Fuentes del derecho en cada uno de los sistemas de gobierno
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1. Fuentes del derecho en cada uno de los sistemas de gobierno:
La costumbre: sigue existiendo al igual que en la monarquía, pero por otro
lado ya se cuenta con la presencia de la ley, los plebiscitos, los
senadoconsultos, los edictos de los magistrados y la jurisprudencia.
La ley: Se dice que la ley es una disposición dictada por el pueblo cuando este
se reunía en comicios.
Según la Sanctio, una ley puede ser perfecta, cuando la sanción consiste en la
anulación del activo violatorio; menos que perfecta, se trata en aquellos casos en que
aunque el culpable sea castigado el resultado del acto violatorio no desaparece. Una
ley imperfecta es aquella que, cuando es transgredida, carece en si misma de sanción,
y finalmente más que perfecta es la ley que combina el castigo al infractor con la
anulación de los resultados del acto violatorio.
La ley de las doce tablas, es una codificación cuya finalidad era regir de
manera general para todos los ciudadanos romanos, patricios y plebeyos.
Estas leyes fueron aprobadas por los comicios. Como se consideraban
incompletas después se les añadieron otras dos tablas reglamentarías,
adquiriendo su fisonomía definitiva.
Los plebiscitos: A los plebiscitos se les designa con el nombre de tribuno que
efectuó la propuestas ejemplo: Lex Aquilia, diferencia con la leyes que a esta
se le conoce por los nombres de ambos cónsules, el proponente y su colega,
ejemplo: Lex Poetelia Papira.
Los senadoconsultos: Al final de la república el senado empezó a dictar
normas para reglamentar diversas situaciones, sobre todo de carácter
administrativo.
Los edictos de los magistrados: La labor de los magistrados era la de
administrar justicias; esto es, los pretores y ediles en la ciudad de Roma, y los
gobernadores de provincias. El derecho creado por los magistrados se llama
derecho honorario -ius honorarium-
La jurisprudencia: Fueron pues los jurisconsultos los que al interpretar el
derecho le otorgaron a este un carácter doctrinal.
La función jurisprudencial se fue secularizando, de religiosa (pontifical) a laica.
La vida profesional de los jurisconsultos romanos cumplía varias funciones:
· Responderé, dar consultas verbales sobre casos prácticos.
· Cavere, redactar documentos jurídicos.
· Agere, asistir a las partes durante el litigio.
· Scribere, elaborar obras doctrinales derecho, además de la labor docente que
también desempeñaban.
Fuentes del Derecho Romano en la época de la Monarquía:
En este periodo las fuentes formales del derecho se reducen prácticamente a
una: la costumbre de los antepasados (mores maiorum). Sin embargo se cuenta que
un estudioso del derecho llamado Papiro publico una colección de leyes reales
(votadas en los comicios) llamadas ius civiles papirianum, aunque a partir de la caída
de la monarquía también estas disposiciones cayeron en desuso.
Fuentes del Derecho Romano en la época del Principado:
El Principado de Roma (31 a.C. al 14 d.C.). El gobierno del Principatus o
Principado es instaurado al ascender Octavio Augusto al poder (27 a. C.). Este
sistema de gobierno se mantendrá durante todo el Alto Imperio Romano. Este tipo de
gobierno es el resultado de la evolución de las instituciones republicanas,
adaptándolas a las necesidades de un verdadero imperio.
El gobierno es dividido, con el Príncipe, sus provincias imperiales y su propio tesoro
(Fiscus), y los antiguos organismos con las provincias senatoriales y el Aerarium o
tesoro público. Pero en la práctica el gobierno es un protectorado, donde el Príncipe
ostenta todos los poderes (Auctoritas, Maiestas y Potestas) y vigila a las autoridades
clásicas. El Principado se produce en el tercer período de Roma que abarca desde el
año 27 a.C. con la llegada de Augusto al gobierno, hasta la llegada de Dioclesano en
el 284 d.C. El Principado fue una monarquía colegiada, al cual luego le va a proceder
el Dominado (cuarto período) que se va a caracterizar por ser una monarquía
absoluta, sin asociados al gobierno; a diferencia del principado, que es una
democracia autoritaria.
El Principado fue evolucionando notoriamente hacia una autocracia fundada en el
poder militar desde Augusto hasta Dioclesano. Los romanos concibieron al
Principado como un régimen temporal de a cuerdo a las circunstancias del momento,
pero lo cierto es que esto no se dio de esta manera.
