Formulario para la presentación de ponencia XXI Jornadas...
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Formulario para la presentación de ponencia
XXI Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
Departamento de Ciencias de la Comunicación (FaCSo •UNSJ)
5, 6 y 7 de octubre de 2017, San Juan
Autor o autores:
Apellido: Mansilla
Nombre: Rodrigo Nicolás
Correo electrónico: [email protected]
Institución a la que pertenece: Universidad Nacional de Cuyo (UNCU)
Título de la ponencia:
La mercantilización de la construcción periodística: El hacer como reflejo del saber.
Área temática:
Economía y Políticas de la Comunicación
Comunicación en las organizaciones
Discursos, lenguajes y textos
Arte y comunicación
Comunicación/Educación
Prácticas de producción, consumo y usos mediáticos
Ciudad, imaginarios urbanos y espacio público
Teorías y metodologías de la investigación en comunicación
Sujetos, identidades y culturas
Tecnologías de la información y la comunicación
Historia, memoria y comunicación
Prácticas comunitarias y experiencias colectivas de comunicación
a. Palabras claves (3): - colonización ideológica – practica periodística –
formación periodística.
1- Resumen (máximo 1600 caracteres sin espacios):
La siguiente ponencia pertenece al trabajo exploratorio realizado en el marco del
proyecto de investigación ‘’Teoría y práctica en el periodismo sarmientino: un abordaje
desde el encuentro de las historias de las ideas y los estudios sobre periodismo’’ de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. El
mismo, pretende dar un esbozo y acercarse a un elemento, no por eso menos relevante,
de la formación periodística en el contexto de la mercantilización de la educación
universitaria mendocina. Tomando como foco de análisis la carrera de periodismo y
comunicación de las universidades privadas, se aspira a abrir un campo de reflexiones
acerca de la presencia en éstas de programas y perspectivas que condicionan de modo
particular el enraizamiento y la problematización de la práctica periodística enmarcada
en la estructura sociocultural nacional. Elementos presentes en la instrucción
profesional que coadyuvan, en conjunto con otros que necesariamente quedan fuera del
presente escrito, en la sedimentación de perspectivas y nociones del hacer periodístico
que lo sitúan en determinadas posiciones y, en tanto, fijan el papel del agente frente a la
trama de relaciones sociales, políticas e ideológicas que necesariamente lo atraviesan y
dejan su marca. Se hace foco en este aspecto con la intención de pensar la formación de
agentes sociopolíticos que, y a esta altura es claro, no desempeñan para nada un papel
secundario en las vertientes que tome la realidad nacional. Para esto se entiende a su
instrucción profesional como espacio clave donde anidan las visiones que,
posteriormente, se convertirán en axiomas determinantes en su devenir periodístico.
LA MERCANTILIZACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN PERIODÍSTICA: EL
HACER COMO EL REFLEJO DEL SABER
CONSIDERACIONES INICIALES
El siguiente escrito es resultado de una serie de reflexiones y exploraciones en
el marco del proyecto de investigación bienal, ‘’Teoría y práctica en el periodismo
sarmientino: un abordaje desde el encuentro de las historias de las ideas y los estudios
sobre periodismo’’, en curso en la Facultad de ciencias Políticas y Sociales de la
Universidad Nacional de Cuyo de la provincia de Mendoza. Como consecuencia, las
siguientes aproximaciones representan un esbozo que como tal, asume las posibles
omisiones que por disposiciones formales no han encontrado cita.
Es pertinente aclarar que el señalamiento a la academia privada no implica que
sea un acontecimiento exclusivo de esta casa de estudio. Es claro que pueden hacerse
presentes, y de hecho lo hacen, algunos de los elementos anotados a continuación en la
universidad pública aunque el fenómeno es diferente. Por cuestiones explicitas, no es
posible hacer una exposición exhaustiva sobre tal detalle.
A MODO DE DETONANTE
A principios del 2015 en la ciudad de Mendoza, estudiantes de las diferentes
casas de estudio de la provincia efectuaron reclamos y protestas frente a los embates de
los empresarios de la educación privada mendocina. El detonante, que se convirtió en
un episodio más del clásico aumento de aranceles, presentaba una peculiaridad. Los
alumnos se desayunaron la repentina y exorbitante suba del 40 y 50 por ciento en cuotas
y matriculas que ponía en serio riesgo la continuidad de su formación superior.
