GEO Problemática Ambiental

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GEO Problemática Ambiental Olor a puerto. La contaminación ocasionada por las harineras. Contaminación del mar. Emisario submarino y los efluentes cloacales. El problema de la basura: Atar con Alambre.

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GEO es un Dossier de asuntos relacionados con el Medio Ambiente, específicamente de Mar del Plata y la zona de la costa Atlántica. Nuestro equipo está conformado por investigadores provenientes de diversas disciplinas, enriqueciendo las perspectivas desde las cuales tratamos las diferentes temáticas medioambientales. En esta edición de GEO encontrarán interesantes artículos sobre Tratamiento y gestión de residuos, Contaminación del aire en la zona portuaria. Tratamiento de los eficientes cloacales y contaminación del mar.

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GEO Problemática Ambiental

Olor a puerto. La

contaminación

ocasionada por las

harineras.

Contaminación del

mar. Emisario

submarino y los

efluentes cloacales.

El problema de la

basura: Atar con

Alambre.

GEO es un Dossier de asuntos

relacionados con el Medio Ambiente,

específicamente de Mar del Plata y la

zona de la costa Atlántica.

El equipo de trabajo está conformado

por investigadores provenientes de

diversas disciplinas, enriqueciendo las

perspectivas desde las cuales tratamos

las diferentes temáticas

medioambientales.

En esta edición de GEO encontrarán

interesantes artículos sobre Tratamiento y

gestión de residuos, Contaminación del

aire en la zona portuaria. Tratamiento de

los eficientes cloacales y contaminación

del mar.

Geo los invita a reflexionar sobre nuestro

hábitat y particularmente sobre las

problemáticas ambientales que afectan

a la zona de Mar del Plata, a sus playas,

al puerto y a distintos barrios, temas que

se vuelven invisibles en una ciudad que

vive del turismo.

Esperamos que nos acompañen en este

camino, para mejorar el espacio en el

que vivimos, respirar aire puro, bañarnos

en playas limpias y disfrutar de lo más

preciado que tenemos, nuestra

naturaleza.

Equipo

CECCHI, Manuel

GARCIA, Sebastián

PEREYRA, Gladys

PEREZ, Mariana

URANGA, Claudia

Abril 2016

GEO Algo huele mal

Un repugnante paseo por la costa - Historieta

Industrias harineras: Charla con especialista

Mar contaminado – Ensayo Fotográfico

Caño Millonario y Poco útil

Cuidar nuestro mar.

Atar con Alambre: La solución a la basura

Algo huele mal

Los olores por las emanaciones de las harineras instaladas en el Puerto de Mar del

Plata afectan a varias zonas geográficas de la ciudad, superando ampliamente el

radio del puerto. Un informe técnico sobre los olores de las fábricas de harina de

pescado indicó que pueden ser "disminuidos considerablemente" ya que existen

"tecnologías" para lograrlo. A su vez la fiscalía de distrito solicitó ágil control al

Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS). Más allá de ello las

empresas continúan contaminando el medio ambiente y las descargas de esas

empresas podrían obstruir el funcionamiento del emisario submarino.

isitar el Puerto marplatense con sus

coloridas lanchitas amarillas, concurrir al

Centro Comercial para degustar un rico

plato de mariscos o llevar a los más pequeños a

contemplar los lobos marinos y escuchar sus

gruñidos, puede convertirse en un salida poco

atractiva si se tiene en cuenta el olor desagradable

que los acompañara durante todo el paseo.

Con frecuencia se escucha la frase “cómo

hace esta gente para vivir con este olor” o bien

“qué olor a Puerto”. Este olor a Puerto ha vuelto

característico de ese sector de Mar del Plata,

ciudad turística por excelencia. Y entonces, uno

puede preguntarse: ¿de dónde es que proviene

este olor? La respuesta es sencilla: el olor emana

de las dos harineras que existen en el puerto

local: Agustiner SA y Coomarpes. Los olores

desagradables afectan no sólo a la zona dónde

están instaladas -el Puerto- sino que se propagan

a barrios vecinos, como Punta Mogotes, Faro

Norte, Termas Huinco, Villa Lourdes y Playa

Grande, entre otros.

Según la opinión de especialistas, la

contaminación por olores desagradables

emitida por fábricas de harina de pescado es

profundamente molesta debido a que la nariz

humana es muy sensible y los límites de

detección por el sistema olfativo son

extremadamente bajos. Los procesos de

remoción de olores desagradables deben ser muy

efectivos por tener el sistema olfativo un umbral

tan bajo de detección.

Ese aroma fétido se produce durante el

almacenamiento, debido a la degradación

bacteriana y por las enzimas presentes en el

pescado, que resultan en la formación de

sustancias verdaderamente desagradables tales

como la trimetilamina. A ello se suma que para

poner en marcha los equipos de elaboración se

debe acumular una cierta cantidad de residuos, lo

que a veces tiene por consecuencia una mayor

descomposición.

