Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

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Dice el Autor:A la luz de factores históricos y contemporáneos, nos hemos esforzado por hacer de este libro, tan solo una introducción a la variable y compleja problemática del Atlántico Sur, relacionada en forma directa con los sucesos que acontecen en el océano Indico y mares adyacentes; espacio donde hoy, las grandes potencias desarrollan trascendentes acciones estratégicas.Introducción que pretende aportar elementos para un estudio más pormenorizado de cada uno de los puntos planteados y que, interrelacionados, generan una visión geopolítica del Atlántico Sur.Argentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay, ribereños de tan importante espacio oceánico, tienen la responsabilidad de crear una doctrina geopolítica que sostenga los valores y los intereses del mundo occidental y en particular, enfáticamente, de América Latina, configurada esta como una sola unidad soberana que se afirma en responsabilidad compartida.El autor

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GEOPOLITICA DEL ATLANTICO SUR De Bernardo Quagliotti de Bellis

Edición Original de Fundación de Cultura Universita ria de 1976 Hecho el Depósito que marca la ley D.L. 108.123/76

Edición digital, realizada a efectos de difundir el conocimiento de la historia del Uruguay en la Antártida, para su Archivo en la Biblioteca del Instituto Antártico

Uruguayo. Escaneado del original, existente en la Biblioteca del IMES y revisado por Cnel. W. Fontes

Abril de 2010 Mail: [email protected]

www.iau.gub.uy

Acerca del Autor

BERNARDO QUAGLIOTTI DE BELLIS Nacido en la ciudad de Montevideo (Uruguay) el 23 de enero de 1925. Casado - cinco hijos (uno fallecido) - 10 nietos Luego de cursar estudios de primaria, secundaria y facultad de Derecho en Uruguay, cursó Ciencia Geopolítica en el CEINAR de la Universidad de Cuyo (Argentina) Periodista - Escritor Fue profesor de Geopolítica en · la Academia de Guerra Naval, por 20 años (1980-2000), · en el curso de Estado Mayor del Instituto Militar de Estudios Superiores, · en el Instituto Artigas del Ministerio de Relaciones Exteriores. · En la Escuela de Inteligencia del Ejército Actualmente (20109 ejerce la cátedra de Geopolítica en: · Escuela de Comando y Estado Mayor Aéreo del Uruguay (ECEMA) · En el Instituto Militar de Estudios Superiores en la cátedra de Historia de los conflictos · Asociación Uruguaya de Relaciones Públicas · Integra la cátedra de Estrategia del Centro de Altos Estudios Nacionales y es conferencista en los cursos del CALEN Actuó como: Corresponsal de la OEA (Organización de Estados Americanos) en Chile (1949-1952) Director de RELCO (Relaciones Comerciales para América Latina) (1953-1962) Secretario de la Mayoría del último Consejo Nacional de Gobierno en Uruguay (1963-1967) Funcionario de la Biblioteca del Poder Legislativo del Uruguay (1962-1979) En la actualidad: Secretario General de la Asociación Sudamericana de Estudios Geopolíticos e Internacionales Director de la revista GEOSUR que se edita en Uruguay desde 1979 Presidente de la Academia Uruguaya de Geopolítica y Estrategia Profesor visitante en los cursos de postgrado en Relaciones Internacionales en las universidades de Brasilia, Santa María (Brasil) y Mérida (Venezuela) Obras editadas: # Uruguay en el Cono Sur; destino geopolítico. 3ª ed. Buenos Aires, 1975 # Geopolítica del Atlántico Sur. Montevideo, 1976 # Constantes geopolíticas en Iberoamérica. Montevideo, 1979 # Uruguay y su espacio: una propuesta de regionalización. Montevideo, 1979 # La Atlantártida (co-autor). Buenos Aires, 1979 # Geopolítica y relaciones internacionales (co-autor). Buenos Aires, 1981 # Cooperación y conflicto en la Cuenca del Plata. Heidelberg, 1982 # Bases para una geopolítica del Uruguay. Montevideo, 1982 # Los países del Atlántico Sur. (co-autor). Buenos Aires, 1983 # Uruguay puerta atlántica de la cuenca del Plata. Montevideo, 1983 # La geopolítica en el Cono Sur (co-autor). editado en USA, 1988 # Hidrovías en la Cuenca del Plata. Montevideo, 1990 # La hidrovía Paraguay-Paraná y los canales de Martín García. Montevideo, 1993 # Puente Colonia-Buenos Aires y eje vial. Montevideo, 1994 # Ecuador-Perú: conflicto en la cordillera del Cóndor. Montevideo, 1995 # Un puerto de aguas profundas para el MERCOSUR. Montevideo, 1995 # ¿Se conoce asimismo América Latina? # MERCOSUR, un desarrollo regional, desafío para el siglo XXI # Siglo XXI: Estados Unidos y su estrategia geopolítica global # América Latina: ¿integración? ¿dependencia? # Europa Central y los Balcanes # ¿Hacia un nuevo orden internacional? # América Latina ¿integración? ¿dependencia?

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BERNARDO QUAGLIOTTI DE BELLIS

G E O P O L I T I C A

D E L

A T L A N T I CO

S U R

Fundación de Cultura Universitaria - 1976

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Otras del Autor: (en 1976)

Medidas prácticas para la aplicación universal de los mercados humanos. Santiago d= Chile, 1952.

La Asistencia técnica de la CEA y La Paz. Santiago de Chile, 1954.

A tí, América (poema). Montevideo, 1956.

Uruguay en el Cono Sur; destino geopolítica. Montevideo la y 2a. ed. a mimeógrafo, 1974

Uruguay en el Cono Sur, destino geopolítico. Buenos Aires, Tierra Nueva, 1975.

Co-autor del Plan de desarrollo de la Cuenca del Pao Tacuarembó. Montevideo, 1976.

Hecho el Depósito que marca la ley D.L. 108.123/76.

Cartografía por Alberto H. Goyeneche de Simone.

Carátula de Sanjurjo Toucon.

(Mapa del Atlántico de Sebastián Lopes* 1558)

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Í N D I C E :

I. A MODO DE INTRODUCCIÓN

Interludio al año 2000 1

Últimos rumbos 3

Doctrina Sonnenfeldt-Kissinger 6

II. EL INFLUJO GEOPOLITICO DEL MAR

Más allá del horizonte 9

Geopolítica del "encuentro" 10

Los mares y la estrategia 12

La URSS y los mares cálidos 13

La teoría del dominó en el sudeste asiático

Paralelo 9 o Sur: Arco marítimo Angola-Mozambique 15

Paralelo 10° Norte: Puente aéreo

Somalia-Guinea Bissau-Cuba 16

II. RELACIÓN ATLÁNTICO SUR-INDICO-MAR ROJO

El Índico en la estrategia mundial 21

El corredor del Mar Rojo 24

Djibouti: Puerto clave 25

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II

IV. GEOPOLÍTICA DEL ATLÁNTICO SUR

La costa del ••rescate" 26

La frontera atlántica 30

Las "batallas silenciosas" 33

Las tres claves del Atlántico Sur 35

Brasil: el "mare nostrum" 36

Argentina: llave austral del Atlántico Sur 43

Chile: política oceánica 49

Uruguay: paralelo 35° Sur - Río de la Plata 55

El valor geopolítico de los ríos del Plata 60

Sudáfrica: enlace Indico-Atlántico Sur 63

Conclusiones 65

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III

A la luz de factores históricos y contemporáneos, nos hemos esforzado por hacer de este libro, tan solo una introducción a la variable y compleja problemática del Atlántico Sur, relacionada en forma directa con los sucesos que acontecen en el océano Indico y mares adyacentes; espacio donde hoy, las grandes potencias desarrollan trascendentes acciones estratégicas.

Introducción que pretende aportar elementos para un estudio más pormenorizado de cada uno de los puntos planteados y que, interrelacionados, generan una visión geopolítica del Atlántico Sur.

Argentina, Brasil, Sudáfrica y Uruguay, ribereños de tan importante espacio oceánico, tienen la responsabilidad de crear una doctrina geopolítica que sostenga los valores y los intereses del mundo occidental y en particular, enfáticamente, de América Latina, configurada esta como una sola unidad soberana que se afirma en responsabilidad compartida.

El autor

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I

A MODO DE I N T R O D U C C I Ó N

INTERLUDIO AL ARO 2000

"Ginebra. Estamos en el año 2000. Las potencias cos te_ ras

han extendido su soberanía hasta el centro de los o céanos.

Buques de carga y barcos militares deben pagar trib uto al

pasar de una zona de soberanía a otra o cuando atra viesan

estrechos cuyo paso fue libre en otro tiempo. El co nflicto

entre los países "con" y "sin" costa, mantiene al m undo en un

estado de tensión, mientras los gobiernos entran en liza en

tomo a los recursos del lecho mari no. El pescado es un

producto escaso; las pocas especies que sobreviven tienen un

extraño sabor, pues viven en un elemento enrarecido por

cantidades ingentes de contaminación. Bañarse en el mar está

prohibido por ley en la mayor parte de las zonas co steras.

La contaminación ha matado la mayor parte del fitop lancton

del mar, fuente primaria del oxígeno terrestre. El entorno

ecológico necesario para sostener la vida en la tie rra se está

desgastando. Este cuadro del mundo, un cuarto siglo más

adelante

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2

puede parecer indebidamente sombrío; sin embargo, e s sólo una

proyección de las tendencias actuales" (1).

El ser humano no fue alcanzando, en saltos mortales , las

diversas etapas del proceso histórico. Las más culm inantes

fueron creando, paulatinamente, formas o estilos de vida

-sociales, políticos, económicos, culturales— que, aunque

no fuesen cabalmente comprendidos en él pretérito, iban

conformando el acontecer futuro.

La humanidad no inventa los acontecimientos, los va

descubriendo. En su historia, prevalece siempre la

aspiración a la liberación del hombre; toda ella no es otra

cosa que el trance de la libertad, comprometida en el futuro,

La gran tarea de nuestro tiempo radica en sostener, mediante

los medios y caminos disponibles, una afirmación po lítica,

sociocultural y económica, que reoriente los va_ lo res,

confundidos en esta época de positivismo y naturali smo y

materialismo extremados, de una gran parte de la hu manidad.

En su entrañable interés por el destino de nuestro

tiempo, Sorokin se hace la misma pregunta que Orteg a y Gasset,

también ansioso por contestarla: ¿aprenderá el homb re alguna

vez, de las lecciones de la historia referentes a l a vida y

al florecimiento, enfermedad y muerte de

(1) Richard A. Frarik3 en New York Times de 18 de mayo de 1975.

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3

las sociedades humanas? ¿Aprenderá en ese campo

no-enseñable de la experiencia histórica?

ÚLTIMOS RUMBOS

En su estudio 'Tres Rumbos básicos de nuestro tiemp o"

(1960), Sorokin ofrece su postrera explicación acer ca de los

factores que están creando una nueva sociocultura m undial en

la hora en que vivimos.

Primero, se produce un desplazamiento del liderazgo

creador de la humanidad en Europa, donde ha estado centra_ do

en los últimos cinco siglos, a un área más amplia, en

particular a las Américas, Asia y África.

Segundo, se hace visible ya, una desintegración de las

instituciones, sistemas de valores y personalidades de la

cultura sensista.

