Garcia, J. La boveda del aljibe del Castillo de Jadraque

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La reciente reconstrucción de la bóveda del aljibe del Castillo de Jadraque ha supuesto un auténtico reto. Un reto en lo tocante a la investigación histórica y a la recreación de materiales y sistemas originales, pero también en lo relativo al diseño de la bóveda y a su proceso de construcción. La presente comunica- ción resume la investigación histórica realizada en torno a esta bóveda y el proceso de reconstrucción de la misma, para el cual se ha diseñado una cimbra li- gera que ha permitido evitar la construcción de un encofrado completo. EL CASTILLO DE JADRAQUE Del Castillo de Jadraque, una fortaleza medieval si- tuada en un alto sobre el río Henares, se conservan en la actualidad apenas los gruesos muros principales de la construcción del siglo XV. En el interior, vacío, uno de los patios interiores aloja el aljibe abovedado —enterrado, de planta rectangular, y del cual se con- servaban hasta hace poco sólo los muros perimetra- les— cuya reconstrucción es objeto de esta comuni- cación. El edificio se sitúa sobre un cerro en la localidad del mismo nombre, ubicada en el centro de la provin- cia de Guadalajara. El perímetro de muros altos y de gran espesor ha sufrido numerosas reconstrucciones, y cuenta con pocos huecos, más allá del acceso prin- cipal, situado al sur. En esa entrada existen dos torre- ones semicirculares, del total de seis de este tipo y dos de planta cuadrada que forman el perímetro del edificio. El adarve, accesible a través de una escalera excavada en el muro, está almenado, como conse- cuencia de las reconstrucciones, y también lo están algunas terrazas de las torres. La construcción mez- cla sillares elaborados y sillarejos, siempre en la pie- dra clara de la zona; también en esto es notable el re- sultado de las diferentes reformas realizadas a lo largo de los siglos. Recientes investigaciones sobre este castillo ofre- cen información de gran interés sobre los orígenes del mismo, sobre las diferentes etapas de su historia o sobre los sistemas empleados en su construcción. La intención de la presente comunicación, sin embar- go, es la de describir exclusivamente la reconstruc- ción de la bóveda del aljibe del castillo, por lo que en lo sucesivo los detalles que se ofrecen, sean de carác- ter técnico o histórico, se centrarán en la misma; si se desea información más completa sobre el castillo se recomienda el texto «El Castillo de Jadraque», de Gonzalo Muñíz-Moragas, al que por lo demás se ha- rán, en lo sucesivo, frecuentes referencias. EL ALJIBE ORIGINAL Se ha reseñado (López-Muñíz 2003 o Pavón 1990) que el origen musulmán del castillo es, en gran medi- da, el motivo de que éste contara con diferentes alji- bes y estancias subterráneas. López-Muñíz realiza en su estudio del castillo un extenso análisis histórico de La bóveda del aljibe del Castillo de Jadraque Julián García Muñoz Joaquín Grau Engüix Carlos Martín Jiménez

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La reciente reconstrucción de la bóveda del aljibe delCastillo de Jadraque ha supuesto un auténtico reto.Un reto en lo tocante a la investigación histórica y ala recreación de materiales y sistemas originales,pero también en lo relativo al diseño de la bóveda y asu proceso de construcción. La presente comunica-ción resume la investigación histórica realizada entorno a esta bóveda y el proceso de reconstrucción dela misma, para el cual se ha diseñado una cimbra li-gera que ha permitido evitar la construcción de unencofrado completo.

EL CASTILLO DE JADRAQUE

Del Castillo de Jadraque, una fortaleza medieval si-tuada en un alto sobre el río Henares, se conservanen la actualidad apenas los gruesos muros principalesde la construcción del siglo XV. En el interior, vacío,uno de los patios interiores aloja el aljibe abovedado—enterrado, de planta rectangular, y del cual se con-servaban hasta hace poco sólo los muros perimetra-les— cuya reconstrucción es objeto de esta comuni-cación.

