GIBERT (2004) - 03 - las primeras polémicas - El Hombre de Orce

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    CAPTULO 3

    LAS PRIMERAS POL MICAS MED ITICAS Y CIENTFICAS

    Un hom bre no ser nunca un filsofo si est siempre

    preocupa do por los escritos de otros

    (Carta de Galileo a Wesler, mayo de 1611)

    La historia de la antropologa abunda en ejemplos de grandes controversias. Algunas hansido benficas: su valor heurstico reside en el estmulo que h a imp ulsado el reexamen d e los

    elementos bsicos del paradigma puesto en cuestin. Otras parecen habe r derivado m s encalor que en luz. Tanto calor, de hecho, que en varias ocasiones cond ucen a esta llidos de

    violencia entre adversario

    Philip V Tobias 1978

    VIAJE A MARSELLA

    Como estaba previsto, nos trasladamos a Marsella para continuar con el estudioantropolgico de VM-0. El laboratorio de Maria Antoinete de Lumley eramagnfico. Dispona de una gran sala y en su centro una mesa noble rodeada denumerosas vitrinas con los moldes de los homnidos fsiles de todo el mundo. Losms importantes estaban expuesto, los restantes en cajones. Era un lugar paratrabajar con comodidad y medios.

    Creo que he trabajado a gusto y con medios en dos ambientes bien diferentes.Uno de ellos en mi primera estancia en Marsella; el otro, en el Museo Nacional deKenya, que tambin dispone de despachos muy cmodos y grandes salas con losmateriales fsiles entorno a un patio interior repleto de vegetacin exuberante. Esun modelo magnfico. Tambin recuerdo mi estancia, muy breve pero intensa, enel castillo de Monrepos, cerca de Heildenberg. Seguro que se trabaja bien.

    Maria Antoinete observ la pieza, determinamos los caracteres anatmicosimportantes como el punto lambda, las suturas sagital y labdoidea, y las fracturas.Las caractersticas anatmicas coincidan con las de nuestro trabajo, por lo que nohaba dudas sobre la fractura proximal. La Dra. De Lumley empez a sacar crneosdel Turkana y de Java de las vitrinas. Situamos anatmicamente la pieza en laregin lambdatica y empezamos a tomar curvaturas de VM-0 para compararlascon los de otros homnidos. Era un buen mtodo. Debo sealar que ni la Dra. deLumley ni ninguno de nosotros observamos deformaciones posmortem, debidas ala diagnesis u otros factores. Las curvaturas transversales eran las originales delindividuo. Slo presentaba anomalas la regin proximal del crneo en el lugar

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    donde estaba la famosa fractura ya sealada anteriormente. Las curvaturas eransemejantes a las de KNM-ER 3733, el mejor representante de Horno ergaster,

    tor lo que deba disponer de un gran volumen cerebral, carcter propio de Hornoautopomrfico), que lo distingue de los restantes mamferos. Para m siempre ha

    sido una razn poderosa para vincular VM-0 a nuestro gnero. Quedamos envolver cuando la pieza (VM-0) estuviera totalmente restaurada para terminar elestudio, pues era imprescindible estudiar el endocraneo, que por el momento estabarepleto de ganga caliza.

    RESTAURACIN DE V M - 0

    La restauracin de VM-0 se realizaba en el Museo Arqueolgico de Catalunya.El Dr. Domenec Campillo relata los hechos con gran objetividad y rigor. Le cedola palabra: "Desde 1966 tenemos a cargo el Laboratori de Paleopatologa yPaleoantropologia del Museu d'Arqueologia de Catalunya, que al igual que elInstituto de Paleontologa Miguel Crusafont de Sabadell, en 1983 depende de laDiutaci de Barcelona. Fuimos consultados por los Drs. J. Gibert, J. Agust y S.Moy, quienes nos mostraron el fsil de Orce descubierto en 1982, cuando anconservaba en el endocraneo (endocraniurn) las inclusiones de caliza, y expresamossin reservas la opinin de que se trataba de un crneo infantil de aspecto humano.Posteriormente, pudimos seguir las operaciones de liberacin de la calizaendocraneal, que fue realizada con toda meticulosidad por el Sr. Ramn Grau delMuseu Arqueologic d'Catalunya, momento en el que apareci la que conposterioridad sera una "cresta" (crista) endocraneal polmica. La pieza no sedeterior ni deform en esas maniobras, tan solo, tal vez perdi algunas dcimasde milmetro de su arista, que en nuestra opinin no modifica el diagnstico. Lapieza qued en manos del Dr. Gibert y de sus colaboradores. A primeros de mayode 1.984, M.A. de Lumley expres su opinin de que poda tratarse de un potrode dos meses, opinin que trascendi a la prensa y dio lugar a una gran campaade desprestigio, apoyada en parte por numerosos cientficos de nuestro pas quenunca haban visto la pieza.

