GARFIRIO

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poesía autoreferencial

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Una sicaria en Morgai

La asesina se encuentra otra vez en movimientopara evitar a los cazafortunas que pisan su sombradel valle al siniestro y a un segundo desierto azulnómade discreta innecesarios son los riesgosasí había sido entrenadaaunque su naturaleza desprendía involuntarios jadeoscada vez que apagaba un respiro,se mantenía trotamundos atenta a quien requería de sus serviciosalerta saliva felina.

Un faro encendido ampliaba su esenciaesa nochelos dreads que apuntaban en aguijón hacia el suelohacia las piedras que rellenaban esa veredala gabardina de cuero en desgaste ocultaba apenassus estuches de estrellas y agujassus juguetes con filocarecían -al igual que sus pasos- de sonidosavanzando sin perder el ritmodejando unos metros atrás un letrero que decía <<Morgai>> con sabor desenfocado,que recibía a las almas perdidas por sus dueños.

Era un trabajo más, una forma de pasar el díaque se alargaba en semanas, rotaciones de tromposquitando las vidas por unos cuantos billetescon un delicioso silencio tendido en plato hondoestirado como la esquina de sus ojoscuya línea sensual y negra se distanciabade sus elípticas orejas veneno y droga.Una sonrisa oscura acompaña su instintoun ejército de arlequines que danzan dementesdisfrutando el alto precio de su oficioel pago por la firma de un arte sin remordimientoscon cierto dejo oriental entraba a un nuevo pueblo fronterizouna shai-jén del templo olvidadomás eficaz que el perfume tribal nativo. Una mortal ordinaria no podría tenertal serenidad siniestraa menos que tenga un fragmento demonio con un quinto colmillo en el fondo.

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G A R F I R I O

ALVARO GUZMÁN CATANZARO

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Tánnos

Tánnos oye el llamado de las aves lo incitan a seguir explorando el TunNebo,corriente de cuerpo rojose entusiasma conociendo nuevos lugarescon la ropa evaporada soportando los fuegos del airesolo las gafas lo protegen de las tormentas de campomientras camina encorvado por colinas.Los sables despiertan al ritmo de sus piernassacude la cabeza de lado a lado en un espasmoabre los ojos y todo continúa en persistente alborotodos galaxias toman notan desde arriba. Ve una figura diluyéndose en agua saladahabrá llegado a otro pueblo o será otro espejismo,los muslos se contraen son los peces que nadan corriente arriba dentro,por su carne.

Tánnos rastrilla la tierra el sol con el arrastrede sus dedos semienterosexhausto igual sigue exhalando el polvoacompañado por un pequeño cemário prendido del hombro. Continúa entonces seguro por los Planos de Taranaque convierten la piel en polvomientras se va acercando el norteen la Ciudadela perdida de AminGúppa.Traviesos garbos lo estudian desde ramas convexasde árboles de gamma,el horizonte durmiente se levanta sin su besopero nada es del todo claro:las cosas se inclinan más para un lado raspando una diagonal invisible,después de caminar cuatro siglosa través de junglas, calles, mares,un respiro aparececomo dejado por Téraq, que vela por su viaje y su destinoel mensajero cae rendido en una fuente y esparce su salivade nuevoy carga leves heridas, olor a bestiaspero ya no importa. Ya tiene un respiro,Ahí en AminGúppa. 

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Viviendo en Limbado

Karáios ejercía poder sobre Limbadoel reino oculto en el valle más lejanoseis puertas se abrían paso hacia la cima,corredores de piedraque gigantes y estrechas saludaban las entradas.

Él, arrogante y gloriosoel mejor herrero le forjó una lanzala más filosa, la que menos parecía un armabendecida por la misma tierra maldita.Caminaba siempre mostrando su cara desnudajugueteando con sirvientasaunque ya casado con cuatro bailarinas de hielo.Karáios ganaba batallas y eso era adictivo alegraba al pueblo ciego ante el abismodel autoproclamado dios de la guerrasupuestamente justo;hipnotizado por las victorias de un ejército de hombres,que ante la herida parecían más que bestias.Así fue que poco a poco el hijo del rey perdió ante el diablosu alma y su ojo izquierdo,y el pueblo engullendo miedo con grandes sorboscuestionaban nunca las decisiones y abusosde Karáios el dusko.

Hace mucho tiempo él tuvo otro nombrepero considerando la situación, el rey lo rebautizóantes que su memoria recuerde como la cara y la hozadvirtiendo así lo que sucederíacon los que se encontrasen con su arma.

