García Yapur (2015) - Elecciones Subnacionales

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Elecciones sub-nacionales: “hegemonía incompleta” y nuevo pluralismo Fernando L. García Yapur Introducción Las elecciones municipales y departamentales del pasado 29 de marzo cierran el ciclo de reconfiguración del campo político, sutura que tomó cerca de una década en la que se fue concretando paso a paso la gravitación hegemónica del MAS/gobierno. El resultado obtenido por el MAS en las Elecciones Generales de octubre del pasado año (2014), era el dato que daba cuenta de la impronta final en la reconfiguración política que confería a Evo Morales y Álvaro García Linera una tercera victoria electoral mayoritaria y, con ello, la defunción del viejo sistema político. Sin embargo, los resultados electorales de marzo de 2005 dieron un nuevo cariz al proceso de sutura hegemónica. El mencionado cierre presenta al menos dos características: a) Un sistema político nacional bajo la hegemonía y centralidad del MAS, el gobierno y el liderazgo de Evo Morales y, b) La disposición e irrupción de sistemas políticos diferenciados en los niveles territoriales (subnacional) donde la hegemonía gravitacional del MAS/gobierno tiende a relajarse para convivir con “hegemonías precarias” o en curso de asentamiento. Para realizar el balance de la reconfiguración del campo político es importante diferenciar y, asimismo, establecer las conexiones entre un evento y otro (nacional y subnacional). De esta forma será posible caracterizar la propia reconfiguración y los posibles impactos en el campo político. Para el efecto, en lo que sigue, presentare brevemente el análisis de ambos procesos y de los resultados obtenidos por el oficialismo y las fuerzas opositoras, marcando las diferencias y apuntando algunas reflexiones en torno a las posibles consecuencias político-institucionales para el campo político. A modo de adelanto propongo la idea central que guiara esta intervención. Si bien a primera vista la hegemonía del MAS/gobierno a nivel nacional es indiscutible (por la información que revisaremos), los resultados de la contienda electoral en el nivel subnacional (departamental y municipal) la relativiza. Al parecer, la gestión política desplegada a lo largo de los últimos nueve años ha generado una dinámica de juegos y escenarios de disputa en los niveles territoriales locales y departamentales que si bien, por el momento, no ponen entredicho la gravitación hegemónica del MAS y del gobierno, son factores que ahora la amenazan y, en función al tiempo y a las decisiones que se tomen, pudieran dislocarla. 1. Hegemonía gravitacional (horizontal) del MAS/gobierno Como sostiene el Vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera (2015), la gravitación hegemónica del MAS, como el principal referente de organización del campo político, se debe a que el performance del gobierno de Evo Morales -que en breve cumplirá una década en el poder- no se ha visto debilitado ni perforado. Los resultados electorales obtenidos por el presidente Morales a lo largo de esta década sitúan al MAS por encima del 50% + 1, desde la primera participación nacional (2005) a la última (2015). A partir de la Politólogo, investigador y docente universitario. [email protected].

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Documento que analiza la configuración del campo político boliviano tras las elecciones subnacionales de 2015.

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Elecciones sub-nacionales: “hegemonía incompleta” y nuevo pluralismo

Fernando L. García Yapur

Introducción

Las elecciones municipales y departamentales del pasado 29 de marzo cierran el ciclo de reconfiguración del campo político, sutura que tomó cerca de una década en la que se fue concretando paso a paso la gravitación hegemónica del MAS/gobierno. El resultado obtenido por el MAS en las Elecciones Generales de octubre del pasado año (2014), era el dato que daba cuenta de la impronta final en la reconfiguración política que confería a Evo Morales y Álvaro García Linera una tercera victoria electoral mayoritaria y, con ello, la defunción del viejo sistema político.

Sin embargo, los resultados electorales de marzo de 2005 dieron un nuevo cariz al proceso de sutura hegemónica. El mencionado cierre presenta al menos dos características: a) Un sistema político nacional bajo la hegemonía y centralidad del MAS, el gobierno y el liderazgo de Evo Morales y, b) La disposición e irrupción de sistemas políticos diferenciados en los niveles territoriales (subnacional) donde la hegemonía gravitacional del MAS/gobierno tiende a relajarse para convivir con “hegemonías precarias” o en curso de asentamiento.

Para realizar el balance de la reconfiguración del campo político es importante diferenciar y, asimismo, establecer las conexiones entre un evento y otro (nacional y subnacional). De esta forma será posible caracterizar la propia reconfiguración y los posibles impactos en el campo político. Para el efecto, en lo que sigue, presentare brevemente el análisis de ambos procesos y de los resultados obtenidos por el oficialismo y las fuerzas opositoras, marcando las diferencias y apuntando algunas reflexiones en torno a las posibles consecuencias político-institucionales para el campo político.

