Gadamer - Los Límites de La Razón Histórica

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"Los límites de la razón histórica" por Hans Georc Gadamer. Universidad Johann-Wolfgang Goethe, Frankfnrt Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofía (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Córdoba, Buenos Aires 1950, tomo II, págs. 1025-1033. (Sesiones: III. Filosofía de la existencia.) El interrogante por el sentido de la historia no tiene solución cuando no se concibe una meta en la cual la historia termine, ya sea puesta esta meta por la Providencia divina, ya sea alcanzable por la perfección humana. La esencia del "historicismo" consiste precisamente en que tal meta parece inconcebible: nada existe que ponga un fin a la historia, sino tan sólo metas finitas de los hombres colocados en ella. Es ésta la verdad pregonada por la conciencia histórica. ¿Qué es esta conciencia histórica, este nuevo sexto sentido del hombre? Le trae una amplificación grandiosa de su mundo - por todos aquellos mundos pretéritos que él comprende. Pero el SOCIOS DDOOSS OTROS ARTÍCULOS ENTREVISTAS RELATOS OTROS IDIOMAS POESÍA DOCUMENTOS

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"Los lmites de la razn histrica" por Hans Georc Gadamer.

Universidad Johann-Wolfgang Goethe, Frankfnrt Actas del Primer Congreso Nacional de Filosofa (Mendoza 1949), Universidad Nacional de Crdoba, Buenos Aires 1950, tomo II, pgs. 1025-1033. (Sesiones: III. Filosofa de la existencia.)

El interrogante por el sentido de la historia no tiene solucin cuando no se concibe una meta en la cual la historia termine, ya sea puesta esta meta por la Providencia divina, ya sea alcanzable por la perfeccin humana.

La esencia del "historicismo" consiste precisamente en que tal meta parece inconcebible: nada existe que ponga un fin a la historia, sino tan slo metas finitas de los hombres colocados en ella. Es sta la verdad pregonada por la conciencia histrica.

Qu es esta conciencia histrica, este nuevo sexto sentido del hombre?

Le trae una amplificacin grandiosa de su mundo - por todos aquellos mundos pretritos que l comprende. Pero el ensear al hombre a ver el mundo con cien ojos a un tiempo, no significa precisamente perder el "mundo"?

Y el mundo de la historia misma que se despliega ante l en una nueva variedad infinita, qu es para l, que se sabe a s mismo finito e histrico?

Ninguna de las ciencias modernas, ni siquiera aquellas que tanto promovieron nuestra dominacin de la naturaleza y nuestra organizacin tcnica, llegan a equipararse, en cuanto a la significacin humana revolucionaria, al desenvolvimiento del sentido histrico debido a las ciencias histricas.

Saberse a s mismo histrico, ser conscientemente algo condicionado, esta verdad del relativismo histrico es de una inmediata y tremenda gravedad vital. Tanto ms, cuando en vez de pensarla tan slo en forma acadmica, se la practica polticamente. Ella confiere a la existencia histrica de la humanidad una tensin a punto de romperse. La significacin de las ciencias para el destino del hombre en este planeta, por incomparables que sean sus resultados, no depende de su propio progreso sino del desenlace de esta revolucin histrica en la que nos encontramos.

La cuestin decisiva consiste en saber si un presente puede concebir su propio derecho por medio de la razn, aunque tal presente confiera, a sabiendas, una sola perspectiva hacia la verdad. No se torna acaso la razn extraa a s misma por tal saber - tan extraa como lo es frente a todas las dems perspectivas, dentro de las cuales ella se mueve al tener una comprensin histrica, es decir, al reefectuar perspectivas ajenas?

Nietzsche resolvi esta cuestin en sentido afirmativo. El perspectivismo radical de la "voluntad de poder" implica la autoenajenacin de la razn.

