Fundamentos de Una Teoría de La Violencia Simbólica.docx Bordieu&Paseron

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Fundamentos de una teoría de la violencia simbólica Pierre Bourdieu Jean-Claude Passeron Abreviaturas utilizadas en el Libro 1:AP: acción pedagógica. AuP: autoridad pedagógica . TP: trabajo pedagógico. AuE: autoridad escolar. SE: sistema de enseñanza. TE : trabajo escolar 0. Todo poder de violencia simbólica, o sea, todo poder que logra imponersignificaciones e imponerlas como legítimas disimulando las relaciones defuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir,propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza. Escolio 1 . Rechazar este axioma que enuncia simultáneamente la autonomía yla dependencia relativas de las relaciones simbólicas respecto a las relaciones defuerza equivaldría a negar la posibilidad de una ciencia sociológica: en efecto,considerando que todas las teorías implícita o explícitamente construidas sobre labase de axiomas diferentes conducirían o bien a situar la libertad creadora de losindividuos o de los grupos al principio de la acción simbólica considerada comoautónoma respecto a sus condiciones objetivas de existencia, o bien a aniquilar laacción simbólica como tal, rechazando toda autonomía respecto a sus condicionesmateriales de existencia, se puede considerar este axioma como un principio de lateoría del conocimiento sociológico. Escolio 2 . Basta con comparar las teorías clásicas del fundamento del poder,las de Marx, Durkheim y Weber, para ver que las condiciones que hacen posible laconstitución de cada una de ellas excluyen la posibilidad de construcción del objetoque realizan las otras. Así, Marx se opone a Durkheim porque percibe el producto deuna dominación de clase allí donde Durkheim (que nunca descubre tan claramente sufilosofía social como en la sociología de la educación, lugar privilegiado para la ilusióndel consensus) no ve más que el efecto de un condicionamiento social indiviso. Bajootro aspecto, Marx y Durkheim se oponen a Weber al contradecir, por su objetivismometodológico, la tentación de ver en las

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Fundamentos de una teora de la violencia simblicaPierre BourdieuJean-Claude Passeron

Abreviaturas utilizadas en el Libro 1:AP:accinpedaggica.AuP:autoridadpedaggica.TP:trabajopedaggico.AuE:autoridadescolar.SE:sistemadeenseanza.TE:trabajoescolar0. Todo poder de violencia simblica, o sea, todo poder que logra imponersignificaciones e imponerlas como legtimas disimulando las relaciones defuerza en que se funda su propia fuerza, aade su fuerza propia, es decir,propiamente simblica, aesas relaciones de fuerza.Escolio 1. Rechazar este axioma que enuncia simultneamente la autonoma yla dependencia relativas de las relaciones simblicas respecto a las relaciones defuerza equivaldra a negar la posibilidad de una ciencia sociolgica: en efecto,considerando que todas las teoras implcita o explcitamente construidas sobre labase de axiomas diferentes conduciran o bien a situar la libertad creadora de losindividuos o de los grupos al principio de la accin simblica considerada comoautnoma respecto a sus condiciones objetivas de existencia, o bien a aniquilar laaccin simblica como tal, rechazando toda autonoma respecto a sus condicionesmateriales de existencia, se puede considerar este axioma como un principio de lateora delconocimiento sociolgico.Escolio 2. Basta con comparar las teoras clsicas del fundamento del poder,las de Marx, Durkheim y Weber, para ver que las condiciones que hacen posible laconstitucin de cada una de ellas excluyen la posibilidad de construccin del objetoque realizan las otras. As, Marx se opone a Durkheim porque percibe el producto deuna dominacin de clase all donde Durkheim (que nunca descubre tan claramente sufilosofa social como en la sociologa de la educacin, lugar privilegiado para la ilusindel consensus) no ve ms que el efecto de un condicionamiento social indiviso. Bajootro aspecto, Marx y Durkheim se oponen a Weber al contradecir, por su objetivismometodolgico, la tentacin de ver en las relaciones de poder relacionesinterindividuales de influencia o de dominio y de representar las diferentes formas depoder (poltico, econmico, religioso, etc.) como otras tantas modalidades de larelacin sociolgicamente indiferenciada de poder(Macht)de un agente sobre otro.Finalmente, por el hecho de quela reaccin contra los representantes artificialistas delorden social conduce a Durkheim a poner el acento en la exterioridad delcondicionamiento, mientras que Marx, interesado endescubrir bajo las ideologas de lalegitimidad las relaciones de violencia que las fundamentan, tiende a minimizar, en suanlisis de los efectos dela ideologa dominante, la eficacia real del refuerzo simblicode las relaciones de fuerza que origina el reconocimiento por los dominados de lalegitimidad de la dominacin, Weber se opone a Durkheim como a Marx en que es elnico que se impone expresamente como objeto la contribucin especfica que lasrepresentaciones de legitimidad aportan al ejercicio y a la perpetuacin del poder,

incluso a pesar de que, encerrado en una concepcin psicosociolgica de estasrepresentaciones, no puede interrogarse, como lo hace Marx, acerca de las funcionesque tiene en las relaciones sociales el desconocimiento de la verdad objetiva de estasrelaciones como relaciones de fuerza.1. De la doblearbitrariedad de la accin pedaggica1. Toda accin pedaggica (AP) es objetivamente una violencia simblica entanto que imposicin, por un poderarbitrario, de una arbitrariedad cultural.Escolio. Lasproposiciones que siguen(hasta las proposiciones de tercer gradoincluidas) se aplican a toda AP, sea esta AP ejercida por todos los miembroseducados de una formacin social ode un grupo (educacin difusa), por losmiembrosde un grupo familiar a los que la cultura de ungrupo o de una clase confiere esta tarea(educacin familiar), o por el sistema de agentes explcitamente designados a esteefecto por unainstitucin de funcin directa oindirectamente, exclusiva