Fuentes del Derecho Romano en la época del Imperio absoluto:
Dos figuras dominaron el final del régimen republicano y el principio del
Imperio -Julio César y Augusto. Julio César era un general y político brillante, que
sacó provecho de los problemas de Roma. Primero, formó una alianza de gobierno
con los cónsules Pompeyo y Crassus, llamada El Primer Triunvirato. Luego, cuando
Crassus muere, les hizo la guerra a Pompeyo y al Senado para obtener el poder único
sobre Roma. Su error radicó en auto nombrarse dictador de por vida -decisión que lo
llevó a su asesinato.
Esta situación provocó otros 14 años de guerra civil entre Augusto, el heredero
nombrado por César, y Marco Antonio, el sustituto del César. Cuando Augusto
derrotó a Antonio en Actium en el año 31 a.C., ganó el poder absoluto sobre Roma.
Inteligentemente, Augusto no eligió ser un dictador como César. Formó el
Principado, que le otorgó el poder real -de por vida-, mientras parecía darle al Senado
un rol mucho mayor al que realmente tenía. Había nacido el Imperio.
2. La ley de las XII tablas:
Como se explicó anteriormente esta ley fue una codificación diseñada para
regir a todos los habitantes de roma, incluyendo patricios y plebeyos. Por su
contenido se dice que pertenece más al derecho privado que al derecho público. Fue
el primer código de la Antigüedad que contuvo reglamentación sobre censura (pena
de muerte por poemas satíricos).
Debido a que no queda vestigio alguno de su existencia, esto ha suscitado muchos
problemas no sólo en lo relativo a su interpretación, sino también en lo relativo a su
existencia y autenticidad. No se conoce directamente el texto de esta ley sino a través
de las referencias de obras literarias que han transcrito o citado algunos de sus pasajes
y sobre esa base los especialistas han intentado su reconstrucción.
Su contenido quedo distribuido de la siguiente manera:
Tablas I y II trataban sobre la organización y el procedimiento judicial.
Tabla III acerca de los deudores insolventes.
Tabla IV, sobre la patria potestad.
Tabla V, la tutela y la curatela.
Tabla VI, sobre la propiedad.
Tabla VII, acerca de las servidumbres.
Tabla VIII, derecho penal.
Tabla IX, referida al derecho público y a las relaciones con enemigos.
Tabla X, derecho sagrado
Tabla XI y XII, constituyen el complemento de las anteriores.
3. La Jurisprudencia:
“Iurisprudentia est divinarum atque humanarum rerum notitia, iusti atque
iniusti scientia” (La jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas
y la ciencia de lo justo y de lo injusto).
La palabra jurisprudencia, en su sentido ordinario, quiere decir: el conocimiento
adquirido del derecho. Es la misma combinación de palabras que ha formado la
expresión jurisprudentes, aquéllos que saben del derecho.
Evidentemente la jurisprudencia es la ciencia de lo justo y lo injusto; pero en esta
definición atribuida por los redactores de las institutas al jurisconsulto Ulpiniano, se
preguntan los romanistas ¿Qué ha querido enunciar al decir la jurisprudencia es el
conocimiento de las cosas divinas y humanas? Los intérpretes del derecho romano no
han llegado a un acuerdo sobre el sentido de esta definición, pues algunos de ellos
han visto en ella una alusión a la división de las cosas en res divini iuris y res humani
iuris, y que el pensamiento de Ulpiniano seria que, para ser jurisconsulto, es necesario
conocer las reglas particulares que se aplican a estas dos clases de cosas. Para otros,
lo que ha querido decir Ulpiniano es este pensamiento, es que para ser
verdaderamente jurisconsulto, para poseer la ciencia del derecho, es necesario
conocer la naturaleza divina y la naturaleza humana para saber distinguir lo que es
justo y lo que es injusto.
Como también se menciona anterior mente la jurisprudencia fueron aquellos
jurisconsultos constituidos por juristas romanos, que no necesariamente tenían que ser
profesionales del derecho sino que eran ciudadanos de clase noble con gran
conocimiento que podían responder ante situaciones jurídicas.
4. La Jurisprudencia Republicana:
La jurisprudencia republicana es la primera que se conoce. En el siglo IV a. C.
Gneo Flavio robó a Apio Claudio el “Liber Actionum” (libro de las acciones), obra
que contenía los modelos de las fórmulas que debían de recitarse sin error delante de
los jueces para poder tramitar los pleitos, siendo una obra que era exclusiva de los
pontífices. Posteriormente, en el siglo III a. C., apareció el primer pontífice de clase
plebeya, Tiberio Coruncanio, que comenzó a actuar públicamente como jurista. Ya en
el siglo II a. C., Sexto Helio publicó la obra “Tripartita”, compuesta por 3 partes (el
texto de la Ley de las 12 Tablas, un comentario del mismo y un texto con las distintas
fórmulas utilizables para reclamar ante los jueces). A mediados del siglo II a. C.
aparecieron importantes juristas (Manio Manilio, Marco Junio bruto, Publicio Mucio
Escévola), siendo el más importante Quinto Mucio Escévola, autor del primer libro
de Derecho Civil que no sigue las pautas del ordenamiento de la Ley de las 12 Tablas,
haciendo un ordenamiento nuevo, influido por la cultura griega.