Lo siento por ellos desde ahorapor la peor de las suertes de todos ellos en otros mundosgrandes dimensiones que se estiranal romper supersticionesya que su lado sin luz lo demandatransformándose en algo inhumanopero los del pueblo de Limbadocon sus conejos blancos asustadosfuncionaban como piezas descartables, pobres diablos.Innegable la ambición ni el instinto estimulanteque erizan los pelos de Karáios, el que ahora controla el Emefis. 

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Poseidonios

Brindemos por Poseidón, dijo él,mientras el resto seguía sentadoNírias enunciaba líricamentede pie con un pie sobre la silla. Todos rebosaban de dichabebiendo de la mano de Baikénriendo convencidos y extasiadoslos nueve vigorosos muchachos esa noche.La respuesta rebotó en el amplio recintosus oídos al unísono cantaron erguidosun salud como ave fénix renaciendo: 

Salud salud salud.

De nuevo levantaron las copas brillandosalpicando el néctar de las nishasen gotas sobre una de las mesas del templo, pero la devoción aca no es terrestreesta supera las triviales cosas de los hombresellos brindan y se consideran Poseidonios. Disfrutan así el espacio sin barrerassintiéndose afortunados de hallarse bajo el brazo de los maresadorando placenteros los hombres gloriososal que les provee la vida y el infinito después de ésta Nírias sentado estaba de nuevo,satisfecho con las bellas palabras que lo habían bañado,  se encargaba de marcar las siguientes fechasde aquellas reuniones que secretas mejor se llevan. Era de esperarse del que fue escogido entre cientosaquella mañana por el mismo supremodándole la gracia de llenar el aire de la mañanacon discursos de colores tan finos: 

Salud salud salud.

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Kardiém, el poeta

Es interesante como un poeta puede atribuirle el cargo de poeta a otro que se encuentra en la lista únicamente por ser poeta.Eso pensó Kardièm por un instante y por otromientras yacía en su lecho de ondascon dos sirenas de escamas violetasaleteando provocativas echadas a su ladoen una enorme piscina de piedra pulida. Kardiém no muestra interés en ese momentopor las buscadas lumeriasestá sumergido en la profundidad del pensamiento,observación ya descubierta por los Viejos Sabios pero aparece rutinariahaciéndolo partícipe de aquello que vendrá a conocerse más adelantecomo el arquetipo del sofistaKardiém ha sido aceptado esta tardeya como un poetatomando lugar en un universo con historia. 

Las pruebas son suficientes para llamarse gayano:“el que contiene el espíritu de su universo”que se encuentra con hermosas tìshasserpentean cómodamente acariciando sus extremos más cubiertosacalorando a la luz del díapero el calor es ligeroproveniente de la ebullición del aguaÉpoca de Sira, dama del verano estacionariodel despertar de su siesta las hormonasque están llenas del más puro extracto de esencia de luciérnaga. El joven Kardiém desciende a contemplarla facultad de los poetasquedando impresionado con el poder de entender los mundosya que para él no existen planetaslo que se cree que existe con solamente imaginariosprovenientes de la energía misma del universoes un inmenso hologramay el poeta se percata de estotoma un momento con los ojos, lo trasciendehacia un monólogo interno con sabor a papel de liriacomo el que acaba de saborear el joven artista.  

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Madamme Ura

Ella te da a conocer los cuadros que miran el futurocontrola elementosvisita los mundoses su herencia de sangre que le permite leer kángaso wárfostransportándose en el tiempoconversar sin temor a lo desconocido, visitar la isla de los muertos.  Ura se encontraba en ese momento sentada como siempredentro de su carpa flotante envuelta en una bata púrpura con rasgos vorahcios que revelaban dos senos sin siluetasumergida entre inmensos cojines bendecidos por serpientescon una mesa triangular de corte rural al frentecuyo norte apuntaba siemprea quien requiriese sus servicios. 

Ese día observaba la gruesa barba de uno de los 7 reyes de las Colinas de Agárioeste le preguntaba sobre su pueblo, el mañana y sus hijosun día como tantos para Madamme Uraasí impedía la factura del tiempo cargando el polvo aceptando monedas y adornos de plata de lunapero los pagos con objetos de mística procedenciaeran los que más reconfortaban a la adivinadora. En la mesa esparce hojas secascada una como un cuento con el término de su vidael rey ansioso la espera seco sin poder tragar más salivaen esa carpa semioscura y cuarteadade nada sirvieron sus trofeos para controlar los tembloresdientes de zárjas que le frotaban el pecho enmudecíandebajo de cráneos intactos que colgaban de las frágiles vigaslas alas abiertas en la tela que no aleteabanincienso de preparación misteriosa olor de sudor y hierbas.