oparcialmenteeducativa (educacin institucionalizada) o que, salvo especificacin expresa, esta APest destinada a reproducir la arbitrariedad cultural de las clases dominantes o de lasclases dominadas. Dicho de otra forma, el alcance de estas proposiciones se halladefinido por el hecho de que se refieren a toda formacin social, entendida comosistema de relaciones de fuerza y de significados entre grupos o clases. Por ello,hemos renunciado, en los tresprimeros puntos, a multiplicar los ejemplos tomados delcaso de una AP dominante de tipo escolar con el fin de evitar sugerir, ni siquieraimplcitamente, una restriccin de la validez de las proposiciones relativas a toda APSe ha reservado para su momento lgico (proposiciones de grado 4) la especificacinde las formas y efectos de una AP que se ejerce en el mbito de una institucinescolar; slo en la ltima proposicin (4.3) se halla caracterizada expresamente la APescolar que reproduce la cultura dominante, contribuyendo as a reproducir laestructura de las relaciones de fuerza, en una formacin social en que el sistema deenseanza dominante tiende a reservarse el monopolio de la violencia simblicalegtima.1.1. La APes objetivamente una violencia simblica, en un primer sentido, en lamedida en que las relaciones de fuerza entre los grupos o las clases queconstituyen una formacin social son el fundamento del poder arbitrario que esla condicin de la instauracin de una relacin de comunicacin pedaggica, osea, de la imposicin y de la inculcacin de una arbitrariedad cultural segn unmodelo arbitrario de imposicin y de inculcacin(educacin).Escolio. As las relaciones de fuerza que constituyen las formaciones socialesde descendencia patrilinear y lasformaciones sociales de descendencia matrilinear semanifiestan directamente en los tipos de AP correspondientes a cada uno de los dossistemas de sucesin. En un sistema de descendencia matrilinear en que el padre nodetenta autoridad jurdica sobre el hijo, mientras que el hijo no tiene ningn derechosobre los bienes y los privilegios del padre, ste slo puede apoyar su AP ensanciones afectivas o morales (aunque el grupo le aporte su sostn, en ltimainstancia, en el caso en que se vean amenazadas sus prerrogativas) y no dispone dela asistencia jurdica que se le asegura, por ejemplo cuando pretende afirmar suderecho a los servicios sexuales de su esposa. Por el contrario, en un sistema dedescendencia patrilinear, en que el hijo, dotado de derechos explcitos y jurdicamentesancionados sobre los bienes y los privilegios del padre, mantiene con l una relacincompetitiva, e incluso conflictiva (como el sobrino con el to materno en un sistemamatrilinear), el padre representa el poder de la sociedad como fuerza en el grupodomstico y puede, con esta prerrogativa, imponer sanciones jurdicas al servicio dela imposicin de su AP (cf. Fortes, Goody). Si bien no se trata de ignorar la dimensinpropiamente biolgica de la relacin de imposicin pedaggica, es decir, ladependencia biolgicamente condicionada que corresponde a laimpotencia infantil, nose puede hacer abstraccin de las determinaciones sociales que especifican en todoslos casos la relacin entre los adultos y los nios, incluso en aquellos en que loseducadores son los padres biolgicos (por ejemplo, las determinacionescorrespondientes a la estructura de la familia o a la posicin de la familia en laestructura social).1.1.1. Como poder simblico, que no se reduce nunca por definicin a laimposicin de la fuerza, la AP slo puede producir su efecto propio, o sea,propiamente simblico, en tanto en cuanto que se ejerce en una relacin decomunicacin.1.1.2. Como violencia simblica, la AP slo puede producir su efecto propio, osea, propiamente pedaggico, cuando se dan las condiciones sociales de laimposicin y de la inculcacin, o sea, las relaciones de fuerza que no estnimplicadas en una definicin formal de lacomunicacin.1.1.3. En una formacin social determinada, la AP que las relaciones de fuerzaentre los grupos o las clases que constituyen esta formacin social colocan enposicin dominante en el sistema de las AP, es aquella que, tanto por su modode imposicin como por la delimitacin de lo que impone y de aquellos aquienes lo impone, corresponde ms completamente, aunque siempre demanera mediata, a los intereses objetivos (materiales, simblicos y, en elaspecto aqu considerado, pedaggicos) de los grupos o clases dominantes.Escolio. La fuerza simblica de una instancia pedaggica se define por su pesoen la estructura de las relaciones de fuerza y de las relaciones simblicas (las cualesexpresan siempre esas relaciones de fuerza que se instauran entre las instancias queejercen una accin de violencia simblica; esta estructura expresa, a su vez, lasrelaciones de fuerza entre los grupos o las clases que constituyen la formacin socialconsiderada. Por la mediacin de este efecto de dominacin de la AP dominante, lasdiferentes AP que se ejercen en los diferentes grupos o clases colaboran objetiva eindirectamente a la dominacin delas clases dominantes (por ejemplo, inculcacin porlas AP dominadas de los saberes y actitudes cuyo valor ha sido definido por la APdominante en elmercado econmico o simblico).1.2. La APes objetivamente una violencia simblica, en un segundo sentido, enla medida en que la delimitacin objetivamente implicada en el hecho deimponer y de inculcar ciertos significados, tratados -por la seleccin y exclusinque les es correlativa- como dignos de ser reproducidos por una AP, reproduce(en el doble significado del trmino) la seleccin arbitraria que un grupo o unaclase opera objetivamente en y porsu arbitrariedad cultural.1.2.1. La seleccin de significados que define objetivamente la cultura de ungrupo o de una clase como sistema simblico es arbitraria en tanto que laestructura y las funciones de esta cultura no pueden deducirse de ningnprincipio universal, fsico, biolgico o espiritual, puesto que no estn unidas porningn tipo de relacin interna a la naturaleza de las cosaso a una naturalezahumana.1.2.2. La seleccin de significados que define objetivamente la cultura de ungrupo o deuna clase