Género: Tiempos Bíblicos, Religión y Actualidad

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COLEGIO MAYOR NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO CUERPO, SEXUALIDAD Y RELIGIÓN ALANA VANESSA ALVIS CALDERON Género: Tiempos Bíblicos, Religión y Actualidad “La religión sin razón se vuelve fundamentalista, ciega y ajena a toda ética y a cualquier derecho…” 1 De unos años para acá se han comenzado a gestar muchos cambios que han llevado al mundo a enfrentarse a nuevas y novedosas transformaciones en su estructura social, política, religiosa y cultural. Cambios que no han sido gestados en el interior de comunidades y sociedades aisladas independientes una de la otra, sino que por el contrario, han sido idealizados y realizados desde una perspectiva global. Estas transformaciones han sido muchas, no obstante, una de las que ha causado desde su impronta, gran conmoción, ha sido la referente a los roles del hombre y de la mujer. Esta revolución, encausada principalmente en el tema de la liberación e igualdad de la mujer y el género, se ha debido en cierto grado a los rápidos cambios sociales y culturales que a su vez la han nutrido. Así, su desarrollo se ha gestado poco a poco, en consideración a que no han sido fáciles las luchas contra los impuestos tradicionales y religiosos que por tanto tiempo se han establecido con respecto a la mujer y su papel en sociedad. 1 BLANCO P. RAZÓN, ISLAM Y CRISTIANISMO. EL DEBATE SUSCITADO POR BENEDICTO XVI. (Spanish). Scripta Theologica [serial online]. January 2009; 41(1):199-225. Available from: Academic Search Complete, Ipswich, MA. Accessed November 19, 2014.

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La religión sin razón se vuelve fundamentalista, ciega y ajena a toda ética y a cualquier derecho.

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COLEGIO MAYOR NUESTRA SEORA DEL ROSARIOCUERPO, SEXUALIDAD Y RELIGINALANA VANESSA ALVIS CALDERON

Gnero: Tiempos Bblicos, Religin y Actualidad

La religin sin razn se vuelve fundamentalista, ciega y ajena a toda tica y a cualquier derecho [footnoteRef:1] [1: BLANCO P. RAZN, ISLAM Y CRISTIANISMO. EL DEBATE SUSCITADO POR BENEDICTO XVI. (Spanish). Scripta Theologica [serial online]. January 2009; 41(1):199-225. Available from: Academic Search Complete, Ipswich, MA. Accessed November 19, 2014.]

De unos aos para ac se han comenzado a gestar muchos cambios que han llevado al mundo a enfrentarse a nuevas y novedosas transformaciones en su estructura social, poltica, religiosa y cultural. Cambios que no han sido gestados en el interior de comunidades y sociedades aisladas independientes una de la otra, sino que por el contrario, han sido idealizados y realizados desde una perspectiva global. Estas transformaciones han sido muchas, no obstante, una de las que ha causado desde su impronta, gran conmocin, ha sido la referente a los roles del hombre y de la mujer. Esta revolucin, encausada principalmente en el tema de la liberacin e igualdad de la mujer y el gnero, se ha debido en cierto grado a los rpidos cambios sociales y culturales que a su vez la han nutrido. As, su desarrollo se ha gestado poco a poco, en consideracin a que no han sido fciles las luchas contra los impuestos tradicionales y religiosos que por tanto tiempo se han establecido con respecto a la mujer y su papel en sociedad.

Hablar de discriminacin o equidad de gnero es hablar de innumerables campos que convergen y llegan a influir de manera directa en su anlisis, como las formas de gobiernos y muy en especial la religin, entre otros. El tiempo y la actualidad, han permitido suceder cambios integrales y favorecedores que han permitido que la mujer haya empezado ser vista y reconocidas por muchas sociedades, de una mucho mejor manera. Es obvio que ante esta las nuevas concepciones generalizadas se presentan discrepancias arraigadas planteadas desde planos culturales particulares y/o tradicionales, que ante estas nuevas exigencias globales, no encuentran, sin lugar a dudas, ningn tipo de justificacin. Y muchas veces han sido catalogados por algunas comunidades, como grandes violaciones a los principios generales que deben rigen sus pequeos mundos. No obstante, sta consideracin es slo una parte de las grandes ambigedades y problemas que plantea asumir este tipo de temas.