El rey no dudaba que era ellahabían brazos que presionaban para abajo sus hombrossostenían la parte tierna de sus piernas,son los brujos que no ve pero que ella llamasabe como invocar esas fuerzasque no podrás someterpor más rey que seas.

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Elementalista

Neray es el viento, Saraya el agua,Qettal se conoce a la tierra que pisas, Jaldién es el fuego que grita tibieza,después viene Cámses quien da a luz a las bestias,Ganilia quien trae consigo el permiso para que amanezcamientras que Gáxa cierra el umbral de la mañana,permite que veas el lado oscuro del cielollamando a planetas y estrellas que obedecen su mando.  

Ella completa el círculo en el suelocon ramas secas, hojas lilas y piedras de celamarcando el espacio que ocupa silenteWiráma provee con metal el submundorespirando el mineral que dio vida a la daga que sostiene en la mano arrodilladacon un resplandor plateado de agujeros blancosque aclara las bocas de los lobosextendiéndose como túneles profundoscuando una aurora deja descansando a un bosqueal cual es invitada cada ciclo de luna.  

Tiene la habilidad de entenderlos, escuchar a todos ellosmisteriosa ciencia de familiatécnica de una dinastía nunca extintay así lo han hecho las mujeres agariasque tocaron este suelo antes que las piedras,como seguirá sucediendo con su sangre hechiceraque practica este día santo de los tantos que haycomo lo marca el calendario hexagonal. Dun-ya vive en el bosque que es la madera y la vidalo estudia, cuida, abrazapues hoy es día de Solsticio como todo añodonde se recibe el cambio de estación, se pide bonanza en ellasuaves cantos que acarician un altar de tierra preciosainvocando a la energía de ondascogiendo los hilos de los espíritus del bosque,lengua natal que vocaliza sonidos de runas cada ornamento que le cuelga tiene un mundoes el inherente poder que conllevan raíces envueltas en las muñecas de ámbaranillos y pendientes de fibras verdosasacompañando una túnica que ahuyenta las heridas del tiempo muertoojos turquesas reflejan el cielo desde el cual ve un dragón de jummadespeinados cabellos de seductor olor a tierra mojada.

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Un joven Necarfo

Pasando las colinas de Agário se encuentra la muerteY quienes la contemplanseduciendo calaveras de pelo largo acariciando la madrugada,es la vida sin vida que asombra a Necarfogeneración detrás de otraque se han dedicado al mas allá desde un comienzoahora vasto pueblo en casi todos los reinos de Garfïrio.

Despierto se encuentra Narvattudebajo del templo de mármol grispracticando incansable una nueva formapara invocar ilúmbras de mayor fuerzacon el torso desnudo adquiriendo una nueva marcade aprobación en el pecho,El Libro Sagrado de los Muertos grabando su sello.Detrás está parado Mástus el maestrosupervisando con los brazos cruzados a su estudiante.La presión era bien esperada en un arte peligroso“necán-minésia“ – repite y piensaasí él despierta a un hombre del pasado.

Si no se controla bien el pensamientoabrazado por la meditación inconscienteni se aprende la pronunciación apropiada y subirle una octava a los sentidosse llega a perder la energía,soltando a tu ilúmbra como una cometadejada a la deriva indefensaexpuesta para ser tomada por las fauces del zombieacabando pálido en el suelo ya sin vida alguna.

La sesión acabaría sin victoriay el ser a despertar alimentándose de paranoiastuyas tendidas ingenuamente en el cementerio.

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Los recolectores de Zarkocia

Se escuchan los gritos atravesando las grietasuna especie que vive entre la tierra y los huesosen enormes salones adornado con rocasramas descomunales creciendo desde el techomientras abajo se abre líquido el cielodonde espera una colonia de nusmas en silencioal siguiente aperitivo que caiga.Una montaña invisible los separay otra más a los Zarkos y el afuerapero ahí extraños insectos alumbrancreando una luz amarillenta verdosa que se esparce como dueña del submundosimulan el día para los que viven en esferas perfectastejidas con raíces que cubren largos puentes de maderacomodidad primitiva en la camaque supervisa a la tierra desde abajoen un paraíso de piedras preciosas.