    Siendo el paleoantroplogo del Museu d'Arquelogia de Catalunya, el entoncesCap de la Secci Tcnica de Museus d la Diputaci de Barcelona, Dr. Enric Si Grego, convoc una reunin en dicho Centro, en la que participaron junto con losDrs. Agust y Moy, que representaban al Dr. Gibert, y el Director del Museo Sr.Jordi Rovira, para que expresramos nuestra opinin sobre el fsil. Como quieraque nuestra opinin era que el fragmento craneal perteneca a un individuo delgnero Homo, nos reafirmamos en ella, aun siendo contraria a la de la Dra. M.A. deLumley, persona de gran prestigio, a quien admirarnos y con quien nos une unabuena amistad. Ningn m iembro de dicha reunin expres una opinin contrnuestra y se nos pidi que nos hiciramos cargo del estudio anatmico del fsil".

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    VM-0 tena una pequea cresta en el occipital!, lo que era, en principio,atpico para la humanidad actual. A mi no me preocup su existencia pues estabapreparado para cualquier contingencia. Campillo tampoco le dio gran importancia,pero los de Lumley s, y tenan mucho poder! Como veremos, el razonamientocientfico empezaba a ceder ante los criterios basados en la autoridad, que a su vezdepende de la posicin jerrquica del investigador ms que de sus conocimientos

    cientficos. Siempre ha sido as y lo seguir siendo. El mtodo cientfico puedeser perfecto, pero lo aplican seres humanos con una estructura social determinada-muy jerarquizada en el caso de la ciencia, y ms an, en la Paleontologa Humana.

    Razonemos un poco. En primer lugar, el estudio anatmico de la cara externano presentaba ninguna dificultad para inte grar VM-0 dentro del gnero Homo.sta era la opinin de todos los que haban estudiado u observado el fsil, esdecir: P. Mein- el antroplogo de Lvon cuyo nombre no consigo recordar-, Dr. P.Andrew, Crusafont, Campillo. el matrimonio de Lumley y nosotros tres. Por otrolado deba ser normal que entre la cara externa. tan humana. y la interna, nohubiera contradicciones. en especial porque en nin gn caso los caracteres nuevosque aparecieran en la interna disminuiran el volumen cerebral. verdadero carcterautopomorfico humano de VM-0. La cresta era, sin duda, un carcter anatmicoanmalo que se debera investigar. En ningn caso debera excluirse de Honro poreste solo carcter.

    VIAJE A PARS

    Notificamos la presencia de la cresta a los de Lumley. Vieron el ejemplar enMarsella y quedarnos en vernos en Pars para compararlo con otros mamferos. Elmatrimonio de Lumley ya opinaba que se trataba de un potro joven. Fue en estemomento cuando llam am i casa de Castellar para comunicarme que deba cuna rueda de prensa en tono amenazante; le dije que no.

    Recordar toda mi vida la llamada telefnica del Dr. Henry de Lumley unatarde del mes de marzo, a mi casa de Castellar del Valles. Mi mujer Pepa, estaba enun telfono y yo en el otro, mis hijos Luis y Patxu junto a su madre, Blanca anera muy pequea. El Dr. Lumley me conminaba, con voz rotunda, enrgica yautoritaria, a anunciar, en rueda de prensa y de manera inmediata, que me habaequivocado, que el fragmento craneal de Orce era un asno joven y no un homnido.Le dije que me mantena en mis argumentos, que eran cientficos y correctos yque por ello no iba a cambiar de opinin. Las consecuencias de mi postura fueronterribles: espectacular despliegue mediatico. Todos los periodicos anunciaronequivocacin con grandes titulares en las primeras paginas, algunos con editorialesincluidas y chistes satricos, carta abierta de tres catedrticos de paleontologa,acusaciones de falta de profesionalidad, marginacin cientfica, escasez de dinero

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    PAeS. ella~ 26 Ce enell al

    Lumley descalificaal hombre de Orce

    7:razdasent que el fsil es de un animal

    d[POI

    res:. come. iosGran mamfero

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    inquietaba. Yo, con un enorme estrs, un alto grado de inquitud, y muchas ganasde investigar, necesitaba tranquilidad, animos y colaboradores que me ayudaran.Ya tena bastante con la presencia de Maria Antoinet. Para colmo la tarde eralluviosa y gris, lo que contribuy a crear un ambiente ms desolador.

    Recientemente, el Dr. Poplen me ha escrito indicndome que quiere reemp

    el estudio de VM-0, a lo que he accedido, como no puede ser de otra manera. Le herecordado el episodio de 1984. Su contestacin me ha llenado de satisfaccin: rperfectamente la situacin que l no busc, pues fue invitado por la Dra. de Lumleysin conocer muy bien su cometido, ni comunicarme su presencia. Ahora comprendoque la situacin fue tan incmoda para l como para m.

    Espero poder trabajar con tranquilidad con el Dr. Poplen, pasados veinte aos,en mejores condiciones y fuera de toda tensin. Seguro que llegaremos aconclusiones correctas. Antes de empezar a trabajar, el conservador me hizo firmaren un libro el objeto de nuestra visita. Queramos estudiar potros jvenes de varias

    edades, desde recin nacidos hasta adultos. Bajamos por una escalera amplia conlas paredes repletas de artiodactilos con anomalas patolgicas en el crneo ycuernos. Los potros estaban en el interior de cajas muy antiguas. Estudiamos hastaun caballo de Napolen que muri muy viejo, creo que con ms de cuarenta aos.Moy Sola me ayudo mucho, realizo fotografas que me fueron muy tiles ycolabor en la toma de medidas. Agust se disculpo enseguida argumentando lanecesidad de ir al hotel, creo que le acompa Pons Moy. La Dra. de Lumleypaseaba y nos observaba. Ya tena formada una opinin infalible. Era fcil adiMis comentarios positivos no le interesaban.

    Desde un punto de vista anatmico el problema era sencillo y de fcil solucin.Se trataba de demostrar que VM-0 tena una gran capacidad cerebral y que lacresta interna del occipital era diferente a la de los potros. La primera cuestin erala ms importante y fcil de comprobar, pues bastaba medir la distancia entre elpunto lambda y el borde proximal de VM-0 y ver si era mayor que la distancia delpunto lambda a la sutura corona' en los potros y comparar las amplitudes de lascurvaturas, en especial las transversales entre VM-0 y los potros. Por supuesto lasde VM-0 deberan ser ms amplias. Si ambos supuestos, longitudes y curvaturas,resultaban coherentes, podramos excluir VM-0 de los caballos jvenes. (Ver parte

    tercera, capitulo 1). Este trabajo fue concluido aquella misma tarde. Los datosque tomamos en Pars me han servido para numerosas publicaciones. Loscomentarios esperanzadores que diriga a la Dra. de Lumley no le hacan mella.El problema de la cresta era un poco ms complicado pues deba estudiar elendocrneo de los potros para lo que era necesario partirlos, operacin imposiblede realizar en Pars donde slo haba un ejemplar muy joven con posibilidades deobservacin. Este ejemplar me fue muy valioso aos ms tarde. Al llegar a Sabadelllo primero que deba hacer era conseguir crneos de potros jvenes en los ma

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    e-c-.:Inos. Pero Pars me reservaba otra sorpresa. En este viaje tambin visitamos elIr:sir:nao de Paleontologa Humana (IPH). Es un edificio muy singular situado enla calle Panhard; tiene forma de castillo con torreones, las paredes son de piedranoble con algunos bajorrelieves alegricos a la evolucin humana. Lo construyCi abuelo del Principe Raniero de Mnaco, un mecenas de la ciencia, y es uncentro de investigacin de obligada referencia en la Paleontologa Humana europea.

    El despacho de su director el Dr. Henry de Lumley es impresionante. Tanto eledificio como el despacho sintetizan bien la estructura jerrquica de nuestra ciencia.

    Haba estado varias veces en el IPH pero nunca m e haba fijado en los toy el material que contienen. Uno de ellos est repleto de crneos prehistricosencerrados en vitrinas. Inmediatamente me dirig a l y empec a observar elendocraneo a la bsqueda de crestas en la regin proximal del occipital, y encontrun ejemplar con cresta! Era de un yacimiento, creo que neoltico, del Libano, cuyonombre no recuerdo. Para m e ra un g ran descubrimiento que me llenaba de epara futuras investigaciones. Comuniqu el hallazgo a los compaeros y la Dra. deLumley, pero no se interesaron por l. Empezaba a quedarme solo en la lucha.

    El viaje a Pars fue rentable por las investigaciones en el Laboratorio deAnatoma Comparada y en el Instituto de Paleontologa Humana. Dispona dedatos esperanzadores. Los humanos tambin tenan cresta igual que VM-0 y habadiferencias significativas con los caballos jvenes. Necesitaba algunos meses detranquilidad y dedicacin exclusiva a este tema para llegar a conclusiones fiables.Pero era un ingenuo, pues si bien los datos cientficos eran esperanzadores, lajugada de desprestigio, acoso y derribo ya estaba en marcha. En mayo de 1984 fue

    el primer intento, en julio y agosto de 1996, doce aos despus, el segundo.

    ESTALLA LA CRISIS. FRACTURAS Y CRESTAS

    Sin duda uno de los factores responsa bles de la frecuencia con que interviene la polmica

    en las controversias paleoantropolgicas es de carcter em ocional

    Le Gros Clark

    La llegada a el da 12 de mayo de 1984 fue terrible. En primera pagina de "El

    Pas" y con grandes titulares se anunciaba que el "Hombre de Orce" era un asnojoven. La filtracin de Pars al prestigioso rotativo espaol era intencionada, ysustitua con creces, a la rueda de prensa que me haba negado realizar. El efectoera demoledor. Estbamos ante el primer acto. Llegaran otros ms duros ycontundentes de efectos fulminantes.

    Mi llegada a casa result dramtica. A la inquietud y ansiedad de mi mujer y hij os se aada las constantes llamadas de los medios de comunicacin, amigos

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    y- adversarios. No perd la cabeza. Me tranquilizaban los datos de que dispona.Desde el punto de vista anatmico la pieza era humana, slo quedaba pendienterealizar algunas comprobaciones sobre la formacin de la cresta en caballos yhumanos para convencer a los incrdulos. Mi propsito: mantenerme siempre enel terreno cientfico. Recib a un redactor de "El Pas" y le expliqu mi posicin:VM-0 era humano, pero necesitaba comprobar, con datos objetivos, que la fractura

    distal era realmente una fractura y no una sutura. No dispongo de la entrevistapero s recuerdo mi insistencia en los aspectos cientficos que demostraban la grancapacidad cerebral de VM-0, y el ms importante de ellos era la ausencia de suturacoronal. La discusin se iba centrando y poda resolverse con la longitud en lasutura sagital. La variacin de ms / menos 2,5 cm de longitud determinaban unvolumen cerebral, grande, de homnido, o, pequeo, de potro.

    A partir de este momento, el Dr. D. Campillo se encarg del estudioantropolgico de VM-0. El trabajo fue muy convincente, pero tardo varios aos

    en publicarse: hasta 1989. Hablaremos ms tarde de l. Sin embargo quiero aalgunas cuestiones. El asunto de la sutura/fractura se resolvi rpido. Campillosiempre haba defendido que se trataba de una fractura, y su opinin estabafundamentada en su experiencia de neurocirujano y antroplogo. Los datos ebasaba eran sencillos: la observacin y estudio de una radiografa. Esta tcnicadiferenciar, sin margen de dudas, fracturas de suturas... si se sabe interpretar y setienen los conocimientos adecuados. Campillo me ense la radiografa de VM-0,y a diferenciar suturas de fracturas. La base anatmica era sencilla: junto a lassuturas hay ms densidad sea que en las fracturas, lo que se refleja en la imagenradiolgica y es fcil de observar. (Ver parte tercera, captulo 1).

    En varias ocasiones hemos discutido sobre este tema en su agradable despachodel Museu d'Arqueologa de Catalunya en presencia de mdicos traumatlogos alos que les diriga las tesis. La secuencia era sencilla: discutamos sobre Orce enpresencia de sus alumnos, sacaba las radiografas de su cajn, las introduca en elpanel iluminado, las comentaba y peda la opinin de los traumatlogos; lascoincidencias eran claras.

    Sobre la radiografa han opinado y publicado cientficos expertos,especialmente m dicos como Campillo y el Dr. F. Snchez-Snchez y colaboforenses de la Universidad Complutense de Madrid pero tambin paleontlogoscomo A_Tusti Moy que en sus publicaciones la interpretan como una sutura. Nose trata de oponer la autoridad de los mdicos sobre la de los paleontlogos sinode ser serios. objetivos y buscar la verdad. Campillo se irrita cuando se habla deeste tema y- se ve obligado en ocasiones a recurrir a su curriculum como en su

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    at-Lculo de 1999 (ver bibliografa), en l se ve en la necesidad de recordar que...-mi formacin anatmica es slida, obtuve Matricula de Honor en Anatoma, y laanatoma craneal la conozco en profundidad, por mi condicin de neurocirujanodesde 1951 y en activo hasta 1993, habiendo regentado la jefatura del Servicio deNeurociruga del Hospital de la "Q.S. l'Alianca" de Barcelona durante 18 aos,habiendo sido presidente de la Societat Catalana de Neurociruga y miembro de la

    Sociedad Espaola de Neuroradiologa. Desde 1972 a 1987 profesor dePaleoantropologa en la Universidad Autnoma de Barcelona...:' y opina sobreAgust y Moy (que ya eran partidarios de asno), que "Posiblemente, en la errneainterpretacin de Agust y M oy, influya cierta perdida de nitidez en la reprofotogrfica de la radiografa, la deficiente impresin en la publicacin de1988,(ver bibliografa), que no se puede considerar buena, y tambin su falta de hbitoen la valoracin de la estructura radiogrfica del hueso".

    El dilema sutura/fractura estaba resuelto con el anlisis radilogo en 1984,

    pero se ha arrastrado hasta la actualidad. Es un problema clsico en ciencia. A losdatos objetivos, se oponen criterios de autoridad basados en meras observaciones,en ocasiones poco correctas, y las dos opiniones se citan con el mismo nivel decredibilidad, lo que no es cientfico. Hablaremos ms sobre este tema. En 1998,Campillo, Snchez-Snchez y colaboradores realizaron varias radiografasdigitalizadas de VM-0, y numerosas tomografas (una cada milmetro) llegando ala misma conclusin: en el extremo proximal hay una fractura. Las tomografasson, tambin, concluyentes como puede verse en las figuras 185 y 186.

    El problema de la cresta era para mi secundario pues no influa en el volumencerebral: VM-0 tena una gran capacidad craneana tanto con cresta como sin cresta.Adems ya haba encontrado occipitales humanos con cresta en el IPH. Se tratabade demostrarlo a travs de un estudio amplio con valor estadstico. Por otro ladoera necesario comprobar que la cresta de los potros y la humana tenan orgenesdiferentes. El de la fractura/sutura era un trabajo de investigacin interesante, maslargo y complejo. Campillo se encarg de la primera parte y yo, de la segunda.

    Durante estas investigaciones pronunci una conferencia en la Facultad deMedicina de la Universidad de Valladolid, invitado por el Dr. Pedro Gm ez BCatedrtico de Anatoma, una excelente persona. Me aloje en un Colegio Mayordecorado al estilo castellano con un gusto exquisito. La conferencia era en el AulaMag na, grande e impre sionante. Se desarroll con normalidad. Los mdicos o casi siempre, han enmarcado el problema anatmico de VM-0 correctamente y lasdiscusiones han sido fructferas. Con algunos paleontlogos ha ocurrido lo cComo es lgico habl de las anomalas de VM-0 y, por lo tanto, de la cresta.

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    de la conferencia camino de la cena pasamos por unas dependencias repletas dehumanos medievales. Me par ante ellos, tambin el Dr. Gomez Bosque; obserun occipital suelto y tenia una cresta extraordinaria! Me lo regalaron. Lo publiquen 1998 en Journal of Human Evolution (ver bibliografa). La investigacinprometa buenos resultados, y as fue.

    Antes de adentramos en aspectos concretos, me gustara situar el problema

    anatmico en el contexto cientfico correcto. La ciencia es conservadora pordefinicin hasta en los mnimos detalles como el que ahora relatar. Siguiendo lasideas de Khn, en su obra "Estructura de las revoluciones cientficas", podramosafirmar que cuando se aportan datos que reafirman un paradigma establecido sonmuy bien recibidos por la comunidad cientfica; por ejemplo, en paleontologason bien aceptados los hallazgos de restos ms o menos completos de fsiles,como la famosa cara del driopitcido de Can Llobateres, que complementa losrestos craneales encontrados en Rudabanya (Hungra), permite ponerle una imagenfacial a este grupo y aporta algunos datos para seguir discutiendo el parentesco deeste taxn, bien con Pan o con Gorilla: la tibia de Boxgrowe, que nos indica lacolonizacin temprana de Inglaterra entorno a 500.000 aos, o los restos humanosde Dmanisi que reafirman la salida temprana de Homo (1,7 m.a.) por el corredorlevantino camino de Asia. Todos ellos se estudian y publican en revistas de prsin grandes dificultades.

    Pero romper paradigmas consolidados es muy dificil. Afirmar que la humaactual esta emparentada con el "Nio de Taung" (Australopithecus afi-ianus) nofue nada fcil ni para Raimon Dart, ni para Robert Brown. Intentar demostrar lacolonizacin temprana por el sur de Europa tampoco. No quiero comparar el casode Orce con el de Taung, en el aspecto cientfico, pues el fsil sudafricano es sinduda el hallazgo ms importante de la Paleontologa Humana de todos los tiemposconjuntamente con el fsil de Trinil encontrado por Dubois denominado por lPithecantropus (ahora Horno erectus), pero s son buenos ejemplos de rupturacientfica, de cambio de paradigm a. Los fsiles de Taung y Trinil suscitaron gdiscusiones, algunos ataques personales y plantearon grandes incgnitas, algunasde las cuales an no resultas, como veremos en los ltimos captulos. Ninguno de

    los anteriores fsiles mencionados (Can Llobateres, Boxgrowe), ha suscitado estetipo de debates y es en este sentido en el que, sin duda alguna, hay algunassemejanzas.

    Gracias a la vida que me ha dado tanto dice Violeta Parra, y es verdad. Lavida es algo ms que una polmica, que la ciencia que el trabajo cotidiano. Lavida son sensaciones, emociones, dolor, alegra, fro, calor, viento, charlas

    Jos GIBERT

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    irradables. paseos solitarios o en compaa, proyectos, hijos, contemplar el mar,el desierto, las puestas de sol, el cielo y muchas cosas ms. Desde que descubrVenta Nlicena hace 28 aos, trabajo para consolidar el paradigma de Orce y CuevaVictoria, pero no soy su prisionero, ni es mi obsesin. He trabajado con intensidad,

    ero tambin he procurado vivir.