As las cosas, y tratando de abordar el tema de la equidad, el gnero (en especial el rol) la mujer, el propsito de este trabajo ser analizarlo desde una perspectiva religiosa. En este sentido, el anlisis que se plantear intentar cubrir de la mejor manera los siguientes interrogantes: Que dificultades presentan las religiones para una equidad de genero? De qu manera pueden las religiones ser liberadoras en asuntos de gnero? Y tambin, Por qu es injusta la discriminacin de gnero?

Permitmonos abordar nuestro cometido entonces empezando por expresar que es una verdad innegable el hecho de que en el mbito religioso es comn llegar identificar palpable desigualdad de gnero. Sin duda las dificultades que las religiones generan en el objetivo de alcanzar una verdadera igualdad de genero, tienen como uno de sus principales fundamentos los roles que le son asignados al hombre y a la mujer desde tiempos bblicos, que han marcado en la experiencia religiosa de las mujeres, la rigidez, y en los rituales han replegado a las mujeres como inferiores o subordinadas a la figura masculina. En la base de diversas religiones, se establece como mxima y promueve directamente, la subsistencia de las diferencias de gnero, confinando la mayor parte de veces a las mujeres a un papel secundario, esta realidad evidentemente atenta y vulnera cualquiera principio de igualdad o pretensin de equidad y conduce a que tal tratamiento se perpete no solo para el mbito de algunas religiones sino tambin a la humanidad en general que profesan o no alguna u otra creencia.

Sin embargo, si existe una verdad tambin innegable es que as como las religiones pueden llegar a ser un gran obstculo en la bsqueda de la equidad de gnero, tambin pueden ser liberadoras dentro del mismo asunto; pues a pesar de lo que intenten decir muchos, los hombres y las mujeres participan en igualdad en la promesa de bendicin del Seor, de dinasta y de tierra hecha a Abraham. En las diferentes escrituras aunque en ocasiones se pretendan pasar por alto, se resalta en la mayora de los casos el papel fundamental de la mujer, distinguindola dentro de la familia, como ser progenitor y sustento de la vida, madre de todo lo vivo, como transmisora de los valores y tradiciones invaluables de su Dios, su pueblo y sus creencias, como ayuda idnea, ser ideal, complemento del hombre y encargada de ejecutar todas aquellas actividades que por institucin no son dadas a ste, como la primera enseanza de los hijos y el cuidado y mantenimiento del hogar y la familia. Sus tareas se determinan, precisamente, como el complemento perfecto que junto con el hombre dan sostn a la vida. Y, al mismo tiempo en la Biblia por ejemplo, tambin se da un lugar prominente al carcter, liderazgo y servicio de muchas mujeres, como Rut y como Ester. Dicha verdad se hace especialmente evidente en los ttulos de profetiza y juez que se les da a ciertas mujeres y en la participacin de stas en la adoracin individual y familiar a Dios.[footnoteRef:2] En el Corn por su parte tambin evidenciamos palabras como esta que presentamos a continuacin: El nombre de al el misericordioso. Humanidad teme a tu seor, que te cre de una sola alma y que de esa misma alma cre a tu compaera [footnoteRef:3] [2: Comisin de Teologa y Relaciones Eclesisticas de la Iglesia Luterana Snodo de Missouri, 1985. La Mujer en la Iglesia. ] [3: La Fuente de las mujeres. Pelcula. En Recurso electronico: http://vimeo.com/51363628]