V

Durante el proceso, los olores se forman por

oxidación de compuestos presentes en los

residuos, además de que el calentamiento para la

cocción y el secado favorecen el desprendimiento

de los olores ya generados dentro del residuo

sólido, pasando estos a la fase gaseosa y emitidos

al aire.

Asimismo, otro factor que influye son las

condiciones meteorológicas, como las direcciones

prevalentes de los vientos, junto con los patrones

de velocidad de los mismos, y las condiciones de

estratificación atmosférica. En particular, la

ocurrencia de vientos de baja velocidad que llevan

dichos gases a zonas densamente pobladas será

causa de frecuentes quejas de la población.

Un problema con solución pero sin

implementación

Conforme con estudios realizados, los olores

nauseabundos podrían evitarse si las harineras

contaran con la infraestructura necesaria para

evitar su proliferación. Si bien es casi imposible

que por la naturaleza de la materia utilizada para

la fabricación de harina de pescado los olores

fétidos desaparezcan, existen "tecnologías para

minimizarlos".

Estudios realizados indican que el lavado

de los gases (en inglés scrubbing) en las llamadas

torres lavadoras es una solución común: los

vapores a ser tratados se introducen por el fondo

de la torre lavadora y el agua de lavado (agua

potable o de mar) desde la parte superior.

Otra tecnología utilizada para el mismo fin

es la de combustión a alta temperatura, ya que el

calentamiento de los gases con olores

desagradables a 750°C u 800°C por muy pocos

segundos destruye efectivamente los

componentes malolientes. En esa tecnología, es

común que todos los equipos de los cuales

emanan gases muy cargados de componentes

desagradables sean encapsulados y mantenidos a

una muy baja depresión. Por medio de conductos

los gases son llevados a torres lavadoras seguidas

de un ventilador que, a su vez, lleva los gases no

condensados a ser quemados en los equipos de

generación de vapor donde son sometidos a

dichas altas temperaturas requeridas.

Más allá de estas posibles soluciones, las

fábricas harineras continúan contaminando. El

argumento para no realizar las correspondientes

inversiones ha sido, por veces, la preservación de

las fuentes de trabajo o la rotura de alguna

máquina. Es decir, se ha colocado como mascarón

de proa para no realizar las inversiones necesarias

una situación sensible a la comunidad, pero en

rigor debería analizarse cuáles han sido las

ganancias de los empresarios y si éstas no

pudieron, en tiempo y forma, utilizarse para la

realización de las inversiones que eviten esos

olores nauseabundos.

Algo más que un problema de olor

La problemática de los gases no se ciñe a

los malos olores que generan, sino que son

altamente contaminantes, según se comprobó

en estudios que la secretaría de Política Ambiental

de la Provincia de Buenos Aires realizó en la

ciudad.

En cuanto a los vertidos, no solo son

contaminantes, sino que generan numerosos

inconvenientes en la red cloacal, no solo de la zona

portuaria, sino en todo su recorrido hasta la zona

de vertido de Camet.

Si bien un primer plazo “improrrogable”

para que las empresas realicen las obras de

adecuación de su estructura para pretratar sus

efluentes líquidos y emisiones gaseosas, era a

fines de octubre de 2009, en la actualidad el tema

no terminó de resolverse. Las descargas de esas

empresas podrían obstruir el funcionamiento del

emisario submarino recientemente construido en

la ciudad feliz con una inversión de 425 millones

de pesos, y que insumió 2 millones de

horas/hombre trabajadas, 100 mil toneladas de

piedra y más de 8 mil metros cúbicos de

hormigón, para extenderse más de 4 mil metros

dentro del mar para resolver un problema

ambiental para tratar todo el líquido cloacal

domiciliario e industrial de General Pueyrredón.

Es decir una obra de características

monumentales cuyo correcto funcionamiento

puede verse afectado por la falta de inversión para

el tratamiento de sus desperdicios por parte de las

harineras de pescado instaladas en la ciudad.

Así las cosas, Agustiner SA y Coomarpes,

continúan incrementando sus ganancias, no

aplicando porcentaje alguno de las mismas para la

implementación de tecnologías dirigidas a reducir

la contaminación ambiental que generan,

haciendo oidos sordos a la justicia y perjudicando

a un amplio espectro de la sociedad marplatense

y ahuyentando el turismo de uno de sus puntos

mas importantes: el Puerto de la ciudad feliz.