Tercero, van emergiendo lentamente, los primeros

componentes de un nuevo y dominante orden sociopolí tico,

sistemas de valores y tipos de personalidad, que ll ama un

Orden Integral. El poder se desplaza de España y Po rtugal

a Latinoamérica. El poder económico, ejercido duran te los

últimos diez siglos por España, Portugal, Italia, H olanda,

Francia, Inglaterra y Alemania, pasa a los Estados Unidos en

primer término y a Rusia (2)

(2) Roberto Agramante: "Pitirim Sorokin, estudio". México, Universidad, 1963.

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Lord Chalfont -ex Ministro de Relaciones Exteriores de

Gran Bretaña— escribió para el diario Times, el 28 de julio

de 1975, un artículo donde analizó el plan de la UR SS —plan

en cuatro etapas y largo aliento— destinado a aisla r a

EE.UU. del resto del mundo.

Primero, entre 1956 y 1959, convencer a Occidente a

renunciar a los confrontamientos armados.

Segundo, de 1960 a 1972, los soviéticos trataron de

crear discordia, fomentando los sentimientos nacion alistas

de alemanes y franceses, complementándolos con agit ación

estudiantil.

Tercero, de 1972 a 1985, buscará la URSS acercamien tos

económicos y tecnológicos con EE.UU. para desmorali zar y

aislar al mundo occidental.

Cuarto, en la fase final, después de 1980, los sovi éticos

aprovecharán que los norteamericanos habrán quedado aislados

del resto del mundo, para deteriorar la economía oc cidental

y aumentar su carrera armamentista, desde posicione s

geopolíticas mucho más ventajosas.

Este plan se pudo conocer gracias a la deserción de l

General Jean Sejean, quien huyó de Checoslovaquia e n 1968.

La gravedad de la "amenaza soviética" examinada por los

chinos, se resume en tres tesis:

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Primera, la evolución previsible de las relaciones entre

las dos superpotencias se dirige en el sentido del

declinamiento norteamericano y la expansión continu a de la

URSS.

Segunda, la zona clave del conflicto de influencia de

esas dos potencias será la Europa Occidental, porqu e es allí

donde son más importantes los intereses exteriores de cada

una de ellas.

Tercera, una nueva guerra mundial es entonces posib le

porque el imperialismo norteamericano libra un comb ate

desesperado por preservar sus derechos adquiridos, mientras

que el "social imperialismo" soviético intenta infi ltrarse,

cueste lo que costare, en las esferas de influencia de la

otra parte (3).

La relación actual entre la URSS y los EE.UU. es

denominada comúnmente como política de "distensión" .

Preferimos usar el término francés "detente" (4).

(Z) Jacques Euntzinger en Le Nouvel Observateur; reproducido por La Opinión, Buenos Aires, 14 de enero de 1976. (4) "Detente", término diplomático que indica una situación de disminución de tirantez o tensión nacional en las relaciones entre dos o más países. "Puede establecerse un periodo de "detente" mediante un tratado formal, o puede evolucionar a consecuencia de cambios en las estrategias y tácticas nacionales ocurridos durante varios años. En las relaciones soviético-norteamericanas, comienza en la década de 1960. Jack C. Plano: "Diccionario de Relaciones Internacionales", México, Limusa-Wiley, 1971. 15) Alexis de Tocqueville: "El antiguo régimen y la revolución", Madrid, Guadarrama, 1956.

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6

DOCTRINA SONNENFELDT-KISSINGER

"Paz apoyada en la fuerza". Aunque la frase pertene ce al

Presidente Ford, indudablemente, desde el acuerdo d e Berlín

(1971) hasta la Conferencia de Helsinki (1975) y to mando en

cuenta los sucesos de Oriente Medio y los recientes de África

atlántica, todo lleva a sostener que la actual "det ente"

—para algunos estadistas— debería ser sustituida po r "lazos

políticos orgánicos", tesis que señala la división del mundo

en esferas de influencia, atraídas por superpotenci as.

Alexis de Tocqueville, en 1835 escribía: "Hay

actualmente dos grandes naciones en el mundo que co menzaron

en puntos diferentes, pero que parecen dirigirse al mismo

fin. Me refiero a los rusos y a los norteamericanos . Ambos

han crecido sin llamar la atención; y mientras la H umanidad

ponía sus ojos en otros, ellos se colocaron de pron to en

primera línea entre las naciones y el mundo se ente ró de sus

existencia y de su grandeza casi al mismo tiempo" ( 5).

Actualmente, el tiempo de la "detente" se configura en la

concepción muy bien definida por el Gral. Enrique

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Guglialmelli: “el tiempo, como coordenada de la pol ítica y

de la estrategia, gravita sobre las decisiones en v irtud de

la oportunidad (cuándo), la duración (de la o las acciones)

y el lapso que transcurre (por la variabilidad en ese espacio

de los medios y del ambiente: todo .lo cual puede a fectar

a los factores de la situación). El tiempo es esenc ial a los

adversarios. Tratan de ganarlo para obtener o mante ner la

delantera, recuperarlo si se lo había perdido o bie n para que

transcurra al máximo sin llegar a una decisión" (6) .

Por cierto que no podemos hablar tan solo de frente s

económicos concretos, sino de grandes áreas geopolí ticas de

presión, destacándose entre ellas el Medio Oriente, África

y América Latina, además de Europa. La geopolítica, hace

décadas, ha dejado de ser ciencia puramente teórica . Los

Estados la utilizan científicamente para afirmar su

trascendencia interna e internacional. Acción que p uede

provocar una "detente" o una "distensión" en sus re laciones,

conforme a la estructura y motivaciones ideológicas de las

partes. Ningún estadista —ni los estudiosos de los

problemas internacionales— ignoran que una doctrina

geopolítica es factor determinante en la vida } supervivencia

y desarrollo de un Estado o de una nación.

(6) Gral. Enrique Guglialmelli, en Revista Estrategia N° 33j p. 11. Buenos Aires3 abril de 1975.

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II

EL INFLUJO GEOPOLITICO DEL MAR"

MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE

Desde la antigüedad, los mares primero y luego los

océanos, ofrecieron las mejores oportunidades para la

polarización, pues se constituyeron en los espacios

propicios para el comercio, vinculando los centros que se

levantaban en sus márgenes. Desempeñaron así import ante

papel, el Mediterráneo y el Mar de la China en la a ntigüedad;

el Atlántico desde el siglo XV. El Pacífico aún no ha

desarrollado en plenitud su gran papel protagonice

La expansión de los vikingos de todas las nacionali dades,

creó desde el siglo VIII al IX, un gran espacio eco nómico

-desde el Atlántico al Volga- por donde hombres y b ienes

circularon intensamente. La economía pre monetaria del

norte europeo, estableció sólidos contactos con la economía

monetaria del Oeste (Inglaterra y. Francia) y pront o con la

del Este (Bizancio).

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10

Desde finales del siglo XII comenzó a concebirse un a

nueva geografía del comercio internacional entre Fl andes y

el Mediterráneo. Sin embargo, la revolución princip al de

las rutas marítimas se opera recién a fines del sig lo XIII,

cuando el Estrecho de Gibraltar comienza a ser surc ado,

regularmente, por galeras mallorquinas primero, y l uego,

genovesas. •

GEOPOLÍTICA DEL "ENCUENTRO"

El siglo XV es, por excelencia, el siglo de la expa nsión

europea. El siglo XVI, el del cambio y el encuentro . El

Atlántico transversal,. encuadrado por los vientos alisios del

Norte y el contraflujo de las latitudes medias, se convierte

en el Atlántico de la "Carrera de Indias": el Atlán tico del

monopolio. Sevilla y Lisboa surgen como por los de desarrollo

en ese nuevo, espacio (geoeconómico). En América co lonial, el

núcleo diversificador del Pacífico estaba situado en los

puertos de Cobija y Arica; en el Este, directamente vinculado

con el Atlántico, en Buenos Aires y Montevideo, bas e éste

además, del Apostadero Naval de la Corona Española en el

Atlántico y Pacífico Sur (7).

(7) Sobre el tema hay un excelente trabajo del investigador uruguayo Leslie Crawford: "El Uruguay atlanticense". Montevideo, Monteverde, 1974. .

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La geopolítica del "encuentro" abarca el conflicto y el

cambio; la evolución y la revolución; la dinámica d e los

espacios terrestres y marítimos y de las fuerzas po líticas

que luchan en ellos para sobrevivir,

En lo que se refiere a la comunicación entre Europa y

Oriente, consideró Mackinder: "El resultado más des tacado del

descubrimiento de la ruta que, pasando por el Cabo de Buena

Esperanza conducía hasta la India, fue que unió las

navegaciones costeras oriental y occidental de Eura sia, aun

cuando fueran por un camino tortuoso y en cierta me dida

neutralizó las ventajas estratégicas de la posición

central que mantenían los nómades de la estepa, pre sionan do

sobre ellos por su retaguardia. La revolución por l os grandes

marinos de la generación colombina, dotó a la crist iandad de

la movilidad de poder más amplia que se conoce, si se exceptúa

la movilidad de las alas. El océano, único y contin uo, que

envuelve las tierras divididas e insulares, es por supuesto,

la condición geográfica fundamental de unión para e l comando

del mar y para todas las teorías de la moderna estr ategia y

políticas navales, tal como las exponen escritores como Mahan

y Spencer Wilkinson" (8).

(8) J. Mackinder: ''El pivote geográfico de la historia". Conferencia. Londres} 25 de enero de 1904. en Antología-Geopolítica. Buenos Aires, Pleamar 1975.

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LOS MARES Y LA ESTRATEGIA

El Almirante Alfred Thayer Manan, luego de realizar un

pormenorizado estudio de la guerra naval, demostró

racionalmente que la verdadera misión de la marina de guerra,

además de la defensa de las costas, debe preocupars e por

dominar a la marina de guerra "enemiga", con el fin del propio

control absoluto del mar;£ acción que lleva implíci to el

control de las comunicaciones y en caso bélico, la

destrucción de las flotas de guerra y de la mercant e del

adversario (9).

Desde que la doctrina del "Mare Liberum" de Hugo Gr otius

(1609) prevaleció sobré la de John Selden, "Mare Cl ausum"

(1635), la libertad de los mares fue limitada tan s olo por

las zonas de las aguas territoriales nacionales que

alcanzaron, desde las tres millas hasta las doscien tas, con

derechos internacionales de paso para uso pacífico.

Desde 1958, cuatro intentos inconclusos por organiz ar el

uso ordenado y la explotación de los mares, siguen en el

debate mundial. Ellos, además de significar vías de

comunicación y de poder, guardan en sus entrañas, g randes e

importantes recursos económicos. Por lo cual, las c uatro

(9) Alfred T. Máhan: "Influencia del poder naval en la historia". 1890.

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controversias principales giran en torno a: aguas

territoriales y estrechos estratégicos; pesca en el océano;

explotación de petróleo y riquezas minerales del le cho

marino; contaminación del mar. Todo se ha reunido c omo un

solo y abrumador problema que busca la solución más adecuada

para poder establecer una nueva regulación a nivel

internacional, es decir, una nueva línea conceptual respecto

a un nuevo orden económico mundial del mar.