Como era de esperarse en el contexto de la trama de relaciones políticas y
económicas mendocinas, los estudiantes no encontraron respuesta y ante tal carencia,
decidieron presentar un proyecto de ley en conjunto que le hiciera lugar a sus justos
reclamos. El rasgo saliente de éste no era la obvia inclusión de los pedidos relacionados
con la explotación comercial que se hacía de su derecho a la educación sino la fuerte
denuncia dirigida a las casas de estudio provinciales, donde se cuestiona su rol de
educadores. El destacado dentro del escrito, dedicado a las trasgresiones de las
empresas en educación, no llama la atención, pero si lo hace aquel en donde se señala
el incumplimiento de los principios rectores sobre los que se supone se han erigido los
centros de estudio, la Ley Nacional De Educación y la Ley De Educación Superior. Se
las acusa de ser cultivadoras de la alienación, producto del ensamble de una
colonización pedagógica – cultural.
El proyecto dictaba que producto de la trama discursiva cultural que se puso en
funcionamiento desde fines de los 80 y durante toda la década del 90, se comenzó a
instalar con mayor fuerza la necesidad de que la educación se encarara por fuera del
Estado. ´´Y fueron quienes detentaban el poder del Estado, previa conformidad de
vastos sectores de la sociedad argentina atontados por una feroz colonización cultural
y pedagógica, quienes aseguraron su existencia sancionando en 1995 la Ley de
Educación Superior que cumpliendo con las ‘recomendaciones’ del Banco Mundial y
el Fondo Monetario Internacional sostuvieron la mercantilización de la educación en
la Argentina´´. En este contexto la educación comenzó a impartirse como un servicio y
en consecuencia, como resultado de la trama de relaciones de poder, en nicho de
negocios de poderosos empresarios. Como tal, ésta emprendió un maridaje con criterios
y valores rectores `modernos`, cuyo dominio la moldeo terminantemente en ciertas
direcciones. De esta forma se sembró el terreno necesario para la trasgresión, y todo
tipo de artimañas, en busca de la maximización de ganancias.
La resumida contextualización histórica viene a colación producto de la
necesidad de poner en perspectiva, al menos de manera parcial, la posición que ocupan
las instituciones privadas de formación en la trama sociopolítica local, y de este modo
poder asumir la influencia de tamaño tipo de actores no sólo educativos sino
mayormente políticos, económicos, sociales y, sobre todo, culturales. Colocarlos en
este lugar implica arrojar luz sobre la verdadera función que desempeñan las, de ningún
modo, fundaciones o asociaciones civiles sin fines de lucro.
De esta manera y tomando en consideración los aranceles que las casas de
formación profesional imponen a sus miembros y los costos que implica mantenerse
dentro de ellas (fotocopias, colectivo), es que los estudiantes aseguraron que este tipo
de medidas ataca el derecho a la educación que poseen los ciudadanos de este país de
formarse, enseñar y por lo tanto, atacaría la propia Constitución Nacional. Por
consiguiente, rezaba el proyecto, ´´queda demostrado que el acceso a la educación
superior no es para todos, se limita a aquellos que lo pueden pagar. Esto, contraría
todo tipo de derechos y principios reconocidos por nuestro ordenamiento legal´´.
Consecuentemente, lo antedicho dispara necesariamente una serie de
interrogantes, puntos de partida del cumulo de reflexiones que se sucederán a
continuación. ¿Hasta qué punto este tipo de educación superior cumple con lo instituido
en la Ley Nacional de Educación y con la Ley de Educación Superior? ¿Hasta qué
punto la educación superior privada consuma la Ley Nacional de Educación ayudando
a ‘’preservar la cultura nacional’’ y concreta la Ley de Educación Superior aportando
a ‘’reafirmar la soberanía e identidad nacional’’? Directrices que ayudarán a precisar
el análisis y por medio de ellos lograr un mejor entendimiento del fenómeno a indagar.