Advertimos as que, no obstante de que en algunos pasajes que son estudiados por las religiones refleja en trminos generales una naturaleza totalmente patriarcal de la sociedad en la cual fue escrito y por la que se ocupa. Desde el principio, hombres y mujeres fueron hechos a Imago Dei, y gracias a la Encarnacin todos los hombres y mujeres estn invitados a participar de los frutos de la Pasin y la Resurreccin. La imagen que nos presenta por ejemplo, el Antiguo Testamento (Biblia Catlica) de las mujeres hace obvia el respeto y compasin de Dios por ellas. De ese modo, la relacin de las mujeres con sus padres, esposos y familia no interfera con su alegre participacin en la vida de adoracin del pueblo de Dios y mucho menos con las diversas y especficas funciones que ejecutaban. stas, por el contrario, tenan un papel muy importante que desempear, no slo su papel fundamental como madres y en el hogar, sino tambin como personas que no estaban excluidas del liderazgo cuando las circunstancias as lo requeran.[footnoteRef:4] Y tomando en este mismo orden como referencia el ministerio de Jess, vemos que l contemplaba a las mujeres como personas como el instrumento maternal digno de respeto y admiracin por la cual l haba venido al mundo, apreciado en la forma como interactuaba con ellas de manera individual, en la prominencia de stas en sus parbolas y en la participacin de las mismas en su ministerio. De manera clara y concisa en muchos apartados del Nuevo Testamento se muestran encuentros de Jess con distintas mujeres a las que le predicaba su evangelio. De ese modo encontramos el relato de la mujer samaritana.[footnoteRef:5] De igual modo, distintas parbolas que hacen alegoras a las enseanzas que Jess imparta a sus discpulos, se presupone, y luego se revela, la aceptacin de la mujer como miembro valioso de la humanidad. Gracias a todo lo que venimos de decir sera entonces a este punto citar las palabras de la pelcula La fuente de las mujeres, cuando expresa: La tierra frtil somos nosotras, nosotras damos la vida, por qu hemos de tener menos voz sobre nuestro futuro que los hombres. [4: Comisin de Teologa y Relaciones Eclesisticas de la Iglesia Luterana Snodo de Missouri, 1985. La Mujer en la Iglesia.] [5: Juan 4:7-30]

A pesar de la posicin asumida por Jess que esboza el Nuevo Testamento, y de muchas otras posibles parbolas que se escriben en los textos en los que se soportan las distintas religiones, los impedimentos que los mismos generan con su influencia en el tema de la equidad, se debe a que existen an un inmenso numero de personas que no las comparten y no la compartieron, y incluso durante los principios de las iglesias, muchos de sus lderes se encargaron de excluirlas de la enseanza y el servicio pblico. Dicha exclusin se fundamentaba en los principios adquiridos por la tradicin antigua, que generalmente enmarcaba a la mujer en un plano ntimo y privado. Este tratamiento se desprenda a su vez de aquello que era proclamado por algunos de los primeros dirigentes de las religiones y los primero textos, en donde prohiba a la mujer ensear y ejercer autoridad en la iglesia y que fue recogido e interpretado por algunos como Tertuliano, el cual afirmaba, No es permitido que la mujer hable en la iglesia. Tampoco puede ensear, bautizar, ofrendar, o ejercer ninguna funcin propia del hombre, y menos an del oficio sacerdotal.[footnoteRef:6] [6: Comisin de Teologa y Relaciones Eclesisticas de la Iglesia Luterana Snodo de Missouri, 1985. La Mujer en la Iglesia.]

El mundo islmico por su parte, ha sido objeto de grandes denuncias por parte las diferentes comunidades del mundo, debido a las grandes estadsticas que soportan la existencia de un gran porcentaje de abuso principalmente en contra de mujeres y nios. El problema en s mismo, engloba gran polmica pues aqu entran a jugar muchos factores, de gnero, ideolgicos, religiosos, que el mundo entra a defender y que por supuesto los islmicos por su parte tambin intentan escudar. Sin embargo, sin importar lo que los seguidores de esta religin puedan predicar y exponer para defender su actuar, es imposible negar y ocultar la realidad de las diferentes formas de abuso que dentro de su diario vivir se presentan, as como el desconocimiento de los derechos de cada una de las vctimas de las distintas prcticas, o la sola aplicacin de sus creencias, victimas que cada vez suelen ser ms. Las cifras que se revelan en los informes delatan una realidad inocultable: Una violencia constante a la que son expuestas las mujeres dentro de la comunidad islmica. Ejemplo de ello Ciertos valores claramente prescritos en el Corn (IV, 34) que autorizan al marido a emplear mtodos agresivos para castigar no ya la infidelidad sino la impiedad y la desobediencia femenina[footnoteRef:7] [7: Concha Grau, Ral. Visiones terrestres y celestes de la mujer musulmana. Una lectura de genero de la poligamia y el paraso islmicos desde una comprensin amorosa del simbolismo ertico. P.p 105 ]