como sistema simblico essociolgicamente necesaria enla medida en que esta cultura debe su existencia a las condiciones sociales de las que es producto y su inteligibilidad a la coherencia y a las funciones de laestructura de las relaciones significantes que la constituyen.Escolio.Arbitrarias cuando, por el mtodo comparativo, se las refiere alconjunto de culturas presentes o pasadas o, por una narracin imaginaria, al universode las culturas posibles, las opciones constitutivas de una cultura (opciones que nohace nadie) revelan su necesidad en el momento en que se las refiere a lascondiciones sociales de su aparicin yde su perpetuacin. Los malentendidos sobre lanocin de arbitrariedad (y en particular la confusin de la arbitrariedad y la gratuidad)se deben, en el mejor de los casos, a que un punto de vista puramente sincrnico delos hechos culturales (similar al que pesa frecuentemente sobre los etnlogos) impideconocer todo lo que estos hechos deben a sus condiciones sociales de existencia,esto es, a las condiciones sociales de su produccin y de su reproduccin, con todaslas reestructuraciones y las reinterpretaciones correlativas a su perpetuacin encondiciones sociales transformadas (por ejemplo, todos los grados que se puedendistinguir entre la reproduccin casi-perfecta de la cultura enuna sociedad tradicional yla reproduccin reinterpretadora de la cultura humanista de los colegios jesuitasadaptada a las necesidades de una aristocracia de saln en y porla cultura escolar delos colegios burgueses del siglo XIX). Es as como el olvido de la gnesis que seexpresa en la ilusin ingenua del siempre as, y tambin los usos substancialistas dela nocin de inconsciente cultural, pueden conducir a eternizar y, ms tarde, anaturalizar relaciones significantes que son producto dela historia.1.2.3. En una formacin social determinada, la arbitrariedad cultural que lasrelaciones de fuerza entre las clases o los grupos constitutivos de estaformacin social colocan enposicin dominante en el sistemade arbitrariedadesculturales es aquella que expresa ms completamente, aunque casi siempre deforma mediata, los intereses objetivos (materiales y simblicos) de los grupos oclases dominantes.1.3. El grado objetivo de arbitrariedad (en el sentido de la prop. 1.1) del poderde imposicin de una AP es tanto ms elevado cuanto ms elevado sea elmismo grado de arbitrariedad (en el sentido de la prop. 1.2) de la culturaimpuesta.Escolio.La teora sociolgica de la AP distingue entre la arbitrariedad de laimposicin y la arbitrariedad impuesta nicamente para extraer todaslas implicaciones sociolgicas de la relacin entre esas dos ficciones lgicas que son la verdad objetivade la imposicin como pura relacin de fuerza y la verdad objetiva de los significadosimpuestos como cultura totalmente arbitraria. Elconstructumlgico de una relacin defuerza que se manifestara en toda su desnudez no tiene ms existencia sociolgicaque elconstructumlgico de significados que slo seran arbitrariedad cultural:considerar esta doble construccin terica como una realidad empricamenteobservable, es abocarse a creer ingenuamente o bien en el poder exclusivamentefsico de la fuerza -simple inversin de la creencia idealista en la fuerza totalmenteautnoma del derecho-, o bien en la arbitrariedad radical de todos los significados -simple inversin de la creencia idealista en el poder intrnseco de la idea verdadera.No hay AP que no inculque significados no deducibles de un principio universal (raznlgica o naturaleza biolgica); puesto que la autoridad es parte integrante de todapedagoga, puede inculcar los significados ms universales (ciencias o tecnologa).Por otra parte, toda relacin de fuerza, por mecnica y brutal que sea, ejerce ademsun efecto simblico. Es decir, la AP, que est siempre objetivamente situada entre losdos polos inaccesibles de la fuerza pura y de la razn pura, debe recurrir tanto ms amedios directos de coaccin cuanto menos los significados que ella impone seimponen por su propia fuerza, o sea, por la fuerza de la naturaleza biolgica o de larazn lgica.1.3.1. La AP cuyo poder arbitrario de imponer una arbitrariedad cultural resideen ltima instancia en las relaciones de fuerza entre los grupos o clases queconstituyen la formacin social en la que dicha AP se ejerce (por 1.1 y 1.2)contribuye, al reproducir la arbitrariedad cultural que inculca, a reproducir lasrelaciones de fuerza que fundamentan su poder de imposicin arbitrario(funcin de reproduccin social dela reproduccin cultural).1.3.2. En una formacin social determinada, las diferentes AP, que nuncapueden ser definidas independientemente de su pertenencia a un sistema deAP sometidas al efectode dominacin de la APdominante tienden a reproducirel sistema de arbitrariedades culturales caracterstico de esta formacin social,o sea, la dominacin de la arbitrariedad cultural dominante, contribuyendo deesta forma a la reproduccin de las relaciones de fuerza que colocan estaarbitrariedad cultural enposicin dominante.Escolio. Al definir tradicionalmente el sistema de educacin como el conjuntode mecanismos institucionales o consuetudinarios por los que se halla asegurada latransmisin entre las generaciones de la cultura heredada del pasado (por ejemplo, lainformacin acumulada), las teoras clsicas tienden adisociar la reproduccin culturalde su funcin de reproduccin social, o sea, ignorar el efecto propio de las relacionessimblicas en la reproduccin de las relaciones de fuerza. Estas teoras que, tal comopuede observarse en Durkheim, se limitan a extrapolar a las sociedades divididas enclases la representacin de la cultura y de la transmisin cultural ms extendida entrelos etnlogos, se fundan en el postulado tcito de que lasdiferentes AP que se ejercenen una formacin social colaboran armoniosamente a la reproduccin de un capitalcultural concebido como una propiedad indivisa de toda la sociedad. En realidad porel hecho de que correspondan a los intereses materiales y simblicos de grupos oclases distintamente situados en las relaciones de fuerza, estas AP tienden siempre areproducir la estructura