EL PROFESIONAL TÉCNICO
Se nos aparece como lente clarificador, las palabras de Arturo Jauretche en
‘’Los profetas del odio y la yapa’’ y nos permite asegurar, sirviéndonos de la denuncia
expresada en párrafos anteriores, que la educación superior privada flaco esfuerzo hace
por garantizar el cumplimiento de lo dispuesto en las reglamentaciones antes
mencionadas, cuando su origen y sus contenidos, como se citó, están estrechamente
inclinados a generar una colonización pedagógica. Una formación que tiende a la
alienación de nuestra crítica histórica, impidiendo el desarrollo de una conciencia
nacional, lejos está de garantizar dichas normas.
Al respecto Noam Chomsky decía en 2012 que una de las acepciones de la
educación es la forma de un adoctrinamiento para la vida. ‘’Se tiene la idea que desde
la infancia las personas deben ser ingresadas a una base estructural en la que
acataran preceptos, aceptaran estructuras ya existentes sin cuestionarlas’’ (Juan
Pardo, 2015). Se siembran conceptos y principios que luego pasaran a ser rectores de
nuestras conductas, decisiones e ideas, preceptos que servirán para determinados fines
cuidadosamente estudiados. Ahí es cuando las instituciones de formación superior
comienzan a dictar contenidos que tienen como fin la introducción en los alumnos de
categorías de entendimiento que favorezcan convenientes estructuras sociales,
económicas, políticas, etc.
Chomsky continúa comentando que después del activismo de la década de
1960, la mayoría de la población mostraba gran preocupación por que los jóvenes se
volvían muy libres e independientes, y que el país de tornaba muy democrático. A
partir de esto se desarrolla ‘’un estudio llamado, La Crisis de la Democracia: excesiva
democracia argumentando que existían ciertas instituciones que deberían ser
responsables del adoctrinamiento de los jóvenes, y que no lo estaban haciendo
eficazmente. Se referían a escuelas, iglesias, universidades que debían ser reformadas
para realizar su tarea de adoctrinamiento y control de forma más eficaz. Esta idea
provenía de ese objetivo internacionalista liberal. Desde ese entonces se han tomado
medidas que tratan de transformar el sistema educativo en uno con mayor control,
mayor adoctrinamiento, creándoles una deuda a los jóvenes estudiantes que los
encierra en una vida de conformidad’’ (Juan Pardo, 2015).
Ante la claridad arrojada, demos un paso más retomando a Jauretche por si nos
queda alguna duda del papel que juega cierta instrucción superior. ‘’Esa Universidad
(Liberal) produce profesionales que se despreocupan del destino nacional y se
concentran en el ascenso individual: cuando más desvinculado de la realidad a que
pertenece, es más perfecto como técnico. Ninguna importancia tiene que se haya
graduado en el país o en el extranjero: la técnica que domina es universal y su
función en la vida es meramente aplicarla”. Y continúa, ‘’El egresado de esa
Universidad obtiene lo que en un numero anterior he llamado una ‘patente de corso’.
Ha sido formado como profesional para su aprovechamiento, y en la etapa de su vida
en que se forma como hombre, ha estado al margen de todas las preocupaciones e
inquietudes que lo vinculan al destino del pueblo y el país al que pertenece’’
(Jauretche, Los profetas del odio y la yapa, 1973, p. 197).
Queda claro a esta altura que la escuela de formación superior, guiada por la
mercantilización, es la más pertinente a la hora de atribuir similitudes respecto de lo
descrito. La venta de sus servicios le condiciona, desde el primer momento, a ejecutar
del modo más eficiente lo mencionado, por lo que prevalecerá ante todo la sabiduría
operativa. Asistimos entonces a la instrucción de un operario que no problematiza y
reflexiona los parámetros patentes que palpablemente determinarán su práctica, acto
fundamental para que la aplicación de su técnica sea fructífera. Como resultado, ese
sujeto es un mero técnico que la única vinculación que posee con su entorno es la que
le ha sido proporcionada por los principales socializadores actuales: los medios de
comunicación. Por lo tanto, su guía en el contexto dentro del cual se moviliza, sus
percepciones y nociones, su sentido común, son los dominantes. Aquellos, que se
corresponden con los centros de poder económicos, lejos están de pertenecer a la
cultura y realidad nacional. Mientras se desempeña, aquello que lo conduce en la
espacialidad de la amalgama de condiciones contextuales específicas, y que le sugieren
el modo adecuado de ejecución de sus técnicas aprehendidas, no le pertenece sino que
es ajeno.