A modo de adelanto propongo la idea central que guiara esta intervención. Si bien a primera vista la hegemonía del MAS/gobierno a nivel nacional es indiscutible (por la información que revisaremos), los resultados de la contienda electoral en el nivel subnacional (departamental y municipal) la relativiza. Al parecer, la gestión política desplegada a lo largo de los últimos nueve años ha generado una dinámica de juegos y escenarios de disputa en los niveles territoriales locales y departamentales que si bien, por el momento, no ponen entredicho la gravitación hegemónica del MAS y del gobierno, son factores que ahora la amenazan y, en función al tiempo y a las decisiones que se tomen, pudieran dislocarla.

1. Hegemonía gravitacional (horizontal) del MAS/gobierno

Como sostiene el Vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera (2015), la gravitación hegemónica del MAS, como el principal referente de organización del campo político, se debe a que el performance del gobierno de Evo Morales -que en breve cumplirá una década en el poder- no se ha visto debilitado ni perforado. Los resultados electorales obtenidos por el presidente Morales a lo largo de esta década sitúan al MAS por encima del 50% + 1, desde la primera participación nacional (2005) a la última (2015). A partir de la

Politólogo, investigador y docente universitario. [email protected].

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elección del 2009, en la que obtuvo el 64% de la votación y el 2014 el 61%, el control del Órgano Legislativo mediante 2/3 de la representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) estuvo en sus manos y, consecuentemente, en la marcada influencia del oficialismo en la estructuración y desempeño de los demás Órganos del Estado.

Desde el año 2009, de acuerdo a Fernando Mayorga (2012) no existen factores institucionales que sean agentes de control funcional y de equilibrio institucional al ejercicio del poder político. Esta capacidad de gestión hegemónica en las estructuras institucionales del Estado Plurinacional emana paradójicamente de los resultados políticos obtenidos por el partido oficialista que fueron favorables en forma reiterada al mismo. Así, la participación social, el débil desempeño político y electoral de la oposición y, finalmente, los resultados electorales confirieron al MAS y a Evo Morales un amplio margen de movilidad en las prerrogativas de decisión y en las facultades de representación en el ámbito institucional.

Por otra parte, el particular estilo de gobierno de Evo Morales que además de mantener la estructura institucional del Estado bajo los efectos de los resultados electorales, ha desplegado interacciones “flexibles e inestables” con un conjunto de sectores, grupos y organizaciones sociales que en los hechos representan factores reales de poder. Este estilo permitió que las estructuras de “autogobierno” que anidan en el seno de la sociedad civil como los sindicatos de campesinos, indígenas, cooperativistas mineros, gremiales, cooperativas y asociaciones de servicios, grupos de presión, asociaciones de empresarios, etc., gestionen con cierta autonomía “relativa” un conjunto de recursos o “bienes comunes” y, asimismo, sean parte de la coalición gobernante en distintos niveles e instancias de toma de decisiones.

Así, el gobierno de Evo Morales incorporó en el diseño y en el desempeño de la gestión de gobierno y de las políticas públicas una variante de gobernabilidad democrática que si bien constituía una pauta “informal” y esporádica que aparecía en forma contingente en los gobiernos del pasado, fue un determinante reiterativo de su estilo de gobierno y, con el tiempo, devino en una de las variables centrales de su organización y desempeño. Los mecanismos de relacionamiento e intercambios políticos, denominados por los analistas como “informales” y estigmatizados por la oposición como “corporativos” y “prebéndales”, garantizaron el amplio sustento social y político que el MAS/gobierno obtuvo en el pasado y que, ahora, también, cuenta como capital político y social. Desde el inicio del año 2006 a la fecha, numerosos representantes “orgánicos” de las organizaciones sociales más importantes del país (CSUTCB, Interculturales, “Bartolinas”, COB, FECOMIN, etc.) fueron y son miembros de las estructuras de representación política del gobierno, tanto en el nivel nacional como el subnacional (departamental y municipal). La propia nominación del MAS como un “Instrumento Político” a merced o bajo la tutela de las organizaciones sociales responde a esta forma instrumental, práctica y eficaz de vinculación política entre el gobierno y los actores organizados de la sociedad civil.

Es particularmente relevante que gobierno de Evo Morales, al momento de participar y concurrir en los eventos electorales, activa “instrumentalmente” al MAS; no como un partido orgánico y estructurado en el que se procesan las decisiones políticas más importantes que regirán el rumbo del gobierno, sino como un dispositivo político-electoral puesta a disposición de los grupos y organizaciones sociales que lo respaldan a través de intercambios y negociaciones corporativas. De esta forma el gobierno resuelve una parte de los problemas político-partidarios vinculados a la selección de candidatos y al de la dotación de funcionarios estatales; como también, en contrapartida, logra una militante y efectiva participación y movilización social a favor del MAS/gobierno. Así, el MAS en

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tanto “instrumento político” de las organizaciones sociales se constituye en uno de los mecanismos o aparatos de mediación más eficaces entre el Estado y la sociedad civil, pues permite que las estructuras de organización de base territorial, sectorial, social, etc. de la sociedad civil, lleguen a participar, influir y acceder a los recursos del poder político sin grandes contratiempos y condiciones1.