Ante la situación descripta, el fiscal federal de

Distrito Daniel Adler , pidió que se investigue "como

presunto hecho delictivo si los olores nauseabundos

han generado un impacto sobre la atmósfera de modo

tal de tipificar el delito de contaminación ambiental con

peligro de afectar o directamente de haber dañado la

salud de los habitantes (art. 55 1ra parte de la ley

24051)". "El derecho a la salud y el derecho a disfrutar el

medio ambiente son los bienes jurídicos protegidos

afectados (arts. 33, 43, 75 inc. 22 de la CN; CP 89 y 183)",

remarcó.

La investigación, dijo, no debe centrarse sólo en

los responsables de las empresas, sino que también

debe indagarse sobre "posibles complicidades de las

autoridades que han permitido durante estos años que

esta situación se mantenga, pudiendo constituir delitos

propios de funcionarios públicos".

Para la pesquisa, el fiscal sugirió una gran

cantidad de prueba, que incluye desde una inspección

ocular y pericial, pasando por los expedientes

tramitados ante la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía

Federal N°2.

Por último, y de acuerdo a la gravedad de la

situación descripta dado que seguiría afectando los

derechos de los habitantes a gozar del medio ambiente

poniendo en riesgo su salud psíquica, sugirió

"requerirse la inmediata disposición de una medida

cautelar".

LA JUSTICIA INTERVIENE

Industrias harineras:

Charla con especialista

Entrevista con ex asesora de Consorcio Portuario e Investigadora

de la UNMDP, Dra. Silvia Murialdo.

¿Por qué motivo se genera el mal olor

característico del Puerto de la ciudad de Mar del

Plata?

Las principales industrias del puerto de Mar del

Plata generadoras del típico olor a pescado en

descomposición son las industrias harineras. Ellas

utilizan los residuos de pescado de otras industrias

portuarias, si el procesamiento y manutención no

son los adecuados (refrigeración), el pescado entra

en putrefacción generando productos olorosos.

Las condiciones meteorológicas también influyen,

como las direcciones prevalentes de los vientos,

junto con los patrones de velocidad de los mismos,

y las condiciones de estratificación atmosférica

que llevan los gases con mal olor a la población.

Por ende una mala ubicación de las fábricas

favorece la dispersión no solamente de los malos

olores, sino también de las partículas en

suspensión generando molestias y problemas de

salud.

Los equipos son obsoletos y favorecen la

producción de olores nauseabundos. Las emisiones

gaseosas que se generan en esta actividad

industrial son el resultado del proceso de

combustión interna

utilizados para generar

energía y en los diversos

equipos utilizados en la operación de secado y

otros. Los combustibles utilizados contienen cierto

porcentaje de azufre, que luego de su combustión

producen Anhidrido Sulfuroso (SO2), Monóxido de

Carbono (CO), trimetilaminas, etc. Así, por

ejemplo, un secador directo de una planta que

produce 10 TM/h de harina, consume 141 galones

de petróleo por hora eliminando 41.351 m3 /h de

gases y vapores. El problema es el mal olor cuya

fuente principal es el secador, especialmente en los

de tipo directo donde ocurren procesos de

oxidación y pirólisis (FAO, 1986). El sistema de

secado usado en la mayoría de plantas harineras

es utilizando el equipo convencional de secado (por

fuego directo), el cual afecta el medio ambiente

por la emisión de gases, material particulado y

malos olores que causan enfermedades y

alteración del paisaje. También a veces ocurre que

en el secado directo la harina se altera y ya no

sirve, por lo tanto para no pagar el transporte,

tratamiento y disposición final de estos sólidos

muchas veces se queman directamente exaltando

los malos olores.

¿Por qué en otras ciudades marítimas no se

observa igual situación?

Primero porque no hay fábricas de harina de

pescado. Segundo porque si hay, están lejos de la

ciudad, y en un lugar donde no hay vientos de

retorno. Tercero, lamentablemente en algunos

lugares se utiliza el pescado entero y no sus

vísceras, esto atenta contra la

pesca artesanal. Cuarto y lo

más importante, cuando hay

conciencia ambiental y se

trabaja invirtiendo para tener

no solamente una harina de

mejor calidad nutritiva, sino

para evitar contaminar el

ambiente y perturbar a la

población.

¿Es posible erradicar o

reducir estos olores?

Suelen utilizarse el llamado

lavado de los gases en torres

lavadoras: los vapores a ser

tratados se introducen por el fondo de la torre

lavadora y el agua de lavado (agua potable o de

mar) desde la parte superior”. Para que sea

económico el lavado, la temperatura de los gases

no debe ser superior a 90°C. A veces el agua

contiene cloro u otros oxidantes, aunque en este

caso aparecen problemas adicionales debido a la

posible corrosión de equipos y potencial emisión de

vapores tóxicos.

Otra tecnología utilizada para el mismo fin es “la

de combustión a alta temperatura, ya que el

calentamiento de los gases con olores

desagradables a 750°C u 800°C por muy pocos

segundos destruye efectivamente los

componentes malolientes.