Los juristas tienen una gran importancia social: cuando dan un consejo (responsa) no
necesitan un respaldo jurídico, ya que están fundados en la autoritas de un experto. Se
les consulta sobre temas de Derecho privado, aunque posteriormente, con la entrada
de los emperadores se les consulta sobre Derecho Público, pasando a ser asesores
imperiales del emperador.
5. Ius Civile:
Los romanos designaron al derecho con la voz latina de Ius. Ese sentido
objetivo es la norma que regula con carácter obligatorio las relaciones sociales, en
sentido subjetivo como facultad o poder que el ordenamiento jurídico reconoce a cada
sujeto. Definimos al derecho contemplando su aspecto objetivo, como " el arte de lo
bueno y lo equitativo".
El Ius Civile es una ordenación jurídica cerrada que surge para regular las relaciones
inter cives (entre los propios ciudadanos romanos, entre sí), ya desde la época arcaica
romana, aunque al principio se le denomina IUS QUIRITARIUM (o derecho de los
quirites, los primeros habitantes de Roma).
El Ius Civile como derecho del cives, del ciudadano romano, no se identifica con el
derecho privado. Es cierto que la construcción romana construyó de preferencia las
instituciones privadas (persona, familia, propiedad, obligaciones, herencia), pero
dentro del Ius Civile hay instituciones que son extrañas al derecho civil (a nuestra
concepción de derecho civil), así las de carácter penal, procesal y las administrativas
o políticas.
El Ius Civile, en su sentido propio y originario sería el ordenamiento tradicional que
habrían adoptado los grupos primitivos romanos reunidos en una comunidad política
y estaría constituido por una serie de principios fundamentales establecidos por la
jurisprudencia religiosa y luego laica de los prudentes.
Este núcleo de principios tradicionales se va ensanchando a lo largo de la historia del
Derecho romano naciendo un Ius Civile Novum, por obra de las leyes, plebiscitos,
senadoconsultos y decretos de los príncipes. Al mismo tiempo, el viejo Ius Civile, el
de los principios tradicionales experimenta la influencia del Ius Gentium y del Ius
Pretorium o Honorarium, y todos estos Derechos van a ser Ius Civile en la
compilación de Justiniano, porque con aquel se entroncaron y no se diferenciaron.
6. Ius Gentium:
El ius gentium regulaba las relaciones entre romanos y extranjeros. En lo
sustancial no se diferencia del ius civile, pero es más sencillo, menos formalista y
prescinde de complicados rituales. En época ciceroniana se identificó el ius gentium
con el Derecho Natural, como un conjunto de preceptos jurídicos y éticos dictados
por la naturaleza para todos los hombres y pueblos.
Al principio sólo existía un pretor, pero cuando Roma comienza a expandirse y a
tener relaciones con otros países, se ve la necesidad de crear otro, así en el año 242 a.
C. se crea la magistratura del Praetor Peregrinus, que atendía los casos en los que
exclusivamente intervinieran no ciudadanos, al crearse esta nueva magistratura
comenzó a llamarse al anterior pretor como Praetor Urbanus, dedicado a juzgar los
asuntos en los que participasen ciudadanos romanos. Los casos tratados eran bastante
variados, pero la mayoría derivaban de asuntos comerciales. Así, las relaciones
comerciales obligaron a la creación del precedente del llamado derecho contractual,
un derecho ultro citroque obligatio (que obliga a ambas partes), a partir del cual nace
el ius gentium.
En un sentido amplio, el derecho de gentes se trata de las reglas aplicables a todas las
colonias y provincias romanas, designando la parte del derecho público referida a las
relaciones de Roma con estas (los tratados de paz o de alianza y las normas de la
guerra), es decir, el equivalente al "derecho internacional" aunque no se puede hablar
propiamente de tal, toda vez que en Roma no se conocía el concepto de Nación.
Aunque en algunos aspectos el derecho de gentes pueda coincidir con el derecho
natural, se trata de dos conceptos diferentes, ya que instituciones del derecho de
gentes, aceptadas en la antigüedad y algunas otras épocas históricas, como la
esclavitud, no se compadecen con el derecho natural, el cual a la vez reconoce
derechos a la persona humana, que el derecho de gentes no contempla.