Por otra parte, a lo largo de casi una década de gestión gubernamental los resultados fueron relevantes para la consolidación del estilo de gobierno y de su gravitación hegemónica. Comparando con el pasado inmediato, la gestión de Evo Morales se ha caracterizado por la estabilidad política y económica, traducida en el incremento de confianza y optimismo de la sociedad que explica la vigorización de las expectativas y las mutaciones subjetivas de la población sobre un futuro mejor. Las políticas de nacionalización de los hidrocarburos, la política de control de las variables macroeconómicas en un contexto internacional de condiciones favorables para la venta de bienes primarios y las políticas de redistribución mediante los bonos y subsidios han sido altamente favorables y de gran impacto social y popular. Asimismo, las modificaciones de las pautas de participación, movilidad e inclusión social en el orden político y en el de la sociedad en conjunto, también, aparecen como procesos y resultados, en unos casos, irreversibles y, en otros, positivos.

De esta manera, el estilo de gobierno y los resultados de la gestión permitieron que el MAS/gobierno tenga una amplia ventaja en voluntad e iniciativa política que llevó a Evo Morales a la cima de popularidad al incrementar su imagen como el principal líder nacional sin una clara competencia visible y, consecuentemente, a su proyección internacional como líder regional. Es en este contexto que el discurso del gobierno en forma oportuna y pragmática fue desplazándose de un imaginario que propugnaba la “refundación del país” con signos esencialistas y excluyentes respecto al conjunto de la nación (el fuerte enraizamiento en lo étnico-cultural que aparecía como el principal relato de los primeros años de la gestión de gobierno), hacia la postulación de transformaciones sociales y económicas más cercanas a los imaginarios convencionales de la población boliviana. El desplazamiento discursivo no implicó el abandono de la discursividad con la que inicialmente emergió la propuesta del MAS, vinculada a las organizaciones indígenas campesinas, sino en un uso político y estratégico para lograr una mayor conexión y dotación de sentido. En consecuencia, la última oferta electoral visibiliza un ambicioso programa de gobierno para el nuevo quinquenio (2015-2020); en general, la propuesta gubernamental denominada “Agenda patriótica 2025” tiene como horizonte de concreción el festejo del Bicentenario del nacimiento de la República. Esta Agenda busca hacer realidad los grandes objetivos y metas del desarrollo a través de un acelerado e intensivo proceso de modernización económica, social y cultural de país.

Para ello, en continuidad con lo logrado en la década pasada, la propuesta busca sostener las tasas de crecimiento económico por encima del 5%, potenciar aún más el rol protagónico del Estado en sectores claves y estratégicos de la economía (la industrialización de los hidrocarburos, energía y recursos naturales), la implementación de un conjunto de políticas públicas redistributivas de alto impacto social y, el fortalecimiento de la capacidad directiva del gobierno en casi la totalidad de los asuntos fundamentales del desarrollo. Todas estas condiciones son aspectos claves del modelo de conducción política y del

1 Este no es el único mecanismo que despliega el MAS/gobierno para la gestión de los recursos de

representación política. Es conocida un otro formato de intervención política, denominada “estratégica” en la que la participación de Evo Morales y funcionarios claves del gobierno es directa, a través de ella se postula a “invitados” en las listas de candidatas/os, como se permite el acceso a puestos claves de “personalidades” del ámbito público en el ejecutivo u otras responsabilidades estatales.

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desarrollo que el gobierno y el liderazgo de Evo Morales requieren garantizar y, de alguna manera, centralizar para lograr sus cometidos.

Adicionalmente, sobre la base de los magros resultados electorales obtenidos por la oposición en octubre2, el MAS/gobierno vislumbró un campo llano para la puesta en marcha de su ambicioso programa de gobierno. La oposición no representaba y, quizás aún, no representa un factor de riesgo para el estilo de gobierno, menos para el despliegue de sus objetivos programáticos ya que esta había llegado al hemiciclo parlamentario más dividida que en el pasado3. La incidencia de la oposición en representación parlamentaria como en articulación y liderazgo nacional es residual e intrascendente, sin un peso sustancial que dañe o malogre, en el corto y mediano plazo, al proceso liderado por Evo Morales y su gobierno.

Todo ello, configuró una amplia disponibilidad social para reconocer al MAS/gobierno como la principal instancia directora del “proceso de cambio” y de la conducción de la sociedad en su conjunto. Esta disponibilidad social se expresó nuevamente en octubre del 2014 cuando el MAS volvió a recibir el apoyo electoral de la población obteniendo el 61% de la votación y, así, el control por 2/3 del Órgano legislativo, un recurso clave para la reproducción institucional del poder político. De ahí que la gravitación hegemónica del MAS/gobierno era y, al parecer, es todavía una realidad puesta en marcha.

Para cerrar este ciclo de sutura hegemónica, desde la óptica del gobierno, hacía falta lograr victorias electorales en las estructuras del nivel subnacional (departamental y municipal), triunfos que debieran dar al oficialismo un marco territorial auspicioso y flexible para la puesta en marcha de su estrategia hegemónica.