Por medio de conductos los gases no condensados

son quemados, pero en lapsos cortos de arranque

y parada se pueden controlar con el uso de un

sistema de alimentación que tenga una salida de

humos, un pleno, y múltiples boquillas a través de

las cuales se pueden esparcir agentes

neutralizadores o agregar filtros (ej. Ecosorb®,

carbón activado, biofiltros). Esto dependerá de

factores económicos entre los cuales son clave los

caudales a tratar y el número de reactivaciones

posibles.

Una considerable altura de las chimeneas en las

operaciones de molienda y enfriamiento puede

ayudar a diluir este tipo de

olores que no son tan

persistentes.

Si bien son industrias que

trabajan con residuos de

pescado, una condición ideal

sería que la materia prima

ingrese tan fresca como sea

posible al proceso de

elaboración de harina y que la

refrigeración sea la adecuada

hasta que entre en proceso.

Para abaratar costos, a veces

se espera acumular cierta

cantidad de residuos antes de

poner en marcha los equipos y esto si no sigue la

cadena de frio conlleva a una mayor

descomposición.

¿Qué medidas deberían llevarse a cabo para ello?

Inversión en tecnología y tratamiento por parte de

los empresarios, vigilancia y sanciones por la parte

gubernamental, y vigilancia y denuncias

permanentes por parte de los vecinos. Las

tecnologías para remoción de olores son varias y

existen desde hace ya varios años, la elección del

modo es incumbencia de los generadores de los

olores, pero la efectiva implementación insume

tiempo. Finalmente es pertinente indicar que las

soluciones que se adopten deben corresponder a la

propia realidad, para lo cual se requiere la

experimentación necesaria que viabilice el fin

propuesto de proteger el ambiente, controlar la

contaminación, aumentar los rendimientos y

“Si bien los malos olores

perjudican irritando a las

personas, las partículas

en el aire afectan las

vías respiratorias, y no es

de menor envergadura

considerar los vertidos

clandestinos al mar, a la

reserva natural puerto y

a las cloacas.”

calidad de los productos por mayor y mejor

aprovechamiento de la materia prima.

Las experiencias de otros países como Chile, que se

encuentra implementando un plan de

recuperación de bahías (Talcahuano, VIII Región),

pueden tomarse como ejemplo en la recuperación

de ambientes degradados, afrontando

responsablemente la situación ambiental asociada

a sus actividades, teniendo presente que el

desarrollo del sector no solo es asegurar la calidad

y el desarrollo de nuevos productos y el acceso a

nuevos mercados.

¿Cuál es el papel de los organismos de control

ante esta situación?

En la Fiscalía Federal encabezada por Daniel Adler,

están esperando que la Cámara de Apelaciones “se

expida sobre la competencia o no en el tema desde

hace dos meses”. Es que, desde abril pasado,

cuando la Fiscalía Federal presentó una medida

cautelar para que se intime a las empresas

mencionadas a dejar de seguir propalando olores

nauseabundos, la Justicia Federal se declaró

incompetente. “Estamos ante una virtual

incompetencia de la Justicia Federal, ya que el juez

Alejandro Castellanos se declaró incompetente.

Ahora tiene que decidir la Cámara” según declaró

un miembro de la Comisión de Monitoreo

Ambiental del Partido de Gral. Pueyrredón (Dr.

Froilán González de la FI-UNMDP)

González mencionó recientemente que según

Adler, las harineras no instalan el biodigestor

“evidentemente por un problema de inversión,

porque es claro que hay lugares en el mundo que

tienen harineras y no emiten estos olores” e insistió

en la necesidad de que determine su competencia

la Cámara de Apelaciones.

En la presentación de abril del año pasado, la

fiscalía también había pedido investigar posibles

incumplimientos de parte de los funcionarios

públicos encargados de impedir situaciones

contaminantes.

La denuncia inicial fue radicada ante la posible

comisión de delitos de contaminación ambiental

en concurso ideal con lesiones leves a la salud de

la población, por parte de los propietarios de las

fábricas de harina de pescado del puerto

marplatense.

También pidió investigar posibles incumplimientos

o situaciones de venalidad de parte de los

funcionarios públicos encargados de impedir

situaciones contaminantes. OSSE y el Consorcio

Portuario Regional avalado por la OPDS en el año

2005 efectuó un monitoreo de gases en el

ambiente del puerto de MdP.

Más allá de los olores desagradables, ¿qué

consecuencias puede traer el no correcto

tratamiento de los desperdicios de las harineras?

Actualmente en el sector industrial del puerto de

MdP vienen funcionando diversas industrias de

procesamiento pesquero, por el volumen de

producción y descarga de residuos industriales

líquidos las harineras son las de mayor

repercusión. Si bien los malos olores perjudican

irritando a las personas, las partículas en el aire

afectan las vías respiratorias, y no es de menor

envergadura considerar los vertidos clandestinos

al mar, a la reserva natural puerto y a las cloacas.

