como un muro abierto por el centro, del cual se desprenden mechas de cabello disueltas y cucarachas que se lanzan sobre un plato de comida. Un indigente de África, descalzo, pensaría que el plato está vacío. Y es por esto que procede a tragarse sus manos.


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Superstición

La mano lanza por los aires, a unos pocos metros del piso, la moneda dorada como un flechazo al vientre de los techos azules. La pieza cae directo sobre la sudada mano temblorosa, como un platillo dorado sobre una orquesta de antaño, resquebrajando lo que de la paciencia le quedaba. Después de unas desesperadas miradas, el cuerpo deja caer la suerte de sus manos, tomando sobre sus hombros el peso de su fiebre, cayendo dormido, en un lecho infinito, muerto con un tiro en su cabeza.


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El paraíso soñado

El paraíso soñado no puede ser felicidad. Es algo diferente. Diferentes emociones batallan entre ellas mismas al estilo medieval.El oso salvaje es arañado por su barriga.Las arañas ociosas descienden de las copas de los árboles.La ballena ofrece su compañía desde el mar cercano.El bosque canta, y nos incita a acompañarlo. Progresiones aéreas hacen cada vez más difícil la resistencia del ente visitante, los sonidos dan golpes exactos en la persona, la cual se muestra débil para ofrecer más resistencia.Ella se despide por la espalda. Es la conciencia, a la que no le gusta ser vigilada. Finalmente, la persona no se resiste a aceptar la invitación propuesta.


POESíA VISUAL


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Poesía visual(Acercamiento a la música)

Si se compara la música a la poesía:El ritmo sería las palabras.Las notas, las vocales adornadas con las consonantes.La melodía sería el sentido poético de cada estrofa.Escuchar leer a Pablo Neruda sería equivalente a escuchar tocar un concierto de Mozart para flauta.Existe un problema en este paralelismo de índole histórico. La música desde fines de la Edad Media dejó de ser unísona, es decir, compuesta solamente de una melodía independiente.Si se efectúa el paralelo entre estas dos formas, tocamos la quinta de Beethoven con solo un violín en poesía. Estamos obligados a sintetizar el peso de una orquesta en una sola voz. Por necesidad biológica, obviamente (es de saber que en tanto seamos Homo Sapiens tendremos solo una boca, no dos como las orejas).Además de eso, el momento de leerla es el momento de la poesía, cuando el artista lee sus frases orgullosamente planificadas, tan planificadas como todas esas reacciones en el público curioso, que al no poder acercarse más a aquellas palabras decide solo acomodarse en su butaca.Si hiciéramos leer una poesía como lo hacían los músicos de f inales del siglo xvii, tendríamos que seleccionar un cuarteto de lectores, un director, y comenzar la lectura de la poesía (polifónica) a un ritmo determinado. Se pudiera llevar a prueba este experimento, pero los resultados son, ya en sí, obvios. El público caería en una absoluta confusión de palabras, no pudiendo escuchar ninguna. La poesía es, gracias a esta experiencia, más fácil de ser representada por el medio


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visual que por el medio auditivo (en momentos de polifonía).¿Es entonces posible comparar y actualizar dos formas artísticas totalmente diferentes en sus formas de ataque?Pues sí, la diferencia es que al público no le daríamos a escuchar la obra en sí, sino más bien le daríamos, en forma de folleto, la “partitura” (Poesía a Cuatro Voces) para que él la leyera con sus ojos.Esto es un acto difícil. Todos sabemos que el trabajo de tener que leer al mismo tiempo decenas de instrumentos es para el director absolutamente agotador, y que muy pocos lo pueden alcanzar. Es por eso importante que al momento de la lectura se le proporcione al lector obras poéticas de solo dos voces, de esta forma:Esta mañana me comí una manzana Una cara de colores te esperaEl intervalo (distancia entre dos notas) sería el contraste o el parentesco entre las dos palabras puestas en paralelo (palabra inferior con su palabra correspondiente superior), o simplemente la totalidad de la frase inferior junto con la superior.Psicológicamente hablando, este ejercicio obligaría al lector a efectuar asociaciones aún más profundas como:Coca-Cola te da vida La mierda te mira podridaEstas pueden tener un énfasis humorístico o burlesco al momento de hacer la comparación entre las frases que constituyen la estrofa.Es una partitura hecha para ser leída con los ojos pero hecha para escucharla, como música para no músicos escritoresTratando de acercar la música a la poesía, le quitamos la voz al


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lector, volviendo la poesía muda para sordos.Esto ahorra al escritor el problema de verse obligado a decir una frase por segundo, y le permite decir todas las palabras que él quiere, cuando él quiere, así estén todas una sobre la otra, como una torre ilegible.