Con ellos negocian otros habitantes de este mundopara conseguir tales cristales extrañosutilizar así sus misterios,el trueque baila candente desde tiempos que ya duermen en librosellos son desconfiados, de alterado temperamento“Acá el mal humor nunca duerme” – piensa un incómodo guardia se debe ser cautelosobasta una katana, una decente armadura cuadrada.Ellos pueden llegar a ser peligrosos arremetiendo sus cuerpos, mandriles robustoserizando sus escamas adiamantadas de resplandor naranjasobre piel tosca de gruesos pelos que acompañan erguidos.

Pocas veces se han desatado batallasen las entradas de su mundo donde abundan las sombrasllegando a los portales bajos del fuegola luz toca el suelo con los dedossobre pequeños descansos de tierra y granitio decorándose alguna vez en sangre viscosael mismo concepto muerte para ambas razas.Calma era la melodía del vientoque pasaba sus dedos por las paredes rocosasese día los recolectores cosechan diamantes:fragmentados en cientos de cortesmillones de hojas que reflejan un día másen ese lado de Zarkociaesferizando a la ciudad una tensión carnívorabajo las patas de un pequeño animal sentado en una ramaleyendo su historia tallada en un árbol.

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El único músico

De la cabeza no puede sacarse la imagende sonidos y movimientosel músico trata de evitarla una vez máspero ella siempre encuentra su regresouna maldición proveniente de alguna momia anónima,sin darse cuenta está apretando los dientes por la ácida angustiaque le producen las dudas sobre cumplir su caminoy volverse un ser viviente de notas.Como a través de una ventana abierta le canta a un árbol de káyasque se desprende en relieve como dápsilong sin ojoshacia arriba verde oscuro su melena de cuerdas usadas asimila el color de un acordeun león flaco y viejo aspirando el morado por un tubo de huesobota inconscientemente una excelente melodía de elevadores espacialesque su barba de viajero sin mapa armoniza.

Dargas tiene la música saltando en sus genescon habilidades voladorasen la creación de hipopótamos que esquivan nubesy desaparecen al entrar en el oídouna pradera echa verso absorbe su alientodejando todo en las manos de once cuerdas del futuroel sol en sonido convierte los viajes que viajanpara ser escuchados a bosques de distanciael eco barre los planos montañas cascadas lagunas.El apuesto joven le dedica al paisaje una bocanada de humo naranja de shirsa fracciones rojas con puntos color albaesparcidos como estrellas en polvocreando una nueva galaxia espiraladaque se queda levitando observadora.

Su voz se escapa con la silueta de un lamento leve aspereza en la texturaque sus pulmones empujan entre sorbos de licor añejo transparentehonguillos de cara fucsia con sombrerosle hacen compañía en silencioa las cuerdas que no le cantan a una divinidad del espacio nómadasino más bien al insulto que maldice a una raíz envenenada.Se aleja así de la esperanzacansado de componer planetas para el mismo,convenciendo a la luz de una vela que lleva en el pechola certeza de no pertenecer a una ciudad sonora,sin embargo un grupo de cíclopes admiran camufladosa una voz viajera entre canales de agua invisiblecuyo fondo exhibe la amargura que lleva aquella música,

cegadora.

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Los puentes de arena

ILa decencia pasa a ser tripulante en el avión que comanda la cienciaSe ven abajo brillar diamantesOjala el trance dure más tiempo aunque necesite de hipnotismoSé poeta o sé tiranoLa razón encuentra a cenicienta en una esquina vendiendo su siluetaUn hombre de aspecto extraño se desprende de una tabernaUna voz etérea te deja en el oído un mensaje: “El lado oscuro es el lado más seguro.”Con sabor a coctel de fantasía dulce con un hincón al final de la escaleraMe gustaría volar por las colinas de AgárioAcariciar un lado más turbio del sueñoMientras algo huele a quemado en la almohada.

Primitiva y Lujuria venden confianza en canastasDos señoras voluptuosas excitadas y gordasEsa fruta nunca se ha visto pero tientaA que brote el pulpo que duerme en el ombligoEsperando al pez payaso perseguir la tristezaOjala sea aquella fruta prohibida.La simpleza se ve en cada giroEl elementalismo de las cosas en su curso naturalidad,Justamente con esoNaturalidadFriéndose abundante en una sartén con sangre amarillaEs Garfirio donde no se encuentran existencias predeciblesAbres los ojos viendo el futuro cubrir un estanque.

Gira la perilla del portal que prefieras

Se muestra un mundo paralelo a punto de ser descubierto por la corduraVes el TunNebo largo y hundidoPasando las galaxias transeúntes pasajerasCon pura antimateriaSigno de lo que decían los librosPara apreciar este escondite perfecto.Es el todo que transita intempestuoso El universo que gravita fantasíaJunto a las cabezas de hornoSe ven lagos donde acaban las venas.