7. Las leyes y los Plebiscitos:
Los Plebiscitos (del latín Pebli scita) fueron inicialmente decisiones tomadas
por la plebe, que adquirieron mayor relieve progresivamente. El 465 a. C. el dictador
Quinto Hortensio hizo votar por los Comicios Centuriados la ley que obligaba a todos
los ciudadanos a acatar los plebiscitos. Aunque no se precisaba el asentimiento del
Senado, fue generalmente solicitado.
El plebiscito en su origen designaba a los jefes plebeyos, votaba normas de su interés
(inviolabilidad de los tribunos, protección de las Asambleas, derecho de voto, etc.) y
ejercía jurisdicción criminal sobre los plebeyos de las tribus.
La tradición afirma que existieron tres leyes que declararon obligatorios los
plebiscitos para todo el pueblo, pero no señala en que consistió exactamente el
contenido de cada una de esas leyes, por lo que se han intentado diversas
explicaciones, siendo la más aceptada la dada por Willems quien pretende que la
primera ley sobre la materia, o sea la ley “Valeria Horatia”, establecía que los
plebiscitos en que se decidiesen cuestiones de interés general, es decir, no exclusivos
de la plebe, fueran obligatorios para todos con la ratificación ulterior del senado; la
segunda de las leyes, o sea la “Publilia Philonis”, votada por iniciativa del dictador
que había gobernado en el año 339 antes de Cristo, había dispuesto que las sanciones
de la plebe fueran obligatorias también como la “auctoritas patrum” del senado, pero
podía ser acordada por adelantado, es decir, antes de la reunión del concilio plebeyo;
y que la última de las leyes, es decir, la ley “Hortensia” , había decidido que las
medidas votadas por los plebeyos en los concilios fueron lisa y llanamente
obligatorias para la plebe y el patriciado sin necesidad de ratificación del senado ni
conformidad previa; o sea, que dicha ley había suprimido la “auctoritas patrum”.
Sin embargo lo que interesa destacar es que a partir del siglo III antes de Cristo, los
plebiscitos obligan a todo el pueblo lisa y llanamente, sin necesidad de la
intervención del Senado; pero también interesa saber, que la mayor parte de las
medidas votadas a partir de esta época, aunque se las llame leyes, son verdaderos
plebiscitos, obligatorios para todo el pueblo.
8. El Edicto, las fuentes del Derecho Romano a partir de Augusto:
El edicto era la forma de pronunciamiento de los magistrados romanos en
cuestiones relativas a su competencia y constituye una de las principales fuentes del
derecho romano. Los principales emisores de edictos eran los pretores, magistrados
encargados de la administración de justicia, que eran dos: el pretor urbano encargado
de los asuntos entre ciudadanos romanos y el pretor peregrino, creado en el año
242 a. C. para dirimir los asuntos entre los ciudadanos romanos y los peregrinos o
extranjeros.
Los magistrados emitían el edicto al comienzo de su mandato de 1 año a modo de
programa que había de regir el mismo y lo hacían público mediante su escritura en
una tabla que se exponía a la vista de los ciudadanos.
Había cuatro clases de edictos:
Perpetuo: Se daba al comienzo del mandato del magistrado y tenía validez
durante toda la duración del mismo. Generalmente recogía lo ya establecido
en el edicto del magistrado precedente con ligeras modificaciones o añadidos,
según lo que la experiencia del mandato anterior aconsejaba.
Repentino: Se emitía para un caso determinado y concreto y sólo tenía validez
para el mismo.
Traslaticium: Edicto del Pretor antiguo que el nuevo hace uso sin
modificación.
Novum (Nuevo): Edicto del Pretor antiguo que el nuevo hace suyo con
modificaciones.
El edicto constaba de 3 partes:
Parte introductiva: donde asegura la obediencia de los ciudadanos
Parte central: consta de modificaciones del pretor y las partes de edictos
anteriores
Vasto o apéndice
A partir de Augusto, al conjunto de leyes emanadas del derecho antiguo se añaden
las distintas decisiones imperiales que se llaman constituciones (ordenanzas,
edictos, decretos, decisiones de jurisprudencia o rescriptos).
Además, los senatus consultum, desde el siglo II, adquieren fuerza de ley cuando
son exigidos por el emperador (el senatus consulte se llama entonces oratio). En
el Bajo Imperio, las fuentes del derecho están divididas en dos categorías: el
derecho antiguo (el ius) y las constituciones imperiales (que se llaman leges). Se
emprende entonces una codificación general; primero, por los particulares, y
luego, a instancia de los emperadores.
