GIGLIO El habitar la ciudad del graffitero

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Ponencia presentada en el V Congreso de Problemáticas Sociales Contemporáneas organizadas por la Universidad Nacional del Litoral. Santa Fe, septiembre de 2011

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EL HABITAR LA CIUDAD DEL GRAFFITEROde Mara Paula Giglio

Presentado en el V CONGRESO DE PROBLEMTICAS SOCIALES CONTEMPORNEAS

Publicado: GIGLIO, Mara Paula (2011) El habitar la ciudad del graffitero. En V CONGRESO DE PROBLEMTICAS SOCIALES CONTEMPORNEAS. Infancia y juventudes en los escenarios culturales actuales. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe. Publicacin digital. ISBN 978-987-657-670-3 Nombre del eje en el que se incluye: III. Hbitat social inclusivo Ttulo del trabajo: EL HABITAR LA CIUDAD DEL GRAFFITERO Tipo de trabajo: INVESTIGACIN Autor: Mara Paula Giglio Institucin/es: Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseo. Universidad Nacional de Mar del Plata Contacto: [email protected]

EL HABITAR LA CIUDAD DEL GRAFFITEROde Mara Paula Giglio

PALABRAS CLAVE: GRAFFITI GRAFFITERO HABITAR LA CIUDAD CULTURA VISUAL URBANA RESUMEN Este trabajo sobre el habitar la ciudad del graffitero, se presenta en el marco de las investigaciones realizadas sobre el tema del graffiti, referidas principalmente a su produccin, las caractersticas de los que lo producen, sus hacedores, los graffiteros, su rol de observadores y de productores de imgenes de la ciudad, una forma distinta de apropiacin de la ciudad ms all de los permisos. En esta oportunidad nos preguntamos: Cmo miran la ciudad? Cmo la piensan? Cmo piensan sus muros para ser mirados? Cmo producen la ciudad? Qu es lo que hace que un graffitero pinte sobre un muro cuando sabe que al rato puede estar tapado, rallado, o pintado; que pinte sobre un muro sabiendo que la mayora de los transentes no miran; que pinte sobre la basura que deja el hombre ordenado, purista, moderno? Podemos tener una visin romntica y casi potica de la descripcin del espacio urbano y de la accin del caminante de la ciudad que se encuentra con una serie de experiencias de alta intensidad esttica, pero esta visin impide ver las grandes tensiones entre los diversos modos de habitar la ciudad, una sumatoria de heterogeneidades, superposiciones y yuxtaposiciones, con diferentes capacidades de adaptacin y supervivencia, y condiciones de apropiacin y de riesgo. Existen diferentes miradas sobre el espacio urbano y cada una de ellas es una construccin de dicho espacio y lleva a una forma de vincularse con el mismo. Por lo general en las grandes ciudades las personas se trasladan de un lugar a otro, no recorren sus calles sino que slo las transitan. Los graffiteros, en cambio, la habitan en ese andar la ciudad. En este trabajo tomaremos como ejemplo a un grupo de graffiteros de Mar del Plata que desde hace una dcada recorren la ciudad con una mirada particular. Para ellos, las paredes son lienzos posibles de ser pintados. Los lugares pasan a ser significativos segn sus posibilidades de apropiacin a travs de la pintura, y de la posibilidad de ser mirados. Desde la simpleza de dejar la huella en los muros, es decir, hacer su firma, hasta la complejidad de hacer una produccin que combina graffitis muy elaborados de distintos autores, son algunos de los motivos de eleccin de los muros para los graffiteros. Desde lugares privados o pblicos, sin permiso, o con permiso (en pos del resultado final para no sacrificar la limpieza de la imagen por la rapidez de la ejecucin en la ilegalidad), hasta lugares abandonados; todos son espacios significativos. Los graffiteros se reconocen como sujetos urbanos, son en tanto son en la ciudad y no eligen cualquier lugar: lo observan y planifican estrategias, ven aquello que otros no ven, pero buscan que lo vean. Hacen visibles los lugares que tocan. Piensan en la mirada del peatn, ese otro sujeto urbano. Piensan en los efectos que quieren lograr y en la posibilidad mostrar su arte. La mirada del graffitero, su luz permite ver las porosidades, su lectura permite ver la diferencia, es la que lo hace tan particular, ver aquello que para otros es invisible. Interviene sobre el objeto, produce un nuevo objeto, un cambio de significacin. El graffitero, no solo observa y lee la ciudad sino que es un productor de la ciudad, y esta es su forma de habitarla.