2. Elecciones subnacionales: ¿Estrategia fallida de consolidación hegemónica?

Todo indica, después de la victoria de octubre, según diversos testimonios de dirigentes, funcionarios y asesores de la estructura del gobierno, que en el oficialismo existía un exceso de confianza para lograr resultados favorables en las elecciones del nivel subnacional. Esta confianza se sustentaba en el balance del crecimiento del MAS que a lo largo de los últimos años había experimentado como parte de la dinámica de expansión e “irradiación” territorial. El MAS, en tanto instrumento político de las organizaciones indígenas campesinas (sindicatos) y, como una opción político-partidaria puesta a disposición de un conjunto de grupos y organizaciones populares de distinto signo, había crecido sustancialmente y, con ello, ampliado su presencia a lo largo y ancho del país.

Los datos de estadística y geografía electoral eran y son aún reveladores. Al inicio de su participación en las lindes electorales el voto del MAS era básicamente territorial de fuerte

2 La segunda fuerza política con representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), por debajo de la votación y representación obtenida por el MAS, es Unidad Demócrata que aglutina en su seno a Unidad Nacional (UN) y al Movimiento Demócrata Social (MDS). La tercera es el Partido Demócrata Cristiano (PDC) bajo el liderazgo de “Tuto” Quiroga. El MSM y el PVB, dos fuerzas opositoras que también participaron en las elecciones generales, perdieron sus personerías jurídicas al no lograr el mínimo porcentual de votación nacional establecida en la normativa electoral. La bancada opositora de UD en conjunto es menor a la reunida por la oposición en el pasado. Por otra parte, la presencia del PDC es considerada por los propios opositores de UD como una presencia alterna que dispersa. 3 La alianza opositora de UD a poco tiempo de su instalación en el hemiciclo parlamentario manifestó su disolución como frente político.

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raigambre rural y, con la llegada de Evo Morales al poder, se había visto extendido hacia los centros poblados denominados “nuevos y emergentes” para desembocar en los centros consolidados (las capitales de provincias y de departamento). En su haber de acumulación de fuerza e “irradiación” hegemónica se hallaba por ejemplo la permanencia del “voto duro”4. Según análisis conservadores la votación concentrada o “voto duro” que obtiene el MAS impacta en cerca del 25% a 30% de la votación nacional y, abarca de acuerdo a las tendencias al 65% de la cobertura territorial del país (García, Fernando et al, 2014). Votaciones y resultados que se han ido repitiendo en los distintos eventos electorales desde el 2005 a la fecha. La importancia del “voto duro” en el marco de la estructura y el sistema de representación que rige en el país, se expresa casi directamente en las consecutivas victorias electorales que logra el MAS a través de las mayorías simples en cerca del 60% de circunscripciones uninominales de la ALP y territoriales de las Asambleas Departamentales, por mayorías absolutas alrededor de dos centenas de municipios (donde en los hechos no hay competencia electoral) y, en las victorias holgadas en centros poblados intermedios y co-urbanizaciones de las principales ciudades del país.

En consecuencia, el balance final daba cuenta de que se estaba enfrente de un fenómeno político sin comparación y, quizás, sin precedentes respecto al proceso incremental de expansión e “irradiación” territorial. Para el 2010 el MAS había obtenido la victoria electoral en la segunda ciudad más poblada del país: El Alto, además de las ciudades de Cochabamba y Cobija. Adicionalmente, las votaciones en las ciudades de La Paz, Santa Cruz, Tarija, Sucre y Trinidad, mostraban crecimientos y tendencias favorables que prefiguraban hacia adelante una carrera político-electoral exitosa. En ese sentido, el optimismo de los dirigentes del MAS se expresaba en la conocida afirmación de que si aún no controlaba esas circunscripciones era nada más asunto de tiempo y de trabajo estratégico que debían afrontarse al momento del diseño y la puesta en marcha de las campañas electorales.

Por otra parte, respecto al control de los niveles territoriales de los gobiernos departamentales la confianza del oficialismo era presumiblemente mayor. La presencia e incidencia del MAS en las dinámicas políticas en los departamos, desde su primera intervención a la última, había avanzado de manera geométrica. Con la instalación del primer gobierno de Evo Morales (2005), el MAS había obtenido las victorias electorales en dos departamentos del occidente del país: Oruro y Potosí; el año 2010, obtuvo cinco victorias: La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba y, adicionalmente, accedió al control de las gobernaciones de Tarija, a través de la sucesión de la primera autoridad por mandato de la Asamblea Legislativa Departamental, y de Pando tras la reiteración de los comicios. En total, al momento de enfrentar las justas electorales de marzo, el MAS/gobierno controlaba siete de las nueve gobernaciones departamentales.

