«Generación flexible»

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«Generación flexible»: Vivencias de flexibilidad de los jóvenes parados * Antonio SANTOS ORTEGA Departamento de Sociología y Antropología social – Universidad de Valencia [email protected] RESUMEN: El presente artículo estudia las vivencias de los jóvenes parados en España. Se detiene par- ticularmente en las vivencias respecto a la flexibilidad laboral. Los parados jóvenes muestran rasgos comunes a cualquiera de sus coetáneos ocupados: flexibilidad laboral, trayectorias discontinuas, acumu- lación de situaciones de irregularidad. Su condición de desempleados les sitúa en un lugar estratégico para analizar sus actitudes hacia la flexibilidad laboral y a las incertidumbres del mercado de trabajo. Palabras Clave: Desempleo, Juventud, Flexibilidad «Flexible generation»: Experiences of flexibility of the unemployed young people Flexible generation ABSTRACT The present article studies labor conditions of unemployed young Spanish people. This group share several common attributes with other contemporaries employed: labor flexibility, discontinuous trajec- tories and accumulation of irregular situations. His condition of unemployed places them in a strategic place to analyze his attitudes towards the labour flexibility and to the uncertainties of the work. Key words: Unemployment, Youht, Flexibility REFERENCIA NORMALIZADA A. (2006). «Generación flexible: Vivencias de flexibilidad de los jóvenes parados». Cuadernos de Relaciones Laborales. Vol.24 Núm.2, 2006 Sumario: Introducción 1.- El cambiante modelo de desempleo juvenil. 2.- Parados flexibles: la percep- ción de la flexibilidad del nuevo modelo de empleo desde la posición del parado. 3.- Frente a la ame- naza de la realidad, silenciar los problemas. 4.- El «pensamiento único» en la esfera del paro: la pene- tración de las fórmulas neoliberales entre los parados. 5.- Conclusión.6- Bibliografía INTRODUCCIÓN «Generación flexible» podría parecer un eslogan exagerado para referirse a toda una generación, pero deja de serlo cuando analizamos detalladamente la actual ISSN: 1131-8635 Cuadernos de Relaciones Laborales 2006, 24, núm. 2 63-83 * Este artículo se enmarca en el proyecto I+D SEJ2004-07731/JURI (Ministerio de Educación y Ciencia) Empleo y exclusión social: Rentas mínimas y otros mecanismos de inserción laboral.

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  • Generacin flexible: Vivencias de flexibilidad de los jvenes parados*

    Antonio SANTOS ORTEGA

    Departamento de Sociologa y Antropologa social Universidad de Valencia [email protected]

    RESUMEN: El presente artculo estudia las vivencias de los jvenes parados en Espaa. Se detiene par-ticularmente en las vivencias respecto a la flexibilidad laboral. Los parados jvenes muestran rasgoscomunes a cualquiera de sus coetneos ocupados: flexibilidad laboral, trayectorias discontinuas, acumu-lacin de situaciones de irregularidad. Su condicin de desempleados les sita en un lugar estratgicopara analizar sus actitudes hacia la flexibilidad laboral y a las incertidumbres del mercado de trabajo. Palabras Clave: Desempleo, Juventud, Flexibilidad

    Flexible generation: Experiences of flexibility of the unemployed young people Flexible generation

    ABSTRACTThe present article studies labor conditions of unemployed young Spanish people. This group shareseveral common attributes with other contemporaries employed: labor flexibility, discontinuous trajec-tories and accumulation of irregular situations. His condition of unemployed places them in a strategicplace to analyze his attitudes towards the labour flexibility and to the uncertainties of the work.

    Key words: Unemployment, Youht, Flexibility

    REFERENCIA NORMALIZADAA. (2006). Generacin flexible: Vivencias de flexibilidad de los jvenes parados. Cuadernos de

    Relaciones Laborales. Vol.24 Nm.2, 2006

    Sumario: Introduccin 1.- El cambiante modelo de desempleo juvenil. 2.- Parados flexibles: la percep-cin de la flexibilidad del nuevo modelo de empleo desde la posicin del parado. 3.- Frente a la ame-naza de la realidad, silenciar los problemas. 4.- El pensamiento nico en la esfera del paro: la pene-tracin de las frmulas neoliberales entre los parados. 5.- Conclusin.6- Bibliografa

    INTRODUCCIN Generacin flexible podra parecer un eslogan exagerado para referirse a

    toda una generacin, pero deja de serlo cuando analizamos detalladamente la actual

    ISSN: 1131-8635Cuadernos de Relaciones Laborales2006, 24, nm. 2 63-83

    * Este artculo se enmarca en el proyecto I+D SEJ2004-07731/JURI (Ministerio de Educaciny Ciencia) Empleo y exclusin social: Rentas mnimas y otros mecanismos de insercin laboral.

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  • condicin laboral juvenil. En los ltimos veinte aos, dos tercios de los jvenes hanexperimentado sistemticamente la temporalidad en los contratos de trabajo y,dados los fuertes vnculos entre temporalidad y precariedad laboral, puede decirseque la gran mayora de los trabajadores jvenes conoce de primera mano su signi-ficado. Diferentes lneas de investigacin, han verificado cmo la temporalidad delos empleos est en relacin con tasas ms elevadas de accidentes de trabajo, consalarios bajos, con problemas de acceso a la formacin en la empresa, con una fuer-te movilidad geogrfica, con peores relaciones personales en el entorno de trabajoy con una intensa incertidumbre en el itinerario laboral de las personas. Sin mini-mizar el resto de los temas, cabra considerar a este ltimo como el ms relevantepara el anlisis sociolgico: la flexibilidad y la temporalidad son el principal deter-minante del cambio actual en las representaciones de los jvenes sobre el trabajo.La tendencia a una fragmentacin de las identidades laborales, a una crisis de lacohesin social provocada por un empleo dbil (Alonso, 2001) es evidente.

    La sensacin de masa laboral disgregada, sin proyecto ni cultura comn, esmuy frecuente entre los jvenes que ms han vivido la temporalidad. Por defini-cin, sta instaura una profunda discontinuidad entre los trabajadores que impi-de el sentimiento de comunidad. En palabras de Franco Berardi, la temporalidadfractaliza el trabajo, disgrega los intereses de los trabajadores y colapsa cual-quier iniciativa de organizacin, la razn es fcil de comprender. Para que puedaproducirse un ciclo de protesta es necesaria la contigidad espacial de los cuer-pos en el trabajo, es necesaria la continuidad temporal existencial. Sin contigi-dad y continuidad no se pueden dar las condiciones para que los cuerpos celula-rizados se conviertan en una comunidad (Berardi, 2005). Aunque el comentariode Berardi se refiere a los efectos polticos de la temporalidad, cabra hacerloextensivo a otros mbitos en los que tambin se expresa la sensacin de impoten-cia colectiva frente a la temporalidad. Un nomadismo laboral se ha instaladoentre los jvenes y an no conocemos a fondo sus consecuencias sociales.

    En este artculo, se parte de la idea expuesta en el prrafo anterior para pro-fundizar en las representaciones acerca de la flexibilidad laboral que tienen losjvenes parados. En la configuracin actual del mercado de trabajo, el paro y laflexibilidad se han entrelazado. La proliferacin de contratos temporales abre unasecuencia fluida de entradas y salidas en el empleo que ha hecho crecer el parorecurrente. ste define hoy el perfil tpico del desempleo de los jvenes. Paramuchos de ellos no se sabra decir si son trabajadores temporales o parados inter-mitentes: son casi sinnimos. Estas tendencias convierten a los jvenes paradoscon experiencia laboral en un colectivo muy pertinente para estudiar las percep-ciones sobre la flexibilidad. Representan la franja ms afectada por ella pues pro-vienen de un contrato temporal que ha finalizado y su salida del paro pasa, casicon seguridad, por otro nuevo contrato temporal enlazado. Esto les sita en unlugar de particular sensibilidad hacia la temporalidad1. Ellos perciben mejor que

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    1 En este artculo, se ha utilizado el trabajo de campo realizado para la investigacinTrayectorias sociales del paro de larga duracin (Santos, 2005) basado en entrevistas retrospectivas a