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Aventajados sean los que decidan morir

La frágil vida del más correcto hombre de honor depende solo de las decisivas lanzadas de dados del destino embriagado.


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Nada

El ciego ve, el mudo habla, el sordo escucha, el testarudo reflexiona, el llorón se aguanta, el sabio ríe, el idiota trata, trata mas no piensa, trata de sonreír.


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En busca de la simplicidad

¿Qué tal si no tuviéramos cuerpo? ¿Si fuéramos solo cabezas vagantes? Seguramente nos preguntaríamos: ¿qué sería de nosotros si fuéramos simplemente un ojo pasante? Es posible que seamos la reducción de un ser más complicado que el que ya somos, un ser que alguna vez pensó en nosotros como nosotros lo hacemos a veces, creando mundo.


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Juegos de niños

Enormes anacondas enroscadas escupen tripas soltando órganos en forma de gusanos, el rojo mancha el mantel de seda, el niño se divierte, el bebé se ríe. ¡Qué mejor forma de pasar la cena!


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El llanto

Caminos de seda como tierra en mis recuerdos.Verdes matorrales como llanto en la pradera.Perdidos sean los que en el mar se sientan solos.Caminos de tierra.Caminos perdidos.En tres días morimos de espera.


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Creencia

Si existiera alguien más allá de los invisibles muros que en la vida nos retienen.Si tan solo hubiera alguien capaz de reflejarse en los humosos lagos del inconsciente, de esas personas que se volatilizan en palabras desterradas.Si llegara a existir esa persona que en el mar nos retiene, no habría deseo en el cual confiar ni muerte la cual esperar.


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Una ecuación de primer grado

Somos el resultado de una ecuación, en la cual nosotros representamos a un número suprimible de valor nulo y en la cual la equis es lo que esperamos ser de nosotros mismos.


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Preludio

Punzadas de algodón,pulpa de manzana,púrpuras rosetas.

Canciones penitenciarias,camaleones dormidos,cansancio a nuestras espaldas.

—Dime una palabra.—¿Qué cantas?La muerte se reduce a que las flores se tornen marrones.

—Dime.—¿Qué cantas?—No canto, muero.


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Engaño

Toma un peine y sonríe.Vístete de gala y aplasta a Galileo.Ríete con tus dientes.Habla con tus labios.No te tapes las orejas,lo cual no te obliga a escuchar en lo absoluto.Anda, toma un peine y sonríe.Sé como nosotros, personas corrientes.No te dejes engañar.Cuando se está peinado(sobran las críticas)No hay quien te critique.


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El salto

El frío me calienta.El agua me seca.El calor me enfría.¿Cómo sé que lo que sientoes lo mismo a lo cual me enfrento?Pues si de eso se trata,mejor sería saltar al vacío.


EL CANTO VACANTE


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La primera piedra

Como una roca me han hecho rebotar tres veces antes de sumergirme en un lago.Como una roca me han lanzado para destrozarle el rostro a un inocente.Como una roca me han utilizado para armar los muros colaterales que oprimen la existencia.Como una roca me he quedado inmóvil, frío e indiferente ante la creencia de que al no ser el que lanza la piedra si no el lanzado, puedo guardar mi alma libre de cualquier pena y mi nombre salvado de cualquier pecado.


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¿Afirmar?

¿Qué lengua puede sostener entre sus ensalivadas carnes lo primero que una mente pronuncia desde los sagrados albores de la duda cuando ese peligroso cuchillo nos acosa con la certera amenaza de perecer en la humana timidez del silencio cuando ansiamos cantar el peligroso destino de la más lastimosa humillación de sostener un discurso?


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Desdichado hombre

Escúchenme cautelosamente. Sí, les diré un secreto: cada cabeza es un canto y cada asimilación de un cuerpo es condena. ¿Qué le pasa al grito si en su delirio materializa al encanto de su cabeza en su cuerpo y a la decadencia de su alma en la asimilación de su propia condena? Pues..., a aquel infeliz se le llama hombre, a su triste cabeza se le atañen espinas, a su desdichado cuerpo se le escupe y a sus empobrecidos zapatos se les arrastra.