A este optimismo que emanaba de los datos estadísticos de la realidad, se introducían otros datos considerados como contingentes que, al parecer, se sumaban al balance exitista. Según esto, la reciente victoria del MAS/gobierno lograda en octubre debiera ser capitalizada ya que no desluciría el impulso de las campañas locales y departamentales. Las razones para ello, eran los resultados que se habían logrado en los departamentos de Santa Cruz y Tarija, bastiones tradicionales de la oposición desde el 2005, como en el comportamiento del voto en la ciudad de La Paz, entre otros. En consecuencia, estos

4 Desde el punto de vista analítico, el “voto duro” se expresa cuando grupos poblacionales en determinados espacios territoriales votan a favor de una opción política, en este caso por el MAS, por encima del 70%, o bien, en un extremo, por encima del 90%. Para una análisis pormenorizado del “voto duro” del MAS a lo largo de su existencia como organización política, ver: (García, Fernando et al: 2014)

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datos, prefiguraban la apertura de un camino llano para arrastrar el éxito nacional al municipal y departamental. Así, se diseñó una estrategia de campaña en la que el gobierno nacional y sus líderes no debieran desmovilizarse; todo lo contrario: debieran continuar en campaña acompañando a las candidaturas en curso.

Empero, la preparación y el desarrollo de la campaña del MAS no se preveía libre de conflictos y de tensiones. Los responsables de las mismas debieran ahora lidiar con una gama mayor de intereses y de situaciones particulares que se habían acumulado y que, en gran parte, se habían dejado de lado para centrarse en la campaña nacional. Sin embargo, existía también la confianza de que la presencia directa de Evo Morales en la preparación, organización y el desarrollo de las campañas matizaría en gran parte las tensiones y, así, facilitaría una gestión relativamente exitosa de los intereses y conflictos internos acumulados.

Otras situaciones de orden externo y contingente también aparecían como asuntos que debieran ser afrontados con mayor mesura y celeridad ya que estas aparecían a veces como oportunidades y, las más de las veces, como amenazas. En este orden de situaciones, por ejemplo, giraron las decisiones asumidas por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) en las distintas fases de administración del proceso electoral, el papel de los medios de comunicación, los impactos de la socialización de sondeos y encuestas de opinión, etc.

A pesar de este contexto que para el MAS/gobierno no era una novedad, todo parecía ir sobre ruedas ya que existía una probada experiencia en afrontar similares desafíos. Sin embargo, las primeras señales y síntomas del desborde al formato de conducción política, emergieron con relativa fuerza al momento de la selección y designación de los candidatos locales y departamentales en varios puntos del país. En otras palabras, a diferencia del pasado, la gestión de conflictos y la intensidad de los clivajes internos del MAS/gobierno habían cambiado sustancialmente. Los casos que requieren una mayor indagación, y que diremos algo más adelante, fueron los conflictos y las definiciones en torno a las designaciones de los candidatos en los departamentos de La Paz, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija y, en el de las ciudades de El Alto, Cochabamba, Santa Cruz y Tarija.

Ya en plena campaña electoral, frente a los efectos de los primeros resultados de sondeos y encuestas de opinión, las alocuciones del canciller David Choquehuanca, el presidente Evo Morales y vicepresidente del Estado, Álvaro Garcia, daban cuenta de que el proceso no iba hacia un buen puerto y permitían descubrir de que el mismo se iba de sus manos 5 . Finalmente, al momento de reconocer la “victoria” electoral a nivel nacional, se percibió en las filas del MAS/gobierno y en la alocución de sus primeras autoridades la sensación de insatisfacción y malestar.

3. Control “precario” del MAS en la estructura territorial

Los balances que se han elaborado en torno a los resultados electorales del 29 de marzo, han sido ampliamente divulgados por los medios de comunicación a nivel nacional e internacional. En la mayoría de ellos se establece que el MAS/gobierno, después de una década, sufrió su primera derrota ya que perdió el control de las ciudades de El Alto, Cochabamba, Oruro y Pando, gobiernos municipales que se encontraban en su haber. No pudo lograr resultados favorables en las ciudades de La Paz, Tarija y Trinidad y Santa Cruz,

5 El canciller en una proclama de los candidatos en la ciudad del El Alto, expreso que se estaba poniendo en riesgo “el proceso de cambio” y, las primeras autoridades del ejecutivo, en la misma línea, casi en forma desesperada, convocaban a los militantes y a la población en general a cerrar filas con los candidatos del MAS, tuvieran éstos méritos o no.

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donde abrazaban marcadas expectativas de éxito o bien de crecimiento exponencial. En suma, se menciona que de las diez ciudades más importantes del país, por la alta proporción de concentración poblacional (cerca del 65% del total nacional), el MAS sólo logró la victoria en dos ciudades que no son del eje: Potosí y Sucre.

Por otra parte, perdió la gobernación de La Paz y, están en vilo las gobernaciones de Tarija y Chuquisaca a pesar de que éstas se encontraban bajo su control al momento de las elecciones. La disputa por la primera plaza ira a una segunda vuelta los primeros días de mayo y, la segunda, se encuentra sin una clara definición6 . Tampoco pudo revertir el control de las gobernaciones de Santa Cruz y Beni que las fuerzas opositoras ejercen desde hace una década. En la primera ganó nuevamente Rubén Costas, líder de la posible segunda organización política de cobertura nacional: el Movimiento Demócrata Social (MDS). En la segunda, el MAS no pudo lograr una victoria electoral en primera vuelta a pesar de la inhabilitación por parte del OEP del candidato principal del MDS, Ernesto Suarez y de toda la plancha de candidatas/os locales de esa organización en ese departamento.