Estos residuos líquidos y sólidos (ya que muchas

veces se vierten los aceites quemados calientes en

la cloaca clandestinamente, que luego al enfriarse

se solidifican y obturan las cloacas) vienen

disminuyendo la capacidad de carga, generan

cambios en la biodiversidad y productividad,

modifican los patrones de distribución de las

especies, altera la estática del paisaje y el

incremento de enfermedades dérmicas e

infectocontagiosas en la población (INDECI, 1996).

En su opinión, ¿hay una responsabilidad

compartida entre las empresas y los organismos

de control?

La correcta operatividad es una cadena entre el

ente gubernamental, educación, empresas y

población afectada. La falta de un eslabón hace

que no se llegue a cumplir con el objetivo de una

mejora ambiental al respecto.

Mar contaminado

Caño millonario y poco útil

Ante el problema de la contaminación de las aguas del mar de La Feliz, uno de

los caballitos de batalla de la gestión del intendente Pulti, fue la construcción del

Emisario Submarino. Según informes de especialistas, esta obra no plantea una

solución a largo plazo al gravísimo problema de la contaminación de la costa

marplatense, y su construcción puede implicar un impacto ambiental negativo.

Aguas contaminadas

l problema de la contaminación por efluentes cloacales en la costa de “la ciudad feliz” no es de ahora, se arrastran décadas

de negligencias, ineptitudes e inercia. Diariamente se vuelcan entre 250 mil y 350

mil toneladas de este tipo de efluentes al mar. Una mancha marrón es visible en la costa, se trata de materia fecal flotando en el mar.

La contaminación no sólo daña el tesoro más preciado de General Pueyrredón, sino que también es una amenaza para la calidad de vida de la gente. Hongos, manchas en la piel, diarrea y hasta el síndrome urémico hemolítico pueden ser las consecuencias de un simple "chapuzón" en el

mar. La gente que se baña en las playas de Mar del Plata se mete en un efluente cloacal.

E

Hace 5 años, científicos de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNMDP detectaron una colonia de gusanos de mar ( boccardia), cuya presencia está directamente vinculada a la materia orgánica de efluentes cloacales y pluviales.

Hoy se calcula que existen 1 millón de estos organismos por metro cuadrado, número que supera ampliamente el de otras zonas costeras y que indica resultados catastróficos para el medio ambiente.

Este gusano que no alcanza los tres centímetros, construye tubitoa de arena. Pero, en la playa que está a 800 metros del efluente cloacal, como son tantos, construyen esos tubos y se forma una especie de arrecife donde una persona puede caminar por arriba.

La aparición de estos gusanos está asociada a que este tipo de efluentes, que son de pre-tratamiento primario en el que se eliminan sólidos hasta 0,5 milímetros y el resto pasa como viene, hay más de 35 microorganismos que pueden producir distintos tipos de enfermedades. Las más comunes son gastroenteritis y enfermedades respiratorias agudas.

La zona más afectada abarca unos 9 kilómetros al centro desde donde está la planta. Científicos consideran que desde la planta hasta Constitución, por lo menos, debería estar prohibido el baño taxativamente. Y después hasta el Torreón del Monje, es la zona más afectada, o sea la más popular. Algunos van más allá y hablan de que llega hasta Playa Grande.

El problema es que no es solamente el efluente cloacal el que produce este tema de contaminación, son todos los pluviales y arroyos entubados de la ciudad porque todos esos ductos traen conexiones clandestinas y arrastran materia orgánica de distintos lugares, entonces la gente que se está bañando después de una tormenta al lado de un río, o de un arroyo entubado, como puede ser Punta Iglesias, o cualquier pluvial, se está bañando en aguas que tienen contenido cloacal.

La construcción del gigante

Ante esta situación, la respuesta a la contaminación de las aguas marplatenses que pretendió darle la intendencia de Gustavo Pulti, fue mediante la obra del Emisario Submarino. A comienzos de 2009 se inició la construcción que finalizó en Marzo de 2015, un “río submarino” que se instaló desde la planta Ingeniero Baltar de Camet. Se trata de un tubo de 3.810 metros que se internó en el mar para descargar a esa distancia de la costa los desechos cloacales de la ciudad. La obra insumió 2 millones de horas/hombre trabajadas, 100 mil toneladas de piedra y más de 8 mil metros cúbicos de hormigón, para extenderse más de 4 mil metros dentro del mar.

La obra, que tuvo un monto de contrato por $ 178.445.085,45, fue financiada por el Gobierno nacional a través del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), a la vez que Obras Sanitarias Mar del Plata (OSSE) brinda colaboración y asistencia técnica.