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  • otros colectivos algunos de los rasgos ms inquietantes que se estn extendiendoen el empleo y en particular en el de los jvenes. Un empleo en el que se impo-ne la competitividad tanto para conseguirlo como para mantenerlo y que provo-ca una fuerte desocializacin, donde priman las salidas individuales sobre lascolectivas. Un empleo con ms laberintos y en el que abundan las vas muertas,es fcil quedarse fuera, perder el ritmo, sentirse amenazado por la exclusin pro-fesional. Un empleo en el que las guas y orientaciones tradicionales sirven depoco y uno tiene que hacerse su propio proyecto. Las observaciones de RichardSennett (2000) sobre la erosin del valor de la experiencia y la crisis de la ideade carrera laboral, en la que los padres aportaban la experiencia de su trayecto-ria, son muy esclarecedoras para entender hoy la sensacin de muchos parados ytrabajadores jvenes. Un empleo con ms desigualdades y donde rige la idea deel que gana se lo lleva todo. Adems, un empleo en el que domina la caduci-dad, sobre todo en lo que se refiere a la cualificacin: en el mercado de trabajoactual impera la moda de que todo pasa de moda rpidamente. Finalmente, losjvenes soportan una fuerte carga paradjica en sus trabajos: por un lado se valo-ra la juventud, pero a la vez se abusa laboralmente de ella; al joven se le dice queinnove, que sea creativo, que proponga, que destaque, y a la vez, muy paradji-camente, le llega el mensaje de que se adapte, que respete, que calle y que seforme.

    Por aadidura, todos estos rasgos se propagan sin saber muy bien quin losdefine. Hoy el poder en la empresa se ha vuelto opaco y es difcil identificar elorigen de la cadena de mando. Todo parece fruto de dinmicas que estn fuera denuestro alcance, de causas que se nos escapan. El resultado de estas representa-ciones laborales que estn cuajando es un difuso malestar en el trabajo, que anno tiene expresiones sociales objetivas y que se mueve principalmente en elplano de las vivencias individuales. Un malestar que hoy es en buena parte invi-sible. No se ve, pero se siente, y se repliega en la subjetividad del trabajador. Seexpresa en el resentimiento tantas veces declarado hacia el trabajo. Como en lasmejores pelculas de terror, no se ve, se presiente.

    Es cierto que esta idea de malestar es poco concreta y un tanto subjetiva, peroafecta a muchos jvenes que la expresan ya en los resultados de algunas encues-tas, donde se capta bien la queja por los bajos salarios; la demanda de estabilidadante los excesos de la flexibilidad; la percepcin de una falta de equidad entre elrendimiento personal y las compensaciones recibidas; la falta de cumplimientode los compromisos por parte de los empleadores; el estrs (por sobrecarga, porambigedad o por conflicto de rol) o los empleos infracualificados. No es inten-cin de este artculo generalizar, ni teir el mundo del trabajo juvenil de un nicotono, pero las inquietudes mencionadas estn muy extendidas y la incgnita hoy

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    parados. El anlisis de dichas entrevistas permiti profundizar en las vivencias de los diferentes gruposde parados, en sus prcticas cotidianas y en sus representaciones sobre el paro y el trabajo. En el pre-sente artculo, se incluyen en el texto algunos fragmentos de dichas entrevistas con objeto de ilustrar lasideas expuestas.

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  • es saber las futuras consecuencias laborales de este mundo del trabajo hostil,poco convivencial y centrfugo.

    Estos males laborales no afectan solo a los jvenes. En un reciente estudioeuropeo (Brsch-Supan, 2005) los trabajadores espaoles se sitan a la cabeza de10 pases europeos en cuanto al deseo de alcanzar la edad de jubilacin. Un 67%de nuestros ocupados entre 50-59 aos manifiesta el deseo de jubilarse lo msrpidamente posible. En Holanda o Alemania, por ejemplo, este porcentaje esmucho ms bajo 31% y 43% respectivamente. Los factores que los autoresdel estudio ligan con el deseo de una jubilacin ms temprana son: bajas posi-bilidades de promocin; poca autonoma en el trabajo; fuerte carga laboraly penosidad; inseguridad en el empleo. En el informe, los trabajadores espa-oles presentan los ms altos ndices de insatisfaccin en el trabajo y esto serefleja en su deseo de abandonar el empleo y alcanzar la edad de jubilacin. Contodas los cautelas que reclama esta compleja idea de desear la jubilacin, es evi-dente que incluso los trabajadores de mayor edad no tienen una vivencia muyprotectora del actual mundo laboral y desean alcanzar lo ms rpido posible otrasesferas en las que conseguir una identidad ms creativa. No hay que restar mri-to al IMSERSO a la hora de divulgar la idea de una jubilacin divertida, pero elhecho de que la jubilacin resulte ms atractiva que el empleo despierta muchaspreguntas y obliga a pensar en los efectos de los ltimos veinte aos de desarro-llo de un modelo de flexi-precariedad laboral mltiple y muy extendida. En esteartculo, se tratar un aspecto concreto de toda la amplia panormica que la pre-cariedad flexible adopta entre los jvenes: se analizarn las vivencias y las repre-sentaciones de los jvenes desempleados sobre la flexibilidad laboral.

    1. EL CAMBIANTE MODELO DE DESEMPLEO JUVENIL

    La imagen que nos ofrece la Encuesta de Poblacin Activa sobre el paro havariado drsticamente en los ltimos diez aos. El desempleo ha disminuido con-siderablemente y Espaa ha pasado de nmero uno del ranking de la UE a estarpor debajo de la media. En el ltimo trimestre de 2005, la cifra total de desem-pleados es un 52% de la de 1996. En los casos ms graves de desempleo, relati-vos al paro de larga duracin, la cantidad actual representa solo el 28% de la de1996. Estos descensos han alcanzado ritmos superiores entre los jvenes: en1996, este colectivo representaba el 50% de los parados mientras que en 2005 seha rebajado al 43%. Entre estas dos fechas, la cantidad de parados jvenes delarga duracin ha descendido hasta el 19% del total. Por ofrecer, los clarificado-res datos absolutos, en 1996 se contaban 916.700 jvenes parados de larga dura-cin, en 2005 se han reducido hasta 173.900: la cantidad se ha dividido por 5. Losjvenes han sido el grupo ms favorecido en este periodo de crecimiento delempleo que ha provocado el trnsito de un modelo de desempleo masivo y per-manente a un modelo de desempleo flexible y con un mayor peso del paro recu-rrente. Aunque pagaron un precio muy alto, en trminos de paro, en los ochentay en los primeros noventa, en estos ltimos diez aos han sido ms deseados por

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  • los empresarios en busca de flexibilidad. La mayor maleabilidad de su fuerza detrabajo y el hecho de que guardan poca o ninguna memoria de la estabilidad delempleo, les convierte en mano de obra apetecible en este momento de auge de lainestabilidad laboral.

    La evolucin del paro, y sobre todo del paro de larga duracin, entre los jve-nes deja ver que la recurrencia en el desempleo est acumulada en este colectivoy ello permite afirmar que son el grupo de parados que ha vivido, y ha sentido,de forma ms intensa la flexibilidad, la movilidad y la rotacin en sus trabajos.Dado que en este artculo nuestro inters se centra en analizar las vivencias de losparados respecto a la flexibilidad, este grupo de jvenes parados con experiencialaboral anterior es un colectivo ideal para comprobar la situacin.

    Hay que precisar que existen situaciones muy diferentes entre los jvenes,que les llevan a vivir el desempleo de mltiples formas. El haber trabajado ante-riormente, el tener mayores responsabilidades familiares, la procedencia socialde la familia de origen, el contar con un determinado nivel de estudios, el gne-ro y el subgrupo de edad al que se pertenece generan una remarcable diversidadinterna entre los parados. Las diferentes conjugaciones de estas variables creanverdaderas constelaciones diferenciales que hacen del paro un fenmeno muycomplejo de analizar. Dado que nuestro objetivo es comprender las vivencias res-pecto a la flexibilidad, en este artculo no nos detendremos en las variadas tipo-logas, diferencias y heterogeneidades presentes en el seno de todo el colectivo,sino en algunos aspectos compartidos prcticamente por todos los parados jve-nes y que reproducen vivencias mutuas y homogneas. Todos ellos comparten unrasgo que hace que este objetivo sea de inters: han trabajado en un mercado detrabajo altamente inestable, han experimentado los contratos temporales y hanperdido el trabajo, pasando un tiempo en el desempleo. Todos han tenido variosde estos empleos flexibles y por tanto una socializacin laboral compartida. Noscentraremos en sealar cules son sus percepciones sobre las dificultades queprovoca el paro, sobre sus opiniones acerca de los tipos de empleo que les tocacubrir en este nuevo mercado de trabajo flexible y sobre sus expectativas para elfuturo.