Según esto, de acuerdo a las interpretaciones respecto a los resultados, se menciona que el MAS llego a su límite en su capacidad de “irradiación” territorial y, con ello, habría llegado a su techo. Según estos análisis, la cobertura territorial que abarca y hegemoniza el MAS es básicamente rural y provincial, donde la concentración poblacional es menor y; en contrapartida, en las ciudades capitales donde se concentra el grueso de la población, el MAS ya habría fraguado su posibilidad de ser una opción alternativa de conducción y gobierno. En todo caso, de acuerdo a estas lecturas, hay un claro estancamiento en varias ciudades y departamentos y, en otras, un virtual retroceso respecto al avance obtenido hace cinco años.

Estas lecturas si bien tiene asideros en los datos que emergen de la justa electoral, resultan en el fondo binarias y simples. En círculos del oficialismo como en los de la oposición, se menciona que el factor central de la derrota se debe a la estrategia que siguió el MAS en la selección de sus candidatos y, en menor grado, en el estilo de conducción de la campaña electoral. Entre las razones estructurales se menciona, desde la oposición, que el modelo de gestión política, corporativo y “prebendal”, es altamente permisivo a hechos de corrupción, clientelismo y exclusión social y que ahora ha tocado fondo. Desde el gobierno, se afirma que el problema estructural es el descuido orgánico del MAS y del gobierno en la formación de cuadros y líderes político-partidarios en el nivel subnacional.

Todo ello, con matices y bemoles, encuadra un escenario de puesta en duda de la gravitación hegemónica del MAS en el campo político, ya que se ha puesto en evidencia el control precario del MAS sobre las estructuras de poder y de autogobierno territorial en el nivel subnacional. Precariedad hegemónica que requiere un balance mayor y crítico sobre las nuevas variables políticas y sociológicas que dan cuenta al proyecto hegemónico del MAS.

Al respecto, será importante analizar, por ejemplo: ¿Qué implicaciones tiene para el modelo de gestión política del MAS/gobierno los conflictos y clivajes internos que ocurren en el nivel subnacional? ¿Sólo constituyen problemas de conducción política y alineamiento de las bases al proyecto hegemónico? ¿Qué está detrás? También, será importante esbozar

6 Al momento de escribir este texto, el OEP no había aún resuelto dar lugar o no a la demanda del MAS para inhabilitar el conteo vinculante del FRI, puesto que días antes del evento electoral su candidato renunció sin que ocurra una sustitución legal. De proceder con la demanda interpuesta por el MAS, el OEP conferiría a Estaban Urquizo, candidato a gobernador del MAS, la victoria por primera vuelta.

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criterios sobre: ¿Por qué después de casi una década de gestión gubernamental a nivel nacional y de irradiación hegemónica del MAS/gobierno, no se ha logrado asentar una presencia real y contundente en los centros poblados más importantes del país y en regiones donde la oposición ha asentado sus banderas? ¿Cuáles son las nuevas características del campo político que relativizan la gravitación hegemónica del MAS/gobierno? Y, finalmente: ¿En qué medida los recientes resultados electorales ponen en riesgo al proyecto hegemónico del MAS/gobierno?

Para cerrar esta parte e intentar dar respuestas algunos de los cuestionamientos mencionados arriba, es posible sostener que en función a los resultados electorales nos encontramos frente a una ampliación del escenario político. La ampliación no solo concierne a la irrupción e incorporación de nuevos sujetos y actores, en una suerte de renovación política de liderazgos, sino en tanto desplazamientos de los ejes discursivos sobre los que se mueven las referencias electorales y las identidades políticas.

4. Hegemonía “incompleta” y “nuevo” pluralismo

En general, para salir del análisis binario y simple de lo ocurrido, será importante observar con mayor detenimiento lo que en términos políticos y sociológicos está sucediendo en el nivel subnacional y nacional. Marcaré aquí algunas líneas de reflexión e hipótesis de trabajo sobre la emergencia de un “otro” y “nuevo” pluralismo que, desde mi punto de vista, ha ido incorporándose en forma paulatina en la reconfiguración del campo político.

La hipótesis central que propongo es que después de una década de transformaciones estructurales, en el campo político está ocurriendo la emergencia e incorporación de un “otro” y “nuevo” pluralismo. Esta dinámica ha ido relajado la gravitación hegemónica del MAS/gobierno para dar lugar a un escenario de “hegemonía incompleta”.

El “otro” y “nuevo” pluralismo son datos y resultados de transformaciones que han operado en los ámbitos económicos, sociales y culturales y, que, por ello, van más allá de las dimensiones político-partidarias y del propio Estado. Veamos brevemente la sustentación de este argumento.

Respecto al “otro” pluralismo. El dato que resalta del análisis de las contiendas electorales de octubre y, en particular, de la marzo, es que el MAS nuevamente salió victorioso. Logró reafirmar que es la primera fuerza y organización política de cobertura nacional, tiene el control de 225 de los 339 municipios del país, 2/3 de los gobiernos locales están en sus manos. También es la primera fuerza que por efecto de lo mencionado congrega la mayor cantidad de votos y representantes electos (alcaldes, concejales y asambleístas nacionales y departamentales).