de la distribucin del capital cultural entre esos grupos oclases, contribuyendo con ello a la reproduccin de la estructura social: en efecto, lasleyes del mercado donde se forma el valor econmico o simblico, o sea, el valorcomo capital cultural, de las arbitrariedades culturales reproducidas por las diferentesAP y, de esta forma, de los productos de estas AP (individuos educados) constituyenuno de los mecanismos, mas o menos determinantes segn el tipo de formacinsocial, por los que se halla asegurada la reproduccin social, definida comoreproduccin de la estructura de lasrelaciones de fuerza entre las clases.2.De laautoridadpedaggica2. En tanto que poder de violencia simblica que se ejerce en una relacin decomunicacin que slo pueden producir su efecto propio, o sea, propiamentesimblico, en la medida en que el poder arbitrario que hace posible laimposicin no aparece nunca en su completa verdad (en el sentido de la prop.1.1), y copio inculcacin de una arbitrariedad cultural que se realiza en unarelacin de comunicacin pedaggica que solamente puede producir su propioefecto, o sea,propiamente pedaggico, en la medida enque la arbitrariedad delcontenido inculcado no aparece nunca en su completa verdad (en el sentido dela prop. 1.2), la AP implica necesariamente como condicin social para suejercicio laautoridad pedaggica(AuP) y laautonoma relativade la instanciaencargada de ejercerla.Escolio 1.La teora de la AP produce el concepto de AuP en la operacinmisma por la que, al reducir la AP a su verdad objetiva de violencia, hace surgir lacontradiccin entre esta verdad objetiva y la prctica de los agentes, que manifiestaobjetivamente el desconocimiento de esta verdad (cualesquiera que sean lasexperiencias o las ideologas queacompaan a estas prcticas). As,queda planteadala cuestin de las condiciones sociales de la instauracin de una relacin decomunicacin pedaggica que disimulan las relaciones de fuerza que las hacenposibles, aadiendo de esta forma la fuerza especfica de su autoridad legtima a lafuerza que le confieren estasrelaciones.La idea lgicamente contradictoria de una AP que se ejerciera sin AuP essociolgicamente imposible: una APque pretendiera desvelar en su misma prcticasuverdad objetiva de violencia y destruir de esta forma el fundamento de la AuP delagente sera autodestructiva. Encontraramos entonces una nueva versin de laparadoja de Epimnides el Embustero: o bienustedes creen que yono miento cuandoles digo que la educacin es violencia y mi enseanza es ilegtima y por tanto nopueden creerme; o bien ustedes creen que yo miento y mi enseanza es legtima y portanto no pueden creer tampoco en lo que yo digo cuando digo que es violencia. Paraextraer todas las implicaciones de esta paradoja, basta imaginar todas las aporas alas que llegara quien quisiera fundar una prctica pedaggica en la verdad terica detoda prctica pedaggica: una cosa es ensear el relativismo cultural, o sea, elcarcter arbitrario de toda cultura, a individuos que ya han sido educados de acuerdocon los principios de la arbitrariedad cultural de un grupo o clase; otra cosa serapretender dar una educacin relativista, osea, producir realmente un hombre cultivadoque fuera el indgena de todas las culturas.Los problemas que plantean las situaciones de bilingismo o de biculturalismoprecoces slo dan una plida idea de la contradiccin irresoluble con la que seenfrentara una AP que pretendiera tomar por principio prctico del aprendizaje laafirmacin terica de la arbitrariedad de loscdigos lingsticos o culturales. He aqu laprueba, por reduccin al absurdo, de que la condicin de ejercicio de toda AP es,objetivamente, el desconocimiento social de laverdad objetiva de la AP.Escolio 2. La AP engendra necesariamente, en y por su ejercicio, experienciasque pueden quedar no formuladas y expresarse solamente en las prcticas o quepueden explicitarse en ideologas, contribuyendo unas y otras aenmascarar su verdadobjetiva: las ideologas de la AP como accin no violenta -se trate de los mitossocrticos o neosocrticos deuna enseanza no dirigida, delos mitos rousseaunianosde una educacin natural o de los mitos pseudofreudianos de una educacin norepresiva- muestran en su forma ms clara la funcin genrica de las ideologas pedaggicas al eludir, por la decidida negacin de uno de sus trminos lacontradiccin entre la verdad objetiva de la AP y la representacin necesaria(inevitable) de esta accinarbitraria como necesaria (natural).2.1. En tanto que poder arbitrario de imposicin que, por el solo hecho de serignorado como tal, se halla objetivamente reconocido como autoridad legtima,la AuP, poder de violencia simblica que se manifiesta bajo la forma de underecho de imposicin legtima, refuerza el poder arbitrario que lafundamenta yque ella disimula.Escolio 1. Hablar de reconocimiento de la legitimidad de la AP, no significaentrar en la problemtica de la gnesis psicolgica de las representaciones delegitimidad, a la que podran inclinar los anlisis weberianos, y menos an lanzarse aun intento de fundar lasoberana en algn principio ya sea fsico, biolgico o espiritual;en una palabra, auna tentativa de legitimar la legitimidad: significa nicamente extraerlas implicaciones del hecho de que la AP implica la AuP, o sea que tiene curso legal,del mismo modo que lo tiene una moneda, y, de forma ms general, un sistemasimblico -lengua, estilo artstico o incluso una moda de vestir-. En este sentido, elreconocimiento de la AuP nunca se puede reducir completamente a un actopsicolgico y menos an a una aceptacin consciente, como lo demuestra el hecho deque nunca es tancompleta como cuando es totalmente inconsciente.Describir el reconocimiento de la AuP como libre decisin de dejarse cultivar o,por el contrario, como abuso de poder ejercido sobre lo natural, o sea, convertir elreconocimiento de una legitimidad en un acto de teoras del contrato social o lasmetafsicas de la cultura concebida como sistema lgico de opciones, cuando stasita en un lugar originario, y por tanto mtico, la seleccin arbitraria de las relacionessignificantes que constituye una cultura. As, pues, decir