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1. Introduccin Los estudios del graffiti, como arte urbano, como arte en la ciudad y de la ciudad, habitualmente tienen que ver con la recepcin del fenmeno y con las caractersticas de su produccin. El actual trabajo sobre el habitar la ciudad del graffitero, se presenta en el marco de la investigacin que venimos realizando desde hace una dcada sobre el graffiti en Mar del Plata, en particular al vinculado con la cultura hip-hop. Dicha investigacin, principalmente se basa en el estudio de los graffiteros, sus hacedores, en esta oportunidad, desde su rol de observadores y de productores de imgenes de la ciudad, una forma distinta de apropiacin de la ciudad, ms all de los permisos, desde la perspectiva de la cultura visual urbana. Por ello nos preguntarnos: Cmo miran la ciudad? Cmo la piensan? Cmo piensan sus muros para ser mirados? Cmo habitan la ciudad y cmo la producen? 2. El graffitero en la ciudad Desde una visin romntica y casi potica del espacio urbano, en el trabajo GRAFFITI: una forma contempornea de arte en la ciudad presentado en las III Jornadas de Arte y Universidad, del ao 2003 en la Universidad Nacional de Rosario, se intent describir el espacio urbano y la accin del caminante de la ciudad que se encuentra con una serie de experiencias de alta intensidad esttica (GIGLIO. 2004: 151). Pero esta visin impide ver las grandes tensiones entre los diversos modos de habitar la ciudad, una sumatoria de heterogeneidades, superposiciones y yuxtaposiciones, con diferentes capacidades de adaptacin y supervivencia, y condiciones de apropiacin y de riesgo. Sobre este particular, la Dra. Sandra Valdettaro, investigadora de la Universidad Nacional de Rosario, en su artculo, Fragmentacin urbana y globalizacin, nos dice que la ciudad es, principalmente, un escenario de significacin, una puesta en escena del lenguaje tensionado por los distintos modos de hablar la ciudad, esto es, por los distintos modos del habitar. Es lo opuesto a homogenizacin, ya que en la heterogeneidad de

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su multiculturalismo, es la superposicin de las diferencias, donde define su globalidad (VALDETTARO. 2002). Por ello decimos que existen diferentes miradas sobre el espacio urbano y cada una de ellas es una construccin de dicho espacio y lleva a una forma de vincularse con el mismo. Kente Bloomer y Charles Moore, en el libro Cuerpo, memoria y arquitectura, plantean que todos los lugares del mundo son susceptibles de mltiples lecturas, que son siempre ambiguas y complejas, con capacidad de cambio, que puede afectar al uso y casi siempre al tamao de los mismos; y adems comparan cada lugar como una especie de juguete en potencia, que puede ser almacenado en la memoria y transportado a otro sitio, o utilizado para ocupar durante algn tiempo la atencin consciente de una persona (BLOOMER Y MOORE. 1983: 119). Los caminantes de las ciudades pueden entrar en este juego, aunque deberemos saber que no todo caminante, por el solo hecho de caminar, est preparado para dicho juego. En las grandes ciudades, las personas por lo general se trasladan de un lugar a otro. Van de un lugar A, a otro lugar B. No recorren sus calles sino que slo las transitan, mientras que, por ejemplo, los graffiteros la habitan en su andar la ciudad. Tomemos el caso de Mar del Plata (imagen 1), una ciudad de paseo para el turista (imagen 2), pero que muchas veces es diferente para el que la habita (imagen 3), que debe llegar en horario al trabajo en pleno verano, hacer trmites, seguir con las rutinas diarias entre otras actividades urbanas.

Imagen 1: Ubicacin de Mar del Plata, Argentina

Imagen 2: Postal de Mar del Plata

Imagen 3: Foto de una vereda de Mar del Plata

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Los graffiteros recorren la ciudad entera y la miran de un modo particular ya que sus paredes son lienzos posibles de ser pintados. Los lugares pasan a ser significativos segn sus posibilidades de apropiacin a travs de la pintura, y de la posibilidad de visualizacin. Esas posibilidades son los modos de habitarla a travs del graffiti que se expresa de distintas formas: desde la simpleza de dejar la huella en los muros a travs de la firma o tag, hasta la complejidad de hacer una produccin que combina graffitis muy elaborados de uno o ms autores (imgenes 4 y 5), son algunos de los motivos de eleccin de los muros para los graffiteros. Todos en lugares privados o pblicos, sin permiso o con permiso (en pos del resultado final para no sacrificar la limpieza de la imagen por la rapidez de la ejecucin en la ilegalidad), o lugares abandonados. Para los graffiteros, espacios significativos de una ciudad que habla a travs de sus muros. Esto se da en lo que Valdettaro denomina espacios de significacin, donde hay un punto entre lo visible y lo invisible de la experiencia urbana que sin dudas guarda relaciones con los procesos de identificacin y no de identidad como sujetos en tanto sujetos urbanos (VALDETTARO, 2002).