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Pedernal

¡Oh! Si tan solo bastara ver para creer,ya me hubiera creído mi propia muerte,pero aunque enterrado y sin aliento,siempre bajo el cantodel manto de gusanos de mi tumba,sigo aun respirando,más joven que en mi nacimiento.


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Los colores de la vida

Hay una franja del dolor en la que uno llega a considerar acobijarse innecesario y dormirse imposible. Los gatos buscaban garras en su comida cuando el libro fue cerrado. No se puede deshacer la vida en hilos de diferentes colores. Es una tela muy preciada. Solo pueblos lejanos y gaviotas marcianas podrían creer que el color del mar es el día de la alegría sin quitarle la oda a Schiller y que el día en el que los días no sean más días los gatos buscarán otros libros cerrados para tratar de deshacer la vida.


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¿Locura?

¿Estoy loco? ¿Cómo podría saberlo? ¿Escribir es consciencia? ¿Cantar hermoso es locura? ¡Oh! madre tierra, si con toda tu belleza, tan solo, y mínimo como una bella estrofa, pudieses responderme con el contemplarte. Soy un monstruo de palabras, una afilada guillotina condenada a su misma cabeza más uniforme que la déchéance, bien plaine, simple, libératrice.


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Revelación

—¡Déjame, te dije! ¿Quién eres?—¿No sabes?—Eres yo—No, tú fuiste yo.—¿A dónde me llevas?—A ninguna parte.—Solo déjame en donde me encuentro.—El vacío te absorbería.—Me sienta bien la oscuridad.—Dije vacío. Mira, ya he encontrado a alguien.—¿Quién es?—¿Es que acaso no lo ves?—No, no puedo verlo.—Trata.—Sé que está ahí pero no me dejan verlo. Descríbelo.—Es alto, tiene ojos que me dicen que estuvo en la guerra, una antigua guerra de Oriente.—¿Y su sombrero?—No es un sombrero. Son los restos de materia descompuesta.—¿Y sus cadenas?—No son cadenas. Son las lianas de la selva cortadas de los árboles verdes.—¿Y su sonrisa?—No es una sonrisa. Son los restos de comida en su boca que lo obligan a mantenerla abierta.—Y dime, ¿quién es este extraño forastero?—Ese extraño forastero de los caminos del desierto no es nada menos y nada más que la persona que tú y yo seremos. Tú en poco tiempo, yo en una vida por delante.


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Ideal

Una vez que tomas el papel, escribes una frase, sin pensar mucho, rebuscas en tu memoria donde viste eso que te parece tan familiar y que aparece en ti como gran ideal y hermosura. Por supuesto, nunca alcanzas representar a la perfección eso que rebuscas con obsesión y angustia. La gente se equivoca cuando cree que el poeta es el aventurero de la imaginación que, ansioso de las múltiples fantasías del alma, va andante por los varaderos del bosque, a la búsqueda afortunada de hermosos parajes y de seductoras plantas silvestres. No, él es más bien como una roca, como un prisionero de guerra que lleva escondido un plan de ataque, pues todo ya está en su cabeza incluso desde antes que él existiera. No encuentra, busca en su memoria esa imagen, que ya lleva en sí, la perfección. Y nada puede perturbarlo. Tomen un papel y escriban. Notarán que al cabo de unos minutos lo que habrán escrito se les asemejará a algo perfecto que yace como ideal en vuestra memoria. Yo, si fuera ustedes soltaría el lápiz en ese instante. No se dejen seducir por el ideal de perfección que ese es la firma de muerte de todos los poetas.


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Pocetas virtuales

Si me pidieran que gozara, que viera en los ojos de un amante la dicha, que danzara con el importuno una estrecha languidez de infancia, que escuchara las azules y amaromadas lenguas de pájaros y delfines, que me escabullera a manos de la estrecha suspicacia, que firmara a nombre de la juventud, que dispusiera del correteo del gavilán con la altiva intransigencia que desde el sueño humano perdonamos y aceptamos en las madureces convulsivas, que besara a la flor con los ojos en el cielo, que continuara contemplando a nombre de la beatitud traviesa que se escabulle cual una despótica por entre los rincones de un pasado descabellado, respondería que le faltan cielos a esta tierra y mil diluvios e infiernos a nuestras Biblias para limpiar de una buena vez del putrefacto orgullo de dientes blancos, todo ese universo cochino que a nombre de la felicidad vendemos a nuestra conciencia sobornando con mil perdones al bailarín invisible que dirige el espectáculo en aquel tan fatal universo de alegría virtual al que para entrar no faltan las fotos y los amigos mientras un buen internet rápido sirva para teletransportar tu mierda a todos tus contactos.