En el momento de dar por concluida la obra, Pulti, aseguró que “esta respuesta que se

está dando, garantiza para los próximos años una respuesta ambiental en esto que es el Mar Argentino, nuestro frente marítimo, a cuyo alrededor funciona la industria turística, generando trabajo para todos los vecinos de todos los barrios. Estamos –sin lugar a dudas- frente a la obra ambiental más grande de la historia de la ciudad”, concluyó.

Por su parte, el presidente del directorio de

Obras Sanitarias de ese momento, Mario Dell Olio, explicó: “La obra en sí comenzó a licitarse en 2008 y se adjudicó en 2009, con lo cual llevó 5 años y algunos meses. Es la primera obra de estas características en Argentina y la más importante en cuanto a dimensiones de longitud y diámetro de cañerias en Sudamerica”, agregó el funcionario.

En ese sentido, el titular de OSSE remarcó

en su momento que esta obra “significará una mejora en la calidad ambiental de Mar del Plata, porque permitirá tratar todo el líquido cloacal domiciliario e industrial de General Pueyrredon, el que producimos ahora y el que produciremos en el futuro, ya que está dimensionado para recibir el doble del caudal pico que hoy tiene la ciudad.”

“En total son 4.120 metros de cañería de 2 metros de diámetro, de polietileno de alta

densidad y que en un 95% está en el mar. El líquido cloacal que ingresa a la Planta actual de efluentes se somete a un proceso de cribado en donde se separa el sólido más grande. El líquido es bombeado hasta obtener la presión necesaria para recorrer los 4 mil metros de cañería y salir al mar a través de 90 puertos difusores, ubicado en los últimos 500 metros.”

¿Una solución?

Más allá de las palabras de los funcionarios del momento que destacaron el favorable impacto ambiental que generaría la puesta en marcha del emisario submarino, lo que pocos saben es que la obra no soluciona el problema de fondo. Desde la UNMdP, los estudios establecen que el efluente “es una solución momentánea porque en la medida en que la ciudad vaya creciendo, el problema va a seguir afectando a la costa”.

Además, en relación a lo novedoso o no del sistema, el Emisario es lo mismo que se está haciendo hasta ahora, que es un pretratamiento primario. Hace lo mismo, pero lo tira más lejos. Es una cuestión de tiempo: en la medida en que la ciudad crezca, esto va a seguir afectando a la costa.

Cuidar nuestro mar.

Oceana es una organización internacional sin fines de lucro, fundada en el 2001 y dedicada a la protección y recuperación de los océanos de todo el mundo mediante la realización de campañas que incorporan argumentos científicos, legales y de educación ciudadana. Esta organización dispone de colaboradores y ciberactivistas en 150 países, que están decididos a defender activamente el medio ambiente marino. Según se revela, en un reciente informe titulado “Emisarios Submarinos: El mar no es un retrete” realizado por Oceana, esta estrecha relación "se ha visto apocada en los últimos años con la proliferación de emisarios submarinos”. De acuerdo al informe señalado se explica que “los emisarios submarinos están generando graves conflictos ambientales”. Y se remarca que “los emisarios submarinos no solucionan el problema de la contaminación”. En tal sentido, se subraya que “en el mar existen especies delicadas que al verse impactadas por estos grandes ductos cortan cadenas alimenticias completas. Si se depositan sedimentos en los alrededores de los emisarios submarinos, las comunidades bentónicas (de los fondos acuáticos) acumulan contaminantes como metales pesados o dioxinas que son traspasadas a sus depredadores, para finalmente ser consumidas por las personas que están en contacto con ellos, tales como comunidades costeras, pescadores artesanales, buzos mariscadores, turistas y deportistas acuáticos”. Además, en el documento se refleja que “los contaminantes que los emisarios submarinos descargan pueden clasificarse en materia orgánica, metales pesados, orgánicos persistentes e hidrocarburos. Estos varían según el tipo de industria que arroja sus desechos a los cuerpos de agua”. De acuerdo a Oceana, “uno de los graves problemas de polución está relacionado con sustancias que por sí mismas no implican riesgo de alta toxicidad, como es el caso de la materia orgánica. No obstante, al ser bioquímicamente oxidada por microorganismos, ésta puede remover una gran cantidad de oxigeno disuelto en el agua, lo que limita las concentraciones de este elemento imprescindible, para la respiración de una gran cantidad de organismos marinos (peces, invertebrados y otros). Y se recalca que “el requerimiento de oxígeno se conoce como Demanda Bioquímica de Oxígeno o Demanda Biológica de Oxígeno. Si hay exceso de materia orgánica en el agua, como en el caso de los emisarios submarinos de aguas servidas, las bacterias que participan en este proceso utilizan todo el oxígeno disponible”. A reglón seguido, se explica que “debido a esto, los procesos de circulación de agua en la zona, claramente inadecuados, producen una limitación severa de este elemento imprescindible en la respiración de los peces y otros organismos marinos. La entrada, y su posterior descomposición, de materia orgánica al ambiente, puede generar aumentos en la población bacteriana, tanto simbiótica como parasítica (por ejemplo Salmonella). La intervención de invertebrados filtradores facilitan la instalación de patógenos y producción de enfermedades. En estas condiciones, en zonas superpobladas y que consumen organismos marinos, es muy elevado el riesgo de contraer enfermedades y epidemias como la disentería”. Por último, se enfatiza que “es fundamental comenzar a considerar el agua, en general, y la costa, en particular, como una fuente de vida. Cada vez que se instalan grandes ductos que descargan tóxicos y estos no cuentan con una regulación rigurosa se está hipotecando nuestro futuro y el de nuestros hijos. Aún es tiempo de discutir hasta qué punto es el mar fuente de vida y en qué momento vamos a dejar de considerarlo nuestra cloaca”.