    2. PARADOS FLEXIBLES: LA PERCEPCIN DE LA FLEXIBILIDADDEL NUEVO MODELO DE EMPLEO DESDE LA POSICIN DELPARADO

    El grupo de parados con experiencia laboral ofrece una rica perspectiva delos cambios actuales en la norma de empleo. Tienen una experiencia de primeramano en trabajos altamente flexibles. La precariedad adopta mltiples formas:salarios bajos, abusos en el tiempo de trabajo, duracin insignificante de losempleos, irregularidades contractuales y una amplia gama de arbitrariedades quevamos a detallar. Estos parados viven en directo la inseguridad que se ha adue-ado del mercado de trabajo y la contemplan desde la lucidez aadida que lesotorga su situacin de paro. Experimentan las dos dimensiones interconectadas

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  • de las franjas ms debilitadas del mercado de trabajo: la precariedad laboral y eldesempleo. Este binomio adquiere para ellos el carcter de una realidad innega-ble. El siguiente fragmento extrado de las entrevistas da idea de cmo la inesta-bilidad ha pasado a convertirse en lo normal:

    Soy consciente de que ahora no hay trabajo para toda la vida y yo tengo en mente,bueno pienso que voy a tener un trabajo a lo mejor dentro de dos aos, estar o a lomejor estoy tres meses sin tener, luego volver... me volvern a contratar 6 meses, 5meses, dos aos, entonces... a no ser que te metas en administracin, en una oposicino algo anormal... que te metas en una empresa y ya hacerte fijo que eso ya es ridculo,entonces me veo pues eso a encontrar trabajo a temporadas, o sea eso a temporadas, a lomejor un ao, meses s, meses no, el trabajo ideal para m pues sera pues algo realmen-te estable, si gano 50 que siempre gane 50.

    La fluidez es el nombre propio del nuevo modelo de paro-empleo. El traba-jo a ritmo de flexibilidad requiere que un volumen numeroso de trabajadoresinteriorice la rotacin y la movilidad como ejes de la normalidad laboral actual.Los jvenes parados personalizan esta fusin entre el paro y el empleo: son par-tes del mismo momento y van a ir casi paralelamente en su carrera profesional.Esta movilizacin no es solo un recurso de reduccin de costes para las empre-sas, sino que, adems, el conseguir imponer un habitus flexible (Mauger, 2001)a los parados garantiza una conformidad con el protocolo de la inestabilidad. Enestos malos empleos de experiencia cero que se les ofrecen, las paradojas salpi-can la vida laboral diaria de los jvenes parados: se les exige experiencia y tansolo encuentran empleos que no la proporcionan; se les habla de la importanciade la carrera y se les ofrece, por el contrario, un listado discontinuo e inconexode actividades; se les demanda estar muy preparados para luego encontrar emple-os en los que se prescinde de ellos a la primera de cambio.

    Los abusos de las empresas y la consiguiente indefensin de los trabajadoresno escapan a estos jvenes parados, que en su breve etapa de trabajo ya han vivi-do todo tipo de triquiuelas y trampas legales: empresas que no hacen contratos;que pagan o contratan menos horas de las que realiza el empleado, que pagan ennegro; que contratan en puestos por debajo de la categora; que pagan sueldosmisrrimos; que manejan las subvenciones y los plazos de edad, despidiendo atrabajadores que no dan derecho a subvencin por fomento de empleo para con-tratar a un nuevo empleado ms joven y volver a acceder a las ayudas; que fuer-zan a los trabajadores a trabajar con contratos mercantiles; que hacen firmar fini-quitos en blanco a la vez que se firma el contrato laboral; que ocultan datos.Todos estos excesos han sido recogidos en las entrevistas y denotan un funciona-miento paralegal de las empresas:

    La impresin es que ahora estn pagando por el mismo trabajo, por lo menos el nues-tro, bastante menos que antes, estn casi pagando la mitad de lo que pagaban, eso por unlado y luego pues los contratos, bueno los contratos nada porque, yo creo que haba muypoca gente que tuviera contrato indefinido, poca gente, vamos te hablo, yo te hablo delo mo de mi sector, casi todo eran contratos, por obra, contratos temporales por fomen-

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  • to de empleo, desde que yo estoy no ha habido nadie, nadie que hallan hecho fijo, o seaes una...un grupo de empresas que acabas los tres aos en una y te dan de baja en esa, tevas al paro 15 das y te contrataban en otra, yo era de ESTAFASA, el otro ao me pasa-ban a TIMASA y de TIMASA a TRAMPASA y as pasando a la gente, entonces te pue-den despedir cuando quieran. (nombres de empresa ficticios)

    Boaventura de Sousa Santos (2002) ha hablado de fascismo contractualpara describir estas prcticas que se producen en el amplio margen de sombralegal de que gozan las empresas en el momento actual. A pesar de estos usos frau-dulentos, las empresas acumulan tal cantidad de poder simblico que an consi-guen hacer pasar por eficacia y competitividad lo que no son sino comportamien-tos delictivos: una forma muy particular de entender el laissez faire en el mbitode lo legal. El fin del crecimiento y del beneficio justifica los medios delabuso y del atropello al derecho laboral. Con las manos atadas, los parados seven a menudo preconizando ms ayudas a las empresas para crear empleo y lacontradiccin se dispara, generando un crculo vicioso de malos empleos y arbi-trariedad subvencionada y casi sin control. La frase con que el novelista KurtVonnegut (1980) retrataba a un hombre poderoso de uno de sus relatos se puedeaplicar bien a algunos directivos de las empresas hoy ms poderosas: La cosams importante que se ensea en Harvard es que un hombre puede obedecertodas las leyes y an as puede ser el peor delincuente de su poca

    A todas las contradicciones anteriores, hay que aadir otra que consiste enque los empresarios reconocen de antemano la vala de los jvenes, su capitalhumano acumulado, su potencial de futuro y, posteriormente, cuando se les da unempleo, se observa a menudo una infrautilizacin de sus capacidades. Se dibujaas un tramo de edad en el cual los jvenes piensan que tendrn oportunidad deaprender y conseguir un mejor empleo a condicin de que acepten un periodo deinsercin con condiciones de empleo degradadas de chico para todo. El fen-meno est muy extendido. Las empresas se aprovechan de los periodos de prc-ticas o de formacin para utilizar esta mano de obra barata en actividades pura-mente laborales sin contenido formativo. El mayor problema es que nadagarantiza que este purgatorio de la insercin conduzca posteriormente al joven auna mejor posicin laboral. Entre estos jvenes con experiencias laborales en lasque han podido comprobar estos hechos, la sensacin de aceptacin y conformi-dad con la injusticia es muy elevada: no es algo que te asuste, es algo que es asy punto.