LA URSS Y LOS MARES CALIDOS

La desintegración del imperio británico, del

colonialismo francés -anteriormente del alemán y

recientemente del portugués— permitieron la

autodeterminación de los pueblos africanos. En el e scenario

mayor', el mundo quedó dividido en grandes bloques

ideológicos. Si bien se ha mantenido la paz -una pa z

aparentemente precaria— las diversas reuniones al m ás alto

nivel, no lograron extirpar las malas raíces de los

enfrentamientos. Luego de la guerra fría de 1948, s e

sucedieron: el conflicto de Corea (1950); las guerr as de

Indochina, Oriente Medio, Congo-Zaire, Etiopía; los

levantamientos en Alemania Oriental (1953), Polonia y

Hungría (1956); los sucesos de Checoslovaquia (1968 );

conflictos ideológicos y políticos entre la URSS y

Yugoslavia, China y Albania; crisis del petróleo; e tc.

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La "detente" facilitó a la URSS, entre otros hechos

importantes, a demostrar la capacidad operativa de su armada,

que fue ocupando y controlando posiciones estratégi cas en el

Báltico, el Mediterráneo, el Mar del Norte, el Pací fico, el

Indico y el Atlántico Sur (10).

Todas esas maniobras, demuestran claramente que la URSS

asigna valor de dogma a los resultados positivos de una

estrategia global que la conduzca a lograr una sóli da

penetración y eficaz participación en todos los pro cesos de

cambios sociopolíticos mundiales. El Almirante en J efe de

la Flota soviética, Ate. Gorshkov, determinó: "La U RSS

defenderá o impondrá sus intereses por doquier, en todos los

puntos de los mares y territorios adyacentes".

LA TEORÍA DEL DOMINO EN EL SUDESTE ASIÁTICO

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASE AN) que

integran Filipinas, Singapur, Tailandia, Malasia e

Indonesia, están abocadas a la tarea de fortalecer, además

(10) Conforme a declaraciones del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea norteamericana, la URSS tomaría en la próxima década la delantera en armas estratégicas. Tres nuevos misiles: SS 17, 18 y 19, con un radio de acción superior a los 8000 km.; un submarino nuclear "Delta", capaz de transportar 16 misiles. Si bien éstos -son hoy transportados por submarinos, la URSS estudia el desarrollo de uno —el SS.X.16— que podría ser transportado por

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de su cooperación económica, una estrategia militar para la

seguridad de sus estados, todo, frente a la acción

desarrollada por el Vietnam del Norte. Hanoi, apoya do por

Moscú, determinó: "... alentar las justas luchas" d e los

revolucionarios de países vecinos, formalizando así una

línea de dóminos que permitiría que toda la región quedase

bajo control comunista (11).

PARALELO 9o SUR: ARCO MARÍTIMO ANGOLA-MOZAMBIQUE

Tanques soviéticos T 34 y T 35, dirigidos por dotac iones

cubanas, abrieron el desfile que consagró la victor ia de la

liberación de Angola. Aviones de caza Mig-21 sobre_ volaron

el territorio que pasó a convertirse —tras 16 años de

lucha— en uno de los mejores enclaves estratégicos —problema

de dimensión internacional— que la URSS dispone en la

propia puerta norte del Atlántico. Sur.

tren o en ruta. El primer portaciones "KIEV" está provisto de aparatos Yacoulev-36 de despegue y aterrizajes verticales.

(11) El Primer Ministro sueco, Olaf Palme, se refirió en una oportunidad en 1975 a la "teoría del dominó"3 aplicada en Europa occidental y explícito que, para llegar al poderío de los partidos comunistas europeos adoptarán una pos_ tura democrática, independiente de la marcada por Moscú. Por otra parte, el Primer Ministro de la URSS Alexei Kqsiguin, planteó la posibilidad de que en ese sentido, la "teoría del dominó" provocase la sustitución de los regí menes pro moscovitas de Europa Oriental por un socialismo con una filosofía más humanizante.

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Desde allí, la flota soviética podrá sostener un fá cil

desplazamiento entre los paralelos 10° Norte y 10° Sur,

desde la escala naval de Conakry en Guinea-Bissau h asta

Luanda y/o el moderno y activo puerto de Lobito en Angola.

Es decir, formalizar estratégicamente, un arco de

circunferencia con centro en Luanda, de 2.900 km. d e radio,

cortando la costa africana en Freetown por el norte y Ciudad

del Cabo por el sur, rozando a su vez, la línea atl ántica

este del área de seguridad establecida por el TIAR (Tratado

Interamericano de Asistencia Recíproca).

Zaire y Zambia —productores cupríferos— temen la as fixia

de sus exportaciones, que dependen para su acceso a l

Atlántico, del ferrocarril Texeira de Souza- Bengue la,

puerto éste, angoleño.

PARALELO 10° NORTE: PUENTE AEREO SOMALIA-GUINEA BISSAU-CUBA

La participación política de Angola en el bloque in ter_

nacional comunista, permite por otra parte, la afir mación del

eje aéreo-militar que une el Indico con el Caribe: des_ de las

bases aeronavales que la URSS ha construido en Soma lia hasta

La Habana: puente aéreo de 11.000 km, con escalas

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para, los "Antonov-22", en las pistas de Cabo Verde , Guinea

Bissaú y Guinea Ecuatorial (12).

Más aun, Angola, Guinea-Bissau y Cuba serían los vé rtices

de un triángulo que controlaría el paso entre el At lántico

Norte y el Atlántico Sur -apoyado logísticamente to do el

sistema, por las bases aeronavales citadas anterior mente;

control de radar en tierra (ya se instalo uno en Lu anda) y

la activa presencia de la flota soviética en el Ind ico, con

puertos abiertos en Tanzania, Soma-lía y Mozambique , donde

la influencia china en ese estado, se debilita.

"La sombra del poder naval soviético, instalado fre nte a

nuestras costas (Argentina), estará presente en el futuro

de nuestras nuevas negociaciones. Su voz se hará oí r con

más énfasis en las conferencias sobre el Tratado An tártico,

del derecho del mar, la plataforma, la pesca y caza marítima,

nuestras aspiraciones de expansión comercial; en to das

partes, encontraremos un nuevo condominio que nos h ará

recordar que el poder de convicción de las propuest as

diplomáticas tiene un componente directamente propo rcional

al calibre de los cañones que las respalda, sobre t odo si

está cerca" (13).

(12) Guyana y Cuba han dispuesto el uso del aeropuerto de Timehri, como escala en la ruta La Habana-Georgetown-Concr kry. La UBSS anunció que proveería a Cuba con una planta nuclear.

Page 25: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

18-

Conforme lo expresara Ratzel: "África occidental y ante

todo África sudoeste fue "lado exterior" mientras l a

historia se desenvolvió en el Mediterráneo y en el océano

Indico; pero se convertirá en "interior" y en mayor grado, en

cuanto se desarrolle una historia atlántica. Para t odo el

pasado, hasta donde llega nuestra visión y aun para un futuro

bastante lejano todavía semejante calificación vale para

Sudáfrica y Australia, de cara al vacío" (14 )

El futuro lejano de Ratzel se convirtió en presente

inquietante que se proyecta a un futuro decisivo. E l Atlántico

Sur es hoy un polémico campo geopolítico que se con vertirá en

geoestratégico de primera magnitud.

(13) Carlos Álvarez: “Angola, el mar y nosotros". Buenos Airee, La Nación del 8 de marzo de 1976. (14) Frederick Batzel: "Geografía política", 1897. En Antología Geopolítica. Buenos Aires, Pleamar, 1975.

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21

III

RELACIÓN ATLÁNTICO SUR-ÍNDICO-MAR ROJO

EL ÍNDICO EN LA ESTRATEGIA MUNDIAL

Hablar del Atlántico Sur, implica, lógicamente,

visualizar la importancia que tiene el océano Indic o, como

nexo entre el mundo occidental y el oriental.

El Indico -73 millones de km 2; representa el 20,3% de la

superficie marítima del planeta— luego de ser flanq ueado

el estrecho de Malaca entre 1540 y 1650, sirvió par a el

"encuentro" de dos técnicas en materia de navegació n: el

sistema empírico-científico de los portugueses y el

meramente empírico de los navegantes árabes; Vasco da. Gama

y el más grande de los pilotos árabes $ Ahmed Ibn M adjid...

"Durante veinte años, ninguna armada pudo prescindi r de

embarcar a algunos pilotos árabes en la costa de So fala a la

ida y en la del Deccán al retorno, para llegar a Ca licut o para

singlar hacia Ormuz o hacia Malaca. El portugués po día

controlar al árabe; sus métodos eran menos ágiles p ero más

universales. Pero el árabe no podía controlar al po rtugués.

En el sentido en que se realizó el

Page 28: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

encuentro, la asimilación por parte de los recién l legados,

de las experiencias de quince siglos de sucesivos e mpirismos,

apenas necesitó de quince años" (15).

Actualmente, el Índico se ha convertido en el gran

escenario por donde se comunican los países industr ializados

de Occidente con Oriente. Hasta finales de la décad a de los

años 60, fue el tradicional "mare nostrum" de Ingla terra,

quien al ir retirándose de la región al Este de Sue z, facilitó

la presencia de otras flotas que, como la soviética , aumentó

en un corto período de quince años, las unidades de la misma

en relación de 1 a 6. Ello trajo consigo una honda preocupación

a los EE.UU. que, por consejo de su Almirantazgo de cidió

ampliar en 1974 las instalaciones de la base San Di ego en el

Archipiélago de Chagas, en franco acuerdo con Gran Bretaña.

Ella está conectada directamente con los poderes de fensivos

de Guam, Filipinas y Honolulú. "Relais" de los subm arinos

norteamericanos, armados de misiles nucleares, así como de

aparatos KM 135, utilizados para el abastecimiento de aviones

en vuelo(16).

(15) Fierre Chaunu: "Conquista y explotación". Barcelona, Labor3 1973. (16) Gran Bretaña mantiene sus posiciones militares en las islas Aldabra3 Desroóhes, Farquhar y Mahé —al oeste de Diego García— y alianza militar con Australia y Sudáfrica,, significando su "abandono" 3 tan solo una simple reducción de su presupuesto militar en la zona. Las islas citadas anteriormente3 que componen el BI0T, pueden ser utilizadas por Gran Bretaña y EE.UU. "con fines militares por la duración de 50 años"

Page 29: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

23

Una importante red de apoyo —estaciones de radar, b ases de

suministros— desde Sudáfrica a Irán y de Tailandia a

Australia, desfigura aparentemente, la superioridad

numérica de los navíos soviéticos.

Evidentemente el Indico, libre de hielo todo el año , se

convierte en un importante espacio marítimo para la URSS

asiática y que le permite a ésta su comunicación co n la URSS

europea, facilitándole a su vez, el intercambio con los

países afroasiáticos inscritos en su línea política . Quizás

la importancia mayor en este aspecto, radica en que la

permanencia de la flota rusa en el Índico, permite crear una

barrera de contención a la influencia china-maoísta que se

desarrolla en puntos claves como Mozambique.

El Pentágono norteamericano —que mantiene bases y p actos

militares: CENTO, SEATO, ANZUK- ha denunciado la pr esencia

de asientos soviéticos en Berbera y Mogadiscio en S omalia;

Aden y Mukeilla en Yemen del Sur; en Ul Al-Quars en Irak y

Visahagaptuain en India.

En el desarrollo de la estrategia militar, aparente mente,

el verdadero interés soviético, como fuese expresad o por sus

representantes en las Naciones Unidas (7 de diciemb re de

1963) es el establecimiento de zonas desnuclearizad as

.

Page 30: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

24

en el Mediterráneo y en el Indico, con el fin de pr ivar a los

EE.UU. de la mejor posibilidad estratégica militar- naval de

ataque de los submarinos Polaris A-3 , del más pote nte

Poseidon y de los nuevos Trident de la VII Flota de l Pacífico

con base en Subic Bay en las Filipinas.