EL OPERARIO DE LA ENUNCIACIÓN
Pasemos en limpio a partir de lo expresado. Existe una estructura formativa que
busca la adopción de ciertas unidades de medida y disposición para la vida, que
organicen las conductas y posicionamientos particulares. Al mismo tiempo aparece la
necesidad de una instrucción que prepare adecuadamente al individuo para que
conduzca sus destinos individuales por el camino de la productividad. La convivencia
con lo anterior implica que ninguno de los cometidos vaya en detrimento del otro, por
lo que implican que el adecuado espacio de saber se vuelva una academia para la
técnica.
Podemos ejercitar el traslado a un campo específico de la formación
universitaria. Si a esta altura es conocido el rol actual del enunciador periodístico en las
vertientes que toma la realidad nacional día a día, su instrucción se torna aún más
relevante contando lo dicho anteriormente. Si es él quien en cierto modo conduce los
destinos, entonces se vuelve necesario pensar algunos aspectos de la formación
periodística en el contexto de la educación superior privada. Se pueden focalizar
determinados saberes que, seguramente tienen un papel vital en la construcción del
perfil periodístico y, en tanto, configuran un particular modo de hacer. La presencia de
tales elementos es razonable y acorde con la mercantilización de la educación superior.
El subsiguiente intento de ilustrar las perspectivas hasta aquí enunciadas
buscará concretar, con la ayuda de un análisis exploratorio, la responsabilidad de este
particular modo de instrucción en la configuración y diseño del ``técnico`` periodístico.
Como se expuso, los planes de estudio tienen una gran responsabilidad ya que son
quienes articulan contenidos que en el diseño de los limites profesionales coadyuvan,
en conjunto con otros que necesariamente quedan fuera del escrito, en la sedimentación
de perspectivas y nociones del hacer periodístico. Estos emplazan al profesional en
decisivas posiciones y, en tanto, fijan el papel del agente frente a la trama de relaciones
sociales, políticas e ideológicas que irremediablemente lo atraviesan y dejan su marca.
El ordenamiento de contenidos dispuesto en los planes de estudios habituales en
estas casas de estudio, suele estar determinado por todo aquello que aquí se ha
mencionado. Se presentan programas que articulan en todos sus vértices, como
principio guía inquebrantable, la siempre pretendida limpieza periodística. Por un lado
la ‘’asepsia ideológica’’, ‘’útil’’ tanto por cuestiones operativas como comerciales. Por
otro, debe mencionarse la siempre perseguida, vetusta y prehistórica ‘’objetividad’’,
que también condiciona decisivamente de principio a fin, los saberes disponibles.
Consecuentemente puede visualizarse una disposición de información que da
mayor relevancia, por un lado el saber técnico y por otro el saber sociohistórico. El
primero asume todo aquel compendio metodológico propio del hacer periodístico que
tiene una presencia y centralidad permanente. El segundo, con menor presencia que el
anterior, hace referencia a todas aquellas cátedras que implican el ordenamiento
temporal y espacial de acontecimientos decisivos que sellaron el orden social. Ambos
puntos terminan polarizándose, junto con otros también, en una preparación que los
necesita imbricados conjuntamente con el contenido teórico e ideológico presentes
activamente en toda actividad humana inmersa en una estructura social, política y
cultural.
No debe dejar de destacarse que todo el ordenamiento del arco académico se
corresponde con la necesidad de compra del producto por parte de los propietarios de
los medios de comunicación. Por lo tanto, el diseño de un profesional adecuado a los
requerimientos empresariales es clave. Quizás por eso la ideología y la teoria acoplada
al hacer, necesiten ser disociadas y sean prácticamente un virus que necesariamente hay
que combatir, en busca de un operario que se remita a la ejecución de las rutinas
periodísticas. Lo confirma la declaración del decano de una facultad de periodismo
mendocina, el Doctor Ángel Puente Guerra, que afirma que el triunfo de la casa de
estudios responde a la consulta efectuada a los empleadores sobre sus necesidades en
mano de obra provocando, como consecuencia, que sus egresados encuentren tanto
éxito en el mercado del trabajo. Razonablemente se espera un profesional que no se
encuentre politizado, entendiendo a ésta como conexión e implicación por los
acontecimientos del entorno en el cual participa, y menos tanto coloque a su práctica
como herramienta para la disputa y toma de partido dentro del escenario social. Y sí,
que piense su práctica al margen de aquellos, como la auténtica posibilidad de
emplazarse como instancia paralela.