que unos agentes reconocenla legitimidad de una instancia pedaggica significa decir nicamente que el impedirque estos agentes comprendan el fundamento de la relacin de fuerzas en que estnobjetivamente situados forma parte de la definicin completa de estas relaciones defuerzas; ello no impide, sin embargo, que se obtengan de ellos prcticas que, inclusocuando entran en contradiccin con las racionalizaciones del discurso o con lacertidumbre de la experiencia, tienen objetivamente en cuenta la necesidad de lasrelaciones de fuerza (cf.el delincuente que reconoce objetivamente fuerza legal a laley que l infringe por el mero hecho de que, al esconderse para transgredirla, ajustasu conducta a lassanciones que esta ley puede imponerle).Escolio 2.El peso de las representaciones de legitimidad y en particular de lalegitimidad de la AP dominante, en el sistema de instrumentos (simblicos o no) queaseguran y perpetan la dominacin de un grupo o de una clase sobre otras eshistricamente variable: la fuerza relativa de consolidacin que aseguran, a la relacinde fuerza entre los grupos o las clases, las relaciones simblicas que expresan esasrelaciones de fuerza es tanto ms grande, o sea, el peso de las representaciones delegitimidad en la determinacin completa de las relaciones de fuerza entre las claseses tanto ms grande en cuanto que: 1) el estado de las relaciones de fuerza permiteen menor grado a las clases dominantes el invocar el hecho bruto y brutal de ladominacin como principio de legitimacin de sudominacin, y2) ms completamenteunificado se halla el mercado en que se constituye el valor simblico y econmico delos productos de las diferentes AP (por ejemplo, las diferencias que existen, en estosdos aspectos, entre la dominacin de una sociedad sobre otra y la dominacin de unaclase sobre otra en el seno de la misma formacin social, o tambin, en este ltimocaso, entre el feudalismo y la democracia burguesa con el crecimiento continuo delpeso de la Escuela en el sistema de mecanismos que aseguran la reproduccinsocial).El reconocimiento de la legitimidad de una dominacin constituye siempre unafuerza (histricamente variable) que viene a reforzar la relacin de fuerza establecidaporque, impidiendo la aprehensin de las relaciones de fuerza como tales, tiende aimpedir que los grupos o clases dominantes adquieran toda la fuerza que podra darlela toma de conciencia de su fuerza.2.1.1. Las relaciones de fuerza estn en el origen, no solamente de la AP, sinotambin del desconocimiento de la verdad objetiva de la AP, desconocimientoque define el reconocimiento de la legitimidad de la AP y que, como tal,constituye su condicin de ejercicio.Escolio 1.De esta forma, como instrumento principal de la transubstanciacinde las relaciones de fuerza en autoridad legtima, la AP proporciona un objetoprivilegiado al anlisis del fundamento social de las paradojas de la dominacin y de lalegitimidad (por ejemplo, el papel que desempea en la tradicin indoeuropea, elhecho bruto de la potencia fecundante, guerrera o mgica, como prueba de laautoridad legtima, hecho del que dan testimonio tanto la estructura de los mitos deorigen como las ambivalencias del lenguaje de la soberana).Escolio 2. Permtasenos dejar a otros la tarea de preguntarse, en trminosindudablemente menos giles, si las relaciones entre las relaciones de fuerza y lasrelaciones de significados son, en ltima instancia, relaciones de significado orelaciones de fuerza.2.1.1.1. Las relaciones de fuerza determinan el modo de imposicincaracterstico de una AP, como sistema de los medios necesarios para laimposicin de una arbitrariedad cultural y para el encubrimiento de la doblearbitrariedad de esta imposicin, o sea, como combinacin histrica de losinstrumentos de violencia simblica y los instrumentos de encubrimiento (o sea,de legitimacin) de estaviolencia.Escolio 1.El vnculo entre los dos sentidos de la arbitrariedad inherente a la AP(en el sentido de las prop. 1.1 y 1.2) se ve, entre otras cosas, en el hecho de que laarbitrariedad de un modo determinado de imposicin de la arbitrariedad cultural tienetantas ms posibilidades de mostrarse como tal, al menos parcialmente, cuanto ms:1) se ejerza la AP sobre un grupo o una clase cuya arbitrariedad cultural est msalejada de la arbitrariedad cultural que inculca esta AP, y 2) la definicin social delmodo legtimo de imposicin excluya ms completamente el recurso a las formas msdirectas de coercin, puesto quela experiencia que una categora de agentes tiene dela arbitrariedad de la AP, est en funcin no slo de su caracterizacin en este dobleaspecto sino tambin de la convergencia de estas caracterizaciones (por ejemplo, laactitud de los eruditos confucionistas frente a una dominacin cultural fundada en lafuerza militar de los colonizadores) o de su divergencia (por ejemplo, hoy, en Francia,la indiferencia que los nios de las clases populares manifiestan respecto a loscastigos, a la vezporque su distancia respecto a lacultura inculcada tiende a hacerlesconsiderar como inevitable la arbitrariedad de la inculcacin y, en otro aspecto, porquela arbitrariedad cultural de su clase deja menos espacio a la indignacin moral contralas formas derepresin que anticipan las sanciones ms probables para su clase).Cualquier arbitrariedad cultural implica, en efecto, una definicin social delmodo legtimo de imposicin de la arbitrariedad cultural y, en particular, del grado enque el poder arbitrario que hace posible la AP puede mostrarse como tal sin anular elefecto propio de la AP As, mientras que en ciertas sociedades el recurso a lastcnicas de coercin (azotes o incluso copiar mil veces) basta para descalificar alagente pedaggico, las sanciones corporales (ltigos de los colegios ingleses, puntero del maestro de escuela ofalaqade los maestros cornicos) parecen simplementecomo atributos de la legitimidad magistral en una cultura tradicional en la que nocorren el riesgo de traicionar la verdad objetiva de una APporque son precisamente sumodo legtimo deimposicin.Escolio 2. La toma de conciencia de la arbitrariedad de un modo