El edificio se sitúa sobre un cerro en la localidaddel mismo nombre, ubicada en el centro de la provin-cia de Guadalajara. El perímetro de muros altos y degran espesor ha sufrido numerosas reconstrucciones,y cuenta con pocos huecos, más allá del acceso prin-cipal, situado al sur. En esa entrada existen dos torre-ones semicirculares, del total de seis de este tipo y

dos de planta cuadrada que forman el perímetro deledificio. El adarve, accesible a través de una escaleraexcavada en el muro, está almenado, como conse-cuencia de las reconstrucciones, y también lo estánalgunas terrazas de las torres. La construcción mez-cla sillares elaborados y sillarejos, siempre en la pie-dra clara de la zona; también en esto es notable el re-sultado de las diferentes reformas realizadas a lolargo de los siglos.

Recientes investigaciones sobre este castillo ofre-cen información de gran interés sobre los orígenesdel mismo, sobre las diferentes etapas de su historiao sobre los sistemas empleados en su construcción.La intención de la presente comunicación, sin embar-go, es la de describir exclusivamente la reconstruc-ción de la bóveda del aljibe del castillo, por lo que enlo sucesivo los detalles que se ofrecen, sean de carác-ter técnico o histórico, se centrarán en la misma; si sedesea información más completa sobre el castillo serecomienda el texto «El Castillo de Jadraque», deGonzalo Muñíz-Moragas, al que por lo demás se ha-rán, en lo sucesivo, frecuentes referencias.

EL ALJIBE ORIGINAL

Se ha reseñado (López-Muñíz 2003 o Pavón 1990)que el origen musulmán del castillo es, en gran medi-da, el motivo de que éste contara con diferentes alji-bes y estancias subterráneas. López-Muñíz realiza ensu estudio del castillo un extenso análisis histórico de

La bóveda del aljibe del Castillo de Jadraque

Julián García MuñozJoaquín Grau Engüix

Carlos Martín Jiménez

Administrador
Texto escrito a máquina
Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Santiago 26-29 octubre 2011, eds. S. Huerta, I. Gil Crespo, S. García, M. Taín. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2011

las noticias que se tienen de estos aljibes. Las prime-ras, que datan del siglo XVI, son simples descripcio-nes arquitectónicas, como en el caso del inventariode la fortaleza realizado en Julio de 1582, del queLópez Muñiz extrae que:

El aljibe principal se cerraba con un patio que ofrecía luzy ventilación al palacio («que heran los pilares que se re-novaron en el patio del alxive») y tenía dos alturas(«como las aldabillas de las ventanas del patio del aljibelas altas»). (López-Muñíz 2003, 26)

Desde entonces y hasta bien entrado el XX, los co-mentarios apuntan a combinaciones de amplios espa-cios excavados e intrincadas redes de galerías, exa-geraciones que provocaron «todo tipo de conjeturasal respecto, dando pie a imaginativas leyendas de pa-sadizos y minas en el cerro» (López-Muñíz 2003,26). Es el caso de los comentarios de Sebastián Cas-tellanos:

En su descripción de castillo (de Sebastián Castellanos),llama su atención «las obras subterráneas que formabanbodegas, cuebas, cuadras y almacenes». Es llamativo eltamaño que debían tener estas dependencias cuando Cas-tellanos les otorga tan diversas funciones (López-Muñíz2003, 26).

y, de manera más enfática, de Layna Serrano:

En Castillos de Guadalajara (Layna 1994) podemos leerque «amplios subterráneos se comunican entre sí paraservir de depósito de víveres y municiones, o refugiarseen ellos cuando las balas de piedra caigan sobre los débi-les departamentos interiores. Tales son las particularida-des de este Castillo de Jadraque» y que «En el interior,aparte de los sótanos mencionados y amplios aljibes queaseguran la provisión de agua durante un largo asedio».Está claro que la visión de Layna peca de cierto romanti-cismo (López-Muñíz 2003, 26).