La "estrategia de las islas", preocupa a la URSS da do que

ella está dirigida contra las zonas meridionales de su

territorio y a los países socialistas del Asia.

Si bien en los últimos tiempos EE.UU. decidió no in ter_

venir en los asuntos políticos del Oriente (retiro de

Vietnam, Doctrina Nixon, discurso de Guam), aumenta la

capacidad de maniobra de su flota en la zona del go lfo Pérsico

y el Indico, protegiendo la distribución del petról eo del

Medio Oriente con destino a sus aliados de Europa y Japón. La

reapertura del Canal de Suez permite, en principio, el

traslado rápido de barcos soviéticos desde el Mar N egro y

el Mediterráneo hacia el escenario Índico. Pe_ ro t odas esas

acciones tienen directa repercusión en el Atlántico Sur,

aunque éste se halla, como teatro de operaciones de la actual

guerra fría naval, aparentemente marginado.

EL CORREDOR DEL MAR ROJO

Uno de los objetivos soviéticos en el Indico, relac ionado

Page 31: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

25

íntimamente con la comunicación con Europa consiste -así

concuerdan los Servicios de Inteligencia de EE.UU., Israel y

algunos Estados europeos- en reforzar su presencia en el Mar

Rojo y en el golfo Pérsico, con el fin de cerrar "l a canilla

del petróleo" a las potencias europeas, en la event ualidad de

un conflicto con las fuerzas de la OTAN (17).

El aumento del poderío naval ruso en el Indico —com o en

el Pacífico oriental— coincide con un impresionante in

cremento en la cantidad de barcos de su flota merca nte, la

mayor del mundo en términos de tonelaje, con escala s en

Singapur, Hong-Kong, Bangkok, Colombo y otras termi nales (El

Plan quinquenal soviético tiene como meta llegar a 5 millones

de toneladas). El primero de los puertos nombra_ do s es el

cuarto del mundo, gozando de un emplazamiento estra tégico

en la comunicación Pacífico-Indico.

•WIBOUTI: PUERTO CLAVE

Al entregar Francia los territorios de Afars e Issa s y luego

de afianzarse las fuerzas socialistas en la isla de Socotra,

la URSS buscaría ejercer influencia en el puerto de Djibouti,

situado frente al estrecho de Bab el Mandeb.

(17) Los países de Europa obtienen en esa área el 60% del petróleo que consumen.

Page 32: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

26

Ese pequeño enclave, controlado aún por Francia, do mina el

golfo de Aden, pasaje que une el Mar Mediterráneo c on el

océano Índico a través del Canal de Suez y el Mar R ojo.

El acceso a Djibouti y Berbera, facilitaría a Moscú un

estratégico "trampolín" para mantener un control de las

vías marítimas que conducen al Medio Oriente.

Etiopía, si bien no renunció a todo reclamo sobre D jibouti,

manifiesta actualmente su preocupación por el desti no futuro

de ese puerto, ya que la mitad de su comercio inter nacional

se moviliza a través de él. El presiden te de Somal ia, Gral.

Mahamed Siad Barre considera a su vez, que tanto Dj ibouti como

la región de Ojadenx (en Etiopía oriental), "consti tuyen

parte de nuestro territorio ocupado por poderes

extranjeros".

Por otra parte, Francia desea mantener a dicho puer to como

base naval, ya que aproximadamente el 10% de su Arm ada,

incluyendo submarinos con proyectiles nucleares, op eran en el

océano Índico (18).

(18) Francia prometió el último día de 1975 la independencia de Djibouti en fecha a fijarse, pero expresó el deseo de mantener sus bases militares en el territorio por tiempo indefinido. En París se considera que el retiro completo de las fuerzas francesas contribuiría a desencadenar un conflicto entre Etiopía y Somalia, Los franceses tienen además, instaladas unidades navales, aéreas y terrestres en las islas de la Reunión.

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29

IV

G E O P O L Í T I C A DEL A T L Á N T I C O SUR

LA COSTA DEL "RESCATE"

El descubrimiento del Brasil, entre los grados 16 y 17

de latitud sur, por Alvares Cabral, fue consecuenci a de la

nueva y compleja "volta" puesta en marcha por Vasco da Gama,

con el primer enlace directo Lisboa-Calcuta. Navega ndo proa

al suroeste, con el impulso del alisio. de costado, hasta

situarse en la ruta de los grandes frescos del hemi sferio sur,

era inevitable encontrar algún día la costa de Amér ica

meridional. Así se llegó a la desemboca dura del r ío Cahy,

denominándose a la tierra descubierta, primeramente Monte

Pascoal, luego A Terra de Vera Cruz y, definitivame nte,

Brasil (19).

Ese territorio —enlace o descanso en la comunicació n

Atlántico-Indico- fue cedido por contrato a Fernao Loronho

por "diez años y cuatro mil ducados anuales, con la

(19) En la carta dirigida a los Reyes Católicos, el 28 de agosto de 1501 , Manuel I empleó, a propósito del descubrimiento de la Tierra de Santa Cruz el adjetivo "milagrosamente y definió a la misma, como una escala ideal en la ruta oriental de las Indias.

Page 35: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

30

promesa de prohibir la importación de palo Brasil d e Oriente".

Además, una cláusula que obligaba al contratante a poner en

ruta, ''todos os años seis navíos a descobrir 300 leguas

adiante".

A partir del descubrimiento portugués, Castilla tuv o que

compartir el Atlántico, interviniendo también los f ranceses

que iban al "rescate" del Palo Brasil.

El Atlántico en los siglos XVI y XVII fue el escena rio de

la expansión europea. Frederic Mauro, en su documen tado

libro: "El Portugal y el Atlántico del siglo XVII", explica

las modalidades concretas del comercio del palo bra sil, del

azúcar y de los esclavos. Hacia 1765, Inglaterra co ntaba ya

con importantes posiciones en el Caribe y en Améric a Central,

que le facilitaban su comunicación con el Pacífico: Porto

Bello unido a Panamá por acarreo; Honduras, asiento muy

cómodo en caso de guerra. Se extendió luego hacia e l Atlántico

Sur a través de la ruta: el Plata, los Andes, Chile ; San

Pablo, Asunción, Bolivia; Amazonas, Rio Negro, Casi quiare,

Orinoco. El mar y el ultramar, aunque enfocados por el europeo

a partir del 1600 desde un ángulo esencialmente eco nómico,

plantearon toda clase de problemas políticos y de c iencia

geopolítica.

LA FRONTERA ATLÁNTICA

Francisco de Vitoria en 1510, indicaba en su obra:

Page 36: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

31

"Relections de Indis", la urgencia en proteger el N uevo

Mundo, mediante un régimen jurídico que comprendía implícita

mente un estatuto de las fronteras oceánicas y que, en 1519,

Carlos I de España y V de Alemania, estableció al p roclamar la

intangibilidad de América* prohibiendo acciones hos tiles y/o

bélicas en sus costas; afirmado todo por el Tratado de Madrid

de 13 de enero de 1750 cuando las coroñas de España y Portugal,

acordaron que en caso de guerra entre ambas, debían mantener

a sus colonias en total paz, como si aquélla no hub iese sido

declarada.

Desde 1930, el limite exterior del mar territorial se ha

ido extendiendo, dada la ausencia de "normas intern acionales

de derecho positivo y vigentes que estableciesen la anchura

permisible para el mar territorial de los E Stados, o que

limiten de alguna manera clara y concreta, la potes tad

tradicional de los mismos Estados para determinar l ibremente y

en forma unilateral esa anchura" (20).

La Declaración de Montevideo sobre el Derecho del M ar fue

clara al respecto, al reconocer "la existencia de u n nexo

geográfico, económico y social entre el mar, la tie rra y el

hombre que la habita, del que resulta una legítima

(20) Notas verbales de respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay a varios Estados, respecto a la extensión de 200 millas del mar territorial de nuestra República.

Page 37: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

32

prioridad en favor de las poblaciones ribereñas par a el

aprovechamiento de los recursos naturales que les o frece su

ambiente marítimo" (21).

Por otra parte, la declaración de Panamá, Primera r eunión

de Ministros de Relaciones Exteriores, había establ ecido

que las repúblicas americanas, "tienen el derecho

indiscutible a conservar libre 'de todo acto hostil por

parte de cualquier nación beligerante no americana, aquellas

agua adyacentes al continente que consideren de pri mordial

interés y directa utilidad para sus relaciones, ya sea que

dicho acto hostil se intente o se realice desde tie rra,

desde mar o desde aire" (22).

El artículo 4 o de la Declaración de Rio de Janeiro, trazó

y amplió la línea de seguridad, coincidiendo los Es tados

americanos en conciliar las exigencias de la políti ca con las

realidades del fondo submarino. El principio del "c inturón

de castidad" o de "mar cerrado" fue un avance hacia las

nuevas formas de un Derecho Internacional amera can o que

estableció al Continente como persona de derecho

plurisoberana, trazando fronteras oceánicas más all á de su

área jurisdiccional (23).

(21) Declaración de Montevideo, 8 de mayo de 1970. C22) Declaración de Panamá, 3 de octubre de 1939. (23) Declaración de Río de Janeiro-TIAR, 1947.

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33

No cabe duda que la fijación de las 200 millas, com o el-

concepto de "zonas económicas", cambiaron radicalme nte el

"status" de los mares abiertos, con el peligro cons tan_ te del

"colonialismo marítimo" progresivo de los gigantes

financieros (24). Así lo expresó el Comandante Gene ral de

la Marina de Ecuador, C/A Sergio Vázquez Pacheco: " El

gobierno ecuatoriano, en forma categórica, ha mostr ado su

decisión y ha aceptado el reto de la historia: segu ir una

política de derecho frente a la política de la fuer za, una

política de la razón frente a la arbitrariedad y el interés

económico".

LAS "BATALLAS SILENCIOSAS"

Por siglos, el lecho de los mares y la profundidad de los

océanos constituyeron una zona de misterio y de ley enda fuera

de la preocupación práctica de la humanidad. Des_ d e la

primera Declaración Truman (28/IX/1945), la revoluc ión

tecnológica comenzó su acelerada carrera 3 tendiente a

colonizar el fondo de los océanos, explotando sus r ecursos

biológicos y minerales a un ritmo cada vez mayor.

(24) Derechos de la explotación de zonas marítimas fueron las denominadas: "Guerra del bacalao", entre Gran Bretaña e Islandia¡, finalizada por el Acuerdo del Io dé junio de 1976. La "disputa de Manhattan" entre los EE.UU. y. Canadá. La "guerra de la langosta" entre Brasil y Francia.

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34

El Atlántico Sur guarda una enorme reserva alimenticia

como un incalculable valor en minerales y petróleo, en él -como

en la Antártida- se llevan a cabo "batallas silenciosas"

entre las potencias superdesarrolladas y las grande s empresas

multinacionales; en muchos casos, amparadas éstas p or

organismos internacionales que les otorgan patente de

"investigación científica". La acción por otra part e, se

desarrolla ante la impotencia de los países ribereñ os

—sudamericanos y africanos— que no cuentan ni con r ecursos

tecnológicos, ni de control defensivo. Su protesta y la

consiguiente polémica, tiene como escenario el comp lejo foro

de las conferencias sobre el Derecho del Mar en las Naciones

Unidas.