particular deimposicin o de una arbitrariedad cultural determinada no implica la aprehensin de ladoble arbitrariedad de la AP: por el contrario, las contestaciones ms radicales de unpoder pedaggico se inspiran siempre en la utopa autodestructiva de una pedagogasin arbitrariedad o de la utopa espontanesta que atribuye al individuo el poder deencontrar en s mismo el principio de su propio desarrollo, utopas todas queconstituyen un instrumento de lucha ideolgica para los grupos que, a travs de ladenuncia de una legitimidad pedaggica, pretenden asegurarse el monopolio del modode imposicin legtima (por ejemplo, en el siglo XVIII el papel del discurso sobre latolerancia en la crtica atravs de la quelas nuevas capas intelectuales se esfuerzanpor destruir la legitimidad del poder deimposicin simblico de la Iglesia).La idea de una AP culturalmente libre, que escapara a la arbitrariedad tantoen lo que impusiera como en la manera de imponerlo, supone desconocer la verdadobjetiva de la AP, en la que se expresa una vez ms la verdad objetiva de unaviolencia cuyo carcter especfico reside en que logra ocultarse como tal. Sera intil,por lo tanto, oponer a la definicin de la AP la experiencia que los educadores y loseducados pueden tener de la AP y en particular de los mejores modos de imposicin(en un momento dado) para ocultar la arbitrariedad de la AP (pedagoga no directiva):esto sera olvidar que no hay educacin liberal (Durkheim) y que no se puedeconsiderar como abolicin de la doble arbitrariedad de la AP laforma que sta adopta,por ejemplo, con el recurso a los mtodos liberales, para inculcar disposicionesliberales.Las maneras suaves pueden ser el nico modo eficaz de ejercer el poder deviolencia simblica en un estado determinado de las relaciones de fuerza y de lasdisposiciones ms o menos tolerantes respecto a la manifestacin explcita y brutal dela arbitrariedad. Si hoy se puede llegar a pensar en la posibilidad de una AP sinobligacin ni sancin es a causa de un etnocentrismo que lleva a no percibir comotales las sanciones del modo de imposicin de la AP caracterstico de nuestrassociedades: colmar a los alumnos de afecto, como hacen las institutrices americanas,empleando diminutivos o calificativos cariosos, estimulando insistentemente a lacomprensin afectiva, etc., es dotarse de un instrumento de represin, la negacin delafecto, ms sutil pero no menos arbitrario (en el sentido de la prop. 1.1) que loscastigos corporales o lareprimenda pblica.El hecho de que resulte ms difcilpercibir la verdad objetiva de este tipo de APse debe, por una parte,a que las tcnicas empleadas disimulan el significado social dela relacin pedaggica bajo la apariencia de una relacin puramente psicolgica y, porotra, a quesu pertenencia al sistema de tcnicas deautoridad que definen el modo deimposicin dominante contribuye a impedir a los agentes formados segn este modode imposicin que aprehendan su carcter arbitrario: la simultaneidad de lastransformaciones de las relaciones autoritarias que corresponden a unatransformacin de las relaciones de fuerza capaz de elevar el nivel de toleranciarespecto a la manifestacin explcita y brutal de la arbitrariedad y que, en universossociales tan diferentes como la iglesia, la escuela, la familia, el hospital psiquitrico, oincluso la empresa o el ejrcito, tienden siempre a sustituir las formas duras por lasmaneras suaves (mtodos no directivos, dilogo, participacin, human relations,etc.) muestra, en efecto, la relacin de interdependencia que constituye como sistemaa las tcnicas deimposicin de la violencia simblica caractersticas tanto del modo deimposicin tradicional, ascomo las del quetiende a sustituirle en lamisma funcin.2.1.1.2. En una formacin social determinada, las instancias que aspiranobjetivamente al ejercicio legtimo de un poder de imposicin simblica ytienden de esta forma a reivindicar el monopolio de la legitimidad entrannecesariamente enrelaciones de competencia, o sea, enrelaciones de fuerza yrelaciones simblicas cuya estructura pone de manifiesto segn su lgica elestado de las relaciones de fuerza entre los grupos o las clases.Escolio 1. Esta competencia es sociolgicamente necesaria por el hecho deque la legitimidad es indivisible: no hay instancia para legitimar las instancias delegitimidad, porque las reivindicaciones de legitimidad hallan su fuerza relativa, enltimo trmino, en la fuerza de los grupos o clases de las que expresan, directa omediatamente, los intereses materiales ysimblicos.Escolio 2. Las relaciones de competencia entre las instancias obedecen a lalgica especfica del campode legitimidad considerado (por ejemplo, poltico, religiosoo cultural) sin que la autonoma relativa del campo excluya nunca, totalmente, ladependencia respecto a las relaciones de fuerza. La forma especfica que adoptan los conflictos entre instancias que aspiran a la legitimidad en un campo dado es siemprela expresin simblica, ms omenos transfigurada, de las relaciones de fuerza queseestablecen en este campo entre esas instancias, y que nunca son independientes delas relaciones de fuerza exteriores al campo (por ejemplo, la dialctica de laexcomunin, de la hereja y de la contestacin de la ortodoxia en la historia literaria,religiosa o poltica).2.1.2. En tantoque la relacin de comunicacin pedaggica en la que se realizala AP supone para instaurarse la existencia de la AuP, esa relacin no sereduce a una pura ysimple relacin de comunicacin.Escolio 1.Contrariamente al sentido comn y anumerosas teoras eruditas quehacen del entender la condicin del escuchar (en el sentido de prestar atencin y darcrdito), en las situaciones reales de aprendizaje (incluido el de la lengua), elreconocimiento dela legitimidad de la emisin osea, de laAuP del emisor, condicionala recepcin de la informacin y, ms an, la realizacin de la accin transformadoracapaz de transformar esta informacin en formacin.Escolio 2.La AuP imprime un sello tan intenso en todos los aspectos de larelacin de comunicacin pedaggica que esta relacin es frecuentemente vivida oconcebida como el modelo de la relacin primordial de