Imagen 4: Muro de Mar del Plata, 2007.

Imagen 5: Produccin en conjunto en un muro de la Diagonal Antonio lvarez. Mar del Plata, 2008.

Y es que los graffiteros se reconocen como sujetos urbanos, son, en tanto son en la ciudad, y no eligen cualquier lugar: lo observan y planifican estrategias, ven aquello que otros no ven o que quieren dejar de ver, y buscan que sea visto (imgenes 6 a 8). Hacen visibles los lugares que tocan. Piensan en la mirada del peatn, ese otro sujeto urbano. Piensan en los efectos que quieren lograr y en la posibilidad de forma masiva mostrar su arte.

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Imagen 6: Ex Ferimar, incendiado hace unos aos. Mar del Plata.

Imagen 7: Muro lateral del ex Ferimar. Grupo de graffiteros pintando sobre los escombros y la basura. Mar del Plata, 2008.

Imagen 8: Graffiti pintado en conjunto sobre el muro del ex - Ferimar. Mar del Plata, 2008.

2.1. El graffitero: el flneur de la actualidad Existe una imagen interesante de principios del siglo XX, extrada del filsofo Walter Benjamin (1892-1940), que permite describir el accionar del graffitero en la ciudad. En su libro Iluminaciones II, Baudelaire. Un poeta en el esplendor del capitalismo, Benjamin nos habla del flneur, el hombre que callejea por la ciudad donde los muros son el pupitre en el que apoya su cuadernillo de notas (BENJAMIN, 1972: 51). Dicha imagen se actualiza con los graffiteros, y hasta se podra utilizar literalmente ya que los muros realmente son sus cuadernos de bocetos de dibujos, de pinturas.

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Si bien tienen cuadernillos u hojas sueltas de dibujos, los bocetos de graffitis se hacen en los mismos muros. Se pueden observar distintas pruebas de firmas y de graffitis hasta ir perfeccionando el estilo y la tcnica. Y hasta es aplicable a muchos turistas que desde principios de siglo XX en las piedras que estn junto al mar en la ciudad de Mar del Plata, dejaron sus huellas al callejear. Es que, aunque esta ciudad no tenga los pasajes como los parisinos rescatados por Benjamin de los textos de Baudelaire, las piedras en los paseos costeros, al igual que los muros, han funcionado y siguen funcionando como soportes de marcas de los propios turistas que pueden datar, por ejemplo, del ao 1924 (imgenes 9 y 10).

Imagen 9: Costa de Mar del Plata. Mar del Plata, 2009

Imagen 10: Esgrafiado con el dato del ao 1924. Detalle de la piedra que se observa en la imagen anterior. Mar del Plata, 2009

David Frisby, en su libro Paisajes urbanos de la modernidad, asegura que Benjamin fue el primero en reconocer al flneur como figura cultural significativa de la modernidad (FRISBY: 2007: 45). En el captulo 1: La ciudad observada. El flneur en la teora social, comienza con una cita del libro Paseos por Berln de Franz Hessel (1880-1941), reseado por Benjamin, que define a la flunerie como una forma de lectura de la calle, en donde todo lo que hay en ella se convierten en letras igualmente vlidas del alfabeto, que se unen para formar palabras, oraciones y pginas de un libro siempre nuevo (ob.cit.: 41). Por su parte, en su artculo La tecnologa y el arte en Bejamin, Valdettaro nos aclara que la mirada del flneur a que apunta Benjamin no es la mirada lineal del ojo que lee, sino que se asemeja ms bien a una mirada que navega por la superficie porosa de los objetos (VALDETTARO, 1999: 113). Esta reflexin sobre la mirada del flneur se ajusta cmodamente en la mirada del graffitero que ejerce sobre la ciudad, esa mirada que remite 7|Pgina