Frente a esa conocida situación de explotación —en muchos

casos predatoria— la tecnología dirige sus máximos

esfuerzos a extraer el petróleo, los nódulos, metál icos como

también algas y diversos tipos de vegetales que.se

encuentran en el lecho oceánico. Modernos navíos de

"investigación" de los países industrializados libr an esas

"batallas silenciosas" con claros fines económicos y m ilitares

(25).

(25) Varias especies de ballenas ya fueron extinguidas o están a punto de extinguirse en el Atlántico Sur. Focas y leones marinos han desaparecido de los mares de la Antártida. Langostas y camarones ya no existen en áreas donde eran encontrados sin restricciones pocos años atrás.

Los nódulos, que son masas metálicas de pequeña dimensión y de forma redondeada, valorados en 1 billón.700 mil millones de toneladas, espaciados por todos los océanos, contienen principalmente: hierro, cobre, níquel, manganeso y cobalto en alto grado de pureza. Tales nódulos pueden ser colectados clandestinamente por navíos adecuados sin el conocimiento del país ribereño al cual pertenece la plataforma donde están depositados (Citado por V/A Pau_ lo I.R.Freitas en "Uso del mar", Rev.Estrategia, N° 34/35 Buenos Aires, agosto de 1975).

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35

LAS TRES CLAVES DEL ATLÁNTICO SUR

Durante las dos últimas guerras mundiales, el Atlán tico

Sur no fue considerado en el tablero estratégico de las

grandes potencias. Tan solo, como episodio anecdóti co, se

recuerda la batalla del Río de la Plata protagoniza da por el

acorazado alemán Gran Von Spee y los cruceros ingle ses Ajax,

Aquiles y Exeter. Mayor relieve tuvo sí, la presenc ia de la

flota submarina del Almirante Karl Doenitz, torpede ando los

buques de transporte alimentario que, desde los paí ses

latinoamericanos se dirigían a puertos aliados.

Posteriormente, la interrupción del Canal de Suez d ebida

a la guerra de los Seis Días (1967), obligó a los p aíses

europeos a fletar los superpetroleros que, vía Cabo de Buena

Esperanza, por la "ruta del petróleo", transportaro n el

vital elemento desde el Medio Oriente a -los centro s

europeos y americanos.

Page 42: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

36

Futuros conflictos que derivasen en el cierre de los

canales de Suez y Panamá, valorizarían nuevamente al Cabo de

Buena Esperanza y al Estrecho de Magallanes. El Atl ántico

Sur, interrelacionado con el Índico y el Pacífico e s ruta

normal para el tráfico de materias primas y marinas de

guerra.

A su espacio se entra por tres accesos

intercontinentales:"el Afro-americano (Cabo San Roq ue-Cabo

Palmas, 3.300 km.); el Américo-antártico (Cabo de

Hornos-Shetland del Sur, de 900 km.); el Afro-antár tico

(Cabo Agujas-Sándwich del Sur, de 4.000 km.).

Considerando la presencia política de otros Estados

-además de los latinoamericanos y africanos costero s— todo

indica que el problema del Atlántico Sur resulté al tamente

complejo, pudiendo ser enfocado desde el estricto p unto de

vista geopolítico como del estratégico. Mientras lo s EE.UU.

reservan este último valor tan solo a Alemania Fede ral, Gran

Bretaña y Japón, la URSS —ateniéndose a las reitera das

declaraciones de su Almirantazgo— busca afirmar su poder

marítimo conforme a la definición que sobre éste di era Sir

W. M. James: "Poder marítimo es aquel que permite a su

poseedor enviar tropas y su comercio a través de la s aguas

que separan las naciones hasta el lugar objetivo de sus

deseos y evitar que sus antagonistas hagan lo propi o" (26).

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39

Coincidimos con el Dr. Juin de Cebaret. .

—geopolítico-francés— cuando considera que los EE.U U.-no

.piensan geopolíticamente, "salvo cuando, ensanchab a

reiteradamente sus fronteras en los comienzos de su

crecimiento. Siempre le interesó reforzar su seguri dad y

dominios económicos mundiales del momento, salvo al gunas

contadas excepciones 9 como la aplicación del Plan Marshall,

porque, nunca captaron, sus dirigentes, el futuro l ejano"

(27).

BRASIL: EL "MARE NOSTRUM"

En un oficio dirigido por Lord Ponsomby al Conde ' Dudley,

de fecha 18 de enero de 1828, el diplomático britán ico

manifestaba su preocupación ante el interés brasile ño por la

frontera atlántica. Escribía: “Creen (los brasileño s) que una

vez dueños de la costa entera dé Sud América, desde el

Amazonas hasta el Plata y pudiendo establecer estac iones en

la costa africana podrán seriamente controlar el co mercio de

Inglaterra con la india, la China y todo el-Asia Or iental y

el Pacífico".

•-Por Decreto-Ley N° 1098 del 25 de marzo de 1970, Brasil llevó

su Mar Territorial a 200.millas. Posteriormente

(26) W.M. James: "The influence of sea power on the history of the British -people" Londres - 0xford 1948

(27) En la Nouvel Observateur, Julio de 1975

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40

lo definió como "área marítima de seguridad", denom inación

más actualizada de “mare nostrum" y que comprende, además del

Atlántico Sur, un área marítima del Atlántico Norte (hasta

el trópico de Cáncer) y otras menores del Pacífico e Indico.

El Gral. Golbery do Couto e Silva concibe un círculo

defensivo del Atlántico Sur, cerrado por Brasil, Portugal,

Guinea, Angola y Mozambique y un eventual enclave brasileño

en la Antártida, establecido éste conforme a la teoría de

la "defrontacao".

El V/A Paulo I. R. Freitas ha expuesto fundamentos al

respecto, sosteniendo que en tal espacio, Brasil no ha

previsto la participación de ningún aliado con quie n

compartir tal responsabilidad, pues no es aceptable la

protección de los intereses y tráfico marítimo brasileño, por

marinas aliadas en el Atlántico Sur (28).

Un estudioso argentino saca lógicas conclusiones de

ello: "La apetencia hegemónica brasileña, contrasta sin

duda con los méritos de la integración naval

argentino-sudafricana y debilita, de hecho, la cohe sión

indispensable para asegurar un buen uso del Atlánti co

meridional" (29).

La economía brasileña se traslada por cuatro rutas

marítimas principales: ruta oceánica-sudafricana; r uta

(28) Ob. oit. en Nº 25. (29) A. Bianchi y Von Kirck (seudónimo de un oficial retirado de la Armada argentina}t en ob, cit. N° 25,

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41

cos tanera; ruta oceánica-centroafricana y ruta

oceánica-europea. La necesidad de escoltas de navío s de

guerra -en, caso de conflicto- a los buques mercant es que

zurean esas rutas», lleva a que el Almirantazgo bra sileño

considere que los límites de su "área marítima de s eguridad"

deba extenderse por todo el Atlántico Sur, incluyen do la

ruta que atenderá los futuros intereses del Brasil en la

Antártida", según expresión de Golbery Do Couto e S ilva.

Para un país como el Brasil -expresa el Ministro. S outo

Mayor— cuyas potencialidades de desarrollo se han v isto

frecuentemente limitadas por la estratificación de las

relaciones internacionales, la superación de los cu adros de

referencia, dentro de los cuales se forjan las estr ucturas de

relación prevalecientes de la posguerra, representa un

desafío a nuestra creatividad y capacidad de acción en el

plano internacional'- (30);

El Almirante Monnerat considera que la ruta del Cab o de

Buena Esperanza representa hoy, la región de mayor

estrangulamiento marítimo mundial. "Aparté" de ser la zona

de mayor interés para nuestro país ! —dice— habremos, de notar

que la tarea que le compete a nuestra flota y para la cual,

debemos preparárnosles muy grande" (31).

(30) Ministro Luis A.P.Souto Mayor: "A politica externa do Brasil en Revista Brasiteira de Estudos Políticos.' Belo Horizonte, Universidades->1976.

(31)'Declaraciones del Álm. Roberto M. Monnerat al asumir el Comando de la Flota de Brasil; en O Estado de Sao Paulo, 15 de noviembre de 1975.

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42

Posición que concuerda con el pensamiento del

internacionalista Ruy Barbosa, cuando consideraba q ue el

Brasil, tanto por la mayor extensión de sus costas como por

su posición, tendrá la responsabilidad, entre las g randes

potencias, de ejercer prioritaria influencia en tod a el área

del Atlántico Sur. La "Operación África' ; de Gibson Barbosa

(5 de enero de 1972) buscó formalizar una relación

económico-política con los nuevos estados africanos , alentada

ante el retiro del colonialismo portugués (32).

La aspiración de Golbery do Couto e Silva de hacer de

Brasil socio de EE.UU. en la defensa del Occidente, Lo lleva

a considerar al Atlántico Sur —“mare nostrum”— como "una

placa giratoria de maniobra contra cualquier estrat egia de

resistencia y contraofensiva en relación con la sie mpre

posible y peligrosa arremetida del expansionismo so viético".

La Revista de la Escuela Naval de Brasil recomienda en su

Punto I o: "Expandir las actividades navales a todo el

Atlántico Sur* incluyendo las costas africanas y la s altas

latitudes hasta la Antártica" (33).

A los efectos de actualizar su marina de guerra pa ra el

patrullaje y control marítimo y oceánico, Brasil ha

(32) Véase: Adolpho J. Bezerra: "O Brasil e o mundo asio-africano". Rio de Janeiro, I. Pongetti, 195B. (33) Rev.de la Escuela Naval de Brasil, diciembre, 1973.

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43

emprendido una rápida carrera de reequipamiento de su flota

de guerra. Por decreto firmado por su Presidente Gr al.

Geisel, se construirá una base de misiles en tierra además

de otorgarse prioridad al equipamiento de sus barco s, con

armamento de ese tipo. El centro terrestre que serí a

levantado al sur de Río de Janeiro (CMISM), por el II Plan

de Desarrollo firmará convenios con empresas extran jeras

productoras de material bélico, a fin de producir l os

misiles en Brasil (34).

La Visita del Secretario de Estado norteamericano H enry

Kissinger a Brasil (enero de 1976) se debe, aparent emente,

a la búsqueda de una solución al problema geopolíti co del

Atlántico Sur. En su época de catedrático, Kissinge r propuso

la teoría de la concentración de la cooperación en un país

neurálgico de cada región del mundo en desarrollo, para

generar desde él las tendencias que EE. UU. procura.

ARGENTINA: LLAVE AUSTRAL DEL ATLÁNTICO SUR

La Patagonia es la llave de los dos océanos -Atlánt ico y

Pacífico- porque de ella es parte integrante el Est recho

(34) El EXOCET3 misil francés de superficie-superficie. El SEA-CAT, inglés de superficie-aire. El IKABA, australiano para combate submarino. Encargó a EE.UU. un submarino de propulsión nuclear de 3.500 ton.

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de Magallanes y la Tierra del Fuego, escribió Juan B.

Alberdi. Como claramente lo veía este ilustre polít ico

argentino, aquel estrecho es, a los intereses del P acífico en

sus relaciones con el Atlántico, lo que el Canal de Suez a la

Europa marítima y comercial que trafica con el Orie nte.

