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    Fuerzas profundas e identidad : reflexiones sobre su impacto en la poltica exterior : un recorrido de

    casos / compilado por Anabella Busso. - 1a ed. - Rosario : UNR Editora.- Editorial de la Universidad

    Nacional de Rosario, 2010. EBook, v. 2.

    ISBN 978-950-673-795-5

    1. Poltica Exterior. I. Busso, Anabella, comp.

    CDD 327.1

    Diseo Editorial: D.G. Joaqun Paronzini

    Fecha de catalogacin: 16/03/2010

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    NDICE

    Prlogo..........................................................................................................................................( 04)

    Identidad y Fuerzas Profundas en la Poltica Exterior de Chile.Miryam Colacrai - Mara Elena Lorenzini..........................................................................................................................................( 06)

    La construccin de la identidad chilena en el contexto de su creciente internacionalizacin.Entre el diseo de un Estado-comercialista inserto en el mundo y la impronta del Estadoterritorialista presente en sus relaciones vecinales.Miryam Colacrai...........................................................................................................................................(41)

    Procesos polticos democrticos como fuerza profunda: la transicin democrtica y sus

    vinculaciones con la Poltica Exterior en Chile.Mara Elena Lorenzini...........................................................................................................................................(56)

    De elementos circunstanciales a rasgos identitarios de la poltica exterior de Brasil: la solucinpacfica de los conflictos y la diversificacin de las relaciones exteriores.Mara Julieta Cortes...........................................................................................................................................(96)

    Construccin de la identidad nacional de Brasil: elementos constitutivos, mitoscreencias.Mara Gisela Pereyra Doval...........................................................................................................................................(77)

    Identidad y poltica exterior. Explorando el caso argentino.Mara Eva Pignatta.........................................................................................................................................(124)

    Malvinas, la ltima razn de la nacionalidad.Benedetto, Sabrina G. - Rojo, Patricia A. - Romero, Pedro R..........................................................................................................................................(140)

    Las fuerzas profundas en la conformacin de la identidad nacional: el caso boliviano.

    Natalia Ceppi.........................................................................................................................................(154)

    Sudfrica:la identidad nacional como construccin y el liderazgo regional como destinomanifiesto.Gladys Lechini.........................................................................................................................................(175)

    Fuerzas Profundas, Identidad y Poltica Exterior: reflexiones y comparaciones.Anabella Busso - Graciela Zubelz...........................................................................................................................................(00)

    Acerca de los autores..........................................................................................................................................(00)

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    PROLOGO

    Este libro es el segundo Tomo de una obra donde se vuelcan los resultados

    obtenidos en los proyectos de investigacin Polticas exteriores comparadas: unaprimera aproximacin y Polticas exteriores: enfoques comparativos aplicados aestudios de caso, ambos desarrollados y financiados en el marco del programa 202 dela Secretara de Ciencia y Tcnica de la Universidad Nacional de Rosario.

    Tal como lo expresamos en el prlogo del Tomo I los motivos que impulsaronesta investigacin estuvieron ligados a las consecuencias de la crisis por la que atravesnuestro pas a partir de 2001. Esta gener un incremento del peso de los

    condicionamientos domsticos sobre la conformacin de la agenda externa y unacontraccin de las capacidades de gestin internacional de nuestro pas evidenciada encierta parlisis de nuestra poltica exterior. En un momento en que la RepblicaArgentina necesitaba aunar esfuerzos para lograr que sus necesidades internasencontrasen alguna oportunidad de solucin en un mundo globalizado y complejo nopudimos hacerlo. Fuimos, nuevamente, vistos desde afuera como un pas impredecible ycomo una sociedad que no encontraba un destino comn. Fronteras adentro florecan lascrticas sobre la ausencia de un proyecto nacional basado en ideas e intereses comunesque actuasen como parte de nuestra identidad y sobre la consecuente discontinuidad denuestra poltica exterior.

    En ese contexto nos preguntamos sobre cules podran ser las razones queoptimizaran o limitaran la capacidad de un Estado para hacer de su poltica exterior uninstrumento til en la tarea de dar respuestas a crisis tpicas de la era de la globalizacin.Consecuentemente, decidimos incorporar un nuevo proyecto a nuestro programa deinvestigacin donde sumamos a los anlisis sobre el peso de los intereses en la accinexterna de los estados el rol de la ideas. Por lo tanto, nos planteamos un estudioexploratorio donde intentamos identificar fuerzas profundas y cuestiones identitarias

    que influyen sobre la poltica exterior de los estados favoreciendo -o no- su capacidadpara generar cambios positivos que den respuestas a sus necesidades.

    Dicha tarea exploratoria estaba guiada por un supuesto tentativo: prima faciesuponamos que ms all de las diferentes capacidades de respuesta a las crisis por partede cada Estado propias de la dicotoma desarrollo-subdesarrollo -visin ligada a lascapacidades materiales- la historia de las relaciones internacionales parecera demostrarque aquellos pases con determinadas fuerzas profundas que actuaron como elementosestructurales en la construccin de su identidad -sin limitar el dinamismo de este

    concepto- e impactaron en la poltica exterior, han logrado mejores resultados que

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    aquellos que carecen de una identidad o que la han fundado sobre alguna fuerzaprofunda errnea como podra ser la raza, los nacionalismos exacerbados, entre otros.

    Nuestro equipo, integrado por investigadores y becarios de CONICET einvestigadores del Programa de Categorizacin, posee una trayectoria significativa enel estudio tanto de poltica exterior argentina como de otros Estados nacionales. Conesta base de conocimientos adquiridos nos dedicamos a indagar la existencia de fuerzasprofundas en el sentido aportado por la Escuela Francesa, su interconexin con laidentidad nacional de un pas y su impacto en la poltica exterior. El Tomo I comienzacon el marco terico-conceptual que gui la investigacin en su conjunto y,posteriormente, incluye el anlisis de los casos de Estados Unidos, Rusia, Irn, Irak,Afganistn y China. El Tomo II, que estamos presentando en esta ocasin, se concentraen los casos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Sudfrica los cuales fueron

    analizados a partir de los conceptos trabajados en la introduccin del primer tomo.Como cierre de esta publicacin reflexionamos acerca de los principales componentesidentitarios que han impactado sobre las polticas exteriores en los casos abordados eintentamos un ejercicio comparativo sobre los principales resultados.

    La segunda etapa de esta investigacin, al igual que la primera, no hubiese sidoposible sin los aportes acadmicos y la dedicacin permanente de mi colega yCodirectora de ambos proyectos, la Dra. Graciela Zubelz. Asimismo, quiero manifestar

    mi mayor agradecimiento a Mara Eva Pignatta y Esteban Actis quienes forman partedel equipo de investigacin y a un grupo de estudiantes avanzados de la Licenciatura enRelaciones Internacionales de la U.N.R integrado por Jeremas Emmanuel Filace, JuanPablo Mordini y Rodrigo Valverde quienes participaron activamente en las tareas decorreccin y edicin de este tomo. Finalmente, destaco la importancia y la riqueza deltrabajo conjunto entre investigadores jvenes y de trayectoria para la produccin ydifusin de conocimientos a travs de esta modalidad electrnica y valoro, muyespecialmente, el apoyo de UNR Editora para la consecucin de este libro.

    Mg. Anabella Busso

    Directora de Proyecto

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    Identidad y Fuerzas Profundas en la PolticaExterior de Chile

    Miryam ColacraiMara Elena Lorenzini

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    Resumen: El propsito del presente trabajo es explorar los rasgos identitarios y lasdenominadas fuerzas profundas que, como seala J. B. Duroselle, contribuyen a modelar laconducta externa de los Estados, aplicando esos enfoques a la poltica exterior de Chile. Hansido consideradas las constantes de relevancia en el accionar internacional de ese pas, las cualescontienen un fuerte elemento identitario y, a la vez, se indican algunas tendencias que parecen

    perfilar una nueva identidad. Respecto de las fuerzas profundas, el artculo examina algunas deellas, tales como la estabilidad institucional y los procesos polticos democrticos (exceptuando,particularmente, la dictadura de Pinochet), el presidencialismo, la importancia atribuida a losfactores territoriales, as como tambin la bsqueda del equilibrio a nivel regional y el estilocivil-pragmtico de la diplomacia.

    Palabras clave: Chile, poltica exterior, fuerzas profundas, factor territorial, percepciones,identidad

    Abstract:The purpose of this article is to explore the signals of identity and profound forcesthat, in J.B. Duroscelle words, contribute to shape states foreign behavior of states. The authorsdiscuss how traditional Chilean foreign policy actions reveal its identity taking into account, atthe same time, new external policy trends that seemingly operate within the construction of anew identity. With respect to profound forces, the article examines some of them such asinstitutional stability and democratic processes (Pinochets dictatorship is an exception here),presidentialism, territorial factors and regional balance, and the civic-pragmatic style of itsdiplomacy.

    Key Words:Chile, foreign policy, profound forces, territorial factor, perceptions, identity

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    Introduccin

    El presente trabajo sobre identidad y fuerzas profundas en la Poltica Exterior deChile se inscribe en el marco del Proyecto de Investigacin, Polticas ExterioresComparadas: Primera aproximacin. En este caso especfico nos hemos propuestoidentificar cules han sido y continan siendo lasfuerzas profundas y los rasgos quedefinen la identidad, ejerciendo influencia en la Poltica Exterior de Chile desde latemprana conformacin en trminos comparativos con el resto de Amrica Latina delEstado-Nacin hasta la actualidad. En este sentido es importante destacar, que para estecaso de estudio, identificaremos algunas constantes en el accionar internacional chilenoa las que se puede considerar enraizadas en su propia autopercepcin y que contienen unfuerte elemento identitario relevante a la hora de caracterizar la poltica exterior deChile. Es por esta razn que consideramos pertinente distinguir, por un lado, fuerzas

    profundas y, por el otro, tendencias que estaran indicando la conformacin de unanueva identidad en el pas transandino, y ellas sern objeto de anlisis de un estudioposterior.