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a una sinestesia de los sentido (ob.cit.). Es una mirada que palpa sus muros, los rincones, lo que para otros es invisible. Cuando se estudia en las carreras de arte el tema de textura o en particular en las terminaciones superficiales, la influencia de la luz sobre la percepcin visual de la porosidad, por ejemplo, es decisiva. Con el cambio de la incidencia de la luz, cambia su apariencia y por lo tanto su apariencia en lo que podra llegar a sentirse al tocarla. Esto es producto de la relacin sinestsica del sentido de la visin con el tacto. Entonces las porosidades pueden ser suavizadas o reforzadas segn la relacin con la fuente de luz. La apariencia de una superficie cambiar por influencia de la luz. Y en este caso, es tal vez la propia luz del flneur, la que permite ese cambio en la apariencia de las cosas ya que las cosas no son sino a travs de lo que podemos ver de ellas. Es la relacin dialctica entre el sujeto y el objeto, donde el sujeto construye al objeto al conocerlo, pero ste ltimo existe en tanto es pensado fuera de m. La mirada del sujeto reconoce la porosidad, y al objeto en s, desde la idea de la diferencia. As, Valdettaro concluye su artculo sobre la fragmentacin urbana y globalizacin, diciendo que la ciudad se experimenta en eso ocasionales encuentros con la diferencia, y es en la vivencia de la alteridad, en la emergencia de lo incidental en el recorrido habitual, donde encuentra su pulso, donde su ritmo se incorpora como dato existencial (VALDETTARO, 2002). La mirada del graffitero, su luz ante la porosidad, su lectura de la diferencia, es la que lo hace tan particular, ver aquello que para otros es invisible ya que interviene sobre el objeto, produce un nuevo objeto. Esto se puede ejemplificar con todas las imgenes de este trabajo pero en esta oportunidad, presentamos estas en particular ya que en una piedra de entre un montn de piedras, alguien vio la diferencia, y produjo un cambio de significacin (Imgenes 11 y 12). Es entonces la idea del productor la que aqu nos lleva nuevamente a Benjamin. Sin adentrar en esta oportunidad en el dato histrico y geogrfico del flneur, nos interesa aqu las caractersticas que aporta Benjamin sobre la actividad de la flnerie [que] se relaciona no solo con la observacin y la lectura, sino tambin con la produccin (ob.cit.: 42). Puede ser un productor de textos literarios, un productor de textos ilustrativos, un productor de

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narrativas e informes, un productor de textos periodsticos, un productor de textos sociolgicos. En el caso de la recepcin del graffiti, es muy difcil prestarse al juego de la mirada cmplice sin esa actitud del flneur. Y es necesario agregar categoras de anlisis como la de los tipos de regmenes escpicos ya que segn el rgimen utilizado es como se construye la imagen de lo observado.

Imagen 11: Piedras pintadas en el Paseo Galindez. Mar del Plata, 2004

Imagen 12: Detalle de una de las piedras de la imagen anterior. Mar del Plata, 2004

3. La cultura visual urbana del graffitero y su modo de habitar la ciudad David Frisby, en su libro Paisajes urbanos de la Modernidad, al referirse a las contradicciones y ambigedades que caracteriza a la modernidad, se cuestiona si ocurre lo mismo con el concepto de paisaje urbano. Es que, no solo se ha producido un cambio en la representacin de la experiencia urbana, y en el desarrollo de nuevas tcnicas, sino tambin, un cambio en el observador de la ciudad y en las prcticas asociadas a esa observacin. Frisby contina diciendo que los diversos observadores, como fuentes potenciales de representacin de la ciudad, se situaban a diferentes distancias (y a diferentes tempos) de su objeto (FRISBY. 2007:17). La ciudad puede estar pensada, habitada y mirada de distintos modos que coexisten. Mar del Plata, como otras ciudades, queda definida por su cuadrcula que se ve interrumpida por el irrespetuoso contorno del mar. All podemos encontrar ramblas eternas, 9|Pgina