Evidentemente, en el dominio de las rutas oceánicas en el

caso particular de tiempos de conflictos, los estre chos

adquieren relevada importancia. Muchos han perdido en la

actualidad interés geopolítico; otros, aparentement e se

encuentran en segundo plano o en reserva. Si consid eramos

entre los primeros al Paso de Calais, al de Malaca, y al de

Tsü-shima, por citar a algunos; el Estrecho de Maga llanes

adquirirá notoria relevancia frente a la eventual s uspensión

del Canal de Panamá o bien, por la posición clave q ue ocupa

frente a la Antártida. En 1889 el Presidente Balmac eda

(Chile) sostenía: "El imperio de la América del Sud en el

siglo próximo, corresponderá a la nación que sea du eña de

la extremidad austral del continente, porque a esas regiones

desbordará el excedente de la población anglo-sajon a de la

vieja Europa y se formará allí un país tan rico, ta n poderoso

y tan emprendedor como la gran república del Norte" (35).

(35) J. Bañados: “Balmaceda y su gobierno". París Garnier, 1894.

Page 50: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

45

La Argentina se destaca por su insularidad económic a, ya

que el 90% de su comercio se dirige a los grandes m ercados

extra continentales. Gracias a la constructiva visi ón de sus

geopolíticos, viene formalizando —a nivel nacional e

internacional— una doctrina marítima que parte de l a base

de que, los intereses del mar configuran importante s objetivos

para el desarrollo y seguridad del Estado.

El proyecto argentino del 80, que apel6 a una limit ada como

posesiva concepción espacial pampa-puerto, restó im portancia

al Mar Argentino donde el mercantilismo inglés del siglo

XIX, estableció su frontera. Mar que, a igual modo para el

Uruguay, está directamente vinculado con la red flu vial del

Plata que canaliza el transporte hacia las regiones

interiores del litoral y sirve de enlace para llega r a las

repúblicas de Bolivia y Paraguay.

Si bien los puertos de Buenos Aires y Montevideo

representan desde los remotos tiempos coloniales, l a

expresión de tan importante "hinterland", todo exig e hoy, la

formulación de una pujante conciencia marítima que implica

la comprensión y la valorización del importante pap el que el

mar desempeña en la seguridad y en el desarrollo de los

Estados.

La Patagonia representa propiamente el eje marítimo —

atlántico argentino. Frente a ella las islas Malvin as; al

Page 51: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

46

Sur el territorio antártico; al Este, el "territori o

argentino sumergido":

Respecto a las Malvinas, el Comité de Juristas

Interamericano, suscribió el 15 de mayo de 1976, un a

declaración decretando que "Argentina tiene inobjet able

derecho de soberanía sobre las islas Malvinas" y qu e, "Panamá

es soberano en la zona y en el canal y debe asumir el control

y la administración de esa vía interoceánica". Suma ndo a su

lógico y tradicional reclamo de soberanía sobre es e

territorio insular, Argentina debe encarar los aspe £ tos

económicos que ofrecen los yacimientos petrolífero s

submarinos, extendidos probablemente en toda su pla taforma

continental; como a la vez, considerar el valor net amente

estratégico de las mismas frente a la política mund ial que

actualmente se desarrolla en el Indico, interrelaci onado éste

con el Atlántico Sur. El Decreto-ley 17094 establec e

—conforme al criterio de la Convención de Ginebra d e 1958—

que la soberanía argentina se extiende al lecho de l mar y

al subsuelo de las zonas submarinas hasta donde la profundidad

presente la explotación de los recursos naturales. Si Gran

Bretaña, que se apropió de las Malvinas en 1883, r esolviese

"otorgar" la independencia a las mismas, incorporán dolas como

miembro pleno al Commonwealth, introduciría una sen sible

variante al natural concepto de soberanía como a l as

relaciones internacionales entre Estados.

Page 52: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

47

Argentina, por decreto del 10 de junio de 1829, dis puso

que las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos,

en el Mar Atlántico, fuesen regidas por un Comandan te

Político y Militar.

El continente antártico adquiere valor geopolítico, tanto

por sus reservas ante el agotamiento de los recurso s

naturales, como por significar una importante base de

operaciones. Espacio aparentemente neutralizado por el

Tratado Antártico, vigente desde 1961, es aprovecha do

"científicamente" por el multipolarismo primero y s ostenido

en el Año Geofísico Internacional (1957/58) cuyas

resoluciones facilitaron la participación de la URS S, Japón,

Bélgica y Sudáfrica, a instalar bases con el fin de realizar

estudios científicos. Todo el esquema, conforme al

"condominio concertado", expresión ésta del experto

argentino Carlos J. Moneta (36).

Argentina ocupa el sector comprendido entre los

meridianos 25° y 74° longitud Oeste, entre el paral eló 60°

latitud Sur y el polo. La península de San Martín, ante los

actuales movimientos estratégicos descritos anterio rmente,

adquiere importancia vital como espacio terrestre d e

(36) La Antártida es considerada "zona de reserva" en materia petrolífera; de plancton; como fuente sustitutiva de alimentos; de minerales como, carbón, hierro3 uranio, cobre, molibdeno; agua dulce y pesca de ballenas, krill, etc.

Page 53: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

4$

apoyatura para el desarrollo del transporte aéreo y marítimo

que facilita la comunicación entre América del Sur y el

Oriente. Además, por gobernarse desde ella, los con troles

meteorológicos y de las aguas del hemisferio Sur. L as bases

argentinas Marambio y San Martín, resultan llaves d e acceso

a la Antártida (37).

La moderna tecnología —tanto marítima como submarin a y/o

aérea— indica que el pasaje austral representa un m edio

eficaz y rápido para la comunicación entre los cont inentes

del hemisferio Sur. Todo ese escenario, integrado p or los

océanos Atlántico y Pacífico y los mares adyacentes ,

significa una unidad estratégica de primer orden pa ra el

transporte comercial o bélico dirigido a controlar el

"RIMLAND" de Spykman o la "ISLA DEL MUNDO" de Macki nder

(38).

(37) EE.UU. y la URSS no reconocen ninguno de los reclamos territoriales efectuados sobre distintas áreas de la Antártida. Por otra parte, Inglaterra reclama el sector comprendido entre los 20° y 50° longitud Oeste al sur del paralelo 50° latitud Sur y entre los 50° y 80° de longitud Oeste, al sur del paralelo S8°5 latitud Sur. (38) Nicholas J. Spykman: "Quien controle el EIMLAND domina Eurasia; quien domina Eurasia controla los destinos del mundo”.

Harold Mackinder: "Quien controle a la Europa Oriental domina el corazón de la tierra; quien domina el corazón de la tierra domina la Isla Mundial; quien domina la Isla Mundial domina el mundo".

Page 54: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

49

CHILE: POLÍTICA OCEÁNICA

La teoría geopolítica del Ate. Alfred T. Mahan ("la nación

que llegue a controlar el mar, en especial las vías

marítimas, posee las llaves del poderío mundial") t uvo en su

medida, repercusión en los centros de Altos Estudio s de las

Fuerzas Armadas chilenas, donde se dio importancia

estratégica y geopolítica a las vías de navegación que, como

el Estrecho de Magallanes, el Pasaje Drake y el Can al de

Beagle, permiten la comunicación entre dos zonas de los

océanos Pacífico y Atlántico y donde el control del territorio

ribereño es de capital importancia.

Desde el propio instante que comenzó la hostilidad de

Inglaterra contra las colonias españolas, las autor idades

residentes en América, comprendieron que el Estrech o de

Magallanes y la costa patagónica, eran los puntos v ulnerables

para una agresión al extremo litoral marítimo del P acífico

Sur. Así lo manifestó, a fines del siglo XVIII el G obernador

Ambrosio O'Higgins y años más tarde, su hijo, el Di rector

Supremo de Chile, don Bernardo O'Higgins, quien tam bién

consideraba con temor las ambiciones inglesas y fra ncesas

y la posibilidad de que esas potencias estableciese n alguna

base naval en la parte austral del continente. El. gobierno

de Manuel Bulnes, el 21 de setiembre de 1843, proce dió a

ocupar el Estrecho de Magallanes, fundan do una col onia que

se llamó más tarde, Punta Arenas y que

Page 55: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

50

señala el comienzo de la colonización de aquel importante

espacio, como a su vez, el punto de partida de una larga y

engorrosa cuestión de límites con la República Arge ntina.

"La gran vocación internacional de Chile es y debe ser el

mar", expresó Diego Portales. Durante la primera Gu erra

Mundial, Chile —por decreto de 15 de diciembre de 1 914—

declaro que todo el Estrecho de Magallanes se encon traba

dentro de sus aguas territoriales; acción dirigida a defender

su neutralidad, con el fin además de crear una doct rina

geopolítica y geoestratégica. Esta se desarrolla en la

década del 30, gracias al planteo del General Ramón Cañas

Montalva, quien insistió ante su gobierno la necesi dad de que

Chile fijase, taxativamente, los límites de sus pos esiones

en la Antártida. Hecho que se registró en noviembre de 1940,

por el Decreto Supremo N° 1747.

"El ángulo marítimo, formado por la costa chilena y el

Estrecho, la Isla de Pascua y el territorio antárti co,

-constituyen la base de una sólida protección geopo lítica

de Chile en el Pacífico, considera Francisco Orrego Vicuña.

Chile, vigía natural del Cuadrante 4 o Sur Antártico -expresa

un especialista— aparece ahora como "el principio d el

mundo"; cabeza de puente entre Asia y Europa y en u na

"carrefour" para darle salida y movimiento de gran

Page 56: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

51

parte del "hinterland" sudamericano hacia el Pacífi co

(39).

Sin lugar a dudas, el dominio marítimo del Pacífico fije un

factor clave en la hora de la independencia. En los

primeros años de la República, se pensó en la ocupa ción de

las Islas Galápagos e incluso de las Filipinas, apr ovechando

la decadencia del poderío español de ultramar (40).

En una segunda etapa, Chile buscó consolidar su pre dominio

—en franco entendimiento con Brasil- buscando así a segurar

un equilibrio geopolítico en América del Sur. Expre saba el

esclarecido Alberdi: "Ya no es un misterio para nad ie que el

instigador de las desavenencias actuales (era 1879) de Chile

con el Plata sobre la propiedad y posición del Estr echo de

Magallanes y de la Patagonia, de que el estrecho fo rma

parte, es el gobierno de Brasil" (41).

Por el Decreto Supremo N° 346 del Ministerio de

Relaciones Exteriores, de 5 de junio de 1974, Chile acaba

de establecer EL MAR CHILENO. En sus partes pertine ntes se

expresa:

(39) Víctor Chaves D. citando a Jean Flavigny; en Revista Estrategia N° 31/32. Buenos Aires, febrero de 1975. (40) Francisco Orrego Vicuña: "El Océano Pacifico". Santiago de Chile. Ed. G. Mistral. 1975.

Page 57: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

52

"Considerando: la importancia y gravitación que tie ne el

mar en el destino de Chile y la conveniencia de rea firmar

la natural vocación marítima que, en razón de tal h echo,

existe en la conciencia nacional, Decreto:

1. Denomínase "Mar Chileno" a aquellas aguas del mar q ue

bañen o circunden el territorio nacional.

2. Dicha denominación, en modo alguno, prejuzga o alte ra

el régimen legal, interno o internacional, de las

aguas a que se refiere el inciso anterior".