El resultado es esperable, pues termina originándose una reducción del hacer
periodístico de aparente inocuidad, a una serie de métodos y técnicas formales. La
conveniencia de un técnico al que su desempeño profesional no le represente un desafío
significativo el asumir sentidos ajenos, ya que su destino remite a la ejecución de
métodos periodísticos. La separación tensionada entre teoria y práctica en función de la
pretensión de instaurar una esterilidad manifiesta, se ajusta perfectamente a
requerimientos empresariales e ideológicos a los que obedece la casa de estudios. Quizá
por estos motivos es que algunos estudiantes entrevistados, que transitan el último año,
aseguren con insistencia que su cometido es ser objetivos.
Ahora puede visualizarse por que el graduado cuanto más separado de la
realidad se encuentre es más perfecto como técnico. La inocuidad absoluta de
influencia en el ejercicio, ya que lo que cuenta es dominar la técnica, conduce a que el
profesional de los medios nutrido en dicho contexto se presente sólo como un
funcionario, en vez de actor sociopolítico en la construcción y disposición del poder. El
profesional de los medios sólo como operario de la enunciación es la decantación
obvia, dentro de una estructura educativa cooptada por la mercantilización del saber.
De hecho, si hay algo que se defiende desde estos ámbitos es la limpieza que
´´necesita´´ el periodista para ejercer su profesión, y no tiene que sorprendernos que se
hable de la objetividad a esta altura como un valor supremo.
Razonablemente nos damos cuenta que entre otras cuestiones, hasta aquí
mencionadas en sucesivas ocasiones, la ausencia de reconocimiento de la dialéctica
entre teoria y práctica, presente en el campo comunicativo, que se manifiesta en los
planes de estudio, es una de las causas del tal diseño instrumental. De hecho tal como
reza el director del proyecto de investigación citado anteriormente, Daniel González
Almandoz, en la presentación del mismo, algo que puede imputarse a ciertas
concepciones acerca de la actividad ´´provenientes tanto de las facetas académicas
como profesionales (…) se han restringido a generar una sistematización de rutinas de
lo periodístico pensadas en el hacer, dominado por matrices instrumentalistas, y con
escasa explicitación de aportes provenientes de la teoria, y por consiguiente baja
capacidad de reflexión respecto del vínculo teórico-práctico que siempre existe, pero
que debe ser aprehendido’’ (González Almandoz, 2016, p.2).
Los programas, como reflejo de la visión empresarial universitaria, presentan
una ausencia de cátedras que propongan el necesario anclaje e integración del hacer en
el marco político – cultural. La visión predominante, como se dijo a través de Jauretche
de modo generalizado, contempla que lo político está por fuera de lo académico, como
una especie de desvió cuya ´´ausencia´´ no implica limitación profesional.
Coincidiendo con lo expresado al principio sobre el perfil necesario para la universidad,
el Dr. Puente Guerra mencionaba en la entrevista que si la política no estaba presente
en la facultad se debía al riesgo que implicaba su control. ‘’Hace unos años se intentó
establecer un centro de estudiantes, pero las autoridades dijeron que no porque se iba
a politizar (…). Habrá que establecer ciertos límites (…). A lo mejor, eso de no
politizar demasiada la cosa (…) a ver, esta es una institución académica, (…) me
parece que habría que tener un poquito controlado el tema político. Que lo principal
sea lo académico’’.
El lineamiento anterior constituye un recorte, donde ‘’lo que predomina es un
enfoque reduccionista que restringe al periodismo a un manual de técnicas, un saber
hacer, que deja de lado una serie de componentes de reflexión teórica y filosófica
respecto del rol del oficio en el aparato cultural de las sociedades’’. Como
consecuencia, de ese espacio desconectado entre teoria y práctica, entre lo ideológico
propio del espacio social de disputa y constitución de poder y el hacer periodístico,
provoca ‘’la disociación del periodismo con los procesos sociales, políticos,
económicos y culturales de su época; dando lugar a posiciones y consideraciones, (…),
tales como los enfoques que avalan al periodismo como un cuarto poder; un espacio
de contralor; un contrapoder; o que lo visualizan como un campo escindido de los
procesos sociales y de las disputas de Poder; procesos y disputas sobre las que genera
narraciones y relatos desde un presunto e inexistente ´afuera´ ´´ (González Almandoz,
2016, p.6).