Los resultados reconfirman nuevamente que el capital orgánico del MAS está asentado en el territorio y es el que emerge de la ligazón que pragmáticamente han establecido las organizaciones campesinas indígenas (sindicatos, subcentrales, centrales y federaciones) con el poder político, al acceder a través de sus propias fuerzas orgánicas a las estructuras de representación y de gobierno en el nivel local desde hace más de una década y media. Una ligazón práctica que se ha viabilizado las más de la veces a través del MAS y no, necesariamente, a condición de ella.

Sobre lo último, los datos relativos al comportamiento de la votación en los departamentos de La Paz, Chuquisaca y Tarija, expresan una virtual subversión de la población y de los “militantes” a las instrucciones de votación en bloque emitidas por el MAS/gobierno. Pues, al parecer, el voto cruzado, acontecido con mayor evidencia en éstos departamentos,

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expresa la incubación de una serie de posiciones que se construyen y procesan en las bases más que en las estructuras dirigenciales del MAS y del gobierno.

En general, todo indica que hay una fuerte lucha interna por la defensa de la autonomía de las organizaciones sociales respecto a su propia organización política (el MAS) y al gobierno. El desempeño y el éxito electoral de Damián Condori en Chuquisaca7, Luis Alfaro en Tarija e, indirectamente, de Félix Patzi en La Paz, todos dirigentes campesinos o de extracción indígena, dan cuenta de que en seno de las organizaciones sociales, particularmente en las campesinas indígenas, operan fuertes procesos de transformaciones políticas relativas a su vocación de poder y autonomía. Al respecto, el dato revelador de las elecciones es que el MAS ha logrado mayorías holgadas en la composición de las Asambleas Legislativas Departamentales en ocho departamentos del país; estas mayorías electorales dan cuenta de la capacidad de despliegue y juego estratégico de las estructuras corporativas y comunitarias de base.

En ese sentido, desde el ámbito local, campesino e indígena emerge un “otro” pluralismo que no es necesariamente político-partidario, sino una renovada expresión de vocación de poder desde las bases, cuya fuerza y respaldo, paradójicamente, son las propias organizaciones sociales que apoyan y defienden al MAS/gobierno, pero no por ello, necesariamente, están supeditadas a las directrices y definiciones que vienen “desde arriba”. La capacidad de juego político que emana desde estos lugares de la política por lo visto es impredecible.

La exigencia de autonomía que defienden y buscan afirmar se dirige hacia el replanteamiento de los equilibrios que el MAS/gobierno ha establecido con ellos para ejercer el control de los gobiernos públicos en el nivel subnacional. Estas organizaciones, como resultado de fuertes procesos de fortalecimiento orgánico impulsado por el propio gobierno, han adquirido una mayor fuerza de presión, autogobierno y apetito político. Por ello, constituyen un nuevo “dato” de impronta política y social que se incorpora como un “otro” pluralismo al campo político.

Por otra parte, en cuanto al “nuevo pluralismo”, este emerge de las transformaciones sociales, económicas y culturales operadas a largo de la última década. Transformaciones que, nuevamente, son fruto del “proceso de cambio”. Como mencionan distintos estudios relativos a los cambios sociológicos operados en el país, en estos años se han replanteado y modificado las cargas de sentido y de expectativas de la sociedad en conjunto. Al parecer, hay nuevos determinantes y clivajes que dan cuenta a la constitución de las identidades políticas, esto es, un “nuevo pluralismo” de valores y expectativas respecto a la política. De acuerdo a ello, el MAS, como identidad política-partidaria, es una opción entre otras, o bien, según el caso, es el principal contendiente con el que se marcan las fronteras discursivas para el nacimiento y el despliegue de las nuevas identidades políticas.

En otras palabras, estamos enfrente del nacimiento de un “nuevo pluralismo” con base ciudadana, regional y étnico-cultural que en el escenario sub-nacional han disputado el

7 Damián Condori es un joven dirigente campesino de origen quechua que ha acumulado una

amplia carrera sindical y política en el seno de las organizaciones campesino-indígenas del departamento de Chuquisaca y del país, el año 2013 fue elegido Secretario Ejecutivo de la CSUTCB, también fue dirigente y representante del MAS-IPSP en distintas oportunidades por decisión de las organizaciones campesinas. En una entrevista realizada cuando era ejecutivo de la Federación de campesinos de Chuquisaca mencionó: “La Federación Única no es del MAS, el MAS es de nosotros y el presidente Evo Morales es nuestro representante, él no es el dueño”. Al respecto, ver: (García, Fernando et al, 2015)

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acceso a los recursos de representación y de control de las facultades gubernativas de las autonomías en curso. Un proceso que hasta hace poco parecía dormido pero que ahora viene visibilizando a sujetos sociales que pretenden encarnarlo.

