Futuro Chile
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REVISTA FUTURO VERDE
EFICIENCIA ENERGETICA EN LA
VIVENDA
José Luis Reyes G.
25/05/2013
Chile es uno de los primeros países de Latinoamérica que ha
establecido normas y reglamentos obligatorios para fomentar el
buen uso de la energía en materia de vivienda. En esta línea, el
Gobierno se planteó como desafío elevar los estándares
mínimos de las edificaciones y en especial de la vivienda social,
con el objetivo de lograr un mayor confort, una mejor
habitabilidad, alargar la vida útil y reducir el consumo de
energía en las distintas construcciones.
Bajo esta mirada es esencial comprender que el uso eficiente
de la energía en una vivienda debe considerarse desde las
primeras etapas de diseño. De este modo, es muy importante
que el diseño arquitectónico busque acercarse lo más posible al
confort de los usuarios, haciendo mínima la necesidad de gastar
energía para alcanzar condiciones ambientales adecuadas para
la actividad humana.
Eficiencia energética, otro indicador de calidad.
Diseñar y construir viviendas sociales que entreguen confort a
sus habitantes, disminuyan los índices de contaminación intra y
extra domiciliarios, junto con ahorrar en el consumo de
combustibles, son los criterios de eficiencia energética que el
Ministerio de Vivienda y Urbanismo viene trabajando durante los
últimos años.
Desde la crisis del petróleo en 1973, hasta la actual,
consecuencia del calentamiento global, el mundo entero ha
diversificado estrategias para hacer un uso mas eficiente de la
energía en construcciones y viviendas. Chile ha participado de
este proceso.
Aplicar criterios de eficiencia energética a las viviendas
sociales, es para este Ministerio un parámetro mas de calidad y
sustentabilidad. No solo porque se traduce en una mejor calidad
de vida de las personas, sino también porque contribuye a un
desarrollo amigable con el medioambiente.
Un estudio realizado a viviendas construidas anterior a la
Reglamentación Térmica (2000) nos da cuenta de la mala
evaluación que tenemos los chilenos con respecto al confort
térmico de nuestras viviendas. Por ello, usar materiales
Constructivos apropiados, puede significar para una familia
vulnerable un ahorro del 20% en energía o permitir que su
vivienda mantenga un mayor tiempo las condiciones de confort
interior.
De la mano de dos concursos de arquitectura hemos planteado
el desafío a jóvenes profesionales para generar diseños
modernos y eficientemente energéticos en las viviendas
sociales.
Esta experiencia ha demostrado que, pese a las restricciones
que imponen el tamaño y los recursos disponibles, es posible
obtener un gran nivel de confort mediante la adecuación del
diseño, la geometría, la orientación y la construcción de
viviendas adecuadas a las condiciones climáticas de su
entorno.
La vivienda social está permanentemente enfrentando un
conjunto de desafíos, entre los cuales se encuentra hoy el
mejorar su comportamiento térmico. El país está en condiciones
de resolver este desafío haciendo uso de criterios de confort
con uso eficiente de la energía. De este modo se mejoraran los
estándares de vida de la población, con un impacto positivo en
el medio ambiente y haciendo uso racional de los recursos
naturales.
Actualmente existen claras evidencias científicas sobre la
existencia del cambio climático, debido al efecto invernadero
generado por las emisiones de CO2. Estas emisiones se asocian
directamente con el sector de energía, pues se producen por la
combustión de energías fósiles, tales como el carbón, el gas, el
petróleo y la quema de leña. Este fenómeno esta provocando un
aumento significativo de la temperatura media del globo,
generando deshielo de glaciares, incremento en el nivel de los
océanos, aumento de precipitaciones, deterioro de los suelos
(sequias) y crecimiento de ciertas infecciones epidémicas.
Por otra parte, en el planeta se observa un conjunto de
desigualdades y desequilibrios globales, que se manifiestan en
el consumo energético y en sus respectivas emisiones de CO2 y
otros gases tóxicos, cuya mayor responsabilidad se encuentra
en los países desarrollados.
Al respecto el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 del
pnud expone: “En el mundo de hoy, son los pobres los que llevan
el peso del cambio climático. Mañana, será toda la humanidad
la que deberá enfrentar los riesgos asociados al calentamiento
global. La veloz acumulación de gases efecto invernadero en la
atmosfera de la Tierra, está cambiando de manera fundamental
el pronóstico climático de las próximas generaciones.