En este momento, podemos darnos cuenta que esa indispensable esterilidad del
sujeto periodístico resulta pura pantomima. Él, tal como se dijo, se termina haciendo
eco de las disposiciones dominantes, contribuyendo a la reproducción de loa valores y
nociones hegemónicas. El fenómeno se reviste de una complejidad riesgosa cuando
éste actor social, político, cultural y, en tanto, ideológico, habiendo abrevado en tales
casas de estudio, se sigue vendiendo y asumiendo, como la materialización de la
objetividad en toda su extensión. Ese posicionamiento del técnico periodístico, el de ´la
verdad´, que encuentra en la actualidad múltiples fanáticos, se encuentra muy lejos de
ser inofensivo. El sujeto responde completamente y es consecuencia de esa formación
para el trabajo. La ilustración de un operario en cuyo repertorio aparecen las teclas
necesarias para cada operación, la opinión, la crónica, entre otros. Un sujeto no anclado
sino un transmisor de informacion (con todo el peso comunicacional que implica este
término) que no se piensa sujeto social, amarrado indefectiblemente a lo que sucede.
Razonablemente, aquel se va a disponer a ocupar un lugar de control y agente externo,
presumiendo estar al margen de la trama de relaciones sociales, políticas e ideológicas
que necesariamente lo atraviesan y dejan su marca en su actividad; y tales disposiciones
implican consecuencias direccionadas.
Reflexionemos a la luz de un ejemplo ocurrido en radio Metro de la ciudad de
Buenos Aires, que dará vida a lo expuesto y lo anclará en la realidad. El viernes 28 de
agosto del presente año, una de las emisoras de mayor audiencia decide pasar al aire a
un radioescucha por teléfono, para que cuente su testimonio. Éste se comunicaba en el
marco de la sección ‘’taller de engaños’’, condimento fuerte de la jornada, en donde la
audiencia cuenta sus experiencias de infidelidad y el equipo del programa determina si
han cometido adulterio o no. En esta ocasión el oyente comenta que una noche, durante
unas vacaciones, ‘’pasado de copas‘’, había tacleado a una mujer en la calle y le había
‘’dado duro’’. Entre excusas, que terminaban embarrando más la situación, y
demostrando la falta total de capacidad cognitiva, el individuo le preguntaba a los
emisores radiales si lo que había hecho podía considerarse un engaño ni siquiera
considerando la violación efectuada.
La complicidad del plantel completo del programa discurrió mientras duró el
intercambio. Los de la mesa, tres miembros y una invitada, mantuvieron en todo
momento el clima jocoso. El ambiente lo co-construían los que se encontraban en el
control, que musicalizaban el momento con los clásicos sonidos de aventura romántica.
Ciertas marcas en la expresión de los primeros dieron cuenta de una tímida
incomodidad, que rápidamente diluyeron entre algún chiste o broma. Antes de resolver
rápidamente la situación, manteniéndose dentro del clima bromista, mediando risas,
uno quiso cerciorarse: ‘’Hablamos de una mujer ¿no?’’. Otro quiso dar cuenta que
había detectado la situación que el oyente relataba: ‘’Fue otras cosas además de
engaño’’. El último confirmó el ambiente semántico: `` ¿Fue un buen tackle al
menos?’’. Finalizaron el intercambio y se pasó a otra cosa.
De lo dicho se pueden desprender una gran diversidad de elementos a analizar;
vamos por partes. Usted pensará seguro que el contexto laboral podrá haber cooptado
su profesionalidad comunicativa, pero no. El programa al que se alude, Metro y Medio,
ostenta con orgullo ser reflejo de las trasformaciones que actualmente tienen lugar en la
sociedad. Se hacen participes, frívolos por cierto, de los reclamos contra la violencia de
género y por la igualdad de derechos. Falta simplemente recordar que durante el día de
la mujer expusieron como apertura un collage auditivo y un discurso, ambos muy
‘’sentidos’’, cubren y dan lugar a todo fenómeno destacado e incluso posee una sección
una trabajadora sexual feminista.