    Previamente, nos parece oportuno recordar que Renouvin hace sugerencias muyprecisas para abordar la Historia de las Relaciones Internacionales de un modo mscomplejo, superando la visin de la Historia Diplomtica y buscando bucear en otrosfactores que hacen a la vida y desarrollo de los pueblos y a sus relaciones

    internacionales. En esa direccin, asigna especial relevancia al papel que tienen las fuerzas profundas, esto es, condiciones econmicas, demogrficas, psicolgicasperfilando las mentalidades colectivas. Tambin reflexiona acerca de las relacionesentre las unidades polticamente organizadas en el marco de un territorio y sobre lanecesidad de incorporar en los anlisis de las Relaciones Internacionales lasvinculaciones que se establecen entre los pueblos y los individuos que componen esospueblos figuran as el intercambio de productos y servicios, la circulacin de ideas, el

    juego de las influencias recprocas y las manifestaciones de simpatas y antipatas. Perotambin constata que raramente esas relaciones pueden ser disociadas de aquellas queson establecidas entre los Estados y sus respectivos gobiernos, ya que stos

    frecuentemente no dejan la va libre a esos contactos entre lospueblos, imponen reglasy limitaciones, tambin pueden ayudar o interferir, restringir, atenuar o contribuir amodificar el carcter (Renouvin e Duroselle, 1964: 1).

    La Poltica Exterior est ligada a la vida de los pueblos, a las condicionesmateriales y espirituales de esa vida, al mismo tiempo que a la accin personal de loshombres de Estado. Asimismo, convendra tener en cuenta a Jean Baptiste Duroselle en Todo imperio perecer cuando diferencia entre fuerzas profundas y fuerzas

    organizadas. El autor sostiene que las relaciones recprocas entre las fuerzas profundasy las fuerzas organizadas constituyen el punto esencial de cualquier estudio poltico

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    interno, pero tambin, de cualquier estudio sobre relaciones internacionales. De acuerdocon esto ltimo, podramos decir que en muchos casos, las fuerzas organizadas comoagencias, actores estatales, burocracias pueden operar modelando o suavizando las

    fuerzas profundas, pero tambin en otros casos, las fuerzas organizadas rescatan orealzan esas fuerzas profundas; tales son los casos del nacionalismo y la relevancia delespacio, entre otros.

    De esta manera, y en la bsqueda de una mayor comprensin, es que todos estoselementos deben ser puestos en juego y tomados en cuenta. Sin embargo, no se pretendeestablecer entre ellos y el impacto que producen una jerarqua, as como tampocoasignarle un lugar inmutable. Por otra parte, tambin sera contraproducente aislar unode esos factores, o intentar explicaciones monocausales. Por lo tanto, las fuerzaseconmicas, los factores naturales que le dan forma al territorio de un Estado, las

    mentalidades colectivas, el sentimiento nacional, los modos de autopercibirse y percibira los otros, as como las acciones gubernamentales, se complementan y se penetranentre s. La dimensin que ellas cobran y su capacidad para influir y modelar lasacciones en Poltica Exterior tambin van mutando de acuerdo con las pocas, losdiferentes momentos de un Estado, y suelen estar influidas, en parte, por el tipo dergimen poltico que asume el Estado. Estos conceptos, trasladados al caso que nosocupa, nos inducen a tomar en consideracin, en primer trmino, el hecho que la dcadadel setenta es considerada un parteaguas en la historia de Chile por los agitadosacontecimientos polticos, econmicos y sociales que se suscitaron en dicho perodo.

    Sin lugar a dudas, el golpe de Estado del General Augusto Pinochet marc un punto deruptura con la tradicin anterior tanto en trminos econmicos, poltico-institucionalescomo internacionales. En funcin de ello, un anlisis sobre las fuerzas profundasrequerir estar advertidos sobre esos cambios y har necesario relevar el esquemageneral del medio social, econmico y las tendencias del pensamiento poltico hastaaproximadamente 1973.

    La identidadpuede ser entendida como un conjunto ms o menos ordenado depredicados mediante los cuales se responde a la pregunta quin eres? (Lafer, 2002:

    21). En otros trminos, la identidad es lo que hace a un grupo social determinado ennuestro estudio el Estado-Nacin definirse como un nosotros distinto o diferenciablede un otro. Es decir, que la identidad permite dar cuenta de las caractersticasparticulares del Estado-Nacin chileno en relacin a otros Estados-Nacinlatinoamericanos, europeos o asiticos

    .

    Por otra parte, es importante agregar que la identidad, en materia de polticaexterior, se encuentra estrechamente ligada a la identificacin y diferenciacin de los

    objetivos e intereses especficos del Estado para actuar en el sistema internacional.Expresa su modo de ver y percibir el mundo as como tambin su autopercepcin.

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    Asimismo, es vlido aclarar cules son las implicancias de concebir a la identidad comoun proceso. Por un lado, esto significa que el proceso de construccin de identidades esdinmico no esttico y, por lo tanto, es susceptible de mutar, construirse yreconstruirse permanentemente a lo largo del tiempo. De todos modos, es posibleidentificar algunos rasgos que por su continuidad y permanencia en el tiempo fuerzasprofundas permiten caracterizar la identidad de Chile.

    Ahora bien, cmo se ha percibido Chile a s mismo? Siguiendo la opinin de undestacado diplomtico chileno, la autopercepcin de Chile ha mutado en los ltimostreinta aos. En la dcada de los sesenta Chile se pensaba como un pas pequeo, unaisla continental, excntrico por su forma, alejado de sus vecinos, mirando hacia elPacfico, decadente desde el punto de vista econmico y como la Suiza latinoamericanapor no haber experimentado golpes de Estado tan comunes en la regin desde 1932hasta 1973. En este sentido, es preciso marcar que el golpe de Estado de 1973 implic

    un profundo quiebre, no slo en la vida institucional del pas, sino tambin en suinsercin internacional. Luego de las reflexiones precedentes que nos sirven de marco,consideramos apropiado distinguir entre fuerzas profundas, que caracterizaron a Chilehasta la dcada de los setenta, y aquellas tendencias que surgen en esa poca y quecontinan en la actualidad. A partir de la dcada de los noventa, que en el planodomstico trajo aparejada la restauracin democrtica y la consecuente reinsercin delpas en el sistema internacional y, en el contexto internacional, el fin de la Guerra Fra,Chile se define como un pas mediano, no perifrico, integrado al mundo y a la regin,exitoso econmicamente y estable desde el punto de vista poltico-institucional.

    A partir de esta caracterizacin analizaremos cules son los rasgos identitarios,las fuerzas profundas y las tendencias en materia de poltica exterior chilena. Lasfuerzas profundas que hemos detectado son: la estabilidad institucional y los procesos

    polticos democrticos, elpresidencialismo, la importancia atribuida alfactor territorialy la bsqueda del equilibrio de poder a nivel regional, y el estilo civil-pragmtico de ladiplomacia (latradicin legalista, los actores en la poltica exterior, lavinculacin conla Cuenca del Pacfico, el pragmatismo). Las tendencias, a las que hacamos referenciasupra, que sern objeto de anlisis en un trabajo posterior, son: apertura econmica,

    orientacin exportadora, universalizacin de las relaciones exteriores, integracineconmica, recomposicin de las relaciones con los pases de la regin, fortalecimientode la democracia y respeto de los derechoshumanos.

    Estabilidad institucional

    Desde nuestro punto de vista, consideramos a la estabilidad institucional comouno de los rasgos caractersticos y constitutivos de la identidad chilena, debido a que en

    dicho pas se dio, ms tempranamente que en el resto de Amrica Latina, laconsolidacin del Estado-Nacin y porque la continuidad institucional ha sido, ms

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    bien, una constante, a excepcin de algunos perodos cortos en los que el pas atravespor momentos de turbulencia institucional. En este sentido, es importante destacar quesi bien Chile no ha escapado a las tendencias autoritarias regionales, stas han tenidouna trayectoria diferente a la del resto de Amrica Latina. A modo de ejemplo, Chile hasufrido slo cuatro golpes de Estado entre 1880-1930 y en el perodo que se inicia en1932 y hasta el 11 de septiembre de 1973 se ha dado una sucesin de gobiernosdemocrticos.

    Ahora bien, cules han sido las razones para que en Chile a diferencia delresto de Amrica Latina se haya conformado ms tempranamente el Estado-Nacin,contribuyendo a instalar una importante tradicin de estabilidad institucional(exceptuando las turbulencias generadas por el motn de 1837 y las guerras civiles de1891 y 1830)? Para dar cuenta de este rasgo de la identidad chilena es preciso tener en

    cuenta losfactores geogrficos y losfactores sociales.

    En lo que respecta a los factores geogrficos, Simon Collier sostiene que para1820 el territorio nacional de Chile gozaba de una cierta compactibilidad al mismotiempo que destaca su delgadez fsica. Tambin, el autor resalta que el territorio no eratan extenso como lo es en la actualidad. En lo que atae a los factores demogrficos, lapoblacin se encontraba concentrada en la zona del Valle del Aconcagua y Concepcin,es decir, no haba un alto grado de dispersin poblacional. En otros trminos, una de las

    razones que determin la prematura formacin del Estado-Nacin fue la existencia deun territorio muy manejable aunque no completamente integrado donde no se observandiferencias regionales marcadas (Collier, 1989: 116).

    Otro rasgo destacado es la composicin social caracterizada por la existencia decierto grado de homogeneidad. La poblacin que habitaba en Chile a principios delsiglo XIX era esencialmente blanca o mestiza, integrando los primeros la clase alta quedominaba casi sin contrapesos y, los segundos las clases populares. Pero, cules eranlos rasgos que distinguan a la clase alta? Segn Claudius Gay, los miembros de la elite

    conformaban la aristocracia del dinero ya sea por razones hereditarias, por fortunacomercial o por la explotacin de las minas. El autor antes citado menciona tambin quequienes se dedicaban a la actividad comercial constituan una burguesa comercial,financiera y minera y que en su mayora eran inmigrantes alemanes, italianos,anglosajones y franceses. Es decir, que a medida que nos acercamos a mediados delsiglo XIX podemos observar que la elite dominante fue adquiriendo un alto grado decoherencia haciendo que los conflictos no escaparan de su seno. De lo antesmencionado se deriva tambin el alto grado de estratificacin social y esto es lo queconvierte a la sociedad chilena en la ms jerarquizada en el Ro de la Plata y, en general,

    los historiadores coinciden en resaltar la mansedumbre de su pueblo (Collier, 1989).

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    Un tercer factor que hemos identificado para explicar la consolidacininstitucional en el siglo XIX es la expansin comercial fuerza que en un contexto muydiferente caracterizar al Chile de la era Pinochet y en la etapa pos-autoritaria. Enaquella poca, Chile atraves una etapa econmica ascendente desde 1820 y hasta lacrisis de 1873, basado fundamentalmente en las exportaciones de cobre y plata y, enmenor medida, las de trigo. Por lo tanto, podramos decir que el xito econmico-comercial estuvo basado en una fuerte expansin comercial va exportaciones y unprudente manejo del erario pblico.