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IIEscapo,Jalando un manto escapo a mi refugioJusto cuando el tiempo como juez viene a tocar la puerta.

El mundo de las inquietas ideas va haciendo equilibrioSe ve algo justo en el medio del trópicoHay un trapecista en las vigas del cieloCae y aparece rodeado de árboles celestesCon bestias, exuberantes lumériasReinos cuadrados de piedra se ocultan detrás de la selvaY la muerte adoradaDeambula sola por campos de cultivo.

Estoy aquí para en Vittonia perderme Bizarros personajes habitan su historiaDeseo estar echado en un campo de agua misteriosaTapándome la cara una mano sobrenatural incandescente Proyectando como sería ya estar en GarfirioEl viajero que sabe un poco de todoHasta alcanzar su opera primaObteniendo como premio el secreto de la vidaQue juega a las escondidas con AliciaPerdiéndose en los bosques de la locura.

Desde el suelo sale una flor y de la flor nace la muerteExhibiendo un bello cráneo con serenidad envidiableEl tallo brota copiando el baile de los mantosIncoherencia al instanteQue yo como viajero observo calladoSabiendo que este no es mi mundoPero buscando el aullido que apruebe la estadíaMientras un coyote de tres ojos cambia de formaEntre muchos árboles de lágrimas curvas que engañan al turista con venas hipnóticas.Entre todas ellas se asoman nocturnosLos ríos morados que protegen DaldiónSe extienden hasta perderse en los confines de TaranaOtra ciudadela que embiste la impacienciaAprendiendo un nuevo arte tentador destellante.

Las paredes cambian de piel como reptilesAsustan a primera vista la visión inexpertaCuando una anciana me entrega un manojo de fractalesServidos en una copa de cristal ahumadoEn donde flota espiralado la mitad del universoRevestido por una helada sensación de metal persuasivoQue ayuda a sostener el más puro gramo de asombro.

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IIISé que soy parte de esta vidaPero la veo como un planeta lejanoSoy parte del humo, de la risaLa sangre rebota en una armadura de rustasIgual soy parte de la crueldad y el equilibrioLa ilusión se vuelve intocableSoy parte de los libros que no se han escrito todavíaPero las letras son ajena,

Ajena es el almaLas preguntas vuelan sobre dioses falsosLa Nueva Tierra nada en laberintosSon sueños los faroles que sin descansar alumbran los navíosEn las noches son anillos los que advierten los coralesDe verde intensidad clandestinaAl mismo tiempo que un pirata prende un cigarroLa diminuta explosión se va alimentando de luz a lo lejosProveniente de un sin fin de luciérnagas blancasEllas le danzan a esa noche por ser una másToda chorreadaAbriendo cascadas por todas partes.

Un enorme puente de arena se presentaHaciéndose cada vez más grande aunDe arena de granitos gruesosÁtomos gordosUnos más impresionantes hacia la izquierda,La derecha Al parecer de manera infinitaAl fondo intactas manchas inmóvilesEn acuarelaDan esa impresión desconocida.Grandes escalones te reciben para calmar la subidaA la subida de tono bestiante que yace en el norteY a los lejos pero sin perderla de vista está pintada una islaQue causa una sensación de turista en la espaldaAcantilados después explosiones de verde.Hacia los puentes de arena se dirigen las ideasCautivadas ellas,Todas ellasPor la resonancia de las cuerdas.

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Garfirio

Edición Electrónica

© Álvaro Guzmán Catanzaro [email protected]

© Tranvías Editores, PerúLa Punta, Callao - 2011

Primera Edición ImpresaLima, Perú, año 10

IlustracionesRenato “Chano” Loaiza

Derechos Reservados

www.tranviaseditores.blogspot.com

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Poesía de autoreferencia. Creadora de mundos alternativos y feroces. Poesía

que se despliega encadenando una imagen tras otra para formar una

letanía, un cántico para las nuevas criaturas carnívoras, un haz de luz en el

vacío cósmico. Un viaje entre lisérgico y sagrado que tiene como fruto estos

poemas que pretenden encarnar una propuesta distinta al coloquialismo fácil y a la experimentación sin rumbo. Todo

esto es Garfirio, el primer libro de Álvaro Guzmán. Un poemario que

produce la misma sensación del silencio mortuorio dentro de una gigantesca nave

espacial en plena travesía, un silencio atravesado por un breve zumbido que

denuncia vida.

José Carlos Yrigoyen