Intentemos analizar la estructura del conflicto: En el centro del conflicto encontramos dos tendencias contrapuestas. Una tendencia consiste en que los pases musulmanes deberan considerar como indica su religin a la mujer como capacitada para heredar y en igualdad de condiciones que el hombre. Diametralmente opuesta es la otra tendencia, por la cual las orillas mediterrneas se caracterizan por una tradicin de reclusin femenina[footnoteRef:8] El hecho de que las mujeres estn encerradas, enajenadas, tapadas, y sin los mismos derechos que los hombres, ya nos muestra por cul de las dos vas se decidieron los pases rabes de la cuenca mediterrnea [footnoteRef:9] / La religin de Allah queda asi perfilada como una religin de machista con un paraiso diseado para satisfacer anhelos de felicidad exclusivamente masculinos () Ni el ms parcial de los apologetas musulmanes podria desconocer la evidente asimetria regente entre los derechos de uno y otro sexo[footnoteRef:10]. Evidentemente lo anterior nos conduce a reafirmar el conocido comentario que afirma que: En muchas ocasiones la fe desafa nuestra comprensin. Evidentemente la posicin radical en su mayora de una religin tan asentuada y cerrada como lo es la Islamica dificulta y provoca a todos aquellos que se auto adjudican un rol de emancipacin cultural consistente en globalizar los derechos del hombre (y de la mujer) hacindolos valer contra cualquier forma de violencia estructual legitimada religiosamente[footnoteRef:11] y complica la tan anhelada por muchos, equidad de gneros. [8: Ferran . La condicin de la mujer en el rea mediterrnea. (Spanish). Espacio Abierto. Cuaderno Venezolano De Sociologa [serial online]. October 2006;15(4):833-841. Available from: Academic Search Complete, Ipswich, MA. Accessed November 20, 2014. ] [9: Ibdem] [10: Concha Grau, Ral. Visiones terrestres y celestes de la mujer musulmana. Una lectura de genero de la poligamia y el paraso islmicos desde una comprensin amorosa del simbolismo ertico. Pp. 109] [11: Ibdem. Pp. 107.]

El hecho est en que la sumisin y subordinacin a la que hacen referencias explcitamente las religiones, estn mal interpretadas, puesto que se basa desde un primer momento en la idea del argumento de que Dios cre a la mujer del costado del hombre implicando con ello que est supeditada y dominada por l. Pero, de ese mismo argumento es posible del mismo modo, advertir que por el contrario, la mujer al ser creada desde tal punto, ocupa un lugar al lado del hombre para ejercer juntos el dominio que Dios les asign en la creacin y para completar en un solo ser su perfecta obra.[footnoteRef:12] Vemos tambin como de acuerdo a Gnesis 2, la mujer fue creada como ayuda para el hombre, no para ser un sirviente o esclavo. Precisamente as, es como en pasajes como esos podemos encontrar la forma en que las religiones pueden contribuir y ser liberadoras del gnero, en la buena interpretacin de los mismos y en la comprensin del propsito de Dios que al crear a la mujer, la crea con el fin de otorgarle una ayuda idnea al hombre, para que pueda complementarlo en los aspectos fsicos, naturales y espirituales que ste requiera. Fue creada para ser su complemento, erigiendo, de ser posible, un hogar y nios. A cambio, el hombre debe protegerla, proveer para sus necesidades y considerarla parte de s mismo, una compaera en la vida, pues el hecho de que haya salido de su costado y no de otra parte de su cuerpo, implica el designio de cuidarla y proveerla. La nica subordinacin de la que podra hablarse aqu, podra referirse slo al deber de guardar el orden establecido entre el hombre y la mujer y las actitudes que le corresponden a cada uno, una subordinacin que deben cumplir los dos hacia quien los cre. [12: Comisin de Teologa y Relaciones Eclesisticas de la Iglesia Luterana Snodo de Missouri, 1985. La Mujer en la Iglesia.]

Las Escrituras en ningn momento dicen al hombre que debe mantener a su esposa en sujecin debido a su jerarqua. Tanto los hombres como las mujeres son creacin de Dios y ambos comparten la tarea de gobernar sobre la creacin que El hizo, guardando el orden que instaur para hacerlo.