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sin mucho dinamismo, centristas, uniformes, simtricas, purista, entre otras caractersticas (imagen 13), o encontrar veredas tambin eternas, que no tiene otra opcin pensada que la de trasladarse rectilneamente hacia otro lugar y sin esa supuesta pureza visual propuesta (imagen 14) o el orden impuesto como en el caso de la rambla. En sus muros se superponen y se yuxtaponen firmas, rayones, carteles, stenciles y graffitis, que en general van en busca de ese caos visual. Ejemplo de ello es un muro que fue sucesivamente registrado con una diferencia de aos o meses, y en donde se puede apreciar cmo dialogan las imgenes. Pero son los propios graffiteros los que buscan ese dialogo supuestamente casual y que tiene que ver con una mirada sobre lo urbano que rompe con lo purista, lo claro, lo simple, lo ordenado, lo uniforme. Intenta representar lo irrepresentable, trata de subvertir el orden (Imgenes 15 a 18). En un muro de la ciudad de Mar del Plata se alcanz a observar un San Martn realizado con stencil (imagen 16) que se superpona a una serie de graffitis anteriores (imagen 15). Por parte de los autores, grupo Proyecto Fauna, no hubo ningn inters de blanquear o limpiar el fondo sobre el que pintaron al San Martn con el carro de cartonero en conmemoracin del Bicentenario. Al poco tiempo, se pudo observar lo intangible del graffiti (imgenes 17 y 18). Es que no se puede controlar su existencia una vez puesta en el muro de la ciudad. Y eso es lo que resulta tan interesante del graffiti en general y de esta produccin en particular. Casi en paralelo con este homenaje al Libertador de Amrica, se pudo observar el mismo San Martn sin el carro, en dos obras del mismo grupo que han realizado en dos espacios interiores distintos: el Centro Cultural de Espaa en Buenos Aires (imagen 19) y el Auditrium de Mar del Plata (imagen 20). Ambas imgenes despojadas de todo el contexto urbano, de todo el dilogo con otras imgenes, donde no comunican lo mismo. El problema aqu no es la reproductibilidad de la imagen que permite la tcnica del stencil sino la falta de dilogo por yuxtaposicin y superposicin de las distintas manifestaciones que se da en el tiempo (sincrnica y diacrnicamente) en el espacio exterior urbano. Suponemos que la decisin fue consciente, y que buscaron no reproducir el caos urbano sino marcar la diferencia: Eso es la calle, no es el museo.

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Imagen 13: Rambla frente al Casino. Mar del Plata, Argentina

Imagen 14: Avenida Luro. Mar del Plata, 2006. Actualmente modificada.

Imagen 15: Muro de Mar del Plata, 2006

Imagen 16*: El mismo muro de Mar del Plata, 2010

Imagen 17: El mismo muro de Mar del Plata, 2011

Imagen 18: Detalle del muro en el 2011

Imagen 19: Proyecto Fauna. Buenos Aires, 2010.

Imagen 20: Proyecto Fauna. Mar del Plata, 2010.

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Imagen 21: Lote baldo de Mxico y San Martn en Mar del Plata. Lleno de basura arrojada por vecinos. Al fondo, medianera llena de graffitis. Ao 2009.

Imagen 22: Graffitis que est en una de las medianeras del lote baldo

Imagen 23: Cartel de Prohibido arrojar basura.

Deberemos comprender el porqu los graffiteros pintan sobre un muro cuando saben que al rato puede estar tapado, rallado, o pintado; o sobre un muro al que la mayora de los transentes no miran; o sobre la basura que deja el hombre ordenado, purista, moderno (Imgenes 21 a 23). Deberemos aprender de la cultura visual urbana de los graffiteros ya, no solo observan y leen la ciudad sino que son productores de la ciudad, y esta es su forma de habitarla.

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BIBLIOGRAFA BENJAMIN, Walter. 1972. Iluminaciones II. Baudelaire. Un poeta en el esplendor del capitalismo. Madrid, Taurus. BLOOMER, Kente C. y MOORE, Charles W. 1983. Cuerpo, memoria y arquitectura. Introduccin al diseo arquitectnico. Madrid, Blume Ediciones. FRISBY, David. 2007. Paisajes urbanos de la Modernidad. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes y Prometeo. GIGLIO, Mara Paula. 2004. GRAFFITI: Una forma contempornea de arte en la ciudad, en III Jornadas Nacionales de Arte y Universidad. Ensear arte en siglo XXI. Rosario, Laborde Editor. Pags. 151/161. VALDETTARO; Sandra (1999) La tecnologa y el arte en Benjamin. En Anuario del Departamento de Ciencias de la Comunicacin, Vol. 4. Rosario, UNR Editora. Pags. 111/130 ___________________. 2002. Fragmentacin urbana y globalizacin, en La Trama de la Comunicacin, Anuario del Departamento de Ciencias de la Comunicacin, volumen 7. Rosario, Laborde Editora. Pags. 191/196. * Foto extrada de la pgina web: http://www.proyectofauna.com

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