    El perodo al que nos hemos referido suele ser denominado RepblicaConservadora, Rgimen del Pelucn o era Portaliana cuya figura ms destacada fueDiego Portales.1

    En esta lnea argumental, tambin sostenemos que el rol que desempearon los partidos polticos como fuerza organizada fue importante. La hegemona del Partido

    Conservador durante veinticinco aos en el poder fue un factor indiscutido de laestabilidad poltica chilena. Sin embargo, con la administracin de Jos Joaqun Prezse inici una etapa de tinte ms liberal que se caracterizara por la plena libertad deimprenta (prensa) y el no uso de los poderes excepcionales. A fines de este perodo, unnumeroso sector del Partido Conservador se escindi del ncleo central, pas a laoposicin y se fusion con los liberales. El Partido Liberal estuvo tambin muyinfluenciado por la renovacin intelectual de 1840 cuyas fuentes de inspiracin fueron

    El emblema del mencionado rgimen fue la Constitucin de 1833cuyos rasgos sobresalientes han sido los siguientes:

    -presidencialismo, que en este trabajo identificamos como una fuerza profunda;

    -poderes excepcionales;

    -centralizacin; y

    -la posibilidad de re-eleccin del presidente por dos perodos consecutivos.

    La reeleccin del primer mandatario junto con el presidencialismo son dos de losfactores que permitieron garantizar la estabilidad institucional, ya que los gobiernos quese sucedieron en el poder durante ese perodo, lo hicieron con cierta continuidad graciasa la posibilidad de ser re-elegidos. A modo de ejemplo podemos citar lasadministraciones que se desempearon en perodos sucesivos en el gobierno de esapoca, tal es el caso de la administraciones de los presidentes Prieto, Bulnes, Montt yPrez entre 1831 y 1871.

    1

    Diego Portales fue una figura muy destacada de la poca, sin embargo, es preciso aclarar que nunca fue presidente de Chile, sloocup un cargo ministerial. No obstante ello, la influencia de Portales sign esta primera etapa de formacin del Estado-Nacinchileno.

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    Andrs Bello y algunos destacados emigrados argentinos tal es el caso de JuanBautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento as como tambin la influenciaeuropea por ejemplo las ideas del liberalismo, el progreso y el parlamentarismo.

    En la opinin del destacado historiador argentino Tulio Halperin Donghi, a partirde la administracin del presidente Montt, se abri en Chile un proceso de transicin delconservadurismo hacia el liberalismo que culmin con la eleccin de Errzuriz Zaartucomo presidente en 1871, siendo ste el primero de extraccin liberal. Sin embargo, elproceso de liberalizacin atribuido a un cambio general de mentalidad en la clasepoltica de la poca no trajo aparejado un mayor grado de democratizacin, ya que laampliacin de la base de poder se limitaba a la clase econmica y socialmente dirigente.El legado ms importante de la Repblica Conservadora de 1880 fue el establecimientode una estructura institucional perdurable y capaz de adaptarse a los cambios y a las

    nuevas situaciones imperantes.

    A partir de la dcada de 1920 se abri un parntesis en la vida institucional deChile que se cerrara en 1932. Durante este perodo de doce aos se desarrollaronalgunas situaciones de inestabilidad, a las que se suman dos irrupciones militares.Halperin Donghi sostiene que los desequilibrios de la poca estuvieron estrechamentevinculados con las consecuencias que se derivaban de la adopcin del sistemaparlamentario, cuyo correlato fue la progresiva fragmentacin de los partidos polticos

    tradicionales conservador, liberal, radical y el surgimiento de otros nuevos actoresen la escena poltica como el Partido Comunista. Asimismo, es importante sealar quese inici un proceso de democratizacin gradual a travs de la implementacin delsufragio universal y el nacimiento de nuevos partidos polticos de carcter popular.

    Frente al cuadro de desorden generalizado, en septiembre de 1924, el Presidenteelecto Arturo Alessandri tuvo que abandonar el pas y fue desplazado y reemplazadopor una junta militar que, a su vez, tambin fue removida por otro sector militar el cualdevolvi el poder a Alessandri y promovi una reforma de su Carta Magna. Uno de los

    resultados ms tangibles, y que se deriv de la situacin anterior, fue la Constitucin de1925. sta estuvo signada por tres puntos claves:

    -el restablecimiento del presidencialismo, instaurado en la Constitucin de 1833,reemplazado por el parlamentarismo en 1891;

    -la secularizacin de la poltica; y

    -la inclusin de principios socialdemcratas (funcin social de la propiedad,

    proteccin del trabajador, etc.) (Halperin Donghi, 1994: 346).

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    En la dcada de 1930, en el contexto de la Gran Depresin, Chile sufri elderrumbe de la mayor parte de las situaciones polticas imperantes. Tal es el caso de laRevolucin Militar, encabezada por la Armada que tras unas pocas semanas de habertomado el poder fue apartada de l luego de que el jefe del gobierno provisional Grove fuese derrotado en las elecciones por Arturo Alessandri. El candidato electolleg al poder gracias al apoyo de una coalicin entre la Derecha y el Centro delespectro poltico chileno. El anlisis de los resultados de la eleccin muestra elnacimiento de una corriente poltica de izquierda que comenzara a disputar a lospartidos tradicionales un considerable sector del electorado. Este es el perodo en el quesurgen el Partido Socialista (1933), el Partido Comunista y la coalicin del FrentePopular.

    Otra variable que juega un rol destacado es la adopcin, por parte de Chile, de

    un estilopresidencialista a travs de la Constitucin de 1833 salvo un corto intervalo afinales del siglo XIX de un intento parlamentarista hasta la actualidad bajo laConstitucin de 1980, motivo por el cual lo consideramos, tambin, una fuerza

    profunda. Segn Francisco Rojas Aravena, el presidencialismo en la definicin de laspolticas en general y de la poltica exterior en particular, es un sello de larga tradicinen la historia institucional de Chile. Esto puede observarse al analizar las normasconstitucionales del vecino pas. Dichas normas fundamentales establecen que el actorcentral en materia de poltica exterior es el Presidente y que para el desempeo de esafuncin ser auxiliado por el Ministerio de Relaciones Exteriores. Con la entrada en

    vigor de la Constitucin de 1980, el presidencialismo ha sido reforzado tanto en el casode las relaciones bilaterales como multilaterales y esto puede observarse en ladiplomacia presidencial2

    Para finalizar el anlisis de la estabilidad institucional como fuerza profunda quecaracteriza la identidad del pas trasandino, podramos decir que: ... Chile pareca,luego del turbulento parntesis abierto en 1920, volver con un ampliado elenco deactores a su estilo poltico tan peculiar, que haca posible la incorporacin, ms lentapero tambin menos disruptiva que en otras partes, de nuevos sectores sociales en un

    marco de continuidad institucional en el cual an los ms fervorosos revolucionarios deizquierda comenzaban ya a reconocer un timbre de legtimo orgullo patritico y queste seguira constituyendo un rasgo peculiar hasta la instalacin del gobiernoautoritario del General Pinochet en 1973 (Halperin Donghi, 1994: 408).

    , estilo que caracterizara el perodo de la posguerra fra.

    2 Siguiendo a Rojas Aravena, la diplomacia presidencial se perfil como un intento de establecer un vnculo de comunicacin yconcertacin poltica al ms alto nivel del Estado, tendiente a incrementar las relaciones entre los pases y a crear un clima adecuadopara la convergencia de intereses y la resolucin de controversias. Un rasgo caracterstico de esta diplomacia es la participacinconjunta de autoridades polticas as como de los sectores empresariales, sindicales y acadmicos. Esta composicin tripartita de lasdelegaciones permite el acceso de varios sectores a sus equivalentes en los otros pases y pone de manifiesto la ms distinguida

    representacin, el mayor poder de decisin y la pluralidad de sus potencialidades. Sin embargo, el rol regulador del principal actorestatal el Presidente de la Nacin sigue siendo clave.

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    Procesos polticos democrticos

    Los procesos polticos democrticos son considerados aqu como una fuerzaprofunda que ayuda a definir la identidad de Chile teniendo en cuenta que este pasorganiz su escenario poltico bajo la mencionada forma de gobierno a partir de lasegunda mitad del Siglo XX, reconociendo que la democracia de aquella poca erasustancialmente diferente de la que conocemos en nuestros das. El criterio declasificacin que nos permite hablar de democracia como fuerza profunda se centra enla realizacin peridica de elecciones, la alternancia en el poder de fuerzas polticas dedistinto signo y la libertad de prensa, entre otras. Tambin es necesario aclarar quedicho rgimen ha asumido diversas connotaciones y significados segn el ideariopoltico y el timing de la ampliacin de la base electoral que gui a cada uno de losgobiernos.

    En la opinin de Rojas Aravena, la democracia ha sido un concepto y un pilaresencial en la poltica exterior chilena que coadyuv a su reconocimiento en el planointernacional. En lneas generales podramos afirmar que Chile ha impulsado polticasde democratizacin a nivel global desde la segunda mitad del siglo XX y que tambinha buscado generar espacios democrticos durante el perodo de la Guerra Fra. Otroindicador de esta tradicin es la posicin que dicho pas asumi una vez recuperada la

    democracia en los aos noventa, ya que junto con los pases del hemisferio, aprob laDeclaracin de Santiago sobre proteccin de la democracia en la OEA en 1991 y hasuscrito en sus tratados de libre comercio clusulas democrticas, ya sea en el caso delMercosur como en el de la Unin Europea (Rojas Aravena, 1997).

    Un tema que no debemos soslayar, al abordar la problemtica de la democracia yla poltica exterior y que es de vital importancia para stas, es el de las relacionescvico-militares. El tipo de relaciones cvico-militares influye sobre la calidad de la

    democracia, ya que determina el grado de subordinacin de las fuerzas armadas al podercivil y, en poltica exterior, tiene un impacto considerable en la dimensin estratgica-militar, en la poltica de defensa y segn Heraldo Muoz en el estilo de conduccin yasea civil-pragmtico o pretoriano-ideolgico donde las fuerzas armadas chilenaspueden ser identificadas como fuerzas organizadas. Partiendo de este supuesto, queexplicaremos con mayor detalle, analizaremos en esta parte del trabajo, en primer lugarel tema de la democracia y luego abordaremos las vinculaciones entre sta y lasrelaciones cvico-militares, para ofrecer un marco global e integral sobre el tema.