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Mi ídolo

Hombres de la tierra, no me juzguéis por ser diferente. ¿Cuántos no han sido sacrificados para revivir la más pura causa de la resurrección de todos nuestros deseos? ¿Y ese flujo indecente y grotesco no es acaso capaz de darle aliento a un pobre inocente que por su miseria viva como un fantasma, alienado, mínimo pero de espíritu indomable? Y ese fue el caso de Vetusto, Vetusto Varnes. Qué dulce fuese esa lágrima que engulliría con tanto orgullo de solo pensar que como él nunca he existido. Y es que de su existencia nunca hubo prueba. Entró como un fantasma en el momento de su nacimiento, bastardo de un ricachón con una mujerzuela, y se fue, aun más callado, en los brazos del vacío más puro que el demonio.Y de esa forma, esa semilla germinó en la pobreza. Ni muy inteligente ni tampoco bruto. Pudo sobrevivir la vivencia escolar a pesar de haber sido siempre un marginado. ¿Y cuál es el defecto de este pobre mártir que oso llamar ídolo? Es el amor. Esa fuerza inclemente que lleva la cuchilla más afilada que la épica podredumbre que con la edad nos regocija. Y era la belleza, su gran pasión, su única fuente de alegría, la única causa que le daba el orgullo de ser inocente. Esa fuerza impalpable que cubre todas nuestras almas en el deseo único de obtener la ínfima felicidad con el único fin de postergarla. Y eran las artes, la sutileza de un sonido, la imperfección de un verso, el solo reposar de la prosa cual ala fatigada al momento de su descanso.Y de esta forma, poco a poco fue creciendo esa alta torre que con el deseo impune de superar la miseria humana iba cada día y cada noche, cada vez más alta hasta un punto en el cual su suma elevación de la conciencia le hizo entrar en lo


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profundo de un abismo basado en un problema existencial: “Como humanos, parasitarios, solo buscamos extendernos. Añoramos al infinito hipócritamente para seguir llevando esas manos negras de orgullo que nos dan el honor de llamarnos civilizados. Nos reducimos solo a comer, a dormir, a defecar, al amor, a comer, a dormir, a defecar. Y esa perenne huella que todos los días nos vuelve cotidianos es solo un gran insulto para el espíritu libre el continuarla. No puede ser que seamos únicamente maquinarias orgánicas con el fin único mediocre de encontrar un puesto sin valor alguno en la mayor bofetada a la naturaleza, en la más antigua mentira, en el pacto que hipócritamente nos coronó superiores.La música es pura, la escritura está libre de pecados, la imagen busca como el girasol ubicarse de la mejor forma ante el sol solo para obtener el brillo de nuestra mirada. Solo la poesía habrá de nutrirme y las artes serán mi vida y el día en que mi sombra pueda en dulce tarde reposar sin el pesado grito de la existencia en dichoso estado de paz reposará mi alma, que hasta entonces no conocía el descanso”.Y de esta forma, Vetusto se abstuvo de comer, de dormir, de defecar.A quien no le guste la literatura que lance la primera piedra. ¿Quién negaría que la literatura nos saca de nuestra condición humana? ¿Que acaso Gandhi no pudo soportar veintiún días de ayuno solo por la convicción que le guardaba a la firmeza de sus ideales?Y fue aprendiendo a respirar en el silencio, a camuflar su vida con el maravilloso encanto de las tragedias épicas. Y créanme que nunca nadie había llorado con tantas ganas ante la majestuosidad del universo.Y he aquí el gran mito: Unos susurraban que de no defecar, poco a poco se le fue cerrando su obertura anal; Otros decían