    Otra de las consecuencias frecuentes de un modelo que tiende a no fijar a lostrabajadores a un empleo es la aparicin de discriminaciones entre aquellos quecuentan con una posicin ms estable y aquellos que forman la periferia contrac-tual flexible. Las divisiones entre estos dos colectivos desunen y particularizanlos intereses. No son infrecuentes los conflictos y las divergencias. La siguientesecuencia de citas recoge bien los temores de una joven parada al narrar su ante-rior experiencia laboral. Su percepcin de sentirse como un cuerpo extrao en laempresa a la que ha llegado a travs de una empresa de trabajo temporal (ETT)es el corolario de una serie de discriminaciones que capta en cuanto a los sala-

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  • rios, los horarios y las responsabilidades. La presencia mediadora de la ETT ins-titucionaliza la coaccin, cortocircuita cualquier unin y disgrega toda posiblecomunidad de intereses entre trabajadores que quedan definidos como de diferen-tes empresas. Adems, aunque los trabajadores jvenes puedan escandalizarsepor las arbitrariedades y las desconsideraciones que sufren, su memoria y suexperiencia sobre los derechos laborales y sobre la lucha para afianzarlos es esca-sa. A veces, su retraimiento es tal que ni siquiera se consideran candidatos a tenerderechos de ciudadana laboral. El miedo y las reacciones defensivas de silenciarla queja y alejarse del problema son una constante en el espacio laboral de la fle-xibilidad. La reaccin que tiene nuestra joven entrevistada es emplearse a fondopara conseguir el empleo y demostrar su vala: el miedo a quedar fuera es el car-burante de la explotacin:

    No, es que ahora mismo por ejemplo llegaba Navidad, ellas tenan sus pagas, yo notena pagas porque te las incluyen en nmina, no es marginacin pero te sientes comodiciendo: ests en sustitucin y a m me renovaban de mes en mes, entonces tampoco esuna seguridad porque yo no saba si al mes siguiente iba a estar y me lo decan el lti-mo da. Entonces pues, vas as con miedo, es eso, que vas as con inseguridad. [...]Aparte, a lo mejor pienso yo que como llegas la ltima pues tienes que hacer ms, parademostrar que vales ms para, que te pueden contratar y ya quedarte ah en la empresa,pero luego te das cuenta que es un trabajo temporal. Cuando acabas dicen, no, s, lo hashecho muy bien y eso pero te queramos para una sustitucin y ya est y es eso, pues alo mejor te sientes, como eres la ltima pues tienes que mostrar ms tu vala y eres laque tiene que hacer las cosas; entras la ltima y a lo mejor por Empresa de TrabajoTemporal, tienes que limpiar esto, pues lo tienes que hacer t.

    De manera ms o menos agobiada o ms o menos conforme, las vivencias deaceptacin de la situacin por parte de los jvenes son ampliamente compartidas.Al pedirles su opinin sobre sus actitudes hacia la inestabilidad laboral, puededecirse que predomina un sentimiento de incertidumbre y duda. En muchos casosse encuentran expresiones negativas y quejas hacia las nuevas condiciones en lasque se desarrolla el empleo, pero de esto no resulta una impugnacin total al sis-tema, sino una preocupacin por la suerte que se correr personalmente. Los nue-vos requerimientos del mercado de trabajo parece que se consideran necesarios,pero para los dems, si se aplican sobre uno mismo crece la preocupacin. Elnuevo modelo parece que no se puede cambiar y despierta en los jvenes la face-ta de las estrategias personales para sacar lo ms posible de un cambio imposiblede controlar. La siguiente cita es reveladora de la idea de incertidumbre, unautntico catlogo de trminos e ideas del reciente mundo del trabajo: un capita-lismo de la innovacin, desordenado, sin reglas, sin fbricas:

    O sea de la fbrica yo creo que no. Yo creo que empezaremos a hacer, que estaremosdiseando un nuevo sistema, otro nuevo diseo [...] Me lo imagino completamente dis-tinto, o sea as desordenado, que no hay ninguna regla, desordenado, sin unas reglas quelos una. Verlo as desordenado quiere decir que no ser lo tpico, las tpicas 8 horas, nique el contrato ser fijo...o sea una cosa as que no tiene nada que ver con este. Porque

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  • a lo mejor a una persona le hacen un contrato a lo mejor indefinido o un contrato deaprendizaje, pero que no ser lo mismo para cada uno, no ser lo mismo para todos, yocreo que es un desorden, o sea que no se tiene un orden as completo, unas reglas aseguir.

    Como hemos visto, el conocimiento de los malos estilos de contratacin tem-poral no escapa a los jvenes y lo interpretan como su horizonte laboral inmedia-to, pero las crticas duras y razonadas no son la actitud predominante. Ms bienabundan las quejas un tanto oportunistas y de alcance restringido: Hombre!, loveo mal, lo veo mal y por otro lado bien, porque por lo menos dan trabajo, aun-que sea tres meses, son tres meses que trabajas, mal porque juegan con la gente.La atribucin de responsabilidades sobre las causas del paro es abstracta e inde-terminada. No existen actores culpables, causantes, generadores de procesos. Elmercado, la oferta y la demanda, los intereses econmicos indefinidos, la crisis,la coyuntura, estos son los referentes abstractos. Sin embargo, los sujetos decarne y hueso o las instituciones nominales no estn presentes en cuanto motoresde los cambios. La siguiente cita da una idea ms directa de esta relativizacin yatenuacin de las responsabilidades.

    Es que no se puede echar la culpa... no s. Es que esta situacin no ha venido de repen-te, ha venido arrastrndose poco a poco, a lo mejor sin darnos cuenta, porque al princi-pio decamos: pero no pasa nada, a lo mejor sin darse cuenta nadie, ahora estamos aqu,culpa, culpa? es que yo creo que no se le puede dar a nadie en concreto.

    Un sntoma de aceptacin de las reglas del juego y de su utilizacin instru-mental para conseguir los propios propsitos es la opinin ms extendida acercade las empresas de trabajo temporal (ETT). Para la mayora de los jvenes, supapel est completamente justificado: sirven de intermediario entre las empresasque buscan trabajadores y los jvenes que buscan empleo para obtener dinero. Loque la ETT gestiona es un intercambio de flexibilidad. Cuando se perciben algu-nas notas crticas, son siempre muy ponderadas: los empleos no son buenos y eldinero no es mucho, no ofrecen trabajos para licenciados, pero sirven para sacaralgo de dinero y hacer cosillas. En los casos extremos, como el de la cita quese presenta abajo, el uso instrumental que puede hacerse de estas empresas lasconvierte en aliadas y hay una ausencia total de percepcin sobre la lgicaempresarial que las mueve.

    Yo creo que es un gran invento porque adems te empujan y te buscan trabajo y apar-te si t te ests buscando trabajo y ests apuntado a una Agencia tienes ms posibilida-des de encontrar, y si va a ser para toda la vida, pues mejor todava y si no pues que mste da. O sea, si va a ser un trabajo para toda la vida que te gusta y que sabes que lo pue-des conseguir en esa Agencia, perfecto y si va a ser un trabajo temporal, que es para sola-mente sacarte un dinero y la agencia te lo saca y encima ganas ms que una persona queest fija en esa empresa, de la que te ha beneficiado el trabajo en la Empresa Temporal,mejor todava. Yo las veo muy bien, por m perfecto.

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  • 3. FRENTE A LA AMENAZA DE LA REALIDAD, SILENCIAR LOSPROBLEMAS

    Es difcil saber en qu estrato de la conciencia habr quedado la capacidadcrtica de los jvenes despus de veinte aos de hegemona de los moldes de pen-samiento neoliberal. Los discursos sociales y polticos teidos de un lenguaje demanager y la desocializacin creciente que han trado las transformaciones eco-nmicas han dado sus frutos, generando un adormecimiento programado de lasensibilidad social de las personas. Aunque no son los nicos, pues el mal esthoy generalizado, los jvenes resultan ser un grupo propenso debido a su posi-cin generacional y a la desmemoria de estos ltimos aos. Es cierto que acumu-lan otros valores que podran servir de contrapunto al conservadurismo socialtriunfante, sin embargo, parece que esos valores y esa energa han sido apropiadospor el discurso desmovilizador; tienden a hablar el lenguaje de la modernizacinempresarial. La dictadura del cambio todo es inestable, todo se mueve, no hayque parar, nada dura y hay que adaptarse a ello ha secuestrado las ideas. El espa-cio pblico est dominado por los cdigos de la publicidad y de la empresa.

    En las entrevistas que se han analizado, se capta una intensa indefensin yfalta de capacidad para analizar la situacin de paro, y de trabajo, por parte de losafectados. Esta apata adopta las formas de negacin de cualquier posibilidad deaccin sobre el problema y de una irresponsabilidad tanto en las causas que logeneran como en las posibles vas de solucin. Las reacciones ms repetidas sonun rechazo a pensar sobre el problema y una bsqueda de refugio en el presente.Junto a esto se manifiesta miedo, internalizacin de la queja y necesidad de eva-sin. La siguiente cita ilustra estas dos actitudes.