Con todo lo que viene de decirse no es posible afirmar que los argumentos asumidos por muchos de que la sumisin de sumisin y subordinacin de las mujeres o la superioridad de los hombres es de carcter religioso. Pues la interpretacin de los mismos evidentemente ha sido y continua siendo bastante mal interpretada. Es claro que muchos de los pasajes del texto sagrado no evidencian que las escrituras de ninguna de las religiones otorguen un lugar despreciado y sin importancia a la mujer, pensando que sta slo puede ser vista de acuerdo a Dios, al hombre y al sistema patriarcal que asumen las Escrituras. Por el contrario muchos de ellos dan cuenta del papel preponderante que guarda la mujer, un lugar que otorgado por naturaleza dentro de las religiones, en donde la mujer merecedora de cuidado y se le otorga considerable importancia, no de menoscabo, desprecio, dominacin o desigualdad.

Tomando entonces en consideracin las explicaciones antes mencionadas, es claro suponer que la defensa de las mujeres se establece en la medida de instituir y tomar en cuenta un orden de particular aceptacin, por un lado la perspectiva religiosa, y por otro, la actual. El razonamiento que se establece en favor del valor del gnero femenino desde una perspectiva religiosa, se determina desde la medida de su aplicacin en un orden especfico, que muchas veces no puede ser entendido en un plano civil o secularizado. Y, Aunque por principio, la perspectiva religiosa de forma general es usada como referencia para justificar e instaurar el orden general que por tanto tiempo ha regido al mundo, consideremos que sta slo debe ser entendida como parte de un orden que debe ser aceptado y practicado por quienes lo quieran confesar y no como un gravamen que se deba obligar a cumplir; todo en ello en pro de la consecucin de la igualdad y equidad de gneros.

La perspectiva de gnero que hemos pretendido abordar a lo largo de este trabajo, conduce a la interpretacin de considerar a la mujer como un ser equivalente al hombre en toda circunstancia y aspecto, estableciendo que deben ser tratados como iguales sin ningn tipo de perjuicio que pueda suponer un trato particular a cualquiera de los dos, especialmente a la mujer. Pues todo tipo de discriminacin es y ser siempre injusto, puesto que como ya hemos expresado arriba, todos, hombres y mujeres fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, las Escrituras en momento alguno dicen al hombre que debe mantener a su esposa en sujecin debido a su jerarqua. Tanto los hombres como las mujeres son creacin de Dios y ambos comparten la tarea de gobernar sobre la creacin que El hizo, guardando el orden que instaur para hacerlo. O bien, desde una perspectiva no tan religiosa, todos, como ciudadanos del mundo somos humanos que merecemos estar en igualdad de condiciones, pues gozamos de los mismos deberes y derechos.

Finalmente concluimos diciendo que desde el principio, hombres y mujeres han sido llamados a la unin con Dios y que la mujer de hoy sigue reflejando lo que fue la mujer de ayer, la mujer descrita en los distintos pasajes bblicos de las distintas religiones, seguimos personas que tenemos claro lo que queremos y por qu lo queremos, mujeres que no hacemos caso de las convenciones sociales y que conocemos la honestidad y de la fidelidad de nuestros objetivos. Reflejndose en nosotras la perspectiva de el mundo descrito en la biblia que no est tan lejos de la sociedad actual, porque las mujeres de los tiempos en los que se escribieron las diferentes escrituras, no son diferentes de las mujeres de hoy. Siguen siendo los mismos perfiles.

Teniendo en cuenta esto y todo lo anteriormente expuesto vemos como la religion utilizando al universo femenino, transmite Una especie de sensibilidad que le es propia, una capacidad para percibir y para dar respuesta concreta a una problemtica ms cercana a la realidad, una intuicin fundada en la capacidad crtica y de argumentacin.[footnoteRef:13] [13: Entrevista a Rosa M. Boixareu, miembro del departamento bblico de la Delegacin de pastoral universitaria de Barcelona]

A este punto solo resta decir que evidentemente la religin, ha sido, es y ser siempre un arma de doble filo que permite mltiples interpretaciones y arrojar posibles respuestas a todo cuanto se intente encontrar en ellas dependiendo siempre de la ptica, visin y formacin de quien en ellas se encuentre hurgando.

El nombre de al el misericordioso. Humanidad teme a tu seor, que te cre de una sola alma y que de esa misma alma cre a tu compaera[footnoteRef:14] [14: La Fuente de las mujeres. Pelcula. En Recurso electronico: http://vimeo.com/51363628]