    De acuerdo con los lineamientos del Informe sobre la democracia en AmricaLatina, podemos afirmar que la preservacin de la democracia y su expansin no son

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    hechos espontneos3sino que esta forma de gobierno es un proceso que se construye yen el que juegan un rol destacado la voluntad popular sobre la que se sustenta el poderdel Estado, as como tambin los liderazgos polticos. En el presente trabajodefiniremos a la democracia como la resultante de una experiencia social e histrica quese construye cotidianamente a travs de las actividades de los ciudadanos. Es decir, quela democracia es un conjunto de principios, reglas e instituciones que organizan lasrelaciones sociales, los procedimientos para elegir gobiernos y los mecanismos paracontrolar su ejercicio y, por lo tanto, es el modo en que la sociedad se concibe a smisma y al Estado.4

    El proyecto poltico encabezado por Eduardo Frei Montalva haca alusin a la

    Revolucin en Libertad cuyo concepto central era el de democracia integrativa. El expresidente de Chile defina este ltimo concepto en funcin de tres ejes ordenadores: elhumanismo cristiano, cuya caracterstica ms destacada es la concepcin del hombrecomo centro de la actividad y de la vida poltica; la toma de conciencia por parte de laelite dominante de que el subdesarrollo genera una marginalidad y un nivel deconflictividad creciente y, por ltimo, la necesidad del respaldo sustancial a lasinstituciones democrticas (Rojas Aravena, 1997: 381). En lo que respecta a lasrelaciones civiles-militares vnculo que se da entre dos fuerzas organizadas con

    De lo anterior se deriva que para el funcionamiento de lademocracia son requisitos sine qua non la existencia de partidos polticos, del Estado yde la sociedad civil. Asimismo, es vlido destacar que si bien las elecciones libres sonuna condicin necesaria, no son suficientes, puesto que la democracia es mucho msque la realizacin de stas.

    Ahora bien, una vez realizadas estas precisiones en torno a la democracia, laanalizaremos en el caso chileno. Tal como se mencion ms arriba, esta forma degobierno ha sido entendida de distintas maneras a lo largo de los perodos histricos dela vida poltica chilena. La administracin de Eduardo Frei Montalva 1964-1970sent las bases de su proyecto poltico sobre el concepto de Revolucin en libertadydemocracia integrativa, mientras que el presidente socialista Salvador Allende 1970-1973 se refera a la Revolucin socialista con sabor a empanadas y vino tinto ydemocracia real. Por su parte, el general Augusto Pinochet, quien asumi el poder a

    travs de un golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, gustaba hablar de unademocracia protegida. Como resultado del perodo autoritario de diecisis aos sedesemboc en una democracia institucionalmente amarrada (Maira en Labastida, et.al.,2001: 82-110), con chaleco de fuerza (Acua y Smulovitz, 1996) o con enclavesautoritarios (Garretn, 2004), de acuerdo con la visin de diversos autores. Es por elloque estimamos adecuado pasar revista de las distintas maneras en que la democracia fueentendida en Chile con posterioridad a la segunda guerra mundial.

    3 Informe sobre la democracia en Amrica Latina, PNUD, 2004.4Ibid.

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    percepciones diferenciadas es necesario destacar que comenzaron a manifestarsetensiones muy significativas entre los sectores civiles y los de las Fuerzas Armadas. Deacuerdo con Rojas Aravena, podemos decir que las disputas entre los actores civiles ymilitares no eran nuevas, sino que emergan luego de haber permanecido en estado delatencia durante un perodo de tiempo prolongado. A modo de ejemplo podemos citar elacuartelamiento del regimiento de Tacna en 1969 como una de las principalesmanifestaciones de esta tensin.

    En el transcurso del gobierno socialista de Salvador Allende, se hablaba dedemocracia real por contraposicin a la democracia formal. El significado que se leotorgaba a la democracia se relacionaba con una bsqueda de carcter global,incluyendo de manera significativa y privilegiada a la esfera econmica, superando deeste modo los requisitos formales vinculados con la realizacin de elecciones libres

    (Rojas Aravena, 1997). El objetivo de Allende y de su equipo de colaboradoresconsista en generar una transformacin global de la poltica, del Estado y de laeconoma de la sociedad chilena. Sin embargo, en un corto perodo de tres aosestallara una crisis de gobernabilidad que fue resquebrajando los cimientos de lainstitucionalidad, haciendo que el sistema poltico se volviera incapaz de asimilar ycontener las tensiones acumuladas. El corolario de este progresivo proceso deinestabilidad fue el golpe de Estado, que implic una ruptura del orden institucionaldespus de varios aos de estabilidad, quebrando temporariamente una larga tradicinconstitutiva de la identidad chilena. Es tambin en este perodo que las relaciones

    cvico-militares adquirieron un carcter ms complejo que en perodos anteriores y elejemplo ms destacado fue la insubordinacin militar que se plasm en el asesinato delComandante en Jefe del Ejrcito, el General Ren Schneider. En esta misma poca lasfuerzas armadas asumieron importantes cargos gubernamentales, ya que el presidenteAllende intent establecer un rea de responsabilidad y capacidad institucionalcompartida que le permitiera estabilizar el pas. El resultado del acercamiento fue laconformacin de un gabinete de gobierno integrado por representantes civiles ymilitares (Rojas Aravena, 1997: 384). Empero, ms all de las buenas intenciones delpresidente chileno, la situacin continu deteriorndose y culmin con su derrocamientoy asesinato. La cada de la administracin socialista fue seguida por un perodo

    autoritario que produjo un gran distanciamiento entre civiles y militares. La trayectoriaseguida bajo el liderazgo de Pinochet tuvo como correlato la aparicin en escena de unasubcultura tradicionalista-integrista segn Manfred Wilhelmy (1979) o un estilopretoriano-ideolgica segn Heraldo Muoz (1984) y que abordaremos en el prximoapartado.

    A principios de la dcada de los noventa, con el advenimiento del proceso detransicin, Chile retom la senda democrtica que lo haba caracterizado hasta el golpe

    de Estado de 1973. Esto puede ser entendido como la reaparicin en la escena de lospartidos polticos como fuerza organizada tradicional que implic la revalorizacin de

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    legtimo y que se encuentra en sintona con el nuevo contexto internacional y regional(lvarez Veloso, 2004: 9).

    Los enclaves tico-simblicos son los vinculados a las cuestiones pendientes enel tema de los derechos humanos en cuya solucin se est avanzando.

    De lo expuesto aqu se desprende que en los comienzos del proceso detransicin las relaciones cvico-militares estuvieron tan distantes como en el perodoprevio; sin embargo, paulatinamente fueron diferencindose los roles profesionales delos roles polticos y esto ha facilitado el mantenimiento de una serie de tradiciones queviabilizaron la reconstruccin de la relacin a lo largo de la dcada anterior (RojasAravena, 1997). En la opinin de Waldo Ansaldi,7 la transicin de Chile ha sido lenta y

    slo seala avances recientes. El autor sostiene que el primer antecedente que pone demanifiesto el acatamiento de las fuerzas armadas al poder civil fue en el ao 2000,momento en el que el Congreso de la Nacin aprob el desafuero de Pinochet, lo quehabilit el subsiguiente proceso de enjuiciamiento. Por otra parte, entre septiembre yoctubre de 2004 se aprobaron en el Congreso del pas trasandino algunas reformasimportantes tendientes a subordinar el poder militar al poder civil. A modo de ejemplovale la pena citar: la restitucin del rol de Jefe de las Fuerzas Armadas al Presidente dela Nacin, la eliminacin de la figura de senadores designados y vitalicios, los cambiosen el Tribunal Constitucional, entre los ms destacados.8

    Asimismo, es importante

    destacar que estas reformas han sido el resultado de unpacto transversal cuyo objetivoltimo es la eliminacin de los enclaves autoritarios para liberar a la democracia chilenade su chaleco de fuerza.

    El papel asignado a lo territorial en Chile

    La historia de Chile ha sido considerada tradicionalmente como el producto y lamanera de asumir la identidad que se puede tener desde elfinis terrae. En esa visin han

    pesado su ubicacin excntrica de los centros de poder y del comercio mundial, el noaprovechamiento ntegro de su condicin geogrfica, ms martima que continental aunque como se ver ella tiene un desarrollo considerable y la adopcin de polticaslocalistas. En el marco de esas apreciaciones generales, la conformacin territorialchilena se ha debatido entre su ubicacin martima y la necesidad de consolidar suslmites terrestres con los pases vecinos.

    7

    sta ha sido manifestada en el VI Congreso Nacional sobre Democracia, organizado por el Centro de Estudiantes de laUniversidad Nacional de Rosario, 19 al 22 de octubre de 2004.8 Vase El Mercurio, 7 de octubre de 2004.

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    Chile y el Mar

    Si se rastrea en los comienzos de la historia republicana chilena, puede hallarseen la visin de Diego Portales a quien se reconoce como el mximo exponente de laorganizacin institucional chilena del Siglo XIX la elaboracin de un pensamientoque, de alguna manera, sentara las bases de un destino manifiesto para su pas. Entrelos imperativos de la geopoltica de Chile, el control del Pacfico Sur ocupaba un lugarcentral.

    En funcin de ello, dentro de la variable territorial (en sentido amplio), sedebera tener en cuenta el espacio martimo en la poltica chilena y considerar cmoimpacta en su autopercepcin, su condicin geogrfica martima. Dicha condicin

    impulsa el mejor aprovechamiento de sus recursos naturales ocenicos y ademsincentiva la adopcin de perspectivas que resguarden los derechos sobre los mismos.Ello es claramente reconocido por la Armada Chilena al pronunciarse respecto de supropia misin y el rol que le cabe en el marco de las funciones del Estado. Asmanifiesta que:

    El auge que en el presente siglo han tomado las comunicaciones martimas y laexplotacin del mar, en busca de nuevos recursos alimenticios y mineros, ha hechotomar conciencia de la importancia que tiene el pas en la Cuenca del Pacfico, ms ancuando Chile est inserto en tres continentes: Amrica, Antrtica y Polinesia, que lepermite ejercer su soberana e influencia en extensos espacios martimos, donde existeninconmensurables riquezas alimenticias y mineras, que en el prximo milenio sernambicionados por naciones ms desarrolladas. Por ello, Chile requiere de una Armadapoderosa que haga respetar sus derechos.9

    Chile ha tenido una insercin tradicional en el Pacfico Sur, particularmente enlo relativo a su comercio martimo con los pases del continente americano. El tema de

    las pesqueras constituy un factor muy importante a la hora de establecertempranamente acuerdos con pases costeros y aunar criterios en defensa del uso dedichos recursos por parte de los Estados ribereos, garantizar su explotacin racional yrestringir la posibilidad de su libre explotacin a otros Estados. En funcin de ello, hasido un pas generador de propuestas, teoras y doctrinas relativas al espacio ocenico.Debe recordarse que, previamente a los grandes cambios que sobrevendran en lorelativo al Derecho del Mar, acorde con las discusiones correspondientes a la IIIConferencia de las Naciones Unidas (desde mediados de los aos setenta y hasta la

    9 El mar en la historia de Chile, consultado en el site oficial de la Armada de Chile el 22 de septiembre de 2004 enwww.armada.cl/arm_tradicion_hist/site/artic/20030512/pags/20030512141927.html

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    CONVEMAR de 1982), ya algunos pases haban adelantado la aplicacin de susjurisdicciones ms all de las 12 millas.