A ver, aquí la cuestión no es disponer una serie de ataques a los voceros
radiales. La clave es revelar y analizar una mecánica perenne que a esta altura es más
que evidente. Los actores que ejercen la voz en este programa son figuras que han
alcanzado tal posición por su certificada experiencia y su capacidad para el hacer.
Saber enunciar hábilmente los dota de una potencia y de un valor inigualable, oro puro
para los medios de comunicación. Los personajes son entrañables, revestidos de una
simpatía y polivalencia, con admirables destrezas para desenvolverse en el campo
comunicativo. El problema es cuando se asumen posiciones que dictan que con esto es
suficiente.
Advirtiendo la posible mal interpretación, que piense en lo sucedido como una
equivocación, lo anotado anteriormente es un recurso valiosísimo. No podemos olvidar
que frente a medios tan poderosos no alcanza con dominar el manual de técnicas, y
menos aún esforzarse por simular el posicionamiento neutro. Cuando la realidad
apremia y es necesario romper con el razonamiento académico, del periodista contralor,
se cae en la falta de consciencia social-política y en la pasividad, con sus graves
consecuencias. Al ciclo le costó muy cara la hipocresía y la falta de responsabilidad
simbólico - cultural; por ejemplo, que quede expuesta la falsa consciencia del programa
frente a sucesos decisivos.
Lo sucedido con este programa radial no hubiera despertado revuelo de no ser
por la comunidad feminista de las redes. Si no es por ésta, el caso se hubiera diluido en
la anécdota graciosa como ha sucedido con otras transgresiones que como oyente
asiduo del programa suelo presenciar. El comportamiento de la conductora es el
desnudo obsceno de aquella práctica habitual; de hasta qué punto se fuerza el encastre
de la lógica y los parámetros académicos a lo real, que ocasionalmente no cede. Su
respuesta, y la de su equipo, ante la situación, no fue reflejo de la escasez de
experiencia sino el esfuerzo por mantenerse al margen y evitar la toma posición política
y social; quizás por miedo a ser catalogada como una ``feminazi``. Lo que causa la
miopía a la hora de la decodificación e interpretación simbólica de los mensajes, es
aquella falta de cruzamiento entre el manual de usos-prácticas y la teoria. Simulando
una sospechosa esterilidad en la ejecución se embarra hasta el cuello de ideología,
pues no hay resolución neutra dentro del campo sociopolítico.
En este momento entendemos que no es para nada al azar las disposiciones
dentro de este tipo de casas de estudio, que nos confirma, entre otros elementos, las
palabras del decano de la facultad de periodismo mendocina. Da cuenta de cómo la
voluntad de los portadores de la propiedad de los medios, se traduce por un lado en una
preparación profesional no anclada a la estructura sociopolítica. Por otro, en un
profesional lo más higiénico posible, ideológicamente hablando, que sirve la
disociación de su hacer con la teoria y facilita la adopción del rol de operario de la
enunciación. Éste asegura en mayor medida la no infección del dispositivo de
producción simbólica, y la disposición a construir los sentidos demandados sin
reflexionar críticamente sobre el papel que ocupa.
Prácticamente se desliza solo a la superficie el señalamiento. Toda esta gama de
convenciones, intencionales y direccionales, en la instrucción periodística intentan
disimular detrás de la falsa necesidad profesional (¿social?) de la objetividad una
intencionalidad política e ideológica. Por esto, incluso el intento de barnizar el hacer de
vacuidad al reducirlo a una serie operaciones periodísticas, es una toma de partido. De
este modo, como expuso Foucault, donde más parecen ausentarse el poder y la
ideología, más presentes y peligrosos se vuelven.
BIBLIOGRAFÍA
Chomsky, Noam Adam. [Juan Pardo]. (2015, febrero 13). Noam
Chomsky - El objetivo de la educación – Subtitulado. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=W9aalxJGy_Y.
Jauretche, Arturo Martín, (1973), Los profetas del odio y la yapa, buenos
aires, Peña Lillo.
González Almandoz, Daniel (2016) ‘’Proyecto de investigación bienal
2016 – 2018: Teoría y práctica en el periodismo sarmientino: un
abordaje desde el encuentro de las historias de las ideas y los estudios
sobre periodismo’’. Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo.