GETYSBURG editado

2
Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación, concebida en la libertad y consagrada al principio de que todas las personas son creadas iguales. Ahora estamos aquí, empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo. Estamos reunidos en un sitio de batalla de esa guerra. Hemos venido a consagrar una porción de este campo, como lugar de último descanso, para aquellos que aquí dieron sus vidas, para que esta nación pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa. No obstante, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres vivos y muertos que aquí lucharon ya lo han consagrado, muy por encima de nuestro escaso poder para añadir o restar mérito. El mundo, apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que ahora digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron en este campo. Somos, más bien nosotros los vivos, los que debemos consagrarnos a la tarea inconclusa, que los que aquí yacen hicieron avanzar tan noblemente. Debemos consagrarnos ahora, a la gran tarea que aún resta ante nosotros. Que de estos muertos a los que honramos, tomemos una devoción incrementada por la causa que ellos dieron hasta el último esfuerzo, para que estos muertos no hayan muerto en vano.

description

El discurso de Abraham Lincoln traducido a un español más moderno.

Transcript of GETYSBURG editado

Page 1: GETYSBURG editado

Hace ocho décadas y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este

continente una nueva nación, concebida en la libertad y consagrada al

principio de que todas las personas son creadas iguales.

Ahora estamos aquí, empeñados en una gran guerra civil que pone a prueba si

esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar

en el tiempo. Estamos reunidos en un sitio de batalla de esa guerra. Hemos

venido a consagrar una porción de este campo, como lugar de último

descanso, para aquellos que aquí dieron sus vidas, para que esta nación

pudiera vivir. Es absolutamente correcto y apropiado que hagamos tal cosa.

No obstante, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos

santificar este terreno. Los valientes hombres vivos y muertos que aquí

lucharon ya lo han consagrado, muy por encima de nuestro escaso poder

para añadir o restar mérito.

El mundo, apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que ahora

digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron en este campo.

Somos, más bien nosotros los vivos, los que debemos consagrarnos a la tarea

inconclusa, que los que aquí yacen hicieron avanzar tan noblemente.

Debemos consagrarnos ahora, a la gran tarea que aún resta ante nosotros.

Que de estos muertos a los que honramos, tomemos una devoción

incrementada por la causa que ellos dieron hasta el último esfuerzo, para que

estos muertos no hayan muerto en vano.

Así, es posible que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de

libertad. Y que el gobierno del pueblo, para el pueblo y del pueblo no

desaparezca de la faz de la tierra.