    La extensin de la soberana y jurisdiccin nacionales sobre la plataformacontinental y el mar que lo cubre hasta la distancia de las 200 millas marinas, fueinicialmente proclamada por Chile (Declaracin Presidencial del 23 de junio de 1947) yapenas unos meses despus igual pronunciamiento fue realizado por Per (DecretoSupremo N 781, del 1 de agosto de 1947).10

    Estas posiciones derivaran, posteriormente, en la creacin de la ComisinPermanente del Pacfico Sur (CPPS) por los Gobiernos de Chile, Ecuador y Per en unareunin celebrada en Santiago de Chile, el 18 de agosto de 1952. Entre otras cosas,proclamaron como norma de su poltica internacional la soberana y jurisdiccinexclusivas que a cada uno de ellos le corresponde sobre el mar que baa las costas desus respectivos pases, y sobre el suelo y subsuelo de dicho mar, para asegurar laconservacin, el desarrollo y aprovechamiento de las riquezas existentes en beneficio de

    la subsistencia y la economa de sus pueblos, y reconociendo el derecho de pasoinocente e inofensivo a travs de esa zona para las naves de todas las naciones. Estosprincipios generales y propsitos quedaron consagrados en la Declaracin de Santiago.

    Se ha sealado con relacin a este temaque el gobierno del Presidente Gonzlez Videla es el que sostiene por primera vez latesis de las 200 millas, en lo que constituye un ejemplo de la influencia de grupos deinters en la poltica exterior, puesto que ello habra surgido de las presentacionesrealizadas por compaas balleneras ante el gobierno, con el fin de defenderse de otrospases en la explotacin que realizaban cerca del litoral chileno (Wilhelmy, 1979: 458).

    11

    En la bsqueda de instrumentos jurdico-polticos que otorgasen sustento a supermanente preocupacin por el espacio martimo, surgira en 1990 un nuevo concepto:el denominado mar presencial abordado desde la oceanopoltica por el entoncesComandante en Jefe de la Armada Jorge Martnez Busch, quien lo da a conocer en unaconferencia pronunciada el 4 de mayo de ese ao en Via del Mar (Sandoval Santana,2002). De ese modo, su Teora del Mar Presencial consagra la idea y voluntad de estar

    Por otra parte, la Convencin de Derecho del Mar (Montego Bay, Jamaica,1982) fue incorporada en 1986 como norma interna chilena al dictarse la Ley Nacional18565.

    10 Existe coincidencia en diversas fuentes especializadas consultadas, a saber: ORREGO VICUA, Francisco, Chile y el Derechodel Mar, Andrs Bello, Santiago de Chile, 1972; ILLANES FERNANDEZ, Javier, El Derecho del Mar y sus problemas actuales,Editorial Universitaria de Buenos Aires, EUDEBA, Buenos Aires, 1974; ARIAS-SCHREIBER PEZET, Alfonso, El Per y laConvencin del Mar, enRevista del Instituto de Estudios Histrico-Martimos del Per , N 16, 1997 pp. 85-95.11 Comisin Permanente del Pacfico Sur,Declaracin de Santiago, consultado el 11 de octubre de 2004 enhttp://www.directemar.cl/dai/CPPS/declaracion.htm

    http://www.directemar.cl/dai/CPPS/declaracion.htmhttp://www.directemar.cl/dai/CPPS/declaracion.htmhttp://www.directemar.cl/dai/CPPS/declaracion.htm
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    y permanecer en la Alta Mar antes de delimitada, para cautelar los intereses nacionalesy realizar actividades econmicas que contribuyan al desarrollo de la Nacin,protegiendo nuestro patrimonio martimo y, por lo tanto, nuestra seguridad. Estosconceptos encontraron concrecin en la ley N 19080 de 1991, donde se define elconcepto de mar presencial (Art. 1 Inc. final) como aquel espacio ocenicocomprendido entre el lmite de las Zonas Econmicas Exclusivas que generan las islaschilenas al interior de dicho espacio martimo".12 Al promulgarse esta ley se expres queel concepto en ningn caso implicaba un desconocimiento de la condicin jurdica delos espacios martimos que integran el Mar Presencial, sino que se trataba simplementede la constatacin y reconocimiento de la continuidad espacial que existe entre elterritorio continental y antrtico y la Isla de Pascua, de donde surge la necesidad deejercer en ese espacio las acciones que resguarden la soberana nacional, otorgando asseguridad a la zona econmica exclusiva (ZEE) y al mar territorial chilenos,configurndose as los lmites habitados de este Espacio Martimo. (Caldern: 1998) 13

    Los cambios fronterizos, la definicin de lmites en los espacios territoriales ylas demarcaciones de los mismos han tenido un fuerte peso en la conformacin de lanacin chilena y constituyen un eje estructurante de su Poltica Exterior. Por ello,adems de considerar el rol significativo del mar (es decir, el territorio martimo), ser

    Por otra parte, la mirada de Chile hacia el Pacfico, ms all del borde costeroamericano, remite a recordar en el contexto de lo que la historia chilena ha denominadola era romntica, en la que existieron vinculaciones comerciales por la venta de cobre ynitratos a India y China. Es de destacar que, como sostiene Francisco Orrego Vicua,la poltica internacional de Chile en el siglo XIX se estructur sobre la base de unasostenida presencia en el rea del Pacfico, ofreciendo un interesante caso decontinuidad histrica en funcin de objetivos claramente diseados en el interno y

    externo (Orrego Vicua, 1974: 85). En la historia reciente, asimismo, figura entre losprimeros pases sudamericanos en establecer relaciones diplomticas con China, hechoque se produjo el 15 de diciembre de 1970. Desde esa fecha, el desarrollo de lasrelaciones bilaterales ha experimentado un constante incremento del nivel de contactosy cooperacin entre ambos pases.

    Las cuestiones territoriales y los pases vecinos en la perspectiva de lapoltica exterior chilena

    12 Debe sealarse como dato ilustrativo que Jorge Martnez Busch, el 10 de Marzo de 1998 asumi como Senador Institucional de laRepblica. Informacin obtenida en: http://appsvr1.senado.cl/prontus4_senado/antialone.html) consultado 24 de octubre de 2004

    13 Agrega el autor que Chile, al tratar de establecer normativamente el concepto del Mar Presencial, simplemente declara en forma

    positiva, no imperativa, cules son sus intereses en la Alta Mar, estableciendo su delimitacin dentro de lo que considera MarPresencial. As considerado, no se tratara de establecer un nuevo Espacio Martimo en forma unilateral, sino de precisar y limitar deforma clara y segura sus verdaderos intereses en la Alta Mar.

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    necesario hacer algunas consideraciones sobre las relaciones con los pases contiguos,tomando en cuenta los aspectos territoriales.

    Al respecto, y haciendo la salvedad que esta parte del trabajo no apunta aabordar de modo exhaustivo los diferendos territoriales, aunque s a poner demanifiesto el peso de la variable territorial, se har una rpida revisin de cuestionesque continan representando un potencial conflictivo y se destacar cmo la resolucinde otras implic un avance en las relaciones bilaterales y la potenciacin de esquemasde cooperacin, situacin que se exhibe claramente con la Argentina.

    Si se recorre la historia de la conformacin de los nuevos Estadoslatinoamericanos durante el siglo XIX, la definicin del territorio fue una tarea nada

    sencilla que tuvieron que encarar al comenzar a transitar los primeros aos deindependencia. En su gran mayora, los gobiernos de las jvenes repblicas seencontraron con que los lmites fronterizos heredados de la colonia aparecan en algunasocasiones trazados de forma defectuosa o que, dado el desconocimiento de las zonasmarginales, los mapas que se utilizaban tenan bastantes imprecisiones. Como resultadode esas complejas situaciones se generaron disputas entre los pases vecinos, las cualesen algunos casos desembocaron en enfrentamientos armados. A ello se agrega que, alestablecerse los respectivos arreglos limtrofes no siempre fueron percibidos como losms justos, por lo cual, de tanto en tanto, han puesto de nuevo en discusin lo pactado y

    han renovado controversias y confrontaciones en la regin.

    Con relacin al tema territorial, uno de los ejemplos ms significativos es el dela Guerra del Pacfico (1879-83), cuando Chile venci a una alianza compuesta porPer y Bolivia.14 Estas dos ltimas naciones perdieron territorios y, en el caso boliviano,el acceso al mar.15 Puede ubicarse, en parte, el surgimiento de esos problemasterritoriales al crearse en 1842 durante el gobierno del general Manuel Bulnes, laprovincia de Atacama, un espacio sobre el que ni Bolivia ni Per ni Chile habanejercido un control efectivo. Esta determinacin provoc una larga confrontacin

    diplomtica que recin concluira con el tratado de 1904. Igualmente, en 1842 dio iniciouna activa presencia econmica de empresarios y trabajadores chilenos en el territoriodisputado, en el que se descubrieron importantes riquezas de guano, salitre,16

    14 Aqu conviene recordar que Diego Portales, quien fue sucesivamente Ministro de Relaciones Exteriores, del Interior y deGuerra y Marina, adems de haber sido quien estableci una poltica muy dura y organiz la administracin para que fuese base deldesarrollo, fue una pieza clave en la desarticulacin de la confederacin Peruano-boliviana a la cual consideraba comopeligrosamente hostil a Chile.15 A Bolivia se la ha ubicado comopas mediterrneo desde su nacimiento a la vida independiente y tambin se hasealado que la falta de claridad en la delimitacin de los estados despus de la Independencia de Amrica y, posteriormente, unagran omisin por parte de Chile, permiti a Bolivia alcanzar las costas del Pacfico en desmedro del litoral chileno (PinochetUgarte :92-95)

    plata y,

    16 El Salitre fue un mineral de gran importancia en esa poca porque serva para la fertilizacin del suelo agrcola ytambin como un componente de la plvora, teniendo gran valor en el mercado europeo

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    ms tarde, cobre (Maira, 2004: 93). Al respecto, Jaime Eyzaguirre, citando referenciashechas por el autor boliviano Alcides Arguedas, presenta un cuadro sobre lacomposicin poblacional de la regin, en funcin de las actividades de la Compaa delsalitre y el ferrocarril de Antofagasta, que arrojaba un 93% de chilenos, 2% debolivianos, 1,5% de europeos, 1% de americanos del Norte y del Sur y 1,5% deasiticos y otros (Arguedas en Eyzaguirre, 1953: 39).