Más realistas parecen los comentarios recientes,realizados en muchos casos por los diferentes arqui-tectos que intervienen en el castillo. González-Val-carcel y Rodríguez Cano, aunque hablan en las me-morias de sus proyectos de reconstrucción de queoriginalmente existieron «amplios subterráneos co-municados que servían de depósitos y almacenos, ocomo refugios en caso de ataque» dan noticia en1961 de que, durante el desescombro de uno de lospatios, se ha descubierto un aljibe en piedra de 5 me-

tros de profundidad, cuya limpieza proponen en1962. También la memoria del proyecto de CarlosBaena, de 1982, «distingue con claridad los aljibespropiamente dichos de los almacenes», y diferenciael aljibe de menor tamaño del gran aljibe central, «ungran foso en el que aparecen la base de dos columnasque soportarían el forjado, con lo que se formaba elsubterráneo» (López-Muñíz 2003, 27-28)

De entre los historiadores del siglo XX, es PavónMaldonado el que estudia los aljibes con mayor deta-lle. También habla de los dos principales, aunque en-tiende que sólo el mayor es de origen islámico. Des-cribe sus dimensiones y características materiales, ylo analiza formalmente, entendiendo, como Baena,que «se divide en dos naves estrechas separadas porpilares rectangulares de ladrillo, que sostendrían bó-vedas de cañón también en ladrillo», una tipologíaque considera «muy empleada en el mundo romano»y de la que «dentro de la provincia de Guadalajaraencontramos otro aljibe, el del castillo de Valfermo-so de Tajuña» (López-Muñíz 2003, 28-29)

En 1987, el aljibe principal se cubrió con un forja-do de hormigón, apoyado sobre un pilar central deladrillo. Estas obras, encargadas por la DiputaciónProvincial, tenían la intención tanto de proteger la fá-brica original, limitando su deterioro, como de evitaraccidentes en el castillo.

EL NUEVO ALJIBE

Muchos de los datos de carácter histórico eran, por lotanto, confusos. Los aparentemente más fiables pare-cían indicar que el aljibe original habría estado cu-bierto por una doble bóveda de cañón, que descansa-ría en los muros de borde y en un teórico murocentral, que sería en realidad una sucesión de arcadasque conectaría las dos bóvedas; una solución seme-jante a la empleada en el castillo de Valfermoso deTajuña.

Sin embargo, ninguno de los restos encontradosallí al comienzo de las obras realizadas entre 2008 y2009 permitía suponer que ese muro y esas arcadascentrales hubieran existido. El arranque del pilar cen-tral, sobre el que se asentaba el forjado construido enlos años 80, era de fábrica moderna, tomado conmortero de cemento, y nada en su basa o arranquedaba idea de que allí hubiera habido un pilar de pie-dra, o uno construido con la fábrica de los gruesos

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muros de borde, de ladrillo de 30 × 15 × 5 tomadocon mortero de cal. Tampoco en el muro perimetraloriginal había, en zona alguna, restos de que ese teó-rico muro central hubiera entestado contra él; ningúnresto de enjarje, ninguna modificación en el aparejopermitían suponer tal cosa. Ni siquiera los restos delos arranques originales de la bóveda —que se con-servaban, en muy mal estado, en algunas zonas—apuntaban a una sucesión de bóvedas de medio pun-to, sino a una única esquifada con un rebaje conside-rable.

Dadas las dudas sobre la geometría original y eltamaño moderado de la planta del aljibe se decidióconstruir la bóveda única, esquifada, de 11,35 m por8,10 m de planta, 2,60 m de altura en el arranque y6,20 de altura en la clave, que es la que aparece refle-jada en las imágenes de la presente comunicación.En esta decisión fue crucial el hecho de que el pro-yecto de rehabilitación preveía que sobre la bóvedano iba a construirse ningún otro elemento; así, la bó-veda, que constituía tan sólo la cobertura del fondode un pequeño patio, debía soportar únicamente lascargas de su propio peso, las del peso de los rellenosy solados con los que se enrasaría y las previstas deuso. Cargas y empujes a asumir por parte del terrenoeran, por tanto, muy moderados; considerando, ade-más, el edificio en su conjunto, los empujes de la bó-veda (mayores en una rebajada que en una sucesiónde bóvedas de cañón) se verían compensados, par-cialmente, por el hecho de que se había previsto re-construir el patio central original, cuyos pilares rode-arían el perímetro de la bóveda. Además, un

esquema de dos naves de cañón paralelas hubiera di-ficultado, como es lógico, el construir la gran abertu-ra del aljibe, que estaba prevista en el centro de dichopatio.