Atar con alambre:

La solución a la basura

La Planta de separación de residuos opera al 50%. Sólo 36 personas trabajan en

la cooperativa Cura y más de 400 revuelven basura cerca del predio de

disposición final. El precio del material a vender, lo pone sólo un empresario.

ólo dos veces por semana quienes trabajan

en la Planta de separación de residuos de

Mar del Plata, reciben de la Empresa 9 de

Julio -a cargo de la recolección en toda la ciudad-

basura separada en origen. El resto de los días,

deben abrir las bolsas negras que incluyen

desechos secos y húmedos mezclados, para de allí

elegir cartón, papel, vidrio, plástico y metal

posible de reciclar.

Es la Cooperativa Cura, formada por más de 100

personas, la que realiza esa tarea. Se originó en

agosto de 2004 y consiguió hacerse cargo de la

planta, por medio de un convenio con el municipio

en 2011.

El problema es que desde ese momento nunca

pudo desarrollarse con plenitud. “Ahora sólo

funciona una cinta”, cuenta la vicepresidenta

Andrea Sánchez y aclara que, si bien lo más

probable es que la semana siguiente esté

arreglada, “siempre hay algún problema con las

máquinas”.

La planta fue construida a través de un subsidio del

Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que

incorporó a Mar del Plata al programa de Iniciativa

de Ciudades Emergentes y Sostenibles. Un claro

avance que permitió mejorar la calidad de vida de

las personas que allí trabajan, pero sin una

solución definitiva.

Son 106 asociados, de los cuales sólo están en

planta 32. “No podemos estar todos porque no

entramos”, explica Sánchez. Si bien existen dos

cintas mecánicas, no pueden usarse ambas al

mismo tiempo porque se superponen entre sí y se

hace imposible de llevar a cabo la actividad.

El recorrido de la basura a reciclar

Independencia al fondo, cuando se convierte en

Antártida Argentina se transforma luego en lo que

se conoce como “Camino Viejo a Miramar”, por ahí

está la Planta. Al lado del viejo predio de basura -

ahora cubierto de pasto- y el nuevo.

Un cartel la anuncia: “Planta de Separación de

Residuos Sólidos Urbanos, aquí la Nación

también crece”. Se podría imaginar un lugar

mucho mayor al real, pero la construcción no es

más grande que una escuela.

S

Los camiones de la 9 de julio descargan en el patio

del edificio los días martes y viernes las bolsas

verdes con los residuos ya separados en las casas

marplatenses. El resto de los días las bolsas negras

traen desechos orgánicos, excrementos de

animales, jeringas de hospitales, toallitas

higiénicas, entre otras miles posibilidades de

infección.

Mar del Plata desecha por día cerca 240 toneladas

de basura. Sin embargo, es sólo un 30% de esa

cantidad lo que se trata en la Planta de

Separación.

Luego, un elevador sube la basura hasta las cintas

mecánicas, donde los trabajadores abren las

bolsas y comienzan a separar. “Papeles acá,

plásticos allá y los vidrios más lejos”, relata la

vicepresidenta de Cura a la vez que señala dónde

queda cada dependencia.

Una vez divididos, los residuos son prensados. “La

semana pasada los chicos construyeron esa

torrecita porque antes teníamos que subirnos a

uno de los bloques, y era peligroso”, detalla la

mujer.

La última etapa del circuito es el acopio, pero no

hay lugar específico para ello. En el diseño de la

planta no se tuvo en cuenta, entonces explican los

cooperativistas que “los días de lluvia se moja

todo”, inclusive el cartón que pierde valor cuando

tiene agua.

Presos de un monopolio

Lo llaman “El Turco” Ale, es uno de los mayores

compradores de residuos en Mar del Plata. Su

negocio es vender en Buenos Aires lo que en la

ciudad consigue por pocas monedas.