    No tengo ni idea, ni quiero saberlo vamos. Es que no lo quiero ni pensar porque, me damiedo. S, me da miedo no me gusta lo que veo, no me gusta.[...] Y como cada uno vaa la suya, cada vez va a ser ms difcil y cada vez es peor porque cada vez vamos ms ala nuestra y no se va a poder remediar, la gente no se mueve ahora para nada... por esote he dicho que prefiero no pensarlo, ya vendr [...] No creo que sea algo de lo que teguste hablar ni de lo que ests comentando con la gente, o sea, yo cuando estoy con ami-gas y cuando salgo es para pasarlo bien, para intentar olvidarme un poco, ya me agobioyo en mi casa, y no tengo porque sacarlo fuera, si nos vamos a tomar caf, y ponemosun codo en la mesa y empezamos a decir: que mal est todo

    Todas estas reacciones, aparentemente personales y desplegadas en el planode lo psicolgico, han de ser interpretadas como mecanismos defensivos socia-les, pues sociales son sus consecuencias. El principal: la incapacidad de reaccinante el problema del paro y la insensibilizacin hacia sus injustos efectos. Estosmecanismos no se presentan solo en el terreno del paro; tambin entre los ocupa-dos, la desigualdad social, la pobreza, las malas condiciones de trabajo se vivencomo cuestiones inaccesibles y sobre las cuales no se puede actuar. La inacciny la desmovilizacin respecto a estos problemas tienen la misma raz que lasreacciones respecto al paro que aqu se estn tratando. Es ms, los que trabajan,

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  • contemplan los problemas de los parados con este tipo de pauta de la impotenciay del distanciamiento hacia el problema.

    El paro y la complicada situacin laboral de estos ltimos veinte aos hanextendido un miedo a la prdida de estatus, a la posibilidad de quedar en la cune-ta del actual modelo social y un temor al fracaso y a la privacin del consumo.Estas circunstancias, teidas por el miedo, son las que estn en el origen de lasmanifestaciones de insensibilizacin y de indiferencia hacia los problemas socia-les que estamos analizando entre los jvenes.

    Una hiptesis2 sobre la que merece la pena detenerse indicara que todasestas reacciones de parlisis provienen de mecanismos de defensa individuales ycolectivos que tienen como resultado la prdida de la capacidad crtica y el dis-tanciamiento. Los mecanismos individuales de defensa, que son activados por elmiedo al fracaso y al sufrimiento, provocan en la persona un efecto de silenciarel problema, de olvidarlo, de colocarse unas anteojeras que ayuden a sentir susefectos aminoradamente; esta negacin o interiorizacin del problema aplazacualquier toma de responsabilidad sobre ste e inhabilita al afectado sobre susolucin. La indiferencia funciona como un anestsico de la propia emocin yaque uno es consciente de que tiene dificultades, pero percibirlo de forma mitiga-da reduce mucho la angustia y evita verse impulsado a responsabilizarse y actuary, por tanto, a afrontar los riesgos y la posibilidad de no saber resolver el proble-ma, de tener que afrontar el potencial fracaso y el sufrimiento. Blindarse contrala percepcin del sufrimiento propio y evitar el hecho de tener que sentir, hablary soportar los rasgos de anormalidad social que produce el paro son los resulta-dos de este mecanismo defensivo, cuyo coste es la desensibilizacin hacia lacausa que produce el sufrimiento, en este caso el propio paro y las razones quelo generan.

    Yo a lo mo, prefiero no pensar mejor vivir da a da, los mecanismosde defensa individuales no actan solos, se acompaan de mecanismos colecti-vos que completan a los anteriores. En el caso del paro, los propios afectadosestn tan cerca del problema tanto que lo sufren en su propia carne que nobasta ponerse anteojeras, la angustia rebosa. Para que la toma de responsabilidadpueda seguir aplazndose, y pueda evitarse el sufrimiento de reconocerse comoparado, hacen falta otros mecanismos de un orden superior. Estos seran losmecanismos colectivos de defensa, que consistiran en aceptar y racionalizar lasexplicaciones, o mejor, la explicacin hegemnica y hacerla propia. Esta acepta-cin evita tener que pensar por uno mismo, adormece la capacidad de razonar yprotege de la realidad, con lo cual se consigue nuevamente eludir el sufrimientoe inhibirse de la responsabilidad. Aceptar una explicacin racional permite notener uno mismo que dar explicaciones, te descarga de responsabilidad e inclusote da pautas de comportamiento y te orienta.

    2 En sus anlisis sobre la psicodinmica del trabajo, Cristophe Dejours (1998) ha estudiado losmecanismos de defensa que conducen a la banalizacin de una injusticia social. En estas pginas, ree-laboramos sus argumentos para aplicarlos al anlisis de las actitudes hacia el desempleo.

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  • Dos millones de parados abatidos por los depresivos mecanismos de defen-sa individuales no son un buen panorama, es preferible que los parados compar-tan una explicacin del paro que, adems de evitarles el tener que pensar y sufrir,les convenza y les marque el camino. Hay que enrolar al mximo nmero deparados en las filas de una explicacin conveniente. Este mecanismo colectivo dedefensa no se inicia por motivos psicolgicos: hace falta previamente una expli-cacin elaborada, bien armada y que garantice el buen funcionamiento del meca-nismo de defensa que se hace fuerte por su aceptacin por parte del parado. Estaexplicacin tiene que tener unas fuentes, unos medios de difusin, unas institu-ciones que la amparen y la gestionen, unos medios de legitimacin, un aparatotcnico que la confirme y unos instrumentos prcticos que la hagan operativa.Cuanta mayor verosimilitud acumule, mayor ser su poder de explicacin racio-nal y, consiguientemente, se extender con mayor rapidez entre los parados. Hade ser una explicacin que se imponga a otras posibles y se dote de los mediosque aseguren esta hegemona.

    La explicacin concreta que hoy est funcionando como base de este meca-nismo colectivo de defensa es la explicacin neoliberal del paro. Compuesta poruna serie de razonamientos articulados mediante los cuales se llega a la conclu-sin de que el paro es un fenmeno incausado o causado por abstrusas dinmicaseconmicas, cuya explicacin y tratamiento requieren: primero, un aparato tc-nico complejo y, segundo, una serie de medidas socioeconmicas imprescindi-bles para resolver el problema, entre las cuales est el compromiso y la implica-cin de los propios parados. De no llevarse adelante todas estas intervenciones,se augura una profundizacin de la crisis, un aumento del paro y una agravacinde las condiciones de vida de los parados. Los empresarios, que son los que creanempleo dejarn de hacerlo. El miedo y la amenaza hacen as acto de aparicin.Para conjurarlos se proponen una serie de cnones que confluyen en la figura delbuen parado, que acepta la explicacin y se implica: se esfuerza por encontrarempleo, est dispuesto a aceptarlo cuando se le ofrezca uno, asiste a los cursosde formacin y a cualquier otra medida que los tcnicos consideren oportuna. Elcomportamiento individual ser, en definitiva, el que podr librar al parado de suamarga situacin y el que distinguir a los parados buenos, de otros menos dis-puestos a aceptar el bloque de ideas mencionado. La explicacin promete un pre-mio a los buenos parados: una mayor facilidad para encontrar empleo y un reco-nocimiento moral de contribuir a la solucin del problema del paro. Los buenosparados obtendrn estos beneficios, los malos parados van contra el sistema. Enel extremo, los primeros habrn colaborado en la mejora del estado de la econo-ma y los segundos vern abultado el peso de su paro con la vergenza de nocolaborar en el bienestar de todos y la sospecha de no querer trabajar. De lamisma manera que hay un modelo de buen parado, tambin lo hay de mal para-do, defraudador, vago e incompetente.

    El mecanismo colectivo de defensa se activa cuando se acepta esta explica-cin y, con ello, se racionaliza el problema. A partir de ese momento, se muestraconformidad con la explicacin propuesta y esta conformidad permite eludir laresponsabilidad personal de tener que darse una explicacin propia, de tener que

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  • responsabilizarse en la solucin colectiva, de tener que sufrir por aceptar y afron-tar la condicin de parado. Resulta ms fcil aceptar la explicacin que se te pro-pone y esperar el premio-promesa que supuestamente conlleva: la salida del paro.Tan solo hay que comprometerse a ser un buen parado, que mira por sus intere-ses personales para salir cuanto antes del paro. El miedo est en la base de estesistema: si no me comporto como me dicen, corro el riesgo de estar peor de loque estoy y de que no me contraten. Toda esta secuencia concluye con la colabo-racin del parado, que acaba centrndose en s mismo, amasando una densa indi-ferencia hacia el resto de parados, aceptando la explicacin oficial y renuncian-do a cualquier tipo de reaccin que se salga de la norma. La desagregacin quese observa hoy entre los parados es una prueba de que el miedo, dosificado con-venientemente, no une, sino destruye la reciprocidad.