Por cierto, parece sencillo refutar la doctrina de Nietzsche valindose del arsenal de la filosofa idealista de la reflexin. No se refuta, acaso, tal doctrina a s misma, porque comprende toda verdad como perspectiva de la vida dirigida hacia el aumento de su poder, y pretende, sin embargo, entender la perspectividad de todas las perspectivas? No refuta, con ello, sus propias

enseanzas? Esta objecin es demasiado trivial. Pasa por alto el hecho de que la doctrina de Nietzsche quiere y soporta la contradiccin que implica, y que es precisamente el derrumbamiento de la fe idealista en la razn, lo que le sirve de fundamento. Tal vez esta doctrina no sea una teora racional, libre de contradicciones, pero es la doctrina de quien filosofa a martillazos, y as realiza su dominio. Su escepticismo prctico frente a la razn no es menos real que lo era la fe en la razn prctica del idealismo.

Frente al acontecimiento histrico-universal representado por la filosofa de Nietzsche palidecen las formas acadmicas, mediante las cuales ha sido pensado el problema filosfico del historicismo. Sin embargo, ha sido fructfera la asiduidad consecuente con que Guillermo Dilthey se lo haba planteado en medio de la poca del idealismo gnoseolgico. Tampoco Dilthey encontr otra salida a la apora del historicismo que la vuelta a la "vida".

Pero segn l, la vida se encamina hacia la reflexin. Es verdad que hay que liberarse del conocimiento por medio de conceptos, y reducir toda metafsica filosfica a la labor de la vida misma que produce el pensamiento.

Pero la estructura antimica de las concepciones del mundo es, no obstante, la expresin verdadera de la multilateralidad de la vida. La razn histrica, que restringe el horizonte a una cierta poca y, por tanto, todas las pretensiones de validez absoluta, sigue siendo razn, pese a todo. Cura las heridas que produce, al liberamos, mediante la historia, de nuestro aprisionamiento en la particularidad histrica. Es el ideal de la ilustracin histrica, de la razn histrica hecha soberana; ideal que ha llegado a su perfeccin en la universalidad del comprender histrico.

Esta fe en la ilustracin histrica sabe encontrar su fundamentacin.

Segn ella, es evidente que el movimiento dirigido hacia la toma de conciencia representa un proceso infinito e irreversible. Ya Kant y el idealismo partieron de la siguiente premisa: todo saber de s mismo es, a su vez, susceptible de tornarse objeto de un nuevo saber. As como s, puedo tambin saber que s. Este movimiento de la reflexin es infinito. Mas para la autoconciencia histrica ello significa que el hombre histrico, al buscar su autoconciencia, transforma de este modo precisa y constantemente su ser, Al concebirse, ya se ha tornado distinto de aquel que quiso concebir.

Cuando alguien llega a tener conciencia de la clera que lo domina, esta autoconciencia alcanzada equivale ya a una transformacin y hasta superacin de la propia clera. Hegel es quien en su Fenomenologa del espritu descubri este movimiento de la autoconciencia hacia si misma. Por cierto, Hegel concibi la autoconciencia filosfica de la razn absoluta como trmino

absoluto de este movimiento. En ello no le puede seguir la concepcin histrica del mundo que alcanza con Dilthey sus ltimas consecuencias.

No existe ninguna conciencia en cuyo presente la historia sea superada y concebida. Pese a toda la expansin infinita de la propia vida que debemos a la comprensin histrica, ella misma sigue siendo finitamente histrica.

Pero qu significa entonces el ideal de la ilustracin histrica? Es consecuente con su propia historicidad? No piensa, acaso, su propia razn finita bajo el ngulo de una visin divina, es decir, como omnipresencia de la historia en el comprender? Ciertamente evita las consecuencias de Hegel, porque no quiere "concebir" la historia. Pero, en el ideal de comprensin, la ilustracin histrica se proyecta sobre un presente universal que, an sin poner en tela de juicio su propia finitud, no obstante la olvida.

La infinitud del comprender a que se dedica no es acaso una ilusin? En efecto, Nietzsche tuvo en este punto una visin ms acertada cuando en su segunda Consideracin intempestiva. Sobre el provecho y perjuiciode la historia para la vida, limita la ilustracin histrica. Segn l, una enfermedad histrica ha atacado a los alemanes, una costumbre de valerse de medidas extraas cambiables y de tablas de valores siempre distintas.