Es el único que llega a la Planta, y también el que

pone los precios.

“Este año tuvimos tres bajas”, cuenta Andrea

Sánchez y detalla: “El cristal valía $4 y ahora $2”.

Por su parte, por el kilo de vidrio verde recibían

$2,50 y la última vez les pagaron $1.

No existe otra posibilidad. No hay chance de

negociación, porque si ese día no le venden al

“Turco” Ale lo que separaron, no llevan dinero a su

casa.

La intención de hacer ellos mismos el traslado y

evitar el intermediario, está, pero “no el dinero

suficiente”. Por eso, la única salida es seguir

siendo presos del monopolio.

Algunos de los galpones de Ale se encuentran en

San Lorenzo al 6000, prolijos y sin olores

nauseabundos. Desde afuera puede verse una

grúa que claramente supera en tecnología a las

maquinarias que se rompen a menudo en la Planta

de Residuos.

Adentro de los depósitos esperan en silencio los

metales que aguardan venderse, porque Ale, a

diferencia de los cooperativistas de Cura, puede

cerrar sus puertas un fin de semana largo, la

pérdida económica de esos días es insignificante

en sus ganancias mensuales.

Los que quedan afuera de la cooperativa

Cerca de 500 metros separan a la Planta de

Separación de Residuos del predio de disposición

final. Ese es el nombre que identifica a la nueva

montaña de basura que sólo la diferencia del viejo

basural por un sistema que permite recolectar el

fluido que genera, lo trata químicamente y elimina

un líquido lo más semejante al agua.

Chimangos y gaviotas merodeando por el aire, y

un olor casi imposible de respirar, son la

bienvenida al lugar.

“Hace poco se abrió la licitación para la

remediación y el saneamiento del antiguo basural,

porque cuando empezó a funcionar el nuevo, el

viejo se clausuró”, indicó Claudia Baltar a cargo de

la Dirección de Gestión Ambiental de General

Pueyrredon hasta 2013. Luego, agregó: “Lo que

hay que hacer es una especie de torta gigante que

recubra toda esa basura. Es peligroso por el riesgo

a que esas paredes se desmoronen.”

Entre el viejo y el nuevo basural, están ellos, los

que “no quisieron entrar al proyecto”. En un

playón -que no es más que un pedazo de tierra- la

municipalidad vuelca cierta cantidad de basura

que hasta las 10 de la mañana y después de las 14

más de 400 personas entran para revisar y llevarse

lo mejor que encuentran.

Para la Municipalidad son los que “no quisieron o

no se ha podido insertar en la cooperativa”, “una

población vulnerable con muchas adicciones”.

“La premisa era que no haya gente trabajando en

el lugar donde lo hacen las topadoras y las

compactadoras”, explica Baltar y añade: “Así ellos

entran después que los camiones volcaron la

basura, recolectan en el playón, se van y las

máquinas después cargan la basura a los

camiones”.

En ese sentido, la exreferente de Gestión

Ambiental detalló: “Tuvimos que contratar

camiones para que levanten esta basura del

playón y la trasladen al centro del basural”. “Todo

un gasto y una cantidad de cosas para evitar el

conflicto”, opinó.

Cierto es que después de la denuncia por el trabajo

clandestino de más de 100 menores de edad del

titular de “La Alameda”, Gustavo Vera, el 21 de

enero de 2014, la cantidad de niños y niñas que se

encontraban trabajando en el basural, disminuyó.

Richard, un vecino que hace más de 20 años vive

en una choza al lado del predio, confirmó la

información y explicó que “desde que vinieron las

asistentes sociales ya no hay tantos chicos”.

“Mis hijos por suerte están trabajando, son los dos

albañiles”, contó. Él tiene 47 años y su vida no es

más que ir de su casa a recolectar basura. Algunos

días también se acerca al “mercadito”, un espacio

donde llegan camiones desde restaurantes y

supermercados a depositar en el suelo restos de

sus ventas. Ahí busca lo que luego será el almuerzo

o la cena.

Sin embargo, y a pesar de que Baltar afirmó la

presencia de “un grupo de trabajo social” en la

zona, falta mucho por construir.

Sólo 32 personas trabajan de todos los que forman

la organización, sólo un empresario pone el precio

de los materiales, más de 400 personas revuelven

basura a cielo abierto y sin ningún elemento de

protección, son sólo algunos ejemplos.

El Estado debe hacerse cargo del deplorable

estado de salud que padecen quienes viven cerca

de semejante cantidad de basura, y si bien una

cooperativa es una solución, aún restan miles de

asperezas por limar.

Esta producción responde

a una consigna del

Seminario de Medios,

de las carreras PDS y PDI.

De la UTN de Mar del Plata

Abril de 2016