comunicacin pedaggica, osea, la relacin entre padres e hijos o, de modo ms general, entre generaciones. Latendencia a reinstaurar en toda persona investida de una AuP la relacin arquetpicacon el padre es tan fuerte que todo aquel que ensea, por joven que sea, tiende a sertratado como un padre; porejemplo, Manu: El brahmn que da nacimiento espiritual yensea cul es el deber de los hombres, incluso siendo un nio, es, por ley, el padrede un adulto; y Freud: Ahora comprendemos nuestras relaciones con nuestrosprofesores. Estos hombres, que no eran padres por s mismos, fueron para nosotrossustitutos paternales. Por eso nos parecan tan maduros, tan inaccesiblementeadultos, incluso cuando an eran muy jvenes. Les transferimos el respeto y lasesperanzas que nos inspiraba el padre omnisciente de nuestra infancia, y nos pusimosa tratarles tal como tratbamos en casa a nuestro padre.2.1.2.1. En tanto que todaAP en vigor dispone automticamente de una AuP, larelacin de comunicacin pedaggica debe sus caractersticas propias alhechode que se encuentra totalmente eximida de producir las condiciones de suinstauracin y de su perpetuacin.dominadas reside en la exclusin, que quiz no tiene nunca tanta fuerza simblicacomo cuando toma la apariencia de autoexclusin. Todo sucede como si la duracinlegtima del TP que se concede a las clases dominadas estuviera objetivamentedefinida como el tiempo necesario y suficiente para que el hecho de la exclusin tometoda su fuerza simblica, o sea, para que aparezca a los que la sufren como la pruebade su indignidad cultural y para que nadie pueda aducir ignorancia de la ley de lacultura legtima: uno de los efectos menos percibidos de la escolaridad obligatoriaconsiste en que consigue de las clases dominadas el reconocimiento del saber y delsaber hacer legtimos (por ejemplo, en el derecho, la medicina, la tcnica, lasdiversiones o el arte), provocando la desvalorizacin del saber y del saber hacer queesas clases dominan efectivamente (por ejemplo, derecho consuetudinario, medicinadomstica, tcnicas artesanales, lengua y arte populares o todo lo que ensea laescuela de la bruja y el pastor, segn expresin de Michelet) y formando de estemodo un mercado para los productos materiales y sobre todo simblicos cuyos mediosde produccin (en primer lugar los estudios superiores) son casi un monopolio de lasclases dominantes (por ejemplo diagnstico mdico, consulta jurdica, industriacultural, etc.).3.3. En tanto que el TP es un proceso irreversible que produce en el tiemponecesario para la inculcacin una disposicin irreversible, o sea, unadisposicin que slo puede ser reprimida o transformada por un procesoirreversible que produzca a su vez una nueva disposicin irreversible, la APprimaria (educacin primera) que se realiza en un TP sin antecedentes (TPprimario) produce un hbito primario, caracterstico de un grupo o una clase,que est en el origen de la constitucin ulterior de cualquier otrohabitus.Escolio.No sin cierta malicia, citaremos aqu a Husserl, que descubre laevidencia de la genealoga emprica de la conciencia: Yo he recibido la educacin deun alemn, no la de un chino. Pero tambin la de un ciudadano de provincias, en unmarco familiar y en una escuela de pequeo burgueses; no la de un hidalgo, granterrateniente, educado en una escuela de cadetes. Y Husserl observa que, si bien essiempre posible adquirir un conocimiento libresco de otracultura o incluso rehacer unaeducacin de acuerdo con los principios de esta cultura (por ejemplo, intentandoaprender las enseanzas impartidas en la escuela de cadetes o rehaciendo sueducacin al modo chino) esta apropiacin de China no es posible de formacompleta, del mismo modo que no es posible apropiarse de forma completa y en suestado concreto, del tipo de un Junker37

www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales3.3.1. El grado de productividad especfica de cualquier TP que no sea el TPprimario (TP secundario) est en funcin de la distancia que separa elhabitusque tiende a inculcar (o sea, la arbitrariedad cultural impuesta) delhabitusinculcado por los TP anteriores y, en ltimo trmino, por el TP primario (o sea,la arbitrariedad culturaloriginaria).Escolio 1.El xito de toda educacin escolar, y en general de todo TPsecundario depende fundamentalmente de la educacin primera que la ha precedido,incluso y sobre todo cuando la Escuela no tiene en cuenta esta prioridad en suideologa y en su prctica y hace de la historia escolar una historia sin prehistoria: essabido que, por medio del conjunto de enseanzas vinculadas a la conducta cotidianade la vida y en particular por medio de la adquisicin de la lengua materna y lamanipulacin de los trminos y las relaciones de parentesco se dominan en estadoprctico disposiciones lgicas, disposiciones ms a menos complejas y mas o menoselaboradas simblicamente, segn los grupos o clases, que predisponen de formadesigual al dominio simblico de las operaciones implicadas en una demostracinmatemtica o a la interpretacin de una obra de arte.Escolio 2.Vemos tambin la ingenuidad de plantear el problema de la eficaciadiferencial de las distintas instancias de violencia simblica (por ejemplo, familia,escuela, medios de comunicacin modernos, etc.) haciendo abstraccin, como losservidores del culto de la fuerza suprema de la Escuela o los profetas de laomnipotencia de los mass media, de la irreversibilidad de los procesos deaprendizaje que hace que elhabitusadquirido en la familia est en el principio de larecepcin y asimilacin del mensaje escolar y que elhabitusadquirido en la escuelaest en el principio del nivel de recepcin y del grado de asimilacin de los mensajesproducidos y difundidos por la industria cultural y en general de todo mensaje culto osemiculto.3.3.1.1. Un modo de inculcacin determinado se caracteriza (en el aspectoconsiderado en la propuesta 3.3.1.) por la posicin que ocupa entre 1) el modode inculcacin dirigido a realizar la sustitucin compleja de unhabituspor otro(conversin) y 2) el modo de inculcacin dirigida a confirmar pura ysimplemente elhabitusprimario (mantenimiento oreforzamiento).