Federico Marull Bermúdez, geopolítico chileno, en s u

tesis "El Mar de Chile", considera que éste se exti ende desde

el límite internacional con el Perú hacia alta mar, 1.200 km.

de la costa, instalando en ese punto las "Boyas Naz ca". El

límite Este del Mar de Chile será la línea del lito ral

continental chileno con sus 4.270 km. de extensión. Al llegar

al canal de Beagle, frontera con Argentina, el lími te

oriental seguirá inicialmente la delimitación natur al entre

los océanos Pacífico y Atlántico Sur. Se extenderá, por

tanto, siguiendo la primera parte del denominado Ar co de las

Antillas Australes. Este arco, compuesto por elevac iones

submarinas que irregularmente

(41) J.B.Alberdi: “Límites territoriales" s en Obras Completas, T.3, Buenos Aires La Facultad^ 1920.

Page 58: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

53

afloran en islotes o islas, constituye la delimitac ión

natural entre los dos océanos, Pacífico y Atlántico . Por

tanto, el límite Este del "Mar de Chile" se extende rá

siguiéndole inicialmente. Desde el Cabo San Pío, se trazará

una línea al sur del Banco de Burdwood y las Rocas Cormorones,

alcanzando el meridiano 53° longitud Oeste y forman do un

ángulo recto con esta línea. Desde allí, seguirá el límite

el meridiano 53° cruzando el Mar de Weddell hasta t ocar el

continente Antártico" (42).

URUGUAY: PARALELO 35° SUR - RIO DE LA PLATA

Desde el siglo XVI, el Río de la Plata, legendario camino

de Yungulos y Dorados, atrajo las corrientes atlánt icas de la

civilización europea y las corrientes continentales de la

tradición americana. La importancia de toda su área , en la

geoestrategia global del Atlántico Sur a la altura del

paralelo 35°, está definida por la historia de sus primeros

210 años —de su descubrimiento a la fundación de la

ciudad-puerto de Montevideo— con sus altas y sus ba jas, pero

permanentemente en el primer plano de la historia d el

Atlántico Sur occidental; pieza en jaque por España y

Portugal.

(42) Federico Marull Bermúdez: "Geopolítica del Pacífico Sur". Santiago de Chile„ Univ. Católica, 1974.

Page 59: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

54

En sus costas, tanto los puertos de Montevideo como

Buenos Aires —agreguemos Colonia y Maldonado— le

proporcionaron un singular valor político-económico -militar,

centrándose hoy, en todo el espacio marítimo

platense-atlántico, el enclave geopolítico que aseg urará el

porvenir del Cono Sur.

La fijación del mar territorial uruguayo, significó no

solo un mayor despliegue de la soberanía nacional, sino que

trajo consigo —como lógica consecuencia— la afirmac ión de

una serie de posiciones de carácter estratégico.

"La República Oriental del Uruguay debe y puede for mar una

Marina diferente a todas las existentes en la actua lidad. Es

más, nuestro país necesita encarar su problema marí timo de

manera original. Se lo señala su geografía, se lo r ecuerda

su historia y se lo manda su economía", escribía ha ce cuatro

décadas un distinguido Oficial de la Armada uruguay a (43).

Carlos Badía Malagrida, en 1919, sostenía que al de finirse

el carácter de Montevideo y Buenos Aires de la époc a colonial,

se podría decir que la segunda era la puerta y la p rimera, la

llave de la costa del Plata. Quizás a esto aludía G aray cuando

en pleno siglo XVI hablaba de “abrir

(43) C/F Rivera Travieso: "El mandato de Tiresias". Madrid, 1934.

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Page 61: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

57

la puerta de esta tierra"; pensamiento que se compl eta

siglos más tarde con las palabras de Deán Funes, es critas

a Bolívar en ocasión de haber ocupado la Banda Orie ntal las

tropas brasileñas: "... y sobre todo, la insolencia de

venirse a apoderar de una tierra y un puerto (Monte video) que

siendo la entrada de este Estado, puede gloriarse d e

tenernos bajo su llave".

En la geopolítica del Atlántico Sur, a Uruguay le c abe un

importante papel dado que, ante la realidad inexora ble de la

integración de la Cuenca del Plata, por su determin ismo

geográfico y el posibilismo de sus propias estructu ras

socioeconómicas, su "hinterland" se proyecta hasta las

tierras mediterráneas de Bolivia y Paraguay.

Si bien las condiciones estratégicas son esencialme nte

geográficas y el valor de éstas evoluciona en funci ón de los

procesos técnicos, en la geopolítica del Atlántico Sur, a

Uruguay le cabe una misión superior que cumplir: so stener

el proceso armónico de la integración del gran espa cio

regional al cual está vinculado, donde se conjugan

íntimamente, geografía e historia. Su frente platen se

-atlántico, es la base natural de convergencia del corredor

Paraná-Uruguay, bisectriz fluvial de la Cuenca del Plata

y del Cono Sur.

El Paralelo 35° Sur, eje Punta del Este a Cabo de B uena

Esperanza, completa lo que el Mariscal Montgomery,

Page 62: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

58

en la década del cuarenta denominaba para Sudáfrica, "la nueva

clave del sistema de defensa del Imperio". Una polí tica de

refuerzo constante al bloque de la Unión Sudafrican a, apoyada

por los entonces enclaves británicos, en Nigeria y Keny a,

prolongaban más allá del Atlántico, el eje americano que

partía del Canal de Panamá y Cuba.

Por Decreto N° 604, de 3 de diciembre de 1969, Urug uay

extendió su territorio marítimo hasta las doscienta s millas:

120.684 km. 2 de suelo bajo el mar, equivalente casi a su

superficie continental, proclamando su soberanía so bre el

espacio aéreo superior y el suelo y subsuelos marin os (44).

La ley 13833 de 29 de diciembre de 1969 estableció que "la

soberanía nacional se extiende a la Plataforma Cont inental a

los efectos de la exploración y explotación de sus recursos

naturales", entendiéndose por Plataforma Continenta l, "el

lecho del mar y el subsuelo de las zonas

(44) El Decreto del 21 de febrero de 1963 había fijado el Mar Territorial de la República en seis millas marinas, estableciéndose por Decreto de 16 de julio del mismo año, que la Plataforma Continental llegaba hasta la isobática de los 200 metros, "sin perjuicio de sus derechos más allá de esa línea, en cuanto sea posible la exploración y explotación de los recursos naturales de dicha zona".

El Decreto de 16 de mayo de 1969, extendió el Mar Territorial a 12 millas y reservó derechos exclusivos de pesca en su mar epicontinental

Page 63: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

59

submarinas adyacentes a las costas del país, fuera del Mar

Territorial hasta una profundidad de 200 metros o m ás allá de

ese límite hasta donde la profundidad de las aguas supra

adyacentes permita la explotación de los recursos

naturales" (45).

La actual política de pesca establecida por la Junt a

Nacional de Pesca en 1974 (e Industrias Loberas y de Pesca

del Estado: ILPE), define un acto de efectiva utili zación de

ese importante espacio incorporado, indicando ademá s la

presencia y consiguiente responsabilidad que le cab e a

Uruguay —compartida en su sector por Argentina— en la

propia boca oceánica del Plata.

El Estatuto del Río Uruguay, como el del Río de la Plata,

signados por Argentina y Uruguay, tienen suma impor tancia en

el proceso de integración regional como en los aspe ctos

jurídicos y políticos y que señalan la mancomunidad de

objetivos e intereses entre estos dos Estados, estr echamente

unidos desde el acontecer histórico.

(45) Uruguay. Presidencia de la República: "América Latina y la extensión del mar territorial; régimen jurídico". Montevideo, 1971. Véase también: Oscar Abadie Aicardi: "Iberoamérica3 el mar territorial y la lucha por la soberanía". En Revista de Política Internacional N° 122, Madrid, 1972.

Page 64: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

60

EL VALOR GEOPOLÍTICA DE LOS RÍOS DEL PLATA

El río Paraná —por esencia el río forjador de la

nacionalidad argentina— es el eje central del ampli o espacio

geográfico, encuadrado por la cordillera andina y e l macizo

boliviano. Señala la ruta natural y más económica d esde y

hacia el frente platense atlántico, de toda la prod ucción

del sur boliviano, del Paraguay y del norte argenti no. La

República Oriental del Uruguay, magníficamente inse rta en

tan vasto y rico escenario, se destaca como centro de vital

convergencia que relaciona todo ese gran "hinterlan d"

—unidad geoeconómica indiscutida—. con el vaso comu nicante

del Atlántico.

URUPABOL y el Corredor del Paraná, configuran la bi sectriz

latitudinal de la cuenca del Plata que une Cochabam ba-Santa

Cruz de la Sierra, punto de gravedad de la economía del

altiplano, con el frente platense-atlántico uruguay o.

En el orden económico, un río, salvo casos muy

excepcionales, no cumple estricta función de límite , sino

que por el contrario es elemento de soldadura que f acilita el

desarrollo de una "geografía de la circulación". Se ñala

Ratzel: "El río en territorios llanos y en países

meridionales, es el enlace y la fuerza de atracción entre

los distintos pueblos ribereños. El territorio de u na misma

Page 65: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

61

cuenca fluvial, forma ante todo una unidad geográfi ca y

económica que puede ascender a política, si concurr en

otros factores". Esta aseveración, como bien lo exp resa

Badía Malagrida, destruye la antigua doctrina polít ico—

geográfica de la "frontera mojada" que inspiró tant os

arreglos internacionales y que sigue en pleno vigor político

en América Latina (46).

Los ríos Paraná, Paraguay, Pilcomayo, Bermejo y Uru guay,

cumplen sus funciones de divisoria política acordad a desde

1810, pero no por tan simple mandato del hombre, se quebraron

sus unidades biogeográficas, como tampoco la del te rritorio

por donde ellos, desde lejanos siglos, libremente c irculan

(47).

"Se sabe que el Río de la Plata es el gran canal de todo

el comercio de esa parte del mundo —decía el Minist ro

británico Peel en la Cámara de los Comunes en marzo de

1814—. Se sabe que por allí ella (América Latina) e nvía a

la costa para ser exportados a Europa, todos los pr oductos

inmensos de que dispone; nada hay más nocivo a nues tro

comercio y al comercio de la América del Sur, que l a

interrupción de la navegación del Río de la Plata".

(46) Carlos Badia Malagrida: "El factor geográfico en la política sudamericana. Madrid, Robes, 1919. (47) Bernardo Quagliotti de Bellis: "URUPABOL y el Corredor del Paraná". En Revista Geopolítica, Buenos Aires, diciembre de 1975.

Page 66: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

62

Así, los Parlamentos de los dos grandes Estados que

mantenían en Europa el control político y económico del

mundo -acota el C/N Homero Martínez Montero— comenz aban a

formar conciencia del inmenso valor económico que

representaba el Río de la Plata, dando con ello a M ontevideo

un valor político considerable derivado de su condi ción de

ciudad marítima y puerto de ultramar, que ella supo explotar

en pro de su causa (48).

El Ministro Plenipotenciario del Uruguay, Francisco

Magariños, en un Memorándum del Gabinete Imperial d el Brasil,

decía, entre otros conceptos: "El Paraguay es un nu evo canal

de comunicaciones que al Brasil le conviene sostene r a todo

trance, no solamente en provecho de sus miras polít icas, de

seguridad territorial, sino como medio de increment o para

facilitar relaciones de comercio y navegación de su s

posiciones limítrofes" ... "Las divisiones territor iales,

los gobiernos y sus formas, así como todo lo que se a

provechoso y de conveniencia general, es convenienc ia

precisa. Obra tan solo del tiempo y del progreso de los

pueblos. Sus mismas necesidades les advierten lo qu e les está

mejor. No hay sino que darles impulso y una protecc ión eficaz,

libre, generosa, sin miras de coacción y de pupilaj e. Nadie

tiene derecho a trabar la

(48) C/N Homero Martínez Montero: "El triunfo del mar" . Montevideo 1937.