Para dar acceso al aljibe se añadió la galería queaparece en las figuras 8 y 9, construida con una fábri-ca semejante a la del resto del aljibe y cubierta conuna pequeña bóveda de cañón de medio pie reforza-da con arcos de a pie cada 1,20 m.

LOS MATERIALES

Para construir la bóveda del aljibe se emplearon ma-teriales, en lo posible, similares a los que formaban

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Figura 1Arranque de la bóveda y restos de las trazas de la original

Figura 2Cimbras y primeras hiladas de la construcción

Figura 3Detalle de los frenos en la trasera del arranque de la bóveda

los muros preexistentes. Por lo que se refiere al ladri-llo, se emplearon diferentes tipos: para la bóveda,

principalmente ladrillo de tejar de 12 × 24 × 4 cm,colocado a medio pie en la mayor parte de las zonas;para los arranques y la nivelación, ladrillo de tejar 14× 28 × 4,5 cm. En total se utilizaron unas 16.000 pie-zas. El mortero de cal empleado fue el mismo entoda la construcción; se dosificó con tres medidas deárido de mina, dos medidas de hidróxido cálcico y uncuarto de cemento blanco de 450, y se empleó tantoen llagas y tendeles (de 2,5 centímetros) como en al-gunos rellenos. Como material de relleno se emplea-ron zahorra de machaqueo y cal hidráulica, en tonga-das de 20 cm, compactada con regado y rulovibratorio de 1.000 kg.

EL PROCESO DE CONSTRUCCIÓN

Dada la aparente complejidad formal de la bóveda aconstruir y el peso de los plementos previstos, pare-

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Figura 4Detalle del apoyo de las cimbras y de las costillas en elarranque de la bóveda

Figura 5Construcción de la arista

Figura 6Trasera de la bóveda en la zona de medio pie

cía que la solución más fácil para garantizar unaconstrucción segura y formalmente correcta hubierasido la de construir un molde, un encofrado comple-to, sobre el que colocar el ladrillo. Sin embargo, estesistema dificultaba el trabajo en el intradós de la fá-brica, que estaba previsto dejar vista, y forzaba a tra-bajar desde fuera, lo cual es sumamente incómodo eneste tipo de superficies. Parecía más interesante tra-bajar desde dentro, aunque desde el principio fue evi-dente que resultaría imposible construir una bóvedade este tipo al aire, sin encofrado alguno; no tantopor el hecho de que se tratara de una bóveda de rosca(mucho más pesada que, por ejemplo, una bóveda ta-bicada convencional, que en este caso no se ajustabaa las necesidades del edificio), como porque las lon-gitudes de los paños rectos a cubrir, de unos 11,35 m.en el caso del mayor, eran enormes; difícilmente, conestas dimensiones, podrían sostenerse unos plemen-tos —rectos— a otros, siquiera provisionalmente,durante el proceso de construcción.

Se decidió, a la vista de estos problemas, emplearuna solución consistente en unas cimbras metálicasfijas, situadas bajo las aristas y en determinadas líne-as estratégicas, generando la forma principal de labóveda, sobre las cuales se deslizarían una serie demiras metálicas extensibles. Estas miras extensiblesservirían de base a la construcción de los diferentesplementos, hilada por hilada. La dimensión de lasmiras debía ser tal que permitiera construir sobreellas y recoger, a la vez, el paño inmediatamente in-ferior; una vez terminado éste, se procedería a desli-zar la mira hasta la posición de montaje siguiente,

siempre sirviendo de apoyo a menos a la última hila-da del paño en construcción.

Cada nueva hilada se colocó, en realidad, al aire,simplemente descansando sobre el mortero del tendelde su relación con la hilada anterior, de modo era po-sible trabajar el aparejo, llaguear la junta, asentar co-rrectamente el ladrillo como en una fábrica de unmuro cualquiera. Sin embargo, las hiladas inferioresno descansaban sólo sobre su arranque, sino, tam-bién, como se ha dicho, sobre las cimbras provisio-nales de replanteo y sobre las sucesivas miras exten-sibles y deslizables; un sistema de barras de apoyoque garantizaba correctamente el equilibrio provisio-nal de cada plemento. Para que el equilibrio del con-junto de la bóveda (y no ya de cada plemento), du-

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Figura 7Construcción de la bóveda. Se aprecian las cimbras y lasmiras extensibles

Figura 8Bóveda de cañón de acceso al aljibe

Figura 9Pequeña bóveda de arista en el acceso al aljibe

rante el proceso de construcción, pudiera mantener-se, y para evitar posibles problemas en las relacionesentre plementos, se optó por levantarlos todos altiempo, avanzando unas pocas hiladas unos con res-pecto de otros; de esta forma, la bóveda se construyó,en cierta medida, girando en la posición de construc-ción, como se haría en el caso de una cúpula al aire.

