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    CUYO. Anuario de Filosofa Argentina y Americana, n 17, ao 2000, pgs. 303-306, ISSN 1514-9935

    Gmez - Martnez, Jos Luis. Ms all de la posmodernidad. El

    discurso antrpico y su praxis en la cultura iberoamericana.

    Coleccin Mileto-Ensayo. Madrid, Mileto Ediciones, 1999, 223 p.

    Qu hay ms all de la pos-modernidad? Por qu se debe irms all de ella? A estas preguntas responde en el presente libroJos Luis Gmez-Martnez, Profesor de Pensamiento Hispnico en laUniversidad de Georgia, EE UU., investigador y divulgador delpensamiento y la cultura en lengua hispana.

    Considerada un ensayo, esta obra est compuesta de cincopartes complementarias y a la vez independientes entre s. Las dosprimeras abordan el problema de la fundamentacin terica de unahermenutica del discurso antrpico (hermenutica que se presentacomo solucin al dilema entre modernidad y pos-modernidad);

    mientras que las tres restantes ejemplifican dicho procesohermenutico, ya sea aplicndose al texto literario, ya seaaplicndose al desarrollo cultural de los pueblos.

    La primer parte, "El debate terico actual", nica no escrita porGmez - Martnez, sino por Carmen Chaves Tesser, permitecontextualizar el libro dentro del debate acadmico del ltimo terciodel siglo XX, sirviendo as de marco introductorio al ncleo del libro:la segunda parte, "El discurso antrpico y su hermenutica". Elconjunto del ensayo se apoya en esta parte, donde el ms all de lapos - modernidad se muestra al problematizar conceptos tales como"modernidad", "pos - modernidad",

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    "centro", "cultura", "lo humano", "significar trascendente".

    Ms all de la pos - modernidad significa superarla. Y superarlasignifica tambin superar su opuesto, la modernidad. Pero cul esel problema a superar? Cul es el conflicto esencial de esa tensin

    modernidad / pos-modernidad que obliga al pensar a resolverlo? Laimposibilidad, que ambas posturas encierran, de un dilogo libre.

    La pos-modernidad, segn el autor, ha llevado al hombre a unestado de perplejidad. Esto sucede, por una parte, a causa deldescubrimiento de la modernidad como algo ficticio. El logocentrismoha sido derrotado mediante el proceso de deconstruccin de todocentro como significante unvoco. Pero, puede decirse que ha sidosuperado? Gmez-Martnez entiende que no ha sido as, y ste es elotro lado de la causa de la perplejidad: pues, lo que ha hecho el pos-modernismo es negar todo centro para descubrir en cada uno sunaturaleza de significante/ significado y no de significante absoluto.Esta negacin se ha vuelto infinita, fin en s misma, el pensamiento

    no encuentra un lugar en donde detenerse, destruye todo lo quepretende erigirse como significante trascendente, devolvindolo ylimitndolo a su contexto, impidindole comunicarse con otrosdiscursos, yuxtaponindolos a stos bajo la consideracin deigualdad. Pero esta igualdad es la que nace de la imposibilidad decada uno de los discursos de poder decir algo, de poder entrar endilogo, de poder superar las fronteras del propio discurso, de podersignificar trascendentemente.

    Nos encontramos aqu ante una mera oposicin externa que nose resuelve en su fundamento, sino que, por el contrario, tomapartido por una parte y no por el todo. Encara una tarea que paralograr su cumplimiento debe abstraer lo propio del discurso: su

    capacidad de significar trascendentemente. Pues no puede entenderel significar trascendente sin un centro significante unvoco como elmoderno, centro que debe negar para cumplir su tarea. Esta tareatermina por resultar nociva a nivel tico cuando es tomada como finen s misma. Pues impide cualquier intento de dilogo, es decir: sereconoce que no existe la "Cultura" (como nica), a la vez que seimpide que las "culturas", ahora liberadas de aqulla, puedanexpresarse desde su centro, puedan significa r trascendentemente.

    Entonces esta aparente apora que es la oposicin modernidad/

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    pos-modernidad (donde cualquiera de los dos trminos nos impide elestablecimiento de un dilogo libre) obliga a tomar ambos trminosen su necesidad.