Esto destruye la nica fuerza plstica capaz de conferir vitalidad a una cultura. Toda cultura tiene necesidad de un horizonte cercado de mitos.

Si la razn histrica no quiere volverse contra la vida, tiene que practicar la historia correctamente y no desvinculndola del horizonte vital, sostn de una cultura. En verdad, Nietzsche no se detiene posteriormente en esta exigencia intempestiva. Supo, por sus presagios, que la llegada del nihilismo europeo era inevitable y le opuso la tentativa desesperada de establecer nuevos valores. El intento de interpretar todo suceder sobre la base del principio de la "voluntad de poder" supera las ilusiones de la razn porque quiere entender la razn como ilusin. La razn del hombre es, en realidad, finitamente histrica y amenazada por ilusiones; pero ella misma no es mera ilusin. Sin duda, al aferrarse al tradicional y clsico concepto de razn, en el sentido de entender la razn histrica como la facultad que hace presente a todo ente tal como es, resulta que esta razn del hombre es por cierto solamente una "pequea razn", "soando sobre el lomo de un tigre".

Pero es correcto pensar as? Ah est el quid que indica nuevos caminos a la investigacin del presente. Martin Heidegger en su memorable obra Ser y tiempo coloc la historicidad de la existencia humana tan radicalmente en el centro del filosofar, que junto con las ilusiones de la razn histrica (Dilthey) caduca tambin el desesperado desusionamiento intentado por Nietzsche. El ser del Dasein humano es histrico. Esto no significa que tenga presencia en bruto, propia de la existencia de la naturaleza, sino tan slo que es ms perecedero y variable que sta. Tampoco significa que ese ser se conozca como histrico, que tenga una conciencia histrica. Antes bien, posee tal conciencia porque es histrico. Es su futuro, a partir del cual se temporaliza en sus posibilidades. Pero su futuro no es su proyecto libre, sino un proyecto arrojado. Lo que puede ser, es lo que ha llegado a ser. El ideal del universal comprender histrico es una fals abstraccin que olvida la historicidad. En esto tiene razn Nietzsche: slo

cuando estamos situados dentro de un horizonte determinado, somos capaces de ver. Nietzsche llama a tal horizonte: cerco de mitos. Tambin en esto tiene razn, si mito significa que estamos determinados por algo que posee un poder de enunciacin absolutamente imperativo. Slo un Dasein obediente a sus propias tradiciones, es decir, a aqullas a cuyo patrimonio pertenece, puede tomar decisiones que hacen historia y saber de ellas.

Tampoco el hombre individual que no se experimenta ante el "t" porque no lo deja hablar, puede comprenderse a s mismo.

De ello se desprende la siguiente consecuencia: la razn histrica no es la facultad de "superar" el propio pasado histrico en el presente absoluto del saber. La misma conciencia histrica es histrica. As como el Dasein en su actuar histrico, ella experimenta, debido a la corriente, una constante desviacin; no est situada, en actitud esttica, lejos y a distancia de la historia, sino en medio de su curso. Es verdad que puede elevarse reflexivamente por encima de su momento histrico. Decimos que tiene conciencia de poca. poca equivale a punto de apoyo. Esta conciencia pone un alto "ideal" en medio de la corriente del suceder; fundndose en ste el presente histrico, y originndose en l tambin el pasado, se convierte en una imagen, en un cuadro histrico, es decir, en una unidad de sentido permanente.

Pero la conciencia de poca, siendo ella misma histrica, vuelve a disolver necesariamente aquel firme punto de arranque que nos confiri. Sea que se entienda como decadencia de un mundo pasado o como nacimiento de uno nuevo, ya como decadencia de la poca burguesa del Occidente, o como comienzo de un nuevo orden planetario del cosmos, en tanto que histrica, es devenir y perecer simultneamente. Vale para ella, por mucho que se entienda primariamente como disolucin de lo viejo, la palabra de Holderlin:

"esta disolucin ideal no tiene temores".

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