    Si se hace un gran parntesis para no desarrollar toda la evolucin histrica,puede recordarse, como argumenta Simon Collier, que la victoria que Chile obtuvo enla Guerra del Pacfico le dio un sustancial prestigio internacional. Esto hizo, adems,que se recuperase el espritu chileno que, en las dcadas previas a la Guerra, estabaalicado y pesimista. Se asign un gran valor a la figura militar y pareca que en cadachileno haba un soldado. Adems agrega que, la conquista del litoral boliviano y lasprovincias sureas del Per, le permitieron a Chile incrementar su territorio nacional en

    una tercera parte (Collier, 1993: 31).

    La magnitud del factor territorial en la relacin chileno-boliviana haobstaculizado el establecimiento de relaciones maduras entre ambos pases. Hanatravesado largos perodos en que mantuvieron rotas sus relaciones diplomticas,resultando ser de las ms conflictivas en la regin. A lo largo del siglo XX, seprodujeron algunos intentos de arribar a una solucin mediante un corredor bolivianodotado de soberana plena en el Pacfico, en una franja situada entre la actual frontera dePer y Chile y el puerto de Arica. Tanto durante la presidencia de Gabriel Gonzlez

    Videla en 1950, como en pocas del gobierno militar de Pinochet en 1976, se estuvo apunto de cerrar un acuerdo para la creacin en ese lugar de un puerto boliviano.

    En el primer caso, refiere Manfred Wilhelmy, hubo una exploracin de frmulasde solucin al problema de la mediterraneidad de Bolivia, donde con la intervencin delPresidente Truman se discuti una frmula de tierra por agua: agua del Titicaca paraChile y tierra para darle una salida al mar a Bolivia. Estados Unidos prestara asistenciafinanciera para la realizacin del proyecto. Esas conversaciones fracasaron, en parte,

    debido a una aparente revelacin prematura de parte de Truman, en circunstancias en lasque tanto en Bolivia como en Chile, no se daban las condiciones para la discusinpblica del asunto (Wilhelmy, 1979: 458).

    Prcticamente veinticinco aos despus, una reunin de Banzer y Pinochetavanza en el tema, presentando nuevas frmulas de solucin. Sin embargo, se llega a unnuevo estancamiento luego de que Per objeta la frmula de un corredor boliviano entreArica y la Lnea de la Concordia bajo los trminos del Protocolo al Tratado de 1929(Wilhelmy, 1979: 469). Es importante sealar, brevemente, que en virtud del Tratado de1929 con Per, se estableca que Tacna quedaba para Per y Arica para Chile; en tanto

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    el Protocolo mencionado haca una mencin precisa respecto de que ni Chile ni Perpodan ceder a una tercera potencia los territorios materia del acuerdo.17

    En diferentes momentos de la relacin chileno-boliviana, la cuestin de sumediterraneidad ha cobrado estado pblico y con ello la creacin de un clima de

    apasionamiento, tensin y agresividad. Su consideracin como un tema que tienecontinuidad a lo largo de la historia de esa relacin bilateral llev, por ejemplo, alhistoriador chileno Eyzaguirre a sostener que la patria ha sido definida para muchosbolivianos como el anti-Chile.

    18

    Por otra parte, la entonces Canciller Soledad Alvear, reproduciendo palabras delejecutivo, sostuvo que el gobierno haba sido claro en que no negociara mar por gas yque estba dispuesto a considerar frmulas creativas realistas que perfeccionen elacceso de Bolivia al Pacfico, as como para avanzar en todos los planos de la relacin.

    El ejemplo ms reciente de tensin octubre de 2003 registra la oposicinmanifestada por diferentes organizaciones sociales y movimientos polticos a queBolivia exporte gas por los puertos chilenos. Entre otras cuestiones, esto se convirti enun detonante de la cada del presidente Gonzalo Snchez de Losada. A la par, y slo attulo de mencin, merece recordarse que se pronunciaron reclamos por su salida al martanto en reuniones regionales, como en el seno de las Naciones Unidas, mostrando elestado de alta tensin de dicha cuestin.

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    No se avizoran por el momento soluciones, y algunos han conjeturado que laestrategia actual chilena con relacin a la cuestin boliviana podra intentar emularalgunas concesiones realizadas a Paraguay (durante la visita del presidente Lagos)ofreciendo una zona franca en Antofagasta. Se apuntara de esta manera a intentarmodos de acceso al mar con frmulas ms modernas.

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    17 Suscripto en Lima el 3 de junio de 1929, cuyas ratificaciones fueron canjeadas en Santiago el 28 de julio de 1929.ElProtocolo establece en su Artculo 1:Los Gobiernos de Chile y del Per no podrn, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a unatercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de esta misma fecha, quedan bajo susrespectivas soberanas, ni podrn, sin ese requisito, construir, al travs de ellos, nuevas lneas frreas internacionales.

    18 Segn el autor, desde Bolivia hay olas peridicas de ataques a Chile: cuando el pas atraviesa un momento de crisis, lapasin emerge con renovado furor. Cuando hay unparntesis de estabilidad, el sentimiento antichileno se adormece, parece casiextinguido. (Ver Eyzaguirre, Jaime, Op. Cit., pp. 58-60).

    Asimismo, se considera segndiferentes anlisis coincidentes desde la ptica chilena que slo sera posible imaginaruna frmula con soberana en el rea de poco ms de 40 kilmetros de costa al sur de la

    Lnea de la Concordia, la actual frontera peruano-chilena (Maira, 2004: 98).

    19 Entrevista a Soledad Alvear, enRevista Foro 21, N 37, julio de 2004 consultado enwww.chile21.cl.20 Ver al respecto Lagos enfrenta el rediseo institucional, en Paper Latinoamericano, CADAL, ao 2, N 13, mayo de2004 consultado enwww.cadal.org/paper/nota_asp?id_nota=637.

    http://www.chile21.cl/http://www.chile21.cl/http://www.chile21.cl/http://www.cadal.org/paper/nota_asp?id_nota=637http://www.cadal.org/paper/nota_asp?id_nota=637http://www.cadal.org/paper/nota_asp?id_nota=637http://www.cadal.org/paper/nota_asp?id_nota=637http://www.chile21.cl/
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    En el curso de los aos, los historiadores e internacionalistas chilenos hanconstruido una posicin articulada y fuerte en relacin con los problemas que hanexistido con Bolivia. sta cuenta con un amplio respaldo interno. Encuestas recientesmuestran que entre un 80 y 85% de los chilenos considera justa la actitud del pas,oponindose a una salida al mar para Bolivia. La poltica chilena hacia Bolivia es, en loshechos, una poltica de Estado que cuenta con el apoyo de las principales fuerzaspolticas, de gobierno y de oposicin (Maira, 2004:94).

    De todos modos, el curso de las negociaciones que puedan llevarse a cabo entreChile y Bolivia deber guiarse por la bsqueda de soluciones sustentables,consensuadas y que respondan a una slida arquitectura basada en la confianza mutua.

    Con respecto aPer, la amplia victoria obtenida por Chile (evidenciada, ademspor la ocupacin de Lima hasta 1884) trajo aparejado el control sobre Tarapac y laprovincia de Antofagasta. Por el Tratado de Ancn (octubre de 1883), concluido porChile con un gobierno peruano que las fuerzas chilenas haban ayudado a instalar,Per cedi a Chile incondicionalmente y a perpetuidad su provincia de Tarapac.Tambin acept la posesin de Chile sobre sus provincias de Tacna y Arica por unadcada, luego de la cual un plebiscito determinara quin dispondra finalmente delterritorio; el ganador debera pagar al perdedor 10 millones de chilean silver pesos(Blakemore, 1993: 36).

    El Tratado de Lima de 1929 trajo como resultado la fijacin de los lmites entreChile y Per. El mismo indica que la frontera entre los territorios de Chile y Per,partir de un punto de la costa que se denominar Concordia, distante 10 kilmetros alnorte del puente del ro Lluta, para seguir hacia el oriente paralela a la va de la seccinchilena del Ferrocarril de Arica a La Paz (art.2). En 1930 formalizaron la demarcacinde la frontera (Acta del 5 de agosto).

    En cuanto a la temtica que se est abordando lo territorial, en sentido amplio

    se han hecho pblicos reclamos por parte del Per que instalan controversias por el temade la delimitacin martima. Mientras para Lima la frontera martima es un asuntopendiente de discusin porque argumenta que nunca fue definida por los dos Estados,Santiago sostiene que el tema est zanjado por acuerdos firmados en 1952 y 1954, queincluyen adems a Ecuador.

    Desde Chile se estudian argumentaciones jurdicas que recorriendo no slo elTratado de 1929 sino tambin las respectivas declaraciones de 200 millas, una Ley dePetrleo promulgada por Per en 1952, los textos de la Declaracin de Santiago de1952 (recurdese que cre la CPPS) y la Convencin sobre Zona Especial Martima de

    1954, sumados a otros antecedentes conforme a las tareas realizadas por la Comisin

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    Mixta en 1968 y 1969, apuntan a demostrar que no existen cuestiones pendientes (CruzJaramillo, Sandoval Santana, 2002).