    La pos-modernidad es, segn el autor, la duda de la modernidad.Esta duda se ha reflejado en el trabajo de deconstruccin de la

    modernidad que el pensamiento pos-moderno ha llevado a cabo. Elposmoderno dice: "Cada significante parece ser a la vez significadode otro significante", con esto se destruye el concepto de "centro"como referente unvoco del discurso. Pero este movimiento terminapor ser una mera "sucesin repetitiva/circular que se convierte en unfin en s misma y que nos impide/pospone el llegar a un significanteoriginal, con lo que la bsqueda se convierte en un juego intelectual,eso s dialgico, pero que se niega valor cognoscitivo a s mismo".Esta imposibilidad de un significar trascendente es a la vezperplejidad y comienzo de bsqueda de uno que siendo trascendenteno se erija a la vez como "centro". Si se entiende la posibilidad de unsignificar desde un centro cuya caracterstica principal sea el estarsiendo, el cambiar, el devenir; se estara ante la respuesta al dilema.Este significar, a su vez, debe tener como referente al significanteoriginal, al primario, del cual derivan todos los dems en lacomplejidad significante/significado. Este referente es lo humano,cuya esencialidad, de la cual todos participamos, fundamenta laposibilidad dialgica. Lo humano no se presenta nunca como un sido,como un hecho, sino como un "ser en el tiempo". Por eso ya no podrentenderse ms "cultura" como un conjunto de "cosas propias", sinocomo un modo de vida que a la vez est vivo, es decir, cambia.Cambia sin dejar de ser. Cambia porque cambiar es ser. Estereferente, lo humano, trae consigo dos nuevas diferencias para eltrmino "centro"; primero, la particularidad de no poder ser externo alo referido, pues lo referido (ya sea un texto, ya sea el desarrollo de

    una cultura) est dentro de l; segundo, su naturaleza definida en el"ser" y no en el "estar", su naturaleza orgnica y no mecanicista,negando todo intento de definicin externa.

    As son recuperadas de ambos trminos de la oposicin susverdades. Se sostiene la posibilidad de significar en un sentidoantrpico, significar teniendo como referente lo humano (rescatandoel significar trascendente, lo que nos leg la modernidad), a la vezque se pospone este mismo significar en la propia dinamicidad de suantropismo en cuanto a la imposibilidad de una definicin externa aella misma (rescatando la

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    Gmez-Martnez establece su discurso desde lo que Fornet-Betancourt ha dado en llamar "programa o proyecto para latransformacin intercultural de la filosofa". Esta tarea busca rescatarlo humano como referente para que desde all cada cultura (cadafilosofa, tambin) pueda dialogar con las dems, dejando atrs larelacin de opresor-oprimido, centro-periferia. Del mismo modo,tambin puede colocarse el pensamiento de Gmez- Martnez dentrodel intento latinoamericano (por ejemplo en Arturo Roig y en EnriqueDussel) de superar la postmodernidad, entendindola como ltimaexpresin de la relacin "centro" -"periferia", esta vez ya no comocentro opresor activo, sino como centro que oprime a partir delreconocimiento del "otro" pero como un "igual" con el que no sepuede entrar en dilogo, pues ambos discursos "no dicen nada alotro", no pueden descontextualizarse de sus respectivos "centros".

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    negacin de un centro externo que define y de lo esttico en pos deun fluir cuya determinacin es cambio, diferencia, legado de la pos-modernidad).

    A partir del establecimiento de lo humano como referente detodo discurso, Gmez - Martnez emprende la tarea de aplicarlo como

    principio de una hermenetica, primero en textos (en este caso seocupa de la literatura iberoamericana en tiempos de la teologa yfilosofa de la liberacin), y luego en procesos de desarrollosculturales de los pueblos iberoamericanos. Muestra as el autor dequ manera puede abordarse el problema de las diferentes culturasiberoamericanas sin caer en la necesidad de o erigir un "centro" quedetermine a su vez una "periferia" (filosofa de la liberacin), odestruir todo centro para "igualar" las culturas (pos-modernismo)colocndolas una aliado de otra sin comunicacin entre s, pues todocontacto es interpretado aqu como riesgo de dejar de ser de cadacultura. El dilogo entre culturas, manteniendo lo humano comoreferente, permite la diferenciacin entre culturas sin llegar alestablecimiento de un "centro" y su correspondiente "periferia". Existe

    una jerarqua entre culturas determinada por lo humano, las culturasque sostengan la esclavitud o la denigracin de la mujer frente alhombre, no podrn presentarse como igual ante el resto que semaneja dentro de los parmetros de la dignidad humana.

    Emiliano Acosta