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que poseía el don de dialogar con Dionisos y hasta incluso llegaban a nombrarlo el discípulo póstumo de Julio César.Pero lo que sí era cierto era que esta alma con triste destino tenía todavía un gran impedimento. Y era la prudencia, la diosa tan amada que mantenía en pie esa reliquia humana que había alcanzado la divinidad con la nutriente gracia de las artes.Poco a poco le fue golpeando una gota que con los años fue cavando un hueco en su cráneo que llegó como una f lecha fugaz a su pecho el día en que de un trancazo descubrió que era un estorbo.Se alejó de la ciudad para evitar molestar a sus congéneres. Y en el campo al notar que fastidiaba con su presencia al campesino, se fue a lo profundo del bosque. Pero en el bosque interrumpía el gran equilibrio de la fauna silvestre.Y de esta forma, solo pudo encontrar su santuario, muchos años después de haber partido. Y fue en una profunda cueva perdida en los desiertos de la India.Ya no era un estorbo. Era el eslabón supremo entre el hombre y la naturaleza. De haber hablado en esos instantes se hubiese convertido en un profeta. Pero prefirió guardar el secreto de su revelación hasta el día de su muerte, día en que caería de un tercer piso desde la capilla de la provincia. Tan grande era su secreto. Y ahora hombres de la tierra, veis como soy sincero a la hora de escoger en mi ídolo a un hombre que voluntarioso se ha postrado con sus propias manos en la cruz de sus dolores.Si hubiese tan solo más hombres con su voluntad nuestra felicidad fuese tan vasta como el océano, y como un turpial agradeceríamos a nuestra madre el nunca habernos parido.


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Pena

Me encanta el silencio.Es como un poderoso licor de Oriente.Y en la oscuridad sucumbe el jardín.Me veo aun solitario entre las rosas con el poderoso veneno entre mis manos. Si tan solo bastara despertar para abrir los ojos,el sueño de la eternidad no fuese tan largo. Pero las nubes, la espada y el relámpago me han robado el coraje,perezco en la adicción al silencio,en el limbo de la imagen que muerta me sonríe,insigne cadáver de una sombraen el desdeñoso deleitar de la mirada de una mujer que de aire desconocido en su belleza pareciese traer la esperanza como divina condena y el amor como perenne castigo.


ORIENTE


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Oriente

Oriente, entre tus escalafonesde íngrimas cadencias desoladasen los pasos de un desierto apocalíptico de negro sol,bifurcas con tus cantos, rugiendocon tus mesopotámicos leones de fuego,cuna de civilizaciones,de pasado tan cargado de la máspura sangre de tus pueblos,llorabas deliciosas cadenciasmorenas y desnudas dondeenormes guardianes,quimeras protectoras,revistiendo de grandezalos alerones del tiempodesde la gloria armada del carbónencendido de las venasdonde en eterno fuegoescondían sus pechos heridosen las grandes puertas mensajeras.Bastión rocoso, fugaz,alegórico e imprescindibletornado de candores celestesde sangre exhumada en el relinchesagrado de dragones,donde el rey de los Señores,revestía de Humano a todosaquellos quienes en la manode la cultura, alzaban al cielolas mil y una noches de altas sumisiones.


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Bolívar

¿Cómo intentar robar la nocheque ya ha raptado mi victoria, confundida en el Oriente,hija invicta del sol y del relámpago?Rabia solo pueden rasgar en el horizonte nuestras lenguas sedientasde la sal exhumada por el viejo camino de cadáveres de sangre que nos han hendido los ancestros.

Qué duro debe ser crecer siendo espuma,tragar al valle escupiendo la ventisca,manto irascible del tiempo,candor escurrido del viento,llamarada insigne de pesares,explosión soberana de toda venganza,saliva,dulce tierra en tus oídos,diamantes de carne negra,avestruces tropicales vagando en el destierropor los linderos del Oriente.

Muerta toda esa sangre indígena,ese llanto vestido de cadenas,ese grito voraz que absorbe al cielo,ese último llamado exhalado por el difunto,esa mirada desgarradora del hijo,impía declaración de los truenos de la tierra.

Resquebrájase el piso luego del estallido de la memoria del universo


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en los valles fértiles de aquella faz perdida.Es el amor vuelto sueño que despierta la rocametamorfoseándose en un ejército de emocionesque surgen como una armada en el pensamiento,ensalivando las orillas del puñaldonde el sol corta al ocaso,transfiriendo la inmortalidad a la batalladonde la inocencia transluce su agoníaclamando al sol su lugar en la galaxia.