Al parecer, la variable de identidad política sobre el referente de ciudadanía es la que puso en cuestión y llegó a subvertir el estilo de gobierno y conducción política desplegado por el MAS/gobierno, principalmente en las ciudades y centros poblados más asentados. Es decir, las derrotas electorales en las ciudades capitales del país pusieron en evidencia los límites del MAS/gobierno respecto a la gestión de asuntos vinculados al acceso y garantía de los derechos de ciudadanía. El MAS, según esto, no es aún el referente confiable para la gestión de los servicios públicos y para dar cumplimiento a las demandas ciudadanas vinculadas a la mejora de las condiciones y la calidad de vida de los pobladores en los grandes centros poblados8.

En consecuencia, existió y permanece latente una fuerte estigmatización de grandes sectores de la población respecto a que el MAS/gobierno despliega una política excluyente y corporativa en la canalización y atención de la participación ciudadana. Situación que ha generado desconfianza y temor por su posible continuidad y/o replica, pues ya se ha observado el desempeño de candidatos que ejercieron funciones del gobierno.

Este es un límite estructural del MAS, aprovechada por nuevas expresiones y candidaturas locales que precisamente explotaron para si la variable de identidad política ciudadana y no, como hizo el MAS, desde la imposición de la fuerza corporativa o de grupo. Los casos sorprendentes de éxito electoral de Soledad Chapetón en El Alto, Luis Revilla en ciudad de La Paz, José María Leyes en la ciudad de Cochabamba y Rodrigo Paz en la ciudad de Tarija, entre otros, todos con mayorías absoluta en su consejos municipales, son resultados de la transformación y mutación acaecida en la subjetividad de la población de las principales ciudades del país.

Sobre la variable regional, el ejemplo más elocuente es el déficit alarmante del MAS/gobierno respecto a la construcción de propuestas y discursos que abarquen y doten de identidad a las regiones y/o departamentos. En todos casos, como lo reconocen voces oficialistas9, es inexistente la presencia de liderazgos que propugnen una identidad colectiva propia y que logren, asimismo, la sinergia con la propuesta y el liderazgo nacional. Los candidatos del MAS están subsumidos en y por la figura de su líder nacional. En ese sentido, hay un fuerte vacío de proyecto político para los departamentos y/o regiones del país. De ahí que aparece y resulta casi infranqueable para el MAS/gobierno disputar o desmontar el poder e influencia que ejercen las fuerzas opositoras en los departamentos de Santa Cruz, Beni y, en parte, en Tarija.

Por último, sobre la variable étnico-cultural de afirmación del “nuevo pluralismo”, la emergencia de liderazgos indígenas como de Félix Patzi en La Paz y, quizás, las de Damián Condori en Chuquisaca y Luís Alfaro en Tarija, son síntomas de la recuperación y re-

8 Al respecto, la oferta electoral del oficialismo en todos los casos fue genérica y mediocre, pues en

unos casos ofertó la continuidad de gestiones municipales observadas y plagadas de acusaciones de corrupción y prebendalismo (el Alto y Cochabamba); embrionaria, improvisada y convencional (Santa Cruz y Tarija), y falto de originalidad (La Paz), limitaba a postular la articulación de lo municipal con la nacional. 9 Según la nota editorial del semanario La Época, medio de comunicación afín al oficialismo, la excepción en liderazgo y discurso regional son los departamentos de Oruro y Potosí, pero que están deslucidos por el “tamaño de su máximo líder, el presidente Morales”. http://www.la-epoca.com.bo/index.php, último ingreso: 09/04/2015.

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potenciamiento del imaginario de nación y modernidad de base indígena que dota sentido a la afirmación de identidades políticas (Macusaya: 2014; Silvia Rivera, 2014, entre otros).

Un discurso y una práctica que en los últimos años el MAS/gobierno había instrumentalizando simbólicamente y, con el tiempo, dejado de lado o simplificado; pero que, en el seno de la sociedad civil, siguió latente como un proyecto intersubjetivo que busca ser defendido, reinventado y, nuevamente, ofertado por ellos mismos.

Referencias Bibliográficas.

García, Álvaro (2015) “El nuevo campo político en Bolivia” en Migraña Nº 13. La Paz: Vicepresidencia del Estado.

García, Fernando, et al (2014) “MAS legalmente IPSP legítimamente” Ciudadanía y devenir Estado de los campesinos indígenas en Bolivia. La Paz: PNUD/PIEB.

García, Fernando, et al (2015) “No somos del MAS, el MAS es nuestro” Historias de vida y conversaciones de campesinos indígenas de Bolivia. La Paz: PIEB/PNUD (en prensa)

Rivera, Silvia (2014) Mito y desarrollo en Bolivia El giro colonial del gobierno del MAS. La Paz: Plural editores/Piedra Rota.

Macusaya, Carlos (2014) Desde el sujeto racializado. Consideraciones sobre el pensamiento indianista de Fausto Reinaga. La Paz: MINKA.

Mayorga, Fernando (2012) “Estilo de gobierno en la gestión de Evo Morales” en Andamios Nº 6. La Paz: PNUD/OEP/fBDM.