Page 67: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

63

acción que es obra de la naturaleza; nadie puede, c on razón,

impedir a esas provincias (se refería a las del nor te

argentino y al Paraguay) que hagan uso franco, libr e, de los

elementos con que ella las ha enriquecido; nadie pu ede, con

justicia, negarles que recojan todas las ventajas d e los

grandes canales de comunicación con el Océano, para ponerse

en contacto con los que les traigan bien. De ahí qu e todos

convienen en que su límite comercial sea el Paraná y Martín

García sea una isla común, bajo la denominación y g arantías

de los que tienen interés en la navegación de los r íos"

(49).

SUDAFRICA: ENLACE DEL INDICO CON EL ATLÁNTICO

Desde 1806, Gran Bretaña ejerció el control de la

comunicación Indico-Atlántico Sur, cediendo en 1955 a la

República de Sudáfrica la base naval en Simonstown, próxima

a Ciudad del Cabo, disolviendo definitivamente su C omando del

Atlántico Sur en 1967.

En 1828, luego de la Convención de Paz, Inglaterra se

había asegurado el dominio del Río de la Plata y en 1833, el

control de la puerta austral del Atlántico, al apod erarse

de las Islas Malvinas.

(49) En ob. cit., N° 47.

Page 68: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

64

Sudáfrica, además de la base naval citada, posee un

sistema portuario integrado por Durban, Port-Elizab eth,

East-London (en el Indico); El Cabo y Walvis Bay (e n el

Atlántico) además de considerar la posibilidad de p uertos de

aguas profundas en Saldanha Bay para la exportación de

minerales de hierro y en Richards Bay como centro d e

recepción de superpetroleros.

Las ventajas que Sudáfrica puede ofrecer a potencia s

amigas, se resumen así: 1) Posee la única base nava l

desarrollada en el Continente Sur del Ecuador. 2) P osee un

excelente sistema portuario, con medios modernos y aptos para

el manejo de cargas y reparación de buques. 3) Cuen ta también

con numerosos aeropuertos de moderna infraestructur a que dan

excelente apoyo a la exploración aeromarítima lejan a y a los

vuelos intercontinentales. 4) Tiene un eficaz siste ma de

Comando y Comunicaciones para el control del tránsi to

marítimo, que incluye sistemas de computación moder nos. 5)

Similar sistema de control y defensa aeroterrestre protege

su frontera norte. 6) La Fuerza de Defensa Marítima posee un

elevado nivel profesional y si bien pequeña, de pro veerse los

medios, tiene una razonable capacidad de desarrollo

remanente (50).

(50) Emilio A. Galmarini: “Sudáfrica, singularidad geoestratégica"; en Estrategia N° 27. Buenos Aires3 abril 1974.

Page 69: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

65

La intervención soviético-cubana a favor de los

movimientos de izquierda africanos, tiende a elimin ar a los

EE.UU. particularmente, y a sus aliados, de todos e sos nuevos

Estados que, por su posición permiten ejercer desde sus

costas el control de la "ruta del petróleo”. Sudáfr ica

parecer ser, luego de Rhodesia, el blanco decisivo en la

escalada comunista en el continente africano.

Patrick Wall escribió en la "Strategic Review" que, si los

soviéticos tienen buen éxito en el alcance de su ob jetivo,

lograrán indudablemente el control del Océano Indic o y del

más importante centro mundial de materias primas y alimentos;

y el Oeste quedará amenazado en la retaguardia del Atlántico

Norte para la lucha final o la rendición. Por la ru ta de El

Cabo, la más transitada del mundo, navegan 24.000 n aves

oceánicas por año, o sea, 60 por día (51) .

CONCLUSIONES

El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca

establece compromisos en relación con la seguridad de los

Estados Americanos cuando resultare comprometida la

(51) Artículo recogido por el diario El País. Montevideo 3 de junio de 1976. (52) Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. Río de Janeiro, 15 de agosto a 2 de setiembre de 1947. Documento Oficial OEA Ser. A/1. Proyecto de reformas al TIAR., san José de Costa Rica, 1975

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66

seguridad colectiva o la individual de algunos de s us

Miembros (52). Entraña tres supuestos básicos que i ndican

la importancia del poder naval en cualquiera de los océanos

que rodean al continente americano. 1) La existenci a de un

foco de irradiación político-ideológico ultramarino . 2) La

proyección del poder militar más allá de nuestras

fronteras. 3) La acción en un ámbito geopolítico, c uyo

vínculo se materializa fundamentalmente a través de l mar.

Frente a la actual expansión comunista, facilitada por la

"detente", se ha planteado la tesis que busca forma lizar la

Organización del Tratado del Atlántico Sur, similar a la

OTAN.

¿A quién interesaría, fundamentalmente, la OTAS?

Si bien ella estaría integrada por Argentina, Brasi l,

Sudáfrica y Uruguay; los EE.UU. y la Gran Bretaña, que

tienen intereses en el Atlántico Sur, pretenderían participar

con sus flotas de guerra, las más poderosas del mun do

occidental. Pero surgen de inmediato, varias

interrogantes.

Primera: ¿se logrará un equilibrio en la proyectada

OTAS? Como muy bien lo indicó Polibio antes de la* era

cristiana: "Hay algo que jamás debe ser ignorado, a saber: que

la potencia no debe ser dejada en manos de un solo Estado, de

tal modo que los Estados colindantes se vean en

Page 71: Geopolitica del Atlantico Sur - Quagliotti de Bellis - 1976

67

la imposibilidad de defender sus derechos contra di cho

Estado".

Segunda: La lucha por la independencia de Angola ha de_

mostrado que las grandes potencias» comenzando por la U.

R.S.S., capacitan sus enfrentamientos "por delegaci ón"'.

Actuación directa de las fuerzas cubanas en África;

conversaciones privadas entre EE.UU. y Brasil por o tro. En

la reciente reunión de la OTAN (Bruselas, junio de 1976), el

Almirante inglés Peter Hill-Norton afirmó que exist e un

peligroso vacío de poder en las áreas marítimas pró ximas al

África Meridional (53).

Tercera: una serie de situaciones conflictuales, aú n no

definidas en el campo diplomático. Brasil reconoció al

gobierno de Angola, conforme a la política internac ional que

le indica su "pragmatismo responsable”, que ve que en el

espacio africano puede ejercer gran influencia, por razones

históricas como de tradición e idioma. Es decir que actúa

geopolíticamente buscando conjugar una interacción con los

nuevos Estados africanos dentro de sus lineamientos

políticos de "Potencia emergente".

Argentina, por otra parte, tiene pendiente con Ingl aterra

la soberanía en las Malvinas, islas donde se puede

(53) Ate. P. Hill~Norton3 Presidente del Comité Militar de la OTAN, Oficial de más alto rango. Cable recogido por UPI 10 de junio 1976.

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establecer una importante base aeronaval justificad a ante

la nueva dimensión que va adquiriendo el Atlántico Sur. A su

vez, la Reina Elizabeth es arbitro en el diferendo que

Argentina mantiene con Chile respecto al Canal de B eagle.

Chile, a su vez, por el Decreto Supremo N° 346 del

Ministerio .de Relaciones Exteriores de 5 de junio de 1974,

extendió su Mar Chileno al meridiano 53°, cruzando el mar de

Weddell hasta tocar el continente antártico. Para C hile lo

principal es su acción libre en el Pacífico, con la s

espaldas resguardadas en el Atlántico.

Brasil, al incorporarse al "Club antártico", sosten iendo

además la teoría de la "defrontacao", provoca una s ituación

de enfrentamiento con Argentina, que aún no ha sido

canalizada por medios diplomáticos.

La Antártida no tiene jurisdicción definitiva,

coincidiendo EE.UU. y la URSS en la tesis de manten er tal

medida.

El Comando del Área Marítima del Atlántico Sur (CAM AS) está

integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay ,

ejerciendo su jefatura en forma rotativa cada dos a ños, los

representantes de los Comandes Navales de las dos p rimeras

naciones mencionadas. Cada Estado tiene su Control Local de

Comunicaciones Oceánicas (COLCO), organismo

militar-naval, que se integran en el CAMAS.

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La Comisión Asesora Regional de Pesca para el Atlán tico

Sudoccidental (CARPAS), entidad técnico-política de extrema

complejidad, actúa bajo la órbita de la FAO y está integrada

por Argentina", Brasil y Uruguay, teniendo como pri ncipal

objetivo, conservar el equilibrio ecológico de la z ona.

Sudáfrica, conforme a las recientes declaraciones d e su

Ministro de Defensa, P. W. Botha, aspira a que la O TAN se haga

cargo del problema que comienza a plantear el Atlán tico

Sur. Por otra parte, la política del "apartheid" co nflictúa

una alianza con Argentina particularmente, ante la actuación

de ésta en la política del Tercer Mundo.

Finalmente, es comprensible, que, ante la eventual

formalización de la OTAS, las Marinas Militares del resto de

los países latinoamericanos, consideran que ella po dría

traer aparejado un progreso de equipamiento militar -naval que

excedería las necesidades normales actuales y por l o tanto,

provocase un franco desequilibrio continental en la

materia.

* * *

NUESTRO PENSAMIENTO

El ordenamiento de una defensa cultural, ideológica ,

política, económica y militar en el continente

latinoamericano

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—en particular en el caso del Atlántico Sur que tr atamos— es

exigido por el propio desarrollo de los acontecimie ntos

mundiales. El mundo vive la angustia del enfrentami ento de

ansias de dominio universal, donde el Hombre, en la esencia

más pura y noble de sus valores, es postergado, ign orado,

por el extremado modelo capitalista como por el soc ialismo

marxista. Se acentúa la preferencia por el principi o de la

cientificidad que predice, prevé, reitera y cuantif ica. Las

dimensionalidades humanas, que no son cuantitativas , no

entran en la cientificidad, que abarca la teoría y el simple

desarrollo económico. "Sin una alternativa humana, es

imposible cambiar el sistema y las relaciones socia les. Las

teorías económicas y sociales, siempre con el trasf ondo

político y jurídico, han de servir al Hombre y no s er el

Hombre su esclavo" (54).

América Latina debe seguir defendiendo el ideal de una

sociedad plenamente humanizada. Su doctrina geopolí tica

debe ser ante todo y siempre, humanista. El Hombre es la

medida, la esencia, la meta única y superior de la sociedad

universal.

Señalaba José E. Rodó: "La grandeza cuantitativa de la

población como la grandeza material de sus instrume ntos,

(54) Stefan Glajdura "Vicisitudes europeas". Revista de Política Internacional N° 142. Madrid, diciembre, 1975.

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de sus armas, de sus habitaciones, son solo medios del genio

civilizador y en ningún caso resultados en lo que é l pueda

detenerse. De las piedras de Cartago no dura una pa rtícula

transfigurada en espíritu y en luz" (55).

* * *

(55) José E. Rodó; "Ariel", 3a. ed. Barcelona, Cervantes, 1926.

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OTRAS FUENTES DE CONSULTA

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BAXTER, R.R.: Ví as acuáticas internacionales. México, Ed. Hispano, 1967.

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BARROSO, Gustavo: 0 Brasil en face do Prata. Rió de Jane£ ro, Bibl. del Exercito, 1952.

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