www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesDurkheim, que sin embargo ha formulado la homologa entre la funcin profesoral y lafuncin sacerdotal, la evidencia de la filiacin histrica suele dispensar cualquier otraexplicacin: La Universidad est hecha en parte por laicos que han mantenido lafisonoma del clrigo, y por clrigos laiciados. A partir de aqu, frente al cuerpoeclesistico existe un cuerpo diferente, pero que seha formado parcialmente a imagende aquel al cual se opone.4.2.1.1. Una instancia pedaggica determinada se caracteriza segn el gradode institucionalizacin de la AP que ejerce, o sea, segn su grado deautonomizacin, por la posicin que ocupa entre: 1) un sistema de educacinen el que la AP no est constituida como prctica especfica e incumbe a lacasi totalidad de los miembros educados de un grupo o de una clase (siendolas especializaciones espordicas o parciales), y 2) un SE en el que la AuPnecesaria para el ejercicio de la AP est explcitamente delegada yjurdicamente garantizada a un cuerpo de especialistas, especficamentereclutados, formados y delegados para realizar el TE por procedimientoscontrolados y reglamentados por la institucin, en lugares y momentosdeterminados, usando instrumentos standarizados ycontrolados.4.2.2. En tanto que productor de una AuE autoridad de institucin, que,reposando en una delegacin a dos niveles, parece no tener ms fundamentoque la autoridad personal del agente, el SE produce y reproduce lascondiciones de ejercicio de un TP institucionalizado, puesto que el hecho de lainstitucionalizacin puede constituir el TP como tal sin que ni los que lo ejercenni los que lo sufren dejen de ignorar su verdad objetiva, o sea, de ignorar elfundamento ltimo de la autoridad delegada que hace posible el TE.Escolio 1.Todas las representaciones ideolgicas de la independencia del TPrespecto a las relaciones de fuerza que constituyen la formacin social en la que seejerce cobran una forma y una fuerza especficas cuando, con la delegacin a dosniveles, la institucin impide, interponindose, la aprehensin de las relaciones defuerza que fundamentan en ltimo trmino la autoridad de los agentes encargados deejercerelTE:laAuEestenelorigendelailusin-quesumasufuerzadeimposicin a las relaciones de fuerza de las que es expresin- de que la violenciasimblica ejercida por un SE no mantiene ninguna relacin con las relaciones defuerza entre los grupos o las clases (por ejemplo, la ideologa jacobina de laneutralidad de la Escuela en los conflictos de clase o las ideologas humboldtiana y57

www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesneohumboldtiana de la Universidad como asilo de la ciencia, o incluso la ideologa delaFreischwebende Intelligenz, el caso extremo en fin, de lautopa de una Universidadcrtica capaz de llevar anteel tribunal de la legitimidad pedaggica los principios de laarbitrariedad cultural de la que procede; utopa menos lejana de lo que parece de lailusin, propia de ciertos etnlogos segn la cual la enseanza institucionalizadaconstituira a diferencia de la educacin tradicional, un mecanismo de cambio capazde determinar discontinuidades y de crear un mundo nuevo -M. Mead-). En lamedida en que enmascara ms plenamente los fundamentos ltimos de su autoridadpedaggica y, de ah, de la AuE de sus agentes, la Universidad liberal oculta que noexiste una Universidad liberal ms eficazmente que un SEteocrtico o totalitario, en elque la delegacin de autoridad se manifiesta objetivamente en el hecho de que losmismos principios fundamentan directamente la autoridad poltica, la autoridadreligiosa y laautoridad pedaggica.Escolio 2.La ilusin de la autonoma absoluta del SE es ms fuerte que nuncaen la funcionarizacin completa del cuerpo docente en la medida en que, con laretribucin dada por el Estado o institucin universitaria, el profesor ya no estretribuido por el cliente, como otros vendedores de bienes simblicos (por ejemplo,profesiones liberales), ni incluso por referencia a los servicios prestados al cliente, yseencuentra, por tanto, enlas condiciones ms favorables para ignorar laverdad objetivade su tarea(por ejemplo, ideologa del desinters econmico).4.2.2.1. En tanto que autoriza la desviacin de la autoridad de funcin (AuE) enbeneficio de la persona del funcionario, o sea, en tanto que produce lascondiciones del encubrimiento y el desconocimiento del fundamentoinstitucional de la AuE, el SE produce las condiciones favorables para elejercicio de un TP institucionalizado, puesto que desva en beneficio de lainstitucin y de los grupos o clases a los que sirve el efecto de reforzamientoque produce la ilusin de la independencia del ejercicio del TE respecto a suscondiciones institucionales ysociales (paradoja del carisma profesoral).Escolio.Por el hecho de que la prctica sacerdotal no puede escapar tancompletamente al estilo estereotipado como lo hace la prctica pedaggica en tantoque manipulacin de bienes secularizados, el carisma sacerdotal nunca puedebasarse en la misma medida que el carisma profesoral en la tcnica de ladesritualizacin ritual como juego con el programa implcitamente inscrito en elprograma. No hay nada ms adecuado para servir a la autoridad de la institucin y de58

www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesla arbitrariedad cultural servida por la institucin como la adhesin encantada delmaestro y del alumno a la ilusin de una autoridad y de un mensaje sin msfundamento ni origen que la persona de un maestro capaz de hacer pasar su poderdelegado de inculcar la arbitrariedad cultural por un poder de decretarla (por ejemplo,la improvisacin programada comparada a la pedagoga que, fundndose en elrecurso al argumento de la autoridad, transparenta siempre la autoridad de la que elmaestro recibe la suya).4.3. En una formacin social determinada, el SE dominante puede constituir elTP dominante como TE sin que ni aquellos que lo ejercen ni aquellos que losufren dejen de ignorar sudependencia respecto alas relaciones de fuerza queconstituyen la formacin social en la que se ejerce, porque: 1) produce yreproduce, por los medios propios de la institucin, las condiciones necesariaspara el ejercicio de su funcin interna de inculcacin, que son al mismo tiempolas condiciones suficientes de la realizacin de su funcin externa dereproduccin de la cultura legtima y de su contribucin correlativa a lareproduccin de las relaciones de fuerza; y porque 2) por el solo hecho de queexiste y subsiste como institucin, implica las condiciones institucionales deldesconocimiento de la violencia simblica que ejerce, o sea, porque los mediosinstitucionales de los que dispone como institucin relativamente autnoma,detentadora del monopolio del ejercicio legtimo dela violencia simblica, estnpredispuestos a servir adems, bajo la apariencia de neutralidad, a los gruposo clases de las que reproduce la arbitrariedad cultural (dependencia por laindependencia).