    Per plante el 19 de julio de 2004 iniciar negociaciones sobre el tema encuestin, y Chile, en respuesta casi inmediata, seal que no procede el pedido peruano

    porque no hay ningn tema pendiente entre ambos pases. Al respecto la CancillerSoledad Alvear reafirm la vigencia de los lmites martimos con Per, record que haytratados que datan de cincuenta aos, los cuales estn perfectamente en vigencia, yagreg que en 1968 y 1969 el lmite martimo fue objeto de un trabajo en terrenoacordado por los dos pases.21

    El gobierno peruano, por su parte, ha adelantado que recurrir a los medios desolucin pacfica de controversias previstos en el derecho internacional. Si biencoincide con la (entonces) Canciller chilena respecto de que el Tratado de 1929 conChile es intangible,

    22

    Finalmente, como se haca referencia al inicio de esta parte del trabajo, el

    aspecto territorial y sus mltiples impactos en las relaciones con la Argentina serntomados, no en toda su evolucin, sino como referente del establecimiento progresivode una voluntad negociadora de ambas partes y la construccin de medidas de confianzamutua.

    entiende que ste no defini fronteras martimas.

    Parece difcil, al menos por el momento, que este tema se resuelvabilateralmente. Por otro lado, conviene tener presente que actualmente todos los pasesestn analizando la cuestin del lmite exterior de su respectiva plataforma continentalpara ser presentado ante la Comisin de Lmites de la Plataforma Continental, en elmarco de la Convencin de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar. Quizs estoest apresurando los tiempos.

    23

    Con la llegada de Ral Alfonsn a la Presidencia de la Argentina, inaugurandoun novel perodo de gobierno constitucional luego de los aos de gobierno autoritario,uno de los objetivos prioritarios fue modificar aquellas cuestiones y percepciones que

    La etapa madura de las relaciones bilaterales con la Argentina y laresolucin de cuestiones pendientes

    21 Ver al respecto El Mercurio, 16 de septiembre de 2004.22 El 24 de agosto de 2004, el Ministro de Relaciones Exteriores de Per, Manuel Rodrguez Cuadros, manifest que es diferente elcaso de los lmites martimos.

    23Avances muy importantes en temas sensibles como los de defensa y seguridad quedan expresados en acciones como las siguientes:Ejercicios Combinados entre las Armadas y Fuerzas Areas de Chile y Argentina, y se proyectan prontamente a nivel de Ejrcitosde ambos pases. Acuerdo sobre Coproduccin de Unidades Navales, firmado en 1999. Tiene por objeto impulsar el desarrollo de laindustria naval y complementar las capacidades tecnolgicas de ambos pases. Asimismo, este instrumento ha permitido que enChile (Talcahuano) se trabajara en la modernizacin del buque de guerra argentinoHrcules. Metodologa estandarizada comnpara la medicin de los gastos de la defensa, que constituye un proyecto en ejecucin con apoyo de la CEPAL. Publicacin de

    sendos Libros de la Defensa en ambos pases. En Chile se public en 1997 y en Argentina en 1999. Anuncios sobre desminados enla frontera, en el marco del III Encuentro de Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa. Reuniones de la ComisinPermanente de Seguridad (COMPERSEG).

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    trazado expresado. Seguidamente, la Cancillera argentina anunci que el Tribunal habadispuesto que la colocacin material de los tres hitos en los lugares que ya fueronsealizados en el terreno sera realizada por el perito gegrafo del Tribunal con apoyode la Comisin Mixta de Lmites o de la Comisin Nacional de cualquiera de las partes,en el prximo verano y antes del 31 de marzo de 1996. El 12 de marzo de 1996quedaba concluida la colocacin de los tres hitos previstos en la resolucin del TribunalArbitral.

    A posteriori de la cuestin del Laguna del Desierto, y acorde con el gran trabajoparlamentario, as como tambin la dedicacin que le prestaron los Cancilleres y lasrespectivas burocracias, el 16 de diciembre de 1998 fue suscripto el Tratado sobreHielos Continentales y el 2 de junio de 1999 los Parlamentos argentino y chileno loratificaron simultneamente.

    Muy vinculado con la resolucin de las cuestiones anteriores, el Tratado sobre

    Integracin y Complementacin Minera suscripto en diciembre de 1997, recin concretel canje de instrumentos de ratificacin en diciembre de 2000.27

    Las referencias coincidentes de distintos analistas con relacin al proceso detransicin chilena tienden a enfatizar la persistencia de un comportamiento que continaprivilegiando al menos en una importante franja de los aos noventa el lenguaje delas hiptesis de conflicto, la confusin entre cooperacin militar y diplomacia militar ydonde aparece la interferencia de los sectores ms reacios a pensar en nuevos trminosla seguridad regional.

    Adems, la aprobacinde su Protocolo fue posible en el 2004, luego de disipadas las controversias que ladisminucin en la provisin de gas argentino a Chile haba provocado desde loscomienzos de ao.

    Otros temas relacionados con lo territorial y el equilibrio de poder regional

    28

    Una situacin que debe ser contabilizada como preocupacin por todo aquelloque pueda amenazar el equilibrio regional que para Chile es muy relevante, es ladesignacin de la Argentina como aliado extra-OTAN, el 25 de agosto de 1997.

    29

    En ocasiones, la oposicin utiliza este tipo de factores, entre otros, para marcarsupuestas debilidades del gobierno. Un ejemplo paradigmtico es el de la UninDemcrata Independiente (UDI). Su dirigente Juan Antonio Coloma enumer una

    27 El objetivo del tratado es facilitar la explotacin de yacimientos de cobre, oro y otros minerales en la frontera, al eliminar lasrestricciones y al establecer un rgimen jurdico especial en las reas de explotacin. El convenio es considerado uno de los hitosms importantes en el proceso de integracin econmica que llevan los dos pases.

    28 VARAS, Augusto y FUENTES, Claudio, Defensa Nacional, Chile 1990-1994, FLACSO, Santiago, Chile, 1994; VARAS,Augusto, Las relaciones cvico-militares en la democracia en Amrica Latina: militares y sociedad, FLACSO, San Jos de CostaRica, 1991; ROJAS ARAVENA, Francisco, Transicin y relaciones civil- militares en Chile: aportes en un nuevo marcointernacional, en DOMNGUEZ, Jorge (Editor), Seguridad internacional, op. cit. pp. 143-146).

    29 Se detalla el caso en COLACRAI, Miryam, La Poltica Exterior Argentina hacia los vecinos en los 90, Documento de TrabajoN 1, Centro de Estudios Internacionales y de Educacin para la globalizacin (CEIEG), Universidad del CEMA, julio de 2004.

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    sucesin de fracasos en la poltica exterior de los dos gobiernos concertacionistas: En1991, el tratado sobre Campos de Hielo Sur, suscrito por los presidentes Carlos Menemy Patricio Aylwin se hizo sobre la base de cartografa argentina. En 1994, el gobiernoperdi Laguna del Desierto. El caso de las uvas envenenadas sigue sin resolverse; elmanejo de las relaciones con Per para la solucin definitiva del tratado de 1929 ha sidopsimo; Estados Unidos calificar a Argentina como aliado principal no miembro de laOTAN, y su actitud proteccionista ha perjudicado a los exportadores chilenos.

    En general, respecto de la Poltica Exterior, la opinin pblica ha demostrado ungran desinters en el proceso decisorio y su influencia es baja, exceptundose los casosen que vislumbra amenazas a la integridad territorial, relacionados con los lmites y

    fronteras, donde hace sentir su opinin.30

    Heraldo Muoz sostiene que desde la dcada de los cincuenta y hasta 1973 hapredominado el estilo civil-pragmtico, cuyas caractersticas ms destacadas son elnfasis en el derecho internacional, el reconocimiento prctico de las realidades delpoder mundial y la preponderancia de los diplomticos de carrera en el manejo de lapoltica exterior (Muoz, 1984: 362). Sin embargo, a partir de 1973 el estilo civil-pragmtico se vio desplazado por el pretoriano-ideolgico. Las Fuerzas Armadas leimprimieron a la poltica exterior su propio sello tcnico y su visin marcadamenteanticomunista del mundo (Muoz, 1984: 362-363). Otros elementos que coadyuvan acaracterizarlo son la utilizacin de canales personales-directos en detrimento del rol de

    la Cancillera y su contenido altamente ideolgico. Otros signos caractersticos fueron eldesplazamiento de la negociacin por la confrontacin abierta al mismo tiempo quecomenzaba a valorizarse la dimensin econmica en los lineamientos de la polticaexterior. En esta direccin es importante destacar que, a partir de 1978 con ladesignacin de Hernn Cubillos como Canciller y en la etapa pos-plebiscitaria, es

    Estilos diplomticos

    En este apartado abordaremos lo que Heraldo Muoz ha denominado el estilocivil-pragmtico de la diplomacia chilena como una fuerza profunda y organizada, ascomo tambin la concepcin de Manfred Wilhelmy acerca de las diferentes subculturas

    polticas que guardan relacin con el estilo diplomtico y que han influido en la formade hacer la poltica exterior del Estado chileno.

    30 Es importante resaltar la coincidencia de opiniones respecto de este tema entre MAIRA, Luis Las relaciones entre Chile yBolivia en el centenario del Tratado de 1904, en Foreign Affairs en Espaol, Octubre-Diciembre 2004, pp. 89-101. DURN,Roberto Notas para la elaboracin de un marco terico de la poltica exterior chilena, en RUSSELL, Roberto (Comp.), PolticaExterior y toma de decisiones en Amrica Latina, GEL, 1990 Buenos Aires, 1990. MUOZ, Heraldo Las relaciones exteriores del

    gobierno militar chileno, en PUIG, Juan Carlos (Comp.),Amrica Latina: Polticas Exteriores Comparadas, GEL, 1984, BuenosAires, pp. 353-391 y VAN KLAVEREN, Alberto Continuidad y cambio en la poltica exterior chilena, en DI TELLA, Torcuato,Argentina y Chile: Desarrollos paralelos?, Nuevo Hacer-ISEN, 1997, pp. 267-285.

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    posible observar la reaparicin de elementos del estilo civil-pragmtico, empero, elpragmatismo de Cubillos se diferenci del desarrollado por Chile anteriormente(Muoz, 1984). Las diferencias sustanciales radicaban en que el primero se basaba enlos valores democrticos mientras que el segundo se fundaba en el privilegio de ladimensin econmica-comercial, la cual ir adquiriendo cada vez mayor relevancia.