La compilación más sistemática es la de Justiniano (entre 528 d. de J.C. y
534 d. de J. C.); fue precedida por las de Teodosio II y de Valentiniano III
(Código teodosiano, 438 d. de J.C.). La codificación de Justiniano
comprende tres compilaciones:
Las Instituciones (533 d. de J.C.), manual destinado a los estudiantes y a
los profesionales.
El Digesto (o Pandectas, 533 d. de J.C.), que contiene -metódicamente
clasificados, unificados y revisados- todo el derecho antiguo de Roma, el
derecho de los jurisconsultos, y el derecho de los pretores. Es una obra
inmensa, compuesta de unas 150.000 líneas (35 letras cada línea).
El Código de Justiniano (534 d. de J.C.) agrupa todas las constituciones
imperiales, clasificadas (con el mismo método que el Digesto) en Libros,
Títulos, Fragmentos (las leyes propiamente dichas) y Párrafos.
9. La Jurisprudencia de la etapa clásica alta.
El derecho es principalmente obra de los juristas, de modo que procede de la autoridad
de los prudentes (auctoritas prudentium) en el discernimiento de lo justo, pero también
interviene en su formación la potestad de los magistrados, principalmente por medio de los
edictos, y la de los comicios, a través de las leyes. El papel de la jurisprudencia es
preponderante durante la época del derecho clásico, pero, desde el tiempo del Principado, va
cediendo paulatinamente su papel creador en favor de la potestad del emperador. En el derecho
posclásico, la única fuente del derecho es la legislación emanada del emperador, quien afirma
reunir en su persona toda la potestad y toda la autoridad.
El apogeo de la jurisprudencia (30 a.C. a 130 d.C.) coincide con el inicio del
Principado. Durante esta etapa, la jurisprudencia romana alcanza su mayor nivel
científico. Los juristas son conscientes de la independencia de su ciencia, que separan
claramente de otras como la Retórica o la Gramática. Para entonces ya tienen el
número completo de las instituciones jurídicas y cuentan con un lenguaje técnico
propio.
Los juristas más representativos de la jurisprudencia clásica central fueron Labeón y
Juliano, que son como los signos del comienzo y fin de esta etapa. Labeón (muerto en
el año 42 d.C.) era un jurista apegado a la tradición republicana que no se acomodó al
nuevo régimen. Vivía plenamente su oficio, dando consultas, formando nuevos
juristas y escribiendo libros. Su obra influyó poderosamente, principalmente sus
Comentarios al Edicto del Pretor y sus Respuestas. Conformó una escuela en la que
se integraron juristas como Nerva, padre e hijo, Próculo, Celso y Neracio, que fue
posteriormente conocida como escuela Proculeyana.
Juliano (nacido hacia el año 100 y fallecido después del año 175) fue, en cambio, un
jurista del nuevo régimen: miembro del consejo del emperador Adriano, cónsul en el
año 148 y nuevamente en 175, gobernador de varias provincias; fue él quien hizo la
redacción definitiva del Edicto del pretor. Perteneció a otra escuela, fundada por
Cayo Casio Longino, que se conoció como escuela Sabiniana, en honor del jurista
Sabino, su maestro. Éste fue un jurista de origen humilde pero muy favorecido por el
emperador; escribió varias obras, pero la principal fue su «Derecho Civil», que venía
a completar la de Quinto Mucio Escévola.
Los juristas publican muchos libros, la mayoría de contenido casuístico. Su obra
literaria puede reducirse a cinco tipos de libros: los libros llamados Respuestas
(responsa), que son colecciones de respuestas dadas por el jurista a las consultas que
le fueron hechas; las Cuestiones (quaestiones), que son colecciones de casos
prácticos, de difícil solución, algunos incluso imaginarios y destinados a la
enseñanza; los Digestos (digesta), que son colecciones de casos y comentarios
conformadas de acuerdo con el orden del Edicto del Pretor; los Comentarios al Edicto
del Pretor o al Derecho Civil de Sabino (comentarium ad Edictum o ad Sabinum) y a
otros libros de juristas; libros monográficos sobre materias específicas, por ejemplo
sobre las tutelas o las hipotecas.
Estos libros no han llegado hasta nosotros, pero los conocemos en parte, gracias a los
fragmentos de los mismos que se recogieron en el Digesto deJustiniano.
No obstante, el esplendor que alcanzó la jurisprudencia en esta etapa, desde el inicio
de la misma se introdujo un elemento que la llevaría a su decadencia. El príncipe,
como primero entre todos los ciudadanos, reclama para sí toda la potestad que tenían
los magistrados, así como la autoridad del senado y de los juristas, y si bien durante
cierto tiempo respetó la autoridad del senado, para mantener las apariencias
republicanas, no obró del mismo modo respecto de la autoridad de los juristas.