Estamos acercándonos al borde de los llamados “puntos de
inflexión”, sucesos impredecibles y no lineales que pueden
desencadenar catástrofes ecológicas, entre ellas, la perdida
acelerada de los hielos polares de la Tierra, que transformaran
los sistemas de asentamientos humanos y minaran la viabilidad
de economías nacionales completas. Es posible que nuestra
generación no se vea afectada por sus consecuencias. Pero
nuestros hijos y sus nietos no tendrán alternativa y tendrán que
vivir con ellas. La aversión a la pobreza y a la desigualdad de
hoy y al riesgo catastrófico de mañana provee un solido
fundamento para actuar ahora con máxima premura.”1
En este contexto, las energías renovables y la eficiencia
energética constituyen un recurso inevitable a considerar
dentro de toda planificación en el sector energético,
contribuyendo a reducir los efectos que provocan las emisiones,
debido al uso de combustibles fósiles y madera en el medio
ambiente del planeta.
El sector energético en Chile
En los últimos anos, cerca del 35% de la energía primaria2 que
consume el país proviene del petróleo y 19% corresponde a
hidroelectricidad. La restante energía proviene del gas natural
(22%), la leña y otros (14%) y el carbón (16%) (ver gráfico
I.1.1.1). El consumo de algunas de estas fuentes presentan
fluctuaciones en el tiempo tal como ocurre con el gas natural
(decrece de un 24,2% a un 14,4 % en el periodo), la leña y otros
(se incrementa de un 13,2 a un 16,8%) y el carbón (crece de un
7,9 a un 13,8%). Estas fluctuaciones se deben probablemente a
los precios y a la disponibilidad del recurso.
El Sector Residencial
Respecto de la participación por sectores en el consumo de
energía secundaria, sin contar los Centros de Conversión, se
obtiene que el sector Comercial, Publico y Residencial presenta
un consumo de 27% en el país, mostrando así su importancia en
relación al consumo total, tal como también ocurre con el
Transporte y el sector Industrial y Minero.
Observando exclusivamente el sector residencial (excluyendo el
sector público y comercial), el consumo de energía secundaria
(que alcanzo aproximadamente a 51,6 mil teracalorias en el año
2007) está altamente concentrado en la leña, con un 60% de
participación. Le siguen el gas licuado, la electricidad y el gas
natural.
Cada uno de los recursos energéticos usados en las viviendas,
provoca impactos ambientales con diferentes efectos (sobre el
suelo, aire y agua) a nivel local, regional, nacional o global.
Se denomina energía primaria a los recursos naturales disponibles en forma directa (como la energía hidráulica, eólica y solar) o indirecta (después de atravesar por un proceso minero, como por ejemplo el petróleo, el gas natural, el carbón mineral, etc.) para su uso energético sin necesidad de someterlos a un proceso de transformación. (www.cne.cl). La energía secundaria es la que se obtiene del proceso de transformación y es utilizada por el usuario final.
La generación de electricidad consumida en el país proviene
tanto de la hidroelectricidad como de centrales térmicas a gas
natural, carbón y petróleo diesel y tras un largo proceso de
transmisión y distribución llega a nuestros hogares.
Las centrales hidroeléctricas (que han generado entre un 40 y
50% de la electricidad consumida en los últimos anos) impactan
a nivel local y regional, con la destrucción del paisaje y toda la
flora y fauna asociada, más los restantes efectos mencionados
en la tabla indicada. En el proceso de construcción de las
grandes centrales hidroeléctricas también se produce un alto
impacto ambiental, entre otras cosas por el hormigón armado
utilizado, que a su vez requiere alto consumo de energía en su
extracción, fabricación y transporte hasta las obras.
Las centrales térmicas producen un alto impacto por sus
emisiones. La generación eléctrica en centrales térmicas (a gas
natural, diesel y carbón) fluctúa entre un 50 y 60% según el ano.
Por otra parte, en el país, la generación con gas natural ha
disminuido significativamente en el último tiempo, aumentando
el uso del carbón y el petróleo diesel para su sustitución.
Actualmente la emisión per cápita es en general mayor en los
países industrializados que en los países en vías de desarrollo
como Chile. En el futuro ello podrá cambiar en la medida que los
países industrializados vayan cumpliendo las metas del
“Acuerdo de Kyoto” u otros similares que se espera surjan una
vez concluido este.