    Manfred Wilhelmy, por su parte, coincide con Muoz en que la accin externapuede adoptar estilos diferentes y lo explica en funcin de aquellos elementos demayor gravitacin en la cultura poltica31

    Los ejemplos fcticos que contribuyen a ilustrar las diferencias ms destacadasentre los distintos estilos diplomticos que sobresalieron en Chile varan segn se trate

    de un estilo diplomtico civil o pretoriano. Para el estilo civil-pragmtico y lasubcultura dominante moderada trabajaremos sobre el rol de la Cancillera, advirtiendola importancia de esta fuerza organizada, la tradicin legalista y el componentepragmtico. Para el estilo pretoriano-ideolgico y la subcultura disidentetradicionalista-integrista nos ocuparemos del rol de las fuerzas armadas en laformulacin de la poltica exterior como otra fuerza organizada relevante, de laimportancia atribuida al factor ideolgico, y de cierto grado de pragmatismo durante la

    de los actores ms importantes, del pesorelativo que stos conceden a la tradicin diplomtica y de las perspectivas ideolgicasde los actores centrales cuando stas alcanzan cierto nivel de importancia (Wilhelmy,1979: 305-306). El autor distingue tres tipos de subculturas dentro de la culturadominante de la poltica internacional del Chile. La primera es la dominante moderada

    que prevaleci en el perodo 1946-1970 y que se observa, tambin, en la actualidad. Losejes centrales de esta subcultura son: la realizacin de un diagnstico positivo del statusy rol internacional de Chile, la valoracin de la democracia, actitud internacionalista,orientacin occidentalista y apoyo al status quo internacional cuyo corolario es laactitud legalista en lo relativo a la estructura del sistema internacional. La segunda esuna subcultura disidente de tipo revolucionario y se corresponde con el perodo delgobierno socialista de Salvador Allende. Los rasgos distintivos de sta son: una visinpesimista del rol y del status de Chile producto de la dependencia, una fuerteorientacin a la accin, la aceptacin pragmtica de los aspectos tiles de la subcultura

    dominante, internacionalista y tercermundista de corte nacionalista y definicin anti-imperialista. La ltima, tradicionalista-integrista, fue la predominante desde 1973 a1990. La visin de Chile en el sistema internacional es relativamente negativa, esautoritaria al sostener que el prestigio de Chile en el sistema internacional no deriva dela democracia, sino de la estabilidad institucional de estilo portaliano (Wilhelmy, 1979:444-446).

    31 Manfred Wilhelmy define a la cultura poltica siguiendo a Almond y Verba como un conjunto de orientaciones o actitudeshacia determinados objetos polticos, comprendiendo tanto al sistema poltico con sus diversas estructuras y roles como tambin elrol propio desempeado por el individuo (Wilhelmy, 1979: 443).

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    etapa de Hernn Cubillos y Hernn Errazuriz que implic el ascenso de los temascomerciales en la agenda de poltica exterior.

    Actores, tradiciones y estilos

    El estilo civil-pragmtico se ha caracterizado, como su nombre lo indica, por elrol destacado de funcionarios civiles y diplomticos de carrera nucleados en las distintasagencias gubernamentales del Estado, tal es el caso del Ministerio de RelacionesExteriores. Esto se condice, entre otras cosas, con el tipo de rgimen poltico procesospolticos democrticos y el tipo de relaciones cvico-militares que caracterizaron aChile antes del golpe de Estado de 1973, tal como fue abordado en este trabajo.

    En el perodo del gobierno militar se produjo un desplazamiento de los actorestradicionales tanto en la formulacin como implementacin de la poltica exterior. Alasumir el poder, las Fuerzas Armadas utilizaron la poltica exterior al servicio delproyecto poltico interno y les restaron importancia a los funcionarios del Ministerio deRelaciones Exteriores. Tambin se produjo una creciente injerencia de otras agenciasestatales sobre temas de poltica exterior a travs de pronunciamientos pblicos,declaraciones y toma de decisiones. Esto condujo a una situacin en la cual se percibique la Cancillera no ejerca un control pleno sobre temas propios de la cartera (Muoz,1985). La declaracin del embajador de carrera Jos Miguel Barros resulta ilustrativa:La Cancillera chilena es la nica donde el diplomtico profesional ms alto ocupa elcuarto lugar jerrquico. Hay un ministro que no es de carrera; un viceministro que es ungeneral de Ejrcito, y un teniente coronel que es el subsecretario. En cuarto lugar vieneun diplomtico de carrera (Muoz, 1985: 342). Tambin es importante mencionar lasdificultades por las que atraves el Ministerio de Relaciones Exteriores debido a laexoneracin de varios funcionarios y su reemplazo por otros ms cercanos al gobierno.Otro ejemplo es que, a excepcin del perodo de los Cancilleres Hernn Cubillos (1978-1980) y Hernn Errazuriz (1988-1990), el resto de los funcionarios que ocuparon dichocargo fueron militares.

    Por otra parte, los grupos econmicos privados comenzaron a cobrar unarelevancia significativa en materia de poltica exterior durante los aos 1973-1990. Elsector privado empresarial comenz a reclamar la inclusin de los temas econmico-comerciales en una poltica exterior ms pragmtica y eficiente que tenga en cuenta susintereses y asegure el desarrollo del modelo econmico implementado. Entonces, si biense daba el predominio de la visin de los militares, en la prctica exista un grupo deactores civiles que compartan los postulados y caractersticas del estilo diplomtico(Wilhelmy, 1979).

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    A modo de sntesis, debe subrayarse que el componente civil en la formulacinde la poltica exterior, o el predominio de la subcultura dominante moderada, puede serconsiderada como una fuerza profunda. Ms all que en la administracin de AugustoPinochet se produjo un cambio significativo, los componentes civiles-pragmticos delarga trayectoria no desaparecieron sino que, en todo caso, fueron moldeados de otramanera por la fuerza organizada que sign aquella etapa.

    La tradicin legalista

    Al respecto conviene precisar que siguiendo a Walter Snchez, la tradicinlegalista o el legalismo es la fe casi utpica en la fuerza de la ley y el derecho, comofuente de ciudadanos y naciones virtuosas y solidarias (Snchez en Snchez y Pereida

    en Alamo Varas, 1999). Partiendo de esta aclaracin conceptual podemos afirmar queen Chile, tradicionalmente, ha existido un gran apego a la ley y, por lo tanto, la tradicinlegalista es un rasgo que, adems de caracterizar un estilo diplomtico determinado,contribuye a definir la identidad del pas transandino. El apego a la ley y al derecho estpresente en Chile desde los inicios de su vida institucional, as como tambin podraobservarse durante la etapa pre-independentista. Si retomamos la distincin de las sub-culturas de Wilhelmy, observamos una coincidencia sobre la acentuacin en laimportancia otorgada al derecho. A modo de ejemplo cabe mencionar la estabilidadinstitucional como fuerza profunda cuya base de sustentacin fueron las

    constituciones de 1833, 1925 y 1980, y tambin la influencia que ejerci la polifacticafigura de Andrs Bello desde el siglo XIX, cuya obra conforma la jurisprudencia de laCancillera chilena en materia internacional. Pilar Alamos Varas sostiene que AndrsBello fue el creador de la orientacin jurdica de la poltica internacional del pastrasandino cuyo objetivo era dotar a las nuevas naciones de un conocimiento legal queles permitiera defenderse de las potencias, argumentando que el poder en el sistemainternacional debe derivarse de la ley y no del poder de las naciones (Alamos Varas,1999).

    Algunos ejemplos concretos que ratifican la existencia de la tradicin legalistason observables en los slidos argumentos jurdicos que Chile esgrimi para apoyar laresistencia de la mayora de los estados latinoamericanos para evitar la condena deCuba, la abstencin en la votacin que excluy a Cuba de la Organizacin de EstadosAmericanos (OEA) en la reunin de Punta del Este en 1962 y la abstencin frente alintento de aplicacin de sanciones a Cuba de julio de 1964 (Muoz, 1984). Otroindicador ha sido el amparo en el respeto de los tratados internacionales para nomodificar situaciones vinculadas a la cuestin territorial. Un ejemplo ms cercano en eltiempo y paradigmtico fue la posicin adoptada por Chile en calidad de miembro no

    permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en 2003. La administracinLagos decidi entonces no apoyar la invasin a Irak por considerar que violaba los

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    principios de la Carta de las Naciones Unidas. Empero, esta fuerza profunda atraves unimpasse en la era Pinochet, cumpliendo slo selectivamente los acuerdosinternacionales. En ese sentido, se ajust un estricto cumplimiento de los tratadosvigentes en materia territorial y se aludi constantemente a principios generales delderecho internacional no intervencin en asuntos internos, por ejemplo aunque seviolaron numerosas convenciones relativas a los derechos humanos.

    Aqu nuevamente emerge la tradicin legalista. An siendo ella una fuerzaprofunda y un rasgo identitario de la poltica exterior chilena, ha alternado entremomentos de observancia estricta y selectiva, de acuerdo con la visin de las fuerzasorganizadas que moldearon la poltica exterior y que mutaban acorde con el tipo decultura poltica dominante en cada perodo.

    Pragmatismo vs. ideologa?

    En lneas generales, la mayora de la bibliografa consultada sobre este temacoincide en sealar que el pragmatismo es uno de los rasgos sobresalientes de la polticaexterior de Chile y que ste ha prevalecido, con algunos altibajos, ms all de laideologa presente en la cultura poltica predominante.

    Heraldo Muoz, al clasificar los estilos diplomticos sostiene que elpragmatismo es una caracterstica propia del estilo civil-pragmtico, mientras que elfactor ideolgico lo es del estilo pretoriano-ideolgico. Desde nuestro punto de vistasera ms apropiado hablar de estilos con matices, ya que tanto en uno como en el otroes posible rastrear en mayor o en menor grado elementos pragmticos e ideolgicos. Elactual embajador de Chile en Naciones Unidas afirma que la administracin de SalvadorAllende respondera a las caractersticas del estilo civil-pragmtico. Por su parte,Manfred Wilhelmy y Joaqun Fermandois consideran que en el perodo en cuestin seda una compleja mixtura de ambos componentes. Ambos autores argumentan que

    durante el gobierno socialista se produjo una articulacin y entrecruzamiento deelementos caractersticos de la subcultura dominante moderada y de la subculturadisidente revolucionaria. A modo de ejemplo, Fermandois seala que, por un lado,poda ensayarse una poltica de orientacin revolucionaria y, por el otro, frente a unEstado como Brasil se enfatizaba la subcultura moderada enviando como embajador auna figura destacada y de reconocida trayectoria en el Partido Radical como Ral Rettig(Wilhelmy, 1986: 307). Este caso constituye una muestra de la primaca delpragmatismo frente al factor ideolgico, donde se reconoce el distinto grado deimportancia atribuido a los diversos actores internacionales. Es importante sealar que

    el pragmatismo se encuentra estrechamente relacionado con las realidades del podermundial. En este sentido, tambin podemos mencionar el alineamiento casi

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    ininterrumpido de Chile a los Est