Y ese nombre lo susurran las nubes,el caudal irascible del monte verde medita su victoria,el vino vertido por la espadaen la pubertad del dogma humano repite:uno, dos, tres, cuatro,gruñe crujiendo entre montes y desolaciones,cinco, seis, siete,se pierde en el camino al andar por las nubes, verde,ocho, nueve, diez,y muere su nombre naciendo en otro cuerpo,innato hijo del carbón,once, doce, trece, catorce,y sube escalón por escalónhasta donde los balcones del huracán,quince, diez y seis,y no muere el canto,repite tu nombre,repite tu gloria,diez y siete, diez y ocho,la faz que has creado,tu victoria,diez y nueve,veinte, veinte, veinte, veinte.


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El sol del desierto

Tiempos se han llevado mi infancia en el curso de un río donde navegaba sonriente. Y en ese sol del desierto en el que vagamos en la duda, experimenté el hambre y mis ojos no alcanzaban ver al cielo pues la luz me los quemaba. Me acostumbré pues a llevar los ojos en el suelo. Solo en el mundo, me acostumbré a alimentarme de blandas hierbas e insectos. Pero mi hambre no era de alimento. En mi ruta me creé el rumor de que vagando algún día encontraría otros hambrientos como yo, a hambrientos de un sentido. Pero los únicos amigos que conseguía eran los cadáveres de seres que habían perecido. Es dura la vida en el desierto. Pero ¿cómo podía concebir una vida fuera de ese destierro natural producto del nacimiento? ¡Oh! Si tan solo pudiese volar como esas aves que se pierden en los techos de los páramos de luz.Con el tiempo me cansé de caminar y en una cripta formé mi hogar y en la firme tierra, poseí mi jardín. Una noche de fuego en las estrellas, entre las nubes se atisba un viejo esbelto con alas rumbo al suelo. Era un hombre de apariencia reservada y de aire esquivo pero terso y algo inconforme en su mirar.—Hijo, no confíes en un ser que solo ha puesto los pies en la tierra para jactarse de vicio y de malas mañas. Vivir en las tristes veredas de las alturas donde volamos nos vuelve orgullosos. La edad me impide ya revolotear y desplomarme en el océano fulguroso de vivacidad y beatitud, danzando con las bellezas del mar, recogiendo pesares de los ojos de la noche para iluminar con el cáncer precoz de la latente lucha, los años perdidos en la ceguera nupcial con la que nos casamos desde la adopción del bastardo orgullo que nos coronó cobardes. ¡Tantos cantos y luchas por las que he pasado! Permíteme


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reposar unos días en la tierra. Ya nadie escucha. Estas alas son mucho peso.En eso, el viejo se quitó las alas y al poco tiempo se quedó dormido.Me acostumbré a alimentarlo y lentamente me fue educando. Todas las mañanas salía temprano a caminar largas jornadas. En eso, cuando me encontraba completamente solo, aparecía una extraña ave de rapiña encaramada en el tronco de mi vieja Drácena Africana.—Deja al viejo. Róbale sus alas y ven conmigo. Descubrirás el goce. Si me escuchas te mostraré mi pecho.Yo me quedaba callado y ella se iba. Al llegar el viejo no decía nada, aunque, una noche, curioso, me le acerqué.—Hombre del cielo ¿qué esconde el ser en su pecho?—Una voluntad de acero.—Sí, pero ¿qué?—El ojo de carne palpita y mueve el alma desde su carcaza de estrepitoso curso irrevocable. —¿Eso es todo? ¿Eso es todo?En eso el viejo comenzó a llorar. Pasó toda la noche con los ojos abiertos y al día siguiente salió más temprano. En eso, sin vacilar, escuché la adrenalina e impulsos que movían mi alma y que palpitaban en mis entrañas, ¿no era de eso lo que hablaba el viejo? Apenas llegó el ave de rapiña, me le acerqué.—Espérame. Voy contigo.En eso me acerqué a las alas del viejo que estaban en un cajón, rompí el lazo que las ataba, me las puse y partí en vuelo por el cielo junto a mi compañera.Navegábamos por los aires, robábamos frutas y solíamos devorarnos a los hombres solitarios. Fue el empleo del vicio que nos consumía. Era un imperio fastuoso. Éramos voluntades ansiosas e infatigables. Sí, con esta carne limpia