    Este mecanismo no es privativo del mbito del paro. Es el mismo que se apli-ca a los trabajadores cuando se les amenaza con la crisis y el despido y se lesdemanda su participacin en forma de colaboracin con la empresa. Si estn dis-puestos a hacer sacrificios, obtendrn el reconocimiento de sta y la promesa demantener su empleo. Adems de este premio, el modelo abruma con adjetivoselogiosos a aquellos que se comprometen operarios fieles a la empresa, cola-boradores valiosos y califica a los que no colaboran casi de enemigos del sis-tema. Ante la amenaza de perder el empleo, se impone el velar por los interesesde uno, no meterse en los y, con mayor o menor entusiasmo, colaborar. Todo locual implica la ya mencionada indiferencia hacia los otros trabajadores, la creen-cia en la explicacin que propone la empresa y la renuncia a actuar colectivamen-te sobre un problema cuyas motivaciones econmicas parecen inalcanzables. Lamxima preocupacin es no estar entre las filas de los despedidos. Cuando el sis-tema est lo suficientemente rodado, nadie tiene la impresin de estar compor-tndose amoralmente o con cobarda, sino de estar velando por sus propios inte-reses y estar actuando acorde con una explicacin que persigue el bien. Situarseen la posicin de vctima posibilita siempre apelar a un exterior que es el quecausa el mal y as se desplazan afuera las responsabilidades que se deberan hacerpropias.

    Esta dinmicas provocadas por el modelo ideolgico neoliberal avanzan sinobstculos gracias a las debilidades actuales de otras explicaciones alternativas ygracias a un aparato de propaganda ms potente que nunca. El discurso de los sin-dicatos no ha sido lo suficientemente consistente para aglutinar a los parados. Losmltiples frentes de lucha que tienen abiertos en el mercado de trabajo les ha lle-vado a una desatencin hacia el paro. Paralelamente, los medios de comunicaciny todo un complejo aparato de difusin de las ideas de las empresas han creadoun sistema de manipulacin comunicacional que est consiguiendo producir ycontrolar las prcticas discursivas. Durante aos, solo se ha odo la versinempresarial.

    En el terreno del paro, estos mecanismos de manipulacin informativa nodudan en mentir o en omitir datos negativos. Se presentan solo los datos que con-vienen y se explica el paro por los resultados que se amaan sistemticamen-te y nunca se aclara cmo se hacen las mediciones, y no por los procesos no

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  • se dice que se est acabando con el paro a costa de inestabilizar a los ocupados.Al igual que las empresas han mimado ltimamente sus estrategias de comunica-cin, los servicios pblicos de empleo han introducido tambin la comunicacincomo arma de seduccin hacia los parados: personalizacin, reuniones de orien-tacin, mtodos de bsqueda para incrementar las capacidades personales, desa-rrollo de la iniciativa, empleabilidad...Tal vez no susciten adhesiones fuertesentre los parados, pero desestabilizan con su poder de manipulacin y proponenuna versin conveniente y nica de ver las cosas.

    Estos cdigos empresariales impregnan hoy la realidad cotidiana de los para-dos y se estn convirtiendo en un discurso repetido por ellos. Un discurso queuniformiza, lleno de estereotipos, frases hechas y eslganes que saturan de con-tenido semntico el campo del paro. En el siguiente apartado, se intenta analizaralgunos aspectos de esta invasin del discurso y de las prcticas neoliberales taly como se presentan en los jvenes parados entrevistados.

    4. EL PENSAMIENTO NICO EN LA ESFERA DEL PARO: LAPENETRACIN DE LAS FRMULAS NEOLIBERALES ENTRE LOSPARADOS

    A partir de los aos ochenta, la gestin de la empresa y de los recursos huma-nos comienza a proponer cambios para dotar a las empresas de nuevas formas dedireccin ms eficaces y productivas. Estas nuevas formas ofrecen una alternativapara desembarazarse de los viejos estilos rgidos del mrito y la seguridad y ajus-tarse a las supuestas nuevas necesidades de la flexibilidad y la calidad total. Estosesquemas renuevan las frmulas para controlar la empresa y los trabajadores conla particularidad de que tratan de disolver el modelo tradicional de autoridad y deesparcirla de modo que cada trabajador sienta que se hace cargo de una parte y sesienta implicado en el funcionamiento de la empresa. La filosofa del cambio y laflexibilidad y todo este lenguaje de gestin empresarial se han filtrado en las prc-ticas externas a las empresas, y otras esferas de la vida social se rigen tambin porestos principios. Los valores de los jvenes se ven contaminados por los cdigosde la gestin empresarial horneados en las business schools americanas.

    Un resumen de las bases ideolgicas del nuevo empleo nos ayudar a eva-luar el grado de profundidad que han alcanzado entre los jvenes parados y cmoestas nuevas formas de gestin de las organizaciones y de los recursos humanosse proyectan tambin en la gestin del paro. Las mencionadas bases podran resu-mirse en los siguientes cinco principios que forman parte de una secuencia queresume el tipo ideal de la nueva flexibilidad organizativa:

    1. Los sistemas de control jerrquico, burocrticos son ineficaces y condu-cirn a la ruina a las empresas que los mantengan. El viejo control jerr-quico debe desaparecer y dar paso al autocontrol. Esto supone contar con:la implicacin del personal, su motivacin, su confianza, su autonoma yun trabajo enriquecido de contenidos.

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  • 2. Los nuevos valores y capacidades de las organizaciones innovadoras hande ser la adaptacin, el cambio, la flexibilidad y la organizacin en red.

    3. Del contrato, la lgica estatutaria y las garantas adquiridas, se debe pasara la confianza, las relaciones personales y la consecucin de objetivosfijados temporalmente.

    4. El mercado y el cliente son interpretados como las fuentes de control y dedireccin de la empresa. Las empresas han de dirigirla lderes que sabenleer el mercado y los gustos del cliente.

    5. Las nuevas competencias de los trabajadores son el saber hacer y el saberestar: conocimientos tcnicos, destrezas operativas para desarrollarbien las tareas del puesto de trabajo y actitudes personales. Estas lti-mas se concretan en tener una disposicin animosa hacia el trabajo, capa-cidad de trabajo en equipo, aptitudes para el cambio y la adaptacin,talento para resolver problemas, para planificar, para asesorar y sugerir.

    La nueva filosofa intensifica su crtica a la idea de seguridad y estabilidad,muy presentes en la vieja gestin del personal. La estabilidad es negativa y sealaba la movilidad y la creatividad como fuentes para mejorar la empresa. El tra-bajador solo conseguir ser mvil y creativo con la participacin en diferentesproyectos empresariales y no con el estancamiento en uno solo. Cuidar la propiaempleabilidad significa incrementar la capacidad de las personas de ser elegidaspara participar en proyectos. El trabajador debe gestionar este capital personalque est formado por competencias y conocimientos que hay que movilizar. Estaes la nueva propuesta para sustituir a la idea de seguridad: cada nuevo proyecto,siendo diferente e innovador se presenta para los participantes como una nuevaoportunidad de aprender y de enriquecer sus competencias, requisitos todos ellosimportantes para encontrar otros empeos. (Boltanski y Chiapello, 2002: 144).La empleabilidad constituye a la vez una garanta contra el paro y una oportuni-dad de trabajar creativamente. La seguridad en el empleo se condiciona al cum-plimiento de objetivos de la empresa.

    La gestin reciente del paro ha sido enormemente permeable a los principiosde la direccin de empresas. Pautas similares se aplican a los parados y se divul-gan entre toda la infraestructura tcnica y profesional de los servicios pblicos deempleo. Este lenguaje de la flexibilidad se infiltra en el diagnstico y tratamien-to que los operadores profesionales emplean con los parados. Las bases ideol-gicas de lo que podramos llamar el nuevo paro reconvierten al viejo parado-sub-sidiado en un nuevo parado movilizado a travs de los siguientes principios:

    1. El parado que se limita a esperar el subsidio y a que le busquen un empleose perpetuar en el paro.

    2. El subsidio de desempleo no sirve para que la gente encuentre empleo, lesvuelve acomodaticios.

    3. Para salir del paro lo que hace falta es la iniciativa del propio parado: par-ticipacin, motivacin y movilidad. Si los empleos son mviles, varia-bles, cambiantes y exigen flexibilidad y capacidad de reaccin, el parado

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  • tiene tambin que acumular estas capacidades. Solo el propio parado,haciendo crecer su empleabilidad y evaluando sus capacidades y compe-tencias, se har merecedor de un empleo.