Este procedimiento permitió construir toda la bó-veda desde el interior, y evitó emplear grandes enco-frados. No obstante, el hecho de que las guías princi-pales fueran construidas con materiales metálicosplanteó algún pequeño problema, ya que sufrierondiversas dilataciones, no previstas inicialmente, debi-do a los cambios de temperatura. Estos problemas seresolvieron, sin mayores consecuencias, con peque-ños suplementos de madera en aquellos puntos en los

que fue necesario ajustarse a la forma originalmenteprevista.

Los rellenos se realizaron de forma convencional,pero es necesario resaltar que se empezó a rellenar el

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Figura 10Vista general de la fábrica terminada

Figura 11Vista general de la fábrica terminada

Figura 12Vista de la fase de relleno

Figura 13Interior de la bóveda terminada

volumen sobre la bóveda por las zonas acostilladas,reforzándose con bloques mayores para intentar con-seguir, en lo posible, que fueran estas zonas las queasumieran la mayor parte del peso del relleno duran-te la fase de compactado.

APAREJO Y GEOMETRÍA

Hay que tener en cuenta, para entender la geometríade esta estructura, que se trata de una bóveda de rin-cón de claustro de planta rectangular, ligeramentedescuadrada, en solución esquifada o de artesa, perosin superficie plana alguna en la parte superior, comoen ocasiones sucede con estas últimas. Cuenta concinco aberturas, para iluminación natural, en su lámi-na longitudinal (una bóveda de cañón rebajado cen-tral): la mayor, de forma cuadrada, ocupa el centrode la cumbrera y equivaldría a la boca de un pozo;las otras cuatro, más pequeñas, se disponen en losvértices de un rectángulo alrededor del hueco mayor,tal como se aprecia en el esquema.

Por lo que se refiere al aparejo, la bóveda se haconstruido con una única rosca de medio pie en mu-cha de su superficie, y, en zonas de refuerzo, conaparejo de a pie. El hecho de emplear un aparejo in-glés al intradós (en el que, para mantener la rosca demedio pie, se han mediado los tizones del aparejo)facilitaba que las zonas de un pie estuvieran perfecta-mente trabadas. Los refuerzos, en su mayoría moti-vados por las distorsiones que pudieran producir tan-to los encuentros entre paños de la bóveda cómo lasaberturas, consisten en sardineles en las aristas y enaumentos en el espesor de la lámina, hasta de un pie,a ambos lados de la abertura central y hasta las cla-ves. Las cuatro aberturas pequeñas han obligado aadaptar la forma de las franjas de un pie para sortear-las, y también a modificar el aparejo en esa zona, quese ha realizado a espiga. En el sentido longitudinal,otra banda de un pie de espesor une las claves con ellado de la base, en los dos plementos laterales.

Algunos problemas relacionados con el aparejo dela bóveda ayudan a entender su naturaleza estructu-ral. Hay que empezar por entender que no es posible,por motivos de geometría elemental, trabar en lasaristas los dos elementos de ladrillo como haríamoscon dos muros perfectamente verticales. En la arista,por ello, se inserta una línea de ladrillos a sardinel,que de algún modo sustituye a la traba, aunque no re-

coge los plementos; este sardinel de la arista está máscerca de ser considerado un arco por sí mismo queun simple encuentro entre superficies, y más si tene-mos en cuenta que se ubica en un cambio de curvatu-ra de las láminas. Su función, en cualquier caso, es lade un refuerzo.