El emperador Tiberio inició un sistema, que siguieron sus sucesores, de autorizar a
ciertos juristas para que pudieran dar respuestas con la autoridad del príncipe (ius
respondendi ex auctoritate principis). De esta manera hizo que las respuestas de los
juristas no valieran por la autoridad o saber del jurista que la daba, sino por haber sido
autorizado por el príncipe. La consecuencia de esto fue que los juristas, si querían
influir, tenían que ganarse el favor del príncipe, con lo cual la jurisprudencia perdió
su independencia.
10. La significación de Adriano para el Derecho Romano:
Además de ser un ilustre militar experto en asuntos bélicos, durante su reinado
se reveló como un soberbio administrador; se realizó una completa reforma del
sistema administrativo imperial que complementaba a las transformaciones
económicas y militares llevadas a cabo en el sistema financiero, la estructura militar,
el sistema defensivo de las fronteras, y en la mejora de las relaciones diplomáticas
con otras naciones. Con todo ello se trataba de homogeneizar las instituciones
estatales y mediante la retirada de los territorios más difíciles de defender, la creación
de defensas en las fronteras, así como la firma de acuerdos con otras naciones a fin de
establecer las zonas de influencia - estabilizar las fronteras.
Se fomentó una política de tolerancia hacia los hombres venidos de otras culturas los
cristianos disfrutaban de una mayor libertad y se mejoraron las relaciones
diplomáticas con Grecia. Se impulsó una reforma constitucional con el fin de
normalizar la situación de los esclavos que eran torturados o asesinados cuando
cometían un delito contra el dominus.
Otra de las reformas adriánicas consistió en la introducción del edicto pretorio en el
sistema jurídico romano; el edicto constaba de una declaración de principios jurídicos
generales que el magistrado exponía en el momento de la toma de posesión. Con el
tiempo, el edicto se convirtió en uno de los elementos centrales del mos maiorum
edictum vetus o tralaticium el cual los senadores tenían la responsabilidad de
defender. Técnicamente, la finalidad del edicto era la de conservar los informes de los
casos judiciales que no estaban contemplados en el ius civile. El emperador confió a
Salvio Juliano la elaboración del edicto, que se aprobó mediante un senadoconsulto
convirtiéndose en edictum perpetuum. En el ámbito jurídico se puso fin al sistema
legal establecido por Augusto; de este modo se concedía a ciertos abogados el ius
respondendi ex auctoritate principis, que permitió que la ley fuera transformada
merced a la labor de expertos legistas que él mismo había seleccionado.
Desaparecieron los letrados libres, siendo sustituidos mediante el establecimiento de
un sistema administrativo burocratizado en la que la independencia desapareció
totalmente.
Estructuralmente, la administración imperial experimentó una transformación radical.
Competentes funcionarios del ordo equester reemplazaron a los libertos de la era
cesariana; estos hombres se colocaron al frente de los distintos ramos de la
administración: las finanzas, la hacienda, los tribunales, etc.
Se delimitaron las competencias, así como los sueldos, y con ello la administración
estatal se hizo más estable; ya no estaba sometida a los cambios relacionados con la
sucesión imperial. Cuidadoso administrador, el emperador creía defender los intereses
del estado mediante la creación del advocatus fisci un letrado imperial responsable de
defender ante los tribunales los intereses de tesoro (fisco). Cabe señalar que en los
últimos años del Imperio el aerarium finanzas estatales competencia de los senadores
y el fisco finanzas estatales competencia del emperador constituían una única y
homogénea institución como consecuencia del éxito de la unificación de ambos
órganos durante la etapa adriánica.
11. Los Rescriptos Imperiales:
Desde el imperio de Adriano, todos los juristas de categoría formaban parte
del consejo del emperador o cancillería imperial (concilium principis). El emperador
asumió la función de dar respuestas, con auxilio de su cancillería, a las consultas que
se le hacían por escrito, sustituyendo así la labor que antes hacían los juristas. Las
respuestas, firmadas por el emperador, se llamaron «rescriptos» (rescripta) porque se
escribían en el mismo documento en que se había presentado la consulta.
Los rescriptos fueron la fuente más activa del derecho desde el gobierno de Adriano
(117-138) y durante toda la etapa clásica tardía y en la primera etapa posclásica con el
gobierno de Diocleciano (284-305).