    4. Las polticas activas son la va adecuada para luchar contra el paro: hayque activar al parado.

    5. Hay que ayudar a las empresas a crear empleo. Si no se les facilita estalabor, no se les puede exigir que la cumplan. La legislacin debe atenderesta necesidad.

    Estas bases tienen la particularidad de invertir el funcionamiento de la ges-tin del paro tal y como se haba organizado hasta ahora basada en la idea deproteccin social. As los servicios de empleo se organizaban desde arriba,desde donde se defina el paro, sus riesgos y su cobertura social. Actualmente setiende a la organizacin desde abajo, podramos decir, en el extremo, a la autoor-ganizacin o a la autoproteccin del parado (ayudado por los servicios tcni-cos): se deposita en el parado la solucin de su problema, con el apoyo de los ser-vicios de empleo en trminos de motivacin y mejora de la empleabilidad. De losmodelos basados en la tutela se transita a los modelos en los que se promueve laautonoma y la auto-responsabilidad. Al igual que se supone que en las empresasha desaparecido la autoridad para dar paso a la implicacin y a la confianza, enla gestin del paro parece, tambin, que se transita desde el control y las exigen-cias al parado sujeto a obligaciones sellado y otros contraderechos debidos alcobro del subsidio, a un modelo en el que se abandona todo a la responsabili-dad del parado y las medidas disciplinarias se reservan para los irresponsables.La empleabilidad es el concepto estrella en la gestin ms reciente del paro, a tra-vs de ella se articulan los nuevos estilos de dominacin mental que, ensambla-dos en la factora ideolgica neoliberal, quedan fijados en las disposiciones cog-nitivas, morales y comportamentales de los desempleados.

    Desde el comienzo de los aos 80, el empresario ha sido rehabilitado en eldiscurso poltico y en la teora socio-econmica. Ha dejado de ser el explotadorde la clase obrera el patrono, para convertirse en un individuo interesado encrecer en el plano profesional y personal desarrollando su espritu emprendedor.Pero sobre todo, el empresario actual es elogiado por ser el creador de un bienhoy escaso: el empleo. Atrados por esta imagen, que se presenta de manera picaen el terreno de la publicidad o del cine, muchos jvenes ven en esta figura larepresentacin de un mundo apasionante y atractivo. Desde el punto de vista deun empresario, el empleado ideal ha de estar bien formado, ser flexible, disponi-ble, dispuesto a la movilidad, disciplinado, pero sin perder la autonoma y lacapacidad de innovacin, ha de implicarse, pero no reivindicar, ser joven y salu-dable, pero ya bien experimentado y, finalmente, pero no menos importante, notener aspiraciones salariales desmedidas.

    La interiorizacin de este retrato por parte de los jvenes parados es palpa-ble. En general, no parece tratarse de una identificacin completa y acabada,pero, hijos de su tiempo, muchos jvenes emulan las representaciones socialesdel xito y demuestran que han aprendido aquellos valores y cualidades que se

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  • asocian con el triunfo. El temor a no ajustarse a los modales que parecen garan-tizar un empleo es, sin duda, otro de los aspectos que mueven a los jvenes aadoptar el nuevo protocolo del empleado dinmico y flexible. Casi todos losjvenes entrevistados repiten alguno de los tpicos del discurso de los recursoshumanos, pero no puede decirse que se trate tanto de una comunin ntima conel modelo como de una reproduccin balbuciente de los estereotipos ms usua-les. Esto no quiere decir que esta repeticin no genere disposiciones y formas decomportamiento, las citas demuestran que es as: un habitus flexible se extiendepoco a poco. Por otra parte, ya hemos analizado cmo los mecanismos de defen-sa ante una situacin como el paro pueden hacer que los afectados asuman enbloque las explicaciones del problema y sean stas las que pasen a hablar porellos. Los riesgos de acatamiento de la ideologa de la flexibilidad progresan.

    Un primer bloque de sntomas sera la aceptacin por parte de los jvenes delas nuevas competencias demandadas. Dinmicos y mviles e implicados con eltrabajo, los jvenes reproducen inequvocamente estos rasgos. El mundo de latelevisin y del consumo es un autntico semillero de estas frmulas. La prime-ra cita ensalza, casi a ritmo de jogging, la movilidad, la implicacin y la constan-cia. La segunda insiste en este tema y aporta una condena a la seguridad querepresenta el ganar una oposicin y el correspondiente puesto de funcionario.Finalmente, la tercera cita desvela cmo en las entrevistas de seleccin de perso-nal se buscan determinadas competencias relacionales: una manera de ser. Laaptitud es menos importante que la actitud.

    No quiero pararme, porque en el momento que paras es como si te hicieras viejo; aun-que no lo seas, pero te haces viejo y ya no sirves para lo que has estudiado. Tienes queestar al da, tienes que estar ah. No paras, no paras; sigues hacia adelante y al final con-sigues realmente lo que quieres. Tienes tus metas, eres constante y la constancia no te laensean en todas partes. Yo creo que una de las grandes virtudes que hay es ser constan-te por pocas facilidades que tengas a la hora de estudiar o de trabajar, si eres constanteal final lo consigues. No soy de esas personas, que aprueba una oposicin y est ah toda la vida, mamando,pues no. Me gusta cambiar de trabajo, me gusta ser dinmico, pero vamos tener con quvivir, eso est claro. No. Algunas veces s, pero hay veces que tambin, creo que buscan en una entrevistaquieren una forma de ser, entonces tampoco sabes nunca lo que buscan.

    Todas estas nuevas competencias se inscriben, adems, en el marco de unacompetitividad creciente que se manifiesta tempranamente en los estudios conla ambicin de sacar buenas notas o en el trabajo y que despierta temores ycontradicciones. El funcionamiento de esta lgica no se capta, pero el miedo aquedarse fuera si no se cumplen sus exigencias, impulsa la adhesin de los jve-nes. Sin ser la postura mayoritaria, a veces esta competitividad traspasa el umbralde la simple aceptacin temerosa y se interioriza perfilando una identidad fuertede individuo concienzudo y profesional.

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  • Entonces ha encontrado trabajo gracias a sus propios medios, que l se ha puesto, no alos que le han dado, sabes? Tienes que ser muy concienzudo y tienes que tener tu fuer-za de voluntad de estar ah y decir, me van a coger por narices, tarde o temprano mecogern

    La figura del empresario ha sido ensalzada por los medios de comunicaciny por los gobernantes, como un actor del cambio en una sociedad en transforma-cin. Su protagonismo indiscutido ha ido creciendo en estos ltimos aos y esose deja notar en el grado de aceptacin que cosecha. Por otra parte, el trabajo porcuenta propia ha sido una de las salidas para atenuar el peso del paro. Las polti-cas de empleo han puesto en marcha programas de creacin de empresas que hanacercado a las personas con dificultades de empleo al hecho de ser empresario.Sin entrar a discutir los resultados estadsticos reales, hay que decir que montar-se una empresa es una posibilidad que existe en el imaginario laboral de losjvenes. Las dificultades de empleo y las angustias correspondientes que sufrenlos parados en forma de impotencia y dependencia de un empleo que no llega,orientan sus expectativas hacia la autonoma que encarna la imagen del empresa-rio: actuar sobre uno mismo no teniendo otro representante que uno mismo. Lafrecuencia de los deseos de montar una empresa es ms frecuente entre losdesempleados que entre el conjunto de los ocupados. El parado-empresario, querepentinamente descubre una vocacin emprendedora, es una figura que aparecemuy a menudo en las entrevistas:

    Es lo tpico no? o sea, brete tu propio negocio!, si tienes el capital necesario, claro. Si acabas la carrera y se puede pues te lo montas t o tu Asesora o tu tal.