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gocé el crimen y la concupiscencia, el desvarío y el desorden llevaban el brillo del oro en mis venas consumiéndome en una ineptitud, reduciéndome a un ente tupido, recio e ignorante.Un día de sol ardiente, vagábamos alto por los aires cuando al rato descubrimos a un hombre solitario cojeando, cubriéndose el rostro con sus manos.—¿Tienes hambre? Yo no, pero igual podemos devorarlo (me dice mi compañera).Para mí, la inmundicia había colmado mi paciencia a un límite que me imponía pero que una curiosidad por el último crimen aplazaba tanto a mis espaldas que difícilmente podía detener mis alas para no disponerme a cometer lo propuesto.El hombre continuaba con su rostro tapado.—¡Dale! ¡Muéstrate! (le grita mi compañero).—Ya mis años en la tierra me han concebido el honor mínimo de guardar mi identidad penosa entre los gusanos. ¡Dejen a este pobre ser! (dice tan bajo que apenas pude escucharlo).Mi compañero cae en picada y le saca un ojo.—¡Dale! ¡Muéstrate!—Concédanme ese último deseo.Mi compañero vuelve a caer en picada y le saca el otro ojo.—Gracias, ya no necesito de pruebas para negar la ineptitud.—¡Dale! ¡Muéstrate!Mi compañero vuelve a caer a enorme velocidad luego de haber cogido impulso sacándole la boca, luego la nariz, luego las orejas. El hombre permanecía yerto y firme hasta el momento en el que concedió el silencio del vacío a sus cavidades pulmonares.Mi amigo se hallaba devorando las carnes del hombre cuando una voluntad, quiero decir, una verdadera voluntad sobrevino a acrecentar mi orgullo y le gritó:—¡Animal! ¡Muéstrame tu pecho!


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El animal sonríe con mugriento desgano, levanta las plumas de su pecho y en eso veo el interior de su alma: una cavidad oscura, vacía y fría.En eso, enfurecido, retorno a mi forma humana y miro fijamente a los ojos del monstruo con tanta intensidad que pareció disolverse en vapores oscuros. ¿Era esto lo que querías, hombre del cielo? Me acerco al cadáver del hombre, al quitarle las manos del pecho descubrí ¡Ese hombre era mi maestro! Sí, aquel viejo que una vez descendió del cielo a compartir su sabiduría y que ahora permanecía como un tronco seco y sin extremidades. ¡Oh!Desde ese día dejé las alturas en el recuerdo, volví a dirigir mi mirada al suelo. Para mí, esta historia no tiene moraleja, aunque, si tuviera que pronunciar alguna lección, esta sería:“Las almas ricas son las más suculentas a las aves de rapiña”.Yo, sigo vivo. No me han comido ¡Oh! Tan débil e insignificante debo ser ante los ojos, débil y f lácido debe languidecer mi espíritu. Maestro ¡Maestro!


ÍNDICE

REFLExIONES DEL ESPEJO Nacimiento en la selva 11Presente 12El gallo 13El canto de los guerreros 14Ojos engañados 15Pesada caída 16De repente gatos 17El futuro que nos espera está tan solo a unos pasos de nuestras espaldas 18Los dos polos 19Felicidad 20Obra de teatro 21Reflexiones del espejo I 22Reflexiones del espejo II 23Raza superior 24De vuelta a los tiempos de Zeus 25El curso del tiempo 26Fruto escondido 28

CUENTOS DEL LAgO Un mundo 33Pintando para no olvidar 34Religión 35Cuento del lago 36Peligro 37Delicada caída 38Parada de manos 39Cinta negra 40El entierro 41


Nutrición 42En busca del conocimiento 43

TRAgEDIAS IN vITRO Cuento 47Discusión con sombra 48Cuando hay luz te veo de noche 49El niño y el lobo 50Barato 51Cuento de la Edad Media 52El presente misterioso 53Película 54Lección de vida 55Desesperado 56

EL PARAÍSO SOñADO Un defecto en la personalidad 59Diferencia 60Realidad I 61Realidad II 62¿Quién pica la torta? 63Tres segundos 64Superstición 65El paraíso soñado 66

POESÍA vISUAL Poesía visual (Acercamiento a la música) 69Aventajados sean los que decidan morir 72Nada 73En busca de la simplicidad 74Juegos de niños 75El llanto 76


Creencia 77Una ecuación de primer grado 78Preludio 79Engaño 80El salto 81

EL CANTO vACANTE La primera piedra 85¿Afirmar? 86Desdichado hombre 87Pedernal 88Los colores de la vida 89¿Locura? 90Revelación 91Ideal 92Pocetas virtuales 93Mi ídolo 94Pena 97

ORIENTE Oriente 101Bolívar 102El sol del desierto 104


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