Los rescriptos eran respuestas a casos concretos, pero era natural que se consideraran
como un precedente ejemplar que podía aplicarse a casos semejantes. Por eso parecen
haberse hecho registros oficiales en donde aparecían resúmenes de los rescriptos, que
podían ser consultados por el público. En todo caso, a finales del siglo III aparecen
unas colecciones privadas de rescriptos; la más antigua que se nos conserva es el
«Código Gregoriano» que contiene rescriptos de Adriano y sus sucesores, hasta
Diocleciano.
12. La ultima Jurisprudencia Clásica:
La jurisprudencia de esta última etapa clásica (130-230) tiene todavía un nivel
científico elevado, precisamente por estar vinculada a la tradición, pero carece de
fuerza creadora. Sus representantes más conocidos son los tres juristas del tiempo de
los Severos (primeras décadas del siglo tercero): Papiniano y sus discípulos Ulpiano y
Paulo. Muchos provienen de provincias, como Ulpiano, que era de Siria. Todos
sirven en la cancillería imperial, especialmente para la expedición de rescriptos, y eso
les hace interesarse en los asuntos que interesan al emperador, como los gobiernos de
las provincias y los impuestos, que antes no eran materia del interés de los juristas;
este ensanchamiento del interés de los juristas hace que se introduzca una distinción
entre el ius privatum, el que se refiere a lo que interesa a los particulares, y el ius
publicum, el que se ocupa de lo que interesa a la utilidad pública.
Escribían obras de los mismos tipos que la jurisprudencia anterior, pero tienen
predilección por hacer grandes comentarios ad Edictum y ad Sabinum, en los que
logran recopilar la obra de los predecesores, a quienes citan constantemente. La
mayor parte de los fragmentos que se conservan en el Digesto provienen de estos
comentarios de Paulo y Ulpiano. Aparecen nuevos tipos de libros: los que se ocupan
de los deberes y facultades de funcionarios públicos, como los que se refieren a los
deberes de los gobernadores (de officio proconsulis); los que son colecciones de
reglas generales, separadas de la casuística y fáciles de retener (regulae, sententiae,
definitiones), que tendrán mucho éxito en la época posclásica, y los libros destinados
a la enseñanza elemental del derecho (institutiones).
13. El Derecho Provincial:
El ius civile es el derecho de la ciudad de Roma, que se extendió luego a toda
Italia, pero no se observa íntegramente en las provincias del imperio.
En cada provincia el gobernador es el titular de la jurisdicción, que ejerce por sí
mismo, en ciertos casos, y delega también en jueces subordinados. Los juicios en las
provincias no tenían que seguir las reglas del procedimiento formulario propio de
Roma e Italia. Cada gobernador, como magistrado romano que era, podía dar su
propio edicto con las reglas que seguiría en su jurisdicción, que posiblemente se
acomodaría al edicto del pretor urbano.
El derecho que aplica cada gobernador varía en cada provincia. En cada una se formó
un derecho propio, fundamentalmente romano pero adaptado a las costumbres y
tradiciones jurídicas locales; el grado de romanización de los derechos locales
dependió de la fortaleza de las tradiciones jurídicas locales: fue menor en las
provincias donde existía una tradición jurídica importante, como en Oriente, y mayor
en las que tenían una tradición débil, como en Occidente. El derecho de cada
provincia se aplicaba tanto a los ciudadanos romanos como a los provinciales o
peregrinos (peregrini).
A fines de la época clásica, los juristas se interesaron por los derechos provinciales, y
en la época posclásica se llegó a producir un cierto influjo de los derechos
provinciales o provincialización del derecho romano.
14. La época Posclásica, Dioclensiana y Constantino:
La época posclásica se inicia con una profunda transformación política llevada
a cabo por Diocleciano, quien establece una nueva forma de gobierno, el Dominado o
imperio absoluto. En consonancia con este régimen, la fuente primordial del derecho
va a ser la voluntad imperial manifestada en las leyes, y la jurisprudencia decaerá
fuertemente.
Diocleciano (284-305) sigue legislando mediante la forma de rescriptos, por lo que
parece que continúa la tradición de la etapa clásica tardía, pero el contenido de los
mismos refleja su apartamiento del derecho clásico, ya que predomina en ellos el
punto de vista administrativo, de gobierno, en vez del punto de vista propiamente
jurídico.
Constantino (306-337) termina con la práctica de los rescriptos y comienza la
práctica, que seguirán todos los emperadores, de legislar por medio de leyes generales
autocráticas, es decir formuladas y aprobadas por el mismo. Estas leyes generales,
que son expresión de la sola voluntad del emperador, se vuelven la única fuente del
derecho. Como muchas veces estaban apartadas de la vida cotidiana, dieron lugar al
problema, que no existía en el derecho clásico, de la validez de las costumbres como
fuente del derecho cuando se apartan o incluso van en contra de las leyes. Los
sucesores de Constantino siguieron dando este tipo de leyes, y por medio de ellas los
emperadores cristianos fueron formando un derecho cristiano.