    El discurso liberal y el individualismo desplazan la responsabilidad deldesempleo hacia el parado. Solo mediante su autoresponsabilizacin puede reme-diarse el problema. Esta interiorizacin de las causas del paro no est muy exten-dida entre los jvenes parados. Por lo general, su respuesta a las preguntas acer-ca de cules son las causas del paro y de quines los actores sociales responsablesalternan causas personales me falta formacin, no busco bien, no tengo inicia-tiva, con causas exteriores el gobierno, la crisis, etc.. En general, llama laatencin la dbil capacidad de anlisis que tienen los parados sobre la situacinen la que se encuentran. En el caso de los jvenes, esta falta de explicacin esmayor, lo cual abona el terreno para aceptar argumentos no generados por ellosmismos. La cita con la que se cierra este apartado es un indicio del avance de laexplicacin neoliberal, no puede decirse que sea la postura mayoritaria entre losjvenes al menos expresada en trminos tan explcitos, pero s es una mues-tra del crecimiento de la autoculpabilidad respecto al paro.

    Quin tendra la culpa? Mira, principalmente la tendra yo, nadie tiene la culpa de loque t hagas, ni siquiera el Gobierno. El Gobierno te puede facilitar o no, pero realmen-te el que tiene el poder, el que tiene realmente el poder es la propia persona. Yo, si noencuentro trabajo, vale, ellos te pueden ayudar, t tienes tus dificultades, tus escalones

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  • que subir o tus pasos que dar, pero eres t quien lo tiene que hacer, nadie lo puede hacerpor ti. Por lo que pienso que los responsables somos nosotros mismos.

    En este sentido, se confirma que, en la nueva definicin del desempleo, sediluye progresivamente la figura de parado perceptor y buscador esttico paraabrirse el campo a nuevas frmulas y definiciones que estn cobrando forma antenuestros ojos. Los titubeos de la joven que intenta una autodefinicin en el pri-mer fragmento de entrevista son un buen ejemplo de este giro copernicano en laconstruccin social del paro. La activacin de los desempleados es hoy la mxi-ma prioridad y esta palabra actividad aparece repetida en la descripcin desu identidad. La palabra paro parece haberse convertido en un trmino tab: elparado est en casa, el desempleado busca fuera, esta contraposicin es muyesclarecedora sobre el sentido de la movilizacin del parado.

    Pues, ahora soy parada, ahora estoy activamente parada, pero bueno a nivel adminis-trativo, no, digamos. Es que parada yo lo veo como un concepto muy deprimente ysocialmente es igual; es una cosa como que ests parada eres poco reconocido y no s.Dices parado, prefiero decir no estoy trabajando. Pero el concepto de parado, pues esoestoy haciendo cosas, estoy activa laboralmente, pero a nivel social no.

    El modelo de pleno empleo, del que se nos dice estamos cerca, no parece quetraer una sociedad sin paro, sino una sociedad donde el paro durar menos.Breves contratos, entradas y salidas en el empleo/paro, alta rotacin, descensodel paro en las estadsticas. Los ltimos aos han demostrado que se destruyeempleo a la misma velocidad que se crea, incluso en las mejores coyunturassiguen eliminndose un buen nmero de empleos, ya sean cualificados o no. Lasempresas ms avanzadas en las tecnologas de la informacin o la rotacin de lahostelera y el comercio lo demuestran perfectamente.

    Yo creo que nos vamos a tener que acostumbrar, yo creo que en mi vida profesionalsta no ser la nica vez que est en paro, lo tengo clarsimo. A no ser, ya te digo, bueno,nunca se puede decir no? pero yo confo en que entrar a trabajar en una empresa y esmuy difcil que te quedes en esa empresa mucho tiempo.

    En este contexto, conviene preparar a los parados para convertirlos en trabaja-dores dispuestos a aceptar los empleos que hay: de una concepcin del plenoempleo en la que se trataba de crear muchos puestos de trabajo para que los cubrie-sen los trabajadores, estamos pasando a un modelo de pleno empleo en el que secrean trabajadores que estn dispuestos a cubrir el empleo que haya. Este es el prin-cipio actual que gua las polticas de activacin y movilizacin de los parados.

    Yo creo que la formacin hoy por hoy de esto, ya no es reciclar a la gente profesional-mente, sino formarlos para que compitan, para que puedan enfrentarse a lo que es elmercado laboral, y enfrentarse con eso significa, pues eso, no haberte quedado en casaviendo la tele sino haberte movido, haber...pues eso...hecho cursos de formacin. Claro,esto es una carrera de pillos, es as de claro.

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  • En este nuevo modelo de pleno empleo en ciernes, la preparacin y el entre-namiento del parado se hace casi tan importante como la consecucin de unempleo. La virtualidad de las relaciones de formacin, orientacin y tratamientopersonalizado es tan esencial como la propia materialidad del puesto de trabajo.Hacer de la bsqueda de empleo una profesin es la alegora del empleo desea-do, un sucedneo de lo laboral:

    Esto es un poco cclico, entonces a lo mejor igual ests en una semana o un tiempo detres semanas que ests como muy atareada, pues ya te haces un plan: pues tengo que ira por los folios, a..., por ejemplo yo no tengo ordenador en casa, entonces pues tambinte limita un poco y dices ahora cojo esto y hago toda la retahla de los currculums, deprepararme, de tener en algn diskette alguna..., modelos de cartas para luego nada msen un momentn cambiar algo o lo que sea y a lo mejor pues ests tres semanas, que escomo muy fuerte. Luego a lo mejor pues tomas la..., ests en tu casa y todo ese tiempohaciendo cartas, luego a lo mejor ests una temporada yendo slo a Valencia, entonceshe de coger el tren todos los das, as ms o menos temprano de acudir a asesoras. Tecoges una zona, yo por lo menos haca eso; me coga una zona ms o menos, mirandotodo por las pginas amarillas, a lo mejor diciendo Gran Va Marqus del Turia, callesms o menos cercanas y hacindolo un poco as como de ruta, diciendo pues hoy voypor aqu a las Empresas de Trabajo Temporal, que es lo mismo y diciendo por aqu hayotra, otra, otra y con el curriculum rellenando lo de los trabajos.

    5. CONCLUSINAl ser el desempleo una construccin social, que produce representaciones e

    imgenes que son captadas por los parados, puede decirse que tales representa-ciones se aprenden. Los grupos de parados jvenes estn viviendo de lleno lasactuales nuevas formas de interpretar el paro, que se presenta como menos dra-mtico, ms fluido, menos duradero y con mayor implicacin por parte de quienlo sufre. Los desempleados de quienes hemos extrado los fragmentos que ilus-tran este texto lo expresan claramente. A veces sus palabras han reflejado laimplantacin del actual mercado de trabajo flexible mejor que cualquier anlisisde experto. Al final de este artculo siguen siendo muchas las incgnitas acercade por qu los desempleados usan y reproducen el discurso de la empresa, delmundo de los directivos o del marketing; en definitiva: por qu, sorprendente-mente, hablan como empresarios en las entrevistas que hemos analizado. Estasincgnitas se podrn aclarar ms solo con investigaciones sucesivas, que se dedi-quen a analizar el papel del personal tcnico de los servicios de empleo quedifunde el modelo de desempleado empresario que aqu hemos estudiado, oque profundicen en las categoras cognitivas que estn detrs de las actualesrepresentaciones sobre el paro.

    Lo que aqu se ha tratado de presentar las vivencias de los parados jve-nes sobre la flexibilidad nos ofrece una incuestionable conexin entre eldesempleo y el empleo flexible y un permanente ajuste, complejo e incierto, enel que los jvenes recombinan sus pretensiones de estabilidad laboral con los

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  • requerimientos de un mercado de trabajo vido de flexibilidad. Esta recombina-cin no ofrece, por ahora, una respuesta mayoritaria de los jvenes: es casi ine-xistente la vivencia de una precariedad activa, que acepte la precariedad comomodo de vida y acepte los riesgos de la intermitencia laboral de forma creativa.Tambin es minoritaria la actitud de una precariedad combativa, que reivindi-que, se movilice para controlar la flexibilidad del trabajo en sus ataques a las rela-ciones laborales. El bloque mayoritario se mueve en la aceptacin resignada, laqueja individual y la perplejidad de la inaccin de una precariedad sufrida.

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