Los refuerzos de un pie situados a ambos lados delhueco central (bóvedas reforzadas en una zona en laque no hay un cambio de curvatura de las láminas)también merecen, por su organización, una serie deobservaciones. En la práctica es como si se hubieraconsiderado la franja transversal que contiene el hue-co central como una división de la bóveda en dos bó-vedas incompletas, situadas a ambos lados de la prin-cipal, de modo que las franjas de un pie de espesorsirven de refuerzo de borde de estas incompletas, quea su vez se acodalan con las partes de plementos en-tre los refuerzos que van de la abertura a la base de labóveda.

Insistiendo en la misma idea, las bandas de un pieen los plementos laterales no sobrepasan estos, mu-riendo en los sardineles de las aristas. Esto contribu-ye también a reforzar la idea de bóvedas incomple-tas; como si, de algún modo, se hubiese partido delrincón de claustro de planta cuadrada.

Desde un punto de vista más general, la sección dela bóveda tiene un perfil circular que se aproxima almedio círculo. En el esquema adjunto (figura 10) seha incluido un pentágono regular inscrito para identi-ficar las zonas de compresiones y de tracciones. Hayque tener en cuenta que, una vez terminada la bóve-da, al estar cubierta por rellenos en toda su altura, los

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Figura 14Sección de la bóveda

empujes serán asumidos por el terreno. Tampoco du-rante el proceso de construcción parece que puedandarse problemas de equilibrio, dado que la relacióndel espesor con la luz es de 1/33, aproximadamente.En este sentido, el problema que podrían plantear lasdistorsiones que pudiera crear la abertura principalsuperior queda resuelto con el planteamiento de lamencionada distinción del conjunto en partes estruc-turalmente identificadas, desarrollado en los párrafosanteriores. Las tensiones en el material de la bóveda,garantizado el equilibrio, serán de menor impor-tancia.

CONCLUSIONES

Todavía hoy es posible construir una bóveda de estetipo. Una bóveda de fábrica, en la que se han em-pleado exclusivamente materiales tradicionales.Una bóveda por completo levantada a mano, contécnicas ancestrales. Una bóveda estructural, dise-

ñada para resistir tanto las cargas de uso como elpaso del tiempo.

Pero no solamente es posible: además, es lógico.Es lógico, desde un punto de vista estructural, em-plear una solución constructiva abovedada para cu-brir un aljibe de estas características, habida cuentade la situación del mismo; habida cuenta que el pro-blema de los empujes de la bóveda —tal vez el quemás pueda hacer desconfiar a los escépticos— estáresuelto por el hecho de encontrarse la bóveda ente-rada en un terreno con capacidad suficiente para re-sistirlos.

Es lógico desde el punto de vista del respeto a laconstrucción original. Es lógico desde el punto devista de los costes de producción, que son siempreequivalentes a los de otros sistemas contemporáneos(y, por lo tanto, menos respetuosos) tenidos por másseguros sin serlo. Y es lógico, también, desde unpunto de vista patrimonial, porque es un sistema deconstrucción que permite trabajar casi al cien porcien de forma manual; algo que, en un entorno de laimportancia histórica de éste, que requiere de actua-ciones muy medidas, es garantía de éxito.

La bóveda es una solución útil y válida, una másen la paleta de colores de la construcción. No deje-mos de usarla allí donde sea lógica.

LISTA DE REFERENCIAS

García Muñoz, J. 2005. «Visto o revocado. Consideracionessobre la ejecución de fábricas de ladrillo». En Actas delIV Congreso de Historia de la Construcción 463-469.Instituto Juan de Herrera. Madrid.

Grau Engüix, J. 2008. El muro. SM Witan. Segovia.Layna Serrano, F. 1994. Castillos de Guadalajara. Aache

Ediciones. Guadalajara.López-Muñíz Moragas, G. 2003. El Castillo de Jadraque.

Aache Ediciones. Guadalajara.Martín Jiménez, C. 2009. «La cúpula tabicada de San Juan

de la Penitencia». En Actas del VI Congreso de Historiade la Construcción 825-831. Instituto Juan de Herrera.Madrid.

Pavón Maldonado, B. 1984. Guadalajara medieval. Arte yarqueología árabe y mudéjar. C.S.I.C. Madrid.

Pavón Maldonado, B. 1990. Tratado de arquitectura hispa-nomusulmana. Tomo I. Agua. C.S.I.C. Madrid.

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Figura 15Planta de la bóveda y distribución de refuerzos