La división del imperio en dos partes, Oriente y Occidente, que fue introducida por
Diocleciano, se consuma definitivamente con Constantino, y va hacer que se ahonden
las diferencias entre el derecho de una y otra parte.
Las obras de los juristas de esta época se caracterizan por ser abreviaciones o síntesis
en las que se pretende abordar todo el derecho. El autor más representativo de finales
del siglo III es Hermogeniano, jurista cercano a los círculos oficiales, quien escribió
un compendio titulado Epítome del Derecho (Epitome iuris); también publicó una
colección de los rescriptos emitidos por Diocleciano, durante los años 293 y 294,
conocida como Código Hermogeniano (Codex Hermogenianus), que vino a
completar la que había hecho un tal Gregorio, el «Código Gregoriano», con rescriptos
de Adriano a Diocleciano, hasta el año 292.
A finales del siglo III apareció otra obra de ese mismo estilo con el nombre de
Sentencias de Paulo (Pauli Sententiae). Es una colección de reglas jurídicas
(sentencias), sobre todas las materias jurídicas, falsamente atribuida al jurista Paulo.
Semejante, aunque de principios del siglo IV, es otra obra atribuida a Ulpiano, que se
conoce por dos nombres: Epítome de Ulpiano (Epitome Ulpiani) o Reglas de Ulpiano
( liber singularis regularum).
Otro tipo de obras propio de estos siglos son las colecciones, ordenadas por materias,
de fragmentos jurídicos de libros antiguos (ius) y de leyes imperiales (leges), como
las colecciones denominadas Comparación de leyes romanas y mosaicas
(Mosaicarum et Romanorum legum Collatio) y Fragmentos Vaticanos (Fragmenta
Vaticana).
El derecho de esta época de decadencia de la jurisprudencia presenta ciertas
características que han permitido calificarlo como derecho vulgar o vulgarismo
jurídico, expresiones con las que se denota su fuerte alejamiento del derecho clásico.
Entre los rasgos propios del vulgarismo jurídico, cabe mencionar: la tendencia a la
epitomización, es decir a hacer obras breves que pretenden resumir todo el derecho,
haciendo a un lado muchas distinciones, conceptos, y problemas; la tendencia
naturalista, que lleva a ver las instituciones, haciendo a un lado el punto de vista
jurídico, desde el punto de vista económico y fiscal, por ejemplo, a prescindir del
concepto de propiedad y considerar únicamente la posesión; una tendencia moralista
que mueve a definir apresuradamente, con olvido de las categorías y razonamiento
jurídicos, soluciones conformes con una determinada posición ética (en muchos casos
cristiana), por ejemplo la tendencia a favorecer la libertad de los esclavos (favor
libertatis) o la exaltación de lo que es más humano (humanius est) o más equitativo,
por encima de lo justo.
Introducción:
El presente trabajo tiene como objetivo, presentar una información referente a
las fuentes del derecho y sus orígenes, comenzando desde las primeras fuentes del
derecho y haciendo mención de cada uno de los distintos sistemas de gobierno y
fuentes utilizadas en estos, luego se hará mención más detallada de fuentes de gran
importancia entre estas épocas como lo fueron las layes de las XII tablas y la
jurisprudencia y sus cambios y evoluciones a través de los años. Por otra parte cabe
destacar que también se hace mención a el gran emperador romano Adriano y a la
gran influencia que este tuvo en el desarrollo y la historia del Derecho Romano.
Conclusión:
Al culminar este trabajo, se puede apreciar todos los cambio y evoluciones
que han tenido las fuentes del derecho en el transcurso de los años, y como se puede
ver la mayoría de estos fueron cambios para bien ya que se iban adaptando a la
sociedad e iban estableciendo cada vez mas igualdades entre las distintas clases
sociales. Por otra parte también cabe destacar la importancia que tuvieron distintos
personajes en la historia ya que sin ellos muchos de estos cambios no se hubiesen
dado, tales personajes como lo fueron Justiniano (Flavius Petrus Sabbatius
Iustinianus), Domicio Ulpiano, Constantino y muchos más mencionados en este
trabajo.
Bibliografía:
Agustin Hurtado Olivero, Lecciones de Derecho Romano Vol. 1
Jorge Adame Goddard, Lecciones de Romano Clásico I.
www.Wikipedia.com